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  • 7/26/2019 Giusti - Hegel Ante La Modernidad

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    ARETE Vol

    l

    l 1989

    HEGEL

    AN1E LA

    MODERN1DAD

    Hegel es uno de los primeros filsofos

    odemos que

    toma distancia frente al senti

    iento triunfalista de su poca, pero sin

    :sconocer la originalidad de las nuevas for

    as de pensamiento e innovacin poltica.

    su filosofa debemos una caracterizacin

    mceptual de la modernidad en su conjun

    ' gracias a la conciencia histrica

    con

    te sta es juzgada. Lo propio y esencial de

    s tiempos modernos es, para Hegel, el

    >rincipio de la subjetividad". El tral:ojo se

    vide en dos partes: primeramente,

    la

    con

    pcin de Hegel es interpretada como una

    ma de posicin ante el debate contempo

    neo representado por la querelle des an-

    :?n s el moJernes continuacin, se

    lenta mostrar que esta actitud terica ante

    modernidad constituye

    el

    hilo conductor

    toda la obra

    de

    llcgcl.

    Miguel Giusti

    ('Hegel

    facing

    Modcm

    Times") Hegel

    is

    one

    of

    the first

    modem

    philosophers that

    keeps his distance from the arrogant atti

    tude

    of

    his time, without disregarding the

    originality of the

    new

    ways of thought and

    political innovation.

    We

    owc to his philo

    sophy a conceptual c h a r a c t e r i / A ~ t i o n of Mod-

    ero Times as a whole thanks to thc histori

    cal consciousness with which the former

    is

    judge.d. The proper and essential aspect of

    ~ o e m

    Times is, for Hegel, thc

    p r i n e ~ p l e

    of subjectivity". The paper

    is

    divided into

    two

    parts: on the one hand, Hcgcl's concep

    tion is interpreted as taking a stand with

    respect to the contcmporary debate repre

    scnted by the querelle des anciens el des mo-

    dernes On

    the othcr hand, the

    A

    intcnds

    to

    show that this theorctical attitude facing

    \1odcm Times constitutes thc linc along

    hich

    all of llcgcl's wvrks dcvclop

    Transl. by R Rizo-Patrn)

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    "El derecho de la libertad subjetiva constituye el punto central y el vira

    e en la diferenciacin entre la

    antigedad

    y la poca

    moderna.

    Este derecho ha

    ido enunciado en su infinitud en el cristianismo y convertido en efectivo prin

    ipio universal de una nueva forma del mundo". Formulaciones como sta,

    lcstinadas a caracterizar conceptualmente

    l mundo

    moderno por oposicin a

    a antigedad, aparecen con no poca frecuencia en las obras de Hegel y mere

    en un atento anlisis. En ellas se pone de manifiesto la permanente preocupa

    in de Hegel por descubrir

    l

    nexo existente entre los planteamientos filosfi

    os y el contexto histrico de su surgimiento, prefigurando as en buena medi

    la nuestra actual comprensin y caracterizacin de las pocas histricas. Una

    mportante contribucin en tal sentido

    es

    su anlisis conceptual de los prohle

    nas fundamentales de

    la

    modernidad poca histrica en la que nos encontra

    nos an hoy, y sobre cuya delimitacin y significado puede constatarse una

    bierta controversia en la comunidad cientfica en generaJ.2

    No son pocos los testimonios que dan cuenta con elocuencia del senti

    niento de superioridad de la propia poca a lo largo de la Edad Moderna, la

    lustracin y la Revolucin Francesa. Sumamente sugerente, entre ellos, es la

    amasa

    querelle des anciens et des modernes.

    cuyas repercusiones. son an pcr-

    Hegel, G.W.F.,

    Principios de

    la

    fosofa del derecho

    (en adelante

    FD ,

    traduccin de

    Juan Luis Vennal. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1975, 124, Obs., pp.

    155-156.

    Para citar slo algunos ejemplos, podran consultarse los trabajos de Jrgen Haber

    mas:

    Das unvol/endete Projel der Moderne, en: Kleine polilische Schrifien

    1-IV

    Frankfun a.M.: Ed. Suhrkamp, 1981, pp. 444-464, y

    Der philosophische Diskurs

    der Moderne,

    Frankfun a.M.:

    Ed

    Suhrkamp, 1985 (de prxima aparicin en l edito

    rial Taurus

    de

    Madrid). Asimismo: Blumenberg, H.,

    Legitimitiit der NeuzeiJ,

    Frank

    fun

    a.M.:

    Ed

    Suhrkamp, 1973-1976; Koselleck, R.,

    Vergangene Zukunft,

    Frankfun

    a.M.: Ed. Suhrkamp, 1979.

    43

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    ceptibles en el pasaje citado de Hegel. Pero, ms que por la originalidad de su

    desenlace conceptual, aquella disputa es interesante por los presupuestos teri

    cos y las simplificaciones histricas que se ponen all de manifiesto. Vere

    mos, en este ensayo, que la caracterizacin hegeliana del mundo moderno pue

    de ser interpretada como una respuesta original al problema sugerido por dicha

    querelle

    Procuraremos, ante todo, poner en cuestin un prejuicio muy difundi

    do, de acuerdo al cual la filosofa de Hegel haba asumido irreflexivamente el

    credo ilustrado del progreso o el proyecto metafsico de la subjetividad moder

    na. Porque la novedad de su interpretacin de la poca reside justamente en ha

    ber entendido la relatividad histrica de la Ilustracin y de la metafsica de la

    subjetividad, mostrando que stas reflejan en cierto modo el desgarramiento y

    la alienacin de la poca toda. "Hegel no es el primer filsofo perteneciente a

    los tiempos modernos"

    -escribe

    acertadamente J Habermas- "pero s el pri

    mer filsofo para quien la modernidad se convierte en un problema. En su teo

    ra se hace visible la constelacin conceptual formada por la modernidad, la ra

    cionalidad y la conciencia e la poca".3

    Ahora bien, a qu llama Hegel ms exactamente "mundo moderno" o

    "tiempos modernos".4 Cmo caracteriza esta poca y en qu sentido esta ca-

    3 Der philosophische Diskurs der ModerM,

    o.c.,

    p

    57.

    4. Las expresiones que Hegel emplea con ms frecuencia

    en

    alemn son:

    modeme

    Welt", "modeme Zeit" y "modeme Zeiten".

    No

    se halla en su obra el sustantivo

    -

    demidad,

    aunque, como venimos diciendo, el significado que Hegel atribuye a sus

    expresiones

    l a

    caracterizacin de una

    poca-

    es una condicin indispensable pa

    ra la ulterior creacin de dicha forma sustantivada. Cf. a este respecto: Gumbrecht,

    H.-U.,

    Modern, Modernitiit, ModerM,

    en: Brunner,

    0.,

    Conze, W., Koselleck, R.

    (Editores),

    GeschichJliche Grundbegrif e,

    Stuttgart: Ed. K ett-Cotta, 1972ss., tomo

    4 (1978), pp. 93-131.

    44

    El trmino

    modernidad,

    a su vez, est muy lejos de ser un trmino unvoco, y

    ha

    si

    do

    definido de muy variadas formas. En este artculo nos concentraremos en la con

    cepcin hegeliana

    del

    problema. Pero es necesario advertir que, al menos desde los

    escritos de Baudelaire sobre la teora de la modernidad, a mediados del

    S

    XIX, el tr

    mino fue perdiendo el sentido de comprensin amceptual del perodo histrico de

    la Edad Moderna. La tesis

    de

    Baudelaire, segn la cual toda poca tendra su propia

    actualidad, es decir su propia mndernidad, amtribuy decisivamente a relativizar el

    empleo de

    tal

    expresin. Posteriormente (con excepcin de Nietzsche), el trmino

    se reserv para designar a la corriente esttica ms actual --{iferencindola en todo

    caso

    de

    la

    precedente-,

    pero

    ya

    no como caracteri7.acin de una determinada poca

    histrica. Esta prdida de significado provoc luego la creacin de nuevos concep

    tos, como

    por

    ejemplo el de

    avanl-garde

    en arte. la oposicin entre

    progresista

    y

    conservador en

    poltica, etc. Por cierto, no es casual que la relativizacin de este

    concepto sea un fenmeno paralelo a la difusin del historicismo, para el cual to-

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    acterizacin

    puede

    ser entendida como una crtica;'?

    En

    las reflexiones que si

    uen

    se hallar una respuesta global a

    estas

    preguntas.S A modo

    de

    introduc

    :in al problema,

    recordaremos

    en un primer momento los

    temas

    centrales

    de

    a

    mencionada

    querelle des anciens

    et

    des modernes a fin de identificar

    el

    con

    exto histrico y

    conceptual frente

    al cual se

    produce

    la toma

    de

    posicin

    de

    -Iegel.

    A continuacin, analizaremos

    la

    interpretacin hegeliana

    de

    la modemi

    lad de un

    modo

    ms sistemtico.

    fegel y

    la

    querelle des

    anciens et

    des modernes

    La famosa querelle fue desatada por

    Charles

    Perrault durante una sesin

    e la Acadmie r a n ~ a i s e en 1687, vale decir en los inicios

    de

    la Ilustracin.6

    aquella

    ocasin,

    Perrault

    defendi

    resueltamente, para

    el

    caso del

    arte,

    la

    su

    erioridad de

    los

    modernos frente a los antiguos, argumentando a tal efecto

    que

    das las pocas de la historia son igualmente idnticas desde un punto de vista meto

    dolgico. En ambos casos, se abandona un criterio explicativo unitario que haga

    posible efectuar diferenciaciones o delimitaciones en

    la

    historia. La

    necesidad

    de

    constatar un proceso acelerado de sucesin de pocas hihricas y de independiza

    cin de los mbitos de la existencia es convertida en

    virtud

    metodolgia. Podra de

    cirse, sin embargo, que esta evolucin haba sido anticipada y preparada

    por

    el de

    senlace de la

    querelle

    francesa.

    n

    efecto, en aquella ocasin se lleg prcticamente

    a imponer, a modo

    de

    consenso, la idea

    de

    que

    todo

    perodo histrico poseera su

    propio gusto y sus propios criterios estticos, de modo que ni los

    anciens

    ni los

    mo-

    demes

    podran ser considerados superiores.

    Ahora bien, estas dificultades relativas a la historia del concepto

    de modernidad

    ---5U pnlida de sentido como expresin tipificadora de una

    poca

    no deberan

    conducimos a abandonar, sino ms bien a dilucidar coo mayor rigor el problema

    subyacente a esta evolucin. La relativizacin del concepto ha puesto en cuestin

    el sentido unitario de la comprensin racional de

    la

    historia; pero este

    hecho

    no

    es un explanans sino un explanandum.

    Las ideas aqu expuestas han sido desarrolladas ms sistemticamente en

    mi

    libro

    Hegels Krilik der modernen Welt. ber die Auseinandersetzung

    mil

    den geschichtli-

    chen und systematischen Grundlagen der prakJischen Philosophie Wrzburg:

    Ed.

    KOOigshausen Neumann, 1987.

    Sobre

    la historia y el significado de la

    querelle cf.,

    principalmente: Jauss,

    H.

    R

    Asthetische Normen und geschichtliche Rejlexion in

    tr

    Querelle

    des

    Anciens et

    des Modernes

    en: Perrault, Ch.,

    Paraltele des Anciens et des Modernes en ce

    qw re-

    garde les Arts l t les Sciences

    reimpresin facsimilar de la edicin original de rua

    tro tomos,

    Pars 1688-1697), Mnchen:

    Ed.

    W. Fink, 1964,

    Einleitung

    pp. 8-64;

    asimismo: Jauss, H.R.,

    Lileraturgeschichte

    als

    Provokmioft

    Fran.kfurt a.M: Ed.

    Suhdcamp,

    1970.

    45

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    la manifiesta primaca de las ciencias de la poca desde Descartes y Coprnico

    deba hallar su correlato en una mayor perfeccin de las artes. Se pona as en

    cuestin, en la Ilustracin temprana, la concepcin cclica de la historia propia

    del Renacimiento, reemplazndola por un modelo de desarrollo progresivo, en

    el cual las edades de la historia coincidan metafricamente como lo sugiere

    la obra misma de Perrault con las etapas de desarrollo de la vida humana.

    Los antiguos somos nosotros ( e' est nous qui sommes les anciens ), escri

    be Perrault, dando a entender que la humanidad ha alcanzado en su poca la fa

    se de la madurez, vale decir, que ella representa la culminacin de un desarrollo

    histrico en cuyos inicios los

    anciens

    eran an

    jvenes.

    Es verdad que Pe

    rrault no logr imponer su opinin, pero el debate fue aleccionador. Luego de

    veinte aos de acaloradas discusiones, ambas partes se vieron obligadas a con

    ceder que cada poca posee sus propias costumbres y su propio sentido del gus

    to (su beau relatif' ), de modo que habra de evitarse hablar de imitacin o de

    superioridad en el mbito del arte. Como es sabido, esta polmica fue conti

    nuada en Alemania, especialmente gracias a la obra de Gottsched y Winckel

    mann.

    a

    posicin adoptada por Winckelmann fue original y paradjica: demos

    traba, de una parte, la necesidad de comprender histricamente las caractersti

    cas peculiares del arte griego, pero mantena, de otra parte, la invocacin a se

    guir su ejemplo.? Esta paradoja sirvi de estmulo para la creacin de teoras

    poticas de orientacin histrico-filosfica, tales como las teoras de Herder,

    Fr. Schlegel y Schiller. Al buscarse una caracterizacin conceptual diferente

    del

    arte

    antiguo y del arte moderno, la tradicional competencia entre ambos per

    da su razn de ser.

    La

    antigedad fue llamada clsica (en cuanto perfeccin

    de una poca pasada), y la modernidad (es decir, la Edad Media cristiana y la

    Edad Moderna) recibi el nombre de romntica .

    Ahom bien, sera sin duda un desacierto pensar que las controversias de

    la

    querelle

    afectaban por igual l conciencia que modernos e ilustrados tenan

    del valor de

    su

    propia poca. Es ciertamente un hecho muy significativo que

    la polmica se refiriese a la definicin del arte; este hecho merecera un anli

    sis que no es posible desarrollar aqu. Pero, en realidad, ninguna otra discipli

    na

    ni

    ninguna otra produccin cultural parecan dar lugar a una disputa seme

    jante. En efecto, los modernos no tenan duda alguna de su superioridad, con

    respecto a los antiguos, en filosofa, en ciencias naturales, en moral, en polti-

    7. Cf. Winckehnann, J.J., Geschichte der Kunst des Altertums Darmstadt: Wissen

    schaftliche Buchgesellschaft, 1982 (reimpr. de la ed. de Viena, 1934).

    6

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    1, en el avance de la tcnica y en el conocimiento del mundo en general. La

    retensin de Perrault de demostrar la superioridad de los modernos en el mbi-

    , de las artes reposaba justamente sobre la firme y generalizada conviccin de

    ue la ciencia natural moderna habra desplazado ya mucho tiempo atrs a la

    1encia antigua. Para ilustrar el alcance de este sentimiento de superioridad,

    lStara recordar el proyecto baconiano de un Novum

    Organum

    la rcdefini-

    n

    de la philosophia civilis en Hobbes, la bsqueda cartesiana de un

    funda-

    r.entum inconcussum

    o el "giro copemicano" de Kant,

    para

    no citar ms que

    lgunas de las innumerables manifestaciones de la conciencia triunfalista que

    1racteriza a esta nueva poca.

    Un extraordinario testimonio de este arraigado sentimiento de superiori-

    ld -testimonio elocuente debido a la entusiasta ingenuidad de su argumenta-

    es el manifiesto iluminista de Condorcet, el

    Bosquejo

    de

    un

    cuadro

    his-

    ;rico de los

    progresos

    del

    espritu

    humano de 1794. Demostrando plena con-

    a nza en la ilimitada e incontenible capacidad de perfeccionamiento del hom-

    y convencido de la validez del mtodo de las ciencias naturales, as

    como

    la necesidad de aplicar dicho mtodo en el anlisis de la obra intelectual y

    oral del hombre a lo largo de la historia, Condorcet

    se

    propone

    como

    tarea

    aborar un "cuadro" de las estaciones de este continuo progreso.

    La

    filosofa

    1 no tiene nada que adivinar, ya no tiene hipotticas combinaciones que ha-

    ~ r ; ya no le queda ms que reunir y ordenar los hechos, y mostrar las verdades

    i es

    que nacen de su encadenamiento y de su conjunto".8 El bosquejo

    no

    es

    opuesto con la intencin de modificar sustancialmente el curso de

    l s

    cosas;

    lo no hace falta, pues la revolucin es inminente y su triunfo indudable: "el

    ;tado actual de las luces nos garantiza que ser venturosa".

    9 La

    filosof'm ha

    >andonado ya definitivamente aquella "supersticin segn la cual no podran

    tcontrarse reglas de conducta ms que en la historia de los siglos pasados, ni

    rdades ms que en el estudio de las opiniones antiguas".IO La utilidad del

    Jsquejo reside nicamente en los medios que nos ofrece para prevenir mejor

    combatir ms eficazmente los males y prejuicios del pasado cuyas repercu-

    ooes son an perceptibles.

    Condorcert, Bosquejo t:k U1l cuadro hist6rico t:k los progresos t:kl espritu humano,

    edicin preparada por A Torres del Moral y

    M

    Surez, Madrid: Editora Nacional,

    1980, p 86.

    Ib.,

    p

    89.

    Ib., p. 88

    47

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    El curso de la historia expuesto por Condorcet se extiende desde la fase

    tribal, casi natural, del hombre primitivo -sujeto a todo tipo de errores, su

    persticiones e ignorancia, as como a la paulatina institucionalizacin de una

    clase dominante- hasta la descripcin predictiva del anhelado ideal futuro del

    gnero humano, en el cual habr de eliminarse la desigualdad y realizarse a ple

    nitud la perfeccin del hombre.

    El

    proceso histrico en su totalidad

    es

    interpre

    tado como progreso gradual de la civilizacin humana. Condorcet est persua

    dido de que todas las naciones lograrn alcanzar el estado de civilizacin al

    que han llegado los pueblos ms ilustrados, los ms libres, los ms liberados

    de prejuicios

    11

    El entusiasmo ilustrado que inspira semejante manifiesto del progreso

    de la civilizacin halla sus races ms profundas en l s premisas ontolgicas

    de la filosofa

    y

    la ciencia modernas. Se trata de una proyeccin de los princi

    pios abstractos de la razn a la comprensin de las relaciones culturales

    y

    pol

    ticas, motivo por el cual slo puede aspirar a tener vigencia en forma de una

    visin escatolgica Veremos, ms adelante, cmo interpreta Hegel esta para

    doja. Por el momento, conviene que analicemos una visin de la modernidad

    que parece hallarse

    en

    contradiccin con la de Condorcet: la crtica de la civili

    zacin efectuada por Rousseau.

    En efecto, todo parece indicar que el pensamiento de Rousseau es un pa-

    radigma de la actitud antiilustrada. Si comparamos la fe inconmovible de Con

    dorcet en el progreso del espritu humano con la respuesta de Rousseau a la

    pregunta acerca del origen de la desigualdad imperante entre los hombres, detec

    tamos a primera vista una notoria contradiccin. Al final de su segundo Dis-

    curso, escribe Rousseau:

    De

    esta exposicin se desprende que siendo casi nu

    la la desigualdad en el estado natural, sta debe su fuerza y su incremento al de

    sarrollo de nuestras facultades y a los progresos del espritu humano, y por fin

    se vuelve estable y legtima mediante el establecimiento de la propiedad y de

    l s leyes .l2 Nos es familiar, adems, el modo en que contrasta Rousseau fre

    cuentemente al hombre salvaje ( homme sauvage ) con el hombre refina

    do o civilizado ( homme polic o civilis ); 13 al hacerlo, considera el

    proceso de civilizacin simultneamente como un proceso de degradacin del

    11. lb., pp. 225 226.

    12. Rousseau, J.-J.,

    Discours sur / origine el les fondemenJs

    e

    l ingalit parmi les

    hommes,

    en:

    Oeuvres completes,

    edicin al cuidado de B. Gagnebin y M. Raymond,

    Paris: Ed. Gallimard (Bibliotheque de la Pliade), 1959ss., tomo 3, p. 193.

    13. Cf. ib., p. 132 (donde aparece la expresin homme civil ), pp. 193-194 ( horrune

    polic ),

    p.

    202ss., nota IX ( homme civilis ).

    48

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    >mbre.

    Rousseau

    apela a la

    idea

    de un estado

    natural

    armnico y ficticio, a

    n de interpretar globalmente la historia de las instituciones sociales como un

    mlatino progreso

    de

    la

    desigualdad ,l4 desde la instauracin del derecho de

    opiedad hasta el

    establecimiento de un poder

    arbitrario.

    Tras

    esta

    concepcin

    : oculta,

    sin embargo, la misma

    premisa histrico-filosfica

    que

    viramos

    >arecer

    ya en

    el

    caso de Condorcet, a saber, que la evolucin de

    la

    humanidad

    1llegado

    al umbral

    de una gran

    revolucin,

    debido

    sobre

    todo al

    agravamien-

    1

    generalizado

    de la

    injusticia.

    La ltima fase de

    esta evolucin sera

    el lti-

    10

    trmino

    de la

    desigualdad y el punto extremo

    que

    cierra el crculo y toca

    al

    mto

    del

    cual

    hemos

    arrancado

    .. Es

    aqu donde

    todo se

    reduce a

    la

    nica

    ley

    ms fuerte y, por

    consiguiente, a

    un nuevo estado

    natural diferente

    de aqul

    r

    el

    que hemos empezado en

    el sentido de

    que uno

    era el estado natural

    den

    J de su pureza

    y

    que ste ltimo

    es

    el fruto de

    un exceso

    de corrupcin 5

    n efecto,

    la representacin

    de un estado natural es,

    en Rousseau, slo

    un

    lado

    -el lado

    crtico-

    de

    su

    concepcin de la historia.

    Su

    complemento positivo,

    desligable del anterior, es

    la

    propuesta de una utopa poltica en

    la que ha

    i

    de realizarse, por

    medio del

    contrato social y sobre la base de la virtud re

    lblicana,

    la plena

    identificacin

    del

    individuo

    con la

    voluntad general.

    Es

    .s, la idea del estado natural hace las

    veces

    de

    instancia

    moral,

    en

    virtud de

    cual puede justificarse un doble propsito: calificar, de una parte, el desarro

    >

    histrico

    de las

    instituciones

    humanas como agudizacin

    progresiva

    de

    la

    ~ s i g u a l d a d

    y

    demandar, de

    otra

    parte, la

    reconciliacin definitiva

    del

    indivi-

    10 con sus instituciones.l6

    lb., p. 187.

    lb., p. 191. Esta es

    la

    razn principal por la

    cual

    Roosseau crtica la concepcin

    del estado natural de Hobbes.

    Lo que

    Rousseau rechaza no es, en modo alguno,

    la

    descripcin de un estado blico y competitivo, sino ms bien la suposicin

    de

    que

    ste haya sido realmente

    el

    estado natural originario.

    Los

    filsofos

    que

    han estu

    diado los fundamentos de la sociedad sintieron todos la necesidad de remontarse

    hasta el estado natural, pero ninguno

    lo

    logr

    ...

    Todos, refirindose incesantemen

    te a la necesidad, la avidez, la opresin, los deseos y el orgullo, transfirieron al es

    tado natural unas ideas que habian tomado dentro de la sociedad; hablaban del hom

    bre salvaje y pintaban al hombre civil (ib., p. 132).

    s

    sorprendente, por eso, que Rousseau anteponga a su segundo Discurso una cita

    de Aristteles sobre la definicin de la naturaleza del hombre. Rousseau refiere la

    traduccin latina: Non in depravatis, sed in bis quae bene secundum naturam se ha

    bent, considerandum est quid sit naturalis (o.c., p. 109).

    No

    cabe duda de que a

    Rousseau le interesa destacar all solamente la oposicin inmediata entre el estado

    corrompido y el estado no corrompido de

    la

    naturaleza. pero

    la

    expresin aristotli

    ca secundum naturam (lml qn}mv), referida a la evolucin poltica del hombre,

    nos remite a una concepcin diametralmente opuesta a la de Rousseau, en la cual a

    la perfeccin de la naturaleza humana le es consustancial justamente el conjunto

    de las instituciones sociales. (La cita de Aristteles se halla en Poi 1 5

    1254a36-37 .

    49

  • 7/26/2019 Giusti - Hegel Ante La Modernidad

    10/18

    Como vemos pues, pese a la aparente contradiccin de sus planteamien-

    tos bsicos, la crtica del proceso de civilizacin efectuada por Rousseau no

    dista tanto de la valoracin positiva que le merece el mismo a Condorcet.

    m-

    bos recurren a

    un

    ideal racional para juzgar por

    su

    intermedio

    l s

    formas de

    institucionalizacin

    de la accin humana en la historia

    Pero, qu significa civizacin en este contexto? Una breve explica-

    cin de la histori de este concepto puede sernos de

    gran

    ayuda para poner en

    relieve los presupuestos filosficos subyacentes a la controversia entre anti-

    gedad y modernidad, controversia que las concepciones de Rousseau y Con-

    dorcet reflejan slo de modo superficial. Emplear el trmino

    civilizaci n

    para

    designar el proceso evolutivo de la cultura en la historia humana slo tiene

    sentido bajo la suposicin de

    un estado natural (sea cual fuere su caracteriza-

    cin), que habra sido abandonado por los hombres mediante acuerdos contrac-

    tuales

    de

    creciente complejidad o mayor refinamiento.

    Civilizaci n

    es

    un

    tr

    mino derivado de la expresin latina civilis , con la cual la fllosof'm poltica

    moderna denomina al estado de derecho, es decir, al estado liberado ya de l s

    guerras y el poder arbitrario, y en donde son vigentes las condiciones necesa-

    rias para la convivencia pacfica en sociedad. Desde Hobbes hasta Fichte va

    acentundose cada vez

    ms

    esta oposicin entre

    status naturalis

    y

    status cvi-

    lis.

    El trmino civilis , a

    su

    vez, es

    una

    traduccin latina del adjetivo griego

    1tOA.t.nJCs , con el que Aristteles califica aquella forma

    de

    comunidad que,

    por naturaleza , le permite al hombre realizar sus propios

    fmes.17 La

    palabra

    naturaleza tiene, en esta concepcin,

    un

    significado

    tan

    diferente

    al de

    las

    teo-

    ras modernas, que sera inimaginable all la representacin de un estado na

    tural .

    La

    1 t A t ~ (la civitas), dice Aristteles, existe por naturaleza ~ n ) ,

    es decir, ella es el fin

    ('tA.os}

    de

    todas las

    dems formas de accin y comuni-

    dad, y

    el fin

    es precisamente la naturaleza .l8

    Lo

    que esta ltima afirmacin

    quiere decir es, obviamente, algo

    muy

    distinto a

    lo

    que sobreentienden

    l s

    teo-

    ras modernas del derecho natural;

    la

    polis es fin y naturaleza porque repre-

    senta

    el

    marco institucional indirectamente preservado por la actualizacin de

    los fines particulares. En todo caso, no hay lugar all para un concepto de natu-

    raleza entendido como negacin o privacin del orden social, tal como aparece

    en

    la

    metafsica moderna

    17 Sobre el trasfondo histrico y semntico de los conceptos civilis , civitas'' y ci-

    vilizacin , as como su influencia en la nivelacin de las diferencias entre socie-

    dad y estado, puede consultarse: Riedel, M., Gesellschaft brgerlichL en: GeschichJ-

    /ichL

    Grundbegriffe o.c., tomo 2 (1975), pp. 719-800.

    18 En

    el

    original,

    Poi.

    I 2, 1252b32, se lee: n

    ~ ~

    tI..oc;

    kn v.

    50

  • 7/26/2019 Giusti - Hegel Ante La Modernidad

    11/18

    a

    reformulacin del concepto de civitas y el planteamiento de esta

    ueva oposicin entre status naturalis y status

    civilis

    ponen de manifiesto

    n rasgo esencial de la fllosofm moderna, a saber: que no slo con respecto al

    onocimiento de

    la

    naturaleza, sino tambin con respecto a la instauracin de

    s relaciones sociales, el punto

    de

    partida es

    la

    autodeterminacin de

    la

    razn

    umana, y no un orden teleolgico o tradicional.

    a

    fascinacin que despierta

    or doquier el modelo geomtrico del conocimiento en vistas a la fundamenta-

    in de la ciencia y

    la

    filosofa, es slo una de las variadas formas de expre-

    in de la nueva tarea que se propone

    la

    metafsica. Sin embargo,

    la

    autono-

    ila de la razn slo parece obtenerse a costa de una contradiccin insalvable

    ntre la naturaleza (objeto de una filosofa teortica ) y la realidad histrica

    objeto o escenario de

    la

    filosofa prctica ). Es consustancial a la nueva filo-

    ofa hallarse permanentemeRte en bsqueda de un nexo sistemtico que rena

    >s polos opuestos sobre los que ella misma se h levantado: subjetividad y

    1bjetividad, teora y praxis, concepto y naturaleza, razn y realidad.

    a

    proble-

    iltica subyacente a la historia del trmino civilizacin nos remite pues, co-

    llO vemos, a la compleja disputa filosfica entre los modernos y los anti-

    :uos. Frente a ella adopta Hegel una posicin original, exigiendo ante todo

    na reflexin sobre los condicionamientos histricos que obran all de modo

    mplcito.

    El joven estudiante Hegel tuvo conocimiento de la versin francesa y la

    ersin alemana de la querelle

    des

    anciens t

    des modernes

    En sus primeras re-

    lexiones, h ce suya

    la

    nosta1gia por el ideal de

    la

    antigedad, pero es

    al

    mis-

    rl tiempo partidario de la Revolucin Francesa. Est convencido de la origi-

    lalidad y la validez del principio kantiano de la autonoma de la voluntad, y lo

    onsidera incluso como sostn del proyecto de

    la

    Ilustracin; no obstante,

    in-

    ~ r p r e t simultneamente el mundo griego (al igual que Montesquieu y Rous-

    eau) como un espritu armhico en el que estn unidos el sentimiento y la ra-

    n. a lectura de los mal llamados escritos teolgicos juveniles deja inicial-

    llente la impresin de que Hegel oscila entre planteamientos de muy diverso

    rigen o que combina confusamente posiciones filosficas excluyentes. Los

    specialistas adoptan con frecuencia una posicin muy cmoda, aunque nada

    sclarecedora, cuando distinguen fases en la evolucin del pensamiento de

    Iegel (a menudo con un criterio geogrfico: Hegel

    en

    Berna, Hegel

    en

    Frank-

    urt, etc.), asegurndonos as que Hegel habra sido primero ilustrado, luego

    :antiano, de pronto telogo y antikantiano, enseguida epgono de Schelling,

    , as sucesivamente.

    Si

    relacionamos, en cambio, las ideas aparentemente con-

    radictorias defendidas por Hegel en estos aos, con el debate contemporneo

    ntre los antiguos y los modernos o con la discusin filosfica a l subyacen-

    entonces podremos interpretar el problema sistemtico principal de

    quellos escritos como una toma de posicin frente a la querelle

    5

  • 7/26/2019 Giusti - Hegel Ante La Modernidad

    12/18

    La

    posicin que Hegel defiende en el debate no es ni una invocacin a

    restaurar la armona cultural de la antigedad, ni la adopcin incondicional del

    credo de la Ilustracin. Es,

    por

    ms paradjico que parezca, las dos cosas al

    mismo tiempo. Entiende que la filosofa y la Revolucin de los tiempos mo

    dernos han hallado un fundamento absoluto de incuestionable originalidad en

    la

    historia, pero

    no

    deja de preguntarse por qu ello

    ha

    debido ocurrir a expen

    sas de la armona imperante en el mundo antiguo. Anima a Hegel, por as de

    cir, la pregunta por las razones que han conducido a extrapolar un descubri

    miento histrico en s mismo valioso e irreversible. Tras los diversos plantea

    mientos de la filosofa moderna reconoce Hegel un denominador comn que

    l mismo caracteriza conceptualmente como el principio de la subjetivi

    dad -,

    y advierte que a l se ha llegado ignorando la cohesin de la vida bue

    na de la antigua polis.

    El

    principio de la subjetividad , si bien representa

    una dimensin de la racionalidad desconocida

    por

    los griegos, no parece ya po

    der dar cuenta de la raigambre sustancial sobre la que reposaba la tica de la an

    tigedad. Pero, de ser esto as, nos vemos obligados a buscar las razones

    de

    es

    ta prdida o a explicar el sentido del desenlace paradjico de la filosofa mo

    derna.

    Esta es

    la

    cuestin central que preocupa a Hegel desde sus primeros escri

    tos y que orienta sus diferentes proyectos sistemticos iniciales. Pero, como

    hemos visto, no se trata simplemente de una pregunta genrica sobre la rela

    cin existente entre dos pocas histricas, sino de un cuestionamiento ms

    profundo de las premisas ontolgicas sobre las que reposa aquella relacin, y

    de

    las cuales depende igualmente

    el

    modo en que los modernos conciben

    la

    oposicin de la razn a la experiencia y a la historia. Por la naturaleza misma

    de la pregunta, es decir, por destacar mediante ella la ambigedad esencial del

    concepto moderno de subjetividad, Hegel se aparta de la conciencia triunfalista

    de

    su poca.

    La

    intencin mediadora subyacente a la pregunta lo convierte en

    un

    riti o

    de la filosofa moderna. A sta le reprocha Hegel no haber sido

    consciente del proceso histrico en el que pudo llegar a desarrollarse el subjeti

    vismo, del cual ella misma, como filosofa, ha terminado por ser un reflejo

    terico.

    La filosofa debe preguntarse .. si la especulacin, al alejarse a tal ex

    tremo del sentido comn y al fijar los opuestos, no ha sucumbido al destino

    de su poca, que consiste en haber establecido absolutamente una forma del ab

    soluto,

    es

    decir, algo que por su esencia no es ms que un polo de la oposi

    cin 19 Pasemos pues a analizar ms de cerca la caracterizacin hegeliana del

    mundo moderno.

    19 Differenz des Fichteschen

    un

    Schellingschen Systems der Philosophie (1801) (en

    adelante:

    Differenzschrift ,

    en: Hegel, G.W.F.,

    Werke in zwanzig Biinden,

    edicin al

    cuidado de

    E

    Moldenhauer y K.M. Michel, Frankfurt a.M.: Ed. Suhrkamp, 1969

    ss., tomo 2, pp. 33-34.

    52

  • 7/26/2019 Giusti - Hegel Ante La Modernidad

    13/18

    aloracin crtica de la modernidad

    Por medio de las expresiones mundo moderno (modeme Welt) y

    iempos modernos (moderne Zeiten) quiere Hegel sugerir que existe una vio

    Ilacin

    intrnseca entre los diferentes planteamientos tericos explcita o im

    citamente predominantes en esta poca histrica

    y

    quiere

    dar

    de ellos una in

    rpretacin filosfica de tipo sistemtico. Los acontecimientos histricos

    s determinantes de esta poca, a travs

    de

    los cuales se pone de manifiesto

    lems la conciencia de sus integrantes,

    son:

    la Reforma, la Ilustracin, la Re

    )lucin Francesa y el surgimiento de la sociedad civil. A

    fin

    de caracterizar

    mceptualmente de modo unitario la originalidad y el problema central de la

    lOCa, Hegel

    acu.a

    la expresin principio de la subjetividad .

    Considerar a la subjetividad como principio de

    una

    nueva forma del

    undo

    o como rasgo distintivo del mundo moderno respecto

    de

    la antige

    td,

    significa ante

    todo

    poner en relieve la pretensin de la filosofa y la cien

    a modernas

    de

    replantear el conocimiento, la moral, la poltica, el arte, al

    ual que

    su

    posible integracin sistemtica, sobre la base de la autonoma

    y

    autodeterminacin de la razn.

    Ni

    el orden teleolgico

    de

    la naturaleza o la

    alidad, ni la cosmovisin religiosa

    de

    la tradicin medieval, ni las representa

    ones del sentido comn, ni las formas objetivas de la realidad social, pueden

    recer resistencia a la capacidad crtica o a la absoluta autonoma de la razn.

    n

    mltiples mbitos del mundo moderno ha llegado

    a

    imponerse este princi

    o

    de

    la subjetividad. El inters de Hegel

    se

    concentra en hacer explcita

    la

    ne

    :sidad de

    sus

    vinculaciones recprocas.

    En el mbito de la religin, la Ilustracin ha ganado la batalla contra la

    upersticin ,

    gracias

    a la naturaleza de sus armas (las armas de la ra

    in).20

    En

    el mbito

    de

    la poltica, se ha hecho valer en la teor

    una fun-

    tmentacin contractualista del estado sobre la base de

    la

    voluntad individual,

    en

    la

    prctic

    un estado de derecho en el que ha de estar garantizada la li

    ~ r t d

    del

    arbitrio subjetivo.21 Gracias al nuevo fundamento axiomtico delco

    x:imiento,

    las

    ciencias han podido independizarse metodolgicamente, apli

    mdo exitosamente su estrategia objetivante y clasificatoria a todos los obje-

    Vase, en la Fenomenologfa t l Esp ritu, el captulo:

    La

    lucha

    e

    la Ilustracin cOil-

    tra

    la

    swperstici6n Der Kampf t r

    Aw fkliirwn g mil

    em A ~ r g l a u b e n

    en

    la

    traduc

    cin de

    W.

    Roces, Buenos Ain:s-Mxico: Fondo

    de ukwa Eoonmica

    1966,

    pp.

    319-337.

    Cf., por ejemplo, FD 124, Obs. (o.c., pp. 155-156), 85 (o.c., pp. 229-230),

    206 (o.c., pp. 245-246).

    53

  • 7/26/2019 Giusti - Hegel Ante La Modernidad

    14/18

    tos empricos posiblcs.22

    Las

    teoras de la moral confinnan tambin, a su ma

    nera, este proceso, en la medida en que recurren al concepto de conciencia mo

    ral (Gewissen) 23 para destacar el derecho del saber individual respecto de las

    propias acciones, o en la medida en que identifican la forma suprema de la li

    bertad moral con la autodeterminacin de la razn. En el mbito del arte mo

    derno, el romanticismo eleva la interioridad y el sentimiento subjetivo a prin

    cipio absoluto de la creacin.24 Finalmente, la

    reflexi on filosfica

    misma,

    sea sta de orientacin empirista o racionalista, en su bsqueda de

    un

    principio

    incuestionable al que poder remitir la diversidad de sus problemas, revela ine

    quvocamente el rasgo esencial de esta poca

    e l

    principio de la subjetivi

    dad- una de cuyas manifestaciones ms extremas, pero perfectamente conse

    cuentes, puede verse en el idealismo subjetivo de Fichte.

    Pues bien, de acuerdo al diagnstico de Hegel, este principio de una nue

    va forma del mundo, aun constituyendo un progreso indiscutible de la raciona

    lidad, ha llegado a convertirse simultneamente, en cuanto principio absoluti

    zado, en la causa determinante de la alienacin y el desgarramiento imperantes

    en los tiempos modernos. El principio de la independencia de la razn, de su

    absoluta autonoma, debe ser considerado desde ahora simultneamente como

    principio universal de

    la

    filosofa y como uno de los prejuicios

    de la

    po-

    22. Cf., por ejemplo,

    Enciclopedia de las ciencias filosficas

    (1830) 185 (en la ed.

    cast., Mxico: Juan Pablos Editor S.A., 1974,

    p.

    72); ber das Wesen der philoso.

    pltisclun Kriti/c iiberhaupl und ihr Verhiiltnis zum gegenwiirtigen Zustand der Philo

    sophie insbuondere en: Hegel, G.W.F., Werke in zwanzig Biinden o.c., tomo 2

    p. 184 SI.

    23. Cf. F 136ss. (o.c., pp. 168ss.); F m (tercera leccin sobre filosofa del dere

    dto, diada

    por

    Hegel en el semestre de invierno de 1819-1820, y editada por Die

    t r

    Henrich bajo el trulo: Hegel, G.W.F., Philosophie des RechJs. Die Vorlesung

    von 1819120

    in

    einer Nachschrift Frankfurt a.M.: Ed. Suhrlcamp, 1983) p. lllss.

    24. Del sentido y la historia del arte tiene Hegel nna concepcin ciertamente sutil y

    am

    bivalente, sobre todo al tornar posicin claramente en favor

    de Jos

    antiguos.

    En

    SUI Lecciottes sobre la filosojUJ

    de la

    historia universal

    (en la traduccin de Jos

    Gaol, Madrid: Ediciones de la Revista de Occidente, 1974, 4a. ed., p. 123; en la

    ed. alemana cit., tomo 12, p. 66), leernos: En el arte, el arte griego en cuanto tal

    es incluso el modelo supremo . Este juicio significa al mismo tiempo

    wt

    enalteci

    miento y una relativizacin del arte. Porque si ste puede ser considerado modelo

    supremo en la antigedad clsica, ello significa simultneamente que, bajo el prin

    cipio del mundo moderno, el absoluto ya

    no

    puede ser representado adecuadamen

    te de manera sensible. Este problema de la adecuacin entre el contenido y la forma

    (entre

    la verdad y su medio de expresin) constituye el motivo sistemtico que con

    duce a Hegel a sostener el carcter pretrito del sentido supremo del arte.

    54

  • 7/26/2019 Giusti - Hegel Ante La Modernidad

    15/18

    l .25 La subjetividad encierra la profunda ambivalencia de no poder

    ser

    plan te-

    Ja como principio explicativo y

    fundante ms

    que mediante el establecimien

    ' de dualismos irreconciliables y bajo el supuesto de

    la

    disgregacin de las di-

    :rentes esferas de la existencia humana. La obra filosfica de Hegel puede in-

    rpretarse como

    un

    esfuerzo permanente por poner

    de

    manifiesto, con inten

    n

    crtica, las relaciones implcitas y recprocas existentes entre todas las

    for-

    las de absolutizar el principio de la subjetividad, proponiendo al mismo tiem-

    >un concepto

    ms

    adecuado de razn

    que

    permita superar sistemticamente

    ts mltiples oposiciones. Es en este sentido que la modernidad se convierte

    i ra

    l

    en un

    problema filosfico. Y en la medida

    en

    que la ambigedad del

    incipio predomimnte

    en

    la poca es descubierto a partir de una nueva con

    encia histrica,

    la

    recurrente revisin de la problemtica filosfica y cultural

    :

    mundo

    antiguo adquiere su verdadera significacin terica

    Ya

    en

    los escritos juveniles

    de

    Hegel destaca claramente, como proble

    ta

    central, la conciencia del extraamiento de

    su

    poca. El hecho de que

    no

    isponga an, en aquellos aos, de una solucin sistemtica, no hace sino

    tostrar con ms evidencia sus fuentes de inspiracin y los blancos de sus cr

    ::as,

    dando la impresin

    que

    ya comentramos-de asociar indebidamente

    S planteamientos filosficos ms heterogneos. La severa crtica de la anqui

    Sada teologa contempornea y de la concepcin objetivante de la ley en el

    ntiguo Testamento, la invocacin simultnea a repensar el modelo de la Gre-

    a clsica o a crear una nueva religin popular, al igual que otros tantos moti

    :>s

    de inspiracin antigua o ilustrada, son

    en

    realidad slo

    formas

    parciales de

    (presar una tesis de fondo, que consiste

    en

    explicar la desintegracin imperan

    poniendo al descubierto la unilateralidad de cada

    una

    de las concepciones en

    la

    implicadas.

    En

    Jena, esta inspiracin central encuentra una formulacin filosfica

    s adecuada y unitaria. En todos los escritos de este perodo, la argumenta

    n se inicia con una pregunta sistemtica preliminar, a saber: si las diferen

    s filosofas modernas, al absolutizar el rol de la subjetividad, no han termina

    ) por sucumbir ante el destino de

    su

    propio tiempo. Entendernos as que,

    en

    ber

    die wissenschaftlichen Behandlungsarten des Naturrechts 26

    exponga

    i

    E r ~ e i c l o p e d i a e

    las

    cimcia.Y

    filosficas (1830)

    60, Oba.

    (ed.

    alemana

    cit.:

    tomo

    8,

    p. 146;

    las ediciones castellanas no incluyen, lamentablemente, las observacio

    nes a los pargmfos .

    . Existe actualmente una traduccin castellana de esta obra a cargo de Dalmacio Ne

    gro Pavn, con el ttulo Sobre las man.eras de tratar

    c ~ n J i c o m e l l l e l

    Derecho

    Na-

    tural

    Madrid: Ed.

    Aguilar, 1979.

    55

  • 7/26/2019 Giusti - Hegel Ante La Modernidad

    16/18

    Hegel polmicamente la evolucin de

    las teoras

    morales y polticas desde

    Hobbes hasta Fichte slo bajo la perspectiva de una oposicin cada vez ms

    profunda y ms consecuente) entre libertad y realidad

    entre

    concepto y natu

    raleza. En Glauben und Wissen, analiza la relacin existente entre

    las

    filoso

    fas de Kant. Jacobi y Fichte, mostrando que todas ellas constituyen "formas"

    diversas de una misma "filosofa reflexiva de la subjetividad", en

    la

    medida en

    que acentan de modo unilateral nicamente un aspecto de aquel principio, pre

    suponiendo as no slo la multiplicidad de las oposiciones, sino adems la im

    posibilidad de su superacin. Ahora bien,

    en

    aquella obra opina Hegel que es

    tas formas de reflexin han llegado a su "culminacin" (Vollendung), porque

    es posible ya determinar su relatividad histrica y, en consecuencia, su vincu

    lacin inmanente. e lo que se trata es pues de criticar la absolutizacin de

    sus puntos de vista, estableciendo el nexo sistemtico entre sus diferentes

    planteamientos. Este es uno de los objetivos ms importantes que se propone

    la

    Differenzschrift.

    En este escrito se asigna explcitamente a la filosofa la

    ta-

    rea de buscar, mediante una reflexin sobre las premisas de la "cultura de la re

    flexin" y sobre la interdependencia esencial de los polos que ella persiste

    en

    mantener separados, los elementos tericos que hagan posible una superacin

    de la escisin y el desgarramiento. Este ante todo la escisin, piensa Hegel, la

    que despierta la necesidad de la filosofa; sta no puede consistir ms que en

    "reconstituir al hombre a partir de s mismo, en contra del desgarramiento de

    la poca, y

    en

    preservar la totalidad que la poca ha desgarrado".27

    l

    modo en que el "sentido comn" o la "forma emprica

    de

    tratar el de

    recho natural" experimentan y entienden la alienacin, le reconoce Hegel el

    mrito de conservar a pesar o en virtud de sus limitaciones o incongruen

    cias "la plenitud de

    las

    oposiciones" .28 A la filosofa especulativa, en

    cam-

    bio, que transform este problema en una oposicin de principios puramente

    27. Differenzschrift, o.c., p. 121.

    28. lb., p. 34. Este punto ha sido desarrollado de una manera muy sugerente por Jac

    ques Taminiaux. Taminiaux advierte con toda razn que, si Hegel aprecia la forma

    emprica de tratar el derecho natural, en especial la concepcin de Hobbes, es por

    que no se renuncia en ellas a la multiplicidad en favor de la totalidad. No obstante.,

    no es del todo convincente la tesis sugerida por el autor, de acuerdo a la cual la filo

    sofa de Hobbes habra anticipado en cierto modo el proceder especulativo de He

    gel. En todo caso, es muy recomendable la lectura de la amplia /nJroduccin de Ta

    miniaux a su edicin francesa de las lecciones de filosofa real dictadas por Hegel

    en Jena en el semestre de 1805-1806:

    Naissance de la philosophie hglienM de

    l tat (Commentarire t traduction de la Realphilosophie d1na)

    1805 06, Pars: Ed.

    Payot, 1984. De l puede consultarse adems, sobre este mismo tema: Hegel et Hob-

    .bes, en: Taminiaux, J., Recoupemenls, Bruxelas: Ed. OUSIA, 1982, pp. 11-48.

    56

  • 7/26/2019 Giusti - Hegel Ante La Modernidad

    17/18

    )Stractos,

    le reconoce el mrito de "haber profundizado tanto ms el desgarra

    tiento y de haber hecho tanto ms apremiante

    la

    necesidad de su reconcilia

    n

    en la totalidad .29 Esta toma de posicin se expresa de forma positiva en

    escritos sistemticos

    de

    este perodo, en especial en el

    System der Sittlch-

    ?it y en las lecciones sobre Filosofa Real, obras en las cuales Hegel trata

    establecer una mediacin filosfica original entre el concrepto de voluntad

    la idea de la eticidad, es decir, en ltima instancia, entre el principio moder

    J de la subjetividad y Ja concepcin antigua de

    una

    tica sustancial.

    Ambos aspectos

    l a

    crtica

    y

    la reformulacin sistemtica de las con

    pciones

    modern s

    son parte esencial de los escritos posteriores de Hegel.

    u obra

    Principios

    de la filoso]UJ del

    derecho

    debe ser considerada como su

    ~ s p u e s t ftlosfica definitiva a la problemtica de la modernidad. All Hegel

    )mete a discusin y replantea la tradicin antigua y moderna de la filosofa

    rctica, en la medida en que vincula sus diferentes perspectivas de anlisis en

    na

    misma empresa sistemtica. Como hilo conductor,

    se

    vale del concepto

    1oderno de

    voluntad

    pero reformulado a la luz de la estructura (dialctica) de

    1

    accin

    de modo que pueda tematizarse por su intermedio, no slo la auto

    :>ma, sino igualmente la realizacin de la racionalidad. Pero, asociando, en

    1 eora de la

    eticidad

    los conceptos de subjetividad

    y de

    sustancia, Hegel no

    ~ n u n c i a su diagnstico temprano de la alienacin de su poca, ni asume

    Jbrepticiamente el principio de la subjetividad antes denunciado. Ms bien,

    ~ f u e r z

    su

    conviccin de que el sentimiento

    de

    superioridad

    de

    los modernos

    halla condicionado histricamente, poniendo

    de

    manifiesto consecuentemen

    : que la realidad, considerada por principio distorsionadora

    y

    esclavizan te, no

    ;t

    exenta por su parte de un cierto derecho

    de

    racionalidad.

    La

    estructura in

    :rna

    de la Filoso]UJ

    del derecho

    no se orienta nicamente por la idea de la

    Jtorreferencialidad de la razn, sino tambin por la idea de su reconocimiento

    las instituciones que dan expresin a las distintas formas de vida

    de

    una so

    ledad

    humana. Al nombrar a la

    eticidad

    de acuerdo a categoras de los anti

    L Os

    "bien viviente"

    ("das

    lebendige Gute") o "fin ltimo" ("Endzweck"),

    emuestra Hegel su propsito de relacionar sistemticamente entre s los

    m

    itos de la existencia humana que el derecho natural racional, la tica de la

    )nviccin, la economa poltica

    y

    las doctrinas constitucionalistas no han po

    ido fundamentar sino a expensas de su fragmentacin.

    Respecto del proceso de civilizacin, Hegel no comparte el optimismo

    diferenciado

    de

    Condorcet, ni el pesimismo moral

    de

    Rousseau. En el prime-

    Di.fferenzschrift o.c., pp. 34-35.

    57

  • 7/26/2019 Giusti - Hegel Ante La Modernidad

    18/18

    ro, detecta una concepcin filosfica de l historia con rasgos escatolgicos se-

    cularizados, que hace esfumarse la concrecin de las instituciones polticas en

    el ideal de una sociedad universal. Condorcet efecta, por as decir, una reduc-

    cin de l poltica a un ideal social. Pero tambin la concepcin rousseauniana

    de un estado poltico, en el que la voluntad individual debe identificarse a lavo-

    luntad general, es tan solo una exigencia moral.

    n

    su caso, la sociedad es re-

    ducida a un ideal poltico. Hegel percibe un rasgo comn a ambos plantea-

    mientos, a saber: que ambos pasan por alto l profunda diferencia entre la con-

    cepcin antigua y la concepcin moderna de la libertad, vale decir, entre la

    idea sustancial y la idea subjetiva de libertad. Fijando una diferencia concep-

    tual entre sociedad civil y estado y reiterando que la mediacin entre

    ambas

    instancias no debe en ningn caso conducir a la anulacin de una de ellas, He-

    gel desea garantizar el respeto a una diferenciacin, sin la cual la modernidad

    oscilara permanentemente entre el liberalismo individualista y la utopa polti-

    ca. El principio de los estados modernos tiene la enorme fuerza

    y

    profundidad

    de dejar que el principio de

    l

    subjetividad

    s

    realice hasta llegar al extremo in-

    dependiente de la particularidad personal, para al mismo tiempo retrotraerlo a

    su

    unidad sustancial conservando as a sta en aquel principio mismo .30

    30. FD

    260 (o.c., p. 291).

    58

    Pontificia Universidad

    Catlica

    del Per.

    Apartado 1761. Lima,

    Per.