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Capítulo IV La política en el pantano bonapartista

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Capítulo IV

La política en el pantano bonapartista

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Durante 21 días, la clase dominante pareció sumida en la más insó-lita esquizofrenia. En nombre de la propiedad privada, se requisaron cargamentos. En nombre de la rentabilidad, se impidió la circulación de las mercancías. En nombre del orden, se tomaron rutas, se armaron piquetes y se llamó a la deliberación. En nombre del orden burgués, el gobierno acusó a los capitalistas de “mezquinos”. En nombre de la democracia, una presidente acusaba de “golpistas” a un sector de la burguesía, ante el fervoroso aplauso de empresas que impulsaron y apo-yaron la dictadura militar. En nombre de la estabilidad del gobierno, ministros y ex presidentes desautorizaban a sus pares y echaban a correr rumores sobre su renuncia. Elementos que parecían incompatibles se encontraron marchando juntos y aquellos incondicionales de ayer pa-saban a ser hoy los más temibles enemigos. En todas partes, y bajo dife-rentes formas, volvió a pasearse el fantasma del 2001. En fin, en nom-bre de la “institucionalidad” se instauró el reino de la conspiración.

En los anteriores capítulos, hemos visto cómo este conflicto se vin-cula con la profunda crisis del capitalismo argentino. También hemos desarrollado los fundamentos sociales, en términos de clase, de las pro-testas de una fracción burguesa. Ahora bien, hace falta aún responder cómo se ha procesado políticamente esta crisis. Es decir, qué tipo de alianzas han forjado las fracciones afectadas, cómo se han corporiza-do en ciertas fuerzas políticas y cuáles son los programas que fueron disputándose un lugar. En ese sentido, la pregunta fundamental que determina la relevancia del caso es si estamos ante un fenómeno de características episódicas u orgánicas. Expliquémonos mejor.

Las distintas fracciones y capas burguesas suelen mantener dispu-tas permanentes. Muchas de ellas llegan hasta enfrentamientos, más o menos solapados, con el gobierno mismo. Estas reyertas forman parte

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de la dinámica propia de la política burguesa y constituyen los hechos más visibles. Los debates parlamentarios sobre esta o aquella ley tienen, en muchos casos, ese contenido. Canalizar y encapsular esos debates, en términos institucionales y cerrados, es uno de los objetivos primor-diales de las instituciones del régimen democrático. Los reclamos pue-den revestir incluso formas más radicalizadas. Sin embargo, mientras ninguno de estos constituya una potencial amenaza a la hegemonía burguesa, nos encontramos en el reino de lo episódico. Es aquello que podemos llamar “pequeña política”, propia de los “tiempos normales”, que también se caracteriza por disputas puramente personales. En cam-bio, cuando nos enfrentamos con un fenómeno que ha dado inicio a un proceso que puede transformar sustancialmente la dominación burguesa, decimos que estamos ante un hecho orgánico. Esta clase de conflictos puede ostentar, en sus inicios, un tamaño menor en tiempo y espacio. Sin embargo, dejan huellas profundas. La política revolucio-naria, entonces, no puede intervenir sin antes calibrar la envergadura del fenómeno. Hace falta abandonar el mundo de las impresiones para medir el grado de corporización política que ha tenido este conflicto y la solidez de estas alianzas.

En primer lugar, vamos a exponer los antecedentes de este enfren-tamiento, ya que no es la primera vez que las entidades agrarias ejecu-tan medidas contra el gobierno kirchnerista. Luego, examinaremos la envergadura del fenómeno, su grado de extensión y radicalización. En tercer lugar, estudiaremos la conformación de las distintas alianzas que se forjaron, sus componentes y sus programas. Por último, las conse-cuencias que dejó y las perspectivas que abre este combate.

Los antecedentes

El primer antecedente data del 2 de marzo de 2003. Si bien en ese momento la presidencia estaba a cargo de Duhalde, la fecha remite al final de su gestión y al proceso de recomposición relativa de la burgue-sía. En ese momento, se trató de un paro de 5 días, en un marco de divisiones entre las cámaras empresarias. La medida fue impulsada por los exportadores por la suspensión de los reintegros por IVA que el Estado adeudaba al sector, cercano a los U$S 800 millones. Se exigía, también, aplicar el índice por inflación en el Impuesto a las Ganancias.1 Adhirieron todas las entidades agrarias, menos CONINAGRO, que criticó lo actuado por sus pares.2 Su titular de aquel entonces, Mario Raitieri, dijo que “el paro organizado por la cadena agroalimentaria no

1www.ellitoral.com/index.php/diarios/2003/03/07/tapa/TAPA-06.html.2www.clarin.com/diario/2003/03/06/e-01102.htm.

es oportuno ni por la metodología ni por la oportunidad”.3 La inicia-tiva no afectó el abastecimiento de alimentos, pero llegó a paralizar las exportaciones de granos en todos los puertos argentinos y el ingreso de las divisas obtenidas en esas operaciones.4 En ese momento, el gober-nador de Santa Fe, Carlos Reutemann, criticó la medida del gobierno nacional contra el agro y manifestó que era una forma de “seguir me-tiéndole la mano en los bolsillos a los productores”.5 Todo un vatici-nio. En la Bolsa de Comercio rosarina no se registraron operaciones, aunque se mantuvo el movimiento en la zona portuaria.6

El segundo antecedente es el paro iniciado el sábado 22 de julio de 2006, convocado por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), con movilizaciones en Jesús María (Córdoba) y una asamblea en la que participaron 500 productores.7 La medida estaba programada para cuatro días. Algunos productores pensaron en una protesta de un mes, pero la iniciativa no avanzó. Se rechazaba el cierre de las exportaciones cárnicas en marzo de ese año y las restricciones a los lácteos y al maíz, entre otros productos. Se criticó, además, la falta de compradores en el Mercado de Liniers, por la intervención oficial.8 En los últimos meses de su gestión, Roberto Lavagna había subido las retenciones. Miceli, por su parte, intentó una suspensión de las exportaciones.9

La medida de fuerza consistió en no comprar ni vender hacienda, granos ni insumos, aunque se mantuvieron las actividades dentro de los establecimientos productivos. El último día de paro, Clarín anuncia-ba: “Al Mercado de Hacienda de Liniers, al cierre de esta edición, no había ingresado ningún vacuno”.10 El gobierno intentó contrarrestar el paro por la vía de sostener las retenciones a los lácteos y presionar a consignatarios, frigoríficos y supermercados para que no compraran los 12.500 animales que habían llegado al Mercado de Liniers. Para ello, el gobierno contó con la colaboración de los frigoríficos dedicados al consumo interno, nucleados en las cámaras CADIF y CICCRA.11

La protesta abarcó alrededor de 60 actos, más de 40 de ellos en el interior. Hubo movilizaciones de productores en Entre Ríos, La Pampa y Buenos Aires, principalmente, aunque también en Córdoba (Canals y Río Cuarto), Santa Fe (Alcorta), Corrientes y San Luis. En uno de los actos, se llegaron a reunir unos 1.000 productores en la intersección

3www.ellitoral.com/index.php/diarios/2003/03/05/economia1/ECON-02.html.4www.clarin.com/diario/2003/03/04/e-00601.htm.5www.clarin.com/diario/2003/03/04/e-00604.htm.6www.clarin.com/diario/2003/03/04/e-00601.htm.7www.lanacion.com.ar/archivo/nota.asp?nota_id=825909.8www.clarin.com/diario/2006/07/22/elpais/p-01601.htm.9www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-70458-2006-07-25.html.10www.clarin.com/diario/2008/03/19/elpais/p-00601.htm.11http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-70458-2006-07-25.html.

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de las ruta nacional 14 y la provincial 130, a la altura de Villa Elisa. Confederaciones de Asociaciones Rurales de Santa Fe (CARSFE) se movilizó hasta la Casa de Gobierno y la Legislatura, para luego entre-gar un petitorio a las autoridades. Por otro lado, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) organizó otras dos marchas, una en Santa Rosa, La Pampa, y la otra, en La Plata. Las asociaciones rurales de Santa Fe y San Pedro (Buenos Aires) quisie-ron extender el paro por más de 10 días.

En Entre Ríos, apoyaron la medida la Federación de Asociaciones Rurales (FARER), la Federación Agraria Argentina (FAA), la Cámara de Productores de Leche de Entre Ríos (Coproler) y varias cooperati-vas zonales. En Corrientes, en tanto, el entonces gobernador Arturo Colombi manifestó su apoyo a los reclamos de los ganaderos correnti-nos. Una movilización llegó a reunir más de 200 camionetas. En Santa Fe, el entonces diputado Hermes Binner también se encolumnó detrás de los productores. El “socialista” expresó su preocupación por la si-tuación del sector agropecuario. En Buenos Aires se organizaron mo-vilizaciones de productores en General Dorrego, San Pedro, General Belgrano, Pergamino, Coronel Pringles, Trenque Lauquen, Mar del Plata y Laprida. En esos lugares, muchos comercios cerraron en apoyo al reclamo. Aquí también, unos 1.000 manifestantes de la Asociación de Productores de Arrecifes, Salto y la Sociedad Rural de Baradero participaron del corte de la ruta 9. En suma, miles de productores se concentraron en distintos lugares: Entre Ríos, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Corrientes y San Luis, donde hubo actos, marchas, reparto de volantes y se entregaron petitorios a los gobernantes.

Las medidas tuvieron, como trasfondo, el anuncio de parte del go-bierno de un plan ganadero, que preveía un desembolso, hasta 2010, de 857 millones de pesos. En realidad, el proyecto no generó expec-tativas entre las organizaciones agrarias que esperaban el cese “del in-tervencionismo en el mercado” y la baja o la eliminación de las reten-ciones. La única organización que apoyó las medidas del gobierno fue CONINAGRO. Por su parte, la Federación Agraria Argentina indicó que el plan mantenía “diferencias profundas” con sus propuestas.

La FAA mantuvo una posición contradictoria. La dirigencia no adhirió. Sin embargo, unos 32 delegados que participaron de una re-unión en Rosario reclamaron endurecer la posición. Por otra parte, ex presidentes de la federación, Humberto Volando y René Bonetto, expresaron su “solidaridad” con “quienes paralizarán sus actividades en los próximos días”.12 Así, el clima opositor se terminó plasmando en medidas concretas: unos 500 productores embanderados con la FAA

12www.ellitoral.com/index.php/diarios/2006/07/21/politica/POLI-04.html.

cortaron la ruta 14, a la altura de Colón, Entre Ríos.13 El Foro de la Cadena Agroalimentaria se solidarizó con el reclamo.14 La SRA, por su parte, no apoyó la medida ni se refirió al tema. Sin embargo, tuvo que hacerse eco del descontento general. En el acto principal de su 120° exposición, Luciano Miguens, a su pesar, esgrimió un discurso claramente opositor. Astutamente, el secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, se retiró antes de que Miguens tomara la palabra, tras ha-ber recibido una llamada del presidente. Puede sospecharse que alguna fuente de la SRA habría advertido al mandatario sobre el contenido del discurso.

Esta segunda medida tuvo una adhesión menos amplia. Sin em-bargo, ostentó un mayor poder de movilización y adquirió una mayor radicalidad. A su vez, puede observarse un movimiento de disenso en-tre la dirigencia y las bases de la FAA. En particular, en Entre Ríos. Las medidas terminaron arrastrando a la SRA y a su exposición. Hasta aquí, el sector más combativo se encuentra en torno a la ganadería y los reclamos no parecen exceder los problemas de esta actividad.

El tercer enfrentamiento se inició el domingo 3 de diciembre de 2006 y se extendió durante nueve días. El paro fue lanzado por CRA y FAA y, dos días más tarde, se sumó SRA. CONINAGRO no adhirió, aunque sí dejó en libertad de acción a sus productores. Mientras CRA y SRA reclamaban “una política rural desregulada”, la FAA criticaba la “extranjerización” del campo por parte del Estado.15 Las entidades más ligadas a la llamada “agroindustria” también adhirieron al paro, aunque insistieron en el diálogo.16

Los reclamos se centraban en cuatro puntos. En primer lugar, acu-saban al gobierno de haberse quedado con U$S 3.300 millones de sus ganancias, en concepto de impuestos. En segundo lugar, el problema del precio que se le pagaba a los productores en los molinos harineros. Guillermo Moreno mantenía el precio del trigo en 120 dólares por to-nelada, cuando, según las entidades, los exportadores podrían estar pa-gando 145 dólares debido a la suba del grano en el mercado internacio-nal. En tercer lugar, el precio de la carne: “Ahora el precio del ganado en pie bajó: vendemos a 2,10, pero el asado trepó a diez pesos”, graficó la dirigencia de la FAA.17 El cuarto era levantar las restricciones a las exportaciones. La protesta consistió en el cese de la comercialización de productos no perecederos. En los campos se siguió trillando el trigo y sembrando girasol, maíz y soja. En el Mercado de Liniers ingresaron 24.000 cabezas de ganado menos.

13www.clarin.com/diario/2006/07/23/elpais/p-00401.htm.14www.clarin.com/diario/2006/07/24/elpais/p-00301.htm.15www.clarin.com.ar/diario/2006/12/03/elpais/p-00315.htm.16www.formosaahora.com.ar/index.php?Nota=172&id=Leer.17Idem.

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En Buenos Aires, se registraron concentraciones en Lobos, Pringles, 9 de Julio y Junín. En San Pedro, productores quemaron rollos de al-falfa y peones se sumaron con cantos. Se cortó también la ruta 2, que une Buenos Aires y Mar del Plata. En Santa Fe, se registraron piquetes en Villa Constitución, donde la Federación Agraria alistó 40 tractores para cortar la autopista Rosario-Buenos Aires. Otros 100 productores, 30 a bordo de sus tractores, participaron de un corte en la ruta 33, a la altura de la localidad santafesina de Casilda, 50 kilómetros al oeste de Rosario. El sur de Entre Ríos fue otra zona de piquetes. Al igual que en el paro de julio, hubo caravanas por las rutas, que confluyeron en las plazas de los pueblos. Los ruralistas del centro y sur de Córdoba se reunieron en el cruce de la rutas nacional 8 y la provincial A005, en el acceso sur de Río Cuarto. Además hubo concentraciones en Canals (Córdoba). “Los dirigentes han sido desbordados por sus bases”, diag-nosticó en su momento Miguel Saredi, del Grupo Pampa Sur.18

El entonces ministro del Interior, Aníbal Fernández, amenazó con “ordenar a las fuerzas de seguridad que desalojen los caminos en caso de cortes”.19 Por su parte Felisa Miceli no previó ningún encuentro con los dirigentes del campo. Mientras tanto, la oposición, radicales y macristas, criticaron la política oficial, lo mismo que las aceiteras y los exportadores.20 Mauricio Macri, por ejemplo, calificó de “errática y confusa” la política oficial hacia los productores agropecuarios.

El Gobierno inició, como respuesta, una campaña publicitaria para refutar los argumentos del campo, dando datos sobre la rentabilidad agraria en los últimos tres años. La primera ofensiva de Kirchner fue efectuar controles impositivos sobre la venta de hacienda para que los productores no pudieran recurrir a un mercado informal, donde eludir los precios de referencia de 2,60 pesos por kilo que impuso el Gobierno.

La semana siguiente al paro, faltaron algunos cortes de carnes y algunos productos estaban más caros.21 Los productores que acataron el paro no enviaron ganado ni granos a los mercados, pero sí lácteos, frutas y verduras.22 El gobierno, finalmente, mandó una nueva lista de precios máximos al Mercado de Liniers, con precios más bajos que la anterior.23

Hubo temores en el Gobierno por el impacto en el precio y el abas-tecimiento de la carne, pero se tomaron las medidas necesarias para que esto no ocurriera: el arribo de vacunos pertenecientes al Ejército y

18http://www.clarin.com/diario/2006/12/10/elpais/p-01201.htm.19www.earchivo.mendoza.gov.ar/todo.php?idnota=9928.20http://www.clarin.com/diario/2006/12/07/elpais/p-00601.htm.21www.lanacion.com.ar/866538.22www.clarin.com/diario/2006/12/04/elpais/p-00301.htm.23www.agronoticia.com/agricola/print/653.html.

la Armada, principalmente, y también de aquellos productores que go-zaban de un contrato con el Estado.24 Sin embargo, quedó en evidencia la fuerza del sector: prácticamente no se comercializó ganado y la venta de granos se redujo un 90 por ciento.25 Al segundo día de paro sólo entraron cerca de 2.000 cabezas de ganado, el 80 por ciento aportado por las Fuerzas Armadas.26 El hecho de que el ganado perteneciera en su mayoría al Ejército y la Armada significó una complicación, ya que estos animales se encontraban en reproducción o presentaban una calidad inferior.27

La última de las medidas, antes de la ya conocida del 2008, se lanzó el lunes 30 de abril de 2007, hasta el 13 de mayo de ese año. El paro fue llamado por CARBAP.28 La protesta comenzó un día antes de la reunión pactada entre el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y las entidades agropecuarias, que tenía el objetivo de llegar a un acuerdo en torno a los precios de la carne. CARBAP quedó aislada. Sólo contó con el apoyo de algunas delegaciones de la FAA del interior bonae-rense. La división se vio incluso en el seno de la CRA, entidad madre de CARBAP, cuyas otras confederaciones agremiadas no apoyaron la protesta, como CARTEZ, que agrupa a los ganaderos de Córdoba y San Luis.29 Mario Llambías, el presidente de CRA, intentó limitar la protesta a cinco días, lo que lo enemistó con Pedro Apaolaza, presiden-te de CARBAP.30 Si bien CRA no participó de la mesa de diálogo con el gobierno, tampoco acompañó las acciones desatadas por CARBAP. El balance de la primera semana arrojó como resultado una caída en el ingreso de animales en Liniers de un 57% en relación a la semana anterior.31

¿Qué exigía CARBAP? La “liberalización del precio de la hacienda en todos los mercados”, “el cese de la intervención del Mercado de Hacienda de Liniers”, “suprimir el peso mínimo de faena” y “la elimi-nación progresivamente de los cupos de exportación respetando los precios máximos al público de los doce cortes populares”.32 Al tercer día del paro, el gobierno acordó con las otras entidades la fijación de nuevas bandas de precios, que concedían un aumento del 15%.33 En

24Idem.25comunidad.libreopinion.com/modules/news/article.php?storyid=957.26archivo.elcomercial.com.ar/archivo-on-line/2006/Diciembre/05-12-06/index.asp.27www.bloqueucr.gov.ar/verContenido.php?contenidoID=3103.28www.clarin.com/diario/2007/04/30/elpais/p-01601.htm.29www.lanacion.com.ar/economia/nota.asp?nota_id=904622.30Véase www.clarin.com/diario/2006/07/14/opinion/o-03110.htm.31Véase www.clarin.com/diario/2007/04/30/elpais/p-01601.htm.32Véase comunidad.libreopinion.com/modules/news/article.php?storyid=1118.33Véase http://www.clarin.com/diario/2007/05/02/elpais/p-01801.htm.

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consecuencia, las organizaciones agrarias pidieron a CARBAP que le-vantara la medida.34

En resumen, desde el año 2003, las organizaciones corporativas han protagonizado cuatro protestas. Tres al gobierno kirchnerista. Las medidas tenían como acción central la suspensión de la comercializa-ción de hacienda o grano. Este último rubro parecía afectar en mayor medida al gobierno, toda vez que la falta de liquidación de exporta-ciones afecta la recaudación. En ninguna de las protestas se logró la unidad de todas las organizaciones. CARBAP se ha mostrado como la más movilizada y con mayor iniciativa, seguida por FAA. Por su parte, CONINAGRO se ha comportado siempre como el eslabón más afín al gobierno. La SRA ha oscilado, manteniendo una posición centrista. La mayor cantidad de protestas parece haberse centrado en el problema ganadero, de allí el protagonismo de CARBAP. Las protestas no estu-vieron exentas de acciones directas. En particular, en Entre Ríos, sur de Santa Fe y Buenos Aires. Sin embargo, hubo muy poca articulación entre las distintas manifestaciones y entre las organizaciones convocan-tes. Tanto CRA como FAA asistieron a disputas internas que impidie-ron, en varias oportunidades, una intervención unificada.

En cualquier caso, la característica que debe destacarse de estos mo-vimientos es su carácter más bien episódico, más allá del grado de radi-calidad que pudieran haber adoptado en una u otra medida puntual. En ningún momento lograron convulsionar al gobierno ni, mucho me-nos, amenazaron la continuidad del régimen. No lograron constituir un comando central ni establecer alianzas más allá del terreno corpo-rativo. No se planteó, en ningún momento, un programa político más amplio. Este escenario cambió radicalmente en marzo de 2008.

El enfrentamiento

El conflicto que estalla el 11 de marzo, con el anuncio de la Resolución 125 y culmina el 18 de julio con su derogación, es uno de los más largos e importantes de la historia agraria argentina. Los más de cuatro meses de duración (129 días, para ser más exactos) vieron el desarrollo de una fuerza social que brota desde reclamos corporativos y alcanza a darse una fórmula política de alcance nacional. Se trata de un conflicto económico que desemboca en una crisis política de envergadura. Ya hemos visto la base económica de la disputa. Nos toca observar cómo se procesa políticamente, a fin de caracterizarlo, es de-cir, definirlo conceptualmente (¿qué tipo de hecho es?) y desplegar sus consecuencias (¿qué proceso político abre?).

34Véase http://www.clarin.com/diario/2007/05/04/elpais/p-02002.htm.

Observado en todo su recorrido, el enfrentamiento se puede divi-dir en tres grandes momentos: una primera etapa en que se definen el terreno y las líneas de choque; una segunda instancia, en la que los contendientes tratan de producirse el máximo de bajas y de sumar el mayor número posible de fuerzas (aliados); la batalla final, en la que se realiza la fuerza desarrollada y se establece el vencedor. El primer round va, entonces, desde la puesta en vigencia de la resolución (11 de marzo) hasta la primera tregua (2 de abril). El segundo se extiende des-de el anuncio de la tregua hasta el envío de la resolución al Congreso por la presidenta, el 17 de junio. El tercero es, precisamente, la batalla del Congreso, que va desde esta última fecha hasta la derogación de la resolución, como producto de la derrota del gobierno en el Senado, el 18 de julio.

Primer round: los 21 días

a. Resumen35

El 10 de marzo estalla el problema con el anuncio de la Resolución 125 por parte del ministro Lousteau, con el argumento de controlar la inflación y la sojización ante el alza de los precios de la soja. Se elevan las retenciones al 41% en soja y se establece una “tablita” de retencio-nes móviles, es decir, que suben o bajan las alícuotas según evolucio-nen los precios. Al pasar los 610 dólares, las retenciones pasan a ser del 95% sobre la parte que exceda a ese precio.

Al día siguiente los productores reaccionan decretando un plan de lucha que incluye el cese de la comercialización, asambleas y marchas de protesta por 24 horas. Además de las cuatro entidades se agrega la Federación Argentina de Contratistas de Maquinaria Agrícola. El paro tiene alto acatamiento, sumándose con declaraciones las bolsas de ce-reales de Bahía Blanca, Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos y las de co-mercio de Rosario y Santa Fe. También la Federación de Acopiadores de Granos. Hay tractorazos de FAA, CARTEZ y CONINAGRO en Villa Constitución y movilizaciones en Córdoba.

El 14 de marzo, en vista la nula reacción de las autoridades, las cuatro entidades decidieron prolongar el paro hasta el miércoles 19. Adhirió al paro la Asociación de la Cadena de Soja Argentina (ACSOJA) y se sumó a las críticas la Cámara de la Industria Aceitera. Ese mismo día la FAA cortó la autopista Rosario-Buenos Aires a la altura de Villa Constitución. En Córdoba se realizó un tractorazo. Los tamberos de

35Las fuentes de este breve resumen se detallan en el Apéndice VI. Nobleza obliga, también hemos tomado algún dato menor de Barsky, Osvaldo y Mabel Dávila: La rebelión del campo, Sudamericana, Bs. As., 2008.

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Trenque Lauquen bloquearon el ingreso a una usina de La Serenísima. Seiscientos trabajadores de la carne, de los frigoríficos Sadowa, de Mar del Plata y Vivoratá, cortaron la ruta 2, a 20 kilómetros de Mar del Plata. Moyano, Depetri y D’Elía salieron a apoyar al gobierno: golpistas aristócratas, pelea pueblo-antipueblo. La UIA se suma justificando las retenciones.

El 15 el gobierno comienza negociaciones secretas. Ofrece bajar retenciones a pequeños y medianos e incentivos a los ganaderos. El día 17 se anuncia que la protesta es por tiempo indeterminado y se suma el grupo de los “autoconvocados”. En Entre Ríos se anuncia el cierre total de la provincia con cortes de las rutas 12 y 14. Se llama a un “nuevo Grito de Alcorta” y se hace alusión al feudalismo y la Toma de la Bastilla. Ya para ese momento se siente en los supermercados la falta de carne.

El 20 de marzo la FAA reúne 200 dirigentes propios y autoconvoca-dos que lideraron piquetes, en Santa Teresa, para encauzar la protesta. Se aprobaron como mociones no dejar pasar camiones con cereal a puerto, ganado en pie ni productos lácteos elaborados, no molestar a turistas y ciudadanos comunes en tránsito, reforzar los piquetes en los anillos de los puertos y tratar de persuadir a los camiones para que se vuelvan y no queden estacionados frente a los piquetes. Como respues-ta, Pablo Moyano amenaza con actuar contra los cortes y el gobierno amenaza con cerrar la exportación de carne aplicando la ley de abaste-cimiento. El 23 de marzo hay un conato de batalla entre camioneros y chacareros.

El 25 de marzo el campo ratifica el paro antes de que hable la presidenta. Cristina habla y descalifica al campo. Se arma el primer cacerolazo en Capital en el contexto de un desabastecimiento crecien-te. Enfrentamientos entre camioneros y chacareros en Laboulaye. La UATRE, el gremio de trabajadores rurales, se ofreció como mediador. Igual oferta hizo la Iglesia. El 27 todas las instituciones menos CRA aceptan el llamado de la presidenta, pero igual concurre al día siguiente con las otras organizaciones a reunirse con el gobierno. Cristina ofrece el levantamiento de la prohibición de las exportaciones de trigo y que el productor recibirá el precio “pleno”, la creación de una subsecretaría de desarrollo rural y evaluar la situación de 4.500 deudores agropecua-rios, pero las retenciones no se tocan. Las cuatro entidades vuelven al paro. El 31 Lousteau ratifica las retenciones y anuncia que habrá reintegro automático para el 80% de los productores, que se empleará un sistema de acreditación automática a través del CBU, que se com-pensarán los costos diferenciales de flete para NEA y NOA, la apertura del registro de exportaciones de trigo, el incentivo a la producción con mayor valor agregado para pequeños productores, en particular tambe-

ros, créditos blandos del Banco Nación y la creación de la subsecretaría de desarrollo rural y familiar. Los ruralistas rechazan la propuesta.

El 1 de abril se hace el acto kirchnerista en Plaza de Mayo en apoyo al gobierno. Cristina critica al campo y apela a Madres de Plaza de Mayo y Abuelas. El 2 de abril el campo suspende el paro ante la evi-dente preocupación por sus consecuencias sobre el desabastecimiento, abriéndose la primera tregua por treinta días luego de un acto masivo en Gualeguaychú.

b. Cortes y asambleas

En este acápite, vamos a medir la magnitud del enfrentamiento. Este examen abarca tanto los aspectos cuantitativos como los cualitativos. Los primeros se refieren a la cantidad y extensión. Los segundos a la ra-dicalidad que alcanzaron.La protesta, en esta etapa, tuvo una duración de 21 días y obligó a la máxima autoridad política del Estado a elaborar cuatro intervenciones públicas y a poner todas las energías posibles en un acto en Plaza de Mayo. Según Nueva Mayoría, desde enero hasta abril se contabilizaron 1.651 cortes de ruta o de vía pública.36 De estos, 1.622 corresponden al paro agrario. Al 18 de mayo, Nueva Mayoría ya llevaba contabilizados 2.539 cortes. El número, por sí solo, no puede apreciarse si no se ubica en una perspectiva temporal. Tal como puede verse en el gráfico 1, el nivel de cortes de rutas y vías públicas supera el alcanzado por el 2001, el año de la insurrección, e incluso al 2002, el más alto de la serie hasta ese momento. Si bien el número de cortes de ruta se disparó este año, el gráfico demuestra que la tendencia al corte no se disipó durante el reflujo (2003-2007), manteniéndose a niveles del año 2000. Se trata de un fenómeno que ya habíamos anticipado hace algunos años: el piquete llegó para quedarse.37

36Una aclaración sobre la metodología que, deducimos, habría utilizado Nueva Mayoría (NM). Las cifras que vemos estarían expresando la cantidad de piquetes/días. Es decir, cada piquete se habría multiplicado por la cantidad de días que estu-vo activo. Esta inferencia se fundamenta en el hecho de que, hasta abril del 2008, NM contabiliza 1.622 piquetes en el paro agrario. Sin embargo, según su misma medición, en el pico del conflicto se contabilizaron 301 piquetes. El número total puede obtenerse sumando los piquetes de cada uno de los días del conflicto. Como los cortes modificaban diariamente su ubicación, cada piquete tuvo que haber sido sumado más de una vez. Por otro lado, los números nos están diciendo poco sobre la magnitud de cada uno de los cortes. Magnitud que debe tener en cuenta el lugar del corte, el grado de articulación con otras protestas, las reivindicaciones levan-tadas y la cantidad de manifestantes. A diferencia del pico que marcó NM de 301, nosotros hemos contabilizado, hasta el momento, 288 piquetes. Nueva Mayoría no especifica el lugar de cada piquete ni la fuente utilizada.37Véase Sartelli, Eduardo: La plaza es nuestra, Ediciones ryr, Buenos Aires, 2006, cap. VII.

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El segundo punto de importancia del conflicto está en la extensión a nivel nacional. La protesta burguesa abarcó 15 provincias. Si bien se hizo eje en las provincias pampeanas, los enfrentamientos abarcaron una geografía más amplia, afectando a Tucumán, Chaco, Formosa y Santiago del Estero, entre otras (Cuadro 1).

Un panorama similar, en cuanto al despegue del conflicto en el 2008, puede observarse en el caso de los cacerolazos. Sin llegar a los números del 2001, este año ha dado lugar a un salto importante y a una reactivación de esa forma de protesta (Cuadro 2). Por último, debe destacarse la dinámica de esos cortes (Gráfico 2). En general se observa una baja intensidad hasta el miércoles 19, cuando los cortes suben de 30 a 301, marcando el punto máximo alcanzado. Ese día señala un quiebre en la dinámica del conflicto. El martes 18, luego del fin de semana largo, las entidades debían analizar si levantaban el paro. Para ello, se organizaron asambleas donde predominó la consigna de paro por tiempo indeterminado. Los elementos medios de las organizacio-nes tomaron protagonismo.

Hasta ese día, el conjunto de los intendentes se había mantenido al margen. Sin embargo, se observa la curiosa coincidencia de que a par-tir del día 20 de marzo, los intendentes comienzan a negociar con los asambleístas sin esperar la orden del gobierno central. A partir del día 21, los cortes disminuyeron, pero ya no bajarán de los 50. El día lunes 24, los cortes se dispararon de 50 a 279. Es importante recalcar que en los medios se especuló con que el elemento que había desencadenado los cacerolazos había sido el discurso de Cristina del martes. Sin embar-go, ese discurso había estado precedido por el incremento de los cortes del día lunes. Luego de ese lunes, la semana encontró a los cortes en un descenso que se mantuvo por encima de la semana anterior. En definitiva, más allá de las variaciones, puede observarse una tendencia al aumento de las acciones sobre la ruta a lo largo de la etapa.

Para explicar esa cierta intermitencia, debe comprenderse la mo-dalidad del paro. En ningún momento se suspendió la producción. Lo que se detuvo fue sólo la circulación de aquellos productos ligados a la ganadería y al cultivo de cereales. Como la protesta se efectuó en medio de la cosecha, muchos manifestantes debían dejar el piquete para organizar la producción.38 En principio, la consigna de las asocia-ciones era bloquear sólo los productos de exportación, para impedir

38“El campo no está en huelga: sus patrones siguen haciendo trabajar a sus peo-nes, las vacas siguen siendo ordeñadas, el trigo sigue creciendo y los cerdos siguen alimentándose”, Alfredo Zaiat, Página/12, 15 de marzo de 2008. A su vez, desde la izquierda se reconoce que “como se trata de un movimiento democrático que todo lo resuelve a través de las asambleas, los debates se fueron encauzando y se lograron acuerdos. En la mayoría de los lugares se decidió trillar, guardar los granos y mantenerse firmes en el paro”, en el periódico Hoy, nº 1210.

que el gobierno cobrase las retenciones. Sin embargo, las asambleas fueron derivando hacia bloqueos (parciales o totales) que implicaban otras mercancías.

Bien, hasta ahora analizamos el problema de las movilizaciones en términos cuantitativos. Queda un examen de la profundidad que al-canzó el paro. Si volvemos al cuadro 1, podemos observar la cantidad de cortes totales. Es decir, acciones que se radicalizan e impiden cual-quier paso, no sólo ya de ciertas mercancías. Se trata de 102 cortes tota-les sobre 288 contabilizados. Podemos decir, entonces, que un 35,4% de los cortes adoptaron, en algún momento, la modalidad de totales. El mayor porcentaje lo encontramos en Entre Ríos, que parece exhibir la mayor radicalidad.

En general, se observa una baja cohesión en el conjunto de las movilizaciones. Cada corte tenía su propia modalidad y decidía por sí mismo si levantaba o mantenía la medida. Las autoridades corpora-tivas señalan que se vieron desbordadas por la acción de bases “auto-convocadas”. Sin embargo, son afirmaciones que a simple vista no son fáciles de comprobar. Alfredo De Angeli, uno de los dirigentes que impulsaron la radicalización del conflicto, es dirigente de la Federación Agraria de Entre Ríos. De la misma manera, el principal “autoconvo-cado” de Trenque Lauquen, Juan Viñas Urquiza, es un tambero de la Sociedad Rural de la localidad, perteneciente a CARBAP, y presidente de la entidad del 2001 al 2005.39 Viñas Urquiza fue quien alentó el paro por tiempo indeterminado en la asamblea de su ciudad.40 Un primer acercamiento permite afirmar que se trata más bien del surgi-miento de dirigentes locales que se apoyan parcialmente en elementos no sindicalizados.

Varias asambleas bloquearon los accesos a las empresas lácteas o acei-teras para impedir la salida de camiones. En Santa Fe se bloqueó a las empresas La Serenísima, SanCor, Milkaut, Williner, Verónica, Tregar y Molfino.41 En algunos casos los chacareros llegaron a la Municipalidad y a las legislaturas, como en Mar del Plata.42 En Firmat (Santa Fe), por ejemplo, la movilización obligó a que el propio intendente llamara al corte. En Carlos Casares (Buenos Aires), las movilizaciones llegaron a la intendencia y a la legislatura. Los cortes se combinaron con asam-bleas, esporádicas o permanentes, cacerolazos, tractorazos y diferentes movilizaciones. Algunas de ellas, dirigidas al poder político municipal o provincial. Los piquetes más importantes contaron con la presencia

39www.sociedadruraltl.org.ar/historia.php.40La Nación, 18/3/08.41www.castellanos.com.ar/nuevo/textos.php?id=4281.42La Nación, 19/3/08.

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de partidos políticos de la oposición y, en algunos casos, de los propios intendentes.

Para poder medir la profundidad de los cortes, hemos realizado un relevamiento de las distintas modalidades que adoptaron y los apoyos que convocaron. El cuadro 3 resume esta información, con resultados parciales de tres provincias. En todos los casos se trata de fenómenos que hemos podido comprobar a través de la prensa escrita, por lo que se reflejan valores mínimos. Si tomamos la cantidad total de piquetes, el porcentaje de asambleas permanentes y de movilizaciones es bajo (19,5% y 18,5% respectivamente). Sin embargo, se trata de números que expresan un grado de politización importante. En el caso de las asambleas permanentes, hay que tener en cuenta que se trata de 21 días de conflicto. En cuanto a las movilizaciones, los entre 15 y 22 piquetes por provincia constituyen un fenómeno de envergadura. Para el caso de Buenos Aires y Córdoba, siete movilizaciones a edificios públicos también constituyen un hecho de peso político significativo.

Un primer balance obliga a concluir que estamos, ya en esta etapa, ante algo más que un “paro”. No se trata de una medida que se limita a no vender o no comprar, sino que implica un grado de convocatoria más amplio, de estado deliberativo, de participación de la oposición y la Iglesia y de movilizaciones hacia el poder político local. Su impor-tante envergadura no se agota en el aspecto cuantitativo: se trata de un fenómeno que se ha extendido en el tiempo y el espacio y que ha ganado radicalidad.

c. Las protestas en el medio urbano

Al revés de lo que suele afirmarse, los cacerolazos “del campo” no fueron espontáneos. “Hoy vivimos algo así como el cacerolazo del cam-po”, afirmaba en plena Semana Santa el vicepresidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati. La frase apareció en los titulares de varios me-dios el jueves 20 y fue reproducida por múltiples portales de la web.43 Cuatro días después, el 24 de marzo a la noche tiene lugar el primer cacerolazo en Azul. Para ese entonces ya se estaba agitando un cacero-lazo simultáneo el 25 a la noche en distintos pueblos y ciudades del in-terior: Tres Arroyos, Dorrego, Laprida, Lamadrid y Tandil, entre otros sectores del sudeste y sudoeste de la provincia, y también en Arroyito, Córdoba. Estos datos fueron publicados por cadena3.com el mismo 25 y por diarios locales como latandilura.com.ar (Tandil), que ya el 24 transcribe el volante que los productores autoconvocados repartían llamando al cacerolazo del 25. Blogs y cadenas de mensajes de texto

43Entre ellos Perfil, 20/3/08.

reforzaban la campaña por la medida, incluso con la perspectiva de que llegara a Buenos Aires.

Las mismas clases sociales que participaron en los cortes de ru-tas fueron las que protagonizaron las protestas urbanas. Burguesía y rentistas rurales aportaron la masa de los sectores movilizados en los cacerolazos y fueron los vértices de su organización. Los hijos de chaca-reros, centralmente estudiantes de ciencias agrarias, fueron el corazón de la protesta, tanto en Buenos Aires y La Plata como en Rosario, en esta última con una fuerte participación de chacareros. En la Capital organizaron el primer cacerolazo desde el centro de estudiantes de la Facultad de Agronomía, por medio de cadenas de mails y mensajes de texto. Otros grupos de estudiantes autoconvocados hicieron lo mismo. Los chacareros, si bien aportaron menos numéricamente que sus hijos (sólo en Agronomía de la UBA estimamos que cursan 1.000 hijos de chacareros)44, también fueron importantes. Durante el primer cacero-lazo es un dirigente de la FAA quien insulta a D’Elía y crea un hecho político al lograr que éste le pegue. Los carteles de la Sociedad Rural de distintas localidades estuvieron presentes en todas las movilizaciones. A La Plata y Rosario se acercaron muchos chacareros con el fin de par-ticipar del cacerolazo. El mismo fue propagandizado desde el día 24. Volantes, weblogs y periódicos locales lo atestiguan.

El primer cacerolazo en la Ciudad de Buenos Aires (25/3) parece haber arrastrado a sectores algo más amplios. Esto es también relativo porque la protesta, si bien numerosa, no llega a ser aplastante. Según los medios, entre 4.000 y 10 mil personas en Plaza de Mayo y otras mil en Devoto. En Caballito entrevistamos a una porción sustantiva de quienes allí caceroleaban. Este relevamiento muestra, por una parte, una fuerte participación de miembros de la burguesía rural (9 de 50 entrevistados eran rentistas, chacareros o familiares). Por otra parte, encontramos también a un empleado del Hospital Francés, que revin-dicaba su trayectoria de lucha y reclamaba que se vayan todos. Otra mujer no estaba segura de apoyar al campo y se quejaba de la inflación. Pero eran minoría. La mayoría de los entrevistados declaró no haber participado de los cacerolazos del 2001. Los discursos más contempori-zadores del gobierno de los días siguientes han de haber conformado a muchos de los que salieron el 25. Otros, los que escucharon cacerolas y bajaron con las mismas consignas del 2001, deben haber abandonado el movimiento al constatar su carácter derechista. Así las cacerolas de la Capital fueron cada día menos. Al menguar la concurrencia quedó al desnudo el corazón de la protesta y ya el 26 la mayoría de los que se

44El censo universitario de 2004 indica 4.550 estudiantes de la Facultad de Agronomía de la UBA, de los cuales el 23,8 provenía del interior (en particular, Buenos Aires y Entre Ríos).

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acercan a Plaza de Mayo son familiares de chacareros: 7 sobre 7 entre-vistados por Clarín en Avenida 9 de Julio lo eran.

A diferencia de lo que se cree, en esta etapa el apoyo “popular” al paro del campo fue todavía menor en el interior (Cuadro 4). La mayo-ría de las cacerolas pertenecen a chacareros que se dirigen a la ciudad. Así, en Tucumán, el 25 a la noche hubo un cacerolazo con 3.500 perso-nas. Pero se trataba de los productores y sus familias que abandonaron los cortes dejando guardias mínimas, para manifestarse en la ciudad. La noche siguiente en Tucumán no hubo cacerolazo porque prefirie-ron quedarse en la ruta. En otros lugares la familia chacarera se divide: las mujeres se trasladan a la ciudad mientras los hombres se quedan en los cortes.45

En la provincia de Buenos Aires, el 25 de marzo hay 22.530 mani-festantes y 24.000 en Santa Fe. Mientras que en Entre Ríos no llegan a 2.000 y en Corrientes a 200 (véase cuadro 4). A su vez en Buenos Aires contabilizamos 47 cacerolazos y 36 en Santa Fe. En ciudades con estructuras económicas más diversificadas los cacerolazos fueron débi-les, como en Córdoba y Mar del Plata. En cambio fueron fuertes en aquellos centros urbanos que actúan como cabeceras de distritos agro-pecuarios. Esto ocurre en Tandil (7.000 manifestantes) y Río Cuarto (1.100). A su vez, el primer día (25/3), los cacerolazos en Entre Ríos y Corrientes fueron débiles y escasos. En cambio, son muy numerosos y más masivos en la provincia de Buenos Aires, donde la convocato-ria previa por parte de la CARBAP parece decisiva. Hecho que puede constatarse para varias localidades y deducirse con cierto grado de cer-teza en otras.

En Tres arroyos y San Cayetano hemos verificado que el cacerolazo fue promovido por las Damas de la Sociedad Rural local.46 A su vez, el cacerolazo de Sunchales del 26 fue convocado y difundido con an-terioridad por la filial de CARBAP.47 En Olavaria puede deducirse el rol de la filial asociada a CARBAP a partir de la declaración de Norma Urruty, dirigente de la Sociedad Rural de Olavarría. La dirigente negó

45En Santa Fe en la localidad de Álvarez, “Durante el cacerolazo se recorrieron las calles principales de nuestro pueblo. Como se ve, lo han hecho las mujeres y los niños, porque los hombres se encuentran manifestando en la ruta AO12, en la intersección con la ruta 18 y la 14”. (La Capital, http://www.lacapital.com.ar/con-tenidos/2008/03/26/noticia_0143.html). En Rufino el cacerolazo fue iniciado por “mujeres independientes”. (La Capital, http://www.lacapital.com.ar/conteni-dos/2008/03/27/noticia_0055.html). En Santa Fe, en las protestas en Esperanza, Cañada de Gómez y Ceres también hubo una participación mayoritariamente fe-menina. Además en algunos pueblos de Buenos Aires el cacerolazo fue convocado por las “Damas de la SRA”, organismo muy activo durante el conflicto.46http://www.lavozdelpueblo.com.ar/diario/2008-03-26/El_Campo/27837.htm.47Sunchales hoy, http://www.sunchaleshoycomar/archivo/2008/03/26/convocan-a-bocinazo-frente-al-municipio/.

que fueran montados por la oposición: “No es así, los que fueron lo hicieron porque estaban convencidos de ir. No regalamos chorizos, no presionamos a nadie individualmente ni tomamos asistencia”.48 Con este testimonio Urruty claramente se coloca a sí misma en el rol de organizadora. En Balcarce registramos noticias de que la filial de CARBAP se reuniría con los concejales mientras evaluaba un cace-rolazo en el centro de la ciudad.49 En Coronel Brandsen, la protes-ta se inició en la sede de la sociedad rural local, también afiliada a CARBAP, donde estaba convocada y más tarde transcurrió en la plaza central, donde el único orador fue el presidente de la asociación local mencionada.50 Resulta significativo el testimonio del presidente de la Sociedad Rural de Tres Lomas, también de CARBAP, quien dice al mismo tiempo que el cacerolazo fue espontáneo y que él empujó a la gente a que diera el primer paso, pero que no quería convocarlo oficialmente desde su asociación. Es decir, otra vez CARBAP tiene un rol importante en la organización del cacerolazo pero concientemente quiere diluir su presencia.51 En Bragado, la movilización y el acto en la ciudad es convocado por CARBAP y FAA, hablando representantes de ambas organizaciones.52 También en Pergamino el acto fue convo-cado por las entidades ruralistas, en este caso junto con la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de la localidad.53 Finalmente, en Mar Chiquita una Asamblea organizada en la sede de la Sociedad Rural lo-cal se transforma en un evento político más amplio, con participación de autoridades municipales, el párroco local y algunos vecinos.54

48El Popular, http://www.diarioelpopular.com.ar/diario/2008/03/27/notahtml? idnota=21095.49La Vanguardia. Según diarios locales posteriores el cacerolazo se efectuó y convocó a 2000 personas.50Sociedad Rural de Brandsen, http://sociedadruralbrandsen.spaces.live.com/.51“El presidente de la Sociedad Rural de Tres Lomas (SRTL), Marcelo García, ase-guró mediante los micrófonos de FM Amanecer que el cacerolazo desarrollado en nuestra ciudad el miércoles por la noche “fue espontáneo, nosotros no lo ge-neramos. Nosotros estamos en las movilizaciones en las rutas, pero mucha gente se comunicó el martes con muchos de nosotros y de alguna manera los incentivé para que dieran el primer paso y salgan de manera espontánea, pero no quería-mos generarlo de manera oficial desde la SRTL”. Luego agregó que el cacerolazo “surgió solo, con el teléfono y los mensajitos. El martes mucha gente se quedó con ganas de salir con la cacerola”. Fuente: Radio Tres Lomas. http://fm3lo-mas.com.ar/archivo.php?news_id=2268&start=162&category_id=&parent_id=&arcyear=&arcmonth=.52En Soy corresponsal, La Nación, http://soycorresponsal.lanacion.com.ar/Nota.aspx?IdNota=938.53La opinión de Pergamino http://www.laopinion-pergamino.com.ar/ARCHIVO/nota.asp?id=113&date=&vernota=3944.54Diario 5º Sección, http://5seccion.blogspot.com/2008/03/el-campo-protesta-en-mar-chiquitavidal.html. En Lobos, representantes de la SRA y el presidente de la

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Fuera de la provincia de Buenos Aires, tenemos registro de asocia-ciones de base de CARTEZ u otras confederaciones de CRA convocan-do a cacerolazos en Santo Tomé (Corrientes) y en Arroyito (Córdoba).55 También en Santa Fe la movilización comenzó en la Sociedad Rural: “eran pocos y se hicieron oír. Con su arribo a la plaza, de a poco la gente comenzó a autoconvocarse”.56

El 25 de marzo fue claramente el día de los cacerolazos, con un total de 169. Los 80 para los cuales tenemos datos sobre el número de participantes arrojan una suma total de 70.200. Por importante que parezca la cifra no es en realidad tan alta si se considera que, según el censo agropecuario de 2002, en el total del país hay 202.423 titulares de explotaciones agrarias, sin contabilizar a sus familias.

d. Balance

En esta primera etapa quedan planteadas las líneas básicas del conflicto: movilización callejera, cortes, cacerolazos, son las acciones propias del “campo”, mientras que el gobierno privilegia los medios de comunicación. Se van esbozando también las alianzas que van a consolidarse en la etapa siguiente: una tendencia a aglutinar a toda la oposición, por un lado; una tendencia al desgranamiento de aliados, por el otro. Queda también sobre la mesa la incapacidad de ambos, pero más gravosa en el caso del gobierno, para convocar a las fracciones que protagonizaron el Argentinazo, aún cuando ambos logren atraer a varios de sus representantes políticos. El campo todavía no logra movi-lizar al resto de las fracciones burguesas del interior pampeano.

Segundo Round: de la primera tregua al Congreso

a. Resumen57

El segundo round se inicia con la tregua de más de un mes decidida por los ruralistas. La existencia de una “tregua” es en realidad el pasaje del conflicto a otra modalidad: se pasa de la lucha callejera a las escara-

cámara de comerciantes fueron los dos oradores en medio del cacerolazo.55“La Sociedad Rural de Santo Tomé convoca a un cacerolazo a realizarse esta no-che, a las 20, en la plaza central”. “Por otra parte la Sociedad Rural de Arroyito, Córdoba, junto a vecinos de la ciudad realizarán esta noche un cacerolazo con un corte de la Ruta 19. Corrientes noticias, http://www.corrientesnoticias.com.ar/inte-rior.php?nid=107002; Cadena 3, Argentina, http://www.lv3.com.ar/post_amplia-do.asp?post=1959.56http://www.ellitoral.com/index.php/id_um/29175/origen/ranking.57Otra vez, las fuentes del acápite son las indicadas en el Apéndice V.

muzas de pasillo. Ahora las declaraciones y los alineamientos ocupan el centro de la escena, produciéndose simulacros de negociación.

El día 7 de abril se retoba Schiaretti, pidiendo el envío de fondos y cambios en la coparticipación. No es el único gobernador que se alinea con el campo. Los contendientes se disputan a la “opinión pública”, es decir, las fracciones burguesas no involucradas directamente, que, mediante la prensa, exigen un “arreglo”. El 8, consecuentemente, las cuatro entidades piden audiencia a la Presidenta, que los recibe el 11. Las entidades salen conformes ante la promesa de nuevas reuniones, que van concretándose en los días posteriores, en las que se habla de todo menos de las retenciones y en las que se producen enfrentamien-tos con el secretario Moreno. Hay acuerdos parciales por la carne, que no se cumplen, mientras el 18 de abril el gobierno ratifica las últimas medidas propuestas por Lousteau, atrayendo a su campo a Urribarri (Entre Ríos) y Capitanich (Chaco).

Mientras tanto, va creciendo la presión de las “bases” rurales, que se manifiestan a favor de retomar el paro, normalmente por boca de Alfredo De Ángeli, cuya presencia crece en los medios. El gobierno sale al cruce con una intervención judicial: el 22 de abril se denuncia a De Ángeli por incitación a la violencia (“estábamos preparados para resistir con escopetas, carabinas, de todo”, había declarado el dirigente a la prensa), mientras el 23 los ruralistas son citados por la justicia, acusados de violar la Ley de Abastecimiento. En este despliegue guber-namental, crece la figura de Néstor Kirchner, que es el encargado de articular la contraofensiva mediática. Su ascenso en la estrategia del gobierno es paralela al despliegue de sus adláteres (Moreno, D’Elía, Depetri, Moyano) y el ocaso de Lousteau, que renuncia el 24, un gol-pe para el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que oficia de “policía bueno”.

La tregua se acaba en la primera semana de mayo, boicoteada por Néstor Kirchner, ante el incumplimiento de los acuerdos en torno a la carne y el trigo y al reconocimiento por el gobierno de que no piensa tocar las retenciones. El 7 de mayo, entonces, se relanza el “lock-out”.

Los hechos más importantes de la etapa que se abre con la reanuda-ción del paro son, aparte de lo que se relatará más adelante, los nuevos pronunciamientos políticos, en particular los procedentes del interior del peronismo, preanunciando su quiebra futura. El campo recluta cada vez más representantes provenientes de territorio enemigo, crean-do una situación de fuerza que pretenden capitalizar lanzando una se-gunda tregua el 19 de mayo. Las entidades se reúnen con el gobierno pero todo termina mal. Ambos contendientes se preparan para una demostración de fuerzas, el 25 de mayo, con sendos actos, uno en Salta (Kirchner) y otro en Rosario (campo). La pulseada la gana, claramente,

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el campo, ya que el acto rosarino cuadruplica al salteño. Fortalecido, vuelve al paro el 27 de mayo.

El gobierno contraataca con dos instrumentos. Por un lado, modi-ficando la resolución 125 para flexibilizar los reintegros a los pequeños productores y modificar los porcentajes de las retenciones. Intenta, por esta vía, quebrar el frente chacarero. Por otro lado, iniciando una serie de medidas represivas, a fin de testear la resistencia rural, apelando al poder judicial, a la gendarmería y a las federaciones transportistas.

El 30 se detiene a ruralistas en San Pedro por cortar la ruta, mien-tras el fiscal de San Nicolás imputa a Margarita Stolbizer (UCR) y María del Carmen Alarcón (Pampa Sur) la responsabilidad por los sucesos. El 4 de junio, aparecen en escena las cámaras transportistas del interior para exigir el fin del conflicto. En buena parte del interior, el corte del tránsito es total, quedando centenares de ómnibus llenos varados y localidades enteras aisladas. Ante el agravamiento de la crisis, Cristina busca desviar la atención lanzando un plan de construcción de hospita-les, caminos rurales y viviendas populares con parte de las retenciones. Según la presidenta no hay crisis porque el consumo popular siguió creciendo, gracias a que millones de argentinos han podido acceder “a un auto nuevo, a un auto usado o a una moto, o a un plasma”.

Mientras el gobierno arregla con las centrales de transportistas el levantamiento de los cortes, sus bases rechazan el acuerdo y los cortes se mantienen. El pico de la tensión llega el 14, cuando la gendarmería detiene en el piquete de Gualeguaychú a Alfredo De Ángeli junto con otros 18 ruralistas. Mientras es trasladado a Concepción del Uruguay, los cortes recrudecen en todo el país y centenares de manifestantes pi-den su liberación en la puerta del juzgado. Liberado más tarde, regresa triunfante a Gualeguaychú. En este clima, entra en acción Julio Cobos, proponiendo que el asunto se dirima en el Congreso. Nuevos cacerola-zos y protestas durante el 16 llevan al matrimonio presidencial a tomar, al día siguiente, la propuesta de Cobos y enviar el tema al Congreso. Dicho de otra manera, el intento de salida represiva, no sólo fracasa, sino que progresa rápidamente hacia el ridículo.

b. Piquetes y cortes

La segunda etapa del conflicto muestra un incremento de la can-tidad de piquetes. Mientras en los primeros 21 días de conflicto se contabilizaron 288 piquetes, en el segundo, los mismos ascendieron a 458. De esa cantidad, 312 corresponden a piquetes de ruralistas y 146 a los efectuados por transportistas que, si bien comenzaron sus accio-nes contra los cortes del campo, terminaron sumándose a la protesta (véase gráfico 3). A su vez, la cantidad de cortes totales de ruta también

aumentó de 102 a 177.58 El aumento de 170 piquetes entre el momento anterior y posterior a la tregua contradice las expectativas sobre una caída en la participación debido al desgaste. Mientras los 288 piquetes anteriores se produjeron en el marco de 21 días ininterrumpidos, estos 458 se llevaron a cabo en 60 días, en medio de dos treguas. El mismo razonamiento es aplicable al incremento de los cortes totales: mientras en la primera etapa los mismos representaron un 35,4% del total de los piquetes, en la segunda ascendieron a 38,64%. Es decir, a pesar de la prolongación del conflicto se aumentó la cantidad total de piquetes y la capacidad de realizar cortes totales de rutas. El cuadro 5 nos mues-tra el aumento de la cantidad de piquetes realizados en las provincias más representativas del conflicto. Es importante resaltar que en los primeros enfrentamientos, la provincia de Buenos Aires protagonizó la mayor cantidad de piquetes. Sin embargo, luego de la tregua, la mayor conflictividad se observó en Santa Fe y Córdoba.

La profundización del conflicto no sólo se expresa en el aumento de la cantidad de piquetes sino en los aspectos cualitativos, en parti-cular, de las alianzas políticas que fueron trazando con otros sectores. Por ejemplo, en 20 de los piquetes participó la Iglesia, oficiando misas y llamando al diálogo sin condenar la protesta, lo que objetivamente implica su apoyo.

La oposición, por su parte, estuvo presente en 24 cortes. La mis-ma fue ampliando sus componentes, del Pro y la Coalición Cívica al Partido Nuevo (Luis Juez) y el Partido Socialista. A su vez, engrosaron sus filas aquellos miembros del PJ y gobernadores oficialistas que el con-flicto agrario colocó en la vereda opuesta al gobierno: Juan Schiaretti (gobernador de Córdoba), Hermes Binner (gobernador de Santa Fe), Carlos Reutemann (miembro del PJ Santa Fe), Mario Das Neves (go-bernador de Chubut), Celso Jaque (gobernador de Mendoza), Oscar Jorge (gobernador de La Pampa), Brizuela del Moral (gobernador de Catamarca) y Jorge Busti (ex presidente del PJ de Entre Ríos). A su vez, ya antes de la tregua, en Buenos Aires 51 intendentes se posicionaron a favor del campo, contra 30 que mantuvieron su apoyo al gobierno. En Santa Fe, 140 apoyaron los piquetes, 7 al gobierno. En Córdoba, por su parte, 427 intendentes se aliaron al campo y 2 en oposición.

Muchos de los intendentes, gobernadores y miembros de la oposi-ción asistieron a los 33 actos realizados luego de la tregua, siendo los principales el acto del 25 de mayo realizado en Rosario y el del 2 de ju-nio en Armstrong. El primero de ellos constituyó una muestra de la for-taleza del campo frente al gobierno, no sólo porque convocó a 200.000 personas frente a los 50.000 del acto organizado por el gobierno en

58Harari, Fabián: “Mucho más que dos”, en Laboratorio de Análisis Político, Boletín nº 2, en El Aromo, nº 42, mayo/junio de 2008.

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Salta, sino porque aglutinó a la oposición. Estuvieron presentes Jorge Macri (diputado bonaerense), Francisco de Narváez, Esteban Bullrich (titular de Recrear) y la legisladora Nora Guinzburg (Recrear). A su vez, asistieron Federico Pinedo y Paula Bertol (diputados de Recrear), Luis Juez, Alberto Rodríguez Saá y Elisa Carrió junto a otros miembros de la Coalición Cívica como Margarita Stolbizer. De la UCR fueron Gerardo Morales, Mario Negri, Silvana Giúdici, Juan Carlos Marino y Luis Cáceres. Miguel Lifschitz, intendente socialista de Rosario, tam-bién fue de la partida. La izquierda envió a sus representantes: Vilma Ripoll (MST), Raúl Castells (MIJD), Amancay Ardura (CCC) y Juan Carlos Alderete (CCC). Jorge Sapag (gobernador de Neuquén), Juan Carlos Blumberg y Darwina Gallicchio (presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo de Rosario) presenciaron el acto en Rosario en primera fila.

El 2 de junio el acto en Armstrong se realizó en el marco del lla-mado a paro general en apoyo al campo. La concentración fue pro-puesta y organizada exclusivamente por la FAA. Al mismo asistieron alrededor de 40.000 personas, entre ellas el intendente de la ciudad, Fernando Fischer (miembro del PJ). Habló también René Bosco, titu-lar de la firma REMAR, en representación de las cámaras comerciales, Mirko D´Ascanio (Presidente del Centro Industrial de Las Parejas) y Rubén Putunet, en representación de los peones rurales. Esta última intervención muestra una incipiente y minoritaria intervención de una fracción obrera en la alianza agraria. Las cámaras de comercio del sur de la provincia de Buenos Aires adhirieron al acto. El contenido de los discursos traspasó los reclamos puntuales por las retenciones móviles y dirigió sus críticas al gobierno exigiendo cambios en la gestión y el rum-bo económico. Los reclamos se centraron en tres puntos: disminución de las retenciones, reemplazo por el impuesto a las ganancias y discu-sión en el Congreso de los impuestos. Se usó como caballito de batalla la demanda de la coparticipación de las retenciones, a fin de atraerse las simpatías de la población del interior y como forma de colocar en una situación incómoda a los gobernadores.

c. Los cacerolazos

El lunes 16 de junio a las 20hs. se desató un movimiento de cacero-lazos a lo largo del país, con epicentro en las principales ciudades. Las causas inmediatas de la movilización se han atribuido a los dichos de Luis D´Elía. Cabe recordar que ese mismo día en el programa de televi-sión de Mirtha Legrand, se juntaron Eduardo Buzzi, Alfredo De Ángeli y Elisa Carrió. Allí fustigaron al gobierno y llamaron a la ciudadanía a defenderse. Si bien no puede tomarse este tipo de circunstancias como

disparador, sí podría haber operado como estímulo a un clima ya tenso desde el fin de semana.

En Buenos Aires, el movimiento comenzó en Barrio Norte, prin-cipalmente en Santa Fe y Callao. Allí se concentraron 1.500 perso-nas. Se juntaron manifestantes que venían de Santa Fe y Pueyrredón y Pueyrredón y Juncal, desde donde se dirigieron hacia Libertador y Callao, donde se unieron con otros. La columna tomó Cerrito y cami-nó hasta el Obelisco. Son ya alrededor de 15.000 personas. Un rumor sobre una inminente llegada del grupo de D´Elía al lugar dispersó a la mitad. Los que quedaron se dirigieron a protestar al Congreso, unas 5.000 personas. Para las 23 hs., todo comenzó a diluirse.

Hubo cacerolazos en Belgrano, que se concentraron en Cabildo y Juramento. Allí acudieron algo más de 500 personas. En Olivos, frente a la Residencia Presidencial, protestaron unas 1.500 personas. En Caballito, se reunieron 300 en Acoyte y Rivadavia y unas 40 en Honorio Pueyrredón y Ángel Gallardo. Las zonas con menor compo-sición burguesa también fueron testigos de las movilizaciones. En San Juan y Boedo se reunieron 150 personas y en Paternal, unas 80. Los pe-riódicos señalan la existencia de protestas en Flores y en Palermo. Las manifestaciones llegaron al conurbano, en particular a la zona oeste. Se concentraron en Ramos Mejía, Morón, Moreno, Ituzaingó, Merlo y Haedo. En esta última ciudad, alrededor de 150 personas. También se produjeron cacerolazos en Avellaneda, Lanús y Banfield.

En la Provincia de Buenos Aires, se produjeron protestas en Mar del Plata y en La Plata, donde se concentraron 5.000 personas fren-te a la gobernación, pero hubo también cacerolazos en varios barrios. También se movilizaron en Tolosa, Citibell y Villa Elisa.59 En Balcarce, la protesta devino en una gran asamblea donde se decidió realizar un escrache al intendente. Lo mismo sucedió en Lobos. Trenque Lauquen fue testigo del mismo proceso.

La provincia que ostentó un mayor grado de conflictividad fue Santa Fe. En particular, su capital y la ciudad de Rosario. En la pri-mera, los cacerolazos convocaron a 20.000 personas frente a la gober-nación. En la segunda, 30.000 frente al monumento a la bandera.60 Pero también hubo manifestaciones en Rafaela (2.000), Esperanza y Coronda, entre otras ciudades. Esa noche se cortó la ruta que une Reconquista con San Javier.61

En Córdoba se produjeron cacerolazos en varias ciudades: Córdoba (Capital), Río Cuarto, Alta Gracia, Río Ceballos, Villa Allende y Jesús María. En la capital, se concentraron 20.000 frente a la casa de gobier-

59El Día, 17/6/08.60El Litoral, 17/6/08. 61Idem.

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no; también hubo protestas en Alta Córdoba. En Río Cuarto, 1.500 personas.62 En Villa María y en Villa Nueva, incluyeron asambleas y escraches a los intendentes.63

Otro eje de las acciones fue Entre Ríos. En esa provincia se produ-jeron protestas en Paraná, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú. En casi todas se repudió la alianza del gobernador Urribarri con el gobierno central. En Gualeguaychú, 4.000 manifestantes se dirigieron a la municipalidad. De Ángeli, se puso al frente y dio un discurso.64

Tucumán tuvo una especial participación. En su capital se concen-traron alrededor de 30.000 manifestantes.65 Asimismo, se cortaron totalmente las rutas 9, 38 y 157. Los propietarios de plantaciones de caña de azúcar realizaron, también, una protesta exigiendo un mayor precio. En Resistencia (Chaco), se reunieron alrededor de 5.000 per-sonas y realizaron un escrache al gobernador Capitanich. En la capital de Santiago del Estero hubo una protesta vehicular que abarcó 3 km. de automóviles.66 Ciudades como Mendoza, Santa Rosa (La Pampa), San Juan y Corrientes también fueron alcanzadas por la protesta. En Río Negro, hubo protestas en General Roca, Cipolleti, Villa Regina, Bariloche, Viedma y Choele Choel.

Este breve recorrido por la extensión de la protesta nos arroja un re-sultado dispar. Por un lado, los cacerolazos se han extendido por todo el país y por sus principales ciudades. Sin embargo, su masividad ha sido, más bien, desigual. En Córdoba, Rosario, Santa Fe y Tucumán, puede decirse que ha tenido un considerable peso, sin llegar a conver-tirse en una pueblada. En Capital, no obstante, tuvo una extensión aún baja, aunque superando la convocatoria del último cacerolazo.

En cuanto a su composición, en el caso de Buenos Aires, pode-mos afirmar que se trató de una movilización con un gran predominio burgués y pequeño burgués. Profesionales, empresarios, estudiantes, comerciantes y amas de casa, marcan el predominio ocupacional.67 La clase obrera no ha estado del todo ausente, sobre todo en los cacero-lazos del oeste de la capital y el sur. Sin embargo, su presencia ha sido mínima. Sin haber logrado acceder a una descripción tan detallada para los movimientos provinciales, podemos afirmar que estas movili-zaciones carecieron de presencia obrera.

62La Voz del Interior, 17/6/08. 63Idem.64Diario Uno, 17/6/08.65La Gaceta, 17/6/08.66Clarín, 17/6/08.67Encuestas realizadas en las concentraciones de Caballito, Paternal, Callao y Santa Fe, Obelisco, Libertador y Callao, Quinta de Olivos, Cabildo y Juramento, San Juan y Boedo y Haedo. En poder de los autores.

En cuanto a las consignas, oscilaron entre el pedido de “diálogo” y el rechazo a la política gubernamental bajo la forma de “autoritaris-mo” o “soberbia”. En otros casos se defendió al campo. Pero primaron las dos consignas anteriores. La única figura política que parecía lle-varse la adhesión de los manifestantes era Alfredo De Ángeli. En el Congreso se coreó su nombre. En general, no se pidió la renuncia de la presidente, a pesar de haberse marchado a su residencia en Olivos y al Congreso. En las provincias, las quejas se concentraron en las au-toridades municipales o provinciales y en algunos casos, como Chaco, culminó en un escrache al gobernador. Es decir, sin ostentar una con-signa y un programa claro y conciente, las manifestaciones tuvieron un componente marcadamente político y con fuertes tendencias a la acción directa.

d. El apoyo de industrias y comercios: el paro del 2 de junio

Ese 2 de junio varios sectores económicos respondieron positiva-mente al llamado de paro general. El paro produce nuevos alineamien-tos, en particular, en las grandes cámaras empresarias: mientras en el coloquio de IDEA se defienden las retenciones, COPAL (Coordinadora de industrias de Productos alimenticios, de la UIA) se pronuncia a fa-vor del campo. Sin embargo, UIA, ADEBA y AEA no se pronunciaron ni a favor ni en contra del llamado a paro total. Por el contrario, la ma-yor adhesión se obtuvo en las Federaciones de pequeños empresarios y comerciantes de las ciudades grandes y localidades de las distintas provincias.

En Córdoba, 28 centros comerciales, industriales y de servicios aso-ciados a la Federación Comercial de la Provincia (Fedecom) adhirieron a la protesta con el cierre de sus locales. Los principales puntos de paro fueron Río Cuarto, Bell Ville, San Francisco, Río Tercero, Villa María y General Deheza, entre otros distritos. En Río Cuarto, la ad-hesión fue impulsada por el Centro Empresario Comercial, Industrial y de Servicios de Río Cuarto (CECIS). En Monte Maíz, a su vez los empleados de las dos principales fábricas de insumos agropecuarios (Agrometal e Ingesoll) se concentraron en la plaza local. Inclusive, la re-presentante de Cámara Argentina de Fábricas de Maquinaria Agrícola (CAFMA) y de Agrometal, Rosana Negrini, habló en el acto de los dirigentes agropuecuarios. Por su parte, el Centro de Almaceneros, Autoservicios y Comerciantes Minoristas, la Cámara de Comercio y Apyme anunciaron que no adherirían.

Por su parte, en Santa Fe se realizó la huelga comercial y de la in-dustria durante dos horas. En la capital provincial, convocados por el Centro Comercial de Santa Fe, los negocios abrieron a las 10, dos horas más tarde de lo habitual. La razón de la adhesión, según un

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miembro de la entidad que los nuclea es “en rechazo a las medidas unilaterales anunciadas por el Gobierno, No se trata de un paro co-mercial, sino de una manifestación de apoyo y solidaridad a un sector productivo con el cual estamos trabajando cohesionadamente”. Por el contrario, el presidente de la Federación de Industriales de la provincia de Santa Fe (Fisfe), Carlos Garrera, declaró que la entidad no adhería a las medidas de fuerza del agro. Asimismo, Garrera recordó que desde la Unión Industrial Argentina (UIA) se ha solicitado la apertura al diá-logo porque “ese es el camino que hay que adoptar”. En la misma línea opositora se expresaron Juan Milito, del Centro Unión Almaceneros de Rosario, y Sergio Vacca, presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos. En el resto de la provincia el paro tuvo una gran adhe-sión. En Reconquista, comercio e industria paralizaron sus actividades y encabezaron una multitudinaria marcha de apoyo al campo, mientras que en Rosario la protesta no se sintió, ya que los comercios no cerra-ron sus puertas y sólo algunos tenían una leyenda de apoyo al campo. En los 440 pueblos y ciudades del interior la actividad fue casi nula, ya que la mayoría de industrias y comercios adhirieron a la medida.

Entre Ríos no se caracterizó por una protesta masiva. Si bien el Centro de Almaceneros de Paraná invitó a los socios y comerciantes en general a cerrar las puertas en apoyo al sector agropecuario, la adhesión fue dispar, siendo mayor en los pueblos chicos que en las grandes ciu-dades. Algo similar ocurrió en Chaco, donde los comerciantes pararon a la tarde.

La provincia de Buenos Aires estuvo a la altura de Córdoba y Santa Fe. En San Pedro la mayoría de los comerciantes adhirieron cerrando sus negocios. Asimismo, la Cámara de Comercio de Saladillo convocó a que los negocios cerraran sus puertas por la mañana. Por su parte, la Sociedad Comercio e Industria de Junín y CAPYNOBA convocaron a un cierre de comercios de 11 a 12, medida ratificada en Nueve de Julio por las treinta y cinco entidades integrantes del Nucleamiento Empresarial del Noroeste Bonaerense. La medida se dispuso, a su jui-cio, “porque resulta imprescindible que se retome el diálogo en busca de un consenso que “fortalezca la paz social, que ponga nuevamente en marcha el aparato productivo y en consecuencia afiance el creci-miento del país”. A su vez, las cámaras de comercio de Pigüé, Coronel Suárez, Puán, Darregueira, Saavedra, Tres Arroyos, y la Corporación del Comercio, Industria y Servicios de Bahía Blanca decidieron ad-herir al cese de actividades. En esta localidad, el acatamiento fue del 50% de los comerciantes. La medida también tuvo repercusiones en Mendoza, donde el directorio de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza, que agrupa unos 8.500 comercios en el Gran Mendoza, con-vocó a cerrar locales comerciales de 11 a 12. No obstante tuvo escasa respuesta. Lo mismo sucedió en Catamarca.

En La Pampa el comercio y la industria cerraron sus puertas du-rante dos horas, además de participar de una movilización en apoyo a los reclamos del campo y para “manifestar el deseo de una urgente so-lución al problema agropecuario”. La decisión se tomó en un encuen-tro que mantuvieron directivos de la Cámara de Comercio y Afines, Cicar y UNILPA con representantes de la Sociedad Rural y Federación Agraria.

Por último, en Corrientes las entidades empresarias FEC (Federación Económica de Corrientes) y APICC (Asociación de Producción, Industria y Comercio de Corrientes) manifestaron su respaldo al paro. La FEC anunció que 32 cámaras de la provincia adhirieron a la iniciati-va. Los comercios decidieron cerrar entre las 19 y las 21 horas, mientras los industriales, adhirieron con diversos métodos (apagones, cese de actividades, cacerolazos, etc.) Por su parte, la Fecorr (Federación de Empresarios de Corrientes) no adhirió al cese de actividades.

e. Los “relanzamientos” del gobierno

El gobierno, como parte de la búsqueda de respaldo llevó adelante el acto del 25 de mayo en Salta, que resultó un fracaso. No pudo lo-grar el anunciado “Acuerdo del Bicentenario”, porque las entidades empresariales dejaron trascender que no firmarían sin el campo. Sin embargo, en el acto salteño estuvieron Alfredo Coto y Mario Vicens.68 Este último es el presidente de Asociación de Bancos Argentinos, en-tidad que nuclea a la mayoría de bancos extranjeros. Los medios no se pusieron de acuerdo en cuanto a la cantidad de público convocado. Las estimaciones oscilan entre los 25.000 y los 50.000 asistentes.69 Las co-lumnas más nutridas fueron aportadas por los contingentes de los go-bernadores Juan Manuel Urtubey (Salta), Walter Barrionuevo (Jujuy), José Alperovich (Tucumán) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero). Estuvieron también Hugo Moyano y las organizaciones kirchneristas lideradas por Luis D´Elía y Edgardo Depetri.

Como ya dijimos, el 10 de junio, Cristina Kirchner anunció una serie de medidas de “redistribución” de las retenciones recaudadas. Se utilizaría el margen entre el 35% y lo que se cobrara en su momento, para políticas de salud y asistencia social. Es decir, apeló a la interven-ción de la clase obrera, en un discurso pronunciado en presencia de los dirigentes de la UIA y de ADEBA. Se encontraban también Adelmo Gabbi (presidente de la Bolsa de Comercio), Alejandro Bulgheroni (presidente de Pan American Energy) y Carlos de la Vega (presidente de la Cámara Argentina de Comercio). Cristiano Ratazzi, el presiden-

68Crítica de la Argentina, 26/5/08. 69Véase periódicos Clarín, La Nación y Crítica de la Argentina.

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te de FIAT, elogió el discurso presidencial, pero recalcó que se debía dejar el sistema de retenciones para pasar a gravar ganancias, medida similar a la que proponía el campo. Asimismo, realizó una importante predicción: afirmó que Cristina “es una persona respetuosa de las ins-tituciones”, y estimó que “va a hacer empezar de nuevo el debate en el Congreso”.70

Los cacerolazos del 16 de junio obligaron, otra vez, a una poco fe-liz intervención del secretario Moreno en Plaza de Mayo junto a Luis D´Elía. Como reacción, el gobierno convoca a un nuevo acto en apoyo a la presidenta para el 18, pero la iniciativa puso en descubierto las frac-turas en el frente gubernamental. Scioli, Celso Jaque, Jorge Capitanich y Daniel Peralta, se pusieron de acuerdo para pedirle a Das Neves que solicitara la suspensión del acto. Julio Pereyra (intendente de Florencio Varela y líder de la Federación Argentina de Municipios) y Hugo Curto (Tres de Febrero), también hicieron llegar sus dudas. Moyano, por su parte, tampoco parecía muy convencido. Fue Oscar Parrilli quien se comunicó con el bancario Zanola, que prestó su apoyo incondicional. Entre ambos habrían convencido al líder de la CGT.

El Vicepresidente, por su parte, emitió una carta pública exigiendo el tratamiento vía Congreso Nacional. Esta fue la consecuencia de una reunión que habría tenido la cúpula de los radicales K el día 9 de junio. Se encontraron allí los gobernadores Zamora, Colombi, Saiz y el coor-dinador del espacio, Horacio “Pichi” Quiroga. De allí salió la presión a Julio Cobos para que emitiera semejante pronunciamiento. Estas re-uniones se realizaron sin el aval del kirchnerismo. Alberto Fernández deslizó que “Cobos se cortó solo”.71 Lo cierto es que, de la reunión radical del 9, lo que salió fue un ultimátum.

El acto del 18 de junio resultó un verdadero fracaso. Habiendo de-cretado un cese de actividades a partir de las 12hs. y con la consigna de que “hay que reventar la plaza”, el gobierno logró convocar entre 60.000 y 80.000 personas. Recordemos que en el acto del 1 de abril re-unió a 80.000. La CGT sólo contó con columnas minoritarias y abun-dó el llamado “aparato”, es decir, manifestantes llevados bajo la pro-mesa de dinero, trabajo o amenaza de perder el empleo. Por parte del moyanismo estuvieron los camioneros, la UOCRA, UPCN y la UOM. SMATA decidió no ser de la partida. El sector de los “gordos” se ha-bía reunido con Duhalde y había decidido no asistir al acto. La CTA estuvo presente a través de la fracción que lidera Hugo Yasky y Pablo Micheli. El PC llevó una columna de 100 militantes. Estuvieron tam-bién las organizaciones kirchneristas como Libres del Sur, Movimiento Evita, La Cámpora, el MUP y la FTV. Los intendentes dijeron presente

70Infobae, 10/6/08.71Clarín, 17/6/08.

pero en forma muy dispar y con un escaso aparato. Los gobernadores justicialistas dieron asistencia perfecta a excepción de Schiaretti, Das Neves y, claro está, Rodríguez Saá. El hecho de reunir a 13 gobernado-res en el acto no le garantizó al gobierno ninguna adhesión sincera, ya que el día anterior la mayoría desaprobaba la manifestación.

f. Balance a mitad de camino

La burguesía agraria ha sostenido sus acciones en el tiempo, a pesar del desgaste de dos treguas. En el proceso, ha conseguido condensar su reclamo en dos actos multitudinarios (Rosario y Armstrong) y una serie de cacerolazos a nivel nacional. Al incorporar personal político de par-tidos de la oposición, ha sumado pequeña burguesía urbana, aunque no en magnitud significativa, más allá de las ciudades y pueblos sojeros. La alianza incorporó también a la Iglesia y a una incipiente fracción de la clase obrera rural, por la vía de su sindicato y sus representantes, que comenzaron a mostrarse en actos. En el camino, ha logrado profundi-zar el desprendimiento de dirigentes kirchneristas. Con el paro general logró fracturar el frente “industrial”, en tanto logra atraer a las fraccio-nes más débiles y más ligadas al mundo agrario, a su campo. Dicho de otra manera: la alianza agraria crece y se consolida.

Por su parte, el gobierno ha mantenido la adhesión de las fraccio-nes más poderosas de la industria y las finanzas. Sin embargo, este apoyo es ahora más débil y crítico. A diferencia de la alianza agraria, el kirchnerismo ha apelado a la clase obrera, pero este llamado no ha re-dundado en una apoyo firme, a excepción de la CGT moyanista y una parte de la CTA. En realidad, en el conflicto, el gobierno ha perdido buena parte de sus fuerzas sindicales. Antes del mismo podía ostentar el apoyo de toda la CTA y del conjunto de la CGT. Ahora, se le ha fugado la mitad de la primera y gran parte de la segunda. Es decir, el gobierno ha perdido todo el apoyo de la pequeña burguesía, de gran parte de la burguesía y de una sustancial porción de las estructuras sindicales de la clase obrera. Como contrapeso, crece la importancia de personajes como D’Elía y Depetris, lo que más que fuerza, demuestra un creciente aislamiento. Esta tendencia al aislamiento del gobierno es la que lo obliga a buscar un marco más favorable de lucha. Es la hora del Congreso.

Tercer round: de la batalla de las carpas a la batalla del Congreso

a. Resumen

Para confirmar que el conflicto entra en una etapa de carnavaliza-ción, comienza en la Plaza de los dos Congresos la batalla de las carpas.

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La proclama del campo de instalar carpas en Plaza Congreso, apuró a los kirchneristas a armar las suyas para evitar que sus contrincan-tes avanzaran. El sábado 21 de junio ubicaron sus primeras carpas sin mayores repercusiones. Las mismas llegarían el lunes 23, cuando el go-bierno de la ciudad, comandado por Mauricio Macri, ordenó desalojar la plaza. La justificación: los manifestantes no tenían autorización del gobierno y ponían en peligro vidas humanas como ocurrió en el acto de Cristina en Plaza de Mayo, cuando un manifestante murió al ser golpeado por un farol que se desprendió por el peso de los carteles que sostenía. No obstante, la policía federal no atendió el llamado macrista y las carpas siguieron en su lugar, más aún, multiplicándose.

En este intento fallido, el Pro ofició tratando de evitar el avance de la ocupación K a favor del campo. El gobierno, por su parte, mediante Aníbal Fernández, salió al choque acusando a los funcionarios porte-ños de ignorantes y de querer desalojar una plaza mientras avalaron la paralización el país durante 100 días. La pulseada esta vez, la ganó el gobierno, inclusive avalado por un fallo del juez Gallardo, quien usó como argumento el permiso que el gobierno porteño había extendido para la realización de las misas multitudinarias de Palau.

La etapa va a estar signada por la política parlamentaria, encarada al principio con poca iniciativa por parte de las corporaciones ruralistas. La oposición tiene aquí la voz cantante, en particular, el radicalismo y el ARI. El fracaso de la votación en diputados, a pesar de haber logrado quebrar el bloque oficialista, pareció encaminar el conflicto hacia una derrota para la Mesa de Enlace. Sin embargo, a instancias sobre todo de Carrió, se decidió marchar hacia la capital y organizar un acto en Barrio Norte, ubicación aparentemente sugerida por Carlos Alderete, de la CCC, para facilitar la movilización de la burguesía. El gobierno va a responder con su acto frente al congreso, volviendo a perder por paliza. Ese clima es el que lleva al empate en el Senado y al famoso voto “no positivo” de Julio Cobos. Un par de días después, todo termina, cuando el gobierno deroga la 125, en medio de rumores de renuncia de Cristina.

Lo característico de este momento de lucha es el predominio de la lucha ideológica y del “apriete” de legisladores por parte de los repre-sentantes de ambas alianzas.

b. La batalla de las carpas

La mayor parte de la Plaza quedó ocupada por las carpas de los defensores del gobierno: el Movimiento 26 de julio, la FTV, el Frente Transversal (CTA), Segundo Centenario, Militancia Peronista, Madres de Plaza de Mayo, Movimiento Evita, MUP, Juventud Peronista, Peronismo Militante, La Cámpora, Compromiso K, Mesa Federal

Bertelloto, Identidad, Justicia Social y Partido Militancia Social. Entre los sindicatos, sólo se hicieron presentes Vialidad Nacional y UTE. Como representantes de entidades empresarias, Fedecámaras y Cámara Argentina de Empresas. Por su parte, el POR Posadista y el PC también se sumaron a la toldería K. A su vez, De Vido envió el esperado pingüino inflable para competir con “Alfredito”, el toro del campo. En las diferentes carpas se organizan charlas con intelectuales como Norberto Galasso, Hebe de Bonafini y Daniel Filmus, recitales y proyección de películas. A su vez, las organizaciones contaron con una batería de volantes y periódicos donde explican las bases de su apoyo a las medidas del gobierno. La línea general es la exaltación del gobierno como progresista y representante general de los intereses nacionales, con una especial apelación al apoyo de los trabajadores y los pequeños empresarios.

En este sentido, adornados con fotos y citas de militantes monto-neros, Madres de Plaza de Mayo y Jauretche entre otros símbolos de la tendencia Nac&Pop, los periódicos y carteles intentaban desmitificar los argumentos del “campo”. Las “zonceras” (según su propia caracte-rización) con la que se confundía a los argentinos eran: que las reten-ciones sostienen al Estado, que los medios son independientes, que el campo trabaja de sol a sol, que al campo le interesa la comida de los argentinos, que sólo el campo genera trabajo digno y que el gobierno no quiere dialogar. A cada una de las mismas las oponía con argumen-tos que enfatizan que el crecimiento económico, de la recaudación y del empleo es producto de las políticas estatales asentadas en el incen-tivo a la reindustrialización nacional. A su vez, denunciaban que en el campo no había trabajo sino especulación e insistían una vez más en el carácter monopólico de Clarín, derivado de la Ley de Radiodifusión de la última dictadura militar.

Sin escándalos de por medio ni tanta parafernalia, el campo instaló su única carpa. La tienda estuvo empapelada de cartelitos de apoyo de visitantes de todas partes del país y cuadros de santos, escoltada por el toro “Alfredito” y una paloma inflable que simbolizaba la de-mocracia y la Constitución Nacional. Este sector de la Plaza aglutinó un variopinto grupo de organizaciones, desde entidades insospechadas de populares hasta partidos de izquierda. Entre ellas se encontraban las cuatro entidades del campo (SRA, FAA, CONINAGRO y CRA), el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), las Asambleas del Pueblo, Trabajadores Desocupados MTD La Matanza, el Partido Comunista Revolucionario (PCR), la Asociación de Agricultores de Concordia, el MIJD (comandado por Raúl Castells), los Trabajadores de Edificios convocados en apoyo al campo, el Movimiento Patriótico Nacional Provisional (jubilados) y la FTV Disidente, entre otros.

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El clima era de discusión permanente, desorganizada, entre quienes se acercaban. No hubo charlas ni actividades planificadas. El centro de la escena lo ocupaban las mesas dispuestas para la junta de firmas para la derogación del decreto presidencial. Tampoco se entregaron volantes ni periódicos. Quienes allí obraban como los principales propagandis-tas eran los mismos representantes de las entidades que se turnaban para subir al escenario dispuesto afuera de la carpa. Allí, aguardados por medios de comunicación y, por lo general, mucha gente, explica-ban el curso de las sesiones en el Congreso Nacional.

El 1 de julio, una vez que el campo levantó su carpa, Castells instaló la suya. El 6 de julio, luego de la votación en diputados, levantaron tres del kirchnerismo. El 10 de julio, los K volvieron a instalar las carpas para el debate en senadores. Por su parte, la izquierda independiente estuvo presente a través de una carpa del MAS.

c. La batalla del Congreso

Los días previos a la votación en Diputados se caracterizaron tam-bién por la profusión de actos y manifestaciones oficialistas. El 1 de julio, Néstor Kirchner en un acto en Chaco, “reclamó a la dirigencia agraria, que ‘termine con la tarea de imposición y con esos cortes de rutas compulsivos que atentan contra la democracia’”. Dijo que en el conflicto entre el Gobierno y el campo “está en juego la mesa de alimentos de los argentinos”. “Cuando se tiene la verdad no hace falta recurrir a los cortes de rutas, que perjudican a todos los argentinos”. Invitó “a poner la otra mejilla” y a “abrir los brazos” y cuestionó a “los que quieren una patria para pocos”. Instó que “a todos los que levan-tan las banderas populares a que tengan la fortaleza y el coraje cuando llegan estos momentos históricos de honrar la foto de Perón y de Eva Perón, jugándose con coraje y honra en la defensa de los intereses na-cionales y populares”. Sólo estuvieron Jorge Capitanich y el formoseño Gildo Insfrán.72

El 2 de julio al mediodía, la presidenta inaugura una fábrica en Chivilcoy. Aparecieron ruralistas de varias localidades que se dispu-sieron a bloquear el paso en el cruce de las rutas 5 y 30. Luego se dirigieron hacia la rotonda de ingreso a Chivilcoy, pero se encontraron con una barrera humana de militantes del Movimiento Evita, Juventud Peronista de Berazategui y del Movimiento de Unidad Popular que les impidieron el paso. Hubo golpes de puño, una cara ensangrentada y muestras de racismo y discriminación. Durante una hora sostuvieron un forcejeo entre cien productores agropecuarios y cerca de 400 mi-litantes kirchneristas de varias agrupaciones reunidas para impedir

72http://www.clarin.com/diario/2008/07/02/elpais/p-00501.htm.

que los ruralistas boicotearan el acto.73 Hubo además un acto en el Mercado Central en el que estuvo el ex presidente. Defendió el sistema de retenciones al sector agropecuario y acusó de “desestabilizadores y golpistas” a los representantes del campo. Luego, se hizo saber de una amenaza de bomba que obligó a evacuar el salón. Primero Kirchner agradeció a los trabajadores del mercado por su “solidaridad” durante el paro agropecuario, por haber colaborado en esa oportunidad para que “los alimentos llegaran a la mesa de los argentinos”. Por otro lado, criticó a la prensa y desmintió que hubiera existido una reunión secreta entre la presidenta Cristina Fernández y el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, por el tema de las retenciones.74

El 3 de julio, Néstor Kirchner estuvo en la UOM junto a minis-tro de Trabajo, Carlos Tomada, y al líder de la UOM, Antonio Caló. Replicó, “yo no aprieto diputados, les hago recordar a dónde pertene-cemos y por qué nos votaron”. Afirmó que “si no, hubiéramos ido en la lista de la UceDé. Pero fuimos en la del justicialismo y tenemos que defender a los trabajadores y al pueblo argentino”. Contra los dipu-tados opositores que piden la suspensión de las retenciones, dijo, “si se suspenden las retenciones, ¿con qué vamos a pagar las obligaciones externas los argentinos?”75

En ese marco se realizó el debate en la Cámara de Diputados. Durante varios días se sucedieron negociaciones entre bambalinas, aprietes varios y todo lo que caracteriza a la política parlamentaria. El domingo 6 de julio se conoció el resultado de la primera batalla entre el campo y el gobierno. Los Kirchner vencieron por 7 votos de diferen-cia: 129 a favor de las retenciones, 122 en contra, 2 abstenciones76 y 3 ausencias (con licencia). En el cuadro 6 puede verse el voto por parti-dos, donde se destaca la fractura del oficialismo y de todos sus aliados, provocando el pasaje de muchos de sus diputados a la alianza agraria, aunque varios retornaron a último momento.

Según La Nación, el oficialismo obtuvo su triunfo gracias al cambio de voto de cinco diputados, que días atrás habían afirmado apoyar al campo: “los kirchneristas rionegrinos Julio Arriaga y Lorena Rossi; el radical K de la misma provincia Hugo Cuevas y el oficialista salteño Osvaldo Salum (…) y la sorpresiva abstención del fueguino Leonardo Gorbacz, integrante del grupo de ex aristas que encabeza Eduardo Macaluse (SI-Buenos Aires)”.77 Arriaga y Rossi, el miércoles último ha-bían firmado el proyecto alternativo sobre retenciones que encabeza-

73http://www.clarin.com/diario/2008/07/03/elpais/p-00801.htm.74http://www.clarin.com/diario/2008/07/03/elpais/p-00901.htm.75http://www.clarin.com/diario/2008/07/04/elpais/p-00601.htm.76Leonardo Gorbacz (Tierra del Fuego), del SI (ex ARI) y Marta Osorio (La Pampa), del Frente para la Victoria.77http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1027834.

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ron el ex gobernador bonaerense Felipe Solá y el radical K Daniel Katz. Según La Nación, “la promesa concreta de avance en un proyecto que propone la eliminación de las retenciones a las producciones de man-zanas y peras de la zona del Alto Valle de Río Negro, que hoy está en 10%”, habría determinado el apoyo al gobierno.78 Por su parte, el otro rionegrino, Hugo Cuevas, miembro de la Concertación que agrupa a radicales afines, ya había colaborado con el kirchnerismo en febre-ro de 2006, cuando apoyó la reforma del Consejo de la Magistratura. Finalmente, Salum, un antiguo peronista salteño que fue ministro del actual vicepresidente del Senado, Juan Carlos Romero, había deslizado que votaría en contra del Gobierno durante las últimas semanas. No fundamentó su cambio de posición en el recinto. También habrían cambiado su voto a último momento Eduardo Lorenzo Borocotó (Movimiento Independiente-CABA) y Gustavo Serebrinsky (De la Concertación-Buenos Aires).79

De 154 diputados afines al kirchnerismo, 22 terminaron cambian-do de bando y votando en contra del proyecto de retenciones móvi-les. Los dirigentes de la propuesta opositora fueron Felipe Solá (FPV-Buenos Aires) y Laura Montero (Concertación K-Mendoza) que, según La Nación, respondería al vicepresidente Julio Cobos.80 Página/12 afir-mó que quien acompañaba a Solá en la dirección de esta fracción era el radical K, Daniel Katz.81 De los radicales K que se sumaron al grupo de Solá, sólo Katz había votado para ratificar las retenciones en marzo. En la lista de los que cambiaron el voto están mayormente los pampeanos y los peronistas de Entre Ríos, que responden al ex gobernador Jorge Busti. El mismo cambio experimentaron Raúl Paroli, del Frente Cívico y Social de Catamarca, y Eduardo Pastoriza, del Bloque por la Verdad. La pampeana Marta Osorio había votado a favor de las retenciones en marzo, pero esta vez prefirió abstenerse. Por su parte, el cordobés Arturo Heredia votó contra las retenciones. Lo curioso es que Heredia fue incluido en las listas cordobesas por el gobierno nacional y no res-ponde al gobernador Juan Schiaretti.82 En marzo Claudio Lozano votó contra la derogación de las retenciones y se abstuvo a la hora de pro-nunciarse sobre la política del Gobierno. “En ese momento, no tenía los datos del tremendo negociado que hicieron con las cerealeras”, lo que habría justificado su cambio de voto.

78“Beatriz Halak (FPV-Córdoba), opositora a las retenciones móviles, y Jorge Sarghini (Justicialismo Nacional) charlaban: ‘¿Dónde están los rionegrinos? Los ‘compraron’ con la promesa de no gravarles con retenciones las peras ni las manza-nas’, se quejaban.” http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1027833.79http://www.compactodenoticias.com.ar/nota.php?id=27963.80http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1027829.81http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/1-33960-2008-07-10.html. 82http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/1-33960-2008-07-10.html.

Habiendo obtenido una primera victoria, el gobierno aumentó su actividad proselitista. El 7 de julio a la noche, Cristina se mostró con Cobos y anunció el aumento salarial para militares del 19%. Reafirmó el rol constitucional de las FA.AA. en la defensa nacional y dijo que esperaba que el Congreso sancionara prontamente el nuevo código de justicia militar. Respecto de las violaciones a los derechos cometidas por militares durante la última dictadura, dijo que “sé que muchos de ustedes han pasado momentos difíciles. Hay cosas que sólo las pue-den solucionar la coronela Justicia y el general Tiempo... Nos merece-mos una historia diferente”. Agregó que era la última vez que hablaba del golpe del 24 de marzo de 1976.83 El 9 de julio, en su discurso en Tucumán, minutos después de que Juan Valdez muriera aplastado por una tribuna, Cristina Kirchner afirmó durante el acto por los 192 años de la Independencia del país, que “no hay posibilidades de ser un país independiente si no somos una nación desarrollada económicamente e integrada socialmente”.

El nivel más alto de presión política sobre los senadores, por par-te de ambas alianzas, se alcanza el día 15. A medida que se acerca-ba la votación en el Senado, la expectativa crecía, en particular por la magnitud que pudieran tener los dos actos convocados. El 15 de julio por la tarde, los funcionarios del oficialismo celebraron el acto organizado en el Congreso como un triunfo. Movilizaron alrededor de 90.000 personas según Clarín y 103.000 según La Nación, la multitud más numerosa de los actos K desde que comenzó el conflicto. Antes de Kirchner hablaron los gobernadores Sergio Urribarri y Daniel Scioli. Kirchner, sostuvo que “para defender la mesa de los argentinos” hacía falta más democracia y acusó de golpista a la dirigencia rural y de actuar con “grupos de tareas” y “comandos civiles”.84 Los enemigos “son los grandes pools de siembra, que quieren enriquecerse a costa del pueblo argentino”, afirmó muy suelto de cuerpo. Contra ellos defendió las retenciones. De todos los gobernadores oficialistas, cinco estuvieron ausentes, dos radicales K y tres peronistas.85

Frente al Monumento a los Españoles, un escenario buscado para garantizar la presencia masiva de la burguesía porteña, a la que se su-man miles de chacareros llegados de todo el país, el acto de las cuatro entidades reúne más de 200.000 personas y duplica el del gobierno. Se cuentan, entre sus filas, columnas del MIJD, del MST y de la CCC-PCR, cuyos representantes se ubican en las primeras hileras de sillas frente a la pantalla gigante que transmite la sesión. Con final incierto, en el que se dudaba de la presencia de Menem, indispuesto, de la posi-

83http://www.clarin.com/diario/2008/07/08/elpais/p-01710519.htm.84http://www.clarin.com/diario/2008/07/16/elpais/p-01716188.htm.85http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1030628.

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ción que asumiría Emilio Rached, a quien las cámaras seguían en cada desplazamiento, y de la actitud del propio Cobos, la suerte le deparó al vicepresidente no sólo una revancha personal, sino una catapulta política. Su voto “no positivo” no sólo cerraba el conflicto agrario más largo de la historia argentina, sino que lo transformaba en el héroe de la oposición política.

d. Balance final

El conflicto terminó alcanzando el más alto nivel político burgués y colocando de igual a igual a ambos contendientes, con el congreso como árbitro. Dicho de otro modo, toda la clase política fue convo-cada a resolver el pleito. La alianza agraria quebró al conjunto de las facciones políticas que se disputan el manejo del Estado, que se vieron obligadas a pronunciarse y alinearse en torno al problema. El resulta-do, sobre el que hablaremos más adelante, es la fractura del bloque de poder dominante sobre el que se apoyó el kirchnerismo. Derogada la 125, se puede decir que el “campo” ganó la guerra. Falta ver si no perdió la paz. Al final del capítulo desarrollaremos este punto. Primero hay que ver la naturaleza social de las dos alianzas que se forjaron en el combate.

La alianza “agraria”

¿Quiénes protagonizaron este movimiento? ¿Cuáles son las fuerzas que lo dirigieron y cuáles las que ocuparon un lugar subordinado? Este acápite tiene por función examinar las fuerzas políticas que formaron esta fuerza social. Cuando decimos “alianza” nos referimos a un con-junto de fuerzas sociales organizadas como fuerzas políticas, las cuales entran en una coalición bajo un programa. No todas ellas lo hacen con el mismo grado de participación. Algunas se ponen al frente del con-flicto, otras se ven arrastradas. Pero, aún en este último caso, forman parte objetivamente de esta fuerza, a la que vigorizan en mayor o menor medida. Una alianza abarca organizaciones corporativas y políticas del más diverso tipo. Asimismo, puede conquistar para sí diversos dirigen-tes de la alianza que se le opone, como en este caso. A continuación, presentaremos una enumeración de las entidades que conforman la alianza y una breve descripción de la acción de los partidos de oposi-ción y la Iglesia.

Las entidades corporativas y sus dirigentes

En cuanto a entidades corporativas burguesas, esta alianza abarcó las cuatro mayores entidades burguesas del agro (SRA, CRA, CARBAP y FAA). Además contó con la adhesión de AAPRESID (siembra di-recta), la Bolsa de Cereales de Rosario, la Asociación de Productores de Granos del NOA, la Asociación Agrícola Ganadera de La Pampa, la Federación de Acopiadores de Granos, la Bolsa de Comercio de Rosario y la de Santa Fe, la Asociación Maíz Argentina, la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA), la Asociación de Productores de Leche, la Cámara de la Industria Aceitera, el Centro de Exportaciones de Cereales y el grupo Pampa Sur.

La organización más dialoguista es CONINAGRO, presidida por Fernando Gioino. Gioino expresó abiertamente en las reuniones su intención de levantar el paro.86 CONINAGRO está integrada por 100.000 socios de unas 500 cooperativas. En su interior se debaten dos fracciones: SanCor, a la que pertenece Gioino y el grupo que dirige la Asociación Cooperativas Argentinas, que representa a los acopiado-res. Este último sector es quien ha impulsado el enfrentamiento. En cambio, el presidente de la entidad se habría negado. De hecho, en Rafaela, el piquete alcanzó a SanCor, que estaba mandando camiones al mercado a pesar del paro. Esta actitud de SanCor en buena medida se explica por la situación económica de la empresa, salvada de la quie-bra por intervención kirchnerista.

La Sociedad Rural Argentina se había manifestado también dialo-guista, pero en menor medida que CONINAGRO. Los periódicos re-saltan el estrecho vínculo de Luciano Miguens con Alberto Fernández, con quien mantuvo conversaciones durante todo el conflicto. Hugo Biolcatti, el vicepresidente, elogió al Ministro de Agricultura, Urquiza. La SRA habría secundado más de una vez a CONINAGRO para le-vantar los piquetes. Sin embargo, la trayectoria de Miguens no parece avalar una caracterización “dialoguista”. Miguens pertenece al sector más ligado a la ganadería. De hecho, él es productor de ganado y cria-dor de caballos. Ya había criticado a Lavagna cuando era ministro y el año pasado sostuvo un duro discurso en la muestra de la SRA, inter-vención que, como dijimos, obligó al ministro Urquiza a abandonar el palco. Luciano Miguens es presidente de la Sociedad Rural Argentina desde septiembre de 2002 y miembro de su Comisión Directiva desde 1979. Fue director de la Asociación Argentina de Fomento Equino por diferentes períodos entre los años 1975 y 2000. Participó también de la Comisión Directiva de la Asociación Criadores de Caballos Criollos,

86Clarín, 28/3/08.

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siendo su presidente en el período 1985/89. Desde 1991 a 1994 fue vo-cal del Consejo de Administración del Senasa en representación de la Sociedad Rural Argentina. El presidente anterior fue Enrique Crotto (1996-2002), quien reconoció ser amigo personal de Carlos Menem.

Hugo Luis Biolcati es el vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina. Se recibió de abogado en la Universidad Católica Argentina. Es productor agropecuario en las provincias de Buenos Aires y Córdoba, en establecimientos donde produce leche, carne y granos. Como em-presario agroindustrial manejó la usina láctea Magnasco & Cía y fue presidente del Centro de Industria Lechera (CIL).87 En mayo del 2005 la Sociedad Rural se vinculó a Francisco de Narváez por la vía de ceder-le la explotación del Predio ferial de Palermo.88 La Sociedad Rural dice tener 10.000 socios.

La entidad más opositora es Confederaciones Rurales Argentinas. CRA afirma contar con 110.000 socios y nuclear a 114 organizaciones. Entre ellas, la más importante es CARBAP, que representa a los pro-ductores ganaderos de Buenos Aires y La Pampa. Su presidente, Pedro Apaolaza fue dirigente del Mercado Central de 1991 a 1994, bajo la gestión de Menem. El 15 de febrero de 2008, CARBAP publicó un aviso fúnebre en el diario La Nación donde se condolía por la muerte de uno de sus miembros Luis María Mendía. “La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, CARBAP, participa con pesar el fallecimiento del ex miembro de su consejo directivo y se ruega una oración en su memoria”, reza el texto. Luis María Mendía fue responsable del Plan de Contrainsurgencia Terrorista de la Armada Argentina y fue uno de los ideólogos del lanzamiento de prisioneros vivos al mar. El vicealmirante retirado defendió su rol y el de sus su-bordinados durante la última dictadura. En una entrevista a Radio Del Plata, Apaolaza defendió, a su vez, a Mendía y acusó al gobierno de estar lleno de montoneros. La Federación Agraria Argentina (FAA) manifestó su repudio a las declaraciones.89 Sin embargo, menos de un mes después compartían el escenario.

La otra entidad opositora es CARTEZ y tiene su epicentro en Río Cuarto. Su titular es Néstor Eduardo Roulet, vicepresidente de CRA, quien se mostró opositor al plan económico K desde un principio.90 Su crítica se centró en los perjuicios que sufría el sector ganadero.91 Su presencia dirigente pudo observarse en los piquetes de Las Armas,

87http://www.lineacapital.com.ar/?nota=195.88http://www.palermonline.com.ar/noticias002/nota130_rural.htm.89Página/12, 17/2/08.90Véase sus críticas al entonces Ministro de Economía Lavagna en http://www.telediariodigital.com.ar/leer.asp?idx=12095.91Declaraciones de Roulet a Realidad Agropecuaria, 15/2/08;http://www.multime-diosg.com.ar/indephp?option=com_content&task=view&id=2784&Itemid=27.

Saladillo, San Pedro, Trenque Lauquen y Vedia, en la provincia de Buenos Aires. En Córdoba, en el piquete de la Circunvalación y en Río Cuarto.

Los reclamos de CRA tienen que ver con el bajo precio que reciben los ganaderos, tamberos y agricultores de parte de los exportadores. El 3 de enero de 2008, CRA denunció una diferencia muy grande entre lo que reciben los productores de trigo y los precios internacionales. Culparon a las retenciones y las transferencias que reciben los molinos y los exportadores. La causa de estas transferencias se encuentra, según la organización, en el “cierre del registro de exportaciones” decidido por el gobierno. Denuncian que esta política desincentiva la inver-sión. El 15 de ese mes aludieron a la crisis del sector ganadero, que se expresa en las cifras record de “liquidación de vientres”. Solicitaban “incentivos” a la producción ganadera para salir de la crisis, ya que “el principal incentivo es el precio”, y pedían una política de exportación de ciertos cortes mientras que otros se destinen al mercado interno. El 23 participaron en una conferencia con FAA, CONINAGRO, SRA y la Asociación Argentina de Productores de Trigo. Reclamaron allí por la situación de los productores de trigo, cuya rentabilidad baja por problemas climáticos y por la “distorsión de precios”. Criticaron al go-bierno por las retenciones y por el control de precios que “beneficia a los molineros”.

El 30 se reunieron con el Ministro de Producción de la Provincia de Santa Fe. Asistieron también SRA, FAA y CONINAGRO. Se anunció allí un Plan Estratégico de Carnes. El presidente de CRA apoyó la ini-ciativa y llamó a repetir la experiencia en otras provincias. El objetivo era armar un plan de promoción de exportaciones, que distinga los cortes de exportación de los destinados al mercado local.

En otro comunicado de la misma fecha, CRA recomendó a sus socios no vender hasta que los precios alcanzaran su “precio real”. El 31 CRA llamó a restringir la venta de carne hasta que los precios se adecuaran al precio del mercado. Es que la restricción de la Unión Europea al ingreso de carnes de Brasil incrementó los precios, pero la diferencia se la estaban quedando los exportadores. El 2 de febrero, el presidente de CRA pidió al Secretario de Agricultura su intervención en el mercado de trigo, frente a las maniobras de ciertos compradores que pagan precios menores a los de mercado. También pidió solucio-nar los problemas en el mercado de la carne. El 27 del mismo mes, SRA, CRA, FAA y CONINAGRO elevaron una propuesta de acuerdo a la Secretaría de Agricultura sobre el problema de la carne, que esti-mulara la producción ganadera y garantizara el abastecimiento de la po-blación. Al día siguiente, CRA volvió a insistir con las dificultades que atravesara la ganadería. Lo mismo hizo Llambías cuatro días después en una exposición. Es decir, si se toman los comunicados anteriores al

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conflicto, CRA no parece especialmente preocupada por el problema de retenciones a la soja, sino más bien por el bajo precio que reciben por el ganado en pie y por el trigo.

La Federación Agraria Argentina no había tenido una actitud de confrontación con el gobierno. De hecho, Eduardo Buzzi, ligado al duhaldismo, había reconocido públicamente que había trabajado con Alberto Cantero Gutiérrez, el presidente de la comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados. Sin embargo, Alfredo De Ángeli ya había comenzado su carrera de opositor, en un primer momento, por izquier-da: fue dirigente de la Asamblea de Gualeguaychú contra Botnia.92 Durante el conflicto, fue girando hacia la derecha y defendió el trabajo en negro argumentando que los pequeños productores deben pagar altas cargas sociales.93 De Ángeli, de quien se dice pertenecería o es-taría cercano al PCR, es un dirigente con una inocultable vocación política.

El accionar común de las entidades en el conflicto puede datarse desde antes del anuncio de las retenciones. Los días previos a las me-didas, tres entidades agrarias (no se especifican los nombres) mantu-vieron reuniones con los presidentes de los bloques opositores de la cámara de diputados para presentar un proyecto común.94 Asimismo, el día 11, antes de los anuncios y ante su inminencia, la FAA organizó un bloqueo del puerto de Rosario, anticipando la protesta.95 Es decir, las medidas gubernamentales no tomaron por sorpresa a las entidades agrarias, sino que estas ya estaban de sobreaviso y se habían pertrecha-do para enfrentarlas. Lo que, en todo caso, se observa es el pasaje de la acción legislativa, en la cual hubiera tomado protagonismo la oposi-ción, a una vía de acción directa. El hecho de que la protesta hubiera empezado antes de que se anunciara la suba de retenciones y que al día siguiente ya hubiera rutas cortadas, desmiente la “espontaneidad” de la movilización.

Otra de las organizaciones que, sin llevar la delantera en las accio-nes, se pronunció claramente a favor del reclamo fue AAPRESID, una entidad que nuclea a empresas dedicadas a la siembra directa. La orga-nización se pronunció contra el gobierno de forma tajante:

“Desde lo macroeconómico, el gobierno demuestra una gran ignoran-cia de la dinámica del negocio. Con este tipo de medidas, que sólo atien-den al precio internacional de los granos -como si fuera la única variable que afecta al resultado de la producción agropecuaria- no se consideran

92Véase la entrevista en El Aromo de marzo de 2007.93Declaraciones en el programa A dos voces.94La Nación, 12/3/08.95Idem.

otros aspectos de igual importancia, como los costos y la productividad. El nivel de inversión es cada vez mayor, el retorno por peso invertido es cada vez menor, y esto sumado a que los costos de producción se elevan cuasi exponencialmente”.96

Asimismo, exhortó a los gobernadores e intendentes a ponerse al frente del reclamo:

“Los representantes de los ciudadanos argentinos de estas provincias y el resto de los gobernadores e intendentes del interior del país, debieran ser los primeros que reprueben estas políticas. Los afectados somos todos los habitantes de cada pueblo o ciudad, y los que gobiernan son sus man-datarios y están llamados a defender sus intereses”.97

Por último señaló que

“Los productores de los países competidores están de parabienes: la sofisticada y competitiva agricultura argentina salió del mercado. Nuestro gobierno ha realizado una ‘operación histórica’ de transferencia de riqueza a Estados Unidos y Brasil, al tiempo que pretende hacernos creer que ‘pro-tege a los pobres de Argentina’”.98

Su conclusión es que “Tenemos algo peor que el enojo, la desesperan-za.”99. Ahora bien, ¿qué empresas se nuclean en esta entidad? Se trata de un total de empresas nacionales y extranjeras que, como se muestra en el Apéndice II, reúne a cooperativas ligadas a la Federación Agraria, fábricas de maquinaria agrícola, agroquímicos, bancos (Santander, Francés, Galicia), proveedoras de semillas, etc. Reúne, entonces, al “agribusiness”.

Otro problema es el de los “autoconvocados”. Si bien un análisis más profundo de los así denominados devela su pertenencia a alguna organización, lo cierto es que no puede decirse que hubo un bloque homogéneo entre los dirigentes locales y los nacionales. De hecho, las cuatro organizaciones llamaron a suspender el paro durante Semana Santa. Luego, ante la negativa, llamaron a morigerarlo. La consecuen-cia fue su expansión y su endurecimiento (véase cuadro 7). En 9 de julio manifestaban: “Aquí no hay ninguna agrupación agropecuaria que esté organizando este corte de ruta, no nos sentimos representados, somos nosotros solos, los que vivimos aquí en 9 de Julio, los que decidimos

96Véase su declaración en www.aapresid.org.97Idem.98Ibidem.99Ibidem, subrayado en el original.

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cortar la ruta”.100 Lo mismo parece haber pasado en Junín y Necochea. Los dirigentes nacionales de FAA y CRA estuvieron en casi todos los piquetes de las provincias litorales. En principio, las entidades habían lanzado el día 12 un paro por 48 hs., pero luego las asambleas ratifica-ron un paro por tiempo indeterminado. La dificultad de articulación política pudo haber sido uno de los factores de peso que determinó el llamado a una tregua luego de los primeros 21 días. En ese sentido, la tregua podría haber tenido la función de disciplinar a las propias filas y, en caso de ser necesario, hacer los reajustes que la nueva situación de fuerzas internas requiriera.

Ahora bien, ¿cuál es el grado de representatividad de esas organi-zaciones en el aspecto más cotidiano? Una vía de acercamiento es exa-minar el nivel de afiliación. Para ello tomamos los datos del Censo Nacional Agropecuario del 2002. Hemos tomado sólo la afiliación en las provincias con un peso en la protesta. Cabe aclarar que el censo toma la afiliación corporativa y cooperativa, por lo que una cooperati-va de “productores” podría ser contada dos veces. Así, estos números expresan, más bien, un máximo. Por lo que podemos observar en el cuadro 8, el nivel de sindicalización es, en general, muy bajo. Santa Fe constituye una excepción ya que ostenta un nivel de asociación más elevado. Por lo tanto, puede tenerse en consideración la hipótesis de la intervención en las asambleas de elementos no sindicalizados. No obstante, por lo que vimos, sus inquietudes son corporizadas por diri-gentes gremiales, que tienen una referencia local y una militancia de larga data.

De acuerdo a la descripción que se enumera arriba, la alianza “agra-ria” contiene no sólo a los productores agrarios sino también a capi-tales sumamente concentrados, nacionales y extranjeros que han ma-nifestado públicamente su apoyo al reclamo. No es ninguna novedad, desde que este tipo de alianzas tiene larga vida, lo que refuta la creencia en el carácter “izquierdista” de la Federación Agraria o lo “inusual” de su alianza con la Sociedad Rural (véase Apéndice III).

La Iglesia y los partidos de oposición

Si bien la Iglesia había llamado al diálogo, no condenó la protesta sino que la apoyó. Bergoglio, en su discurso de Pascuas, habló de los ma-les del país y que “necesitamos que haya un gran temblor en la tierra”. En el gráfico 3 podemos observar una participación de la Iglesia en 20 piquetes como mínimo. En Buenos Aires, los sacerdotes oficiaron misa en Lincoln, General Villegas, Ramallo, Ameghino y Rojas, Coronel Vidal, Gobernador Castro, Pergamino, Rauch, Saavedra y San Pedro.

100www.perfil.com/contenidos/2008/03/20/noticia_0037.html.

El día 31 de marzo, se organizó una mesa de Diálogo interreligioso en la Facultad de Derecho de la UBA. Allí se criticó al gobierno.

En cuanto a los partidos de oposición, el Pro se pronunció contra las retenciones y realizó, en la cámara baja, un pedido de interpelación al Ministro Lousteau. La Coalición Cívica intentó, desde el primer mo-mento, erigirse en líder política del descontento. Elisa Carrió recorrió varios piquetes y se reunió con asambleístas. En el piquete de Marcos Juárez, propuso una marcha hacia Buenos Aires. Evidentemente, su intento de acaudillar la protesta resultó un fracaso. Es en este contexto que Duhalde relanzó su Movimiento Productivo Argentino y pidió la renuncia de Lousteau. Ese movimiento no es nuevo: debutó en octubre de 2001 ante la crisis del gobierno de De la Rúa, como forma de agluti-nar a los cuadros políticos, sindicales y empresariales para organizar la conspiración. La UCR también se pronunció a favor del paro y apoyó la consigna de la coparticipación. La oposición se hizo presente en al menos 10 piquetes.101 El Pro, la Coalición Cívica, el radicalismo, el Partido Nuevo (Luis Juez) y el Partido Socialista presentaron un pro-yecto en la cámara de diputados para eliminar las retenciones móviles, evitar que puedan ser decretadas desde el Poder Ejecutivo y que sean coparticipables.102 Más adelante presentaron un proyecto común para derogar el decreto presidencial.103 Indudablemente, el ARI y la UCR fueron el motor del triunfo parlamentario del campo.

Obreros y pequeña burguesía

La presencia obrera en la alianza “agraria” es verdaderamente po-bre. Salvo por la neutralidad de la UATRE y alguna presencia de traba-jadores en algún corte, podemos decir que el componente obrero, muy minoritario, lo aportaron los cuadros del PCR y del MST. En cuanto a la pequeña burguesía, es probable que el radicalismo y el ARI puedan haber arrimado algo, sobre todo al acto de Rosario, pero resulta claro que la fracción que participó del 2001 no intervino activamente, ni a favor del campo ni del gobierno. Sí se inclinó en beneficio del prime-ro, la pequeña y mediana burguesía industrial y comercial del interior, aunque más como “solidaridad” simbólica que en forma activa. Este recortado apoyo resalta en el momento en el que estas fracciones son explícitamente convocadas a la lucha por los ruralistas, durante el paro general del 2 de junio, en el que sólo cumplen cabalmente comercian-tes e industriales ligados al negocio agrícola del interior de las provin-cias cerealeras.

101Elaboración propia, véase apéndice.102Véase www.infocampo.com.ar/generales/.103www.impulsobaires.com.ar/nota.php?id=45185.

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El programa

En un principio, la consigna se limitaba a que el gobierno retro-trajera las retenciones al 10 de marzo. Sin embargo, al poco tiempo el campo exigió un plan a largo plazo para el agro, que contemplara la ayuda a la ganadería y la liberación de precios en algunos cortes. Asimismo, comenzó a exigir el aumento de los precios pagados por las empresas lácteas a los tambos y por los frigoríficos a los ganaderos. En varios volantes y declaraciones, explicaron la diferencia entre el precio que recibe el primer eslabón de la cadena y el que aparece en la góndo-la del supermercado.

Otro de los reclamos es que el gobierno haya puesto un techo a los precios, pero no ha obrado de la misma manera con los costos. Ese fue el principal reclamo de CONINAGRO: “Son precios máximos por cuatro años, ya que se fijan los precios pero no se anclan los costos”, afirmó Gioino. A su vez, Miguens señaló que “congelar los precios, pero no los costos de producción, es una decisión que indudablemente no se ha estudiado demasiado”. Las derivaciones económicas más ge-nerales de estas propuestas fueron retomadas por un conjunto de eco-nomistas que van desde Melconian o Artana hasta el propio Lavagna. En general, se propuso una disminución de las retenciones y que, ante la baja de la recaudación, se realizara un ajuste fiscal o “enfriamiento” de la economía.

En el último comunicado conjunto, luego del acto de Gualeguaychú, las cuatro entidades elaboran una serie de peticiones de orden políti-co. Sorprendentemente, no se refieren al problema de las retenciones, sino al funcionamiento del régimen político. En primer lugar, exigen que las retenciones sean coparticipables. En segundo, que sea el poder legislativo quien tenga la facultad de establecer la política impositiva:

“Queremos también que se echen las bases institucionales para los pa-sos futuros en el sagrado marco de la Ley y la Constitución, eso significa, para decirlo más claro, que sean los poderes legislativos los que establezcan los impuestos, comprendiendo en este concepto todas las demás imposi-ciones que, camufladas en otras denominaciones, resultan más onerosas que los propios impuestos. En ese concepto se incluye además el control parlamentario, administrativo y judicial del destino de las imposiciones”.104

El primer reclamo implica el fin del kirchnerismo y del bonapar-tismo. Sin los recursos de las retenciones, el Estado nacional no tiene forma de disciplinar a las provincias. Ese dinero fue el que le permitió al kirchnerismo organizar su armado político y desafiar a las estructuras

104Proclama de Gualeguaychú, 3 de abril de 2008.

preexistentes (duhaldismo, menemismo, radicalismo). Por otro lado, una simple reunión opositora de gobernadores podría desestabilizar al gobierno o armar una lista de oposición. De realizarse, el escenario político argentino se acercaría al boliviano. La segunda petición coloca al sistema político argentino a merced de los vaivenes electorales cada dos años. De hecho, en el 2009 habrá elecciones legislativas, en donde el gobierno tiene un pronóstico reservado. Ceder ante esta demanda implicaría la posibilidad real de perder la discrecionalidad en el ma-nejo de fondos. Lo cierto es que lo que estos sectores están pidiendo es la “institucionalización”, una salida del bonapartismo. El problema es que la relación entre las clases transforma ese programa, en esta coyuntura, en un salto al vacío. El único objetivo que podría tener es debilitar al gobierno y preparar las condiciones de una crisis política aguda. Sin un reemplazo a la vista, no parece una alternativa viable para las fracciones burguesas que se mantienen fieles al gobierno K. Desmontar el bonapartismo y enfriar la economía son los dos ejes cen-trales del programa “agrario”.

Los efectos sobre el kirchnerismo: del bloque bonapartista a la alianza industrial

El kirchnerismo había emergido de la crisis del 2001/2002 como una dirección bonapartista para la restauración de la hegemonía bur-guesa en Argentina. Para ello, había trazado alianzas con fracciones de la clase obrera (CGT, CTA y “piqueteros” K) y con un amplio espectro burgués, desde fracciones rurales a industriales. En este acápite inten-taremos examinar cómo ha repercutido el conflicto en el entramado político, de manera de poder calibrar la profundidad del daño.

Las corporaciones burguesas

En cuanto a las entidades corporativas burguesas, el gobierno contó con el apoyo de la Unión Industrial Argentina. El 12 de marzo, el mis-mo día del anuncio de las medidas, Cristina Fernández se reunió con la cúpula de la UIA. La entidad presentó su “Propuesta Integradora para un Proyecto de Desarrollo” que recoge las conclusiones presenta-das en las últimas dos Conferencias Industriales. El trabajo planteaba el objetivo de transformar el “crecimiento” argentino de los últimos cinco años en “desarrollo” e identificaba metas cuantitativas para el 2016 y un conjunto de condiciones para lograrlas (inversión, financia-miento, marco macroeconómico, infraestructura, reformas educativas, condiciones de empleo y relaciones laborales). Por la UIA, estuvieron presentes Juan Carlos Lascurain, presidente de la entidad y cuatro de

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sus vicepresidentes: Luis Betnaza, Federico Nicholson, José Ignacio de Mendiguren y Héctor Massuh. Por el gobierno, además de Cristina, Julio De Vido. Al día siguiente, el kirchnerismo convirtió en ley la iniciativa que otorgaba descuentos impositivos a las “inversiones en actividades industriales y en obras de infraestructura”. El 17 de marzo el ministro Lousteau anunció que estaba dando los últimos retoques a un paquete de medidas con el que buscaría apuntalar varios sectores productivos. Los beneficiados iban a ser las autopartistas, los criaderos de pollos, los textiles y la exportación de servicios. Las políticas in-cluían promoción fiscal, protección ante el avance de las importaciones y acceso al financiamiento.

El 22 de marzo, Juan Carlos Lascurain pidió que el campo levan-tara las medidas. El día 2 de abril, Cristina dio un fuerte discurso con el presidente de la UIA, el presidente de ADEBA (Jorge Brito, Banco Macro) y el presidente de FIAT (Cristiano Rattazzi) en prime-ra fila aplaudiendo. De hecho Rattazzi tuvo un fuerte encuentro ver-bal con Hugo Biolcatti, vicepresidente de la SRA. La UIA, a través de su presidente, insistió: “Hace 20 días la Presidente de la Nación, en el Congreso de la Nación, habló de un acuerdo del Bicentenario”. Recordó también las pérdidas económicas que causan los cortes: “Tengo dos equipos para entregar en Bolivia desde hace una sema-na, y está todo parado en fábrica. Eso me ocasiona problemas y tam-bién multas por atrasos en la entrega”.105 Jorge Brito es considerado el “banquero oficial” y admitió públicamente su amistad con Néstor Kirchner.106 La Asociación de Bancos Argentinos y ABAPRA, también dieron su apoyo. La Asociación Empresaria Argentina dio un apoyo condicionado. Se abstuvo de pronunciamientos, pero pidió un aumen-to de tarifas.

Luego de un apoyo al oficialismo, la UIA comenzó a llamar al diálo-go sin condiciones. Intentó sin éxito oficiar de mediadora entre el agro y el gobierno. En particular luego del acto de Rosario. A pesar de los llamados de la Mesa de Enlace al sector industrial y bancario a sumarse al paro del día 2 de junio, la UIA no se plegó.

Los gobernadores

El conflicto con la burguesía agraria hizo estallar el entramado na-cional kirchnerista. El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti se pro-nunció abiertamente contra el gobierno nacional. Ante el acto del 1 de abril, apuntó al gobierno: “Hubo dos actos: uno institucional, al que no fui invitado y otro político, al que no asistí por la posición que yo asumí

105Infobae, 6/5/08.106Perfil, 17/6/07.

ante el conflicto”, comentó.107 Asimismo, amenazó con ir a la justicia si no le enviaban los fondos necesarios de la coparticipación.108

En Santa Fe, Hermes Binner, quien había mantenido reuniones en la Casa Rosada, se ligó a Elisa Carrió. Binner difundió un documento firmado por él y 140 intendentes santafecinos, donde se exige “suspen-der las medidas que han generado el estado de la situación actual a los efectos de hacer posible la constitución de la Mesa de Diálogo”.109 Asimismo, decidió no implementar las retenciones móviles en su pro-vincia, lo que constituye una clara desobediencia de un decreto presi-dencial.110 Carlos Reutemann, un valuarte del peronismo santafecino, había sellado unas semanas antes del conflicto, un pacto con Néstor Kirchner para recomponer el PJ provincial y nacional. Parte del acuer-do giraba en la candidatura legislativa del ex corredor. Sin embargo, Reutemann fue uno de los artífices de las 140 firmas. El kirchnerismo en Santa Fe quedó reducido a Agustín Rossi y una vaga promesa de Obeid.

Mario Das Neves, gobernador de Chubut pidió la renuncia del Jefe de Gabinete, en la tapa del domingo de un matutino. Según varias fuentes, Das Neves habría consultado con el ex presidente antes de hacer las declaraciones. Por lo tanto, si esto es cierto, los dichos del gobernador serían parte de una interna. Celso Jaque, gobernador de Mendoza y miembro del PJ, se pronunció también contra el gobierno y, casualmente, inició una causa contra el ex gobernador y ahora vice-presidente. Oscar Jorge, de La Pampa, también cuestionó al gobierno. Junto con los intendentes, emitió un comunicado en el que le solicitó al gobierno que se sentara a dialogar.111 El gobierno también perdió un aliado en Catamarca. Brizuela del Moral, radical K, manifestó su aleja-miento de las filas K. La causa sería la reducción de los fondos destina-dos a su provincia en manos de Julio de Vido. Del Moral se pronunció a favor del campo y se reunió con Hermes Binner y Schiaretti, junto con Liliana Barrionuevo, la hermana del conocido dirigente gremial.112

Varios gobernadores, sin llegar a estos extremos, rompieron la dis-ciplina del gobierno central y establecieron negociaciones: Capitanich, Alperovich, Scioli y Uribarri. De estos casos, el que más preocupaba en el gobierno era el de Scioli, que se había mantenido prescindente. Los ruralistas no lo habían atacado y, desde su asunción, sólo había reci-

107Clarín, 4/4/08 (negritas en el original).108La Nación, 8/4/08.109www.elsantafesino.com/politica/2008/03/26/6954.110Idem.111Perfil, 27/3/08.112Crítica de la Argentina, 18/4/08.

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bido elogios.113 Cuando regresó de Brasil, se reunió con las entidades y permitió una negociación. Es decir, ofició como interlocutor válido. Sin embargo, luego de la primera tregua el ex motonauta se alineó, al igual que Capitanich. El chaqueño se transformó en la principal fuerza de choque del gobierno. Scioli, por su parte se dejó ver en los sucesi-vos cónclaves extraordinarios del PJ donde se fustigaba a los dirigentes agropecuarios. Asimismo, el gobernador de La Rioja, Beder Herrera, asistió al acto del 25 de mayo en Salta. Aunque algunos de ellos, al comienzo del conflicto, habían lanzado una serie de críticas por la de-mora del envío de fondos, terminaron encolumnados tras el gobierno.

En Entre Ríos, la crisis política sacudió al partido gobernante y a su gabinete. Renunciaron el Ministro de la Producción, Héctor Motta y los subsecretarios de Producción Animal, Marcelo Becerra y el de Asuntos Agrarios, Oscar Montero.114 Por su parte Jorge Busti, ex gober-nador de la provincia y dirigente histórico del justicialismo, renunció a la presidencia del PJ por sus desacuerdos. A raíz de estos hechos, el Gobernador Urribarri le solicitó a la presidente que retrotrajera las medidas al 10 de marzo.115 En La Pampa, Rubén Marín, dirigente histó-rico del PJ y ex gobernador, se pronunció contra el gobierno nacional.

Sin embargo, la crisis no sólo atañe a las provincias pampeanas. En Corrientes, el gobernador Arturo Colombi, radical K, tuvo que soportar que la cámara de diputados provincial votara que las retencio-nes debían ser coparticipables. El Gobernador terminó por reunirse con los dirigentes agropecuarios locales. Evitó pronunciarse contra el gobierno y reivindicó las solicitudes de las entidades. En Río Negro, el Gobernador Miguel Saiz recibió a los productores que se manifestaron en Viedma, a quienes atendió en Casa de Gobierno. Más tarde, partici-pó del acto que realizaron los ruralistas, en el que se le entregó el mismo petitorio que a los intendentes Curetti y Ferreira. Al hablar frente a los chacareros, Saiz señaló que “desde hace 25 años el gobierno provincial rionegrino viene defendiendo al pequeño y mediano productor”.116 En Misiones, el gobernador kirchnerista Maurice Cross exigió la elimina-ción de las retenciones a la yerba y al té.117 Asimismo, el gobernador de San Juan (Gioja) también se mantuvo distante en el conflicto.

113Véase los elogios a Scioli del dirigente más opositor, Pedro Apaolaza, en medio del conflicto (http://radiolatitudsur.wordpress.com/2008/03/27/el-campo-scioli-nego-que-sea-el-negociador-de-una-tregua-por-el-paro-agropecuario/).114http://www.lapoliticaonline.com/detalle-de-noticia/article/renuncia-otro-fun-cionario-de-entre-rios-por-la-crisis-del-campo.115Diario El Argentino, 12/5/08. 116www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/7/05/2008/857053.html.117www.lapoliticaonline.com/detalle-de-noticia/article/misiones-tambien-pide-eli-minar-retenciones/?tx_fesear.

Los intendentes

Los intendentes son los cuadros que mayor contacto tienen con la población y son los que aseguran el armado electoral en cada dis-trito. En este conflicto, los intendentes del interior de Buenos Aires, los de Córdoba y los de Santa Fe se han comportado como opositores. De los 51 intendentes de Buenos Aires que apoyaron la protesta, 24 provienen del kirchnerismo. En Santa Fe, firmaron un comunicado opositor con el gobernador Hermes Binner. En Córdoba, se alinearon con Schiaretti. En Buenos Aires, el 65% apoyó los cortes. Hay que re-saltar que muchos de los intendentes participaron activamente en los cortes. El gobierno perdió al menos 24 intendentes en Buenos Aires, 10 en Córdoba y 5 en Santa Fe. Un caso interesante es el del concejal de Carlos Casares, Walter Torchio, cuñado de Gustavo Grobocopatel. Había asumido por el FPV, pero luego del conflicto renunció a su ban-ca. Los intendentes del conurbano, por su parte, apoyaron al gobierno, ya sea con declaraciones explícitas, ya sea con su presencia física y de sus columnas en la marcha del 1 de abril (Cuadro 9).

El hecho de que una fracción importante de intendentes apoyara a una fuerza que impugnaba al gobierno provoca una grieta en un ar-mado que al kirchnerismo le ha costado construir. En su momento, privilegió las candidaturas de personajes menos ligados al PJ para ga-rantizarse cierta disciplina. La coyuntura actual demuestra que la soli-dez de una estructura política no puede reducirse a la confianza entre funcionarios.

Las centrales sindicales

La CGT está dividida en dos sectores: el moyanismo y los “gordos”. Ante este conflicto, la reacción fue dispar. Por el lado moyanista, hubo cierta actividad de amedrentamiento en algunos piquetes en Entre Ríos. Sin embargo, no se presentó una columna unificada de camioneros en el acto. Es que, amén de las internas en la CGT, Moyano está viviendo la exacerbación de las internas en su propio sindicato. El gobierno es-tuvo analizando seriamente su designación como vicepresidente del PJ y su apoyo a un segundo mandato al frente de la CGT. Viviani mostró ambigüedades. No UPCN. La grieta más importante del moyanismo se evidenció en la actitud de Jerónimo Venegas (UATRE, peones rurales) al apoyar los cortes. Venegas fue nombrado por Moyano como secre-tario de las 62 Organizaciones y representa una de las columnas de la CGT moyanista. Por el lado de los “gordos”, se evidenció cierta ambi-valencia. Por un lado, no emitieron declaraciones. Por el otro, gremios como la UOCRA, mercantiles o bancarios, fueron los que pusieron mayor número de trabajadores en la marcha del 1 de abril.

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La CTA también se dividió ante el conflicto. La fracción que lidera Hugo Yasky apoyó al gobierno. CTERA fue a la marcha con su colum-na, de la misma manera que los docentes universitarios de su corrien-te. En cambio la fracción de De Gennaro y Lozano criticó duramente al gobierno. Su comunicado exige una política diferenciada para los “pequeños productores”. El dirigente estatal explicó que no iba a ir a apoyar un gobierno que mantenía sus salarios deprimidos.

Las organizaciones kirchneristas

La FTV y el Movimiento Evita no iban a formar parte del PJ. Sin embargo, esta crisis los devolvió a la palestra. Estuvieron en la Plaza de Mayo evitando cacerolazos y salieron en declaraciones públicas a secundar los discursos de Cristina Fernández. No obstante, son cons-trucciones diferentes. La FTV ha venido mermando en su capacidad de movilización con respecto al 2003. Por el contrario, el Movimiento Evita ha logrado una inserción en varios frentes. Ha consolidado una organización universitaria y logró llevar a un candidato a la intenden-cia de Lomas de Zamora (el “Chino” Navarro), que finalmente resultó diputado provincial. Esta organización llevó una de las columnas más nutridas al acto del 1 de abril.

El Frente Transversal Nacional y Popular, dirigido por Edgardo Depetri, también ha dado su apoyo al gobierno y manifestado su inten-ción de incorporarse al PJ. Esta organización se reconoce como abier-tamente partidaria de Julio De Vido.118 En ese frente de organizaciones surgió una voz disonante: la de Libres del Sur. Humberto Tumini, en un artículo para Página/12 desliza la siguiente crítica al gobierno:

“es inexplicable que las medidas complementarias a favor del 80 por ciento de los productores de menor volumen que se anunciaron el 28 de marzo no se hubieran explicitado al mismo momento que las retenciones móviles. Así se hubiera impedido o al menos dificultado que los sectores más concentrados del agro arrastraran a aquéllos en la defensa de sus in-tereses. O mejor dicho, no es inexplicable, sino que nace de un sostenido error, económico y político, de cinco años a la fecha, de no tener adecua-damente en cuenta al pequeño y mediano productor agropecuario, sostén objetivo del modelo de país que propugnamos.”

Estas críticas podrían ser el corolario de un distanciamiento que comenzó con el veto a la candidatura de Ceballos a Intendente de La Matanza y continuó con la negativa de la organización a integrarse al

118Las vinculaciones de Depetri con De Vido aparecen en la página de la organiza-ción. Véase www.frentetransversal.com.ar/spip/article507.html.

PJ. El hecho es que la ruptura llegó hasta el seno de las agrupaciones más propiamente kirchneristas.

El armado del Partido Justicialista

Desde que abandonó la presidencia, Néstor Kirchner se dedicó a hacer realidad una de las tareas pendientes de la burguesía argenti-na: la reconstitución del único partido con capacidad de regimentar la política burguesa. Nada menos que la posibilidad de dar comienzo al cierre de la crisis de hegemonía. No se tenía previsto la constitución de un partido de masas, pero sí una estructura que permitiera el disci-plinamiento del conjunto de los cuadros políticos, a excepción de una oposición que no parecía ser una amenaza. El control de un Partido Justicialista normalizado, tal como estaba previsto, hubiera permitido manejar candidaturas, controlar comisiones parlamentarias nacionales y provinciales, disciplinar a los justicialistas díscolos, terminar de bo-rrar del mapa a los restos del duhaldismo o menemismo (De la Sota, Rodríguez Saá, Puerta) y controlar la política de la CGT. No era poca cosa.

El diseño original, hasta marzo de 2008, contemplaba un PJ suma-mente amplio, pero no por eso menos disciplinado. Esto se lograría por dos vías. Por un lado, una amplia negociación. Por el otro, la re-ducción del personal directivo. Así, Néstor negoció mediante Pampuro la incorporación de Lavagna y, con él, los restos del duhaldismo (como Eduardo Camaño). La consecuencia fue la ruptura del ex ministro con la UCR opositora y la destrucción de una de las fuerzas de oposición. La otra negociación de peso fue con los baluartes de Córdoba y Santa Fe: De la Sota y Reutemann. Este último, se había comprometido a trabajar en la relación con los gobernadores y con lo que quedaba del menemismo. De hecho, se especulaba con una candidatura que sellara un pacto que terminaría desplazando a las dos facciones K de Santa Fe (Bielsa y Agustín Rossi). Para el caso de la CGT, el kirchnerismo había pensado dar cierta preponderancia a Moyano, pero sin excluir a los “Gordos”. De todas maneras, el sindicalismo estaba obteniendo la menor cantidad de lugares en el peronismo de toda su historia. Por último, se había logrado incorporar al grupo de Pérsico y al de Depetri. D´Elía y Tumini, por su parte, se manifestaron en contra. Este armado suponía, entonces una amplia alianza. Sin embargo, el kirchnerismo se reservaba la conducción mediante una distribución estratégica de los cargos: se cedían vicepresidencias y vocalías, pero se reservaban secreta-rías y las presidencias de los PJ provinciales.

A esta altura de los acontecimientos, sería ocioso señalar que este proyecto no fue posible, así como indicar las causas más evidentes. El conflicto con la burguesía agraria se llevó puesto todo el esquema. Este

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fenómeno le hizo perder las alianzas en Córdoba y Santa Fe. Asimismo, debió resignar su predicamento en el interior de la Provincia de Buenos Aires. Lavagna y el duhaldismo residual se retiraron y comenzaron la ofensiva. Los gobernadores Beder Herrera (La Rioja), Celso Jaque (Mendoza) y José Luis Gioja (San Juan) presentaron sus reticencias. Un sector de la CGT (las 62 Organizaciones) retiró su apoyo. Para media-dos de marzo, el “café literario” dejó de ser una metáfora: el PJ consistía en un puñado de personas sentadas alrededor de una mesa. El acto de normalización se había proyectado para el 10 de abril en Parque Norte. Sin embargo, se adelantó al 27 de marzo, y el elemento partidario que-dó relegado. No era momento. No habló Néstor, sino Cristina. No se habló del partido, sino del campo. En el palco estuvo, como elemento destacado, Luis D´Elía, que fue y es ajeno a la construcción del PJ.

Ante este escenario, el kirchnerismo se encontraba frente a dos al-ternativas: o esperaba a que se reacomodaran las alianzas o intentaba cerrar filas con lo que tenía. Se optó por esta última alternativa, aun-que en realidad no cumplió con ninguna. En principio, una simple mi-rada de la lista podría llevarnos a suponer un armado con mayor peso de los gobiernos provinciales. Sin embargo, se trata de la superficie del PJ. La organización y la masa de congresales fueron aportadas por la Federación Argentina de Municipios, que dirige Julio Pereyra. Se trata de un agrupamiento que nuclea a los intendentes de todo el país, con mayor peso del conurbano bonaerense, y tiene como función asegurar la disciplina. Fue la que organizó, en términos reales, el acto de Plaza de Mayo en defensa de Cristina. La FAM viene a disputarle un lugar a Compromiso K, liderada por Damián Barijhoff y Daniel Galvagno. Hasta este año, ellos se encargaban de la relación entre la Casa Rosada y los intendentes.

La aparición de las provincias tiene una explicación en la debili-dad, antes que en la fortaleza K. Capitanich y Alperovich fueron lla-mados al orden en medio del conflicto, cuando evaluaban optar por una posición intermedia.119 Celso Jaque y José Luis Gioja, junto a otros gobernadores, habían manifestado sus quejas por la forma de interven-ción del gobierno central.120 En el caso de Jaque, el problema se había agravado aún más, porque el gobernador mendocino había iniciado acciones legales contra el vicepresidente Julio Cobos, con la excusa de una supuesta malversación de fondos durante su mandato provincial. Cristina, entonces, les prometió un subsidio especial para la produc-ción de vino.121 Algo similar puede decirse de La Rioja. Beder Herrera

119Véase La Nación, 26/3/08.120La Nación, 4/4/08. 121Los Andes, 17/4/08.

criticó las “formas” del gobierno. En seguida, fue convocado a la Casa Rosada y se le prometió el reintegro por fletes.

Daniel Scioli es el caso más paradójico. No se preveía para él nin-gún cargo de importancia, tan sólo una vocalía o, a lo sumo, una secre-taría. Pero el conflicto con el agro lo catapultó. Volvió de Brasil y al día siguiente Alberto Fernández estaba sentado con las entidades rurales. Entre las críticas a Moreno, De Vido y Alberto Fernández, a Néstor y a Cristina, ningún opositor ni ruralista levantó un dedo contra el gober-nador de Buenos Aires. Sin embargo, cuando tuvo que romper lazos con el campo, lo hizo. Hay una razón de peso: Buenos Aires es una de las provincias más endeudadas y deficitarias. Hoy es el mayor cuadro electoral que posee (si es que puede decirse algo así) el gobierno, lo que no deja de ser, también, su mayor peligro.

La CGT tiene la menor representatividad de toda su historia en la es-tructura de poder del peronismo. Los “gordos” y las 62 Organizaciones quedaron afuera. El cargo de Moyano, por su parte, es el que mayor provisionalidad ostenta, quedando debilitado por la ruptura de la cen-tral sindical y la aparición del barrionuevismo. Por otro lado, acumula dos causas penales en su contra. La primera, el caso Beroiz, insinúa que no puede disciplinar su propio gremio. La segunda, el apoyo a la Triple A, lo deja fuera del espectro kirchnerista. Antonio Caló sería su reemplazante en la vicepresidencia y en la CGT.

En definitiva, se trata de un armado cuya mayor solidez reside en el entramado político del conurbano bonaerense. En las provincias se ha dejado afuera a líderes políticos de peso como Reutemann, Marín, Busti y De la Sota. El interior de la provincia de Buenos Aires se ha mostrado poco propenso a las invitaciones. Por eso, su responsable, Florencio Randazzo, puede perder el puesto. Las alianzas parecen estar atadas a compromisos muy coyunturales con personajes que ya demos-traron poca propensión al apoyo ante situaciones límites. Como si todo esto fuera poco, aparecieron los primeros pasos políticos de Duhalde. Un aliado antes incondicional, Felipe Solá, declaró que se le debía dar un lugar. El ex presidente mantiene fuertes lazos con Lavagna a través de Eduardo Camaño. Duhalde se reunió con Jerónimo Venegas, con Ramón Puerta, con dirigentes ruralistas y hasta con intendentes del conurbano.122 También se reunió con Uribe, Lula y Tabaré Vázquez. Él se autodenomina un “piloto de tormenta” y parece que ha olfateado alguna.

El nuevo armado del PJ ha dejado afuera a gran parte del espectro peronista. Desde sindicalistas hasta estructuras provinciales. Lo poco que ha logrado incorporar ha sido sobre la base de concesiones poco sistemáticas. El conflicto con la figura que encarna la disolución del

122La Nación, 13/4/08.

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kirchnerismo, Scioli, ha sido postergado por la vía de entregarle ma-yores responsabilidades. Pero el problema, tal y cual se presenta, es insoluble. La razón es muy sencilla: el cáncer que minó al kirchnerismo se encontraba en el seno del kirchnerismo mismo, en aquello mismo que le daba vida. La amenaza de la disolución no estaba afuera, sino adentro: De Vido y Alberto Fernández corporizaban a las dos fraccio-nes burguesas que marcharon en alianza como soporte del gobierno patagónico. El conflicto del campo rompió esa alianza, que ya venía bastante golpeada por la actividad conspirativa de sus representantes en el gobierno. La savia del kirchnerismo fue ese equilibrio entre esas fracciones. La renuncia de Fernández es un síntoma de un fracaso más importante que el del gobierno, es el fracaso de la burguesía argentina de construir un sistema de partidos a nivel nacional. En particular, el naufragio de su ilusión de constituir un partido de masas compacto y disciplinado.

La base electoral

Entre la fuerza que se movilizó contra el gobierno se encontraba una parte de su caudal electoral. El problema mayor se suscita en Entre Ríos y Buenos Aires. En la primera provincia, el gobierno había ob-tenido el 45% contra el 17,54% de la Coalición Cívica y había ga-nado en todos los departamentos. En Buenos Aires, había obtenido una victoria del 45,93% contra el 25,66% de Carrió. En el camino, perdió Bahía Blanca, La Plata y Mar del Plata. En el Apéndice IV, presentamos los resultados electorales en los departamentos donde se produjeron protestas. En negritas, resaltamos aquellos en los que el gobierno fue derrotado.

Como vemos, el gobierno había obtenido altos porcentajes en el interior de la provincia. En ningún caso sus votos estuvieron por deba-jo del 30%, aún en los distritos donde perdió. Como vimos, también, fue derrotado en los grandes centros urbanos. De los partidos donde no pudo triunfar, sólo se destaca 25 de Mayo, protagonista de fuer-tes movilizaciones. También se podría resaltar el resultado ajustado de Trenque Lauquen, partido que también fue testigo de una masiva mo-vilización y que impulsó el paro por tiempo indeterminado.

La provincia de Córdoba ya le había sido adversa. Allí, el kirchne-rismo había perdido frente a Lavagna, que obtuvo el 35,22%, contra el 25,82% del gobierno. En Santa Fe, había ganado por un ajustado margen (35,37% contra el 33,88% de la Coalición Cívica). Allí perdió la ciudad de Rosario (41% de la Coalición Cívica contra el 32% del FPV). Sin embargo, en octubre ganó en todo el interior santafecino a excepción del departamento de Caseros. En las elecciones a gober-

nador de septiembre, Binner se había alzado con el 48,66% contra el 38,79% del kirchnerismo.

En términos generales, el gobierno ha perdido varios centros urba-nos del país (Capital, Córdoba, Rosario, Bahía Blanca, La Plata y Mar del Plata), gran parte de Córdoba y Santa Fe. A raíz de este conflicto, puede decirse que perdió una parte importante del electorado de Entre Ríos y del interior de la Provincia de Buenos Aires.

Según el estudio de Graciela Roemer, de comienzos de abril, el gobierno ya había bajado su imagen positiva en 8 puntos, del 46 al 38%. Su imagen negativa habría subido del 12 al 17%.123 El 4 de mayo, Clarín publicó la encuesta de la consultora Management & Fit.124 En ella la imagen de Cristina Fernández de Kirchner apareció con un 4% de imagen “muy buena” y un 30% de imagen buena. El 66% restante se repartió entre “regular” y “mala”. Se trata de la primera encuesta des-de 2003 en el cual la imagen negativa del gobierno supera la positiva.

Concluyendo…

Las “pérdidas” del gobierno en realidad reflejan la fractura de la burguesía provocada por el conflicto. El resultado es la construcción de dos alianzas, las que, por comodidad, denominamos “agraria” e “in-dustrial”, que se enfrentan por el reparto de la plusvalía presente en la renta diferencial. Entenderemos mejor este resultado cuando caracteri-cemos el hecho que venimos examinando bajo el nombre de “conflicto del campo”.

Caracterizaciones en disputa

El hecho del que hablamos ha sido caracterizado de varias maneras. La más popular de esas caracterizaciones resultó ser la de “lock-out”, pero también se ha escuchado “rebelión del campo” y “paro”. Se ha señalado también que se trata de “intentos golpistas”, “piquetes de la abundancia” y de movimiento “destituyente”. Desde la izquierda se lo ha enmarcado en la lucha “chavismo-uribismo” o bien se ha señalado su condición de “nacional y popular”. En general, estas definiciones operan en diferentes niveles, desde el análisis del hecho en sí, hasta sus consecuencias políticas más generales. Veamos.

Primero que nada, “lock-out” y paro son expresiones equivalentes pero no por ello menos falsas. Un lock-out, un paro patronal, presupo-ne un enfrentamiento con la clase obrera, preferentemente. La esencia

123La Nación, 6/4/08.124Clarín, 4/5/08.

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de este tipo de acción propia de la burguesía es la detención del pro-ceso productivo. No es éste el caso: la producción sigue su marcha sin detenerse en ningún momento. La expresión “rebelión” alude a algo más cercano a la verdad: los productores rurales no quieren vender sus granos (de allí que se haya dicho también que las entidades proponían un paro “comercial”). Pero no se rebelan contra el precio del mercado, como podría ser el caso como cuando los productores rurales piden un “precio sostén”, sino contra los impuestos. El conflicto del “campo” es, antes que cualquier otra cosa, una “rebelión fiscal”. En la medi-da en que el conflicto progresa, la rebelión fiscal evoluciona hacia un enfrentamiento con la política del gobierno, se transforma en una dis-puta por la política económica. En este punto, lo que era un reclamo corporativo se convierte en un enfrentamiento político. Estamos en presencia de la formación de una fuerza social que, como toda fuerza, va camino a convertirse en partido.

Una fuerza es el resultado de alianzas de fracciones de clase. En este caso, estamos en presencia de la alianza de las fracciones de la burgue-sía más débil ligada al mundo agrario, que arrastra a las fracciones más poderosas del mismo campo. Dicho de otra manera, no son la SRA ni AAPRESID quienes encabezan la lucha. Son arrastradas a ella por las mismas razones que tuvo Urquía para darse vuelta: los pequeños capi-tales agrarios (CRA, FAA) ejercen la dirección consiguiendo que todo el mundo agrario se ponga en la fila, por las buenas o por las malas, con reclamos que, indudablemente, también benefician a los grandes capitales rurales o ligados a ellos.

Esa es la razón por la cual la caracterización de “piquetes de la abun-dancia” tiene su pizca de verdad, si por “abundancia” se entiende bur-guesía y si por “piquetes” se reconoce una forma de acción política que presupone una rebelión contra el gobierno del Estado y un instrumen-to de regimentación del conjunto de las fracciones agrarias. También tiene su pizca de verdad la expresión “movimiento destituyente”, si se señala de tal modo a una fuerza social cuya voluntad consiste en la disputa por la conducción del Estado.

Más difícil es, sin embargo, encontrar la relación entre este proceso local y el proceso político mundial, al menos latinoamericano. Enrolar al “campo” en el “uribismo” tiene varios elementos de verdad: en ge-neral, la fuerza social agraria no profesa simpatía por el “chavismo”, políticamente hablando; el eje de la disputa es, precisamente, aquello que ha resultado el sostén de las experiencias bonapartistas en América Latina, la existencia de una masa de plusvalía apropiable por el Estado, por diferentes mecanismos, que permite la reconstitución de las bases sociales del Estado burgués. Recomposición tanto más urgente cuanto que estos gobiernos (Evo, Chávez, Correa, Kirchner) son el resultado de crisis de características revolucionarias. Su función es, obviamente,

cerrarlas. No hay otra posibilidad, dada la magnitud de las crisis que los preceden, que atraer hacia el sostén del Estado a fracciones enteras de las masas movilizadas (o potencialmente movilizables) por la vía de con-cesiones que, naturalmente, alguien debe pagar. Momentáneamente, dada la coyuntura mundial de precios de las commodities, la atracción de las masas movilizadas no exige grandes amputaciones de plusvalía, lo que permite llegar a acuerdos con las fracciones de la burguesía afec-tada para que limiten la puja interburguesa. Dicho de otra manera, per-mite limitar la intervención de aquellas fracciones de la burguesía que no entienden la necesidad del bonapartismo. Pero cuando la magnitud de la exacción resulta excesiva o la masa “coparticipable” de plusvalía disminuye, la puja interburguesa se hace más aguda. Si, como ocurre en la Argentina, las fracciones sobre cuya capacidad de acumulación se estructura la experiencia bonapartista habían sido arrastradas al apoyo del Estado, el aumento de la presión estatal y/o el empeoramiento de las condiciones de acumulación las arrastrará a la ruptura del bloque dominante. Si, como sucede en Venezuela o Bolivia, dichas fracciones nunca integraron el bloque bonapartista, aunque hayan sido neutrali-zadas parcialmente, el cambio de las circunstancias las lanzará nueva-mente al ruedo.

¿Qué es lo que hace difícil, entonces, colocar al “campo” en el terre-no del “uribismo”? El problema no está en este polo de la relación, sino en el otro: Kirchner y su régimen se han estructurado internacional-mente como mediación entre bonapartismo y reacción, situación faci-litada por ser el menos bonapartista de todos. Junto con Lula, Bachelet y otros tantos representantes de la vía “reformista”, actuó como media-dor en la crisis entre Venezuela y Ecuador, por un lado, y Colombia, por el otro. Y el efecto de esa mediación resultaba ser, precisamente, no la liquidación del “uribismo” sino su consolidación a expensas del “chavismo”. Dicho de otra manera, el bonapartismo kirchnerista es más un parásito del campo bonapartista que un participante activo. Esta peculiaridad kirchnerista se entiende más cuando se examina más de cerca su base social.

Estos meses de enfrentamiento no pueden ser caracterizados correc-tamente, entonces, si no se señala primero que estamos en presencia de una lucha interburguesa, es decir, que la oposición “campo”-“go-bierno” en realidad encubre a dos fracciones distintas de la burguesía que se disputan el plusvalor social. La negativa a pagar el impuesto que implica la retención es, en su esencia, un rechazo a ceder plusvalía a otras fracciones burguesas, ya sea como abaratamiento de la fuerza de trabajo o como subsidio directo. Dicho de otra manera: lo que aparece como una disputa con el Estado es una disputa contra la fracción bur-guesa beneficiada por la política estatal. Lo paradójico del asunto, sin embargo, es que si el Estado no capturara esa porción de plusvalía que

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entra a la Argentina bajo la forma de renta diferencial, ella tampoco iría al chacarero, salvo que fuera propietario. Ya vimos que, sin embargo, la concentración y centralización del capital obligan a los chacareros más chicos a transformarse en rentistas. El chacarero que clama por la eliminación de las retenciones, expresa en ese mismo acto su condición de terrateniente que no quiere dejar de ser burgués industrial (en el sentido de extractor de plusvalía), es decir, explotador directo de fuerza de trabajo. Si el Estado no se interpusiera como gran terrateniente, el conflicto se plantearía en torno al precio de la tierra. Es la presencia del Estado la que transforma un conflicto entre fracciones agrarias en uno entre fracciones agrarias y no agrarias.

Entonces, la rebelión fiscal es la forma que asume hoy el conflicto, de muy larga data en la historia argentina, entre las fracciones agrarias (“industriales” y terratenientes) y las fracciones industriales (ahora en el sentido de no agrario), conflicto que tiene como elemento en disputa la posesión de la renta diferencial. Las bases sociales del kirchnerismo son las fracciones más poderosas del capital financiero e industrial lo-cal (nacional y extranjero) y la fracción obrera que les corresponde. La vehiculización de la renta diferencial le permitió añadir a ese eje, me-diante subsidios, a las fracciones no industriales (transportes, energía, etc.) y neutralizar a los protagonistas del Argentinazo, los desocupados y a la pequeña burguesía proletarizada y/o pauperizada (mediante el crecimiento del empleo), y a las fracciones más débiles de la burgue-sía y la pequeña burguesía no agraria (mediante la devaluación). Ese vasto conjunto resultó el soporte inestable del bonapartismo argenti-no. Mientras la economía se recuperaba y la renta aceitaba los puntos críticos de la maquinaria armada, el kirchnerismo progresó desde el arribismo político a la jefatura de una poderosa y apabullante estructu-ra de poder. Cuando la fracción sobre la cual se realiza la plusvalía se rebela, el gobierno trastabilla y hasta piensa en renunciar. No es para menos: aceptar el reclamo del “campo” significa liquidar la experien-cia bonapartista y progresar hacia la izquierda, es decir, expropiar a lo Chávez la fuente de la renta o, a lo Menem, reconocer el programa de las fracciones más concentradas del capital, agrario y no agrario. Imposibilitado de tomar el primer camino, por la misma naturaleza de la fuente de renta extraordinaria (habría que expropiar toda la tierra pampeana), Kirchner, Néstor o Cristina es lo mismo, se ve obligado a deslizarse hacia la segunda, provocando el desgranamiento progresivo del bloque bonapartista. La rebelión progresa, entonces, hacia la crisis del régimen de gobierno.

Por lo tanto, ya sea por sus alianzas, por su capacidad de moviliza-ción, por el desarrollo de un programa y por el deterioro que ha sabido producir en su oponente, estamos ante un fenómeno de características orgánicas. Es decir, no estamos ante un hecho episódico ni coyuntural.

Eso significa que la burguesía ha comenzado un enfrentamiento inter-no de gran envergadura. Significa, también, que ha dejado de actuar como clase en el terreno político y que ha dado comienzo a un proceso de disolución, hasta tanto una de estas alianzas imponga sus condicio-nes. La pregunta es qué alternativa ofrece la fuerza que se ha desgajado del bloque bonapartista. La respuesta a la pregunta nos permitirá ce-rrar este capítulo.

Balance al final del camino (por ahora)

La fuerza estructurada durante el conflicto tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Por empezar, su fuerza brota del control del recur-so económico más importante del país. Además, se trata de una fuerza cuya mayor dinámica se ha adquirido en asambleas (244 asambleas en todo el país), con poca articulación entre ellas. Por lo tanto, ganó en fuerza y en radicalización a través de líderes locales. A esta altura, es evi-dente que estamos ante la formación de una alianza con fines políticos. Sin embargo, aún es una alianza incipiente que no cuenta con cuadros de tipo “nacional”, si bien ha dado pasos en la definición de un pro-grama. La oposición política vio la posibilidad de encaramarse en la protesta y darse la base social que el kirchenrismo le había quitado. Sin embargo, se trata de demasiados caciques para pocos indios.

En efecto, entre las debilidades de la fuerza se encuentra su inca-pacidad hegemónica. Una fuerza que se estructura en torno a un pro-grama que presupone la amputación de la plusvalía que permite la su-pervivencia de fracciones enteras del capital y de las fracciones obreras que les corresponden, difícilmente pueda organizar en torno a sí a un conjunto de intereses más generales. La prueba más importante de esta incapacidad es la escasa convocatoria que tuvo fuera de sus intereses corporativos. La magnitud de las acciones protagonizadas por la alianza agraria se agiganta sólo porque el gobierno mostró una incapacidad aún mayor.

La movilización agraria tuvo una fuerte extensión y profundidad. Este tipo de fenómenos expresa un alto grado de descontento de am-plias capas de la población. No se trata solamente del número de per-sonas necesario para sostener alrededor de 288 cortes durante 21 días, sino del consentimiento necesario de una parte importante de la po-blación para sostener estas medidas. No se escucharon quejas ni hubo un especial malhumor en la opinión pública, que a lo sumo se limitó a la protesta de los inmediatamente afectados en algún corte. Así como ningún cacerolazo de la alianza agraria llegó a plantear la caída del gobierno, como sucedió el 19 de diciembre de 2001, el gobierno no

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consiguió multitudes sin fin que exigieran la destrucción definitiva de la alianza agraria y el fin de los cortes.

En medio de los enfrentamientos, surgió un hecho por lo demás cu-rioso y que pocos analistas han sabido apreciar. De un lado, se emplea-ba el método de corte de ruta y asambleas, modalidad que caracterizó a la fuerza social que protagonizó la insurrección del 2001. Se justificó a través de la lucha contra el ajuste y la desaparición de los “pequeños”. Del otro, se enaltecieron los piquetes de desocupados como algo posi-tivo frente a los piquetes de la “abundancia”.125 El caso es que ambos invocaron la legitimidad del movimiento piquetero. Unos, mediante la utilización de sus métodos. Otros, mostrándose como la encarnación de su contenido. Es decir, la burguesía en su conjunto opera reivindi-cando, de una u otra forma, la dirección moral de aquellas fuerzas que protagonizaron el Argentinazo. Este es un elemento que permite medir la profundidad de la crisis. Se trata de un momento en el que la clase dominante sanciona positivamente lo que ha hecho y puede llegar a hacer su antagonista.

El escenario puede semejarse a otros momentos en que la burgue-sía se comportó “conspirativamente”, como en 1975, 1989 o 2001. Si analizamos los diferentes movimientos, no aparece aún un lazo militar como el de 1975, ni se prepara una salida gubernamental como 1989 y 2001. El elemento distintivo de este 2008 es que la burguesía se halla fuertemente dividida y un sector de peso aún apoya al gobierno. Las lealtades pueden llegar a cambiar. Sin embargo, el hecho es que este escenario es, en realidad, un arma de doble filo. Por un lado, como vimos, parece menos desestabilizador: no encontramos al conjunto de la burguesía contra un gobierno. Pero, por el otro, tal vez sea un mayor peligro a largo plazo. A diferencia de los años enumerados, ante una profundización de la crisis, ninguna de las alianzas puede ofrecer una salida al conjunto de la clase: el triunfo de la alianza agraria significa la muerte de la alianza “industrial”; el de la alianza “industrial”, por su parte, significa un retorno a los ’90. Es decir, en ambos casos, el inicio de una crisis espectacular. La burguesía argentina se enfrenta, enton-ces, a un cuadro de gravedad histórica ante una eventual arremetida revolucionaria.

He aquí que llegamos al punto principal: la intervención de la clase obrera. Hasta el momento, no ha participado como clase. Fracciones minoritarias lo han hecho en cada una de las dos alianzas. En el caso de la gubernamental, ha tenido una mayor participación. Pero el hecho

125“Y aquellos argentinos que desesperados por la falta de trabajo, por la miseria se lanzaron a las calles y que fueron duramente denostados por algunos medios.”, discurso de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner, en el Salón Sur, 25 de marzo de 2008.

es que aún el proletariado argentino no se ha pronunciado como tal. La explicación a este fenómeno está en que aún nos hallamos en los albores del proceso. Aunque todo lo expuesto aquí parezca desmentir-lo, la crisis todavía no estalló. Comenzó, sí, pero no llegó a descargarse sobre las masas. De hecho, la gran discusión en el seno de la burguesía gira en torno a este punto: cómo y cuándo la clase obrera va a tener que pagar. Pueden discutir sobre estas cuestiones, lo que no pueden es eludirlas. ¿Cómo intervendrá la clase obrera en el conflicto? Es una pregunta difícil de responder a priori. Sin embargo, el trabajo que ha hecho la izquierda en el terreno sindical y político auspicia un desem-peño superior de las masas en el futuro.

Algo parecido es la situación de la pequeña burguesía que participó del Argentinazo, parcialmente recuperada por Carrió o Kirchner, pero cuya masa se mantuvo pasiva durante el conflicto. ¿Qué actitud asumi-rá cuando la magnitud del ajuste que se prepara se descargue también sobre sus espaldas? No sería extraño que volvamos a ver a aquellas ca-cerolas otra vez en la calle. No sería extraño, tampoco, que “piquete y cacerola, la lucha es una sola”, vuelva a transformarse otra vez en una consigna de masas.

Los dirigentes políticos de la burguesía enfrentan el conflicto del campo de la misma forma que al Argentinazo: creen que es un acciden-te pasajero y que se trata sólo de sacar ventaja de la situación. Con esta idea, conciben planes, elaboran preparativos y contraen alianzas. Así, disputan entre sí a la vista de todos, se dividen y se reconcilian. Casi no hay nada para lo que no se preparen. Excepto para lo que está por venir.

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Gráfico 2: Cortes por día (marzo de 2008)

Fuente: Nueva Mayoría

Gráfico 1: Cantidad de cortes de ruta y vía pública (1997-2008)

*hasta el 18/05Fuente: Nueva Mayoría

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Año Piquetes Cortes totalesBuenos Aires 101 18Santa Fe 64 33Córdoba 38 14Entre Ríos 13 13Chaco 10 1La Pampa 21 5Santiago del Estero 9 3Salta 7 0Corrientes 8 1Tucumán 5 9Río Negro 2 0Mendoza 5 1San Luis 2 1Jujuy 1 1Formosa 2 2Total 288 102

Cuadro 1: Piquetes y cortes totales, por provincia (marzo 2008)

Fuente: Elaboración propia (ver apéndice documental)

Gráfico 3: Características de los piquetes de ruralistas (abril-junio 2008)

Fuente: Elaboración propia

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Año Cacerolazos2001(*) 8592001 11732003 392004 212005 52006 62007 16

2008(**)(***) 137

Cuadro 2: Cacerolazos en Argentina (diciembre de 2001-marzo de 2008)

Fuente: Nueva Mayoría

(*) Desde el 19 de diciembre. (**) Abarca hasta el 31 de marzo. (***) En marzo se registraron 133 de los 137 cacerolazos.

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PROVINCIA F F F F F F F F F F

Pcia de Buenos Aires 2.000 22.530 4.890 7.500 36.920

Santa Fe 24.000 16.700 9.700 1.000 3.100 54.500

La Pampa 4.000 5.000 6.220 15.220

Córdoba 3.950 3.600 400 200 150 8.300

Entre Ríos 1.730 8.250 10.000 19.980

Capital Federal 7.500 2.500 2.600 12.600

Corrientes 150 1.500 2.000 3.650

Santiago del Estero 1.100 4.750 5.850

Chaco 400 400

Salta 300 2.000 2.300

Mendoza 6 500 300 806

Misiones 42 35 77

San Luis 200 200

Río Negro 550 550

San Juan 110 110

Tucumán 3.500 3.500

Catamarca 200 200

Chubut 20 20

Santa Cruz 60 60

TOTAL 4.000 2.000 70.208 52.085 22.200 11.200 3.100 150 300 165.243

Cuadro 4: Cantidad de asistentes a las manifestaciones por provincia, según día. Marzo-abril de 2008

Fuente: Elaboración propia en base a información de diarios nacionales, provin-ciales y locales

Provincia PiquetesBuenos Aires 118Santa Fe 133Córdoba 88Entre Ríos 46La Pampa 15Santiago del Estero 8Neuquén 2Tucumán 10Río Negro 1Mendoza 5San Luis 6Chaco 5Corrientes 6San Juan 1Formosa 2Salta 8Jujuy 2Catamarca 2Totales 458

Cuadro 5: Piquetes totales en todo el país (abril-junio)

Fuente: LAP-CEICS

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Votos Positivos Votos NegativosKirchneristas 111 UCR 23Radicales K 6 Coalición Cívica 18Frente Cívico Sgo. Del Estero 5 Kirchneristas disidentes 14Encuentro Popular 4 PRO 17Diálogo por Buenos Aires (Bonasso) 1 Socialismo 10Borocotó 1 SI (ex ARI) 8Dignidad Peronista Misiones 1 Radicales K 4

FREJULI (Saa) 4Proyecto Sur (Lozano) 1Ex Lavagnista (Sarghini) 1Partidos Provinciales 22

Total 129 Total 122

Cuadro 6: Distribución de votos por fuerza política en Cámara de Diputados (sesión del 6/7/08)

Fuente: Clarín, 6/07/2008

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PROVINCIA F F F F F F F F F F F F F FPcia de Buenos Aires

1 0 2 47 14 4 0 0 0 0 0 0 0 68

Santa Fe 0 0 0 36 16 8 1 2 0 0 0 0 0 63La Pampa 0 1 0 20 11 1 0 0 0 0 0 0 1 34Córdoba 0 0 0 17 12 1 1 0 1 1 0 0 0 33Entre Ríos 0 0 0 20 2 4 1 0 0 0 0 0 0 27Capital Federal 0 0 0 7 3 4 0 0 0 0 0 0 0 14Corrientes 0 0 0 3 5 1 1 0 0 0 0 0 0 10Santiago del Estero 0 0 0 2 3 3 0 0 0 0 0 1 0 9Jujuy 0 0 0 6 1 0 0 0 0 0 0 0 0 7Chaco 0 0 0 5 0 0 1 0 0 0 0 0 0 6Salta 0 0 0 2 1 2 1 0 0 0 0 0 0 6Mendoza 0 0 0 1 1 1 0 1 0 0 1 0 0 5Misiones 0 0 0 1 2 0 0 0 0 0 0 0 0 3San Luis 0 0 0 1 2 0 0 0 0 0 0 0 0 3Río Negro 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 2San Juan 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 2Tucumán 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 2Catamarca 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1Chubut 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1Formosa 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1Santa Cruz 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1TOTAL 1 1 2 169 82 29 6 3 1 1 1 1 1 298

Cuadro 7: Cantidad de acciones por provincia, según día. Marzo-abril de 2008

Fuente: Elaboración propia en base a información de diarios nacionales, provinciales y locales

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Provincia Explotaciones Expl. Asociadas PorcentajeBuenos Aires 51.116 12.661 24,77Córdoba 26.226 5.816 22,18Santa Fe 28.103 11.877 42,26Entre Ríos 21.577 3.692 17,11La Pampa 7.775 1.395 17,94Total 134.797 35.441 26,29

Cuadro 8: Nivel de afiliación a entidades corporativas agrarias

Fuente: Censo Nacional Agropecuario 2002. INDEC

Cuadro 9: Posición de los intendentes de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba frente al conflicto

Fuente: Elaboración propia (ver apéndice documental)

Provincia Campo Gobierno NeutralesBuenos Aires 51 30 4Santa Fe 140 7 s/dCórdoba 427 2 s/dTotal 618 39 4

Capítulo V

Queremos todoPor un programa obrero y revolucionario