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(~
LAS RATAS DE JOSE BIANCO: UNA ESTETlCA DE LA AMBIGUEDAD
Marjolaine Séguin
Department a! Hispanie Stud~es
McGill University, Montreal
March, 1989
A Thesis submitted ta the Faculty af Graduate Studies and Rechearch in partial fulfillment of the requirements
for the degree of Master of Arts
© Marj olaine Séguin 1989
.. --~ ~~------_ .. '--'"""""'-----"""
(
(
i
RESUMEN
Esta tesis trata de circunscribir los recursos
narrativos que alimentan la ambiguedad encontrada en la breve
novela Las ratas (1943) deI argentino José Bianco (1908-1986).
Se examina mâs p~ecisamente el poder que el narrador ejerce al
manipular la informaciôn narrativa. Por consiguiente, se
intenta demostrar cômo la narraciôn (acto de narrar) llega a
desacreditar la historia (conjunto de acontecimientos) a favor
deI relato (discurso escrito).
Genette, Benveniste y Todorov son algunos de los
autores cuyos trabajcs de investigaciôn han contribuido a
establecer el marco teôrico adoptado en esta tesis y expuesto
detalladamente en el capitulo uno. El capitulo siguiente
aborda la voz narrativa y ejemplifica, ent~e otros, el efecto
de fascinaci6n que provoca la creaclôn de un relato segundu
dentro deI primero. El ûl timo capi tulo t dedicado al modo
narrativo, analiza la distancia (estilos directo, indirecto e
indirecto libre) y la perspectiva (focalizaci6n interna) y las
relaciona con el silencio deI narrador y protagonista de Las
ratas, Delfin Heredia.
ii
ABSTRACT
This thesis atternpts to decipher the narrative
characteristics of the technique of ambiguity found in the
short novel ~as ratas (1943) by the Argentinian writer José
Bianco (1908-1986). The ernphasis here is on how the narrator
rnukes use of his power in order to ~anipulate the narrative
data. Consequently, the aim is to show how the narration (that
is, the action of narrating; sueceeds in diseredi ting the
story itself (that is, a set of narrated facts or events) in
favor of the narrative (that is, the narrated account of the
story) .
Genette, Benveniste and Todorov are arnong the
researchers whose work has provided the theoretical framework
of this thesis. Chapter one outlines this frarnework il. detail.
In chapter two the narrative voiee is closely analysed and, as
a resul t, the phenomenon of the insertion of a secondary
narrative within the prirnary i5 particularly noted. Chapter
three is dudicated to the narrative mode, and an attempt is
made to analyse the distanGe in the direct, indirect and free
styles, as well as the perspective, or internaI
"focalization ll• Finally, these phenomena are used to foeus
upon the narrative "silences" of the narrator and protagonist
of Las ratas, Delfin Heredia.
(
iii
RESUME
Ce mémoire tente de cirGonscrire les caractéristiques
qui alimentent l' ambigul. té que l'on retrouve dans le court
roman Las rata5 (1943) de l'auteur argentin José Bianco (1908-
1986). Nous nous penchons plus précisément sur le pouvoir
qu'exerce le narrateur lors de la manipulation de l' informa
tion narrative. Par conséquent, nous cherchons à démontrer
comment la narration (acte de narrer pris en lui-même) en
arrive à discréditer l' histoire (succession dl événements) au
profit du récit (discours écrit).
Genette, Benveniste et Todorov sont quelques-uns des
auteurs sur lesquels nous nous sommes basés pour établ ir le
cadre théorique adopté dans ce mémoire et exposé en détail
dans le premier chapitre. Le deuxième
exemples de la voix narrative et parmi
chapi tre aborde les
ceux-ci, l'effet de
fascination engendré par la création d'un récit second à l'in
térieur du récit premier. Le troisième chapitre, consacré au
mode narratif, examine la dista:lce (styles direct, indirect
et indirect libre) et la perspective (focalisation inte~ne) et
vise à établir un lien entre ces dernières et lE silence du
narrateur et protagoniste de Las ratas, Delfin Heredia.
iv
AGRADECIMIENTOS
Dedieo esta tesis a mis padres que supieron manifestar
me su apoyo y su afeeto a 10 largo de mis estudios. Su f~ en
mi interés por la cultura y la literatura hispanicas, asi como
la de mi familia, contribuyeron sin duda alguna a la realiza
cion de este trabaj 0 de investigaci6n. Quiert) reeordar espe
cialmente la amistad de Michèle cuyos consejos y estimulos me
permi tieron llevar a cabo este proyecto. Subrayo también agui
la participaciôn generosa de Maria que aceptô revisar la
sintâxis espanola deI texto.
Deseo agradecer a la profesora Sylvia Molloy de la
Universidad Yale que no solo me dio a eonoeer la novela Las
ratas de José Bianco, sino que me proporcioné algunas pautas
teoricas que s:i rvieron en la elaboraci6n de este trabaj o.
Recuerdo con grati tud la colaboraclon de la profesora K. M.
Sibbald que acept6 dirigir esta tesis y me hizo recomendacio
nes valiosas en cuanto a la coherencia y al estilo deI conjun
to. Le agradezco ademas por haber favorecido un encuentro eon
la profesora Maria Isabel Giani de la Universidad de Rosario
en Argentina. Esta entrevista me ayud6 a orientar mi investi
gaci6n haeia el analisis deI diseurso narrativo. Estoy
agradecida también a la bibliotecaria Valery Mayman que tuvo
la amabilidad de ensenarme las distintas vias de aeceso al
material de la biblioteca McLennan. Quiero mencionar ademas
la paciencia de Andrew Nyamete, asistente deI departamento de
('
v
informatica de McGill, que me senalô las sutilezas de "Word
PerfectIf y participé activamente en las multiples impresiones
deI texto. Por ultimo, anado que la baca que me otorgé la
fundacién FCAR as i coma las oportunidades de ensenar en el
departamento de eztudios hispânicos de McGill, constituyeron
dos apoyos econémicos muy apreciados.
... ,-os ... v.-
-
INDICE
Resumen ••...••...••.•...•••..•.•....•............••..... i
Abstract. ii
Résumé .•••..•..• . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . iii Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . iv
Indice ................................................... vi
PROLOGO: José Bianco, "promotor cultural" y escri tor .... 1
-Notas y referencias deI prôlogo .........•............ 10
INTR.ODUCCION ....•..•.....•••••••••...••..••••.....•.•..• 13
-Notas de la introduccién ..••............•.....••..... 18
CAPITULa UNO: precisiones sobre el marco te6rico
-La narratologia .......•...... -Historia, relato y narraciôn .. -Tiempo, modo y v~z. :: .. -Enunciado, enunc~ac~on. -La voz narrativa ...... . -Las relaciones temporales. -El estatuto deI narrador. -Los niveles narrativos .... -Teoria de las mediaciones de René Girard .. -Las funciones deI narrador. -El modo narrativo ...... . -La distancia narrativa .. -Las focalizaciones. -Conclusiôn ........ . -Notas y referencias deI capi tulo uno.
. .19 • •••••• 20
.21
.23
.28
.29
.30 . .• '31
.35
.38
.40 . .. 42
.44
.47
.49
vi
CAPlTULO OOS: La voz narrativa en Las ratas
-Las ratas: retomando los hilos ....•....•••..•.•••...• 53 -Relato homodiegéticojautodiegético: Delfin ~es detective y criminal? ••....•............•.•.••••...• 55
-Narraci6n intercalada 0 el desdoblaroiento del héroe .. 58 -Las funciones del narrador: precisiones sobre el
tiempo presente ...................... ft ........... '" ............................... 63 -Hacia los niveles narrativos: el eterno triangule
amoroso .............................. oS ....................................................... 69 -La creaci6n de un relate segundo: un efecto de
fascinaci6n estética ...•..........•..........••••.... 73 -Paso de 10 metadiegético a 10 diegético: hacia una
fusion con los "dos" Julio ..............•....••••...• 78 -Cencl usién ................................................................................... 87 -Notas y referencias deI capitula dos ......••.•.••.... 90
CAPITULO TRES: E~ modo narrativo en Las ratas
-El discurso directo 0 el silencio deI narrador ..•.... 93 -Los discursos ind~recto e indirecto libre: se
problernatiza el sujeto de la enunciaci6n ........•.... 103 -La focalizaci6n interna 0 el misterio que se
esconde ........................................... 0 ..... ~ ............................... .. .1.10 -Conclusién ................................................................................... 120 -Notas y referencias deI capitulo tres ......•...•••... 122
CONCIDSION ................ , .......................................................................... 123
-Notas y referencias de la conclusion .....•.....•••... 131
vii
PROLOGO: JOSE BIANCO, "PROMOTOR CUL'rcrRAL" y ESCRITOR
Figura de inà.agacién que evolûa fuera de los senderos
trillados, la obra deI ar0entino José Bianco (1908-1986) cobra
distintas formas: cuentos, novelas, ensayos de critica litera
ria y traducciones de prestigiosos autores franceses, ingleses
e italianos. Con raz6n se ha afirrnado que "la ob ra invisible
que ha dejado José Bianco al morir es mas extensa que su obra
visible. nl
La obra invisible de Bianco se manifiesta en su larga y
fecunda vinculacién con la revista Sur, fundada por victoria
Ocampo (1890-1979) en 1931. En 1938, Bianco empieza su labor
en Sur como miembro deI comité de colaboraci6n. Poco después,
sucede a Guillermo de Torre camo jefe de redacci6n, puesto que
ocupa hasta renunciar en 1961. Con la llegada de Bianco,
aparece en la revista una mayor cantidad de relatas, cuentos,
novelas y obras teatrales. Camo observa Susana Zanetti, el
deseo de difundir "relatas prov~nientes de los mas diversos
ambitos literarios" conduce a Bianco a realizar "nume~os
especiales sobre la literatura inglesa, francesa, japonesa Ce]
italiana. ,,2 En este contexto, Bianco emplea sus dotes de
traductor para que textos de Faulkner, T.E. Lawrence, Valéry,
Sartre, Camus, Genet y muchos otros, compartan las pagi~as de
Su~ con Jorge Luis Borges, José Donoso, Humberto Pinera,
Ernesto Sabato, Octavio Paz y otros escri tores tanto de la
Argentina camo deI resta de América Latina. De ahl. que Bianco
asegure haber sida fiel a este propésito tan importante de la
(
2
revista que "fue hacer conocer a los nuevos escri tores 1 de
este pais 0 de donde fuere. En este sentido 1 Sur ha sido una
revista muy abierta. ,,3 Conviene sefialar, al respecto, que en
muchas ocasiones se ha puesto en tela de juicio la difusién de
la literatura argentina asi como la contribucién cultural de
Sur. Jésus Méndez aclara que todos los inteleetuales argenti-
nos podian colaborar en la revis ta. Ademas, apunta que entre
1931 Y 1950, argentinos y latinoamericanos firmaron mas de 40%
de la produccién de Sur. Relaciona mas bien dichas criticas
con la orientaeién europeizante de la revista y el origen
aristocratico de su fundadora:
Yet implieit in her Europeanist attitude and explicit in her aristocratie social background, Ocampo and Sur became linked in the minds of many Argentines with the oligarchieal and capitalistic power structure in Argentina. It is perhaps this factor more than any other, including Sur' s highly publicized intellectual cosmopolitanism, that predisposed sociallyconscious critics against the cultural contributions of Ocampo and her journal. 4
Sea cual fuere el valor atribuido al prestigio interna-
eional de Sur, José Bianco contribuyô indudablemente a
promoverlo. Coma jefe de redacci6n, solia juzgar los textos
par "la calidad de su expresién", no sin dejar al lector un
papel predominante. Reeordando a los eolaboradores de Sur,
Bianco afirma en efecto:
Esta diversidad y a veces dispari.dad de las ideas, sometidas a un acuerdo general que las trasciende, un aeuerdo de orden ético, y que supone el ej ereicio mismo deI derecho a disentir, permitian que el leetor reeonoeitra la existencia de la eontradictorio, aunque adoptara un punto de vista determinado, y que pudiese
-
contemplar la realidad en todas sus formas y categorias. 5
3
La obra invisible de Bianco no se termina cuando
renuncia su cargo en Sur ya que después entra a trabajar en la
Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUBA). Alli dirige
varias colecciones, entre otras, la tan popular "Genio y
figura".6 Por ûltimo, si evocar a José Bianco implica recordar
"los textos ajenos reelaborados por él al pasar por sus ma
nos" ,7 es importante en tances sefialar algunas de las traduc-
ciones que entregé a la lengua espanola. Basta pensar en las
excelentes versiones de Henry James (otra vuelta de tuerca),
stendhal (La cartuja de parma) y Gina Lombroso (El despuntar
de una vida). Se puede apuntar también a otros autores a
quienes tradujo Bianco: Dylan Thomas, Giraudoux, Flaubert,
Brecht, Barthes y Pavese, entre otros. Estos autores revelan a
su manera otra faceta deI hombre de letras argentino. Bianco
opinaba, en efecto, que el traductor "deberia tener alguna
afinidad con el autor que traduce, 0 interesarse en la ob ra
que estâ traduciendo. ,,8
~parte de la tarea de jefe de redacci6n y de traductor,
Bianco empieza pronto a publicar sus propias ideas en resefias,
articulas y ensayos. Bajo su pluma resaltan analisis y
observaciones propios de un lector atento y sabio que pres-
cinde de la terminologia especiallzada y se expresa mâs bien
"desde la tradicional f;ùstura nunca suficientemente deterio
rada deI humanismo. ,,9 En Ficci6n y realidad (1946-1976) 10, pu-
blicado en 1977, Bianco presenta una parte de los numerosos
(
{
---.~ . .---------------------------~----------------------------------------~
4
ensayos que han salido durante treinta anos en revistas y pe
ri6dicos. Si Proust constituye la "imagen tutelar"ll de esta
antologia, otras figuras como las de Benda, Léautaud, Green,
Bierce y Pifiera revelan, por su parte, la amplitud de los
intereses y de los conocimientos de Bianco. En 1984, vuelve a
aparecer buena parte deI contenido de Ficcién y realidad en
una reedici6n mexicana titulada Homenaje a Marcel Proust
seguido de otros articulos.12
Bianco se vincula también a los intelectuales que se
agrupan alrededor de Sur porque participa, coma narrador, en
las tendencias literarias deI momento. En efecto, encauza su
prosa hacia la novela de la ambiguedad, la cual enfoca los
problernas d~t lenguaje y los deI pu~to de vista como elementos
polisérnicos. Este tipo de novela presenta un "diseno fuerte
mente 'equivoco' que se apoya en el crédito que el lector
suele conceder espontaneamente al narrador.,,13 Como detalle de
ampliacién, senalernos que esta tendencia literaria es, en
rigor, continuacién de las nuevas ideas s~bre el lenguaje, la
realidad, el universo y Dios for.muladas por Freud, Benjamin,
Heisenberg, Bergson, Jung, Heidegger y otros. A 10 largo de la
década deI 30, los mas diversos aspectos de la ambiguedad
atraen la atencién de los matematicos, fi16sofos, sicoanalis
tas, 1inguistas y narradores ya que se admite, por una parte,
que "no hay tiempo, espacio y movimiento abso1utos" y, por
otra, que lino somos mas el centro deI universo. u14 Agreguemos
que la problématica de la ambiguedad no es privativa de Bianco
5
y de sus contemporaneos argentinos, sino que se encuentra en
"buena parte de la abigarrada produccién literaria de este
siglo en los paises hispanoamericanos.,,15
Ya el primer cuento de Bianco, "El limite" (publicado
por La Nacién en 1929) encierra uno de sus temas predilectos,
a saber, el deI "go-between". Hugo Beccacece amplia al
respecto: "Los protagonistas de Bianco nunca alcanzan el
obj eto de su deseo 1 sino lej anamente, a través de susti tu
tos. ,,16 "El limite" anticipa también otras constantes que
proliferan en sus tres obras ulteriores, entre e1las:
.•. la insistencia sobre la tenue linea que separa a la rea1idad de la imaginacloni la identidad como parte de1 juego de sustituciones que pernlite que un personaje viva de otra persona; la fuerza J..ntangib18 con que las sombras y los fantasmas configuran nuestro tmndo haciéndolo real dentro de su ~rrea1idad y la enfermedad -psiquica 0 fis ica- ~le conduce al individuo a situaciones insospechadas. 17
Algunos anos mâs tarde, Bianco incluye "El limite"
dentro de una colecci6n de cuentos titulada La peffilena Gyaros
(1933). Este 1ibro resu1ta casi imposible de conseguir ya que
su autor no ha querido reeditarlo. No es sorprendente entonces
que Bianco se haya negada a mencionar su titula en una entre-
vista con Luis Antonio de Villena en Madrid. Hab1ando de su
primer cuento, Bianco recuerda:
Ese cuento se llamaba "El limite~, y es el dnico que rescaté de un librito de relatos que publiqué en 1933 (no te diré el titulo) y que habia ganado en 1932 el premio "Biblioteca de Jockey Club" 1 con un jurado en el que estaban A1fonsina storni, Alvaro Me1iân Lafinur y Arturo Capdevila ... Pero de ese libro me he olvidado. 18
(
(
6
Asi es que Bianco considera empezar en el ~ampo de la
ficciôn con su "nouvelle" Sombras suele vestir, publicada por
Sur en 1941. En este relato, se dificul ta la identificaciôn
deI enunciante. Los hechos referidos por el narrador se
enfocan desûa la perspectiva de cada uno de los tres persona-
jes principales. El poder de la ambigJ.edad reside ademas en la
existencia de Jacinta Vélez después de suicidarse. Se puec:ie
explicar a partir de una alucinaciôn de Bernardo Stocker,
cli~nte de Jacinta, 0 bien, es posible creer que se trate de
un mero fantasma. Refiriéndose a Sombras suele vestir, el
autor explica su preferencia por los relatos ambiguos:
Pero quizâ yo prefiero los cuentos que adl1üten dos interpretaciones, una racional y otra sobrenatural. SOu cuentos que parecen enriquecer el mundo; hacen que la realidad, como creia Chesterton, sea mas extrana que la ficciôn. Asi hubiese querido que fuese Sombras suele vestir. 19
Anadamos gue Bianco habia escri to Sombras expresamente para
que forrnara parte de la celebrada Antologia de la literatura
fantastica 20 dirigida por Borges, Bioy Casares y Silvina
Ocampo. Sin embargo, la "nouvelle" no logrâ figurar en la
primera ediciôn de 1940, sino en la de 1965. Se leyé entonces,
por primera vez, en las paginas de ~ur de 1941. 21 Por ultimo,
Bianco recuerda que tuvo menos suerte en el cine ya que el
proyecto que habia elaborado Arturo Ripstein no pudo llevarse
a cabo:
Arturo Ripstein quiso filmarla e.'1 México. El guiân 10 haria José Emilio Pacheco. Por desgracia, yo acababa de conceder una opciân para Espana. Se venciô la opcién y el film no se hizo
7
en Espafia, ni en México. 22
Dos anos mas tarde, la editorial Sur publica Las
ratas, 23 un relata que Bianco presenta coma una "breve
novela".24 En alguna medida, se ubica en la tendencia de la
ambivalencia propia de la obra anterior. Sin embargo, se
abandonan agui las convenciones deI relata fantâstico para
abordar las deI relato policial y de la novela psicolôgica.
Bianco arma de nuevo en Las ratas una serie de obstâculos
narrativos que exigen una participaciôn asidua y perspicaz deI
lector. Dichos obstâculos se examinarân detenidamente a la
largo de este trabajo.
Tras un largo silencio, Bianco reaparece en el campo de
la prosa con 10 que va a ser su unica novela extensa La
pérdida deI reine (1978) .25 Empezada en 1950, Bianco la
abandona cinco anos mâs tarde no sin haber publicado algunas
de sus partes en revistas. El autor explica cômo reanudô con
ella:
Quince anos después, porque anaaba bas tante aburrido, decidi continuarla. Busqué mis viejos originales, eché al canasto buena parte y entonces la escribi, puede decirse, de un tirôn. 26
En La pérdida del reino, Bianco se vale de un recurso de larga
tradiciôn, a saber, el de la transcripci6n de papeles escritos
por otros. En efecto, el personaj e Rufino Velâzquez confia
varios cuadernos y documentos autobiogrâficos a un escritor
desconoc:ido, entregandole al mismo tiempo el poder de reor-
ganizarlos. Se problematiza entonces la identificaci6n de la
(
(
8
voz narrativa puesto que la duplicacién de la novela lleva
implicitamente la deI narrador. Como 10 seiiala Barbara 13.
Aponte, la ambiguedad contenida en este juego provoca en el
lector una toma de conciencia del proceso creativo:
El resultado de este juego de autores y narradores, de niveles de ficcién y niveles de realidad, de una meditaciôn sobre la creaciôn deI personaje, y mas, sobre el acta creador en si, es que el lector tiene conciencia muy clara deI acto de escribir de que todo es una corrient~ verbal. 2ï
No en vano se ha comparado la carrera de traductor,
redactor y critico de Bianco a la de "promotor cUltural".28 si
par este lado ha logrado llamar la atenciôn, como escritor, ha
sufrido a veces injustos olvidos y descuidos. 29 TaI situaciôn
quizas se deba a la brevedad de su obra narrativa 0 a la
actitud mas que modesta de Bianco para con ella. 30 Se podria
explicar también par su alejamiento de los alardes pUblicita-
rios asi coma de las 'manidas tendencias de nuestros escrito-
res en boga: 'realismo magico' l 'barroquismo', 'literatura
comprometida t, t novela avant-garde', etc. Il 31 Sean cuales
fueren las razones de esta fal ta de atencién 1 la obra de
Bianco, junto con la de Borges y de Bioy Casares entre algunos
de sus conteruporâneos, abrieron una puerta a 10 fantastico y
10 ambiguQ dentro de la literatura argentina. Asi, contribuye-
ron a la renovacion literarja en el ambito rioplatense, estan-
cado hasta entonces en el realismo. Ademâs, la narrativa de
Bianco logra reunir el placer de la lectura con una preocupa-
cion estética. TaI es 10 que resume Antonio Prieto Taboada
cuando afirma ~~e:
.•. en el legado neovanguardista del boom, y ya no s610 dentro de la Argentina, la publicaci6n de La pérdida deI reinù en 1972 -asi como la reediciôn de Sombras suele vestir y Las ratas el siguiente ano- proporcionaron una g:::-ata al ternativa: la de reafirmar los placeres de la legibilidad (tan amenazada par aquel entonces) sin por elle ingresar en el circuito de Iectura de consumo ni eludir la problematica formaI que habia dominado la década del 60. 32
9
Como punta final, mencionemos que, tanto en su obra
visible coma en su obra invisible, Bianco no guise eludir
nunca la importancia deI lector. Al contrario, no concedi6
nada a la pereza de un companero tan valioso. Asi, en toda su
obra de ficcian, la problematizaci6n de la voz narrativa y deI
punta de vista configura una ambiguedad que Bianco se complace
en entregar al lector. Mediante el estudio de estos dos
aspectos, veamos c6mo Bianco pone a prueba la capacidad
interpretativa del lector de Las ratas.
/
10
NOTAS Y REFERENCIAS DEL PROLOGO
1. Antonio prieto Taboada, "Ficciôn y realidad de José Bianco (1908-1986) ," RRvista iberoamericana 52 (1986): 957.
2. Susana Zanetti, "La transparencia de José Bianco," Qui~ 66-67 (1987): 72.
3. John King y D~niel Balderston, "Las revistas y Buenos Aires: una pequena entrevista," Escandalar 3 (1980): 86.
4. Jésu3 Méndez, Cul tural Review, " (1.981): 11.
"The origins of 'Sur', Argentina' s Elite Revista interamericana de blbliografia 31
5. José Bianco, "Sur," Ficci6n y realidad (12.46-1976) (Buenos Aires: Monte Avila Editores, C.A., 1977) 234-35.
6. Hugo Beccacece, "Estudio preliminar," José Bianco, Pâginas de José Bianco seleccionadas por el autor (Buenos Aires: Editorial Celtia, 1984) 15.
7. Taboada, "Ficc:i6n y realidad .. ," 958.
8. José Bianco, liA manera de epilogo: conversaciôn con José Bianco," Ficci6n y realidad (1946-19761 (Buenos Aires: Monte Avila Editores, C.A., 1977) 245.
9. Guillermo Sheridan, "La rica, ambigua, lejana verdad: notas a la critica de José Bianco, Il Revista de la Universidad de México 32 (1978): 10.
10. José Bianco, Ficci6n y realidad (1946~1986) Aires: Monte A'.:.i.la Editores, C.A., 1977).
Il. Sheridan, "La rica, ambigua, lejana verdad ... " 13.
(Buenos
12. José Bianco, Homenaj e a Marcel Proust seguido de otros articulas (México: Universidad Aut6noma de México, 1984). Tambien en 1984 se publica otro volumen antol6gico: José Bianco, Pâginas de José Bianco seleccionadas por el autor (Buenos Aires: Editorial Celtia, 1984).
13. Jorge B. Rivera, "Panorama de la novela argentina: 1930-1955,~ Los proyectos de la vanguardia, tomo 4 de Historia de la literatura argentina, 5 tomos (Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1968) 329.
11
14. Rivera, "Panorama de la novela argentina ..• " 319.
15. Maria Luisa Bastos, "La topografia de la ambiguedad: Buenos Aires en Borges, Bianco, Bioy Casares," Hispamérica 9 (1980): 34.
16. Beccacece, "Estudio preliminar" 15.
17. Hernân Lara Zavala, "De sombras y fantasmas (la sutileza narrativa de ,José Bianco)," Revista de la Universidad de México 32 (1978): 3-4.
18. Luis Antonio de Villena, "José Bianco en Madrid," ,J:nsula 40 (1985): 11. En dos articulas posteriores, Villena vuelve a mencionar el silencio de Bianco acerca deI titulo de su libro de cuentos. Primera en el articula "Para honrar a José Bianco," Insula 41 (1986): 15. Dos afios mas tarde pUblica la misma informaci6n en "Recuerdo y recuento de José Bianco, Il Insula 43 (1988): 16.
19. Bianco, liA manera de epilogo ... " 243.
20. Antologia de la literatura fantastica, editada par Jorg~ Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo (Buenos Aires: Editoriul Sudamericana, 1940).
21. José Bianco, "Sombras suele vestir, " Sur 85 (1941): 23-66.
22. José Bianco, liA manera de epilogo ... " 243.
23. José Bianco, Las ratas (Buenos Aires: Editorial Sur, 1943).
24. José Bianco, LaS ratas. Sombras suele vestir, tercera edici6n (México: Siglo Veintiuno Editores, S.A., 1978). Bianco habla de una "breve novela" en la dedicatoria que encabeza la tercera edici6n de Las rata:;: liA Juan José Hernandez, que me inst6 a reeditar esta breve novela."
25. José Bianco, La perdida deI reino (Caracas: Monte Avila Editores, 1978).
26. José Bianco, liA manera de epilogo ... " 252.
27. Barbara Bockus Aponte, lILa voz narrativ"\ en 1 La pérdida deI reino' ," Explicaci6n de textos literarios 6 (1977-1978): 44.
28. Luis Antonio de Villena, "Recuerdo y recuento de José Bianco,1I Insula 43 (1985): 16.
;
(
l
12
29. Zavala, "De sombras y fantasmas .•• " 3-9. Este autor apunta al respecto que The Penguin Companion to Latin American Litterature omite a Bianco en la lista donde figuran Sâbato, Torres Bodet, Desnoe, Benedetti y tantos otros, si no inferiores -opina Zavala- al men os de la misma estatura literaria que el propio Bianco.
30. Bianco, liA manera de epilogo ... " 243. El autor comenta las "insignificancias" que ha escrito: "Me da verguenza hablar tanto de las insignificancias que he escrito. Hasta la palabra 'obra' aplicada a ellas, me parece ridicula."
31. Zavala, "De sombras y fantasmas ... " 3 .
32. Taboada, "Ficci6n y realidad ... " 961-62.
13
INTRODUCCION
La novela breve Las ratas (1943j nos invita a seguir un
movimiento que va de una revelaciôn univoca a la sutil elabo
raci6n de un misterio. En efecto, en la primera pagina, Oelfin
Heredia nos anuncia el suicidio de su hermanastro Julio. Tras
un sinuoso v1aje por los conflictos que emergen en el sene
familiar, Delfin confiesa que el envenenamiento es obra suya.
Asi, es posible acusarlo de homicidio pero el complejo proceso
de identificaciôn con el hermanastro permite también discul
parle. Ademâs, a la ho ra de enfocar a Delf~n desfe su posicj6n
de narrador y de protagonista, se enfrentan el poder de la
narraci6n y el valor de la historia. Esta complicaciân estruc
tural constituye une de los elementos que alimenta la ambigue
dao omnipresente en el texto de Bianco. De ahi que nuestra
investigaciôn emprenda el examen de los recursos narrativos
fundamentales alrededor de los cuales gira la que llamamos una
estética de la ambiguedad en Las ratas de José Bianco.
Asi, para descubrir los poderes que Delfin, coma narra
dor, ej erce al manipular la informaci6n nan:ati va, examindre
mos las relaciones que se tejan entre la "historia" (conjunto
de acontecimientos), el "relato" (discurso escri.to) y la
"narraciân" (acto de narrar). Estos tres términos han sida
elaborados por Genette en Figures Ill.l Nos basaremos princi
palment~ en la distribuciôn de los problemas deI analisis deI
discurso narrativo que Genette elabora en dicho libro. Asi, el
('
(
l
14
examen de la voz narrativa y deI modo narrativo, tal como los
describe el estudioso francés, estructurarâ los capitulos dos
y tres de este trabajo. No proporcionamos mâs detalles al res
pecto puesto que las precisiones sobre el marco te6rico ocupan
enteramente el primer capitulo de esta investigaci6n. Mencio
nemos solamente que Genette, Bal, Todorov y Benveniste son
algunos de los autores en los cuales nos basamos para la
elaboraci6n de dicho capitulo.
En el segundo capitula, se examina la voz narrativa, es
decir, la instancia productora deI relato. Para empezar, se
interroga el estatuto deI narrador a partir de la presencia de
Delfin como narrador y protagonista. Este doble privilegio se
relaciona después con las convenciones deI relato polic~al. Se
expone mâs precisamentt! en qué medida se puede consi.derar a
Delfin como detective, y, hasta gué puntc es posible enfocarlo
como criminal. Rastreando las huellas que la instancia deja en
el discurso narrativo que produce, nos detenemos también en la
relacién temporal que se establece entre la historia y la
narraci6n. En otras palabras, se analizan las implicaciones
de una alternancia entre la prcsentacién de los acontecimien
tos en el tiempo pasado y la exposicién de ciertos pensamien
tos y sentimientos en el presente. Se aborda por consiguiente
la presencia especifica de la enunciaci6n dentro deI enuncia
do. Se ob servan también las implicaciones de la coexistencia
deI plan historico y deI plan discursivo, tales como los des
cribe Benveniste. Con objeto de aMpliar las consideraciones
15
temporales, se cuestiona la premisa de autenticidad que el na
rrador intenta transmitir mediante el usa deI tiempo presente.
Se ejemplifican entonces cuatro funciones que Genette atribuye
al narrador y que Delfin ejerce en el pr~sente: la funcién de
comunicaci6n, de control, testimonial e ideo16gica. A fin de
delimitar la credibilidad deI narrador, se aclaran ademas los
dos niveles narrativos de los cuales habla Genette y que se
encuentran en el relato. Para llevar a cabo este examen, se
evidencian las relaciones triangulares que rigen a los perso
najes. Partimos entonces de la teoria de las medjaciones ela
boradas por René Girard, no sin enfocar también su r-:;lacién
con el triangulo edipico. A continuacién, se ilustra el efecto
producido cuando ocurre el pasaje de un nivel narrative a
otro. Basta pensar en el viraje ~Je sucede cuando Julio~ iden
tificado con el artista deI autorretrato (padre de Delfin y de
Julio) se es capa de su marco para "cobrar vida". Esta creacion
de un Julio idealizado configura el segundo nivel narrative (0
universo metadiegético) cuyo ambiente no tarda en invadir el
primer ni vel (0 uni verso diegético). Anadido a todo eso, se
examinan los momentos en los que el narrador confunde la
referencia al Julio real con la al Julio idealizado. El ca
pitulo sobre la voz narrativa repara por ultimo en dicha ambi
gùedad que desemboca en la deI proceso de identificaci6n con
los "dos" Julio.
El capitulo siguiente trata deI modo narrativo, es
decir, intenta i1ustrar las dos modalidades esenciales de la
(
(
16
regulacién de la informacién narrativa. Par un lado, aborda la
distancia que crea el relato en la ma ne ra mas a men~; directa
con la cual proporciona los detalles. Enfoca mas precisamerte
los tres niveles de mimesis encontrados en el discurso. Se
buscan entences las implicaciones reveladas por la inclusiôn
deI discurso ajeno dentro deI relate de Delfin. Se ejemplifica
primero el uso de los guiones y de las comillas ~le indican el
estilo directo escogido par el narrador. Al contrario, cuando
éste decide integrar el discurso de los demas personaj es
dentro de su propia sintaxis, se crea el estilo indirecto. El
capitulo tres lleva a cabo ~l analisis deI estilo indirecto
junto con el de su variante, el estilo indirecto libre. Asi es
que se cuestiona la situacién problematica gue llega a ocupar
el sujeto de la enunciacién en dichos estilos. Por otra parte,
se estudia 10 que Genette llama la focalizaciôn. Esta segunda
modalidad de la regulaciôn de la informacién nar.rativa hace
hincapié en la relacién entre el narrador y el univ~rso pre
sentado. Remite a la posibilidad de arreglar la informacién
segun los conocimientos y las capacidades de un personaje cuyo
punta de vista orienta la perspectiva. Asi, se ilustra cômo
los tres estilos mencionados anteriormente alimentan la fuente
de informaci6n de Delfin, centro de la perspectiva en Las
ratas. Por ultimo, se observa 10 que Genette llama "paralip
se", 0 sea, la falta de respeto hacia la focalizaci6n
adoptada. A esta aludimos al principio de esta introducci6n
cuando mencionamos la retenciôn deliberada por parte deI
17
narrador de una informacién primordial.
En sintesis, indagando las distintas dimensiones de la
instancia y deI modo narrativos, intentaremos aclarar cémo
Delfin se vale deI privilegio de ser narrador y protagonista.
Trataremos de poner de relieve el manejo de las convenciones
literarias para llegar a enfocarlo como posible lugar de
emergencia de una estética de la ambigüedad.
Como punto final, afiadamos que los dos recursos q~e nos
interesan en este trabajo constituyen tan sélo una de las vias
de acceso al texto de Bianco. Clara esta que descartando una
dimensién narrativa se perjudica otra, y se rompe por consi-
guiente las estrechas relaciones que configuran el conjunto
deI texto. Este analisis critico confiesa entonces las limita-
ciones que nacen de su seleccién y reconoce antes de empezar
la imposibilidad de exponerlo todo.
-
( 18
~OTAS DE LA INTRODUCCION
1. Gérard Genette, Figures III (Paris: Editions du Seuil, 1972).
19
CAPITULO UNO: PRECISIONES SOBRE EL MARCO TEORTCO
La narratologia
Camo la hemos expuesto en la introduccién, este trabajo
de investigacién se propone configurar el lugar de ernergencia
de la ambiguedad encontrada en Las ratas rnediante el examen de
la voz y deI modo narrativos. Estos dos recursos fundamentales
deI analisis deI discurso narrativo se ubican dentro de la
teoria deI relate. Recordemos al respecto que en 1979, Todorov
propone el término "narratologle" para designar dj cha teoria
deI relata. Sin embargo, se adopta 1972 coma fecha oficial deI
término ya que ese ano se publica Figures III de Gérard Genet-
te. Con este ensayo, el término acaba designando el estudio de
las figuras caracteristicas deI relato verbal. En su articulo
"Frontières de la narratologie", Michel Mathieu-Colas precisa:
... et s'il est vrai que la narratologie désigne souvent depuis Figures III l'étude des figures propres au récit verbal (et plus particulièrement littéraire), le terme n'en fut pas moins introduit à l'origine par Tzvetan Todorov, pour désigner principalement la grammaire de l'intrigue. l
En Nouveau discours du récit (198:;'" especie de posdata
de "Discours du récit" incluida en Figures III! Genette men-
ciona por su parte; la posibilidad de encontrar una narratolo-
gia temâtica (analisis de contenidos narrativos) y otra formaI
o modal (analisis deI relato como modo de "representacion" de
las historias). Sin embargo, como los analistas deI contenido
no han reivindicado el término, Genette sostiene que pertenece
r (
{
20
entonces a los analistas deI modo narrativo. Justifica esta
afirmacion:
Cette restriction me paraît somme toute légitime, puisque la seule spécificité du narratif réside dans son mode, et non dans son contenu, qui peut auss i bien s' accomoder d'une "représentation" dramatique, graphique ou autre. 2
si esta posicién teorica no corresponde a la unica
posible, constituye sin embargo la vision que se adopta en la
elaboraci6n de este trôbajo. Emprendamos entonces la descrip-
cion de los términos que se aplicarân a las situaciones narra-
tivas encontradas en Las rata~.
Historia, relato y narracion
Genette empieza su ensayo "Discours du récit (Essai de
méthode)" estableciendo tres términos que correspanden a tres
aspectas de la que lla~a la realidad narrativa. Habla primero
de la "historia" para definir el conjunto 0 sucesion de acon-
tecimientos reales 0 ficticios. En segundo lugar, identifica
el "relata" 1 0 sea, el discurso oral 0 escrito que cuenta
estas acontecimientos. Par ultimo, el término "narracién" se
refiere al acta de narrar en si. Genette explica:
Je propose, sans insister sur les raisons d' a.illeurs évidentes du choix des termes, de nommer "histoire" le signifié ou contenu narratif (même si ce contenu se trouve être en l'occurrence, d'une faible intensité dramatique ou teneur événementielle), "recit" proprement dit le signifiant, énoncé, discours ou texte narratif lui-même, et "narration" l'acte narratif producteur et, par extension, l'ensemble de la situation réelle ou fictive dans laquelle il prend place. 3
21
Mientras la narraciôn tiene que ver con el proceso de la
enunciacién, la historia y el relato son productos de una
actividad. Esta es la distincién que recuerda Mieke Bal al
presentar los niveles elaborados por Genette:
La Unarration" concerne le procès d'énonciation, tandis que les deux autres concernent le produit d'une activité: l "'histoire", qui est le produit de l'invention, et le "réci tll , qui est pour Genette le produit de la disposition et de la narration. 4
si Genette sostiene que solo el relata perrnite realizar
un analisis textual, subraya sin embargo que dicho nivel no se
puede enfocar aisladamente. En efecto, el relato existe
gracias a sus relaciones con la historia que cuenta y de
acuerdo con la naLracién que 10 profiere. De ahi que pera Ge-
nette el analisis deI discurso narrativo consista en el
estudio de las diversas relaciones encontradas entre el relato
y la historia, el relate y la narracién y entre la historia y
la narracion con tal que estas ultimas relaciones se inscriban
en el discurso deI relato. Estas r:-elaciùnes se estableceran
con ~ayor claridad en Las ratas gracias al estudio de la voz
narrativa (capitulo dos) y deI modo narrativo (capitulo tres) .
Tiempo, modo y voz
A fin de pener de relieve las relaciones posibles entre
los elementos de la triada relato, historia y narracién,
Genette elabora una tipologia de las figuras deI relato segun
tres cat~gorias, basadas en la gramatica deI verbo: el tiempo,
22 ,lt' '
l el modo y la vo?.
Para el estudio deI tiempo, Genette elabora el "orden"
temporal de sucesién de los acontecimientos en la diégesis y
el "érden" seudo-temporal de su disposicién en el relato.
Examina también la "duracién" variable de los acontecimientos
y la seudo-duraci6n de su narracién en el relata. Finalmente,
analiza la "frecuencia", 0 sea, las relaciones entre las capa-
cidades de repeticién de la historia y las deI relato. preci-
semos que se descarta agui la categoria deI tiernpo, no par su
falta de pertinencia, sino porque nos aparta deI propésito
inicial que consiste en examinar cômo Del fin Heredia se vale
deI privilegio de ser narrador y pratagonista. En este
sentido, las categorias deI modo y de la voz, que abarcan mas
directamente el campo de la narraciôn, se revelan de mayor
interés para esta investigacién sobre Las ratas. Ademas,
algunas consideraciones temporales se exarninarân al abordar la
voz narrati va.
La categoria de la voz narrativa, que describiremos mas
adelante en este capi tulo, retine los problemas deI tiempo de
la narraciân, el estatuto deI narrador, los niveles narrativos
deI relata y algunas funciones que puede desempenar el narra-
dore En la categoria deI modo narrativo, que ampliaremos
también mas adelante, se encuentran las formas y los niveles
de la "representaci6n" narrativa asi camo las cuestiones deI
punta de vista. En otras palabras, el modo enfoca respecti-
{ vamente las cuestiones de la distancia y de la perspecti va
23
narrativas.
Antes de describir los elementos constitutivos de la voz
narrativa como los presenta Genette, conviene precisar que
esta categoria debe su especificidad al analisis linguistico
de las relaciones entre los enunciados y su instancia produc-
tora llamada enunciacién. A la luz de esta consideraciôn, se
examinan, en la préxima seccién, los caracteres ~Qrmales de la
enunciacién de acuerdo con los estudios de Emile Benveniste.
Enunciado, enunciacion
Para repasar los caracteres formaI es de la enunciacién,
nos basaremos principalmente en el articulo de Benveniste,
"L'appareil formel de l'énonciation" asi como en la quinta
parte de su libro Problèmes de linguistique générale, 1
titulada 'L'homnle dans la langue". Para empezar 1 reparemos en
la condici6n especifica de la enunciacién tal como la expone
Benveniste:
Il fnut prendre garde à la condit~on spécifique de l'énonciation: c'est l'acte même de produire un énoncé et non le texte de l'énoncé qui est notre objet. Cet acte est le fait du locuteur qui mobilise la langue pour son compte. La relation du locuteur à la langue détermine les caractéristiques de ~'énonciation.5
Como 10 apunta esta definicién, el proceso de la enun-
ciaci6n implica un locutor, 0 sea, él que actualiza la lengua
rnediante una manifestaci6n indi vidual. Asi, antes de que se
produzca la enunciaci6n, la lengua no es sino posibilidad de
l
{
24
lengua. S in embargo, una vez terminada la enunciaci6n, la
lengua se transforma en una instancia deI discurso. Es
evidente que esta forma sonora, que emerge de un locutor,
tiene que llegar a un auditor 0 alocutario antes de suscitar
otra enunciaci6n. De ahi que se afirme: "Toute énonciation est
explicite ou implicite, une allocution, elle postule un
allocutaire." 6 Ademas, la apropiaciôn de la lengua sirve para
expresar cierta relacién con el mundo. Esto supone de parte
deI locutor la necesidad de referir gracias al discurso y
confiere al alocutario la posibilidad de "co-referir" .
Benveniste aclara:
La condition même de cette mobilisation et de cette appropriation de la langue est, chez le locuteur, le besoin de référer par le discours, et, chez l'autre, la possibilité de co-référer identiquement, dans le consensus pragI1}atiql.le qui fait de chaque locuteur un cO-locuteur. 7
Aparte de estas caracteristicas basicas de la enun-
ciaci6n, conviene examinar el fen6meno linguistico que permite
comprender coma el locutor se encuentra en relaciôn constante
y necesaria con su enunciaci6n. En las categorias gramatica-
les, se distingue primero los indicios de persona, 0 sea, la
relacién yo-tti. que se produce dantro y mediante la enuncia-
cion. En segundo lugar, intervienen los numerosos indicios de
oste!'ltaci6n, 0 sea, términos coma éste, aqui, etc. Estos
indicios implican un geste que designa el obj eto al m':smo
tiempo que se pronuncia la instancia deI término. De manera
que ambas formas 1larnadas tradicionalmente "pronombres
personal es" y "demostra t i vos" aparecen camo una cl ase de "in-
25
di viduos lingùisticos" engendrados de nuevo cada vez que se
profiere una enunciacién. Se trata entonces de:
... formes qui renvoient touj ours et seulement à des " individus", qu 1 il s'agisse de personnes, de moments, de lieux, par opposition aux termes nominaux qui renvoient touj ours et seulement à des concepts. 8
Cabe recordar dos observaciones en las cuales insiste
Benveniste al plantear los indicios de persona. Par un lado,
senala la oposiciôn entre las dos primeras personas que poseen
la marca de persona y la tercera que es una forma no-personal.
Sostiene en efecto: "La '3e personne 1 a pour caractéristique
et pour fonction constante de représenter, sous le rapport de
la forme même, un invariant non personnel, et rien que cela." 9
Sin embargo, agrega que en algunos casos la tercera persona se
l'uede emplear como alocucién y constituir asi una forma de
cortesia. El vuestra merced espafiol, por ejemplo, es un casa
donde se eleva al interlocutor mâs allâ de la condici6n de
persona. 10
Resta alÏ.adir que el empleo deI yo se vincula con la
si tuacién deI discurso. En efecto, ca da uno de los locutores
se expone como "suj eto" al identificarse como persona unlca
que pronuncia yo. El linguista precisa: "je est l" individu
qui énonce la présente instance de discours contenant l' ins
tance linguistique je'. ,,11 Asi es que el lenguaje establece un
signa unico pero mébil que puede ser asurnido por cada locutor
con tal que remita siempre a la instancia de su discurso.
Terry Eagleton se ref iere también a este signa en términos
(
(
similares:
There is no sign which will, so to speak, sum up my entire being. l can only designate myself in language by a convenient pronoun. The pronoun ''l'' stands in for the ever-elusive subject, which will always slip through the nets of any particular piece of language, and this is equivdlent to saying that l cannot "mean" and "be" simultaneously.12
26
El paradigma amplio y complejo de las formas temporales
que estan en relaci6n con el ego constituye una tercera serie
de términos correspondientes a :a enunciaci6n. Benveniste re-
cuerda que la forma "presente" coincide con el momento de la
enunciaciôn:
Le présent est proprement la source du temps. Il est cette présence au monde que l'acte d'énonciation rend seul possible, car, qu'on veuille bien y réfléchir, l' homme ne dispose d'aucun autre moyen de vivre le Itmaintenant" et de le faire actuel que de le réaliser par l'insertion du discours dans le monde. 13
Aparte de las formas que promueve, la enunciacién
proporciona las condiciones necesarias para que se organicen
las grandes funciones sir~âcticas. Se trata de la interroga-
ci6n ° si se quiere, de esta enunciaci6n construida para SU5-
ci tar una respues ~a. Benveniste integra ademas las formas de
intimidaciôn, orden e interpelaciôn concebidas en categorias
como el imperativo y el vocativo que encierran una relaci6n
inmediata entre los interlocutores. La aserci6n pertenece
también a este repertorio ya que su objetivo de comunlcar una
certidumbre asegura la presencia del locutor dentro de la
enunciaciôn. Por ûltimo, las funciones sintJcticas abarcan dos
tipos de U10dalidades formaI es , a saber, las que pertenecen a
'J"
27
los verbos y las que caen dentro de la fraseologia. Por un
lado, las modalidades de la fraseologia infor@an de una incer-
tidumbre, una posibilidad 0 una indecision. Basta pensar en
las expresiones: tal vez, sin duda, probablemente, etc. Por
otro lado, se encuentra el modo subjuntivo que expresa
diversas actitudes deI enunciante hacia 10 que presenta:
deseo, espera, aprension, etc. Para terminar, agreguemos que
la enunciaciôn ,--,tâ siempre prese~te dentro deI enunciado. En
la parte que dedican al asunto en su Dictionnaire encyclopédi-
que des sciences du langage, Oswald Ducrot y Tzvet"an Todorov
aclaran:
L'énonciation est toujours présente, d'une manière ou d'une autre, à l' intér ieur de 1 1 énoncé; les différentes formes de cette présence, ainsi que les degrés de son intensité, permettent de fonder une typologie des discours. 14
De ahi que Benveniste distinga el disr.urso pobre en in-
dicaciones sobre su enunciaciôn deI discurso que, al contra-
rio, se refiere constantemente a su enunciacién. En primer
lugar, el linguista establece el plan historico de la enuncia-
cién a partir de dos categorias verbales deI tiernpo y de la
persona: el aoristo, tiempo del acontecimiento fuera de la
persona de un narrador, f la tercera persona, modo de enun-
ciacién que excluye toda fornla linguis~ica autobiogrâfica (yo-
tü). Por otra parte, Benveniste habla deI plan deI discurso
para referirse a una enunciacién que no solo supone un locutar
y un auditor, sino también una intencién par parte de aquél de
influir en éste. Benveniste comenta:
{
Il faut entendre discours dans sa plus large extension: toute énonciation supposant un locuteur et un auditeur, et chez le premier l'intention d'influencer l'autre en quelque manière. 15
28
Aqui se emplean las formas personales yo-tu y el
registra de los tiempas verbales que comprende todos los
tiempos, excepta el aoristo. Aiiadamos, para terminar 1 que
mientras Benveniste asocia la enunciacién histérica a la
lengua escri ta 1 reconoce que el discurso se puede encontrar
tanto en el nivel oral (convers~ci6n trivial 0 arenga) como en
el nivel escrito (teatro, diarios, correspondencias, obras
didâcticas 1 etc.). Resume asi los gêneras asociados con el
discurso: " ... bref tous les genres où quelqu'un s'adresse à
quelqu'un, s'énonce comme locuteur et organise ce qu'il dit
dans la catégorie de la personne. n 16
Estas aclaraciones sobre el enunciado y la enunciaciôn
permi ten abordar ahora la categoria de la voz narrativa que
desarrolla Genette en Figures III.
La voz narrativa
Al emprender la categoria de la voz narrati va, Genette
aclara que el interés por la instancia praductora deI relata
ha dado lugar en mucLos casos a reducciones poco afortunadas.
En efecto, se ha incorporado a la categoria de la voz narra-
tiva las cuestiones del punto de vista 0 bien se ha identifi-
cado la instancia narrativa a la de escritura, el narrador al
auter y el destinatario del relata al lector da la obra.
--29
Ganette advierte que esta confusiôn no debe ap1icarse a una
obra de ficcién:
Confusion peut-être légitime dans le cas d'un récit historique ou d'une autobiographie réelle, mais non lorsqu'il s'agit d'un récit de fiction, où le narrateur est lui-même un rôle fictif, fûtil assumé par l'auteur, et où la situation narrative supposée peut être fort différente de l'acte d'écriture (ou de dictée) qui s'y réfère ... 17
conviene delimi tar entonces los elementos que Genette
considera caracteristicos de la instancia narrativa y que
vamos a utilizar en este trabajo. Se trata mâs precisamente de
la relacién temporal establecida entre la historia y la narra-
ciôn, el estatuto del nart.'ador, los niveles narrativos y por
ûltimo, algunas de las funciones que puede desempenar el na-
rrador.
Las relaciones tempora1es
A la imagen de las relaciones que es posible establecer
entre las proposiciones principales y las adverbiales de
tiempo, el momento de la narracién puede ocupar cuatro posi-
ciones respecto al momento de los acontecimientos. La na-
rraciôn ulterior, 0 sea, la posici6n deI relato en el pasado,
se vale de la enunciaci6n hist6rica y constituye un caso muy
frecuente. El relato de prediccién (profético, apocal iptico,
etc.) se enuncia generalmente en el futuro pero puede cobrar
la forma de una v isién y expresarse en el presente; en todos
casos, se ubica en un nive1 segundo deI relato. La narraci6n
(
(
-----~--~
30
simultânea es otra excepciôn que se encuentra sobre todo en la
novela experimental. Relata los acontecimientos a medida que
se producen Lnpidiendo consecuentemente todo juego temporal
entre la narraciôn y la historia. Por ûl timo, la narraciôn
intercalada promueve la interferencia entre la narraci6n y la
historia. Como 10 precisa Genette, este tipo de narraci6n es
caracteristico de la novela epistolar y de los diarios: ilLe
journal et la confidence épistolaire allient constamment ce
que l'on appelle en langage radiophonique le direct et le
différé, le quasi monologue intérieur et le rapport après
coup. 1118 En este caso, el narrador es todavia el héroe y ya es
otro dado el desnivel temporal que se establece entre el
re1ato de los acontecimientos (en el pasado) y la exposici6n
de los pensamientos y sentimientos (en el presente).
El estatuto de1 narrador
Importa detenerse agui en el estatuto de1 narrador a fin
de aclarar la re1aciôn temporal que acabamos de exponer en la
secciôn anterior. En efecto, es posible determinar el momento
de la narracién con respecta al momento narrado con tal que el
narrador aparezca. Genette condena la "persona" gramatical
propon~endo mâs bien una distincién de la "persona" deI
narrador basada en su presencia 0 ausencia en el relato:
Le choix du romancier n'est pas entre deux formes grammaticales, mais entre deux attitudes narratives (dont les formes grammaticales ne sont qu'une conséquence mécanique): faire raconter l' histoire
.. 0 par l'un de ses "personnages", ou par un narrateur étranger à cette histoire. 19
31
Asi, la ausencia deI narrador en la historia caracteriza
el relato heterodiegético y su presencia pennite hablar de un
relato homodiegético. Genette precisa que mientras la ausencia
no puede ser sino absoluta, la presencia deI narrador tiene
sus niveles. Distingue entonces a los narradores autodiegéti-
cos, 0 sea, los que cuentan una historia en la que son el
personaje principal. Reconoce que existen también otros narra
dores que pueden desempenar un papel segundario de observador
o de testigo. Sin embargo, no reserva ningun término especifi-
co para este ûltimo tipo.
Los niveles narrativos
Acabamos de ver que el estatuto deI narrador se def ine
por su relaciôn con la historia (relato heterodiegético u
homodiegético). Conviene examinar ahora en gué medida el es-
tatuto deI narrador se establece a partir deI nivel narrativo
o nivel diegético donde se encuentra. Apuntemos que el
adjetivo diegético remite a todo 10 que se relaciona con la
historia y mâs precisamente califica el universl.' espacio-
temporal designado por el relato. En su lib=o Nouveau discours
du récit, Genette vuelve a precisar que historia y diég~sis no
son realmente sinônimos. Resume su posici6n:
La diégèse, au sens où Souriau a proposé ce terme en 1948, opposant l'univers diégétique comme lieu d.u signifié à l'univers écranique comme lieu du
(
;'
(
signifiant filmique, est bien un univers plutôt qu'un enchaînement d'actions (histoire): la diégèse n'est donc pas l'histoire, mais l'univers eù elle advient, au sens un peu ..• restreint (et tout relatif) où l'on dit que stendhal n'est pas dans le même univers que Fabrice. 20
32
otra precision se :impone a este respecto. En efecto, la
diégesis de la ('ual se trata aqui no cemparte nada con la
diégesis, (relato puro, sin dialogo) que se opene a mimesis
(relate mixto 0 imp~ro por la integraci6n de dialogos) dentro
de la teoria platonica de los modos de representaci6n.
Para comprender la teoria de los niveles de Genette,
hace falta recordar que un acto narrative, productor de un
relato, se sitûa en un primer nivel diegético y da lugar a un
relato llamado por censiguiente primero. 21" Puede for ma r s e un
relata dentro de este relato primera. Se trata entonces de un
metarrelato 0 si se guiere, de un relato segundo. La creaci6n
de este segundo nivel, metadiegético, ocurre cuando un
narrador cuenta un acontecimiento dentro deI relato primero. 22
Genette presenta el pasaje al segundo nivel como una transi-
ci6n a un nivel superior. Delante de la critica de Mieke Bal
que considera esta subordinaci6~ como inferior,23 Genette pre-
cisa que el relata segundo Ge basa en el primera:
••• S 1 il est vrai que le récit second dépend du récit primaire, c'est plutôt en ce sens qu'il 1 repose 1 sur lui, comme le deuxième étage ct' un immeuble ou d' Ulle fusée dépend du premier, et ainsi de suite. 24
A la luz de estas consideraciones, es posible determinar
los distintos niveles que puede ocupar la instancia narrativa.
si se encuentra en un relato primero, se di ce que se sitûa en
33
un nivel extradiegético. Esto implica que el narrador no forma
parte de ninguna diégesis al empezar su relacién. Ademas, como
se dirige al publico real extradiegético, se encuentra en el
mismo nivel narrativo que éste. La situacién es distinta
cuando un narradDr esta incluido como personaje dentro de un
relato antes de actuar coma narrador. Se entiende que ta] ins-
tancia narrativa ocupa un nivel diegético. Reconocemos aqui el
conocido ejemplo de Sherezade en las Mil y una ncches. Genette
admite que esta teoria de los niveles narrativos corresponde a
la sistematizacién de una nocién tradicional:
... la théorie des niveaux narratifs n'est qu'une systématisation de la notion traditionnelle d' "enchâssement", dont le principal inconvénient était de marquer insuffisamment le seuil que représente, di une diégèse à une autre, le fait que la seconde est prise en charge par un récit fait dans la première. 25
Se intenta remediar a este inconveniente al examinar
detenidamente las relaciones que pueden existir entre el
metarrelato y el relate primero. Nos limitaremos agui a
resumir la tipologia en tres términos elaborada en Figures
III.26 Cuando el relato segundo tiene una funcién explicativa,
es decir, cuando evoca las causas 0 los antecedentes de la si-
tuacién diegética de donde emerge, se habla de una relacién
causal. El segundo tipo corresponde a una relacién tematica
que no implica ninguna continuacién espacio··temporal entre
metadiégesis y diégesis. Se trata entonces de una relacion de
contra3te 0 de analogia. Sabemos que la estructura en abismo
consti tuye una de las formas extremas de esta relacién de
{
34
analagia. Es pesible también que no se establezca ninguna
relacion explicita entre los dos niveles. En este case, la
relacJ.on es simplemente narrativa puesta que no es el con-
tenido deI metarrelata sina mâs bien el acta de narrar que
influye en el relata primera. Conviene natar que deI primer al
tercer tipo de relacién, la impartancia deI acta narrativo
creee a detrimento deI contenido deI metarrelato. Genette
aclara que no podria ser de otra modo:
Le passage d'un niveau narratif à l'autre ne peut en principe être assuré que par la narration, acte qui consiste précisement à introduire dans une situation, par le moyen d'un discours, la connaissance d'une autre situation. 27
Se refiere en esta cita a las metalepsis, 0 sea, a los
pasajes de un nivel narrativo a otro. Estos pasajes ocurren
cuando un autor 0 su lector se introduce en la acciôn ficticia
deI relato, 0 bien, cuanda un personaje ficticio comparte la
existencia extradiegética deI autor 0 deI lectar. Genette
alude a la perturbaci6n que provocan tales intrusiones:
Tous ces jeux manifestent par l'intensité de leurs effets l'importance de la limite qu'ils s' ingénient à franchir au mépris de la vraisemblance, et qui est précisément la narration (ou la représentation) elle-même; frontière mouvante mais sacrée entre deux mondes: celui où l'on raconte et celui que l'on raconte. 28
Para llevar a cabo un examen detenido de los niveles
narrativos y de sus correspondientes universos en Las ratas,
es necesario enfocar las estructuras triangulares que rigen a
los personajes. Partimos entonces de la teoria q~e René Girard
elabora en Mensonge romantique et veri té romanesque para com-
35
pletar dicha comprensién.
Teoria de las mediaciones de René Girard
Entre las varias implicaciones de la crisis edipica,
recordemos que permite concentrar en la relacién triangular en
si, 0 St.!a, en el sujeto y sus pulsiones pero también en los
demâs foc os de la relaciôn. Estas consideraciones sirven coma
punta de arranque en la elaboracién teérica deI anâlisis de
los personaj es que hacen Bersani, Tanner y Girard. Antes de
resumir la teoria de éste, citernos 10 que Elizabeth \vright
comenta al respecto en Psychoanalytic Cri ticism: Theory in
Practice:
There are now new literary developments in psychoanalitic character-analysis, where the oedipal model is shown to work as a triangular structuring force, breaking up dyadic relationships, in the context of a history vlider than the subj ect ' s personal one. 29
En su libro Mensonge romantique et. vérité romanesque,
Girard examina principalmente el papel desempeiiado por las
relaciones triangulares asi camo el proceso de la imitacién en
el desarrollo y establecimiento de la identidad de los perso-
najes literarios. Examina los protagonistas de las novelas de
Proust, Stendhal, Flaubert, Dostolevski y Cervaütes. Valién-
dose de la metâfora deI triângulo, propane dos tipos de media-
ciones que resumimos agui.
Primero habla de la rnediacién externa cuando suj eto y
rnediado~ no desean 10 mismo:
,i c,
(
Nous parlerons de médiation externe lorsque la distance est suffisante pour que les deux sphères de possibles dont le médiateur et le sujet occupent chacun le centre ne soient pas en contact. 30
36
De esta manera, sôlo el sujeto busca cumplir el deseo
sugerido por el mediador. Este, por consiguiente, no puede ser
rival de aquél. Ademâs, en este tipo de mediaci6n, el sujeto
suele proclamar su deseo, venerar a su modelo y, en muchos
casos, declararse discipulo suyo.
En la otra mediaci6n, llamada interna, el mediador
constituye un modela que ensena el objeto. Se crea una situa-
ciôn en la cual el suj eta y el rnediador de sean 10 mismo. De
ahi que nazca el doble aspecto deI mediador: no s610 represen-
ta un modelo que imitar sine también un obstâculo que vencer,
o sea en otras palabras, un rival. Girard expone la dualidad
que vive el sujeto dentro de la mediacién interna:
L'élan vers l' obj et est au fond élan vers le médiateur; dans la médiation interne, cet élan est brisé par le médiateur lui-même puisque ce médiateur désire, ou peut-être, possède cet objet. Le disciple, fasciné par son modèle, voit forcément dans l'obstacle mécanique que ce dernier lui oppose la preuve d' une volonté perverse à son égard. 31
Para triunfar sobre el rival, el sujeto transforma su
deseo por el objeto en deseo de ser el mediador. Sin embargo,
a la inversa de la situaci6n anterior, el sujeto tiende a
ùisimular su proyecto de imitaci6n escondiendo al mismo tiempo
la admiraciôn que profesa al mediador.
La teoria de las mediaciones resumida aqui no es sin
emparentarse con el conocido complejo de Edipo. Recordemos que
37
dicho complejo consiste en un conjunto organizado de deseos
amorosos y hostiles que el nino siente para con sus padres.
Seglin Freud, aparece durante el periodo de acmé, 0 sea, entre
los tres y cinco anos. Conoce en la pubertad una reviviscencia
pero se supera rapidamente. Se suele distinguir dos formas dei
complej 0 de Edipo. En su Vocabulaire de la psychanalyse, J.
Laplanche y J.B. Pontalis resumen al respecte:
Sous sa forme dite positive, le complexe se présente comme dans l'histoire d'Oedipe-Roi: désir de la mort de ce rival qu'est le personnage du même sexe et désir sexuel pour le personnage du sexe opposé. Sous sa forme négative, il se présente a l'inverse: aJour pour le parent du même sexe et haine jalouse du parent du sexe opposé. 32
Abundando en detalles anadimos que segun Freud y otros
investigadores, las diferentes posiciones adoptadas por el
suj eto en la asunci6n y resoluci6n del complejo de Edipo de-
sempeflan un papel fundarnental en la estructuraciôn de la
personalidad y en la orientaciôn del deseo humano. En su
resumen de la doctrina freudiana, Terry Eagleton subraya
claramente las implicaciones personales y sociales que trae
consigo este complej 0. 33 Primero, la amenaza de castraciôn
provoca el abandono deI deseo inconsciente de uniôn sexual con
el cuerpo de la madre. Se trata de someterse al padre a la par
que desprenderse de la madre. 'l'al etapa corresponde a la
transiciôn del principio de placer al principio de realidad. 34
Se inaugura por consiguiente el pasaj e deI recinto de la
familia al de la sociedad. Como 10 resume Terry F.:agleton,
posibilita la formacién deI superego:
(
Moreover, the oedipus complex is for Freud the beginning of morality, conscience, law and aIl forros of social and religious authority. The father's real or imagined prohibition of incest is symbolic of aIl the higher authority to be later encountered; and in "introjecting" (making its own) this patriarchal law, the child begins to fOrTIl \>Ihat Freud calls its "superego ll
, the awesome, punitive voice of conscience within it. 35
38
Ademâs de la aceptaciôn de la autoridad y deI plazo de las
satisfacciones, la superacién deI complejo de Edipo permite
que los papeles de los géneros se refuercen y que el sentido
de la identidad se desarrolle. Afiadido a todo e50, la posibi-
lidad de funcionar dentro de los circulos familiares y
sociales gracian a la resoluciôn deI complejo de Edipo, no se
logra sin una represiôn de los deseos iniciales al nivel deI
inconsciente. De ahi que se considere al ser humano que emerge
deI proceso edipico como un sujeto escindido, dividido entre
consciente e inconsciente.
En lugar de hablar de la forma positiva y negativa deI
complejo de Edipo, nos vamos a referir a la mediaciôn externa
y a la interna, tal como las elabora René Girard en Mensonge
romantique et vérité romanesque. Esta adopciôn resulta cômoda
ya que permite hablar de sujeto, objeto y mediador dejando de
lado los térrninos hij 0, madre y padre que no corresponden
exactamente a la si tuaciôn de Las r?tas. En efecto, la obra
presenta un juego de desplazamientos que crea en ciertos cas os
sustitutos de dichos papeles.
Las funciones deI narrador
39
Terminemos la descripciôn de los elementos caracteris-
ticos de la voz narrativa ~xplorando las funciones que Genette
atribuye al narrador. En muchos casos se basa en la distribu
ciôn de las funciones del lenguaje elaborada par Jakabson: 36
Il me semble que l'on peut distribuer ces fonctions (un peu comme Jakobson distribu8 les fonctions du langage) selon les divers aspects du récit (au sens large) auxquels elles se rapportent. 37
Asi es que Genette aborda un primer aspecta, el de la
historia. Lo relaciona con una funci6n esencial y evidente, a
saber, la funcién narrati va En segundo lugar, considera el
texto narrativo al que el narrador puede referirse gracias a
un discurso metalinguistico (0 metanarrativo en este caso).
Esta funcién, que permite transmitir la organizaciôn interna
deI discurso, se emparenta con una funciôn de control a de
administraciôn. El tercer aspecto es la situaci6n narrativa
con sus dos protagonistas: el narrador y el "narratario", 3 8
presente, ausente 0 virtual. Genette explica que el narratario
se encuentra en el mismo nivel diegético que el narrador y no
se confunde a priori con el lector. 39 Se trata agui de la
funcién de comunicacién que da a conocer la preocupacién deI
narrador por establecer, mantener 0 comprobar un contacto con
el narratario. Esta funcién de comunicacién recuerda la
funcién "fâtica" (averiguar el contacta) y la "conati va"
(influir en el destinatario) de Jakobson. 40 Par su parte, la
orientaciôn deI narrador hacia si mismo determina otra
(
40
funcién, hom61oga a la "emotiva" de Jakobson: "La fonction
dite "expressive" ou émotive, centrée sur le destinateur, vise
à une expression directe de l'attitude du sujet à l'égard de
ce dont il parle. n41 Esta funci6n remite entonces a la rela-
ci6n (afectiva, moral, intelectual etc.) que 1iga el narrador
con su historia. Puesto que puede cobrar la forma de un testi-
monio, se llama funcién testimonial 0 de atestaci6n. Por ûlti-
mo, las intervenciones directas e indirectas que hace el
narrador, adoptan a veces una forma mas didactica. Se afirma
en estos casos la funci6n ideo16gica, la ûnica que no per-
tenezca exclusivamente al narrador. Como punto final, aclare-
mos que, aparte de la primera funcion que es imprescindible,
ninguna de las demas categorias existe sin connivencia con
otras.
El modo narrativo
Para establecer su propia categoria deI modo narrativo,
Genette toma como punto de partida la definicién que propor-
ciona el diccionario Littré sobre el modo como aspecto verbal.
Se lee asi:
Nom donné aux différentes formes du verbe employées pour affirmer plus ou moins la chose dont il S'agit, et pour exprimer [ ... ] les différents points de vue auxquels on considère l'existence de l'action. 42
Basandose en la primera parte de esta definicién,
Genette incluye en su categoria deI modo la vieja distincién
-
41
entre "showing" y "telling" 0, si se quiere remontar a un
periodo mas antiguo, la oposicion entre mimesis y diégesis.
El autor explica que esta primera parte, llamada "distancia",
enfoca los distintos niveles encontrados en la informac16n
narrativa:
... la "représentation" ou plus exactement l'information narrative a ses degrés; le récit peut fournir au lecteur plus ou moinr:; de détails, et de façon plus ou moins directe, et sembler ainsi (pour reprendre une métaphore spatiale courante et commode, à condition de ne pas la prendre à la lettre) se tenir à plus ou moins grande distance de ce qu'il raconte ... 43
En segundo lugar, a la imagen deI final de la definici6n
de Littré, su categoria deI modo narrativo abarca todo 10 que
constituye una respuesta a lquién ve? Genette reune primera
las consideraciones sobre la perspectiva antes de elaborar su
teoria de las focalizaciones. Prosigue entonces refiriéndose
al relato:
... il peut aussi choisir de régler l'information qu'il livre, non plus par cette sorte de filtrage uniforme, mais selon les capacités de connaissance de telle ou telle partie prenante de l' histoire (personnage ou groupe de personnages) dont il adoptera ou feindra d' adopter ce que l'on r.omme couramment la "vision" ou le "point de vue", semblant alors prendre à l'égard de l' histoire (pour continuer la métaphore spatiale) telle ou telle perspective. 44
En resumen, el modo narrativo elaborado par Genette
consiste en la regulac:i6n de la in:tormacion narrativa que se
lleva a cabo a partir de las dos modalidades mencionadas: la
distancia y la perspectiva. Antes de ir mas lejos, cabe
observar que la f6rmula "regulaci6n de la informaci6n na-
(
42
rrati va" ha sufrido varias cri ticas por su semblante técnico.
Genette opina que su use parece mâs adecuado que el de "repre-
sentaciôn". Este término viene a ser, segUn Genette, un comp-
romisa bastardo entre informacién e imi tacién. Sostiene que,
como cualquier acto verbal, un relata no puede sino informar,
o sea, transmitir significaciones. En este sentido, el relato
no "representa" una historia real 0 ficticia sino que la
cuenta. De ahi que considere, junto con Wayne Booth, 45 que la
nociôn de "show~ng", de imitaciôn 0 de representaciôn na-
rrativa sea perfectamente ilusoria:
..• contrairement à la représentation dramatique, aucun récit ne peut "montrer" ou "imiter" 1 f histoire qu 1 il raconte. Il ne peut que raconter de façon détaillée, précise, "vivante", et donner par là pl~s ou moins l'illusion de mimésis qui est la seule mimésis narrative, pour cette raison unique et suffisante que la narration, orale ou écrite est un fait de langage, et que le langage signifie sans imiter. 46
La distancia narrativa
Estas consideracianes nos llevan a enfocar ahora la
distancia narrativa que analizaremos detenidamente en el
capitulo siguiente de esta investigaci6n. Rernite mâs precisa-
mente al funcionarniento de la mimésis cuando el objeto narrado
dentro deI relato es verbal (monélogo, diâlogo) y cuando no 10
es (acontecimiento, accién). A este respecto, Genette distin-
gue el relato de acontecimientos deI relato de palabras. En
el primer tipo, la transcripciôn de 10 no verbal en verbal da
lugar a una mimesis que no es sino ilusién de mimesis. Esta
43
depende de una relacién variable entre emisor y receptor.
Genette explica como la evoluci6n histérica desempena un papel
decisivo en la recepcién deI carâcter mimético de un texto:
L'évolution historique joue ici un rôle décisif, et il est probable que 18 public des classiques, qui était si sensible à la "figuration" racinienne, trouvait plus de mimésis que nous dans l'écriture narrative d'un d'Urfé ou d'un Fénelon; mais n'aurait sans doute trouvé que prolifération confuse et "fuligineux fouillis" dans les descriptions si riches et circonstanciées du roman naturaliste~ et en aurait donc manqué la fonction miruétique. 4 /
Aunque parezca condenado a priori a una imitacién
absoluta, el relato de palabras conace, por su parte, distin-
tas variedades modales. En efecto r cuando el ~elato transmite
elementos verbales, puede hacerlo de manera directa 0 indirec-
ta. Esta posibilidad da lugar a tres niveles de inserciân de
las palabras 0 tres estados deI discurso deI persenaje.
El discurso narrado 0 ficticiarnente reproducido, tal
como se supone que 10 pronuncia el personaj e, corresponde al
conocide estilo directo. En general, constituye el estado mas
distante. En el discurso transpuesto, que configura el estilo
indirecto, el narrador incluye dentro de proposiciones subor-
dinadas las palabras supuestamente pronunciadas por otro. De
esta manera, las integra en su discurso y las interpreta
segun su estilo. Esta forma no surninistra ningun sentimiento
de fidel:l.dad puesto que la presencia deI narrador es todavia
'demasiado visible en la sintâxis. Para Benveniste, el estilo
indirecto reûne justamente los dos planes que lla.ma hiE.toria y
discurso:
.(
(
Indiquons par parenthèse que l'énonciation historique ~t celle du discours peuvent à l' occasion se conjoindre en un troisième type d'énonciation, où l~ discours est rapporté en termes d'événement et transposé sur le plan historique; c'est ce qui el:.~t communément appelé "discours indirect" . 4 8
44
En tercer lugar, me~cionemos el estilo indirecto libre,
o sea, una variante intern,ediaria entre el estilo directo e
indirecto. En efecto, las pr~posiciones deI discurso indirecto
libre s~ presentan como inde.pendientes. Prescinden deI "que lt
de la subordinacién y deI verbo declarati vo que suele estar
implicitamente entendido en 10 que precede. Como 10 apunta
Mieke Bal, el narrador adhie::t e entonces a las palabras deI
personaje sin darle la palabra:
Dans ce disc('urs, le r arrateur adhere le plus étroi"t.ement possible au:, paroles du pe"t"sonnage, mais il ne lui cède pas la parole; le narrateur parle mais il ne remp Lace pas les paroles du personnage par leur narr~tion.49
Asi, el discurso indirecto libre adopta las formas
gramaticales propias deI est~lo indirecto manteniendo al mismo
tiempo el tono deI estilo directo.
Las focalizaciones
Lê regulacl,:;n de la informacién narrativa se revela no
sôlo a través deI al"lalisis de la distancia que crea el relata 7
sino también mediante la percepcio'1 que nos presenta 1 0 sea,
la selecci6n de un punta de vista restrictivo. Todorov insiste
en la irnporcancia de este aspecto: "Nous n' avons jamais affai-
45
re, en littérature, à des événements ou à des faits bruts,
mais à des événements présentés d'une certaine façon. ,,50 Antes
de emprender su teoria de las focalizaciones, Genette critica
las clasificaciones anteriores (Brooks-Warren, Stanzel,
Friedman, Booth, Romberg) en las cuales encuentra una con-
fusion en 10 que él distingue entre modo y voz. De manera que
empieza admitiendo la reduccién que impone a su categoria
emparentada con la de la "visién" de Jean Pouillon 0 la deI
"aspecto" de Todorov. Insiste mucho en la utilizacién deI
término focalizaci6n porque cree que es rnâs abstracto que
"vision", "campo", 0 "punto de vista" aferrados a 10 visual.
Esta sustitucién no le parecera tan necesaria algunos anos mas
tarde en Nouveau discours du récit. Propondra bus car mas bien
dénde esta el foca de la percepcién que se puede encarnar 0 no
en un personaje. En este ensayo precisa de nuevo que la foca~
lizacién se refiere a una seleccion de la informaciém na-
rrativa:
Par focalisation, j'entends donc bien une restriction de "ch.:lmp", c'est-à-dire en fait une sélec-> tion de l'information narrative par rapport à ce que la tradition nommait l'omniscience, [ ... ] l'instrument de cette (éventuelle) sélection est un foyer situé, c'est-à-dire une sorte de goulot d'information, qui n'en laisse p~sser que ce
, t' . t t' 5i qu au or1se ~a Sl ua Jon ...
Este estudio de las focalizaciones no pretende sino
volver a formular naciones clasicas. Se elabora una tipologia
en tres términos. En primer lugar, Genette establece el relata
donde ul narrador (Lice mas de 10 que sabe cualquier otro per-
sonaj e. Este relata no focalizado rode focalizaciôn cera
(
(
46
corresponde en rigor al rela·to de un narrador omnisciente de
la critica anglo-sajona, a la "vision por detrâs" de Pouillon
o a la ecuaci6n narrador > ~ersonaje de Todorov.
En segundo lugar, Senette se refiere a un relata que
pueda tener una focaliz~ciôn interna fija, variable 0 multi-
pIe. Agui, el narrador comunica solo 10 que sabe el personaje.
Se trata de la "vision con" de Pouillon 0 de la representaciôn
de Todorov: narrador = personaj e. Genette elabora acerca de
las implicaciones de la coincidencia entre foco y personaje:
En focalisation interne, le foyer cOlncide avec un personnage, qui devient alors le "sujet" fictif de toutes les perceptions y compris celles qui le concernent lui-même corone objet. 52
Por ultimo, el relato objetivo de Pouillon, su "visiôn
por fuera" y la relacion narrador < personaje de Toà~rov
corresponden, en la tipologia de Genette, al relato de focali-
zaci6n externa. Aqui el narrador ignora los verdaderos pensa-
mientos deI héroe. A la inversa deI relato anterior, el foco
no puede coinciàir con ningun personaje.
Hemos visto que la focalizaci6n interna, permite que el
relato nos comunique todo 10 que el personaje piensa 0
percibe. Sin emoargo, sabemos que un relato no funciona nunca
de esta rnanera. No darâ informaciones que no sean pertin~ntes
o bien retendra deliberadamente una informacion que si la es.
Esta estrategia corresponde a 10 que Genette llama "paralipse"
y que traducimos en este trabajo por paralipsis:
Le type classique de la paralipse, rappelons-le, c'est, dans le code de ] a focalization interne, l'omission de telle action ou pensée importante du
héros focal, que ni le héros ni le narrateur ne peuvent ignorer, mais que le narrateur choisit de dissimuler au lecteur. 5'3
El fen6meno opuesto, "paralepse", (traducido aqui por
paralepsis) se presenta cuando se imparte un dato que excede
la 16gica de la focal izaci6n adoptadô:. conviene precisar, par
ûltimo, que estas alteraciones se producen s610 cuando el modo
se mantiene dominante. Se trata por consiguiente de una
infracci6n momentânea y aislada hecha a la focalizaci6n que
rige el contexto.
Conclusién
En el primer capitulo de este trabajo dedicado a Las
ratas, hernos establecido el marco te6rico que nos ayudarâ a
circunscribir el lugar de emergencia d~ una estética de la
arnbiguedad en la breve novela de José Bianco. Asi, de acuerdo
con la terminologia presentada aqui, se relacionarâ la histo-
ria, el relato y la narraciôn gracias al examen de la voz y
deI modo narativos. En el capitula dos, se identificarâ el
estatuto deI narrador 1 las relaciones temporales que con-
figuran la narraci6n y algunas de las funciones que desempena
el narrador de Las ratas. Ademâs, se analizaran las relaciones
triangulares que se encuentran en los dos universos (diegético
y metadiegético) presentes en la novela de Bianco. si las
relaciones entre los enunciados y su instancia productora, la
enunciaciôn, cobran un relieve especifico al abordar la voz
(
48
narrativa, no estan totalmente ausentes de las consideraciones
sobre el modo narrativo. Esta categoria, estudiada en el capi
tulo tres, nos permitira enfocar el funcionamiento deI estilo
directo, indirecto e indirecto libre, 0 sea, los tres niveles
de mimesis que los elementos discursives permiten identificar
en el relato. Después de este examen de la distancia narrati
va, se emprendera el de la perspectiva. Asi, se estudiarâ, por
una parte, el tipo de focalizacién adeptada y, por otra, las
alteraciones que ocurren dentro de la perspectiva que domina
el relata.
49
NOTAS Y REFERENCIAS DEL CAPITULO UNO
1. Michel Mathieu-Colas, "Frontières de la narratologie," Poétique 65 (1986): 97.
2. Gérard Genette, Nouveau discours du récit (Paris: Editions du Seuil, 19B3) 12.
3. Gérard Genette, Figures III (Paris : Editions du Seuil, 1972) 72.
4. Mieke Bal, Narratologie: Essais sur narrative dans quatre romans modernes Klincksieck, 1977) 6.
la siqnification (Paris: Editions
5. Emile Benveniste, "L'appareil formel de l'énonciation," Langages 17 (1970): 12.
6. Benveniste, "L'appareil formel ... " 14.
7. Benveniste, "L'appareil formel ... " 14.
8. Benveniste, "L'appareil formel ... " 14.
9. Emile Benveniste, Problèmes de linguistique générale, l, 2 tJmos (Paris: Editions Gallimard, 1976) 231.
10. Bel'!.veniste, prob lèmes. .. 231.
11. Benveniste, Problèmes ... 252.
12. Terry Eagleton, Literary Theory: An Introduction, (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1983) 170.
13. Benveniste, "L'appareil formel ... " 15.
14. Oswald Ducrot y Tzvetan Todorov, Dictionnaire encyclopédique des sciences du langage (Paris: Editions du Seuil, 1972) 408.
15. Benveniste, Problèmes ... 242.
16. Benveniste, Problèmes ... 242.
17. Genette, FlqUreS III 226.
18. Genette, Figures III 230.
19. Genette, Figures III 252.
_ ... _----------"'""::"'---------------------------------~-------
(
(
50
20. Genette, Nouveau discours du récit 13.
21. Genette, Nouveau discours du récit 60. Delante de la critica de Shlomith. Rimmon que acusa el relato "primero" de aludir al nivel mâs importante, Genette adroite: "il faut, me semble-t-il, accepter cette contradiction entre 11 incontestable subordination narrative et l'éventuellE' prééminence thérratique".
22. Genette l Nouveau discours du récit 61. En cuanto a les términos metarrelato y metadiegético, Genette reconoce que funcionan a la inversa de su modelo linguistico: el metalenguaje siendo un lenguaje en el cual hablamos de otro lenguaje. Asi el roetarrelato deberia ser el relata primero dentro deI cual se narra otro. Sin embargo, considera que: "il valait mieux réserver au premier degré la désignation la plus simple et la plus CQurmte et donc remplacer la perspective d'emboîtement .. "
23. Bal, Narratologie... 24.
24. Genette, Nouveau discours du récit 61.
25. Genette, Nouveau discours du récit 55.
26. Genette, Nouveau discours du récit 62-3. Remitimos a estas pâginas para una nueva tipologia complementada por las propuestas de John Barth para guien el interés reside en la relaci6n temâtica entre las dos acciones.
27. Genette, Figures III 243.
28. Genette, Figures III 245.
29. Elizabeth Wright, Psychoanalytic Criticism: Theory in Practice, segunda edici6n (New York: Methuen, 1985) 46.
30. Girard, Mensonge romantique ... 23.
31. Girard, Mensonge romantique ... 24.
32. Jean Laplanche y J.B. Pontalis, Vocabulaire de la psychanalyse, octava edicién (Paris: Presses Universitaires de France, 1967) 79. Las primeras elaboraciones de esta teoria se canstituyen a partir deI modela deI nina. La transposicién al caso de la nina, sostenida durante largo tiempo por Freud, no sobrevive, sobre tado ante el advenimiento de las teorias feministas que ponen de relieve la especificidad deI edipo femenino.
33. Eagleton, Literary Theory ... 151-193.
... ~
51
34. Laplanche y Pontalis, Vocabulaire de la psychanalyse 332-39. Segun Freud, el principio de placer y el principio de realidad rigen el funcionamiento mental. El principio de realidad llega a imponerse coma princ~plo regulador: la bûsqueda de la satisfaccién se efectûa en este casa en funcién de las condiciones impuestas por el mundo exterior. Al contrario, d~ntro deI principio de placer, la actividad siquica tiene como objeto evitar el desagrado y procurar el placer.
35. Eagleton, Literary Theory... 156.
36. Roman Jakobson, Essais de linguistique générale, traducido y prologado por Nicolas Ruwet (Paris: Edi tians de Minuit, 1963). Jakobson elabora las funciones deI lenguaje en el capitu.Lo XI titulado: "Lingui.stique et poétique".
37. Genette, Figures III, 261.
38. De ahora en adelante, utilizaremos "narratario l1 para traducir el término "narrataire" de Genette. Aiiadirnos que Lina Zecchi habla de "narratario" en su traduccién ltaliana de Figures III. Gérard Genette, Figure III: Discorsa deI racconto, traducido por Lina Zecchi (Torino: Giulio Einaudi Editores S.P.A., 1976) 307.
39. Genette, Fig11res III. 265.
40. Jakobson, Essais ... 216-17.
41. Jakobson, Essais ... 214.
42. Genette, Figures III 183.
43. Genette, Figures III 184.
44. Genette, Figures III 184.
45. Genette, Figures III 185. El autor se refiere a la posiclon sostenida por Wayne Booth acerca deI caracter ilusorio de la nociôn de "showing" en su libre The Rhetoric of Fiction (Chicago: University of Chicago Press, 1961).
46. Genette, Figures III 185.
47. Genette, Figures III 187.
48. Benveniste, Problèmes de 1 inguistigue générale, 1 242.
49. Bal, Narratol agie ... 23 •
(
52
50. Tzvetan Todorov, Qu'est-ce gue le structuralisme? tomo 2 de Poétique, 2 tomos (Paris: Editions du Seuil, 1968) 57.
51. Genette, Nouveau discours du récit 49.
52. Genette, Nouveau discours du récit 50.
53. Genette, Figures III 212.
53
CAPITULa DOS: LA VOZ NARRATIVA EN LAS RATAS
Las ratas: retomando los hilas
Como 10 indica Borges en una reseila de la novela, Las
ratas presenta la "prehistoria de un crimen", es decir, "las
delicadas circunstancias graduales que paran en la muerte de
un hombre. 111 Para este auter y lector perspicaz, la motivaci6n
sicol6gica predomina sobre las circunstancias del crimen. Esta
motivaciôn es la deI ûnico narrader que es tarnbién protagonis
ta deI drama familiar: Delfin Heredia.
Con objeto de aclarar las relaciones entre los persona
jes, expliquemos que la juventud deI padre de Delfin, Antonio
Heredia, transcurre en Europa. Alli vive como un artista re
belde y tiene un hijo, Julio, cuya madre no se menciona en el
relato. Asi, cuando regresa a Buenos Aires, después de diez
ailos, Isabel Heredia arregla el casamiento de su hermano Anto
nio con una huérfa.1a que ha acogido y protegido. Esta rnujer se
identifica por Il la madre" a 10 largo de la novela. De la union
impuesta por Isabel, nacera Delfin.
Abundando en detalles, anadamos que dentro de la
familia Heredia, se crean ciertas asociaciones que promueven
un ambiente de competencia y de celos ocultos. Precisemos que
el padre no participa claramente en ninguna de el las . Sin
embargo, tiene sus aventuras extra-conyugales gracias a la
ayuda pecuniaria de Isabel. Por su parte, la madre se encarina
(
54
pronto con Julio hasta quererlo mas coma mujer que como madre.
En cuanto a Isabel, programa literalmente el temperamento
artistico de Delfin. Le paga cursos particulares de piano con
el senor Nûnez y le compra un Erard de concierto. Personaje
autoritario que domina a todos los demas, sea sicolôgica 0
econémicamente, Isabel no esconde sus sospechas y su desdén
hacia la obra cientifica de Julio. Este observa en las ratas,
"los ~fectos nocivos de ciertas sales disuel tas en el agua. ,,2
Trabaja en un insti tuto y también en el departamento que
Isabel hizo levantar detrâs de la casa. Ademâs, la tia ve con
malos ojos el afecto que Julio demuestra a cecilia Guzman,
companera de colegio de la madre. Esta cantante acaba refu
giéndose en casa de los Heredia a causa de sus problemas eco
némicos. Cuando Delfin confirma a la tia 10 de los encuentros
noc~urnos entre Julio y Cecilia, Isabel no tarda en comunicâr
selo a la madre. Herida, ésta obliga a Julio a irse de la casa
después de las vacaciones. Tras un altercado entre la rnadre y
Julio acerca de la aventura arnorosa de éste, se descubre al
cientifico envenenado por una solucién de aconitina.
si Delfin abre su relato planteando el suicidio
reciente de su hermanastro, confia al final que el envenena
miento es obra suya. Conviene senalar que entre la afirrnacién
inicial y la revelacién hecha al final, pre~=nciamos la rela
cién problemâtica de Delfin con 10 que ~ rodea. Se desarro
llan en particular su envidia retorcida junto con su admi
rac.i.6n ocul ta para con el hermanastro que ocupa una posicién
55
privil.egiada en el afecto de Cecilia y de la madre. A fin de
acercarse al sustituto deI padre que es Julio, Delfin llega a
crear un Julio idealizado. En efecto, cuando toca el Erard de
concierto en el vestibulo, conversa con el autorretrato de su
padre colocado delante deI piano. En estos momentos, no ve a
su padre sino a Julio. De estas entrevistas nacera un proceso
de identificacion, no sâlo con el Julio real sino tambien con
el Julio idealizado.
Relate homodiegéticojautodiegético: Delfin les detective y crimimal?
Este esquema, que recorre sumariamente la trama de Las
ratas, no pretende rendir la totalidad de la complej a situa-
cion narrativa sino tan solo suministrar elementos claves para
iniciar el analisis sobre la voz narrativa. En primer lugar,
evidencia que Delfin ejerce exclusivarnente la funcion
narrativa y deja de ser, por consiguiente, el igual de los
personaj es de quienes habla. Dicho en otras palabras, es
narrativamente superior a los demas personajes y a si mismo
como personaje. En definitiva, este actor cuidadoso es perso-
naje principal presente en la historia que narra. Ambas carac
teristicas nos perrniten hablar de un relato homodiegético
(presencia deI narrador en la historia) asi coma de un relata
autodiegêtico (el narrador presente es protagonista).
Para terminar esta seccion sobre el relata
homodiegéticojautodiegético, examinernas en gué medida el
(
56
privilegio de ser narrador y protagonista se relaciona CO:l el
de ser deteetive y criminal. En otras palabras precisemos bajo
qué aspecto se concreta la afirmacién deI senor Taboada. Este
critieo opina que las eonvenciones deI relato policial susten
tan "la ambigua oscilaeién entre las interpretaeiones opuestas
a que se prestan los hechos,,3 en Las ratas.
Recordemos en primer lugar que la novela polieial tiene
por objeto la historia de un crimen. Coma 10 elabora Todorov a
semejanza de George Burton, autor de numerosas novelas poli
eiales, este génera se estructura narrativamente alrededor deI
relate presente de detecci6n, el cual debe su existeneia a la
ausencia deI rEJlato deI crimen, 0 mej or dicho, a la eoneiencia
de dieha auseneia. 4 Hemos menc:onado al prineipio de este
capitule que Las ratas trataba de la prehistoria mas que de la
historia de un crimen. Asi, coma tenemas eoncieneia de que
existe un relata deI erimen solamente al final, no hay sitia
para un relat.e de detecciôn eomo tale Los indicios deI crimen
estân presentes en la historia pero au sentes deI relato.
Ademâs, la novela polieiaca convencional suele preporcionar un
desenlace que resuelve el enigma y descubre al mismo tiempo al
asesino. En Las ratas, el desenlaee no desempena tal funci6n.
Por una parte, "la novela no ha sido elaberada para obtener
una médica sorpresa final,,5 y, por otra parte, el desenlace
evideneia que un relato deI crirnen alimentaba la narraciôn. En
suma, el desenlace revela que habia un enigma subyaeente al
relato entero. Se subvierte entonces el movimiento tradicional
57
que va deI misterioso crimen a la revelacion univoca deI
asesino por parte deI detective. En efecto, paséimos de una
afirmacién clara y aparentemente definitiva: "Julio se habia
suicidado." (I, 9) a una confesién supuestamente sincera en la
que el narrador se descubre como personaj e culpat.le. En este
sentido es posible considerar a Delfin como detective de si
mismo. En lugar de escaparse de la deteccién, como 10 harian
los criminales, Delfin ofrece la gran sorpresa de la captura
de si mismo.
Vemos que se respeta al extremo el principio seglin el
cual ~l culpable debe desempefiar un papel predominante en el
relata. Delfin corresponde sin duda a 19una a un pe:r sonaj e que
interesa al lector desde el primer momento. Por otro lada, el
relato hace poco caso de otra convencién que i~pide detarminar
al culpable mediante un accidente, una coincidencia 0 una
confesion, como en nuestro caso. Todavia mas atrevida es la
manera con la cual se aparta de la convenci6n que estipula que
el detective no puede ser el criminal. En Las ratas, Delfin es
detective, pero no en el sentido estJ::"icto de la convenci6n
policiaca, y llega a confesar, al final, que es tarnbién el
criminal deI relato. 6
Entonces, al terminarse la novela todo se explica. Sin
embargo, 10 que se explica subvierte precisamente el todo. A
la inverBa de la lectura de una novela policiaca que no se
renueva, la "solucion" presentada al final de Las ratas genera
enigmas y ambiguedades. En efecto el acto narrativo que nos
(
(
58
conduce, sin saberlo nosotros, al veredicto final, problemati-
za el inicio, el decreto mismo y con ellos, el relato entero.
TaI situaciôn se debe a la importancia concedida al caracter
de Delfin Heredia que interfiere constantemente en el acto de
locuci6n. Dicho acto configura un trabajo de reconstitucién
deI pasado que cuenta con el transcurso deI tiempo, la debili
dad de la memoria y, sobre todo, la fuerza creativa de la ima-
ginaci6n deI protagonista. En sintesis, la presencia deI
narrador dentro de este relato pone en tela de juicic el valor
de la historia que cuenta. Asi, como el relato policial, Las
~atas constituye una escuela de la sospecha y de la trampa. No
es sorprendente entonces que el narrador lance un desafio al
lector:
Pues bien, yo necesitaria lectores que conocieran los motivos de mis actos, lectores clarividentes, justicieros, feroces, casi divinos, que no vacilaran en escupirme si llegara a mentir. Por eso estas paginas seran siempre inéditas. (XII, 76)
Es interesante observar que este desafio pone de relieve el
diptico crimen-castigo que constituye la base de las biografi
as criminales. 7
Para resumir, :?odemos decir que el espiritu de la
novela policial alimenta Las ratas. Sin embargo, no se trata
de una novela poJ.i.cidca por excelencia puesto que ésta cumple
con las reglas deI juego y Las ratas no pretende hacerlo. 8
Narraci6n intercalada 0 el desdoblamiento deI héroe
Las consideraciones presentadas hasta ahora nos
59
permiten afirmar ':tue desde el punta de vista de la posiciôn
temporal, nos encontramos delante de un tipo de narracién for-
mado por dos instancias, 0 sea, una narraciôn intercalada.
Por un lado, el relato se encarga de los aconteclmientos va-
liéndose deI aorist..o tanto como deI modo de la enunciaciôn
que excluye toda forma autobiogrâfica. Como 10 identifica
Benveniste; nos encontramos en el plan hist6rico de la enun-
ciaci6n. Basta recordar que Delfin emprende la narracién
"después de tantos afios" no sin referirse al pasado de Cecilia
o al de la familia Heredia. A 10 largo deI capitulo II, dedi-
cado a las actividades y a los lidefectos" de sus antepasados,
el narrador deja el recorrido en el pasado par~ manifestarse
en el tiempo presente. En éstas y otras ocasiones, el relato
emplea las formas personales yo y tû asi coma todos los
tiempos verbales excepto el aoristo. Reconocemos aqui el plan
deI discurso deI cual habla Benveniste.
Es posible afirmar que el tipo de narraciôn intercalada
que encontramos en Las ratas pone de relieve la coexistencia
deI plan historico y deI plan discursivo. El tiempo presente
interrumpe frecuentemente la narracion en el pasado. Asi, se
problematiza el relato puesto que estamos en presencia de dos
héroes conocidos mediante un solo narrador. Por un lado, se
encuentra al protagonista adolescente que presenciô los
hechas:
En ocasiones, cuando yo bajaba a saludar, las visitas manifestaban estupor ante ciertos hechas no precisamente insôl i tos: que pudiese estrecharles la mana, responder a sus preguntas, ir
{
( "
al cOlegio, estudiar mûsica, tener catorce anos. (l, 9)
60
En segundo lugar, se distingue a otro héroe que es el
motor de una accién mas reciente. Su presencia rompe la crono-
logia pasada:
Ahora, después de tantos anos, aprovecho los raros momentos que tengo con ella [la madre] para hacerle preguntas sobre el pasado. Mi curiosidad la complace. (II, 18)
Asi, la narracién intercalada muestra el desajuste deI
sujeto de la enunciacién 0, si se quiere, insiste en el hecho
de que el narrador se refiera ora a un protagonista era a
otre. Es interesante que este desdoblamiento deI heroe se
halle en una misma frase deI suj eto enunciante. En efecto,
cuando el narrador elabora sobre la complicidad entre Delfin y
el Julio deI retrato, se evidencia en la sintâxis la referen-
cia a los "dos" Delfin. Aludiendo a sus "antiguas obsesiones
milagrosamente transformadas", relata en efecto:
continuaban hab . .wde, continüan hablando, la razén y la pasién, el espiritu y la carne, el deber y los instintos, tantas leyes opuestas y elementos irreconciliables que aun coexisten dentro de ml. (V, 34)
Cabe observar que el narrador deI relato se sitùa nece-
sariamente en el momento de los acontecimientos mâs recientes.
No es sorprendente entonces que la distancia temporal entre el
héroe adolescente y el narrador ya adulto no asegure un senti-
miento de fidelidad absoluta. El tiempo transcurrido entre los
acontecimientos de arios atrâs y el momento presente de la
narracién contribuye a debilitar la memoria, alterar las
61
percepciones y entorpecer las ilusiones. Al describir su
primer contacto con la cantante, Delfin admite:
Ahora no pue do circunscribir a Cecilia mi recuerdo, asi como entonces me fue imposible no detener exclusivamente en ella mi atencién. Las circunstancias que rodearon nuestro primer encuentro, esa mafiana, afluyen deI olvido, se mezclan con la imagen que guardo en la memoria y comunican a mis i~presiones una constante vibratilidad. (VII, 48)
Abundando en detalles, se puede anadir que la vacila-
ciôn deI recuerdo de Delfin no sélo refleja el paso deI
tiempo, sino que ilustra la subjetividad deI protagonista. Un
ejemplo revelador se encuentra al final de la descripciôn de
la casa hecha en el capitulo III. Los pormenores de las inte-
rrogaciones de la madre acerca deI jard1.n y de las plantas
contrasta con la ausencia de detalles a la hora de recordar el
dialogo entre Julio y la madre. Desde la galeria deI piso
alto, Delfin mira y escucha. Describe minuciosamente:
... mi madre consultaba a Julio sobre sus plantas; ese aiio el taco de la reina no daba flores amarillas a purpureas sina anaranj adas, con estrias roj as. "Qué opinaba Julio de dos frutales de adorno, ciruelos 0 cerezos de doble flor, contra el fondo oscuro de la hiedra? LTendria espacio suficiente para crecer? Después se iba el jardinero, quedaban mi madre y Julio, sentados en un banco. (III, 22)
La intimidad que comparten Julio y la madre parece
turbar la memoria del narrador que no pros igue con tanta
precisién:
En el interior de la casa se prend1.an algunas luces que atravesaban el césped con resplandores amarillos. Ellos continuaban hablando. No sé decir de qué habl ab an , no podria tampoco. Cambiaban palabras banales, efimeras, y por eso
(
(
62
mismo preciosas, irrecuperables. (III, 22-3)
Vernos que mediante la narraciôn, 0 sea, el acto de
narrar en si, Delfin va retratando los patrones de su persona-
lidad, caracterizada por una orientaci6n hacia su realidad
interior. En un articula dedicado al tratamiento deI espacio
en cinco novelas psico16gicas de la Argentina, Beverly Jean
Gibbs sostiene que existe una relaci6n entre la evocaci6n deI
espacio y la subjetividad de los personajes: "In the psycholo-
gical novel, spatial setting, when evoked, becomes an expres
sion of the subjectivity of the characters."g Demuestra que la
descripciôn de la casa hecha en el capitulo III de Las ratas
no sigue ningûn 6rden al pasar de un sitio a otro. Se observa
mas bien un cambio constante de la ~erspectiva: dentro, fuera,
arriba, abajo, aqui, allâ:
Viviamos en una casa de Isabel, en la calle Tucuman. Me complace recordar su frente, con pesadas mol duras entre ven ta na y ventana, los cuartos interiores deI pise alto; desde alli se d~stinguia el gomero deI palacio Miré, los ceibos de la plaza Lavalle, y en primer termino, bajando los ojos, las rosas, las tumbergias, los laureles de un pequeno jardin. Isabel hizo pintar de blanco los cielos rasas de la casa, susti tuir las chimeneas inglesas con otras de fogôn profundo, donde podia quemarse lena ... (III, 21)
Segûn la senora Gibbs, la fuente de la incoherencia encontrada
en este pasaje se debe buscar en el encierro de Delfin dentro
de rnundo de su imaginaci6n:
The source of this incoherence and consequent failure ta capture external spatiality is Delfin Heredia's propensity for living in the world of his own imagination, a world infinitely more meaningful and real than the materialistic,
positivistic, hypocritical world from which he is isolated by his artistic temperament. 10
63
Las funciones deI narrador: precisiones sobre el tiempo presente
Dentro de un relato hcmodiegético y autodiegético, el
narrador-protagonista deberia merecer una confianza absoluta.
Tal es la tangente adoptada a veces por el narrador. Basta
recordar el aplomo con el cual Delfin se presenta: "Me llamo
Delfin Heredia. En mi camo en todos los hombres, se acumulan
tendencias heredadas." (II, 12) La premisa de integridad
propuesta agui resalta también cuando el narrador se identifi-
ca con un personaje empenado en deshacerse de las ccpias de
sus antepasados, en "liberarse de la inautenticidad".ll Delfin
confiesa:
Con los ailos he debido resignarme a que "Los borrachos" a "La muerte de Adonis" estuvieran en el Museo deI Prado 0 en la Galeria de los Oficios, y no en casa de Isabel, pero confieso haber destruido esas copias empecinadas e infieles (nadie las quise comprar) con el orgullo de un hombre que se libera de los bienes materiales y hace deI abandono de las riquezas su incalculable riqueza. (II, 16)
El tiempo presente utilizado en estas ej emplos parece
constituir una garant1a de autenticidad de 10 narrado. Veamos
otros usos similares del presente a través del examen de las
funciones que Genette atribuye al narrador.
La funcién de comunicacion es una de l~s funciones que
desempena el narrador de Las ratas. En efecto, en el capitule
(
(
64
II, expresa su necesidad de imaqinar un contacto con el
narratario:
Estas paginas seran siempre inéditas. Sin embargo, para escribirlas necesito pensar en un lector, en un hipotético lector que se interese en los he ch os que voy a relatar. (II, 12)
Este tipo de intervenci6n perrnite que el lector se identifique
con el narratario puesto que éste se encuentra en el mismo
nivel que el narrador, 0 sea, en el ni vel extradiegético.
Genette precisa al respecto:
Le narrateur extradiégétique, au contraire, ne peut viser ~~'un narrataire extradiégétique, qui se confond ici avec :e lecteur virtuel, et auquel chaque lecteur réel peut s'identifier. 12
Dicho en otras palabras, las interpelaciones al lector,
diseminadas a 10 largo de la novela, hacen deI lector el
narratario virtual. En una resena de Las ratas. Borges alaba
la concepci6n deI lector propuesta por la obra:
Es de los pocos libros argentinos que recuerdan que hay un lector: un hombre silencioso cuya atenciôn conviene retener, cuyas prevjsiones hay que frustrar, delicadamente, cuyas reacciones hay que gobernar y que presentir, cuya amistad es necesaria, cuya complicidad es preciosa. 13
Por ultimo, la funcion de comunicacion no solo permite
crear un contacto con el narratario sino también averiguarlo
de vez en cuando: "i Qué fisionorna tan franca, tan bondadosa!
El mismo retrato parecia asombrado de su dupl icidad, 0 de
nuestra duplicidad, como quieran ustedes llamarla." (XII, 75)
El narrad0r no solo reanuda aqui el contacta con el narratario
o el lector, sino que le abre las vias de una interpretacion
mas personal.
65
En segunè.o lugar, recordemos algunos ej emplos que
alimentan la organizaci6n interna deI discurso contribuyendo
asi a la funciôn de control 0 de administraciôn. Es significa
tivo que se apunte en el presente, en el primer capitulo de la
obra, el acto mismo de escribir y, por consiguiente, el de
narrar: "Ahora, mientras escribo esta::; palabras ... " (I, 10) La
conciencia de la narraci6n resalta también en las frases que
empiezan de la manera siguiente: "Debo confesar ... \1 (IV, 27;
X, 60), "Vuelvo a la Sonata de Liszt ... " (IV, 28), 0 bien:
"Estas digresiones literarias apenas guardan relaciôn, oios me
perdone, con el canto de Cecilia, ... " (X, 62) otras frases
ponen de relieve la conciencia de una elaboraciôn mas precisa
(pagina, capitulo). Bast.a pensar en las "paginas inéditas"
mencionadas anteriormente 0 bien en esta gratitud retrospecti
va que Oelfin expresa en el capitulo IV refiriéndose al senor
Nûnez: "Al mencionarlo en este capitulo, quiero hacerle
constar mi grati tud." (IV, 28)
La conciencia de la elaboraci6n y el contacto con el
narratario no son independientes el uno deI otro y participan
en cierta medida en las intervenciones directas deI narrador
en la historia. Estas circunscriben la funciôn testimonial deI
narrador, 0 si se quiere, la parte que toma en la historia que
narra. Para precisar con mayor exacti tud, digamos que el
narrador se yale deI presente para indicar la fuente de su
informaci6n. Por ejemplo, a fin de ilustrar la contradicciôn
que rige la vida de Isabel, el narrador transmite la parte de
{
(
---~.-----------------------------------------------------------------------
66
una carta donde la tia acusa al padre Jacinto de haber
traicionado su voto solemne al casarse. Un poco mas adelante,
Delfin da a conocer:
Delfin,
•.. un recibo de la casa Coni, de la misma fecha, ~ infiero que Isabel pag6 la nueva edicion de un libri ta ti tulado Observaciones sobre el inconveniente deI celibato de los clérigos (Buenos Aires, 1890) ... (II, 16)
otro tipo de precision basada en la subj eti vidad de
y no en documentos pre..::isos, se hace sentir en el
presente. En varias ocasiorles, en efecto, incluye los verbos
"pienso en" (capi tulos II, III, VII, X) 0 "recuerdo" (capi tu-
los VI, VIII, X, XII, ~J) en media de una descripci6n en el
pasada. Es como si su calidad de narrador y protagonista le
perrnitiera comunicar asi la fuente de 10 narrado y asegurar al
mismo tiempo su precision. Apuntemos el ejemplo deI capitulo
xv donde Delfin espia detras de sus dedos antes de actuar:
Yo me cubria la cara con las manos, gimiendo. Me sentia castigado a la vez que apaciguado, y recuerdo que tuve la sensacion de apaciguarrne del todo cuando tomé un frasco (10 habia observado por entre los dedos, momento antes, ml entras me cubria la cara con las manos), levanté el tap6n y eché en el vasa la mitad de su contenido. (XV, 91)
Camo detalle de ampliacion, agreguemos que el testimo-
nio transmi tido en el presente suministra el ni vel de preci-
sion de los sentimientos de Delfin. Basta pensar en la evoca
cion de sus recuerdos: "Ah, no puedo hablar friamente de la
casa en que viviamos." (IV, 21) Emociones similares resaltan
también a la hora de situarse ante el mundo de su imaginaci6n
compensatoria: "Ah, no me refiero al verdadero Julio que me
67
ofrecia todas las tardes, desde un marco grisâceo, el esti~ulo
de su amistad. 1I (X, 62-3)
Dentro de la funcién testimonial, se evoca tarnbién en
el presente una relaci6n moral entre el narrador y su
historia. En efecto, descubrimos a veces las opiniones deI
narrador sobre si mismo coma personaje: "(La repugnancia que
senalo mas arriba, y que pocas veces me inspiran los otros, a
menudo la siento por mi propia persona)." (XIV, 87); 0 las
opiniones sobre si mismo coma narrador: "No me parece oportuno
hablar de mis éxitos en este relato." (IV, 25) Opina tambien
sobre los demas personajes. Par ejemplo, al recordar la con
ducta pasada de su padre afirma: "Es verdad que mi padre,
durante esos d~as, se iba de casa en seguida de comer; a nada
bueno, estoy segura." (X, 62)
Por ûl timo, el narrador se refiere en el presente a
ideas mas generales como la felicidad (IV, JO), la musica (X,
61), la verdad (XII, 77) 0 el perdén (XV, 89). Notamos que la
intervencién deI narrador adopta en estos casas 1a forma mâs
didac~ica de un comentario. Se aparta entonces de la funcién
t~stimoni~} y se afirma mas bien la funcién Ideologica. Esta
deja de pertenecer exclusivamente al narrador puesto que dejan
entrever las ideas deI autor. Asi es que en el pasaj e ael
capitulo XV, Delfin reflexiona con exaltacion sobre el perdén
que Julio acaba de pedir a la madre. Interesa senalar el paso
de la primera persona plural a la tercera persona singular. Es
como si el narrador se apartara poco a poco de su relato para
_----~-~-" ~.----__________s____
{
(
68
ceder la palabra al autor. Este parece proporcionar agui una
de las llaves de interpretaciôn deI acta narrativo de DeLëin.
En efecto, al describir a su hermanastro, el adolescente pane
de relieve el carâcter irrisorio de la confesiôn que constitu-
ye su propio relat~:
~No somas acaso, las primeras victimas de nuestros actos? (" Y qué otra cosa hacemos, al juzgarlos con severidad, sino salir en nuestrô defensa? De ahi que haya siempre algo irrisorio en un hombre que pide perdôn. Sôlo a él le incumbe perdonarse, y el perdôn es subsiguiente a esa mirada escrutadora que mide, paso a paso, la dista_1cia que ha debi<io franquear hasta cometer el hecho que se le imputa. (XV, 89)
En el capi tulo XII, Bianco parece postular, la im-
posibilidad de llegar a una verdad trascendente. A través deI
narrador, propone renunciar tanto a la mentira camo al acerca-
miento de una verdad unica a causa y a favor de la riqueza y
de la ambiguedad de ésta:
Pero acaso nunca lleguemos a mentir. Acaso la verdad sea tan r ica, tan amb igua , y pres ida de tan lejos ~uestras modestas indagaciones humanas, que todas las interpretaciones puedan canjearse y que, en honor a la verdad, la mejor que podam03 hacer es desistir el i.nocuo propôsito de alcanzarla. (XII, 77)
Al citar este pasaje en su articula "La transparencia
de José Bianco", Susana Zanetti apunta la busqueàa deI autor
de Las ratas:
Pero buscaba ademâs, y quizâs sobre todo, textes libres de certezas ingenuas, que creyeran vol ver nitida y asible la rica opacidad deI mundo y de la vida. 14
En resumen, el uso deI tiempo presente, que coincide
con el momento de la enunciaciôn, contribuye a promever el
69
plan deI discurso a 10 largo de la novela. Hay un empeno par
parte de la narracién de justificarse camo acto hasta im
ponerse a detrimento de la historia. Asi, la prernisa de inte
gridad que el narrador intenta transrnitir mediante el use) deI
presente convierte al relato, discurso escrito, en el unico
punto de referencia vâlido, referencia desde luego subjetiva.
Hacia los niveles narrativos: el eterno triangula amoroso
Examinemos ahora los nive les narrativos que estân
presentes en el relato a fin de aclarar el descrédito de un
narrador que se vale deI tiempo presente en su relato.
Entre las determinaciones esenciales que organizan
cualquier discurso se encuentra el suj eto de la enunciacién.
Genette recuerda a este respecto que en el plan histérico
elaborado por Benveniste nadie habla y no se pregunta entonces
quié'1 habla, cuândo y dénde. En cambio f en el plan deI
discurso estas consideraciones deben examinarse detenidamente:
"Dans le discours, quelqu'un parle, et sa situation dans
l'acte même de parler est le foyer des significations les plus
importantes. n15 Parece adecuado entonces delimitar dicha si
tuacién antes de abordar los distintos niveles encontrados en
el relato.
El marco primario de Las ratas, coma 10 apunta acer
tadarnente George YUdice, es la novela familiar. 16 Este
fenémeno estudiado por Freud consiste en una experiencia
1
{
70
normal y universal en la vida infantil pero patolégica en la
del adulto que la sigue cultivando. 17 Se trata mâs precisamen-
te de una ficciôn elemental, relato mentiroso a la vez que
maravilloso, mediante el cual el sujeto modifica imaginaria-
mente los lazos con sus padres:
C'est ainsi qu'il en vient à se raconter des histoires, ou plutôt une histoire qui n'est rien d'autre en fait qu'un ar~angement tendancieux de la sienne, une fable biographique conçue tout exprès pour expliquer l'inexplicable honte d'être mal né, mal loti, mal aimé ... 18
Deseo de grandeza y rivalidad fraternal son unas de las
moti vaciones de este recurso que emplea la imaginaciôn para
resolver la crisis deI complejo de Edipo. En el caso que nos
interesa, la creaci6n de una nueva situaciôn familiar se
revela necesaria para superar la decepci6n de un idilio amena-
zado. De esta manera, el joven se puede divinizar a si mismo
al idealizar a sus padres. A la luz de estas consideraciones,
conviene esbozar los tres triângulos que surgen a 10 largo de
la obra y que interfieren los unos con los otros.
Un primer triângulo amoroso empieza a dibujarse en el
presente de la narraciôn cuando la voz deI niiio se oye a
través de la deI protagonista adulto. En efecto, éste se queja
de que sus padres nunca la llevaron al circo mientras 10
solian hacer con Julio: "-A mi nunca me llevaste al circo."
(II, 19) En el capitulo siguiente, desde la galeria deI pise
alto, el adolescente se revala claramente camo el sujeto que
desea. Envidia y quiere imitar a Julio para llegar al ebjeto
deseado, la madre. Usando los términos de René Girard, podemos
71
hablar de una mediacién interna en la que el sujeto (Delfin) y
el mediador (Julio) desean el mismo objeto (la madre). Delfin
envidia los besos que Julio da a la rnadre, los momentos en los
que le toma la mano, las partidas de "crapette" que juegan
apartados de los damas 0 las conversaciones que espia y que
van tej ~endo un largo dialogo deI cual se siente excluido.
Julio representa agui la figura paterna por su relacién estre
cha y privilegiada con la madre, por la presencia diluida deI
padre real y porque se parece al padre j oven deI autorre
trato.
Una mediaciôn externa va a coexistir con la mediaciôn
interna descrita arriba. En aquélla, Delfin (el sujeto) va a
desp1azar su admiraci6n y su proyecto de imi tacién hac::ia un
sustituto deI Julio real. En efecto, la figura deI padre real,
encarnado en el hermanastro, va a ser suprimida y reemplazada
por una creaci6n, un "pad't'e" atm mas ficticio, 0 sea, un Julio
idealizado. Asi es que el Julio idealizado constituye el nuevo
mediador que parece ensenar cômo llegar al objeto de deseo que
es ahora el Julio real. otra caracteristica de este tipo de
mediacién se comprueba cuando Delfin se declara Ildiscipulo" de
su modelo en una entrevista con Cecilia. Girard elabora en
efecto: "Le héros de la médiation extsrne proclame bien haut
la vraie nature de son désir. Il vénère ouvertement son modèle
et s'en déclare le disciple. 1119
En medio de los dos triangulos ya descritos, surge una
segunda mediacién interna con la llegada de Cecilia Guzman.
t )
72
Con su entrada en escena, Jl'lio "abandona a la madre y gravita
hacia otra.,,20 Aqui, a semejanza de la primera mediaciôn
interna, Delfin (el s~jeto) envidia ansiosamente las conversa-
ciones entre Jul io ( el mediador) y Cecil ia (el obj eto de
deseo). Notemos que se insiste de nu~vo en este casa en la
importancia de la voz, "este vehiculo impalpable deI sonido"
(X, 61):
A veces, no se podia decir exactamente si ~antaba 0 conversaba con JUlio, porque pasaba de un registro mâs grave deI que tenia naturalmente para que la voz perdiara color y tomase carâcter confiden~ial. (XI, 69)
otra caracteristica de la mediaciôn interna opera agui, a
saber, la inversiôn cronolôgica de los deseos. Girard expone a
propôsito deI sujeto!
Il aff l!Il1e que son propre désir est antérieur à son rival; ('"e n'est donc jamais lui, à l'entendre, qui est resvmsable de la rivalité: c'est le médiateur. Tout ce gui vient de ce m~diateur est systématiquement dépréc~é bien que touj ours secrètement désiré. 2l
Asi es que Julio parece entrar en contacto con Cecilia después
de que Delfin haya bablado con ella y le haya traido flores y
novelas por entregas. Sin embargo, podria tratarse de una mera
ilusiôn creada por el narrador para culpar a Julio de la
rivalidad y hacer resaltar asi su posicién de excluido.
Esta presentaciôn de los triângulos amorOSOG permi te
configurar un primer relato en el nivel diegético (mediaciones
internas) asi corna un segundo relato en el nivel metadiegético
(mediacion externa). Dicho de otra manera, el examen de la
novela familiar de Delfin hace posible el estudio de los
73
niveles narrativos y su tipa de relata correspondiente.
La creaci6n de un relata segundo: un efecto de fascinaci6n estética
Para acabar con las consideraciones sobre la instancia
narrativa, detengâmonos en los diversos relatos que ésta
produce a partir de los niveles narrativos donde se situa.
Podemos decir que el nivel diegético da lugar a un relato
primera constituido, en Las ratas, por las mediaciones
internas y las demâs relaciones y acciones que ocurren entre
los personajes del clan Heredia. Se asiste a la creaci6n de un
segundo nivel narrativo 0 metadiegético, cuando se establec:e
una mediaci6n externa, 0 sea, una relaei6n entre el prota-
gonista y el Juliu idealizado. Este personaje imaginario,
identificado con el autorretrato, esta sacado deI universo
diegétieo. Precisemos que en el universo diegético, la instan-
cia narrativa se dirige al publieo real extradiegético. Se
èice por consiguiente que se sitûa en el mismo nivel que su
publico. Por su parte, la instancia productora del universo
metadiegético ocupa el nivel diegético puesto que esta
incluido como personaj e antes de actuar como narrad0r deI
relato segundo. Sin embargo, es importante precisar aqul que
el narrador que se encuentra en el nivel diegético no se
dirige a un parsonaj e de la diégesis a fin de contarle algo.
En este sentido se difereneia deI ejernplo de Sherezade en las
Mil Y una noehes. Se considera mas bien que la instancia
-{ 74
productora deI universo metadiegético (Delfin) crea, con un
personaje de la diégesis (Julio), un diâlogo que acaba consti
tuyendo para nosotros el relato metadiegético. Se dibuja cla
ramente agui una estrategia de ambiguedad diseursi va ya que
el misreo narrador puede ocupar alternativamente dos niveles
narrativos.
El pasaje 0 transgresién de un nivel narrativo a otro,
se opera mediante la narraciôn. Gracias a este acto, se intro
duce en una situacién el conocimiento de otra. Es interesante
observaI' dichos pasaj es y mas precisamente cômo el discu.rso
oscila en la presentacién de la que va a integrar el relate
metadiegético. El narrador expone primera el harario de Julio.
Se encuentra en su labaratorio por las mananas y en el insti
tuto de investigaci6n biaquimica par las noches. Delfin prosi
gue con una afirmaci6n llamativa par su semblante contradicto
rio: "No era fâcil verIa, a no ser durante las comidas. Sin
embargo me atrevo a decir que yo la veia todas las tardes
mientras tocaba el piano." (III, 23) Ademâs, en la primera
descripciôn que hace Delfin de su cantacta con el cuadro, re
saI tan interpretaciones opuestas. Empieza y termina afirmando
que el au torretrato es de su padre: " ... la sé, 10 he sabido
siempre 1 pero no se parec€; a mi padre" (III, 23). Asi, el
hecho de perteneeer a una esfera de apariencias determinada
crea una realidad para nuestro narrador-pratagonista. En medio
de una descripciôn minuciosa deI cuadro, se lee esta afirma
ci6n:
•
El cuadro esta apenas manchado (la tel a rugosa imita la pared, la si11a, los guantes) y la pintura s610 adquiere un leve empastamiento al 11egar a la cara tensa y brunida del modelo que no es sino Julio -el ûnico hombre j oven de la casa. (III, 23)
75
Después de haber creado un efecto raro con la intrusi6n de un
e1emento deI universo metadiegético dentro deI universo diegé-
tico, el narraàor pone en cortocircui to su primera contradic-
cién. En efecto, se cierra el capitu10 III con una pregunta
que reflej a el universo diegético: "G,C6mo ha ido a parar al
vestibulo ese autorretrato que mi padre pinté treinta anos
antes cuando tendria, aproximadamente, la edad de Julio?"
(III, 24) La entrada en el relato segundo se ve auroleada de
una implacable indecisi6n por parte deI narrador.
El salto al universo metadiegético esbozado en el
capitulo III, se hace definitivamente en el capitulo IV. Se
elabora alli un dialogo entre Delfin y un Julio idealizado.
Resul ta revelador que esta conversacion con el retrato tenga
lugar dentro de la perfecci6n musical y se termine con los
acordes finales de la Sonata de Liszt que Delfin vuelve a
ejecutar "empezando por el tercer tiempo, ese cantabile apa-
sionado, confidencial." (IV, 29) Re:cordemos que el primer
intento de comunicacién se amolda a 10 musical: "Habia ej ecu-
tado la Sonata al movimiento exacto, sin el menor tropiezo. Y
entonces pude air no precisamente aplausos r pero si un
murrnullo de admiracién, un aliento." (IV, 29) Es notable,
ademas, que no solo las palabras de Julio nazcan del cantabil~
hasta adaptarse a sus arabescos, sino también que las palabras
( 76
de Delfin tengan su fuente en la musica. Delfin toma la
palabra como se apoderaria de la m~sica. Es de la confianza en
ella -que le otorga confianza en si mismo- que Delfin da forma
al sonido que consti tuye las palabras. Apartado de las voces
afectuosas propias de los diâlogos entre Julio y la madre, es
como si Delfin se valiera de la m~sica para recrear 10 sublime
y 10 ~fimero de esos momentos envidiados:
... en un determinado instante, era yo quien hablaba. Y hablaba sin esfuerzo alguno: habia tomado la palabra obedecj endo a un impulso tan espontâneo e imperceptible como el de la cromatica descendente que le permite a la mana izquierda apoderarse de la melodia, una octava mas abaj 0, y pasar a los altos deI acompanamiento. (IV, 30)
Sigue afirmândose el nivel metadiegético a 10 largo dei
capitulo V dedicado casi exclusivamente a los diitlogos entre
Delfin y un Julio idealizado. Agui el narrador da a entender
que las palabras se hacen m~sica después de haberse originado
en ella. Por su tono confidencial, es como si las palabras
borraran la mûsica para reemplazarla. Leemos en efecto hacia
el final deI capitulo:
Ahora, sin necesidad de acudir a la "Sonata en si menor", nuestro diâlogo proseguia ininterrumpidamente, limpido, fluido, musical, cefiido a la clara linea mel6dica que imprime a las dos voces determinado andante de Mozart, 0 la Romanza en fa de Schumann, 0 el segundo preludio de Chopin. (V, 34)
Estas dos voces vuelven a encontrarse por ~ltima vez en
el capitulo VIII pero han dejado de forrnar una linea me16dica
unica. Las palabras no se hunden mas en la mûsica hasta pres-
cindir de ella. A la imagen deI primer dialogo, coexisten con
la musica:
Fue una conversac~on poco satisfactoria porque yo insistia en hablar de Cecilia, y Julio, demostrando su excelente sentido musical, me senalaba algunos errores de mi ej ecucién -un pasaj e, sobre todo, en que perdia el compas. (VIII, 53-4)
77
Con la creacién de un personaj e extradiegético que el
narrador incluye dentro deI universo diegético, se asiste al
~asaje al nivel metadiegético. Se atraviesa la frontera move-
diza pero sagrada entre el mundo donde se narra y el que se
narra. Perteneciendo al mundo que se narra, Julio se encuentra
pronto transformado por el narrador que 10 lleva al mundo
donde se narra. Se produce un efecto de fascinacién estética
ante el desplazamiento y la metamorfosLs de un mismo personaje
de un uni verso a otro. Ademas, el dialogo que ernprenden el
narrador y el Julio idealizado corresponde a una realidad cuya
esencia se revela tan huidiza camo la deI autorretrato mismo.
Es una realidad deseada, irnaginada, creada, es una ficcién. Se
resume en una frase la coexistencia de los dos ni veles.
Reflej a el rnundo deseado y el configurado par el relato
primero:
y era, por antonomasia, el dialogo entre hermanos: de una fraternidad absoluta, genérica, corno sélo puede concebirse entre dos hermanos. Como en la vida, entre dos herrnanos, no se puede concebir. (V, 34)
En otras palabras, nos encontramos delante de una ficcién
dentro de otra ficcién. Por la relacion de analogia que existe
entre los dos relatos se puede hablar de una puesta en
abismo. 22 Los acontecimientos deI relato segundo influyen en
78
los acontecimientos deI relato primera, recreando y comentando
las relaciones entre los personajes.
Paso de 10 metadiegét~co a 10 diegético: hacia una fusiôn con los "dos" Julio
Para captar la amplitud deI efecto de fascinaci6n esté-
tica puesto de relieve por la estructura en abismo, L .. porta
examinar como la creaciôn deI relato segundo influye en el
primero. Hemos visto la oscilaci6n deI narrador cuando
presenta el desdoblamiento deI personaje identificado con
Julio. En efecto, en los capitulas III, IV, V Y VIII se
elabora el universo metadiegético caracterizado por la
creacion deI Julio idealizado. Observemos en esta secci6n cômo
el ambiente ca=acteristico deI uni verso metadiegético logra
invadir el universo diegético. Para cumplir dicho propésito,
analicemos los ejemplos encontrados en los capitulos VI, VIII,
IX Y X respectivamente.
En el capitulo VI, presenciamos un diâlogo entre los
miembros deI clan Heredia constituido en ese momento por
Antonio, la madre, Isabel, Julio, el senor Nunez y Delfin. Se
habla en primer lugar deI parecido de Julio con el autorre-
trato. En realidad Sp trata de comentarios similares a los
apuntados en el c::tpi tulo III. Mlentras en éstli!, aprendiamos
que Antonio 10 habia pintado en su juventud, en aquél el
narrador confia la explicacién al padre: "En otra época me
parecia a este retrato 0 creia parecerme. Ahora estoy
79
envejecido" (VI, 40). En el capitula III, veiamos a Delfin
sucumbir ante las apariencias y creer que Julio era el modela
deI autorretrato. En el capitula VI, se refuerza esta idea
cuando la madre insiste para limitar el parecido entre Antonio
y Julio al deI retrato y Julio: "Mi madre afirmô de una manera
categ6rica: -Antonio y Julio no se parecen. Habla deI cuadro
"No encuentran ustedes que el cuadro se parece a Jul io?" (VI,
39) El narrador explica que Julio sintiô entonces las miradas
de Isabel, de Nunez y deI padre. Desvi6 los ojos y los detuvo
en los de Delfin. Este prosigue dsi:
Fue un segundo, pero interpreté su violento deseo de que me callara. Nada habia dicho, por suerte, pero no necesitaba hablar para que Julio leyera en mi pensamiento. (VI, 39-40)
La intensidad de esta escena recuerda la complicidad visual de
la primera comunicacién entre Delfin y el Julio deI retrato,
en el capitulo IV. Recordemos este pasaje:
Tuve la certeza de una presencia real. Miré a uno y otro lada: al enfrentarme con el cuadro, encontré en los oj os de Julio ese fulgor de simpatia que solo iluminaba su rostro cu='\ndo hablaba con mi madre. (IV 1 29)
Asi, la reacci6n del Julio real se emparenta con la deI Julio
idealizado. Se percibe entonces de manera mâs aguda la intru-
sion del ambiento propio del universo metadiegético dentro deI
universo diegético.
En el capitulo VIII, 10 metadiegético resal ta en el
universo diegético de manera mâs clara que en el ejemplo ante-
rior. En efecto, la existencia del Julio ideal se comunica a
un personaj e deI uni verso diegetico que no puede canocer su
{
80
existencia. Nos referimas a esta caracteristica de la media
ci6n externa segun la cual el sujeto (Delfin) se declara
discipulo de su modelo y mediador (Julio ideal). En una entre
vista con cecil ia 1 la amiga se preocupa par la fal ta de amis
tades de Delfin. Este le revela entonces que habla todas las
tardes con Julio, su amigo. Ante su propia sorpresa y la de
Cecilia, Delfin se detiene porque "Julio iba a ser sorprendido
en flagrante delito de ubicuidad." ~~III, 53)
Al examinar las consecuencias de la narracién interca
lada, hemos vista que el narrador llega a referirse a si mismo
como protagonista adolescente y comc protagonista adul to. En
el capitula IX, observamos una oscilaciôn sirnilar pero esta
vez ocurre entre una referencia al Julio real y una al Julio
ideal. Senalemos que la llegada de Cecilia en el recinto de
los Heredia opera un cambio notable er. el camportamiento de
';11 lia . En efecto, no se despide una vez terminada la cena sino
que se que da escuchanda a cecilia y par consiguiente a su
hermanastro. La actitud admirativa de Julio ante la cantante
recuerda al pianista sus momentos de intimidad con el autorre
trato: "Tuve la sensaci6n de estar tocando en el vestibulo,
frente a su retrato, y no pude reprimir un movimiento de
sorpresa cuando 10 vi levantarse, aproximarse a cecil ia, fe
licitarla" (IX, 55) . ,sorprendido, el narrador distingue
todavia a los dos Julio pero na tardarâ en confundirlas. Poco
después, el narrador introduce en el universo diegét ico una
informacién sacada deI universa me'_adiegético:
Mientras yo estaba sentado al piano, sin tocar, Julio de pie, conversaba con Cecilia.. Yo no ignoraba que Julio era aficionado a la mûsica, aunque en casa todos creyeran 10 contrario, pero ahora no sacrificaba el trabajo nocturno 0 el descanso a ilLe devin dù village", sino a la charla insustancial de nuestra amiga. (IX, 56)
81
Delfin atribuye agui la afici6n suya al Julio ideal deI relato
segundo. En el relato primero, Julio comentaba, de una rnanera
consi'.A.erada grotesca por el narrador, que "la mûsica era ene-
miga deI pensarniento." (IX, 57) Sabemos que en el relato
segundo, Delfin atribuye al Julio idea l su aficién a la
musica. Asi, cuando el narrador comenta que "no ignoraba que
Julio era aficionado a la müsica", deja que un elemento deI
universo metadiegético penetre en el universo diegético. Para
George YUdice, :.a atribucién por parte de Delfin de su
sensibilidad artistica a Julio asi camo la correspondiente
identificacién con él:
... hace posible controlar a sus dos adversarios: controlar a Julio que, aprobando de él, de su sensibilidad, 10 contagiara de su acceso a la madre y, mas jmportante, controlar a Isabel, figura autoritaria, castradora, en vista de que el nino ha logrado crear a un Juli.o que elude su es fera de dorninio. 23
Asi, excluido de la conversaciôn entre la parej a y
olvidado por Julio que no advierte su actitud contemplativa,
el adolescente se hunde en unas reflexiones, 0 mejor dicho, se
refugia en su rnundo. Desde el universo diegético 1 acude al
universo metadiegético. Se refiere en efecto a las largas
conversaciones en las cuales Julio le explicaba "el motivo por
el cual nos cenmueve la belleza" (IX, 57). Aunque quede clare,
{
(
82
este diâ10go al cua1 se refiere De1fin, no puede sino ubicarse
dentro deI universo metadiegético. Es coma si buscara explicar
al Julio real sin otros recursos que el "conocimiento" de1
Julio ideal.
Al principio deI capi tulo X, parece que el universo
diegético se apropia de una escena deI universo metadiegético.
Como en el ejemplo anterior, se reiteran los triunfos musi-
cales de Delfin en presencia deI Julio real. Sin emba~go, se
puede establecer aqni un paralelo mas estrecho entre las
escenas de ambos universos. Primero, Delfin triunfa ante el
Julio real "en el piano de la sala, con las mismas obras que
habia estudiado ante su retra to, por las tardes, en el piano
deI vestibulo." (X, 60) La mas llamativo es que se reproduce
la escena que vic nacer el dialogo entre el retrato y Delfin,
o sea, la ejecuci6n deI cantabile de la Sonata de Liszt. En el
capitula IV, este moment a venio acompanado por una intensa
comunicaci6n visual entre el Julio deI retrato y Delfin:
Entenees toqué de nuevo la Sonata, pero empezando por el tercer tiempo, ese cantabile apasionado, confidencial. Y mientras tocaba, eché la cabeza hacia atrâs, detuve los ojos en los ojos de Julio. Julio sonreia coma las personas que han sido sorprendidas en un moment a de debilidad y comprenden que ya es inutil seguir fingiendo. (IV, 29-30)
En el capi tulo X estamos lej os de esta comunicaciôn
perfecta que habia nacido en la musica. El contraste entre los
dos Julio es flagrante. Mientras el Julio deI retrato sostenia
la mirada de Delfin, le sonreia, le hablaba con dulzura y la
invi taba a contestar, el Julio real respira confiadamente,
---------_ ... _-_. ----------_ .... - ._.- -----
f t
83
opta por una posici6n irregular y mantiene los ojos cerrados:
Debo confesar que J".lio esas noches, parecia un oyente poco entusiasta. Una vez, mientras yo tocab~ el cantabile de la Sonata de Liszt, llego a molestarme el ruido de su confiada respiracién. Sentado en una postura bastante incorrecta, con las piernas entreabiertas, las rodillas en alto y los brazos colgantes, se hubiera dicho que dormia. (X, 60)
En definitiva; los ejemplos de los capitulos III, IV, V
y VIII participan en la creac ion de un universo metadiegético
que provoca un efecto de fascinacion estética. Dicho efecto
coexiste con una sensaci6n de vértigo cuando algunos elernentos
deI universo metadiegético invaden el universo deI relato
primero. Como acabamos de ejemplificar con los pasajes de los
capitulos VI, VIII, IX Y X, se va intensificando el vértigo
cuando Delfin llega a identificarse con los dos Julio.
Examinemos este proceso mas detenidamente.
La fusién con los dos Julio se anuncia en una frase en
la cual resalta toda la ambigüedad deI proceso de identifica-
cién expuesto en el texto. No solo vemos a Delfin identiticar
su persona con otra e identidicar la otra persona con la suya,
sino que no se puede deterrn.!.nar con seguridad a quien se
refiere. lSe trata deI hermanastro real definido a partir de
las caracteristicas deI Julio ideal 0 al revés? Ademâs,
Delfin va a apropiarse de las caracteristicas de este modelo
ambh alente no sin presentar la tactica opuesta. Parece ser
Julio el que necesita un modelo en Delfin. Basta recordar una
frase deI cap:t.tulo IX: "Julio no se conte:ntaba con amoldar su
conducta a mis deseos: mis deseos eran sus deseos." (IX, 58)
(
84
Es posible interpretar esta ultima parte al revés y leer mas
bien: sus deseos eran mis deseos.
El proceso de identificaci6n se concreta en el capitule
XII cuando Delfin se identifica cen las actividades necturnas
deI Julio real. Mobilizando las percepciones olfactivas (olor
de las turnbergias) visuales (arboles de la plaza) y tactiles
(tibieza de los masaicos) sigue la silueta de Julio hasta
unirse a ella en su imaginacién:
Eramos, puede decirse, una sola presencia humana avanzando entre las ctüidas corrientes de la noche. Desde arriba, inmévil, esperaba que la silueta cruzara el jardin para volver a mi dormi torie. Eo:; posible que arobos, simul taneamente, cayéramos en la cama, que un minuto comun nos cerrara los ojos y nos hundiera en el sueno. (XII, 74)
Como esta asociacién a los gestos de Julio no se puede
realizar sino en el mundo de su imaginacién, no es extrano que
desernboque en una identificaciôn ya mas afirmativa y total con
el retrato. Una noche, comparando sus manos con las deI Julio
real, las encuentra deforrnadas y apenas reconoce su cara.
Resuelve entonces prescindir de la ayuda deI espejo reempla-
zandole par el cuadro: " ... me contemplaba en el retrato. Me
contemplaba atentamente, admirativamente." (XII, 75) Esta
duplicidad con el retrato le permite refugiarse en un circuito
cerrado en el que la identidad perfecta excluye las diferen-
cias. No es sorprendente que se hayan el iminado las voces a
favor de una sola voz, de un monôlogo musical:
Porque la identificaciôn que ahora existia entre nosotros habia hecho ilusoria cualguier tentativa de diâloge. Yo estudiaba en esa época una
sonata de Prokéfiev y mis manos iban y venian por el teclado en un ardue monélogo. (X-l, 75)
85
Esta identificacién sin mancha con un retrato gratifi-
cador no tarda en ser susti~uida por un sentido de identidad
basado en una diferencia. En el tren de vuelta de Las Flores,
Delfin se da cuenta de que no es el herrnanastra, ni es tampoco
el Julio deI retrato:
Quise leer, pero al cabo de un momento observé que en los cristales de la ventanilla se reflej aba el vacio rosado de la lâmpara, un brazo, la mano, el libro. Entonces, armândome de val"r, resol vi mlrarme la cara. Say Del fin Heredia, pensé. No 10 puedo negar. (XII, 81)
A la luz de c3te momento determinante, se podria
concluir que el crimen de Delfin nace deI reencuentro consigo
mismo 0 de una desilusién que le impide renunciar a las di fe-
rencias que sugiere el odio. Sin embargo, en los dos ûl timos
capitulos, se reitera el desplazamiento entre el Julio real y
el Julio idedl asi camo la identificacién con arobos. En
efecto, ante la perspectiva de pasar el verano lejos de los
dos Julio, Delfin sube al laboratorio esperando reconciliarse
con "ellos": "Recordaba nuestros diâlogos musicales de otra
época, y esperaba que de una entrevistél con Julio saldria
puri ficado como de las aguas de un milagroso Jordân." (XIV,
85-6) Su prop6sito se desvanece cuando Julio entra observando
con mal humor que la puerta esta abierta. Delfin decide escon-
derse detras de los ar.marios de las ratas y esperar un momento
propicio para salir. Mientras tanto, cont8mpla a su hermanas-
tro, hasta llegar a perder conciencia de si rnismo y a encar-
r ~---~ ---~------ -- -- ---
86
narse en el Julio real. Asi es que le parece natural que Julio
no 10 descubra al pasar a su lado porque "habia conseguido
olvidarme de mi mismo." (XIV, 87) Esta identificacién con el
Julio real no existe sin una relacién con el modelo idealiza-
do. La ideutificaci6n culmina en el capitulo siguiente cuando
Delfin presencia, desde su escondite, el altercado entre la
madre y Julio: " ... escuchaba la voz de Julio, mâs que nunca mi
propia voz." (XV, 89-90) Tras los reproches de la rnadre,
Delfin vuelve a identificarse con la voz de Julio que propone
irénicamente:
Por sus oj os, [de la madre] pasé una l uz de silupatia casi de ternura cuando Julio le contesté con las unicas palabras que yo hubiera pronunciado en su lugar: -Pero entonces -"gué quieres que haga? "Que me mate? (XV, 90)
Asi, el narrador puede presentar el geste de Delfin
como una justificaciôn de "la l uz de simpatia y de ternura"
que pasé por los ojos de la madre ante la amenaza de Julio. En
este caso seria coma si su crj~en vengara la afrenta hecha a
la madre. Ademâs, coma no puede reconocerse en ninguno de los
dos Julio sin inquietud, va a destruir el reflej 0 que le
revelaba, robândole al mismo tiempo, su existencia ilusoria y
fugaz. En consecuencia, la ausencia deI Julio real quebranta
la ley deI deseo, el deseo mismo, y la posibilidad de Ilegar
al objeto deseado. t'ste fracaso resalta claramente en la rela-
cién de ternura pero sobre todo de piedad que une el pt"otago-
nista adul to a su madre en el presente de la narracion. Por
una parte, se puede enfocar el asesinato de Julio como una
(
87
condena de la raza lien el sentido de que castra a Isabel
(figura deI padre) y a si mismo [Delfin]. ,,24 Ailadido a todo
eso, cuando Delfin aparta definitivamente al hermanastro,
suprime al mismo tiempo la posibilidad de captar las palabras
de eventuales diâlagos entre su rival y la madre. Se entiende
entonces que la novela se abra en ~l silencia r.~ la Cé'\sa:
"Nuestra casa estaba menas silenciosa que de costumbre." (l,
9) En este contexta, Delfin se contenta con dar "la réplica en
el momento convenida." (I, 11) Asi, a 10 largo de su relata,
la musica llega a ser una de sus voces mâs auténticas. De ahi
que su memoria narrati va seleccione can tanto esmero el tono
de las vaces, privilegiando a menudo el vehicula emocional de
las palabras a las pal~bras mismas. A la imagen deI texto de
una canciôn que NulÏez describe "incapaz de expresarse por si
solo", el texto de Delfin no seria expresion completa sin las
voces, sus matices y su tono.
Conclusion
El examen detenido de la voz a instancia narrativa nos
per,nite delimitar una parte deI lugar de emergencia de la
arnbiguedad generada en Las ratas de José Bianco. Asi, la pre
rrogativa de ser narrador y protagonista desemboca en la de
reunir paradojicamente criminal y detective en un mismo perso
naje. Par otra parte, el yo narrativo no remite a una instan
cia unica s~no que tiene que adaptarse alternativamente a dos
88
protagonistas. La relaci6n yo-tu, en la cual el narrador ins··
tala a su narratario, asi como el uso deI presente, tiempo
por excelencia deI discurso, confirman una presencia especifi
ca de la enunciaci6n dentro deI enunciado. Promueven por con
siguiente el plan deI discurso dentro dei relato. Ademâs, el
tiempo presente coexiste con los tiempos pasados creando una
narraci6n intercalada donde se cruzan los planes discursivos e
hist6ricos. La conciencia de la elaboraciôn deI relato, la re
laci6n afectiva, moral e intelectual con la historia :'t el
establecimiento de un contacto con el naryatario corresponden
a unas funciones que desempena el narrador en el presente a
fin de poner de relieve una integridad sin mancha. sin
embargo, dicho empeno se ubica dentro deI plan del discurso
caracterizado por la subj eti v idad àel enunciante. Or ientado
hacia su realidad interna, éste oscila entre identificar al
adul to 0 al adolescente que hay en él y, por otra parte,
vacila entre una relaciôn con un hermanastro 0 con la recrea
cion imaginaria de éste. Ademâs, la credibilidad deI narrador
se pone en tela de juicio cuando se integra un personaje de la
diégesis dentro deI relato metadiegético. Dentro deI diâlogo
inicial entre narrador y nài:'::atario: nace otra conversaci6n
deI narrador con un Julio idealizado. Esto no s6lo marc a una
relaci6n de analogia entre los dos niveles narra~ivos sino que
subraya una condici6n esencial deI proceso de enunciacion, a
saber.. su caracter de alocuci6n. En consecuencia, la ambiva
lencia deI relato se debe también a la posici6n que ocupa el
89
( narrador ora en un nivel narrativo ora en otro.
90
NOTAS Y REFERENCIAS DEL CAPITULa DOS
1. Jorge Luis Borges, "José Bianco: "Las ratas" (Editorial Sur, Buenos Aires, 1943) ,If Sur (1944): 76.
2. José Bianco, Las ratas. Sombras suele vestir f tercera edici6n (México; siglo Veintiuno Editores, S.A. 1978) 37. Como todas nuestras citas estan sacadas de esta edicién, vamos a indicar entre paréntesis, después de la cita en nuestro texto, el capitula seguido del pumero de la pagina. Asi, en este caso, indicariamos: (IV, 37).
3. Antonio prieto Taboada, "Ficci6n y realidad de José Bianco (1908-1986), Revista iberoamericana 52 (1986): 960. Destacando el manejo de los géneros literarios ejercido por Bianco en su obra narrativa, este estudioso apunta que: "Tanto las convenciones deI relato fantastico en Sombras suele vestir como las deI relato policial y la novela psicolégica que se conjugan en Las ratas 0 de las de la ficcién y la autobiografia en La pérdida deI reino, sustentan la arnbigua oscilacién entre las interpretaciones opuestas a que se prestan los hechos en cada obra."
4. Tzvetan Todorov, Poétique de la prose (Paris: Editions du Seuil, 1971) 59. En 01 capitulo cuatro titulado "Typologie du roman policier", Todorov circunscribe las caracteristicas formales deI relato policial.
5. Borges, "José Bianco ... " 76.
6. The Art of the Mystery Storv: A Collection of Cri tical Essays, editado por Howard Haycraft (New York: Biblo and Tannen, 1976) 190. Uno de los ensayos de esta colecci6n publicado por primera vez en 1928, se dedica justamente a enumerar las reglas deI género. En su Il Twent y Rules for Writing Detective Stories", S.S. Van Dine describe asi la cuarta y quinta regla respectivamente: "4. The detective himself, or one of the official investigators, should never turn out to be the culpri t. .. 5. The culpri t must be determined by logical deductions -not by accident or coincidence or unmotivated confession ... "
7. Françoise du Sorbier, "Le paradoxe du criminel," Poétique 63 (1985): 382. La autora examina aqui la relacién entre los distintos tipos de biografias criminales deI siglo XVII y la novela deI siglo XVIII.
(
- ~ ---~--- ----
91
8 • TO~.orov , Poétique de la prose 56. El cri tico comenta al respecta: "Le roman policier a ses normes; faire "mieux ll
qu'elLes ne le demandent, Cl est en même temps faire moin.:; bien '. qui veut "embellir li le roman policier fait de la "lit~térature", non du roman policier.
9. Beverly Jean Gibbs, "Spatial Treatment in the Contemporary ~sychological Novel of Argentina, Hispania 45 (1962): 411.
10. Gibbs, "spatial Treatment ... " 411.
11. George Yûdice, "Decaracteri'2aciôn y desconstrucci6n en 1 Las ratas 1 de José Bianco," Requiem for the Boom -Premature? b_ symposium, edi tado por Rose S. Mine y Marilyn R. Frankentha~er (Montclair: Montclair state College, 1980) 157.
12. Gérard Genette, Figures II~ (Paris: Editiona du Seuil, 1972) 266.
13. Borges, "José Bianco ... " 77.
14. Susana Zanetti, "La transparencia de José Bianco, " Quimera 66-67 (1987): 70.
15. Gérard Genette, "Frontières du récit," Comm .... mications 8 (1966): 163.
16. YÛdice, lIT)ecaracterizaciôn ... " 152.
17. Marthe Robert, Roman des origines et origines du roman, (Paris: Bernard Grasset, 1972): 43. La estudiosa explica que el articulo "Der Familienroman der Neurotiker", en el cual Freud re~ne las ideas esenciales sobre la novela familiar, se publica par primera vez en 1909 en el libro de uno de sus discipulos, otto Rank, Der Mythus der Geburt des Helden (el mito deI nacimiento deI héroe).
18. Robert, Roman des origines... 46.
19. René Girard, Mensonge romantiaue et vérité romanesqt:g (Paris: Bernard Grasset, 1961) 23.
20. Ytidice, "Decaracterizaci6n ... " 155.
21. Girard, Mensonge romantique ... 25.
22. Tadeusz, Kowzan, "Art 'en abyme 1 ," Diogenes 96 (1976): 67. El término "mise en abyme" apuntado por André Gide en su diario de 1893 se publica por primera vez en 1932. corresponde a un fenémeno antiguo que pertenece a varios campos artisticos. Gide se refiere con "mise en abyme" al asunto de una obra transpuesto al nivel de los persc~ajes.
92
23. Yddice, "Decaracterizaci6n ... " 154-55.
24. Yddice, "Decaracterizaci6n ... " 154-55.
(
93
CAPITULa TRES: EL MODO NARRATIVO EN LAS RATAS
En este capitulo nos dedicaremos a la distancia y a la
perspectiva que Genette considera coma las dos modalidades de
la regulacién de la informacién narrativa.
examinado los tres niveles de mimesis,
Después de haber
revelados por la
integracién de los elernentos verbales en el relato, analizare
mos la capacidad de arreglar la informacién, 0 st2a, la focali
zacién promovida por el relato. Por ultimo, se pondra de
relieve la paralipsis encontrada en Las ratas, es decir, la
infraccién que revela cémo el relato se aparta momentâneamente
de la focalizacién adoptada.
El discurso directo 0 el silencio deI narrador
Mientras los elementos no discursivos, 0 el relato de
acontecimientos, ofrecen sélo una ilusién de mimesis, el
manej 0 de los elementos verbales permi te que el narrador
inserte las palabras de otros seglin tres modos. En primer
lugar, puede tomar el discurso que otro personaje ha pronun
ciado y reproducirlo en el estilo conocido bajo el nombre de
estilo directo. Este se reconoce en Las rata§. gracias al
consabido uso de los guiones y de las comillas.
Dos observaciones se imponen aqui a propésito deI
discurso directo introducido par los guiones. Par un lado,
éstos dan a conocer el discurso de un solo personaje; por otro
-94
lado, indican un cambio de interlocutor.
Notamos que el discurzo directo de un personaje, junto
con el silencio de su interlocutor, entranan un poder decisivo
er cuanto al desenlace. Para citar algunos ejemplos, recorde-
mos el pasaje deI capitulo VI donde Julio explica a su padre
los val ores benefactores de la comida de l~s ratas. Es signi-
ficativo que J' .. llio trdnquilice aqui a su padre quE' terne que
las ratas provoquen una "inminente peste bubénica que haria
estragos en toda la familia." (VI, 37) La explicacién de Julio
cae en el silencio deI padre:
Las ratas blancas no son v~çtores especiales de bubénica; ademâs, la que pretendes sentir no seria nunca olor a rata, sino a la comida de las ratas, comida, dicho sea de paso, bastante mâs higiénica que la nuestra: almidôn, caseina, saI, aceite de higado de bacalao y levadura de cervezao Te nota de mal semblante: deberias ponerte a ese régimen. (VI, 37)
La historia llegarâ a justificar el temor de] padre ya que el
supuesto suicidio de Julio traerâ consigo la ruina de la
familia. Es irônico ademâs que el relato ponga énfasis en €.l
conocimiento ~~e Julio tiene de las ratas puesto que su con-
fianza en los pequenos animales no lograrâ salvarle deI veneno
de las ratas.
Mas adelante, en el capi tulo XIII, presenciamos otro
momento de silencio que contribuye a precipitar el altercaaù
entre la madre y Julio y, por consiguiente, el crimen final.
Recordemos que Cecilia no contesta la pregunta que le hace la
madre nI regresar de Las Flores. Después de las once de la
noche, Delfin oyé a su madre: "-Cecilia "estas despierta?"
(~
(
95
(XIII, 82) No se necesita contestacién ya que poco después el
narrador describe a su madre que presencia la salida de Julio
deI cuarto de Cecilia:
Estaba de espaldas, con la cabeza hundida entre los hombros, en el misIDQ sitio y a la misma hora en que '10 me apostaba todas las noches hasta que Julio cruzaba el jardin. (XIII, 82)
Este silencio de la amiga no tardarâ en prolongarse. En
efecto, no vuelve a intervenir direc:amente en el relato. Poco
después, cuando se va de la casa para ir a pasar el veranD con
su amiga Maria Alberti, el narradoc se encarga de sus ûltimas
palabras: "Nuestra amiga se fue, una tarde, dej ando entrever
que volveria muy pronto." (XIV, SJ) Asi, la pregunta de la
madre y el silencio de Cecilia constituyen un puente entre la
delacién hecha por Delfin a la tia (capitulo XII) y el drama
familiar en el cual Delfin 65 un personaje principal (capitulo
XV). por una parte, esta escena permlte cornprender que, en el
tren, Isabel reve16 a la madre los encuentros entre Cecilia y
Julio. Por otra parte, a partir de esta cornprobacién, la madre
exigira que Julio se vaya de la casa, 10 cual nunc a se llevarâ
a cabo en los términos es~ablecidos por ella.
En tercer lugar, notamos que el momento de silencio que
sigue el comentario final de Julio es tan significativo como
en los ejemplos anteriores. En efecto, después de haber echado
una solucién de aconitina en el vase de agua de Julio, los so-
110zos de Delfin atraen la atencién deI cientifico: "~Todavia
estas ahi? -vociferé-. i Querrâs irte de una vez por todas!"
(XV, 92) Resalta agui la ironia deI comentario aislado y de su
....,..
96
correspondiente silencio puesto que es Julio el que se va a ir
literalmente "de una vez par todas". En definitiva, el
discurso directo, seguido por el silencio deI interlocutor,
pone de relieve indirecta 0 irônicamente el geste que se con
sidera en la histori~ camo el suicidio de Julie. Asi, parece
que estos momentos de silencio remiten al silencio que rodea
el misterio de la muerte de Jul io y el de la muerte en
general.
En otras ocasiones, el usa de los guiones, para rendir
el discurso supuestamente pronunciaJo par un solo interlocu
tor, hace hincapié en las distintas relaciones entre los
personajes del elan Heredia. En muchos casos, se suspende los
comentarios en el silencio de Delfin. Basta apuntar el comen
tario que disimula el antagonismo de Isabel para con la madre:
"Si, es preferible que vuelvas -me dijo Isabel- . No quiera
complicaciones con tu madre." (I, 11) Recordemos también la
carcajada insolente que lanza Julio al descubrir el "espiona
j en de su hermanastro: .. Ahora puedes irte a tocar el piano, y
a contarselo a Isabel." (XV, 91) En estcs y otros casos, los
diâlogos truncados y el silen~io subyacente remiten tanto a la
falacia de las relaciones camo a la imposibilidad de co
municarse en ese recinto burgués. Anadamos que la imposi
bilidad de comunicacién, segun 10 observa Villena, constituye
una de "las tenaces obsesiones de Bianco. ,,1
Estas conclusiones se aplican también a los diëHogos
cuyos guiones indican el cambio de interlocutor. Una parte de
{
(
97
estos diâlogos muestra, en efecto, cômo las palabras dividen a
los personajes. Esta dificultad de comunicar contrasta con la
armonia de la mûsica 0 el contacto visual que aproximan a
determinados personajes. Es llamativa ademas la participacion
reducida de Delfin en estas dialogos indicados por los
guiones. Se comporta verdaderamente a 11 i coma ese actor "que
se esfuerza en no turbar la amonia del espectâculo y se
l imita a dar la répl ica en el momento convenido." (I, Il)
La escena de la delaciôn que se prepa:~a en el capitula
x, evidencia el encuentro de dos "monalogos". Al transgredir
alli sus propias emociones, Delfin no solo r:e engana a si
mismo sino que se encuentra engaiiado por su tia que no
comparte el mundo deI sobrino. En sus caminatas nocturnas con
Isabel, Delfin se emociona delante de la esperada vieja que da
de corner a los gatos deI barrio:
Qué mujer tan buena, pensé. Pero dije en voz alta, para dominar los maullidos de gratitud: -jQué raro! E Isabel, ~le no se dignaba mirarla, limitandose a espantar los gatos con el baston: -Es muy raro -contestô- el entusiasmo de Julio par el canto. Y pensar que tu ffiQdre se coreplace en vivir con esa puta. (X, 65-6)
El papel perturbador de las paLlbras se hace sentir
también en el intercambio de'_ minima de informacién entre
Delfin y su tia en el momento de la delacién. Acompanando de
nuevo a Isabel hasta su casa, Delfin alude a "las casas [que]
se aproximan" por la noche. La tia llega d comprender que
Delfin se refiere a unas haras tardias de la no che . Pierde
entonces el control que la caracteriza:
- -Pero es de noche -dijo Isabel-. lA gué hora te refieres? y como llegaramos a un foco de luz, soplé sobre la tapa de un reloj ito de oro q"...1e llevaba colgando al cuello. Se 10 acercô a los oj os, insistié: -Son las once. lA gué hora te refieres? Yo murmuré con una voz sin timbre: -Después. Isabel se detuvo. De improvisJI agité el bastén en el aire. Parecia asestar golpes de arriba abajo a un ma1hechor invisible, parecia 10ca. (XI, 77)
98
Esta delacién desembocara 1 coma sabemos, en la partida de
Cecilia y en el altercado entre Julio y la madre. Esta disputa
constituye otro diâlogo que aleja a los interlocutores que se
valen de las palabras coma de un arma para herir y desorientar
al otro. Mientras la madre reclarna que Julio no se encuentre
en casa cuando vuel van de Las Flores, Julio desconcertado y
arrepentido pidl~ un perdôn que no obtiene y acude al suicidio
coma si fuera una idea que pudiera apiadar a la madre.
Por ûl timo, la presencia de guiones indica también un
diâlogo entre mas de dos interlocutores. El ejemplo mas
revelador se encuentra en el capitula VI donde la conversacién
general implica a Ndfiez, la madre, Antonio e Isabel. Los dos
hermanastros se limi tan a ser testigos deI intercambio que
empieza girando alrededor de la relaciôn entre el rnode10 y el
autorretrato. Se trata del parecido al cual nos hernos referido
en el capitula anterior. Esta conversaci6n inicia ademâs una
confrontaci6n entre el artista, su papel creador y su carâcter
rebelde par una parte y pr)r otra, la sociedad C-,IDO orden esta-
blecido. Mientras el padre postula la necesidad de vivir en
.{ 99
perpetuo antagonisme contra los sentimientos convencionales,
Nunez opina que: "El artista ne debe sustraerse al espiritu de
su tiempo." (VI, 42) Si el relato no pretende resolver tal
dilema, h2~e resaltar ~in embargo la filiacién de los rebeldes
fracasados de la familia Heredia. Por una parta, Antonio deja
de luchar como artista y se pone al lado de la sociedad hasta
hacerse fiscal deI crimen. Por otra ;::>arte, la sensibilidad
artistica de Delfin viene programada por Isabel, y no se sabe
en qué medida corresponde a un anhelo profundo. En otras
palabras, padre e hijo no son sino simuladores de un ideal que
han traicionado 0 que se les han impuesto. De ahi que George
Ytidice atirme: "Asi, pues, todos los estereotipos de la esté-
tica romântica deI artista y del individuo-rebslde se vuelven
parédicas en estos personajes carentes de consistencia.,,2
Es significativo entonces que las parodias de Nunez en
el piano sigan esta conversaciôn:
Isabel, mi padre y yo rodeâbamos a Nunez, que hacia parodias en el piano. Inclinado, desmayado sobre las teclas, tocaba un vals de Chopin a la manera de Risler: el vals parecia una cane ion de cuna; . .. (VI, 43)
Como 10 habia aclarado a Isabel, el profesor demuestra con sus
imi taciones que n -Un pianista no es un mer;; intérprete ( ..• ]
Es también un creador 0 si usted quiere, un recreador." (VI,
40) En efecto, podemos decir que Ntinez aborda un primer
significado, "un vals de Chopin" que t!ne a una nuevo signifi-
cante ya que 10 toca lia la manera de Risler", todo 10 cual le
permite crear un signo ùnico que le es prc:_io: "el vals
1
100
parecia una cancion de cuna." (VI, 43) Nunez sigue con esta
creac ion suya como si. quisiera evidenciar las posibilidades
infinitas que tiene cualquier creador para encadenar nuevas
significaciones. Asi es que las parodias musicales hacen
hincapié en una toma de conciencia de los cédigos deI arte.
COILlO 10 elabora Linda Hutcheon en su articulo "Modes et formes
du narcissisme littéraire" la finalidad de la parodia no es la
bur1a, 10 ridiculo 0 la destruccion, sino una apertura hacia
el proceso creativo:
La parodie est le résultat d'un conflit entre la motivation réaliste et la motivation esthétique dont la force a diminué et qui se fait manifeste. La conséquence en est le dévoilement du système ou processus créateur dont la fonction a laissé place a la convention mécanique. 3
Como detalle de amp1icion, aiiddamos que Hugo Beccacece
establece una conexién en Las ratas entre la repetici6n propia
de la herencia y el arte que tanto se discute en la novela.
Sostiene que si los 1azos de la sangre constituyen un elemento
de atracci6n entre los personajes, vienen sin embargo rodeados
de una sensaciôn de irrealidad. En efecto, las generaciones
repiten un destina 'ada vez distinto pero conservan siempre
cierta similitud con sus antepasados. En este contexto,
Beccacece considera que 5610 el artista llega a desentranar
las leyes de la herencia:
De esa sensaci6n de irrealidad herencia, la repetici6n de un puede liberarnos el artista que obra recrea un nuevo 6rden re normas bio16gicas y sociales.
que produce la destino, 5610
a través de su trasciende las
Para terminar esta seccién sobre el discurso directo,
1.1 '"
(
101
resta examinar ei usa de las comillas a la largo del relata.
Esta reproduccién de las palabras, supuestamente pronunciadas
y presentadas entre comillas, parece rendir menas fidelidad
que la reproduccién de las palabras introducidas par los
guiones. Se observa que las comillas estim presentes en los
tres diâlogos entre Delfin y el Julio deI cuadro mientras los
guiones ni siquiera aparecen. Lo mismo ocur=,: en el diâlogo
que Delfin tiene en su sueno con la quinta de Las Flores:
En el sueno, mi madre, seducida por las excelencias de la quinta f queria que nos fuésemos esa misma noch8. Yo protestaba: "Pero en el tren decias todo 10 cortrario." "Isabel me ha convencido", contestaba mi madre. (XIII, 82)
Ademâs, en el capitulo XI, Delfin pone entre comillas sus
propias palabras y las oe Cecilia que alimentan asi la refle-
xién deI j oyen protagonista. Cuando avisan par teléfono que
Julio no vendria a comer, Delfin interpreta la inmovilidad de
la "mâscara" que presenta Cecilia:
Sabia que Julio no vendria a corner. La comprendi instintivame~te, y comprendi, entre otras cosas, par gué el nombre de Julio acudia, a pesar suyo, a los labios de Cecilia, por gué Julio y cecilia parecian evitarse y apenas se hablaban en pûblico. "Se hablan a solas", pensé, con una turbaci6n originada en el recuerdo de una pregunta de Cecilia dirigida a mi: "LCuândo'? LEn qué momento?" (XI, 72)
En sintesis, se establece una relaciôn entre la reproducciôn
deI universo mâs intimo, interio~ 0 imaginario de Delfin y la
utilizaciôn de las comillas.
si apartamos las dos ci tas en inglés y en francés
(capitula VI) que requieren las comillas, notamos que en otros
1
- ---------~
102
casos no se puede identificar al enunciante cuyas palabras se
reproducen entre comillas: " 'Tu abuelo era portero de San
Francisco,' me contestaron ll (II, 15) 0 bien los comentarios de
las visitas: " 'Ya es casi un hombre!, decian los amigos de
mis padres." (l,11) En un ejemplo deI capitula dos, una sola
emisi6n por parte de la rnadre asume la repetici6n de un misrno
acontecimiento. De ser asi, las palabras transcritas no cir-
cunscriben ninguna fidelidad sino una analogia aproxirnada
entre las distintas enunciaciones. El narrador recuerda el
discurso de su rnadre acerca de Isabel:
Muchas veces le he oido decir: "Pensar que nunca se ocupé deI pobre senor cuando vivia, a no ser para rnortificarlo." Después, como dandose a si misrna la explicaci6n, agregaba con suavidad: "Es el fruto deI remordimiento." (II, 17)
Ocurrp. tarnbién que el discurso entre cornil las inicie 0
cierre el estilo directo, indirecto 0 indirecto libre. Asi,
antes de abrirse el dialogo deI capitulo VI, dorninado por el
estilo directo introducido por los guiones, el narrador pone
entre comillas un comentario de Nûnez: "Una noche Claudio
Nûnez elogi6 el cuadro que Isabel habia colocado en el vesti-
bulo. 'Es una lastima -le dijo a mi padre- que usted no
C!ontinuara pintando.'" Para citar otro ejernplo, recordemos que
Delfin termina la descripcion de su intercarnbio con los dos
jesuitas que encuentra en el tren, insertando entre comillas
las palabras de une de ellos:
El de mas edad me regalé una medallita de San Luis Gonzaga, patrono de los J ovenes, recoméndandome que conservara mi pureza y le rezara todas las noches. "Muy pronto -dijo- tendras
(
103
noticias mias." (XIII, 81)
En resumen, en algunos ejemplos, el discurso directe ubicado
entre comillas sirve para enlazar los distintos estiles usados
por el narrador.
Los discursos indirecto e indirecto libre: se problematiza el sujeto de la enunciaci6n
Los dos estilos, indirecte e indirecte libre, ne se
encuentran aislados el une deI otro ni apartados deI estilo
~irecto, sino que se entrecruzan a 10 largo deI relato. En
medio deI diâlogo deI capitulo VI al cual nos hemos referido
en la secciôn anterior, se encuentra justamente un pasaje en
estilo indirecte. Cuando el senor Nunez aprende que Antonio
considera su autorretrato como un boceto, el prefesor de piano
le pregunta: "lAsi que usted prefiere los bocetos, los apuntes
preliminares, a las obras definitivas?" Entonces, en lugar de
seguir con el estilo directo, el narrador resume la respuesta
deI padre:
Mi padre aclarô el sentido de sus palabras refiriéndo la impresiôn que tuvo dias antes, en casa de un amige, frente a un cuadro de Z., el pintor espanol. El dibuj 0, la composJ.cJ.on, el colorido, le habian parecido francamente malos y, sin embargo, el cuadro en si le repugnaba menos que otres cuadros de Z. Se acercé y comprendiô que era la obra de un imitador de Z., un discipulo sin ningun talento. (VI, 41)
Abramos un paréntesis para senalar gue el relate se
refiere a menudo a esa obras de pintores que imi tan a los
maestres. Basta recordar "las copias de cuadros famosos que
104
atestaban las paredes" (II, 13) el dia de la muerte deI abuelo
o pensar en las "copias empecinadas e infieles" (II, 16) que
se encontraban en casa de Isabel pero que Delfin destruyô. En
el parrafo citado, se expone mas precisamente la reacciôn deI
padre delante de una copia deI pintor espanol Z. Se interroga
entonces la percepciôn de una obra de arte. A la imagen de las
generaciones que se suceden produciendo miembros cada vez
distintos y sin embargo siempre emparentados con sus antepasa-
dos, la copia deI pintor Z. seduce por su parecido con el
modela pero sus diferencias le devuelven pronto su unicidad.
Delante deI proceso creativo propuesto por la copia, el padre
se transforma en intérprete tanto de la pr lmera como de la
segunda obra. De la misma manera, el lector de Las ratas tiene
la posibilidad de entroncar 105 acontecimientos circunscritos
por la historia y los presentados en el relato gracias a la
narracién, acto de narrar de Delfin Heredia.
En otros momentos se suceden los tres estilos sin que
se pierda la identificacién deI sujeto de la enunciacién. Sin
embargo, éste dej a entonces de corresponder ai narrador. En
efecto, como 10 explica Betty Rojtman, se encuentra un
desequilibrio fundamer.tal en el estilo indirecto entre la
perspectiva de la enunciacién y la del enunciado:
Le discours indirect est une des formes syntaxiques où se cristallise la relation problématique de l'énonciation et de l'énoncé. Il suppose l'éclatement du principe monolithique de l'énonciation et en dramatise la complexit.é: le sujet parlant communique le dire d' autru i, et par là brouille de façon parasitaire le statut de son propre dire. 5
(
105
Veamos algunos casos donde Delfin integra los discursos
ajenos dentro deI suyo. Si en los primeros ejemplos que exami
naremos, no se pierde la identificaci6n deI sujeto de la enun-
ciaci6n, en los tres ultimos, se problematiza precisamente
di cha identificaci6n.
Senalemos primero un pasaje ubicado en el capitulo
XIII. La madre, Delfin e Isabel han pasado un dia en Las
Flores planeando la limpieza de la quinta de la tia. Empenada
en imponer de nuevo sus decisiones, Isabel estâ convencida de
que no tardarâ mâs de siete dias en l impiar , pintar y or-
ganizar la quinta. La madre opone algunas reticencias:
Pero Isabel, a cada objecién de mi madre, contestaba con una monotonia de alienada; "el 1 de fabrero estarâ lista". Hasta que mi madre se ech6 a reir e Isabel observé que yo estaba muy flaco y que el clima de Las Flores tendria una influencia dichosa sobre mi salud. No en vano los jesuitas, que eran hombres tan lucidos, tan prudentes, habian instalado un seminario en Las Flores. (XIII, 79-80)
Notamos que el narrador ernpieza transmitiendo entre
comillas el comentario obstinado de Isabel ante las reticen-
cias de la madre: Il 'el 1 de febrero estarâ lista'" (XIII,
79). Este estilo directo no perturba la enunciaci6n deI narra-
dor puesto que la reemplaza. La frase siguiente proporciona un
ejemplo deI estilo indirecto. El narrador integra gramatical-
mente en su discurso las palabras de Isabel: "Hasta que mi
madre se ech6 a reir e Isabel observé que yo estaba illUy flaco
y que el clima de Las Flores tendria una influencia dichosa
sobre mi salud." (XIII, 79) El narrador continda adoptando el
106
estilo indirecto libre. La frase que sigue prescinde entonces
de un verbo declarativo y de la conjunci6n "que". Sin embargo
se mantienen los matices semanticos de la réplica supuestamen-
te pronunciada por Isabel. De esta manera, se concede mas
rapidez y ligereza a las ideas de la tia a las cuales el
narrador adhiere por un momento: "No en va no los jesuitas, que
eran hombres tan lûcidos, tan prudentes, habian instalado un
seminario en Las Flores." (XIII, 79-80) En este ej emplo, no
hay ninguna ambigûedad acerca deI sujeto de la enunciacién. En
los tres estilos, se trata claramente de Isabel.
Es interesante senalar que la misma sucesién de estilos
esta presente en el nivel metadiegético. En efecto, el
discurso directo, supuestamente pronunciado por el Julio
ideal, se encuentra entre comillas y viene incluido tambien en
un discurso indirecto e indirecto libre. En el capirulo V se
habla de la infidelidad conyugal deI padre y mas precisamente,
de una carta que Delfin encontrô en los papeles de su padre.
Se lee:
En la carta, que llevaha el membrete de un cabaret, una mujer le pedia dinero. Era una aventura ordinaria, venal. " i Qué pensara mi madre!" exclamé. "Nada, contesté Julio. Ya esas casas no pueden herirla. Isabel la sabe." "Par qué mezclas a Isabel?", le pregunté. Entonces, esfumando imperceptiblemente su sonrisa, Julio me hizo comprender que de una acci6n cualquiera es dificil hacer responsable a una sola persona. Y tantas personas intervenian mas 0 menos directamente en ella, por comisiôn u omisi6n, que nadie podia sentirse ajeno a la culpa expuesta asi ... (V, 32-33)
En este ej emplo, es posible identificar los tres estilos, a
(
107
saber, el estilo directo: " , i Qué pensara mi madre!' " , el
estilo indirecto: "Julio me hizo comprender que de una accién
cualquiera es dificil hacer responsable a una sola persona", y
el estilo Indirecto libre: "Y tantas personas intervenian mas
o menos directamente en ella, por comision u omisién, que
nadje podia sentirse ajeno a la culpa expues-ca asi; ... " (V,32-
33) A semejanza deI caso anterior, no se pierde la identifica-
cién deI sujeto de la enunciacién; se reconoce a Delfin en el
estilo directo y al Julio idealizado en los estilos indirecto
e indirecto libre.
En otros pasajes, el sujeto de la enunciaci6n se
duplica. Esta situaci6n ocurre en el capitulo XI cuando el
narrador introduce las opiniones que el senor Nunez toma
prestadas de Isabel Urdâniz:
Claudio Nûnez, que abundaba siempre en el sentido de Isabel, justificaba con argumentos este subito entusiasmo. La senora de Urdâniz tenia raz6n. Cecilia, como las grandes contantes, dej aba los labios inméviles y articulaba con asorabrosa nitidez. (XI, 67)
Asi, se reunen dentro de un mismo enunciado ("Cecilia, como
las grandes ... ") la presencia deI primer sujeto de la enuncia-
ci6n (Isabel), la deI sujeto que se apropia de las palabras de
Isabel (Nunez) y, clara estâ, se hace sentir la participacién
deI que las reproduce, el narrador que apunta todo eso.
Un poco més adelante se reitera la misma sucesién de
sujetos enunciantes:
En es os dias Isabel descubriô que el canto la fatigaba. La senora de Urdâniz tenia razôn, explicaba Nunez. El canto era la forma menos musi-
cal de la musica, porque era la menos impersonal. Después de todo, 10 que buscamos en la mus~ca es una representacion del cosmos antes que el hombre exista, una pequena orgia de infinito. En el canto habia un elemento humano excesivo, desmesurado. (XI, 70)
108
Aqui, dada la extension del pasaje en el estilo
indirecto libre (de "El canto era ... " hasta " ... desmesurado")
seria arriesgado atribuir a un personaje preciso la totalidad
deI enunciado. En efecto, tanto Nunez como Delfin pueden haber
afladido algunos elementos, compartiendo asi, con Isabel, el
papel de sujeto de la enunciacion. Sin E!mbargo, éstas no son
sino deducciones que el texto de Bianco permite hacer pero no
resolver.
El pasaje deI capitulo XI permite comprender cômo se
dificulta la identificaci6n del enunciante, 0 sea, como puede
crecer la confusiôn entre el narrador, el que reproduce las
palabras, y el sujeto de la enunciaciôn, es decir, el que es
responsable 0 autor de las palabras. Esta ambiguedad se hace
sentir particularmente en los ejemplos que implican a Delfin y
a Isabel. En el capitulo I, por ejemplo, el narrador apunta la
reacci6n de la tia frente al suicidio de Julio:
"Es un acto que no 10 representa ", balbuceaba, como si Julio, al terminar voluntariamente sus dias, se hubiera arrogado un privil~gio inmerecido. ~Qué habia querido demostrar con matarse? ~Que era sensible, escrupulc~o, capaz de pasiones profundas? ~Que ella estuvo siempre equivocada? (I, 10)
El narrador empieza agui identificando claramente el
suj eto de la enunciaciôn puesto que pone entre comillas la
desconfianza de Isabel frente al suicidio de Julio. Sin
(
109
embargo, se llega a problematizar la identificaci6n deI sujeto
enunciante cuando el narrador pros igue comparando el gesto de
Julio con un privilegio inmerecido. Esta comparacién no se
puede atribuir con certidumbre ni a Delfin, ni a la tia.
Ademas, si las tres preguntas que siguen estuvieran encerradas
entre comillas 1 se trataria indudablemente deI discurso de
Isabel transmitido en el estila directo. En este ejemplc. sin
embargo, se reconocen las formas gramaticales deI estilo
indirecto (LQue ella estuvo siempre equivocada?) asi como el
tono de Isabel en el estilo directo (LQué habria querido
demostrar con matarse?) En resumen, en el estilo indirecto
libre propio de la comparacién y de las preguntas, el narrador
adhiere tanto a las palabras de Isabel que no se puede distin ..
guir al verdadero autor de las palabras.
En el capitula II, volvemos a encontrar una confusién
similar. En efecto, el narrador comienza refiriéndose a
Isabel: "De pronto, Isabel empezé a contemplar un posible
regreso de su hermano a Buenos Aires" (II, 18). Es interesante
observar que entre el final de esta frase y el principio de
esta otra: liA su hermano le fal taban limites" II, 18), se
elabora una larga descripci6n deI temperamento y àel talento
artis'l:ico de Antonio. Si, por un lado, la descripcion se
presenta con el tono deI estilo directo de Isabel, por otro
lado, se adoptan las formas deI estilo indirecto manejado por
Delfin. Esta sutil C'ombinacion da lugar a un discurso indirec
to libre que no permite identificar con certeza al verdadero
sujeto de la enunciaciôn. Recordemos aqui algunas lineas:
Antonio, como todos los Heredia, tenia un don plastico nada cornun [ ... J. En sus cuadros intentaba decirlo todo: cuando un artista intenta decirlo todo, acaba muy a menudo por omitir 10 fundamentali no toma partido, corre el peligro de diluirse j de perderse. A su hermano le faltaban limites (II, 18).
110
Camo era de esperarse, los tres discursos se suceden a
10 largo deI relata dejando que predomine el estilo indirecto.
Asi, se establece una distancia considerable ~ntre la instan-
cia narrativa y la historia. Los diversos discursos no se
imponen con autonomia sino que llegan a formar parte de la
narracién.
La focalizaciôn interna 0 el misterio que se esconde
En Las ratas el foc a de la percepcién se encarna en el
personaj e identificado con la vaz narrativa. Dicha en otras
palabras, una focalizacién interna fija domina el relato. Asi
es que el relata nos transrni te 10 que Delfin experimenta ("Yo
senti un gran consuelo." (XIII, 78», sabe ("Todo eso 10 supe
por el quintero" (XIII, 79», oye ("Una noche le oi exal-
tar ... iI (X, 63), piensa ("Pensé que Julio, cuando tenia mi
edad ... " (XIV, 84» 0 ve ("Entonces vi pasar a Julio ... (XIII,
82». En suma, el relato nos presenta 10 que Delfin percibe.
Mas alla de dicha comprobacién, interesa analizar cârr.~
Delfin percibe el mundo y los acontecimientos que 10 rodean.
Asi, examinaremos los recursos ~le emplea este narrador homo-
(
III
diegético para justificar li!s informaciones que alimentan sn
relato. En algunas ocasiones, en efecto, tiene que encontrar
una via que legitime las escenas de las cuales estâ ausente 0
las que remi ten a la descripci6n deI pensamiento aj eno. De no
ser asi, el relata correria el peligro de caer en la infrac-
cion que Genette llama paralepsis. En efecto, si el narrac:ior
impartiera un dato que no pudiera logicamente poseer, se
alejaria mome~tâneamente de la focalizacién interna.
conviene enfocar entonces coma opera la restriccién de
campo establecida en ~as ratas. Después de haber afirmado en
el capitulo l su papel de narrador: "Ahora mientras esc..riba
estas pâginas ... " (l, 10), Delfin acude al privilegia de ser
el foco de la percepcién. En media deI drama fam __ Iiar que
presenta, se compara a un "director escénico" y apunta que
tiene mâs informacioi1 que cualquier otro personaj e:
Creia ser Ed unico en conocer realmente la pieza. Estaba en posesi6n de muchas circunstancias mâs 0 menas pequenas, y de algun hecho, no tan pequeno, quj zâ decisiva, cuya importancia escapaba a los demas. (l, Il)
En la ultirna frase, notamos que las expresiones modalizantes
("mâs 0 menos", "algun", "no tan", "quizâ") y el ritmo
entrecortado por el uso de cuatro comas no solo infunden un
carâcter indeciso al enunciado sino que comunican una actitud
sospechosa deI enunciante hacia la que presenta. Manipulando
al héroe, es coma si el narrador desconfiara de si mismo coma
centre de la percepcién.
Como 10 demuestra la funciér. testimonial, elaborada en
-
112
el capitulo dos, el narrador aclara su percepcjén de ciertos
hechos, lugares 0 personajes a partir de emociones y senti-
mientos deterrninados. si gran parte de la informacién
narrativa se justifica de esta manera, en algunas ocasiones,
el narrador tiene que mencionar la fuente de su inforrnacién y,
por consiguiente, el origen de su focalizacién. Asi, al trazar
la vida de su abuelo y de sus antepasados, Delfin se vale
tanto deI arbol genealégico, que se encuentra en casa de su
tia Isabel, como de la informacién que ésta 0 la Madre le
comuni~an. Por otra parte, para evocar el caracter contradic-
torio de Isabel, se yale de varias papales: cartas, cuadernas
y rec;.bos. Con obj eto de ilustrar el "diletantismn intelec-
tuaI" que lleva a Isabel a sostener posiciones contradictorias
frente al sacerdocio, el narrador transmi te una parte de la
carta que escribié Isabel al padre Jaci~to. Antes de empezar
el pasaje se indica el numero 1 que se refiere a una nota al
pie de la pagiDa:
Por ej emplo, entre sus papeles, en un legaj 0
dOdde ha puesto de su puno y letra "Hyacinthe Loyson", encuentro el borrador de una carta MUy laboriosa que le escribe al padre Jacinto.1 "No puedo admitir que su matrimonio sea cristiana.le dice Isabel al eminente apéstata-. Sél0 hay matrimonio cristiano, a imagen deI que vincula a Cristo con su Ig.iesia, cuando el hombre 0 la rnuj er no se han comprometldo ante Dios por un voto solemne a no contraerlo. (II, 16)
La nota comunica el titulo del volurnen de donde esta
sacada la carta: "1. Esta incluida en el volumen Du sacerdoce
au mariage (Rieder, Paris, 1927).11 (II, 16) Al terminar el
pasaje de la carta, el narrador anade que el mismo dia, Isabel
113
compr6 un librito titulado "Observaciones sobre el inconve
nfente del celibato de los clérigos (Buenos Aires, 1890)."
oespués de su explicaci6n sobre la "reivindicaci6n simultânea
de la idea opuesta" propia de la tia, el narrador vuelve a
insertar otra nota. Esta. no sélo informa de las apariencias
mantenidas por Isabel para servir sus intereses Slno que
incluye el titulo de otro libro con el lugar y la fecha de
publicacién:
1. Isabel discrepaba con el padre Jacinto a prop6sito de si éste habia 0 no contraido un matrimonio cristiano, pero nunca le negé su ayuda pecuniaria. Albert Houtin, en el segundo de los tres vo1ûmenes de S\1 erudita apologia (Le père Hvacinthe l reformateur catholigue. Paris f 1922), la menciona entre "los benefactores an6-nimos que sostuvieron generosamente la primera ig1esia ca.télica-galicana de Paris. (II, 17)
Asi 1 vemos que la focalizacién deI narrador viene
apoyada por varios documentos bien precisos con los cuales se
intenta ademâs reafirmar el esfuerzo de la autenticidad de 10
narrado.
En otro momento, al registrar en los papeles de su
padre, Delfin descubre la prueba de su infidelidad conyugal.
De manera que se e1abora una percepcién especifica del padre
basaba en una indiscrecién deI personaj e identificado con el
centro de la perspectiva:
Pero dias antes, hojeando un legajo de expedientes que mi padre trajo consigo para estudiarlos par la noche habia encontrado una carta. Mi padre podia ser més cuidadoso con su correspondencia amorosa ... " (V, 32).
Mâs adelante, al describir cômo los jesuitas habian llegado a
_____ ___ -__ ---________ -____1
114
desocupar la quinta de Isabel, Delfin justifica de nuevo el
origerl de su informaci6n: "Todo eso 10 supe por el quintero,
un hombre muy expansivo. Il (XIII, 79)
Este papel de escudriiiador cobra a veces forma de espia
0, par 10 menos, esto es la sensacién que experimenta Delfin.
Basta recordar a este respectol la actitud que apunta el na-
rrador despues de haber sorprendido un momento de intimidad
entre la madre y Cecilia. Como no soporta el grade de sensua-
lidad que se desplaza subrepticiamente de Cecilia hasta la
madre, el joven huye, no sin describir su estado de animo:
"Tuve la sensaci6n de estar fuera del cuarto, de que algulen
me hubiera sorprendido mirando por el ojo de la cerradura.
Sali precipitadamente." (VII, 49) Por otra parte, no podemos
pasar por alto esas otras horas intensas de la noche durante
las cuales la intuicién y la curiosidad deI protagonista 10
llevan a abrir IdS persianas. Desde la galeria deI piso alto,
puede seguir los pasos de Julio hacia el cuarto de Cecilia.
Sabemos que este descubrimiento llegara a los oidos de Isabel
transformando a Delf~n en espia de la madre, espia a su vez de
los encuentros nocturnos. Agreguemos que la galeria deI piso
al to, con sus colores y olores, consti tuye el observatorio
predilecto del adolescente:
Los rombos azules y grises de la qaleria, el perfume de los jazmines, han compartido conmigo esas tardes innumerables, fugaces, en ~~e permanecia de pie, con la mirada fij a en los mosaicos y el aida en acecho, hasta que mi madre entraba e:1 la casa y Julio subia a su laboratorio. (III 1
23)
(
(
115
Hemos visto que desde esa galeria, 0 sea, desde su posicién de
excluido, el j oven protagonista no logra captar las palabras
precisas sino sélo su musica, "el matiz aÏectuoso de las
voces." (III, 23)
A la inversa de los ejemplos anteriorés, Delfin presen
c~a de cerca dos intercambios determinantes con relacién al
desenlace. El primero ocurre en el capitulo IX cuando Delfin
sorprende "un resplandor irénico" en los oj os de Julio que
esta conversando con Cecilia. Como estân apartados de los
demas, el narrador explica: "Con el pretexto de recoger los
jazmines, caminé hasta ellos." (IX, 59) Esta estrategia narra
tiva justifica que se apunte una conversaci6n sobre el veneno
aconitina que cura l~s ratas de acuerdo con determinada dosis.
Este diâlogc que aborda las reacciones de los hombres en con
tacto con dicho veneno sirve de indicio para el experimento
decisivo. En la misma trayectoria de "espionaje" se ubica el
encierro de Delfin detras de los armar.i.os de las ratas al
final de la novela. Como Julio y la madre no sospechan su
presencia, Delfin llega a ser testigo deI altercado entre los
dos, 10 cual legitima la focalizaci6n interna. En suma, tanto
la escena que sorprende voluntariamente como la que 10 sor
prende a él, nos llegan sin restriccién visual 0 auditiva
importante, apuntando de esta manera una victoria momentanea
de las palabras sobre la musica a musicalidad de éstas.
Vemos q'.J.e los conocimientos y las percepciones de
Delfin filtran y arreglan la informaci6n narrativa. Sin
116
embargo el narrador alimenta también su fuente en otra parte.
En efecto, el anâlisis de los distintos estilos permite
deducir que Delfin saca una parte de su informacion de las
opiniones y de los comentarios de los demâs personajes. Asi,
el discurso ajeno transmitido directamente y el discurso
incluido en un estilo indirecto 0 indirecto libre introducen a
menudo otras percepciones de los acontecimientos 0 los perso
najes de la historia. subrayemos que se mantiene la focaliza
ci6n interna puesto que ningun otro personaje llega a ser
narrador. Por un lado, la percepci6n ajena proporciona 10 que
Delfin, centro de la perspectiva, no puede conocer por si
s610. Tal es el casa de la conversaci6n entre Delfin adulto y
su madre. Le explica entonces los primeros anos de su matrimo
nio, la adaptacién del pequeiio Julio al pais, la felicidad de
los tres, etc. Por otro lado, los discursos ajenos enfrentan
concepciones y percepciones opuestas que generan otra zona de
ambigùedad. Basta recordar los ejemplos deI capitulo VI donde
se reùnen precisamente las distintas interpretaciones deI
autorretrato, deI arte en general 0 deI papel creador en la
sociedad. A eso se puede aiiadir la opinion de Julio sobre la
mus ica , "enemiga deI pem:.amiento" (IX 1 5 7), 0 sobre los
melomanos que "se pasan la vida saturândose de impresiones."
(VI, 44) Dicha posicion subvierte el discurso deI narrador asi
como la experiencia de los demâs personaj es. Podernos apuntar
adernâ::=; que las diferencias entre los miernbros de la familia
Heredia logran interesar a Nûnez por un lado y desconcertar a
117
cecilia por otro. No es fortuito que el narrador junte ambas
opiniones:
Uno se entiende bien con las personas de tu familia. Recordaria estas palabras de Nûnez al oir la reflexién opuesta. Cecilia Guzmân me dijo: -jQué familia la tuya, Delfin! No haj manera de entenderlos (VI, 45).
La integracién de los discursos ajenos dentro deI
relato de Delfin, pane 1e relieve el mundo de las rivalidades
y de las asociaciones encontradas en el sene deI clan Heredia.
Basta pensar ~n la percepcién de Isabel que tienen Nûnez, Ce-
cilia y el jesuita de mâs edad y la que alimentan la madre y
el Julio ideal. Mientras el primer grupo alaba su inteligen-
cia, su superioridad 0 su catolicismo, el segundo grupo hace
resaltar su hipocresia, su vanidad, su inflexibilidad y su
deseo de controlar todo. Como detalle de ampliacién, anadamos
que el propio Bianco admite haber urdido dichas aversiones tan
caracteristicas de la sociedad burguesa en la que vivié. En la
entrevista con Danubio Torres Fierro incluida al final de
Ficcién y realidad, Bianco comenta a~erca de las corresponden-
cias entre los personajes de la novela y las ratas deI labo-
ratorio de JUlio, analogia propuesta por muchos criticos al
publicarse Las ratas.
Yo no presentaba una familia, decian, sino un grupo de personas que vivian juntas y que no estaban vinculadas par lazos afectivos de orden comun, sino por secretas aversiones mas 0 menas disimuladas. lpero que otra cosa podia esperarse de la instituci6n de la familia en la actual sociedad burguesa?6
Por ûltimo, notemos que la primera pagina de la novela
118
viene dominada por las percepciones de las visitas. En primer
lugar, el narrador interpreta 10 que las visitas podian
deducir de la locuacidad de la madre:
Mi madre se mostraba muy locuaz con ellos, y las visi tas, al salir, debian de creerla un poco frivola. 0 pensarian: "Se ve que Julio no era su hijo. (I, 9)
Después, se vale de las visitas para describirse a si mismo: "
'Ya es casi un hombre'! decian los amigos de mis padres. 'iQué
grande estâ, qué desenvuelto! iQué cansuela para el pobre He-
redia! '" (l, 9) En tercer lugar, utiliza esta visiôn exterior
para acudir a la muerte de Julio. Recuerda las palabras de las
visitas coma "sensatos lugares camunes sobre la caducidad de
las cosas humanas y l~3 designios inescrutables de la provi-
dencia ... " (l, 9) Estas tres intervenciones nos introducen en
el universo de las apariencias y cie las simulaciones de toda
indole que domina el mundo configurado por el relato. Incluir
estas percepciones al principio deI relato constituye una
estrategia narrativd mediante la cu~l el narrador y el foco de
la percepci6n simulan retirarse ~l segundo pIano.
Con obj eto de aclarar las consideraciones sobre la
perspectiva narrativa, conviene volver brevemente a la trampa
discllrsiva que hemos mencionado frecuentemente a 10 largo de
este trabaj 0, a saber, la confesi6n de su crimen que Del fin
decide proporcionar solamente al final deI relato. Dentro deI
c6digo de la focalizaci6n interna, seria posible que el centro
de la p~rcepci6n encarnado en un personaje proporcionara todas
las info..cmaciones sobre 10 que piensa 0 percibe. Claro estâ
{
(
119
que ninglin relato funciona de esta manera por la fal ta de
memoria 0 de pertinencia de ciertos detaIIes. Hemes viste que
el narrador se vale de la vision de casi todes los personajes
para aliméntar su fecalizaci6n interna. sin embargo, ésta se
mantiene dominante a 10 largo deI relato. Cemo sabemos, se
omi te una acci6n importante deI héroe que ni éste ni el
narrador puede ignorar pero que se disimula al Iector.
parad6j icamente, el relato nace de un silencio ubicado al
nivel de la historia. Asi es que el discurso asume una
"simplicidad enganosa" coma 10 anota Adam Gai. Lo que este
estudieso explica a prop6site deI texto fantastico Sombras
suele vestir se aplica también a Las ratas. En efecto,
sostiene que: "La lectura total deI texto es la que descubre
un juege oculto, provccado por sentidos cuya coexistencia los
torna ambiguos. 117 Dicha lectura permi te confirmar algunos
aspectos sospechosos deI discurso asi como ciertos indicios.
Basta pensar en las expresiones modalizantes que Delfin emplea
para presentarse como "director escénico" , 0 recordar las
informaciones que suministra acerca deI veneno de las ratas 0
de la peste bubénica temida por el padre.
A causa deI juego de desplazamientos y de sustltuciones
que opera al nivel de los personajes, esta paralipsis se
vuel ve todavia mas problematica. En efecto, podemos inter
pretar que la presentaci6n deI suicidio de Julio al principio
no es sino un subterfugio narrative para esconder el homicidio
deI hermanastro que tiene el privilegio narrative. Sin
120
embargo, este homicidio no se limita a ser fratricidio. Es
también patricidio puesto que en el conflicto edipico donde se
sitûa, Julio :t'epresenta la figura paterna. Por otra parte, el
supuesto suicidio de Julio bien puede enfocarse como el Mere
suicidio de Delfin si se considera la identificaciôn deI ado
lescente con el hermanastro. Adernas, la imposibilidad de
llegar a la Madre par falta deI rival, lleva consigo la muerte
deI deseo y consecuenteItlël1te la deI suj eto .
Conclusi6n
El capitulo tres, dedicado al modo narrativo, permi te
comprobar que el silencio consti tuye una contribucién impor
tante a la est~tica de la ambigûedad encontrada en Las ratas
de José Bianco. Paradôjicamente, el personaje que se arroga el
privilegio narrativo, no acalla las voces y las percepciones
de los demas personajes que 10 rodean. Al contrario, las va
integrando en su relato. De esta manera, los otros personajes
llegan a transformarse momentaneamente en sujetos de la enun
ciacién, ?limentando al mismo tiempo la fuente de la focaliza
cién interna.
Asi; el examen deI discurso directo, introducido por
los guiones, pane de relieve el silencio de ciertos interlocu
tores el cual participa en el misterio de la muerte de Julio.
Par su parte, los dialogos no sélo configuran distintas opi
niones sobre el arte y el papel deI artista, sino que revelan
(
121
el poder limitado y a veces nocivo de las palabras. En este
contexto, la comunicaci6n visual 0 musical, que aniquila las
palabras, se revela mucho mas armoniosa que la comunicaci6n
verbal. Ademas, las palabras supuestamente pronunciadas y
encerradas entre comillas, remiten a los momentos de intros
pecci6n deI narrador, 0 sea, a su silencio al nivel de la
historia. En 10 que se refiere a los discursos indirecto e
indirecto libre, el narrador silencia no s610 la exactitud de
los discursos realmente proferidos sino también, en algunos
casos, la identificaciôn deI sujeto de la enunciaciôn. Asi, la
distancia que existe entre la historia y la narraci6n, es una
de las modalidades de la regulaci6n de la informacién
narrati va que sustenta la ambiguedad deI texto. La segunda
modalidad, la focalizaci6n, participa de igual modo en la
ambigued;'ld omnipresente en Las ratas. Por un lado, se enfren
tan dentro de la fecalizacién interna, las diversas, y a
veces, divergentes percepciones de los personajes. Por otro
lado, el centre de la perspectiva calla en al relato una
informaci6n fundamental de la historia 1 el crimen de Delfin.
Asi, el suicidio de Julio silencia el fratricidio de Delfin,
que es en rigor patricidio. Este, a su vez, encubre subrepti
cia y parad6jicamente el suicidio deI proplo asesino, protago
nista y narrador de Las ratas, Delfin Heredia.
-122
NOTAS Y REFERENCIAS DEL CAPlTULO TRES
1. Luis Antonio de Villena, "Recuerdo y recuento de José Bianco," Insula 43 (1988): 16.
2. George Yûdice, "Decaracterizaciôn y desconstrucciôn en 1 Las ratas 1 de José Bianco," Requiem for the Boom -Premature? A Symposium editado por Rose S. Minc y Marilyn R. Frankentha-1er (Montclair: Montclair state College, 1980) 160.
3. Linda Hutcheon, "Modes et formes du narcissisme li ttéraire," Poétique 29 (1977): 96.
4. Hugo Beccacece, "Estudio preliminar, " =B"",i=a~n.:..:c:;..;o::....--=s::...;:e::;.:l::..;e=c::;;..c=i-=o,-=-n=a:.::d=a=s=--..... p::;;..o::;;..r=--~e:::..:l=--....:a:::,.u=t=o;:;.:.r ( Buenos Celtia, 1972) 17.
Pâginas de José Aires: Editorial
5. Betty Rojtman, "Désengagement du Je dans le discours indirect, Il Poétique 41 (1981): 90.
6. José Bianco, Ficciôn y realidad (1946-1976) (Buenus Aires: Monte Avila Editores, C.A., 1977) 250.
7. Adam Gai, "Lo fantâstico y st: sombra: doble lectura de un texto de José Bianco," Hispamérica 12 (1983): 41.
{
123
CONCLUSION
Animado por un cri ted 0 esencialmente estético, José
Bianco aborda en Las ratas los mecanismos de la organizé'.ci6n
de los materiales narrativos. Pone a prueba el contrato de
veresimilitud, profundiza la posicién del narrador dentro deI
relate y ahonda en la falacia deI lenguaje gracias a un deter
minado uso de la perspecti va. En otras palabras, aborda los
mecanismos de la organizaci6n de los materiales narrativos.
Estas preocupaciones, que resumen en lineas generales la
crisis de la novela argentina entre los anos 30 y 50, corres
ponden asimismo a los procedimientos que ocupan a los narrado
res de la novela de la ambiguedad durante la década del 40.
Empeiiados en corroborar que las vias de acceso a 10 "real"
textual se revelan mas cemplejas y ambiguas que las promovidas
por el "reaJ_ismo" tradicional, dichos autores comprometen al
publico en una reflexi6n y reinterpretaci6n deI material pre
sentado. 1
Tales 1-1::'emisas han alü\entado el examen detenido de los
procedimientos discursivos elaborados en Las ratas. Este
objeto de estudio se ha prestado al analisis cauteleso de las
relaciones que es posible establecer entre la historia, el
relato y la narraci6n. Para delilllitar con Mayor claridad
dichos entronques, nos hernos acercado al anâlisis deI discurso
narrativo valiéndonos de los componentes y de los correspon
dientes ejemplos propios de la voz narrativa y deI modo
--124
narrativo.
Mientras el primer capitulo se concentra en delimitar
el marco teôrico, el segundo capi tulo circunscribe el interés
por el estatuto deI narrador. Se sistematiza entonces la posi
ci6n de Delfin Heredia camo narrador y protagonista del relato
que se califica entonces de homodiegético y autodiegético.
Esta situaci6n privilegiada suele generar un nivel de
confianza pero en Las ratas no tarda en descubrir unos que
otros engaflos. En efecto, el pseuclo-detective que relata los
hechos anteriores al supuesto suicidio de Julio, acaba decla
randose asesino de su hermanastro. Dicha confesiôn j unto con
el gesto que revela, hacen hincapié en la participaciôn deI
carâcter retorcido de Delfin en el acto de locuci6n que pro
fiere. Se desacredi ta asi el valor de la historia a favor deI
relato y deI pader discursivo. Adernas, la interferencia entre
la historia y la narraciôn opera gracias al desnivel temporal
creado por la presentaciôn de ciertos acontecirnientos en el
pasado y la exposici6n de otros hechos y sentirnientos en el
presente. En este contexto, las desilusiones deI narrador
protagonista, el paso deI tiernpo y la vacilaci6n deI recuerdo
esfuman la acuidad de la historia.
Por otra parte, el use repetido deI tiempo presente,
que promueve el plan discursivo, parece ofrecer una garantia
de autenticidad de 10 narrado. En efecto f la funci6n de comu
nicaci6n permi te que el le(::tor se sienta interpelado y pueda
identificarse con el narratarie deI relate. Ademas, una aguda
(
125
conciencia. de Id. organizacién interna deI discurso resalta a
través dE:. la funci6n de control que desempena Delfin. Este
toma parte en la historia que narra precisando de muchas mane
ras la fuente de su informaci6n. A'partandose de esta funci6n
testimo:.,l.al, el narrador comparte ..::on el autor la funci6n ide-
016gica, 0 sea, la que da a conocer reflexiones mâs generales
en el !}resente. Vacila la pl.'emisa de integridad promov;.da por
el use, del tiempo presente 1 cuando el narrador crea a un her
manastro ideal, elaborando ?or consiguiente un relato segundo
dentro deI primera. El universo diegetico, propio deI relato
primero, reune las mediacianes internas que implican a persa
naj€~s "reales". En cambio, el universo metadiegético deI
relato segundo acoge la mediacién externa caracterizada por la
participaci6n deI Julio ideal izado, personaj e que no existe
sino en funcion deI proceso discursivo. Con 1<=\ creaci6n deI
uni versa metadiegético, se quebranta el contrato de verosimi
lit:ud establecido por el relato primera. No s610 la coexisten
cia de los niveles narratives, sinù también la intrusion deI
espiri tu metadiégetico dentro deI relate primero contribuye a
cr:::ar un efecto raro a la vez que fascinante.
Cabe abservar que a partir deI momento en el que une
delimi ta dichos niveles, se observa un ~ncadenamiento de
duplicidades que parecen seguir un movimiento de autorrefe
rencias. Dicho en otras palabras, es coma si el relato
ge:nerase sus propios espejos internas. Llama la atenci6n, en
efecto, el hecho de que una primera ficci6n incluya otra
-126
ficciôn. Mas alla de la relaci6n de analogia 0 estructura en
abismo, interesa comprobar que el poder de las palabras logre
instalar una ilusiôn para ponerla después en tela de juicio
mediante la presentaci6n deI proceso de creacién de una ilu
si6n. Como 10 expone Marthe Robert, la novela no hace sino
sugerir le verdadero a :i.o falso:
•.. h" roman n'est jamais ni vrai ni faux, il ne fait que suggérer l'un ou l'autre, autrement dit, iI n'a jamais le choix qu'entre deux manières de tromper, entre deux sorte~ de mensonges que misent inégalement sur la crédulité. 2
Los dos niveles revelados par el analisis de la instancia
narrativa permiten afirmar que Las ratas reune los dos tipos
de mentiras. Es posibl~mente ésta una de las trampas mas pode-
rosas de la ob ra puesto que enfrenta al publico con la comodi-
dad de una primera lectura, desbaratando después su inutil
perspicacia. Esta estrategia revela que Bianco supo reconci-
liar dos concepciones contradictorias de la literatura:
En un final, Bianco 10gr6 superar tanto la ingenua confianza en las virtudes referenciales de la literatura camo la excesiva desconfianza de las mismas. 3
Anadido a todo eso, dentro deI diâlogo emprendido entre
Delfin-narrador y el narratario, se ubica el dialogo entre
Delfin-personaje y el Julio ideal. Se ~rofundiza mas el juego
de imbricaciones al considerar que no 5610 el criminal y el
detective se encuentran reunidos en un mismo narrador-per-
sonaje, sino que ~~te alterna entre una referencia a si mismo
coma protagonista adulto 0 adolescente. Asi, después (ie
haberse duplicado coma héroe y haber establecido a dos Jul:'o,
/
(
J.27
el narrador nos presenta el proceso de identificaci6n y la
fusion momentânea entre su propio desdoblamineto y el de su
hermanastro.
Aparte de las consideraciones hechas sobre la voz
narrativa, el estudio deI modo narrativo emprendido en el ca
pitulo tres permite también determinar el poder que el
narrador ejerce al manipular la informaciôn narrativa. A seme
janza de los entrelazamientos que resaltan deI anâ1isis de la
instancia ndrrativa, hemos ejemplificado como la inclusion deI
discurso ajeno dentro deI relato de Delfin lleva implicitamen
te el silencio de éste. Asi, el estilo directo identificado
por los guiones y las comillas transpone las palabras ajenas a
fin de pOTIer de relieve las intricadas relaciones entre los
personaj es, el poder perturbador y limi tado de las palabras,
la dificultad de comunicar propia de los personajes 0 el poder
evocadoT deI silencio. Por su parte, el discurso 0 estilo
indirecto configura en si una zona ambigua puesto que implica
una integracion e interpretacion deI discurso ajeno dentro de
la s intâxis deI narrador. Ningun sentimiento de fidel idad
puede captarse entonces. Ademas, un juego de imbricaciones
opera en el nivel de la distancia cuando se superponen los
discursos aj enos. Es'Ca estrategia encontrada en el discurso
indirecto libre, problematiza la relaci6n entre el narrador y
el suj eto de la enllnciac:ion que dej an entonces de formar una
u;üdad placentera. Se imp~c1e, en ciertas ocasiones, que el
suj etc de la enunc iaci6n quede claramente expuesto. Mediante
-'
128
esta identificaci6n equivoca, el narradar promueve su discurso
sin comprometerla ni declararlo inocente tampaco. En definiti
va, Delfin se vale deI privilegio de ser narrador y protdgo
nista para integrarse coma personaje ora inocente ora culpable
dentro de un relato, a discurso escrito, que respande a los
misma criterios: par momentas, el narrador se retira corna su
jeta de la enunciaci6n, par otras, se irnplica totalrnente en
el rt:lato.
Un principio sirnilar de inclusiones rige el funciana
miento de la fccalizaci6n interna, segunda madalidad de la
regulaci6n de la infarmaci6n narrativa. En efecto, la presen
taci6n del punta de vista de Delfin na puede concretarse sin
un aporte que le es exterior. De ahi que aclare una parte de
sus percepciones gracias a ciertos papeles 0 testirnanios
ajenas. Distancia y perspectiva se un en de esta manera puesto
que los camentarios y las apiniones transmitidas segun une de
los tres estilos mencionados arriba alirnentan la fuen-.::e de
infarmaci6n deI personaje cuyo punta de vista orienta la pers-
pectiva. Por ultimo, dentra de la focalizaci6n interna, se
inserta une de los silencios mas cargados deI relato. En
efecto, el narrador, centra de la percepci6n, retiene una
infarmaci6n que posee, participando asi en el predaminio deI
acta narrati Vtl. Este, que crece a medida que se descubren los
fallos, IdS mentiras y las manipulacianes deI narrador, pane
en tela de juicio la historia. De manera que el relata se
puede considerar como un mera delirio de la imaginaci6n que se
129
esconde hâbilmente tras una prosa rigurosa y limpida.
Prolifica en varias niveles deI relato, la ambigüedad
que resulta deI anâlisis detenido de la voz y deI modo narra
tivos, demuestra que el narrador-protagonista logra mantenerse
en esta regién donde triunfa la arnbiguedad. En efecto, el
examen de la voz narrativa perrnite delimitar cômo el poder de
las palabras llega a instalar un metarrelato dentro deI
relato primero. En cambio, el estudio deI modo narrativo cir-
cunscribe cômo el poder deI silencio ac"Cualiza las distintas
vias de interpretaci6n deI mundo configurado por el relato.
Ademas, la ambiguedad tiene la virtud de plantear la imposibi-
lidad de deterrninar a primera vista 10 cierto de 10 incierto.
En los personaj es mismos, eso despierta una acti tud activa
delante deI arte. Asi, la ilustraci6n anecd6tica de 10 que se
exige deI lector, hace de Las ratas un texto implicitamente
consciente de su estatuto de obra li teraria, de su proceso
narrativo y de la presencia imprescindible de un lector. Los
juegos de imbricaciones, la dualidad irresuelta, las revela-
ciones parciales y la red de enganosas apariencias configuran
un interés deI texto por si mismo. Este interés prescinde de
d~aquisiciunes estéticas sobre la producci6n material deI
texto.
Estas conclusiones revelan que el poder de la ambigue-
dad expuesto en Las ratas no corresponde a une de mera
vaguedad 0 incertidumbre. Al contrario, Las ratas no elude los
significados sino que los va proponiendo. sugiere 10 que el
130
mundo significa sin indicar qué precisamente. A la imagen de
las parodias àe Nûnez en el piano, el relato invita a recorrer
una cadena donde se instalan los sentidos cuyas contradiccio-
nes se equivalen y cuya primacia es inexistente. Antonio
prieto Taboada afirma, al respecta, que los recursos de la
ambigùedad encontrados en la obra de Bianco:
.•. conforman un mecanismo de poder en la medida en que crean un significado mûltiple e inefable que elude las indagaciones -inevitablemente humanas-del lector. 4
Circunscribir el lugar de emergencia de una estética de
la ambiguedad en Las ratas de José Bianco no constituye sino
una de las vias de investigaciôn posible dentro de la ob ra
misma y dentro de la producci6n textual deI autor. Resultaria
revelador vincular la especificidad estética encontrada en Las
ratas con Sombras suele vestir, La pérdida deI reino e inclu-
sive con los cuentos de La pequeiia Gyaros. Esta filiaci6n
podr~a abarcar el estudio de otras constantes, que se trate de
lineas ternaticas, de mecanismos estructuradores 0 bien de la
remisi6n al ambito social de la oligarquia decadente y su
"consecuente mitologia europeizante."5 Ademas t la inclusiôn de
varias sectores artisticos dentro de cada una de las tres no-
velas podria constituir un terreno fecundo para acertar con
otras vias de acceso al texto. Par fin, otra elaboraci6n
intertextual podria realizarse entroncando este analisis con
el influjo de la literatura de idioma inglés 0 mas especifica-
mente con la novelistica deI anglonorteamericano Henry James.
Camo 10 apunta acertadamente Octavio Paz, el "juego de
(
(
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l.31
las transparencias" que nos propone Bianco, contribuye para
déjicamente a darnos "simultaneamente la imagen de la realidad
que secretamente deseamos y, al dârnosla, nos la quita.,,6 Asi,
sean cuales fueren los caminos de investigacién elegidos, la
obra de Bianco, a semejanza de Las ratas, nunca dejarâ de ser
apasionante, tanto por el sutil y, a veces, subversivo më:nejo
de la técnica narrati va, coma por el incesante misterio que
transparent a en una prosa clara e indescifrable.
132
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