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Studi Interdisciplinari su Traduzione, Lingue e Culture

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Studi Interdisciplinari su Traduzione, Lingue e Culture

Collana a cura del Dipartimento di Interpretazione e Traduzione (DIT) dell’Alma Mater Studiorum – Università di Bologna, sede di Forlì.

La Collana, fondata nel 2004, raccoglie le pubblicazioni scientifiche dei suoi afferenti e degli studiosi che operano in ambiti affini a livello nazio-nale e internazionale. A partire da una riflessione generale sul tradurre come luogo di incontro e scontro tra lingue e culture, la Collana si propone di diffondere e rendere disponibili, a livello cartaceo e/o su supporto elettronico, i risultati della ricerca in molteplici aree, come la linguistica teorica e applicata, la lingui-stica dei corpora, la terminologia, la traduzione, l’interpretazione, gli studi letterari e di genere, il teatro, gli studi culturali e sull’umorismo.

Le pubblicazioni della Collana sono approvate dal Dipartimento, sentito il motivato parere di almeno due esperti qualificati esterni.

Il/la responsabile della Collana è il/la Direttore/rice del DIT, cui si af-fianca un comitato scientifico internazionale che varia in relazione alle tematiche trattate.

Bononia University Press

Perfiles para la historia y crítica de la gramática del español en Italia: siglos XIX y XXConfluencia y cruces de tradiciones gramaticográficas

Félix San VicenteAna Lourdes de HérizMaría Enriqueta Pérez Vázquez(eds.)

Bononia University PressVia Farini 37 – 40124 Bolognatel. (+39) 051 232 882fax (+39) 051 221 019

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© 2014 Bononia University Press

I diritti di traduzione, di memorizzazione elettronica, di riproduzione e di adattamento totale o parziale, con qualsiasi mezzo (compresi i microfilm e le copie fotostatiche) sono riservati per tutti i Paesi.

ISSN: 2283-8910ISBN: 978-88-7395-967-0

Grafica: Alessio Bonizzato

Stampa: Arti Grafiche Editoriali

Prima edizione: ottobre 2014

9 Introducción

Las categorías gramaticales y la norma del español

27 La modalidad de los enunciados normativos: una comparación entre gramática y teoría del derecho Giovanni Garofalo

49 La codificación de la modalidad en las gramáticas de la RAE (1771-2009) Anna Polo

61 La sintaxis en gramáticas españolas de 1770 a 1854: tratamientos, modelos y ámbitos de estudio José J. Gómez Asencio

93 El deslinde PPS y PPC en la tradición gramatical española del siglo XIX: cuestiones teóricas, descriptivas y normativas Carmen Quijada Van den Berghe

109 El asterisco y la bolaspa. Lo agramatical y lo incorrecto María Enriqueta Pérez Vázquez

129 La Ortografía de la lengua española (2010): análisis de estrategias de reorientación prescriptiva Ana Lourdes de Hériz

Estudios de gramáticas españolas

147 La Grammatica spagnola de Lucio Ambruzzi Felisa Bermejo Calleja

Índice

167 La enseñanza del español en la Italia del siglo XIX: la Nuevagramáticacastellana de E. Ovalle como ejemplo tardío de gramática filosófica MaríaLuisaCaleroVaquera

181 La contrastividad como método de aprendizaje en LagrammaticaspagnoladelXXsecolo de Boselli MaríaCristinaBordonabaZabalza

203 Perincominciare…lostudiodellalinguaspagnola nellescuolemedieinferiori(1937) de Juana Granados LuisaChierichetti

223 Influencias de la Real Academia Española en tratados de enseñanza del español para italianos en el siglo XIX VictorianoGaviñoRodríguez

241 Alfredo Giannini y sus manuales de gramática española ValentinaRipa

263 La gramaticografía de la lengua española, desde una perspectiva de la lingüística general: Bernard Pottier y la descripción gramatical del español PierreSwiggers

Estudios de otras tradiciones gramaticales para italianos

281 Candido Ghiotti. L’insegnamento del francese nell’Italia post-unitaria ChiaraGrenzi

301 Norma e uso nella grammaticografia italiana del XIX e del XX secolo IlariaBonomi

317 Los manuales escolares y la lengua italiana postunitaria: el programa didáctico de Pasquale Fornari MaríaTeresaSanmarcoBande

331 ‘Back to the Future’. La grammatica pedagogica di riferimento della lingua inglese in Italia Andrea Nava

347 Coniugazione del giapponese insegnata in Italia: eventuali suoi cambiamenti nel tempo Toshiaki Takeshita

El papel del traductor (un capítulo por escribir)

365 Lo status del traduttore: prospettive evolutive e ricadute didattiche Gaia Ballerini

La Ortografía de la lengua española (2010): análisis de estrategias de reorientación prescriptiva

Ana Lourdes de Hériz Universidad de Génova

Resumen La modalidad descriptiva o prescriptiva en la transmisión de la norma ortográfica por parte de la RAE suele ser motivo de discusión, no solo entre lingüistas, sino también entre los hispanohablantes. En el estudio que se presenta a continuación, se proporcionará y estudiará datos de un análisis intratextual aplicado a la Ortografía de la lengua española (RAE y ASALE 2010), y también otros de un cotejo intertextual entre esta obra y las Ortografías de 1999 y 2012 (la Básica), cuyo objetivo ha sido observar si, en general, ha habido cambios intencionales en el discurso comunicativo académico de la transmisión de la norma.

Summary The transmission, whether descriptive or prescriptive, of the spelling standard by the Royal Spanish Academy (RAE) is often a topic for debate among both linguists and Spanish speakers. In this paper, we will provide and analyse data obtained from an intertextual analysis of the Ortografía de la lengua española (RAE and ASALE 2010) as well as data from an intertextual comparison between this work, on the one hand, and the 1999 edition and the 2012 edition (entitled Básica), on the other hand. We aim to show whether, in general, there have been any intentional changes in the Academy’s communicative discourse concerning how the standard is transmitted.

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1. Acogida de las normas de la Ortografía de la lengua española (RAE y ASALE 2010) No consta que se hayan publicado estudios críticos del texto de la ORAE1 (2010), salvo los que se pueden considerar declaradamente “críticos”, en el sentido de que se oponen a algunas de las normas contenidas en esta, como el de J. Martínez de Sousa (2011), en el que la mayor oposición se observa respecto a los difusos contenidos historiográficos y las digresiones ortotipográficas distribuidas por toda la obra. Respecto a algunas novedades de la norma académica, J. Martínez de Sousa percibe una política excesivamente prescriptiva, como es el caso de la acentuación de las palabras que los hispanohablantes pronuncian con un hiato y que la RAE considera que hay que tratar como monosílabos con un diptongo ortográfico (2010: 197-198) y resalta que en la exposición de los argumentos de dicha norma “decreta la Academia (ya no recomienda, aconseja ni permite, sino que decreta) la acentuación de estas palabras […]” (2011: 10). Del Valle y Villa (2012), por su parte, más que analizar el contenido de la ORAE, interpretan esta obra –desde un punto de vista sociolingüístico–, la promoción que de ella se hizo en los medios de comunicación y los debates que generó en estos como muestras interesantes de la llamada “higiene verbal”, “producto de la normatividad entendida como condición primordial del lenguaje, como sistema de referencia de las prácticas lingüísticas en tanto que prácticas sociales” (2012: 37).2

Para el estudio que se presenta en este artículo se ha descartado del marco teórico-crítico todos los artículos que se publicaron en los medios de comunicación a favor o en contra de lo que parecían ser novedades y reformas importantes del sistema ortográfico del español así como las intervenciones polémicas de los hispanohablantes en Internet,3 las publicaciones cuyo objetivo ha sido el de resumir o difundir los cambios en las normas ortográficas o su mantenimiento,4 y las reseñas y entrevistas a académicos y lingüistas de ambos lados del Atlántico (Cervera 2011; García Mouton 2011; Gutiérrez Ordóñez (Cervera 2011); Sarmiento 2011), por el enfoque mercadotécnico que representan y porque lo que se pretende aquí es aplicar el análisis de la expresión de la prescripción o de la descripción normativa estrictamente al plano textual del contenido de la ORAE. Para ello, se adoptará el mismo método que siguió J. Crespo (2003; 2005) con el cotejo de las Ortografías académicas de 1974 y 1999. 1 Sigla que se va a adoptar, de aquí en adelante, para citar la Ortografía de la lengua española de RAE y ASELE, publicada en 2010. 2 Un estudio más detallado –de análisis textual– a propósito de los debates que se desarrollaron en las redes sociales sobre la prescriptividad de la norma académica se halla en González García (2011). 3 La lista de referencias de los debates publicados en Internet sería excesivamente larga para citarla aquí. Pueden encontrarse muchas en Del Valle y Villa (2012). 4 Como Gómez Borrego (2011) y Aleza (2012).

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2. Extensión de las tres últimas Ortografías de la RAE (y ASALE) Es harto sabido lo extensa que es la edición de la nueva Ortografía de la lengua española de la RAE y de la Asociación de Academias de la Lengua Española, sobre todo si se compara con la Ortografía de la lengua española académica anterior (la edición de 1999,5 revisada por las Academias de la Lengua española): contiene unas 750 páginas frente a las 155 de la edición de 1999 o a las 217 de la Ortografía básica de la lengua española de 2012,6 excluidos los apéndices. Nos hallamos, por tanto, ante tres textos de extensión muy diferente, que comparten una misma autoría (la RAE) y los dos últimos, la participación activa de la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española).

No conviene comparar en términos cuantitativos o de densidad la obra de 2010 con la de 1999 y la de 2012 a la vez, como si de tres obras diferentes y ajenas entre sí se tratara. Mientras entre la primera y la segunda han transcurrido once años, y esta se presenta como una “revisión” de la anterior –aunque descarte la “idea de una reforma ortográfica exhaustiva” (XXXVIII)–, la tercera aparenta ser simplemente un compendio de la de 2010, una edición “más reducida, esencial y manejable que la versión mayor”, según la presentación con que se abre (XIV). Por ello, se considera oportuno comparar primero la ORAE99 con la ORAE, y luego esta con la OBLE.

Si el prólogo de la ORAE99 constaba de unas seis páginas, los paratextos iniciales de la ORAE ocupan 93. En la comparación de los preámbulos –en términos exclusivos, por ahora, de número de páginas– descarto el primer capítulo de la ORAE99 (por mucho que su título sea “Elementos y principios generales de la ortografía española”), pues trata de las veintinueve letras que se consideraba que formaban parte del abecedario del español y de la correspondencia de estas con su sistema fonológico, contenido que no aparece en el paratexto de la ORAE, sino en el capítulo I de la 1.ª parte de esta obra.

Una primera comparación entre estas dos ediciones, por lo que se refiere al número de páginas dedicadas en ambas a cada sección y a las nuevas que contiene la última edición, produce la tabla que sigue a estas líneas, en la que se observa, por un lado, un fuerte aumento de páginas en las partes de la ORAE dedicadas al uso de los grafemas, a la acentuación gráfica, al uso de minúsculas y mayúsculas (las ediciones anteriores tenían como título “Uso de las letras mayúsculas”) y la puntuación, y, por otro, nuevas secciones dedicadas a la escritura de los símbolos, de los extranjerismos, de los nombres propios y de las expresiones numéricas, dificultades que hasta ahora no se habían abordado en las ortografías y se solían resolver con la consulta de libros y manuales de estilo; cuestiones que constituyen una segunda parte en la arquitectura de la obra (“Ortografía de expresiones que 5 De aquí en adelante ORAE99, para distinguirla de la edición de 2010. 6 OBLE en adelante.

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plantean dificultades específicas”), resaltando así la novedad que supone todo ello.7 páginas ORAE99 páginas ORAE Prólogo 6,5 4,5 Información preliminar 5,5 Abreviaturas y signos 2,5 Introducción 41 Nombre de las letras 2 11,5 Correspondencia fonológica y uso de las letras 27 116 Uso de las letras mayúsculas y minúsculas 9,5 76 Acentuación 13 87 Puntuación 36,5 163 Escritura de las formas complejas 45 Abreviaturas y siglas 3,5 22 Los símbolos 5 Ortografía de extranjerismos 27 Ortografía de nombres propios 26 Ortografía de las expresiones numéricas 47 A1: lista de abreviaturas, siglas y símbolos 20,5 19 A2: nombres de países, capitales y gentilicios 13 8 A3. topónimos en castellano 23

La comparación entre la ORAE y la OBLE produce unos porcentajes de diferencias en el número de páginas, en los que se puede observar que la disminución de estas en la edición abreviada respecto a las de la primera corresponde, si no a un tercio exacto de 750 páginas (217 en vez de 250), a una estrategia de compensación en el mantenimiento de normas consideradas importantes, que confiere el menor número posible de páginas a algunas secciones del paratexto (inútiles en una ortografía “esencial”) y a capítulos que tratan cuestiones muy consolidadas en la tradición ortográfica (por ejemplo, uso de las letras, acentuación, puntuación; porcentajes inferiores al 33%) y concede un mayor número de páginas a los capítulos que representan una novedad en el discurso ortográfico académico y en la difusión de las normas (palabra y unidad léxica, abreviaciones gráficas y símbolos, ortografía de extranjerismos y de las expresiones numéricas).8

7 Dado que los títulos de las secciones y los respectivos contenidos no coinciden en la ORAE99 y en la ORAE, para poder comparar el número de páginas que cada una de estas ortografías dedica a cada cuestión, se ha procedido a escribir en la primera columna de la izquierda un título que recogiera genéricamente los temas desarrollados en estas dos ortografías. En la comparación del número de páginas, téngase en cuenta además, que el tamaño del carácter tipográfico de ORAE99 es mucho mayor que el de la ORAE. 8 La tabla que sigue adopta los títulos de los capítulos de la ORAE.

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Porcentaje de páginas mantenidas en OBLE respecto a ORAE Presentación 44.4%Información preliminar 45,4%Abreviaturas y signos 80%Introducción 6,09%Cap. I: La representación gráfica de los fonemas: el uso de las letras o grafemas 24,12%Cap. II: La representación gráfica del acento: el uso de la tilde 25,28%Cap. III: El uso de los signos ortográficos 31,3%Cap. IV: El uso de las letras minúsculas y mayúsculas 29,6%5.1. Palabra y unidad léxica 40%5.2. Unión y separación de elementos en la escritura 27,9%5.3. Las abreviaciones gráficas y 5.4. Los símbolos 34,5%Cap. VI: La ortografía de las expresiones procedentes de otras lenguas 26,5%Cap. VII: La ortografía de los nombres propios 28%Cap. VIII: La ortografía de las expresiones numéricas 45,74%

Como se habrá visto, tanto la comparación de la cantidad de páginas de la ORAE99 y de la ORAE y de esta y de la OBLE anticipan qué secciones de la obra que representa la “nueva” normativa ortográfica académica se consideran fundamentales en la transmisión de la norma actual.

3. Estructura y niveles textuales de la ORAE (2010) La “Presentación” de la ORAE inicia justificando la importancia del código ortográfico. Para ello se remonta al Discurso proemial de la Orthographía de la lengua castellana (1726), actualizando a continuación esta justificación a través del prisma del ideal de la unidad y de la vocación panhispánica,9 ya promovido por la ORAE99 y por otras obras posteriores a esta y anteriores a la ORAE: el Diccionario panhispánico de dudas (DPD, 2005), la Nueva gramática de la lengua española (NGLE 2009), la Nueva gramática de la lengua española Manual (2010) y el Diccionario de americanismos (2010). Concluye presentando la obra que prologa como una ortografía –en el sentido textual– que recoge una ortografía –en el sentido de “plano lingüístico”– que “representa el pilar fundamental de la unidad de la lengua” ya que, en comparación con los otros planos lingüísticos, “es un código uniforme en el que todas las variables se diluyen” (XL). Se presenta también como una ortografía “didáctica”, dado que respecto al uso de las letras “sigue el orden de la codificación (desde el fonema a la letra)” (XLI), que no seguían las ortografías anteriores (De Hériz 2013: 54) y funda su relevancia en el rasgo panhispánico, por sus muchos ejemplos de todo el ámbito hispánico. Ideas clave de la presentación que las Academias retoman textualmente en la “Presentación” de la OBLE, aunque con mínimos cambios en la redacción. 9 Véase la interpretación “coseriana” que de ello da F. San Vicente (2011).

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Las páginas de “Información preliminar” presentan la estructura de la obra (Introducción y Partes) y la del texto, distinguiendo tres “niveles textuales” de información: i) Texto base: “que vehicula la exposición general de la doctrina ortográfica”; ii) Información adicional: “contiene aclaraciones de carácter terminológico o ampliaciones de tipo histórico (…) No es información imprescindible pero sí útil y complementaria a la del texto base”; iii) Advertencias: notas, “por lo común de carácter normativo sobre cuestiones que los hablantes deben tener especialmente en cuenta para aclarar dudas o evitar incorrecciones frecuentes” (XLIV). Habrá que tener en cuenta esta perífrasis obligativa para el análisis que se presentará a continuación.

Curiosamente, no se menciona otro nivel de información (que no es una novedad en el discurso ortográfico académico ya que apareció en el texto de 1999). Se trata de las Notas orientadoras, las cuales ocupan buena parte del capítulo I sobre la representación gráfica de los fonemas y el uso de las letras, y siguen en la exposición criterios posicionales, morfológicos o léxicos. Todas ellas están anticipadas por una remisión al diccionario, en caso de dudas,

Puesto que, como se ve, no es posible determinar la presencia de b o v en representación del fonema /b/ sin conocer de antemano la grafía de cada palabra, solo la consulta al diccionario puede resolver, en última instancia, los casos de duda que a este respecto puedan planteársele a quien escribe. No obstante, es posible ofrecer algunas notas orientadoras que ayudan a seleccionar el grafema correcto en ciertos grupos de palabras. (94)

así como ahora la presentación en la web de la RAE de dos obras lexicográficas en fase de revisión (Diccionario de la lengua española y Diccionario panhispánico de dudas), advierte de que el proceso de adaptación de estas se está basando en la NGLE y en la ORAE; en la norma más reciente, pues.

A lo largo de la obra, predominan los recuadros de Información adicional respecto a las advertencias, y esto puede dar una impresión somera de que esta ortografía tiene un carácter más descriptivo que prescriptivo, ya que la mayor o menor presencia de estos dos niveles textuales es diferente según los capítulos. Por ejemplo, en los que están dedicados a cuestiones normativas ya muy tratadas por la tradición ortográfica (fonemas y grafemas, acentuación, puntuación, uso de mayúsculas y minúsculas) se encuentra un mayor número de recuadros con información adicional, terminológica e histórica –referencias a ediciones precedentes a esta ortografía– y menos advertencias; mientras que los capítulos que contienen igual número de glosas o superior, incluso, de advertencias son aquellos que tratan cuestiones que las ediciones anteriores no habían desarrollado (representación gráfica de formas complejas y escritura de las expresiones numéricas).10

10 La cuenta de la presencia de estos niveles textuales es la siguiente (el primer número es el

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Como se ha dicho más arriba, las Informaciones adicionales contienen información terminológica o historiográfica sobre algunas normas ortográficas (por ejemplo, en qué edición de las Ortografías de la RAE ya se introdujo algo que ahora puede parecer una novedad, aunque, de hecho, no lo sea). En el capítulo sobre el uso de las letras mayúsculas y minúsculas, por ejemplo, se explica qué se entiende por letras capitulares, poema acróstico, hipocorísticos, patronímico, nombre de pila, advocaciones, etc. En el capítulo dedicado al uso de las letras, las informaciones adicionales de carácter historiográfico aportan datos sobre ortografías académicas anteriores y se deduce que la función de dichas referencias historiográficas es la de apoyar un cambio normativo que se teme que no sea bien aceptado, como puede verse en las siguientes citas:

La convención de considerar siempre un diptongo a efectos de acentuación gráfica toda combinación de vocal cerrada átona seguida de vocal abierta (o a la inversa) y de dos vocales cerradas distintas, con independencia de su articulación real en cada palabra concreta o en el habla de cada individuo, se estableció ya explícitamente en la Ortografía académica de 1999. (235) 11 La ortografía académica de 1815 dejó ya claramente establecido el uso en español de la c ante las vocales a, o, u, y del dígrafo qu ante las vocales e, i, sin supeditación alguna a la etimología. (111)

Estos contenidos del recuadro de Información adicional van seguidos de algunos ejemplos y, a menudo, inmediatamente a continuación sin intervalo del llamado texto base, se presenta un nuevo recuadro de advertencia (v. página 113, por ejemplo, sobre el uso de la letra k). En estos casos, la Información adicional prepara el terreno a la prescripción de la advertencia.

El análisis de esos textos –algunos breves, pero muchos extensos– lleva a concluir que las fórmulas de expresión de la norma más tajantes, o sea de prescripción más fuerte, se encuentran en los recuadros de las advertencias (de hecho, la información preliminar de la obra advierte de que los hablantes las deben tener en cuenta), pero solo en los capítulos que no representan una novedad en la historia reciente de la norma ortográfica, y están, en cambio, distribuidas por el texto base en aquellas partes de la obra que representan una novedad y pretenden solventar dudas que hasta ahora la Academia no había tratado:

Los derivados de antropónimos conservan siempre la k del nombre propio, incluso ante las vocales e, i: Kafka > kafkiano; Trotski > trotskista (…) En la mayoría de los

que corresponde a glosas de “información adicional” y el segundo a “advertencias”): fonemas y grafemas (44/33); acentuación (26/14); puntuación (42/26); mayúsculas y minúsculas (10/2); representación gráfica de formas complejas (14/14); escritura de extranjerismos (3/0); escritura de nombres propios (3/1) y escritura de expresiones numéricas (16/17). 11 A partir de ahora, si no se dice lo contrario, los subrayados serán míos.

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casos, no en todos, la grafía preferida hoy para el gentilicio es la que conserva la k del topónimo. (113) La locución por ciento debe escribirse siempre en dos palabras. La escritura en una sola palabra es válida únicamente para el sustantivo masculino porciento, que se usa sobre todo en el español caribeño. (697) Nunca debe repetirse dos veces un signo si existe otro que por sí solo representa ese valor; así, debe escribirse X [= 10], y no ⊗VV [5+5 = 10]. (p. 657)12 En textos técnicos, sin embargo, es impropio este uso, ya que en el sistema horario las fracciones inferiores a la unidad tienen una base sexagesimal, y no decimal. [p. 691].

4. Grados de prescripción en la ORAE (2010) Como es de imaginar, en los mismos capítulos en que predominan fórmulas prescriptivas en el texto base, se hallan también expresiones descriptivas de alternativas frecuentes, usos considerados “normales” y “actuales”. El análisis de estas fórmulas aplicado al capítulo sobre la escritura de las expresiones numéricas (VIII) demuestra que estas predominan cuando se presentan “casos” en que no se da aún una uniformidad en el uso en los países de habla española o no hay numerosas coincidencias en los ejemplos de los corpus de extracción:

Con este fin, alternan frecuentemente en el uso con la abreviatura del numeral ordinal correspondiente: la 18.ª dinastía. (658) En monumentos o placas conmemorativas, para indicar los años: MCMXCIX [= 1999]. No obstante, hoy es más normal usar números árabes también con esta finalidad. (p. 658) Para indicar el mes en la expresión abreviada de las fechas: 12-IX-1978. Hoy es más habitual emplear para ello números arábigos. (p. 659)

Para llevar a cabo un análisis detallado de las formas de expresión de la descripción de los usos habituales o generalizados y de la prescripción en la ORAE, he seleccionado el capítulo sobre la escritura de las expresiones numéricas ya que en este se presentan normas que no se habían tomado en consideración en la ORAE99, como he señalado más arriba. Se trata de 47 páginas de las que se han ido extrayendo todas las expresiones que introducen normas, consejos, recomendaciones, etc. Excluidas las explicaciones que atañen a cuestiones gramaticales (como el género y el número de los numerales) resultan ser 147 fórmulas, que he clasificado luego en categorías de mayor a menor prescripción o de descripción de uso generalizado o actual, como se verá más abajo.

Juan Crespo había observado en 2005, en la comparación del texto de la ortografía académica de 197413 con el de 1999 por lo que se refiere a las normas

12 Sobre el uso de la bolaspa en la ORAE, véase el artículo de E. Pérez Vázquez en este volumen.

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de puntuación, un predominio en este último del tiempo verbal presente en las fórmulas de lo que llamó “la prescripción débil” (por ejemplo, “se escribe” en vez del futuro de indicativo “se escribirá”, de prescripción fuerte) y había distinguido en las expresiones de la prescripción débil de la ORAE99 tres modalidades frecuentes (2005: 17): i) la primera, de tipo cualitativo, con estructuras que “comparten el factor “elegir” (“es preferible”, “es conveniente”, “se recomienda”, etc.); ii) la segunda, cuantitativa (“es frecuente”, “se suele”), y iii) el asomo de una nueva modalidad, la tercera, de rango internacional, ya que en la ORAE99 se empezó a hacer referencia al Sistema Internacional de Unidades para presentar los usos no lingüísticos de algunos signos de puntuación.

Tomando como modelo dicho estudio de Crespo, he procedido a clasificar en siete categorías diferentes las expresiones que introducen normas en el capítulo objeto de este estudio o recomiendan determinadas formas. Dichas categorías se listan a continuación, incluyendo entre corchetes el número de fórmulas que se han extraído y clasificado en cada una de ellas y su porcentaje respecto al total:

A (prescripción tajante): fórmulas que excluyen explícitamente cualquier alternativa, con adverbios como “solo”, “únicamente” y sinónimos [14 – 9,52%]

B (prescripción fuerte): normas que se introducen con la perífrasis obligativa “(se) debe / no (se) debe, seguidas de {escribir(se) / utilizar(se), emplear(se) / tener(se) especial cuidado / decir(se) X en lugar de Y}” [40 – 27,21%]

C (prescripción fuerte): normas que se introducen con una valoración de juicio como “es {impropio / incorrecto / innecesario}” o “no es {adecuado / apropiado / correcto}” [16 – 10,88%]

D (prescripción débil): fórmulas en presente14 que describen cómo “se escribe” o “se suele escribir” algo, incluida la expresión “se escriben casi exclusivamente”, que aparece una sola vez en este capítulo y cuyo adverbio “casi” hace que no se haya incluido en la categoría A [20 – 13,60%]

E (prescripción débil): se trata de expresiones que se presentan como recomendaciones (“conviene emplear”, “lo más aconsejable es”, “se recomienda”, etc.) o preferencias (“es preferible escribir”, “resulta preferible y más elegante”, “se escribirá preferentemente”, etc.) [31 – 21,08%]

F (alternativas): explicaciones de casos que se pueden resolver de diferentes maneras y que se presentan con fórmulas que admiten en su cualquier

13 RAE, Ortografía. Madrid, Imprenta Aguirre (2ª edición de la publicación que incorpora al texto tradicional las nuevas normas declaradas de aplicación preceptiva desde 1º de enero de 1959). 14 Interpretado como “presente de mandato” (NGLE 2010, § 23.6o). Sobre la modalidad de los enunciados normativos, véase el artículo de G. Garofalo en este volumen.

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solución, sin preferencia: por ejemplo, “puede utilizarse tanto X como Y”, “pueden sustituirse por”, “son asimismo válidas”, etc. [22 – 14,96%]

G (concesiones): se trata de fórmulas descriptivas de un uso alternativo observado por la RAE, recogido, de todos, modos con una cláusula concesiva que introduce con “aunque” otro uso preferible: “no se considera incorrecto”, “puede aparecer ocasionalmente”, “no serían censurables” [4 – 2,72%]

Si se toma en consideración que el capítulo al que se ha aplicado este análisis trata una cuestión ortográfica que la RAE no había presentado en sus precedentes orto-grafías y que, por lo tanto, todas las normas recogidas hasta ahora son nuevas –desde el punto de vista del tratamiento textual–, se observa, en primer lugar, que en la ORAE se ha abandonado casi por completo el uso del futuro con valor de mandato15 y, en segundo lugar, que ante las diversas posibilidades de redacción a las que se podía recurrir, ha predominado la expresión de la norma con fórmulas de las categorías de prescripción fuerte (A, B y C; un porcentaje total del 47,61%) frente a un 34,69% de presencia de expresiones características de una prescripción más débil (categorías D y E).16

Puede ser asimismo interesante analizar las expresiones de la prescripción y de la descripción de usos, seleccionando los argumentos que acompañan en algunas ocasiones a dichas fórmulas y las apoyan. Se trata de operadores argumentativos relacionados con i) la actualidad de la lengua española (recurso a la descripción sincrónica –”hoy”, “hoy es más habitual”, “en la actualidad”, “hoy mayoritaria”– y a la oposición diacrónica –”aunque en la antigüedad…, hoy en día…”, “hoy es poco frecuente”, “son anticuadas y deben evitarse”); ii) una frecuencia de uso (“frecuentemente”, “no es infrecuente”, “habitual”, “normalmente”, “costumbre”, etc.); iii) la exclusión o la obligación tajante (“siempre”, “nunca” y “únicamente”); iv) normas o convenciones de valor internacional (“la normativa internacional”, “Oficina Internacional de pesos y medidas”, “la ISO”, “organismos internacionales de normalización”). Véanse algunos ejemplos:

En monumentos o placas conmemorativas, para indicar los años: MCMXCIX [= 1999]. No obstante, hoy es más normal usar números árabes también con esta finalidad. (658) Para indicar las dinastías en ciertas culturas; se anteponen normalmente al sustantivo al que determinan. (658). Para indicar el mes en la expresión abreviada de las fechas: 12-IX-1978. Hoy es más habitual emplear para ello números arábigos. (659)

15 Véase NGLE § 23.14d. En el capítulo seleccionado para este análisis son solo cuatro las expresiones formuladas en futuro; por ello no se ha constituido una categoría solo para estas. 16 Se excluye de esta conclusión los porcentajes de las expresiones de las categorías F y G por representar usos alternativos y concesiones sobre un uso no generalizado.

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Las normas establecidas por la Oficina Internacional de Pesos y Medidas, así como por la ISO (Internacional Organization for Standardization ‘Organización Internacional para la estandarización’) y las entidades correspondientes en cada nación, han resuelto que solo se emplee un espacio en blanco para separar los grupos de tres dígitos en los números de más de cuatro cifras. (664)

Los argumentos que predominan en este corpus de expresiones seleccionado se apoyan en una actualidad sincrónica de la lengua española, que refuerza la impresión de modernidad de las normas ortográficas presentadas, en las normas internacionales (citadas como ISO)17 y en una “normalidad”, “frecuencia” o “tradición” (que incluye también la actualidad), que suele corresponder con un área diatópica amplia o con una frecuencia de uso en los corpus consultados. Argumentos, que, combinados, garantizan la unidad dentro de la descripción panhispanista:

El modelo de orden ascendente expresa en primer lugar el día, seguido del mes y el año: 27 de noviembre de 2010, 27.11.2010. Este modelo es el predominante en el ámbito internacional. Al ser también el modelo tradicional y más generalizado en el mundo hispánico, se recomienda su empleo en todos los países hispanohablantes, a fin de mantener la unidad. (692)

Sin embargo, cuando la RAE se halla ante costumbres de uso diferentes en las variantes del español, en las que una de ellas no coincide con las convenciones adoptadas internacionalmente, supera el panhispanismo adoptando una política globalizadora e introduce la norma preferible con expresiones prescriptivas, recurriendo antes –en el discurso textual– a una argumentación sobre los riesgos y peligros que se corren si se adopta el uso que más se aleja de las convenciones internacionales:

Así, una fecha como 2.11.2010, que remitiría en este modelo al 11 de febrero de dos mil diez, sería interpretado por muchos hispano-hablantes como indicativa del dos de noviembre, con el consiguiente riesgo de graves malentendidos. (692-693) Tradicionalmente se ha venido utilizando el punto o la coma, según las zonas, para separar los bloques de tres dígitos en la parte entera de los números. En los países en los que la coma es el separador decimal se venía usando el punto, y en aquellos en los que el punto es el separador decimal, la coma era el signo elegido para separar los millares. El hecho de que un mismo signo tenga valores contrapuestos en función del área en que se use, plantea un serio problema de ambigüedad (…). Es lógico inferir que las consecuencias de esta ambigüedad en intercambios comerciales o en proyectos plurinacionales y plurilingües pueden ser gravísimas. (663-664)

17 Sigla explicada al lector con su correspondiente extensión, en inglés y en español: “por entidades de normalización como la ISO (International Organization for Standardization ‘Organización Internacional para la Estandarización’)”, en p. 587 y 664.

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5. La ORAE (2010) vs. la OBLE Por último, me detendré a continuación en el cotejo del texto de la ORAE (2010) con el de la OBLE (2012). Por lo que se refiere a la organización macrotextual, no se trata simplemente de una reducción del texto,18 sino también de una reorganización de alguna de sus secciones. Por un lado, en la OBLE no se divide el texto en parte 1.ª y parte 2.ª, como se hacía en la ORAE, sino que se presenta sin dichas separaciones o distinciones entre los contenidos normativos. Por otro lado, se observa una diferente organización del texto en capítulos a partir del 5 (en números arábigos y no romanos), dividiéndose toda la obra en siete y no en ocho. Asimismo, la redacción de los títulos de los capítulos cuyo contenido coincide, no es siempre igual. Por ejemplo, en el capítulo 1, del título de la ORAE “La representación gráfica de los fonemas: el uso de las letras o grafemas”, se pasa a el “Uso de las letras” –términos que recuerdan la ORAE99 y que han obligado a los redactores de esta reducción a suprimir en todo el texto las referencias a los grafemas, sustituyéndolas por el término ‘letras’.19 También ha desaparecido el término ‘alfabeto’, que ya no alterna con ‘abecedario’ como en el texto de 2010. Recuerda asimismo la ortografía de 1999 la supresión de los artículos determinados en los títulos de los capítulos, que aparecían en la ORAE.20 Puede que estos cambios no parezcan sustanciales; sin embargo, cabe la posibilidad de interpretar que la “esencialidad” que se anuncia en el prólogo de esta obra (XIV) haya condicionado la búsqueda de expresiones más genéricas, que producen un resaltado tono normativo, aumentado, por otro lado, por el hecho de que en esta edición ha desaparecido cualquier información adicional de carácter historiográfico; las referencias a la historia de la norma ortográfica de la Academia.

Para la comparación intertextual entre las dos obras, se ha seleccionado un capítulo (el de las reglas de acentuación gráfica) y, de nuevo, la sección dedicada a la ortografía de las expresiones numéricas. A través de este análisis se observa una reorganización del contenido con cambios de lugar de párrafos y advertencias; redacciones diferentes, completamente nuevas, para conseguir que los fragmentos sean más breves y más fáciles de comprender para usuarios no expertos de lingüística:

18 Proceso que ha obligado al equipo redactor (créditos en p. IX) a adoptar abreviaturas que no se habían usado en la ORAE. Se observa también que han modificado el formato de dos de ellas: GENT. (gentilicio) y CAP. (capital) en mayúsculas y no en minúsculas como en la ORAE. 19 “I: La representación gráfica de los fonemas: el uso de las letras o grafemas” [ORAE] / “1. Uso de las letras” [OBLE]. 20 “El uso de los signos ortográficos”, “El uso de las letras minúsculas y mayúsculas”, “Las abreviaciones gráficas”, “Los símbolos”, etc. [ORAE] y “Uso de los signos ortográficos”, “Uso de las mayúsculas”, “Abreviaciones gráficas y símbolos”, etc. [OBLE].

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ORAE OBLE

FUNCIÓN DIACRÍTICA: En un grupo de casos concretos fijados por la tradición ortográfica, la tilde cumple en español una función diacrítica, ya que se emplea para distinguir palabras tónicas, en su mayoría monosílabas, de otras grafemáticamente idénticas, esto es, formadas por la misma sucesión de grafemas, pero de pronunciación átona: tú y tu, sí y si, dé y de, quién y quien, cuándo y cuando, etc. (230)

FUNCIÓN DIACRÍTICA: En algunas voces concretas, en su mayoría monosílabas, la tilde cumple una función diacrítica, ya que permite distinguir palabras tónicas de otras formadas por las mismas letras, pero de pronunciación átona: él y el, tú y tu, dé y de, sé y se, cuándo y cuando, cómo y como, etc. (38)

En la OBLE se añaden tablas gráficas esquemáticas para favorecer la comprensión de las reglas redactadas en fragmentos breves;21 se aplica un orden diferente en las series de ejemplos de palabras sueltas (se sigue un orden alfabético), y estos no siempre coinciden porque predominan palabras de uso más cotidiano que las que aparecían en 2010. Se observa también algún cambio en ciertos términos, lo cual parece ser el resultado de una revisión de ambigüedades de la edición de 2010, como puede verse en el siguiente ejemplo:

ORAE 2010 OBLE 2012

Al margen del uso de la tilde con función prosódica, regulado por las normas que se acaban de exponer, este signo también se ha utilizado tradicionalmente en español con función diacrítica (v. § 3.3.2), a fin de diferenciar en la escritura ciertas palabras de igual forma, pero distinto significado, que se oponen entre sí por ser una de ellas tónica y la otra átona, hecho que normalmente se asocia con su pertenencia a categorías gramaticales diversas. (239)

La tilde diacrítica se utiliza para diferenciar en la escritura ciertas palabras de igual forma, pero distinto valor, por ser una de ellas tónica y la otra átona (→ pág. 37). La tonicidad o atonicidad con que se pronuncia cada una de esas palabras está asociada, normalmente, a la categoría gramatical a la que pertenece. (44)

A veces, el contenido de las informaciones adicionales de 2010 pasa al texto base de 2012, sin que haya sido eliminado, señal de que no se consideraba tan gratuito o adicional como podía parecer, mientras que suelen coincidir los contenidos de las advertencias, enmarcadas algunas también en esta última edición, pero con fondo oscuro, e incluidas en el texto base, otras. Se ha corregido también el contenido de la tabla de los números cardinales, incluyendo ejemplos de variantes admitidas en el texto base como “igualmente válidas”.22 Sin duda alguna, la

21 En el capítulo sobre la acentuación: clasificación de las palabras según su sílaba tónica (39); definición y ejemplos de diptongo, triptongo e hiato (40). 22 Se trata de la tabla que está en las pp. 671-674 de la ORAE y en las pp. 179-182 de la

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diferencia más evidente entre el texto de 2012 y el de 2010, es la simplificación en la redacción y el cambio de lugar de las fórmulas prescriptivas que ha obligado a modificaciones sintácticas, y que, obviamente, favorecen el resalte inmediato de la prescripción por efecto de la tematización:

ORAE 2010 OBLE 2012

La combinación de cifras y palabras en la escritura de un numeral compuesto no se considera correcta: ⊗30 y siete, ⊗154 y mil, ⊗10 mil (…) (686)

No se considera correcta la combinación de cifras y palabras en la escritura de un numeral compuesto: ⊗30 y siete, ⊗10 mil, ⊗154 y mil (…) (687)

No cabe duda de que esta nueva edición facilita al lector la adquisición de información sobre lo que es estrictamente obligatorio, correcto, adecuado, tanto por la eliminación de las extensas exposiciones sobre cuestiones tipográficas, retóricas, lexicográficas, de frecuencia de uso en el ámbito hispánico, morfológicas, etc., como por la anteposición en la sintaxis de las frases de las normas prescriptivas o descriptivas. Colabora en ello también, obviamente, que la obra incluya un índice por materias, ausente en la edición de 2010.

Conclusiones El análisis llevado a cabo sobre la expresión de la norma en la ORAE ha demostrado, por un lado y a través de la comparación de la estructura y extensión de esta obra con la de la ORAE99 y la OBLE, que la diferente extensión que se concede a las partes del texto (capítulos y secciones) está relacionada con la política de transmisión de las novedades por parte de la RAE y ASALE. Los capítulos dedicados a cuestiones que se han desarrollado siempre en las ortografías académicas contienen más información adicional (normalmente historiográfica) para apoyar cambios que los hispanohablantes pueden percibir como reformas, cuando en realidad no lo son –y esto es lo que se quiere subrayar–, y los capítulos que cubren cuestiones no tratadas hasta ahora ocupan extenso espacio precisamente por ser una novedad.

Por otro lado, así como en los capítulos de la ORAE que tratan cuestiones ortográficas tradicionalmente desarrolladas en la historia de la norma académica predomina la información adicional –intencionadamente, pues también esta apoya la norma–, en las partes de esta obra que contienen novedades en el dictado académico, está más presente el nivel textual de las advertencias.

OBLE. En la tabla de la OBLE y en el texto base se admiten como igualmente “válidas las grafías univerbales treintaiuno y treintaiún (…) treintaidós, treintaitrés; cuarentaiuno y cuarentaiún; cuareintaidós, cuarentaitrés, etc.” (178 texto base y 179 tabla).

Ana Lourdes de Hériz

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El análisis de las fórmulas de la expresión normativa aplicado a un capítulo con nuevos contenidos lleva a concluir que, aunque la RAE haya abandonado la modalidad del futuro de mandato, ha adoptado tanto formas de modalidad prescriptiva fuerte como débil.

Por último, el cotejo de la OBLE con la ORAE (en los niveles macro y microtextuales) demuestra que la esencialidad de la que es objetivo principal la obra se busca también a través de un estilo que resalta la prescripción.

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Finito di stampare nel mese di ottobre 2014presso le Arti Grafiche Editoriali s.r.l. – Urbino