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Revista de formación y animación misionera Marzo – Mayo 2015 | AÑO LXV | EDICIÓN 465 ¡Bienaventurados los que trabajan por la paz! P. Oscar Goapper EDITORIAL: Vida consagrada y familia | BIBLIA Y MISIÓN: Hay cosas que te excavan el alma

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Revista de información y animación misionera de los Msioneros de la Consolata

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Hermana Irene Stefani, Misionera de la Consolata

Nacida en Brescia, Italia, el 22 de agosto 1891 y

fallecida en Kenia, el 31 de octubre 1930.

El Papa Francisco autorizó la promulga-

ción del decreto para la beatificación de la

hermana Irene Stefani.Beatificación que

se llevará a cabo elsábado 23 de mayo de

2015 en Nyeri, Kenia

Oración para la preparación a la beatificaciónTe agradecemos, Padre por el don de la Venerable Irene Stefani. La preparación a su beatificación nos ayude a contemplarla en su camino de santidad. Su caridad y heroica vida misionera, nos estimulen a ser como ella,

“toda y siempre de Jesús” para testimoniar, anunciar el Evangelio y difundir tu Reino de amor, al servicio de la Iglesia y de la Misión.La Venerable Irene, ángel de la caridad, nos ayude a amarte sobre todas las cosas, haciéndonos cargo de los débiles, los alejados, los enfermos y marginados; expandiendo el perfume del amor para hacer felices a los demás. María Santísima Consolata nos guie a llevar donde quiera que vayamos, consolación y plenitud de vida.

Por Cristo nuestro Señor. Amén.

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SumarioVida consagrada y familia

Querido amigos, a través de la revista queremos acompañarlos en la reflexión sobre dos temas que se proponen a nuestra atención este año 2015: la Vida Consagrada y la Familia.

Por un lado, el Papa Francisco ha indicado el 2015 como Año de la Vida Consagrada señalando como objetivo fundamental. En la Carta Apostólica, dirigida a todos los religiosos y religiosas, les expo-ne algunas expectativas que él tiene en relación a la vida consagrada. La primera es la alegría: «Que entre vosotros, religiosos y religiosas, no se vean caras tristes, personas descontentas, porque un seguimiento triste de Cristo es un triste seguimiento». La segunda expectativa es la profecía: “La radicalidad evangélica no es solo de los religiosos: se exi-ge a todos. Pero los religiosos siguen al Señor de manera especial, de modo profético”. La tercera expectativa es la fraternidad. Los religio-sos y las religiosas, al igual que todas las demás personas consagra-das, están llamadas a ser expertos en comunión. Luego pide a los religiosos –cuarta expectativa– salir de sí mismos para ir a las perife-rias existenciales. Hay toda una humanidad que espera: hay personas que han perdido toda esperanza, niños abandonados, jóvenes sin fu-turo, enfermos y ancianos abandonados, hombres y mujeres en busca del sentido de la vida, etcétera. La quinta expectativa es una pregun-ta sobre lo que Dios y la humanidad de hoy piden a los religiosos y re-ligiosas. Los Consagrados deben reunirse entre ellos para inter-cambiar experiencias sobre los problemas más graves de la actualidad. El Papa Francisco termina esta Carta con un convite dirigido a todos:

“…Invito a todos a unirse en torno a las personas consagradas, a alegrarse con ellas, a compartir sus dificultades, a colaborar con ellas en la medida de lo posible, para la realización de su ministerio y sus obras, que son tam-bién las de toda la Iglesia”.

De igual modo... Hay un segundo tema sobre sobre el cual queremos poner nuestra mirada. Recordamos que el pasado mes de octubre se celebró en Roma el Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia y que en el mismo mes, pero de este año 2015, se celebrará el Sí-nodo Ordinario sobre el mismo tema. La oración y la reflexión que deben acompañar este camino incluyen a todo el Pueblo de Dios. Las expectativas acerca de las decisiones que podrá tomar el Sínodo son altas. El au-mento de los divorcios, de las familias monoparentales, de la convivencia extramatrimonial y de las uniones en-tre personas del mismo sexo está cambiando el modelo de familia, y por ello el papa Francisco quiso convocar

el sínodo. “La iglesia no es estática, camina con la historia. No es ideolo-gía, es historia. Hay que ver a la familia en el contexto actual que es muy diferente del de hace 33 años”, aseguró Baldisseri.

P. Antonio Gabrieli, imc

3 | EDITORIAL

Vida consagrada y familiaPOR: P. ANTONIO GABRIELI, IMC

4 | BUZÓN MISIONERO

Ordenación P. Marcos Sang Hun ImPOR: REDACCIÓN

5 | ACTUALIDAD 1

Año de la Vida ConsagradaPOR: P. LUIS MANCO, IMC

7 | ACTUALIDAD 2

Bienaventurados los que trabajan de la pazPOR: P. RUBÉN LÓPEZ, IMC

9 | NUESTRA PRESENCIA

Entre ríos y selvas de VenezuelaPOR: P. JUAN CARLOS GRECO, IMC

11 | FICHA 41 | RINCON JOVEN

Buscando el sentido a la vida POR: P.MAURICIO GUEVARA, IMC Salir para compartir POR: IGNACIO MARES

15 | NOTICIAS

La cultura del cuidadoPOR: DIANA SOSA, COL. N.S. CONSOLATA, MENDOZA

16 | TESTIGO

Una santa para admirar… y para imitarPOR: HNA. JOAN AGNES MATIMU, MC

18 | ESPIRITUALIDAD MISIONERA

¿Buscáis a Jesús de Nazareth, el crucificado?POR: P. JOSÉ ANTONIO PAGOLA

19 | BIBLIA Y MISIÓN

Hay cosas que te excavan el alma!..POR: P LUIS MANCO, IMC

21 | VEN Y SÍGUEME

De América para el mundo Noviciado latinoamericano, IMCPOR: NOVICIADO, IMC

COSTO POR EJEMPLAR: $15.–

COSTO DE LA SUSCRIPCIÓN ANUAL: $100.–

COSTO CON COLABORACIÓN: $150.–

Rostro femenino

Editorial

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Buzón Mis�onero

Ordenación sacerdotal de Marcos Sang Hun Im

P. Marcos Im, ha sido ordenado sacerdote el 6 de enero pasado en la diócesis de Icheon, donde se encuentra la sede de la delegación de los Misioneros de la Consolata en Corea.

El Padre Marcos es el sexto coreano Misionero de la Consolata a ser ordenado sacerdote. Damos gracias a Dios por este don, al Instituto y a nuestra Región Argentina.

El P. Marcos regresó a Argentina el día 10 de febrero. Y después de despedirse de la comunidad de Tartagal (Salta), en la que ha vivido su servicio misionero como diácono, viajará para integrarse a la comunidad de Mendoza para el servicio pastoral en la parroquia Ntra. Sra. de la Misericordia.

Staff

Propietario:Instituto Misiones Consolatawww.consolata.org.arRegistro Propiedad IntelectualN° 5077185

Edición: N° 465

Marzo-Mayo Año LXV

Director: P. Marcelo De Losa, IMC

Redacción: Misiones ConsolataMiembro de PREML A

Colaboradores: Gabrieli Antonio, López Rubén, Guevara Mauricio, Renato Maizza, Busnello Alejandro, Alba Piotto, Luis Manco, Jorge Pratolongo y Hna. Stefanía RaspoFotos: Archivos IMC , Agencias, Internet, Revista Misiones ConsolataDirección y Administración: José Bonifacio 1774 [1406] – C.A.B.A [email protected]: (011) 4632-3940

Correspondencia: Revista Misiones Consolata C.C. 2 – Suc. 11 – [1411] – C.A.B.A.

[email protected]ño: Chivi Dinard [email protected]ón: Mundial S.A. Cortejarena 1862 , CABA

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Actualidad

ungidos por el espíritu de alegría

En Cristo, el Ungido por el Espíri-tu, fuimos bautizados para ser tes-tigos de la alegría, profecía y comu-nión. Ser testigos de la alegría y recuperar la nota principal que nos caracteriza, la profecía… es la misión a la que nos ex-horta el Papa Francisco en este Año de la Vida Consagrada. En el bautis-mo, fuimos incorporados a Cristo Señor, quien fue ungido con el óleo de la alegría.

Una mañana, la Madre Teresa de Calcuta notó que una de las herma-nitas de la Caridad, tenía la cara tris-te y malhumorada. Le preguntó qué le sucedía y le dijo “Mira, hija, con esta cara de funeral no se puede salir al en-cuentro de los pobres!”.

La alegría no se improvisa. No se compra ni es cuestión de

temperamento ni herencia gené-tica. La alegría nace con la vida que hay en uno. Pregúntate cuánta vida hay en ti y tendrás la medida de tu ale-gría. Pregúntate cuáles sueños ha-bitan tu alma y en aquellos sueños encontrarás tu alegría. Pero, ¡cuida-do! Los sueños del alma son como semillas, son “deuda y obligación” que tenemos con el Creador y con sus hijos. Deberíamos preguntar-nos ¿yo soy testigo de alegría? De-beríamos ser guardianes severos de nosotros mismos a fin de que no se nos arraiguen la superficialidad, la melancolía, la apatía.

ungidos por el espíritu de profecía

El Papa, en su exhortación apos-tólica, afirma que los consagrados son auténticos testigos de profecía.

Expresa: ustedes hicieron profesión de servir a un solo Señor, no “a muchos amos”. ¡Qué ventaja la nuestra! ¡Qué gracia y qué compromiso! Esa libertad que ganamos con nuestra profesión reli-giosa nos habilita a una entrega ra-dical, afrontando con alegría el ries-go de la profecía.

El 21 de diciembre de 1511, cuar-to domingo de Adviento, aún falta-ban siglos para el adviento de la teo-logía de la liberación. Sin embargo, en la Isla llamada La Española (Santo Domingo), tras leerse en el evange-lio de San Juan: «Yo soy una voz que clama en el desierto» (Jn 1, 23), fray An-tón de Montesinos subió al púlpito y dijo: “Esta voz dice que todos ustedes es-tán en pecado mortal y en él viven y mue-ren por la crueldad y tiranía que usan con estas inocentes gentes. Digan, ¿con qué derecho y con qué justicia tienen en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad han hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pa-cíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, ustedes han masacrado? ¿Cómo los mantienen tan oprimidos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades en que incurren por los excesivos traba-jos, que ustedes les ponen y se les mue-ren, y por mejor decir, los matan ustedes, por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tienen de quien los doctrine

Por: Luis Manco, imc

Parafraseando la clásica inscripción del frente del templo de Apolo, en Delfos: “Conócete a ti mismo”. Este año, deberíamos tomarlo como una enorme gracia –un kairós– para retornar a la fuente de nuestra vocación.

Año de la Vida Consagrada: consagrados y enviados

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comunión. La comunidad, o mejor, la vida en comunión fraterna, a la que he-mos sido llamados en la exhortación apostólica Vita Consecrata, ha sido descrita como “espacio humano, habi-tado por la Trinidad”. En este año de la Vida Consagrada debemos saborear estas palabras. Debemos dejarnos encantar y provocar por ese espacio humano, habitado por la Trinidad.

Una comunión destinada a madu-rar en amistad. Sí, la consagración nos hace amigos para la misión y dentro la misión.

Hemos sido educados a ser buenos compañeros. A comportarnos como

hermanos, una palabra cristiana y de incalculable peso. Palabra que, encarnada en la vida, pone en cri-sis pesadas estructuras que corren el riesgo de cristalizar situaciones de status quo, mecanismos sin alma entre “superiores y súbditos” (Mt 23,8). Sin embargo, este sublime valor, “so-mos todos hermanos”, debemos adver-tirlo, en nuestra existencia, como una realidad dinámica que impul-sa a una plenitud mayor. El Maestro les dijo: “ustedes son mis amigos… les he llamado amigos…” (Jn 15,15).

Nuestra fraternidad no crecerá en toda su extensión y vitalidad si no desemboca en amistad. Y el peligro

y conozcan a su Dios y creador, sean bau-tizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No están us-tedes obligados a amarlos como se aman a ustedes mismos? ¿No entienden esto? ¿Es que no tienen sentimientos? ¿Cómo están dormidos en un sueño tan letár-gico? Tengan por cierto que en el esta-do en que están no se pueden salvar”. El sermón causó la reacción en con-tra de los frailes a quienes quisieron reprenderlos y exigirles a desdecir-se públicamente. Sin embargo, en el sermón del siguiente domingo, Mon-tesinos ahondó aún más su prédica.

ungidos por el espíritu de comunión…

La comunión en la vida fraterna; la comunión en el apostolado mi-sionero: ¡qué gracia y qué tormento! En los Capítulos Generales celebra-dos en los últimos 40 años ha sona-do, casi inalterada, la voz del auto-conciencia de los Misioneros de la Consolata: el individualismo ha sido un pecado capital. Ser sinceros es el pri-mer paso para el cambio. Una perso-na cambia cuando conoce y se ena-mora de su identidad, de su misión que le exige el cambio. La profesión en la Familia de los Misioneros de la Consolata, nos reclama ser hombres de

que incumbe es grave . El P. Allama-no por un fino sentido de realismo advertía que si no se vive de verda-deros hermanos-amigos, no se vive.

Quisiera dirigirme a las nuevas generaciones de misioneros. Me pregunto, queridos jóvenes, ¿se es-tán educando, desde los años de la formación, en el valor de la amis-tad? Miren que no es sencillo como se cree. La amistad es encanto del alma y compromiso que hace su-dar; es silencio y palabra, palabra y gesto. “Amigos son los corazones que no se juzgan pero se perdonan, con capaci-dad siempre nueva de revestir la digni-dad de hermano y de incorporarlo en la intimidad del amigo. Es viaje cotidiano fatigoso y apasionado, en la búsqueda del hermano” (Cf Gn 37,16). Porque el hermano te ha nacido en las vísceras del Amor y de la Amistad.

Queridos jóvenes misioneros, per-mítanme decirles con mucha discre-ción y afecto que: WhatsApp, Facebook, el teléfono celular, son instrumentos de comunicación útiles y eficaces de vez en cuando, pero ayunen de esta tecnología. Ayunen para re-en-cantarse de la amistad. Ayunen para poder saciarse de una verdadera fra-ternidad, de miradas auténticas, de silencios que escuchan el alma. No se afanen por conseguir muchos tí-tulos universitarios. No carguen mu-chas fotos en el Facebook. Usen me-jor el tiempo libre, no se enquisten en una privacidad que desgasta y en-mohece, que destiñe y aplana. ¡Sal-gan! ¡Salgan y carguen al hermano y a la hermana de carne y hueso en los profundos pliegues de su existencia! Si les costase mucho recorrer estos itinerarios, retomen su libertad y ábranse a otras perspectivas de vida. Perdónenme. Les he hablado así por-que los quiero mucho.

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Hizo sus estudios en un colegio re-ligioso de los hermanos corazonistas de Venado Tuerto, y ahí comenzó a descubrir la vocación a la que Dios lo llamaba. No tenía duda que para él era la vida misionera, y en África.

Conoció a los misioneros de la Con-solata, unos dirán por casualidad otros por providencia de Dios, ya que un misionero de la consolata que via-jaba por esas rutas santafecinas tuvo un desperfecto con una camioneta y

tuvo que buscar refugio para pasar la noche en la Parroquia de María Te-resa y ahí el párroco de ese lugar le presentó a un joven que quería ser misionero: se trataba de Oscar.

Ingresó entre los misioneros sien-do muy joven: caracterizándose por

su simpatía y alegría –rasgo distin-tivo que mantendrá durante toda su vida–, junto a una singular facilidad para crear lazos de amistad con las personas con las cuáles se vinculaba.

Formándose al sacerdocio y la vida religiosa un poco en Argentina y un poco en Italia, y finalmente orde-nándose sacerdote en 1976 en María Teresa, Santa Fe.

Su primera misión fue en Macha-gay, Chaco, donde revolucionó pron-

to a toda la comunidad, aunque 1976 no eran tiempos para revoluciones así que tuvieron que trasladarlo de-bido a amenazas efectuadas contra su persona.

Fue destinado para animar las pa-rroquias y colegios, a comprometerse

con la misión universal de la Iglesia y acompañar a los jóvenes a descubrir el llamado a la vida misionera. Resul-tó que esos fueron los años que más jóvenes entraron entre los misione-ros de la Consolata.

Después se le pidió ser el encarga-do de la formación de esos jóvenes, tarea que no esperaba, ya que lo que él quería es ir al África, hasta conta-ba los días que le tocaba estar en el Seminario. Sin embargo el P. Oscar depositaba toda la pasión en entre-gar los mejor a esos jóvenes y a mu-chas personas que se ligaban a ese seminario.

Un día llegó la posibilidad de rea-lizar su sueño y le concedieron ir a lo que en ese momento se llamaba el Zaire –actualmente, el Congo–. Mientras se preparaba aprendiendo el idioma lingala también estudiaba enfermería, ya que no podía enten-der un anuncio del evangelio que no estuviera asociado a dar respuestas concretas a las necesidades de los pobres de esa región.

En su primera Navidad en su tie-rra amada, sucederá algo que lo marcará profundamente: una niña morirá en sus brazos debido a la falta de asistencia médica, sintien-do un dolor muy intenso que pron-to supo transformar en acciones

El Padre Oscar Goapper nació un 25 de setiembre de 1951 en una zona rural de la provincia de Santa Fe, la cual siempre lo enorgulleció y lo marcó con esa forma de ser sencilla, franca y, a veces, hasta con esa sana ingenuidad de nuestra gente de campo.

¡Bienaventurados los que trabajan de la paz! Tes

tigo

Por: P. Rubén López, imc

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transformadoras, creando un dis-pensario médico en la misión, lue-go colaborando como enfermero con un médico del lugar, aprendiendo las propiedades curativas de plan-tas locales y, a fin de cuentas, acu-mulando un irrevocable deseo por ser médico.

Los superiores de su Instituto Misionero, al principio no estuvie-ron muy de acuerdo, pero después fueron cediendo, al notar que no era un mero capricho sino algo que venía de Dios.

El P. Oscar estudió medicina, sin abandonar su misión de Neisu, solo dos años tuvo que ausentarse dado que le exigían la residencia en Ita-lia. Logró graduarse y durante todos esos años el dispensario se convirtió en un hospital que beneficiaba a los más pobres de esa zona.

Pasó por muchas situaciones difí-ciles, los conflictos bélicos que se da-ban en esa zona, la misión y el hos-pital fueron saqueados dos veces y P. Oscar y otros misioneros y misione-ras tuvieron que ocultarse en la selva.

Recuerdo que había una canción que al P. Oscar le gustaba: Zam-ba del grano de trigo, que en su le-tra expresa la idea del grano que si no muere no puede dar vida. Esa

Al padre Oscar Goapper | Que nos mira sonriente desde la casa del padre |

Naciste Lucero, en la pampa argentinamás precisamente en Santa Lucía.(Dicen que Lucía es santa de vista)Y vos sí que viste en todo sentido…Y fuiste creciendo en familia y trabajocon aires de campo, libre como el vientomuchacho robusto y bueno como el pan.

El Tata del cielo te eligió un buen díacomo mensajero de paz y de amor,y como María tu sí fue rotundo.Partiste obediente a tierras lejanasque en aquel entonces llamaban El Zaire.Tenías la locura de un enamoradohiciste milagros con tu fe y labor.

El fuego divino impulsaba tu almay multiplicaba dones en tu vida:variada, fecunda, tan llena de obras.Misionero neto en alma y en cuerpo,en todo terreno por donde pasaste.

Como aquella santa de los basuralestambién entendiste que cada hermanitoque a vos acudiera en busca de ayuda,tendría que irse mejor y contento,porque le darías no sólo cuidadossino generoso, tu gran corazón.

Pronto comprendiste que tu aldea pobretambién precisaba sanar mil dolencias,y estudiaste mucho, te hiciste doctor:salud para el cuerpo, salud para el alma.

La vez que partías a un viaje forzado,te gritó de lejos, contento, un anciano,ya sin cataratas, libre de ceguera:–padrecito, veo– y miraba su tierra,y vos recibiste dicha más intensa.

Así era siempre porque dabas mucho.Alegre servías, alegre vivías,contagiando a todos con esa alegría.Como al buen maestro escuchaste sincero,discípulo fuiste, amado y vivaz.

…Y un cálido mayo, de fuertes aromas,cuando tu verano de tiempo lucíacargado de frutos, proyectos y sueños,y estabas curando a un negrito tuyo,quizá porque estaba tu misión cumplida,quizá porque arriba serías más útil,te abrazó a su cielo el Dios de la vida.

Y aunque no te vemos, te sentimos cerca,quedó bien marcada tu cristiana huella,Gracias por tu ejemplo, padrecito Oscar.Bendícenos mucho, aleluya a Dios.

Escrita por Esther HerasPublicado en el informativode la Escuela Media 244, Madre Teresa, Santa Fe

http://padreoscargoapper.blogspot.com.ar/

canción ilumina lo que sucedió un 18 de Mayo de 1999, cuando de manera sorpresiva todos quedamos conster-nados por la noticia que había falle-cido a los 48 años, lleno de vitalidad, con un montón de proyectos her-mosos para realizar. En pocos días se sintió mal, con fiebre y falleció.

Un mar de gente –de su gente que lo lloraba como suyo– lo acompañó para ser sepultado, a la manera local, delante de la puerta de la capilla del hospital que él había creado. Por eso hoy la nueva vida que brota de P. Os-car es la propia gente que sigue ade-lante su trabajo en el hospital y to-dos aquellos que, iluminados por su ejemplo, se comprometen al servicio de los más pobres.

Testig

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Según tradición oral de los indí-genas Warao, llegaron al delta como refugiados de otras tribus más gue-rreras que los obligaron a internarse en estos desiertos acuáticos. Aún in-mersos en su propia cultura y adop-tando del continuo cambio ambien-tal aquello que le reporte mayor utilidad a su economía, este pueblo vive hoy un momento de crisis-cam-bios importantes. Originalmente fueron pescadores, cazadores y reco-lectores, posteriormente pasaron a ser agricultores con la introducción del ocumo chino desde la isla de Tri-nidad y de Guyana.

La primera misión católica se fun-dó en 1682. El Padre Gumilla, Jesui-ta, es quien escribe la primera des-cripción de la cultura Warao en 1791. En 1925 los misioneros Capuchinos

del Caroní, –cuya Misión en ese momento incluía el Territorio Del-ta Amacuro– fundaron la primera de las actuales misiones, La Divina Pastora de Araguaimujo, cerca del caño Araguao, en el medio del Del-ta. A partir del año 2006 los Misione-ros de la Consolata se hacen respon-sables de esta Misión ya viviendo en otra comunidad, Nabasanuka (río pequeño) que dista a más de dos ho-ras por vía fluvial de Araguaimujo. Desde esta misión se intenta aten-der a las casi 100 comunidades dis-persas en un amplio territorio. Ape-nas somos dos sacerdotes –P. Vilson Jochem, Brasil y quien escribe, Juan Carlos Greco, argentino– para todo: misión, mantenimiento, cocina, aseo, etc. Hasta mitad de año nos acompañan dos Misioneras de la

Consolata –mayores de edad: entor-no a los 70 años– que para esa fecha se retiran de la iglesia local, el Vica-riato de Tucupita.

El tiempo es escaso para tantas co-munidades, pero lo que es más esca-so en muchos momentos es la gasoli-na, que a pesar de ser tan económica (4 tambores con 880 litros cuesta lo mismo que una gaseosa de 2 litros) no es fácil de conseguir ya que el cupo de suministro se ha reduci-do a una vez al mes por cada motor que una persona tenga. Además hay que hacer muchas horas para llegar hasta la ciudad donde se puede rea-bastecer. Si para nosotros es un de-safío conseguir este combustible, lo es más para el pueblo warao. Y para quien no tiene motor, el transporte se hace muy difícil.

La vida vivida y compartida entre los hermanos indígenas warao es una buena noticia desde hace unos años. Pero la Buena Noticia, Jesús, es vivida por esta etnia desde hace muchos más.

Presencia silenciosa entre ríos y selvas de Venezuela

Por: P. J. Carlos Greco, imc

Nuestra pres

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En la actualidad, la población tien-de a inmigrar a las ciudades. Cada día el número de waraos en los cen-tros urbanos crece: es por eso que se ha abierto un presencia en la ca-pital del Estado, Tucupita, donde actualmente está P. Zackarias –ke-niano–, que además del trabajo con este pueblo, es el director de las Obras Misionales Pontificias (omp) del Vicariato y se desempeña como Vicario General, al menos hasta que tengamos un obispo –el Vica-

riato tiene sede vacante–. En sí, en todo el Vicariato somos pocos sa-cerdotes. De las cuatro parroquias solo tres tienen sacerdotes. En la medida que puedo intento, a pedi-do del ex obispo, dar una mano con algunas celebraciones en la parro-quia vecina de Guayo –apenas a una hora de distancia–.

Las casas del warao (janoko) son pa-lafitos construidas a la orilla del río o cercana a ésta. No tenían paredes. Los tiempos cambian y ahora mu-chas tienen. Imagen de algo que está cambiado, la búsqueda de algo de in-timidad familiar, poquísimo, ¡pero algo! Sus costumbres se pierden en algunos centros poblacionales.

Me gustaría seguir de la mano de un poema de Pablo Neruda. Este nos dice: “Queda prohibido llorar sin aprender, levantarte un día sin saber qué hacer, tener miedo a tus recuerdos…” Y esto es cotidiano para nosotros.

“Queda prohibido no sonreír a los proble-mas, no luchar por lo que quieres, abando-narlo todo por miedo, no convertir en reali-dad tus sueños ”. Las utopías con pies bien sobre el suelo nos acompañan. Dios nos da fuerzas. Sin la oración…pobres de nosotros si la dejamos:

¿de dónde sacar fuerzas? “Queda prohibido no demostrar tu amor, hacer que alguien pague tus dudas y mal humor”. Esto no lo comento. Dejo que lo interpretes desde del testimonio fotográfico.

“Queda prohibido dejar a tus amigos, no intentar comprender lo que vivieron juntos, llamarles solo cuando los necesitas”. Y en verdad no los he dejado. Cuántas vi-sitas a las comunidades que ante la falta de luz y la abundancia de insec-tos me obligan a las 18:30 estar ya en la hamaca y debajo del mosquitero, y a la luz de la luna, recordar/rezar por mis familiares y amigos. Soñar du-rante las largas horas con ellos.

“Queda prohibido no ser tú ante la gente,

fingir ante las personas que no te importan, hacerte el gracioso con tal de que te recuer-den, olvidar a toda la gente que te quiere”. El contacto con el pueblo indígena te hace ser cada más fiel: a Dios y a lo que él quiere de ti. Por lo tanto a ser auténtico.

“Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo, no creer en Dios y hacer tu des-tino, tener miedo a la vida y a sus compro-misos, no vivir cada día como si fuera un último suspiro”. Vivir cada día agrade-ciendo al Señor por la vocación.

“Queda prohibido no intentar compren-der a las personas, pensar que sus vidas va-len más que la tuya, no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.”

“Queda prohibido no crear tu historia, dejar de dar gracias a Dios por tu vida, no tener un momento para la gente que te ne-cesita, no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita”. A la distancia uno valoriza mucho a los que va des-pidiendo y relativiza la cultura que traía y va dejando.

“Queda prohibido no buscar tu felicidad, no vivir tu vida con una actitud positiva, no pensar en que podemos ser mejores, no sentir que sin ti este mundo no sería igual”. Sin comentarios. ¡Bendiciones!

Nues

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La búsqueda de sentido de la propia existencia es tan antiguo como la humanidad. Nadie consi-gue vivir bien y feliz sin preguntarse con sinceri-dad ¿Para qué sirve su vida? ¿Cuál es la razón de su existir y el significado de su pasaje por este mundo? Infelizmente existen algunas per-sonas que nunca consiguen respuestas para tales preguntas, por eso pasan su vida entera en el vacío, entregados al mundo de las super-ficialidades. Hay otro tipo de personas que tienen consciencia de que hay que buscar el sentido de sus vi-das pero, en la desesperación de no saber cómo hacer-lo, acaban viviendo una vida ordinaria, común y vulgar, haciendo lo que hace la masa. Otro buen número de gente no le encuentra dirección a su existir y acaban en la droga o vegetando, viviendo como parásitos, aprove-chando que todavía el aire es gratis. Lamentablemente en este grupo hay personas débiles que al no encontrar sentido a lo que son y hacen, acaban ahogándose en la oscura noche de la depresión o el suicidio.

No pretendo ser pesimista pues, es sabido que la vida humana está llena de altos y bajos, de victorias y fracasos. Lo importante es no dejarse saturar por el pasivo quietismo de quien vive por vivir y de una vez por todas, atreverse a lanzarse a la búsqueda de la mi-sión para la cual fue enviado a este mundo.

Descubrir el sentido de la propia vida no tiene solo que ver con lo que me gusta o no me gusta. Tampoco está relacionado con los prototipos que la sociedad o la familia me presenta como modelo a elegir, mucho menos se trata con lo que tengo o podría llegar a tener.

El sentido de la propia vida tiene que ver con la au-tonomía y libertad personal que parte de un auténtico camino del autoconocimiento, ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo? y ¿Hacia dónde voy? Saber con certeza para qué fui creado y llamado a este mundo es la clave prin-cipal para quien quiere aventurarse a experimentar la verdadera felicidad con sentido.

Descubrir las ha-bilidades, dones y talentos que poseemos o debemos desarrollar para provocar la transformación de la pro-pia vida en beneficio de la transformación del mundo, es fundamental para quien quiere encontrar en serio el sentido de su propia existencia.

Somos seres con alma, por eso hay dentro de noso-tros un fuerte deseo y movimiento interno de apertu-ra hacia lo infinito que nos provoca a buscar de mane-ra insaciable el sentido trascendente de nuestro existir. Es la pasión del alma que hace arder el corazón huma-no y lo empuja a ultrapasar fronteras y a buscar el sen-tido de la vida.

Con coraje es urgente, justo y necesario para quien desea encontrar el sentido de la propia vida dejar de lado los falsos sueños y proyectos que pueden fácil-mente caer como castillos de arena tocados por las olas del mar. Esto Jesús no dudó revelarlo a sus dis-cípulos: “¿De qué vale ganar el mundo entero si perdemos la vida?” Perder la oportunidad de ser realmente feli-ces donde y como Dios nos soñó es el riesgo que co-rre quien dice que cree en Dios y no se deja guiar por la luz de la fe.

“Quien pierda su vida por Mí encontrará el verdadero sen-tido de su existencia en este mundo” nos asegura Jesús.

¿Ya conoces el proyecto que Dios tiene para ti? ¿Qué estás haciendo para que el proyecto de Dios encaje con el tuyo y le dé sentido pleno a tu vida?

Rincón Joven

Buscando el sentido a la vida

ficha 38ficha 41Por: P. Mauricio Guevara, imc

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Recien-temente tuve una experiencia totalmente distinta de misión. A pesar de haber misionado en mi barrio muchas veces, no se pareció en nada con lo que viví allá en Basail. Recuerdo que cuando visitaba las casas de mi barrio me sentía poco preparado porque me costaba hablar con Dios y por consecuencia hablar con las personas de Dios, por eso en estas pequeñas experiencias de misión me limi-taba solo a escuchar o a invitar a la gente ir a misa. Mu-chas veces pensé que eso no era suficiente.

El deseo de sentirme en misión siempre me atrajo pero cuando había que salir a misionar buscaba que la persona que me acompañara tuviese más experiencia, así yo no tendría que preocuparme de guiar el encuen-tro con la gente que visitábamos.

Cuando los Misioneros de la Consolata me invitaron a participar de la misión de Chaco en enero del 2015 me entusiasmé pero después descubrí que coincidía con la fecha que habíamos programado las vacaciones en familia, por lo tanto no podía participar. No sé si fue la voluntad de Dios pero mi papá se fracturó el pie y como tenía que hacer reposo decidimos suspender las vaca-ciones, por lo tanto ya no había obstáculos para aceptar el desafío misionero.

Los días en la misión en Chaco estuvieron llenos de actividades. Empezábamos con visita a las casas, des-pués teníamos formación y un momento libre. A la tar-de teníamos colonia con los niños, después misa y ter-minábamos con actividades para jóvenes.

Los momentos diarios de oración y reflexión fue-ron intensos, sea a la mañana antes de salir a misionar como a la noche antes de ir a dormir.

Personalmente, los primeros días no tuve el mis-mo entusiasmo ni las mismas ganas que el resto de los chicos. Me sentía preocupado por cosas que me venían pasando y no pensaba tanto en la misión sino

que estaba buscando resolver mis proble-mas. Me estaba costando mucho encon-trar a Dios en mi vida y eso me asustaba. Pero a medida que fue pasando la misión,

gracias a los momentos de oración y reflexión pude identificar las causas y así empezar a trabajar para solucionar algunas situaciones que inquietaban mi corazón.

Descubrí que la misión no es llegar a una casa e im-poner la forma de pensar. Aprendí que se trata de un encuentro entre dos o más personas, y que el acerca-miento solo es posible si se comparte. Así pude cono-cer a muchas personas y sus historias, las cuales me ayudaron a redescubrir la presencia de Dios en la vida.

Algo que me sorprendió y gustó mucho fue visi-tar algunas familias evangelistas que nos recibieron con mucha alegría. No discutimos nuestras diferen-cias doctrinales y de fe, sino que las dejamos de lado y compartimos lo que teníamos en común. Este encuen-tro me enseñó que el respeto y aprecio por la fe de los otros son esenciales para quien quiere salir a misionar y compartir la alegría del Evangelio.

Agradezco a Dios y a toda esa gente del pueblito de Basail, Chaco, por haberme dado la oportunidad de lle-var a cabo esta profunda y auténtica experiencia.

Salir para compartir

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Misionando en Basail, Chaco

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¿Qué pasaría si todos los jóvenes de Argentina,

saliéramos a la calle a

encontrarnos con otros

jóvenes

Te desafiamos

a juntarte con tus

amigos para tratar

de descifrar la táctica

escondida dentro de

esta fabulosa fórmula

evangelizadora.

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Noticias

Amenazamos la supervivencia (calentamiento global, limites en la disponibilidad en el uso del agua y de los alimentos –ham-bre–, el tipo de consumo de energía y deterioro del territorio) y al mismo tiempo fortalecemos los medios de convivencia y co-municación (los teléfonos de cuarta generación 4g, los espacios virtuales de encuentro Facebook, Skype, YouTube, Twitter... en definitiva la gran red: Internet).

Reconocernos unos a otros como de la misma especie es uno de los desafíos del proyecto de humanización. El racismo, las guerras, la tortura, los etnocidios, los genocidios, las muertes masivas por hambre, etc. nos indican que aún tenemos que re-correr un camino para llegar a reconocernos como de la misma especie, lo cual solo es posible a través del encuentro y el reco-nocimiento del otro como distinto y diferente a mí pero tan legí-timo y digno como cada uno de nosotros.

El cuidado: saber cuidar el aprendizaje fundamental.“El cuidado constituye la categoría central del nuevo paradigma

de civilización que trata de emerger en todo el mundo. El cuidado asume la doble función de prevención de daños futuros y rege-neración de daños pasados.” (Leonardo Boff).

Saber cuidar se constituye en el aprendizaje fundamental den-tro de los desafíos de supervivencia de la especie porque el cui-dado no es una opción: los seres humanos aprendemos a cuidar o perecemos.

El cuidado tiene múltiples dimensiones: cuidar de sí mismo, de los cercanos, de los lejanos, de los extraños, del planeta, de la producción, del consumo.

Perdón y CuidadoPerdón y cuidado fueron los temas centrales del VII Encuentro

de las Escuelas de Perdón y Reconciliación. Este evento reunió a 14 países y un total de 250 animadores que trabajan voluntaria-mente promoviendo la cultura de la paz. La Cultura del Cuidado ha impreg nado las prácticas sociales y políticas de nuestro tiempo, por lo que durante el encuentro se

realizaron mesas de trabajo en torno a temáticas relacionadas con los campos de acción de los participantes: justicia restaura-tiva, talleres de perdón y reconciliación en contextos de privación de libertad, pedagogía del cuidado en las escuelas, los talleres de perdón y reconciliación (p&r) como herramienta de pastoral, ta-lleres de p&r para niños, jóvenes y poblaciones vulnerables.

Talleres de perdón y reconciliaciónEs una experiencia sanadora para las comunidades transitar

por los talleres p&r, ya que el perdón no nos libera del pasado pero si libera nuestro futuro. Su metodología es accesible y en la Argentina hay personas que pueden entrenar animadores de manera presencial o virtual.

En este encuentro quedó constituida la red internacional de pro motores de la cultura política del perdón y la reconciliación integrada por los países de Uganda, Colombia, Venezuela, Méxi-co, Argentina, Perú, Estados Unidos, Chile, Brasil, República Do-minicana, Cuba, Portugal, Uruguay, Ecuador. Con todos los allí presentes se acordó una agenda común de trabajo.

Si estás interesado/ a puedes escribirnos a [email protected]

Por: Diana Sosa, Col. Ntra. Sra. Consolata,

Mendoza

La cultura del cuidadoHoy nos encontramos ante esta paradoja: estamos creando todas la condiciones para la desaparición de los seres humanos, y a su vez, estableciendo todas las formas para hacer posible las relaciones y el encuentro global como especie.

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Para la Familia Consolatina, es una ocasión de mucha alegría. ¡Qué dicha, para nosotras, tener un modelo en el camino para alcanzar la santidad!

Una santa para admirar… y para imitar

El día 23 de mayo próximo será bea-tificada la Hna. Irene Stefani una Misionera de la Consolata que vivió intensamente su vida misionera y falleció en Nyeri, Kenya.

La Hna. Irene, partió para Kenya en el segundo grupo que fue enviado por nuestro Fundador José Allama-no. Vivió solo quince años en la mi-sión pero bastaron para que la gente local, los Kikuyu, le dieran el nom bre Nyaatha, que significa: Madre toda Ternura. Murió a los 39 años.

Madre toda Ternura es un nombre que no solo dice de qué tipo de rela-ción la Hna. Irene tenía con la gente sino también la gente tenía con ella. Para los Kikuyu, ser madre va más allá de tener una cierta edad o de te-ner hijos. Si una persona mayor se dirige a una mujer con el título ma-dre, quiere decir que la considera fe-cunda, llena de vida, una persona in-tegral y digna de dar a luz.

Me pregunto porque la gente eligió ese nombre. ¿Por qué la Hna. Irene la trataba con respecto, cariño y aten-ción? ¿Por qué cuidaba con ternura a

los enfermos o por qué cada vez que se equivocaban, volvían a ella y siem-pre perdonaba? Creo que era todo eso y mucho más. El nombre Madre de Ternura habla también de la re-lación íntima y filial que tenía con el padre Fundador: Padre Allamano usaba el título “madre de ternura” re-firiéndose a la Consolata.

Irene pasaba varias horas frente a Jesús Sacramentado y a través de su encuentro con Él, se volvió “Con-solada”. Externamente la transfor-mación era evidente: un médico no creyente en un hospital de gue-rra, asombrado por la manera en la cual la Hna. Irene acompañaba a los enfermos, expresó: “Esta no es una persona, es el amor personificado”.

Yo nací y crecí en un pueblito, a 25 km de donde ella vivió. Y siempre fue un personaje conocido en todos

lados. En mi adolescencia, no había encuentros o convivencias juveni-les donde no se la mencionara como un modelo para imitar. Cuando nos portábamos mal, dichos o hechos de Nyaatha, eran usados para corregir-nos. A cierto punto, no quería saber nada de ella: sentía que todos es-peraban que yo fuera como ella, la sentía como una jueza. Sin embar-go, tuve la oportunidad de conocer Nyaatha de una manera diferente.

El día 8 de septiembre 1995, sien-do novicia de las Misioneras de la Consolata, tuve que viajar a Mathari Nyeri, para presenciar la exhuma-ción de sus restos, donde estaba se-pultada desde que murió en 1930. Conociendo la zona pensé que sus restos, con el pasar de tiempo, se habían movido. Reviviendo mis pe-leas adolescentes con ella, estaba

Rost

ro fe

men

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Por: Hna. Joan Agnes Matimu, mc

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contenta que la familia Consolata tuviera una santa reconocida por la Iglesia, pero al mismo tiempo sen-tía que no la podía imitar. Tenía que descubrirla desde otro lugar. Aquel día, recé por eso.Le pedí dos señales. Primero: que encontremos sus restos, y segundo que despoje el monte Kenya (es de-cir que hagan un camino directo). Este segundo pedido era porque, para viajar a Nyeri desde Meru, ha-bía que hacer una vuelta alrede-dor del monte Kenya, la montaña más alta de África (5,200 metros de altura).

Salimos con lluvia y a mitad de camino salió el sol. En pocos mi-nutos la montaña quedó despejada.

En mi corazón repetía: “¡Lo hiciste Irene, lo hiciste!” Y no dudé que íba-mos a encontrar sus restos. Así fue.Hice la paz con Nyaatha, quien no deja de desafiarme en mi camino de santidad. Un camino que bus-ca lo que la movía por dentro para llegar a ser Nyaatha: su relación de amor profundo con Jesús, y su bús-queda constante de estar siempre unida a Él.

Me di cuenta que el Señor no me pedía que fuera buscando gente mo-ribunda en la playa para luego bau-tizarla o acompañar gente infectada por la peste como lo hacia ella. Los tiempos y las necesidades eran distin-tas. Pero el Amor nunca cambia. Sen-tirse amado por Dios, sin medidas

y sin condiciones, es la experiencia más liberadora que uno puede tener. Esto hace desear que todo el mundo pase por la misma experiencia. Su lema de vida era: “Amaré a la ca-ridad más de mi misma”. Murió amando. Nos desafía hoy a gastar nuestra vida haciéndonos instru-mentos de la gracia de Dios para muchos que necesitan ser amados sin condiciones.

Que el ejemplo de Nyaatha nos inspire en nuestro camino de fe.

Hna. Irene Nyaatha Stefani nuestra compañera del camino, ¡Ruega por nosotros!

Será beatificado el próximo 23 de mayo en El Salvador

Próximo a la beatificación de Monseñor Romero

“La palabra queda y ése es el gran consuelo del que predi-ca. Mi voz desaparecerá pero mi palabra, que es Cristo que-dará en los corazones que la hayan querido recoger”.

Monseñor Oscar Arnulfo Romero, el llamado la voz de los sin voz, fue asesinado el 24 de marzo de 1980, de un dispa-ro al corazón, cuando celebra-ba la Eucaristía en la capilla de un hospitalito de cancerosos en San Salvador.

Se fue abriendo el camino con el Evangelio a una teología de Dios presente en los pobres,

que podíamos llamarlo así: ‘Dios presente viviendo con los po-bres y caminando con los pobres

Romero está sepultado en la cripta de la Catedral Metropoli-tana desde donde siendo el ar-zobispo de la diócesis de San Salvador denunciaba las viola-ciones a los derechos humanos que cometían tanto el ejército como las guerrillas en la déca-da de 1970.

El sábado 23 de mayo la ce-remonia tendrá lugar en la pla-za Salvador del Mundo, en El Salvador, y será presidida por el cardenal italiano Angelo Amato.

Rostro femenino

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algo que jamás hubieran sospechado.«¿Buscáis a Jesús de Nazaret, el cru-

cificado?». Es un error buscarlo en el mundo de los muertos. «No está aquí». Jesús no es un difunto más. No es el momento de llorarlo y ren-dirle homenajes. «Ha resucitado». Está vivo para siempre. Nunca po-drá ser encontrado en el mundo de lo muerto, lo extinguido, lo acabado.

Pero, si no está en el sepulcro, ¿dónde se le puede ver?, ¿dónde nos podemos encontrar con él? El joven les recuerda a las mujeres algo que ya les había dicho Jesús: «Él va delan-te de vosotros a Galilea. Allí lo veréis». Para ver al resucitado hay que volver a Galilea. ¿Por qué? ¿Para qué?

Al resucitado no se le puede ver sin hacer su propio recorrido. Para ex-perimentarlo lleno de vida en medio

El relato evangélico que se lee en la noche pascual es de una importan-cia excepcional. No sólo se anuncia la gran noticia de que el crucificado ha sido resucitado por Dios. Se nos indica, además, el camino que he-mos de recorrer para verlo y encon-trarnos con él.

Marcos habla de tres mujeres ad-mirables que no pueden olvidar a Je-sús. Son María de Magdala, María la de Santiago y Salomé. En sus cora-zones se ha despertado un proyecto absurdo que sólo puede nacer de su amor apasionado: comprar aromas para ir al sepulcro a embalsamar su cadáver.

Lo sorprendente es que, al llegar al sepulcro, observan que está abierto.

Cuando se acercan más, ven a un «joven vestido de blanco» que las tran-quiliza de su sobresalto y les anuncia

de nosotros, hay que volver al punto de partida y hacer la experiencia de lo que ha sido esa vida que ha lleva-do a Jesús a la crucifixión y resurrec-ción. Si no es así, la Resurrección será para nosotros una doctrina sublime, un dogma sagrado, pero no experi-mentaremos a Jesús vivo en nosotros.

Galilea ha sido el escenario princi-pal de su actuación. Allí le han visto sus discípulos curar, perdonar, libe-rar, acoger, despertar en todos una esperanza nueva. Ahora sus segui-dores hemos de hacer lo mismo. No estamos solos. El resucitado va de-lante de nosotros. Lo iremos viendo si caminamos tras sus pasos. Lo más decisivo para experimentar al resu-citado no es el estudio de la teología ni la celebración litúrgica sino el se-guimiento fiel a Jesús.

«Ha resucitado». Está vivo para siempre. Nunca podrá ser encontrado en el mundo de lo muerto, lo extinguido, lo acabado.

«¿Buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado?».

Casa RegionalJOSÉ BONIFACIO 1774, [1406] CIUDAD DE BUENOS AIRES TEL: (011) 4632-3940

Noviciado LatinoamericanoJUAN XXIII 2460, [B1683DEP] MARTÍN CORONADO (BS. AS.) TEL: (011) 4842-1820

Seminario FilosóficoJULIÁN MARTEL 1550, [B1663GHL] SAN MIGUEL (BUENOS AIRES) TEL: (011) 4455-0863

Animación Misionera [email protected]

Pquia. Nuestra Señora de la MisericordiaSUCRE 2675 • EL PLUMERILLO, [M5539CZB] • LAS HERAS (MENDOZA) TEL: (0261) 448-9773

Pquia. Ntra. Sra. de PompeyaBILBAO Y FRAGA 581VILLA POMPEYA, [B1722OSI]MERLO (BUENOS AIRES)TEL: (0220) 489-3602

Pquia. de la Medalla MilagrosaAV. FUERZA AÉREA 1527, [Y4600XAA] • ALTO COMEDERO, (JUJUY) TEL: (0388) 427-5858

Pquia. San Ramón NonatoP. PEDRO Y ARÁOZ, [4560]TARTAGAL (SALTA)TEL: (03873) 424-370 CASA: (03873) 422-540

Parroquia San LorenzoHIPÓLITO IRIGOYEN S/N,[4564] CORONEL JUAN SOLÁMORILLO (SALTA)

Hermanas Misioneras de la ConsolataNEMESIO ÁLVAREZ 957, [1744] MORENO (BUENOS AIRES) TEL: (0237) 462-0560

Laicos Misioneros de la ConsolataLMC-ARGENTINA.BLOGSPOT.COM

Jóvenes Misioneros de la [email protected]

Colegio Nuestra Señora de la ConsolataGOMENSORO Y 3 DE FEBRERO, [5519] • GUAYMALLÉN (MENDOZA) TEL: (0261) 4452-282

Instituto Pablo VILIBERTAD 2869, [2400]SAN FRANCISCO (CÓRDOBA)TEL: (0356) 4431-416

Misioneros de la Consolata en Argentina

Espiri

tual

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mis

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a

Por: P. José Antonio Pagola

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Y cada cual podría añadir lo suyo, desde su experiencia de vida; si esta vida que vivimos no nos pasa por en-cima, apresurada y desabrida como sopa tragada sin gusto.

Un célebre conferencista, aquella vez, comenzó así: “Había una vez un papá original”. Y contó: «Era ya noche honda y el papá se paseaba sobre la mórbida arena, en la orilla del mar. Las olas, con su eterno ritmo de ida y vuelta, apenas rompían suavemen-te el arcano silencio. El firmamento estrellado parecía hechizarlo.

La emoción era tanta que la nece-sidad de dormir se alejaba más y más. ‘Listo! Voy a despertar mi hijo’. Corrió como un enamorado y, con fatiga pudo arrancar del sueño a su criaturita. Lo llevó a la orilla del mar: ‘Mirá, hijo. Hijito mirá…’, le susurra-ba con los ojos humedecidos por la conmoción, mientras le indicaba la inmensidad de las aguas marinas y las estrellas que, aquella noche, de-berían estar de boda.

‘Amigos –concluyó el conferen-cista– aquel papá encantado era mi padre. Aquel hijito soy yo. Créanlo: hay cosas que te excavan el alma. Es suficiente abrir los ojos…Los ojos del alma...’» .

Y hay rostros que te plasman por dentro. Te inquietan la existencia. Sin violencia. Como con lazos de amor. Cuando te han mirado la pri-mera vez, has tenido la sensación que, desde siempre, te estaban mi-rando. Y la gana de seguirlos ha pre-valecido. Es imposible resistir, te de-cías en tus adentros… Era como algo que me quemaba y me seducía. Y sin saber desde dónde, una voz miste-riosa te persuadía: “Esto es lo que bus-cabas! Desde siempre en lo más íntimo de tí mismo, lo estabas buscando!..”

“Al día siguiente, estaba Juan Bau-tista otra vez allí con dos de sus dis-cípulos y, mirando a Jesús que pasa-ba, dijo: ‘Este es el cordero de Dios’. Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. Él se dio vuel-ta y, viendo que lo seguían, les pre-guntó: ‘¿Qué buscan?’. Ellos le res-pondieron: ‘Rabbí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?’ ‘Vengan y lo verán’, les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde”.

Uno de los dos discípulos era An-drés. El otro, con toda probabilidad

el propio Juan, el apóstol y evangelis-ta que narra este encuentro en el pri-mer capítulo de su Evangelio. Juan era el más joven de los doce apósto-les y, según la tradición, vivió has-ta los 96 años. Cuando escribió su Evangelio habían pasado muchas décadas luego de la muerte y resu-rrección de Jesús. Y sin embargo, aquella hora “era alrededor de las cuatro de la tarde” –aún quedaba fresca, atractiva como la primera vez–. Y aquella luz límpida, casi in-vasiva, que emanaba la mirada de Jesús de Nazaret, ni los vaivenes de la vida, ni las persecuciones, ni los achaques de la edad la habían podido eclipsar!

Y aquella pregunta del futuro Amigo y Maestro “¿qué buscan?” aún le resonaba dentro, provoca-dora, como en el primer impacto. Día a día, crecía en intensidad, re-velando su misteriosa hondura: “¿a quién buscan?”

Y sin embargo, aquella hora “era alrededor de las cuatro de la tarde” aún quedaba fresca, atractiva como la primera vez

Biblia y misión

Por: p. Luis Manco, imc

Hay cosas que te excavan el alma!..

…hay rostros que te plasman por dentro | hay nostalgias que no te dejan morir!

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Amigo, en nuestra existencia hu-mana y cristiana, solamente lo que acaece como encuentro, en la reso-nancia honda del alma, en la unici-dad de tu persona, queda en solidez; funda certezas; nos excava por den-tro y construye futuro. ¿A tí te pasó alguna vez, hermano, hermana? Ténlo por cierto: tú tanto creces en densidad de vida cuanto serás ca-paz de almacenar encuentros. En-cuentros indelebles. Pero, hay que almacenarlos no a manera de hard disk, sino de manera cordial.

Y cuando este encuentro fuese un encuentro vivo, verdadero, perso-nal con Jesús de Nazaret, desde allí brotarían nuestros valores fuertes, nuestras decisiones de vida, nues-tro compromiso cristiano.

Se habla mucho, hoy en día, de nueva evangelización: “nueva en su ardor, en su método, en su expresión”. Y resuenan vivaces y halagadoras las palabras del Papa Francisco a los jóvenes: “Jóvenes hagan lío…hay que salir, hay que salir…!” Pero, a veces, mucho se reduce en hacer cosas: co-sas lindas, piadosas, bien organiza-das, técnicamente bien curadas en la pastoral, en la catequesis, en inicia-tivas juveniles atrayentes y proposi-tivas. Algunas de ellas impactan por su exigencia fuerte y por experien-cias que marcan: caminatas exte-nuantes a Santuarios marianos, mi-siones en villas-miseria.

Mas, luego de una temporada de entusiasmos estellares, el fuego se apaga. Muy buena voluntad, muchos

sacrificios, esmerada preparación en todos los detalles ¿y..? Y vino la ruti-na de lo cotidiano que lo herrumbró todo. Se entremezclaron otras expe-riencias –experiencias grises, de mal gusto– que arrebataron el encanto del encuentro con Jesús.

¡Ánimo, amigo! Despertá en ti el anhelo de un encuentro verdade-ro con Jesús. Él está cerca de ti. Tu nostalgia, tu clamor interior lo per-cibe. No te resistas! Cántale a Él. Cántale a la vida. Cántale tu pasión de alma misionera: “Señor, toma mi vida nueva antes de que la espera des-gaste años en mí. Estoy dispuesto a lo que quieras, no importa lo que sea, Tu llámame a servir…”.

¡Feliz Pascua!

Que la Alegría del Resucitado llene nuestros corazones, fortalezca nuestros pasos en su seguimiento y avive nuestra voz para dar testimonio gozoso de que vive en medio de nosotros.

Queridos lectores, reciban un saludo pascual lleno de esperanza y anhelo de vida nueva.

Los Misioneros de la Consolata

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En el año 1937, los Misioneros de la Consolata llegaron a nuestro continente con el firme deseo de res-ponder a la vocación misionera dada por Jesús, en el anuncio y la cons-trucción del Reino. Hoy, después de 77 años de arduo trabajo evangeliza-dor, la obra iniciada por el Instituto Misiones Consolata ha venido susci-tando vocaciones al servicio del Reino y de la Iglesia. En este 2015, cinco jóvenes de nuestro continente: dos brasile-ños, dos colombianos y un mexicano

iniciaron el noviciado con el firme propósito de responder a la invita-ción de Jesús de Nazaret, y ser sus discípulos al servicio del mundo.

Todas las etapas para ser un mi-sionero de la Consolata tienen una especial importancia pero la del novi-ciado invita al futuro consagrado a vi-vir, compartir y tener los mismos sentimientos de Cristo casto, pobre y obediente, desde el carisma here-dado por el padre Allamano. En ella, conocemos a fondo la espiritualidad

del Instituto, sus constituciones, se experimenta la vivencia en comuni-dad y todo lo que ella implica.

Quienes conformamos parte deesta familia del noviciado somos:

» ¡Hola! Un saludo grande como elsol. Fruto del misterio de la vida

y para mi suerte nací en un pequeño pueblo de montaña, en la cordillera occidental de Colombia. Versalles es el nombre de aquel pedacito de cie-lo. De cultura paisa, mis padres de-ciden llamarme Oscar Mauricio

De América para el mundo Noviciado latinoamericano, imc

Por: Noviciado, imc

Ven y sígueme

“En aquel tiempo se apareció Jesús y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” Mc 16, 15

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Page 22: Mc 2015 marzo v6 web

ya hace 30 años. La sangre y el vín-culo familiar me heredaron el ape-llido Hernández Martínez. Mi historia, como la de todos, es patri-monio personal que nos acompaña y se engrandece en cada segundo de nuestro existir. Por eso, el presen-te –el mío– engrandece y alimenta mi historia a partir de la experiencia del noviciado, el cual estoy haciendo aquí en la Argentina junto a cuatro compañeros, y después de casi dos meses representa esperanza y ale-gría para seguir luchando por algo nuevo y mejor para la vida. » Mi nombre es Elmer Peláez Epitacio, tengo 32 años. Soy ori-ginario de Xochistlahuaca Guerrero, México. Mis raíces son indígenas, mi lengua materna es el amuzgo y mi segunda lengua, el español. Soy el primer mexicano que tiene el honor de vivir esta experiencia nueva del noviviado y desde el comienzo estoy sumamente asombrado por todo lo que aprendo y vivo. Estoy muy agra-decido por tener la oportunidad de vivir esta experiencia en compañía de personas de diferentes países, hermanos de Brasil, Colombia, Italia, y Argentina. Me siento muy con-tento con todo lo que hasta hoy he aprendido y experimentado. Estoy dando lo mejor de mí, para seguir entregándome al servicio de Dios y la Misión.

¡Jndye na Xmaⁿndyo’!

Xuee je’ Ty’o'o'ts’om cats’aaⁿ

cwenta o' chawaati' xuee na

cwi'ntandooyo'.

(¡Los saludo con alegría, Dios los cuidey los bendiga siempre!)

» Soy Sândrio Cândido, brasileño, de Minas Gerais, y tengo 23 años. Soy el primer hijo y me siguen dos hermanas. Mi camino empezó en 2009, cuando fui invitado por un misionero de la Consolata a hacer una experiencia en los llamados en-cuentros vocacionales. Desde enton-ces vengo conociendo la familia imc, desde la espiritualidad del Fundador, con la dinámica de ser santos antes de ser misioneros. Mi parroquia de origen está en una de las misiones de la Consolata, donde pude vivir esa cercanía de los misioneros con los pueblos. En el período de forma-ción en Brasil trabajé con la infan-cia misionera, una experiencia que me lleno de alegría. Es esa alegría y cercanía que deseo compartir con el pueblo argentino y vivir también en el noviciado. La certeza de que el Dios de la ternura me invita an-tes de todo a ser un hombre pleno, un testigo del amor de Dios por la humanidad. » Mucho gusto, soy Leandro Augusto Baseggio, tengo 24 años, soy hijo único. Llevo con los Misioneros de la Consolata cuatro años de formación. Nací en la ciu-dad de San Pablo, Brasil, donde co-nocí a los Misioneros de la Consolata en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima. Allí trabajé con los niños y adolescentes portadores del vih en la institución Padre Costanzo Dalbésio. Esa experiencia me mar-có mucho en la vida y me ayudó a crecer como persona. Participé du-rante cuatro años de encuentros vocacionales, los que me ayudaron a discernir la vocación misionera. Ingresé al seminario en 2011, don-de realicé los estudios filosóficos. Por ahora, estoy muy contento de poder estar en Argentina para el

período del noviciado. Mi deseo es hacer una buena experiencia con el pueblo argentino y su cultura. De igual manera, espero poder hacer un buen trabajo pastoral. » Hola, soy Carlos Andrés Erazo Giraldo, hace 22 años nací en el sur de Colombia, en la bella ciudad de Florencia. Soy fruto del amor en-tre Pedro Erazo y Ligia Giraldo (qepd). En el año 2010 ingresé al Seminario Mayor de mi diócesis. Posteriormente, respondiendo a un fuerte deseo, anhelo y amor por la misión y la vida comunitaria, deci-dí entrar al Instituto de los misio-neros de la Consolata. Esta opción trajo mucha alegría a mi vida pero tristeza en mis padres, ya que sin-tieron que su único hijo había toma-do vuelo por su cuenta. Estando en los misioneros de la Consolata tuve la bendición de vivir experiencias misioneras con pueblos afros, in-dígenas, campesinos de Colombia y de Ecuador. Hoy me siento muy feliz de estar aquí y de poder seguir caminando bajo el carisma del imc. Espero que sea un año muy fructífe-ro en compañía de Dios, la Virgen y el pueblo argentino. Finalmente, pedimos la protección de la Virgen de la Consolata y nues-tro fundador el Beato José Allamano y, pidiéndoles que sigan aumentan-do en nosotros ese fervor por la mi-sión y el amor por Jesús, el Reino y el imc. “Felices ustedes que escucharon la invitación de Dios y confirmados a tra-vés de la oración y de los sabios consejos recibidos, con coraje dejaron de lado su ámbito de vida, las comodidades y, supe-rando juicios y motivos humanos, entra-ron en el instituto con el fin de preparar-se para las misiones.” (Beato Allamano, los quiero así)

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de personasno conocen a Cristo

Colabore a que un joven realice su vocación

misionera. El mejor don para la misión es un misionero

Más. Un cristiano comprometido con Cristo y con el

Evangelio debe vivir aquello de “ir o ayudar a ir”.

Usted puede ayudar a que

un misionero lleve la gozosa noticia

de la salvación a quienes

no conocen a Jesús.

Gracias a su apoyo

• Los Misioneros de la Consolata trabajan en

el anuncio del Evangelio y en la promoción

humana. ¡No lo olvide!

De su generosidad

• depende la formación de más misioneros.

• De los misioneros depende la proclamación

de la Buena Nueva de Jesucristo a muchos

pueblos.

Expresesu gratitud

al Señor por su propia fe

cristiana y por el amor

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