Jose Antonio Primo de Rivera Giorgio Almirante (1)

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    Jos Antonio Primo de Rivera Giorgio Almirante

    GIORGIO ALMIRANTE

    JOS ANTONIO PRIMO DE RIVERACIARRAPICO EDITORE

    Traductor: ENRIQUE TARAZONA

    Propriet letteraria riservataCIARRAPICO EDITORE - 1980

    ROMA - V.le Parioli, 3

    Digitalizado por Triplecruz (27 de Junio de 2011)

    PRLOGO DE BLAS PIAR .............................................................3

    INTRODUCCIN...............................................................................11

    CAPITULO PRIMERO. JOS ANTONIO - LA VIDA........................14

    CAPTULO SEGUNDO. EL HOMBRE..............................................33

    CAPITULO TERCERO. EL POLTICO .............................................37

    CAPITULO CUARTO. EL CRUZADO - EL MITO.............................41

    CAPITULO QUINTO. EL HOMBRE Y LA CULTURA ......................52CAPITULO SEXTO. LA FALANGE: HISTORIA Y DOCTRINA .......55

    CAPITULO SPTIMO. LA FALANGE Y EL FASCISMO .................63

    CONCLUSIN. JOS ANTONIO SIEMPRE JOVEN .......................68

    APNDICE. JOS ANTONIO Y FRANCISCO FRANCO.................71

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    PRLOGO DE BLAS PIAR

    JOS ANTONIO Y EUROPA

    Jos Antonio fue un europeo de Espaa. Conforme transcurre el tiempo y se contempla con

    mayor objetividad, no exenta de emociones, aquella figura extraordinaria, se vislumbran y llegan apasar a un plano preferente aspectos no resaltados en principio de su pensamiento; y uno es, sinduda, el que hace referencia a Europa. Su sensibilidad exquisita, su formacin clsica y sus dotesde observador, le impulsan, en el marco temporal en que vive, a darnos su visin de Europa.

    Para Jos Antonio, Espaa no es una nacin aparte, encerrada en su torre de marfil, ajena alpalpito de un continente y de un contenido, del cual aspira a desentenderse. Una concepcincerrada y celtibrica de Espaa es absolutamente ajena al modo de ver y reflexionar de JosAntonio. Por eso, en la medida en que se acercan a estudiarle quienes miran con curiosidad a laEspaa de siempre y a la Espaa que l contribuy a restaurar con su doctrina y con sushombres, la dimensin europea de Jos Antonio adquiere mayores quilates, y tanto su biografacomo sus ideas se van dando a conocer ms all de nuestro contorno geogrfico.

    Giorgio Almirante, secretario general del M.S.I., diputado por Roma y parlamentario europeo,ha sentido la fascinante atraccin de Jos Antonio y ha publicado, en su lengua, un libro sobreaquel capitn de juventudes que, con su vida y con su muerte martirial, dio testimonio estimulantede su fe religiosa y de su amor a Espaa. Ese libro, que ha puesto en espaol Enrique Tarazona,viene desde Italia hasta nosotros como un saludo de fraternidad y lleva, por deseo de GiorgioAlmirante, esta introduccin, en la que trato de presentar a los lectores la riqusima vivencia queJos Antonio tuvo de Europa, y de la cual el que subscribe participa.

    La mirada de Jos Antonio sobre Europa no se limita a la toma de razn de su crisis, sino quese remonta a sus causas, nica forma de encontrar soluciones a la misma.

    Se ha hablado del rapto de Europa, y no slo en trminos mitolgicos, sino como conclusinacertada de una filosofa de la civilizacin. La Europa de Santo Toms vivi de verdades

    absolutas. Partiendo de la unidad metafsica, dice Jos Antonio; Europa funciona (ba) segn lamas perfecta economa de los siglos (y) las Universidades de Pars y de Salamanca razonan(ban) sobre los mismos temas en el mismo latin 1 (422). El siglo XIII afirmaba Jos Antonio llen la poca ms alta que ha gozado Europa (476). Del siglo XIII al XVI, el mundo entero,que en este caso es Europa, vivi una vida fuerte, slida, en una armona total (488).

    El rapto comenz a producirse con la introduccin de la duda y del libre examen (488). Laduda corroe un sistema porque antes ha sembrado el escepticismo en el hombre; y un sistema nose mantiene con hombres que se encogen de hombros. La duda comenz por donde comienzanlas grandes crisis: en el campo de la Teologa. Desde su altura es lgico y fcil el deslizamiento ala Poltica y a la Economa. El liberalismo religioso de Lutero alumbr el liberalismo poltico deRousseau, y el liberalismo econmico de Adam Smith. En una sntesis apretada, la proclamacin

    de las tesis protestantes, El contrato social e Investigacin acerca de la riqueza de lasnaciones , forman la triloga del rapto, hoy a punto de consumarse.

    El libre examen contesta al Magisterio, que vela por la puridad de la doctrina revelada ysalvadora. De aqu que cuando triunfa produce el caos en el dogma y por ello mismo en lossacramentos, en la liturgia y en la disciplina. El liberalismo poltico se opone a la existencia de unhaz de verdades inspiradoras del derecho positivo, que costituyen la roca sobre la que ha deconstruirse la comunidad civil. De aqu que cuando se abre paso, lejos de edificar, destruye,porque la arena movediza no sirve de fundamento. El liberalismo econmico entiende que eljuego espontneo de los hechos produce el bienestar, como si el homo faber quedara limpiode pecado cuando atraviesa el portn del dinero. De aqu que cuando se impone, reduciendo alEstado a un puro espectador, se lesiona gravemente el bien comn, que supone el bien individualde los ciudadanos.

    1Los nmeros entre parntesis remiten al libro: Obras completas de Jos Antonio Primo deRivera . Recopilacin de Agustn del Ro Cisneros. Sexta edicin.

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    Los cimientos teolgicos, polticos, y econmicos de Europa han sido brutalmentequebrantados. La Europa de Jos Antonio, en le que Espaa, con su propia configuracinnacional, se siente inmersa, sufre las convulsiones de la descomposicin. Las disyuntiva esamarga y espeluznante. Las perspectivas se reducen, para Jos Antonio, a dos: la vecindad deuna guerra... (en la que) Europa, desesperada, desencajada, nerviosa, acaso se precipit o elcomunismo ruso, con su doble influencia marxista-germnica y anarquista-asitica (502).

    Lo que no poda vislumbrar Jos Antonio era que la disyuntiva tuviese un catalizadorunificante, y que la guerra, en la que alocadamente se precipit, fuera el suicidio de Europa. Elsuicidio de Europa se titula un libro esclarecedor del Prncipe Sturdza, ministro de AsuntosExteriores de Rumania; suicidio provocado con tres armas: la de la propia conflagracin con sucortejo de destrucciones fsicas y morales, la entrega al comunismo de varias naciones delcontinente y la poltica de disco verde para la penetracin marxista en las naciones que es-caparon a la entrega.

    Para Jos Antonio, europeo de Espaa, la solucin no puede estar en el liberalismo, causantede la hecatombe, pero tampoco se halla en el Estado de hierro que destruye la libertad. Si elliberalismo conduce de suyo a la anarqua, el Estado de hierro, amputando la libertad, conduce aldespotismo. Ante el problema trascendente para la civilizacin, ni cabe afirmar que es precisodestruir al Estado para que surja una sociedad de hombres libres, ni cabe propugnar un Estado

    monopolio que conforme una sociedad de hombres iguales. Si la libertad produce la desigualdad,la igualdad acaba con la libertad. Y como sin libertad el hombre se convierte en robot y laigualdad es biolgicamente imposible, la nica salida airosa de la crisis se halla en la frmula queasume con la fe la defensa de la libertad y con el amor el equilibrio de la desigualdad.

    Jos Antonio, el 17 de noviembre de 1935, hizo clara referencia a las actitudes posibles antela hora decisiva, es decir, a las frmulas iniciales que se pueden adoptar en un intento derestauracin de la armona del hombre con su contorno. La primera, disolver la colectividad en losindividuos (solucin crata). La segunda, absorber a los individuos que tienden a dispersarse enla colectividad (solucin totalitaria).

    La primera de las soluciones, dice Jos Antonio, es funesta, y la segunda no es definitiva(porque) tiene vocacin de interinidad. La formula madura se halla en volver a hermanar al

    individuo con su contorno, reconstruyendo las unidades naturales de convivencia , los valoresorgnicos, libres y eternos, que se llaman el individuo, portador de un alma, la familia, el Sindicato(y) el Municipio.

    La tarea de reconstruccin, la bsqueda animosa de los pilares que hicieron posible laplenitud de Europa, es la piedra de toque necesaria para una interpretacin correcta y vitalizantedel pensamiento joseantoniano, de su doctrina armonizadora del destino del hombre fuerte y deldestino de la Patria. Ni aniquilacin del Estado, ni Estado opresor, sino Estado fuerte yorganizado, que garantice la libertad y la existencia. Tal es la clave de Europa, que as fueEuropa cuando fue y as tendran que volver a ser Europa y Espaa (512).

    Son falsas y malvolas, por tanto, las imputaciones que se hicieron a Jos Antonio en supoca y que se repiten hoy, de pantesmo estatal. La revolucin nacional sindicalista no va a

    consistir en la absorcin del individuo por el Estado, en el pantesmo estatal (511), afirmarrotundamente. La divinizacin del Estado es cabalmente lo contrario de lo que nosotrosdeseamos , pues entendemos que el Estado no justifica en cada momento su conducta..... sino..... se amolda en cada instante a una norma permanente , es decir, al derecho natural y al de-recho divino, que hacen del bien y la verdad categoras de razn (104/105).

    La dialctica de Jos Antonio es contundente. No hay ms que dos mtodos de divinizacindel Estado: la del sufragio popular, que atribuye a la decisin voluntaria de la mayora el dictamensobre el bien y la verdad, y la del absolutismo monrquico, que atribuye al rey esa decisin y esedictamen (104/105). Slo los idiotas, concluir Jos Antonio, seguirn diciendo maana, pasado ydentro de cien aos, que nuestra doctrina y nuestra praxis exigen desmontar el Estado parasustituirlo por otro Estado absorbente, anulador de la individualidad. Para sacar esta

    consecuencia, bamos nosotros a tomar el trabajo de perseguir los ltimos efectos delcapitalismo y del marxismo hasta la anulacin del hombre ?. Si queremos evitar eso, laconstruccin de un orden nuevo la tenemos que empezar, como occidentales, como espaoles y

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    como cristianos, por el hombre y sus unidades orgnicas (562/3).

    Una estimacin global de las falsas imputaciones hechas al pensamiento joseantoniano, noslleva a examinar el calificativo de fascista, esgrimido, entonces y ahora, por adversarios yenvidiosos.

    La cuestin, para m, es clara y no cabe reaccionar ante ese calificativo con temple mediocrey turbado. Este tipo de reaccin es la que precisamente se busca: que ante al vocablo, que tiene

    carcter peyorativo, en vez de argumentar con lgica, respondamos con miedo. Y la respuesta hade ser tan lgica como valiente. Por valiente ha de llevar consigo una actitud gallarda, que no sesiente herida por la calificacin. Por lgica, ha de ir acompaada de un examen objetivo delresurgimiento de los valores nacionales en la Europa que subsigue a la primera conflagracinuniversal, es decir, a la guerra del 914 al 918.

    Porque una cosa es el fascismo y otra lo que se han llamado, con frmula generalizadora,simplista e inexacta, aunque aceptable a fines dialcticos, los fascismos.

    El fascismo es un movimiento poltico italiano que tuvo como jefe a Benito Mussolini. Yo hevisto de cerca a Mussolini escribe Jos Antonio en octubre de 1933 .....el de la maravillosaserenidad..... Hroe hecho Padre que vigila..... perenne el afn y el descanso de su pueblo .

    El fascismo haba dicho antes es una idea. Frente al marxismo, que afirma comodogma la lucha de clases, y frente al liberalismo, que exige como mecnica la lucha de partidos,el fascismo sostiene que hay algo sobre los partidos y sobre las clases, algo de naturaleza perma-nente, trascendente, suprema: la unidad histrica llamada Patria, y que al servicio de la Patria elEstado tiene algo que hacer y algo que creer (268).

    Lo que ocurre es que la Patria, como unidad histrica, es algo anterior y posterior al fascismo,y que el fascismo recoge como partcipe y exponente de una actitud universal de vuelta haciauno mismo (165). De aqu que el intento de reencontrar a Espaa, de buscar nuestra ntimarazn de ser en las entraas propias (165), como igualmente quera Ganivet, no sea unaimitacin de lo que hizo en Italia el fascismo, sino un .aprendizaje y un estmulo para que nosotros, volvindonos hacia nosotros, encontremos a Espaa (165).

    Precisamente por ir al reencuentro de nuestra propia identidad, Jos Antonio, que consideraun genio a Mussolini, no es fascista. Falange no es copia del fascismo (196). Falange no seha llamado jams fascismo (913). Todos sabemos que mienten cuando dicen que nosotrossomos una copia del fascismo (196). Ms an, el reencuentro con la propia identidad nacional,aunque acerque el mtodo para lograrla, conduce a resultados diferenciadores, porque la Patria,cada Patria, es diferente, se ha configurado de modo distinto y tiene un destino propio en elquehacer universal.

    Con harta razn argumentaba Jos Antonio: (porque otras naciones) se hayan vuelto hacias mismas, , diremos que las imita Espaa al buscarse a s propia ?. Estos pases dieron la vueltasobre su propia autenticidad y, al hacerlo nosotros, tambin la autenticidad que encontraremosser la nuestra ... y, por tanto, seremos ms espaoles que lo hemos sido nunca. Espaa no va aimitar a Italia, va a buscarse a si misma .

    Y aqu es donde se halla la clave de un orden nuevo para Europa, ya que ese reencuentro delas Patrias consigo mismas tiene que conducir, no obstante la personalidad nacional diferenciada,al descubrimiento de los valores comunes, que, matizados por las propias caractersticas na-cionales, les dieron vida en el decurso de la historia.

    La dialctica ms apta, pues, para enfrentarse con el vocablo despectivo de fascista, que nosarroja el adversario, consiste, como decamos antes, en la rplica valiente y lgica de: fascistasno y fascistas s. Fascistas no, si por fascismo se entiende al movimiento poltico italiano queacaudill Mussolini. Fascistas s, si se califica de fascismos a los movimientos en los que hay, pordebajo de las caractersticas locales, unas constantes que son patrimonio de todo esprituhumano (195), y esas constantes se resumen en el redescubrimiento de la propia identidadnacional.

    Jos Antonio supo dar la respuesta valiente y lgica cuando escribi: si por fascismo seentiende una fe y una creencia en (la) Patria, como algo superior a la suma de individuos, comouna entidad con vida propia, independiente, y con una empresa universal que cumplir, efec-

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    tivamente, lo somos (290), porque el fascismo, como denominacin genrica, tiene un valorde lucha, de alzamiento, de protesta de pueblos oprimidos contra circunstancias adversas, con sucortejo de mrtires y con su esperanza de gloria (568).

    Ese reencuentro de Espaa consigo misma tiene una dimensin europea, porque aqu, ennuestra reserva espiritual , segn la frase acuada, se han mantenido, como en un viveroapartado de la dureza invernal, esos valores que hicieron posible la plenitud de Europa y laexistencia de la Cristianidad, a que Jos Antonio aluda.

    La tarea de autoidentificacin, en el caso de Espaa, ofrece una dimensin transnacional. Lapresentacin pblica y a escala europea de sus resultados constituye una exigencia de lasolidaridad, o mejor an, para emplear un lenguaje adecuado, del amor fraterno, que no sloconviene a los hombres, sino tambin a las Patrias.

    Y qu es lo que en sntesis ofrece el pensamiento joseantoniano, no slo a Espaa, sino a lasnaciones hermanas de Europa ?, qu valores redescubiertos en Espaa pueden estimarse, sinperjuicio de los que constituyen patrimonio diferenciador, valores comunes, indispensables,configuradores de la autntica Europa, de la Europa que inspirndose en ellos alcanz aquellaplenitud ?.

    Jos Antonio, que ha asumido el mtodo la actitud universal de vuelta hacia uno mismo

    (165) , pero no la ideologa ni el sistema auspiciado por otras naciones, profundizando en el sermismo de Espaa, teje un haz de principios bsicos y animadores del quehacer poltico: el militar,el social, el nacional, el poltico y el religioso. Ese quehacer potico ha da tener tal fuerza su-gestiva que nos haga sentirnos no la vanguardia, sino el ejrcito entero de un orden nuevo quehay que implantar en Espaa (y) que Espaa ha de comunicar a Europa y al mundo (421).

    Ni Sneca, ni Trajano, ni el Gran Capitn recuerda Jos Antonio aspiraron a un ordenpequeo..... para Espaa, sino que fueron a Roma, a Europa, a empuar las riendas del mundo (549).

    Conviene, pues, que nos detengamos en el examen, por breve que sea, de los principiosanimadores de la tarea poltica, considerata, no como profesin, sino como vocacin sacrificada yllamamiento al que se responde de manera afirmativa.

    El primero, es el militar, puesto de relieve en el discurso del Teatro de la Comedia, del 29octubre de 1933, en el que concluyendo el hilo de razones que le llevan a la fundacin de sumovimiento poltico, asegura que ste no es tanto una manera de pensar, sino una manera deser, que impone la adopcin ante la vida entera de una actitud de servicio y de sacrificio, elsentido asctico y militar de la vida (6). La actitud militar, la asuncin civil y poltica de las virtudescastrenses, ha devenido una exigencia para los pueblos que quieran salvarse. Por ello, en elpunto 4 del Movimiento que Jos Antonio encabeza, se dice as: haremos que un sentido militarde la vida informe toda existencia espaola (340) y en el IX de los Puntos iniciales se peda, alque solicitaba un puesto en la lnea de combate, que entendiera la vida como milicia: disciplinay peligro, abnegacin y renuncia a toda vanidad, a la envidia, a la pereza y a la maledicencia (93).

    El segundo de los principios que arman la doctrina joseantoniana es el social. Para JosAntonio la libertad desaparece o se merma hasta la angustia si no se asegura al hombre unmnimo de existencia. Pues bien; para asegurar ese mnimo de existencia es preciso ordenar laeconoma sobre bases que aumentan las posibilidades de disfrute de millones de hombre; y esaordenacin de la economa postula, a su vez, un Estado fuerte (512) que organice aqulla de talmodo que no se enajene el trabajo como una mercanca, y que todos los que de una manera o deotra intervienen en la produccin y distribucin -se constituyan en Sindicatos verticales, quefuncionarn orgnicamente, sin necesidad de comits paritarios ni de piezas de enlace (510).

    El tercero de los principios que examinamos es el nacional. Para Jos Antonio, hay quedistinguir, diferencindolos netamente, entre al patriotismo telrico, emotivo, romntico, tierno ysensual (111) por la tierra nativa, y el patriotismo intelectual de la misin, que lo transforma en

    una verdad tan inconmovible como las verdades matemticas. Este patriotismo, que es elautntico, porque entraa una posicin espiritual ganada en lucha heroica contra lo espontneo,es el que pierde toda avidez y se instala ms hondamente en nuestra autenticidad (216). De este

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    punto de partida arranca el concepto joseantoniano de nacin. Vista hacia atrs, la nacin, comounidad histrica (99), no se contrata, sino que se funda (287). Vista hacia adelante, la nacin esunidad de destino en lo universal. La nacin, que tiene un pasado histrico y un quehacer (839) yun plan de futuro, se alza por encima del ente fsico individualizado por accidentes orogrficos,tnicos o lingsticos (285). La nacin lo es en tanto constituye unidad de historia, de convivenciay de destino. Lo que ocurre es que el engarce entre la historia y el destino desaparece, poniendoen juego la existencia y la continuidad de la nacin, tanto si la unidad de convivencia se difumina

    con los separatismos, como si el agua viva, la vena de la verdadera tradicin espaola (569)se paraliza para dejar seco el cauce o para llenarlo con aguas contaminadoras y residuales. Larevolucin necesaria para el logro de la justicia social, no es un pretexto para dar un salto en elvaco ni para una actuacin mimtica o importadora para echarlo todo a rodar (647). La revolucinautntica nace y se nutre del pasado, de las exigencias de un sentido tradicional profundo (267).Jos Antonio entiende la tarea de reconstruccin nacional como el corolario de una sntesis de larevolucin y de la tradicin, concibiendo sta no como remedo, sino como sustancia, no connimo de copia de lo que hicieron los grandes antiguos, sino con nimo de adivinacin de lo queharan en nuestras circunstancias (647).

    El cuarto de los principios inspiradores de la doctrina joseantoniana es la poesa. Si paraCornelio Zelea Codreanu, el Capitn de la Legin rumana de San Miguel Arcngel, la guardia de

    Hierro era un movimiento musical, que haca del canto un arma de captacin y de combate, paraJos Antonio, el movimiento poltico que pona en marcha tena que ser desde su aurora unmovimiento potico, (porque) a los pueblos no los han movido nunca ms que los poetas, y aydel que no sepa levantar, frente a la poesa que destruye, la poesa que promete ! (69). Lo quesucede es que el entendimiento potico de la vida no se traduce solamente en versos. Es ms,hay versos los que confeccionan con trabajo los versificadores que, fieles al metro, notraspiran ni encienden la llama potica que cada hombre lleva en su propio ser. La poesa nacede una fibra espiritual y sensitiva a un tiempo, que descubre el ser de las cosas, su mundointerior, su weltanschauung . En este sentido hay una prosa potica; y en este sentido lapoltica puede concebirse y servirse como una funcin potica (747 y 935), e, incluso, el en-tendimiento de Espaa y la consagracin personal a su servicio como algo adquirido en elmisterio de la va potica (915). La poesa vital, y por tanto la que se trasvasa al campo de la

    poltica, no es obra del instinto desbordado. Cuando Jos Antonio alude a la belleza delendecaslabo, est dicindonos que as como el verso inspirado necesita de la estrofa, astambin la poltica debe devolvernos, con el sabor del pan, el sabor de la norma (546).

    El quinto de los principios que examinamos es el religioso. Jos Antonio supo con habilidadsalir del laberinto planteado por los confusionistas acerca de las relaciones de la Religin con laPoltica. Se remont a la cima, supo aclarar el tema y, una vez aclarado, formular con todo rigorsu doctrina. Porque una cosa es la autonoma de lo temporal y otra el desligamientoindependentista de lo temporal de lo religioso. Es cierto que hay que dar a Dios lo que es de Diosy al Csar lo que es del Csar, pero se olvida, cuando ello se proclama, que el Csar, lo temporal,la poltica y el Estado, tambin son de Dios. Una cosa es que la Iglesia contine en el tiempo y elespacio la misin evangelizadora y salvadora de Cristo, que el Estado no puede suplantar, y otra

    que el Estado se desentienda de la Religin, ignorando o negando el fin ltimo del hombre. Lasrelaciones entre la Iglesia y el Estado son un tema, y la actitud del Estado ante la Religin otromuy distinto, aunque se coordine con aqul, ya que la comunidad poltica, en cuanto tal, tiene,como subrayan el magisterio pontificio y el Vaticano II, sus deberes para con Dios.

    Jos Antonio, a mi manera de ver, comprendi y vivi teolgicamente la poltica. Desde lopotico, que es como una mstica temporal, se eleva al plano teolgico por la via religiosa (915).En ese plano, une a lo potico lo militar, y lo militar a lo religioso, porque lo religioso y lo militarson los dos nicos modos enteros y serios de entender la vida (721). No hay pues msque dos maneras serias de vivir: la manera religiosa y la manera militar o, si queris, una sola,porque no hay religin que no sea una milicia ni milicia que no est caldeada por un sentimientoreligioso ; y es la hora ya de que comprendamos que con ese sentido religioso y militar de lavida tiene que restaurarse Espaa .

    Ahora bien, la teologa del quehacer poltico, el recobro de la calidad religiosa de la existencia(935) abarca al hombre como eje del Sistema, al militante del Movimiento como portavoz y

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    testimonio personal y encarnante de una doctrina, al jefe que la encabeza, al Estado, como instru-mento que, segn la frase de Oliveira Salazar, pone una idea en accin, y a la comunidad polticaqua rige el Estado.

    Para Jos Antonio, el hombre, efectivamente, es el eje del Sistema. Pero qu es .el hombre?; un ciudadano que acude a las urnas para depositar su voto ?, un ser que produce yconsume ?, un animal biolgicamente desarrollado, pero con un destino idntico a suscongneres que no alcanzaron ese desarrollo ?. La respuesta, naturalmente, es negativa. Elhombre es algo mucho ms importante que un sujeto electoral (elector o elegido), o que unagente de la economa (productor o consumidor). El hombre es un ser trascendente, llamado ala inmortalidad , portador de valores eternos, envoltura corporal de un alma que es capaz decondenarse y de salvarse . Slo cuando al hombre se le considera as asegura JosAntonio se puede decir que se respecta de versas su libertad (67), su dignidad y suintegridad como valores intangibles (340).

    El militante del Movimiento joseantoniano no puede eludir el planteamiento religioso de suvocacin poltica. No cabe desentendimiento, porque si aquella vocacin se enmarca en el mbitode lo espiritual, el pice preeminente de lo espiritual es lo religioso, y ningn hombre puededejar de formularse las eternas preguntas sobre la vida y la muerte, sobre la creacin y el msall (y) a esas preguntas no se puede contestar con evasivas (sino) con la interpretacin catlica

    (que) es la verdadera (92).Por eso el militante, recuerda Jos Antonio comentando un discurso de Indalecio Prieto, debe

    conquistarse a s mismo para conquistar a Espaa (936), porque la primera revolucin que esnecesario ganar es la ntima, la que se forja en la batalla de la propia formacin, la que puededotarnos de la fortaleza que se requiere para el combate, la que estabiliza en los altibajos,barriendo el orgullo y la soberbia en el tiempo de la victoria y evitando la desilusin y la huida enel tiempo de la adversidad. El militante, pues, ha de estar dispuesto a cumplir su misin polticacon neto sentido religioso (513), contemplando su tarea voluntariamente aceptada sub specieeternitatis (314).

    El jefe, de otro lado, debe asumir la tarea, abandonar la lmpara egosta de su propia celda y,por ser el elegido para el cumplimiento de la tarea ms alta, transformarse, desde el puesto ms

    humilde (858) en el primer servidor (de) la armona total (477). La jefatura, la gloriosa pe-sadumbre del mando (663), la misin de capitana (748), el caudillaje (50), la suprema carga,obliga a todos los sacrificios. De la misma no se puede desertar ni por impaciencia, ni pordesaliento, ni por cobarda (399) y mucho menos por el apetito estragado de la masa, ya que el jefe no debe obedecer al pueblo, sino servirle (663). Esa voluntad de servicio presupone en el jefe un abandono de la postura dubitativa del intelectual y una dosis de fe (50), una gran fe,porque los hilos de comunicacin del conductor con su pueblo no son escuetamente mentales,sino religiosos (y) la masa tiene que seguir a sus jefes como a profetas (748).

    Por su parte, el Estado no puede ser agnstico, sino tico. La eticidad no mana de unospostulados o unos comportamientos laicizantes, sino de una afirmacin catlica (92). De aqu queel propsito de reconstruir Espaa, de reencontrarla consigo misma, que ha de ser uno de los

    fines del Estado, haya de tener un sentido catlico . El Estado nuevo reza el punto inicialVIII del Movimiento que Jos Antonio promueve se inspirar en el espritu religioso tradicionalen Espaa y concordar con la Iglesia las consideraciones y el amparo que le son debidos (93).

    Finalmente, la concepcin teolgica de la poltica supone, para Jos Antonio, que el finisoperantis de sus activos ejecutores est impregnado de un amor de caridad hacia la Patria. Si elespritu religioso (es) la clave de los mejores arcos de nuestra Historia (67), ello es debido a quelos hombres y las mujeres que hicieron esa Historia fueron impulsados por la fe y por la caridad, yno cayeron en la hereja de sustituir la esperanza, que es una virtud teologal, por la espera, quees un sucedneo materializador y secularizante, liberal o marxista. Si el Movimiento incorpora elsentido catlico a la reconstruccin nacional (344), ha de hacerlo amando a Espaa con amorde perfeccin. Con una elegante belleza, Jos Antonio distingue el amor fsico del amor decaridad, y encuentra la lnea diferenciadora en el gusto. Los que aman a su patria porque lesgusta la aman a golpe de instinto, por un oscuro amor a la tierra (215), con una voluntad decontacto; la aman fsica y sensualmente, mientras que nosotros la amamos aunque no nosgusta con una voluntad de perfeccin (porque) amamos la eterna e inconmovibile metafsica de

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    Espaa (559). Ese amor moviliza a Jos Antonio, que se lanza por los campos y las ciudadesde Espaa a predicar esta buena nueva (190) y a encender amor; pero encenderlo, no de unamanera blanda, suave, sino resuelta, enrgica y viril, estando dispuesto por ese amor a ofrecer elsacrificio de (la) sangre (291).

    Para Jos Antonio, en Espaa hay carne y alma, y entre el alma y la carne se libraba, comose libra hoy, un combate que Jos Mara Pamn puso en verso al escribir su Poema de la bestiay el ngel . El dolor de Espaa (217), el sentimiento de amargura el amor amargo queinvadi a Jos Antonio, no para reducirle a la parlisis, sino para impulsarle a la accin, nace dela clera y el asco que le produce su carne enferma. Espaa era y lo es ahora una nacinreducida en el lenguaje a la inferior categora de pas, y, para utilizar las mismas palabras delfundador: mediocre, entristecida, miserable, melanclica, dormida, oprimida, chata, olvidada,maltratada, dividida, sesgada y en ruina moral.

    A esa carne hay que inyectarle espritu salvador. Y ese espritu no es otro que el almaespaola, el genio subterrneo de Espaa (314), que aspira a hacer realidad en el tiempo y en elespacio el arquetipo de la Espaa eterna, de la Patria que la Providencia quiso para la Historia; yhay que tomar partido: o por la Espaa artificial, infecunda, ruidosa, o la Espaa verdadera, viejay entraable, sufrida y segura, que conserva durante siglos la labranza, los usos familiares,continuidad entre antepasados y descendientes (583), la Espaa rtmica, clara, tensa, tradicional

    y social, entera y armoniosa, una y plural, grande y libre.Tales son los principios el militar, el social, el nacional, el potico y el religioso con los

    que Jos Antonio teje su doctrina poltica. Con ellos intenta oponerse al incendio de Europa, a suhecatombe, al declive, prdida (858) y clausura de la civilizacin occidental y cristiana, quenosotros, educados en sus valores esenciales, nos resistimos a dar por caducada (859).

    Qu se avecina para Europa?, se pregunta Jos Antonio. Se avecina una invasin de labarbarie , la invasin del comunismo, sin Patria y sin Dios, (423) una catstrofe histrica de lasque suelen operar como colofn de cada era (935). Lo que ocurre es que ante la invasin caben dos tesis: la catastrfica, que ve la invasin como inevitable... y slo confa en que tras lacatstrofe empiece a germinar una nueva Edad Media, y la tesis nuestra, que aspira a tender unpuente sobre la invasin de los brbaros, a asumir, sin catstrofe intermedia, cuanto la nueva

    edad hubiera de tener de fecundo, y a salvar, de la edad en que vivimos, todos los valoresespirituales de la civilizacin (423/24).

    La visin proftica de Jos Antonio, que coincide con la de Donoso Corts y la de Vzquez deMella, resulta evidente a la hora de escribir esta introduccin al libro de Almirante. Pero lo queimporta no es tanto el descubrimiento del futuro, sino la reaccin y la respuesta. Y la respuesta,que l ha comenzado a dar en Espaa, buscando en el ser nacional, apelando a su genio,reencontrndolo con nostalgia (190), es una respuesta universal. Cuando el mundo seencuentra sin salida, Espaa es la que vuelve a tener razn contra todos (233), porque losvalores fundamentales de la civilizacin espaola recobran, tras siglos de eclipse, su autoridadantigua (952).

    El antimarxismo de Jos Antonio es el reverso de una actitud positiva y beligerante. Somos

    antimarxistas, porque nos horroriza, como a todo europeo, ser como un animal inferior en unhormiguero (562). Para el comunismo el incendio de Europa es un tanto magnfico (654). Tomarlas llamas del incendio, arrancarles su furia devorada e iluminar con ellas un nuevo camino,vitalizado por los valores que dieron a Europa su plenitud y su unidad espiritual (418), es latarea que nos incumbe a los espaoles como europeos y a Espaa como potencia europea (654).Si Espaa se opone al incendio de Europa (657), no lo hace ignorando el incendio,acurrucndose en su propio solar, sino inflamndose con el fuego del Espritu, encendindosecon el entusiasmo de la Patria y de la Religin (197).

    Esos valores el militar, el social, el nacional, el potico y el religioso los tenemos enEspaa intactos. A qu esperamos grita enardecido Jos Antonio para recobrar nuestravocacin y ponernos otra vez, por ambicioso que esto suene, en muy pocos aos a la cabeza de

    Europa? (507).Ya s que Espaa ha perdido la batalla despus de conseguir su victoria. No es ahora el caso

    de analizar aqu las motivaciones convergentes de la prdida. En cualquier caso, la empresa de

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    hacer historia (916) no aparece conformada por una lnea recta, sino por un zig-zag tembloroso,anlogo al de la aguja imantada, o al del pndulo vacilante, o al del nivel inseguro; pero al fin, laaguja encuentra su norte, el pndulo su verticalidad y la burbuja el nivel de su quietud esttica.

    Por eso, ante una Europa en crisis podemos recordar el texto antiguo: o vence laconcepcin espiritual, occidental, cristiana, espaola de la existencia... o vence la concepcinmaterialista (909). La Espaa de hoy, vctima del contagio, se atreve con serena energa arepetir a las naciones hermanas del continente que han puesto en ella sus ojos angustiados, laspalabras de Jos Antonio: Todas las fuerzas juntas de la destruccin no han podido hacer sinoparar por unos instantes la marcha de la nueva Espaa, que avanza con la cabeza metida en loeterno y con los pies calzando el bro de toda una juventud segura de sus pisadas (530).

    Esta actitud es la nica que puede hacernos brincar por encima de la cinaga y ponernuestras aptitudes al servicio no slo del destino de Espaa, sino tambin del destino de Europa(512), porque a Europa, desde esta punta sur-occidental del continente, la queremos, en la ricamultiplicidad de sus naciones, una, grande y libre.

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    INTRODUCCIN

    ESPAA

    Pienso que este libro, gracias al atractivo que todava se desprende de la egregia figura de

    Jos Antonio Primo de Rivera, contar en Italia con el favor de todos aquellos que, en el trienio1936-39, fueron voluntarios para dar una mano a los hermanos espaoles empeados en la solaautntica guerra de liberacin de nuestro siglo. En realidad, junto al nombre de Francisco Franco,el nombre de Jos Antonio campea en el respeto, en el amor, en la admiracin de todos loscombatientes de Espaa. As, pues, estoy convencido de que este volumen non ser una intiladicin a cuanto sobre Jos Antonio se ha publicado en los ltimos aos en Italia, y me refiero enparticular al ptimo ensayo de Primo Siena, editado por Giovanni Volpe; al importante estudio deAdolfo Muoz Alonso, tambin editado por Giovanni Volpe, y a la notabilsima obra de GabrieleFergola sobre la Derecha espaola, editada por Giuseppe Ciarrapico. Se trata ciertamente deobras, lo digo sin falsa modestia, de mayor envergadura que la ma; sin embrago, en mi caso esuna emocionante experiencia personal que deseo confiar y comunicar justamente a nuestroscombatientes en Espaa.

    Yo non tuve el honor de combatir contra el comunismo en el frente espaol. Como todos enItalia deseaba la victoria de Franco; me exaltaba, como todos en Italia, con la lectura de aquellospartes de guerra; sent (y que los amigos espaoles non se disgusten) aquel acontencimientohistrico como si fuera tambin nuestro, non slo en razn de la importante ayuda militar prestadasino en virtud de la identidad de la causa, y de las consecuencias positivas para ambos pueblos.

    Transcurridos los aos, distintos lo acontecimientos, precipitada Italia en la vorgine de laguerra civil, el trienio 1936-39, el trienio de la solidaridad italoespaola, qued arrinconado en miconciencia (y, creo, que en la de muchsimos italianos de mi generacin) dando lugar a un menorinters o a algunas amargas incertidumbres de juicio con respecto a Espaa, lejana de nosotrosdurante nuestra guerra, y ms tarde, apenas desaparecido Franco, tan rpida en precipitarse, enel abismo de una decadencia civil y poltica y tambin moral, tan similar a aquella en que, por

    efecto de la derrota, se ha precipitado el pueblo italiano.Mientras que a Francia me ha vuelto a unir cultural y humanamente, desde los primeros aos

    de la posguerra, el inigualable Maurice Bardche, el cuado, el amigo, el primer intrprete deRobert Brasillach, a Espaa he llegado, perezosamente, con retraso. Fue en 1978, con occa-sinde una iniciativa poltica la Euroderecha que podia incluso ser considerada como un fin en smisma y no susceptible de realizaciones culturales y civiles.

    El destino quiso que el vitico para aquella iniciativa fuera un vitico de sangre, de sangrejoven, derramada en una batalla comn. El destino quiso que Espaa, la Espaa sin adjetivos,abriera los brazos a Italia, la Italia sin adjetivos, en el momento en que Italia , entre comillas,daba indiferente la espalda al sacrificio de tres jvenes asesinados por los rojos en la periferia deRoma, de una Roma de 1978 muy similar al Madrid de 1936.

    Fue as que el abrazo entre nosotros de la Derecha italiana y los amigos de Fuerza Nueva seconvirti en un reencuentro, fcil y espontneo, como si hubiramos vivido juntos las mismasexperiencias, pensado y querido las mismas cosas. A partir de aquel momento, Jos Antonio seha convertido en nuestro Mito, en nuestro Hroe, o ms simplemente, como pienso que tambinle agradara a l en uno de los nuestros ; y desde aquel momento, querido Blas Pinar,nuestros Mitos, nuestros Hroes, han entrado en la realidad civil, humana, cristiana, que se llamaESPAA.

    A partir de entonces, desde el da en que frente a la sede madrilea de Fuerza Nueva seaglomeraron millares de espaoles al grito de Arriba Italia!, desde aquel da, la Patria que nosduele, no es ya slo la Francia de Brasillach, no es slo la Italia de Borsani sino tambin la Es-paa de Jos Antonio.

    Espaa. Espaa una y libre , la Espaa verdadera. La Espaa que en estos ltimos aos,en estos desolados y terribles aos, los aos vividos en la pesadilla de una guerra civil, vil y

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    subterrnea, peor que todas las guerras civiles combatidas al aire libre; la Espaa que ha apareci-do, en ocasiones memorables, increible y casi anacrnicamente valerosa y seora, patrona ydominadora de un destino poltico que no se mide por votos sino por rostros, los rostros de losmuchachos de Jos Antonio, multiplicados por ciento, por miles, por ciento de miles: prodigiosafloracin de juventud en la Plaza de Oriente o en la Plaza de Toros de las Ventas o en el templodel Valle de los Cados, o por las calles regias de Madrid, en ordenado ir y venir de las grandesmanifestaciones populares. Una Espaa verdadera e increible, inmvil ms all de los tiempos

    mutables, y, sin embargo, presente, con fuerza admonitoria, en este tiempo vil y mentiroso. UnaEspaa que podr incluso perder, que Dios no lo quiera, porque sera una catstrofe ycondenacin europea, su batalla poltica contra las mismas fuerzas del mal que Franco y JosAntonio derrotaron con las armas y la fe; pero que ya ha vencido la batalla del compromiso moraly cultural. La Espaa imperial vaticinada por Jos Antonio y modelada en sus escritos ydiscursos, sin nfasis y sin retrica: hablar de un imperio del espritu, de un imperio de los valoresespirituales, sobre la base de una concepcin religiosa de la vida, no significa escapar de la re-alidad para esconderse entre las nubes de la utopa, sino al contrario, significa tomar la esenciade la historia y del destino del hombre hecho a semejanza de Dios.

    Hace falta, es cierto, un gran fe para creer en esta Espaa, porque alrededor est el drogadodesierto de los tiempos modernos, porque alrededor est el cinismo y el escepticismo y, lo que es

    peor, el atesmo; porque alrededor pulula y se agita la vergonzosa irrisin; porque alrededortrabaja el pico demoledor de una duda que ya non es ni tan siquiera cartesiana sino anrquica,libertaria, nihilista. Alrededor est la otra Espaa , que non es la Espaa sensata y bonachonade Sancho, en contraposicin a la Espaa soadora y romntica de Don Quijote, sino la Espaaque sobre la hoguera sacrlega no inmola el principio nacional encarnado en una Virgen patriota,sino que arroja, rabiosamente, toda la Tradicin, toda la Hispanidad, todos los valores y principiospor los cuales durante siglos el pueblo espaol ha pagado un altsimo precio.

    Si Espaa en sus datos esenciales, es la nica gran Nacin europea capaz de espejarselimpiamente en la mstica medieval, en una mstica cristiana y no germanizante, celeste y nooscuramente nibelunga, en una mstica latina y, por eso, romana y, por consiguiente, dotada declsica armona y alejada de la fra tiniebla de las leyendas del Norte; si Espaa puede decirseque est anclada en su medioevo y es, por consiguiente, capaz de xtasis y de contemplaciones,pero al mismo tiempo capaz de Cruzada ms que cualquier otra gente de Europa, es ciertamentedebido al prolongarse por siglos en el cielo de Espaa una luz y no una noche medieval, es decir,una perdurable Tradicin. Mucho ha pagado Espaa por tener fe en la propia tradicin. Por poblary no abusar de las nuevas tierras de Amrica, el pueblo espaol llev all a sus mejores hijos.Para realizar la propia unidad, el pueblo espaol expuls a musulmanes y hebreos, obedeciendoa la mstica medieval, obedeciendo al espritu de Cruzada, defendiendo la Tradicin y privndosede los grandes recursos agrcolas, representados por los unos, y de los grandes recursoscomerciales, representados por los otros. Para sostener el papel de defensor fidei , el puebloespaol afront dursimas guerras, que negativamente concluidas con los tratados de Westfalia(1684) y de Utrecht(1713) sealaron el fin de su Imperio terrestre pero no de su misin civil. Ycuando en 1936, el pueblo espaol se alz en armas contra la otra Espaa , fue de nuevo la

    Cruzada, fue de nuevo la Tradicin, fue una vez ms la Hispanidad; fue la Espaa de JosAntonio.

    Por otra parte, sera un gran error, un error de juicio y de perspectiva, el de aquellos queacercndose a la Espaa de Jos Antonio, a esta Espaa, consideran a la Tradicin como tab, ala Tradicin como pasado. No se muere por el pasado, y si es verdad que por el pasado non semuere, tambin es ms verdad que del pasado y por el pasado no se vive, si vivir significa pensary obrar, es decir, moverse en el tiempo y en el espacio. Jos Antonio vivi y muri, sin dudaalguna, por la Tradicin, pero entendida como la entendi su predecesor Vsquez de Mella, quehaba dicho: Sin tradicin non hay progreso : esta frase podemos convertirla fcilmente en estaotra: Y por lo tanto, no hay verdadera Tradicin all donde no hay posibilidad de progreso. Entonces, he aqu el drama de aquella generacin de grande intelectuales espaoles, conUnamuno a la cabeza, la que fue llamada generacin de 1898, ao en que Espaa padeci la

    humillacin de perder lo que quedaba de su imperio: Cuba, Puerto Rico e Las Filipinas. He aqu eldrama de los intelectuales y de los patriotas espaoles, que vieron la Tradicin irremediablementeseparada del progreso y de la realidad de los tiempos, que vieron la crnica mofarse de la

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    Historia. He aqu el drama, y el compromiso de Jos Antonio y de los jvenes de su generacin,los cuales concibieron y realizaron la poltica, no como el arte de lo posible sino como el arte, ladedicacin y la poesa de lo irrenunciable. He aqu el significado histrico del Alzamiento deFranco: era la Tradicin que se una a la Actualidad y volva a soplar levemente sobre elProgreso.

    Espaa, esta Espaa, es para Jos Antonio el terreno de encuentro entre el pasado, presentey futuro, es el espritu de la Nacin que se encarna en el pueblo.

    Habla de su Espaa come un enamorado. Nuestra misin es difcil hasta el milagro; peronosotros creemos en el milagro , exclama en el discurso pronunciado en Madrid, el 19 de mayode 1935. Aade en otro pasaje: Nosotros amamos a Espaa porque no nos gusta. Los queaman a su patria porque les gusta la aman con una voluntad de contacto, la aman fsica,sensualmente. Nosotros la amamos con una voluntad de perfeccin . Y todava (discurso del 3de marzo de 1935, pronunciado en Valladolid): ...nosotros consideramos al individuo comounidad fundamental, porque ste es el sentido de Espaa, que siempre ha considerado al hombrecomo portador de valores eternos. Aqu nos encontramos frente a la Idea nacional elevada avalor filosfico o, sin ms, a smbolo de cristiana religiosidad. Creo no equivocarme al afirmar queel credo nacional no ha volado jams tan alto como con la inspiracin patritica de Jos Antonio.

    Esta es la Espaa con la cual nos encontraremos al narrar la vida y obras de un Cristianoasesinado a la edad de treinta y tres aos, cmplices los Pilato y ejecutores los Barrabs de lapoca. Esta es la Espaa que todava est empeada en una Cruzada como aqulla, contra ene-migos como aqullos, por aqulla misma Tradicin.

    Nuestra misin es difcil hasta el milagro...repetira Jos Antonio.

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    CAPITULO PRIMERO. JOS ANTONIO - LA VIDA

    Jos Antonio nace en Madrid, el 24 de abril de 1903, en un pequeo piso de la casa situadaen el nmero 2,2de la calle de Genova. Es el hijo primognito de Don Miguel Primo de Rivera yOrbaneja, teniente Coronel de Infantera y Marqus de Estella, y Doa Casilda Senz de Herediay Surez de Argudn. El 13 de mayo recibe el bautismo en la parroquia de Santa Brbara, en elMonasterio de las Salesas Reales. En 1904 nace su hermano Miguel, que ser testigo de latrgica muerte de Jos Antonio en la crcel de Alicante. En 1905 nace su hermana Carmen,tambin destinada a compartir la crcel de Alicante durante el encarcelamiento y muerte de JosAntonio. En 1907 nacen las dos hermanas gemelas, Pilar y Angelita, pero esta ltima muere a laedad de seis aos. En 1908 nace el hermano Fernando, al que tambin el destino le reserva untrgico fin, y nueve das despus fallece la madre, a la edad de 28 aos, dejando seis hurfanos,de Tos cuales el primognito, Jos Antonio, tiene cinco aos. El padre confa los nios a la abuelay a dos tas solteras. Entra en escena la ta M que, a partir de ese momento, ser laverdadera institutriz de los cinco hermanos y nunca abandonar a Jos Antonio hasta la crcel deAlicante.

    En cuanto al origen familiar de Jos Antonio, los bigrafos espaoles observan que en sucarcter y formacin ha influido sin duda la doble ascendencia, andaluza por parte de padre ycastellana por parte materna. Del padre andaluz habra heredado la vivacidad de espritu, lafacilidad de palabra, el don de mando, la alegra de vivir; mientras que de la madre castellanahabra heredado la profunda seriedad, la inclinacin al ensueo y a la melancola, la pacienciafrente a las ms duras pruebas y el espritu de sacrificio. Todos los bigrafos reconocen de modoparticular en Jos Antonio al castellano, porque el amor ilimitado que profesa a la Patria espaola,a la Espaa una , se traduce frecuentemente en sus escritos por un particular arrebato deafecto por Castilla a la cual ha dedicado (en el discurso de proclamacin de Falange Espaola delas JONS, pronunciado en Valladolid, el 4 de marzo de 1934), una pgina que, justamente en estaprimera parte de la biografa de Jos Antonio, vale la pena citar, porque se trata de una imagende Castilla, y en el fondo de toda Espaa, que slo en Unamuno encuentra parangn y porquenicamente de la relacin Jos Antonio-Castilla-Espaa, en trminos histricos y culturales,puede aparecer clara la imagen humana de nuestro personaje:

    Esta tierra de Castilla, que es la tierra sin galas ni pormenores; la tierra absoluta, la tierraque no es el color local, ni el ro, ni el altozano. La tierra que no es, ni mucho menos, el agregadode unas cuantas fincas, ni el soporte de unos intereses agrarios para regateados en asambleas,sino que es la tierra; la tierra como depositara de valores eternos, la austeridad en la conducta, elsentido religioso en la vida, el habla y el silencio, la solidaridad entre los antepasados y losdescendientes.

    Y sobre esta tierra absoluta, el cielo absoluto.

    El cielo tan azul, tan sin celajes, tan sin reflejos, verdosos de frondas terrenas, que se dijera

    que es casi blanco de puro azul. Y as Castilla, con la tierra absoluta y el cielo absolutomirndose, no ha sabido nunca ser una comarca; ha tenido que aspirar, siempre, a ser Imperio.

    Castilla no ha podido entender lo local nunca; Castilla slo ha podido entender lo universal, ypor eso Castilla se niega a s misma, no se fija en dnde concluye, tal vez porque no concluye, nia lo ancho ni a lo alto. As Castilla, esa tierra esmaltada de nombres maravillosos Tordesillas,Medina del Campo, Madrigal de las Altas Torres , esta tierra de Cancillera, de ferias y castillos,es decir, de Justicia, Milicia y Comercio, nos hace entender cmo fue aquella Espaa que notenemos ya, y nos aprieta el corazn con la nostalgia de su ausencia .

    Esta es Castilla, esta es la Espaa de Jos Antonio, su Espaa: la tierra en absoluto ,la Patria en absoluto , la tierra y la Patria que son vocacin y aspiracin imperial porque sondepositaras de valores eternos.

    En 1909 comienza la guerra de Marruecos y el padre de Jos Antonio, el futuro dictador, casisiempre est alejado de la familia. Es un militar con manifiestas ambiciones polticas y, enconsecuencia, es objeto continuamente de discriminaciones y persecuciones. El primognito,

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    todava nio, se convierte pronto en un experto en la materia porque las vicisitudes del padre obli-gan a la familia a trasladarse con frecuencia. Cada vez que pap pronuncia un discurso nosvemos obligados a cambiar de residencia dice con amargura Jos Antonio.

    La vida poltica espaola, desde el comienzo de la guerra de Marruecos (1909) hasta lallegada de la dictadura de Primo de Rivera (septiembre de 1923), es agitadsima, aun cuandoEspaa no intervenga en la primera guerra mundial.

    Aparecen los separatismos con trgicas consecuencias, especialmente en Catalua y lasVascongadas; nacen las organizaciones obreras de inspiracin marxista; se legalizan y, enconsecuencia, proliferan las huelgas y se multiplican los atentados polticos y la violencia. En eltranscurso de pocos aos son asesinados dos Presidentes del Consejo. Se funda el primerpartido comunista espaol. Los anarquistas se muestran particularmente activos en las iniciativasdesestabilizadoras. Derrotas desastrosas, fruto tambin de repetidas traiciones, en la guerracontra Abd El Krim. En un decenio se suceden nueve gobiernos, mientras los movimientosseparatistas, especialmente en Catalua, establecen de hecho gobiernos locales. En este climamadura el golpe de Primo de Rivera con el total apoyo de la monarqua.

    Durante todo este perodo, Jos Antonio, muchacho, adolescente, joven licenciado enderecho, no parece tener ningn inters directo por los acontecimientos polticos. De muchacho,las ocupaciones preferidas son de carcter intelectual. Escribe dramas teatrales, que hace recitara su pequea compaa familiar, formada por los hermanos y primos. La familia recuerda undrama en verso compuesto por Jos Antonio a los diez aos: La campana de Huesca . De1912 a 1917 Jos Antonio y su hermano Miguel estudian bajo la direccin de profesores particula-res. No tardan en manifestarse las superiores dotes intelectuales de Jos Antonio.

    Don Miguel Primo de Rivera est orgulloso del hijo, tiene por l debilidad; as, cuando enva aun amigo un retrato de su hijo, debajo de la imagen de Jos Antonio escribe: Este ser unhombre del que hablar mucho la historia.

    En octubre 1917 la primera eleccin importante. Jos Antonio termina el bachillerato. El padredeseaba que el primognito siguiera sus pasos en la carrera militar, pero Jos Antonio elige losestudios de derecho. La motivacin es tpica del hombre: Si hubiera estudiado para militar sehabra dicho que mi carrera no se deba a mis mritos sino a la posicin de mi padre.

    De 1917 a 1922 Jos Antonio sigue en la Universidad de Madrid los cursos de la Facultad deDerecho. Slo tiene dos amigos: Raimundo Fernndez Cuesta y Serrano Ser, los mismos queen la crcel de Alicante nombrar albaceas testamentarios. Aun esto es un rasgo caracterstico desu carcter totalmente fundamentado en la coherencia y en la continuidad.

    Mientras estudia, Jos Antonio, orgullossimo, se procura el dinero que le es necesario. Un tosuyo representa en Madrid una casa americana de automviles y el sobrino se encarga de lacorrespondencia en ingls. Doctorado en 1923 se traslada a Barcelona, en donde se rene con elresto de la familia, porque el padre ha sido nombrado Capitn General de Catalua. En el mes dejulio, Jos Antonio y su hermano Miguel cumplen en Barcelona el servicio militar. Jos Antonio essoldado del Noveno Regimiento de Caballera, Dragones de Santiago, y es un jinete modelo.

    Cuando los amigos lo tientan dicindole que podra conseguir del padre algn permiso especial,responde: Ser soldato e hijo del General me obliga ms que a cualquier otro . Pero lastentaciones en Barcelona no son slo estas. Jos Antonio tiene veinte aos, es un joveninteligente, viste con gran elegancia, las simpatas femeninas van placenteramente a suencuentro.

    En ese momento, los acontecimientos polticos ponen a Jos Antonio entre la espada y lapared. En septiembre de 1923 la familia abandona Barcellona y se traslada a Madrid. Don MiguelPrimo de Rivera es ahora Primer Ministro, con el apoyo del Rey Alfonso XIII, como consecuenciadel incruento golpe.

    La intensificacin de los atentados terroristas, las intensas maniobras separatistas,especialmente en Catalua, la marcha desfavorable de la guerra de frica, hacen popular, o por

    lo menos indispensable para la salud de Espaa, la dictadura moderada de Primo de Rivera, elcual nombra un Directorio Militar al vrtice de la cosa pblica.

    Algn bigrafo ha visto en la redaccin de la Proclama a la Nacin del padre la mano de Jos

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    Antonio. Es muy improbable que Jos Antonio, que hasta ese momento no haba participadopersonalmente en los acontecimientos polticos, haya tenido parte en la redaccin de la Proclamao la haya escrito directamente. Sin embargo, se trata de un texto que poltica y estilsticamentepodra atribursele y por ello es interesante reproducirlo. La proclama dice:

    Espaoles: Ha llegado para nosotros el momento ms temido que esperado (porquehabiramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupcin la vidaespaola) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requirimiento de cuantos amando lapatria no ven para ella otra salvacin que libertarla de los profesionales de la poltica, de los quepor una u otra razn nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el ao98 y amenazan a Espaa con un prximo fin trgico y deshonroso.

    No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano le manda e impone. Asesinatos deprelados, ex gobernadores, agentes de autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces eimpunes atracos, depreciacin de moneda, francachela de millones de gastos reservados, sos-pechosa poltica arancelaria por la tendencia, y ms porque quien la maneja hace alarde dedescocada inmoralidad, rastreras intrigas polticas tomando por pretexto la tragedia de Marruecos,incertidumbre ante este gravsimo problema nacional, indisciplina social, que hace el trabajoineficaz y nulo; precaria y ruinosa la produccin agrcola e industrial; impune propagandacomunista, impiedad e incultura, justicia influida por la poltica, descarada propaganda

    separatista, pasiones tendenciosas alrededor del problema de las responsabilidades......La dictadura moderada de Don Miguel Primo de Rivera dura menos de siete aos: de

    septiembre de 1923 a enero de 1930; en este tiempo Jos Antonio no participa activamente en lavida poltica, si bien en varias ocasiones su padre le pide que lo haga. Cuando un hombre amala poltica se dice que respondi Jos Antonio a quien en nombre del padre le peda suintervencin sus hijos la detestan. Pero no era porque ciertamente detestara la poltica por loque Jos Antonio no participaba. Su orgullo, completamente castellano, le obligaba a labrarse unfuturo sin ayuda de nadie y esto para el joven significaba antes que nada una cosa: destacarcomo gran abogado.

    Terminado el servicio militar en Madrid, en los Hsares de la Princesa, en abril de 1925, JosAntonio se inscribe en el Colegio de Abogados de Madrid. Instala su bufete en el piso que haba

    dejado libre su padre, en el centro de la ciudad, cercano a la Puerta del Sol, y bien pronto goza deuna buena clientela.

    Jos Antonio sigue ejerciendo de abogado civil y penal con gran xito. Ni frecuenta elPalacio Real ni el Ministerio de la Guerra y no toma parte en la vida social del padre. Por elcontrario, es muy feliz cuando puede pasar algunas horas slo con l, lejos de las preocupa-ciones de gobierno. En primer lugar, prefieren ir juntos a El Escorial, en donde los frailes semuestran muy felices de hospedarlos para que tengan un sereno retiro . Y Jos Antonioexclama: He nacido para vivir en una celda , ignorando que dentro de muy poco ira a parar aotras celdas bien diversas. El nico viaje oficial que hace con el padre, en el squito de losSoberanos, es a Italia, durante el primer ao del Gobierno paterno. Pero en esta ocasin procura,dentro de los lmites de lo posible, no asistir a los acto oficiales, banquetes, recepciones y

    revistas. Visita Roma con gran pasin. Un bigrafo, Giles Mauger, se pregunta: Se remonta aesa poca su admiracin por Mussolini? y responde: Es probable, pero en tal caso, ha debidodejar en segundo plano todas las preocupaciones polticas para dar plena importancia al arte y lahistoria. Compartimos esta opinin y dejamos para otro captulo el tema de las relaciones entreJos Antonio, la Italia fascista y el fascismo.

    No falta, en esta fase interlocutoria y podramos decir de preparacin y de incubacin dela historia humana y poltica de Jos Antonio, no falta repito ni podra faltar el gran amor, elnico amor, el amor desafortunado. Jos Antonio se enamora de una joven de la alta nobleza.Pero los padres de la muchacha se oponen formalmente al matrimonio porque el recienteMarquesado de Estella no est a la altura de una antigua corona ducal. Desgraciadamente la joven obedece dcilmente a sus padres y ms tarde, como veremos, Jos Antonio la encuentrajustamente acompaada de su reciente esposo. Los siete aos de la dictadura son ciertamenteaqullos durante los cuales se forma el carcter de Jos Antonio, se delinea su personalidadpoltica, se determinan en l experiencias y convencimientos que volveremos a encontrar justocuando, apenas cada la dictadura y desaparecido el padre, Jos Antonio entre en la fase activa

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    de su empeo patritico y cultural. En un primer momento las experiencias son completamentepositivas. La dictadura moderada de Primo de Rivera consigue imponer la paz social con firmeza,logra suspender las huelgas generales y conducir hacia soluciones positivas la difcil aventuraguerrera contra Abd El Krim. En 1925 se alcanza la victoria en Marruecos y Primo de Riverapuede aflojar las riendas de la dictadura sustituyendo el Directorio militar por otro civil. En 1927 seanuncia la institucionalizacin sine die de la dictadura, se crea la Unin Patritica Espaola, seprocede a una nueva estructuracin de la Asamblea Nacional. Contemporneamente nace la

    Federacin Anarquista Espaola y los opositores se ponen en contacto y se refuerzan. Lasituacin empeora, vuelven gradualmente las agitaciones sociales, el apoyo de la monarqua a ladictadura es cada vez ms dbil y ambiguo, hasta que, el 28 de enero de 1930, Primo de Riveradimite como Primer Ministro y Alfonso XIII se apresura a aceptar la dimisin. Pero no se trata deun cambio, es ms bien un drama, que acaba casi fulminantemente con la vida del dictadordepuesto. Menos de dos meses despus, en efecto, el 18 marzo de 1930, el General, que habadejado Espaa en exilio voluntario y se haba refugiado en Pars con las dos hijas y su hijoMiguel, muere repentinamente en un modesto hotel de la ribera izquierda. Jos Antonio habapermanecido en Madrid ejerciendo su carrera. Acorre a Pars para acompaar los restos mortalesdel padre hasta Espaa y se encuentra frente a una triste realidad que le obliga a participar enaquellas polmicas de carcter poltico que hasta ese momento haba podido mantener alejadas.

    La primera y ms directa consecuencia de los acontecimientos es, en la conciencia poltica deJos Antonio, la debilitacin o, sin ms rodeos, la desaparicin de su ideal monrquico.

    El joven se convence de que Alfonso XIII se haba servido del padre mientras no le quedabaotra solucin, para librarse de l ms tarde, abandonndolo sin ms a los rencores y venganzasde los adversarios personales. Ya durante la guerra de Marruecos, el Soberano haba tenido unaocurrencia poco feliz. Al encontrarse con Jos Antonio en una de las galeras de Palacio le habaapostrofado as: Que suerte ha tenido el cerdo de tu padre! Abd El Krim ha huido al Marruecosfrancs . Jos Antonio no se haba enfadado por la palabra cerdo que el Soberano habaempleado familiarmente y sin voluntad de ofender, sino por juzgar intolerable que se atribuyera ala fortuna y no al valor, la victoria conseguida para Espaa por el dictador.

    Lo que sucede con ocasin de los funerales acenta la amargura y el resentimiento del joven.

    La misa fnebre se oficia en una capilla improvisada en la Estacin del Norte en Madrid. ElSoberano y el General Berenguer, sucesor de Primo de Rivera, asisten y se marchaninmediatamente. La sepultura tiene lugar en el Cementerio de San Isidro y no en el Panten deHombres Ilustres donde estn sepultados los otros Presidentes del Consejo: el cortejo tienerdenes de no pasar por el centro de la ciudad y ningn regiment rinde honores al Jefe delEjrcito vencedor de la guerra de Marruecos. Hay soldados pero slo en servicio de orden paracontener a la inmensa multitud que la prensa gubernativa, al da siguiente, tiene el mal gusto deatribuirla a la curiosidad . El estado de nimo de Jos Antonio se vuelve agresivo con los queofenden la memoria del padre. El episodio ms grave haba sucedido apenas depuesto eldictador. Como el General Queipo de Llano hubiera criticado a Primo de Rivera en trminosofensivos, el joven, que era Oficial de Complemento, le hizo frente injurindole en pblico, contanta violencia que un tribunal militar lo juzg y conden inmediatamente, expulsndolo del

    Ejrcito. Desaparecido el padre, Jos Antonio e incluso los hermanos se dedican a una verdaderay autntica caza de cuantos hablan mal de la obra del dictador. Se trate de ex-ministros,periodistas famosos, personas populares, los hermanos Primo de Rivera no se andan enchiquitas: las bofetadas llueven en los locales pblicos y todo Madrid habla de ello. Clebre es lacorreccin que impone a un taxista que, por haber dicho que se negaba a que el hijo de Primo deRivera subiera al automvil, recibe una magistral bofetada. La indignacin contra la villanaimperante induce bien pronto a Jos Antonio a tomar postura incluso por escrito. En marzo de1931 publica una serie de artculos en el peridico ABC. El primero se titula La hora de losenanos y un prrafo dice as: Los enanos han podido ms que el gigante. Se le enredaron alos pies y lo echaron a tierra .

    Uno de los primeros desquites no tarda en llegar. Poco ms de un ao despus de la muerte

    del dictador tambin el Rey hace las maletas. Se produce lo que se denominar la alegra del14 de abril de 1931. Las elecciones administrativas generales dan la victoria a los monrquicos,pero en todas las grandes ciudades las izquierdas avanzan con firmeza. El Soberano considera

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    que ha sido vencido y silenciosamente abandona Espaa embarcndose en Cartagena condestino a Francia. Diez aos-despus morir en Roma.

    El ingreso formal de Jos Antonio en la vida pblica tiene lugar en octubre de 1931, cuandose celebran las elecciones polticas. El joven se presenta candidato en una circunscripcin deMadrid. En razn de su casi total inexperiencia es derrotado ampliamente por el viejo profesorBartolom Manuel de Cosso.

    En el invierno de 1931 Jos Antonio reacciona bien con respecto a la desilusin electoral ycomienza a hacer poltica. Entra a formar parte de un grupo se llama Fascio o AccinEspaola constituido por amigos del desaparecido dictador, aunque rechaza la direccinpersonal. Sucesivamente se acerca a otras posiciones ms serias y consistentes bajo la jefaturade dos jvenes: Ramiro Ledesma Ramos y Onsimo Redondo. Nacen las Juntas de OfensivaNacional Sindicalista, las JONS. Es el perodo formativo del pensamiento y de la doctrina de JosAntonio. Ms adelante, en los prximos captulos, hablaremos de ello.

    El verano de 1932 anticipa dramticamente lo que el destino reserva a Jos Antonio. El jovenconoce por vez primera la crcel. La situacin interna de Espaa, semi-abandonada a s mismadespus de la marcha del Soberano, se hace cada vez ms angustiosa. Se producensublevaciones militares en varias ciudades. La ms grave en Sevilla, en donde se subleva el 10de agosto el General Sanjurjo. El golpe fracasa, el General es capturado, procesado, condenadoa muerte y ms tarde se le conmuta la pena por la cadena perpetua. Es amigo de la familia Primode Rivera. Esto es suficiente para que Jos Antonio y su hermano Miguel, sean arrestados yconducidos a la crcel Modelo de Madrid, la misma que volvera a visitar cuatro aos despus.Los dos hermanos ignoraban por completo la tentativa del golpe, a tal punto que el 10 de agostose encontraban en Francia, despus de haber estado de vacaciones en San Sebastin. Pero nohay nada que hacer; apenas regresan de Francia, en la misma playa de Ondarreta, sonarrestados. A las protestas de Jos Antonio se responde: Un Primo de Rivera no puede habersequedado al margen de los ltimos acontecimientos. No obstante, faltan las pruebas y despusde algunas semanas los dos jvenes son puestos en libertad, aunque tambin influya el hecho deque los ha defendido el Decano de los abogados de Madrid, Osorio y Gallardo, que fue unacrrimo adversario del padre. Espaa siempre caballerosa.

    Comprometido de lleno, Jos Antonio no abandona ya la vocacin y misin poltica e inclusose vale de la toga para mejor sostener sus tesis.

    En noviembre de 1932 se inicia en Madrid el proceso contra los ministros de Primo de Riveray Jos Antonio hace una formidable disertacin en defensa del ms anciano de ellos, el exMinistro de Justicia Galo Ponte. Pero se trata de un razonamiento espiritualmente dedicado porcompleto a la memoria de su padre, como lo acredita el fragmento lleno de emotividad dedicado ala muerte de Primo de Rivera: Y aquel hombre, que si era fuerte como un gran soldado, erasensible como un nio; aquel hombre que pudo resistir por Espaa, extenundose por servirla,seis aos seguidos de trabajo sin vacacin, no pudo soportar seis semanas de afrentas. Unamaana, en Pars, con los peridicos de Espaa en la mano, inclin la cabeza nimbada demartirio y se nos fue para siempre.

    En 1933 se reanuda con dureza la persecucin poltica contra Jos Antonio, que ya seconsidera unenemigo del rgimen y est por convertirse en elenemigo del rgimen, no ya comohijo del desaparecido dictador sino como portador de una idea poltica. Junto con otros, funda enMadrid el peridico El fascio . Es el 16 de marzo de 1933. Pero el diario no ve la luz porque esprohibido inmediatamente. Se origina una fatigosa polmica que termina sin que se tomenmedidas judiciales. Poco tiempo despus, siempre en 1933, Jos Antonio va a Roma y esrecibido por Mussolini. Es un encuentro que deja una profunda huella en el nimo del joven, delcual hablar sintticamente, casi pdicamente, en el prlogo a El Fascismo , de Mussolini: Eran las siete de la tarde. Roma, acabadas las faenas del da, se derramaba por las calles bajo latibia noche. El Corso era todo movimiento y charla, como la calle de Alcal hacia esas horas. Lagente entraba en los cafs y en los cinematgrafos. Se dijera que slo el Duce permaneca,laborioso, junto a su lmpara, en el rincn de una inmensa sala vaca, velando por su pueblo, porItalia, a la que escuchaba palpitar desde all como a una hija pequea.

    Son pocas palabras pero se puede decir que Jos Antonio ha demostrado comprender

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    bastante mejor que muchos otros y sobre todo sentir la naturaleza humana de la dictaduramussoliniana. Volveremos a hablar a propsito del muy discutido fascismo de Jos Antonio.

    En octubre de 1933 nace la Falange, denominacin adoptada despus de una larga discusinentre amigos en casa del aviador Julio Ruiz de Alda. Es de destacar que la letra inicial de Falangerecuerda al mismo tiempo Frente Nacional y Fascio.

    El 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia de Madrid, atestado, tiene lugar el

    bautismo de fuego de Jos Antonio. Ya no se trata de la esplndida disertacin en defensa dequien ha obrado bien por Espaa, no es ya el llamamiento elocuente a los amigos ni nicamentela vivaz y sincera polmica contra los adversarios. Nace la doctrina- falangista, nace la doctrinaque se llamar, y todava se llama, joseantoniana. Nace un mensaje nacional, social, civil y noslo poltico. Nace, o por decirlo mejor, se afirma definitivamente el personaje. No es ya el hijo deldictador desaparecido, es un joven que reivindica valores eternos, que encabeza una incipienterebelin ideal. Es la seal de la insurreccin, condicin y premisa para el alzamiento de 1936,y al mismo tiempo presagio fatal del sacrificio y del martirio. La luz de la idea, que proyecta en eltiempo y en la historia, la sombra tenebrosa del calvario. Si es cierto lo que narran los bigrafosespaoles, a propsito del discurso del Teatro de la Comedia, si es verdad que Jos Antonio, muynervioso, haba perdido todos los apuntes diligentemente ordenados y haba tenido que hablarimprovisando el discurso, este hecho constituye un testimonio an ms significativo del pensa-

    miento y sobre todo del nimo de Jos Antonio. A este respecto escribe el ya citado GilesMauger: Se produce en l un curioso desdoblamiento de personalidad. Ha olvidado las frasesdel discurso que haba redactado, pero de su espritu arrebatado surgen otras palabras, msnuevas, ms jvenes, ms vibrantes, ms inflamadas. Me permito una correccin. No se tratade un desdoblamiento de personalidad . Se trata de la verdadera personalidad del hombre ydel orador que emerge imperiosa. Se trata del orador de raza, que no olvida el precepto latino: Rem tee, verba sequentur (Si sabes lo que quieres decir, las palabras vendrn solas).Memorable, pues, el discurso del Teatro de la Comedia, memorable por el contenido y la forma,memorable porque se trata, como pocas veces acaece incluso a los ms grandes oradores, de undiscurso-acontecimiento, de un discurso inmediata y directamente generador de hechos polticosdeterminantes.

    Algunas semanas despus, nuevas elecciones polticas. Esta vez Jos Antonio, alpresentarse en Cdiz, en donde la familia paterna era bien conocida, es elegido en noviembre de1933. Su actividad poltica es frentica, como diputado, como periodista, como abogado, comoJefe de la Falange. El 7 de diciembre aparece el peridico FE . Significa, el testimonio de unadoctrina que tambin es un credo, Falange y Fe. Publica los nueve primeros puntosprogramticos, que se convertirn en 27, de la doctrina falangista. El 4 de marzo de 1934, enValladolid, se efecta el encuentro y acuerdo entre la Falange y las JONS. El nuevo partido sellama: Falange Espaola de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, o simplemente, FE delas JONS. A la cabeza del Movimiento se constituye un triunvirato compuesto de Jos Antonio,Ruiz de Alda y Ramiro Ledesma Ramos.

    La guerra civil ya est en el ambiente. Al anuncio de la unificacin Falange-JONS losadversarios de extrema izquierda, que quieren introducir a Jos Antonio en la espiral de laviolencia, responden con una serie de atentados. Un estudiante es asesinado en Madrid mientrascompraba el peridico FE . Pocos das despus los rojos matan a otro joven falangista de 15aos. Los jvenes secuaces de Jos Antonio se impacientan y quieren reaccionar. Unadelegacin llega de Toledo y le pide al Jefe que se haga una demostracin de fuerza. Alguiengrita: Debemos dejarnos matar como las moscas ? Impasible, Jos Antonio responde: Somosdistintos. No podemos como ellos hacen abandonarnos a actos de barbarie . Y se opone convigor e indignacin al proyecto de confabulacin que habra tenido por blanco a Largo Caballero,en un pasillo de la clnica a la que iba en busca de su mujer.

    En 1934 Jos Antonio efecta un breve viaje de estudio a Alemania, pero no pide ser recibidopor Hitler, con respecto al cual no parece que el joven haya tenido jams sentimientos particularesde simpata o estima.

    El 24 de septiembre de 1934, Jos Antonio escribe al General Franco, al que apenas conoca,ya que slo lo haba visto una vez en una circunstancia que nada tena de poltica, es decir, enocasin del matrimonio de Ramn Serrano Ser, amigo de la infancia de Jos Antonio, con Zita

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    Polo, hermana de Doa Carmen Polo de Franco. Por qu deseando escribir a un militar de altorango sobre cuestiones delicadsimas se dirige a Franco, al que conoce superficialmente, y no porejemplo a los Generales Yage y Mola, amigos del padre y conocidos suyos desde la infancia ?Slo hay una respuesta. Jos Antonio, evidentemente, consideraba al General Franco, deacuerdo con lo que ya se saba de l, como el ms apto, o quizs como el nico idneo pararealizar sobre el plano militar lo que Jos Antonio se propona llevar a cabo sobre el planopoltico.

    La carta secreta de Jos Antonio a Francisco Franco es entregada directamente a SerranoSer, cuado del General. Se trata de una exposicin seria y concisa de la situacin. Se tratatambin de una seal de alarma en relacin con el peligro no imaginario de una rebelin roja eintervenciones extranjeras con la finalidad de quebrar Espaa movilizando los autonomismos deCatalua y el Pas Vasco. No hay pruebas de que la carta tuviera respuesta. El entendimientoestaba destinado a proseguir en la distancia. Los dos hombres no se volvieron a ver ms yFrancisco Franco respondi a Jos Antonio con el Alzamiento del 18 de julio de 1936.

    Los acontecimientos se precipitaron, exactamente en el sentido indicado por Jos Antonio enla carta al General Franco. En octubre de 1934, las huelgas de Asturias son de extrema gravedady 30.000 obreros toman las armas. Los vascos rebeldes gritan muera Espaa . Uno de losjefes del movimiento autonomista declara: Para defender nuestra nacionalidad todos los medios

    son vlidos, desde las bombas hasta la guerra . Catalua, bajo la gua del autonomistaCompanys se declara completamente independiente de la Repblica Espaola. El Gobierno,presidido por el ambiguo Lerroux, y con la presencia de ministros radicales, anrquicos,liberaldemcratas e independientes, se muestra bastante dbil.

    El 4 de octubre, en aquella situacin difcil, se rene en Madrid, en el pequeo Centro deRiscal, el Primer Consejo Nacional de la Falange, en presencia de jvenes militantes procedentesde toda Espaa. El 6 octubre es elegido Jos Antonio Jefe Nacional de la Falange durante tresaos.

    La noche del 6 de octubre, concluida la reunin del Consejo, Jos Antonio ordena a losdelegados que vuelvan a sus lugares de origen y dispone que en caso de revueltas locales ogenerales, los falangistas se dirijan a los Cuarteles de la cuidad o a las Comandancias ms prxi-

    mas de la Guardia Civil. La Falange an es frgil, desde el punto de vista organizativo, losmilitantes no son muy numerosos, no existe un verdadero y propio aparato para-militar; sinembargo, el valor alcanza el paroxismo y la rpida capacidad para incorporarse a losacontecimientos como fuerza determinante forma parte del estilo y del prestigio de Jos Antonio.

    Mientras de Barcelona llegan a Madrid los ecos de la rebelin (la radio de Barcelona diceinsistentemente: Catalanes, a las armas! ), se comienza a disparar por las callas de la capital.Delante de los ministerios, en las comisaras de polica, en las oficinas postales, las rfagas de lasametralladoras barren las calles. Tambin se dispara desde los tejados y los pisos superiores delos edificios.

    Jos Antonio ofrece inmediatamente al Gobierno la ayuda de los falangistas para dominar larevuelta. La oferta no se toma en consideracin. Jos Antonio contina en su puesto despus de

    la conclusin del Consejo Nacional. En su despacho, los falangistas armados guardan la entraday contra su costumbre tambin tiene l sobre su mesa dos pistolas cargadas.

    La maana del 7 de octubre Madrid est anormalmente tranquila. Ya no se dispara. JosAntonio se dirige solo a la sede del Gobierno para pedir al Ministro del Interior autorizacin paradesfilar por las calles de Madrid para devolver el valor a la poblacin . El Ministro ni lo autorizani tiene el valor de negarse. Quizs no tome demasiado en serio el propsito de Jos Antonio, nocree que sea capaz de improvisar, en aquellos momentos difciles, una demostracin de fuerza. Adecir verdad, el comienzo de la demostracin no es confortante. Los jvenes que siguen a JosAntonio no son ms de doscientos. Pero a lo largo del recorrido se logra milagrosamente elresultado esperado. El ejemplo de coraje crea ms valor. Las ventanas se abren, la genteempieza a bajar a las calles. Centenares de jvenes se unen a los primeros valientes, se con-

    vierten en millares animando todo el centro de Madrid. El milagro, una vez ms, se ha realizado.El creyente ha generado los creyentes. Jos Antonio est conmovido. Es el 7 de octubre, es decir,el Aniversario de la Batalla de Lepanto y Jos Antonio ve en esa fecha histrica un presagio de

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    victoria. El desfile, que haba salido de Riscal, llega por las calles del centro hasta la Puerta delSol. Jos Antonio marcha a la cabeza, detrs de l una sola pancarta de gran tamao con elescrito: Viva la unidad de Espaa! . Es el nico lema que permite el joven Jefe de la Falange.Es la institucin del futuro, de la tarea histrica de la Falange: unidad contra disgregacin.

    El valor genera valor incluso a nivel gubernativo. La rebelin queda domada con energa. EnBarcelona es arrestado Companys; Azaa parte para un obligado exilio; el General Yage recibeel encargo de restablecer el orden en Asturias y el General Franco es llamado a Madrid.

    Jos Antonio contina solo en la predicacin y tambin en la practica del valor. Decide ir aAsturias en donde la sangrienta rebelin apenas ha sido domada por el General Yage, viejoamigo de su padre. Sus ms ntimos colaboradores tratan de disuadirlo. Lo juzgan imprudente. Responde que la audacia ahuyenta el peligro y aade morir con la libertad en los labios yen el corazn significa morir en gracia de Dios . Atraviesa Oviedo a pie, entre las ruinashumeantes. Ninguno osa afrontarlo. Vuelto a Madrid, no duda en asumir posturas provocatoriaspara que se sepa ya que la Falange est en pie de guerra frente a aqullos que quieren dividir aEspaa. Se entera de que el jefe separatista cataln Sbert se encuentra en Madrid, en el HotelSavoy. Se dirige al hotel, entra en el saln, le indican quin es Sbert, que est en compaa deuna seora, va al encuentro de ambos e invita al hombre a que se vaya, aadiendo que la seorapuede quedarse. Los dos se alejan con prisa y sin respirar. Todo Madrid habla del asunto y

    todava lo hace un historiador antifascista para denunciar la violencia del gesto. No obstante,es evidente que se trataba slo y principalmente, de arrogancia espaola; s, una arrogancia, siqueremos, al servicio de un rumbo poltico coherente y adecuado a los tiempos.

    Pginas amargas inmediatamente despus de los xitos del joven Jefe de la Falange, comosucede en todos los partidos. Rotura personal y poltica con Ledesma Ramos, el fundador de lasJONS, a tal punto que Jos Antonio se ve obligado en enero de 1935 a decretar la exclusin deLedesma de la Falange. Nace la polmica, probablemente de la mal digerida eleccin de JosAntonio como Jefe durante tres aos de la Falange, como habamos dicho. Los triunviratosdeterminan siempre y en todas partes las mismas consecuencias psicolgicas. Pero an hay ms.Se, acusa a Jos Antonio, no slo fuera sino dentro de la Falange y especialmente de las JONS,es decir, de los sindicatos, de que es un seorito , de noble familia, de mentalidad burguesa.

    Acusa que entra en la lgica de los sindicatos obreros de cualquier parte del mundo pero que eneste caso particular es de lo ms absurdo. En realidad, Jos Antonio tiene indudablemente elcomplejo de seorito , pero lo tiene en el sentido inverso, lo tiene para rechazarlo, paradeshacerse de l, para aborrecerlo, lo tiene para llegar, como veremos, a unas enunciaciones quepueden sin ms ser consideradas como demaggicas o populares, pero no ciertamentereaccionarias. Pero la irritacin y la envidia por su eleccin como Jefe indiscutible de toda laFalange y la fcil sospecha de reaccionarismo de casta, determinan la ruptura entre LedesmaRamos y Jos Antonio, poniendo a este ltimo en grave dificultad con la juventud intelectual,obrera y campesina que milita en la Falange y en las JONS.

    De nuevo surge aqu una vez ms el inegualable estilo de Jos Antonio, su gran carga de fe yvalor. Se dirige inmediatamente despus de la expulsin de Ledesma a la sede del sindicato.Provocador, a la manera goliardesca, no va vestido con la camisa azul ritual sino con un trajeelegantsimo gris y camisa blanca. Ramiro no aparece pero la sala est llena de obreros queacogen a Jos Antonio con gritos hostiles. Es la primera protesta en su ambiente. Les hace frenteexclamando: Escuchadme. Quiz salga muerto de este cuarto. Pero lo que aseguro es queantes de matarme habris odo a este seorito .

    Media hora despus, Jos Antonio sale casi en triunfo entre saludos y aclamaciones. Con lse quedan las tres cuartas partes de las JONS, junto a Onsimo Redondo y sus escuadrascatalanas.

    La polmica con Ledesma estaba destinada a continuar, mejor dicho a exasperarse, conduros ataques periodsticos por ambas partes. Pero tambin estaba destinada a concluir serena ytrgicamente. En mayo de 1936 Ledesma se entera de la detencin de Jos Antonio. El 29 deoctubre de 1936 Ledesma ser asesinado con crueldad por los rojos en Madrid, precediendo enel martirio poco menos de un mes al amigo reencontrado.

    El ao 1935 transcurre con una calma sorprendente aunque relativa. Es la calma que precede

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    a la tempestad. La ms grande personalidad poltica del Gobierno es el Ministro de la Guerra GilRobles, el cual se dedica a bloquear los efectos negativos de la propaganda marxista en elejrcito, nombrando al General Franco Jefe del Estado Mayor Central. Pero el Presidente delConsejo Lerroux se inclina visiblemente hacia la izquierda favoreciendo la constitucin del FrentePopular.

    En el verano de 1935, Jos Antonio debe hacer importantes declaraciones a su Junta Poltica.Se decide que, como en otras ocasiones, la reunin se celebre al aire libre en la Sierra deGredos. La cita es para el 16 de junio, en un pequeo albergue de montaa, de los llamadosparadores y que son mitad para poetas y mitad para enamorados. Jos Antonio llega con retrasoporque proviene de Badajoz, en donde ha tenido una causa criminal. El Jefe contina ejerciendointensamente la profesin aunque ahora sea diputado. Llega en automvil, lleno de polvo. Sube alavarse y baja para cenar. Hay una pareja de recin casados, en viaje de bodas, en una mesareservada. La esposa es la duquesa que haba sido novia amadsima de Jos Antonio y que lohaba abandonado como consecuencia del veto familiar. Jos Antonio se dirige hacia la pareja,besa la mano a la esposa, saluda al marido, les desea felicidad, vuelve con los amigos, cena muypoco, se retira temprano y desaparece hasta la maana siguiente. Alguien dijo que no queradormir en aquel albergue.

    Por la maana informe al aire libre. Jos Antonio describe la situacin poltica ajustndose a

    la realidad. En febrero de 1936 habr elecciones. Jos Antonio prev el avance de la izquierda yel retorno de Azaa al poder y deduce que semejante gobierno estar prcticamente en lasmanos de los comunistas. Espaa se sumir en la anarqua y el comunismo aprovechar laoportunidad incluso a escala internacional. Es necesario prever lo peor, contina Jos Antoniocon sentido prctico, y en particular, hay que prever que la Falange ser duramente perseguida. EJefe contina, esta vez con algo positivo. El nico camino para la salvacin es una insurreccin,que debe unir a todos los hombres con valor y fe. Con la ayuda de un General (Jos Antonio no lonombra) muchos miles de hombres concentrados cerca de la frontera portuguesa, en la provinciade Salamanca, marcharn sobre Madrid. Se alzan voces jvenes impacientes: , Cuando ? JosAntonio se torna de nuevo impenetrable: Se sabr en el momento oportuno .

    La reunin se disuelve en un clima de vigilia: los jvenes falangistas acaban de saber que su

    Jefe se muestra decididamente partidario de la Cruzada de liberacin de Espaa de susenemigos internos y externos. La consigna es ahora prepararse en espera de la hora X.

    Durante el resto del ao Jos Antonio se dedica a la labor parlamentaria, con discursosimportantes sobre la reforma agraria y, en octubre, sobre el conflicto abisinio y las sancionescontra Italia. Jos Antonio pide la neutralidad de Espaa, y en cuanto a las iniciativas y preten-siones de Inglaterra, declara con firmeza: Nada debemos a Inglaterra. , Tendr que hacerpasar por vuestro espritu el recuerdo de Gibraltar ? .

    El 3 de diciembre de 1935 nace el Cara al Sol . El himno se concibe entre unos cuantos,con la direccin de Jos Antonio, en los stanos de Or konpon el restaurante vasco deMadrid.

    El ao 1935 termina lrica y se