Ruggero Giacomini. Antonio Gramsci.

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Una biografía sobre el teórico comunista italiano Antonio Gramsci

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  • RUGGERO GlACOMlNl

    Antonio Gramsci

    Centro de Investigacin y Desarrollo de la Cultura Cubana

    Juan Marinello

  • Edicin: Lic. Rowrio Estcva, Rosario Parodi y Hugo Vergara Traducciii: Daiiiel Rey Colaboracin especializada: Giselle Sarraciiio Realizacin coraputarizada: Rosario Parodi Cubierta: Hugo Vergara

    O Centro de Iiivestigacin y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello. 200 1

    O Ruggero Giacornini, 2001 O II Caie,rdorio JdPopolo, 2001

    Sobre la presente ediciii todos los dcrechos reservados.

    Agradecernos a la revista 11 Caio~d

  • WTRODUCCION

    Nadie sabe qu cosa es el conrunismo.. Silvio Rodrgucz

    Una biografaes siempre una invitacin. En la largui- sima historia del gnero se conjuga el inters del poder en que se admire a sus genealogas de "grandes Iiombres" --o la resistencia que trasmite el ejemplo y la fuerza potencial de los rebeldes y profetas--, con el antiguo placer tan extendido por las narraciones que causan asombro, y con la afirmacin de la superioridad hnmana mediante el elogio del individuo singular.' En los dositimos siglos, el desarrollo de la henne- nutica, las funciones de mtodo atribuidas a la vivencia en las ciencias humanas, y otros asertos o logros en los cono- cimientos sociales, han dado gran relevancia a la biografia. Esos y otros avances, y la democratizacin de la lectura, multi- plicaron mucho las biografias, sus ediciones y tirajes; por una parte, se establecieron como "lectura de adolescentes" (cronolgicos o del consumo cultural); por otra, conio un producto complejo que debe partir de una copiosa masa de datos y oirecerla sintticamente, con los criterios del autor, en una forma que no carezca de valor artstico.

    En el punto en que nos encontramos los cubanos, las biograas pueden cumplir tareas importantes mientras

    '"En el siglo I\! cuaiidosurgi el inters gewralpor individualidides impurtutes y nacib, como un nuevo giiero literaria. la hiogrdii el uhjeto preferido de sus descripciones Iueron los poews, los tilsufos y los tiranos." Wenier laeger: Poidrio Los ideales dela culhirogriegga. LaHabrna Editorial de Ciencias Sociales, 1971,t. 1, p. 217.

  • solazan el espritu. Pero solo sern efectivas --Y esta exigencia es genenl para los productos en el campo cultural- si unen la honestidad al atractivo, las opciones y las interrogantes a las certezas, la crtica a la pintura que hacen del niundo. Una de las razones que Iian Iieclio perdurable a La Edad de oro es la estricta conducta intelectual de Jos Man, quicii espone en sus biograas las contradicciones de las epopeyas y las flaquezas de los prceres --coi110 expone los sentidos inas profmdos de la Revolucin francesa en "La exposicin de Pars"--; porque Marti quiere que los nios se fornieii para ser adultos capaces de gobernar la vida, no para ser eternos adolescentes. Desde este punto de vista, la vida ejemplar adqiiiere vida, el inundo su gama de colores y la verdad una fuerza inoiiliudora que la inentira y la omisin no pueden siquiera soiar La biografa se toriia asi algo iniiy superior a uiia simple arnw literaria eifrciilada a los productos de la imagen, en la luclia por ese territorio en dispiiia que es el publico.

    Este libro cuenla la vida de Antonio Cranisci, uno de los grandesdel siglo XX. Este pequeiio sardo iiiarcado dcsdc niiio por una dura inalfonnaciu fisica, pobre de solcinuidad, despues becario brillante y amigo de los obreros organizados de Turin, escogi seguir siendo pobre y pasar a ser un dirigente y un servidor de los obreros y de los Iiinnildcs de Italia, y llev sus decisiones hasta sus ltimas coiisecoencias. Sebwranieiite, tuvo que cambiar inuclio, inAs de uiia vcz, y a la vez aicrrarse a sus valores, a la fe en la revolucin, al cari- o de su madre y a su capacidad de amar. Las circunst;incias de siis iiltinios20 aos de vida --vivi 46- lo qudaroii iniiclio a ser quien fuc: uiia ola de revolncioncs y una rc~iovacin de las ideas opuestas a la doniiiiaciii recorrieron Europa y coii- movicroii al riiundo cn esas dcadas. Sil gran (alcnto, y una volunt;id que derrot a la clirccl, la ciifcriiicdad y la iiiucrte, le Ilcvaroii a escribir uxa obra trcnienda, abierta y frag- tucniaria, que es sin dudas uno de los niayores aportes qne se

  • han hecho a la teora de las luchas por la liberacin huinana. Varios conceptos suyos forman hoy parte del lenguaje comn del conociiniento social, pero eso no basta: estudiar a Grainsci es imprescindible, si se quiere comprender el inundo actual y el de inaiana. "Por sus caractcristicas y sus proposiciones, su obra Iia trascendido a sus circunstancias y sirve hoy para la indispensable nueva vuelta critica a los clsicos, y para advertir y plantear mejor los probleinas actuales."'

    La posteridad de Gramsci Iia sido muy problemtica, como suele suceder con aquellos que han sabido plantear bien caminos y nimbos de gran alcance respecto a hacer posible felicidad para todo el iiiu~ido. Ante los raseros "nor- males", sus proyectos parecen impracticables, y sus ideas, ilusiorics; tarripoco son pertinentes a la hora de los recortes prcticos o del final de los grandes inoviiiiientos revolucio- narios. Pero si los profetas y pensadores --y es el caso de Granisci-- Iian participado de modo destacado en las luchas de su ticiiipo, resulta deiiiasiado dificil olvidarlos. Porque adetnhs, durante el siglo XX no slo couti~iu la iiniversa- lizacin del capitalismo; en su contra se fue universalizando el proyecto aiiticapitalista de cambio social y de vida, y han sucedido numerosas espcrieiicias prcticas en esa direccin. El precario olvido de Grainsci fue entonces horadado en menos de medio siglo, si utilizanios la medida del tieinpo histrico, y no la efiinera y angustiosa del tiempo de las vidas

  • de las personas. Las ediciones de su obra, y las biografias, forinaii pane de la recuperacin de su posteridad.

    Las necesidades de la gran revolucin trajeron a Gninsci a Cuba muy temprano en los aos 60. Utilizado en la critica de arte, y en mucha niayor escala en lo central de su concepcin filosfica y su teoria de la doininaciri capitalista y de la forinacin de un rgano revolucionario eficaz contra ella, ya en 1965 existan decenas de pginas de textos de Grainsci al alcance de rniles de alurnnos uriiverxitarios, y en 1966 la nueva Edicin Revolucionaria inauguraba su serie de marxistas con La ideologa alemana de Marx y Engels y El mater~alisnio histrico y lajiloso/a de Benedeffo Croce, de Granisci. La Iierejia cubana asuniia a Granisci con natu- ralidad, cuaiido an resultaba muy probleintico en la URSS y Europa orierital. Otros textos, y trabajos de aiilisis de su obra, se publicaron en los aos inmediatos, liasta la amplia Anrologin de 1973. Pcro esa edicin result pstuina respecto a la primera etapa de Granisci entre nosotros, porque dcsde 1971 se Iiabia iniciado su desapariciii de la docencia, la publicacin y, en general, dcl pensaniieiito terico y de las iitilizaciories o citas de pensadores en los medios cubanos.

    Gramci regresb en la segunda mitad de los 80, cuando la dog~natiwcin y el einpobreciiniento del pcnsainieiito social que haban regido durante 15 aos fueron golpeados por el nioviniiento politico Ilaiiwdode rectificaciii de errores y tendencias negativas. El final de los regmenes de Europa onenlal y la bancarrota de su idcologia ratificaron la razn de aqnel ~i,oviiiiiento. El regreso de Granisci, si11 embargo, no Iia sido tipido ni fcil, lo cual es una constaxin dcl carcter iaa espccilco del peiisinieiito y su reprodiicciii, y tainbin de los rasgos generales del proceso cubaiio. A inicios de 1997 cl Ministerio dc Cultura crc la Ctedra dc Estudios Antonio Granisci, eii el Centro de Iii\~cstigaciii y Desarrollo dc la Ciiliura Cub;ina Juan Marinello; rclncion;ida con esa iniciativa, apareci uiia valiosa antologia tenitica, Gruiiisci

  • y lafilosofa de la praxis.' Esta Ctedra realiza actividades pblicas de diversos tipos: debates, co~iferencias de invitados, encuentros o talleres. Ellas atienden al estudio del pensamien- to gramsciano, del pensamiento social de su poca y de todo el siglo XX --con nfasis en las ideas revolucionarias--, y tenias del conocimiento social y la filosofa. Tambin publica textos a partir de esas actividades, de Grainsci o acerca de l. Uno de stos es la biografa que les estamos presentando.

    Esta no sena la primera biografia de Grainsci editada en Cuba, si la de Giuseppe Fiori,' traducida aqu por 1970, se hubiera podido publicar entonces. La obra de Ruggero Giacomini es reciente. Aunque su texto siempre tiene en cuenta el contenido y la importancia del pensa~niento de Grainsci, y el lugar que ste tietie eu su vida, este libro es una biografa polilica. No estn ausentes los familiares, los amores, las amistades, los hijos, tii algunas otras cuestiones privadas; pero lo que se expone a lo largo del libro es toda la trayectoria pblica que llen la vida adulta de su biografiado. Giacomini ha hecho una arnplisiuia uiilizacin de las fuentes y estudios acuinulados en el ltimo medio siglo, para ofrecer un trabajo emditoen el que campean la actividad de Grainsci, los actores del drama inhs cercanos a l y los coutextos que el bigrafo considen atinentes; el autor es, sobre todo, el provee- dor del material que ha seleccioiudo. Giacoiiiiui tiene, natu- ralmente, una posicin, que entreveo en sus criterios, y tiene sus tesis --coino es, ms que natural, necesario--; alguna de ellas es realmente polmica. Su texto y el esfuerzo editorial

    ' La Habana, Editorial de Ciencia Sociales, 1997. SelecciOii por los profesores Gerardo R m o s y Jorge Luis Acuda. Prblogos de L.uigi Pestalozza y Amirndo Han.

    a Wra di Anlonio Grorrsci. htcrrii, Biiri. 1966, p. 366. Publicada cri ingls (New York, 1971). ilniiiii (Bcrlitg 1979) y ponugids (Kio de Jiineiro, 1979). Jolm CamiicU y otros. Bihliogru/ia groimciono 1922-1988. Ron% Editori Riuniti. 1991. En 1968 se puhlic en erp~iiul. en Barcelona.

  • en que se inscribe forman parte de uiia copiosa y sostenida produccin grainsciana. En este tiempo en que los desilusio- nados --y los que vienen de vuelta sin I u k r ido nunca- creen y propalan que nada es posible, es nniy reconforiante que en las adversas condiciones italiaiias se siga desarrollando un notable trabajo intelectual coinpronietido con las posiciones aiiticapitalistas.

    La estatura del revolucionario ilustre se penla clara- mente en estas pgiiias, sin a)uda alguna de adjetivos gran- dilocuentes ni escamoteo de dificultades y errores. Aqu los ms cercanos al liroe le Ilainan Nino, y ste va tejiendo llanamente su labor, su prestigio y su couduccin en la epopeya revolucionaria. Es el hombre de fino liutnor, capaz de burlarse de s inisiiio, el preso que le cuenta a la cuiiada cino coinunistas de fila presos que lo ven por primera vez no quieren creer que este pequeiio jorobado sea su lder, al que suponen de fsico iinponeiite. Desnuda, sin adornos verbales, se toca aqu tambin la niiridad de su adversario Mussoliiii, pero, sobre todo, la esencia criniiiial e iuiplacable de la burguesa, aquella que hoy califica a Granisci de gran pensador italiaiio, pero en enero de 1927 lo hizo atravesar Italia n~iiriCndose de fro y en las peores coi~dicioiies, para quebrantar su salud; y de alii en adelante, durante diez aiios, lo soiiieti a aislaiiiiento. provocacioiies, registros de celda, insoiunio, vejaciones. La inteligencia criminal que borr su nombre de toda niericin y lo llev a la niucrte. Esta es uiia Iiistoria iiis del antagoiiisino entre las fuerzas de la iniiene y las de la vida, y de un ser superior a la iiiaquinaria que lo tritura, por su voluntad, sus principios, su consecueiici;~ y su obra.

    Una biografia de este tipo implica una rel:iciii liisto- riogrK~ca entre la diinensin individual y la Iiistoria nis o menos general. Ambas se ofrecen datos, aristas y rectifica- ciones, y se iluuiiiian iuiiliiaineiite. Asiiiiisiiio. influye eii el problctna terico, tan aiitigiio y tantas veces renovado, que

  • coutrapone la iiecesidad al libre albcdrio, el agcrite activo a la estructura social, la actuacin individual al "inters general"; la personalidad, la voluntad, el pcrsoiialisino al "curso de los acoiitecimicritos". "la iicccsid;id liislorica" o las "regnlaridades" del deter~iiiiiisiiio social o el ecoiioiiii- cisino. Estudiar tambin la Iiistoria de los iudividiios puedc ayidar al iiivestigador Iiislrico a coiiipreiider niiiclio uiAs y incjor la Historia.

    Este libro taiiibin rcsiilla iiiuy valioso para los cuixuios por el abordaje que Iice dc ia pow lustrica de los aiios 20-10. Apro.xiuiando feclins, en 1919-25 se foriiiaroii organizaciones politicas de ideologia iiiarxista y base iiia)orit;iria de trabaja- dores en iiuiiierosos paises, que reconocieroii la Rcvoliiciii bolclicvique coino iiispiraciii siipcrior dc si; proyecto, y a la 1nter1i;icioii:il Coiiiiiiiisia (IC) creada eii Mosc coiiio su nclco rcctor Eii los diei anos sigiiieiites, succdieroii Iicchos tan trasceiideiit;ilcs y dc tan graves coiiscciic~icias para ese nioviiiiiento couiiiiiista iiiteriiacio~ial que iiiarcaroii su existencia para el rcsto dcl siglo, a pcsar de los foriiiid;ibles eventos de las dcadas sucesivas. Este es el tiempo en qiie Antonio Granisci va de la lucha de los consejos dc fibrica de Turin a 1:i fundacin del partido coiiiuiiista --desde las ideas, iiioviiuieiitos, coiidicioiies y aciiiiiiil;iciii ciilliir;il itali;inos, como ocurri forzosaineute en cada pas--. a scr dirigente nacional y cuadro curopco dc la IC, y al draiiia qiie se dcseii- cadena en 1926 y en el que consuiiiir su trabajo su vida.

    Aqucl inlcnto dc univcrs;ilizacin de la luclia aiitica- pitalista, y las criaturas que realiiiciite tu\:o, Tic tanibiii el iiicdio ms gencral en el cual actwron Jos Carlos M;iritcgui o Julio Anionio Mella, las grandes pcrsoiialidadcs coiiionislas de los aios 20 cii Aiiicrica; tainbicii iirlliiy cii ki accioii de Sandino, la org:iiiiz;icin postrcvoluciou;iria de Mfsico o la matanza salvadorcfia de 1932. Y, siii dudas, en cl curso de I;I Rcvoluciii dcl 30 eii Cuba y sus rcsu1i;intcs. Los italianos posecii ya una niasa de i~ivcstig;icio~ics y testinioiiios que

  • permite estudiar iniiy seriaiiieiite la Iiistoria de sus luclias, coinpreiiderla mejor, aproveclur sus esperieiicias e inspirarse en ella coiiio un eleinciito de sus bsquedas de futuro. Esos coiiociiniei~tos nos ofrecen datos de iiiuclio inters y anlisis niuy sugerentes para el estudio de nuestra Iiistoria, y iiiatcrisl pan1 coiiiparacioiies.

    Este estudio de la vida de Grainsci es uno de csos aportes, y un biieii estiiiiulo a recuperar y apodcrariios de algo que nos pertenece: la historia de Iiichas del siglo X X . Pero adeiiis, es una in\4t;iciii a estudiar su obra, a cstracr nis provecho a un peris~iiiicnto que puede ser una de las claves principales para replaiitear la lucha por el socialisiiio en este nuevo siglo, y para,el;iborar proyectos soci;ilistas iu6s aiiibiciosos, lo cual llegar a ser la iiica poltica socialista factible.

  • CAPITULO 1

    Sesenta aos '

    Grainsci muri un 27 de abril, hace sesenta aos, despus de estar ms de diez aos presoen crcelesfascistas, en medio de sufrimientos y torturas psicolgicas y fsicas, a pesar de lo cual, no ces jams de resistir y luchar. Tenia cuarenta y seis aos.

    El fascismo, que lo priva de la libertad y trat de iin- pedir que su cerebro funcionara, dio la noticia burocrti- camente, en un breve despacho de agencia, publicado dos das despus, y sin comentario alguno de los peridicos del rgimen: "El ex diputado coniunista Gramsci Iia niuerto en la clinica privada 'Quisiana', de Roma, donde estaba in- gresado desde hace mucho tiempo."

    Esta nota fue leida tambin por la radio. Se le aiiadi, algunos dias despus, un impdico suelto de peridico en el Messaggero, inspirado y quizs escrito directamente por Mwsolini, segnel cuai, en Italia, al contrariode Rusia, ambin "los comunistas ms locos, fanticos", como Gniiisci, quien "era en realidad un hombre capaz", podan encontrar acogida y "paz".

    El rgimen, durante ms de diez aos, haba supri- mido a Gramsci de la informacin, haba tratado de lwcerlo desaparecer.

    Los jvenes ignoraban su existencia, su recuerdo slo sobreviva en las crceles y en las islas de destierro, entre gnipos de comunistas y antifascistas en la clandestinidad, y en los obreros ms ancianos.

  • Sin embargo, segua estando presente en el extran- jero, sobre todo, entre la emigracin de comunistas italianos, quienes sintieron hondo pesar por su muerte y lo recordaron con respeto y honraron su memoria en la prensa antifascista. La noticia de su deceso no slo sirvi para evocar la memoria de un iiiilitante del movimiento revolucionario italiano, vctima del fascismo, sino para reflexionar, realizar un estudio ms fecundo de su obra y conformar una primera recopilacin orgnica de sus testimonios, que fueron las priineras publicaciones.

    Luego de la Resistencia, la cada del fascismo y la postguerra, se siente la necesidad de reencontrar races y redescubrir identidades, y asi el ejemplo poltico y moral de Gramsci se convierte en un punto de referencia no slo para los coinunistas y otras fuerzas antifascistas --coino el Partido de Accin-- o de inspiracin socialista, sino tainbin para amplias capas intelectuales.

    En el redescubritniento y conocimiento de Gramsci influy Togliatti, quien reafirm el papel nacional y de clase de los coniunistas italianos y plante culturalinente la conipleja e innovadora operacin del "partido nuevo". El disetio aiiibicioso del militante comunista aspiraba a cons- tmir una fuerza poltica lioinognea, combativa y de masas, enraizada profundamente en la realidad social del pas, co- menzando desde una ailuencia, Iieterognea y catica, de partidarios de experiencia y origen diversos: de la minora de eniliados que haba vuelto despus de arios de ausencia, de prisioiicros liberados luego del 25 de julio, de activistas de la clandestinidad, hasta un rea ms vasta de tendencia prefascista, que regresaba a la poltica despus de una prolongada pasividad, y de inuclios jvenes que haban crecido en el fascismo, a quienes la guerra situ en posiciones radicales y que poco o nada saban de la lucha poltica precedente. Togliatti triunfa en la dificil empresa, prescin- diendo de las disputas internas, proyectando la accin poltica

  • en un diseo de amplio alcance que mira hacia el futuro y, a la vez, redescubriendo y valorizando a travs de la obra de Gramsci la tradicin terica del marxismo en Italia, junto al coherente esfuerzo antifascista de los coinunistas.

    Sin ernbargo, Gramsci no es slo un redescubrinuei~to de las races con el propsito de constmir el "partido nuevo". Su figura y su pensamiento se imponen coino fuerte presencia cultural en la realidad nacional, gracias a Cartas de la crcel, considerada, desde su primera publicacin en 1947, una obra maestra literaria --se le otorgo el premio Viareggio- y a los Cuadernos de la cgrcel, publiados por p+iien vez en 194849, en volmenes tendticos.

    Desde un principio, alrededor de la Iierencia e inter- pretacin de Grauisci, comienza una compleja batalla po- ltico-cultural, inevitable e iueludible, que tiene como prota gonistas, no slo a los comunistas, sino tambin a otras fuerzas polticas, las cuales, al proponer diversas tendencias interpretativas y de investigacin, mantuvieron abierta, por una parte, una provecliosa dialctica con los iritclectuales de partido y, por la otra, obraron inmediatamente, como sucede con Benedetto Croce, para separar a Gramsci de los coinu~iistas, frataiido de escindir al pensador del Iioiiibre de accin; hacer de Gramsci uiu figura venerable por todos, aunque privndola de potencialidad antagonista. Es el comienzo de aquella tendencia a la "monutnentalizacin" o "cano~iizaciii", siempre acecliando a los pensadores revo- lucionarios, y que, en los ltimos aiios, con la desaparicin del PCI, partido al que Grainsci Iiaba unido su existencia, se hizo ms extensa e insidiosa. Paralelamente, se presen- taron las condicioiies para una reinterprctacin miis abier- ta y fecunda, y menos vinculada a las exigencias de legi- timacin de los gmpos dirigentes o a finalidades polticas inmediatas.

    Por lo tanto, la corifrontacin poltico-cultur;il acerca de la Iierencia grainsciana permanece abierta y, en ciertos

  • aspectos, hasta reaniniada con nuevos eiifoques a la luz de la crisis y de la derrota del nioviiniento obrero de los ltimos aos.que posee analogias con la existencia de Grainsci, como pensador y militante, quien tuvo que enfrentarse a derrum- bamientos y fracasos durante todo el tiempo, tanto en libertad conio en sus aos de crcel.' En el inundo, su figura lia ido creciendo con el tiempo, y hoy se halla entre los autores italianos ms clebres y uno de aquPllos sobre quienes ms se ha e~cr i to .~

    Granisci rechaza las camisas de fuerza interpretativas y etiquetas de pertenencia que ernpobrecerian su renovada capacidad de hablar a los conte~nporneos y, sin enibargo, no se puede siquiera ignorar, conio ha recordado Enzo Sanla- relli, que "el horizonte al que tiende su pensainiento-accin es y sigue siendo el Iiorizonte coinuiiista, o sea, la perspectiva de la transforinacin socialista de la sociedad.'

    Es tambin por eso, como lian demostrado recientes polniicas sobre el liecbo de si se debe recordar o no en las escuelas, que Granisci estA bien vi\:o y todavia infunde temor a cienos sectores que no Iian dcpuesto sus nostalgias reaccio- narias.

  • CAPITULO 11

    De socialista a comunista: las cuentas con la tradicin

    El jown Cramsci Graii~sci naci el 22 de enero de 1891 en Ales, pro-

    vincia de Cagliari; cuarto hijo de siete, de una fainilia rela- tivainente acoinodada. Conoce las dificultades y la miseria cuando el padre, adininistr;idor de la Oficina de Registro de Sorgono (Nuoro), apoyi en I;is elecciones a un candidato que perdi, por lo que fue soiiiciido a una investigacin a instancias de los amigos del vcncedor y rcsuli suspendido, dciiunciado por desfalco y arrestado (1 898). La madre, quien regres con los liijos a sil piicblo de origen. Gliilarza, tuvo que soportar sola el peso de la fainilia. De su abnegacin, del coraie y de la fuerza con la que ella supo sobrellevar la tonnenh, Grainsci consen.o sicnipre un iiitido recuerdo. Una cada cuando era un laciaiite fue probableiiieute la causa de una acentuada joroba y seria, quizs taiiibiii, por esta deforniacin que su madre sintiera u11 particular afecto por este hijo inteligente y solicito, un sciitiiniento correspondido y establc, que los uiiiria fucrtciiiciite, a pesar de la distancia: ella, en Cerdcia y el, ya fuese en el contineiite para estudiar y luchar, ya lejos en el esinii~ero o ya eiicerrado, por ltiino, en una crcel.

    En sus aiios de liceo, va a vivir en Cagliari con su herinaiio niayor, Gennaro, yes alli a ira\,& de sieque ticne los priincros contactos con cl anibiciiie soci;ilista, desarrolla sus intcrescs socialcs, participa en las disciisioncs politicas,

  • lee y escribe los priineros artculos para el peridico local (L'Unione sarda). Gcnnaro, contador en una fbricade hielo, es adems tesorero de la Caniara del Trabajo y secretario de la seccin socialista.

    En 19 11, Grainsci dio el gran salto al coiitinente: ya diploiiiado, participa (al igual que Togliatti), en uii concurso para obtener una beca de estudio para ex sbditos del reino sardo, gracias a la cual pudo inscribirse en la Uiiiuersidad de Turin, en la Facultad de Letras.

    En esta ciudad vive drainticaiiiciite, debido a sus pobres medios financieros y a la crudeza de un cliina que para l es demasiado fro; pero penetra taiubin en uu am- biente intelectualmente estimulante, ya sea dentro de la Uni- versidad o fuera de sta: asiste a un curso del profesor Fari-. nelli sobre el poeta roiniitico aleiiin Cliristiati Friedricli Hebbel, quien lo atrae por la fuerza del iiieiisaje iiioral; co- noce y Iiacc amistad con otros jvencs estudiaiites, algunos de los cuales, coiiio Tasca, estin ya coiiiproiuetidos con el inoviiniento socialista. Su vida todava est abicria a todos los dcsarrollos posibles. Es el trastorno epocal, provocado por la guerra, lo que le iiiipiilsaria a dar un viraje radical a su vida.

    La tragedia de la gucrra g el desplomc del socialismo

    Con el estallido de la Pririiera Guerra Miindial, en el verano de 19 11, iio slo qued iiunersa Europa eii el conflicto inlis destmctivo de la Historia, sino quc taiiibiii sc tras- tornaba de repciite aquel sociiilisiiio iiitcrnacional que haba Iieclio de la oposiciii a la gucrra una de sus razoiies coiis- titutiws fund;iineiiI;iles, tenia al que 1i;ibi;i dcdicado coiigrc- sos, discusioiies y resolucioiies solciiirics. Esfiicrzos, sacrifi- cios y esitos de gciieraciones entcras de iniliiaiitesparecicron fmstrados, barridos de golpc; no slo por cl licclio de la ~ i - tuperada gucrra, sino por la repentina coiiversin de los

  • partidos socialistas, comprometidos en el conflicto, a las razones nacionalistas y patriticas de las respectivas bur- guesas, de los respectivos gobiernos.

    La crisis de agosto de 1914 sealaba el "desploine" del socialismo internacional, el "fracaso" de uiia experiencia histrica y el fin de un "mito": el del partido socialdeincr~ta alemn, que haba sido el de Marx y de Engels, "partido gua", modelo y orgullo de los socialistas de todo el inundo, y el primero en aprobar, sin oposicin visible, los crditos de gnerra. Rosa Luxemburgo habl de un "desplome" que "no tena parangn en la Iiistoria de todos los tie~npos".~

    El movimiento obrero y socialista, desconcertado, confundido y desorientado, sin puntos de referencia, era minado por una grave crisis, tambin en los paises no com- pron~etidos inmediatamente en el confiicto: "Todo --re- cordar Graunsci- pareca destruirse en el movimiento obrero de todo el inundo y no slo en Italia." '

    Si11 embargo, en cuanto a la guerra, liubo eii el seno del socialismo tambin una resistencia a la capitulacin y a la Iioinologacin en el frente belicista, uua voluntad de mantenerse fieles, de alguna forma, a los pri~icipios que haban originado la existencia dc la lnteriiacional; y es pre- cisamente a partir de esta resistencia de algunos partidos y minoras de partidos, que se producir el proceso complejo de distanciainiento y reorganizacin, que dar por resultado la f~n l l a~ in de la Tercera Iiiteriiacioiial y el nnciiniento en Italia del Panido Comunista.

    La separacin en el moviiuiei~to obrero eiitre socia- listas y comunistas, que se tradujo, con postcrioridad en diferentes crtmcturas organizativas. se origin y tuvo su legitiinacin poltica y tica en la crisis de agosto de 1911, as como en la diferente actitud ante la guerra. A partir de ese momento, coiiie~izara un proceso de rcicsin y reor- ganizacin, de incditacin crtica del pasado y deelaboracin de nuevos nimbos y estratcgias.

  • Gramsci Ypacifistn"

    Las primeras visitas a Turin y el acercamiento y la adhesin de Grainsci al PSI ocurren en el periodo compren- dido entre la guerra de Libia y la Guerra Mundial; en un periodo de preponderancia de la izquierda en el PSI y de accin popular antimilitarista. Segn el recuerdo de Alfonso Leonetti, su compaero en L'Ordine h'uovo, fue proba- blemente la repercusin de la Iiuelga de los metalrgicos turineses de inarw-junio de 1913, la que proporcion el impulso decisivo para su inscripcin en el PS1.8 Hubo otras experiencias significaiivas: en el verano, las elecciones politicas en Cerdeia, que Iiabian estiinulado las primeras discusiones y reflexiones sobre la ciiestin meridional; la propuesta de la candidatura Salvemini a las elecciones supletorias en Turin, promovida en la seccin socialista de la capital regional piainontesa a principios de 1914 y que era tambin un signo nuevo de atencin por la cuestin meridional; el proyecto de una revista de cultura socialista, que tendr ms tarde una realizacin prctica --pasando por el nmero nico de La Citta futura (1 917)--, en L'Ordrne Nuovo de 1919 a 1920.

    En realidad, es la guerra lo que representa la expe- riencia decisiva; fue entonces que Grainsci --antes de la Revolucin de Octubre- hizo la eleccin ms coinprorne- tidx9 deviene militante a tiempo completo; descuida poco a poco sus estudios universitarios y despus los abandona definitivaniente (el ltimo examen lo Iiaria el 13 de abril de 1915, visperas del ingreso de Italia a la guerra).

    El primer escrito comprometido coino militante data de octubre de 1914; y es su inten~enciii en debate abierto por la propuesta de Mussolini, entonces representante de la izquierda socialista y director de Avanti!, para pasar "de la neutralidad absoluta" a la "neutralidad activa y ~perante". '~ Es un texto polmico y controvertido, considerado a veces

  • como un documento demostrativo de las incertidumbres del joven Gramsci y de la propensin al intervencionismo; observacin esta ltima, sin embargo, que no soporta un anlisis textual y contextual serio y que brota de proyectar sobre esta discusin, con sentido de futuro, la conversin inte~encionista y antisocialista de Mussolini."

    Aquella intervencin no fue en realidad ni un pa- rntisis, ni un infortunio. En ella se revelaran el estilo y los rasgos caracteristicos del Gramsci periodista; es decir, la argumentacin incisiva y provocadora, que sacude e intranquiliza, que destroza lugares comunes e ideas difusas para obligar al lector al esfuerzo del pensamiento y la reflexin.

    El paso de Mussolini al intervencionismo no slo fue inesperado, sino que produjo una crisis dentro de la crisis, de la cual surgi una reflexin decisiva sobre los limites de la cultura poltica y de los caracteres constitutivos del Partido Socialista Italiano, que la guerra haba puesto al desnudo y que se confirmaran en la postguerra.

    Lo que Gramsci discute en el artculo de octubre de 1914 no es la neutralidad, sino el modo de la neutralidad (la cursiva es suya), o sea, cmo se deba explicar en la accin del partido aquella palabra de orden: si se mantena como proclamacin pasiva y sin consecuencias (de modo absoluto), simple manifestacin de resistencia moral y de no consenso a Las decisiones de la burguesa --posicin que tambin Iiabia resultado utilsima en los primeros momentos para oponer un dique a la desintegracin--, o, por el contrario, hacerla activa, operante, propulsora de iniciativa autnoma en la luclia contra la guerra.

    Uno de los breves captulos en los que se divide el artculo, se titula: "Las dos neutralidades", que para Gramsci se corresponden respectivamente con una visin reformista --por la cual el proletariado debera asistir "como espectador imparcial a los aconteciinieiitos"--, y con aquella visin

  • revolucionaria, de la cual se forinulau con claridad los as- pectos fundamentales: rechazo de la solidaridad nacional interclasista y recuperacin y desarrollo de la lucha de clases; asuncin como clase y partido de clase de un papel nacional frente a la constatacin de que la burguesa "ha conducido la nacin (...) Iiacia un callejn sin salida, del que la nacin no podr salir si no es abandonando a su propio destino a todas aquellas instituciones que son responsables directa- mente de su tristsimo estado presente". Por lo tanto, se trata, segn Gramsci, de obrar para poder superar las condi- ciones de debilidad e inmadurez del proletariado, y prepa- rarse "despus de un fracaso o una demostrada impotencia de la clase dirigente, (para) desenibarazarse de sta y apro- piarse de la cosa pblica".

    El acento recae sobre la exigencia de una iniciativa quevea de nuevo como protagonista a la izquierda del Partido Socialista, frente al retorno de la i~iuencia de la tendencia reformista filo-giolittiana. La frase ambigua y ms irnpug- nada de Mussolini, que constituia sustancialinente una especie de salvoconducto para el gobierno: "Id donde vuestro destino os llama", es interpretada por Grainsci no como conciliacin, sino como anttesis nis radical, conio pro- secucin y tio wrno recliazo --segn la interpelacin que haba Iieclio Tasca- de la luclia contra la guerra de Libia. Para Gramsci, la propuesta de Mussolini no reniega del todo de su actitud ante la guerra de Libia que tuvo como resultado lo que Tasca Ilaina el mito negativo de Ingurrra. "En cuanto se habla de 'vuestros destinos' se sobrentiende --interpreta Grainsci- aquellos destinos que para la funcin Iiistorica de la burguesa culininaii en la guerra y, por lo tanto, sta nmitienc ins intenso todava, despus de la adquirida conciencia del proletariado, su carcter de antitesis irreduc- tible con los destinos del prolctariado"

    Si bien algunos pasajes pueden parecer oscuros tambin por un lengiitije que se resiente de las lecturas

  • filosficas idealistas, el sentido general resulta, sin eiiibar- go, evidente. El error de Grainsci es de valoraciii, ya que interpreta como positivas las intencioiies de Mussoliiii, a quien ve coiiio u11 revolucioiwio. de izquierda, iiiientras este, en realidad, se aprestaba a roiiiper coii CI Pariido Socia- lista y a pasar a las posiciones del bloque riacioiial iiiter- vencionista.

    El viraje repeiitiiio de Mussolini se hizo claro y definitivo el 15 dc novieinbrcde 19 14, cwndo sali el pniner nmero del Popolo d '/lalio; iiie despus de esta feclia, en la asainblca de la secciii iriilanesa del 21 de novieiiibre, que seria expulsado del PSI.

    Es significativo queen un folleto socialista, publicado durante la guerra, al referirse a la traiciii de Mussoliiii, se afirme que su ltiiiio escrito en el Avanli! poda, como si fue eii efecto en el caso de Graiiisci, "ser intcrpretado coiiio un Ilainado a la Re\:oliicin." "

    Los limites de una t r~dic in

    Graiiisci, en el iiioiiieiito eii quc escribe, discute, interpreta y desarrolla la posicin expresada por Mussolini, la cual se coloca en el seno del socialismo y en su extrema izquierda. Iiivita a Tasca --quien Iiabia defendido la posiciii oficial del panido contra el director del Avanli!-- a proceder con una inayor cautela y apostar por uiia interpretacin diferente. Por esto, Grainsci se revela un poco cauteloso, al afirniar: "Si por lo incnos yo Iie interpretado bien sus declaraciones (de Mussolini) un poco desorgaiiiz;idas"; y agrega que, si por un absurdo, la posicin de Mussoliiii estu\'iese, dirigida a producir "uiia fusin de todos los partidos en una uiianiinidad nacional", eiitonces sil posiciii seria inconfundiblenieiiie "antisocialista"

    Ante los inesperados acoriteciiriiciitos sucesivos, Graiiisci no slo debi quedar afectxlo por su error valora-

  • tivo, sino desorientado por la inconsistencia de una hiptesis poltica apenas aludida y carente de puntos de referencia, as como tambin profundamente iiiipresionado al ver cino un dirigente revoliicionario poda cambiar con tanta rapidez de posiciii. Aquel repentino cainbio de bandera indujo a Grainsci a preguntarse por las proiiiiidas razones de todo lo sucedido y, por lo tanto, sobre la cultura politica prevale- ciente en el Partido Socialista; sobre cnio en ste ocurra la formacin y la promocin de los dirigentes y cino era la relacin entre losjefes, el p;irtido y las masas. Si seexamina nuevamente la Iiistoria del PSI y, en particular, su tendencia revolucionaria, se habra observado que el fenmeno de la "traicin", por su carcter recurrente, no era explicable slo por factores de tipo personal, coino debilidad de carcter, an~bicin. ausencia de dignidad y coherencia, sino que haba que remitirse a una situacin mis general, es decir, abordar el funcionamiento del partido: sus inccanisinos de seleccin y el modelo de organizaciii. Este es el nudo central de la reflexin de Grainsci, la cual lo acoriipaliaria en los aios venideros Iiasta su etapa de la crcel.

    Gninsci, en un escrito de 1 Y26 y recordando a Serrati --el militante socialista que Iiabia ocupado el lugar de Mussolini coino director de Aiwnri! durante la guerra, y quien en Livorno Iiabia perinanecido en el PSI y slo luego se liaba afiliado al Partido Comunista-, reconoci que, por su temple mordl, fue una excepn en la Iiistona del nioviinieiito socia- lista italiano. que conirinaba la regla. En la Iiistoria del PSI. frentea una relativa estabilidad de 1;i tendencia reforinis- la, representada sieinpre por los inisinosjefes (Tunii, Treves. Pranipolini...), la izquierda asisti a una sucesin de diri- gentes, surgidos de iiiiproviso, quienes devinieron celebres y que, del inisino iiiodo rcpentino, desaparccieroii, como nieieoros. Y adems Iiabia ocurrido "el Iiecho tristsimo [de] que todos, o casi todos, los dirigentes de la fraccin revolu- cionaria, despus de un instante de gran csplcndor" Iiabian

  • "degenerado" y "renegado de sus posiciones precedentes" o "incluso, se habian pasado a la otra parte de la barricada"." La referencia aluda, esplicitanient~ a personajes como En- rico Ferri, quien liabia Iieclio furor en la era giolittiana; e iinplicitainente a "otros, cuyos nombres estn en la ineiiioria de todas", Mussolini, cuya fama se 1i;ibia formado "en las fciles arenas de los grandiosos coniicios de los tiempos normales, cuando era ficil con las dcsluinbrantes oraciones o con baja demagogia, agitar la sangre de las niiiltitudes y obtener el triunfo espectacul;iriiieiite, cuando las grandes famas se consiituian en quince dias para convevfirse en infan~ias en los quince dias s;guienles".

    Sobre las consecuencias de este Iieclio, reflcsionar con niuclia claridad en sus notas de la crcel: "La debilidad terica, la carencia de estralificaciii y continuidad histrica de la tendencia de izquierda, Iia sido una de las causas de la catstrofe."14 De este modo, el inoviiiiieiito socialista no slo se Iiabia afectado por el iransforiiiisino, sino que se Iiabia revelado como "un aparato para seleccionar nuevos ele- inentos dirigentes del Estado burg~s" . "~ sa l l de los c a ~ w biacasacas individuales, sin una consistente iica personal, habia una debilidad ideolgica de fondo, una subordin;icin a la ideologia doniinnnte, una auseiicia dc cultura niarsisla en las filas del partido.

    El niarxisnio pernianccia sustancialinente dcscono- cido; no obstante, a pesar de Antonio Labriola, dominaban la superficialidad y el facilisirio, la seiidocieiicia de los po- sitivista~; se seleccioiiabaii los dirigciites no cn cuanto a si eran construciores y re;ilizadores, siiio porque fueran buenos oradores; la organiracin asaniblearia, p:irlaiiiciitaria y nis bien restringida del partido, no psrinitia "un coiit;icto iiiinio con el ncleo prolelario fundainenl;il"; el persoii:ilisino y la rivalid;id de los dirigeiitcs i i i ipedi ;~~~ la formacin de una wluntad unitaria. y la capacidad de decisin iiiiiiediata y al niiisoiio con la voluntad de los represent:idos. Por todas csias

  • razones,-sobre las que Grainsci nieditaba una y otra vez con frecuencia, escribiria: "era imposible cualquier acuniulacin de experiencias polticas revoliicioiiarias, era imposible cual- quier decisin rpida que permitiese extraer todas las conse- cncricias de las coyunturas favorables"." Otro juicio general, Iieclio en las notas de los Cuadernos, es todava ms severo: "Ninguna politica interna de partido, ninguna poltica orga- nizativa, ningn control sobre los Iionibres.""

    La critica de la tradicin socialista propone una estra- tegia de trabajo, la cual ser incorporada en el nuevo Partido Coniunista y estar dirigida a elevar culturalinente a las iua- sas vinculadas con el desarrollo de la organijlacin y de las luclias; con un esfuerzo dirigido a establecer un circuito de proiiiocii~-control-seleccin desde abajo y desde arriba, en iitiiiia adliesin al desarrollo del partido, as como un fun- cionainiento colegiado de los organisnios de direccin. La organiiuciii en los lugares de trabajo, qiie es un nfasis gniiisciario constante (iiiucho antes de la bolcl~evizaci~i), tendr el objetivo de vincular al cuadro dirigente con el ncleo proletario fundainental y a travs de l al corijuiito del partido y a las niasas, estableciendo as una circulacin coiitinua en los dos sentidos. La palabra de orden de la bolclievizacin, que Graiiisci acoger y susteiitar, no ser un traslado mecnico de la experiencia sovitica, sino un esfuerzo de superacin del sectarisnio para coiistniir el par- tido de masas ). poder superar tanto subvaloraciones prece- dentes, asi coiiio estudiar la siti~acin concreta y elaborar una poltica adecuada a las rcilidades iiscionales especificas.

    La actividad periodstica de Graiiisci, durante la giicrra. est dirigida. en priiner lugar, a Iiacer frente a los ataqiics vinilentos de los adversarios --qiie acusaban a los socialistas de "1-ileza", "traicin". de ser los "eleiiianes de

  • Italia"-- y a desmontar la retrica nacionalista y patriotera al revelar los intereses que haba detrs de la guerra; para criticar, por lo tanto, las tentaciones colaboracionistas de los reformisias, y recuperar y desarrollar las posiciones ms consecuentes de la izquierda

    En este mntexto, aparecen las primeras co~icordancias con Bordiga, en la reunin clandestina de la "fraccin intransigente revolucionaria" que se realiza en Florencia en noviembre de 1917, despus de Caporetto.

    Gramsci, segn el testinionio de Geriuanetto, quien estuvo entre los participantes, afirm alli que era "el ino- mento de actuar", de aprovechar la desorgauizacin y la "derrota", pero recibi las primeras criticas de "volun- tarisino" y de "bergsonisino".'"

    Gramsci vive, en este periodo, ~01110 protagonista. el proceso de decantacin de una uueva izquierda so- cialista. que represenla una ruptura con el pasado. En la postguerra, paralelamente al incremento de responsa- bilidades polticas, viene enrocando y radicalizando poco a poco la critica a la tradicin y trasladndola de la derecha reformista, Iiacia el niaxinialisino, Iiasta llegar a un durisinio juicio respecto a este iiltimo, identificado como "el oportuiiisino tipico italiauo en cl inovitnictito obrero"."

    Este trmino, "niaxiinalismo", que Iiasta el Con- greso Socialista de Boloiiia de 1919 tendria u11 valor eri su totalidad positivo (inicialnieiite se Ilauia "maxiinalis- tas" a los bolclieviques rusos), ira adquiriendo despus una couiiotacin cada vez ms negativa, al pasar por las manifestaciones cotidianas de pressappochis~no [de pressappoco: coniporton~iento o lendencia de quien, en el trabajo, en el niodo de coniportarse, etctera, se sa- tisfice con resultados aprnxinraliiws o escasos. X. del T . ] , extremismo verbal e iiiipoteiicia de los jefes socialistas en las diiiciles pruebas de la postguerra.

  • ...y transformismo

    De los socialistas que permai~ecieroii opositores a la guerra, Gramsci siibraya, m i s de una vez, frenie a los adversarios, la colierencia con los ideales y la firme posicin contra el transforn~isnio que se propaga. Este tema del tciiis- forinisino, retomado y desarrollado en las reflexioiies de los Cuadernos, deviene clave en la interpretacin de la Historia de Italia. El ~ransforinismocomo prctica corruptora, acomo- daticia, de adaptaciones oporiunistas a las situaciones, cs para Gramsci caracterstico de la clase dirigente hasta el advenimiento al poder de la izquierda tiistrica, en los aos setenta y ochenta del siglo X K , cuando se Iubaii coiivertido al orden existente partidarios hasta poco antes del inazzi- nianismo y del radicalismo antimonrquico. Los socialistas iialianos Iiabian "coiisewado un carcter" frente a los ataqucs de la ineiitalidad transfoniiista, evadiendo el sentimentalismo y permaneciendo "inamo\:ibles dentro de los rangos indes- tructibles de la existencia de las clases socialcs". l'

    Sin embargo. analizando despus iiis profimda y cri- liwinente aquella fase del soci;~lismo it;iliano. l podr csprc- s i r los aspectos de un nuevo trans~ormisiiio. de uiia nuc\.a incolierencia, de uiia incapacidad de ser coiiseciienres en las conductas, "de rnantencrse coliercn~es con sus principios Iiasta en los ms pequeos desenvolvi~~iie~iios de la accii~ cotidi;iiian. Y la1 dcficicncia seri atribuida de tiiiet~o al Iieclio de que, en realidad, en el prograina del partido contra la guerra no Iiabia "nna unidad real y sustaiicial", puesto que estaba dividido en corrientes opuestas.

    Al decir: Nu a lagtierra, y mantener esta posicin en el trmscurso dcl coilicto blico, el Partido Socialista liabia adquirido gran prestigio ailte las masas de ir;ib;iji~dores y dc soldados, pero no Iiabia logn~do, en la postguerra, "orgiinizar la sitii;iciii que Iiaba suscitado", e1abor;ir un prograiiia de gobierno y tener mia nociii propia dcl Es1;ido. En resiliiieii.

  • el PSI se Iiabia riiostrado incapaz de scr un partido poltico en el verdadero scntido, cs dccir, en coridicio~ies de "asumir las respoiisabilidadcs de la accin" y de Iiacerse cargo de los problenias de la poblacin, coiiienzando desde los irs ele- n~ciitales, los del pon y el techo. Haba dc~iiostrtido ser "una asociacin de Iioiiibres bien intciicioiiados y de biieiia vo- luntad", pero ny2iin sujeto activo de un proceso de trarisfor- inaciii radical. "En coiiclusin, si se esaii~iiia atciilaruente la accin del partido y su propaganda doraiitc la guerra (...) se eiicuciitran en ellas los iriisiiios caracteres negativos" que se evidencian en la postguerra. "Tanibikn entoiices, coino ahora, se sostena en los pcridicos un progrania dc opo- siciop, antes bicii, de dest~cciii total. que se difunda entre las niasas, y que se adoptaba sin rcscnw y sin rcstriccioiies. (...). La absoluta oposicin a la gucrra se prcsentaba a bis niasas coino la contiii~i;iciii lgica dc la Iiiclia de chses. Tal era ella en principio, tal habra dcbido scr tanibin en los hechos, en los Iicclios pcqiicos dc la vidii dcl partido y de las ~rgiinizaciorics que se ;idlicri;iii a cl y a sil pq!itica, eil los Iicclios cotidianos de 1;) vida dc toda la niasa."

    En canibio, la prdctica dcsiiientia los proiiiiiicia- niieiitos y la iiitraiisigenci;~ absoluta se traduca con frc- cuciicia cii subordiiiaciii cotidiaiia. "De cste iiiodo, cl pro- grama dcs;iparcci;i al contacto con la prictica." Y dcspuks de Caporctto, "el p d d o de I;i derroi --por cierto, a la dcrrota Iiabki contribuido, aunque hcra indirectaiiieiite, I:I posicin soci;ilista-- se rcvclab;~ inciipaz de aprovccliar la dcrrota y de traiisforniarla en una victoria suya, cuando su oposicin verbal se suicidaba piadosaiiiente, con un discurso de Filippo Turati de her~nannmiento general [Ar. del R. en la publicaci;$n del texto original en italiano], ante el Monte Grappa".

    Tanibin en la p iguera , 'dr~liicioiies Vciiipre dccidi- da~~ie~itecstrciiws", espoc(ativaypro~ii~s;is, un prcsligosiiifucr~ ' ~ i i c ~ d o & iuiiio mlccli\o' cx.lrciiiisia c intil.

  • Duraiitc la ocupacin dc Fiiinie por parte d c D' AtiniinEo, que se extciidi desde scpiciiibrc dc 1919 liasta fines de 1920, el panido Iiabia dejiido que los Iieclios se desarrollaraii siii su inten.eiiciii. sin trakir de "aprovecliar la sitiiaciii para reforz;ir" las posiciones de la ckisc obrcr;i y del piiriido, y Iiaba dcinostrado "la iiiisiiia iiicapacid;id poltica y la inisiiia incpiitiid piira organizar al proletari;ido en clase doiiiiiiante", que habia evidenciado cii los sucesos precedentes nis iniponaiites, Iiasta la ocupacin de las fibricas. ",Quiere decir esio quc en caki iiiia de estas ocasioiies el p;iriido 1i;ibria debido '1i;icer' la rcvoluciiii"

    Slo uiia poliiiica baii;il podia plantear Iii prcgiiiita cii tales tcriiiinos. El p;irtido dcbia tratar de "dar uiia direcciii a las iiiasas en lucli;~. de orieiit;irl;is cspiri- tualiiicnte, de organizarl;is iaiiibicii pira uiia iicciii dccisiv;~. que Iiubiese podido ser iiiipiiest;~ por kis iicccsidadcs dc la luclia eii1pciad;i". En caiiibio; t;iiiibicn eii cii;iiito a F i u i y "el panido se inaiitu\.o cii u i ~ a cstCril posiciii ricg;itira".

    La Iiistoria es la resiiliaiite de fiicrziis divcrsas y opuestas, y laitibiti por esto ocurren acoiiteciiiiiciilos iiiiprevisiblcs que se dcbcn ir;it;ir igii;iliiiciitc de coiiiroliir. l o qiie es posible, si se dispoiic de una ;rdccii:ida or- ganizacin de 1;is fiierzas y dc un coiiociiiiiciito claro dc la sitii:iciii poltica.

    En esta Case, Gr;iiiisci no ticiie ;iiir plciia coiiciciici;~ de las dificultades cspccificas dc I;i revoluciii eti Occi- dente y no prcst;i uiia esccsiva atcnciii ;i las difcrciicias entre Oriente y Occideiiie. que coiistituirn un elciiiciiio especifico de reicsiii en la circcl, dcspiifs de la victoria dcl Cascisi;io. Sin embargo, se coiiiprciidc, y sus iiot;is dc la crcel lo evidciiciaii, que la escisin dc Livoriio IIO cs para Graiiisci un episodio oc;isioii;il, sino i i i i i iioii~ci~to necesario de ruptura con la tradiciii socialista, iiii;i ci;ip;i obligada en cl proccso dc aiitoiioiiiia y ciiiaricipaciii dcl prolc1;iri;ido it;iliaiio.

  • La novedad dc Scrrati

    En el PSI, la "organizaciii efectiva estaba en relacin inversa con el voluiiieii del partido", y el jefe, quien, de cuan- do en cuando, estaba al frente del p:irtido, tenia enorme peso y era investido de uiia aplastante responsabilidad, con fre- cuencia superior a su capacidad para soportarla.

    Giacinto Meiiotti Serrati Iiabia sido, entre la vieja geiieraciii socialista, un jefe de carcter y temple inoral di- ferentes de aquellos que lo Iiabian precedido. Sii popularidad se Iiabia coiiforniado lentaniente a travs del peridico de los tienipos de la guerra, coiiio sinibolo de la resistencia contra sta:

    poco a poco hasta que eii los estratos niAs profundos de la vida popiilar, en la trinclicra del frente o en el poblado siciliano. no obstanle que el Avnnti! fuese reducido a poquisiiiias decenas de miles de ejciiipla- res, 1leg;ib;i la noticia de que uii peridico dirigido por un lioiiibre Ilaiiiado Serrati no se plegaba ni a las adulacioiics ~ i i a las anienazas de la clase doiniiiante, y que teiiaz e intrpidaniente responda "no" en noi11- bre de los tr;ibajadores a cualqiiiera que quisiera de u11 iiiodo o dc olro coiiquistar la goiiciciicia de las grandes iiiultitiides para la guerra.

    Por lo I;into, coiistiluy nna priinera niptura parcial con la tradicin: pero uiia niptiira insuficiente, porque no reformaba el iristniiiiciito --o sea. lo que actu;ilinciite con- sideraiiios la estnictura del partido-: "no logr, y ni siquicra se propiiso lograr --escribi Graiiisci rnAs tarde- foriiiar un nuevo p;iriido, es decir, dar uiia nueva estructura al partido" que lo vinculara ni5s con las iiiasas y lo hiciera nis capaz de acciii y de iiiici;iti\u Scrrati se Iiabia propiieslo "atravcsir el periodo de la giicrra ~~iaiiteiiiciido el partido unido sobre

  • la base de oponerse a la guerra", y esto lo Iiabia logrado, al menos en apariencia. La oposicin a la guerra y la unidad de las tendencias opuesixs en el seno del pariido "pera mantenerse exigan una liriiitaciii de la actividad reio- Iiicioiiaria del propio partido". De ;iqiii, un programa de "intransigencia formal". de resisicncia nioral. de iio colabo- racin. que no pudo transfor~narse en accin, en la or~na de una guerra a la guerra, de la lucha de clases impulsada hasta el problema del poder, so pena, precisaniente, del desgarra- miento coi1 la tendencia mis nioderada y c e r ca ) a las fueras politicas tradicionales, parlicidarinente fuertes en el grupo parlamentario y en la organizacin sindical?'

    Al rendir lioinenajea Serrali. coinoal iltiiiio y niejor represenlante de la tradicin, "el niis alto y el iiiis noble representante del socialisnio revolucionario italiano", la expresin de "lo ins generoso y lo nis dcsinleresado" que Iiao producido las viejas generaciones del socialisino. Grainsci subraya, noobstantc, el liinile de aquclla expcricn- cia: el no Iiaber coinprendido que la guerra inodific;iba radicalinente las circunst~ncias, que la unidad no se podia niantcner en las formas prcccdcntes, si es que no qucriaper- nianeccr en condiciones de inferioridad. nioribundo al inargcn de la Historia:

    En la poscgiierra, iodas las dcbilidades que eran in- navas en la vieja cstriictora dcl nioviiniento socialisi;~ italiano se revelaroii violciil;iiiiente. Ante los proble- mas que entonces se plmtcaban, el progrenia de conscnw la unidad dcl partido lwsta la revolucin, as conio se Iiabia conservado a t w s dcl incendio de la gucrm iiiuiidial, dcrcnia una ilrisiii fui~esta.'~

    En iiiedio del entusiasn~o y los rigores de la post- guerra. se perfilaba una iiuew ainenaza en el Iiorizonte: la "iornienta reaccionaria", una guerra intestixa, terrible y des-

  • piadada; y aquel aparente xito en tdriiiiuos de consenso. registrado al final del conflicto, se revelaba conio uiia ilusin, que iniiioviliwba al ii~oviiuieiito soci;ilista eii la vieja ISctica dela intransigencia formal e incoiisccucrite y lo luca incapaz de doiuinar las coi~secueiicias dc su propia prcdica, iiiieii- tras surgian para enfreritrsele nuevas fucrzas agresivas y raccionarias.

    "Nosotros, los de las nuevas generaciones --dir Graiiisci refirindose a la oposicin que Iiaba conducido a la escisin de Livorno-- representban~os, en realidad, la nueva si~uacin en la ciial tanibin la clase enemiga, con tal de conservar el poder y aplastar el proletariado, Iiabra destruido las viejas foriiias del Estado creadas por la joven burguesia del Rcsurgiinieiito." La adliesin de Scrrati al Partido Coiiiuuis~a en 1924 concluir;i un ciclo:

    Las viejas geiieracioiics del socialisnio revoliicioiiario italiano, despus de haber vacilado durante largo tienipo y dolorosa~nente. se decidiau. Para ellas era claro, ya que las viejas organizaciones tradicionales Iiaban llegado a ser lucra fornia urente de coutenido, que la tndiciii no estaba alli donde pareca indicarla unaetiqueta, sino q\;e viva slo en la orgaiuwcin del Panido Couiuiusta.

    Jefes y masas

    Segn Gramsci. la orgaiiizacii~ en corrientes, carac- terstica del PSI, y la auseucia de vnculos fuertes y estables con las iiiasas proletarias, se Iiallaban entre las principales razones de la crnica debilidad del nioviinieiito revoliicio- nario en Italia.

    Segn sus criterios, el Partido Socialista seiiiej;iba una materia iiiene, pesada e iniiioviliz;ida; una niasa coiige- lada, coagulada, ii~oniie, sin clara idciiiidad.

  • Para l, la orgaiiiz:iciii acli\,a es el inotor cons- cieiiie, pero un partido no se reduce a siis ini1ic;intes acti- vos. sino que va ins all dc la org;~iiizaciii; su mirada estar pucsta en las relaciones dc hicrza y los desplaza- iiiieiitos que la accin de las fuerzas orgaiiizad;rs provocan en las opiiiioiies, los coiiiportaiiiiciitos y las ;iccioiics de las grandes ilusas.

    Los iiiieiiibros del pafiido no pucdeii coiisidcrarse y no son "una cosa cualquiera desarraigada de las inasas", y esto es vlido en ainbas direcciones: la organizacion influye en la masa, y viceversa. En este tcrreiio se libra una coiiiplcja luclia ideolgica. para liiicer frciitc a los poderosos instni- ineiitos de propaganda de la cl;isc doiiiinaiite, que exacerban la derrota para dcstniir tod;~ csper;iiim. Los procesos, las siiuaciotics, los estados de iiiiiio de las masas no pucden dejar de rcflcjarse en los iniciiibros dcl piirlido:

    La ni;is;i obrcra, y por t;iiiio, t;iiiibifii los iiiiciiibros del partido (..) caen bajo el doiniriio de la c;iiiip;iia sisieiiiiica lieclia por los dirigciitcs del Est;ido a iravs dc todos los org;iiios qiic foriii;iii la opinin pblica para dcstruir la idcologi;~ revolucioiiaria. para afirinar qiie cl progr;iiiia revolucionario sc Ira dcclara- do cn quicbra y que al iisiios durante ciiicueiii;~ a ios no se podri volvcr a 1i;lbl;ir mis de cI. En cl mejor de los casos, esta caiiipaiia logra detcriiiiiix iiii estado de pasividad, de rciiuiici;~ al trabaio iii~riediaio re\.olii- cioiiario. dc e~pcciacioii . '~

    Al inisiiio ticinpo, lo que succdc cii un p;irtido se rcnc- ja en la iiiasa de los siiiipatiz;iiiics no org;iiiiz;idos. 'Las inasas se organizan alrcdcdor dc los pariidos poliiicos. Ellas se desplazan, se sliiicaii, scgiin las 'seiiales' dcl p;iriido que sigueii. Si cl partido eii lugar dc dcsplazarsc. se disgrcgi, tambin la iiiasa, cii el pcriodo actual, sc disgrcga."" Asi

  • siiccdi coi1 el Partido Socialista despiifs dc Livoriio, Irciitc a la ofensiva dcl fascisiiio: si. por iiiia pme, su crisis cra un trnsito necesario para qiie cl prolclariado volviera a Iiallar la vcrd;idera uiiid;id, el Ireclio de que las iiiasas socialistas se dispcrs:iraii, dcbililaba a la c1;isc y por lo i;iiito, t:iiiibi@ii al Pxido Coiiiiiiiisca. Se triit;ibii entonces de ;iliid;ir a los elciiiciitos iiicjorcs y iiiis coiiib;ili\-os, ii fin dc qiic I;i crisis fiicse silperada coii pro\-cebo y iia diiiiiirii a 13 clase obrera, co~~~en..iiido, 110 ob~liiiitc, en cl rclroccso, el iii;isiiiio dc fucr- zas y Iiacieiido posible su dcsplazniiuciito siiccsivo sobre posi- cioiies ms avarizad;is. Fiic este pl;iiiie:ii~ueiiloel que condujo a la coiluciicia y a I;i fiisin cii cl Partido Coiiiiiiiist;~ de iiti h i ~ ~ c ~ ~ i i i p i i ~ i i t ~ yxi;ilist;i. guiado p r c l propio Scrmli, cii 1921.

    Lcnin en Turn

    Eii Turiii, la luclia coiiira 1;) guerra tiivo c;ircter popiikir y dc iii;is;is. Ya cii kis vispcras dcl ingreso de 1l;ilia eii la giicrra, el 17 dc iii;iyo de 19 15. los tr;ibaj;idorcs realiza- ron una Iiuclga gciieriil y iiii;! iiiipoiiciilc iii;iiiifcstaciii. Iiitcn~iiio la c;iballcria y uii jo~cii, C;irlo Dezz;iiii, Cuc ;iscsiiia- do por las tropas, kis quc ociiparoii la Casa dcl Piicblo.

    La rc\-oluciii dc lcbrcro dc 1917 en Rusia tiivo uiia gran rcpcrciisiri y pronto los 1r;ib;ijiidorcs siiiip;itizaroii iiisliiiii~ainciitecoiicl ala dcl scci;ilisiiioqiic iiis rcsiiclt;iiiiciile batallaba por teniiiiiar con la giicrra. Dcspiics de la rcvoliiciii de fcbrcro y su rcgrcsa a Rusia, Lcnin, coiiio el iii;is dccidido opositor dc la giicrra iiiipcriiilisl;~ --que cl gobicnio provisioii;il biirgus cii c;iiiibio cslaba dccidido a proscguir-: dcviciic blaiico de losatiiqiies \~inilciitos dc la prciisa dc los p;iiscs dc la Eii~eiik, qiie lo iilkiii dc "iigciiic dc los ;ilciii;iiics": ;iciiciciijii sta qiic ya en I1;ilia se Ics iiiipiitnba a los soci;ilisr:is qiic iio se 1i;ibi;iii asociado a I;i cariiiccria iiitcrprolct;iri;i.

    Por olr;i pwtc, Gciiiisci siibr;iyi la iiiipor1:iiici;i dc I;i reioluciii nisii para el pro1ctari:ido ii;ili;iiio. y cl p:ipcl de

  • los socialistas como representantes autnticos de la mayona del pueblo, que aspira a la paz, objetivo principal de la poli- tica exteriorde los internacionalistas rusos. La Internacional derrotada resurge, y escribe entonces Grainsci: "no es ms una utopa, porque al menos en un pas los internacionalistas no estn mas de rodillas, sino se han puesto de pie", han devenido una fuerza, y quieren que sta "pese sobre la his- toria para el rescate de sus herman~s"?~ Desde Rusia se fil- tran, a travs de la prensa, incitaciones a la mnovilizacin, segn las cuales las clases obreras de Europa deberan "obligar a los gobiernos a renunciar a sus objetivos de con- quista" y a hacer la paz, o "privarles del poder", como haba sucedido en Rusia?'

    En junio de 1917, el socialista bclga Gaspar, quien se halla en Italia de gira propagandstica a favor de la Enten- te, es repudiado espectacularinente por el pblico en Turin y se le inipide proseguir cuando en el curso de una confereu- cia sobre la revolucin rusa acusa a Balabanoff, a Lenin y a sus seguidores, de estar "vendidos a los alenianes".

    Dos ineses despus, cuaudo una delegacin del gobier- no provisional ruso llega a Ikllia y pasa por Tunn, se organiza una gran inanifestacin de bienveruda en la Casa del Pueblo, a la que acuden milesde obreros, quienes aclainan a los delegados, para gran desconcierto de ellos. gritando 'Tiva Lenin".

    La simpata por Lenin se encuentra as con la oposi- cin a la guerra y la refuerza. Diez das despus, por la falta de pan, Turiu se subleva, y la poblaciii desesperada por el Iiainbre levanta barricadas en las calles durante tres das, lucbando contra la fuerza pblica y pidiendo la paz. El ejrcito dispara y provoca, segn las cifras oficiales reduci- das al ininiino, cincuenta muertos y doscientos liendos, a lo cual le siguen centenares de arrestos, entre ellos todos los dirigentes locales del Partido Socialista.

    En condiciones dificiles se restruciiira el Coinit eje- cutivo de la seccin, integrada por doce inieuibros, y Grauisci

  • es elegido secretario, puesto que ocupa cuando estalla la Re- voluciii de Octubre, a la que l saliida en su faiiioso articulo para el Avanti!, "La rivoliizione coiitro il Capilale": "Ser en principio el colectivisiiio de la miseria, del sufriinienro." Prev un panorama sin ilusiones, pcro. no obsiiiiite, saluda la t i t i $ i empresa que creariii un ordcii riucvo, uiia sociedad nueva.

    Los "leninistas de Italian

    Al coiiocerse la posicin especifica de Leiiin en el socialisriio iiiieriiacional, eiicoiitraria eii Italia atencin y sinipatia por pane de quieii, como Craiiisci, ya haba coiiien- zado a buscar afaiiosaiiieiiie por su cuenta iiiia respuesta a la guerra, diferente de aquella siinple "no adliesiii" y rcsis- teucia moral asumida por el PSI.

    El peridico socialista iuriiics 11 Grido rlrl Popolo es de los priiiieros eii dar a conocer eii Italia escritos de Leiiiii y popiilnrizar la posicin de ste. A la traducciii del ruso contribuye un col;iborador excepcioiial, el inlern;icionalista polaco Aron Wizner, uiio de los comunistas desaparecidos despus en las rcpresioiies stalinistas de la segunda mitad de los aos treinta.

    En el liiiiio niiiiiero de agosto de 1917. 11 G r i h del Popolo publica uiia cana de Leiiiii a Safaroz, del 10 de febrero de 1916, con el titulo 11 i w o pensiero di Lriiin --El verdadcropeiisaii~ieiito de Lmiii--, que resulta ser el priiiier e~c r i ip~de l revolucioii;irio niso piibliciido iiitegrainciite en Italia.

    Leiiin es el punto.de refcreiicki que asuiiie Crainsci para la valoraciii de la situaciii NS;~, con la esccpciii de un iiioiiieiito en qiie -por la iiiuciicia de iiirorinacioties falseadas difundidas por el Avanri!, eii cuya red;icciii se lialliiba, desde inarLo de 1917. uii iiiilii;iiite del Panido Socin- lista revoliicion;irio ruso-, parece crccr qiie Lciiiii 113 sido

  • siiperado por los acoiiteciiiiicntos y que el pomciiir de la re- voluciii lo reprcsciita el lder social rcvoliicionario Clicrnov.

    De cualquier iiiodo. eii visperss de la Revolucin de Octubre esistc 1;) conviccin de que los bolcheviques vati a "llegar a ser una de las iiiayores fucrzas poliiicas orgaiiiza- das" ). q~e,~Lciiiii ha "iiiiprcso a la Rc~oluciii su scllo iiidclcblc". El ciifoquc sc c a ~ i c l c r i u por laauscnci;~ de to- do esqiiciiwiisiiio dogiiiiico, ;idcriis por iiiia ;ictitud coii- fiada sobre los posiblcs acoiilcciiiiiciilos.

    La Revolucin de Octulire y Mnrx

    Eii un articulo tiiuhdo "La rivoluzioiic coiilro il Cnpifole", eii saludo al triuiilo de la Rcvoliicin de Ocliibrc, Grainsci dcsacraliza el "iiiarsisiiio" rgido cii friiiulas y eri- gido eii jiisiificaciii de la pasividad. No dcsca opoiicr Leiiiii a Mars, puesto qiie l ya 118 opinado qiie Leiiiii y los bolclie- viqucs "estii iiiilridos de pciis;iiiiiciito iii:irsist;i", pr$fis;i- iiieiite coiiio "rcvoliicioiiarios, no eioliicioiiisl:is". En c;iiiibio. coiilr;ipoiic la rcvoliiciii iil "iii;irsisiiio" dogiri:itico y fatalista, qiie ha iiioinifc;rdo 1;iiilo cl pcns;iiiiic~ilo coiiio la accin, e iiiipidc coinprciidcr 1;is c;iiis;rsprofurid;~s de la grave derrota sufrida por cl iiioviiiiiciito obrero y socialista iiiterna- cioiial cii 19 14,y iio periiiilc encontrar una \:ia de superacin real de las razones dcl fracxo. Es el rccliazo dc la idea de la liistoria coiiio algo ya escrito. con sus bcllas ctapis obligadas e igiialcs paro Iodos lospaiscs. Aiiles y dcspucs de Octubre, Craiosci loiiia de Lciiiii y stibr:iya la conccpciii de la Iiistori;~ coiiio prodiicio dc la actividad liiiiii;iii;i. cl rc;ilisiiio poliiico frciilc a la fraseologia rcvoliicioii:iri;i (un iiial i1ali:iiio); cl sciitido dc respoiis;ibilid;id hacia 1;is iii;is;is qiic se rcprcscii- taii; cl iiiipiilso :il protagoiiisiiio y ;I la ;iuiocdiic;iciii dc las 1113~:is; CI propsilo dc una rel;iciii r;~dic:~liiieiitc iliicva cillrc gobcriiaiites y gobcrii;idos. qtic sc pcrsigiie eii cl curso dc la Iiiclia revolucioii;iria. La cspcriciicia iiiicva y cs1r;iordiii:iria

  • que conslituye la participacin de las nwws prolemias en los so- virts, afrontando los problemas de orgiiniwcin, discusin, dcci- sin, reaihcin y quees portador de una ~ a n revolucin cultural.

    La experiencia y los sufrim~entos de la bwerra, por una parie, y la propaganda bolclievique por otra, iinpriiiueron una dininica a la conciencia y a la \!oliuitad del pueblo, y pro- piciaron una acelencin histrica, por la cual el proletariado niso, Iiaciendo propia la experiencia de otros proleiariados y superndola rpidamente, no poda "esperar que la Iiistoria de Ingkaterra se renueve en Rusia, que en Rusia se forme una burguesa", para slo despus pensar en la superacin del capitalisino.

    El articulo representa una niptura terica a la que no por casualidad responde uno de los inxiinos exponentes de la corriente reformista, Claudio Treves, quien, partiendo del criterio de Martov sobre "el carcter utpico del inoviniiento leninista, que trata de introducir el colectioisino en una Rusia atrasada econmican~eute", polemiza en forma vivaz con la "nueva generacin" socialista italiana, la cnal ha "acomo- dado la doctrina de Marx, de modo que el detern~inisnro es sustituido por el voluntar~srno, la fuerza transfomadora del instruniento de trabajo por la violencia lieroica o Iiistrica de los individuos o de los gnipos".18 El nudo terico de la divergencia es cunto cuentan los liotnbres organizados, las colectividades conscientes, los partidos, en el desarrollo de los aconteciinientos y, por lo tanto, en la constniccin del futuro. La Revolucin de Octubre demuestra que pueden contar iuuclio; niientras con la "esterilizaciri" del pensa- niieiitode Marx, realizada porel socialisiiio positivista, que ha reducido la doctrina a "un esquenia exterior, a una ley natural, que fatalnieiile se verifican, con exclusion de la voluntad de los Iioiiibres, de su actividad asociativa, de las fuerzas sociales que desarrolla esta actividad, el iiiarxisino deja de ser una fuerza inipulsora para convenirse en "la doc- trina de la inercia del proletariado"."

  • Los Conse,jos de fibrica

    De la relesion sobre la cspericiicia dc la Revoliicin de Octubre, nace la idea de que, de las coiiiisioiies interiias coiistituidas y prcsciitcs en a1giii;is fibricasde Turiti dur;iiiie la giicrra, pudicse dcsarrollarsc uii orgaiiisiiio rcprcsciitativo de iodos los irab;ij;idorcs, que hiiigiera coiiio iiistniiiiciito de dciiiocraci;i obrera y dc aiiiogobicriio de la clase, y que eii uii fuiiirose coiisiitu)~erii eii podcr coiitrapucsio y altcriiativo al poder burgucs. No basta (y iio sime) la osteiitiicioii de fraseologia rcvolucioii;iri;i, cl rcpctir obscsi\~aiiie~itc la fr- iiiiiI;i dicta di ir;^ dcl pro1ci;iri;ido". si no se coiiiprcride que el iiiicvo Estado no piicdc liaccr otra cosii qiic eiiicrgcr y aliaiizarse cii el sciio de Iii sociedad y de la cliise opriiiiida, de su esperieiicia de vida orgaiiizada: "Quien desea el fiii debe t;iiiibiii dcseiir los iiicdios (...) Este Estado no se iiiipro- visa", cscribe Grainsci eii L'Ordt~ir ~Vuoiw, el 2 1 dc jt$io de 19 19, cii uii articulo tiiiilado "Dcioocrazia opcraia". Es el iiiiiiiiicslo que lanza la idca de los Consejos de kbrica, [ni- lo dc lo quc se rccordarli coiiio uii "golpe dc estado dcsde la rcd;icciii", re:ilizndo por Craiiisci con la coiiiplicidnd de Tcrrxini y Togliatti coiiira Tasca, cl iiilis viiicukido de los cuatro ;i I;i ortodoxi;~ socialisi;~.

    La idea av;iiiza. Las coiiiisioiies iiitcriias se ;igrandaii. se tr;iiisforiiiaii.

    Eii el lapso dc iiii ao. cii iodas las Gbric;is dc Tiiriii sc eligieron, coii la p;rrticipirciii dc todos los trabajadores (iiiscriios o no cii cl Siiidic;ito), los Coiisc.jos, que Ilcgxoii a org;iiiizar y a coordiii;ir a 150 000 obrcros.

    Gr;iiiisci pciis;iba eii iiiia csiciisiii ii;icioii;il dc la espcriciicia, y t;iiiibicii cii uiia ;iutorg;ini;.;icioi~ aidlog;~ de tr;ib;!i;idorcs del cariipo, con Coiisc.jos cii I;is Iisciciidas nira- Ics y cii los pobkidos, y t;iiiibicii cii Coiisc,jos dc ciiarlcl ciitrc 10s so1d;idos: pciis;ib;i cii 1;i ;irticolaciii dc iiiiii dciiiocr;iciii dc tipo iiucvo, sobrc la qiic sc podriii y dcbcrki b:isir cl Eslado

  • iiucio. De este modo. se qucbrabii el liniiie corporativo de la accin sindical, iieccsariaineiite iniernii, del rcginieii de Ira- bajo asalariado.

    El 20-21 dejiilio de 1919 se realizo la buclga iiiierna- cioii;ilist;i eii defensa de las repiblic;is so\-iticiis dc Riisia y Hi~ngri;~. El 2 0 de julio, Gr;niisci es ;irrcst;ido y coiioce por vez primera 1;) crccl, diiranic algunos dias.

    Eii los iiieses prcccdciitcs. se lrabia desarrollado con sito el irabajo politico mire los soldados de la brigada Sassari, la que liiibia sido trasladada a Tiiriii para inanlcner el orden pblico contra los obreros eii lucha. Obreros socia- lisvas de origeii sardo se Iiabiaii niezcl;ido enlre los soldados que s;iliati dc pcriiiiso, Ii;ibi;iii esplicado que los obreros no eran los ciiciiiigos de los canipcsinos y dc los pastores sardos, quc los patrones de los obrcros criiii t;iiiibin los patrones de Ccrdciia, qiic los obrcros turincses eranlicrinanos dc los c~nnpcsinos y dc los pastorcs sardos.

    Era un c~foqiic nuc~o , de 1r;iicriiizaciii ciitre trabi~jii- dores septciiirioiialcs y nicridion;ilcs, qiic vcncia los respecti- vos prejuicios. En vispcras de la Iiiiclga, 1i;ibiaii sido iraslada- dos los soldados dc I;I brigi~dii, qiiiencs no craii h b l c s para la represin, y scgoidiiniciiic fucroii dcsino\ilizados.

    Hacia el nuevo Partido Comunista

    Dcl 5 iil X dc ocinbrc de 1919, sc cclcbrii en Bolonia el XVI Coiigrcso N;~cioiial dcl PSI. eii el qiic se coillroiiiaron tres iiiociones qiic Ii;ici;iii refcrcnciii rcspecii\-aiiiente a Lazziri (rcfor~nista, ~ I I C sc dcfinia " I I I ~ I X ~ I I I ~ I ~ ~ S ~ ~ I " uniii~rio); Serriiii ("eleccio~iista") y Bordiga ("absieiicioiiisia"). Este ultinio, pirblicab;~ eii Npoles, dcsdc dicicnibrc de 1918, el seni;in;irio I I Soviet. Las relaciones dc f u e r a fueron 14 880 votos para Lazzari. 48 411 votos para Serrali y 3 417 piira Bordiga. En Tiiriii, el gnipo de L'Ord117e iVuoi~o se aliiic jiinto a Scriati.

  • Adems de rechazar la batalla electoral, Bordiga daba un criterio negativo de los Consejosde fbrica: el rgano de emancipacin es para l el partido, y no se puede pensar en crear un organismo alteriiativo al Estado burgus, como los soviets, si antes el partido no conquista el poder.

    En cainbio, para el grupo de L'Ordine Nuovo, el pro- ceso revolucionario es obra de las masas, que el pattido orien- ta si precisamente sabe ejercer la funcin de vanguardia: la mseficaz de las "dictaduras" no esaquella que se deriva de la posesin de los instruiiieiitos de poder, sino del consenso, de la relacin estrecha con las masas, verdaderamente segura, y de una confianza siempre puesta a prueba y no delegada de una vez par todas.

    Serrati Iiacia una critica a los Consejos, aniloga a la de Bordiga, al acusar al grupo de L'Ordine Nuovo de confundir los soviets, "rganos politicos e iiistiuinentos de gobierno de una revoluciii victoriosa", coii los Comits de fibrica "rganos tcnicos de la prodiiccin y del ordeiia- iniciito industrial". T;iuibiii p m l "la dictadura del prole$- riado era la dictadura consciente del Partido Socialista".

    Serrati y Turaii criiicabaii el lieclio de que al elegir los Consejos fueron I1aiii;idos tanibicii los trabajadores no inscritos en los sindicatos, ~iiicliiyendo a aquellos qne no liacian liuelga! No coiiiprendia~i el valor de organisinos que fuesen \,erdader:iniente representativos de toda la clase.

    En Turiii, Boero y Parodi, qiiienes Iiabian apoyado la mocin abstencionista en el Congrcso del 1919, apoyaban, sin enibargo, las posicioiies de Granisci sobre los Consejos de fibrica, y por esto Cncron criticados piblicaiueiite por Bordiga.

    Madura la cscision

    G~~inisci es protagonista consentido de la ruptura de Livorno. Persigiic la alianza coi1 Bordiga sobre una plata-

  • forma "no bordiguista", es decir, no abstencionista, como eje necesario para la constitucin del nuevo partido. La ver- sin que presenta a Livorno como el producto de la accin de Bordiga, apoyado por Lenin, con un Grainsci que lo sigue en el ltimo instante, no tiene fundainento liistrico.

    Las etapas son claras. Despus de la huelga de abril de 1920, en Turn, los Consejos de fbrica combaten, aparen- temente, contra la imposiciii de la hora legal, pero, de hecho, lo lucen por el propio reconocimiento, y tanto el PSI como la CGL los dejan solos. Gramsci propone a la seccin socia- lista turinesa un documento con 9 puntos, titulado Per un rinnovamenlo del Partilo socialista (Para una renovacin del Partido socialista), que lo hace suyo y lo enva al Consejo Nacional del Partido, el cual no lo aprneba.

    En el 11 Congreso de la Internacional Comunista, en el verano de 1920, Lenin proclania explicitainente la identi- dad de opiniones con el gmpo turins de L'Ordine Nuovo, y tal criterio se inserta claraincnte, no obstante la resistencia de la delegacin italiana de la que son patie Serrati y Bordiga, en las Tesis sobre las tareas fundanientales del 11 Congreso de la Internacional Comunista.

    Este Congreso es el que establece las condiciones de adliesiii y decide excluir de la propia Internacional a aquellos partidos que no las acepten.

    Grainsci est convencido de que es preciso unir las fuerzas de la izquierda del Partido Socialista, pero para lo- grarlo es necesario que los abstencionistas abandonen su posiciu prejuicial, estril y uegativa, que no puede constituir la plataforma de un partido poltico que tenga sus bases en las inasas y el deseo de desarrollar uiia politica popular.

    El babia llevado esta esliortacin a la reunin na- cional de los absteiicionistas, que ocurri en Florencia el 8 de mayo de 1920, sin que se le prestara atencin.

    Lenin critica el abstencionisnio de Bordiga, como una forma de infantilisnio extremista en El izquierdismo.

  • et!ferniedadiiifan/il del cofilunisiuo. qiie se publica en el ve- raiio de 1920. Bordiga abaiidoiia por fin, no si11 esfuerzo, la posicin perjudicial ;ibstciicioiiista.

    Cuando eii Turiii, I;i seccin se divide eriire elcccio- iiisias (Terraciiii, Tasca ...) y ;ibsleiicioiiisl;is (Boero, Parodi...), Graiiisci, que coiisidcr;i ncgaliva la escisin, asu- iiie una actitud aiitiioina coi1 el propsito de rciiieiidar las posiciones,coii vistas a la bat;illa siiperior por el Partido Coiiiuiiista, y proiiiiieve el Grupo dc educaciii coiiiiinista. En la reunin iiacioiial de la ieiideiicia coiriiiiiista qiie se produce eii Milliii, el IS de ociubre dc 1920. p;rflicipiiii el gnipo de L'Ordine !t'uovo, ;ibsiencioiiistas y iii;isiiiialistas de izqiiierda: se dccidc el l:iiizaiiiiciiio del Mriiifiesto-pro- gciiiia de la rracciii coiiiuiiist;~.

    Eii la siibsiguicnic Rciiiiiii de Iiiiole de la fracciii coiiiuiiisia, que ocurre cl 28-29 de iioviciiibre, se apnicba la n i o c i h que se lia de prcsciitaral Coiigrcso. Todas cstas soii etapas fuiid;iiiieiitalcs que Ilcmii a Livoriio. y Graiiisci se 1i;illii ciitre sus priiicipiilcs aflificcs. Por cjciiiplo, sii papcl es decisivo, segun iodos los tcsiiiiioiiios, pim desbloquc;ir la discusin cn Iiiiola. Es en esta ocasin quc Il Lavorotore, de Tricsle -4 otro diario soci;ilisi;i, juiito a L'Ordine ~Vuovo, qiic dcspiis dc Livoriio pasa al Paflido Coiiiuiiista--, escribe acerca dc Gr;iiiisci y lo dcine ~~1110"1111 poco, el jefe cspiriiuiil de los coiuiiiiisi;is iialkiiios".

    Livorno

    El 15 de ciicro dc 1021 se iii;iiigiir;i cii Livoriio cl XVll Congreso Nacional del PSI. doiide se disciitcii tres iiiocioiics: 1;i rcforiiiista, coiitrsri;~ a la Iii1crii;icioiial Co- i~iiiiiisiii; la i~i;ixiii~aIisi;i, favorablca l ; ~ Ii~icr~i;icioi~;~l COIIIU- iiisla, pero iio a La accplaciii dc las 21 coiidicioiics para ser p;iric de cst;i; la coiiiiiiiis~a. avorablc a la Iiiterii;icioii;il Co- iiioiiisia y a las 2 1 coiidicioiies. Gr;iiiisci es15 iiiscriio cii el

  • prograiiia oficial de las labores coiiio ponciitc sobre "riioui- iiiiciito sindical, coiiiils de fiibrica, coiitrol obrero", pero no se sigue el ordcn dcl dia y el dcbatc se centra eti la ciicstin decisiva: la rclaciii con la Iiitcriiacioiiiil Coiiiunista. Esta se Iialh presente con uii reprcsentaiite suyo, el blgaro Clirisio Kabacicv, quien, scgii el tcstiiiioiiio de Pia Carena, secretaria de redaccin de L'Ordne Nu!uvo, conq11t con Graiiisci la elaboracin dc su propio discurso. En la votacin sobrc las iiiocioiies, la iiiayoria fue para los inaxi- nialistas uiiitarios de Serrati, quiei~es obtuvieron 98 028 votos; 58 783 votos recibicroii los coiiiuiiist:~s y 14 695 los reforinist;is. La mptura lleg a ser inevitable. Eii la iriaiiana dcl2 1 de ciiero dc 192 1, ;ipcii:is se proclaiiiaii los rcsultados, los dclcg;~dos coiiiiiiiist:is ;~b;iiidon;iii cl tc;itro Goldoiii y se trasladaii al cercano S. Marco, donde se producc el ii;~ci- iiiieiito dcl Partido Coiiiiiiiista de Italia. secciii de la Iiiter- nacioiial Coiiiui~ista.

    Coiiiigen eii el iiiicvo partido, adcii16s de los dcl gni- pode I. 'Ordine ~Vuoi~o y loses absteiicioiiistas, iiiuclios iiiaxi- iiia1ist;is de izquierda y los jveiies socialistas, que en uii congrcso que se cclcbra la seiiiaiia siguiente en Florencid decidcii c;iiiibiar el iioiubre dc la Feclermime Giovaiiile So- cinli.sta, por el de Federazione Giovaiiile Coinu~iisia d 7ialia. Dc los 15 iiiieiiibros clcctos en cl Coiiiii Cciitral dcl Partido, 2 son del grupo de L 'Orli~ie Alrouo (Gr;iiiisci y Tcrraciiii), 5 e s absteiicioiiislas (Bordig;~. Gricco, Parodi, Scss:~ y Tarsia), 7 iiiaxiiii:~listas (Belloni, Botiib:icci, Rcpossi, Forticliiari, Gcniiari, M;ir;ibiiii, Misiaiio), y iiiio es reprcsciitaiile de los jvcncs (Polairo).

    El grupo dc Bordiga no cs iiiayoriiario, pero esta iiis represciihdo que cl grupo de L'Orcliiie Nuovo, ya que puede coiit;ir con una raiiiiicacin iiacioiial iiiuy antigua, iniciitras qiie losdel gnipo de L 'Ordinr ,I!uoi~i se coiiccntraii cn Turiii. Sin ciiib;irgo. se evideiicia que de losex abstencionistas, Parodi sc lia pirsto de acucrdo con Graiiisci sobre la cuestin

  • de los Consejos, mientras Sessa, residetite en la pro\-incia de Agrigeiito e incluido ante todo por razoncs g e ~ g r ~ c a s , y Ludo\:ico Tarsia, ciriijaiio principal en el hospital de los incurables de Npoles, no participarn, de Iieclio, en la direccin poltica. En el mbito del Coiiiit Central tambin se elige un Coiiiil Ejecutivode 5 niieiiibros: Bordiga (secre- tario), Grieco (responsable de propaganda), Terracini (orga- nizacin), Repossi (actividad sindical), Forticliiari (oficina tcnica, o sea;actividades ilegales).

    La iiiipronia politica que Bordiga logra iiiiprimir al partido eii su priniera fase, inis que la consecueiicia de los resultados de Livorno, es tantoel resiiltadode la fuene perso- nalidad y enorme capacidad de trabajo de las que da pnieba el representaiite coinuiiista ii;~polilaiio, coiiio de la situacian poltica iiiarcada por la violencia fascista que alinienta el espritu de antodefciisa y proteccin de los militantes, y del Iieclio que las concepciones bordib~ianas esthi niis en conso- nancia con la tradicin tiiaxiinalista y, por lo tanto, son iiiis fciliiiente recibidas eii el seno del partido que las del grupo de L'Orrlrne Nuovo, qne representan, en caiiibio, una ruptura y una iiinovacin profundas respecto a la tradicin.

  • CAPITULO 111

    El part ido de Gramsci

    Despus de Livorno, en la actividad poltica de Gramsci se pueden distinguir tres fases:

    a) De enero de 1921 a mayo de 1922. Es el periodo comprendido entre el Cmgreso de

    Livorno y el de Roina. Incluye el viaje a Mosc como re- presentante del partido italiano en el Comit Ejecutivo de la Internacional Comunista. Es miembro del Comit Central del partido y director de su diario principal, L 'Ordine Nuovo.

    La alianza del grupo de L 'Ordine Nuovo con Bordiga, la cual haba conducido a la constitucin del partido en Li- vorno, prevalece sobre las divergencias y se confirma sus- tancialinente en el 11 Congreso, celebrado en Roma en marzo de 1922, a pesar de las reservas de Gramsci, en particular, en lo que respecta a las tesis sobre la tctica que l acepta aprobar con la condicin de que se presenten slo como "contribucin" a la discusin en el inminente Congreso de la Internacional Comunista. Hay divergencias respecto a la gestin de Bordiga, pero se mantienen dentro del mbito de una relacin de colaboracin.

    Se trata, sin embargo, de divergencias iinportantes relacionadas con la valoracin del peligro del fascismo (sub-

    - -

    valorado por Bordiga, quien este convencido de que la bur- guesia tiene ms inters en un gobierno socialdemcrata, y no establece una diferencia sustancial entre una-forma y otra de dominio de la burguesa), y los modos de combatirlo (Gramsci est a favor del movimiento de los Ardti del pne-

  • blo, del cual Bordiga desconlia, por lo cual prohibe a los co- munistas participar en l).

    Para la mayora de los dirigentes del partido, lo esencial es la defensa de la opcin de Livorno contra los peligros de someterla a discusin. De aqu nace tambin la resistencia a la fusin con el Partido Socialista de Serrati, hacia la cual incita la Internacional Comunista. La rnptura con la tradicin socialista en sus versiones reformista y inaximalista --responsables ambas de haber llevado al ruo\ai- miento obrero italiano a la impotencia y la derrota (durante la guerra, en la postguerra y frente al fascismo)--, es un logro respecto al cual no se desea volver atrs. Lo ms importante es la constrnccin de un Partido Comunista slidnmente orga- nizado y eii condiciones de soportar las pniebas de la san- grienta lucha de clases desencadenada por el fascismo. Se relegan las cuestiones de la tctica, la conquista de la mayora y las alianzas polticas,

    b) De junio de 1922 a novieiiibre de 1923. Grainsci esta eii Mosc coino representante del par-

    tido italiano en el Comit Ejecutivo de la Internacional Co- munista. Esta experiencia resulta fuiidainental desdeel punto de vista forinativo y personal. Son coiiocidos los sucesos de su vida privada: el iiigreso e11 un saiiarorio cerca de Mosci por las inalas coiidiciones de salud y el encuentro con Giulia Scliuclit, de quien se enamora. Menos conocidas y docuiiieii- tadas son sus experiencias polticas, sus encuentros, discu- siones y lecturas. Es en este perodo en el cual madura en la confroiitacin cotidiana con los maxiinos dirigentes bolche- viques, la convicciii de la necesichd de eiiipreiider una luclia abierta contra las posiciones de Bordiga, cuya visin sectaria limitaba la capacidad de iniciativa y las posibilidades de desarrollo del partido. Otro acicate era el peligro de que, a partir de la esigcticia de una iniciativa poltica nias audaz contra el fascismo, pudiera fortalecerse, con el apoyo de la Interiiacioiial Coiiiu~iista, la teiidciicia de derecha de Tasca,

  • con el riesgo de volver a someter a discusin los resultados alcanwdos con la escisin de Livorno.

    Partir de Mosc liacia Viena eii noviembre de 1923, sustituido por Uinberto Terracini, quien asume la represen- tacin ante el ejecutivo de la Internacioiial Coiuunista.

    c) De diciembre de 1923 a noviembre de 1926. En este periodo, Graiiisci asnnie el papel de dirigente

    principal del partido y de la lucha contra las posiciones de Bordiga. Son, ante todo, los arrestos que Iiabia~i golpeado al gmpo dirigente, los que iinpulsan a Grainsci a asuniir el cargo principal. Priinerainente (febrero de 1923), son arresta- dos Bordiga y Grieco; despus (septienibre de 1923), todo el ejecutivo nombrado por la Internacional es sorprendido por la polica durante una reunin en Miln. Granisci, quien se encontraba en Mosc, se traslada de inmediato a Vena. Por medio de sus cartas desde Viena," Grainsci ejerce un papel de direccin y orientacin, esencialniente encaiiiinado a pre- parar un nuevo grupo dirigente y sacar al partido de la crisis en la que Iiabia desenibocado, iiiipriiiiindole a ste una di- reccin poltica nis diiiiiiica e incisiva. Pero en abril de 1924, es electo diputado y puede regresar a Italia aiiiparado por la inniunidad. A partir de mayo de ese ario ejerce la direccin del partido en fornia directa, plen;i y eecti\:a. Es electo Secretario General, nuevo cargo iiisliluido en Italia tras el ejemplo del PC(b) dc la URSS. Frente al fascismo. El debate con S.

    En el articulo de octubre de 1914 sobre la "neu- tralidad activa y operante", Granisci Iiabia presentado la exigencia, para un partido iiiterii;icioiialista, de asuniir plenainente la responsabilidad iiacio~ial, y Iiabia plante;ido la pregunta: "&Cul debe ser la fuiiciii del Partido So- cialista Italiano (...) en el presente inonietito de la vida italiai~a'?'~

  • La pregunta, referida entonces a la guerra eiitre Esta- dos, se welve a plantear en relacin con la guerra civil im- puesta por el fascisiiio, ciiaiido Graiiisci ya no es nii simple militante, sino el insiiiio dirigente del Partido Coiiiunista.

    De gran iiiters resulta, en este seiitido. la confroii- tacin con las posiciones de S. Questi y del j o w i y brillante economista Piero S r a h , a quien Graiiisci Iiabia conocido en los anos de L'Ordine ~Vuovo, en Turiii, y quien fuera coiitactado por l, a principios de 1924, para iiiia colabora- cin en la proyectada tercera serie de la citada publicacin.

    Sr&% ya Iiaha laboradoen el primer L'Ord~neNuovo, proporcionaiido "iiiuclio material sobre cuestiones reser- vadas, al estraer infori~~acion del dossier de su padre, uii persoiiajede la iiiasoiieria y de la Banca comercial". Despus, eii Loiidres, Iiabia laborado en la oficiiia de iiivestigacin sobre el trabajo del Panido Laborista, y eran pocos los que conociaii sus "opiiiioiies coiiiuiiistas". Graiiisci ya Iiabia pensado en l, en 1923, para la creacin de una oficina de iiivesiigaciones econiiiicas del partido.47 A pesar de que Icibia quedado "aislado" despus de los contactos en Turiii. era, segn Grainsci, "sin duda, todava un inarsista", y bastara "slo poiierse eii contacto iiiievaiiiente para eniiieii- darlo y Iiacer de l iiii cleineiito activo de iiiiestro partido, al cual podrA prestar iiiuclios servicios tiles hoy y en el por- ~e i i i r " . ' ~ Ciiaiido Grainsci escribe esto, en marzo de 1924, no iiiiagiiia siquiera cules servicios tiles prestar proiito Sraffa, por eiiciirgo del partido, iiii iiiuclio nienos que estos servicios tendrn que vcr con l directamente!

    Sraffa, y esto es iiriportaiite para compreiider la remud;icin positiva dcl coiitaclo, conliriiia a Gr;iiiisci eii la carta, de priiicipios de 1924, sciitirse "comuiiista, si bien indiscipliiiadaiiieiite". Es u11 '%o iiiscrito", precisa Graiiisci en iiiia nota de presentxiii que acoiripaia la publicacin de esta carta, el cual vive "al iiiargcii" del iiioviiiiiciito y, sin embargo, "tieiie fe cn iiiiestro partido y lo coiisider;~ cl iiiiico

  • capaz de resolver permanentemente los problemas planteados y la situacin creada por el fascismo"."

    En aras de la verdad, Sraffa se manifiesta escptico sobre las posibilidades del Partido Comunista de incidir sobre la situacin politica concreta: la clase obrera est ausente de la escena como sujeto colectivo debido a la represin fascista; los trabajadores estn forzados a resolver los problemas con- cretos que se les presentan (el puesto, el sueldo, la casa, la familia) individual y privadamente; el partidoy el sindicato no pueden socorrerlos, "sino todo lo contrario", ya que la militancia provoca represalias, arrestos y despidos. Por todo ello, lo prioritario es lograr disminuir la represin policial, reconquistar la libertad y la seguridad. Pero este objetivo, considera Sraffa, no es el del Partido Comunista. El momento es, en cambio, de los partidos democrticos: es preciso de- jarlos actuar e, incluso, ayudarlos en la tarea de superar la dictadura fascista. Despus, cuando sta ya no exista, se reabrir el campo a la poltica obrera y, por tanto, al Partido Comunista. Sraffa hace tambin una afirmacin importante, que har meditar, cuando polemiza con el nuevo diario pro- movido por el Partido Comunista en relacin con el problema de la libertad. "L'Unita hace mal --escribe Sra&- en burlane de la 'libertad' burguesa: bella o fea, es la cosa de la que los obreros sienten hoy ms fuertemente la necesidad y es el basamento de toda conquista ulterior."

    La carta de Sraffa no es sencilla. Obliga a Gramsci a reflexionar sobre l