Carta Pastoral Para El Sinodo 2012 Cast

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    Arzobispo de Santiago

    Carta Pastoral para el Snodo diocesanoOctubre 2012

    Renovarnos desde Cristo caminando en comunin

    ndice

    Introduccin

    1. Levntate y resplandece, porque llega tu luz; la gloria del Seoramanece sobre ti! (Is 60, 1)

    2. El vino nuevo se echa en odres nuevos (Mt 9, 17)3.

    Echad la red a la derecha de la barca y encontraris! (Jn 21, 6)

    4. Sal de tu tierra (Gn 12, 1)5. Pero, cmo puede nacer un hombre siendo viejo? (Jn 3, 4)6. Con vosotros soy cristiano, para vosotros obispo (San Agustn)7. Donde dos o ms estn reunidos en mi nombre, all estoy yo en

    medio de ellos (Mt 18, 20)

    8. Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap 21, 1)9. Oracin para el Snodo

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    Introduccin

    Queridos diocesanos:

    1. Nuestra Iglesia diocesana, que peregrina en un amplio espaciode la comunidad gallega, aparece como un pueblo reunido en virtud de launidad del Padre, y del Hijo y del Espritu Santo (LG 4). El Espritu Santo laconstituye como cuerpo de Cristo mediante la Palabra y los sacramentos, la

    rene en la diversidad de carismas y ministerios y la hace signo de la unidadntima con Dios y la unidad de todo el gnero humano (LG 1). Esta Iglesia,enraizada en la memoria apostlica, unida a su Obispo, en comunin con laSede de Pedro y las otras iglesias particulares, se presenta ante el mundo comotestigo de Jesucristo y sacramento de salvacin para todos aquellos que nosacompaan en la peregrinacin de la humanidad hacia su fin ltimo.

    2. La Iglesia que peregrina en Santiago vive y espera, reza y actacon la nica finalidad de dar a conocer a Nuestro Seor Jesucristo y su mensajede salvacin, que es plenitud de verdad y gracia para todos. Nuestra Iglesia,peregrina por gracia, se reconoce como germen y principio (LG 5) del Reino

    de Dios en esta amada tierra de Galicia. Por esto quiere vivir y ensear almundo la confianza en Jesucristo, por la cual ninguna persona es ajena a lamisericordia de Dios, y ninguna situacin humana carece de la posibilidad de laesperanza. Una Iglesia, meta y lugar de acogida de tantos hombres y mujeresque llegan de todos los confines del mundo, tiene que convertirse de corazn a

    Jesucristo para poder darlo a los peregrinos y hombres y mujeres de buenavoluntad.

    3. En la Constitucin apostlica Sobre las leyes de la Sagradadisciplina, por la que se promulgaba el actual Cdigo de Derecho Cannico, elSanto Padre Juan Pablo II colocaba entre los principales elementos que, segn el

    Concilio Vaticano II, caracterizan la verdadera y propia imagen de la Iglesia ladoctrina por la que se presenta a la Iglesia como Pueblo de Dios y a la autoridad

    jerrquica como un servicio; igualmente, la doctrina que muestra a la Iglesiacomo comunin y en virtud de ello establece las mutuas relaciones entre laIglesia particular y la universal, y entre la colegialidad y el primado; tambin ladoctrina de que todos los miembros del Pueblo de Dios, cada uno a su modo,participan del triple oficio de Cristo, a saber, como sacerdote, como profeta ycomo rey1.

    4. Como pastor de la Iglesia de Santiago, he pretendido siempreque esta rica enseanza est subyacente al quehacer pastoral diocesano. En

    1 Congregacin para los Obispos,Instruccin sobre los Snodos Diocesanos. Proemio. Roma1997.

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    estos ltimos aos nuestra dicesis viene celebrando las asambleas diocesanas,que son tambin entre otras, una forma de expresin de la comunin diocesana,aunque con connotaciones diferentes al snodo quenos disponemos a celebrar yal que convoco con esta carta pastoral, consciente de que os llamo a todos paravivir una experiencia nueva de comunin, ponindonos en camino para hacerrealidad entre nosotros la urgencia de la Nueva Evangelizacin en el aqu yahora de nuestra Dicesis. A tan apasionante tarea os convoco con profundaalegra y renovada esperanza.

    1.- Levntate y resplandece, porque llega tu luz; la gloria del Seoramanece sobre ti!(Is 60, 1)

    5. Aun en el momento de incertidumbre social como el quevivimos, las personas somos capaces de rasgar el horizonte de desalientoinstalado en nuestra cultura. Cierto que hay voces que incitan al miedo y arenunciar al riesgo de la generosidad para resguardarnos en la rutina.Parecemos estar en un gran mercado mediatizados por un sinfn de imgenes,

    opiniones y frases hechas que sustituyen a la realidad y a la reflexin,pregonando las maldades del ser humano y lo peor de esta cultura.

    6. Sin embargo, qu le cabe esperar a nuestro mundo si no sehace cmplice de los sueos de un nio y los menosprecia? Qu esperanzacabe si suponemos saberlo ya todo, haberlo vivido ya todo, como si la vida notuviera nada nuevo que ensearnos? Quienquiera que se acerque a la existenciade muchas personas en su condicin de creyentes, podr descubrir el tesoro quesu experiencia esconde, asombrndose de todo lo que es capaz el coraznhumano.

    7. Muchos hombres y mujeres no resignndose ante los embates

    de la vida ni ante su falta de perspectiva laboral obran autnticos milagrospara sacar a sus familias adelante; para los anlisis sociales son bolsas depobreza, sin embargo, por su riqueza de espritu, son verdaderos oasis dehumanidad. Han comprendido que hay que hacer tesoros en el cielo, donde nohay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban(Mt 6, 20). Otros, en cambio, se sienten decepcionados por las ofertas que lesprometan felicidad. Reconocindose a s mismos llenos de cosas, se ven vacospor dentro; ricos en medios, pero pobres en fines; rodeados de gente, peromendigos de afecto; satisfechos profesionalmente, pero insatisfechos con lavida: nuestra sociedad parece a veces una muchedumbre solitaria.

    8. Pablo de Tarso sufri en su propia carne la herida de ladecepcin, pero gracias a su fe en Cristo y a su entrega incondicional a lacomunidad de Corinto alcanz las profundidades de lo humano, pudiendo

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    exclamar: Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tanextraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Atribulados en todo, mas noaplastados; apurados, mas no desesperados (2 Cor 4, 7-8). En efecto, aun cuandosufrimos nos agarramos a un destello de esperanza. Escuchando a nuestrosconciudadanos sta se deja decir en expresiones de la vida cotidiana queconcretan pequeos anhelos personales, muchas veces en compaa de los quesienten ms prximos. Son, con todo, el eco de un anhelo de plenitud aunmayor En la experiencia de la entrega en la familia y en la amistad autntica,

    las personas presentimos, aunque a veces no seamos conscientes de ello, lagenerosidad que hace de verdad grande al ser humano. Para muchos, el poderdedicar a sus pequeos el tiempo de cario que sus horarios les arrebatan, o elcuidar con gran sacrificio a sus mayores, significa que es posible sentirse vivosaun en medio del sufrimiento.

    9. A pesar de la presin social que estamos padeciendo, no deja dehaber profesionales que sirven a la comunidad sosteniendo contracorrienteconvicciones y valores, anteponindolos al provecho individual. Son luces enmedio de una sociedad herida por la avaricia y la corrupcin. En su integridadpuesta a prueba en lo cotidiano, se hace carne la justicia que anhelan los

    desfavorecidos. Adems, no son pocos los que en este momento de crisiseconmica, con valenta y gran generosidad colaboran individualmente o bienasociados a otros, para que no falte a nadie lo que nos humaniza a todos.Ofrecer al que lo necesita del propio tiempo, del propio salario, del propio sabere incluso de s mismo2, supone para la persona que lo realiza la recompensa delsentido de la vida, y para la sociedad entera la levadura de una nueva justicia.Se presiente as que el bien del que somos capaces, por pequeo que sea, esresonancia de esa ternura con maysculas que los creyentes llamamos Dios,como si todas las acciones buenas fuesen ecos de su nica Palabra.

    10. En los jvenes, reserva de esperanza de nuestra sociedad,

    recordamos la capacidad que an tenemos de rebelarnos contra lo injusto ysoar con un mundo distinto del que impone la dictadura del individualismo.Sin utopa y generosidad no seramos capaces de transformacin! En mi tareapastoral advert en muchos de los jvenes una integridad que el consumismo desus mayores no haba marchitado; ese mismo consumismo insolidario quenubl su horizonte personal y laboral. Algunos de ellos aun teniendo la mejorcapacitacin profesional, se ven en un callejn sin salida que les impide unproyecto de vida familiar y la contribucin con su talento y esfuerzo al

    2 JUAN CRISSTOMO, Homilas sobre el Evangelio segn S. Mateo (50, 3-4); PG 58, 508-

    509): Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies pues cuando lo contemples desnudo en lospobres, ni lo honres aqu, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su fro ydesnudez... Pues Dios no tiene ciertamente necesidad de vasos de oro, pero s, en cambio, deseacorazones semejantes al oro.

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    crecimiento de esta sociedad. Lejos de poder escoger opciones motivadas por lavocacin de servicio a la comunidad, han de tomar aquellas que eviten elanonimato del desempleo. Acaso es el paro un destino cclico o ms bien elsntoma de un sistema profundamente injusto?

    11. Con tristeza y preocupacin volvemos a ver en nuestra Galiciacmo algunas personas la dejan por la necesidad de buscar nuevos horizonteslaborales. Nuestra sociedad desangra sus energas con el goteo constante de

    jvenes cualificados que tiene que alejarse del entorno familiar. Por otra parte,

    el progresivo envejecimiento de nuestra sociedad parece ser consecuencia de lamaterializacin de la vida, y el sntoma de una cultura que contempla desde eltemor y sin confianza su futuro. El mismo bienestar que ha permitido un rpidocrecimiento en los ltimos aos, parece convertirse hoy en el miedo queparaliza la posibilidad de ser padres y la vitalidad de esta sociedad.

    12. No parece que la palabra crisis, omnipresente en nuestrovocabulario colectivo, describa slo una situacin econmica, sino tambin la detodo un mundo de motivaciones y compromisos, como si la brjula de nuestrasconciencias se hubiera desnortado. En la ciudad comn campa el imperio delindividualismo, prohibindonos sanar las races de esta crisis que estamos

    padeciendo. Cuando se consolida un proyecto social basado en elenriquecimiento rpido y en el inmediatismo, desaparecen los valorescomunitarios; mientras, los compromisos que pueden humanizar esta sociedad,se relegan a la iniciativa de unos pocos o a los mbitos marginales de lasopciones personales. Da la impresin de que cada cual hubiera de restaurar ensoledad, o apenas con los suyos, la casa de sus valores. No deberamos sercmplices en lo pblico de lo que no quisiramos para nosotros en lo privado.Lo que uno no deseara ni para s ni para los suyos, no debera aceptarse para lagran familia humana que es nuestra sociedad. El autntico bien que uno deseapara los suyos, es tambin la misma justicia que debemos construir entre todos.

    13. Acaso la ancianidad ha de significar tan slo un lastre paranuestro sistema econmico? Si no honramos a nuestros mayores, qu valorestransmitiremos a nios y jvenes? Minusvalorando las cicatrices de los mayoresnos volvimos prisioneros del presente. El espejismo del desarrollo inmediatodesfigur la belleza de nuestra geografa. Ni Galicia ni ninguna sociedadpueden soportar el reinventarse en cada momento, echando por la borda elbagaje cultural y moral que le han legado sus generaciones pretritas3.

    14. Qu clase de economa es la que privilegia el valor demercado a costa del valor de la persona? Cuando la moral es consideradasuperflua, la corrupcin es inevitable. Con slidos argumentos nuestro Papa

    3 Cf. J. BARRIO BARRIO, El mensaje contemporneo de la Iglesia, mensaje de modernidadhumana (Conferencia).

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    Benedicto XVI sostiene que es urgente liberar la razn econmico-financiera dela jaula de la tecnocracia y del individualismo. En efecto, esta sociedad saturadade informacin padece anemia de valores, vctima de esa realpolitik que lovalora todo desde el mero pragmatismo y desde la estrategia por el poder.Acaso las races de la crisis que padecemos son nicamente econmicas? Eldios dinero nos ha inoculado el miedo a compartir. Es que es lo mismo elconfort que la felicidad? Es que del consumismo nos puede venir la vida y laalegra?El placer de la mayora no puede ser la propuesta de felicidad y norma

    de conducta de los seguidores de Cristo.15. En este horizonte me pregunto quin ser el samaritano queen nuestros das se detendr en medio del camino a curar y vendar las heridasde los que han sido ignorados por el inmediatismo de esta sociedad? Tenemosojos pero no vemos, odos, pero no escuchamos, voz, pero consentimos ycallamos. Gracias a la luz del Evangelio, estoy convencido de que lossufrimientos de ahora son dolores de parto de esta nuestra Galicia, que acoge,quiz aun sin saberlo, la semilla de su alumbramiento. Hoy los cristianosestamos llamados a ser vigas que, atentos a la Palabra de Dios, podamos salirde caminos ya trillados y descubrir en la vida el misterio del dolor y la fuerza

    vital de la resurreccin. Nuestra Iglesia diocesana es testigo de que son miles ymiles las personas de toda edad y condicin, que dejando atrs la rutina queasfixia su alma, hacindose peregrinos comparten no slo su alimento y sutiempo, sino su fe y sus esperanzas ms profundas.

    16. Soy plenamente consciente de que hoy en da no pocos denuestros conciudadanos sienten la Iglesia como algo extrao o ajeno a sus vidas.Es posible que, a veces, nuestro actuar les haya llevado a imaginar que aquellaes una institucin meramente humana. La Iglesia es ciertamente comunidadcompuesta por hombres y mujeres redimidos de su pecado. A nadie hiere msla Palabra de Dios, capaz de escrutar los corazones, que a los discpulos de

    Cristo. Por eso somos accin creadora de Dios, acrisolada en el fuego de sumisericordia, de su fidelidad y de su ternura.

    17. Muchos tambin buscan con sinceridad las huellas de Cristo enorganizaciones benfico-sociales, tal vez decepcionados por no encontrar en losque formamos la Iglesia los valores que consideran irrenunciables, o por sentirvacas aquellas experiencias que les movieron a sentirse vinculados a ella enotros momentos de su vida. Con su bsqueda y generosidad dignifican estasociedad. Ms an, son un cuestionamiento positivo para nuestra comunidadeclesial. Les pido de corazn que si tuvieron de ella la experiencia de ser algomeramente humano y que no vale la pena, que prosigan su bsqueda, ya que la

    verdadera Iglesia de Cristo no es algo slo humano. Si abandonaron lasvivencias religiosas que forjaron su infancia y juventud, no se detengan en subsqueda, porque Dios es siempre mayor que nuestra religiosidad. En la

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    generosidad y valenta de tantos voluntarios, los creyentes podemos reconocerel Evangelio escrito en sus corazones. Quin negar que en muchos de elloshaya mucha de la generosidad a la que estamos llamados los cristianos?

    18. En la va pblica de la humanidad, todos, absolutamentetodos, no dejamos de encontrar a Dios sino en la medida en que lo buscamos. Elque, atribuyndolo a su intuicin personal, presuma haberlo encontrado, hafracasado ya en su propia bsqueda. Dios, manantial vivo siempre mayor quenuestra sed, no entrega sus aguas medicinales a los saciados, sino a los

    sedientos4. Por todo esto, quisiera haceros una llamada, de corazn a corazn, aaquellos que silenciosamente abandonan la vivencia eclesial de la fe: slo enJesucristo y en la comunidad de su Iglesia podis encontrar respuesta avuestros afanes y proyectos. Volved a l de corazn y encontraris la paz.

    2.- El vino nuevo se echa en odres nuevos(Mt 9, 17)

    19. Es mi deseo que ahora ms que nunca encaminemos nuestrospasos hacia el manantial de la Palabra de Dios, capaz de transformar nuestras

    vidas y tambin la sociedad en que vivimos. La Palabra, a la vez que nosalimenta, nos zarandea para que no nos deshumanicemos; nunca nos dejasatisfechos, porque es capaz de regalarnos hambre de Dios y sed de su justicia,nos llama a levantarnos y a trabajar juntos por el alimento que no perece. Ojalque Jesucristo, Palabra de Dios encarnada, nos alcance a todos, nos resucite yproclame de nuevo: Se ha cumplido el tiempo y est cerca el reino de Dios.Convertos y creed en el Evangelio (Mc 1, 15). Este Reino, que no se identifica conningn proyecto tico ni poltico, nicamente puede venir de Dios, pero slopuede abrirse camino a travs de la voluntad de los hombres. Sin duda, nuestraIglesia diocesana necesita con urgencia esa Palabra, no sea que se convierta en

    sal sosa, en gua ciego que gua a otros ciegos. Que esta Palabra viva alcance elcentro de nuestro sentir y pensar!

    20. Hoy, de manera especial, es urgente volver a las antorchas denuestra fe, a los testigos de la ternura divina que desde el corazn del Evangelionos apremian: a los compaeros del paraltico solidarios con su amigo; a laviuda pobre que con su generosidad ofreci cuanto tena para vivir; al leprosoque con audacia se acerc para ser tocado por el mismo Hijo de Dios; al

    4 En las hermosas palabras de nuestra poeta, Rosala de Castro, podemos reconocer muchasbiografas sostenidas por una fe vivida muchas veces en el silencio: Tan slo dudas y terrores siento /divino Cristo, si de Ti me aparto / mas cuando hacia la cruz vuelvo los ojos / me resigno a seguir con micalvario / Y alzando al cielo la mirada ansiosa / busco a tu Padre en el espacio inmenso / como el pilotoen la tormenta busca / la luz del faro que le gue al puerto . ROSALA DE CASTRO,En las orillas delSar.

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    administrador que por su sagacidad e inteligencia fue felicitado por su seor; ala mujer cananea cuya valenta sorprendi al mismsimo Cristo; a las vrgenesque con su prudencia mantuvieron la lmpara de su esperanza; al publicanoque con su humildad recibi la justificacin que viene de lo alto; al centurinque gracias a su fe no diviniz a ningn Csar, y as pudo reconocer al nicomdico del ser humano; a Pablo, capaz de afrontarlo todo con su ardorapostlico; a Pedro, transfigurado por la conversin para hacerse comunin yroca para sus hermanos; a Mara, a quien su fe le mereci ser la madre del

    mismo Amor. Necesitamos, en una palabra, dejarnos evangelizar por Cristopara ser evangelizadores!21. Queridos diocesanos, alimentmonos de la Palabra y seamos

    pan para los que hoy tienen hambre de Dios! Toda persona tiene el derecho deacceder a la experiencia del Evangelio, pero necesita que alguien se la anuncie.Hemos de llevar a las personas a Cristo, pues slo l salva. Nuestroscontemporneos nos estn preguntando: Cmo vamos a entender la Escritura sinadie nos la explica? Aprendamos del dicono Felipe (cf. Hech 6, 5), quienmovido por Dios, no dud en acercarse hasta la carroza del ministro deCandaces, reina de Etiopa, para anunciarle que Jess era el sentido de toda su

    bsqueda (cf. Hch 8, 26-40). Gracias a la experiencia de Felipe comprendemosque todo el que sabe leer la vida, sabe tambin leer el Evangelio, si alguien leacompaa en este proceso.

    22. En efecto, a pesar de la distancia en el tiempo, el contexto quedescribe el libro de Hechos de los Apstoles presenta desafos semejantes alactual: nuestra Iglesia de Santiago como entonces la de Jerusaln se ve urgida,superando sus seguridades y tradiciones, a descubrir qu significado tiene lafe para esta cultura, que es religiosa, pero no cristiana. Est emplazada aanunciar por la va pblica de la humanidad y por las avenidas de lareligiosidad popular al Dios desconocido. As es, como ya entonces el centurin

    Cornelio, hoy no son pocos los que sin estar bautizados, han recibido el EsprituSanto (cf. Hch 10, 47). Dios est ofreciendo a todos la posibilidad de que, de unmodo slo conocido por l, participen del misterio pascual de Cristo5.

    23. Esta historiografa de la Iglesia naciente es la gua en la queorientar la accin pastoral de nuestra Iglesia diocesana para su misin en estasociedad. El libro de los Hechos de los Apstoles testifica que fue el Espritu delSeor Resucitado, y no el ardor de los apstoles, el que transform sus temoresen la confianza propia de los testigos. Los liber de la crcel de susexclusivismos, los confirm como misioneros; les dio audacia y valenta ante lospoderosos, sensibilidad para reconocer a Dios en los pequeos; les infundi la

    obediencia de los hijos, los liber de sus esclavitudes, los constituy padres de

    5 Cf. Concilio Vaticano II, Constitucin Gaudium et spes, n. 22.

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    muchos; los revisti de sano orgullo con las heridas por el nombre de Jess; lesliber de la plata y del oro, les otorg la fe que mira al enfermo y lo sana; lossostuvo en su celo, los derrib de sus seguridades.

    24. Una nueva Evangelizacin con nuevo ardor apostlico, nuevaexpresin y con nuevos mtodos podr propiciar que nuestra Iglesia particularviva una primavera que d su fruto a su debido tiempo. La enseanza de laSagrada Escritura lo anuncia y nuestra experiencia lo reconoce: la Palabra deDios es capaz de transformar el desierto en campo frtil y hacer que la ms

    insignificante de las semillas aun estando bajo tierra, y aparentemente sin vida,llegue a ser rbol donde se cobijen las aves del cielo.A todo esto os convoco conla fortaleza que nos da el Apstol Santiago.

    3.- Echad la red a la derecha de la barca y encontraris! (Jn 21, 6)

    25. Testigo de esta fuerza dinamizadora del Evangelio, comoPastor de esta Iglesia particular he decidido convocar a toda la Dicesis a lacelebracin de un Snodo Diocesano para que descifremos en comunin por

    dnde encaminar nuestros pasos en nuestro quehacer pastoral. Hemoscomenzado yaesta peregrinacin sinodal con la celebracin de la eucarista delda 12 de octubre, fiesta de Nuestra Seora del Pilar, en la Catedral. Quise quela celebracin de ese da fuese el punto de partida de un tiempo de intensaoracin que nos disponga a todos a dar los mejores frutos. Nuestra eficaciadepender del dejarnos labrar por el Espritu, fuente viva de caridad ycomunin.

    26. Probablemente algunos sentirn que mi convocatoria les llegaen el atardecer de su jornada, otros, cuando el sol est an en su medioda, ypara algunos, en su propio amanecer, pero estoy convencido de que el mismo

    Cristo se nos dar a todos como recompensa, si unidos sobrellevamos el peso dela jornada y aceptamos la invitacin a cooperar con l, nico Seor de la via.Al frente de la grey diocesana advierto nuestra necesidad de ser evangelizadosy a la vez, la urgencia de la misin: nuestra fe se fortalece compartindola;cuando simplemente intentamos conservarla, la perdemos como aquel queenterr el talento que se le haba dado (cf. Mt 25, 14ss). La razn de ser denuestra Iglesia particular no es otra ms que evangelizar. La Iglesia no es paraella misma, sino para los hombres y mujeres de esta sociedad6. Vienen a la

    6 PABLO VI, Exhortacin Apostlica Evangelii nuntiandi, 12-13: La finalidad de la

    evangelizacin es por consiguiente este cambio interior y, si hubiera que resumirlo en una palabra, lomejor sera decir que la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama,trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en laque ellos estn comprometidos, su vida y ambiente concretos. La orden dada a los Doce: Id y proclamad

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    memoria las palabras de san Pablo a la comunidad de Corinto: En el tiempofavorable te escuch, en el da de la salvacin te ayud. Pues mirad: ahora es el tiempofavorable, ahora es el da de la salvacin (2 Cor 6, 2).

    27. Realizando esta convocatoria me siento en comunin con elPapa Benedicto XVI que nos dej lo mejor de su cercana, afecto, experienciaespiritual, y enseanza en su peregrinacin a Santiago, y quien al convocar elAo de la Fe, a fin de promover en toda la Iglesia un estmulo en la profesindel Credo, recuerda la anloga decisin tomada por Pablo VI en 1967, haciendo

    suyos los motivos de entonces. Una profesin que debe ser individual y colectiva,libre y consciente, interior y exterior, humilde y franca7. Su predecesor, el Beato JuanPablo II, adverta que la nueva evangelizacin es para la Iglesia pasarcontinuamente de evangelizadora a evangelizada.

    28. Somos conocedores de las transformaciones que se estnproduciendo en nuestra sociedad. Hemos de mantener la flexibilidad ydocilidad necesarias que nos permita adaptarnos a los nuevos retos en elservicio a nuestros hermanos. Nuestra Archidicesis no celebraba un snododesde el 1909!Por otra parte, cmo podr ser nuestra Iglesia anfitriona de laesperanza de tantos miles de peregrinos, fundada sobre el cimiento del Apstol

    Santiago el Mayor, si al mismo tiempo ella misma no se hace peregrinapreocupndose por los de su propia casa? La misin ad extra es signo creble yestmulo para la misin ad intra, y viceversa8.

    29. Nuestro Papa Benedicto XVI nos dice: La Iglesia en suconjunto, as como sus Pastores, han de ponerse en camino como Cristo pararescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia laamistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida enplenitud9. Como Iglesia sabemos que es nuestro deber imaginar nuevosinstrumentos y nuevas palabras para hacer audibles y comprensibles tambinen los nuevos desiertos, la palabra de la fe que nos ha regenerado para la vida,

    aquella verdadera, en Dios10. Hemos de recordar las intuiciones y aprovecharlas energas del Concilio Pastoral de Galicia que a los diez aos del Concilio

    la Buena Nueva, vale tambin, aunque de manera diversa, para todos los cristianos. [...] La Iglesia losabe. [...] Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocacin propia de la Iglesia, su identidad msprofunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y ensear, ser canal del don de la gracia.

    7 Cf. Pablo VI, Exhortacin Apostlica Petrum et Paulum Apostolos, en el XIX centenario delmartirio de los Santos Apstoles Pedro y Pablo (22 de febrero de 1967): AAS59 (1967)196; citado porBenedicto XVI enPorta Fidei. Carta Apostlica en forma de motu proprio con la cual se convoca el Aode la Fe (11 de octubre de 2011), 4:AAS103 (2011) 725.

    8 Cf. Juan Pablo II, Carta Encclica Redemptoris missio (7 de diciembre de 1990) 34: AAS83(1991) 279-280.

    9Homila en la Misa de inicio de Pontificado(24 abril 2005): AAS 97 (2005), 710, citado en laCarta ApostlicaPortaFidei, 2.

    10 Cf. Snodo de los obispos, XII Asamblea General Ordinaria (Instrumentum Laboris):La nuevaevangelizacin para la transmisin de la fe cristiana, Ciudad del Vaticano 2012, n. 8.

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    Vaticano II con visin proftica sealaba la posibilidad de nuevos caminos deevangelizacin, trazando interesantes pistas para su puesta en prctica11.Muchas de sus intuiciones son an un reto para el momento presente.

    4.- Sal de tu tierra(Gn 12, 1)

    30. Ante todo, un snodo es hacer juntos una experiencia de

    comunin y corresponsabilidad, es dilogo fraterno es dilogo en comunin eimpulso de misin para la familia de los diocesanos. Es una asambleaconvocada por vuestro Obispo para revitalizar a la luz de la Palabra de Diosnuestro dinamismo evangelizador12. Como instrumento pastoral implica unapuesta al da y actualizacin de nuestro compromiso de fe. Ser un proceso enel que nuestra Iglesia compostelana, tomar conciencia de s misma, sedescubrir protagonista de su rumbo pastoral, y as ms libre yconscientemente podr asumir la responsabilidad de la accin pastoral y deltestimonio de fe. Sin duda es uno de los mejores frutos de la recepcin de laeclesiologa del Concilio Vaticano II cuyo cincuenta aniversario estamos

    celebrando.31. El proceso sinodal no es en absoluto algo externo o artificial a

    nuestro ser Iglesia. La misma palabra snodo ( - ) dice ya mucho acercadel sentido de lo que es ella: asamblea, reunin, encuentro, caminar juntostrminos que para nosotros, diocesanos, tienen resonancias que nos remiten a laexperiencia de la peregrinacin jacobea y tambin a la eucarista dominical quese celebra en todas nuestras parroquias y comunidades.

    32. La Iglesia no slo es sinodal desde sus inicios (cf. Hch 15), sinoque es asamblea de hombres y mujeres que escuchando la Palabra se ponen encamino, y en ese mismo caminar, se dejan encontrar por Cristo. Por eso un

    Snodo es Iglesia en accin, es manifestacin de la Iglesia Local en su ser misteriodecomunin, ya que la Dicesis es un nosotros. De hecho, algunas de nuestrasinstituciones diocesanas son ya de carcter expresamente sinodal: nuestroconsejo pastoral diocesano, el mismo presbiterio en cuanto consejo del Obispo;

    11 Cf. Concilio Pastoral de Galicia 5.10: Habendo como hai unha ntima vinculacin da vidacristi co apostolado, o Concilio Pastoral de Galicia pdelles s bispos, sacerdotes, relixiosos, relixiosas eleigos da Igrexa en Galicia que tomen conciencia da necesidade de encamiar todas as accins eclesiais adescubrir, alumear e promover a dimensin apostlica de todos os cristins. 5.11. Nas comunidadescristins promoveranse cun senso creador, tendo en conta a sa eficacia apostlica, aquelas asociacinsque mellor respondan s esixencias do momento presente.

    12 Concilio Vaticano II, Decreto Christus dominus 36: Desea este santo Concilio que lasvenerables instituciones de los snodos y de los concilios cobren nuevo vigor. As se procurar msadecuada y eficazmente el crecimiento de la fe y la conservacin de la disciplina en las diversas Iglesias,segn las circunstancias de la poca.

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    la Confer, como organismo que ana y coordina a los consagrados que viven ytrabajan en nuestra Archidicesis, el colegio de consultores, las asambleas decatequistas con tanto arraigo en nuestra Archidicesis. La clula bsica denuestro organismo diocesano, la parroquia, es ya sinodal, comunidad decomunidades que en la eucarista celebra su fe y confirma su pastoral demisin; la misma Critas en su articulacin diocesana, parroquial einterparroquial, etc. De esta urdimbre sinodal nace nuestro plan pastoral,expresin de un compromiso concreto, que traduce nuestro servicio

    evangelizador.33. Hay adems un don y una vivencia que confo nos traer elsnodo. Nos ayudar a tomar una conciencia ms viva de nuestra catolicidad,pues cuando de verdad nos comprometemos con lo particular, experimentamoslo universal. En cada aldea, en cada una de nuestras parroquias de la Dicesisest presente la Iglesia Catlica. Si asumimos activamente la responsabilidadpor nuestra realidad diocesana, sentiremos nuestra catolicidad, y as nosreconoceremos en la fe y en la misin de todas las dems Iglesias Locales. Enefecto, la Iglesia compostelana es comunidad de comunidades, noconglomerado de grupos; es un pueblo, no una nacin; es un fermento, no una

    masa; ms all de la configuracin geogrfica es una comunidad viva. Lamisma catolicidad impulsar el dilogo y el encuentro en comunin connuestros hermanos, tambin cristianos como nosotros, hacindonos vivir atodos el ecumenismo tan necesario, en camino hacia la unidad que Cristo quierepara su Iglesia, que es como una caravana de peregrinos, cuya meta es elbanquete del Reino que ya acta entre nosotros.

    5.- Pero, cmo puede nacer un hombre siendo viejo?(Jn 3, 4)

    Conversin34. Nuestra Dicesis debe valorar desde la fe en qu medida

    mtodos, estructuras, organismos diocesanos e incluso actitudes personales leacercan o alejan de su misin. Por eso estoy convencido de que el snodo ha deestimular tanto la renovacin de las estructuras como la conversin de loscorazones. En este proceso, encontraremos algunas respuestas y lo que es anms importante, nos haremos preguntas tal vez nunca formuladas hasta ahora.Evangelizar nos compromete a - permitidme esta expresin - ayudar a Cristopara que se siga encarnando en cada nio, joven y adulto, en cada hombre y encada mujer. Pero tambin ayudarle a ser la Luz que puesta en lo alto de la

    casa ilumine el fragmento de nuestra historia diocesana, nuestra experienciasocial, y el ejercicio de nuestra misin pastoral.

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    35. Si el snodo supusiera tan slo una restructuracin meramenteorganizativa que no surgiese de la escucha sincera de la Palabra, sera estril,pero si respondiera tan slo a un proceso de conversin limitado a lo personal,sin concrecin en nuestras instituciones diocesanas y en nuestros modos dehacer, sera ineficaz. Con otras palabras, espero que este snodo sea un asuntotanto de raz, como de hojas y frutos.

    36. Convertirse es renunciar a ser epicentro para hacer espacio ennuestros sentimientos y compromisos a Cristo y a nuestro prjimo. Implica

    arriesgar y, abandonando nostalgias, vivir en esperanza, desprendernos delamentaciones y pesimismos13, y a la vez, renunciar a nuestras seguridades. Elprofeta Jeremas tambin nos lo est diciendo: Enmendad vuestra conducta yvuestras acciones, y habitar con vosotros en este lugar. No os creis seguros con

    palabras engaosas, repitiendo: Es el templo del Seor, el templo de Seor, el templo delSeor (Jer 7, 34).

    37. La conversin es nacer de nuevo para ver el reino de Dios (cf.Jn 3, 3) y supone vaciarnos de autosuficiencia para compartir la esperanza conquienes compartimos la misma fe. Queridos diocesanos, la misma cooperacinentre nosotros tiene que ser el camino para alcanzar la comunin que

    necesitamos. sta va ms all de una natural simpata o una espontneacolaboracin de unos con otros. Es ascesis y artesana diaria, fruto de laobediencia de todos nosotros al Espritu de Jess. Slo l puede hacer que losque somos distintos por mentalidad, experiencia y sentimientos, cooperemosunnimes en este importante servicio a nuestra Iglesia de Santiago. Estoyconvencido de que esta conversin nos liberar para la misin. La experiencianos ensea que nadie, si de verdad ha encontrado a Cristo y a sus hermanos,como los sabios de oriente, regresa a su vida cotidiana por el mismo camino (cf.Mt 2, 12). No olvidemos nunca que es el mismo Jess quien puede liberarnos paraevangelizar.

    38. La conversin no es slo un don nicamente para losindividuos, sino para toda la comunidad cristiana, y nos lleva a ensanchar elespacio de nuestra tienda para que quepan los hombres y mujeres de hoy, y sesientan acogidos y acompaados en su soledad. Es el Espritu quien nos liberade nuestras inercias colectivas para liberar a otros, para ser fermento dehumanidad en una sociedad que padece esclavitudes, y que necesita escucharcon un lenguaje accesible, como por vez primera, entre el asombro y laesperanza: El Espritu del Seor est sobre m, porque l me ha ungido. Me haenviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos,

    13 Nuestra poeta Rosala lo expresa bellamente: Ei!, Galicia, a que dorme soos de nxel / echora despertar / bgoas que, si consolan as sas penas / non curan os seus males! (Follas Novas V:As viudas dos vivos e as viudas dos mortos).

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    la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el ao de gracia del Seor (Lc4, 18-19)14.

    Escucha39. Pero tambin para nosotros, diocesanos, vivir el snodo supone

    orientarnos juntos hacia la escucha de lo nuevo; por eso, espero que este snodo( - ) sea para esta Iglesia Local de Santiago un xodo ( ) que noshaga salir de la patria de nuestras inercias y prejuicios, tanto individuales como

    colectivos, para escuchar con odos nuevos lo que el Seor Jess est esperandode nosotros. Escuchar es ponerse en disposicin hacia lo nuevo, abrir untragaluz en nuestras rutinas y salir de nosotros y de nuestro ms de lomismo. No nos confundamos: no est en nosotros la novedad y la nuevaevangelizacin que necesitamos, sino en quien nos regala su Palabra y confa ennosotros. Tengo toda la esperanza de que Cristo, como a San Pablo camino deDamasco, al salir a nuestro encuentro, nos derribe de nuestras rutinas ypresumibles certezas; y de que, una vez limpios ya nuestros ojos, reconozcamosa la par con San Pedro: Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepcinde personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia; sea de la nacin que

    sea (Hch 10, 34-35).

    Oracin40. No hay postura ms realista que la orante, pues cuando nace

    del corazn nos obliga a cuestionar los dogmatismos que nuestra rutina habaasentadoy superar la soberbia de las falsas seguridades. La oracin siempre nosdevuelve a la orilla del prjimo. Por eso implica un compromiso valiente ydecidido ante la vida. Nuestra Iglesia diocesana necesita con urgencia cristianoscon una espiritualidad de ojos abiertos: creer es vivir ilusionados, no deilusiones. Una actitud orante crear en todos nosotros un odo atento capaz de

    escuchar lo que pasa inadvertido, y presentir as el susurro del Espritu enmedio del estruendo de los acontecimientos, del ruido meditico que ensordecey nos incapacita para cribar lo trivial de lo real, lo superfluo de lo necesario, lollamativo de lo importante. Con la Virgen Mara nos pondremos a la escucha deesa Palabra que es capaz incluso de hacerse carne en nosotros. Estoyconvencido de que la Primera Discpula nos ayudar a discernir cundo nosestamos buscando a nosotros mismos, y no a Aquel que nos busca.Perseverando con ella unnimes en oracin, esperamos experimentar un nuevoPentecosts en nuestra realidad diocesana. Acaso dudamos de que elResucitado pueda remover la losa de nuestros pesimismos y prejuicios? Acaso

    14 PABLO VI, Exhortacin ApostlicaEvangelii nuntiandi (8 de diciembre de 1975), 56:AAS68(1976) 46: [La Iglesia] debe buscar constantemente los medios y el lenguaje adecuados para proponerlesla revelacin de Dios y la fe en Jesucristo.

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    no creemos que el Espritu pueda formar en nosotros un corazn de carne? Pidopara todos a Mara, Madre de la Iglesia, que dejemos al Espritu obrar en todosnosotros.

    Realismo esperanzado41. La tarea del snodo requerir de nosotros toda la fe en la

    providencia de Dios y toda la puesta en valor de nuestros recursos personales ycolectivos. Para transformar nuestra realidad diocesana necesitaremos

    trascenderla, y para no repetir errores, reconocer nuestras deficiencias.Necesitamos un sano espritu de discernimiento, un realismo creativo, unasociologa de la esperanza y un juicio crtico para responsabilizarnos ms eficazy conscientemente de aquellos que son marginados por los posicionamientossocialmente establecidos, y para ser hoy la Iglesia que Dios quiere. Nuestraaccin pastoral debe entender bien las necesidades actuales, teniendo en cuentacondiciones no slo morales y espirituales, sino tambin sociales, econmicas yculturales. Se trata, en definitiva, de vivir la realidad como el solar donde seest realizando nuestra historia de la salvacin.

    42. Nuestro amor por la Iglesia no puede ser el pretexto para

    canonizar nuestros prejuicios. Por eso, no desperdiciemos con nuestro celo loque est haciendo germinar la fe, no sea que como Saulo, aun con los ojosabiertos, no veamos nada (cf. Hch 9, 8). Si sabemos interpretar aspectosimportantes de la vida de todos los das, cmo no sabremos hacer lo mismocon nuestra vida diocesana? (cf. Lc 12, 56). El realismo esperanzado no pasarpor alto nuestras deficiencias, pero nos ayudar a reconocer y a presentar conconfianza al Seor nuestros cinco panes y dos peces. Voces propias y ajenasintentarn desanimarnos:Aqu hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada ydos peces; pero qu es eso para tantos?(Jn 6, 9). No son nuestras palabras, sino laPalabra quien parte el pan y multiplica nuestras energas.

    43. Una actitud honesta hacia nosotros mismos y hacia la realidadque nos rodea nos rescatar del mero cumplir y del atribuir a unaresponsabilidad colectiva y difusa lo que es consecuencia del cmulo deopciones diarias, tanto colectivas como individuales. El desapego hacia nuestraIglesia no es ms que la otra cara de la moneda del desamor hacia lo mejor denuestra fe. La reflexin serena y crtica nos quitar la venda delprovidencialismo que nos induce a esperar de Dios lo que no estamosdispuestos a hacer nosotros. No nos engaemos: no podremos esperar delSnodo lo que no estemos dispuestos a compartir y no exijamos a los dems loque no est dispuesto a aportar cada uno!

    44. Por otra parte, el sano espritu es reacio a identificarse conextremismos de cualquier clase y a alimentar adhesiones personalistas, y escapaz de asimilar la diferencia y la comunin. Es perspicaz para reconocer,

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    superando la lgica bipolar del todo o nada, lo bueno y verdadero que hay enlos dems. A veces nos cuesta asumir que la diversidad no suponecontradiccin, que la comunin es armona de lo diferente. Porque nadieindividualmente, ningn grupo, ninguno de nosotros, ni ningunaespiritualidad puede expresar todo lo que el Evangelio de Jess implica. Poreso, cada uno de nosotros, cada cristiano, necesita de la comunidad entera y delcarisma evanglico de todos los dems.

    45. La reflexin serena nos ayudar a no imponer nuestros

    criterios, no sea que con la cizaa arranquemos tambin el grano; nos darpaciencia para acompaar los ritmos de las comunidades, no sea que al soplarpara avivar el fuego, apaguemos tambin el pbilo vacilante; pero tambin noslibrar de la pasividad que escandaliza a los ms dbiles. Nos ayudar areconocer con serenidad la viga en nuestros ojos (cf. Mt 7, 5) al ver las semillasde verdad en el hermano. Evitar que identifiquemos libertad conindividualismo y consenso con inercia. La tarea que tenemos por delante esardua, pero hermosa. Poniendo la mirada en los signos de los tiempos,sabremos dar juntos con el tesoro escondido en nuestra tierra.

    6.- Con vosotros soy cristiano, para vosotros obispo(San Agustn)

    46. No dejo de admirar el que Cristo se haga presente entrenosotros por medio de la entrega de hombres y mujeres, pobres seres humanos,entre los que me encuentro. En ello descubro que es voluntad de Dios hacersedbil para poder ser cercano a todos. En cada sacramento tambin celebramoseste misterio. Verdaderamente, Cristo es el nico y verdadero Pastor, el nico yverdadero sacerdote (cf. Heb 5). Unido a l como los sarmientos a la vid y almismo tiempo a vosotros, como a mis hermanos, puedo alentaros en la fe que

    tenis.47. En la vida de Jess amando a los suyos hasta el extremo veo el

    rumbo de mi vocacin de Pastor de la Iglesia diocesana: he sido consagradopara ensear, aunque soy testigo de que el nico Maestro es el que lava los piesa sus discpulos; estoy llamado a regiry apacentar la fe de todos vosotros, perosabiendo que slo l es la Cabeza y todos nosotros, su Cuerpo; soy enviado asantificar al pueblo que tengo encomendado, aunque reconozco que la fuentede toda santidad es el Padre quien nos santifica a todos mediante su Palabra ysu Espritu.

    48. Recordando muchos momentos con vosotros, tras los aos de

    servicio a esta Dicesis que se me ha encomendado, constato agradecido, quejunto a vuestras huellas, estuvieron siempre las de Jess;es verdad: unas veces,marcas de jbilo, otras de misericordia. Le reconozco entonces presente tanto en

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    los momentos buenos como en los ms difciles. Al igual que los de Emas,quiz preferira hacer un alto para saborear la Palabra y la presencia que l yanos fue regalando por el camino. Si ya tenemos los cinco panes y los dospeces, vale la pena remar mar adentro, echar las redes cuando apenas hasalido el sol? La responsabilidad por la cura pastoral de esta Dicesis me animaa pensar en todos y no en m mismo.

    49. Como es lgico, en todas las dicesis habr quien aventaje alpropio Obispo en ciertos dones y carismas, pero slo l est llamado a verificar

    que no son slo un bien legtimo para esa persona o para ese grupo, sino antetodo, para la comunidad entera. La caridad y el bien comn de todos es elcriterio de autenticidad de todo don y carisma. Como Obispo, reconozco elvalor de cada piedra viva, pero mi responsabilidad es velar ante todo, por lasolidez de la casa entera. Por eso tengo en cuenta los carismas de cada uno, perosiempre en funcin del bien de todos; os escucho tambin a todos, pero para noatender sino a Dios, Padre de todos; cuento con cada uno de vosotros, pero paraque no se haga sino la voluntad del nico Seor; puedo guiaros porque antes elEspritu me hace obediente. La razn de ser del ministerio episcopal que me hasido dado, ayudado por los presbteros, colaboradores del orden episcopal, es el

    servicio al sacerdocio comn, suscitando y animando los carismas que Diosquiera conceder a esta iglesia Compostelana.

    50. Soy consciente de que nuestra Iglesia diocesana est viviendola transicin hacia una nueva realidad que es necesario acompaar. Todas lastransformaciones, todas las crisis, nos traen algo bueno: nos reenvan al tesorode nuestra fe, el Evangelio. Confo en que el Snodo nos ayude a discernir loesencial de lo superfluo, a descubrir en caridad nuestras heridas, y en comuninlas soluciones. Por extrao que os parezca, quien es el responsable de toda lapastoral diocesana, es al mismo tiempo el que ms os necesita a todos para eldesempeo de su tarea.

    51. Lo sabemos, nuestra comunidad diocesana es mucho ms quela suma de los bautizados en el territorio de nuestra dicesis. Tampoco loscristianos nacimos cuando la naturaleza nos empuj a salir del vientre denuestra madre, sino cuando regenerados por la gracia de Dios, tomamosconciencia de lo que significaba nuestro bautismo. Entonces dejamos de seragregado de grupos para convertirnos en comunidad de piedras vivas; dejamosde ser gregarios para ser creativos y generosos. El verdadero orgullo de nuestraDicesis no es otro que nuestras heridas, si stas son provocadas por causa de

    Jess. Esta realidad de fe se vive en el seno de la Iglesia como Pueblo de Dios yMisterio de Comunin.

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    7.- Donde dos o ms estn reunidos en mi nombre, all estoy yo enmedio de ellos(Mt 18, 20)

    52. Sin el Espritu de Jess la misma metodologa del snodoasfixiara su dinamismo y su intencionalidad. Desembocara en letra muerta sinhaber transformado nuestras mentalidades. Convirtindose en un fin en smismo, dejara de ser un instrumento a nuestro servicio para volverse un fardopesado. Estaremos atentos para que esto no se produzca. Esto no nos exime de

    entregarnos en cuerpo y alma, con todas nuestras energas y capacidades, yponer al servicio de todos lo que es propio de cada uno. En nuestra vida yentrega se hace presente toda la vida y diacona de nuestra dicesis.

    53. Nuestra accin pastoral necesita creatividad, pero noolvidamos que la solidez de los compromisos se genera en proyectos quetrascienden las urgencias del momento. No olvidamos que el mapa no es elterritorio: tengamos la sabidura e inteligencia necesarias para saber diferenciarla letra de la vida. El Snodo, como tal, tampoco agotar todo el dinamismo yasinodal de nuestra pastoral diocesana, pues es un instrumento para ella, no lamisma realidad pastoral. Con todo, ser sin duda la ocasin para remover las

    aguas de nuestra Dicesis.54. Nuestra Dicesis aun asimilando valores propios de diversas

    configuraciones sociales, tiene presente la igualdad de todos los fieles en cuantoa la dignidad y accin en la cooperacin a la edificacin del Cuerpo de Cristo15,pues estamos bautizados en l. Tampoco se configura socialmente como unademocracia donde las opiniones de las mayoras sean el criterio de su actuar:somos un pueblo cuyos miembros son iguales en dignidad pero con diferentescarismas (cf. 1 Cor 12). Por eso, el Snodo no es un parlamento, donde losdilemas se solventen mediante votos; stos no representan necesariamente laconcordia entre los corazones, fruto del Espritu. Un snodo es representacinde la voluntad de la Iglesia comotal. Cada uno de nosotros, por la vocacin queha recibido sentir sano orgullo por pertenecer al Cuerpo de Cristo, y sincerahumildad por reconocerse uno de sus miembros.

    55. El anlisis lcido y creyente de la experiencia nos ayudar apartir de la realidad concreta, pues es a ella y no a nuestros ingenuos idealismosa quien se dirigen nuestros trabajos. No hay mejor metodologa que la que parte

    15 Cf. Prefacio Comn VII: T, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, comohusped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has derramadoel Espritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta, tu reino, como

    estado, la libertad de tus hijos, como ley, el precepto del amor. Esta oracin de la Iglesia tiene para ellafuerza de ley: Por su regeneracin en Cristo, se da entre todos los fieles una verdadera igualdad encuanto a la dignidad y accin, en virtud de la cual todos, segn su propia condicin y oficio, cooperan a

    la edificacin del Cuerpo de Cristo (CIC c. 208).

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    de la vida y de la experiencia leda desde la fe; ello nos capacitar paradistinguir los sonidos de los ecos y el estruendo meditico de un autnticosigno de los tiempos. El mtodo ha de estar al servicio de la corresponsabilidadeclesial, segn la misin que a cada uno le compete en una Iglesia toda ellaministerial.

    56. El Snodo sigue el siguiente itinerario:

    1. CONVOCATORIA: anuncio del Snodo Diocesano en lacelebracin de la eucarista el da 12 de octubre, Fiesta deNuestra Seora del Pilar, a las 12 horas, en la Catedral.

    2. FASEPREPARATORIA: sensibilizacin desde la oracin.3. FASE DE REFLEXIN: anlisis, bsqueda y reflexin.4. FASE SINODAL: debatiremos sobre las propuestas

    presentadas, mirando a lo que ser el nuevo itinerariopastoral de nuestra dicesis.

    5. EUCARISTA DE CLAUSURA: presentaremos los dones de estaexperiencia diocesana, celebraremos lo vivido y

    pediremos al Seor que bendiga y multiplique esteimpulso evangelizador. Ser la cima de todo lo que hemosvivido y trabajado, y el punto de partida de nuestra accinmisionera: oracin, reflexin y propuestas de accin endocilidad a lo que el Seor quiere de nosotros en la horapresente.

    8.- Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva(Ap 21, 1)

    57. Queridos diocesanos, no quisiera que nadie en la Dicesis sesintiera ajeno a este acontecimiento. Por gracia de Dios todos somos ricosespiritualmente para poder ser generosos. Estoy convencido de que todosalcanzis a ver la trascendencia de lo que todo esto supone. Todos comobautizados participamos del sacerdocio comn, siendo llamados a esta misin ysintindonos corresponsables. Hagamos nuestra la herencia recibida denuestros mayores, testigos de la fe. No nos instalemos en la aoranza detiempos pasados, resurjamos de la esperanza del Seor. No convirtamos enestatua de sal la semilla que hoy empieza a germinar.

    58. Nuestra poca ofrece sus dificultades pero tambin sus

    oportunidades. En cada momento Cristo nos est acompaando. nimo! Parala tarea que nos espera no partimos de cero, sino del fruto de las generacionesque nos precedieron, hoy semilla que hoy haremos germinar. Ella ser un da el

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    pan del que otros se alimenten. No olvidemos que en este momento crucialsomos responsables de que la fe del Apstol Santiago perviva en este rincn denuestra Galicia y de nuestro Occidente.

    59. La nueva evangelizacin nos incumbe a todos: arzobispo,sacerdotes, personas consagradas y laicos. El presbiterio diocesano, lascomunidades religiosas, los institutos seculares, los movimientos laicales y lasparroquias han de sentirse vivamente comprometidos. El servicio queprestamos cada uno necesita de la ayuda de todos. Por eso os convoco y animo

    a todos los cristianos de nuestra Iglesia diocesana para que os sintisconcernidos y corresponsables en este acontecimiento. Que no haya ningncristiano, ningn grupo o institucin que no se vea implicado ni sumergido enel dinamismo de este Snodo diocesano.

    60. Como ya indiqu ms arriba, vuestro Obispo es el que msnecesita de la cooperacin de todos. Pido al Seor me d sabidura parareconocer la aportacin de cada uno, y decisin para que redunde en beneficiode todos. Soy testigo, desde que el Seor me puso al frente de vosotros comoPastor de vuestra fe y grandeza de nimo. Reconozco en el sentir de san Pablohacia su querida comunidad de Corinto todo mi agradecimiento: Doy gracias a

    Dios continuamente por vosotros, por la gracia de Dios que se os ha dado en CristoJess; pues en l habis sido enriquecidos en todo; en toda palabra y en toda ciencia (1Cor 1, 4-5).

    61. Pongo en Mara, Madre de Esperanza, y bajo las diversasadvocaciones, con que tiernamente la invocamos y amamos en nuestra Dicesis,toda mi filial confianza, convencido de que ella nos ensear a escuchar laPalabra de Dios, encarnarla en nuestra vida diocesana, y cumplirla. A suproteccin materna y al patrocinio del Apstol Santiago nos encomendamos.

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    9.- Oracin para el Snodo

    Dios Padre, mira con bondada esta Iglesia Compostelana

    que, a ejemplo del Apstol Santiago,peregrina con el compromiso

    de vivir y anunciar el Evangelio.

    Te pedimos la luz y la fuerza de tu Espritupara agradecer tus dones,

    reconocer nuestras deficienciasy asumir el compromiso de la nueva evangelizacin.

    Que los trabajos del Snodo,acontecimiento de gracia y de renovacin,

    nos ayuden a adherirnos fielmente a Cristo,mantenindonos fuertes en la fe,

    seguros en la esperanzay constantes en el testimonio de la caridad.

    Con la intercesin materna de la Virgen Maray el patrocinio del Apstol Santiago,bendice, Seor, nuestros proyectos,

    anima nuestro espritu de comunin eclesialy danos un renovado impulso en la vida cristiana.

    Amn.

    Os saluda con afecto y bendice en el Seor,

    + Julin Barrio Barrio,Arzobispo de Santiago de Compostela