“Terra Iberica” - Aracne editrice · discursivos, expresivos u otros– a las que desempeñan...

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Collana diretta da Patrizia Botta Sezione II, “Ricerca” “Terra Iberica” 3 A10 215

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Collana direttada Patrizia Botta

Sezione II,“Ricerca”

“Terra Iberica”

3

A10215

Collana “Terra Iberica”

diretta daPatrizia BOTTA

Comitato di redazione

Elisabetta VACCARO (Capo-Redattore)

e

Carla BUONOMI

Aviva GARRIBBA

Debora VACCARI

Sezione II, “Ricerca”, n. 3

Direzione e Redazione

Cattedra di Letteratura SpagnolaDipartimento di Scienze del Libro e del Documento

Facoltà di Lettere e FilosofiaUniversità di Roma “La Sapienza”

Piazzale Aldo Moro, 500185 Roma

[email protected]@fastwebnet.it

Los marcadores del discursoen el español peninsular

y sus equivalencias en italiano, I

María José FLORES

Estructuradores de la información, conectores,reformuladores y operadores discursivos

Copyright © MMVIIIARACNE editrice S.r.l.

[email protected]

via Raffaele Garofalo, 133 a/b00173 Roma(06) 93781065

ISBN 978–88–548–1640–4

I diritti di traduzione, di memorizzazione elettronica,di riproduzione e di adattamento anche parziale,

con qualsiasi mezzo, sono riservati per tutti i Paesi.

Non sono assolutamente consentite le fotocopiesenza il permesso scritto dell’Editore.

I edizione: giugno 2008

5

ÍNDICE

1. Los marcadores del discurso 9

1.1. Los marcadores del discurso: estado de la cuestión

9

1.2. Los marcadores del discurso: categoría y propiedades gramaticales

11

1.3. Los marcadores del discurso: denominación, funciones y

clasificación

16

1.4. Los marcadores del discurso: dificultades que entraña su aprendizaje e importancia de un estudio contrastivo

26

2. Estructuradores de la información 31

2.1. Estructuradores de la información: los comentadores 2.1.1. La partícula pues: el pues comentador 2.1.1.1. Pues como introductor de un comentario nuevo y valioso 2.1.1.2. Pues como introductor de intervenciones reactivas a

preguntas, a actos directivos (mandatos y solicitudes) y a aseveraciones

2.1.1.2.1. Pues como refuerzo de un acto ilocutivo en respuestas a preguntas absolutas

2.1.1.2.2. Pues como introductor de intervenciones reactivas a preguntas no absolutas

2.1.1.2.2.1. Pues como índice de vacilación en la respuesta o atenuación de esta

2.1.1.2.2.2. Otros valores del marcador pues en la respuesta a preguntas no absolutas

2.1.1.2.2.3. Pues ya ve y pues nada 2.1.1.2.2.4. Pues que 2.1.1.2.2.5. Pues como introductor de una respuesta que se

considera obvia 2.1.1.2.3. Pues como introductor de intervenciones reactivas a actos

directivos (mandatos y solicitudes) y a aseveraciones 2.1.1.2.3.1. Pues en la réplica a un mandato o solicitud 2.1.1.2.3.2. Pues como introductor de la réplica a una aseveración 2.1.1.2.3.2.1. Pues como realce del comentario que introduce

32 33 35

37

38

45

45

48 50 52

53

54 54 55 56

6 Índice

57

59 67 68 69 78 78 82 83 87 91

2.1.1.2.3.2.2. Pues como índice de tono polémico 2.1.1.2.3.2.3. Pues en contextos explícitamente exclamativos y en

contextos irónicos 2.1.1.2.3.2.4. Pues ya ves 2.1.1.3. Pues como introductor de una pregunta 2.1.1.4. Pues en contextos condicionales y concesivos-adversativos 2.1.1.5. Pues como estructurador de la conversación 2.1.1.5.1. Recuperación del tema principal tras una digresión 2.1.1.5.2. Pues en el cierre de la conversación 2.1.1.5.3. Pues eso y pues nada 2.1.2. El comentador pues bien 2.1.3. Los comentadores así las cosas, dicho esto y dicho eso

2.2. Estructuradores de la información: los digresores 2.2.1. El digresor por cierto 2.2.2. Los digresores a propósito y a todo esto 2.2.3. Los marcadores con valor digresor por otra parte, por otro lado y por lo demás

92 93 99

101

3. Los conectores 111

3.1. Conectores aditivos 3.1.1. El conector aditivo además 3.1.2. El conector aditivo encima 3.1.3. El conector aditivo es más 3.1.4. El conector aditivo aparte

3.2. Conectores consecutivos 3.2.1. Los conectores consecutivos por tanto, por consiguiente y de

ahí que 3.2.2. Los conectores consecutivos así que, así, y así pues 3.2.3. El conector consecutivo de modo que 3.2.4. El conector consecutivo entonces 3.2.5. El conector consecutivo conque

3.3. Conectores contraargumentativos 3.3.1. Los conectores contraargumentativos en cambio, por el

contrario, al contrario y antes al contrario 3.3.2. Los conectores contraargumentativos sin embargo y no

obstante

111 113 120 124 126 127 131136 143 145 152 157 158 166 171

Índice 7

3.3.3. Los conectores contraargumentativos con todo, ahora bien y ahora

3.3.4. El conector contraargumentativo eso sí 3.4. Los conectores que y es que

3.4.1. Lo que pasa es que, la verdad es que, lo cierto es que, el caso es que, lo único es que y resulta que

177 180 192

4. Reformuladores 203

4.1. Los reformuladores o sea y es decir 4.1.1. El reformulador o sea 4.1.2. El reformulador es decir

4.2. Los reformuladores explicativos esto es y a saber

4.3. Reformuladores rectificativos 4.3.1. Los reformuladores rectificativos mejor dicho y mejor 4.3.2. Los reformuladores rectificativos más bien y digo

4.4. Reformuladores de distanciamiento 4.4.1. Los reformuladores de distanciamiento en cualquier caso y

en todo caso 4.4.2. Otros reformuladores de distanciamiento: de todos modos,

de todas formas, de todas maneras, de cualquier modo, de cualquier forma y de cualquier manera

4.5. Reformuladores recapitulativos

4.5.1. Los reformuladores recapitulativos al fin y al cabo y después de todo

4.5.2. El reformulador recapitulativo total

4.6. El marcador en fin

205 206 214

219

222 222 224

226

226

230

236

237 241

245

5. Operadores argumentativos 253

5.1. Los operadores de refuerzo argumentativo en realidad y en el fondo

253

Bibliografía citada

257

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1. LOS MARCADORES DEL DISCURSO 1.1. Los marcadores del discurso: estado de la cuestión

Si bien en la tradición gramatical española, desde Nebrija en adelante, no faltan reflexiones acerca de algunas partículas cuya función o funciones, en determinados casos, no se ajustan, o superan –por tratarse de usos discursivos, expresivos u otros– a las que desempeñan habitualmente en el marco de la sintaxis oracional1, el estudio sistemático, y desde una distinta perspectiva de estas formas, es relativamente reciente –las aportaciones anteriores son de indudable interés, pero marginales y aisladas2–, y está estrechamente ligado al desarrollo de la lingüística textual, de la gramática del texto3, del análisis del discurso4, de los diversos enfoques de la pragmática5 –con su revisión y nueva definición del concepto de contexto–, de la denominada en español Teoría de la Relevancia (formulada por Sperber y Wilson)6 y de la Teoría de la Argumentación (elaborada por

1 Para una historia del estudio de las partículas (en el que destacan autores como Juan de

Valdés 1535; Gregorio Garcés 1791; Vicente Salvá 1830; Andrés Bello, 1847; Samuel Gili Gaya 1943 y María Moliner 1966-1967), véase MARTÍN ZORRAQUINO, Los marcadores del dis-curso desde el punto de vista cit., pp. 19-53, espec. pp. 19-26. Para estas y las siguientes indi-caciones abreviadas se remite a la bibliografía final.

2 Como señala BOSQUE: «El diminutivo latino que reconocemos con el término partículas es el primer síntoma del tradicional desinterés por estas unidades, que se traduce en la relativa falta de atención que han recibido en nuestra tradición. Una de las razones de este desinterés puede encontrarse en el papel central que poseen otros aspectos de la gramática en esa misma tradición, y en el papel relativamente marginal que cumplirían para el que se preocupara úni-camente de las relaciones lógicas que las preposiciones manifiestan». A este respecto, el cita-do autor destaca, por el contrario, que «esas ‘partes menores’ son esenciales en la sintaxis, porque no suelen remitir a conceptos o ideas que se correspondan con otro mundo que el de las relaciones puramente gramaticales», Las categorías gramaticales cit., p. 193.

3 Para los límites entre la lingüística textual y la gramática del texto, así como para sus di-ferentes objetivos y modalidades de análisis véase CASADO VELARDE, Introducción a la gramá-tica cit., pp. 9-11; así como su posterior estudio Lingüística del texto y marcadores cit., pp. 55-70.

4 Véase CALSAMIGLIA BLANCAFORT y TUSÓN VALLS, Las cosas del decir cit., espec. pp. 15-26. 5 Entendida, en palabras de ESCANDELL VIDAL, como «El estudio de los principios que re-

gulan el uso del lenguaje en la comunicación, es decir, las condiciones que determinan el em-pleo de enunciados concretos emitidos por hablantes concretos en situaciones comunicativas concretas, y su interpretación por parte de los destinatarios», Introducción cit., p. 16.

6 En este sentido, especifica PORTOLÉS: «La versión española de su libro fundamental Relevance (1986) ha preferido el anglicismo relevancia a pertinencia, aunque la traducción al

10 Capítulo 1

Anscombre y, en modo especial, por Ducrot)7. Disciplinas y enfoques metodológicos más interesados en los fenómenos propios del uso que en los puramente estructurales y clasificativos, y que han puesto de relieve la importancia del texto, respecto a la frase, como verdadera unidad comunica-tiva8, y han contribuido, con la superación de una perspectiva gramatical en favor de una perspectiva pragmática, a ampliar el marco de los estudios lingüísticos y a aclarar numerosas e importantes cuestiones y aspectos de naturaleza lingüística que la gramática del enunciado no había logrado explicar9. En palabras de Llorente Arcocha:

el fallo esencial de las gramáticas oracionales no es el producido por haber dejado de lado el estudio de las relaciones interoracionales; de hecho, muchos de los que han trabajado atendiendo preferentemente al nivel oracional no han dejado de referise a este tipo de relaciones (por ejemplo, S. Gili Gaya). El problema, en realidad, tiene que ver con el modo en el que se ha enfocado el estudio de los fenómenos lingüísticos, que ha impedido advertir que el comportamiento de muchos elementos tanto oracionales como extraoracionales sólo puede explicarse pragmática y discursivamente (esto es, funcionalmente). En consecuencia, las dificulta-des no han llegado tanto a causa de las limitaciones oracionales de las

francés del propio Sperber es La pertinence y en italiano se habla de pertinenza. En cualquier caso, si se prefiere utilizar relevancia, se ha de tener cuidado de no interpretarlo como “im-portancia”», Marcadores cit., p. 19, nota 9.

7 Para la Teoría de la Argumentación, esencialmente semántica, véase PORTOLÉS, “La Teoría de la Argumentación” en la lengua y los marcadores cit., pp. 79-91. Para la Teoría de la Rele-vancia, cuyo alcance no es sólo lingüístico, sino cognitivo, en sentido amplio, al presentarse co-mo una teorización sobre el funcionamiento de la comunicación humana, véase MONTOLÍO

DURÁN, “La Teoría de la Relevancia” y el estudio de los marcadores cit., pp. 93-119. Un rico y claro panorama y análisis de ambas teorías y de los autores españoles que se inscriben en sus respectivos marcos teóricos lo ofrece GARRIDO RODRÍGUEZ, Los conectores y la Teoría de la ar-gumentación y Los conectores y el Enfoque Procedimental, en Conectores contraargumentati-vos cit., respec. pp. 53-77 y pp. 103-124, véanse también pp. 122-123.

8 En este sentido, como señala ALTIERI BIAGI: «L’ipotesi di fondo [della grammatica testua-le], che sviluppa e contraddice la grammatica della frase, è che solo un’unità di base più ampia della frase possa rendere conto della capacità del parlante-ascoltatore di dominare il discorso, cioè di interrelare enunciati in un piano globale che li rende semanticamente (oltre che sintatti-camente) coerenti. Alla coppia chomskiana frase/enunciato viene dunque sostituita quella te-sto/discorso, come unità fondamentali rispettivamente della competenza e dell’esecuzione», Lin-guistica cit., pp. 278-279.

9 En palabras de CONTE: «La raison d’être delle grammatiche testuali è la loro capacità di spiegare fenomeni linguistici inesplicabili secondo una grammatica dell’enunciato», La Lin-guistica cit., p. 17.

Los marcadores del discurso 11

gramáticas como por la orientación formalista predominante en los estudios lingüísticos de nuestro siglo10.

Pero se trata, como se ha dicho, de estudios relativamente recientes y que, en el caso concreto que nos ocupa, deben afrontar, además, las numerosas dificultades que presenta el análisis de una categoría tan amplia, heterogénea y compleja como la que algunos autores, a quienes sigo, denominan marcadores del discurso. No extraña, por tanto, que estos elementos lingüísticos, como señalan Martín Zorraquino y Montolío Durán, aún no hayan sido definidos ni explicados por completo: «estamos lejos todavía de poder describir y explicar satisfactoriamente la totalidad de las unidades que se suelen incluir bajo la denominación de marcadores del discurso; es más, el propio concepto de marcador del discurso plantea problemas y dista de estar adecuadamente definido, sobre todo desde el punto de vista gramatical»11. Hecho que se reflejará, como veremos, en la diversa denominación que dan a estas unidades los distintos autores, así como en la definición, descripción funcional y clasificación que ofrecen de ellas. Pero veamos antes las cuestiones relacionadas con la categoría y las propiedades gramaticales de los marcadores, sobre las que existe un mayor acuerdo.

1.2. Los marcadores del discurso: categoría y propiedades gramaticales

Las partículas que se incluyen en el amplio grupo de los marcadores del discurso provienen, como señala Portolés, de una variada serie de sintagmas que, por una parte, van perdiendo sus posibilidades de flexión y combinación y, por otra, van abandonando su significado conceptual y se especializan en otros de procesamiento12. Se trata, fundamentalmente –en ciertos casos se habla de categorías gramaticales complejas no definidas aún ni con exactitud ni de modo unánime13–, de adverbios y locuciones adverbiales, prepo-

10 LLORENTE ARCOCHA, Organizadores de la conversación cit., pp. 12-13. 11 MARTÍN ZORRAQUINO y MONTOLÍO DURÁN, Presentación, en Los marcadores del discurso

cit., p. 13. 12 PORTOLÉS, en MARTÍN ZORRAQUINO y PORTOLÉS, Los marcadores cit., p. 4060. 13 En este sentido, comenta MARTÍN ZORRAQUINO: «Las partículas constituyen un auténtico

cajón de sastre en el que los conceptos de adverbio, preposición, conjunción e interjección re-sultan claramente insuficientes para dar cuenta de las propiedades de todos los elementos in-variables con que cuenta el español […]. Sin embargo, no me atrevo a proponer nuevos tér-minos ni a caracterizar nuevas categorías gramaticales en el interior de los marcadores discur-sivos del español», Los marcadores del discurso desde el punto de vista cit., p. 52. Por su par-

12 Capítulo 1

siciones14 y construcciones nominales con preposición, conjunciones, locu-ciones prepositivas, locuciones conjuntivas, interjecciones y formas ape-lativas verbales y nominales15. En este sentido, y por lo que concierne a la lengua italiana, puntualiza Berretta:

Per quanto riguarda la forma dei connettivi, sarà chiaro che si tratta di una classe aperta, sia nel senso che non è possibile dare un elenco chiuso di elementi linguistici che nell’italiano attuale servono da connettivi testuali (al massimo se ne potranno indicare alcuni più frequenti), sia nel senso che le categorie morfologiche e sintattiche di appartenenza non sono presta-bilite. Possono essere usati come connettivi testuali: interiezioni (eh), con-giunzioni coordinanti (e, ma, ecc.), e –più raramente– subordinanti (per esempio perché giustificativo), avverbi (cioè, intanto, appunto e simili) –ma si tenga conto dei confini incerti di queste categorie, nelle grammatiche come nei vocabolari–, aggettivi numerali (primo, secondo, ecc.: nelle enumerazioni argomentative e non), sintagmi preposizionali (per esempio, in realtà, ecc.), espressioni performative (dice, ripeto, ecc.), ed intere frasi, anche complesse16.

te, BOSQUE puntualiza que casi todos los estudiosos reconocen «que los instrumentos de los que disponemos para poner orden en ese tradicional cajón de sastre [las partículas] son poco precisos, probablemente porque las categorías de preposición, conjunción y adverbio –y los sintagmas que conforman– son insuficientes en sí mismas para determinar la estructura de unidades tan complejas», Las categorías gramaticales cit., p. 194. Idénticas dificultades se encuentran también en el ámbito de la lingüística italiana: «le cose non sono così semplici: anche, pure o nemmeno possono considerarsi congiunzioni […] ma c’è chi le classifica come avverbi […]. Lo stesso si dica per dunque e pertanto, e per moltre alte forme ‘intermedie’», SERIANNI, Grammatica italiana cit., p. 232.

14 En contra de la opinión de algunos autores PORTOLÉS excluye las preposiciones: «Las categorías gramaticales a las que pertenecen estas unidades son: la conjunción, el adverbio y la interjección –a saber, aquellas que la gramática tradicional considera invariables menos las preposiciones–; a ellas añado formas apelativas con base nominal (hombre/mujer) o verbal (mira/oye). El motivo de la exclusión de las preposiciones se encuentra en su significado […]. El significado de los marcadores discursivos es de procesamiento y, por consiguiente, no con-tribuye a las condiciones de verdad de una proposición. Esto no sucede con los usos preposi-cionales», Marcadores cit., p. 50.

15 Como señala PORTOLÉS, estas formas apelativas verbales (oye, vamos, etc.) y nominales (hombre, mujer), «Tienen un uso discursivo evidente, carecen de todas las posibilidades flexi-vas de las unidades originales –nominales o verbales– y no conservan idéntico significado […]. No obstante, no se puede decir que formen una clase gramatical específica», ibid., p. 74.

16 He eliminado de la cita algunas escasas referencias que hace la autora al corpus que está analizando, BERRETTA, Connettivi testuali cit., p. 243. DARDANO, por su parte, señala: «Nella linguistica moderna l’ambito dei connettivi comprende generalmente: le congiunzioni coordi-native, molti avverbi, alcuni pronomi e i segnali discorsivi, detti anche marcatori discorsivi, presenti soprattutto nella lingua parlata e in particolare negli scambi conversazionali (si va da

Los marcadores del discurso 13

En cuanto a sus propiedades y caracterización gramatical los marcadores del discurso, a pesar de ser muy distintos entre sí (tanto desde el punto de vista categorial, como desde el de su distribución y funciones pragmáticas), muestran una serie común de propiedades sistemáticas. Como indica Martín Zorraquino, cuyas palabras resumo17, suele tratarse de elementos invariables o en proceso de gramaticalización18. Desde un punto de vista sintáctico y dada su situación externa a la oración (no forman parte del contenido proposicional de esta), los marcadores no representan entidades adyacentes al grupo predicativo y, por ello, no pueden ser sustituidos por los elementos pronominales o deícticos que marcan habitualmente las funciones com-plementarias, ni pueden ser sometidos a interrogación parcial, o focalizables o enfatizables por medio de una perífrasis de relativo. Del mismo modo, no admiten gradación, ni cualquier otro tipo de cuantificación, ni pueden ser sometidos a negación. Muestran incompatibilidad con la coordinación, aunque sí pueden yuxtaponerse19 y a menudo, lo hacen. Aunque habitual-mente se señalan, para muchos de los marcadores, tres posiciones posibles dentro del enunciado en el que comparecen: la inicial, la media o intermedia y la final –versatilidad distribucional que es consecuencia de la marginalidad de los marcadores respecto al núcleo oracional–, no hay que olvidar, como

varie espressioni monorematiche, come ecco, già, certo, vabbè, macché, ecc., a locuzioni del tipo come ho già detto, come si vedrà in seguito, in conclusione, tirando le somme, ecc.). Tipi particolari di connettivi sono le congiunzioni subordinative (per esempio quando e mentre so-no definitivi connettivi simultanei di temporalità) e le preposizioni. Tuttavia, in base a una classificazione mirata a evidenziare i valori funzionali, alcuni studiosi distinguono tra connes-sione (congiunzioni coordinative) e trasposizione (preposizioni, congiunzioni subordinative e alcuni relativi)», I connettivi cit., p. 183.

17 MARTÍN ZORRAQUINO, Los marcadores del discurso desde el punto de vista cit., espec. pp. 35-51; véase también PORTOLÉS, Propiedades gramaticales de los marcadores cit., pp. 4059-4071, y PONS BORDERÍA, Conexión y conectores cit., pp. 47-60.

18 Para este rasgo, que permite distinguir cuándo una partícula funciona realmente como marcador del discurso, véase MARTÍN ZORRAQUINO, Los marcadores del discurso desde el pun-to de vista cit., pp. 45-48; véase también PORTOLÉS, Propiedades gramaticales de los marca-dores, en MARTÍN ZORRAQUINO y PORTOLÉS, Los marcadores cit., pp. 4059-4062.

19 A propósito de la yuxtaposición puntualiza CORTÉS RODRÍGUEZ: «la unión asindética, por la importancia que en el lenguaje oral tienen tanto los elementos de tipo entonativo como la im-provisación y la espontaneidad, va a ser el elemento habitual de relación entre unidades suprao-racionales, y de ahí, como indican Alcalde Cuevas y Prieto de los Mozos, su importancia como factor que interviene en la conformación de la coherencia del texto. Ahora bien, mantener el término yuxtaposición en el coloquio obliga a replantear la noción del término y no reducirlo a unidades lingüísticas en un mismo nivel, sino a todos aquellos casos que impliquen la posi-bilidad de activar una ‘continuidad de sentido», Sobre conectores, expletivos y muletillas cit., p. 24.

14 Capítulo 1

nos recuerda la citada Martín Zorraquino, que tal movilidad se halla bastante condicionada, ya que, además de que existen marcadores que ocupan una posición fija –como, por ejemplo, ahora bien–, la posición de “todos” ellos está supeditada a ciertas reglas de distribución –relacionadas con la coherencia o congruencia semánticas en la organización del discurso–, así como al tipo de categoría originaria a la que pertenezca el marcador: los adverbios, las locuciones adverbiales y las interjecciones presentan mayor libertad posicional que las conjunciones y que las preposiciones gramaticalizadas.

Por lo que se refiere a las marcas de entonación, los marcadores del discurso, salvo el pues comentador, se encuentran, como indica Portolés, limitados como incisos por la entonación, lo que significa que en una pronunciación esmerada se percibe una pausa posterior al marcador y a veces también anterior. En la escritura, tal entonación se refleja habitual-mente situando el marcador entre comas, aunque pueden encontrarse ejemplos en los que no aparece ningún signo de puntuación, o aparecen los dos puntos20; regla que, como veremos, no siempre será respetada. Por su parte, Martín Zorraquino comenta que si bien no es fácil sistematizar las relaciones existentes entre los rasgos suprasegmentales y los “sentidos” de los marcadores, existen, en la elocución de estos, junto a fenómenos supra-segmentales puramente idiolectales y, por tanto, asistemáticos, señales suprasegmentales sistemáticas que indican determinados sentidos para las partículas discursivas21.

Sobre las características gramaticales y suprasegmentales de los que denomina “connettivi testuali” –que coinciden, en buena medida, como podrá notarse, con las de los marcadores españoles– señala Berretta:

Dalle varie definizioni che si trovano nella letteratura si ricavano solo due elementi di carattere generale: (i) l’appartenenza dei connettivi testuali al livello del discorso in quanto tale; (ii) l’essere tali connettivi costituenti autonomi, separati rispetto alle strutture frasali cui sono accostati o in cui sono inseriti; e (iii) dal punto di vista pragmatico, il fatto che essi collegano atti linguistici […]. Quanto al punto (ii) […], l’autonomia sintattica degli elementi che funzionano come connettivi, noteremo come effettivamente essi tendano ad apparire in inizio (o fine) di frase (o paragrafo, o inciso), spesso seguiti (preceduti) da una pausa […]; oppure come, quando

20 PORTOLÉS, en MARTÍN ZORRAQUINO y PORTOLÉS, Los marcadores cit., p. 4065. 21 Postulado que la citada autora ejemplifica con los marcadores bueno y claro; MARTÍN

ZORRAQUINO, Los marcadores del discurso desde el punto de vista cit., pp. 48-51.

Los marcadores del discurso 15

compaiono all’interno di una frase, vi siano inseriti quasi come un inciso, ed in modo totalmente indifferente al rango sintattico della frase che gli accoglie. La loro autonomia è d’altra parte analoga a quella degli “avverbi di frase”22, dei quali condividono i comportamenti descritti da Martín 1974 (che qui semplifico e adatto all’italiano): a) impossibilità di sottoporli a negazione […]; b) difficoltà di metterli in rilievo con la formula “È… che” […]; c) impossibilità di modificarli con avverbi […]. Questi criteri, legati ai tre punti […], non valgono tutti per tutti i connettivi testuali: la varietà di forme di questi ultimi è tale da renderli non sottoponibili a ‘prove’ oggettive analoghe23.

También Bazzanella señala la autonomía tonal de los conectores en

italiano («i segnali discorsivi costituiscono spesso un gruppo tonale, preceduto e seguito da pause virtuali»); su carácter de elementos externos al contenido proposicional («In quanto espressioni di atteggiamenti modali o di interazione discorsiva, i segnali discorsivi rimangono esterni al contenuto proposizionale […] e non fanno parte, sintatticamente, della frase»); el hecho de que no puedan ser “interrogati” («non è possibile cioè formulare una domanda che abbia come risposta un segnale discorsivo»), ni modificables por adverbios de cantidad interrogativos, ni sometidos a negación. Sobre sus características distribucionales y factores prosódicos comenta la citada autora:

I segnali discorsivi non hanno una collocazione rigida; alcuni segnali discorsivi, come diciamo, insomma, guarda, niente, possono trovarsi in posizione iniziale, mediana o finale […]. A volte, in base alla posizione e all’intonazione, si ha una sfumatura di significato diversa. Per esempio

22 En su estudio sobre el sistema adverbial italiano LONZI dedica un pequeño apartado a

los que denomina “avverbi connettivi”, sobre los cuales señala: «Gli avverbi connettivi, per es.: cionostante, però, tuttavia, di conseguenza, quindi, dunque, perciò, invece, diversamente, istituiscono un nesso tra il fatto denotato (stato di cose o evento) o l’atto linguistico rappresen-tato dalla frase in cui si trovano, e il fatto denotato o l’atto linguistico rappresentato da una frase del contesto […]. Gli avverbi connettivi possono ricorrere in tutti i tipi di frasi; possono mettere in relazione due frasi dichiarative collegando due stati di cose […] o due eventi […]; possono collegare due atti linguistici […], siano essi espliciti (Ti consiglio…) o impliciti (Prova a…); o possono collegare al contesto precedente un atto di domanda […] o un ordine […]», Il sintagma avverbiale cit., p. 411.

23 BERRETTA puntualiza, a propósito de su última afirmación: «E, forse, non è neppure cor-retta l’idea di sottoporre unità più volte definite come di natura e livello pragmatici, discorsi-vi, a prove sintattiche di tipo tradizionale. Resta, credo, la validità di quanto detto come fascio e di caratteristiche, e se non altro di indizi per l’individuazione dei connetivi testuali», Con-nettivi testuali cit., pp. 248, 250-251.

16 Capítulo 1

guarda iniziale, con intonazione ascendente, richiama soprattutto l’attenzione, stabilendo una base comune d’intesa […]. Mentre guarda finale, con intonazione discendente, rinforza l’enunciato, sottolineando la convinzione del parlante […]. Oltre che in base alla posizione, la sfumatura di significato di cui sono portatori i segnali discorsivi nei diversi contesti varia in base ai tratti prosodici. Molto spesso i segnali discorsivi costituiscono un gruppo tonale e si comportano a tutti gli effetti come elementi parentetici. […]. In altri casi il segnale discorsivo è assorbito in un’unità tonale più ampia24.

1.3. Los marcadores del discurso: denominación, funciones y clasificación

La diversidad de posiciones teóricas desde las que se enfoca el análisis de

estas partículas25, y el hecho de que se trate de estudios relativamente recientes, como he dicho, ha dado lugar a una gran diversidad terminológica por lo que se refiere a su denominación: enlaces extraoracionales, rela-cionantes supraoracionales, marcadores, marcadores del discurso o discur-sivos, conectores, conectores discursivos, conectores pragmáticos, partícu-las discursivas, enlaces textuales, tópico, y otros.

Esta pluralidad terminológica merece, a mi juicio, ser examinada con cierto detenimiento, aun a riesgo de pecar de prolija, porque está estrechamente relacionada con las distintas funciones que los diversos autores atribuyen a las partículas que estamos examinando y remite, en último término, a la no homogénea interpretación del concepto de “marcador”, además de ser fuente de más de un equívoco, en particular modo por lo que concierne al empleo, “genérico” o no, del término conector. En este sentido, junto a autores como Cortés Rodríguez, que utiliza el término marcador del discurso como una “hipercategoría”26, otros emplean

24 BAZZANELLA, I segnali discorsivi cit., pp. 227-232. 25 Para este tema véase PONS BORDERÍA, Conexión y conectores cit., pp. 20-25. 26 A este respecto comenta CORTÉS RODRÍGUEZ: «Todo lo dicho [la diversidad de puntos de

vista con la que se refieren distintos autores a un mismo término y la necesidad de establecer un marco general para los marcadores del discurso] nos lleva a considerar el vocablo como una hipercategoría y a distinguir en principio dos amplios apartados: uno, más propio del plano dialógico, que comprendería “todos los marcadores de estructuración del discurso oral”, tanto los orientados al interlocutor, como los orientados al tema y al propio hablante, y otro, más propio del campo monológico, que comprendería los “marcadores de conexión en las secuencias del enunciado”, que se ocupan de las relaciones entre sentidos», Los estudios del español hablado cit., p. 349.

Los marcadores del discurso 17

esta denominación para referirse, de forma global, a toda la categoría en examen, y consideran los conectores como una tipología de los primeros27; por su parte, Boyero Rodríguez, en su estudio sobre los marcadores

conversacionales, diferencia netamente estos de los que denomina conectores, entendidos como partículas que coordinan elementos dentro de la oración, por lo que, en opinión de la citada autora, se trata de dos categorías distintas28. Para otros lingüistas, como Pons Bordería, el término conector tiene un sentido mucho más amplio, de valor genérico29. Él mismo explica, con gran claridad, el porqué del desacuerdo terminológico existente

27 Con estas palabras explica PORTOLÉS su preferencia por el término marcador: «[la] difi-

cultad para hallar un significado de conexión en ciertos marcadores me ha obligado a renun-ciar al término conector para referirme a toda esta clase de unidades. He preferido el más neu-tro de marcador. Limito, pues, el uso de conector para un tipo concreto de marcadores que realmente conectan de un modo semántico-pragmático un miembro del discurso con otro expreso en la mayoría de sus usos o si no, con una suposición contextual fácilmente accesible; se trata de unidades como además, por tanto o sin embargo», Marcadores cit., pp. 36-37.

28 Estas son las características y diferencias que existen, a su juicio, entre conectores y marcadores, que, en parte, adapto y resumo: «1) los conectores tienen caracteres semánticos estables (de contenido denotativo natural o primario), los marcadores no, ya que su objetivo es orientar cierta comunicación hacia un fin (fenómeno de enfoque), tratando de integrar el conocimiento situacional con el significado ‘procesado’ o no natural, es decir, el sentido; 2) los conectores realizan y coordinan elementos dentro de la oración. En cambio los marcadores realizan y coordinan actos de enunciación, y por tanto establecen relaciones entre unidades de habla, ya sean proposiciones, acciones, turnos de palabra, etc.; 3) los conectores no tienen ca-pacidad de causar efecto, los marcadores sí. Por ello, los marcadores pueden y tienen capaci-dad para construir y transformar situaciones discursivas. Su función está unida al plano inte-raccional; 4) los conectores están organizados en un sistema convencional deductivo, recono-cido y clasificado por la gramática. Los marcadores, en cambio, operan sobre un sistema de comunicación abierto –la conversación–, y sus propiedades funcionales están ligadas a las re-glas de la conversación; 5) los marcadores son unidades de estrategia discursiva y los conec-tores no; 6) los marcadores son marcas de ejecución (imponen una acción) y los conectores no», BOYERO RODRÍGUEZ, Los marcadores conversacionales cit., pp. 115-116, véanse también pp. 315-316.

29 A diferencia de Boyero Rodríguez, PONS BORDERÍA incluye entre los conectores partícu-las como oye, mira y claro, y especifica, además, que no considera como conectores a todas las unidades descritas en la tradición gramatical como conjunciones: «los conjuntos de con-junciones y conectores no abarcan los mismos elementos. El término conector se refiere a las conjunciones menos marcadas, por lo general conjunciones de coordinación (frente a las de subordinación), formalmente simples (frente a las locuciones) que, junto a sus usos prototípi-cos de conexión oracional, se pueden habilitar, además, para diversos tipos de conexión no oracional, de tipo extraoracional, argumentativo, del enunciado con la enunciación y del enun-ciado con la conversación. Este último punto las diferencia de conjunciones como mas, sino o ni, que con escasa frecuencia se emplean para este tipo de usos», Conexión y conectores cit., pp. 204-205.

18 Capítulo 1

sobre el término conector, y sus palabras me parecen de gran interés para entender realmente de qué estamos hablando:

La razón de este desacuerdo terminológico radica en las diferentes concepciones de conexión manejadas por cada acercamiento [teórico y metodológico]. Desde un punto de vista estrictamente gramatical, los conectores son los reflejos superficiales de unas relaciones lógicas subyacentes, que pueden ser agrupadas en dos clases sintácticas, la coordinación y la subordinación. Esta concepción logicista del lenguaje también puede rastrearse en autores como van Dijk, con su distinción entre conectores lógicos y conectores naturales. Por el contrario, si el punto de vista se sitúa en la conversación y no en las relaciones gramaticales, el concepto de conexión que se emplee será más laxo y cualquier elemento que una dos fragmentos de conversación, asegurando por ello la continuación de la conversación, será considerado, en sentido amplio, conector […]. En suma, los problemas planteados por el estudio de los conectores pueden resumirse del siguiente modo: a) El concepto de conexión es protéico y puede ser abordado desde distintos puntos de vista. b) Dicho término puede ser aplicado a dominios muy diferentes que van desde el puramente extraoracional hasta la unión de una oración con el concepto extralingüistico. c) El estudio de la conexión en una lengua determinada sólo puede llevarse a cabo mediante el análisis de sus conectores, pero d) la selección de unidades dependerá del punto de vista adoptado, e) las unidades adscritas a la conexión son hetereogéneas y f) la descripción de conectores supone la aparición de otras categorías pragmáticas30.

Otros autores emplean una denominación doble en la que reúnen los términos marcador y conector. Así, Cuartero Sánchez se refiere a los “marcadores o conectores discursivos”, que considera equivalentes a los “conectores extraoracionales”31, y Briz e Hidalgo emplean la denominación

30 Ibid., pp. 23-24 y 26. En palabras de MARTÍNEZ: «Igual que sucede con otros términos,

en la gramática no hay unanimidad a la hora de decidir qué es un conector y qué no. De he-cho, la propia palabra lo predispone para una acepción amplia, ya que puede aplicarse a cual-quier forma de enlace; por eso, según sea el marco de estudio (gramatical, pragmático o se-mántico), este término incluirá unidades linguísticas diferentes y de diversas categorías gra-maticales. Así, algunos autores incluyen bajo este vocablo las tradicionales conjunciones, las locuciones conjuntivas, diversos adverbios de “frase” e incluso sintagmas preposicionales», Conectando texto cit., p. 19.

31 CUARTERO SÁNCHEZ, en su estudio sobre “los signos” incluso, también y además, llega a la conclusión de que, de los tres citados, sólo incluso y además pueden considerarse conectores discursivos, Conectores y conexión aditiva cit., p. 318; para la equivalencia entre los términos marcador discursivo, conector discursivo y conector extraoracional, véanse pp. 56 y 58.

Los marcadores del discurso 19

“marcadores del discurso o conectores pragmáticos”, que subdividen en “conectores argumentativos” y “conectores metadiscursivos”32. Por su parte, Montolío Durán usa, indistintamente, los términos “marcadores discursivos” y “conectores discursivos”33.

También el término operador (u operador discursivo) plantea problemas. Así, por ejemplo, para Portolés, los operadores: «Son aquellos marcadores que por su significado condicionan las posibilidades discursivas del miembro del discurso en el que se incluyen, o al que afectan, pero sin relacionarlo por su significado con otro miembro anterior»34; mientras que Llorente Arcocha se aleja de esta distinción terminológica y nocional basada en el hecho de que la partícula concierna a un solo enunciado (operadores) o señale relaciones entre dos o más de ellos (conectores), e indica que, a su juicio, lo esencial es «distinguir dos tipos de relaciones que pueden establecerse entre enunciados o entre elementos de un mismo enunciado: las de carácter lógico-semántico (propias de los conectores), que ligan significados en relación causa-efecto, de adición, de temporalidad, etc., y las de naturaleza discursivo-pragmática (propias de los que llamo “operadores discursivos”), que vinculan entre sí las acciones emprendidas por los participantes en la interacción lingüística, organizándolas y engarzándolas entre sí», y emplea el término “operador discursivo” para referirse a:

un conjunto de unidades listadas […] que se asocian convencionalmente no tanto a sentidos como a acciones o funciones de carácter discursivo […].

32 Acerca de los cuales señalan: «Como articuladores de las unidades de habla y, a la vez,

elementos de transición entre éstas, los conectores pragmáticos funcionan, ya en el plano lo-cal, ya en el plano global de la conversación, como instrucciones de la actividad argumentati-va de los interlocutores y/o como trazos o señales de la actividad formulativa. En virtud de esta propiedad funcional, puede hablarse, respectivamente, de conectores argumentativos, si-guiendo la denominación de Anscombre y Ducrot (1983a), y de conectores metadiscursivos», BRIZ e HIDALGO, Conectores pragmáticos cit., pp. 123-124.

33 MONTOLÍO DURÁN, “La Teoría de la Relevancia” y el estudio cit. 34 A propósito del concepto de operador señala, además, PORTOLÉS, que no debe confun-

dirse el operador discursivo apenas visto con el operador argumentativo –concepto que pro-viene de la Teoría de la Argumentación– y que se opone al de conector argumentativo: «Se debe distinguir entre conectores y operadores argumentativos (véase O. Ducrot: 1982, 1983). Un conector argumentativo consiste en una unidad que articula dos miembros del discurso, o más, que intervienen en una estrategia argumentativa única (v. gr., pero, sin embargo, ade-más, etc.), y un operador argumentativo es una unidad que, aplicada a un contenido, transfor-ma las potencialidades argumentativas de ese contenido (v. gr. bien, casi, un poco, etc.). La mayoría de los operadores no forman parte de los marcadores del discurso […] al encontrarse integrados gramaticalmente en el sintagma en el que aparecen», Marcadores cit., p. 80.

20 Capítulo 1

Porque, a mi entender, el rasgo definidor pertinente de lo que llamo “operadores discursivos” es su capacidad de actos pragmático-discursivos, es decir, de actos necesarios para hacer avanzar la interacción, de actos que regulan el desarrollo del discurso (Caron (1977)), relacionan entre sí otros actos discursivos y, en resumen, se destinan a facilitar el procesamiento de la información35.

También en el ámbito de la lingüística italiana se advierte, aunque en

menor medida –es mucho menor el número de estudios sobre este tema–, una amplia diversidad terminológica en la denominación de estas partículas, de la que advertía Serianni en 1989:

L’individuazione e l’analisi dei vari tipi di segnali discorsivi da parte degli studiosi è tutt’ora in fase di elaborazione, e di conseguenza anche la terminologia impiegata per descriverli non è uniforme. Per il termine di segnali discorsivi […] ci siamo rifatti a LICHEM 1985. Altri termini in uso sono quelli di connnettivi pragmatici, oppure riempitivi, o ancora elementi di articolazione36.

Por su parte, Dardano, en un estudio más reciente, ya citado, recoge las

siguientes denominaciones: «connettivi (termine usato più frequentemente rispetto a connettori, v. anche: connettivi semantici, pragmatici, fatici), segnali discorsivi, marcatori (o indicatori) discorsivi (questi due ultimi termini sono usati anche nell’ambito della sociolinguistica, per indicare fenomeni di diversa natura), giuntivi, giuntori»37.

Berretta, la pionera de este tipo de estudios en Italia, diferencia entre “connettivi semantici, che collegano elementi contenutistici, in quanto tali” y “connettivi testuali o pragmatici” (objeto de su estudio). A su juicio, “i connettivi testuali” pueden establecer dos tipos de relaciones funcionales que coinciden, en buena medida, con las señaladas por Llorente Arcocha (recuerdo que el estudio de Berretta es anterior):

a) relazioni di carattere ‘semantico-discorsivo’, quando si introducono nel discorso per esempio la giustificazione di una affermazione, una conse-guenza che si trae da quanto prima detto, una spiegazione, una esem-plificazione, un’autocorrezione, una precisazione ecc. […] b) segnali di articolazione (che potremmo chiamare senz’altro demarcativi) che hanno

35 LLORENTE ARCOCHA, Organizadores de la conversación cit., pp. 13-14. 36 SERIANNI, Grammatica italiana cit., p. 233. 37 DARDANO, I connettivi cit., p. 186.

Los marcadores del discurso 21

una funzione più sintattica che semantica, demarcando la struttura interna del testo: per esempio i segnali di apertura e di chiusura di unità (paragrafi, incisi, ecc.), che servono anche a indicare cambiamenti di tema; continua-tivi o riempitivi, che tengono ‘aperto’ il discorso riempiendo lessicalmente una pausa (esempio tipico, le forme di esitazione); segnali di ripresa del discorso dopo una autocorrezione, una interruzione interna o esterna […]. I due gruppi sono senza dubbio distinti da un diverso carattere, essendo elementi (tendenzialmente) semantici i primi, ai quali appunto viene generalmente riservato il termine di ‘connettivi’, dal sapore logico-semantico, ed essendo elementi (tendenzialmente) sintattici o macrosin-tattici i secondi38.

Otros lingüistas italianos, como Bazzanella39, Mara40 y Serianni, emplean la denominación genérica segnali discorsivi41. Por su parte, Staiti utiliza el

38 Respecto a lo señalado, la citada autora especifica –y debe sumarse a la advertencia im-

plícita en “tendenzialmente”– que, desde el punto de vista de la función que realizan en el texto: «essi sono largamente affini, contribuendo ugualmente a strutturare il testo al suo inter-no. Le forme stesse dei due gruppi sono inoltre in larga sovrapposizione […]. In conclusione, mi pare che i due gruppi possano giustificatamente essere riuniti sotto l’unica etichetta di connetivi testuali», BERRETTA, Connettivi testuali cit., p. 242.

39 La citada autora define “i segnali discorsivi” como: «quegli elementi che, svuotandosi in parte del loro significato originario, assumono dei valori aggiuntivi che servono a sottoline-are la strutturazione del discorso, a connettere elementi frasali, interfrasali, extrafrasali e a e-splicitare la collocazione dell’enunciato in una dimensione interpersonale, sottolineando la struttura interattiva della conversazione», y diferencia sus funciones en “funzioni interattive” y “funzioni metatestuali”, cada una de ellas dividida en numerosos apartados, BAZZANELLA, Segnali discorsivi cit., p. 225.

40 MARA define estos elementos –no olvidemos que su estudio se centra en el “italiano par-lato”–, como «categoria in cui si uniscono tutti gli elementi linguistici che stabiliscono e assi-curano la negoziazione interazionale in conversazioni naturali spontanee», y propone para ellos diversas funciones, Per un’analisi dei segnali discorsivi cit., p. 178.

41 Para SERIANNI: «I segnali discorsivi sono quegli elementi che hanno la funzione di orga-nizzare la presentazione del testo comunicativo secondo certi criteri dimensionali (formule di apertura e chiusura del discorso) e logico-narrativi (rinvii a quanto già detto o a quanto si dirà in seguito, elementi di giunzione, ecc.». El citado autor distingue dos funciones para los mar-cadores del discurso: «I segnali discorsivi svolgono, in linea di massima, due funzioni: quella di segnali di delimitazione o demarcativi (segnali di apertura o di chiusura posti all’inizio o alla fine di un testo o di una porzione di testo), e quella di connettivi (elementi di giunzione ed articolazione interna tra le varie porzioni del testo)»; y señala, además, que «Molti segnali di-scorsivi possono essere adoperati sia come demarcativi che come connettivi», Grammatica i-taliana cit., pp. 232-233.

22 Capítulo 1

término connettivi interfrasali42, y Dardano connettivi43. Otros términos que suelen aparecer en sus estudios son particelle44 y riempitivi45.

No siempre será fácil reconocer, ni en el ámbito lingüístico español ni en el italiano, las tipologías funcionales que hemos ido examinando al hablar de las partículas46, máxime si tenemos en cuenta el hecho de que «una misma

42 STAITI divide “i connettivi interfrasali”, en dos tipos, pero, a diferencia de la distinción

que establece Berretta, considera el primer grupo no “connetivi semantici”, sino “connettivi sintatici”, y el segundo “connettivi pragmatici”, Connettivi interfrasali cit., pp. 309-316.

43 DARDANO afirma que «I connettivi, che a differenza delle proforme non hanno necessa-riamente un punto d’attacco, sono elementi linguistici di varia forma e natura usati per: a) connettere tra loro elementi presenti nella stessa frase o in frasi diverse; b) evidenziare la strutturazione del discorso; c) favorire il passaggio da un argomento all’altro; d) allacciare rapporti con altre sequenze testuali e/o con altri testi», y distingue, como Berretta y Staiti, dos tipos de connetivi, aunque con una ligera diferencia terminológica, ya que, para él, los prime-ros son “connettivi semantici” y los segundos “connettivi pragmatici”; el citado autor puntua-liza, además: «Questi connettivi semantici contribuiscono a fondare delle condizioni di verità; per questo carattere si distinguono dai connettivi pragmatici, i quali manifestano sia la parte-cipazione del parlante all’atto comunicativo sia le relazioni di interdiscorsività che uniscono il mittente al destinatario». Si bien, como él mismo reconoce, no siempre será fácil distinguir-los: «La distinzione fra i connettivi semantici e i connettivi pragmatici non è sempre agevole anche per il fatto che uno stesso connettivo, a seconda del contesto, può svolgere sia l’una che l’altra funzione», I connettivi cit., pp. 182 y 184.

44 Denominación sobre la que especifica DARDANO: «Quest’ultima è una denominazione tradizionale (ma conservata anche nella linguistica moderna), con la quale si indicano quegli elementi lessicali invariabili, perlopiù monosillabici e atoni, che servono di legamento nella frase o hanno funzione accessoria, come talune congiunzioni, preposizioni, interiezioni, e av-verbi; alle particelle si riconoscono i seguenti caratteri: invariabilità (si tratta di unità non fles-sive), scarsa entità fonetica (lineare, segmentale e soprasegmentale), significato relazionale», ibid., pp. 182-183.

45 Con el término riempitivi se hace referencia a un particular tipo de connettivi «che tengo-no ‘aperto’ il discorso riempiendo lessicalmente una pausa (esempio tipico, le forme di esitazio-ne)», BERRETTA, Connettivi testuali cit., p. 241. En palabras de BAZZANELLA: «I riempitivi vengo-no utilizzati per mantenere la parola, indicando difficoltà di pianificazione (tipica del parlato spontaneo). Si trovano spesso assieme a ‘pause piene’ (ee, ehm, nm), a ‘pause vuote’ (cioè silen-zi più o meno lunghi), al prolungamento della vocale precedente e a indicatori di correzione nel caso in cui il parlante in corso si renda conto, tramite il feed-back, che il suo enunciato non è ac-cettabile per qualche motivo», I segnali discorsivi cit., p. 234. STAITI, por su parte, se muestra contraria a considerar «i riempitivi (non so, ecco e sim.) come connettivi interfrastici (Bazzanella 83), poiché si cancellerebbe così la distinzione fra la funzione fatica e la funzione connettiva di alcune espressioni (polifunzionali)», Connettivi interfrasali cit., p. 313.

46 Término por cuyo mantenimiento abogaba MARTÍN ZORRAQUINO, ya que, en su opinión, tiene “la ventaja de resultar apto para referirse a elementos que operan en la gramática de la oración y en la del discurso (o en el marco de la enunciación); el uso del término partícula podría favorecer, por ello, el estudio del ‘sentido’ fundamental de las unidades aludidas, que, muchas veces (quizá no siempre), remite a un valor subyacente a ambos planos (la oración y

Los marcadores del discurso 23

unidad lingüística puede unas veces formar parte de una oración como enlace de conexión, y otras puede formar parte de un enunciado en el proceso de enunciación en cuyo caso es un marcador conversacional que actúa de elemento relevante dentro de la conexión a la que se somete»47. Al respecto, no hay que olvidar que los marcadores del discurso –que poseen una serie de propiedades funcionales inherentes y otras que adquieren en virtud de su entorno sintagmático, segmental y prosódico–, no son sólo enlaces de conexión enunciativa, sino también marcas de la estructura de la conversación, a cuya progresión coherente contribuyen, y a la que añaden, con frecuencia, relevantes matices argumentativos.

Todo ello explica el hecho de que buena parte de los autores que se ocupan de los marcadores prefieran considerarlos no como clase formal, sino como clase funcional48 –algo que está estrechamente relacionado con el carácter no gramatical, sino semántico-pragmático del concepto de marcador del discurso49–, así como las muchas dificultades que comporta cualquier

el discurso) […]. En cualquier caso, junto a partícula debería utilizarse especificaciones que hicieran explícito el nivel de análisis en el que se opera (partículas discursivas/particulas oracionales)», Partículas y modalidad, apud CASADO VELARDE, Introducción a la gramática cit., pp. 30-31.

47 BOYERO RODRÍGUEZ, Los marcadores conversacionales cit., p. 87. 48 Como señala PONS BORDERÍA: «Pocos autores se manifiestan a favor de la consideración

de los conectores como clase formal, debido a las dificultades para formar un paradigma ho-mogéneo. Más frecuente es la postura de considerarlos como clase funcional», Conexión y conectores cit., p. 49. Teniendo en cuenta las categorías funcionales, FUENTES RODRÍGUEZ dis-tingue –dentro de lo que denomina “paradigma de los relacionantes supraoracionales”– entre: “relacionantes aditivos”, “relacionantes de oposición” (que subdivide en “restrictivos” y “exclusivos”; habla también de “combinatorias con valor opositivo-concesivo” y “restrictivos poco gramaticalizados”), “relacionantes de causalidad”, “relacionantes temporales” y “orde-nadores discursivos”, y “relacionantes reformulativos”, La sintaxis cit. También CASADO

VELARDE prefiere hablar de “las funciones textuales y sus marcadores” y las presenta en una amplia lista, que posteriormente ilustra, en la que, entre otros, aparecen conceptos como «adi-ción», «advertencia», «afirmación», «cierre discursivo», «concesividad», «conclusión», «én-fasis», «enumeración», etc., Introducción a la gramática cit., pp. 36-38. Lista que reproduce, con modificaciones –al concepto de “función” añade, muy oportunamente, el de “sentido”– en Lingüística del texto y marcadores cit., pp. 64-66.

49 A este respecto comenta PORTOLÉS: «El concepto de marcador del discurso no es un concepto de fundamento gramatical, sino semántico-pragmático. Se basa en el tipo de signifi-cado de ciertas unidades lingüísticas. Este significado es un significado de procesamiento, no un significado conceptual, aunque, de hecho, muchas unidades lingüísticas –tal vez, todas– con significado conceptual poseen algo de significado de procesamiento y buena parte de las unidades con significado de procesamiento conservan restos de su significado conceptual ori-ginario», Marcadores cit., pp. 73-74. Por su parte, BOSQUE puntualiza que el término conector,

24 Capítulo 1

intento de clasificación pormenorizada de los marcadores del discurso, sobre cuyo corpus, por otra parte, como ya se ha podido notar y como iremos viendo con más detalle, no existe un acuerdo unánime. Sobre la cuestión de la clasificación comenta Berretta, al ilustrar su método de trabajo y tras haber analizado los intentos de clasificación propuestos por algunos importantes autores: «la modesta proposta di chi scrive è quella di cercare categorie a base funzionale, senza troppo preoccuparsi all’inizio di collegarle fra loro in un modello onnicomprensivo, e indagare invece come è governata, all’interno di ciascun tipo, la selezione delle forme e quale è la correlazione con diversi tipi di testo»50. Palabras a las que pueden sumarse las de Pons Bordería: «es necesario adoptar una visión categorial no estricta sino difusa […]. Esta visión teórica se ajusta mejor a lo que muestra la descripción de usos, es decir, que un conector, no es un elemento monolítico especializado en una sola función, sino una forma que puede ser habilitada para desempeñar diversas funciones»51.

Con todo, no puede negarse que una clasificación como la que ofrece Portolés, reproducida, con algunos cambios, en Martín Zorraquino y Portolés, resulta muy útil, aunque pueda ser discutible en alguno de sus puntos, como toda clasificación, ya que permite una rica y cómoda visión de conjunto de un corpus tan intrincado como el de los marcadores del discurso en español, en el que no es fácil orientarse, y establece unos provechosos parámetros de los cuales partir para el aprendizaje y análisis de estas partículas.

Martín Zorraquino y Portolés subdividen los marcadores del discurso en cinco grandes grupos:

1) Estructuradores de la información subdivididos en comentadores (pues, pues bien, así las cosas, dicho esto, dicho eso); ordenadores (en primer lugar/en segundo lugar; por una parte/por otra parte; de un lado/de otro lado, etc.); digresores (por cierto, a propósito, a todo esto)

y lo mismo podría decirse de otros equivalentes, «no designa tanto una categoría gramatical como una propiedad discursiva», Las categorías gramaticales cit., p. 194.

50 BERRETTA, Connettivi testuali cit., pp. 252-253. Para las distintas propuestas de clasificación véase también p. 251. Por su parte, SIMONE señala que «Dei connettivi sono state tentate diverse, anche molto complicate, classificazioni, che è inutile discutere qui. È sorpren-dente però che queste classificazioni somiglino molto a quelle elaborate dalla grammatica tra-dizionale», Fondamenti cit., pp. 424-425.

51 PONS BORDERÍA, Los apelativos oye y mira cit., pp. 227-228.

Los marcadores del discurso 25

2) Conectores subdivididos en conectores aditivos (además, encima, aparte, es más, etc.); conectores consecutivos (así pues, por tanto, de ahí, así, entonces, etc.); conectores contraargumentativos (en cambio, por el contrario, al contrario, antes bien, sin embargo, no obstante, con todo, ahora bien, ahora, eso sí, etc.) 3) Reformuladores subdivididos en reformuladores explicativos (o sea, es decir, esto es, a saber, etc.); reformuladores rectificativos (mejor dicho, más bien, digo); reformuladores de distanciamiento (en cualquier caso, en todo caso, de todos modos, etc.); reformuladores recapitulativos (en suma, en fin, total, al fin y al cabo, después de todo, etc.) 4) Operadores argumentativos subdivididos en operadores de refuerzo argumentativo (en realidad, en el fondo); operadores de concreción (por ejemplo, en particular, etc.) 5) Marcadores conversacionales subdivididos en marcadores de modalidad epistémica (“marcadores de evidencia”: desde luego, por supuesto, claro, naturalmente, sin duda; “marcadores orientativos sobre la fuente del mensaje”: por lo visto, al parecer); marcadores de modalidad deóntica (bueno, bien, vale, de acuerdo, etc.); enfocadores de la alteridad (hombre, bueno, vamos, mira, mire, oye, oiga, etc.); metadiscursivos conversacionales (ya, sí, bueno, bien, eh, este)52.

52 Respecto al último grupo, analizado por Martín Zorraquino, los citados autores puntua-

lizan que incluyen en él «las partículas discursivas que aparecen más frecuentemente en la conversación. Con esta división no se pretende determinar un límite estricto entre lo conver-sacional y lo no conversacional: todo discurso es, en esencia, dialógico y, de hecho, muchos de los marcadores que se han incluido en los grupos precedentes pueden aparecer también en la conversación; asimismo, bastantes marcadores conversacionales se emplean a menudo en los textos escritos. Pero la conversación constituye una situación comunicativa peculiar, con propiedades específicas, que determinan, o favorecen, la presencia de una serie de marcado-res», MARTÍN ZORRAQUINO y PORTOLÉS, Los marcadores cit., p. 4081. En el anterior trabajo de PORTOLÉS, los “operadores discursivos” incluían a los “operadores de refuerzo argumentativo” (en realidad, en el fondo, en rigor, de hecho, en efecto, la verdad, claro, desde luego, etc.), a los “operadores de concreción” (por ejemplo, verbigracia, en especial, en particular, en con-creto, etc.), y a los “operadores de formulación” (bueno); el quinto grupo se denominaba “marcadores de control de contacto“ (hombre, mujer, mira, oye, etc.), Marcadores cit., p. 146.

26 Capítulo 1

En el presente trabajo me ocupo de los cuatro primeros bloques vistos anteriormente53, aunque con algunos cambios (presento una distinta organización de los reformuladores; incluyo por otra parte, por otro lado y

por lo demás en el grupo de los digresores, y añado algunos marcadores como que y es que)54.

1.4. Los marcadores del discurso: dificultades que entraña su aprendi-

zaje e importancia de un estudio contrastivo

Los marcadores del discurso constituyen uno de los principales escollos

–por carecer, en general, de un contenido conceptual claro– con los que se encuentra el hablante no nativo en el aprendizaje de una lengua extranjera. En palabras de Montolío Durán: «el hecho de que estas partículas discursivas no puedan caracterizarse en términos conceptuales [es decir, desde el punto de vista de su significado] permite entender por qué es tan difícil para un hablante no nativo manejar con soltura los conectores y, en general, los marcadores discursivos en una lengua extranjera»55; de ahí la importancia que «questa problematica assume nell’insegnamento delle lingue straniere e nella traduzione»56. Al respecto, señala Simone: «Per quel che riguarda l’uso che fanno dei connettivi, le lingue differiscono tra loro. Alcune ne usano più largamente di altre, e può trattarsi di connettivi che trovano difficilmente corrispondenza da una lingua all’altra. Buona parte dei connettivi non hanno un significato facilmente rappresentabile, perché servono ad indicare i rapporti tra le clausole e le loro parti»57.

Por ello, puede resultar muy fructífero el estudio contrastivo de los marcadores del discurso

58, ya que, como señala Calvi:

53 Del quinto de ellos me ocupo en Los marcadores del discurso en el español peninsular y su

equivalencia en italiano II: marcadores conversacionales, en avanzado estado de elaboración. 54 Lo cual no implica la mínima crítica al extraordinario trabajo de Martín Zorraquino y Por-

tolés, con quienes me siento en gran deuda, así como con los restantes autores y autoras que apa-recerán frecuentemente citados en estas páginas.

55 Apud LENARDUZZI, Nuevos enfoques y disciplinas cit., pp. 154-155. 56 MARA, Per un’analisi dei segnali discorsivi cit., p. 177. Por lo que se refiere a la traduc-

ción, no hay que olvidar que la reproducción escrita de los diálogos carece, obviamente, de las marcas suprasegmentales que tanto favorecen la comprensión del mensaje en el intercambio dia-logal.

57 SIMONE, Fondamenti cit., p. 425. 58 Como señalan MARTÍN ZORRAQUINO y MONTOLÍO DURÁN: «sería deseable un mayor nú-

mero de contribuciones centradas en los aspectos más representativos de la lingüística con-

Los marcadores del discurso 27

tra le varie aree linguistiche, quella relativa al discorso è certamente la più delicata dal punto di vista dell’analisi contrastiva, data la complessa interazione di fattori strutturali e pragmatici. Ma questo tipo di confronto è di grande utilità; ad esempio, è stato osservato che le violazioni ad alcune norme correnti nella conversazione in una certa lingua possono risultare più dannose, ai fini comunicativi, degli errori grammaticali o di pronuncia59.

Para el corpus de ejemplos me he servido de una serie de novelas y

relatos de autores españoles, con estilos literarios muy distintos, traducidos al italiano60, con la convicción de que, aun sin llegar a ser documentos de

trastiva: por ejemplo, acerca de la traducción de los marcadores». A lo que añaden: «Mención especial merece la necesidad de aplicar los conocimientos que vamos obteniendo sobre estas unidades, tan importantes desde el punto de vista comunicativo, a la enseñanza del español como lengua extranjera», Presentación, en Martín Zorraquino y Montolío Durán, Los marca-dores del discurso cit., pp. 14-15.

59 CALVI, Didattica di Lingue Affini cit., p. 74. Véase MATTE BON, Análisis de la lengua y enseñanza cit., pp. 67-84.

60 Se trata de las siguientes obras y traducciones (doy sólo los títulos y los nombres de au-tores y traductores; para las referencias bibliográficas véase bibliografía; alguna traducción aparece datada con fecha anterior a la del original porque cito este por una edición posterior a la primera): Camilo José CELA, La colmena; L’alveare, (trad. de) PONZANELLI. ID., Café de ar-tistas; Il Caffè degli artisti, (trad. de) SANDRONI. Javier CERCAS, Soldados de Salamina; Soldati di Salamina, (trad. de) CACUCCI. Almudena GRANDES, Malena es un nombre de tango; Malena. Un nome da tango, (trad. de) CARMIGNANI. Luis LANDERO, Juegos de la edad tardía; Giochi tardivi, (trad. de) GUADALUPI. Javier MARÍAS, Mañana en la batalla piensa en mí; Domani nella battaglia pensa a me, (trad. de) FELICI. ID., Cuando fui mortal; Quand’ero mortale, (trad. de) FELICI. ID., Corazón tan blanco; Un cuore così bianco, (trad. de) TOMASINELLI. Carmen MARTÍN

GAITE, La Reina de las Nieves; La Regina delle Nevi, (trad. de) FINASSI PAROLO. ID., Nubosidad variable; Nuvolosità variabile, (trad. de) FINASSI PAROLO. ID., Lo raro es vivir; Lo strano è vi-vere (trad. de) FINASSI PAROLO. Antonio MUÑOZ MOLINA, El invierno en Lisboa; L’inverno a Li-sbona, (trad. de) LIVERANI. Arturo PÉREZ-REVERTE, La Reina del Sur; La Regina del Sud, (trad. de) BOVAIA. Eduardo MENDOZA, La aventura del tocador de señoras; Il tempio delle signore (trad. de) FINASSI PAROLO. De los títulos, salvo en dos ocasiones, se cita sólo el inicio o una pa-labra significativa; de las traducciones se da solamente el número de página. En la trans-cripción de los ejemplos no empleo los corchetes (“[…]”) ni al inicio ni al final en los frag-mentos narrativos, salvo cuando el primer o último vocablo va precedido de un signo de pun-tuación que no sea el punto. En las réplicas, en las que es más significativa la posición ocupa-da por el marcador, los pongo siempre que elimino alguna parte del texto. En el original espa-ñol aparecen a veces usos laístas a los que no me referiré, como tampoco a los errores de tra-ducción que no tengan que ver directamente con los marcadores; sigo las últimas reglas dicta-das por la RAE respecto a la acentuación de los pronombres demostrativos. Por supuesto que no pretendo en absoluto “criticar” a los traductores citados, cuya dificilísima y a menudo in-grata labor merece todo mi respeto.

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“habla viva”, se acercan bastante a esta, y la reflejan con amplitud, puesto que, como bien indica la citada Calvi:

Certamente il dialogo letterario non è pura trasposizione di quello reale, ma ne con-serva tracce rilevanti; anche le strategie adottate dallo scrittore per restituire l’insieme degli elementi contestuali ed extra-verbali che completano la catena co-municativa, oltre alle sue scelte di stili, registri e modalità discorsive, possono aiu-tare a far luce su alcuni meccanismi dialogici. In sostanza, un testo letterario offre spunti significativi per lo studio pragmalinguistico del dialogo, proprio per l’iperfunzione comunicativa che lo contraddistingue e la selezione cui viene sotto-posto il materiale che lo costituisce […]. Gli scrittori sono tra i migliori interpreti della loro lingua; soprattutto romanzieri e drammaturghi, ne offrono un modello pluridiscorsivo, che va dal codice ristretto dei parlanti popolari a quello elaborato degli utenti colti, passando per un’ampia gamma di registri e varianti61.

Por otra parte, no puede olvidarse, como señala Briz, que «junto a los modos de expresión extremos, lo oral y lo escrito, se encuentran manifesta-ciones o reflejos diversos de lo oral en lo escrito, que convenimos en llamar en abstracto oralidad, y de lo escrito en lo oral o escrituridad»62. En el mismo sentido se pronuncian Narbona Jiménez: «Aunque nos hemos habituado a diferenciar una lengua hablada de otra escrita, tal separación no debe entenderse como oposición dicotómica radical»63, y Payrató: «salta a la vista que lo que se suele conocer por lengua oral no es en realidad una modalidad (unitaria) de la lengua, sino un conjunto (y muy variado) de modalidades. Esta consideración acompaña otra: el par oral/escrito debería ser planteado como una ambivalencia, y no como una dicotomía»64.

Como se verá, he dado mucho espacio a la descripción funcional de los marcadores del español peninsular y al análisis de los distintos matices que estos pueden aportar, con la esperanza de que pueda resultarle útil a los profesores de español como lengua extranjera. Se trata de un campo de estudio, a mi juicio, muy interesante, pero también de gran complejidad, al estar muy ligado a los intercambios comunicativos65 y, por ello, a los valores

61 CALVI, Dialogo reale e dialogo letterario cit., pp. 110-111. 62 BRIZ, Cuestiones previas: lo oral y lo escrito, en El español coloquial en la conversa-

ción cit., p. 24. 63 NARBONA JIMÉNEZ, Sintaxis del español coloquial cit., p. 157. 64 PAYRATÓ, Variación lingüística y modalidades cit., p. 191. 65 Intercambios que no se limitan a un mero proceso de codificación y descodificación de

enunciados, ya que en ellos tiene lugar una intensa labor de inferencia: «la simple decodifica-ción nunca es suficiente, pues la comunicación humana es una comunicación esencialmente inferencial», PORTOLÉS, Marcadores cit., p. 15.

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metadiscursivos y modales y a la interpretación subjetiva de los mismos –sobre todo, en el análisis del corpus de ejemplos–, a lo que deben sumarse las dificultades que entraña todo estudio contrastivo, con el inconveniente añadido que supone a veces establecer si un determinado uso lingüístico, en la lengua italiana, pertenece a la norma o debe considerarse de uso “regional”, ya que, como señala Serianni:

parlare di «italiano» tout court, […] è un’astrazione, forse ancor più di quanto non sia l’usare etichette del genere per altre grandi lingue europee. C’è un italiano scritto e un italiano parlato, diverso da una regione all’altra (sulla base di fatti prosodici, fonetici, lessicali e morfosintattici: in misura diversa a seconda del livello socioculturale del parlante, e con una diversa capacità connotativa). Ci sono –anche prescindendo dalla variabile diatopica– diversi tipi di italiano parlato a seconda delle diverse situazioni comunicative. Ciò non toglie che si possa astrarre con F. Sabatini un “italiano medio” unitario e soprarregionale “prevalentemente parlato e anche scritto”66.

66 SERIANNI, Il problema della norma linguistica cit., pp. 49-50. SABATINI, en el trabajo al

que hace referencia Serianni, define el “italiano dell’uso medio” como «una VARIETÀ DELLA

LINGUA NAZIONALE che si distingue abbastanza bene sia dallo standard, sia dalle varietà re-gionali (di qualsiasi livello socioculturale). A questa varietà si addice –meglio di altre deno-minazioni più riduttive o vaghe, come ‘italiano collo-quiale’ o ‘colloquiale-informale– il no-me di ‘italiano dell’uso medio parlato e scritto”, e, per brevità, ITALIANO DELL’USO MEDIO. È denominazione fin qui non canonizzata, ma certo utilizzata chissà quante volte dagli studio-si, quando si sono avvicinati al concetto che qui stiamo precisando», L’“Italiano dell’uso me-dio” cit., p. 171. En el presente trabajo procuraré atenerme al “italiano dell’uso medio”.