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Premio Iberoamericano 2016
Reivindicación de Los siete libros de La Diana
de Jorge de Montemayor.De lo pastoril a lo místico.
Pavlína Juračková
Praha 2016
1
Nombre: Pavlína Juračková
Fecha de nacimiento: 18 de noviembre de 1992
Nivel de estudios: Máster (primer semestre)
Domicilio particular: Holešín 23, Rájec-Jestřebí, 679 02
Correo electrónico: [email protected]
Contacto telefónico: +420 720 305 831
Institución académica: Universidad Carolina de Praga, Facultad de Filosofía y Letras,
Departamento de Lenguas y Literaturas Románicas, nám. Jana Palacha 2, Praha 116 38
Tutor académico: doc. Juan Antonio Sánchez Fernández, Ph.D.
Declaración de honor
Yo, el abajo firmante, certifico que el presente trabajo puede ser difundido entre las distintas
universidades de la República Checa y de los países Iberoamericanos, así como en la página
web www.premioiberoamericano.cz y en otros medios que el Jurado del Premio
Iberoamericano considere pertinentes.
Praga, 15 de enero de 2017 ……………………………………
Pavlína Juračková
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Resumen
El trabajo que se presenta en las líneas siguientes intenta plantear una nueva lectura del último
libro Los siete libros de la Diana de Jorge de Montemayor partiendo de la idea de Juan
Goytisolo sobre la importancia de la relectura de los textos literarios. La crítica literaria
encajó el libro de Montemayor con la etiqueta ʻʻla primera novela pastoril española” buscando
así los puntos comunes o diferentes en la tradición pastoril anterior. El trabajo trata de romper
esta perspectiva: prefiere concentrarse en el contexto histórico en el que nace el libro que
seguir la línea del desarrollo del tema pastoril. De esta manera, se pretende construir una
metodología nueva y a partir de ella reconstruir otra lectura teniendo en cuenta la poética de
las obras anteriores de Montemayor. Para eso se hace un panorama pequeño de algunos
momentos históricos que podría jugar un gran papel en relación con el contexto de la obra – la
Inquisición y la Imprenta. Al final se demuestra la relectura comparando el libro con otros
escritores que tienen un mismo sentimiento espiritual. El trabajo podría servir como un punto
de partida para reflexiones más elaboradas y profundas en el futuro.
Índice
1. Introducción....................................................................................................- 5 -
2. La cuestión metodológica y su problema............................................................- 6 -
3. El contexto histórico de Jorge de Montemayor...................................................- 8 -3.1. El problema ideológico y el establecimiento de la Inquisición...................................- 8 -
3.2. El control inquisitorial ante la imprenta y la aparición de los Índices......................- 12 -
4. La obra de Jorge de Montemayor: un místico..................................................- 14 -
5. Los siete libros de la Diana: de lo pastoril a lo místico........................................- 15 -5.1. Lo pastoril como un disfraz para poder escribir........................................................- 15 -
5.2. Lectura mística de Los siete libros de la Diana........................................................- 18 -
6. Conclusión....................................................................................................- 23 -
3
7. Bibliografía...................................................................................................- 24 -
8. Apéndice ......................................................................................................- 27 -
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1. IntroducciónNo busco un mayor número
de lectores, sino
de relectores,porque el buen texto literario
es el que te obliga a volver a él.
- Juan Goytisolo
El trabajo presente se desarrolla a partir de la frase proveniente de Juan Goytisolo (1931),
escritor e intelectual español, que en su obra literaria busca e intenta reivindicar el sentido de
la literatura, la historia y, sobre todo, de lo español. En las líneas siguientes no se va a hablar
de sus textos explícitamente, sin embrago, se utiliza este tipo de mirada que él subraya – la
importancia de releer los textos literarios. Al recorrer la literatura española se ve que hay
textos que la crítica literaria vuelve a interpretar con mucho gusto como, entre otros, La
Celestina, Lazarillo, El Quijote, Cántico espiritual, La Regenta, Niebla, Don Julián, etc. Sin
embargo, vale preguntarse ¿qué pasa con las obras que solemos conocer y de las que tenemos
una imagen establecida y ya no las releemos?
Tanto en la literatura mundial como en la española es posible encontrarse en las sombras
literarias con los textos que merecen ser rescatados y no solo colocados fijamente en la
historia literaria. Alcanzada la consciencia de este hecho, nuestro trabajo tratará de presentar
una nueva interpretación posible de Los siete libros de la Diana de Jorge de Montemayor. La
relectura de los textos literarios que subraya las consecuencias socio-culturales puede
valorizar y abrir nuevas conexiones que todavía se han escapado. Antes de explicar una
lectura nueva, es necesario hacer un panorama breve de cómo se lee el texto de Montemayor y
cuál podría ser el problema de esta interpretación.
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2. La cuestión metodológica y su problema
Para interpretar los textos literarios hay que utilizar, obviamente, algún tipo de metodología
que exista en el campo filológico. En caso de Los siete libros de la Diana la crítica literaria
generalmente la considera como la primera novela pastoril que apreció en la literatura
española.1 Para llegar a esta conclusión los críticos elaboran un panorama general que
presenta un recorrido del desarrollo del tema pastoril europeo, y así llegan desde los
fundadores Teócrito y Virgílio subrayando, sobre todo, los italianos renacentistas como
Sannazaro, Boccaccio o Tasso, y llegan hasta Jorge de Montemayor.2 Dicho con otras
palabras se plantea un esquema de la evolución de un tema literario de una manera
comparatista subrayando más lo estético que lo socio-cultural e histórico de los sitios
diferentes donde el tema apareció.
Esta metodología puede ser muy útil si queremos orientarnos en las épocas artísticas
y conocer el desarrollo del arte viendo así la diferente recepción estética del tema. No
obstante, utilizando este tipo de metodología, nos quedamos con un punto de vista muy
abstracto, y entendemos la obra como una parte de una gran corriente artística que se crea
1 De los críticos que estudian Los siete libros de la Diana de la manera tradicional que ahora
presentamos hay que elegir dos monografías básicas: AVALLE-ARCE, Juan Bautista. La novela
pastoril española, Madrid, Ediciones ISTMO, 1974, p. 69; LÓPEZ ESTRADA, Francisco. Los libros
de pastores en la literatura española, Madrid, Editorial Gredos, 1974, pp. 373, etc.2 Llamamos como los fundadores a los dos, pero, obviamente, aunque el tema pastoril apareció en los
Idílios de Teócrito, con el paso de tiempo lo desarrolló Virgílio en sus Bucólicas. Téngase en cuenta
que Teócrito todavía cantó en sus églogas sobre las Siracusa, un lugar concreto existente. Sin
embargo, desde el momento de la incorporación de la Siracusa a la provincia romana, este ambiente
siracusano e idílico desapareció y por eso Virgílio tuvo que imaginarse otro espacio idealizado nuevo,
el lugar imaginario llamado la Arcadia. Sobre los inicios de lo pastoril en la tradición europea véase
CURTIUS, Ernst Robert, Evropská literatura a latinský středověk, trad. Jiří Pelán, Jiří Stromšík a
Irena Zachová, Praha, Triáda, 1998.
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artificialmente. Esta perspectiva puede así tapar y simplificar (hasta dejar totalmente aparte) la
realidad histórica del país en la que nace el libro que sin duda es uno de los rasgos
fundamentales para la lectura de la obra. ¿Cómo entonces leer el texto de Montemayor?
Partiendo de estas ideas que hemos planteado, parece como el mejor camino cambiar la
metodología de la lectura y de la investigación. Dejemos de lado (pero siempre teniendo en
cuenta su existencia) el punto de vista solamente estético desde los orígenes de lo pastoril
hasta la literatura española, para, al contrario, centrarnos más bien en la circunstancia
histórica de la vida y la obra de Jorge de Montemayor.
Nuestra metodología tendrá así tres aspectos, que combinamos. Primero, en caso de la
circunstancia histórica vamos a presentar una interpretación breve del ambiente español en
que vivió Jorge de Montemayor subrayando el problema ideológico y de la Inquisición en la
primera mitad del siglo XVI. En esta parte utilizamos una bibliografía integrada
preferentemente por estudios históricos. Segundo, al contexto así planteado se introduce el
libro Los siete libros de la Diana y veremos algunos aspectos del libro físico desde el punto
de vista material apoyándonos en la metodología de la bibliografía que examina las
condiciones de edición de la obra. Al final, como tercera vía metodológica se establecerá una
comparación posible con otros escritores que nos llevará a una nueva interpretación de por
qué aparece en forma prosaica el tema pastoril en España durante la segunda mitad del siglo
XVI y qué, realmente, representa.
Francisco Márquez Villanueva, crítico literario español, en el ensayo El problema con
nuestros clásicos de 1998 se plantea varias preguntas en torno al tema y dice que ʻʻnuestros
clásicos en conjunto permanecen, mientras tanto, profundamente desvalidosʼʼ.3 Márquez 3 MÁRQUEZ VILLANUEVA, Francisco, El Problema con nuestros clásicos, Quimera, núm. 169,
1998, p. 41.
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Villanueva atribuye este problema en primer lugar a los críticos terminando su ensayo con
una frase animadora para el cambio ʻʻ...y empezar, quizás, por la enmienda de este título de El
problema con nuestros clásicos para sustituirlo por el de El problema con nuestra críticaʼʼ.4
Al tener en cuenta estas ideas, intentaremos borrar la etiqueta que condena Los siete libros de
la Diana a una sombra sin mucho interés y demostrar su dimensión espiritual.
3. El contexto histórico de Jorge de Montemayor
En este capítulo se subrayan dos circunstancias históricas de la España de la época de
Montemayor: el problema ideológico y el establecimiento de la Inquisición (como el control
ideológico desde el puno de vista de la religión), por una parte, y luego el papel inquisitorial
en el caso de la censura ante la producción literaria con el apoyo en los Índices de los libros
prohibidos, por otra. Al plantear esto, es posible releer la obra de Montemayor desde la
mirada interior, es decir, ver el fenómeno de ʻʻla novela pastorilʼʼ desde España y no de la
evolución llegando del exterior a España. Así, a lo mejor, se puede sacar a la luz una
reivindicación del texto que se lo merece.
3.1. El problema ideológico y el establecimiento de la Inquisición
En el principio del siglo XVI España se enfrentaba con unos problemas bastante graves dentro
de la sociedad que ya habían tenido sus raíces en el siglo anterior. Cuando se celebró en 1469
el matrimonio de los Reyes Católicos, este momento significó un gran refuerzo para la fe
católica. Sin embargo, en la España en esta época una gran parte de la población vivía con su
4 MÁRQUEZ VILLANUEVA, 1998, p. 41.
8
propia riqueza cultural y religiosa – los judíos y los musulmanes.5 Estas tres culturas
coexistieron juntas y se formaron, según las palabras de Américo Castro, historiador e
intelectual español, tres castas.6 Sin embargo, la estratificación social era aún más compleja.
Ya los representantes de la fe católica en el siglo XIV, concretamente, en 1391 consiguieron
las conversiones masivas de los judíos al cristianismo. La conversión de 1391 fue muy
forzada para los judíos y hasta ʻʻa finales de la década de 1470 muchos conversos seguían
practicando su cultura tradicional, aunque no se apartaran de forma significativa de la religión
cristiana que profesabanʼʼ.7 No sorprende que esta mezcla cultural pusiera los cimientos para
una sociedad muy diversa desde el punto de vista religioso; había tanto los conversos nuevos
a partir de 1391 o los judíos que practicaban su fe, como los cristianos y los musulmanes con
sus creencias propias.8
En este ambiente donde circulaban estas religiones diversas cristalizaron problemas graves
entre las creencias desde el punto de vista ideológico.9 Esto quiere decir que los judíos podían
ocupar los cargos muy importantes como, por ejemplo, ʻʻAbrahan Seneor fue tesorero de la
Santa Hermandad, David Abulafia fue intendente real de las tropas destinadas a la conquista 5 Según Henry Kamen los judíos vivían en España ya desde el siglo III. En KAMEN, Henry, La
Inquisición española. Mito e historia, Barcelona, Crítica, 2013, p. 27.6 El concepto de las tras castas explica en el libro CASTRO, Américo, La Realidad histórica de
España, México, Editorial Porrua, 1966. Sin embargo, hay que mencionar el estudio que apareció
como una de las respuestas a la obra de Castro. Eugenio Asensio publicó el libro La España
imaginada de Américo Castro donde relativiza y critica el concepto del cristiano nuevo de Castro.
Para más información véase ASENSIO, Eugenio. La España imaginada de Américo Castro,
Barcelona, El Albir, 1976, pp. 94–95.7 KAMEN, Henry, La Inquisición española. Mito e historia, Barcelona, Crítica, 2013, p. 72.8 Márquez Villanueva subraya la crueldad de 1391 utilizando la palabra ʻʻel pogromʼʼ. MÁRQUEZ
VILLANUEVA, Francisco, Lección hodierna de la tolerancia medieval, en La memoria de Sefard.
Historia y cultura de los sefardíes, ed. Pedro M. Piñero Ramírez, Sevilla, Fundación Sevilla NODO y
Fundación Machado, 2007, p. 338. Antes de las conversiones masivas había una gran matanza de la
población judía. Véase KAMEN, 2013, p. 30.9 KAMEN, 2013, p. 24
9
de Granada, e Isaac Abravanel administró el impuesto sobre las ovejas, el llamado servicio y
montazgo.ʼʼ10 Pero si uno de ellos fuera acusado de las prácticas judaizantes, iría directamente
a la cárcel. Así que para controlar el orden en el país, los Reyes Católicos establecieron en
1478 el órgano conocido como la Santa Inquisición para vigilar las prácticas judías.11
Pasando unos años, los Reyes Católicos reconquistaron en 1492 Granada y, al mismo tiempo,
expulsaron los judíos de España. Sin embargo, los judíos tuvieron dos opciones – ser
expulsados o convertirse al catolicismo, y así quedarse en España viviendo una vida nueva.
Henry Kamen subraya que los Reyes Católicos pensaron más bien en la conversión de los
judíos que en la expulsión, porque esto significaría una gran pérdida de los médicos,
financieros e intelectuales, etc.12 A consecuencia de todos los acontecimientos mencionados
pasó a ser una forma cotidiana la vigilancia inquisitorial que iba inundando España, y
pervivió en cierta manera hasta el siglo XIX.
Resulta muy importante darse cuenta de que la situación española en este tiempo era muy
diferente del resto de Europa. Por eso, si hoy utilizamos la metodología que compara las
poéticas estéticamente, hay que pensar en que España con su ambiente problemático no pudo
tener la misma recepción estética que Italia, por ejemplo. Otro aspecto es que España no
puede por esencia comportarse solamente como la cultura tal como la conocemos de Europa,
10 KAMEN, 2013, p. 3211 Nosotros seguimos el pensamiento de Henry Kamen de su libro anteriormente citado, pero existen
también estudios de Antonio Domínguez Ortiz y Benzion Netanyahu que juntos tuvieron una gran
polémica sobre el origen de la Inquisición española. Mientras que Domínguez Ortiz ve los orígenes
conectados con la unificación y el control de la fe, Benzion Netanyahu interpreta la raíz como el
racismo de los españoles. La polémica se puede encontrar en los archivos del periódico El país. Uno
de los artículos, véase [on-line] [cit. 2017-1-4], puede ser por ejemplo
http://elpais.com/diario/1999/12/16/opinion/945298805_850215.html 12 ,,Es probable que los Reyes Católicos pensaran más en una conversión en masa que en una
emigración en masa. “ en KAMEN, Henry, 2013, p. 43
10
sino que embebió también de las culturas semíticas, y es muy probable que hoy por no hablar
en general las lenguas árabes o hebreas no conocemos las referencias que en aquella época
eran obvias para los lectores. Los numerosos estudios de los críticos como Américo Castro,
Stephan Gilman o Luce López Baralt y de sus seguidores nos muestran que hay que ver la
cultura española más bien como un torbellino cultural y no sólo una versión europea del
pensamiento occidental.13 Cabe preguntarse ahora cómo este ambiente de la vigilancia
inquisitorial influyó en la literatura y cómo los autores usaron la escritura.
Entonces desde los Reyes Católicos con el establecimiento de la Inquisición iba empezando
una política nueva contra el otro y la siguieron tanto Carlos V (gobernante entre 1517-1555)
como su hijo Felipe II (el Rey entre 1556-1598) intensificando aún más la represión. El otro
no significó directamente el judío o el musulmán, el otro pasó a ser para la Inquisición cada
persona con la ideología diferente de la que presentaba el establishment. Este momento es
muy importante para el ambiente intelectual porque se establece la polaridad entre los
heterodoxos (tanto judíos o moros como cristianos con la opinión que no convenía) y los
ortodoxos (la opinión declarada por las autoridades).
Marcel Bataillon en su libro Erasmo y España recorre toda esta época y describe las
corrientes espirituales como, en primer lugar, los erasmistas, pero también otras formas
espirituales como iluministas, alumbrados, luteranos, protestantes etc. Precisamente a los
iluministas los considera como ʻʻel enemigo íntimo de la ortodoxia española durante todo el
13 Las huellas semíticas el lector interesado puede encontrarlas en los trabajos de los críticos
mencionados: CASTRO, Américo, La realidad histórica de España, México, Editorial Porrua, 1966.
El estudio de Stephan Gilman se centra en el aspecto judío en la literatura a través de Fernando de
Rojas en (La España de Fernando de Rojas: panorama intelectual y social de La Celestina, Madrid,
Taurus, 1978). Sobre el concepto de la cultura musulmana en caso de San Juan de la Cruz véase el
libro de la intelectual portorriqueña Luce López-Baralt (San Juan de la Cruz y el Islam, Madrid,
Hiperión, 1990).
11
siglo XVIʼʼ14 aquí vemos que la Inquisición española pasó a ser no solo la institución para
vigilar los judíos, sino un big brother de toda la población española controlando también la
palabra escrita. Justamente esta ley del control de la imprenta provocó una gran imaginación y
originalidad para crearse y encontrar diferentes maneras de como publicar un libro sin tener
que ser prohibido o expurgado.
3.2. El control inquisitorial ante la Imprenta y la aparición de los Índices
Ya el 8 de julio de 1502 los Reyes Católicos se dieron cuenta de que era necesario controlar,
de alguna manera, la producción de los libros, y publicaron así una pragmática donde se decía
que cada libro debe recibir una licencia.15 Sin embargo, fueron, sobre todo, los reinados de
Carlos V y Felipe II cuando la Inquisición empezó a vigilar en serio la producción literaria.
Para tener el control en un solo lugar, la Inquisición estableció el Consejo de Castilla donde
cada impresor tenía que pedir el permiso. El no cumplimiento de esa normativa podría
significar ʻʻla pena mortal y confiscación de los bienesʼʼ.16 El estado y la Inquisición
controlaban, pues, la producción de los libros intensamente y el pensamiento heterodoxo tenía
que buscarse las maneras de como poder ser impreso sin ser castigado.
Para que cada impresor o librero supiera cuáles eran los textos intolerables, la Inquisición
publicaba los Índices con estos libros prohibidos. Durante el siglo XVI aparecieron cinco
14 BATAILLON, Marcel, Erasmo y España, México, Madrid, Buenos Aires, Fondo de cultura
económica, 1950, p. 61. 15 Cada impresor tenía que recibir una licencia para imprimir un libro, sería posible pedirlo de los
presidentes de Chancillerías de Valladolid y Granada y de los arzobispos de Toledo, Sevilla, Granada,
Burgos y Salamanca. Pero el control todavía era laxo. Véase KAMEN, 2013, p. 15816 KAMEN, 2013, p. 159.
12
Índices inquisitoriales: 1551, 1554, 1559, 1583 y 1584.17 Para nuestro tema valen los primeros
tres, porque la vida de Jorge de Montemayor se encuadra entre los años 1520 o 1524 18 hasta
su muerte en 1561. El índice del año 1551 representa nada más que una reimpresión del
Índice de Lovaina de 1550 donde están los libros europeos prohibidos.19 Pero los Índices de
1554 y 1559 representan ya una gran censura también de la producción literal de España.
Ahora preguntamos ¿cómo es posible que entre las obras como Lazarillo erasmista o entre los
autores de materia religiosa como fray Luis de Granada o Francisco de Borja aparezca
también la obra de Jorge de Montemayor? En el Índice de 1559 se prohíben ʻʻobras de George
de Monte Mayor, en lo que toca a devocion y cosas Christianas.ʼʼ20 En este momento tenemos
que volver la mirada a la obra de Jorge de Montemayor en general e intentar buscar las causas
de su aparición en el Índice de la Inquisición.
17 Los recoge en dos tomos J. M. de Bujanda: Index de lʼInquisition espagnole 1551, 1554, 1559, ed. J.
M. de Bujanda, Centre dʼÉtudes de la Renaissance, Áditions de lʼUniversité de Sherbrooke, Librarire
Droz, 1984.; Index de lʼInquisition espagnole 1583, 1584, ed. J. M. de Bujanda, Centre dʼÉtudes de la
Renaissance, Áditions de lʼUniversité de Sherbrooke, Librarire Droz, 1993.18 No se sabe exactamente el año ni fecha del nacimiento. Véase ESTEVA DE LLOBET, María
Dolores. Jorge de Montemayor: vida y obra de un advenedizo portugués en la corte castellana,
Barcelona, PPU, 2009, p. 1919 KAMEN, 2013, p. 165.20 BUJANDA, 1984, p. 513.
13
4. La obra de Jorge de Montemayor: un místico
Jorge de Montemayor, escritor, traductor y músico en la corte española, era de origen
portugués. Su apellido, probablemente, proviene de un pueblo cerca de Coímbra en Portugal
llamado Montemôr-o-Velho. Su vida la pasó entre la corte española y la portuguesa donde
sirvió como cortesano.21 Durante su vida escribió varios libros con el tema religioso como
Diálogo espiritual o Exposición moral sobre el psalmo LXXXVI del real propheta David, y
también poesía, aparecida en varios cancioneros, pero actualmente se le conoce, sobre todo,
como el autor de ʻʻla novela pastorilʼʼ Los siete libros de la Diana.
Hasta hoy en día no existe ningún tipo de monografía que se centre solamente en esta última
obra Los siete libros de la Diana. Como hemos mencionado al principio, existen estudios
sobre la novela pastoril, pero solamente con una mirada muy reducida y repetitiva. En 2013
apareció el libro de María Dolores Esteva de Llobet que se dedicaba a reconstruir la vida y la
obra en general de Jorge de Montemayor en el libro Jorge de Montemayor: vida y obra de un
advenedizo portugués en la corte castellana. El trabajo de Esteva de Llobet es muy útil para
reconstruir la vida del autor y la peripecia de su obra, sobre todo, la espiritual, aunque se
dedican unas páginas también a Los siete libros de la Diana. Gracias a este trabajo se puede
partir de las ideas de Esteva de Llobet sobre la obra espiritual de Montemayor añadiendo
nuestra propia postura e interpretación de Los siete libros de la Diana.
21 María Dolores Esteva de Llobet dedica una gran parte (casi 50 páginas) de su libro Jorge de
Montemayor: vida y obra de un advenedizo portugués en la corte castellana a la vida de Jorge de
Montemayor. Para los interesados véase ESTEVA LLOBET, 2013, pp. 11–79.
14
5. Los siete libros de la Diana: de lo pastoril a lo místico
5.1. Lo pastoril como un disfraz para poder escribir
Al principio hay que subrayar que cuando se escribe sobre Jorge de Montemayor como el
autor de ʻʻla novela pastorilʼʼ pocas veces se compara con el resto de su obra. Este hecho
puede ser un error clave al interpretar Los siete libros de la Diana. Aunque existen trabajos
generales donde se menciona la sensibilidad espiritual de Jorge de Montemayor (por ejemplo,
Marcel Bataillon lo incluye en ʻʻla poesía devotaʼʼ)22 cuando los críticos hablan de Los siete
libros de la Diana siempre lo ven en el otro ʻʻcajónʼʼ del resto de su obra. Por ejemplo,
Menéndez y Pelayo compara Los siete libro de la Diana con la novela pastoril italiana
Arcadia de Jacopo Sannazaro y desprecia el texto de Montemayor porque le ʻʻfalta el perfume
de antigüedad clásica que se desprende de la Arcadia […].ʼʼ23 Otro crítico, Avalle-Arce, ve y
subraya la mayor importancia que tiene el libro en cuanto al tema erótico considerando que
ʻʻ[…] la obra es un continuo análisis del sentimiento amoroso […]. El amor es, pues, lo que
mueve a cada pastor, y la problemática erótica, por su parte, es la que hilvana el
argumentoʼʼ.24 Vemos que tanto Menéndez y Pelayo como Avalle-Arce interpretan la obra de
Montemayor desde la perspectiva estética que observan a través del desarrollo del género
literario. A los cambios y transformaciones de los tópicos de la tradición pastoril antigua,
como el amor, los pastores, la naturaleza, etc. en Los siete libros de la Diana se dedican
también algunos artículos parciales.25
22 BATAILLON, 1950, pp. 607–608.23 MENÉNDEZ Y PELAYO, Marcelino, Orígenes de la novela, Santander, vol. II, 1943, p. 267.24 AVALLE-ARCE, p. 8125 Sobre el tema del amor véase, por ejemplo, esta mirada que igual que Avalle-Arce o Menéndez y
Pelayo proviene de la comparación con la pastoril antecedente italiana. FOSALBA, Eugenia, El amor
en la Diana de Jorge de Montemayor, Imprévue, núm. 2, 1996, pp. 87–95. Otro artículo sobre este
tema busca la correspondencia posible sobre el texto de Montemayor y el amor cortés, diferenciando
entre ʻʻel amor como deseo y el amor como virtudʼʼ proveniente del concepto del amor cortés. Véase
15
Sin embargo, si este autor toda su vida componía textos del carácter religioso y de devoción,
es decir, libros espirituales, ¿porque, de repente, se pondría a componer una novela pastoril
ficticia? Como vemos de sus textos anteriores, según Esteva de Llovet, el Diálogo espiritual
sirve como una guía para ʻʻel conocimiento de Dios y la aventura espiritualʼʼ.26 No nos
sorprende entonces que el libro apareciera en el Índice inquisitorial. En estas circunstancias
podemos suponer que el escritor sufrió un revés por la prohibición y buscó otra manera de
cómo continuar escribiendo. El tema pastoril ya existía a través de la obra garcilasiana o en el
teatro, por ejemplo, de los diálogos pastoriles de Juan del Encina. Sería entonces extraño que
un autor de las obras del carácter espiritual, incluso místico, de golpe, cambiara su
espiritualidad y escribiera una obra ficticia del tema pastoril. En las líneas siguientes
intentaremos hacer una relectura del libro que intente entender el tema pastoril como un
disfraz detrás de que se esconde un camino hacia Dios, designio que, con seguridad, irritaría
la Inquisición.
Cuando se escribe sobre Los siete libros de la Diana casi todos los textos usan solamente el
nombre breve – Diana. A lo mejor no es nada tan extraño, porque estamos acostumbrados de
hablar sobre El Quijote, Lazarillo, Amadís, etc. refiriéndonos a los libros plenamente
conocidos. Sin embargo, en caso del texto de Montemayor, lo que es muy importante es todo
el nombre del libro, o sea, los siete libros. Una de las metodologías en la investigación
filológica es conocida como bibliografía material que estudia la estructura de los libros, las
portadas, los nombres de las obras y una serie de detalles que se conectan con el carácter
físico del libro. En la literatura del Siglo de Oro es muy importante darse cuenta que este tipo
de detalles puede decir mucho sobe la intención o el pensamiento del autor.
MOYA JÍMENEZ, V., El amor cortés en los siete libros de la diana. Letras De Deusto, vol. 19, núm.
43, 1989, p. 178.26 ESTEVA DE LLOVET, 2013, p. 99.
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Cuando Jorge de Montemayor nombra su obra Los siete libros de la Diana no se trata de una
mera casualidad que elija tanto la palabra libro como la siete. En primer lugar es como si
escondiera el contenido del texto detrás de la palabra libro que, en general, como dice Víctor
Infantes de Miguel, crítico literario y bibliófilo español, significaba en el Siglo de Oro, en la
mayoría, una obra literaria escrita en prosa y con carácter de ficción idealista idealizada?.27
Entonces Jorge de Montemayor para poder continuar escribiendo tapa su espiritualidad y la
plasma en Los siete libros de la Diana fingiendo un disfraz pastoril, porque si Montemayor
quería escribir solo una novela pastoril por el puro esteticismo lo podría haber hecho aún
antes. El modelo como siempre se menciona, la Arcadia de Sannazaro se escribió ya en 1504
y la obra fue traducida en 1547 al castellano. Sin embargo, Montemayor conocía ʻʻportugués,
castellano, catalán y la lengua toscanaʼʼ28, así que podría haberse inspirado ya mucho antes en
esta obra. Pero Los Siete libros de la Diana (la reproducción de la portada se puede ver en el
Apéndice) aparecieron bastante tarde, la primera edición suele considerarse la de 1559 en
Valencia.29
En este tiempo Montemayor ya fue en disgusto de la Inquisición por su obra anterior, así que
es posible pensar que estaba buscando otra posibilidad de seguir su escritura. Algo parecido
acontece también con el libro Menina e moça de Bernardim Ribeiro, escritor portugués que
aparece también en los cancioneros como Jorge de Montemayor. Helder Macedo, crítico
literario y escritor portugués, dedicó todo un libro, Do significado oculto da Menina e moça, a
la explicación de un sentido secreto de esa obra y dice sobre dos historias que aparecen en el
27 Véase más INFANTES DE MIGUEL, Víctor, Del libro áureo, Madrid, Calambur, 2006, p. 28.28 ESTEVA DE LLOBET, 2013, p. 9029 No se sabe exactamente el año, pero tanto los trabajos de H. D. Purcell (PURCELL, H. D.,The date
of first publication of montemayor's diana. Hispanic Review, núm. 4, 1967, pp. 364–365.) de Esteva
de Llovet (Ibidem, 2013, p.150). La primera edición aparece en Valencia en la Imprenta de Juan Mey
en 1559. Véase Iberian Books: Books Published in Spanish Or Portuguese Or on the Iberian Peninsula
Before 1601, ed. Alexander S. Wilkinson, Boston, Leiden, 2010, p. 518.
17
libro que ʻʻnão é difícil ver nestas duas histórias, apenas esboçadas, possíveis referências a
tradições religiosas disfarçadas em tradições sentimentaisʼʼ.30 Se encuentran ciertas
similitudes entre los aspectos de esta obra con la de Montemayor, como veremos en el
capítulo siguiente.
En la reprografía de la primera edición, entonces, vemos que la palabra libro junto con siete
aparece en letra más grande que el resto del título. Como comentamos en caso de libro se
subraya así el carácter ficticio de la obra para evitar la prohibición y el castigo. Como en 1559
hubo varios autos de fe en distintos distritos de la Península y la atmósfera en la sociedad no
era cómoda. Entre las víctimas fueron quemados monjes y monjas por difundir las doctrinas
luteranas e iluministas.31 Con la espiritualidad heterodoxa que podemos encontrar en el libro
de Montemayor se une el segundo caso escrito en letra grande siete que abre una
interpretación más complicada – puede ser uno de los rasgos místicos como vamos a ver.
5.2. Lectura mística de Los siete libros de la Diana
A simple vista el relato de Los siete libros de la Diana puede representar un mundo donde se
encuentra un grupo de pastores hablando de su experiencia amorosa fracasada. Todo está
pasando en un marco de naturaleza idílica que les sirve a los personajes como un lugar donde
son capaces de meditar sobre el dolor de su amor perdido. Todo el sufrimiento de ellos se
resuelve al llegar al templo de la Diana donde los pastores se curan de su enfermedad
amorosa. Ahora conviene preguntar si, de verdad, el libro trata solamente de esta historia, o si
30 MACEDO, Helder. Do significado oculto da Menina e moça, Lisboa, Moraes Editores, 1977, p. 105.
Traducción mía al castellano: ʻʻNo es difícil ver en estas dos historias, apenas esbozadas, posibles
referencias a tradiciones religiosas disfrazadas de tradiciones sentimentalesʼʼ.31 Véase ESTEVA DE LLOBET, 2013, pp. 82–83.
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con todas las ideas presentadas se podría encontrar algo que está más allá de los pastores. Una
relectura lo puede desvelar.
Jorge de Montemayor en sus textos, en general, defendía una forma de la fe viva y activa
cuando uno medita en su interior.32 Esta manera, por supuesto, era muy peligrosa en ojos de la
Santa Iglesia que por esencia servía como un intermediario entre Dios y el hombre. Los
grandes místicos de la literatura española como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz
también tuvieron problemas con la Inquisición. Es interesante que justamente en las obras Las
moradas y el Cántico espiritual de estos dos místicos podamos encontrar un paralelismo
evidente con Los siete libros de la Diana.33
Para Santa Teresa el número siete en Las moradas representa los siete grados que uno tiene
que superar para llegar a la conexión con Dios. Luce López Baralt, crítica literaria e
intelectual portorriqueña, subraya en su artículo Teresa de Jesús y el islam: el símil de los
siete castillos concéntricos del alma el carácter sagrado del número siete tanto para las
religiones cristianas como para los moros o los judíos.34 De igual manera podemos entender el
símbolo siete en el libro de Montemayor. Ya en el Diálogo espiritual de 1548 el personaje
Severo tiene que pasar por los siete grados para encontrar a Dios.35 Entonces si comparamos 32 Véase ESTEVA DE LLOBET, 2013, p. 8533 Para la interpretación seguimos la edición hecha por Asunción Rallo, porque su justificación de la
fuente del texto nos parece la más relevante: ʻʻLa presente edición reproduce el texto de Los siete
libros de la Diana de Jorge de Montemayor publicada en Barcelona en 1561 […] Esta de Barcelona
es, a mi juicio, la más completa […].ʼʼ En MONTEMAYOR, Jorge de, Los siete libros de la Diana,
ed. Asunción Rallo, Madrid, Cátedra, 2013, p. 93. Hay que decir también que el texto que sirve para
esta edición es lo más completo que apareció durante la vida del autor. A partir de su muerte en 1561
se hizo muchas ediciones con cosas añadidas.34 Véase LÓPEZ-BARALT, Luce. Teresa de Jesús y el islam: el símil de los siete castillos
concéntricos del alma, en Mujeres de luz: La mística femenina, ed. Lorenzo Piera Delgado, Madrid,
Trotta, p. 60.35 Véase ESTEVA DE LLOBET, 2013, p. 93
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su anterior obra espiritual con Los siete libros de la Diana el número siete también en este
segundo caso cumple la misma intención que antes. Es decir, los pastores simbólicamente van
atravesando ciertos grados hasta llegar al templo. Helder Macedo ve una ʻʻpeculiaridadʼʼ del
lenguaje utilizado en los textos del carácter místico de la tradición hispanojudía justamente en
las palabras templo o morada.36 Precisamente el templo de la Diana es el lugar clave para el
encuentro entre Sireno y Diana. Los pastores más importantes Sireno y Sylvano desde el
primer libro hablan sobre el amor que sienten por la Diana. Mientras que Sireno ya tuvo la
experiencia amorosa con Diana, Sylvano sigue sin encontrarla. Cuando en el libro cuarto
entran en el tempo donde está todo lleno de mármol, oro y sedas caras, se acercan a la fuente.
Aquí Sireno simbólicamente bebe de la fuente y se encuentra con Diana. Luego el camino de
los dos otra vez se va alejando y en el libro séptimo Sireno se queda otra vez solo como en el
primero. Es como si el personaje de Diana reflejara lo mismo que las protagonistas del libro
Menina e moça de Bernardim Ribeiro donde la imagen de la mujer simboliza lo divino.37 De
esta manera, vemos que el número siete se puede leer como una pista para reconocer el
camino espiritual de los pastores, aunque su estado amoroso es diferente y así no llegan al
mismo estado que Sireno.
Sin embargo, no es solamente el número siete que nos puede llevar a una lectura mística del
libro de Montemayor, sino también numerosos símbolos que lo conectan con los místicos
españoles que en la manera parecida usan el lenguaje. San Juan de la Cruz en el Cántico
espiritual usa el disfraz de la poesía amorosa para hablar sobre la unión entre el alma y Dios.
Juan Montero en su artículo De la «Diana» de Montemayor al «cántico espiritual»:
especulaciones en la fuente busca las posibles paralelas en algunos motivos simbólicos entre
el poema sanjuanista y el libro de Montemayor. Se pueden encontrar los ejemplos obvios
36 MACEDO, 1977, p. 82.37 Helder Macedo encuentra esta metáfora de la mujer ya en la tradición judía del Zohar. Véase
MACEDO, 1977, p. 76.
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como fuente, bosque, río, y otros.38 Pero Montero subraya, sobre todo, la fuente y su papel
idéntico entre ambos textos diciendo que ʻʻla metaforización de la memoria como fuente que
nos ofrece la prosa de Montemayor no puede sino recordarnos la interpretación que hace San
Juan de la fuente como fe en la declaración del Cántico.ʼʼ39 De la boca de Sireno sale algo
parecido cuando describe el encuentro ya pasado con Diana:
Pues cuántos días lʼ hallé atendiéndomeen esta clara fuente, y yo buscándola
por aquel soto ʼspeso, y deshaciéndome.Como cualquier trabajo ʼn encontrándola
dʼ ovejas y corderos, lo ʼlvidábamoshablando ella comigo, y yo mirándola.40
El lenguaje de los místicos tiene su propio nombre apofático que ʻʻentraña la cancelación de
los contrarios, y todo ello para evocar la rareza del misterioʼʼ.41 Es decir, el místico lucha con
la lengua para expresar algo que está más allá de la frontera del lenguaje, por eso, se se
expresa mediante oposiciones. En caso de San Juan de la Cruz conocemos el ejemplo más
emblemático de ʻʻla música calladaʼʼ o de ʻʻla soledad sonoraʼʼ.42 Pero también el poema de
Santa Teresa con el título Muero porque no muero trabajo con este concepto de la lengua y se
encuentra casi igual también en un poema intercalado de Los siete libros de la Diana:38 MONTERO, Juan. De la «Diana» de Montemayor al «cántico espiritual»: especulaciones en la
fuente, en Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2010, véase [on-line] [cit. 2017-1-15]
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/de-la-diana-de-montemayor-al-cantico-espiritual-
especulaciones-en-la-fuente/html/7592b690-4f07-11e0-9dad-00163ebf5e63_4.html#I_0_39 Véase MONTERO, 2010, véase [on-line] [cit. 2017-1-15] http://www.cervantesvirtual.com/obra-
visor/de-la-diana-de-montemayor-al-cantico-espiritual-especulaciones-en-la-fuente/html/7592b690-
4f07-11e0-9dad-00163ebf5e63_4.html#I_0_40 MONTEMAYOR, Jorge de, 2013, p. 133.41 NORBERT UBARRI, Miguel, El lenguaje del beato Jan van Ruusbroec y san Juan de la Cruz en
torno a la experiencia mística y el proceso de unión transformante, en Alicante : Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes, 2008, véase [on-line] [cit. 2017-1-15]42 SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual y poesía completa, ed. P. Elía y M. J. Mancho,
Barcelona, Crítica, 2002, pp. 104–105.
21
Ya que viendoʼs, no me veis,y morís porque no muero, […].43
Obviamente se podría añadir muchos ejemplos y comparaciones aun más extensas y
profundas, pero con todo lo dicho se puede ver que la circunstancia de Jorge de Montemayor,
como se ha planteado en las líneas anteriores, ejerció una tensión socio-cultural que pudo
conducir este cortesano a buscarse una manera diferente para seguir escribiendo sobre Dios.
Este tipo del camino que seguimos para presentar una introducción de relectura de Los siete
libros de la Diana nos ayudó más que solamente seguir una línea del desarrollo del tema
pastoril desde los orígenes hasta el dicho libro. El libro de Montemayor, sin embargo,
requería un estudio más elaborado y más extenso comparado con los escritores de la
espiritualidad común como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz. Este trabajo que
presentamos podría ser una piedra primera del mosaico interpretativo del texto de
Montemayor que sin duda se lo merece.
43 MONTEMAYOR, Jorge de, 2013, p. 155.
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6. Conclusión
La frase de Juan Goytisolo con la que empezamos el trabajo la podemos conectar y completar
para concluir nuestro trabajo con la idea de Márquez Villanueva también mencionada más
arriba. En primer caso vemos como es necesario volver a interpretar, es decir, releer los textos
literarios que cayeron en una categoría fija de las etiquetas estéticas (Montemayor y ʻʻla
novela pastorilʼʼ) y en segundo caso, el problema que plantea Villanueva sobre el desinterés
ante la lectura de este tipo de la literatura no se trata tanto de los lectores de hoy, sino más
bien del problema de nosotros, críticos literarios. Ya que en la mayoría de los trabajos se
explican los textos literarios en términos abstractos olvidándose así que el crítico literario
debe funcionar como un mediador entre las obras y los lectores. Así que en tanto que críticos
literarios deberíamos ser más bien las manos derechas de los lectores si fuera necesario,
olvidándonos, por lo menos un poco, de las guerras de poder y prestigio en los círculos
académicos; y mejor hacer las lecturas más abiertas. Este hecho tampoco se conecta
solamente con la ayuda para los lectores, sino en primer lugar con el respeto al mismo escritor
que se interpreta y por la obra que así puede ser reivindicada.
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SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual y poesía completa, ed. P. Elía y M. J. Mancho,
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26
8. Apéndice
(La reproducción de la primera edición en Valencia en 1559 de Los siete libros de la Diana)
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