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CONTENIDO

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> EDITORIALPág. 2

> EFEMÉRIDES DE UNA REVOLUCIÓNClaves para el 19 de abril de 1810Pág. 4

> SOCIEDADUna sociedad excluyente Pág. 8La mancha de la esclavitud Pág. 12La visita del obispoPág. 15Criollos y mantuanosPág.16Un país de pasiones algo fuertesPág. 18El uso de la alfombraPág. 19

> RESISTENCIADel genocidio a la explotaciónPág. 22La economía cimarronaPág. 26Esclavitud y resistencia africanaPág. 27Herencia africanaPág. 29

> ECONOMÍALa economía venezolana en vísperas de la IndependenciaPág. 30El comercio del cacaoPág. 33Productos de la economía venezolanaPág. 34El contrabandoPág. 38

> CULTURALuces de fin de sigloPág. 40Igualdad y libertadPág. 41Los libros prohibidosPág. 45Gracias por tocar, gracias al sacar, gracias por pintarPág. 46

> PODEREl trono y el altarPág. 52La disputa por el poder colonial Pág. 54Movimiento juntista en AméricaPág. 55

> REBELIÓNJosé Leonardo Chirino y la insurrección de CoroPág. 58Historia Gráfica de la rebelión siglos XVI-XVIIIPág. 60

La revolución del pueblo americanoPág. 62Miranda y las expediciones de 1806Pág. 65

> LA REVOLUCIÓN DE 1810La revolución de 1810Pág. 68Los pardos y mantuanos aliados instalan la Junta de Caracas el 19 de abril de 1810Pág. 69Un héroe revolucionarioPág. 73La revolución de CaracasPág. 75

LA HISTORIA EN LIBROSPág. 80

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l mariscal de campo VicenteEmparan, último capitán generalde la era colonial venezolana,

observó en su informe oficial sobre lossucesos de abril de 1810 que los man-tuanos caraqueños, “hombres deslealespor naturaleza, ignorantes y ambiciosos”,fueron la cabeza visible del movimiento

político que

desalojó al poder español del país, “es-taban poseídos del espíritu de rebelión”.

Según las versiones de las autorida-des españolas derrocadas aquel JuevesSanto, la rebelión de Caracas habríasido agenciada exclusivamente por “lanobleza” capitalina. El papel del pueblohabría sido pasivo y secundario.

El también depuesto intendenteVicente Basadre, segundo de Emparan,refiere que los acontecimientos deaquella mañana abrileña, que transfor-maron la historia de Venezuela parasiempre, no habrían suscitado más que“una pequeña conmoción en el pueblo”.

La historia oficial de Venezuela con-solidó la tendencia a ver los hechosdel 19 de abril como la faena de unos

prohombres blancos, “la nobleza ygente decente”, como dice el inten-dente español, que inauguraron el pro-totipo de una dirigencia nacional deabolengo oligárquico.

El pueblo venezolano, los pardos,indios y esclavos, habrían sido testigos,a lo sumo, entusiastas de los sucesos.Se les habría consultado desde el bal-cón y su rol protagónico habría sido elde clamar un “¡no lo queremos!”. La lógica misma de la república repre-sentativa que imperaría sobre

Venezuela tras la Independenciapareciera fundarse en esta ima-

gen, quizás manipulada o dema-siado simple, de la Revoluciónde 1810.

¿Qué otro protagonismo real,más profundo y arraigado queel que tradicionalmente seadmite, habría encarnado elpueblo venezolano de 1810 en “la

gloriosa Revolución que ha dadoindependencia y libertad a casi

todo el Nuevo Mundo”, como escri-bió Juan Lovera?Tal es la incógnita que el presente

número especial de MEMORIAS DEVENEZUELA se ha planteado explorar,en la ocasión del Bicentenario del 19 deabril de 1810 y, más hondamente, a los200 años de un proceso revolucionarioque tuvo una gestación dolorosa y pro-longada, en el cual el protagonismocorrespondió a aquel colectivo venezo-lano sometido de muchos modos a opre-sión, llamado desde entonces “el BravoPueblo que el yugo lanzó”.

La clave está en la mirada sobre esacompleja gestación revolucionaria queel relato dominador ha soterrado bajo ladramaturgia y escena de un único día.El 19 de abril estalló como un volcán derebelión acumulada. Los mantuanosfueron utilizados por la historia comomáscaras. Toda la Venezuela de 300años de infamia estaba poseída delespíritu de rebelión.

El recorrido que se propone esta

mirada, para levan-tar el mapa de unpaís que se arroja-ría por entero a lalucha por suIndependencia, porla igualdad y la justi-cia, comprende sietegrandes secciones. Entodas descuella lainiquidad del poder colo-nial con su distribución des-igual y despótica del derecho ala existencia.

La lógica inflexible de la sociedadcolonial venezolana para 1800, basadaen una severa exclusión etnosocial yuna economía política de los privilegios,busca ser retratada en la secciónSOCIEDAD.

Las poblaciones profundas e irre-ductibles de Venezuela, a la vez las másduramente castigadas por el régimenhispano —los indígenas y los afrorigi-narios—, quisieron ser expresadas enla sección RESISTENCIA, como eltrasfondo eruptivo de una virtual ynecesaria revuelta.

La sección ECONOMÍA buscó refle-jar la base material de un sistema conaltos valores nominales y un funciona-miento centrado en el despojo y lacrueldad, que por fuerza arrojaba rique-za a unos elegidos y que generaba ince-santemente la refracción popular aunas normas arbitrarias.

La profusa vida cultural venezolana,admirada por Humboldt en su viaje,cuenta con el protagonismo pocoresaltado de una clase subalterna,radicalmente excluida pese a sus esfuerzos y logros de ascenso: los pardos. La aspiración igualitariaanima constantemente a estos hom-bres y mujeres de supuesta ascenden-cia bastarda. En los pardos hallará un eco vivo y doliente la cultura liber-taria de las revoluciones modernas.Ello busca mostrarse en la secciónCULTURA.2

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EDITORIAL“POSEÍDOS DEL ESPÍRITU

DE REBELIÓN…”E

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El poder colonial en Venezuela—y en toda la América espa-

ñola— se divide y com-parte entre la Corona

y la Iglesia. El curase vale de la espa-

da, la autoridadse vale de la doctrina.Ambos sereparten losdiezmos. Peroese mismopoder posee un

frágil equilibriocuando interna-

mente es disputadopor los funcionarios

españoles y los blancoscriollos herederos de los

conquistadores. El Ayun-tamiento o Cabildo es el escenario de

un permanente litigio entre clasesdominantes. La usurpación napoleónicaen España catapultará este conflictohasta el golpe de Estado, cuando unmecanismo de la resistencia españolaantifrancesa, la Junta de Gobierno,sufra la apropiación y la reinterpreta-ción independentista en América. La sección PODER intenta describireste panorama complejo.

Las dos últimas secciones,REBELIÓN y LA REVOLUCIÓN DE1810, muestran la precipitación de lacrisis colonial y la emergencia indete-nible del movimiento independentista,a través de “precursiones” como lasde Chirino, Gual y España, y Miranda,para que, por último, el 19 de abrilsea reinsertado dentro de su proceso,revelando detalles y matices que sehan omitido en el simplificado diálogode Emparan, Madariaga y el puebloaglutinado en la plaza.

El trazado de este universo tenso, al borde del huracán revolucionario desatado en 1810, corresponde al que elMuseo Nacional de Historia ha diseña-do para la exposición La revolución de1810: el espíritu libertario de un pueblo,la cual se ofrecerá al público este añobicentenario. Sin la contribución inspi-radora del museo y su trabajo silencio-so, el presente número especial deMEMORIAS DE VENEZUELA hubierasido distinto.

MEMORIAS de Venezuela N° 13 NÚMERO ESPECIAL BICENTENARIOABRIL 2010

EN PORTADA 19 de abril de 1810. Juan Lovera. 1835. Colección Museo Caracas.Imagen cortesía Galería de Arte Nacional-CINAP.AGRADECIMIENTOS Museo Nacional de Historia, Biblioteca Nacional (ColecciónBibliográfica, Colección Antigua, Archivo Audiovisual y Hemeroteca), Galería de ArteNacional-CINAP, Fundación John Boulton, Banco Central de Venezuela, Museos Bolivarianos, Museo Caracas.

CENTRO NACIONAL DE HISTORIA. PRESIDENTE Pedro Calzadilla COORDINACIÓN EDITORIAL GENERAL J. A. Calzadilla Arreaza EQUIPO DE REDACCIÓN J. A. Calzadilla Arreaza / Eduardo Cobos / Carlos Alfredo Marín / Lionel Muñoz Paz ASISTENCIA EDITORIAL Rosanna Álvarez / Eduardo Cobos EQUIPO DE ICONOGRAFÍA Rosanna Álvarez / Freisy González / Willmar Rodríguez / Osmán Hernández INVESTIGADORES PARTICIPANTES Rocío Castellanos / Carlos Alfredo Marín / Eileen Bolívar / Simón Sánchez / Alejandro López / Diana Pérez Mendoza / Yasmín RadaAragol / Jesús Peña / Luisángela Fernández / Karín Pestano / Freisy González / Leonor de Freitas / Rosanna Álvarez / Boris Caballero / Eduardo Cobos / Lionel Muñoz Paz COLABORADORES Patricia Protzel / Israel Ortega / Francisco Tiapa CONSEJO DE INVESTIGADORES Marianela Tovar / Carlos Franco / Enrique Nóbrega / Alexander Torres / Joselin Gómez / Luis Felipe Pellicer / Ivo Castillo / Neller Ochoa / Willmar Rodríguez / Jesús Camejo / Manuel Almeida / Neruska Rojas / Gema Sulbarán / Lorena González FOTOGRAFÍA Alejandro González ARTE y DISEÑO IDEOGRAF, C.A.CORRECCIÓN César RussianIMPRESIÓN Fundación Imprenta de la Cultura ISSN 1856-8432 DEPÓSITO LEGAL N° PP200702DC2753 CENTRO NACIONAL DE HISTORIA Final Avenida Panteón, Foro Libertador,Edificio Archivo General de la Nación,PB / (0212) 509.58.32CORREO ELECTRÓNICO:[email protected] [email protected] PÁGINA WEB www.cnh.gob.ve

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Napoleón Bonaparte, pre-valido de un acuerdo conCarlos IV a través del favori-to de sus ministros, ManuelGodoy, ocupa militarmenteEspaña. Con el tratado de Fontainebleau del 27 dejulio de 1807, España permi-tiría la presencia militarfrancesa en su suelo, con elobjeto de que Napoleón ata-case desde España aPortugal, a cambio de lasupuesta participaciónespañola en la reparticióndel reino portugués.

El pueblo madrileño, enreacción a la ocupaciónfrancesa y ante la salida delos últimos miembros de lafamilia real, se alza el 2 demayo de 1808 en la defensade España contra los france-ses. Estos alzamientos sonduramente reprimidos.Simultáneamente, otras pro-vincias españolas se levan-tan contra los franceses yvitorean al nuevo reyFernando VII.

Napoleón planifica una reu-nión con la familia real enpleno, en Bayona, un lugarfronterizo entre España yFrancia. El 5 de mayo de1808 Carlos IV renuncia altrono de España a favor deBonaparte, a cambio de unapensión. Fernando VII hacelo propio al día siguiente.Estas abdicaciones provo-can una crisis política inédi-ta, en la que entran en juegosimultáneamente el tema dela soberanía, que en ausen-cia del rey retorna al pueblo,y el de la relación entre los españoles de amboslados del océano. Con cre-ciente fuerza se deja escu-char en los salones de lascolonias españolas de ultra-mar: “Yo no soy español, soy americano”.

En la madrugada del 15 de julio de 1808, llegan alpuerto de La Guaira doscomisionados franceses pro-venientes de Europa. Traennoticias sobre los sucesosde la Península. En Caracashay un estallido popular queaclama al nuevo reyFernando VII.

En la ciudad de Caracas llegan, el 17 de noviembre de 1808, las noticias de lainstalación de la JuntaCentral de Sevilla, organis-mo político que ha sidoreconocido por las demásjuntas provinciales y por lascolonias americanas.

El 24 de noviembre de 1808tiene lugar la llamadaConjura de los Mantuanos,que es considerada uno delos últimos actos de fideli-dad a la Corona española.

En enero de 1809, la ciudadde Caracas recibe los oficiosde la Junta Central deSevilla en la cual se solicitaa esta provincia su fidelidadal gobierno de emergencia. 4

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EFEMÉRIDES DE UNA REVOLUCIÓN

CLAVES PARA EL 19 DE ABRIL DE 1810

Eileen Bolívar / Simón Sánchez

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Llegan a la ciudad deCaracas, el 17 de mayo de1809, las nuevas autorida-des de la capitanía generalde Venezuela. Entre ellos, el capitán general, VicenteEmparan, así como el inten-dente de Hacienda y Marinadon Vicente Basadre y el ins-pector de las Milicias de laProvincia de Caracas.

A fines del mes de diciembrede 1809, desde las islas deTrinidad y Curazao, llegabannoticias extraoficiales de losacontecimientos de España,información que desmentíael optimismo que se publica-ba en la Gaceta de Caracas,motivando de esta maneraque el descontento enCaracas se acrecentara.

Debido a la anarquía exis-tente entre las autoridadescaraqueñas por los sucesosde España, un grupo dehabitantes de la ciudad deCaracas intenta, el 24 dediciembre de 1809, un planpara derrocar el Gobiernodel capitán general VicenteEmparan.

Luego de la disolución de laJunta Central de Sevilla,producto de la ofensiva mili-tar francesa, el 31 de enerode 1810 se instaura elConsejo de Regencia. Con la Regencia se vuelvea la legalidad monárquica en España.

Durante todo el mes demarzo de 1810, las autorida-des españolas de laCapitanía General deVenezuela intentan acabarcon los posibles movimien-tos conspirativos por partede un grupo de milicianospardos, realizando arrestos yexiliando militares criollosfuera de la región.

Desde Londres, Franciscode Miranda publica, el 15 de marzo de 1810, el pri-mer número del periódico ElColombiano, que circula enCaracas entre marzo y abrilde 1810.

Vicente Emparan descubre,el 1 de abril de 1810, unarebelión militar impulsadadesde la Casa de la Mise-ricordia que tenía comoobjetivo deponer a las auto-ridades españolas e instau-rar un nuevo gobierno en la ciudad de Caracas. Se encontraban involucra-dos pardos y mantuanos de la capital.

Con el propósito de apaci-guar el nerviosismo y lainquietud de los habitantesde Caracas, debido a la falta

de comunicación sobre lossucesos de España, el 7 deabril de 1810, VicenteEmparan publica un mani-fiesto engañoso donde seseñala la supuesta tranquili-dad en la Península.

Una comisión del nuevoConsejo de Regencia llega alpuerto de La Guaira el 17 deabril de 1810, trayendo con-sigo correspondencia oficialque daría noticias verdade-ras sobre la disolución de laJunta Central de Sevilla y lainvasión francesa.

El 19 de abril de 1810, encabildo abierto y ante la pre-sencia del pueblo caraque-ño, Vicente Emparan esdepuesto de su cargo y colo-cado bajo arresto, junto conlas otras principales autori-dades españolas. El Cabildo

decreta la conformación de una Junta Suprema de Gobierno.

La nueva Junta de Caracas,a través de un comunicadoel 20 de abril de 1810, se dirige a los habitantes de Venezuela para ratificar la decisión de asumir el nuevo gobierno.

El 21 de abril de 1810,Vicente Emparan y demásautoridades destituidas sonllevados al puerto de LaGuaira para ser expulsadosdefinitivamente del territoriovenezolano.

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En la ciudad de Valencia,luego de los sucesos del 19de abril, ocurren manifesta-ciones el 21 de abril de1810, expresando apoyo almovimiento juntista de Caracas.

En la ciudad de Barcelonase conforma, el 27 de abrilde 1810, una JuntaProvincial de Gobierno, lacual reconoce la autoridadde la Junta Suprema deCaracas.

Santiago de Zuloaga,encargado del Arzobispadode Caracas, emite el 28 deabril de 1810 un comunica-do dirigido a los miembrosdel clero comprometiéndolosa apoyar y reconocer elnuevo gobierno de la ciudad.

Por medio de un acta capitu-lar y la instalación de unaJunta Provincial, la ciudadde Cumaná reconoce el 30de abril de 1810 su obedien-cia al gobierno de Caracas.

El 2 de mayo de 1810, la región de Carúpano con-forma una Junta Provincialque seguiría los mandatosdel Gobierno Central establecido en la ciudad de Caracas.

Andrés Bello, en nombrede la Junta Suprema deCaracas, emite el 3 de mayode 1810 una proclama dirigi-da al Consejo de Regenciapara manifestar el descono-cimiento de su autoridad,por ser arbitraria, usurpado-ra e ilegítima.

En la ciudad de Margaritase constituye, el 4 de mayode 1810, una JuntaProvincial que reconocería ala Junta Suprema deCaracas.

El Ayuntamiento de Corodeclara, el 4 de mayo de1810, su posición de noreconocimiento de la Juntade Caracas, admitiendo úni-camente el poder emanadodel Consejo de Regencia.

Las autoridades de Barinas,en razón de los aconteci-mientos de Caracas, deci-den el 7 de mayo de 1810conformar una Junta deGobierno a favor de las auto-ridades instaladas el 19 deabril.

Fernando Miyares, gobernador de la Provincia de Maracaibo, comunica el 9 de mayo de 1810 sudeterminación de permane-cer leal al Consejo deRegencia, desconociendo laJunta de Caracas.

En el poblado de San Felipese establece un CabildoExtraordinario el 30 de mayode 1810 para reconocer alas autoridades del gobiernoinstaurado en Caracas. 6

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La Junta de Gobierno quese ha establecido enGuayana tras los sucesosocurridos en Caracas, deci-de el 3 de junio de 1810prestar fidelidad y respeto alConsejo de Regencia esta-blecido en España.

El 10 de junio de 1810 laJunta Suprema convoca alos pueblos de las provinciasvenezolanas a participar enelecciones generales, a finde constituir un cuerporepresentativo y legítimocongregado como JuntaGeneral de Diputación de lasProvincias de Venezuela. Lasprimeras elecciones deVenezuela tendrán lugar enoctubre y noviembre.

Al conocer la situación deVenezuela, Francisco deMiranda, quien se encuentraen Londres, envía el 25 dejulio de 1810 una carta almarqués de Wellesley, solici-tando permiso de regresar asu territorio natal.

Con la intención de erradi-car las acciones que sehabían dado en Caracas, elConsejo de Regencia emitióel 31 de julio de 1810 undecreto que ordena bloquearlas costas de la Provincia deVenezuela.

La Junta Suprema deCaracas invita, el 18 demayo de 1810, a los cabildosde las capitales suramerica-nas a que imiten los pasosde Venezuela frente a lossucesos de España.

En la ciudad de Caracas serealizan, el 3 de noviembre de1810, unas exequias solem-nes en homenaje a lospatriotas quiteños que hansido masacrados en Quitoen agosto del mismo año.

En parte oficial escrito el 28de noviembre de 1810, el co-mandante de la expediciónmilitar a la ciudad de Coro, elmarqués Francisco Rodrí-guez del Toro, explica lasacciones de la ocupación y elposterior fracaso de la ope-ración contra los realistas.

A bordo de la cubierta bri-tánica Zafiro, el joven coro-nel Simón Bolívar llega, el5 de diciembre de 1810, alpuerto de La Guaira, luegode haber viajado a Londrescomo representante de laJunta Suprema de Caracasante las autoridades de laGran Bretaña.

En nombre de la JuntaSuprema, el jurista Juan Germán Roscio da, el 12 de diciembre de 1810,las palabras de bienvenida y permiso de entradaa la ciudad de Caracas al general Francisco de Miranda.

Luego de diferentes nombramientos políticos ymilitares por parte de laJunta Suprema, el 31 dediciembre de 1810 Franciscode Miranda recibe el gradode teniente general de los Ejércitos de Venezuela.

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>Los habitantes de la Capitanía General de Venezuela se distribuían en el territorio siguiendo los circuitos económicos impuestos por la relación colonial con España. La Provincia de Caracas, epicentro de la economía de plantación, era la más poblada, contando con mayor número de pardos y de esclavizados. Le seguían las provincias de Maracaibo y de Cumaná. Los indígenas, en su mayoría, se habían visto obligados a desplazarse hacia las fronteras, huyendo de la dominación europea y la cristianización. Los africanos esclavizados, buscando escapar de su dura condición, se refugiaban en Cumbes y Rochelas, lejos de la mano inclemente de los amos.

UNA SOCIEDAD

EXCLUYENTE

> S O C I E D A D

> Rocío Castellanos

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LOS BLANCOSConstituían aproximadamente el 20 por ciento de lapoblación total. La condición de blanco representabael estatus superior respecto a los demás grupossociales. La dominación colonial española suponíauna superioridad moral de los blancos frente a losotros estamentos, los cuales eran considerados de“baja calidad”.

LOS PARDOSConformaban la mayoría de la población venezolana y constituían el grueso de la mano de obra.Realizaban los más diversos oficios, desde las ocupa-ciones artesanales hasta los trabajos más duros en las haciendas y plantaciones. Su labor resultabaindispensable en la vida diaria de la sociedad.

LOS NEGROSSometidos en su mayo-ría a la esclavitud, lle-vaban sobre sus hom-bros las condicionesmás denigrantes de tra-bajo. Laboraban demanera intensiva enlas plantaciones decacao, azúcar,café, y otros cul-tivos destina-

dos a la exportación. Pese a ser identificados social-mente con la esclavización, su descendencia habíaconformado a los pardos y demás castas considera-das “libres”.

LOS INDÍGENASEran los habitantes originarios del territorio sometidopor la invasión europea. Habían logrado preservar enbuena medida su cultura y su vida comunitaria, apesar de las presiones de la sociedad colonial paralograr su disolución. Resistían para preservar su iden-tidad y su vida en comunidad.

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LOS GRUPOS SOCIALES

> UNA SOCIEDAD “MISCEGENADA” La sociedad colonial consideraba “mestizos” a los hijos ehijas de blancos e indios. Éstos eran menos despreciados quelos “pardos”, fruto de las mezclas que incluían sangre afri-cana, directa o indirectamente. Por ser descendientes deesclavos en algún grado, los pardos eran segregados comoportadores de “la mancha de la escla-vitud”. Para diferenciarlas de lamezcla que los españoles llamaban “mestiza”, las mez-clas que incluían el compo-nente africano son llamadashoy día “miscegenadas”, del verbo latino miscere(mezclar).

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CONFORMACIÓN DE CADA GRUPO SOCIAL

> BLANCOSBLANCOS PENINSULARES Gozaban de los mayores privilegios polí-

ticos en la sociedad colonial. Originarios de la península ibérica, y designados comofuncionarios de la Corona, representaban el poder de España sobre sus posesiones

de ultramar, ubicándose en el vértice de la clase dominante.

BLANCOS CRIOLLOSNacidos en América, depadres o ancestros espa-ñoles, gozaban del privile-gio de las riquezas hereda-das de los conquistadores,constituyendo una especiede nobleza autóctona que usufructuaba y com-partía el poder económicocon las instituciones delrey. Aunque orgullosos

de su “pureza de sangre”, podían tener sin embargoocultamente ancestros miscegenados con el negro y el indígena.

BLANCOS DE ORILLA Y CANARIOS O ISLEÑOS Constituían la mayoría de los blancos presentes en laVenezuela colonial. Gozaban del privilegio de no serabiertamente segregados como los pardos o losnegros, pero por ser pobres y de orígenes sospecho-sos estaban lejos de poder ser considerados hidalgoso nobles.

> PARDOSPARDOS BENEMÉRITOS

Eran aquellos pardos que, gra-cias a sus actividades u oficios,habían logrado figuración eco-nómica y social, convirtiéndoseen pequeños y medianos pro-pietarios. Reclamaban mayorigualdad en el goce de los privi-legios destinados a los blancos,como ocupar cargos públicos,ingresar a la universidad, alsacerdocio, o el derecho decasarse con personas blancas.

PARDOS ARTESANOS Y EN OFICIOS Eran los pardos especializados en los oficios másdiversos, ofreciendo esenciales bienes y servicios a lapoblación. Constituían una de las clases trabajadorasde entonces que poblaban los centros urbanos.

PARDOS AGRICULTORES O LABRADORES Representaban la mayoría delos pardos y se concentrabanen regiones rurales, trabajandoen las labores agrícolas comojornaleros, campesinos o peo-nes, muchas veces bajo condi-ciones de explotación muy cer-canas a la esclavitud.

QUINTERONES, CUARTERONES, MULATOS, ZAMBOS, SALTO ATRÁS Y OTROS En la mirada colonial los pardos podían ser

distinguidos según su grado de cercanía a la condición de blanco o de negro.

Lo blanco representaba los valores de la clase dominante, lo negro,

en cambio, era identificadocon el origen vil

de la esclavitud.

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Anónimo. El hombre del chaleco, c. 1812. Colección Galería de Arte Nacional.

Carmelo Fernández. Cosecheros de anís, indios y mestizos (detalle).Galería de Arte Nacional

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Tomada de María Concepción García. Las castas mexicanas. Un género pictórico americano. Italia, Olivetti, 1989.

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> NEGROSNEGROS LIBRES

Gozaban jurídicamente de la libertad por haber sidoliberados o “manumisos”, y se confundían con los par-dos, empleándose en las labores que implicaban elmayor esfuerzo físico, pero también en las actividadesde artesanía. Algunos alcanzaban a adquirir propieda-des urbanas y pequeñas haciendas.

NEGROS ESCLAVIZADOS

Constituían el grupo social más desprovisto de dere-chos en la sociedad colonial. En su condición deesclavizados eran considerados como propiedad delamo y funcionaban como una mercancía de libre com-pra y venta según voluntad de su propietario.

CIMARRONES Buen número de negros y mulatos solían resistir alyugo de la servidumbre escapando a regiones geo-gráficas alejadas del dominio colonial, donde podíanconformar comunidades clandestinas y en pie derebeldía conocidas como “cimarroneras”.

> INDÍGENASINDIOS TRIBUTARIOS Y EN MISIONES Los indígenas sometidos al sistema colonial eran obli-gados al pago de un tributo periódico. Eran concen-trados en pueblos sólo para indios, bajo la tutela de un“corregidor” o bajo la autoridad de un “cura doctrine-ro”, así como en “misiones”, que eran propiedades acargo de diversas órdenes religiosas.

INDIOS REBELDES Y ALZADOS

Hasta poco antes de la Independencia muchas comunida-des indígenas se resistieron a ser reducidas en los pueblostributarios o en las misiones, llevando su vida dentro de suscostumbres, alejadas de los centros coloniales y en guerracon los que consideraban invasores.

INDIOS “OCULTOS”Un poco más del 30 por ciento de los indígenas quehabitaban Venezuela al final de la Colonia ocupabanzonas selváticas y apartadas, totalmente fuera de lainfluencia europea y criolla, principalmente en laGuayana y en la Amazonía.

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Tito Salas. Colección Casa Natal de Libertador.

Tomado de Jules Crevaux. Voyage Dans l´Amerique du sud. Paris, Hachette, 1883. Colección Libros Raros de la Biblioteca Nacional.

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n elemento característico de la Venezuelacolonial fue la segregación de vastos sectoressociales, los cuales se encontraban bajo rígi-das reglas que les impedían todo ascensosocial. La base de esa segregación era el ele-

mento racial. La llamada “limpieza de sangre”, esdecir, la alegada ausencia de toda ascendencia africa-na era requisito para tener acceso a las posicioneselevadas dentro de aquella sociedad.

Se consideraba que el elemento negro en la compo-sición genética de un individuo implicaba “la manchade la esclavitud”, lo cual le restaba todo honor paraingresar a la universidad, el seminario, o le negaba laposibilidad de adquirir en las milicias rangos superio-res al de capitán.

En Venezuela esta discriminación afectaba a lagran mayoría de los pobladores, quienes estaban con-formados por la hibridación o mestizaje de blancos,indios y negros. Esa masa marcada por su color,excluida y subordinada social y políticamente, seconoció con el nombre de “los pardos”.

Para el año de 1810, los des-cendientes de este proceso demiscegenación constituíanel 50 por ciento de la pobla-ción de la Capitanía General de Venezuela. Los blancosnacidos en España, los blancos criollos, además de los “mestizos” (como se conocía al grupo prove-niente de la mezcla de blanco con indio) representa-ban el 25 por ciento. El restante 25 por ciento esta-ba conformado por los negros esclavizados y losindígenas supervivientes.

El carácter racista y excluyente del sistemacolonial se revela en la diferenciación de lapoblación, en base a su origen étnico, en sietecastas: “1ª) los españoles nacidos en Europa;2ª) los españoles nacidos en América, llamados

“criollos”; 3ª) los mestizos, descendientes de blanco e indio; 4ª) los mulatos, descendientes de blanco y negro;

5ª) los zambos, descendientes de indio y negro; 6ª) losindios, y 7ª) los negros, con las subdivisiones de: zam-bos prietos, producto de negro y zamba; cuarterones, de blanco y mulata; quinterones, de blanco y cuartero-na, y salto-atrás, la mezcla en que el color es más oscuro que el de la madre”.

Todos esos grupos no blancos constituían un sor-prendente 70 por ciento del total de la población. Enaquel contexto los pardos comenzarán a constituirseen un sector social importante, cuya influencia para elaño 1810 ya era preponderante, pese a la tendencia delos blancos criollos a desdeñar su papel en la econo-mía, cultura y ciencias del país.

Los “pardos”: una sociedad en paraleloLos pardos se dedicaron a profesiones despreciadaspor los sectores dominantes. Sastres, sombrereros,zapateros, tejedores, carpinteros, ebanistas, albañiles,herreros, pintores, cereros, plateros, canteros, escul-tores, talabarteros, ceramistas, armeros fabricantesde instrumentos musicales y muchos oficios más erancumplidos por ellos. Los mantuanos consideraban lostrabajos de orden manual, incluyendo la profesión demédico, como “oficios viles”, indignos de su alcurnia.

A comienzos del siglo XIX, Miguel José Sanz observaba que el concepto de decencia cultivado por“el originalmente blanco”, “le impedía seguir los trabajos de la agricultura y le hace tratar las artes

mecánicas con el más soberano desprecio”.Estos individuos sólo querían ser militares,

abogados, sacerdotes o frailes.Ese fenómeno propició que muchospardos libres comenzaran a ver cre-

cer sus negocios, al punto de dispo-ner en sus talleres de esclavos que tra-

bajaban para ellos. Muchos fueron asíadquiriendo pequeñas fortunas, las cualesles servían para dotes matrimoniales y dejar herencias a sus descendientes.De aquel modo, dentro de la sociedad

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Colección Libros Raros de la Biblioteca Nacional.

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parda se formó un grupo de creciente influencia econó-mica que fue constituyéndose como una clase mediaemergente con fuertes aspiraciones de ascenso o iguala-ción social.

La Real Cédula de “Gracias al Sacar” (instrumentojurídico que concedía privilegios vedados a ciertossúbditos mediante el pago expreso a la Corona) quisosacar provecho de las pretensiones y de los peculiosde estos pardos beneméritos. Así, familias pardaspodían “comprar” el derecho a portar vestimentasexclusivas, o a ingresar en corporaciones académicaso eclesiásticas, destinadas tradicionalmente sólo a losblancos de abolengo. Esto causaría la irritación e into-lerancia de los mantuanos. Sin embargo, los pardos ensu mayoría eran pobres.

Los gremios de los pardosUn lugar donde los pardos humildes se destacaronsocialmente, dejando huellas de su legado cultural,fue en las Cofradías, que tenían su asiento en las igle-sias, y cuya su función era recolectar limosnas y orga-nizar ciertas ceremonias religiosas.

Según Arístides Rojas, a mediados del siglo XVIIIexistían cuarenta Cofradías en las quince parroquiasde Caracas, las cuales estaban “compuestas de libres yde esclavos, a manera de sociedades religiosas, encarga-das del culto de alguna imagen o de la fábrica de algúntemplo, y dedicadas al servicio de las cosas divinas”.

El hecho de generar ingresos mediante la recolec-ción de limosnas acarreó pleitos judiciales por el con-trol de estas corporaciones, muchas de las cuales lle-garon a acumular grandes cantidades de dinero.

Las ceremonias celebradas en las Cofradías esta-ban rodeadas de elementos mágico-religiosos, comopor ejemplo el uso de tambores procedentes de la cul-tura africana, por lo cual sufrieron prohibiciones afinales del siglo XVIII. Pese a ello las fiestas de losDiablos, de Locos o de San Juan son herencia directade aquellas actividades.

En la organización de las Cofradías no se reprodu-cía el modelo de separación de castas, y se buscabala inclusión de todos los sectores, integrando a negrosesclavizados y libertos, en contraste con la exclusivi-dad imperante en la sociedad colonial.

No obstante, aquella inclusión social no se tradujoen una actitud crítica frente al sistema imperante:pese a contar con recursos, no se conocen casos enque se destinara el dinero proveniente de lasCofradías a pagar cartas de liberación de esclavos, nia financiar construcciones colectivas para las vivien-das de sus integrantes más necesitados. Sin embargo,la Cofradía desempeñaba una función social de soli-daridad en la atención a los enfermos y en la ayudaespiritual hacia los más desposeídos.

Ello se debió principalmente a que los cargos admi-nistrativos en las corporaciones estaban en manos deun pequeño grupo de funcionarios, y no de la mayoríade sus miembros pardos y negros, quienes sólo parti-cipaban en las ceremonias.

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Acosta Saignes, Miguel. “Las Cofradías coloniales y el folklore”, en Revista Cultura Universitaria. Caracas,nº 42, enero-febrero, 1955.

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l obispo Mariano Martí, nacido enEspaña en 1721, doctor en

Derecho Civil y Eclesiástico, presidióla Diócesis de Venezuela desde 1770hasta el año de su muerte, ocurridaen Caracas en 1792. Entre 1772 y1784 visitó casi todo el país, inspec-cionando personalmente las iglesiasparroquiales, capillas, oratorios yconventos, en las ciudades, villas,pueblos, lugares, doctrinas, misionesy haciendas de Tierra Firme.

La larga visita del obispo fueregistrada en innumerables folios.Mariano Martí fue meticuloso yprolijo como un naturalista, comoun Humboldt que se paseara porla Venezuela pecaminosa del sigloXVIII. Observó y corrigió los méto-dos empleados en la enseñanza dela doctrina cristiana, tanto enpoblados criollos como en misio-nes y pueblos de adoctrinamiento.Fue riguroso y severo en la correc-ción de indios, pardos, negros yblancos. Aunque se dice que fuebenigno en sus enmiendas, novaciló en apelar al “brazo secular”,

es decir, a la fuerza pública, yhasta a la cárcel, para someter alos incorregibles.

Infatigable adversario del guara-po, bebida muy en boga en aque-llos días, observa que en un pueblo“había cuatrocientos indios, y casitodos se han muerto desde que seintrodujo el guarapo, que lo introdu-jo un francés el año de 1741, quevivía acá”. El nocivo brebaje “secompone de azúcar de papelón yagua, y ahora le mezclan otrascosas como cabos de fumasos,pedazos de hierro, con lo que sehace muy fuerte”. Constató “las fre-cuentes embriagueces de los indiosy otros feligreses ocasionadas de labebida del guarapo que se permitevender en tiendas públicas, con talfortaleza que los que usan de dichabebida se entorpecen y llegan a per-der el sentido con daño notable desu salud espiritual y corporal”. Elcura doctrinero Francisco AntonioHidalgo le expresó “haber adminis-trado 18 veces los sacramentos apersonas heridas a puñaladas en laspendencias de los guaraperos”.

Celoso guardián del honor feme-nino, no se cansó de censurar a los

padres de familia por “el ningúncelo y cuidado en sujetar y conte-ner a sus hijas, permitiéndolesandar solas de día, y lo que es máslamentable, de noche, por lascalles, tiendas y pulperías, guarape-rías y otros lugares peligrosos a queconcurren hombres, como tambiénlas juntas de danzas que igualmen-te se hacen de noche con tamboresy gaitas o carrizos en las que loshombres llevan a las mujeres asi-das de las manos o con el brazo porsobre el hombro de ellas, sin otraluz las más veces que la claridad dela luna”.

Presentía una satánica ame-naza en aquellos “bailes, saraos o fandangos en que así de día, como lo que es más peligroso, de noche, concurren hombres ymujeres con tan evidente riesgo de sus conciencias”, y no dudó en ordenar y mandar “a los curasde la presente Iglesia que no cesen de clamar contra este tanpernicioso abuso de dichos bailes, de los cuales dijo un SantoPadre de la Iglesia, no eran otracosa que un círculo cuyo centro es el Diablo”.

Fue igualmente enemigo del tea-tro, admitiendo que “la representa-ción de comedias sea también muyexpuesta a causar ruina espiritual”.La peligrosidad de las artes escéni-cas le permite declarar: “Y manda-mos que en los pueblos de losindios ni de día ni de noche sehagan por no convenir y tenerlo asídispuesto Su Majestad”.

FUENTEMariano Martí,Documentos relativos a su visita pastoral de la Diócesis de Caracas. 1771-1784. Caracas, AcademiaNacional de la Historia, 1989, 7 vols.

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somarse al sistema colonial venezola-no es adentrarnos en la maquina-ria del poder en todas susacepciones: política, ideoló-gica, religiosa, entre tan-

tas otras. Nada escapa a loshilos del poder. La escala deldominio es interminable,vertical, férrea. Si algúnciudadano, dentro de lapotestad de la Corona,asumiese alguna transgre-sión que quebrantara elorden social establecido, nosólo su vida material correría peli-gro, sino también su ser espiritual. Oen otras palabras: infiel ante el rey yante el Papa. Sin embargo, másallá de las normas monárquicasque cruzando el Atlántico inun-daban estas tierras, laProvincia de Venezuelaengendró por sí misma suspropios códigos de hegemoníay, claro está, sus propias escalas de dominio.

Sujeto por el poder colonial, el entrama-do social tiene una lógica sencilla: procurarintereses económicos a las clases domi-nantes y garantizar la desigualdad en lassubordinadas. El igualitarismo social, porejemplo, sería uno de los motivos de miedomás desesperantes para la minúscula éliteque integraba los cabildos de las ciudades

y para los hacendados terratenien-tes y esclavistas. La igualdad racial

era impensable, anatema; la divi-sión entre blancos o negros, indiosy pardos, mulatos y zambos,cobraba una fuerza irrefrenable.Hablamos aquí no sólo de privi-

legios para participar en losayuntamientos y las deci-

siones políticas de laProvincia, sino

para controlar,desde la cima

superior dela escala, a los

“ilegítimos”, “mesti-zos”, “tercerones”, “cuar-terones”, entre otrosepítetos. Desde arribalos blancos aprisiona-ban; los de abajo, queeran la gran mayoría,procuraban escalarefusivamente.

Una muestra de lapugnacidad dentro de aquella

estratificación social de la Venezuelacolonial es la ejemplarizada por los mis-

mos “blancos”, dueños del sitial de“honor” y “calidad” de toda la escala.

Cuando la pureza y el abolengo estaban enjuego, la calidad, la presunción y, por tanto,

el poder, decrecían según el individuo consi-derado; ni hablar de su ocupación o funciónsocial. Los 184.727 habitantes blancos noconstituían un grupo social uniforme, a

pesar de que el origen étnico y la limpie-za de sangre —la Real Cédula de

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José María Vera León. Retrato de don Feliciano Palacioy Sojo. Colección Casa Natal del Libertador.

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Gracias al Sacar (1792)— los colocaban en una situación privilegiada en relación con los pardos y negros. Sin embargo, la diferenciación eco-nómica condicionó el desarrollo de significativas distinciones sociales.

En efecto, por un lado estaban aquellos queFederico Brito Figueroa llama “los criollos propietariosde la riqueza territorial”. Los integraban los dueños detierras y negros esclavos, y monopolizadores de lamano de obra libre, como el peonaje; estaban nuclea-dos por nexos de parentesco muy unidos, lo que ledaba a esta clase una raigambre poderosa; se asenta-ban sobre todo en los centros urbanos de las provin-cias, y poseían voz y voto en los Cabildos. Resaltaaquí, en este sentido, el mantuanaje caraqueño comosu principal patrón.

Por otro lado estaban los “blancos de orilla”, entrelos que se incluía a quienes no eran pardos —tambiénse comprenden en este sector numerosos peninsula-res y canarios— pero se dedicaban a “oficios baxos yserviles”, como las artesanías, pequeño comercio eincipiente mano de obra asalariada. Éstos eran sepa-

rados de su “honor”, en razón de su origen “bastardo e ilegitimo”, lo cual no sólo los alineaba en el conglo-merado de los pardos, sino que les negaba el disfrutede las prebendas de la sociedad colonial.

Esta inflexible escala de estratificación étnico-social, con sus cimientos de racismo e injusticia, eclo-sionará a partir de 1810. Los derechos de participa-ción, de representación y goce de las libertades públi-cas y privadas serán puestos en juego a través de unaemergencia de las aspiraciones populares, y de unactivo cuestionamiento de aquel poder colonial que,siguiendo sus propios intereses, los criollos y mantua-nos se lanzaban a reordenar.

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> Los blancos criollos, dueños de tierras y con negros esclavizados a su servicio, eran unos de los mayores beneficia-rios del jerárquico sistema colonial.

Tomado de D´Orbigny. Viaje pintoresco a las dos Américas, Asia y África. Barcelona, 1842. Colección Libros Raros de la Biblioteca Nacional.

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ouis-AlexandreBerthier

comenta en su dia-rio, llevado en Caracas

en 1783, sus observacio-nes sobre la infidelidad

de las mantuanascaraqueñas:

“En cuanto a lasmujeres, ellas sólo pien-

san en dos cosas: Dios ylos hombres. El primero

por costumbre y losegundo por placer. A

las siete de la mañanavan a la iglesia, como yale he dicho, vestidas denegro, ocultas por un velo,

cubiertas de escapulariosdecorados en oro y armadas

con enormes rosarios.Ayunan todos los días indi-

cados, confesándose sincesar. Le rezan a Dios postra-

das en el suelo o sobre unaalfombra traída por una de sus

negras. Después de dos o treshoras de oraciones, regresan a

sus casas donde inmediatamentese cambian y se ponen las batasmás coquetas, en espera de la llega-da de sus amantes, que todas tie-nen. Esta es la costumbre general ylas mujeres, que rara vez se unenentre ellas, se muestran unánimes,invariables e intransigentes, paraapartar a sus maridos en favor delamor. Así los jóvenes son recibidosa las diez o a las once de la mañana,y allí pasan el tiempo cantando, bai-lando y tocando la guitarra, instru-mento indispensable para teneréxito en el amor.

>> Los maridos están acostumbra-dos a ver cómo los amantes pasancomo amigos de las esposas, y tran-quilamente les permiten jugar elpapel que ellos mismos juegan enotro escenario. Cuando los espososaparecen, son acariciados, sólo por-que están siendo engañados. Deeste modo, creo que cada quien saleganando. Encuentro que esta situa-ción es bastante razonable, espe-cialmente en un país donde fre-cuentemente las pasiones son algofuertes, ya que así unen a personascompatibles, al contrario de lo quehace el matrimonio. Sin embargoesto no impide que los hombres ylas mujeres vayan incesantementea confesarse y ayunen todos losdías santos, al extremo de socavarla salud.”

Jean-Baptiste de Coriolis, quientambién estuvo en Caracas en1783, se expresa más o menos enlos mismos términos:

“Todas tienen amantes pública-mente y todo el mundo está entera-do, a excepción de los pobres mari-dos. Es un complot universal contraellos y los demás no se ocupan deotra cosa sino de hacerles las bro-mas más pesadas, a cual peor quela otra. Algunos toman su mal con

paciencia, simulando ignorarlo.Otros, con un humor menos flexi-ble, llevan los celos hasta el extre-mo de mantener a sus mujeresencerradas en la casa, sin dejarlasver a nadie. Sin embargo, de estamanera no ganan nada. Las astu-cias que se emplean en contra deellos son aún más complicadas queesto y agregan así un nuevo precioal placer que tienen en engañarlos.”

Las mujeres, al ir a la iglesia,“muy frecuentemente, se aprove-chan de este momento, en el quedeberían estar en misa, para ade-lantarse a la cita que han dado a susamantes. Estos últimos son lostiranos de sus queridas y sonmucho más difíciles de engañar quelos maridos, porque nadie se atreve-ría a conspirar contra ellos.Comúnmente aparecen a las puer-tas de una reunión o de un baile,envueltos con una gran capa y unsombrero rebajado, para espiar laconducta de sus dulcineas. Si estándescontentos, una seña o una mira-da se convierte en una orden desalir, a la que jamás se atreverían adesobedecer”.

FUENTE

Carlos Duarte. La vida cotidianaen Venezuela durante el período

hispánico. Caracas, FundaciónCisneros, 2001, t. I.

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DE LAEL USO ALFOMBRA

El peso de la costumbre uando, en noviembre de 1810, la JuntaSuprema permitió a la esposa de un pardo dela ciudad de Calabozo hacer uso de unaalfombra en la iglesia, bajo el argumento de“conservar el aseo y limpieza de sus ropas”,

ocasionó un revuelo entre los blancos mantuanos, obligados a ceder en el ámbito de las costumbres incar-dinadas por 300 años de vida colonial a favor de los pardos beneméritos, y a satisfacer aunque sólo simbó-licamente los sueños y las esperanzas de igualdad delas masas excluidas. Portar la alfombra en la iglesiahabía sido un privilegio tradicionalmente reservado alas mujeres de la aristocracia blanca, lo que provocóairadas reacciones en las “pardas beneméritas” (quienes se creían con igual derecho a usarlas), y en sus maridos, que en última instancia también consideraban a sus mujeres comoparte de sus accesorios simbólicos de presti-gio y poder.

La identidad social que exhibían y reprodu-cían las mujeres pudientes se traducía en innume-rables signos dentro del ceremonial y comporta-miento social: en las capillas mayores de lascatedrales los asientos para las mujeres de lasprincipales autoridades del gobierno estaban asigna-dos según su calidad, y estos asientos no podían serocupados por “indias”, “negras” o “mulatas”. Las muje-res negras libres o esclavas no podían usar oro, perlas niseda, salvo la que estuviese casada con español, y mucho menos podían portar alfombras. También laesclava se convertía en un objeto suntuario porque elnúmero de esclavas que acompañaban a las damasmantuanas en la iglesia indicaba el prestigio social y elpoder económico de sus amos y amas. Este juego derelaciones enajenantes por detentar el poder a nivelmicro o macro, en el terreno público y privado, adentro y fuera de sí mismos/as, incluso alcanzaba a la esclavade servicio doméstico que se creía en superioridad sobrela que trabajaba en la hacienda.

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Una exclusión de nuevo cuño Salvo casos excepcionales, como había sido el deFrancisco de Miranda, precursor de la Independencia,con relación al derecho al voto de la mujer, y el deSimón Rodríguez, quien abogó por la educación mixta,los revolucionarios de la Independencia reivindicaronuna igualdad que no incluyó explícitamente a las muje-res. La Constitución de 1811, al establecer que la sobe-ranía estaba encarnada por una sociedad de hombresy, entre ellos, por los varones propietarios, blancos ycatólicos, legitimó la exclusión de la mujer como ciu-dadana reduciéndola al ámbito privado; esta situaciónse mantendrá hasta bien entrado el siglo XX.

Incluso el sector más próspero y blanqueado de lospardos venezolanos no aprovechó las coyunturas revo-lucionarias para procurar una declaración universalfavorable a los esclavos africanos, o a sus descendien-tes libres o mestizos, ni mucho menos a las mujeres,sino para igualarse jurídica y políticamente con los“blancos criollos” en el marco de la nueva ciudadaníabasada en principios censitarios. Sabemos que elorden social estaba determinado principalmente porlas jerarquías constituidas con el criterio de “raza”basado en calidades, impuesto por los europeos comosistema de dominación.

Para los pardos beneméritos no se trataba de cam-biar las creencias racistas, sexistas, clasistas quesustentaban el orden injusto, sino de levantar las pro-hibiciones que impedían su ascenso social (casarsecon blancos, estudiar en la universidad, ocupar cargospúblicos, ejercer el sacerdocio) o los controles quetocaban su vida cotidiana (portar armas, caminarjunto a los blancos, que éstos los recibiesen en suscasas, que sus mujeres portaran alfombras en la igle-sia, entre otros).

La mujer a contracorrientePero, ¿qué ocurría con las mujeres para 1810? Aunquefuera muy diferente el rol de las mujeres indias ynegras al de las mujeres blancas en la sociedad escla-vista —las mujeres blancas y pardas pudientes esta-blecieron su superioridad y su distinción sobre loshombros de las negras e indias—, como mujerestuvieron un tratamiento similar en cuanto a los este-reotipos vigentes sobre “ser mujer” y a los roles“femeninos” impuestos por la sociedad patriarcal.

Las mujeres, blancas, indias, negras o mestizas,compartían una condición común de subordinación einferioridad con respecto a los hombres, condición sus-tentada en un esencialismo biologicista avalado por lafilosofía, la ciencia, las leyes y la religión, que suponían

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> MIRANDA ABOGA POR EL VOTO FEMENINO A fines del siglo XVIII, Francisco de Miranda ya plan-teaba el derecho a voto de la mujer. En una entrevista con el alcalde de París, M. Pethion, decía: “¿Por qué enun gobierno democrático la mitad de los individuos noestán directa o indirectamente representados, siendoasí que ellas, las mujeres, se hallan igualmente sujetas a esa severidad de las leyes que los hombres han hechoconforme a su voluntad? ¿Por qué, al menos, no se lasconsulta acerca de las leyes que les conciernen másdirectamente, como son las del matrimonio, divorcio,educación de los hijos?”. > (Citado por Caracciolo Parra Pérez. Miranda y la revolución francesa. Caracas,Ediciones Culturales del Banco del Caribe, 1966, t. II, p. 167).

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una incapacidad de las mujeres para el pensamientoabstracto, más cercana al ámbito de los instintos enoposición a la racionalidad de los hombres. (Cabe seña-lar aquí que el negro esclavo se adscribirá también a lobárbaro, al espacio de la naturaleza).

A la mujer blanca se la identificó con su cuerpo, entanto reproductora y depositaria de la honra familiar,confinada al espacio doméstico, alejada de cualquiertipo de educación letrada, que “sólo despertaría en ellala incomprensión o la tentación”. Legalmente se laconsideró menor de edad de por vida, sujeta primero ala potestad del padre, luego a la del marido, y en sudefecto, a la de la autoridad religiosa competente.

A las mujeres indias y negras se les despojó de laautodeterminación de sus cuerpos, pero con agravan-tes. En el caso de las mujeres negras esclavas fueronconsideradas una “pieza de India”, una mercancía.Ambas tenían como denominador común la explota-ción de su fuerza de trabajo en calidad de servidum-bre, y la servidumbre suponía no sólo la explotacióncomo trabajadoras sino como prestadoras de servi-cios sexuales y reproductoras (en el caso de las escla-vas negras la situación de vientre es un ejemplo deesta explotación). El grueso de las mujeres manumi-sas o libertas pardas se dedicó principalmente a laventa de productos elaborados por ellas y comercia-ban con otros, que compraban a productores del

campo; ellas realizaron múltiples oficios asociadosal cuido y la nutrición, como establecía la sociedadpatriarcal: eran panaderas, costureras, areperas,lavanderas, bordadoras, entre otros oficios. Tambiénhacían trabajos relativos a la salud, como el de coma-dronas, enfermeras, curanderas.

A pesar de que el ordenamiento jurídico que dispusoa través de sus instituciones conductas de subordina-ción, las mujeres no aceptaron pasivamente su destino.Ellas buscaron acceder y hacer uso de la palabra y portanto de su condición de “sujetas” por diferentes vías,como lo demuestra el volumen de demandas quehacen ante las autoridades, reclamando derechos, asícomo las numerosas y arduas actividades que desem-peñaron y el compromiso político que asumieronvalientemente en todo el período independentista.

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P A R A S E G U I R L E Y E N D O . . .

Gómez, Alejandro E. “Las revoluciones blanqueadoras:élites mulatas haitianas y 'pardos beneméritos' venezola-nos, y su aspiración a la igualdad, 1789-1812”, en NuevoMundo Mundos Nuevos, Coloquios, 2005, URL: http://nuevomundo.revues.org/index868.html (consultado el 17 de febrero 2010).

Pellicer, Luis Felipe. Entre el honor y la pasión. Caracas,Fondo Editorial de la Facultad de Humanidades yEducación; Universidad Central de Venezuela. 2005.

Valdivieso, Magdalena. “Las mujeres y la política a finesdel siglo XVIII y comienzos del XIX en Venezuela”, en Otras Miradas, vol. 7, n° 1, Mérida, Universidad de Los Andes, enero-junio 2007, pp. 189-216.

"Las mujeres, blancas,indias, negras o mestizas,compartían una condicióncomún de subordinación e inferioridad con respecto a los hombres…"

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La brutalidad del colonialismola llegada de los europeos a las costas de la actual Venezuela, este territorio se hallabapoblado por una gran diversidad étnica ycultural que trasciende los límites de lo ima-ginable para alguien que vive en el presente.

Hacia la costa occidental estaban los pueblos de len-gua arawak; hacia los Andes, la amplia diversidad deetnias de habla chibcha; en el Orinoco y Guayana, erapatente el predominio de los Caribe, junto a otrasetnias de una presencia más antigua, como los Waraoy o los Pumé; hacia la Amazonía, los Caribe y Arawakcompartían territorios con los Sáliva y los Yanomami.Cada una de estas denominaciones representaba a

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familias lingüísticas que, a lo interno, tenían una gran diversidad étnica. Así, por ejemplo, losCaribe podían ser Cumanagoto, Chaima, Yekwana oKari’ña y lo mismo ocurría a lo interno de los Chibchao de los Arawak.

La conquista de nuestro territorio fue una de lasmás tempranas del continente llamado América porlos europeos. Desde la última década del siglo XV, yaen las costas orientales de Tierra Firme había presen-cia de exploradores europeos en búsqueda de oro,perlas y esclavos. Ya hacia 1505, la isla de Cubaguafue el escenario de los primeros campamentos enbúsqueda de perlas, las que se podían obtener única-mente por medio de las habilidades de los indígenasGuaiquerí para sumergirse bajo el agua por tiemposprolongados. Estos indígenas fueron los primeros enser testigos de la brutalidad del colonialismo.

Así, sobre la base del panorama violento configura-do en las primeras décadas del siglo XVI, en el trans-curso de las siguientes décadas comenzaron lasexpediciones de conquista y de exploración, en bús-queda del mítico El Dorado. Hacia el occidente delpaís, las primeras entradas de conquista sobre laspoblaciones arawaks que lo habitaban, fueron lleva-das a cabo por los Welser, banqueros alemanes cuyapresencia en la región de Coro fue notablemente san-grienta. Hacia los Andes, la conquista fue impulsadadesde la región de Nueva Granada. Hacia oriente yGuayana, la obsesión de los conquistadores estaba enexplorar al río Orinoco, para buscar un camino a lastierras de las que hablaban los relatos sobre ciudadesbañadas en oro.

Una llamada “guerra justa”Además de la conquista territorial y la extracción deminerales, el interés de los conquistadores estabadirigido a la explotación de la mano de obra indígenapor vía de la esclavitud. La obtención de esclavosestaba justificada por medio de la llamada “guerrajusta”, según la cual todos aquellos habitantes que nose sometiesen a los conquistadores tenían que sufrirlas consecuencias de una guerra punitiva para conde-nar a los sobrevivientes a trabajos forzados en minasy plantaciones hasta el momento de su muerte. Lascapturas de esclavos también se hacían por medio dela promoción, por parte de los españoles, de guerrasinterétnicas, en las que los prisioneros acababan siendo cambiados por armas de fuego o artefactos dehierro que los indígenas no poseían. En muchoscasos, los europeos terminaban por violar los acuer-dos de alianzas y atacar indiscriminadamente a suspropios colaboradores.

Las reacciones y resultados por parte de las pobla-ciones indígenas fueron heterogéneas, pues los inva-sores optaron por promover las rivalidades entre pue-blos diferentes para, de esa manera, poder fragmentarlas resistencias y así lograr las supresiones políticas.Las alianzas entre poblaciones indígenas permitieronque las resistencias fuesen más efectivas que lasagresiones colonialistas. En oriente y el Orinoco, lasredes de alianzas para el comercio interétnico, lidera-das por los Caribe, se convirtieron en grandes siste-mas de alianzas para la guerra que tuvieron alcancesgeográficos que trascendieron las capacidades de losespañoles, pues articularon regiones tan distantescomo la Amazonía y las Antillas Menores. En susorganizaciones internas, la verdadera autoridad desus líderes llegaba hasta los límites de la comunidad,pero en momentos de guerras de gran envergadura,grandes grupos de comunidades se unificaban enredes de resistencia.

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Los “encomenderos”Aún así, en las regiones de la costa y de los Andes elimpacto de la conquista fue mucho más fuerte y, des-pués de casi un siglo de resistencia exitosa, los euro-peos lograron asentarse en centros poblacionalescomo Caracas, Maracaibo, Coro y Mérida. Entre fina-les del siglo XVI y el transcurso del siglo XVII, seimplantó el régimen de las Encomiendas como unaforma de explotación de la mano de obra indígena,acompañada de los primeros proyectos de imposicióndel orden colonial. Las Encomiendas fueron una formade esclavitud jurídicamente justificada, pero fracasa-da en términos de su capacidad de homogeneizacióncultural. Los “encomenderos”, líderes y partícipes delas expediciones de conquista, recibían como recom-pensa un conjunto de comunidades indígenas, consus tierras, para hacerlos trabajar en plantaciones yminas. A cambio, los encomenderos estaban en laobligación de imponer la cultura cristiana a los indíge-nas, coherentemente con los intereses de la Corona.Sin embargo, la prioridad de estos primeros latifundis-tas estaba centrada en la explotación de la mano deobra de forma ilimitada y no en la imposición de laaculturación, lo que permitió a los indígenas la repro-ducción histórica de sus costumbres, creencias y, por lo tanto, de sus construcciones de identidadespara la resistencia.

La dominación culturalA pesar de la fuerza empleada en las pocas regionesdonde los españoles pudieron emplazarse a lo largodel siglo XVI, para los planes de colonización fue cadavez más evidente que los liderazgos indígenas esta-ban basados en el poder ejercido por los shamanes,como sabios y líderes espirituales, que también fun-gían como ejes de cohesión identitaria y, por lo tanto,de impulso para las alianzas bélicas. Fue así como,para la dominación política de las poblaciones indíge-nas, también fue fundamental la dominación cultural.De esta manera, hacia mediados del siglo XVIIcomienzan las incursiones de los misioneros, acompa-ñadas de amplios contingentes armados de miliciasde españoles y de criollos, a los territorios parcial-mente conquistados —como los Andes— y hacia lasgrandes regiones que no habían podido ser sometidas,como los Llanos, oriente y Guayana. 24

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Tito Salas. Las misiones (detalle). Colección Casa Natal del Libertador.

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Los misioneros usaban las negociaciones combina-das con amenazas de represión a comunidades espe-cíficas a las que obligaban a trasladarse a los sitiosescogidos para establecer las misiones, que en lapráctica terminaban siendo campos de concentración,supresión cultural y explotación de la mano de obra.En principio el trabajo indígena era aprovechado porlos misioneros para hacer sus plantaciones, hatos,construcciones y, al cabo de una o dos generaciones,usar a sus habitantes como tropas para continuar connuevas conquistas. Según lo establecido por la legis-lación colonial, después de veinte años las misionestenían que convertirse en “Pueblos de Doctrina”, loscuales debían pasar a ser regidos por los llamados“corregidores”, que continuaban el trabajo de imposi-ción cultural comenzado por los misioneros, pero conmayor potestad para la represión violenta y obligar alos indígenas a trabajar en las haciendas y hatos queprogresivamente se iban estableciendo alrededor delas misiones. De este modo, las tierras que histórica-mente pertenecieron a los indígenas eran tomadaspor los españoles que formaron el germen de los lati-fundios, para quienes, además, los indígenas se veíanen la obligación de trabajar.

Un gran eje de resistencia Hacia finales del siglo XVIII, esta nueva forma de con-quista cultural y territorial había permitido a los espa-ñoles establecer enclaves en regiones como los Llanosdel Orinoco y Guayana. Sin embargo, esto no garanti-zó la dominación definitiva de las poblaciones quehabitaban esas regiones. Los Kari’ña en oriente man-tenían relaciones estrechas con las poblaciones cari-bes del sur del Orinoco, como los Yekwana, quienesfrustraron los intentos por colonizar la Amazonía. Loque al principio parecía una guerra de guerrillas, enunas décadas se convirtió en un gran eje de resisten-cia, que impidió la conquista armada de toda la cuenca del Orinoco. En una primera vista, las peque-ñas comunidades cooperaron entre sí para programarfugas, comercio y hacer ataques puntuales a losenclaves de los españoles. Pero aunque las comunida-des eran pequeñas, en momentos de grandes ataques, los grupos reducidos de veinte o treinta personas, se convertían en armadas de cientos de indígenas provistos de manacas, arcos, flechas,lanzas, hachas y mosquetes, que navegaban en curiaras, en las que había hasta cuarenta personas yque podían cubrir distancias como la que hay desde el Alto Orinoco hasta Puerto Rico y el río Esequibo.

Igualmente ocurrió con los Achagua, en los LlanosOccidentales, que mantuvieron contactos con otraspoblaciones arawaks del Alto Orinoco. De este modo,las regiones fronterizas del orden colonial fueron elcentro de una superposición entre el orden políticoimpuesto por los invasores y las grandes áreas geopo-líticas que no fueron conquistadas. Desde estas últi-mas se crearon referentes de cohesión subalterna yde construcción de identidades que permitieron lacontinuación histórica de las poblaciones indígenasque vivían estos mundos contradictorios. 25

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> INDIOS TRIBUTARIOS “Este pueblo es de indios tributarios, que desde diez y ochoaños cumplidos hasta los sesenta, los solteros y los viudospagan anualmente tres pesos cada indio, y los casadospagan cinco pesos. De estos cinco pesos percibe cuatro rea-les el Corregidor, un real el Protector de indios, y otro realpara la Caja de Comunidad, que este Corregidor, donIldefonso Escalona, me ha dicho lo entregará a este CuraDoctrinero para las cosas necesarias de esta Iglesia, y losrestantes cuatro pesos y dos reales son para el Rey. Estosindios hacen muchos años un conuco o sementera de comu-nidad, para gastos que se ofrezcan en la Iglesia.”> Mariano Martí, Documentos relativos a su visita pastoral de la Diócesis de Caracas. 1771-1784. Caracas,Academia Nacional de la Historia, 1989, 7 vols.

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Tomada de J. Chaffanjon. L´Orenoque et le Caura. Relation de voyages executés en 1886 et 1887. Paris, Librairie Hachette et Cie, 1889.Colección Libros Raros Biblioteca Nacional.

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l sistema económico, durantetodo el período colonial, estuvo

casi por completo fundamentado enla mano de obra representada por elsector de africanos esclavizados. Ental sentido, las plantaciones jugaronun papel fundamental dentro de lasactividades económicas de laProvincia de Venezuela. No obstante,el descontento generalizado de estesector tendió constantemente atomar la vía de la radicalización.

Es así como el cimarronaje seconvirtió en la demostración máspalpable de la resistencia ante lascondiciones de vida deplorablesimpuestas por la condición de escla-vizados. Las consecuencias que tra-jeron estas prácticas afectaron nosólo las arcas de los dueños deesclavos, sino también la propia dis-tribución y ubicación de la pobla-ción en el territorio venezolano.

Cimarroneras, cumbes, quilom-bos o palenques son tan sólo algu-nas de las denominaciones dadas alas comunidades de esclavos, esca-pados de las haciendas y casas de

sus patrones, quienes se internabanen las zonas montañosas y selváti-cas. Estos lugares, debido a suscaracterísticas geográficas, se con-virtieron por lo general en el refugioperfecto para los fugitivos, aunquetambién albergaban a comunidadesaborígenes, a blancos pobres y acualquier hombre o mujer que vivie-ra al margen de los principales cen-tros poblados.

Las comunidades cimarronas seconstituyeron como poblados inde-pendientes, con dinámicas propiasde desenvolvimiento. Muchas deellas sustentaron su funcionamientoen la estrecha relación y cercaníacon respecto a las grandes unida-des productoras agrícolas. De lashaciendas y propiedades sustraíanproductos alimenticios, principal-mente el cacao, que luego eran usa-dos para el comercio ilegal.

La vinculación de estas pobla-ciones rebeldes con el contrabandofue de gran relevancia, dada surelación de interdependencia conlos comerciantes holandeses.Éstos siempre estuvieron mero-deando las costas venezolanas a laespera de poder adquirir por inter-

medio de los cimarrones lo que porlos canales regulares no podíanconseguir. La ubicación geográfi-ca de los centros cimarrones con-tribuyó en gran medida a estrecharesta relación, ya que su cercaníadel mar facilitaba el acceso direc-to a las embarcaciones de los con-trabandistas.

Hacia el siglo XVIII, el aumentodel flujo comercial y monetario quegeneraron estas poblaciones trajocomo consecuencia un incrementosignificativo en el número de asen-tamientos a lo largo de todo el terri-torio venezolano. Las cifras exactasde la cantidad de ingresos y egresospor concepto del comercio ilegalrealmente son difíciles de estimar,ya que las autoridades colonialesnunca pudieron controlar el inter-cambio directo entre pobladores y contrabandistas. El preciadocacao se convirtió en el principalproducto por comerciar y muchashaciendas se vieron empobrecidasgracias al constante robo de suscosechas. Además, numerososesclavos internos sirvieron de puen-te con los cimarrones para facilitarsu hurto de los productos.

La economía cimarrona en estascomunidades se convirtió en un sis-tema paralelo que complicó el regis-tro formal de los flujos comercialesllevado a cabo por las institucionesencargadas de ello. Sin embargo,contribuyó notablemente en el des-arrollo de estas regiones, muchasde las cuales lograron perdurar enel tiempo hasta ser hoy en díapoblados que concentran en suscaracterísticas las herencias africa-nas no sólo económicas, sino tam-bién culturales, de sus antepasados.Los cumbes se tradujeron así en laexpresión vívida de los anhelos delibertad de aquel sector ampliamen-te excluido de la sociedad colonial.

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LA ECONOMÍA CIMARRONAUna alternativa de la resistencia colonial

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Esclavituda esclavitud en Venezuela comenzó desde elmismo momento de la llegada de los españolesa estas tierras. Durante los primeros años, losindígenas fueron sometidos a trabajo forza-do y esto trajo como

consecuencia que la poblaciónaborigen mermara considera-blemente. Por tanto, para reme-diar la disminución de estamano de obra, las autoridadescoloniales se vieron en la necesi-dad de permitir el arribo de afri-canos a las colonias en América.Esta llegada se dio por intermedio

de comerciantes no sólo españoles, sino también pro-cedentes de otras potencias europeas como Portugal,Holanda, Francia e Inglaterra, los cuales se traslada-ron hacia zonas del continente africano en busca de

hombres y mujeres que vendrían a estas tierrasen calidad de esclavizados. Una vez hechos pri-sioneros, eran llevados a las costas, para luegoembarcarlos en los barcos negreros que lostraerían a este continente.

Desde el mismo momento de su captura,las condiciones a las cuales los esclavizadosafricanos eran sometidos fueron realmentedenigrantes. La insalubridad reinante dentro de estos barcos ocasionó que unporcentaje considerable de los prisionerosmuriera en el traslado hacia América.Pocos fueron los individuos que lograronsobrevivir a tan calamitosa situación.

ESCLAVITUD Y RESISTENCIA

AFRICANA> Karín Pestano / Luisángela Fernández

LA ESCLAVIZACIÓN Y LA PRODUCCIÓNESCLAVISTA HASTA 1810

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No obstante, la trata negrera se convirtió en un enorme negocio que les reportó grandes ganancias a Europa.

En el caso venezolano, los primeros africanos llega-dos en calidad de esclavizados datan de las primerasdécadas del siglo XVI, con el asiento otorgado a los ale-manes apellidados Welser. Dos siglos más tarde, laCompañía Guipuzcoana también tuvo un papel impor-tante en la introducción de africanos como mano deobra. La diferencia de precios por cada “pieza” se basa-ba en características como el sexo o la edad, siendo lasmujeres en edad fértil bastante costosas. Aquellos enedad productiva se cotizaban caros igualmente.

ResistenciaLas dinámicas de funcionamiento que tuvieron lassociedades coloniales durante los años de dominacióneuropea, insertaron a los esclavos en una posición deconsiderable desventaja en relación con el resto delos individuos que conformaron dichas sociedades. En tal sentido, el trato vejatorio y despectivo del cualfueron víctimas ocasionó que poco a poco este sectorcomenzara a reaccionar, rebelándose ante el someti-miento y maltrato.

La resistencia africana al sistema esclavista se evi-denció en diversos ámbitos. Por un lado, encontramosuna de carácter pacífico que se puede apreciar en laspeticiones de libertad que algunos esclavos realizarona lo largo de todo el período colonial, así como tambiéndurante el período de Independencia, ante los tribuna-les competentes, con el fin de abandonar la condiciónde esclavizados a la cual habían sido sometidos. Lalegislación colonial ofreció a este sector, en ciertoscasos, la posibilidad de ser libres, buscando evitar quetomaran caminos alternos para conseguir su objetivo.

No obstante, la mayoría de estos esclavizadostomaron la decisión de irse por los caminos de la radi-calización para salir del yugo en el cual vivían. En talsentido, el cimarronaje fue la forma más común paraliberarse. En ocasiones, estas prácticas representarongrandes focos de desestabilización para los propieta-rios, ya que los hacían víctimas del hurto no sólo decacao, sino de otros esclavos e incluso mujeres. Otrotipo de resistencia fue la de tipo cultural, de granimportancia en la preservación de los usos, modos ycostumbres de estos grupos, ante las pretensiones deaniquilación cultural y religiosa de las que eran vícti-mas por parte de la Iglesia.

A lo largo de todo el período colonial fueron cons-tantes los alzamientos de esclavos. Algunos exitosos,otros derrotados, estos movimientos pusieron demanifiesto una sociedad en constante conflicto dondelas tensiones entre los grupos sociales que la confor-maban iban cada día en crecimiento. El estallido de laIndependencia expresaría una materialización deestos conflictos sociales.

"Otro tipo de resistenciafue la de tipo cultural, de gran importancia en la preservación de los usos,modos y costumbres de estos grupos..."

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os venezolanos conservan ypractican una cultura eclécti-

ca, la cual está cargada de rasgosproductos del mestizaje resultantedel proceso de colonización. No espequeña la parte africana en estasíntesis de siglos.

Es natural encontrar en la mesanacional sofritos de espíritu africa-no, condimentos característicos, eluso del ñame, la patilla, el ajonjolí,la sábila o aloe, el quinchoncho, elquimbombó, entre muchos otroselementos. En el habla es frecuen-te la omisión de la letra s al finalde las palabras, la omisión de losacentos, la sonoridad de palabrascomo cafunga, bemba, chango,pinga, birongo, malembe, cachim-bo, nbambá, cumbe, entre otras.

También la cosmovisión delvenezolano presenta rasgos here-dados de la cultura africana, talescomo la íntima relación de lamagia, la hechicería, la medicina yla religión popular, que no pueden

verse sino como un todo integral.Según esta concepción, existe unser supremo creador, que castigaen el aquí y el ahora, y con el quelos hombres se comunican a travésde los espíritus, las fuerzas sobre-naturales y los ancestros, que sir-ven de mediadores.

La figura del curandero o curan-dera, quien ataca males físicos ypsíquicos, se sirve de la farmaco-pea indígena, de hierbas y reme-dios caseros para curar enferme-dades, hace exorcismos y ritos delimpieza para curar. También elbrujo o la bruja usa los secretos dela naturaleza y los espíritus parahacer mal. Ya desde la época colo-nial los amos se servían de estosservicios brindados por sus escla-vos domésticos, sobre todo por lashayas o nodrizas, quienes transmi-tían sus secretos a los hijos de losblancos a través de sus leyendas.

La existencia de santos católicosnegros, como San Benito dePalermo, San Antonio, San Juan,San Juan Guaricongo, San Pedro,son producto de las creencias afri-canas que se celebraban a escon-didas en fechas religiosas españo-

las. Los esclavos no dejaron deadorar a sus deidades. En pueblosque han sido históricamente habi-tados por negros, se han confor-mado cofradías desde la Colonia,las cuales se encargan de preser-var las tradiciones y transmitir el conocimiento de generación en generación.

La celebración de las fiestas delos santos, los Diablos Danzantes,la Locaina, son manifestacionesculturales que aún se mantienen.También el culto a María Lionzaque, aunque proviene del chama-nismo indígena, se nutre de ritua-les africanos como la posesión, eltrance, el mediumnismo, bailes detambor y sacrificios de animales.Igualmente el ejercicio de la sante-ría yoruba nigeriana es una prácti-ca cotidiana.

Los tambores, con su rítmicainsistencia, marcan un legadoimborrable de la cultura africana:desde antiguo acompañaron loscantos de rebelión e insurreccióncontra los amos. Hoy, en los feste-jos y bailes populares, repiten unllamado lejano que estremece yconvoca la sangre.

P A R A S E G U I R L E Y E N D O . . .

Acosta Saignes, Miguel. Vida de los esclavos negros en Venezuela. Valencia, VadellHermanos, 3ª edición, 1984.

Pollack-Eltz, Angelina.La negritud en Venezuela. Caracas,Cuadernos Lagoven, serie MedioMilenio, 1991.

Ramos Guédez, José Marcial. El negro en Venezuela, aportebibliográfico. Caracas, InstitutoAutónomo Biblioteca Nacional y Servicio de Bibliotecas,Gobernación del Estado Miranda, 1985.

HERENCIA AFRICANAUna cultura resistente

Karín Pestano / Luisángela Fernández

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Una economía en transiciónpartir de 1780 se producen cambios en laeconomía del imperio español y sus colo-nias, que permiten observar este períodocomo una etapa de transición entre el findel monopolio foráneo y el control de la eco-

nomía por parte del mantuanaje criollo. En Venezuela ocurren modificaciones significativas

en la explotación de la mano de obra esclava, que enaquella agricultura de plantaciones comenzó a sersustituida progresivamente por otras formas de ser-vidumbre, como el peonaje.

Con este proceso va disminuyendo gradualmentela producción de algunos de los rubros, como elcacao, que se basaba netamente en el trabajoesclavista. Ello se relaciona con el alza de la pro-ducción de café, puesto que fundamentalmenteésta se servía de jornaleros y no de esclavos.

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ECONOMÍA VENEZOLANA

EN VÍSPERAS DE LA INDEPENDENCIA

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Tomado de William Eleroy Curtis. The Capitals of Spanish America, 1888.

Colección Libros Raros Biblioteca Nacional.

> Jesús Peña

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Otra de las razones de la transición es el cese delmonopolio, por parte de la Compañía Guipuzcoana, delcomercio del cacao y de otros productos provenientesdel centro de la Provincia, del oriente y de Maracaibo.A partir de 1785, el mercado quedó abierto al librecomercio. Así, el auge del cacao ecuatoriano, el de Maracaibo y el de la Provincia de Cumaná terminó por desplazar definitivamente al cacao de lacentral Provincia de Venezuela, haciendo que Caracas perdiera su posición privilegiada en el mercado de México.

En la primera década del siglo XIX, el café práctica-mente había igualado los niveles de producción ycomercialización del cacao, y para los años de lagesta independentista sería el producto en ascensode la economía venezolana, tal como lo reflejan lascifras de exportación cafetalera a través de La Guaira:en el año 1798, 2.563 quintales; en el año 1804, 10.000quintales; en el año 1808, 30.000 quintales.

Por su parte, el tabaco, gracias a los efectos delEstanco, será para 1800 el negocio más opulento de laCorona española. Por mencionar un ejemplo, en el añode 1802 la renta tabaquera dejaría a la HaciendaPública Real la cantidad de 272.000 pesos de utilidadlíquida en una sola operación de venta.

Un monopolio en decadenciaDurante los últimos años de la Colonia se presentauna decadencia del comercio monopólico dominadopor España. Los ingleses serán prácticamente quienescontrolen el comercio en el Caribe, convirtiéndose enel principal intermediario entre Europa y América.Desde las islas controladas por el imperio inglés seestablecen las rutas marítimas. Desde Tierra Firme lasmercancías son llevadas a las islas de Jamaica,Curazao y Trinidad, antes de cruzar el Atlántico.

En nombre de la alianza política coyuntural entrelos dos reinos se establece un sistema de protecciónentre barcos ingleses y españoles, contrariamente alas tradicionales relaciones marítimas. En adelante los mecanismos comerciales intercontinentales esta-rán sujetos a las disputas entre las potencias: España,Francia, Inglaterra, y de manera emergente, losEstados Unidos de Norteamérica. En la segundamitad del siglo XVIII, los comerciantes eran los únicos que tenían la capacidad para exportar e importar,constituyendo la élite de la economía, integrada

"La renta cacaoterafue configurando una claseblanca criolla de carácterterrateniente que dominaba el espectro interno del territorio..."

> GRANDES CACAOS El cultivo y comercialización del cacao, debido al gran interés que despierta en el mercado internacional, será el

centro de la dinamización económica ysocial del país, y su incremento propiciará

la expansión de los dominios territorialesde los grupos privilegiados. Una enorme

cantidad de haciendas estará enmanos de unas pocas familias que se

convertirán en la “nobleza” venezo-lana: Blanco, Tovar, Bolívar,

Ovalle, Ibarra, Sojo, Mijares,Ponte, entre otros apellidos,

se constituirán en los dueñosde vastas extensiones

territoriales y defuerza de tra-

bajo esclava.Serán llamados los

“grandes cacaos”.

Anónimo. Retrato de don JuanMijares de Solórzano.Colección Casa Natal del Libertador.

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de manera general por españoles, bien fueran ameri-canos o peninsulares.

La renta cacaotera fue configurando una claseblanca criolla de carácter terrateniente que dominabael espectro interno del territorio y que comenzó a dis-putar el poder económico y político a los peninsulares.

Los hacendados, nacidos en el territorio y herederosde los primeros repartos de tierras ocurridos desde laConquista, compartían el dominio del aparato económico, dejando algún espacio a un sectorproductor y mercantil de menor alcance, pero muynumeroso, integrado por pardos, quienes habían acu-mulado ingresos desempeñándose como artesanos,jornaleros, capataces y pequeños productores en tie-rras arrendadas a los blancos criollos. La esclavitud,pese al debilitamiento sufrido en las décadas finalesdel siglo XVIII, sigue siendo una pieza esencial en elsistema productivo.

Aparatos reguladoresLos aparatos reguladores de la economía venezolanaestaban encabezados por la Intendencia de Ejército yReal Hacienda, creada en 1776 como supremo órganorector de la producción y el comercio en Venezuela, lacual tenía entre sus funciones fomentar la agricultura,reglamentar el comercio con navíos de otras nacio-nes, fijar derechos de aforación, reglamentar dere-chos de exportación y el tráfico de esclavos, así comocombatir el contrabando. Los últimos intendentes dela Colonia fueron Juan Vicente de Arce (1803-1809) yVicente Basadre (1809-1810)

El capitán general intervenía en conjunción con el Intendente, publicando y ejecutando las leyesdictadas por la Corona, y emitiendo los permisos decomercio con buques de otras naciones.

El Consulado de Caracas fue creado posteriormen-te, en 1793, con la función de tutelar, fomentar y vigilarel comercio y la producción, como representacióncolegiada de los principales factores económicos. ElConsulado también buscaba fomentar la agricultura,la industria y las vías de comunicación, al tiempo queintentaba equilibrar los conflictos de intereses entrelos hacendados y los comerciantes.

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> EL PALO DEL MAYORAL Estas condiciones de privilegio de los propietarios tendráncomo consecuencia una casi total ausencia de éstos en lasupervisión de las haciendas. La verdadera vigilancia y puestaen marcha de la producción quedaba en manos de capataces omayordomos, caporales o mayorales, quienes eran por lo gene-ral esclavos libertos provenientes de las mismas haciendas.Éstos se beneficiaban fraudulentamente de la comercializacióndel cacao y permitían a los esclavos el “robo” de buenas por-ciones de cosecha, para evitar ser denunciados ante los amos.

M. Ferdinand Denis. Univers Pittoresque. Brésil, Colombie, Guyanes. Paris, Firmin didot Fréres, Fils et Cie. Editeurs, 1863.

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l comercio y la producciónorganizada del cacao tiene sus

comienzos en el siglo XVI. A partirdel año 1634 se produce un cam-bio en la economía de la Colonia,cuando los holandeses ocuparonCurazao y convirtieron la isla entrampolín comercial con TierraFirme. Entonces la producciónagraria tomó un vuelo enorme porla facilidad de salida de los frutosy la prosperidad fomentada por elcomercio. Todo esto propició laorganización y multiplicación delcultivo del cacao, y aunque seconoce poco cómo se había inicia-do su exportación por parte de losespañoles, es seguro que antes de1634 los holandeses tenían una redde contrabando del preciado pro-

ducto y que a partir de 1635 hicieron popular y conocida en las grandes ciudades europeas la ya apreciada almendra parda venezolana.

En el comercio del cacao seafianzaba toda la fuerza mercantilde la Venezuela colonial, sin embar-go, gran parte de este poder mer-cantil provenía del comercio ilícitoa través del contrabando, que tam-bién estimulaba la producción eindustrialización en la Provincia.Desde la cuarta década del sigloXVII hasta la aparición de laCompañía Guipuzcoana en 1728, laeconomía venezolana se fortalecea través del comercio lícito, peroaún más a través del ilícito. Esterobustecimiento favoreció enorme-mente la clase social de los man-tuanos, dueños de las haciendas

productoras de cacao, por cuyaproducción y comercializaciónreciben cuantiosos excedentes,convirtiéndose en la clase rica ypoderosa de la Colonia.

El cacao era el producto graciasal cual se obtenía en Venezuela lamoneda. Ésta provenía de México yEspaña porque en el país no habíametales suficientes para su fabri-cación. Esta carencia era una delas debilidades de la economíacolonial venezolana, pues cuandola moneda escaseaba era difícilrealizar los intercambios internos,motivando la adopción de lasletras de cambio y libranzas, aligual que el uso de las frutas comoinstrumentos de pago. Cerca de1810 la escasez de moneda se hizomás aguda.

EL COMERCIO DEL CACAOCarlos Alfredo Marín

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> Una imagen característica del período colonial eran los barcos cargados de cacao partiendo de los puertos venezolanos.

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PRODUCTOS DE LA ECONOMÍA VENEZOLANA

> Eduardo Cobos / Jesús Peña

CACAOl cacao es oriundo de América. En la actuali-dad se tienen vestigios arqueológicos queprueban su utilización por indígenas venezola-nos antes de la llegada de los españoles y de seguro el consumo interno era

un hecho a inicios del siglo XVI.Posteriormente, el cultivo se extendió a todala franja costera desde Maracaibohasta la isla de Trinidad. Pero es sóloen los primeros años de 1600 cuan-do comienza a generalizarse laexportación desde el país, siendolos mercados mexicano y europeo

sus lugares tradicionales de comercio. El cacao desplazó totalmente a otros productos de exportación,convirtiéndose a lo largo del siglo XVIII en una granfuente de enriquecimiento de las clases mercantiles y agricultoras criollas. Al ser centro de constantes

atenciones de la Corona españolapara intentar su monopolio,

y debido a los altos impues-tos convenidos para seraplicados a la élite, el con-

trabando del cacao conotras naciones fue una

práctica corriente.

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Labat. Nieuwe Reizen naarde Franse Eilanden vanAmerica, 1725. ColecciónLibros Raros de laBiblioteca Nacional.

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TABACO

Autóctono de América, el tabaco fue descrito por cronis-tas en el siglo XVI como de uso cotidiano por los indíge-nas venezolanos, empleo que de inmediato se extendióal invasor español. Muy pronto se converti-ría en uno de los principales productosexportables debido a su facilidad de cul-tivo, una demanda constante y los buenosprecios de su comercialización. De estamanera, su consumo se propagó muyrápido, propiciando su plantación encasi todo el territorio colonial y siendolas cosechas de Barinas las que atrae-rían especialmente la atención inter-nacional por su calidad (Humboldtseñaló que era muy superior al que seelaboraba en Virginia y lo igualó al deCuba). A diferencia de otros pro-ductos que tuvieron un más estric-to control imperial por los ingresosque generaban, la historia del taba-co se vincula en particular al desarro-llo del comercio ilícito, el cual tuvo enHolanda, a través de Curazao, un gran aliadopara su comercialización clandestina con diversasnaciones de Europa.

El Estanco del TabacoEl 24 de junio de 1777 fue creado por decreto real elEstanco del Tabaco, que implicaba una intervención

directa del Estado monárquico en laeconomía. Para ese momento, elimperio español requería cubrir sus

crecientes gastos de defensa. Conla finalidad de monopolizar los

ingresos que el producto represen-taba, el Estanco del Tabacopretendía dar a la monarquía el

control total sobre la producción, procesamiento

y sistema comercial de esterubro. Pese a la oposición de los

productores, el Estanco del Tabaco logró perfilar un

sistema de producción y exporta-ción exitoso. La producción de tabaco fue destinada

—siempre bajo la administracióndel Estado español— a los mercados de

Rusia, Dinamarca, Suecia y Holanda.

> Venezuela contribuyó considerablemente al abasto mundial de tabaco. Desde finales del siglo XVI ya se exporta-ban grandes cantidades de este producto por el puerto deMaracaibo, al que muy pronto le siguió el de La Guaira, desdedonde se exportaron 358.000 libras durante el año de 1607, con un precio de 50 reales la arroba. Sin embargo, el contrabando y su siembra clandestina produjeron altibajosen sus formas de comercio durante la mayor parte de los siglos XVII y XVIII.

>El tabaco es otro de los productos importantes de la econo-mía colonial venezolana. Cristóbal Colón llevó la noticia del uso de esta planta por parte de los aborígenes, describien-do las “maneras bárbaras de los indios salvajes, ateos yesclavos, que tienen un hábito vil y pestilente”.

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Pese a la prematura entrada de la caña de azúcar conla llegada de los invasores españoles a Venezuela, sucultivo sólo se consolidó en el transcurso del sigloXVIII, creándose una estable fuente de recursos eco-nómicos internos. Pero la calidad irregular del azúcarhizo imposible su exportación. Por su parte, el aguar-diente, uno de los derivados de esta caña, logró grandifusión y consumo. La Corona española intentó prohi-bir su producción, alegando pretextos moralizantes.Sin embargo, estas restricciones provenían de la ame-naza que ocasionaba el aguardiente ante otros alcoho-les etílicos similares en la Península y en IslasCanarias, que dependían de la distribución hacia losmercados americanos. Debido a la lejanía de laColonia y a la gran extensión de su territorio estasreglamentaciones se toparon con la dificultad de con-trolar el destilado, condiciones que facilitaron la insta-lación y aprovechamiento de alambiques clandestinosen innumerables cañaverales del país, que contabanademás con un intrincado y efectivo contrabando almercado del menudeo.

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La exportación de cueros fue auspiciosa después deestablecerse a comienzos del siglo XVII, debido alas grandes cantidades de ganado cimarrón con lasque contaba el territorio de Venezuela, constituyén-dose además como un importante renglón de laeconomía interna. Sin embargo, para el siguientesiglo su bonanza ha mermado notoriamente por lafalta de infraestructura para obtener mejor prove-cho de la producción, dando paso a otros enseresde mayor éxito en los mercados internacionales. Porsu parte, la Compañía Guipuzcoana intenta condu-cir la comercialización de los cueros, a bajos pre-cios, como paliativo en momentos de la esporádicaescasez de cacao, lo cual alienta el contrabando.Hacia finales del período colonial, la recuperaciónde este rubro es un hecho y la práctica clandestinade su distribución llega a un tercio de la comerciali-zación regulada.

CUEROS

Harina de trigo: fue introducida por los españoles,que la utilizaban como base privilegiada de su dieta.Además, con la harina de trigo se prepara-ba la hostia que oficiaba la misa.De inmediato el trigo se aclimatóa los suelos venezolanos, y parafines del siglo XVI era parte de laeconomía de subsistencia local yhabía logrado tener cuotas discre-tas de exportación, las cuales nose podrían incrementar por la com-petencia con artículos tropicalesmás rentables. Posteriormente, suproducción fue mermando (aunquepersistió su cosecha en ciertos luga-res) hasta el punto de tener queimportarse a altos costos, pudiendoser sólo consumida por las clases pri-vilegiadas en el siglo XVIII, cuestiónque alienta su contrabando a travésde Curazao.

Otros productos: por lo general, los productosimportados eran consumidos por criollos blancos yespañoles, siendo requeridos principalmente alimen-tos, vestidos o diversos enseres. Entre éstos se pue-den nombrar el vino y los licores, los quesos, espe-

cias, textiles (finos o burdos), sombreros, capas, polai-nas, o bien espadas, dagas, entre otros.

Aceites comestibles: en el país se obte-nían aceites de animales como la res o latortuga. Los indígenas lo conseguían espo-rádicamente del guácharo. La importaciónse centraba en el aceite de oliva, que erala base de la cocina peninsular.

Rubros importados por la CompañíaGuipuzcoana: entre los rubros deimportación manejados por la compañíavasca figuraban ropas finas, sombreros,canela, vino, pólvora, acero, paños,lanas, ferretería, ropas de lino, cera ypólvora, así como jamones, chorizos,bacalao, salmón, quesos de Flandes,licores, aceite, especería, sacos de

embalaje, telas de la India. Las importaciones delaño 1760 registraron 11.432 barriles de harina de trigo,6.241 barriles de aguardiente, 484 botijas de vino tinto,9.233 botijas de vino blanco, 13.600 botijuelas de aceitede oliva, 3.200 botijuelas de aceitunas, 242 arrobas de almendras, 172 arrobas de pasas, 999 piezas dejamón francés, 1.655 piezas de queso holandés, 5.400libras de bacalao seco y 170 tinas de manteca.

PRODUCTOS IMPORTADOS

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acia fines del siglo XVII, el contrabando seconstituye como una decisiva vía comercialpara la entrada y la salida de productos agro-pecuarios en Venezuela. En el siguiente siglo,esta instancia mercantil ilegal ha penetrado

las profundas redes de control político-administrativode las autoridades peninsulares y las élites locales,llegando a ser un complejo entramado de distribuciónal mayor y al menudeo en todo el país, así como deintercambio de productos con otras naciones.Factores de tipo geográfico, económico, social y cul-tural incidieron en la consolidación de esta prácticamercantil ilícita, la cual funcionaba principalmente enáreas donde el comercio regular no se había estable-cido del todo.

De hecho, la relativa importancia que tuvoVenezuela en el tráfico de mercaderías en el circuito

metropolitano, dada la escasa posibilidad de extrac-ción de metales preciosos, le facilitó a sus habitantes—debido al precario control y la casi inexistente vigi-lancia de sus extensas costas— un gran espacio demovilidad para el comercio no autorizado por las auto-ridades españolas, lo cual permitió a su vez una granlibertad de acceso a Tierra Firme.

Igualmente, la falta de vías de comunicación entrelas diversas regiones de la Provincia propició una rela-ción estrecha con las islas caribeñas cercanas, algu-nas de éstas vinculadas con colonizadores de Francia,Inglaterra y Holanda, quienes se convertirían en inter-mediarios de los centros de comercio europeo. Por logeneral, el contrabando se realizaba a través de lanavegación por extranjeros, teniendo a la isla deCurazao, ocupada por holandeses, como núcleo irra-diador hacia el Caribe. Esta pequeña isla era utilizadacomo gran depósito de productos europeos (así como,en menor medida, Bonaire y Aruba) y de acopio de

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CONTRABANDOUNA DECISIVA VÍA COMERCIAL

> Eduardo Cobos

> MALA SUERTE DE UN CONTRABANDISTA“En el estado actual de las cosas, es necesario que un contra-bandista tenga muy mala suerte para que lo encuentre una deesas goletas, las cuales no se hacen a la mar sino en escasos ybreves intervalos y deben proteger una extensión de trescientasleguas de costa que dondequiera tiene sitios propicios para des-embarque. Sin embargo, al contrabandista no le sería difícilremediar su desventura: sacrificando una parte del contraban-do, podría salvar la otra.”> Francisco Depons. Viaje a la parte oriental de tierra firme en la América meridional. Caracas, BCV,1960, t. II, p. 140.

H> La preocupación de las autoridades coloniales para controlar las costas venezolanas con el objeto de evitar el contrabando,dejó testimonios gráficos como este mapa.

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bienes americanos, funcionando como enlace con elresto del área, desde donde se extraían mercancíasque serían trasladadas a las metrópolis.

Pese a las severas restric-ciones que quiso imponerel Imperio español con lacreación de la CompañíaGuipuzcoana (1728-1785),consistentes en reformasque respondían a unaavanzada político-adminis-trativa de “reconquista” deAmérica por parte de ladinastía Borbón, el contra-bando, aunque con algunasvariables, no dejó de serhasta el fin del dominioespañol sobre Venezuela, aprincipios del siglo XIX, undestacado e inevitable recur-so de traslado de mercancías,y una base económica deincuestionable relevancia.

La lucha contra el contrabandoLa Corona española intentó reprimir severamente elcontrabando en la Capitanía de Venezuela. A tal efec-to estipuló la figura de los Resguardos, que podían sermarítimos o de tierra. Se implementó una flota com-puesta por embarcaciones menores encargadas deenfrentarse a las naves que intentaran el contrabandoen las playas, pequeñas caletas o ensenadas. Por otraparte, las embarcaciones mayores se encargaban devigilar las costas procurando apresar las naves decontrabandistas en alta mar. También se dispusieronlos Resguardos de tierra, fortaleciendo la vigilancia depuntos clave, construyendo fortines, almacenes, yenlistando soldadesca en zonas específicas. A estosúltimos se les denominaba Partidas Volantes, las cua-les se constituían en pequeñas guarniciones armadasque recorrían puntos costeros tradicionales de contra-bando. A lo largo del siglo XVIII, el funcionamiento delos Resguardos tuvo una irregular efectividad.

> EL CONTRABANDO Y LAS IMPRUDENCIAS PELIGROSASTres formas de ingresar mercadería ilegalmente, según Depons: "…la primera es entrar en el puerto con subarco, y arreglarse con los guardias para descender a tierradurante la noche lo de más valor y menos volumen del cargamento. Sería una imprudencia peligrosa descargarlo todo de contrabando aun cuando se pueda hacerlo, porque espreciso que la declaración a la aduana contenga algunos obje-tos que justifiquen el viaje del barco. La segunda manera consiste en obtener de los empleados de la aduana que dismi-nuyan la medida, el peso o la evaluación de las mercancías

declaradas o por declarar. Por este medio noes difícil economizar, con consentimientode los principales oficiales, los derechos dela tercera parte o de la mitad del carga-mento; los incumplimientos y las excesivasatenciones hacen una gran parte de losgastos de estos negocios y los regalos loscompletan. El tercer modo consiste endesembarcar en un punto de la costa bastante alejado de los puertos frecuen-tados y llevar las mercaderías por tierraal lugar de su destino. Este medio más decisivo que los dos primeros, es también el más peligroso. Con él searriesga no sólo ser cogido por los guardas, sino sufrir averías más o menos importantes".> Francisco Depons. Viaje a la parte oriental de tierra firme en la América meridional. Caracas,BCV, 1960, t. II.

> LOS PELIGROS DE TIERRA“En tierra los peligros serían mucho mayores que en el mar, sila miseria y el vicio no hiciesen de la vigilancia y de la severi-dad de los guardas una mercancía que no necesita sino com-pradores. Las condiciones de la transacción no son tan fácilesni tan moderadas en el puerto como en el campo. Estorbadospor los oficiales de aduana, de quienes temen ser destituidos,los guardas se conducen con más probidad y circunspección.” > Francisco Depons. Viaje a la parte oriental de tierra firme en la América meridional. Caracas, BCV,1960, t. II, pp. 140-141.

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> A FINES DEL SIGLO XVIII las ideas de libertad,igualdad y justicia se apoderan de las masas. Los hombres despiertan del vasallaje feudal del absolu-tismo y se sienten capaces de participar en su propioautogobierno. Sienten que han nacido con el derecho de ser libres y se descubren con suficiente fortaleza para luchar por ese derecho. La autoridad debe ser construida desde dentro, emanada de una voluntadinterna, y no impuesta desde fuera por la fuerza.

En el escenario mundial se libran estas luchas, en el pensamiento y en las revoluciones de los angloameri-canos, de los franceses, de los haitianos. Suena la hora de las liberaciones, de la participación de todos y de todas en un mundo donde no se imponga una sola voluntad sobre las otras.

La Capitanía General de Venezuela, con sus costasabiertas a los mares, es espacio para la circulación de estas ideas. Temerosas, las autoridades del Imperioespañol prohíben y persiguen papeles, libros, hombres y mujeres, que propagan y contagian la pasiónde la libertad.

> C U L T U R A

LUCES DE FIN DESIGLOREFLEJOS DEL ILUMINISMO EN VENEZUELA

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El sistema patriótico de Caracasl 22 de octubre de 1812, al ser interro-gado por las autoridades realistas sobre elsospechoso Antonio Caballero, Tomas Manzo,canario habitante de Caracas, afirmó que ésteera “enteramente decidido por el sistema

patriótico de Caracas, libertad e igualdad”. Algo pareci-do diría don Francisco Pérez, natural de España yvecino de Caracas, quien al ser preguntado sobre elmismo infidente lo calificó como “decidido por elsistema que abrazó Caracas, y un declarado patrio-ta (…) muy afecto al sistema de igualdad…”.

Antonio Caballero, hombre pardo de 52 años,había sido teniente durante el sistema colonial,

pero al conformarse la Junta de Caracas ascen-dería al grado de teniente coronel, cosa imposible

bajo el régimen español —en el que sólo era permi-tido a los individuos de condición parda ascender al

grado de capitán—, gracias a su clara adhesión al“sistema patriótico de Caracas”. Como muchos pardos,además de ser miliciano, poseía el oficio de artesano:ejercía el oficio de cirujano, y algunos lo llegaban a cali-ficar como curandero.

En 1797, Antonio Caballero estuvo vinculado en elproceso que seguían los represores españoles contralos acusados de participar en la conspiración de Gualy España. Como subteniente, se le acusó de avisar a

Narciso del Valle que se le buscaba para serapresado. Del Valle era sargento pardo de laCompañía de Artilleros Pardos de La Guaira yhabía sido activo participante en la conspira-

ción. De oficio barbero, era un pardo ins-truido seguidor de la RevoluciónFrancesa y muy informado sobre los

acontecimientos de las Antillas fran-cesas. Leía y entendía bien el fran-cés, aunque lo hablaba poco. Su bar-bería se constituyó en sitio de reuniónde pardos, negros libres y algunosblancos, donde se discutían los suce-sos políticos de las antillas y de

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LA PROPAGANDA SEDICIOSA

> Boris Caballero Escorcia

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IGUALDADY LIBERTAD

> Edmund Burke, pensador, escritor y político británico whig. Autor de Reflexiones de la revoluciónen Francia.

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Europa, y donde se leían libros como Los derechos del hombre de Paine, algunos escritos de Edmund Burke como Reflexiones de la revolución en Francia, gacetas extranjeras que llegaban

al puerto o a Macuto, una Historia de la revolucióndel norte de América, las constituciones de

Pensilvania y Filadelfia, y el Derecho natural y degentes, entre otros materiales prohibidos porla inquisición y el gobierno español. Los ani-maba la posibilidad de lograr la independen-cia de España, como condición necesaria

para alcanzar un sistema donde existiese la igualdad entre blancos, pardos, negros e indígenas.

El ejemplo de HaitíNarciso del Valle era el puente entre los dirigentesblancos de la conspiración —los españoles JuanBautista Picornell, Manuel Cortés y los criollosManuel Gual y José María España—y los partidarios pardos. Uno de sus argumentospara ganar a pardos y negros libres a la causa eraque se “...iba a hacer una república para quitar las alcabalas, los derechos, el estanco del

tabaco, los derechos de entierros, y bautismos, yque todos fuesen iguales así como en la Francia…”.La República, el sistema que vendría si se lograbala independencia, era equiparado a la igualdad

entre pardos, negros libres, indígenas y blancos,la cual se extendería a los esclavizados

con la abolición de la esclavitud.

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"...lo que los impactabaera poder observar rangos

militares en negros y pardos(…), lo cual se convertía a

sus ojos en la materializaciónde lo que significaba

‘la igualdad’".Ambas imágenes tomadas de Marcus Rainsford. An Historical Account

of the Black Empire of Hayti: Comprehending a View of the PrincipalTransactions in the Revolution of Saint Domingo; with its Ancient

and Modern State. J. Cundee, Londres, Inglaterra. 1805.

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Los ejemplos eran Haití y las demásislas francesas, donde se habían aplica-do las leyes de 1792 y 1794, emanadasde la Asamblea Francesa, que otorga-ban la ciudadanía a los mulatos y decre-taban la abolición de la esclavitud, res-pectivamente. Además de la informa-ción que se filtraba, evadiendo los con-troles coloniales, hasta los pardos,negros libres y esclavizados que habita-ban los puertos y costas de Venezuela,los influenciaba mucho más el ejemplo yla experiencia de aquellos insurrectosantillanos. Marineros y soldados negrosfranceses llegaban a los puertos comocontrabandistas y establecían contactocon los lugareños. Más allá de la infor-mación que pudiesen compartir, lo quelos impactaba era poder observar ran-gos militares en negros y pardos —dis-tinciones de las que ellos estabanexcluidos en Tierra Firme—, lo cual seconvertía a sus ojos en la materializa-ción de lo que significaba “la igualdad”.

Un cosmorama en Villa de CuraPor su parte, las poblaciones de laCapitanía no estaban apartadas de loque acontecía fuera de sus localidadeso de la jurisdicción colonial. Por ejem-plo, en una población de cuatro mil habitantes comolo era Villa de Cura en 1800, Alejandro de Humboldt semaravillaba de haber conocido varias personas deinteligencia muy culta, y que todas las noches: “Lasociedad entera de La Villa se congregaba (…) paraadmirar en un cosmorama las vistas de las grandescapitales de Europa. Mostráronnos el castillo de lasTullerías y la estatua del gran elector de Berlín”. Elequipo explorador y científico de Humboldt se hospe-dó en casa de los padres de uno de los involucradosen la descubierta conspiración de Gual y España; suhijo había sido desterrado a La Habana.

> LA REVOLUCIÓN ENTRA DE CONTRABANDOEncontrándose en Cumaná, J. J. Dauxion Lavaysse tiene laoportunidad de conversar con un pulpero en 1807, quien fabri-ca cucuruchos revolucionarios:

"Estando en esa ciudad, entré un día en la casa de un pul-pero a quien encontré ocupado haciendo cucuruchos y bolsascon las Declaraciones de los Derechos del Hombre, ejemplaresdel Contrato Social y Bulas, verdaderas o falsas, del Papa PíoVI, excomulgando a la nación francesa. Pregunté a este hom-bre cómo habían llegado estos papeles a su pulpería. He aquísu respuesta: Hice un viaje a Trinidad durante la Paz deAmiens; M… me dio un paquete que contenía quinientos ejem-plares de cada uno de estos escritos y otros tantos de una cartade un jesuita peruano, que vive en Londres desde hace muchotiempo, y en cuya carta este padre nos anima a sacudirnos elyugo de nuestro soberano y nos promete la ayuda de Inglaterra.Dan paquetes a todos los contrabandistas que frecuentan lospuertos de Trinidad. Por mi parte, le traje el mío al goberna-dor, después de haberme reservado algunos ejemplares parahacer cucuruchos…".> J. J. Dauxion Lavaysse, Viaje a las islas de Trinidad,

Tobago, Margarita y a diversas partes de Venezuela en laAmérica meridional. Caracas, UCV, 1967.

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P A R A S E G U I R L E Y E N D O . . .

Gómez, Alejandro. “La revolución de Caracas desde abajo”, en Nuevo Mundo, Mundos Nuevos.Caracas, Debates 2008.

Humboldt, Alejandro de. Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente. Caracas, MonteÁvila Editores.

Rey, Juan Carlos y otros. Gual y España. La Indepen-dencia frustrada. Caracas, Empresas Polar, 2007.

Una fuerza materialDesde la década de los noventa del siglo XVIII, la cir-culación de las ideas de igualdad, libertad, fraternidady justicia, engendradas por la Ilustración en Europacomo ideales institucionalmente realizables en un sis-tema republicano cuya soberanía residiera en el pue-blo, y no en un monarca supuestamente ungido porDios, hizo parte constante de las preocupaciones delas autoridades peninsulares y de la clase dirigenteblanca de la Capitanía. No obstante, en un territoriodonde la Corona no podía controlar, gracias al contra-bando, más de la mitad del comercio ejercido en suspuertos y costas, era imposible limitar significativa-mente el flujo de información y de ideas provenientesdel exterior.

Así, las aspiraciones de igualación albergadas porpardos y negros libres, así como la expectativa delibertad en los esclavizados, encontraban ideas queconfiguraban discursivamente sus demandas y lasllenaban de contenido. La experiencia y el ejemploque suministraban las revoluciones negras del Caribefrancés constituían, junto con los papeles y docu-mentos, la base para el desarrollo de ideas que ha-cían eco a las aspiraciones y necesidades de los sec-tores populares venezolanos de entonces, en espacioscomo las pulperías, barberías o tertulias de sala. Laigualdad y la libertad se constituirían en fuerza mate-rial en la medida que explicaban y suministraban sali-das a una situación sentida y padecida de desigual-dad y opresión.

"...las aspiraciones de igualación albergadaspor pardos y negros libres,así como la expectativa de libertad en los esclavizados, encontrabanideas que configurabandiscursivamente sus demandas...".

> Jean-Jacques Rousseau, uno de los filósofos francesesmás influyentes durante el período de la Ilustración.

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a Revolución Francesa produjoun cambio significativo dentro

de la dinámica mundial. Nuevasideas comenzaron a circular veloz-mente alcanzando a Venezuela, ypor ende fue necesario duplicar lavigilancia portuaria de las zonascosteras, que eran consideradaslas más susceptibles de ser infil-tradas por los libros prohibidos.Venezuela era un territorio suma-mente sensible por lo dilatado desus costas y la cercanía de islasextranjeras. De esta manera, secomenzaron a implementar nuevosprocedimientos inquisitoriales,entre los que se destaca la revisiónde toda la literatura que llegaba

del extranjero.Los libros con licencia de acceso anuestro territorio eran los referen-tes a trabajos científicos e históri-cos ya conocidos, mientras que loscontenidos en el Índice (la lista delibros execrados) eran retenidospor el comisario del Santo Oficio.Los no conocidos, pero sospecho-sos, iban a manos del revisor real.Sin embargo, la astucia de loscomerciantes, contrabandistas ydemás personajes involucrados enel embarque y desembarque denavíos hacía cada vez más difícillas labores de las autoridadesespañolas. Todos sus esfuerzos eimpedimentos por evitar el traspa-so de información lograban a finde cuentas ser burlados.

La posesión, lectura, compra o venta de libros prohibidos se consideraba un delito grave quedesataba la férrea artillería de lasautoridades inquisitoriales, las cuales establecían como pena ocastigo un desarrollo procedimen-tal, una multa y una amenaza depersecución judicial por sospechade herejía y desobediencia.

A pesar de la gravedad queimplicaba, la lectura de libros prohibidos era una ocupación frecuente entre los criollos cara-queños. Fueron muchas las averiguaciones que se comenza-ron en contra de gran cantidad depersonas que tenían en su poderlibros censurados, como la llevadapor el comisario del Santo Oficiodoctor Miguel Antonio de Castro yMarrón, en 1806.

Estos peligrosos libros debíanpresentarse primero a las comisa-rías para ser expurgados, y algunosrequerían licencias para su lectura.Estas licencias para leer, poseer yvender libros prohibidos, se otorga-

ban a perso-nas que lassolicitasen enla Comisaríadel SantoOficio, quie-nes debían serletradas yreligiosas, con la justifi-cación de que a través de su cono-cimiento y lectura se vería aumen-tada su capacidad de contrarrestarlos errados conceptos y sistemascontenidos en estos famosos librosperniciosos. Si no se procedía deesta manera, las personas involu-cradas en este delito recibían lavisita de las autoridades inquisito-riales en sus casas para que entre-gasen los ejemplares que tenían ensu poder.

El arzobispo de Caracas,Narciso Coll y Prat, atribuye el ori-gen de los hechos acaecidos enCaracas en 1810 a la ponzoña delibros sediciosos, que esparcía portodo el mundo el audaz filosofismo,cuyo inventario poblaba los ana-queles de los rebeldes.

Ante la germinación de la semi-lla independista en nuestras tie-rras, Narciso Coll y Prat emitió unedicto —el 1 de marzo de 1811—prohibiendo las publicacionescuyos contenidos atentaran contrala religión y las autoridades consti-tuidas. Entre los años de 1810 y1816 las autoridades españolas,con el apoyo de los miembros de la Inquisición, emitieron órde-nes de quemar y destruir en lasplazas decenas de folletos, periódicos, pasquines y libros contaminados con el germen de la insurgencia.

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LOS LIBROS PROHIBIDOSPeligros de la lectura en Venezuela en 1800

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GRACIAS POR TOCAR,

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Popule Meusl Viernes Santo de 1802 resuenan por primeravez en el interior de la Catedral de Caracas las solemnes notas del Popule Meus, la piezamusical de José Ángel Lamas que con el tiem-po se convertirá en la más admirada entre

todas las que se produjeron en la Venezuela colonial.Cayetano Carreño dirige a un reducido grupo orques-tal y a tres cantores que repiten una y otra vez:“Popule meus, quid feci tibi? Responde mihi” (“Pueblomío, ¿qué te he hecho? Respóndeme”). Son las prime-ras palabras de la tradicional Improperia del ViernesSanto, cuyos restantes versos son evitados casi total-mente por Lamas para mantenerse, a lo largo de todala pieza, insistiendo en esta frase. “Pueblo mío, ¿qué tehe hecho? Respóndeme.” Más allá del significado origi-nal de un Jesús lamentándose por el abandono en quelo ha sumido el pueblo hebreo, no es difícil que la feli-gresía que acude a la iglesia se sienta aludida por lafrase doliente e imprecatoria. “Pueblo mío, ¿qué te hehecho? Respóndeme.”

EEL PAPEL DE

LOS PARDOS LIBRES EN LA CULTURA

VENEZOLANA HACIA 1800

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En la Catedral de Caracas, aquella Semana Mayor,ese pueblo que ocho años después, el Jueves Santo de 1810, se rebelaría de manera definitiva contra el poder español, ya daba muestras de no pocasinquietudes y revoluciones internas. Se trataba de unpueblo profundamente marcado por un sostenidomestizaje que alcanzaba ya los trescientos años, ycuyos estratos pugnaban, unos por revolverse, y otrospor aplacar a los que pretendían hacerlo.

Una estructura piramidalLa sociedad venezolana de finales de la época colo-nial puede describirse como una estructura pirami-dal compuesta por tres grandes estratos definidos entérminos raciales. En su cúspide estaban los blancos(peninsulares y criollos o mantuanos), quienes con-trolaban los más altos cargos burocráticos, militaresy eclesiásticos, así como el acceso a la educación ya las grandes posesiones de tierras. Por debajo deéstos había una amplia variedad de mestizos o híbri-dos que recibían la común denominación de pardoso mulatos; eran libres, pero con escasos bienes defortuna, pues estaban limitados a trabajos de índoleartesanal, agrícola, pequeños comercios, etc. En labase se encontraba la población indígena y los escla-vos afrodescendientes.

En un principio, los pardos no representaban ningu-na amenaza para la clase dominante, dado su escasonúmero. En efecto, en el siglo XVI gozaban de algunosderechos que, al ir incrementándose su población,fueron poco a poco cercenados: primero se les negóel acceso a los cargos públicos (1621), después se lesexcluyó del servicio militar (1643), posteriormente seprohibió el matrimonio interracial (1776). Ademássiempre estuvieron excluidos de la posibilidad del ascenso social gracias a la educación: de ahí quesus actividades se encontraban entre las de “bajacalidad”. A éstas pertenecían los oficios artesanales y artísticos, que lograron un gran desarrollo en las décadas previas al momento independentista debi-do, en gran medida, al papel desempeñado por lospardos libres.

La Escuela de Chacao: conciertos de música día y nocheCuando Alejandro de Humboldt llegó a Caracas a fina-les de 1799, el Padre Sojo, principal promotor de lamúsica en aquellos tiempos, acababa de fallecer. Sinembargo, su legado permanecía vivo en el espíritumusical de la ciudad, al cual dedicó Humboldt un elo-gioso comentario: “En muchas familias he hallado (…)una predilección decidida por la música, que cultivancon éxito, y que sirve para unir diferentes clases de lasociedad”. Estas palabras ponían en evidencia unacuriosa realidad que tenía lugar en aquella Caracascolonial: la música, por entonces, constituía un espa-cio en el cual convivían armoniosamente algunas delas más acaudaladas familias caraqueñas —grandesaficionadas a la música y entre cuyos miembros laejecución instrumental formaba parte de la educacióngeneral— con un talentoso grupo de músicos profe-sionales cuya mayoría pertenecía a la clase de los par-dos libres.

Este entorno favorable a la música había comenza-do a formarse cuando, en 1783, el Padre Sojo —quienpertenecía a la familia materna del Libertador— orga-nizó los estudios musicales del Oratorio de San FelipeNeri. Su principal medida fue la designación de JuanManuel Olivares (1760-1797) como director de la aca-

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Alejandro Humboldt. Tomado de D´Orbigny. Viajes pintorescos

a las dos Américas, Asia y África.Barcelona, 1842. Colección Libros Raros

de la Biblioteca Nacional.

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demia, una afortunada decisión que daría pie paraque en poco tiempo se formara en Caracas unaescuela musical sin igual en Latinoamérica. No le fal-taron enemigos a esta iniciativa del Padre Sojo dentrode la comunidad eclesiástica e incluso en el seno dela congregación nerista, pues hubo quienes pensabanque su dedicación a la música era excesiva y licencio-sa. Así, el padre Gabriel José de Lindo, viceprepósitode San Felipe Neri y comisario subdelegado del SantoOficio de la Inquisición, acusó a Sojo y a sus músicosde pasarse todo el tiempo en la huerta del Oratorio,ubicado en la esquina Cipreses de Caracas, o en lahacienda que éste tenía en Chacao dedicados a “jugaren ellas pelota y bochas y tocar conciertos de músicadía y noche”.

En efecto, en las haciendas cafetaleras que tantoSojo como el padre José Antonio Mohedano y donBartolomé Blandín poseían en el pueblo de Chacao ysus alrededores solían tener lugar maravillosas vela-das musicales, la más famosa de todas ocurrió en1786, en ocasión de la primera cosecha de café obte-nida en esos terrenos. La descripción de este aconte-cimiento fue relatada por Arístides Rojas: “La fiesta dacomienzo con un paseo por los cafetales, que estabancargados de frutos rojos. Al regreso de la concurrencia,rompe la música de baile, y el entusiasmo se apoderade la juventud. Después de prolongadas horas de danza,comienzan los cuartetos musicales y el canto de lasdamas, el cual encontró quizás eco entre las aves noacostumbradas a las dulces melodías del canto y a losacordes del clavecino”. Los músicos que participabanen estas veladas —a quienes la historia de la músicaidentificará como Escuela de Chacao— provenían ensu mayoría de la academia del Padre Sojo y, en buenaparte, pertenecían a familias de pardos libres: esteserá el ambiente que Humboldt descubrirá durantesu visita a Caracas.

Una típica familia de pardosUn breve repaso a la historia familiar de Juan ManuelOlivares puede ayudarnos a descubrir cómo en unatípica familia de pardos de finales del siglo XVIII seconjugaba el talento artístico, el amor a la cultura yuna gran voluntad de superación social, ya fuera éstapuesta en práctica mediante la emulación del estilode vida mantuano o mediante propuestas más revolu-cionarias. Su padre era un maestro platero que poseíauna estancia en Chacao, mientras que su hermanomenor, Juan Bautista, también músico, poseedor deuna vasta cultura y dueño de una gran biblioteca,había pretendido dedicarse a la vida religiosa, perohabía sido rechazado por ser “descendiente de negrosy mulatos y, por consecuencia forzosa, de personassujetas a la servidumbre”, a raíz de lo cual se empeñó

en hacer propaganda a favor dela igualdad social hasta

que fue apresado ydeportado a España

por corto tiempo: losalvó la oportunapromulgación de laReal Cédula deGracias al Sacar

(1795), mediante lacual toda personapodía lograr la conce-sión de cualquier soli-citud —incluyendo elascenso social—

mediante el pagode una tarifa. La

esposa de JuanManuel era> Lino Gallardo, al igual

que Juan José Landaeta, es uno de los músicos pardos más

sobresalientes del período colonial,siendo pionero de la canción

patriótica del siglo XIX venezolano.

Juan Lovera. Lino Gallardo. Colección Hermanas Laroche-González.

Tomado de Alfredo Boulton. Historia de la pintura enVenezuela. Caracas, 1968. 49

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hermana de otro reconocido músico de la época, tam-bién de calidad parda, José Francisco Velásquez, cuyopadre había sido esclavo. Por otra parte, y a pesar deque hoy pueda parecernos contradictorio, sabemosque Olivares poseyó una esclava africana, lo cual noera poco común entre las familias de pardos libres deaquellos tiempos. Más allá de su talento como compo-sitor, la labor más relevante de Olivares fue, quizás, ladesempeñada en el área de la enseñanza, pues entresus discípulos se contaban los más importantes com-positores de la Caracas colonial: José Ángel Lamas(blanco de orilla) y los pardos Juan José Landaeta(1780-1814) y Lino Gallardo (h. 1773-1837).

Juan José Landaeta, además de sus actividadesmusicales, se preocupó siempre por la preparación delos suyos para nuevos y mejores tiempos. Como seña-la José Antonio Calcaño, creyó “...que la redención delos pardos debía comenzar por la labor de aquilatar elvalor humano de los de su clase. Era necesario que lospardos, ignorantes y pobres en su mayoría, empezaranpor ilustrarse y por hacer sentir su importancia en elmedio social, antes de que pudiera pensarse en algúncambio legal que los favoreciera”. De allí que, en 1805,presentara al Ayuntamiento un proyecto de escuelade primeras letras para pardos, pero la iniciativa noprosperó. Su amplia cultura se puso de manifiestocuando, en 1808, fue designado como director de laorquesta que acompañaría a una compañía de óperafrancesa que se encontraba de visita en la ciudad,debido no sólo a su calidad como músico, sino a sudominio del francés. Por su parte, su condiscípuloLino Gallardo se ocupaba por estos años de la direc-ción de una orquesta de baile, y de componer piezaspara alimentar su repertorio, de las cuales, lamenta-blemente, no ha sobrevivido ninguna.

Auge de la canción patrióticaFinalmente arribamos al 19 de abril de 1810. Trasvarios días de incertidumbre política con respecto a laMetrópoli, ocupada por los franceses, los mantuanoshabían pasado la noche anterior conspirando paradesconocer la autoridad del capitán general Vicentede Emparan. En la mañana, reunidos en el CabildoMunicipal, en la esquina noroeste de la Plaza Mayor,discuten con Emparan acerca de las últimas noticiasllegadas de España, pero cuando las campanas de laCatedral dan las nueve, éste pretende evadir la discu-

sión y alega que ha llegado la hora del oficio delJueves Santo. La multitud inquieta, que algo debíasaber de los movimientos que estaban teniendo lugarentre las clases dirigentes, se agolpaba cada vez másen la plaza, y si bien todos los que habían quedado enel Cabildo pertenecían al grupo de los blancos crio-llos, allí afuera los pardos eran mayoría.

No ha debido ser fácil para los maceros abrir pasoal capitán general, pero a las puertas de la Catedral,Francisco Salias toma a Emparan del brazo y lo obligaa regresar pronunciando la célebre frase: “Venga usíaa Cabildo”, a la cual un coro popular responde: “¡ACabildo, a Cabildo!”. Momentos después, desde el bal-cón del Ayuntamiento, Emparan busca una solucióndesesperada y solicita el apoyo de las masas queseguían sumándose en la plaza. Ante el rotundo “no”que consigue por respuesta, lanza su dimisión: “¡Puesyo tampoco quiero mando!”. Tras este triunfo los con-jurados terminan de organizar el nuevo gobierno,mientras que, en la plaza, el pueblo celebra con can-tos de júbilo.

En su informe de lo ocurrido a las autoridadesespañolas durante la memorable jornada, VicenteBasadre, hasta entonces intendente de Ejército y RealHacienda, escribió: “...lo más escandaloso fue que enlas canciones alegóricas que compusieron e imprimie-ron de su independencia, convidaban a toda la Américaespañola para hacer causa común, y que tomasen a loscaraqueños por modelo para dirigir revoluciones”.Hacía referencia al grupo de músicos que apoyó a losconjurados mantuanos con sus cantos que proclama-ban libertad para pobres y señores, y amenazabancon cañonazos a quien se opusiera. En este grupo se

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> Juan José Landaeta y Juan Lovera fueron parte de la Emigración a Oriente ante la inminente ocupación deCaracas por José Tomás Boves, en 1814. A diferencia de Lovera, Landaeta no regresó a la capital, ya que integrabala orquesta que Boves fusiló en Cumaná después de hacerlainterpretar algunas piezas.

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encontraban los pardos Juan José Landaeta, supariente José Luis Landaeta y Lino Gallardo, quienes apartir de ese momento se destacaron como autoresde canciones patrióticas, y cuya carrera musical y tra-yecto existencial quedaron para siempre enlazados alos episodios de nuestra Independencia.

Poco después encontraremos a los Landaeta for-mando parte del Club de los Sincamisa, cuya canciónoficial compusieron, mientras que Gallardo, amigo delos Bolívar, ingresó en la Sociedad Patriótica. Para elprimer aniversario del 10 de abril, pocos meses antesde la firma del Acta de la Independencia, Juan JoséLandaeta compuso la canción “Gloria, americanos”,mientras que aún los investigadores no han determi-nado si fue él o Gallardo el autor de la música del“Gloria al Bravo Pueblo”.

El nacimiento de la pintura históricaJunto a estos músicos patriotas, en medio de esagran masa popular que inundó la Plaza Mayor aquel 19 de abril de 1810, y muy probablemente pasan-do desapercibido, otro representante de la condiciónparda presenció los acontecimientos de ese día con laagudeza propia de un pintor. Se trataba de JuanLovera, artista formado en los talleres de los pintoresLandaeta (probablemente primos de los músicos) y quien tiempo después pasaría a la historia de nuestra pintura como el enlace entre el arte colonialvenezolano, de carácter artesanal, y la pintura republi-cana preacadémica.

Su prodigiosa memoria, su conciencia de la histo-ria y su fervor patriota lo llevarán también a conver-tirse en el iniciador de la pintura histórica venezolana,gracias a la realización, entre 1835 y 1838, de dos cua-dros que preservarían para la posteridad los sucesos

del 19 de abril de 1810 y del 5 de julio de 1811. Enambas obras, las limitaciones propias de un pintor sinformación académica no menoscaban su efectividad.Por el contrario, una equilibrada combinación de gra-cia y solemnidad, de respeto e ingenuidad, confierena estos trabajos una sobriedad que los mantienenmás próximos al hecho histórico que los de sus conti-nuadores académicos, más propensos a la idealiza-ción heroica.

Las caídas de la Primera y la Segunda Repúblicapusieron en peligro la existencia de estos artistas ypatriotas, así como de la nación misma. Juan JoséLandaeta y Lino Gallardo fueron hechos prisionerospor los hombres de Domingo Monteverde en 1812. Los grillos que Gallardo tuvo que padecer afectaronsus pies por el resto de sus días. Juan José Landaetay Juan Lovera, posteriormente, tomaron parte deaquella terrible e infructuosa Emigración a Orienteante la inminente ocupación de Caracas por JoséTomás Boves, en 1814. A diferencia de Lovera,Landaeta no regresó a la capital. Formó parte deaquella fatídica orquesta que el truculento Boves hizotocar en Cumaná, la cual, al término del concierto,hizo fusilar. Una leyenda cuenta que los hombres de Boves, en el momento de ser fusilado, cubrieronlos ojos de Landaeta con la partitura del “Gloria alBravo Pueblo”.

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"Se trataba de Juan Lovera, (…)

el enlace entreel arte colonial venezolano,

de carácter artesanal,y la pintura republicana

preacadémica.”

> La firma del Acta de la Independencia, plasmada por el pincel del iniciador de la pintura histórica en nuestropaís, el pardo Juan Lovera.

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entro de lo que fue la invasión europea alcontinente americano a finales del siglo XV,se asomaría para la Corona española el retode cuál y cómo debía ser la forma de suje-ción de estas tierras “descubiertas”. Iniciada

la ruta de la depredación, el poder se dividiría rápida-mente en tres focos importantes: primero, en losreyes y su corte; segundo, en los expedicionarios y susoldadesca; y tercero, en la Iglesia Católica y la ristrade sus representantes pontífices. Los hilos del poderdesatado (para controlar, normar y fiscalizar) no sóloapuntarán con fuerza al aborigen y al negro esclaviza-do, sino también a los peninsulares, criollos, pardos ydemás clases sociales a lo largo de la sociedad colo-nial. Aquella parafernalia entra, evidentemente, enuna compleja estructura ideológica-práctica de domi-nación que se remonta desde los tiempos de Colón ysus viajes equinocciales. Entre el Estado y la Iglesiacircundará la hegemonía de la que hablamos, y entreéstos el poder se confundirá en un maridaje intere-sante hasta comienzos del siglo XIX.

¿Cómo fue esa evolución del régimen estatal de lacolonia venezolana? Responde ésta de manera similara lo que fue el proceso invasivo de España enAmérica: abriéndose paso a través de la expedición yla captura de mano esclava en los territorios conquis-tados. Los títulos y las potestades de los recién llega-dos eran emitidos por unos reyes al otro lado delAtlántico, lo cual fue abonando el terreno para la codi-cia, la disputa y el nacimiento de una clase terrate-niente desenfrenada. De allí que en los cabildos oayuntamientos estén representados éstos para inter-venir en las decisiones políticas de las ciudades.Ahora bien, estarán para ponerle freno a estas potes-tades locales las denominadas Reales Audiencias,encargadas de la administración judicial y “defenderlos más variados intereses de la monarquía”. En el52

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EL TRONO Y EL ALTARESTRUCTURA IDEOLÓGICA-PRÁCTICA DE LA DOMINACIÓN MONÁRQUICA

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> Estos pendones reales se exhibían en Caracas durante lasfiestas de proclamación de los monarcas españoles.

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caso de Venezuela, por algún tiempo estuvo ligada a lade Santo Domingo en gran parte del siglo XVI, y a lade Santa Fe de Bogotá desde principios del siglo XVII.El control jurídico y administrativo cambiaría notable-mente desde que en 1786 se creara la Real Audienciade Caracas; entre las principales atribuciones de estainstitución estarán el control de los fueros militares,asesorar al gobernador en materia de Estado, resolverlos asuntos eclesiásticos, vigilar el buen tratamientode los indígenas, fiscalizar los erarios públicos y legislar sobre asuntos de diversa índole, con unaautonomía determinante entre el rey y su Consejo de Ministros de Indias.

La otra cara de la dupla hegemónica está represen-tada por la Iglesia y el poder del crucifijo pontificio. Sepuede decir, tal cual lo apunta Hernán GonzálezOropeza en su trabajo, Iglesia y Estado en Venezuela,que la Iglesia “...abarca no sólo una concepciónpolítico-religiosa que pretende íntimamente elservicio a una unidad política, sino que por ellabusca una sana y pujante unidad religiosa”. El patronato regio, como se le conocerá a esterégimen religioso, unirá a Sevilla y a Roma enun sólo esfuerzo de dominación: la espiritualy la monárquica. Sería el rey de Castilla,Fernando II de Aragón, el responsable deesta política junto al Papa Juliano deRóvere, a finales del siglo XV. El acuer-do era básicamente uno: dar en con-cesión a la Iglesia las rentas de losdiezmos y demás tributos cobra-dos a los habitantes de las colo-nias americanas, a cambio de laconversión al cristianismo y la enseñan-za de la fe en estas tierras.

Intentando poner coto a los “res-cates” y a las brutales “encomien-das” que a principio de la conquistadesolaron Cubagua y otras partes detierra firme de la actual Venezuela,fueron llegando al territorio francis-canos, dominicos, jerónimos, jesui-tas y otras órdenes religiosas, paracultivar el catolicismo entre losaborígenes. Las denominadas diócesis fueron una de las prime-ras instituciones eclesiásticas

en el país: la de Paria fue erigida en 1520; la deVenezuela, en 1636, con sede en Caracas; la deMérida-Maracaibo en 1728 (dependiente de la Arquidiócesis de Bogotá) y la de Guayana

en 1790. Será en el albor del siglo XIX, cuando se unifica a todas las diócesis en

la Arquidiócesis de Caracas (1803), que tendría el control institucional de

la Iglesia Católica en todo el territo-rio venezolano. De manera tal que

en esta dupla hegemónica pendulará el poder tanto de losreyes y de papas, de gobernado-

res y obispos, de regidores ysacerdotes. La sociedad

venezolana será matizadadesde sus inicios bajoesta sujeción ideológi-ca irrefrenable.

"La otra cara de la duplahegemónica está representada por la Iglesiay el poder del crucifijo pontificio."

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esde los comienzos de la colo-nización y creación de lo que

es hoy el territorio venezolano —dividido en varias provincias— los poderes político y militar esta-ban a cargo no sólo de los gober-nadores y capitanes generalesnombrados por la Corona; existíatambién la figura del Ayuntamientoo Cabildo que tenía la potestad delgobierno político-administrativo delas ciudades. Con el Cabildo seengendró una institución política ysocial influyente, que girará entorno a la clase criolla terratenien-te desde los primeros conquistado-res hasta las primeras luces de laIndependencia, a comienzos delsiglo XIX.

Con la Real Cédula de 1560—ratificada luego en 1676— esta

institución tendrá la licencia paranombrar los denominados alcaldesordinarios para que ejercieran elpoder político y judicial, en caso

de fallecimiento oausencia del goberna-dor. Esta atribuciónsería uno de los ejesmás controversialesde la Venezuela colo-nial. Se verificaríacon ella el nacimien-to y evolución de unaclase dirigente queprotegería su auto-nomía y sus intere-ses económicos; oen otras palabras,

la cristalización de una conciencialocal. Sin embargo, con la llegadade los Borbones al trono españolen la segunda mitad del sigloXVIII, esta aristocracia criollacaraqueña colisionará con el cen-tralismo ilustrado, el cual buscabacontrolar y fiscalizar las riquezasno sólo de Venezuela, sino detodos sus dominios en América.Esta reforma estatal intentarámeter en cintura los ánimos auto-nomistas de los ayuntamientosamericanos.

Sin embargo, el encono de lacorte criolla recaía en el hecho deque la Compañía Guipuzcoana nola había tomado en cuenta para latoma de decisiones económicas ypolíticas de la Provincia. Tarde otemprano, el esfuerzo de la Coronapor tratar de sacarle el mayor pro-vecho a estas tierras no sería sufi-ciente, porque los nudos del con-trabando eran sumamente arraiga-dos y los intereses del mantuanaje

caraqueño —núcleo primordial delos criollos representados en elAyuntamiento— convencieron aaquella para repartirse el botíneconómico a partes iguales, siem-pre y cuando las condiciones fue-sen positivas y provechosas paratodos. La Compañía Guipuzcoanase derogaría en 1785.

No podía faltar en este apartadola confrontación entre los cabil-dantes criollos y las autoridadeseclesiásticas. Los obispos y losmáximos representantes de lasórdenes religiosas ejercieron ungran poder, no sólo espiritual sinotambién político y social. De allíque sea importante detenerse encómo la mano de la Iglesia chocócon las directrices y afanes delAyuntamiento. La mayoría de losconflictos eran, por así decirlo, enel orden organizativo, destacándo-se el carácter y los límites juridis-cionales de los litigantes.

En este sentido son numerosaslas disputas: primero, para hacersecargo de las procesiones y otrascelebraciones religiosas; segundo,por la utilización de los pendonesreales; tercero, por la administra-ción de los conventos; y cuarto, porla potestad de utilizar las ceremo-nias sacramentales para ocasionesciviles. En fin, esta rivalidad tradu-ce la importancia que jugaba lanormativa ceremonial no sólo parael entramado eclesiástico, sinopara el civil enclaustrado en elAyuntamiento: un combate querefleja las relaciones de poderentre estas dos instituciones. Peroaún más, gracias al Ayuntamientocaraqueño se fue creando la aca-demia de los gobernantes de lafutura república independentistaque a partir de 1810 dio sus prime-ros pasos.

LA DISPUTA POR EL PODER COLONIALEl Cabildo y la evolución del poder criollo

Carlos Alfredo Marín / Lionel Muñoz Paz

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> A lo largo del período colo-nial existió una pugna por elpoder entre los sectores queregulaban el orden de lasociedad: el poder eclesiás-tico y las autoridades civilescoloniales.

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El 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se levanta enreclamo a la invasión de Napoleón Bonaparte a Españay en contra del nombramiento de su hermano JoséBonaparte como nuevo rey en sustitución de FernandoVII. Este levantamiento impulsa a la conformación dejuntas de gobierno regionales en casi toda España, quese adjudican el derecho a gobernar en nombre del sobe-rano depuesto, bajo el argumento de que en ausenciadel rey la soberanía debía retornar al pueblo, y aún más,porque tanto la burocracia como la nobleza, el clero, elejército y la familia real habían aceptado la designaciónde José Bonaparte como nuevo rey de España.

El surgimiento de estas juntas no implicaba solamen-te el rechazo a la presencia francesa en España sinoademás la posibilidad de desintegración política delreino, en tanto que cada una de ellas gobernaba comosi se tratara de un país independiente. Sin embargo, elavance de las tropas napoleónicas, propinando severasderrotas al ejército español, hacen que en septiembrede ese mismo año se cree la Junta Suprema CentralGubernativa del Reino. Esta junta, con carácter degobierno nacional, comienza a sesionar para decidir eldestino de España y sus llamadas posesiones ultramari-nas, a las que comienzan a reconocer no como coloniassino como partes integrantes del reino para evitar que

cayeran seducidas por la oferta de representación polí-tica que les había hecho Bonaparte1.

Estas noticias pronto llegan a América2, generandouna tremenda incertidumbre política pero también elrecrudecimiento de las tensiones y pugnas entre lasautoridades peninsulares y la élite dirigente criolla. Enausencia del rey y dado que la mayoría de las autorida-des reales que se encontraban en América para elmomento de esta crisis fueron designadas por el con-trovertido personaje Manuel Godoy3, fuertemente cues-tionado por sus relaciones con Bonaparte y su enemis-tad con Fernando VII, se suponía que la soberanía debíaretornar al pueblo a través de alguna institución: ¿lamisma que en España?

En medio de esta controversia la élite criolla de loscabildos aprovecha para destituir a las autoridadesespañolas acusándolas de “afrancesadas”, traidoras alrey, y conforma juntas al estilo de las españolas paragobernar en nombre de Fernando VII. Esta coyuntura 55

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MOVIMIENTO JUNTISTA

EN AMÉRICA> Yasmín Rada Aragol / Lionel Muñoz Paz

PRIMERA FASE DE LA LUCHA POR LA

INDEPENDENCIA

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política abre la posibilidad a la élite criolla de conquis-tar la ansiada autonomía e igualdad política frente a los peninsulares, pero también hace que estos últi-mos, ante la amenaza criolla, desaten una cruentarepresión que será el punto de partida de la lucha porla independencia de América con los fuertes enfrenta-mientos militares que caracterizaron a este episodio de nuestra historia.

Las juntas de AméricaDesde el mismo instante en que se conoce la críticasituación de la monarquía española, la abdicación de Carlos IV, el ascenso al poder de su hijo Fernando VIIy la abdicación de éste en favor del hermano deNapoleón Bonaparte, se intenta establecer juntas degobierno en América para garantizar cierta estabilidady cohesión política ante un eventual ataque francés.

El primer caso del que se tiene noticias ocurre en julio de 1808 en México, donde un grupo de criollos del Ayuntamiento, avalados por el virrey Joséde Iturrigaray, convocan a un Congreso de Ciudadespara discutir, en conjunto, la situación de España y las acciones a ejercer. Esta iniciativa es impedidapor la intervención de unos españoles que, temero-sos de ser sobrepasados por el poder de los criollos,destituyen y arrestan al virrey Iturrugaray y desig-nan nuevas autoridades.

En Venezuela también hubo un intento de conforma-ción de junta. En noviembre de 1808 un grupo de miem-bros del Ayuntamiento de Caracas entregan al capitángeneral y gobernador de entonces Juan de Casas lapetición para crear una junta de gobierno integrada porautoridades civiles, militares, religiosas, intelectuales ycomerciantes. Esta solicitud estuvo avalada por 48 fir-mas, que sólo sirvieron para que Casas identificara a“los conspiradores” y los mandara a apresar.

En 1809 el panorama con respecto a la posibilidad decreación de una junta de gobierno es más favorable,dado los fracasos políticos y militares de la JuntaCentral, que generan mayor inestabilidad política en larelación entre España y América. Por ello, en

Chuquisaca se conforma una junta el 25 de mayo pro-ducto de las discrepancias entre las mismas autorida-des peninsulares que se debatían la opción de apoyar ala princesa Carlota Joaquina como sucesora del trono ocontinuar leales a Fernando VII, imponiéndose esta últi-ma opción. En La Paz ocurre algo similar el 16 de julio,pero esta vez la disputa es entre peninsulares y crio-llos, quienes deponen al intendente y al obispo acusán-dolos de traición al rey y conforman una Junta Tuitivapara gobernar en nombre de Fernando VII. En Quitotambién se conforma, el 10 de agosto, una junta inte-grada mayoritariamente por criollos, quienes goberna-ron durante casi tres meses e impulsaron una serie dereformas económicas y sociales que beneficiaron tantoa la élite como a los sectores populares.

No obstante, estas juntas tuvieron desenlaces inde-seables. El nuevo virrey del Río de la Plata, BaltazarHidalgo de Cisneros, y el tristemente célebre virrey delPerú, José Fernando de Abascal, envían tropas a estas

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> LAS JUNTAS REVOLUCIONARIAS EN ÁMERICA SE IMPONENAbdica el rey de España Fernando VII a favor de JoséBonaparte, hermano de Napoleón. El pueblo español se levantaen contra de este hecho y comienza a conformar juntas degobierno regional que, bajo la máxima de que en ausencia del reyla soberanía retorna al pueblo, se adjudican el mandato de lanación. La necesidad de cohesión entre estas juntas da paso a laconformación de una Junta Central que pretende asumir funcio-nes de gobierno nacional. Todos estos acontecimientos impactanen América y desencadenan también la conformación de juntasde gobierno autonomistas bajo la misma premisa de que la sobe-ranía, en ausencia del rey, debe retornar al pueblo, dándose asíla primera experiencia de gobierno autónomo americano. Peroestas juntas en su mayoría son brutalmente reprimidas por lasautoridades peninsulares, lo que da paso al recrudecimiento delas rencillas entre españoles y americanos y, finalmente, a lalucha por la emancipación total y definitiva.

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tres ciudades para aplastar a las juntas. El caso deQuito es especialmente conmovedor debido a que fue-ron asesinadas más de trescientas personas que seencontraban en la cárcel por haber apoyado a la junta.

Ya para 1810, la situación de América con res-pecto a España cambia en beneficio de la primera. LaJunta Central cercada por el ejército francés decideconformar en el mes de enero un Consejo de Regenciapara que asuma los asuntos de la nación y se autodi-suelve días después. Esta declinación de la JuntaCentral y el surgimiento de un nuevo órgano de poderhacen presumir que todo está perdido en España ysobre todo que sus autoridades en América carecen,aún más, de legitimidad. Por ello, el 19 de abril de 1810el Cabildo de Caracas depone al recién designadogobernador y capitán general Vicente Emparan y con-forma una Junta Suprema Conservadora de losDerechos de Fernando VII que asume las funciones degobierno nacional y ejecuta una cantidad de resolucio-nes económicas, políticas y sociales ajustadas a la rea-lidad de la Capitanía.

En Buenos Aires ocurre, en mayo de aquel año, algosimilar a lo de Caracas. Luego de diversas discusionesy varios días de agitación callejera se conforma, el día25, una Junta Provisional Gubernativa de las Provinciasdel Río de la Plata a nombre de Fernando VII, integradaen su mayoría por criollos porteños. En circunstanciassimilares, salvando sus respectivas particularidades, sefueron conformando juntas en otros lugares deAmérica; en Cartagena (incluso tres días antes que enBuenos Aires), en Santa Fe de Bogotá en julio, en elBajío de la Nueva España y en Chile en septiembre y alaño siguiente en Paraguay y El Salvador, en mayo ynoviembre respectivamente.

La importancia de la conformación de estas juntasde gobierno de cara al proceso de independencia lati-noamericano es que, aun cuando se erigen en repre-sentación de los derechos del rey en cautiverio,Fernando VII, son la primera acción política contunden-te, en su mayoría de carácter “criolla”, en contra de lasautoridades designadas desde España para gobernar elcontinente, lo que supuso el establecimiento —por pri-

mera vez— de gobiernos autónomos a la metrópoli.Asimismo, la violencia que desatan las desplazadasautoridades peninsulares en contra de esta iniciativaautonomista va a desencadenar una cantidad deenfrentamientos que dieron paso a la definitiva inde-pendencia polític a.

1 En julio de 1808 se celebraría en Bayona (Francia) un Congreso

Constitucional para el cual José Bonaparte invitó a América a que

enviara seis representantes, uno por cada virreinato, uno por Cuba y

otro por Guatemala. 2 La Gaceta de Madrid y los periódicos provenientes de Gran

Bretaña fueron fundamentales en la difusión de estas noticias en

América, como también las comunicaciones emitidas tanto por la

Junta Central como por el gobierno de José Bonaparte. 3 Manuel Godoy era el primer ministro de España en tiempos de

Carlos IV (también se le conoce como el favorito). Su historia es alta-

mente controversial por cuanto se le acusa de haber ascendido

rápidamente dentro del gobierno real por sostener una relación amo-

rosa con la reina María Luisa. También se le señala como el artífice

de la invasión francesa a España, dado los manejos que hizo con la

política exterior de ese país y por sus relaciones con Napoleón

Bonaparte; amén de los conflictos que sostuvo en todo momento con

el heredero al trono, Fernando VII, y sus partidarios.

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P A R A S E G U I R L E Y E N D O . . .Hocquellet, Richard. Los reinos en orfandad:

la formación de las juntas supremas en España en 1808, en Terán, María y Serrano, José (eds.). Las guerras de independencia en América española.México D.F., Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2002.

Rodríguez, Jaime. La independencia de la América española. México D.F., Fondo de CulturaEconómica, 1996.

Martínez, Armando y Quintero, Inés (eds.). Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia (1809-1822). Reales Audiencias deQuito, Caracas y Santa Fe. Edición UIS 2007.Publicación digital en la página web de la BibliotecaLuis Ángel del Banco de la República.http://www.lablaa.org/blaavirtual/historia/actas-de-independencia/index.html (búsqueda realizada el 29 de enero de 2010).

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ara finales del siglo XVIII, el sistema monár-quico español enfrentaba una profunda crisis.En las colonias americanas, desde los negrosesclavizados hasta los criollos mantuanos, sehacía sentir de diversas maneras la inconfor-

midad con una situación político-social que presenta-ba severas fisuras. Estos grupos asumieron paulatina-mente formas de oposición y resistencia que daríaninicio a un movimiento revolucionario en el seno deuna sociedad de marcados contrastes y desigualda-des. Por un lado las fuertes tensiones internas, así como la influencia de sucesos externos, talescomo la independencia de los Estados Unidos deNorteamérica y la Revolución francesa, dieron pie anumerosos levantamientos libertarios de parte de los grupos más vilipendiados de la Provincia de Venezuela.

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En este contexto se produjo la insurrección de losnegros de la Serranía de Coro, encabezada por JoséLeonardo Chirino en el año 1795. Hijo de india y negroesclavizado, Chirino era un zambo libre, jornalero enla hacienda de una familia de apellido Tellería. En granparte sus labores consistían en viajar hacia lasAntillas: Saint-Domingue y Curazao fueron algunos desus destinos. En estas incursiones había tenido abun-dantes noticias de los sucesos de Haití y del carácterracial que tenía aquella lucha. Por esto, no era deextrañar que llegara a la conclusión de que en laProvincia de Venezuela pudiera darse una revoluciónsimilar de mano de los negros esclavizados.

Es así como Chirino —junto a Josef CaridadGonzález, negro loango nacido en África y fugado deCurazao— inicia sus tertulias y comienza a propagarentre sus congéneres las ideas transformadoras. Entreéstas resaltan las de corte social: eliminación de laesclavitud; las de corte político: aplicación de la ley delos franceses, supresión de los privilegios y eliminaciónde la “nobleza” blanca, base del Antiguo Régimen encrisis; y las de corte económico: derogación de los

impuestos de alcabala, que mellaban la economía yabastante lapidada de las clases desposeídas.

Entre los cantos de jornada que entonaban los escla-vizados en las haciendas se propagaban las ideas deChirino. En los comedores, mientras servían la cena,los rumores de una ley de libertad de esclavos y susimplicaciones sociales eran discutidos con horror porlos amos y escuchados por sus empleados. Igualmente,los activos cimarrones se unían a los esclavos, libres,jornaleros e indios tributarios en la hacienda ElSocorro, al sur de Coro, a discutir lo que Federico BritoFigueroa llamó: “el programa de la insurrección”.

El 10 de mayo de 1795, González y Chirino idearíanla rebelión en Curimagua (estado Falcón). Los alzadoseran esclavos y libres. En un principio el contingentese nutrió, entre hombres y mujeres, de por lo menosdoscientos insurrectos. Sin embargo, en menos de undía, tras ser quemadas haciendas, secuestrados algu-nos blancos y la incorporación de guerrilleros, losrebeldes llegan a cerca de trescientos. El pánico seexpandió por la serranía coriana. Luego de haber oídosobre los acontecimientos que se sucedían en Saint-Domingue, las familias blancas huían hacia lasAntillas Holandesas en busca de refugio. El terror alnegro se hizo presente una vez más ante la demandade supresión de las alcabalas y el fin de la esclavitud.No existía para Chirino y su grupo otra manera dereclamar por la libertad.

Sin embargo, en unos pocos días la rebelión fuesofocada violentamente por las autoridades. Los insurrectos fueron asesinados a golpe de cuchillo,culatazos y decapitaciones. Chirino fue hecho prisio-nero, en agosto de 1795, y trasladado a Caracas. Enesta ciudad sería condenado a muerte por la RealAudiencia el 10 de diciembre de 1796. Lo que implica-ba su decapitación, siendo sus extremidades expues-tas en los caminos hacia Coro y Aragua como ejemplode castigo para quienes cometieran el delito de pro-clamar la libertad de los esclavos.

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P A R A S E G U I R L E Y E N D O . . .

Brito Figueroa, Federico. Las insurrecciones de los esclavos negros en la sociedad colonial. Caracas,Editorial Cantaclaro, 1961.

Ramos Guédez, José Marcial. Contribución al estudiode las culturas negras en la Venezuela colonial.Caracas, Instituto Municipal de Publicación Alcaldíade Caracas, 2001.

Colección del Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional.

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anuel Gual, capitán retirado de la MiliciaRegular de Caracas, y José María España,militar de carrera que ejerce el cargo deteniente Justicia Mayor de Macuto, son loscabecillas y animadores de la conspira-

ción política descubierta por las autoridades españo-las el 13 de julio de 1797.

Gual y España son admiradores de la RevoluciónFrancesa y partidarios de la forma de gobierno republi-cana. En La Guaira han tenido vivo contacto con lasinfluencias revolucionarias que proceden de Europa yde las Antillas a través del populoso puerto venezolano.

Los reos políticos españoles Juan BautistaPicornell, Manuel Cortés Campomanes, SebastiánAndrés, José Lax y otros, prisioneros en La Guaira porrebelarse contra la monarquía en la Península, sonfrecuentados secretamente por José María España.Ellos colaborarán con un extendido movimiento secre-to que integra a pardos, esclavos y blancos. Se planeauna insurrección de civiles y militares contra el poderespañol, con la intención de desencadenar la“Revolución del Pueblo Americano” y declarar la independencia de las provincias de Venezuela, en nombre de la igualdad de los hombres y la libertad de la patria.

La conspiración de Gual y España fue delatada porel cura del Sagrario de la Iglesia Catedral, cuando elcapitán Domingo Lander le confesó haber sido invita-do a la sedición por los barberos pardos Francisco deLeón y José Chirinos.

La represión fue amplia y cruel. Buena parte de losconjurados sufrió ejecución sumaria o penas atrocescomo el descuartizamiento. Unos papeles encontra-dos, con el rótulo de “Ordenanzas”, disponían cuida-dosamente los pasos de la rebelión.

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LA REVOLUCIÓN DEL PUEBLO

AMERICANOEL PLAN CONSPIRATIVO

DE GUAL Y ESPAÑA

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José María España. Colección Museo Caracas. Concejo Municipal.Fotografía: Alejandro González.

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JuntasgubernamentativasLas Ordenanzas de 1797, redacta-das después de “un maduro exa-men y larga reflexión” por parte delos “Comandantes de las Provinciasde Tierra Firme”, a propósito de“los medios que convendría adoptarpara restituir al Pueblo Americanosu libertad”, convocaban a laacción concertada de una insu-rrección que debía operar simultá-neamente según las mismas pautas en los diferentes centrosurbanos de Venezuela. Múltiple ydispersa en sus orígenes locales,era impelida a obrar según unaestrategia común, a la espera dela coordinación general.“Inmediatamente que llegue a noticia de cualquier Pueblo estaindispensable determinación, searmarán sus vecinos del mejormodo posible, y divididos en variasCuadrillas mandada cada una porun Cabo que entre sí elijan, haránresuene por todas sus calles y pla-zas a viva voz: ‘Viva el PuebloAmericano’. Se apoderarán de todaslas oficinas y parajes donde hayacaudales públicos, papeles, armas omuniciones, de guerra y boca,cerrando con candado sus puertas,dejando en cada una de estas partesel suficiente número de soldados ypaisanos para su custodia, no per-

mitiendo que se abrandichas puertas, ni seextraigan papeles, cau-dales ni efectos algu-nos, sin orden expresade la Junta Gubernativao Comandante militar

Jefe de la Revolución”. La “Junta Gubernativa”

era el núcleo organizativode cada rebelión local, y se

legitimaba por su origen popular.Los insurrectos convocarían alpueblo “en lugar y hora señalada,para el nombramiento de una JuntaGubernativa interina, compuesta demás o menos número de individuossegún la población y circunstanciasde cada lugar”.

Ministros espiritualesGuardando, en un principio, elmayor respeto por las personalida-des eclesiásticas, los insurrectosacogerían en el seno de la revolu-ción a los clérigos patrióticos; perocualquiera que “contra las divinasDoctrinas del Evangelio y SagradosLibros, predicase, exhortase, difun-diese papeles o hiciere otros actoscontra la felicidad general, despo-jándose de su carácter de MinistroEspiritual para hacerse un defensorde la tiranía, será tratado como untraidor de la Patria y castigado conel rigor de las leyes”.

Liberación fiscalAdquiriendo potestades de poderoriginario pero provisorio, la JuntaGubernativa tomaría disposicionesinmediatas sobre la economía. “Lasiembra y venta del Tabaco serálibre desde el mismo acto de laRevolución. Serán igualmente libresde todo derecho los comestibles dePan, Arroz, Miniestras, raíces, ver-duras, frutas y las demás especies.”Liberando al pueblo —y también a“todos nuestros mercaderes, bode-gueros y pulperos”—, de las res-

tricciones fiscales de la Corona,cada Junta reduciría los impuestos“con la rebaja de la cuarta partehasta la determinación de la JuntaGeneral”.

Gobierno general interinoAsegurando localmente “el acto deIndependencia” con las medidasnecesarias, “al término de dosmeses contados desde la publica-ción de (estas Ordenanzas)”, seconvocaría a “todas las Provincias,Comandancias, Corregimientos”, aque “envíen sus Diputados conamplios poderes para la declaraciónde la Independencia, establecimien-to de Gobierno General interino del Estado, y particular de cadaPueblo y Provincia”.

Ejércitos que se formarenEn cuanto al elemento militar, fac-tor primordial en la rebelión, se pre-veían disposiciones precisas;“Como en muchas partes distintas yen diversas Provincias se va a darprincipio a la Revolución a un mismotiempo, los Comandantes de cadauno de los Ejércitos que se forma-ren, procurarán mantener corres-pondencia entre sí para obrar deacuerdo y auxiliarse en caso necesa-rio. Los Ejércitos tomarán

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el nombre de lasProvincias donde selevantaren: los Coman-dantes expedi-rán sus órdenesen nombre delPueblo America-no, y en nombredel mismo toma-rán posesión de las Plazas de que se fueren apoderando”.

Principios socialesAspirando a una revolución profun-damente social, la conspiración deGual y España contemplaría ydecretaría tres grandes principios:la obligación de la igualdad, la liberación y protección de los indí-genas y la abolición de la esclavi-tud. En el artículo 32 de lasOrdenanzas “...se declara la igual-dad natural entre todos los habitan-tes de las Provincias y distritos y seencarga que entre Blancos, Indios,Pardos y Morenos reine la mayorarmonía, mirándose como herma-nos en Jesucristo iguales por Dios,procurando aventajarse sólo unos y otros en mérito y virtud, que sonlas dos únicas distinciones reales yverdaderas que hay de hombre a hombre y habrá en lo sucesivoentre todos los individuos de nues-tra República”.“Por razón de la misma igualdadqueda abolido el pago del tributo delos Indios naturales con que deni-grativamente los tenía marcados yoprimidos el Gobierno tirano, que selo impuso sobre las tierras que lesusurpó con la fuerza, y será uno delos cuidados del nuestro darles lapropiedad de las que poseen o de

otras que les seanmás útiles, propor-cionándoles elmedio para quesean tan felicescomo los demás

Ciudadanos.”“Queda desde

luego abolidala esclavitudcomo con-

traria a la humanidad.”

Una escarapela cuatricolor“En señal de la buena unión, con-cordia e igualdad que ha de reinarconstantemente entre todoslos habitantes de la TierraFirme, será la divisa una escarapela cuatri-color, a saber: Blanca,Azul, Amarilla y Encarnada.”La disposiciónexplicaba por últi-mo la significa-ción de los cuatrocolores: “Los cua-tro colores de susreunidos Patriotasque son Pardos,Negros, Blancos eIndios. La reunión de lascuatro Provincias que for-man el Estado: Caracas,Maracaibo, Cumaná, Guayana. Los cuatro fundamentos de los dere-chos del hombre, y son igualdad,libertad, propiedad y seguridad”.

Entre precursoresManuel Gual, quien manteníacorrespondencia con Miranda enLondres, le explicaría desde su des-tierro en Trinidad, el 12 de julio de1799: “La revolución se malogró por-que estando yo fuera de Caracasdescubrió el gobierno el plan, por laimprudencia de un necio. Se apode-ró de muchas personas, y tomó las

providencias más activas en LaGuaira y Caracas, y desconcertadasya las cosas, me salvé con el objetode pedir auxilios en las ColoniasInglesas que aún esperan mis com-patriotas”.Gual moriría, verosímilmente enve-nenado por un agente español quehabía ganado su confianza, el 25de octubre de 1800. Quince díasantes Miranda le había escrito unacarta que la muerte no permitióleer al ilustre conspirador, exhor-tándolo: “Trabajemos, pues, conperseverancia y rectas intencionesen esta noble empresa dejando lodemás a la Divina Providencia, Árbi-

tro Supremo de las obrashumanas, que cuando

no nos resultase (anosotros perso-

nalmente) másgloria que la dehaber trazadoel Plan yechado losprimeros fun-damentos detan magníficaempresa,

harto pagadosquedaremos,

delegando a nues-tros virtuosos y

dignos sucesores el complemento de esta

estupenda estructura, que debe si no me engaño sorprender los siglos venideros”.

FUENTEGil Fortoul, José. Historia constitucional de Venezuela. Caracas, Ministerio de Educación, 1954, t. I.

Bandera del Movimiento de Gual y España. Colección Museo Bolivariano.

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0lrededor de 1783, Francisco de Mirandacomienza a esbozar planteamientos políti-cos y militares relacionados con la emanci-pación de las colonias hispanoamericanas.El proyecto fue denominado Colombia y

consiste en un plan que contemplaba la liberación de un vasto territorio comprendido entre el río Misisipi (sur de Estados Unidos de América) y laPatagonia (Argentina). Para 1806, y luego de incansa-bles labores políticas y diplomáticas, la empresa independentista de Miranda se concreta en una expe-dición naval sin precedentes que, por su carácterinsurgente y libertario, abre un nuevo capítulo en lahistoria de los pueblos americanos.

MIRANDAY LAS EXPEDICIONES DE 1806

> Alejandro López

EL PRELUDIO DE LAS INDEPENDENCIAS

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Page 68: MEMORIAS DE VENEZUELAcnh.gob.ve/images/PDDrmemoriasdevenezuela/Revista_Mem_13.pdfMEMORIAS de Venezuela N° 13 NÚMERO ESPECIAL BICENTENARIO ABRIL 2010 EN PORTADA19 de abril de 1810.

Ni Inglaterra, ni FranciaEntre 1790 y 1810, Miranda se dedica a establecer contactos estratégicos con políticos ingleses y fran-ceses para negociar una eventual participación de sus respectivos gobiernos en la emancipación delas colonias hispanoamericanas.

Luego de una convulsionada estadía en Francia(1792-1798), y de haber rechazado una atrayente pro-puesta del gobierno francés, el “primer venezolanouniversal” regresa a Inglaterra. Allí retoma sus nego-ciaciones políticas y presenta, en abril de 1801, laProclama a los Pueblos del Continente Colombiano(alias Hispano-Americano). No obstante, la inminenteinvasión de las fuerzas de Napoleón Bonaparte, en1803, obliga al gobierno inglés a centrarse en susasuntos internos, recluyendo a un segundo plano laspropuestas de Miranda. El Precursor, al constatar quelos ingleses no asumen una postura favorable para sucausa, zarpa rumbo a EE UU, el 31 de agosto de 1805,convencido de que esta naciente república le propor-cionará el auxilio necesario para lograr la liberaciónde Hispanoamérica.

Miranda en las costas venezolanasA comienzos de 1806, Miranda se encuentra enWashington buscando el apoyo de las autoridadesnorteamericanas para finiquitar los detalles de la expedición. Sin embargo, las condiciones no le sondel todo favorables y los estadounidenses se niegan a comprometerse oficialmente. En todo caso, elPrecursor, por medio de influyentes amistades, lograconseguir el armamento y pertrechos para iniciar su empresa a bordo de un buque, el Leander, al quebautiza con el nombre de su hijo. Para el 2 de febrerode 1806 la embarcación se dirige al puerto de Jacmel, ubicado al sur de la isla de Haití. Una vez en el lugar, los expedicionarios reciben la ayuda logística del emperador Jean-Jacques Dessalines,prócer de la revolución haitiana, también conocidocomo Jacques I.

El 12 de marzo de 1806, los preparativos de la expe-dición están en su fase final. Ese día ondea en el más-til del Leander, por primera vez, el tricolor que carac-teriza nuestra actual bandera patria. Doce días des-

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> UNA DESCRIPCIÓN DEL LEANDER“La Fragata Leandro, su Capitán Tomas Luis, es deporte de 160 toneladas españolas, su arboladura alta yderecha, los palos de trinquete, mayor, y mesana estánpintados de amarillo, los masteleros de gavia y juanetemuy lustrosos, tiene el botalón para foque y fofoque, ylas cofas de trinquete mayor y mesana, tenía la pavesa-da de encerado pintada de encarnado, tenía siemprearbolada la bandera Americana, y en el tope del palomayor gallardete Español. La figura de proa aparentaun guerrero pintado de blanco. En los cuarteles de popano tiene galería, ni en el cuadro de la popa tiene sunombre según acostumbran todos los americanos. Laborda está pintada toda de negro con un cinta amarillade popa a proa, como Fragata de Vuestra Señoría, estáarmada con 16 cañones, 6 [cañones] de a 12 [librasbala] y los demás de a 9 [libras bala] y todos sobrecubierta. La obra muerta es bastante alta, y por enci-ma de la dicha tiene la pavesada de encerado pintadade negro está forrada en cobre; pero anda muy poco, ytiene de tripulación 180 a 200 hombres por todo, entretoda esta gente no hay 40 que sean marineros, y sepanmanejar el cañón, los demás son oficiales y artistas.”

Extracto del informe presentado por JosephCovachich (espía italiano enviado por el gobernador ycapitán general de Venezuela Manuel GuevaraVasconcelos a Haití), quien tuvo como misión seguir lospasos de Miranda durante 1806.> Archivo General de la Nación, Subfondo Colonia,Sección Política y Gobierno, Serie Gobernación yCapitanía General, caja 1, legajos 01-02-06-12-0001.

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pués, los miembros del “ejército colombiano” se reú-nen en la cubierta del navío y prestan juramento defidelidad “al pueblo libre de Sur-América”.

Después de sortear varios inconvenientes, el 27 demarzo zarpa de Jacmel la flotilla integrada por elLeander y dos goletas: la Bacchus y la Bee. Luego deuna breve travesía, la noche del 26 de abril de 1806, laexpedición mirandina llega a las costas de Ocumare(estado Aragua), localidad que ha sido escogida parael desembarco. La dispersión de las fuerzas y la inex-periencia determinan el fracaso de las acciones y lasgoletas son capturadas junto a sus 58 tripulantes.

En CoroSeguidamente Miranda reorganizará sus fuerzas en laisla de Trinidad, donde arriba el 24 de junio de 1806.Allí recibe una tímida colaboración del gobernadorbritánico Thomas Hislop. Un mes después, el Leandernavega nuevamente con destino a las costas venezo-lanas, desembarcando el 3 de agosto de 1806 en laVela de Coro (estado Falcón). En esta fecha ondea porvez primera en Tierra Firme el pabellón nacional.

Al día siguiente, el Precursor ordena proseguir lamarcha hacia la vecina ciudad de Coro para procurarque el pueblo se una a la “causa de la libertad”. Sin embargo, la llegada de Miranda ha sido anticipadapor las autoridades españolas, las cuales han ordena-do desalojar toda la localidad, dejando a los expedicio-narios sin un enemigo al que combatir. Ante estasituación, Miranda decide abandonar el territorio el 13de agosto de 1806, dando por finalizada la gesta que, a la luz de nuestros días, es el primer movimientoemancipador del siglo XIX venezolano.

"El 12 de marzo de 1806, los preparativosde la expedición están en su fase final. Ese díaondea en el mástil del Leander, por primeravez, el tricolor que caracteriza nuestra actualbandera patria. "

Bandera de Miranda. Colección Casa Natal del Libertador.

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> LA “REVOLUCIÓN DE CARACAS”, como fue llamadaen 1810, era ya un acontecimiento notable en 1835,cuando el artista pardo Juan Lovera estampó en el dorsode su célebre pintura la siguiente leyenda:“Cuadro de la Revolución acaecida el 19 de abril de1810 en la Ciudad de Santiago de León de Caracas,ahora Capital de la República de Venezuela. Los personajes inmediatos al Capitán General son los ilus-tres cabildantes que le precisaron a pasar a la SalaConsistorial donde quedó sellada la gloriosa Revo-lución que ha dado independencia y libertad a casi todo el Nuevo Mundo”.El testimonio visual de Lovera ha fijado para siempre elnúcleo central del relato con que la memoria venezolanarecuenta su rebelión de independencia: 19 de abril, unJueves Santo, Emparan es llevado de la Catedral alCabildo. Desde el balcón del Ayuntamiento, el goberna-dor español hará un rápido referéndum popular a la

masa aglomerada: la respuesta será un “no” rotundo.Igualmente, en torno a la Revolución de 1810 la histo-riografía no ha dejado de reiterar que el trascendentesuceso es el resultado del casi total protagonismo deunos pocos criollos mantuanos. Sin embargo, hubo otrossectores sociales que tuvieron una vital injerencia en loshechos. En este sentido, en las siguientes páginas con-memorativas del Bicentenario de la grandiosa gesta sehan querido resaltar diversos aspectos poco conocidos.En primer lugar, la efectiva alianza que se establecióentre mantuanos y pardos, quienes confabularon en abrilde 1810 para derrotar al poder español. A continuaciónse rescata la biografía del militar pardo Pedro Arévalo,quien será factor decisivo del 19 de abril y se convertiráen mártir de la guerra de Independencia. Y para termi-nar se han revisitado escritos clásicos dejados por algunos testigos de aquella mañana (Yanes, Emparan,Basadre) que cambió la historia de Venezuela.

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La insurrección: de rumores y descontenton la Casa de la Misericordia, ubicada enCaracas, desde 1808 se concentraban las tro-pas milicianas en alerta ante la situación deinestabilidad y guerra que irradiaba de lapenínsula, así mismo, apoyaban la defensa del

orden colonial y el poder de las autoridades españolasen la Capitanía. Desde marzo hasta el 19 de abril habían cuatro compañías de granaderos concentra-das allí, dos de blancos y dos de pardos de los vallesde Aragua y Valencia.

Miguel Carabaño, quien se movía entre su compa-ñía de veteranos y la Compañía de Granaderos de lasMilicias Disciplinadas de Pardos de Aragua, jugaba unpapel fundamental; al parecer, el oficial Miguel era lapieza que engranaba la relación de la oficialidad blan-ca con la oficialidad parda. El capitán Pedro Arévalo,quien comandaba, precisamente, la Compañía deGranaderos de las Milicias de Pardos de Aragua con-centrada en la Casa de la Misericordia, mantenía lafidelidad de los pardos milicianos a las pretensiones,dado el momento, de la oficialidad blanca; su relaciónera privilegiada con Carabaño.

El capitán Pantaleón Colón y su hijo tenienteFrancisco Colón, eran los oficiales pardos que coman-daban la Compañía de Milicias de Pardos de Valencia,ellos habían sido ganados a los planes por PedroArévalo, en muy probable concierto con Rafael Páez,teniente de la Compañía de Blancos de Valencia queestaba en el cuartel. Rafael pertenecía a los Páez quecontrolaban la milicia de Valencia como parte de unared familiar de suboficiales y oficiales en cuya cabeza

se hallaba el coronel Ramón Páez, gran hacendado deValencia y los valles de Aragua. El coronel Páez teníaamistad con los hermanos Toro, afianzada por la iden-tidad de cuerpo al pertenecer a la milicia en la altaoficialidad y compartir intereses y relaciones comomantuanos. A su vez, Pantaleón y su hijo pertenecíana otra red familiar de pardos oficiales y suboficialesde la milicia de pardos de Valencia con una graninfluencia no sólo sobre la milicia parda sino sobretoda la comunidad de pardos valencianos y, en parte,de los valles de Aragua contiguo a su hinterland.

Sobre las tropas apostadas en el Cuartel SanCarlos la ejecución del plan de los mantuanos y crio-llos era agenciado principalmente por MarianoMontilla, quien era oficial criollo con una carreraejemplar desde España, el alférez del cuerpo de vete-ranos Francisco Carabaño, hermano de Miguel, y por

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LOS PARDOSY MANTUANOS ALIADOS

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los hermanos Ayala: Manuel, Juan Pablo, Mauricio yRamón. Los Ayala eran hijos de un, para entoncesfallecido, coronel de Milicias español que había sidogobernador interino de la Provincia Maracaibo en1781, lo que les había permitido un posicionamientoimportante en la sociedad caraqueña y en el ejército.

Por su parte, Narciso Blanco, familiar de los Palacio,era teniente de una Compañía del Batallón de MiliciasDisciplinadas Blancas de Caracas, así mismo, DionisioPalacios y Sojo era también teniente de este batallón,entre los dos controlaban la fuerza de dos compañías,ambos estaban complotados; no obstante, quien logra-ba dirigir a toda la oficialidad de las Milicias de Blancosde Caracas era el sargento mayor Nicolás Castro, mili-tar de carrera caraqueño quien había servido hastahace poco en el Batallón de Veteranos, al estar a favorde los planes juntistas, era quien podía coordinar laacción entre el Batallón de Milicias Blancas y Pardas deCaracas con las tropas del fijo. El capitán deGranaderos de las Milicias Disciplinadas de Pardos deCaracas, Carlos Sánchez, era la pieza entre la oficiali-dad y las fuerzas pardas de Caracas, con la que conta-ban los oficiales blancos conspiradores.

El Marqués del Toro tenía el mando como coronel de las tropas de Aragua y de Valencia acuarteladas en la Misericordia, ya los oficiales con mandos de tropa, blancos y pardos, habían sido ganados.Entre el 30 de marzo y el 1 de abril se había planifica-do la movilización de tropas para deponer las autori-dades coloniales peninsulares.

El primero de abril en la noche, Pedro Arévalo estu-vo esperando en la pulpería contigua en la esquinaopuesta del cuartel de la Misericordia la llegada de losoficiales involucrados en el complot; se hicieron lasonce de la noche y nada pasó. No todos los oficialesque se suponía ganados se plegaron, para el día acor-dado, al intento de golpe militar en contra de Emparany sus funcionarios, lo que hizo que se malograra todolo planificado. Ante este fracaso, tal vez por el temor aser descubiertos y condenados, la intentona fuedenunciada a Emparan la misma noche. La respuestadel capitán general se limitó en destinar, a algunos delos implicados, a lugares alejados de Caracas.

Las noticias se filtran…El 16 de abril arribó a puerto la goleta Rosa, proceden-te de Cádiz, con una carta escrita en tierras gaditanaspor el brigadier de la Real Armada don Agustín de

Figueroa, donde explicaba los últimos sucesos de diso-lución de la Junta y la huida de la angustiosamenterecién creada Regencia. El 17 de abril dos represen-tantes de la Regencia, ambos criollos y quiteños,Antonio Villavicencio y Carlos de Montufar, llegaron aLa Guaira como emisarios de la Regencia que había, asu vez, dado paso a la convocatoria de cortes enCádiz para la promulgación de una Constitución; ibanen realidad camino al Virreinato de la Nueva Granada.El 18 de abril, Emparan publica a través de bandos lainformación recibida sobre los sucesos ocurridos en lapenínsula a finales de enero de 1810. Anuncia la nuevaautoridad constituida en Cádiz, la población confirmalo que por rumor había escuchado hace semanas. Nosolamente había un rey que en realidad de facto no loera, sino que ahora al parecer tampoco había unametrópoli que pudiera ejercer un dominio sobre susterritorios ultramarinos. El mismo 18 de abril el alcal-de de segunda elección del Cabildo, don Martín TovarPonte, hijo del Conde Tovar y miembro de una de lasfamilias mantuanas más poderosas, y el regidor donNicolás Anzola, se reunieron con el español don JoséLlamosas, alcalde de Primera Elección, para conven-cerlo de la necesidad de convocar a un cabildo abierto para el siguiente día, ante los sucesos ocurri-dos en la península, consideraban como una obliga-ción asumir un gobierno propio en la Provincia.

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Los pardos y mantuanos listos para el golpeLas redes de conspiración que habían quedado esta-blecidas con Fernando del Toro y su hermanoFrancisco en la Casa de la Misericordia y en el Cuartelde Caracas, se reactivaron para entrar en operacio-nes en la mañana del 19 de abril. A las tres de lamañana de ese día se reunieron en la casa de JoséÁngel Alamo, los hermanos Bolívar: don Juan Vicentey don Simón, los hermanos Montilla: don Mariano ydon Tomás, don José Félix Ribas, don Nicolás Anzola,don Martín Tovar, don Dionisio Palacios y Sojo, donNarciso Blanco, entre otros, para acordar y coordinarlas acciones alrededor de la convocatoria a cabildopara conformar la junta.

El jueves santo 19 de abril de 1810, a las ocho de lamañana, se reunió el Ayuntamiento y declaró, en cabe-za de don José Llamosas, cabildo abierto. Se solicitóinmediatamente la presencia del capitán general en elrecinto para tratar sobre la situación crítica por la queatravesaba la Provincia y fue llamado para tal fin.Emparan accedió a asistir al Ayuntamiento. El cabildo

procedió a expresarle sus planes al capitán general,quien después de escuchar las razones de los cabildan-tes manifestó la necesidad de mantener la calma y con-siderar que hay un gobierno en España representado enla Regencia, al que le debían obediencia y sometimientoa su autoridad. Luego pidió permiso y salió a presidir losdeberes religiosos planificados para ese día.

Cuando iba subiendo las escaleras hacia la Catedral,Francisco Salias, uno de los criollos complotados, loagarró del brazo justo en frente de una guardia de gra-naderos del Regimiento de la Reina, formada en la puer-ta de la Catedral que rendía honores, intimándolo a quevolviera al Ayuntamiento mientras un grupo de criolloscomplotados trataba de impedirle el paso gritándoleque regresara. La reacción inmediata de la guardia degranaderos fue defender con sus bayonetas al capitángeneral, sin embargo su capitán de Compañía, don LuisPonce, los detuvo y ordenó romper filas. El ejército defi-nitivamente estaba ganado para los juntistas. Emparanno tuvo otra alternativa que volver a atravesar la plazahasta el Ayuntamiento. Mientras lo hacía, ninguna tropase plegaba en su defensa, y la guardia no le rendíahonores militares a su paso.

Los capitanes Pedro Arévalo, Carlos Sánchez yPantaleón Colón movilizaron rápidamente a los hom-bres de sus compañías y apresaron a los oidores de laAudiencia, así como al intendente Basadre, al asesorde la Capitanía José Vicente Anca, al subinspector deArtillería brigadier don Agustín García, entre otrosaltos empleados y militares de la autoridad peninsularen la Provincia. Eran negros y pardos armados debayonetas, fusil y sables conduciendo a la fuerza a las mayores autoridades coloniales, blancas, entre lamultitud conglomerada en la plaza principal de la ciu-dad de Caracas para presentarlas ante el Ayun-tamiento. El orden de la segregación de los colores se había trastocado.

Ante la presión de los cabildantes y notables deCaracas, Emparan salió al balcón de la casa delAyuntamiento y dirigiéndose a la multitud de militaresy gente común, blancos y pardos la mayoría, les pre-guntó si querían que él siguiera gobernando, la res-puesta en coro, que crecía en su voz, fue ¡no! Éste fue el sello de su destino ya trazado entre

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las élites blancas queasumían, de una vezpor todas, el poderpolítico de laProvincia. Gracias alos testigos de esedía, se podría calcularentre milicianos, militares, pardos dela ciudad, castas yblancos criollos apro-ximadamente por lo menos unas 1.500a 2.000 personasconcentradas

en la plaza y sus adyacen-cias. Los jóvenes criollos y los pardos eran los quemás movilización enseñaban.

Logran instalar la Junta SupremaEn la Junta Suprema Conservadora de los Derechosde Fernando VII, que se estableció ese día, se desco-nocía la autoridad de la Regencia sobre la Provincia, yse planteaba la obediencia sólo al gobierno españolque se estableciera con el regreso del monarca. Portanto, la junta serviría en la administración ejecutiva ylegislativa y en la defensa de estos territorios preser-vando los derechos del Rey deseado mientras regresa-ba de su cautiverio y recuperaba su reino.

Una vez constituida la Junta Suprema de Caracasel mismo 19 de abril, ya caída la tarde, las representa-ciones se establecieron más claramente, la participa-ción destacada de los pardos en la jornada, ya fueradesde la milicia o como artesanos desde sus comuni-dades, obligó a romper la designación representativacolonial de pueblo llano que sólo incluía a los blancosno nobles o notables, o la general de plebe, por unamás específica que designara los intereses de ungrupo socio-racial colonial, al cual por primera vez sele reconocía representatividad. De capitanes de com-pañías de milicias pardas, con noventa o cien hom-bres bajo su mando, pasaban a ser comandantes detodo un batallón cada uno con una fuerza superior asetecientos hombres. Los capitanes pardos han sidodesignados en puestos de mando que antes del 27 deabril, fecha en que se producen estos ascensos, esta-ban reservados a los blancos criollos, además recibenun sueldo como el de capitanes de tropa veterana.

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P A R A S E G U I R L E Y E N D O . . .Archivo General de la Nación.

Sección Causas de Infidencia, tomos V, VI, XIII, XV, XXI.Gaceta de Caracas. Caracas,

Academia Nacional de Historia, 1983, tomos I, II, III.Díaz, José Domingo. Recuerdos sobre la rebelión

de Caracas. Caracas, Academia Nacional de laHistoria, 1961.

Urquinaona y Pardo, Pedro. Memorias de Urquinaona. Madrid, Editorial América, s/f.

Restrepo, José Manuel. Historia de la revolución deColombia. Medellín, Editorial Bedout S.A., t. I, 1974.

Arturo Michelena. Boceto del 19 de abril.

"…la participación destacada de los pardos enla jornada (…) obligó aromper la designaciónrepresentativa colonial depueblo llano que sólo incluía a los blancos nonobles o notables, o la general de plebe, por unamás específica que designara los intereses deun grupo socio-racial colonial, al cual por primera vez se le reconocía representatividad.”

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ra el 21 de abril de 1810. Pedro Arévalo, capitánde la Compañía de Granaderos del Batallón dePardos de Aragua, delante de la tropa, furioso,reprendía al teniente pardoJosé Miguel Barrios por

fustigar a un soldado, tambiénpardo, de la compañía, que segúnlas palabras del increpado “túbo laavilantes de faltar al respeto á uncadete de Artilleria”. El teniente y latropa no podían más que sorpren-derse al ver a su capitán defender aun soldado y justificar el acto de insu-bordinación al orden colonial que consi-deraba a los blancos superiores a loshombres de tez oscura en sus dife-rentes variaciones. Pedro Arévalo legritaba a su subordinado tenienteque debían haberlo “...criado de sir-viente de los señores pues estaba adu-landolos y por ello havia castigadoaquel soldado” (AGN, Causas deInfidencia, t. VI, exp. 5, f. 154). Lo queafirmaba con esto el capitán era quelos pardos, en contra de la premisacolonial, eran iguales a los blancos, portanto no le debían por su condición nin-guna deferencia o subordinación.

Todo esto era un claro mensajepor la igualdad de un capitán a sutropa de mulatos y negros. Era unrevolucionario que instruía a su gentepara la construcción de un nuevo pre-sente y porvenir. Hacía sólo dos díasque se habían depuesto las autoridadesdel dominio de la Corona en Caracas y ya

un nuevo sistema en la Independencia se anunciaba;la igualdad se aclaraba como objetivo de lucha de lossectores populares y se configuraba, desde entonces,en motivación fundamental, hasta nuestros días, delas movilizaciones y revoluciones desde abajo.

Pedro Arévalo tenía 44 años en 1810 y su carreracomo militar había sido ardua; ocupó todos los gradosdesde soldado para llegar al grado de capitán. Llevabapara entonces 32 años de servicio en la milicia encompañías de pardos y sus ascensos los ganó demos-trando su valor y dedicación. Sin embargo, no podíaaspirar a mayor grado que el de capitán por su colorde piel. Desde 1643 la Corona española prohibió expre-samente que los pardos, negros y mulatos ascendie-ran más allá del grado de capitán en sus compañías y restringió su mando sobre batallones; sólo los blancos podían llegar a ser coroneles y demás ran-gos superiores.

A su vez, los blancos criollos o españoles no teníanque demostrar su dedicación y valor para ascender en

las milicias, sus títulos nobiliarios o rango aristocráti-co como mantuanos muchas veces les garanti-

zaban ocupar un alto grado sólo por ingresara la milicia. Los pardos y negros libres, encambio, debían ganarse su puesto aldemostrar entrega y valor en el servicio

en la milicia. Pedro Arévalo, por su parte,ya tenía claros nexos que lo hacían particu-

larmente sensible a la lucha por la igualdadmás allá del marco militar. Su padre, también

en vida capitán de milicias de pardos,había colaborado activamente paraque a la familia parda del médicoDiego Mejia Bejarano Landaeta se lereconociera la dispensa de su condi-ción para que sus hijos accedieran ala universidad y al sacerdocio. En lasociedad colonial ni a los pardos ni alos negros libres se les permitía edu-carse en instituciones como colegioso universidades, además, no podíanrecibir las órdenes del sacerdocio.

En 1803, Domingo Arévalo, her-mano de Pedro, demandará ante elrey la dispensa de su condición depardo para acceder a los mismosderechos que los blancos —podercasarse con blancas e ingresar a la

> Rocío Castellanos

UN HÉROEREVOLUCIONARIO EL PARDO PEDRO ARÉVALO

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Juan Lovera. 19 de abril de 1810 (detalle), 1835.Colección Museo Caracas.

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universidad era lo que este cirujano de profesión que-ría—, no obstante que el rey accedió a su súplica, laélite blanca criolla y española de Caracas se opuso.Las ansias de igualdad embargaban a un hombrecomo Pedro Arévalo pues la injusticia había sido cla-ramente experimentada por él mismo y a través de sufamilia. Había sido permisivo, en 1805, con el proyectoliderado por uno de sus familiares, Juan JoséLandaeta: pardo dedicado a la música, muy culto ycon un excelente dominio del francés, y el cirujanoJosé María Gallegos, para la creación de una escuelade primeras letras para los niños de los pardos ynegros; la oposición de la oligarquía blanca echó altraste dicho proyecto.

Pedro Arévalo fue el capitán pardo clave para quelos planes del 19 de abril de 1810 de establecimientode una Junta de Gobierno en Caracas tuvieran éxito.La élite mantuana que llevó adelante este proyectosólo pudo ganarse su voluntad concediendo mayoresespacios de igualdad a los pardos. De esta manera, elnuevo gobierno incrementó el salario de los milicianosel mismo 19 de abril. Un año después igualó los ingre-sos entre la oficialidad parda, negra y blanca y acabócon las restricciones, por lo menos nominalmente, quecontra los pardos y negros libres existían, entre otrasdisposiciones. Pedro Arévalo es ascendido primero acomandante de Batallón, luego a teniente coronel yposteriormente a coronel, después de su papel militardestacado en la derrota del levantamiento deValencia, acabando del todo con la restricción en losascensos militares. La Constitución de las ProvinciasUnidas de Venezuela del 21 de diciembre de 1811 rezaen su artículo 231: “...quedan revocadas y anuladas entodas sus partes, las leyes antiguas que imponíandegradación civil a una parte de la población libre deVenezuela conocida hasta ahora baxo la denominaciónde pardos: estos quedan en posesión de su estimaciónnatural y civil, y restituidos á los imprescriptibles derechos que les corresponden como á los demás ciu-dadanos”. Los sectores populares ganaban mayoresespacios de igualdad, sin embargo, la esclavitud y laopresión a pardos y negros pobres continuaba de la

misma manera, así como la exclusión y expropiaciónde las comunidades aborígenes.

En 1812 Pedro Arévalo logra refugiarse en Carta-gena después de haber sido derrotada la PrimeraRepública en Venezuela. Lucha como un internaciona-lista revolucionario por la causa de la independenciaamericana. Es atrapado mientras intentaba reorgani-zar la resistencia el 22 de febrero de 1816, y fusiladopor las tropas realistas al mando de Pablo Morillo el 18 de marzo del mismo año en lo que se conoceactualmente como la ciudad de Girón, departamentode Santander, Colombia. Se le debe recordar como uno de los principales héroes en la lucha de nuestros pueblos por la Independencia e igualdadque aún hoy continuamos.

La Independencia abrió con mayor claridad el sen-dero de la lucha de los sectores populares por la igual-dad en toda América. Negros libres, esclavizados, par-dos, indígenas, blancos pobres, desde entoncescomenzaron a cuestionar con mayores argumentos ycontundencia las jerarquías sociales impuestas desdearriba para justificar la dominación y los privilegios deunos cuantos. La lucha por la igualdad continúa. Lossectores populares han ganado espacios en el caminohacia la igualdad. Ya no se vive en una sociedad decastas dividida según el origen y color de piel y conderechos y privilegios diferenciados según la cercaníao lejanía al fenotipo blanco, y la igualdad de derechospor lo menos existe de manera nominal.

"…los blancos criollos o españoles no tenían que demostrar su dedicación y valor para ascender en las milicias (…). Los pardos y negros libres,en cambio, debían ganarsesu puesto al demostrar entrega y valor en el servicio en la milicia."

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El ilustre Ayuntamiento de CaracasEn el acta correspondiente al 19 de abril de 1810 (últi-ma del Cabildo de Caracas y primera de la flamanteJunta Suprema de Venezuela) los presentes en la his-tórica sesión declaran: “...atender a la Salud Pública deeste Pueblo que se halla en total orfandad, no sólo porel cautiverio del Señor Don Fernando Séptimo, sinotambién por haberse disuelto la Junta (Central deSevilla) que suplía su ausencia en todo lo tocante a laseguridad y defensa de sus dominios invadidos por elEmperador de los Franceses”.

Según las noticias más recientes, a la desaparecidaJunta de Sevilla “...parece haberse substituido otraforma de Gobierno con el título de Regencia (de Cádiz)(la cual) no puede ejercer ningún mando ni jurisdicciónsobre estos países, porque no ha sido constituido por elvoto de estos fieles habitantes, cuando han sido yadeclarados (por la extinta Junta) no colonos, sino partesintegrantes de la Corona de España, y como tales han

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TESTIGOS DEL 19 DE ABRIL

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sido llamados al ejercicio de la soberanía interina, y a lareforma de la Constitución Nacional”.

“Para tratar pues el Muy Ilustre Ayuntamiento de unpunto de la mayor importancia, tuvo a bien formar unCabildo extraordinario sin la menor dilación porque yapresentía la fermentación peligrosa en que se hallaba elpueblo con las novedades esparcidas, y con temor deque por engaño o por fuerza fuese inducido a reconocerun Gobierno ilegítimo, invitando a su concurrencia alSeñor Mariscal de Campo Don Vicente Emparan, comosu Presidente, el cual lo verificó inmediatamente.”

El Gobernador Emparan se niega a tomar ningunadecisión y se dirige a los oficios divinos en la Catedral,pero el calor del pueblo obliga a los cabildantes a rea-nudar la sesión “para tratar de nuevo sobre la seguridady tranquilidad pública”.

“Y entonces, aumentándose la congregación populary sus clamores por lo que más le importaba, nombrópara que representasen sus derechos y en calidad deDiputados a los Señores Doctores (Canónigo JoséCortés de Madariaga, Presbítero José de Rivas, DonJosé Félix Sosa y Don Juan Germán Roscio).”Más tarde el gremio de pardos nombrará su diputadoal mantuano José Félix Ribas.

“Abierto en tratado por el Señor Presidente, habló enprimer lugar después de Su Señoría, el Diputado(José Cortés de Madariaga), alegando los fundamentos

y razones del caso, en cuya inteligencia dijo entre otras cosas el señor Presidente, que no quería ningúnmando, y saliendo ambos al balcón notificaron al pue-blo su deliberación; y resultando conforme en que elmando supremo quedase depositado en esteAyuntamiento Muy Ilustre, se procedió a lo demás quese dirá.” Así, el muy ilustre Ayuntamiento, “como depo-sitario de la Suprema Autoridad”, dispone “formarcuanto antes el Plan de Administración y Gobierno quesea más conforme a la voluntad general del pueblo”.

El abogado Francisco Javier YanesEl abogado Francisco Javier Yanes, nacido en Cuba en1776 y radicado en Venezuela desde 1802, era patriotay colaborador de Juan Germán Roscio los días del 19de abril; debió pues estar muy cerca del acontenci-miento, el cual refiere en su obra Compendio de laHistoria desde su descubrimiento y conquista hastaque se declaró Estado independiente, escrita antes de1842, año de su muerte.

“El 19 de abril, jueves santo, se reunió muy tempranoeste cuerpo (el Cabildo), que se componía de criollos y europeos, a pretexto de asistir a la función deCatedral, como debía hacerlo; pero habiendo manifesta-do algunos de sus miembros que en el pueblo se adver-tía una gran novedad con motivo de las noticias quecorrían de haberse disuelto el supremo gobierno de laPenínsula, creían necesario se tuviese un ‘cabildoextraordinario’ y tal vez abierto, para lo que deberíacitarse al Gobernador y Capitán General como su presi-dente, a quien tocaba reunirle extraordinariamente.”

“Los ‘patriotas’ que se hallaban en la plaza al ver unacto que no esperaban, y teniéndose por perdidos si larevolución no se verificaba en el día, se dirigieron enmasa hacia la Catedral para impedir la entrada en elladel Capitán General, temiendo que desde este lugardaría las órdenes que a bien tuviese y usaría de las fuer-zas que tenía acuarteladas. Al llegar a las puertasEmparan, le detuvo D. Francisco Salias, y los demás gri-taron ‘que volviese el cabildo con su presidente a lacasa capitular para oír y resolver sobre lo que el pueblotenía que representar y pedir’.”

La versión de Yanes recalca el estupor de Emparanante la conducta del cuerpo militar, cuya oficialidadestaba involucrada en el coup de force, y cuyas tropaseran en su mayoría pardas. “Una escolta del Batallónde la Reina que allí se hallaba para solemnizar la función —narra— tomó las armas; pero las depuso pororden que dio su comandante el capitán D. Luis de

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Ponte; esta circunstancia y la de haberle rehusado loshonores, al regreso, la guardia del principal que manda-ba el subteniente del Batallón Veterano D. FranciscoRoa, causaron tal impresión en Emparan que en adelan-te no pareció más que una máquina.”

En el relato de Yanes aquella multitud “patriota”agolpada en la plaza cobra un vivaz y decisivo protago-nismo. “La multitud se aumentaba instantáneamente —refiere—, y enterada de lo que se había acordado,viendo que los diputados no habían expresado con exac-titud su voluntad, y que lejos de mejorarse las cosas,quedaban todos expuestos a los furores y venganzas de Emparan, (si era nombrado) presidente de la Junta;fue nombrado el canónigo de Merced Dr. D. José Cortés de Madariaga para que hiciese conocer la volun-tad general.”

Ante una exposición vigorosa del canónigoMadariaga, exigiendo que “...se le exonerase (alCapitán General) del empleo que le había conferido laJunta Central (de Sevilla), cuya autoridad había expiradopor su disolución”, Emparan “...se presentó en el bal-cón, e inquiriendo de la multitud si estaba conforme conque él mandase, el Dr. D. Rafael Villarreal, médico, con-testó que ‘no’, a que correspondió la multitud gritando,‘no lo queremos’; a lo que repuso Emparan, ‘pues yotampoco quiero ningún mando’”.

El gobernador EmparanVicente de Emparan recién había cumplido un añoejerciendo el gobierno de Venezuela cuando fuedepuesto y arrestado la mañana del 19 de abril, junto alas demás altas autoridades coloniales. Emparanhabía sido gobernador de Cumaná entre 1792 y 1804.La Junta Central de Sevilla lo nombró capitán generalen 1809. Embarcado forzosamente en La Guaira el 23de abril, se le vio partir a bordo del bergantín NuestraSeñora del Pilar, rumbo a los Estados Unidos. Sussuperiores reprocharon su “demasiada confianza”,considerando “que no tuvo la suficiente firmeza paraquitar del medio a personas sospechosas”.

En su relación de los sucesos, redactada desdeFiladelfia en junio de 1810, Emparan manifiesta suescepticismo acerca del porvenir de la “rebelión deCaracas”, llevada a cabo por “algunos hombres deslea-les por naturaleza, ignorantes y ambiciosos”. A su pare-cer “ninguna de las Provincias de la Capitanía General,se someterá a la Junta Revolucionaria de Caracas”.

Emparan había tratado de cubrir el vacío de informa-ción sobre la situación en España, que caldeaba los áni-mos en Caracas, emitiendo comunicaciones públicasde intención tranquilizante, con el ánimo de “...fran-quearme con el pueblo, a fin de ganar su confianza y desvanecer los proyectos y malignas intenciones zde espíritus revoltosos, que diariamente esparcían espe-cies peligrosas con el designio de infundir desconfianza del Gobierno y disponer al pueblo a la revolución”.

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El capitán general, quien había centrado esfuerzosen granjearse la amistad de “la nobleza” caraqueña,como él la llama, exhorta a todos los buenos vecinos“a que se mantuviesen tranquilos y fieles como siem-pre a su amado Soberano”. Sin embargo, “...muchosde los que en Caracas llaman mantuanos, que son laclase primera en distinción, estaban poseídos delespíritu de rebelión”.

En su maniobra política, en la que estaban complo-tados por igual mantuanos y pardos, así como civiles ymilitares, “los revolucionarios tomaron como pretextola disolución de la Junta Central”. Además, “dijeronque no querían reconocer la Regencia porque ignorabanquién la había instaurado”.

No sin amargura, el derrocado gobernador narraráel desenlace dramático, cuando “estuvimos en la SalaCapitular los que luego fuimos presos, rodeados de losrevolucionarios armados y prontos a asesinarnos”.

Cuando el chileno Cortés de Madariaga, “que sehizo diputado del pueblo, pedía que yo dejase elmando”, Emparan le responde “que ni él era diputadodel pueblo ni creía que éste lo pedía”.

“Me levanté de mi asiento —relata— y asomándo-me al balcón dije en alta voz: si era cierto que el pue-blo quería que yo dejase el mando, y los que estabanmás inmediatos y a distancia de percibir lo que se lespreguntaba, respondieron ‘no, señor, no’, pero otromás distante a quien los revolucionarios hacían señasdel balcón porque no me podían oír, y era sin duda dela chusma que tenían pagada, dijo que sí: y sobre estesí de un pillo, los mantuanos revolucionarios me des-pojaron del mando, obligándome a que (lo) transfirieseal Cabildo.”

La insidiosa presencia de los pardos en aquel complotcívico y militar, no puede, en fin, inspirar a Emparansino los más infelices augurios. “El mismo día en quesucedió aquel hecho hubo capitanes de pardos que pidie-ron igualdad en grado y sueldo como los del Ejército, yfue menester concederlo. Otro se sentó al lado del orgu-lloso Presidente (criollo de la nueva Audiencia) Marquésde Casa León, y (éste) hubo de sufrirle más por temor que

de voluntad. Como quiera que los mulatos y negros sondiez o doce por un blanco, habrán éstos de sufrir la leyque aquéllos quieran imponerles; y siempre estánexpuestos a los mismos desastres que sufrieron los fran-ceses dominicanos (es decir, los blancos haitianos): tales la felicidad que se han traído los insurgentes deCaracas con su revolución.”

El intendente BasadreBasadre era experto en comercio. Había llevado losnegocios de la Corona en el Virreinato de México endos ocasiones, la última de ellas al servicio del repu-diado rey José Bonaparte. Abjuraría de su colabora-cionismo con los franceses y se pondría a las órdenesde la Junta de Sevilla. Ésta lo destinará a Venezuela en1809, nombrándolo intendente, cargo que concentraba,en su más alta instancia, el control de la economíavenezolana. Era asesor de Emparan y la mayor autori-dad colonial junto con el capitán general. Fue apresa-do el 19 de abril y expulsado a Cádiz el 1 de mayo. Lamisma duplicidad de Basadre (quien en 1814 volvería acolaborar con los franceses, por lo cual sería condena-do en España) permite sospechar el sesgo de su rela-to, que niega toda participación popular en laRevolución de Caracas y que invierte el “no” contraEmparan en un “sí” a su favor.

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“En diez y nueve de abril último a las diez de lamañana —narra Basadre— rompió la ciudad deCaracas los lazos de fidelidad con que se hallaba unidaa su Metrópoli, desde que los españoles descubrieron,conquistaron, pacificaron y poblaron aquella región, yen su consecuencia el Rey la constituyó capital de laprovincia de Venezuela.”

El intendente, como correspondía, había seguidocon preocupación, junto al capitán general, la inquietud política de Venezuela. “En primero deabril me declaró (Emparan) que aquella noche había-mos escapado milagrosamente, él y yo, su asesor ysubinspector de Artillería, respecto a que teníanresuelto asesinarnos aquella noche, una porción dejóvenes libertinos, y muchos militares criollos; lo que no se verificó por los accidentes imprevistosque ocurren a los malvados.”

Ante la gravedad de la situación, Emparan “...desdeese momento, dispuso que los Jefes militares, sin excep-ción de clases y grados, rondaran y patrullasen de noche,desde las ocho, hasta las cuatro de la madrugada”.

Las noticias funestas arribaron el 17 de abril, cuan-do el capitán de un bergantín recién arribado a LaGuaira “...dijo entre otras cosas, que los franceses sehabían apoderado de toda Andalucía, excepto la Isla (deLeón) y Cádiz, sin haber disparado nuestros ejércitos niun pistoletazo; que se había disuelto la Junta Central, yantes creado un Consejo de Regencia”.

Pese a las previsiones y disuasiones de Emparan, larebelión tendría lugar el jueves santo, dos días mástarde, cuando “le despachó el Ayuntamiento una dipu-tación al Capitán General, llamándolo a las salasCapitulares”. A las nueve de la mañana, Emparan, elu-diendo toda decisión drástica, salió del Ayuntamientoy se encaminó a los oficios de jueves santo. “Al tiempode aproximarse a la puerta principal del templo, seobservó una pequeña conmoción en el pueblo”, pidién-dole regresar a Cabildo. “Inmediatamente gritaronvarios de la plebe instigados de los enemigos ocultos,por un gobierno libre e independiente.”

El propio Basadre fue conminado a presentarse en la Sala Capitular por “un Capitán y dos granaderoscon sable en mano, con orden del Ayuntamiento”, a las nueve de la mañana. Allí, “...el que llevaba la vozera Don José Cortés de Madariaga, natural de Chile,siendo conocido vulgarmente por el Canónigo de Chile”. Madariaga “...empezó a hablar con un esti-lo decisivo, imperioso e insultante, diciendo en sus-tancia, que España estaba perdida”. El clérigo chileno llegaría hasta la descortesía, pues “varias veces procuró el Capitán General hablar, pero el Canónigono dio lugar”.

Según Basadre, Madariaga habría distorsionado laopinión del pueblo, “...pues habiendo salido al balcón elCapitán General, y díchole al pueblo: ‘Señores, ¿estánvuesas mercedes contentos conmigo? ¿Quieren vuesasmercedes que los gobierne?’, y respondieron todosunánimes y conformes, ‘¡Que sí! ¡Que sí!’, a lo quesiguió por el mismo pueblo vitoreo general, el Canónigodecía ‘¡Que no!’, y el (Diputado del Pueblo) Doctor Rivasdijo: ‘El pueblo lo que debe pedir es la independencia, yla separación de los Jefes’: por último la opinión delCanónigo fue sostenida, no por el pueblo, sino por lanobleza y gentes decentes, que se hallaban en la sala”.

“El resultado fue hacer el Capitán General dimisióndel mando, y lo mismo yo”. Despojado del poder portodo aquel desleal manejo, “...el Gobernador(Emparan), al tiempo de entregar el bastón al Alcaldede primera elección, le previno lo entregaba en nombredel Rey Nuestro Señor Don Fernando VII, para que ensu nombre gobernase”.

"Ante la gravedad de la situación, Emparan‘...desde ese momento, dispuso que los Jefes militares, sin excepción declases y grados, rondaran y patrullasen de noche, desde las ocho, hasta las cuatro de la madrugada’."

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CLÁSICOS SOBRE LA HISTORIA E INDEPENDENCIA DE VENEZUELA

Feliciano Montenegroy Colón.Geografía general para uso de la juventud de Venezuela. Caracas, Imprenta de Damiron y Dupouy,1834.

De 1833 a 1837 se impri-mieron en Caracas loscuatro tomos de estaextensa e importanteobra, el último de ellosestá dedicado a la histo-ria de Venezuela desde1492 hasta 1836.Feliciano Montenegro yColón es el primer autorque establece la crea-ción de la CapitaníaGeneral de Venezuela en1731. En esta obra haceuna narración cronológi-ca en la que va hilvanan-do los hitos de la histo-ria de Venezuela desde el “Descubrimientohasta la Revolución de las Reformas”.

Francisco Javier Yanes.Compendio de la historia de Venezuela desde su descubrimiento y conquista hasta que se declaró Estadoindependiente. Caracas, AcademiaNacional de la Historia,1944.

La obra de FranciscoJavier Yanes está dirigi-da a justificar laIndependencia. En suobra se encarga de ins-taurar una base doctri-naria en la que favorecela gesta independentis-ta, es decir, no sóloredacta de forma crono-lógica la historia deestos acontecimientos.Las últimas páginas del Compendio de la his-toria de Venezuelay casi toda la RelaciónDocumentada estánenfocadas con estavisión eminentementepragmática, en la que sebusca demostrar la justacausa por la cual lucha-ron los patriotas. Eneste sentido, la historio-

grafía de Yanes se inscri-be dentro de la historio-grafía liberal europea, siendo utilizada paradefender la idea de liber-tad y en contra del despotismo.

Rafael María Baralt yRamón Díaz.Resumen de la historia deVenezuela (desde el añode 1797 hasta el de1830). París, Imprenta deH. Fournier y Compañía,t. II, 1841.

Rafael María Baralt fueel primero que escribióuna historia sistemáticade nuestro país. En estaextensa obra colaborócomo coautor RamónDíaz. El Resumen de lahistoria de Venezuela fueescrito con el fin de ser-vir al conocimiento de lajuventud venezolana,según palabras delmismo Baralt, pero tam-bién es una historia quesirvió de fundamentoideológico a la naciónen formación.

Juan Vicente González.Biografía de José FélixRibas. Caracas, EdicionesVillegas, 1946.

Juan Vicente Gonzáleztomó como pretexto labiografía de José FélixRibas para historiar loscrudelísimos años de1813 y 1814, es decir, loscorrespondientes a laGuerra a Muerte. EstaBiografía constituye eltestimonio, la crónica yla evaluación de un pe-ríodo clave en el procesode la Independenciavenezolana (1810-1814),también es un trabajorelevante porque mani-fiesta un drama de con-ciencia capaz de resonaren la actualidad venezo-lana. Aunque la promesabiográfica se cumple alnarrarse la vida de JoséFélix Ribas (1775-1815),la atención del discursose desplaza a menudohacia un relato decobertura históricamucho más amplia o sedistrae en los recovecosde la reflexión pondera-tiva del moralista.

LEONOR DE FREITAS

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LA HISTORIA EN LIBROS

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