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Diócesis de Texcoco

Pastoral de Multitudes

Siete días de preparación para la Fiesta de Pentecostés

y Fiesta de Pentecostés en Familia

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Corrección de Estilo

Claudia Abril Villanueva Aguilar

Directora de Comisión Diocesana de Pastoral de la Comunicación Social e Informática.

Revisión y Diseño

María Isabel Rueda Limón

Departamento de Publicaciones, Ediciones Pastorales Texcoco

Elaboración

Hna. Lucía M. Espinosa Méndez (RAJ)

Coordinadora Diocesana de Pastoral de Multitudes

Aprobación Diocesana

Pbro. Elmer Jacob Deleón Magdaleno

Vicario de Pastoral

© Diócesis de Texcoco

Fray Pedro de Gante No. 2, Centro, Texcoco, Méx. C.P. 56100

Mayo 2020. Ediciones Pastorales Texcoco

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Índice

Siete días de preparación para la Fiesta de Pentecostés………………………………………… 4

Fiesta de Pentecostés en Familia……………………………………………………………………………… 11

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Siete días de preparación para la Fiesta

de Pentecostés

Relación interpersonal sana es: Orar y abrir el corazón a la acción

del Espíritu Santo para vivir la fraternidad

Acción Significativa: Orar al Espíritu

Santo pidiendo sus dones en nuestra familia.

Oportunidad: del 24 de mayo al 30 de mayo.

Lema: ¡Espíritu de bondad, concede a

nuestras familias fraternidad!

Desarrollo: 1. La familia elige un horario para reunirse

los siete días de la oración, en el que coincidan la mayoría de sus integrantes.

2. Durante los siete días el jefe de familia (o

quien hace cabeza en casa):

Prepara el lugar con:

Sillas para todos los integrantes. Una mesa con mantel.

Cirio o veladora. Hojas de la acción significativa. Biblia.

Elige dos lectores:

Uno para la reflexión general del punto 3.

Otro para la reflexión específica de

cada Don, en el punto número 5.

3. La oración inicia, cada día, cuando todos

están reunidos en el horario que acordaron, con la siguiente reflexión.

Guía: Escuchemos con atención la

siguiente reflexión.

Lector 1:

Pentecostés es una fiesta universal, mediante la cual se conmemora la venida

del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, cincuenta días después de la Resurrección de Jesucristo (Hechos 2,1-5).

El Espíritu Santo es la Tercera Persona de

la Santísima Trinidad, es decir, habiendo un sólo Dios, existen en Él tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Esta verdad ha sido revelada por Jesús en su Evangelio, esto se evidencia en el

pasaje del bautismo de Jesús en el Jordán (Mateo 3,16-17). Se presenta bajo la forma de varios símbolos: el agua, la

unción, el fuego, la paloma, la nube y la luz.

Es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo; procede del Padre (Juan 15,26), que es

principio sin principio y origen de toda la vida trinitaria; procede también del Hijo,

por el don eterno que el Padre hace al Hijo. El Espíritu Santo, enviado por el Padre y por el Hijo encarnado, guía a la

Iglesia hasta el conocimiento de la verdad plena (Juan 16,13) (Catecismo de la

Iglesia Católica #243-248).

El Espíritu Santo en el Plan Diocesano de Pastoral, de nuestra Diócesis de Texcoco, tiene toda Su fuerza dinamizadora, es

quien guía e impulsa a alcanzar el ideal querido. Si le permitimos que Él sea quien

guíe nuestra vida, podremos hacer un

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camino personal de conversión y

renovación permanente, que se verá reflejado en la familia y la comunidad.

Guía: Dios mío ven en mi auxilio.

Todos: Señor, date prisa en socorrernos.

4. Guía: Invoquemos la presencia del Espíritu Santo con la siguiente oración.

Ven, Espíritu Santo Creador

Guía: Ven, Espíritu Santo creador, a visitar

nuestro corazón, y llena con tu gracia viva y celestial nuestras almas, que Tú creaste por amor.

Todos: Tú que eres llamado consolador,

Don de Dios altísimo y Señor, vertiente viva y fuego que es caridad, y también espiritual y divina unción.

Guía: En cada sacramento te nos das,

dedo de la diestra paternal; eres la promesa que el Padre nos dio con tu palabra enriqueces nuestro cantar.

Todos: Nuestros sentidos has de

iluminar, los corazones enamorar, y nuestro cuerpo, presa de la tentación

con tu fuerza continua has de afirmar.

Guía: Lejos los enemigos rechazad, tu paz danos pronto, sin tardar,

y siendo tú nuestro buen guía y conductor, evitemos así toda sombra del mal.

Todos: Concédenos al Padre conocer.

A Jesús, su Hijo, comprender, y a Ti, Espíritu de ambos por amor, te creamos con ardiente y sólida fe.

Guía: Al Padre demos gloria, pues es

Dios, y a su Hijo que resucitó, y también al Espíritu consolador,

por todos los siglos honor. Amén.

Día 1: Don de Piedad

(Se inicia con los puntos 1, 2, 3 y 4 de esta acción significativa)

5. Guía: conozcamos los dones que el Espíritu Santo nos regala.

Lector 2: Aunque en la Confirmación hayamos

recibido todos los dones del Espíritu Santo, ellos pueden permanecer dormidos

si no los usamos. Necesitamos activar esos dones por medio de la oración.

El Don de Piedad es un don del gran amor de nuestro Padre Dios para sus

hijos. Ese don nos permite conocer realmente al Padre Dios, y ser capaz de llamarlo “Abba”, por él podemos hacer lo

que le agrada y cualquier cosa que nos pida, este don nos unirá tanto a Dios que

podremos perdonar como Jesús perdona: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 2,34)

Por lo general, los niños pueden perdonar

fácil y prontamente. No guardan rencores. Nosotros podemos depender de ese don de piedad porque ya lo hemos recibido en

la Confirmación podemos usarlo y dejar que el Espíritu Santo lo use en nosotros

para que podamos perdonar fácil y prontamente.

El don de Piedad nos ayuda a combatir el pecado capital de la Ira, porque la ira nos

ciega y no nos permite perdonar, rompiendo así la fraternidad.

6. Guía: En un momento de silencio,

preguntémonos:

¿Hago oración personal?

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¿Confío en Dios?

¿Perdono las ofensas de los demás?

7. Guía: Pidamos al Espíritu Santo nos

regale el Don de Piedad para cada uno de nosotros y para cada persona del mundo entero. Cada uno, realice una oración

espontánea al Espíritu Santo implorando el Don de Piedad.

Después de las oraciones espontáneas se reza un Padre Nuestro.

Guía: Padre Nuestro… Todos: Danos hoy…

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en un principio, ahora y por siempre por los siglos de los siglos.

Amén. Guía: Espíritu de bondad,

Todos: Concede a nuestras familias fraternidad.

Día: 2 Don de Sabiduría

(Se inicia con los puntos 1, 2, 3 y 4 de esta acción significativa)

5. Guía: conozcamos los dones que el Espíritu Santo nos regala.

Lector 2: Por medio de la oración debemos activar

constantemente el Don de la Sabiduría. En el libro de la sabiduría leemos que la sabiduría entra en las almas santas y las

hace amigas de Dios (Sabiduría 7,27). Entre amigos es muy fácil obedecer por

agradar al amigo, en una relación de amistad con Dios, se entra a una relación muy estrecha. La sabiduría es un Don que

nos hace querer decirle a Dios sí. Nos hace querer hacer lo que Él nos dice. Jesús

dijo:” les he hecho saber todo lo que le

aprendí a mi Padre. Ya no los llamo

servidores si no amigos. (Juan 15, 15)

La sabiduría es el gran Don que Nuestra Señora recibió en la Anunciación cuando

el Espíritu de Sabiduría vino sobre ella y se hizo carne. La virgen pudo exclamar “todo mi ser proclama la grandeza del

Señor”.

Con el don de sabiduría podemos mirar la vida y las cosas con su verdadero valor, podemos ver la esencia de las cosas y

disfrutar la vida sabiéndonos amigos de Dios, logramos alejar de nosotros el

pecado de la envidia, porque estamos con Él.

Podremos decir como San Francisco: “Mi Dios y mi todo”.

6. Guía: En un momento de silencio,

preguntémonos:

¿Soy consciente de la presencia de Dios en mi vida?

¿Veo la vida con los ojos de Dios?

¿Envidio a alguna persona?

7. Guía: Pidamos al Espíritu Santo nos

regale el Don de Sabiduría para cada uno

de nosotros y para cada persona del mundo entero. Cada uno, realice una

oración espontánea al Espíritu Santo implorando el Don de Sabiduría.

Después de las oraciones espontáneas se reza un Padre Nuestro.

Guía: Padre Nuestro… Todos: Danos hoy…

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en un principio ahora y por siempre por los siglos de los siglos.

Amén. Guía: Espíritu de bondad,

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Todos: Concede a nuestras familias

fraternidad.

Día 3: Don del Temor de Dios

(Se inicia con los puntos 1, 2, 3 y 4 de esta

acción significativa)

5. Guía: conozcamos los dones que el

Espíritu Santo nos regala.

Lector 2:

Cuando dejamos entrar a Dios en nuestra vida, elegimos separarnos de todo lo que

no sea de Él, es el temor de desagradar de alguna manera a Dios. En otras palabras, escogemos ponerlo a Él en

primer lugar.

Con este don, nosotros elegimos como Jesús, hacer solamente lo que agrada al Padre. La sabiduría nos ha dado amor a

Dios por lo que tememos hacer algo que le desagrade. De la misma manera, como

con las personas que amamos, no queremos hacer algo deliberadamente que les desagrade o hiera.

La Escritura dice: “El principio de la

Sabiduría es el temor de Dios” (Salmo 11,10; Proverbios 9,10; Sirácides 1, 12)

Sin lugar a dudas los enemigos del alma (vicios, excesos, etc.) estarán al acecho

para ofrecernos oportunidades de renunciar a nuestro amor a Dios, pero Jesús nos ha dado una auxiliadora, a su

Santísima Madre “Refugio de pecadores”, que estará siempre a la espera de que la

invoquemos, ayudándonos a conservar el Don de Temor de Dios.

6. Guía: En un momento de silencio,

preguntémonos:

¿Le he dado el lugar de Dios a las

cosas o a las personas? ¿Recurro a María Santísima cuando

tengo tentaciones? ¿Rezo el Rosario?

7. Guía: Pidamos al Espíritu Santo nos

regale el Don del Temor de Dios para cada uno de nosotros y para cada persona del

mundo entero. Cada uno realice una oración espontánea al Espíritu Santo, implorando el Don del Temor de Dios.

Después de las oraciones espontáneas se

reza un Padre Nuestro. Guía: Padre Nuestro… Todos: Danos hoy…

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al

Espíritu Santo. Todos: Como era en un principio, ahora y por siempre, por los siglos de los siglos.

Amén.

Guía: Espíritu de bondad, Todos: Concede a nuestras familias fraternidad.

Día 4: Don de Consejo

(Se inicia con los puntos 1, 2, 3 y 4 de esta acción significativa)

5. Guía: Conozcamos los dones que el Espíritu Santo nos regala.

Lector 2: En la escritura leemos que nadie les

engañe (Jn. 3,7) necesitamos el Don de Consejo que el Espíritu regala, pero para eso debemos escuchar, abrir el oído a la

voz suave del Espíritu santo que habla en nuestro interior, en nuestra conciencia.

Para eso debemos ser dóciles, este Don corta completamente el pecado de

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soberbia, debemos pedir a Dios, la

capacidad de aceptar su consejo para avanzar más profundamente a la

humildad. Nos vamos haciendo como niños y vamos recorriendo un camino de

conversión. Al igual que Jesús en la cruz preguntó:

“Dios mío, Dios mío ¿por qué me has olvidado?” (Marcos 15,23) debemos

preguntar al Padre Dios ¿por qué? y ¿para qué? esto que hoy nos está sucediendo, ¿qué misterio encierra este dolor? Que Él

nos muestre, enseñe y ayude a vivir estos momentos.

Quizá como Jesús, hemos llegado a sentirnos olvidados de Dios, pero no

somos abandonados. Sabemos muy bien que nunca seremos abandonados, pues,

Jesús dijo: “Yo nunca los dejare huérfanos” (Jn 14, 18)

6. Guía: En un momento de silencio

preguntémonos:

¿Platico con Dios pidiendo su

consejo? ¿He tomado a Dios como mi escudo,

mi fortaleza, mi roca en estos momentos difíciles que está pasando la humanidad?

¿Pido humildemente al Espíritu Santo me ilumine en mis decisiones?

7. Guía: Pidamos al Espíritu Santo nos regale el Don de Consejo para cada uno de nosotros y para cada persona del

mundo entero. Cada uno, realice una oración espontánea al Espíritu Santo

implorando el Don de Consejo. Después de las oraciones espontáneas se

reza un Padre Nuestro. Guía: Padre Nuestro…

Todos: Danos hoy…

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al

Espíritu Santo. Todos: Como era en un principio, ahora y

por siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Guía: Espíritu de bondad, Todos: Concede a nuestras familias

fraternidad.

Día 5: Don de Fortaleza

(Se inicia con los puntos 1, 2, 3 y 4 de esta

acción significativa)

5. Guía: conozcamos los dones que el

Espíritu Santo nos regala.

Lector 2:

Mediante el Don de Fortaleza, Dios mismo lucha por nosotros. Este Don es una revelación poderosa de la fortaleza y

de omnipotencia de Dios en nuestra alma. “El don es una fuerza divina que nos urge

a emprender algo grande para Dios y a realizar lo emprendido, a pesar de todos los obstáculos, con ánimo, con decisión y

con una esperanza inquebrantable.

El don de fortaleza saca al hombre de la mediocridad y lo lanza al heroísmo.

“…El que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún,

porque yo voy al Padre” (Juan 16,14). San Juan mencionó que Jesús dijo esto con respecto al Espíritu Santo, quien iba a

llevar a cabo Su obra en los discípulos. Es la voluntad de Dios que tengamos una

conciencia real de fuerza y de victoria, y que no andemos cabizbajos. El Don de fortaleza es la gran fuerza anímica de la

perseverancia.

6. Guía: En un momento de silencio,

preguntémonos:

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Cuando me siento desanimado o

decaído, ¿recurro al Espíritu Santo? ¿Soy perseverante en la oración?

¿Qué puedo hacer para activar este Don en mí?

7. Guía: Pidamos al Espíritu Santo nos

regale el Don de Fortaleza para cada uno de nosotros y para cada persona del

mundo entero. Cada uno, realice una oración espontánea al Espíritu Santo implorando el Don de Fortaleza.

Después de las oraciones espontáneas se

reza un Padre Nuestro. Guía: Padre Nuestro… Todos: Danos hoy…

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al

Espíritu Santo. Todos: Como era en un principio, ahora y por siempre, por los siglos de los siglos.

Amén.

Guía: Espíritu de bondad, Todos: Concede a nuestras familias fraternidad.

Día 6: Don de Entendimiento

(Se inicia con los puntos 1, 2, 3 y 4 de esta acción significativa)

5. Guía: Conozcamos los dones que el Espíritu Santo nos regala.

Lector 2: El Don de Entendimiento nos ayudará a

comprender “…así podrán comprender lo que es bueno, lo que agrada, lo perfecto” (Romanos 12,2). El Don de entendimiento

no es el resultado de una reflexión inteligente, es algo más es una seguridad

instintiva, peculiar y sobrenatural. Da una mirada más profunda de la fe, y del sentido de la vida.

El Don de entendimiento nos hace

comprender el fiel cumplimiento de la voluntad de Dios, además nos concede

una nueva visión del dolor y del sufrimiento personal y mundial. Dios está

presente en la sagrada Eucaristía. Entendemos que la Misa y los sacramentos tienen un misterio profundo.

El entendimiento nos permite ver con los

ojos de la fe. Es un Don para ver. Por lo tanto, el don de entendimiento, va con la bienaventuranza: “Bienaventurados los

limpios de corazón porque ellos verán a Dios” (Mateo 5,8)

6. Guía: En un momento de silencio,

preguntémonos:

¿Cómo miro la vida? Racionalmente o me dejo guiar por el Espíritu Santo.

¿Creo en la presencia de Dios en la

Eucaristía? ¿Comulgo cuando menos

espiritualmente?

7. Guía: Pidamos al Espíritu Santo nos regale el Don de Entendimiento para cada

uno de nosotros y para cada persona del mundo entero. Cada uno, realice una oración espontánea al Espíritu Santo

implorando el Don de Entendimiento.

Después de las oraciones espontáneas se reza un Padre Nuestro.

Guía: Padre Nuestro… Todos: Danos hoy…

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en un principio, ahora y por siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Guía: Espíritu de bondad,

Todos: Concede a nuestras familias fraternidad.

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Día 7: Don de Ciencia

(Se inicia con los puntos 1, 2, 3 y 4 de esta

acción significativa)

5. Guía: Conozcamos los dones que el

Espíritu Santo nos regala.

Lector 2:

Santo Tomás de Aquino nos dice: “La Ciencia es el Don del Espíritu Santo, que nos hace capaces de reconocer todas las

cosas de este mundo, o sea toda la creación visible, según la manera divina y

por consiguiente su valor verdadero”. El Don de Ciencia es el prisma del

Espíritu Santo, por medio del cual contemplamos todo; el agua, las

montañas, las plantas, los animales y los hombres, en una palabra, todo lo visible de la creación divina. “Reconocer a Dios

por las cosas creadas pertenece al campo de la Ciencia” escribe santo Tomás.

Newton, el matemático, físico y astrónomo más grande de Inglaterra,

sentía tanto respeto frente a la creación y al contemplar las obras milagrosas de

Dios, que no pronunciaba su nombre sin descubrirse la cabeza.

Linne, el botánico sueco, dice: “No he buscado a Dios, sino quiero estudiar la

naturaleza; pero con admiración he reconocido en todo, la obra del Creador

todopoderoso”

6. Guía: En un momento de silencio, preguntémonos:

¿Me he detenido a contemplar las

bellezas de la naturaleza?

¿He agradecido a Dios sus regalos? ¿Cuido de los regalos de Dios?

7. Guía: Pidamos al Espíritu Santo nos

regale el Don de Ciencia para cada uno de nosotros y para cada persona del mundo

entero. Cada uno, realice una oración espontánea al Espíritu Santo implorando

el Don de Ciencia. Después de las oraciones espontáneas se

reza un Padre Nuestro. Guía: Padre Nuestro…

Todos: Danos hoy… Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al

Espíritu Santo. Todos: Como era en un principio, ahora y

por siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Guía: Espíritu de bondad, Todos: Concede a nuestras familias

fraternidad.

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Fiesta de Pentecostés en Familia

Relación interpersonal sana es: Orar y abrir el corazón a la acción

del Espíritu Santo para vivir la fraternidad

Acción Significativa: Celebrar la Fiesta

de Pentecostés en familia. Oportunidad: 30 de mayo de 2020.

Lema: ¡Espíritu de bondad, concede a nuestras familias fraternidad!

Desarrollo:

1. La familia elige un horario en el que coincida la mayoría de los integrantes.

2. El jefe de familia, o quien hace cabeza en

casa, elige dos lectores y prepara el lugar con:

Sillas para todos los integrantes. Una mesa con mantel.

Cirio o veladora. Hojas de la acción significativa. Biblia.

3. La oración inicia cuando todos están reunidos en el horario que acordaron.

Guía: Dios mío ven en mi auxilio. Todos: Señor, date prisa en

socorrernos.

4. Guía: Invoquemos la presencia del

Espíritu Santo con la siguiente oración.

Ven, Espíritu Santo Creador

Guía: Ven, Espíritu Santo creador, a visitar nuestro corazón, y llena

con tu gracia viva y celestial nuestras almas, que Tú creaste

por amor.

Todos: Tú que eres llamado consolador,

Don de Dios altísimo y Señor, vertiente viva y fuego que es caridad, y también espiritual y divina unción.

Guía: En cada sacramento te nos das,

dedo de la diestra paternal; eres la promesa que el Padre nos dio

con tu palabra enriqueces nuestro cantar.

Todos: Nuestros sentidos has de iluminar,

los corazones enamorar, y nuestro cuerpo, presa de la tentación con tu fuerza continua has de afirmar.

Guía: Lejos los enemigos rechazad,

tu paz danos pronto, sin tardar, y siendo tú nuestro buen guía y conductor,

evitemos así toda sombra del mal.

Todos: Concédenos al Padre conocer. A Jesús, su Hijo, comprender, y a Ti, Espíritu de ambos por amor,

te creamos con ardiente y sólida fe.

Guía: Al Padre demos gloria, pues es Dios, y a su Hijo que resucitó,

y también al Espíritu consolador, por todos los siglos honor. Amén.

5. Guía: Escuchemos con atención.

6. Lector 1: Estamos aquí, reunidos en la víspera de la fiesta de Pentecostés en torno a la

Palabra de Dios. Ella es antorcha para

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nuestros pasos y luz en el camino hacia

la meta de la Fraternidad, objetivo de la II fase del Plan Diocesano de Pastoral. De la mano de la Palabra buscamos

transformar la realidad que nos duele e interpela; que esta Palabra habite en

nosotros y en Ella, encontremos amor, paz, seguridad, justicia y alegría en nuestra familia y en la realidad social que

vivimos actualmente.

Lector 2: Del libro de los Hechos de los Apóstoles

2,1-24. "Cuando llegó el día de Pentecostés,

estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido,

como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban. Y aparecieron unas lenguas como de fuego

que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron

llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran.

Estaban de paso en Jerusalén judíos

piadosos, llegados de todas las naciones que hay bajo el cielo. Y entre el gentío que acudió al oír aquel ruido, cada uno

los oía hablar en su propia lengua. Todos quedaron muy desconcertados y se

decían, llenos de estupor y admiración: «Pero éstos ¿no son todos galileos? ¡Y miren cómo hablan! Cada uno de

nosotros los oímos en nuestra propia lengua nativa. Entre nosotros hay

partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia, Panfilia, Egipto y

de la parte de Libia que limita con Cirene. Hay forasteros que vienen de Roma,

unos judíos y otros extranjeros, que aceptaron sus creencias. Cretenses y árabes. Y todos los oímos hablar en

nuestras propias lenguas las maravillas de Dios.»

Todos estaban asombrados y perplejos,

y se preguntaban unos a otros qué querría significar todo aquello. “Pero algunos se reían y decían: «¡Están

borrachos!» Entonces Pedro, con los

Once a su lado, se puso de pie, alzó la

voz y se dirigió a ellos diciendo: «Amigos judíos y todos los que se encuentran en Jerusalén, escúchenme, pues tengo algo

que enseñarles. No se les ocurra pensar que estamos borrachos, pues son

apenas las nueve de la mañana, sino que se está cumpliendo lo que anunció el profeta Joel: Escuchen lo que sucederá

en los últimos días, dice Dios: derramaré mi Espíritu sobre cualesquiera que sean

los mortales. Sus hijos e hijas profetizarán, los jóvenes tendrán

visiones y los ancianos tendrán sueños proféticos. En aquellos días derramaré mi Espíritu sobre mis siervos y mis

siervas y ellos profetizarán. Haré prodigios arriba en el cielo y señales

milagrosas abajo en la tierra.

El sol se convertirá en tinieblas y la luna

en sangre antes de que llegue el Día grande del Señor. Y todo el que invoque

el Nombre del Señor se salvará. Israelitas, escuchen mis palabras: Dios acreditó entre ustedes a Jesús de

Nazaret. Hizo que realizara entre ustedes milagros, prodigios y señales

que ya conocen. Ustedes, sin embargo, lo entregaron a los paganos para ser crucificado y morir en la cruz, y con esto

se cumplió el plan que Dios tenía dispuesto. Pero Dios lo libró de los

dolores de la muerte y lo resucitó, pues no era posible que quedase bajo el poder de la muerte”. Palabra de Dios.

Todos: Te alabamos Señor.

7. Guía: Hoy, nuestro mundo, nuestro país, municipio, barrio y colonia viven una realidad inédita respecto a la salud, por

ello, meditemos, de manera personal, en las siguientes cuatro frases extraídas del

libro de los hechos de los apóstoles ¿Qué nos dice cada frase? ¿Cómo iluminan nuestra realidad presente?

Todos reunidos en el mismo lugar.

Derramaré mi Espíritu sobre

cualesquiera que sean los mortales. Sus hijos e hijas profetizarán, los jóvenes tendrán

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visiones y los ancianos tendrán

sueños proféticos. Y todo el que invoque el Nombre

del Señor se salvará.

Ustedes, sin embargo, lo entregaron a los paganos para ser crucificado y morir en la cruz, y

con esto se cumplió el plan que Dios tenía dispuesto. Pero Dios lo

libró de los dolores de la muerte y lo resucitó.

8. Guía: Cada uno de nosotros comparte,

en este momento, lo que le dice una de las frases que meditaron. Al término de

cada participación diremos el lema a manera de jaculatoria:

Guía: Espíritu de bondad, Todos: Concede a nuestras familias

fraternidad.

Guía: Dirijamos una oración al Espíritu Santo, pidiendo lo que nuestro corazón

desee a cada petición contestaremos. Por el nombre de Jesús te lo pedimos Espíritu de Dios.

9. Lector 1: El Evangelio de San Juan, dice: “En adelante el Espíritu Santo, el intérprete

que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y

les recordará todo lo que yo les he dicho” (Juan 14,26), y leemos en Hechos 2,21 “Todo el que invoque el

Nombre del Señor se Salvará”. Escuchemos con atención la siguiente

historia que tuvo lugar en Lisboa en el año 1432.

Lector 2: La plaga de Lisboa: La ciudad

salvada por el Santo Nombre. Una devastadora plaga aparece en Lisboa en 1432. Todos los que pudieron

hacerlo, huyeron aterrorizados de la

ciudad y de este modo se extendió por

todos los rincones del país de Portugal. Miles de hombres, mujeres y niños de

todas clases fueron barridos por la cruel enfermedad. Fue tan virulenta la

epidemia que los hombres caían muertos por todas partes, en la mesa, en las calles, en sus casas en las

tiendas, en los mercados, en las iglesias. Usando la palabra de los

historiadores, estalló como rayo de hombre a hombre, por un abrigo, por

un sombrero, o cualquier prenda que haya sido tocada por la sacudida plaga. Sacerdotes, médicos, enfermeras

fueron arrastrados en tal número que muchos cuerpos yacían en las calles,

sin enterrar. Los perros lamian la sangre de los muertos, como resultado fueron éstos contagiados con la terrible

enfermedad que se extendió aún más entre la infortunada gente.

Entre aquellos que asistieron a los moribundos con inquebrantable

tenacidad, fue un venerable obispo: Monseñor André Díaz, que vivió en el

convento o monasterio de Santo Domingo. Este santo varón viendo que la epidemia, lejos de disminuir, crecía a

diario en intensidad y perdiendo la esperanza en la ayuda humana, urgió a

la infeliz gente a que invocaran el Santo Nombre de Jesús. Donde quiera que la enfermedad fuera más furiosa, se le

había visto ungiendo, implorando a los enfermos y moribundos y a aquellos a

los cuales no les había tocado la enfermedad, les pedía repetir: “Jesús, Jesús”. “Escribirlo en las estampas”

decía, “ponerlas por la noche debajo de las almohadas, ponerlas en las puertas,

pero por encima de todo invocar constantemente con los labios y en el corazón este Nombre que es de lo más

poderoso.”

Él fue, como un ángel de paz, llenando a los enfermos de coraje y confianza.

Los pobres dolientes sentían dentro de ellos una nueva vida, y nombrando a Jesús, ponían las estampas en su pecho

o en sus bolsillos.

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Entonces citándoles en la gran iglesia

de Santo Domingo, les habló una vez más del poder del Nombre de Jesús y bendijo agua con el mismo Santo

Nombre. Ordenando que toda la gente se salpicara con ella y que salpicaran la

cara de los enfermos y moribundos. ¡Maravilla de maravilla! Los enfermos sanaron, los moribundos resucitaron de

sus agonías, la plaga cesó y la ciudad fue librada en pocos días del más

espantoso azote que jamás la había visitado.

Las noticias se extendieron por todo el país, y todos empezaron a invocar el

Nombre de Jesús. En increíble y corto periodo de tiempo todo Portugal se vio

libre de la horrorosa enfermedad. La gente agradecida, teniendo presente

las maravillas que habían presenciado, continuaron su amor y confianza en el

Nombre de nuestro Salvador. Así que en sus problemas, en todos los peligros, cuando males de cualquier

clase les amenazaban, ellos invocaban el dulce Nombre de Jesús. (Las

maravillas del Santo nombre de Jesús. Rvdo. Paul O Sullivan, O.P (E.D.M) pág. 9,10 y 11).

10. Guía: Terminemos nuestro encuentro con las palabras que Jesús nos enseñó.

Guía: Padre Nuestro… Todos: Danos hoy…

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al

Espíritu Santo. Todos: Como era en un principio,

ahora y por siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Guía: Espíritu de bondad, Todos: Concede a nuestras familias

fraternidad

Al concluir la celebración se pueden compartir los alimentos si el horario fue

antes de la hora de la comida o la cena,

de lo contrario se puede compartir alguna galleta o dulce