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EL SACRIFICIO RENDENTOR Desde el Antiguo Testamento FEBRUARY 25, 2019 IGLESIA CATOLICA SANTA CRUZ 4705 S Main St, Los Angeles, CA 90037

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  • EL SACRIFICIO RENDENTOR Desde el Antiguo Testamento

    FEBRUARY 25, 2019 IGLESIA CATOLICA SANTA CRUZ

    4705 S Main St, Los Angeles, CA 90037

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    PLATICAS CUARESMALES 2019

    I. Significado de Sacrificio en el Antiguo Testamento1

    Éxodo 20:22-26 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH) 22 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: “Así dirás a los Israelitas: ‘Ustedes han visto que les he hablado desde el cielo. 23 No harán junto a Mí dioses de plata ni dioses de oro. No se los harán. 24 Harás un altar de tierra para Mí, y sobre él sacrificarás tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde Yo haga recordar Mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. 25 Si Me haces un altar de piedra, no lo construirás de piedras labradas. Porque si alzas tu cincel sobre él, lo profanarás. 26 Y no subirás por gradas a Mi altar, para que tu desnudez no se descubra sobre él.’

    SACRIFICIO

    El primer polo está definido por el término zebaj., «sacrificio", que, en sus empleos específicos, designa el sacrificio de comunión. El verbo zebaj., «sacrificar", es utilizado a veces como un equivalente del verbo shajat, "degollar".

    El segundo polo está definido por el término minjah. Situado en el centro del v. 13a, en el otro extremo de la perícopa, minjah -asociado a shawe', «vano, vacío»- forma pareja con zebaj, construido con rob, «multitud», que ocupaba el mismo lugar al comienzo de la perícopa, en 11 aa. En el Código sacerdotal, en Ezequiel o incluso en el Cronista, minjah se utiliza casi exclusivamente

    1 Alfred Marx, Los Sacrificios en el Antiguo Testamento. Editorial Verbo Divino, Navarra. 2002, pp.68

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    a propósito de la ofrenda vegetal. Pero, en su sentido primero, este término designa un don de la naturaleza, un presente, en particular el presente ofrecido por un vasallo a su soberano -dicho de otra manera: el tributo-

    1) SISTEMA DE SACRIFICIOS Levítico 1-7

    Con esta primera subdivisión, P establece una distinción clara entre lo que en el sacrificio corresponde a Dios y lo que corresponde a los israelitas, sacerdotes o laicos.

    ESTRUCTURA DE Lv 1-7 Lv 1-5 (a los fieles): rituales de los diversos sacrificios Lv 1-3: los «sacrificios de aroma agradable»

    1 - HOLOCAUSTO: 'olah (Lv 1) 2 - OFRENDA VEGETAL: minjah (Lv 2) 3 - SACRIFICIO DE COMUNIÓN: zebal1 shelamim (Lv 3)

    Lv 4-5: los «sacrificios de absolución» 1- SACRIFICIO POR EL «PECADO»: Jattat (4,1-5,13) 2 - SACRIFICIO DE REPARACIÓN: asham (5,14-26)

    Lv 6-7 (a los sacerdotes): utilización de parte de los sacrificios por los sacerdotes y los fieles

    1 - HOLOCAUSTO (6,2-6) 2 - OFRENDA VEGETAL (6,7-11) 3 - ofrenda diaria de los sacerdotes (6,12-16)

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    4 - SACRIFICIO POR EL «PECADO» (6,17-23) 5 - SACRIFICIO DE REPARACIÓN (7,1-7) 6 - partes para los sacerdotes (7,8-10) 7 - SACRIFICIO DE COMUNIÓN (7,11-21)

    * complementos para el uso de los fieles (7,22-34)

    El Código sacerdotal conoce así seis variedades de sacrificio, repartidos en dos grupos: los sacrificios que son un aroma agradable para Dios, con el holocausto a la cabeza, seguido de la ofrenda vegetal y, después, de las diferentes variedades del sacrificio de comunión, sacrificios a los que se añade la libación, y los sacrificios de absolución, de los cuales el más importante es, de lejos, el jattat, siendo otro sacrificio de esta categoría el sacrificio de reparación. Todos estos sacrificios son ofrecidos sobre el altar del holocausto situado en el atrio.

    LOS SACRIFICIOS SEGÚN EL CÓDIGO SACERDOTAL A) Sacrificios de aroma agradable (por iniciativa de los fieles) Lev 1-3

    i. - HOLOCAUSTO: 'o/ah – Lev 1 ii. - OFRENDA VEGETAL: minjah + libación: nések - Lev 2

    iii. - SACRIFICO DE COMUNIÓN: zebaf1 shelamim – Lev 3 - sacrificio de consagración de los sacerdotes: milluim - sacrificio de conclusión del voto del nazir - sacrificio de alabanza: todah - sacrificio dedicación: néder - sacrificio espontáneo: nedabah

    B) Sacrificios de absolución (después de una transgresión o una impureza) Lev 4-5 1 - SACRIFICIO POR EL «PECADO»: Jattat – Lev 4, 1-5,13 2 - SACRIFICIO DE REPARACIÓN: asham – Lev 5, 14-26

    2) EL SACRIFICO QUE A DIOS LE AGRADA

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    Leemos en Genesis 4,1-16 la historia de Caín y Abel

    4 Y el hombre (Adán) se unió a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín, y dijo: “He adquirido varón con la ayuda del SEÑOR.” 2 Después dio a luz a Abel su hermano. Y Abel fue pastor de ovejas y Caín fue labrador de la tierra. 3 Al transcurrir el tiempo, Caín trajo al SEÑOR una ofrenda del fruto de la tierra. 4 También Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grasa de los mismos. El SEÑOR miró con agrado a Abel y su ofrenda, 5 pero no miró con agrado a Caín y su ofrenda. Caín se enojó mucho y su semblante se demudó. 6 Entonces el SEÑOR dijo a Caín: “¿Por qué estás enojado, y por qué se ha empalidecido tu semblante? 7 Si haces bien, ¿no serás aceptado? Pero si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo.” 8 Caín dijo a su hermano Abel: “Vayamos al campo.” Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.

    9 Entonces el SEÑOR dijo a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel?” Y él respondió: “No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?” 10 Y el SEÑOR le dijo: “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a Mí desde la tierra. 11 Ahora pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12 Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor. Vagabundo y errante serás en la tierra.”

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    13 Y Caín dijo al SEÑOR: “Mi castigo es demasiado grande para soportarlo. 14 Hoy me has arrojado de la superficie de la tierra, y de Tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra. Y sucederá que cualquiera que me halle me matará.” 15 Entonces el SEÑOR le dijo: “No será así, pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza.” Y el SEÑOR puso una señal sobre Caín, para que cualquiera que lo hallara no lo matara. (Gen 4, 1-16)

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    CRÍTICA DE LOS PROFETAS AL SISTEMA DE SACRIFICIOS

    La polémica de los profetas contra el sacrificio procede así, en última instancia, de su concepción de Dios. Porque su Dios es "el Dios de los dioses, el Señor de los señores» (Dt 10,17), no pueden aceptar el descaro en su culto. Y porque su Dios es un Dios "que hace justicia al huérfano y a la viuda" y ama al emigrante» (Dt 10,18), tienen la obsesión por la justicia social. De manera que, a la postre, tal como lo da a entender Is 66,1-3, un sacrificio que no dé testimonio de la grandeza de Dios, que no se inscriba en un camino de piedad y no vaya acompañado por un comportamiento ético, un sacrificio semejante no es otra cosa, en definitiva, que una forma de idolatría.

    1) EL PROFETA ISAIAS: Is 10, 1-13

    10 oigan la palabra del SEÑOR, Gobernantes de Sodoma. Escuchen la instrucción de nuestro Dios, Pueblo de Gomorra: 11 “¿Qué es para Mí la abundancia de sus sacrificios?” Dice el SEÑOR. “Cansado estoy de holocaustos de carneros, Y de sebo de ganado cebado; La sangre de novillos, corderos y machos cabríos no me complace. 12 Cuando vienen a presentarse delante de Mí, ¿Quién demanda esto de ustedes, de que pisoteen Mis atrios?13 no traigan más sus vanas ofrendas, El incienso Me es abominación. Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas: ¡No tolero iniquidad y asamblea solemne! (Is 10, 1-13) El primer polo está definido por el término zebaj., «sacrificio", que, en sus empleos específicos, designa el sacrificio de comunión. El verbo zabaj., «sacrificar", es utilizado a veces como un equivalente del verbo shajat, "degollar". Por el contrario, nunca es utilizado por P para designar esta fase del ritual. El sentido de zabaj es más amplio. Como lo indican sus empleos profanos, este verbo designa de un modo más preciso la muerte de la víctima y su preparación con vistas a una comida. Así, en 1 Sm 28,24-25, vemos a la nigromante de Endor «sacrificar" un ternero cebado y

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    servirlo acompañado con panes a Saúl y sus acompañantes; este verbo «sacrificar" incluye el conjunto del proceso que va desde la matanza de la víctima hasta su cocción (cf. también Dt 12,15.21). Así, a través del empleo de zebaj, Isaías menciona una de las funciones del sacrifico, la que lo considera como una comida destinada a Dios. […] Al oponer el Dios de Israel a los dioses de las naciones, que «han sido fabricados por el hombre con piedra y madera: dioses que no ven, ni oyen, ni comen, ni sienten" (Dt 4,28), indica con ello que Yhwh es un Dios vivo, un Dios que ve, oye, pero también que come y siente. Queda que nos pongamos de acuerdo sobre el sentido de la palabra «alimento". Que no se trata de alimentar a Dios, gracias al sacrificio, a fin de mantenerle con vida, resulta evidente. Por el contrario, que el sacrificio sea un gesto de hospitalidad, un medio de establecer con Dios relaciones que se concretan bajo la forma de una invitación a una comida en la que él es el huésped insigne, es una idea perfectamente compatible con la concepción de Dios en el Antiguo Testamento. El segundo polo está definido por el término minjah. Situado en el centro del v. 13a, en el otro extremo de la perícopa, minjah -asociado a shawe', «vano, vacío»- forma pareja con zebaj, construido con rob, «multitud», que ocupaba el mismo lugar al comienzo de la perícopa, en 11 aa. En el Código sacerdotal, en Ezequiel o incluso en el Cronista, minjah se utiliza casi exclusivamente a propósito de la ofrenda vegetal. Pero, en su sentido primero, este término designa un don de la naturaleza, un presente, en particular el presente ofrecido por un vasallo a su soberano -dicho de otra manera: el tributo- (cf., por ejemplo, 2 Sm 8,2.6) o por el súbdito a su rey (cf., por ejemplo, 1 Sm 10,27), Y ello como signo de homenaje y sumisión. A esta otra función del sacrificio es a la que hacen referencia los vv. 12-13a. El v. 12a reclama nuestra atención de forma muy especial. Situado casi exactamente en el centro de los vv. 11-13a, el v. 12a es, en efecto, una cita prácticamente literal de Ex 23,15b = 34,20b II Dt 16,16b, en la que se obliga a cada israelita varón, cada vez que se acerca al santuario con ocasión de las tres grandes fiestas de peregrinación, a «no presentarse con las manos vacías». Esta exigencia se corresponde con la obligación generalmente impuesta en los tratados de vasallaje al vasallo de presentarse regularmente ante su soberano y de llevarle el tributo fijado, a fin de renovar su sometimiento hacia él. Los tres textos en los que aparece este imperativo no son cualesquiera: son los textos del tratado sobre la base del cual Yhwh concluye una alianza con su pueblo. Y la cláusula citada es, en cierto sentido, la más importante: puesto que es la señal misma de la sumisión de Israel, en ella están incluidas todas las demás cláusulas. Por tanto, la crítica de Isaías es aquí particularmente sorprendente, ya que parece condenar una exigencia fundamental enunciada por Yhwh en el Sinaí, y cuya transgresión sería un signo de rebeldía que tendría como efecto volver caduca la alianza. Así, existe progresión en la crítica del culto sacrificial. Yhwh, por boca de su profeta, rechaza no sólo la hospitalidad de su pueblo; rechaza igualmente sus signos de sumisión. Al «¿de qué me sirven...?» (literalmente «¿por qué para mí?») del comienzo del v. 11 responde «la humareda (de los sacrificios) me resulta insoportable» al final del v. 13a. Y al «nadie os pide que vengáis ante mí» (con el presente del homenaje, v. 12b) responde el «dejad de traer ofrendas vacías» (v. 13aa).

    Lo que rechaza Isaías del Sacrificio Pero la crítica de Isaías no se detiene aquí, pues condena lo mismo las neomenias (la luna

    nueva, comienzo del mes), los sábados y la convocatoria de asambleas, de las que afirma que Dios

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    las detesta y que resultan para él una carga insoportable (vv. 13b-14). Condena igualmente la oración, de la cual dice que Dios rechaza escucharla (v. 15a).

    Así pues, no es sólo el sacrificio lo que Dios rechaza, sino cualquier forma de culto. Y eso, nos explica, porque las «manos» de los israelitas «están manchadas de sangre» (v. 15b) -esta sangre roja es la que da su color al pecado (v. 18)-, porque hacen el mal; de un modo más preciso, porque no practican el derecho con el huérfano y con la viuda (vv. 16-17).

    2) CRITICA DE AMOS, OSEAS, MIQUEAS Y JEREMIAS

    Lo que dicen sobre EL SACRIFICIO Amós, Oseas, Miqueas o incluso Jeremías es del mismo estilo. Al pueblo que interroga a Yhwh, a lo largo del proceso que éste entabla con él, sobre la naturaleza de sus exigencias, y a quien espontáneamente piensa en exigencias cuantitativas -sacrificios aún más numerosos y víctimas aún más preciosas-,

    Miqueas replica, con Isaías, con exigencias de justicia. Y añade a ellas, con Oseas (6,6),

    la relación con Dios, la fidelidad a Dios (Miq 6,6-8). 6 ¿Con qué me presentaré al SEÑOR Y me postraré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré delante de El con holocaustos, Con becerros de un año? 7 ¿Se agrada el SEÑOR de millares de carneros, de miríadas de ríos de aceite? ¿Ofreceré mi primogénito por mi rebeldía, El fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8 El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, Sino sólo practicar la justicia (el derecho), amar la misericordia (lealtad), Y andar humildemente con tu Dios? (Miq 6,6-8)

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    Amós, antes que Isaías, había dicho que Yhwh aborrecía las fiestas que celebraba Israel (Am

    5,21), Y sus críticas al culto no desmerecían en nada de las de Isaías: en 4,4-5 califica este culto de «pecado», un término del que se puede medir su alcance a la luz de los oráculos contra las naciones (incluida Israel) en 1,3-2,16, donde vemos no sólo lo que entiende por «pecado», sino también la amplitud del castigo que este pecado provoca. Más aún, subrayará su inutilidad: la ausencia de sacrificios durante los años de travesía por el desierto no impidió a Yhwh acompañar a su pueblo y conducirle hasta la Tierra prometida (Am 5,25). No es el sacrificio lo que hace que Dios se muestre favorable a su pueblo, sino la práctica de la justicia: «Que el derecho fluya como agua y la justicia como río inagotable» (Am 5,24).

    Aborrezco, desprecio sus fiestas, Tampoco Me agradan sus asambleas solemnes. 22 Aunque

    ustedes Me ofrezcan holocaustos y sus ofrendas de grano, No los aceptaré; Ni miraré a las ofrendas de paz de sus animales cebados. 23 Aparten de Mí el ruido de sus cánticos, Pues no escucharé ni siquiera la música de sus arpas. 24 Pero corra el juicio como las aguas Y la justicia como una corriente inagotable. 25 “¿Acaso Me ofrecieron sacrificios y ofrendas de cereal por cuarenta años en el desierto, oh casa de Israel? 26 Más bien, llevaron a Sicut[a], su rey, y a Quiyún, sus ídolos, la estrella de sus dioses que ustedes se hicieron. 27 Yo los haré, pues, deportar más allá de Damasco,” dice el Señor, cuyo nombre es Dios de los ejércitos. (Am 5, 21-25)

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    Jeremías, más radical aún que Isaías, pone en duda que Yhwh, en el marco de la alianza que

    concluye con su pueblo en el Sinaí, formulara exigencia alguna en materia de sacrificios. Según él, las únicas exigencias son las contenidas en el Decálogo, y sobre esta única base es como concluyó su alianza (Jr 21-23): "Seguid fielmente el camino que os he prescrito para que seáis felices» (Jr 7,23b) es una transparente alusión a Dt 5,33a, exhortación con la que termina el relato de la conclusión de la alianza en Dt 5. En la misma línea podemos citar 1 Sm 15,22 y Sal 40,7, que oponen la ofrenda de sacrificios a la obediencia a las instrucciones divinas.

    7 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo: 2 “Párate a la puerta de la casa del Señor y proclama allí esta palabra, y di: ‘Oigan la palabra del Señor, todos los de Judá, los que entran por estas puertas para adorar al Señor.’” 3 Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “Enmienden sus caminos y sus obras, y haré que ustedes moren en este lugar. 4 No confíen en palabras engañosas que dicen: ‘Este es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor.’ 5 Porque si en verdad enmiendan sus caminos y sus obras, si en verdad hacen justicia entre el hombre y su prójimo, 6 y no oprimen al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni derraman sangre inocente en este lugar, ni andan en pos de otros dioses para su propia ruina, 7 entonces haré que moren en este lugar, en la tierra que di a sus padres para siempre.

    8 “Ustedes confían en palabras engañosas que no aprovechan. 9 ¿Robarán, matarán, cometerán adulterio, jurarán falsamente, ofrecerán sacrificios a Baal y andarán en pos de otros dioses que no habían conocido? 10 “¿Y vendrán luego y se pondrán delante de Mí en esta casa, que es llamada por Mi nombre, y dirán: ‘Ya estamos salvos’; para después seguir haciendo todas estas abominaciones? 11 ¿Se ha convertido esta casa, que es llamada por Mi nombre, en cueva de ladrones delante de sus ojos? Yo mismo lo he visto,” declara el Señor.

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    12 “Ahora pues, vayan a Mi lugar en Silo, donde al principio hice morar Mi nombre, y vean lo que hice con él a causa de la maldad de Mi pueblo Israel. 13 “Y ahora, por cuanto han hecho todas estas obras,” declara el Señor, “y a pesar de que les hablé desde temprano y hablando sin cesar, no oyeron; los llamé, pero no respondieron. 14 “Como hice con Silo, así haré con la casa que es llamada por Mi nombre, en la cual confían, y al lugar que di a ustedes y a sus padres. 15 Y los echaré de Mi presencia, como eché a todos sus hermanos, a toda la descendencia de Efraín.

    16 “En cuanto a ti, no ruegues por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni intercedas ante Mí, porque no te oiré. 17 ¿No ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, las mujeres preparan la masa para hacer tortas a la reina del cielo, y derraman libaciones a otros dioses para ofenderme.” 19 “¿Me ofenden a Mí?” declara el Señor “¿No es a sí mismos que se ofenden para su propia vergüenza?” 20 Por tanto, así dice el Señor Dios: “Mi ira y mi furor serán derramados sobre este lugar, sobre los hombres y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre el fruto de la tierra; arderá y no se apagará.”

    21 Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “Añadan sus holocaustos a sus sacrificios y coman la carne. 22 Porque Yo no hablé a sus padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios, el día que los saqué de la tierra de Egipto. 23 Sino que esto es lo que les ordené: ‘Escuchen Mi voz (Obedézcanme) y Yo seré su Dios y ustedes serán Mi pueblo, y andarán en todo camino por el que Yo los envíe para que les vaya bien.’ 24 “Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que anduvieron en sus propias deliberaciones y en la terquedad de su malvado corazón, y fueron hacia atrás y no hacia adelante. 25 Desde el día que los padres de ustedes salieron de la tierra de Egipto hasta hoy, les he enviado a todos Mis siervos los profetas, madrugando cada día y enviándolos. 26 Pero no Me escucharon ni inclinaron su oído, sino que fueron tercos e hicieron peor que sus padres.

    27 “Les dirás, pues, todas estas palabras, pero no te escucharán; los llamarás, y no te responderán. 28 Entonces les dirás: ‘Esta es la nación que no escuchó la voz del Señor su Dios, ni aceptó corrección; ha perecido la verdad, ha sido eliminada de su boca.

    29 Córtate el cabello y tíralo, Y entona una lamentación en las alturas desoladas; Porque el Señor ha desechado y abandonado A la generación objeto de Su furor.’

    30 Porque los hijos de Judá han hecho lo que es malo ante Mis ojos,” declara el Señor, “han puesto sus abominaciones en la casa que es llamada por Mi nombre, profanándola. 31 Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el Valle de Ben Hinom, para quemar a sus hijos y a sus hijas en el fuego, lo cual Yo no mandé, ni me pasó por la mente.” 32 “Por tanto, vienen días,” declara el Señor “cuando no se dirá más Tofet, ni Valle de Ben Hinom, sino el Valle de la Matanza; porque enterrarán en Tofet por no haber otro lugar. 33 Y los cadáveres de este pueblo servirán de comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra, sin que nadie las espante. 34 Entonces haré cesar de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén la voz de gozo y la

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    voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia; porque la tierra quedará desolada.” (Jer 7, 1-34)

    Malaquías, por su parte, criticará el descaro con el que son ofrecidos los sacrificios. En una

    larga requisitoria (Mal 1,6-14) ataca a los que llevan a Yhwh víctimas ciegas, cojas, mutiladas o enfermas, víctimas que no se atreverían ofrecer a su gobernador, o incluso un animal que han robado y que piensan que con él honran a Yhwh. Condena con vehemencia la manera con la que han cumplido sus obligaciones hacia Yhwh, sin ni siquiera respetar las exigencias relativas a la calidad de las víctimas. Para Malaquías, semejante culto no tiene ningún sentido, y más valdría que no hubiera sacrificios en absoluto. Para él, el culto sacrificial es fundamentalmente una señal de homenaje y de sumisión que da testimonio de la grandeza de Yhwh.

    6 “El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Pues si Yo soy padre, ¿dónde está Mi honor? Y si Yo soy señor, ¿dónde está Mi temor?” dice el Señor de los ejércitos a ustedes sacerdotes que desprecian Mi nombre. Pero ustedes dicen: ‘¿En qué hemos despreciado Tu nombre?’ 7 En que ustedes ofrecen pan inmundo sobre Mi altar. Y ustedes preguntan: ‘¿En qué Te hemos deshonrado?’ En que dicen: ‘La mesa del Señor es despreciable.’ 8 “Y cuando presentan un animal ciego para el sacrificio, ¿no es eso malo? Y cuando presentan el cojo y el enfermo, ¿no es eso malo? ¿Por qué no lo ofreces a tu gobernador? ¿Se agradaría de ti o te recibiría con benignidad?” dice el Señor de los ejércitos. 9 “Ahora pues, ¿no pedirán ustedes el favor de Dios, para que se apiade de nosotros? Con tal ofrenda de su parte, ¿los recibirá El con benignidad?” dice el Señor de los ejércitos. 10 “¡Oh, si hubiera entre ustedes quien cerrara las puertas para que no encendieran Mi altar en vano! No me complazco en ustedes,” dice el Señor de los ejércitos “ni de su mano aceptaré ofrenda. 11 Porque desde la salida del sol hasta su puesta, Mi nombre será grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a Mi nombre, y ofrenda pura de cereal; porque grande será Mi nombre entre las naciones,” dice el Señor de los ejércitos. 12 “Pero ustedes lo

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    profanan, cuando dicen: ‘La mesa del Señor es inmunda, y su fruto, su alimento despreciable.’” 13 “También dicen: ‘¡Ay, qué fastidio!’ Y con indiferencia lo desprecian,” dice el Señor de los ejércitos “y traen lo robado, o cojo, o enfermo; así traen la ofrenda. ¿Aceptaré eso de su mano?” dice el Señor. 14 “¡Maldito sea el engañador que tiene un macho en su rebaño, y lo promete, pero sacrifica un animal dañado al Señor! Porque Yo soy el Gran Rey,” dice el Señor de los ejércitos “y Mi nombre es temido (reverenciado) entre las naciones.” (Mal 1,6-14) Puntos para reflexionar:

    ¿Qué enseñamos a nuestros hijos que se debe de hacer para alcanzar el favor de Dios en la necesidad, en la abundancia, y en tiempos de pecado?

    ¿Hemos cumplido todas nuestras promesas o mandas a Dios, a la Virgen o a los Santos?

    ¿Estará contento Dios con el culto de adoración que le ofrecemos en nuestra familia?

    ¿Qué es lo más precioso que ofrecemos como ofrenda agradable a Dios en nuestra familia?

    ¿Qué le falta a nuestro sacrificio espiritual para ser agradable a Dios?

    ¿Cuándo ayudamos a la parroquia, ofrecemos lo que nos sobra, lo peor, o damos con alegría los primeros frutos de nuestro trabajo para que Dios nos bendiga y le agrade nuestro sacrificio?

    ¿Por qué los sacrificios del Antiguo Testamento tenían que repetirse tanto y no podían justificarnos de una vez por todas?

    Éxodo 20:22-26 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)Leemos en Genesis 4,1-16 la historia de Caín y Abel