L´OSSERVATORE ROMANO. 04 Marzo 2012

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    Nmero suelto 1,00. Nmero atrasado

    LO S S E RVATOR E ROMANOEDICIN SEMANAL

    Unicuique suum

    EN LENGUA ESPAOLA Non praevalebunt

    Ao XLIV, nmero 10 (2.253) Ciudad del Vaticano 4 de marzo d

    La lectio divina de Benedicto XVI con el clero de Roma

    El Seor llama siempre

    En el ngelus el Papa invita a vivir la Cuaresma en espritu de conversin

    Cuando Dios se halla en el desiertoLa peticin de oracin por los ejercicios espirituales de la Curia romana

    El desierto donde Jess viveexperiencia de las tentacionerepresenta asimismo para el un lugar donde se puede experimentar de modo partic presencia de Dios. Fue la reque propuso el Papa en el del 26 de febrero ante fieles peregrinos presentes en la plSan Pedro, a pocas horas de los ejercicios espirituales de Cuaresma. Como es habituallugar en la capilla RedemptMater del palacio apostlicoel Pontfice y sus colaboradoCuria romana (en la imagen primer da), hasta el sbado marzo, se renen en oracin siguiendo las meditacionesencomendadas este ao al ca Laurent Monsengwo Pasinyaarzobispo de Kinshasa (Rep Democrtica del Congo). Lcomunin del cristiano con Dsiguiendo pasajes de la pricarta de San Juan es el telos ejercicios de esta Cuaresmtiempo litrgico propicio parenovar y fortalecer nuestra rcon Dios, en espritu de con Es el contexto que en el ntraz Benedicto XVI , encomena la oracin de los fieles estade ejercicios espirituales en eVa t i c a n o .

    Queridos hermanos y hermanas:En este primer domingo de Cuaresma en-

    contramos a Jess, quien, tras haber recibidoel bautismo en el ro Jordn por Juan el Bau-tista (cf. Mc 1, 9), sufre la tentacin en el de-sierto (cf. Mc 1, 12-13). La narracin de sanMarcos es concisa, carente de los detalles queleemos en los otros dos evangelios de Mateoy de Lucas. El desierto del que se habla tienevarios significados. Puede indicar el estado deabandono y de soledad, el lugar de la debi-lidad del hombre donde no existen apoyos niseguridades, donde la tentacin se hace msfuerte. Pero puede tambin indicar un lugarde refugio y de amparo como lo fue para elpueblo de Israel en fuga de la esclavitudegip cia en el que se puede experimentar demodo particular la presencia de Dios. Jessse qued en el desierto cuarenta das, siendotentado por Satans (Mc 1, 13). San LenMagno comenta que el Seor quiso sufrir elataque del tentador para defendernos con suayuda y para instruirnos con su ejemplo(Tractatus XXXIX , 3 De ieiunio quadragesimae :CCL 138/ A, Turnholti 1973, 214-215).

    Qu puede ensearnos este episodio? Co-mo leemos en el libro de la Imitacin de Cris-to, el hombre jams est del todo exento delas tentaciones mientras vive... pero es con lapaciencia y con la verdadera humildad comonos haremos ms fuertes que cualquier enemi-go ( Liber I, c. XIII , Ciudad del Vaticano1982, 37); con la paciencia y la humildad de

    seguir cada da al Seor, aprendemos a cons-truir nuestra vida no fuera de l y como si noexistiera, sino en l y con l, porque es lafuente de la vida verdadera. La tentacin desuprimir a Dios, de poner orden solos en unomismo y en el mundo contando exclusiva-mente con las propias capacidades, est siem-pre presente en la historia del hombre.

    Jess proclama que se ha cumplido eltiempo y est cerca el reino de Dios (Mc 1,15), anuncia que en l sucede algo nuevo:Dios se dirige al hombre de forma insospe-chada, con una cercana nica y concreta, lle-na de amor; Dios se encarna y entra en elmundo del hombre para cargar con el peca-do, para vencer el mal y volver a llevar alhombre al mundo de Dios. Pero este anunciose acompaa de la peticin de corresponder aun don tan grande. Jess, en efecto, aade:convertos y creed en el Evangelio (Mc 1,15); es la invitacin a tener fe en Dios y aconvertir cada da nuestra vida a su voluntad,orientando hacia el bien cada una de nuestrasacciones y pensamientos. El tiempo de Cua-resma es el momento propicio para renovar yfortalecer nuestra relacin con Dios a travsde la oracin diaria, los gestos de penitencia,las obras de caridad fraterna.

    Supliquemos con fervor a Mara santsimaque acompae nuestro camino cuaresmal consu proteccin y nos ayude a imprimir ennuestro corazn y en nuestra vida las palabrasde Jesucristo para convertirnos a l. Enco-miendo, adems, a vuestra oracin la semanade ejercicios espirituales que esta tarde inicia-r con mis colaboradores de la Curia romana.

    4 de marzo, Da de Hispanoamricaen las dicesis de Espaa

    Comprometidos con Amrica en la Nuevaevangelizacin

    MENSAJE DE LA COMISIN PONTIFICIAPA R A AMRICA L AT I N A , PGINA 5

    El Papa relanza al clero la exhortacin paulina acomportarse de manera digna de la llamada recibi-da. Llamada que es de Dios. As se contiene en lacarta de san Pablo a los Efesios (4, 1-16) que si-gui el 23 de febrero en lalectio divinadurante el

    tros de la Iglesia. Y ello requiere, entre otsas, presbteros humildes y libres de vanacapaces de afrontar el analfabetismo relque aflige tambin a los cristianos paconocer la verdad a todos los hombres.

    encuentro de inicios de Cuaresma conlos presbteros de Roma. El gran sufri-miento de la Iglesia de occidente es lafalta de vocaciones sacerdotales. El Se-or llama siempre; lo que falta es la es-cucha, alert el Pontfice, trazando lavocacin sacerdotal como una llamada ala esperanza para construir el noso-

    P GINA

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    LOSSERVATORE ROMANOEDICIN SEMANAL

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    Audiencia al Crculo de San Pedro

    Tambin con la caridadse evangeliza

    La nueva evangelizacin requiere gran apertura de espritu y sabiadisponibilidad hacia todos. En este

    sentido, se sita bien la red de intervenciones asistenciales que realiziscada da en favor de cuantos se encuentran en dificultades. Lo dijo el Papa a los socios del Crculo de SanPedro, recibidos en audiencia el 24 de

    febrero para la entrega del bolo, conocasin de la fiesta patronal de laCtedra del Prncipe de los Apstoles.

    Queridos socios del Crculo de SanPe d ro :

    Me alegra acogeros en este en-cuentro que tiene lugar en la cerca-na de la fiesta de la Ctedra de SanPedro, circunstancia que os brinda laocasin de manifestar la peculiar fi-delidad a la Sede apostlica que,desde siempre, distingue a vuestrobenemrito Crculo. Os saludo a to-dos con gran cordialidad. Saludo al

    presidente general, duque LeopoldoTorlonia, agradecindole las afectuo-sas y devotas palabras que ha queri-do dirigirme, interpretando los senti-mientos de todos vosotros, y saludoal consiliario eclesistico.

    Acabamos de iniciar el camino

    tos, nos renovemos en la fe y en elamor, tanto a nivel personal comocomunitario. Es un itinerario carac-terizado por la oracin y la limosna,por el silencio y el ayuno, a la espe-ra de vivir la alegra pascual. LaCarta a los Hebreos nos exhorta conestas palabras: Fijmonos los unosen los otros para estmulo de la cari-dad y las buenas obras (10, 24).

    Queridos amigos, hoy como ayer,el testimonio de la caridad mueve demodo particular el corazn de loshombres. La nueva evangelizacin,especialmente en una ciudad cosmo-polita como Roma, requiere granapertura de espritu y sabia disponi-bilidad hacia todos. En este sentido,se inserta muy bien la red de inter-venciones asistenciales que realiziscada da en favor de cuantos se en-cuentran en dificultades. Me com-

    place recordar la generosa obra quellevis a cabo en los comedores, enel asilo nocturno, en la casa para fa-milias y en el centro polifuncional,as como el testimonio silencioso,pero muy elocuente, que dais enapoyo de los enfermos y de sus fa-miliares en el Hospice Fondazione Ro-ma , sin olvidar el compromiso misio-nero en Laos y las adopciones a dis-tancia.

    Sabemos que la autenticidad denuestra fidelidad al Evangelio tam-bin se verifica sobre la base de laatencin y la solicitud concreta quenos esforzamos por manifestar alprjimo, especialmente a los ms d-biles y marginados. La atencin alotro implica desear su bien, en todoslos aspectos: fsico, moral y espiri-tual. Aunque la cultura contempor-nea parece haber perdido el sentido

    mo cuanto hagamos a nuestromanos, especialmente a los mqueos y abandonados (cf. M40). Es necesario armonizar ncorazn con el corazn de para que el apoyo amoroso oa los dems se traduzca en parcin y comunin consciente sufrimientos y en sus esperanzciendo as visible, por una pamisericordia infinita de Diostodos los hombres, que brillarostro de Cristo; y, por otra, nfe en l. El encuentro con ella apertura del corazn a sus dades son una ocasin de saly de bienaventuranza.

    Queridos socios del CrcuSan Pedro, como todos loshoy habis venido a entregabolo para la caridad del Paphabis recogido en las parroquRoma. Ese bolo representaayuda concreta ofrecida al Sde Pedro, para que pueda respa las innumerables peticiones llegan de todas las partes deldo, especialmente de los paspobres. Os agradezco de corazda la actividad que realizis gsamente y con espritu de sacy que nace de vuestra fe, decin con el Seor cultivada caFe, caridad y testimonio debguir siendo las lneas directrivuestro apostolado. Adems, no recordar vuestra presencia te las celebraciones litrgicasbaslica de San Pedro? Esa preredunda principalmente en vhonor, puesto que con ella mtis la constante entrega y ladad devota que os unen a ladel apstol Pedro. Que el Serecompense y colme de benda vuestro Crculo; que ayude uno de vosotros a realizar sucin cristiana en la familia, enbajo y en vuestra asociacin.

    Queridos amigos, a la vez renuevo mi aprecio por el sque prestis a la Iglesia , osmiendo, juntamente con vuestmilias, a la intercesin maternVirgen Mara, Salus populi romade vuestros santos protectoremi parte, os aseguro mi recuela oracin por vosotros, por cos acompaan en las diversastivas y por quienes encontrvuestro apostolado diario, mimparto con afecto a todos upecial bendicin apostlica.

    La presencia cristiana en Tierra Santa

    Todo de la nada

    cuaresmal y, como record en mireciente Mensaje (cf. LOsserva-tore Romano , edicin en lenguaespaola, 12 de febrero, pp. 6-7),este tiempo litrgico nos invitaa reflexionar sobre el corazn dela vida cristiana: la caridad. LaCuaresma es un tiempo propiciopara que, con la ayuda de la Pa-labra de Dios y de los sacramen-

    del bien y del mal, es reafirmar con fuerza que existe y triunfa. As puresponsabilidad hacia elmo significa querer y hbien al otro, deseando qabra a la lgica del bien;sarse por el hermano siabrir los ojos a sus necessuperando la dureza delzn que no nos deja ver frimientos de los dems. te modo, el servicio case convierte en una formalegiada de evangelizaciluz de la enseanza deque considerar hecho a

    FRANCESCO VENTORINOUna vez ms he estado en TierraSanta guiando a un pequeo pue-blo cristiano. La mayor impresinque se tiene en esos lugares derivadel mtodo de Dios, que hace todode la nada. Una inscripcin de nin-gn valor se halla sobre los restosde una casa, en realidad una gruta;pero se trata, segn los arquelo-gos, del hogar de la Virgen. Enapariencia, insignificante. Ve r b u mcaro hic factum est (el Verbo se hi-zo carne aqu).

    En la pobreza absoluta de aquellugar, la humildad de una mucha-cha hebrea, que alimentaba la con-ciencia de la propia nada, acogi a Aqul para quien todo es posible.Es as como Mara se convirti enel inicio de la creacin nueva, obra-da por su hijo Jess, verdaderohombre y verdadero Dios. Los au-tnticos protagonistas de la historiase caracterizan por la conciencia dela propia poquedad; y por la con-fianza en la omnipotencia de Dios.Este indicio de una abismal des-proporcin se renueva cuando seencuentra a la comunidad cristianaque vive hoy en aquella tierra; unacomunidad exigua respecto a toda

    la poblacin de Israel y de los Te-rritorios palestinos. Una minorapequea, los cristianos. Con todo,ellos custodian la verdad acerca delhombre y de la historia, y por lotanto acerca del destino ltimo desu patria. El cristianismo, de hecho,all ms que en otro sitio, resulta ellugar en el que lo humano es exal-tado en su totalidad.

    En oposicin a este modo de ac-tuar de Dios, se yergue en la histo-ria el poder. Que se re de quienesdesean vivir hasta el fondo de la fecristiana; y a la vez teme sobre todoa ese tipo de hombre. Y se esfuerzaen domarlo.

    Precisamente en Tierra Santa sepone en juego, de forma emblem-tica, el destino de la humanidad. All se hace radical la alternativaentre la caridad y la lgica delmundo. Los cristianos construyenescuelas y hospitales donde acogena todos; hasta han levantado unauniversidad en Beln donde la ma-yora de los estudiantes son musul-manes. Adems se ayudan entre spara afrontar el problema de la casay del trabajo, transformndose enun paradigma de lo que podra sertoda la sociedad. Quienes en cam-bio buscan con la violencia y la as-

    tucia la solucin a una dramticacontradiccin entre pueblos diver-sos, de esa manera no hacen msque perpetuarla.

    Ciertamente hay que identificaruna solucin poltica, y ello urgen-temente; pero si no estuviera infor-mada por la caridad hacia la perso-na, terminara en una injusticia ul-terior, hasta mayor que la que sepretende sanar.

    An afligidas por divisiones desiglos, las confesiones cristianasconstituyen un punto de referenciaindispensable para toda la sociedadisrael y palestina. La escasez de sustestigos nada quita a la presenciade Cristo; es ms, el Seor actaprecisamente a travs de aquellosinstrumentos suyos tan humildes,con quienes llama y vuelve a llamara cada hombre.

    De Tierra Santa los cristianosvuelven con una comprensin me- jor del misterio de la Iglesia, sacra-mento de salvacin para todos loshombres, y con una percepcin msaguda de la propia responsabilidaden la historia. Responsabilidad queno puede esquivarse en nombre dela propia debilidad. Dios nos hacecapaces de asumirla. l, que hizotodo de la nada.

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    nmero 10, domingo 4 de marzo de 2012 LOSSERVATORE ROMANO pg

    Discurso del Papa al simposio de los obispos de ambos continentes

    Fraternidad y cooperacinentre frica y Europa

    Benedicto XVI invita a proseguir por la camino fecundo de fraternidad activa y de unidad de propsitos. As

    se expres en su discurso a los participantes en el simposio de losobispos de frica y Europa, a quienesrecibi en audiencia el jueves 16 de

    febrero, por la maana, en la salaClementina del palacio Apostlico.

    Seores cardenales, queridos herma-nos en el episcopado, queridos her-manos y hermanas:

    Me complace recibiros al final delSimposio de los obispos de frica yEuropa, y os saludo a todos congran afecto, en particular al cardenalPter Erd, presidente del Consejode las Conferencias episcopales deEuropa, y al cardenal Polycarp Pen-go, presidente del Simposio de lasConferencias episcopales de frica yMadagascar, agradecindoles lasamables palabras con que han intro-ducido este encuentro. Quiero ex-presar mi vivo aprecio a quienes hanorganizado las jornadas de estudio,durante las cuales habis debatidosobre el tema de la evangelizacinactual de vuestros territorios, a la luzde la comunin recproca y la cola-boracin pastoral que se instaurdurante el primer Simposio del ao2004.

    Con vosotros doy gracias a Diospor los frutos espiritualesque han resultado de lasrelaciones de amistad ycooperacin entre las co-munidades eclesiales devuestros continentes du-rante estos aos. Desdediferentes contextos cultu-rales, sociales y econmi-cos, habis puesto de re-lieve la comn voluntadapostlica de anunciar avuestros pueblos a Jesu-cristo y su Evangelio, conel estilo del intercambiode dones. Continuad eneste camino fecundo defraternidad activa y deunidad de propsitos, am-pliando cada vez ms loshorizontes de la evangeli-zacin. Para la Iglesia enEuropa, de hecho, el en-cuentro con la Iglesia en frica siempre es un mo-mento de gracia en virtudde la esperanza y la ale-gra con que las comuni-dades eclesiales de fricaviven y comunican la fe, como hepodido constatar en mis viajes apos-tlicos. Por otro lado, es hermosover cmo la Iglesia en frica, a pe-sar de vivir en medio de tantas difi-cultades y con la necesidad de paz yreconciliacin, est dispuesta a com-partir su fe.

    En las relaciones entre la Iglesiaque est en frica y en Europa, te-ned presente el vnculo fundamentalentre la fe y la caridad, porque am-bas se iluminan mutuamente en suverdad. La caridad favorece la aper-tura y el encuentro con el hombrede hoy, en su realidad concreta, parallevarle a Cristo y su amor a cada

    persona y a cada familia, especial-mente a los ms pobres y solos.Caritas Christi urget nos (2 Co 5,

    14): de hecho, el amor de Cristo eslo que llena los corazones e impulsaa evangelizar. El Maestro divino,hoy como entonces, enva a sus dis-cpulos por los caminos del mundopara proclamar su mensaje de salva-cin a todos los pueblos de la tierra(cf. Carta ap. Porta fidei,7).

    Los desafos actuales que debisafrontar, queridos hermanos, sonexigentes. Pienso, en primer lugar,en la indiferencia religiosa, que llevaa muchas personas a vivir como siDios no existiese, o a contentarsecon una religiosidad vaga, incapazde enfrentarse a la cuestin de laverdad y al deber de la coherencia.Hoy en da, especialmente en Euro-pa, aunque tambin en algunas par-tes de frica, se siente el peso delambiente secularizado y a menudo

    hostil a la fe cristiana. Otro desafopara el anuncio del Evangelio es elhedonismo, que ha contribuido ahacer que la crisis de valores penetreen la vida cotidiana, en la estructurade la familia, en la manera misma deinterpretar el significado de la exis-tencia. Sntoma de una situacin degrave malestar social es tambin ladifusin de fenmenos como la por-nografa y la prostitucin. Vosotrossois muy conscientes de estos desa-

    fos, que avivan vuestra concienciapastoral y vuestro sentido de respon-sabilidad. Esos desafos no debendesalentaros, sino ms bien debenconstituir una ocasin para renovarel compromiso y la esperanza, la es-peranza que nace de la conviccinde que si la noche est avanzada, elda est cerca (cf. Rm 13, 12), porqueCristo resucitado est siempre connosotros. En las sociedades de fri-ca y de Europa no son pocas lasfuerzas del bien, muchas de las cua-les estn al frente de las parroquias yse distinguen por un compromiso desantificacin personal y de apostola-do. Espero que, con vuestra ayuda,puedan convertirse cada vez ms en

    clulas vivas y vitales de la nuevaevangelizacin.

    Que la familia est en el centro devuestra solicitud de pastores: la fa-milia, iglesia domstica, es tambinla garanta ms slida para la reno-vacin de la sociedad. En la familia,que conserva usos, tradiciones, cos-tumbres, ritos impregnados de fe, seencuentra el terreno ms adecuadopara el florecimiento de vocaciones.La actual mentalidad consumistapuede tener repercusiones negativasen el surgimiento y el cuidado de las

    vocaciones; de ah la necesidad deprestar especial atencin a la promo-cin de las vocaciones al sacerdocioy de especial consagracin. La fami-lia es tambin el fulcro formativo dela juventud. Europa y frica tienennecesidad de jvenes generosos, quesepan hacerse cargo responsable-mente de su futuro, y todas las insti-tuciones deben tener presente queen estos jvenes se encuentra el fu-turo y que es importante hacer todo

    lo posible para que su camino no es-t marcado por la incertidumbre y laoscuridad. Queridos hermanos, se-guid con especial atencin su creci-miento humano y espiritual, alentan-do tambin las iniciativas de volun-tariado que puedan tener un valoreducativo.

    En la formacin de las nuevas ge-neraciones asume un papel impor-tante la dimensin cultural. Vosotrossabis muy bien lo mucho que laIglesia estima y promueve toda for-ma autntica de cultura, a la queofrece la r iqueza de la Palabra deDios y la gracia que brota del Miste-rio pascual de Cristo. La Iglesia res-

    peta todo descubrimiento de ladad, porque toda la verdad vieDios, pero sabe que la mirada fe puesta en Cristo abre la meel corazn del hombre a la Vprimera, que es Dios. As la cualimentada por la fe, l leva a ldadera humanizacin, mientraslas falsas culturas terminan porducir a la deshumanizacin: enropa y en frica hemos tenido ejemplos. Por lo tanto, debisuna preocupacin constante pcultura, como parte de vuestrcin pastoral, teniendo siemprepresente que la luz del Evangeinserta en el tejido cultural, edolo y haciendo fecundar sus rzas.

    Queridos amigos, vuestro Sisio os ha dado la oportunidadreflexionar sobre los problemasIglesia en los dos continentes.tamente, los problemas no faltson a veces relevantes; perootro lado, tambin son una pr

    de que la Iglesia estque crece, y no tienedo de llevar a cabo ssin evangelizadora.ello necesita la oracel compromiso de los fieles; de hechevangelizacin es pala vocacin de todobautizados, que esvocacin a la sanLos cristianos que tuna fe viva y estntos a la accin del Etu Santo se conviertetestigos del EvangelCristo con la palabravida. A los pastoreembargo, se les ha cdo una responsabiespecial. Por lo vuestra santidad pnal debe repercutir eneficio de los que hdo confiados a vucuidado pastoral, y que debis servir. Lade oracin fecundarde dentro vuestro ap

    lado. Un obispo debe ser amanCristo. Vuestra distincin y adad moral que sustentan el ejede vuestra potestad jurdica,pueden venir de vuestra santidavida (Exh. ap. postsin. Africanus, 100).

    Encomiendo vuestros propespirituales y vuestros proyectotorales a la intercesin de Martrella de la evangelizacin, a de corazn os imparto una espbendicin apostlica a vosotrlas Conferencias episcopales deca y de Europa, y a todos vusacerdotes y fieles.

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    El Consejo ordinario de la Secretara general examina el borrador

    Hacia el Instrumentum laborisdel Snodo sobre la evangelizaciLa nueva evangelizacin para la transmisinde la fe cristiana. La XIII asamblea general or-dinaria del Snodo de los obispos que tendr

    lugar del 7 al 28 del prximo octubre est cen-trada en un tema que, en la historia de los sno-dos, ha tenido, en cierto sentido, un precedenteen la III asamblea general ordinaria del 27 deseptiembre al 26 de octubre de 1974 sobre Laevangelizacin en el mundo moderno. Un as-pecto que record el arzobispo Nikola Eterovi,secretario general del Snodo de los obispos, enla intervencin que abri la sptima reunin delXIII Consejo ordinario de la Secretara general.

    No se trata simplemente de una coincidenciacronolgica o temtica, sino ms bien de un sig-no de continuidad de la solicitud de la Iglesiaen la predicacin del Evangelio. Por tal motivosta encuentra valiosas sugerencias tambin parasu misin en el mundo de hoy en la exhorta-cin apostlica Evangelii nuntiandi sucesiva aaquella tercera asamblea. El secretario generalevidenci los estrechos vnculos que la unen alConcilio Vaticano II y los textos conciliares pre-sentes en forma de citaciones en ese documentop ost-sino dal.Objeto primario del orden del da propuestoal Consejo fue el examen del borrador del Ins-trumentum laboris de la prxima asamblea gene-

    Benedicto XVI. El rezo del ngelrr los trabajos con la invocaciVirgen Mara, Madre de la Iglesitrella de la evangelizacin, a fin los trabajos del prximo Snodo sarrollen con fruto en la memorConcilio Vaticano II y en la fideliEvangelio para la transmisin de

    En la reunin participaron losnales Francis Arinze, prefecto ede la Congregacin para el culto y la disciplina de los sacramFrancis Eugene George, O.M.I., arpo de Chicago (Estados Unido Amrica); Peter Kodwo Appiakson, presidente del Consejo pon Justicia y paz; Marc Ouellet,P.S.Sfecto de la Congregacin para lopos; Joseph Zen Ze-Kiun, S.D.B.,po emrito de Hong Kong (ChOdilo Pedro Scherer, arzobispo dPaulo (Brasil); Walter Kasper, prete emrito del Consejo pontificiola promocin de la unidad de lotianos; Gianfranco Ravasi, presdel Consejo pontificio para la culos monseores Thomas Menamppil, S.D.B., arzobispo emrito de Ghati (India); Diarmuid Martin, arzpo de Dubln (Irlanda); Mark Ben

    ral ordinaria, cuyo texto ya se haba enviado alos miembros en sus sedes. Esto ha permitidoconcentrar los trabajos en la jornada del jueves16 de febrero, considerando que los cardenalesmiembros del Consejo ordinario participaron enlos eventos relativos al Consistorio del viernes17. Se dio un intercambio de reflexiones antesen la asamblea plenaria; posteriormente en losdos grupos lingsticos ingls e italiano cu-yas respectivas conclusiones se trataron ulterior-mente en la sucesiva y conclusiva discusin ple-naria.

    Las partes del borrador que han suscitadomayor atencin se refieren a la estructura litera-ria general del texto y las integraciones de te-mas como la identidad de los destinatarios de lanueva evangelizacin, la identidad del cristianoen su relacin con el Evangelio y con Jesucristo,que es el Evangelio mismo. Particularmente ricofue el debate en torno a la pr imaca de la fe enel presente momento histrico marcado precisa-mente por la crisis de fe, que es tambin unacrisis de transmisin de la fe misma. Se habl

    de la infecundidad de la evangelizacitual, tambin en presencia de ciertas incias de la cultura contempornea que

    particularmente difcil la transmisin de lrepresentan al mismo tiempo un desafolos cristianos y para la Iglesia. Al respecobserv la convocatoria del Ao de luna ocasin propicia para profundizar en ede la fe recibido del Seor a fin de vitransmitirlo a los dems.

    El lugar originario de la transmisin dse indic en la familia. Es en ella, endonde la fe se comunica a los jvenes, q justamente en la experiencia de la aprenden tanto el contenido como la praxla fe cristiana. La obra insustituible de la fse prolonga por la catequesis desarrolladainstituciones eclesiales, especialmente ade la liturgia con los sacramentos y la hy dando espacio a las misiones parroquila piedad popular, a los movimientos, a lmunidades eclesiales.

    El secretario general agradeci a los bros del Consejo, elegidos en la XII asageneral ordinaria, su labor a favor de la clidad episcopal y su indispensable colabocon la Secretara general del Snodo de lopos, dado el servicio prestado al ministe

    Coleridge, arzobispo de Canberra-Gou(Australia); Luis Antonio G. Tagle, arzode Manila (Filipinas).

    Por compromisos pastorales en sus revas sedes, no pudieron tomar parte en los jos los cardenales Oscar Andrs Rodrgueradiaga, S.D.B., arzobispo de Tegucigalpa,

    dente de la Conferencia episcopal de Hony Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispKinshasa (Repblica Democrtica del Coy monseor Florentin Crihlmeanu, obisCluj-Gherla, Claudipolis-Armenpolis dRumanos (Rumana).

    Fueron invitados respectivamente colator general y secretario especial de asamblea el cardenal Donald Williamarzobispo de Washington (Estados Unido Amrica), y monseor Pierre-Marie Carrbispo de Montpellier (Francia), con quientuvo tambin monseor Salvatore Fisipresidente del Consejo pontificio para lmocin de la nueva evangelizacin.

    Para encauzar la crisis a nivel global

    Estrategiade la solidaridad

    ETTORE GOTTI TEDESCHIEn el mundo occidental la exigencia de desapalan-

    car (d e l e v e ra g i n g ) la deuda producida en treinta aospor familias, empresas, instituciones financieras yEstados est provocando ese fenmeno que, parasimplificar, se define recesin, esto es, crecimientonegativo del producto interior bruto. El PIB se con-trae porque las familias reducen los consumos, lasempresas producen menos, las bancas limitan las in-termediaciones, los Estados procuran endeudarsemenos. Los capitales disponibles son escasos y mscostosos, el crdito es inferior y, subjetivamente,ms costoso a causa de las diferencias entre s p re a d .La superacin de la recesin no ser fcil ni realiza-ble a corto plazo.

    Austeridad es la expresin que mejor caracterizaesta fase econmica del mundo occidental. Pero nohay que descuidar la tentacin de transferirla aotros pases.

    Europa y los Estados Unidos, despus de dcadasde deslocalizacin productiva, ahora deben reindus-trializarse para sostener la ocupacin interna y vol-ver a encontrar una nueva competitividad. Pero, sinmucho capital para las inversiones, se intentar lava de las reformas a fin de crear mayor productivi-dad y obtener menores despilfarros. Se buscar, enlo posible, reducir la importacin de productos yreimportar las producciones. Escenarios distintos deestos permiten prever tensiones sociales difcilmentemanejables. Tampoco hay que excluir que se lleguea la devaluacin de las monedas y a la proteccinde sectores econmicos considerados estratgicos.

    El deseo de no sufri r o de limitar el impacto dela recesin se podr, por lo tanto, concretar en unatransferencia de los problemas a los pases emergen-tes, o sea, a esos mismos pases adonde se desplaza-ron las producciones en el pasado reciente. Con fa-tiga, en cambio, para poner en marcha el verdaderomotor de la recuperacin econmica occidental:promover la formacin de las familias.

    El impacto de estas estrategias en los pases emer-gentes podra ser grave porque sus economas, anfrgiles, veran bruscamente reducidas las exporta-ciones, con la consiguiente disminucin de los capi-tales de entrada. Estas naciones tambin experimen-tarn la contraccin del PIB y tendrn que procurarque crezca la demanda interna. Pero esta eleccinpodr producir algunos efectos como el uso de ca-pitales para incrementar las inversiones internas y elcrecimiento del poder adquisitivo local, que, en de-finitiva, significa tambin un mayor coste del traba- jo. Se trata de un proceso que, una vez activado,conducir al aumento de los precios de los produc-tos exportados y, por lo tanto, a una competitividadms escasa.

    En occidente, gracias a las tecnologas, las pro-ducciones que necesitan una mano de obra menoscostosa encontrarn nueva competitividad y esto re-querir a los pases emergentes la especializacin enproducciones ms costosas no compensable porlas tecnologas que, en cambio, sern cada vez msobjeto de competicin entre esas mismas naciones,con repercusiones negativas sobre las menos dota-das. Los pases emergentes ms ricos y tecnolgica-mente avanzados podrn intentar la penetracin enoccidente, adquiriendo empresas y produciendo lo-calmente. Pero ser indispensable que acepten re-glas para ellos completamente nuevas.

    Se configuran riesgos de impacto que habr quemanejar estratgicamente para no debilitar a lasfranjas ms vulnerables de la poblacin y a los pa-ses ms pobres, que precisamente estaban entrandoen el ciclo del bienestar, aunque con capacidades li-mitadas de competicin.

    As pues, adems de las estrategias occidentalesde reindustrializacin, es el mundo entero el quedebe aliarse para salir juntos de la crisis y consentirque el reequilibrio de la distribucin de la riquezainiciado con la globalizacin pueda llevarse a ca-bo sin egosmos, con solidaridad y justicia. El mun-do global no puede soportar nuevas deslocalizacio-nes. Sobre todo de la crisis y de la pobreza.

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    nmero 10, domingo 4 de marzo de 2012 LOSSERVATORE ROMANO p

    SIGUE ENLA P

    Mensaje de la Comisin pontificia para Amrica Latina con motivo del Da de Hispanoamrica (4 de marzo) en las dicesis de E

    Comprometidos con Amrica en la Nueva evangelizacmayor confianza y credibilidad ensus pueblos es signo y fruto de la fe-cundidad de aquella primera evange-lizacin, de la profunda incultura-cin de la fe en la vida de aquellospueblos, y del enraizamiento seculardel cristianismo; y ello, a pesar decompromisos mundanos, descuidos ydeficiencias en la evangelizacin, yun muchas veces in-suficiente cuidadopastoral y catequti-co, agravado por laescasez de sacerdo-tes para atender amuchas comunidadescristianas.

    Ese patrimonio se mani-fiesta en la fe de tantos fielesy en la rica y profunda religio-sidad popular, en la cual aparece elalma de los pueblos latinoamerica-nos (Benedicto XVI, Discurso inau-

    gural de la Conferencia de Aparecida ).E incluso ese patrimonio como in-dican los Obispos en Aparecida (n.7) se expresa en la caridad queanima por doquier gestos, obras ycaminos de solidaridad con los msnecesitados y desamparados [...], enla conciencia de la dignidad de lapersona, la sabidura ante la vida, lapasin por la justicia, la esperanzacontra toda esperanza y la alegra devivir aun en condiciones muy difci-les que mueven el corazn de nues-tras gentes. Por eso, el Episcopadolatinoamericano en Aparecida pudoafirmar con buenas razones que latradicin catlica es un cimientofundamental de la identidad, uni-dad y originalidad de Amrica Lati-na (cf. n. 8).

    La independencia de los pases la-tinoamericanos, que legtimamentese conmemora y se celebra en su Bi-centenario, si bien trajo consigo al-gunas dcadas de enfrentamientos ydesencuentros, de ningn modo fueruptura con toda la riqueza que Es-paa aport, como lengua, cultura yreligin. Ya desde mediados del si-glo XIX, esos vnculos fueron refor-zados por la masiva inmigracin es-paola y portuguesa a tierras ameri-canas. Desde entonces, han ido cre-ciendo, a ritmos desiguales segn lasdiversas circunstancias, los lazos po-lticos, econmicos y culturales entreEspaa y Amrica Latina.

    Sus destinos estn indisoluble-mente unidos. Por eso, se sigue ne-cesitando fortalecer la cooperacinespiritual, personal y econmica en-tre las Iglesias de Latinoamrica yEspaa. Para ello son precisos losvnculos sociales de solidaridad, losintercambios culturales y la intensifi-cacin de la comunin y colabora-cin entre sus Iglesias; es decir, todo

    aquello que sirva para propapoyar la transmisin de la fereto principal de la Nueva Elizacin.

    Intensificar el compromim i s i o n e ro . . .

    An resuena con vigor en noamrica la voz del Beato Jublo II cuando, dirigindose

    Obispos, reunidos en AsamblConsejo Episcopal Latinoamno (CELAM ), el 9 de ma

    1983, les deca: memoracin

    medio milenio de la evangeltendr su pleno significado sicompromiso vuestro [...] poevangelizacin nueva. Nuevaardor, en sus mtodos y en spresiones. Y despus, el 12 dbre de 1984, inaugurando enDomingo el novenario de apreparacin del V Centenarioevangelizacin americana, llamuna nueva evangelizacin de

    rica Latina, que despliegue covigor, como la de los orgenpotencial de santidad, un grapulso misionero, una vasta cdad catequtica, una manifefecunda de colegialidad y comun combate evanglico de digcin del hombre para generaun gran futuro de esperanza.

    Los llamamientos a una Evangelizacin han sido dmuy frecuentes, tanto por el Juan Pablo II , como por BenXVI, dirigidos especialmente a

    Desde el agradecimientoEl Da de Hispanoamrica es

    una valiossima y oportuna citaanual, tradicionalmente incorporadaen el calendario de la Iglesia catlicaen Espaa desde el ao 1959, paraactualizar y fortalecer los vnculos decomunin y colaboracin con laIglesia en Hispanoamrica y la soli-daridad entre sus pueblos y nacio-nes.

    Factor decisivo para potenciar di-cha comunin y colaboracin ha si-do la corriente de misioneros espa-oles sacerdotes y laicos enviadospor sus respectivas dicesis, o reli-giosos y religiosas de las ms diver-sas comunidades que, desde hacems de un siglo hasta hoy, han revi-talizado aquella vocacin misioneraque estuvo en los orgenes delNuevo Mundo y se han incorpo-rado al trabajo pastoral de las msdiversas Iglesias locales en el conti-nente de la esperanza, al serviciodel Pueblo de Dios. Cmo no ren-dir homenaje de gratitud a los ac-tuales 354 sacerdotes diocesanos es-paoles acogidos a la Obra de Coo-peracin Sacerdotal Hispanoameri-cana (O CSHA ) de la ConferenciaEpiscopal Espaola, y que estn re-

    partidos en los ms diversos paseslatinoamericanos, al servicio de lasIglesias particulares de Amrica msnecesitadas y con mayor escasez depersonal eclesistico! Y esa gratitudabraza tambin a otros tantos sacer-dotes diocesanos misioneros, a todoslos religiosos y religiosas, a los laicosmisioneros y a los miembros de mo-vimientos eclesiales y nuevas comu-nidades, todos ellos espaoles deorigen e hispanoamericanos por vo-cacin, opcin y adopcin.

    Precisamente con esta misma acti-tud misionera, el Episcopado lati-noamericano afirm su compromiso,en el documento de Aparecida (n.378), de estimular a las Iglesias lo-cales para que apoyen y organicenlos centros misioneros nacionales yacten en estrecha colaboracin con

    las Obras Misionales Pontificias yotras instancias eclesiales cooperan-tes, cuya importancia y dinamismoreconocemos y agradecemos de cora-zn. Y ms concretamente, conocasin de los cincuenta aos de laencclica Fidei donum, damos graciasa Dios por los misioneros y misione-ras que vinieron al continente y aquienes hoy estn presentes en l,dando testimonio del espritu misio-nero de sus Iglesias locales al ser en-viados por ellas.

    Hoy da, la Iglesia en Espaa y laIglesia en Amrica asumen, de algnmodo, similares desafos. Su riqusi-

    ma tradicin catlica que est enlas races de sus pueblos, que ha ani-mado secularmente la vida de susgentes, que ha dado expresin a susms altas creaciones culturales co-rre el riesgo de una gradual erosin.La secularizacin avanza por do-quier. No faltan hostilidades contrala presencia de la Iglesia y su men-saje. La corriente hedonista y relati-vista de la sociedad del consumo ydel espectculo tiende a desplazar ydesarraigar la cultura cristiana de lospueblos. La traditio de la fe se havuelto ardua tarea. Ya no basta conapelar a las races cristianas y decla-mar retricamente sobre su magnfi-ca tradicin. Se necesita actualizar,reformular y revitalizar la tradicincatlica, arraigndola ms profunda-mente en el corazn de las personas,en la vida de las familias y en la cul-tura de los pueblos, para que res-plandezca como belleza de la ver-dad, promesa de felicidad y novedadde vida ms humana para todos. Senecesita, s, una nueva evangeliza-cin! Se necesita tanto en Europacomo en Amrica! Bajo esa luz, sepropone con acierto el lema del pr-ximo Da de Hispanoamrica, 4de marzo de 2012: Comprometidoscon Amrica en la Nueva Evangeli-zacin.

    Un largo camino compartidoHispanoamrica debe a Espaa,

    ante todo, lo que es su ms rico te-soro: el patrimonio de la tradicincatlica comunicada, inculturada yarraigada en las tierras buenas delNuevo Mundo. Con razn Bene-dicto XVI seal en Aparecida, el 13de mayo de 2007, que el patrimonioms precioso de Amrica Latina esese don providencial que ha gestadoa sus pueblos y que ha animado suvida y cultura [...] durante ms decinco siglos. Este es el rico tesorodel continente americano deca elPapa en esa oportunidad; este essu patrimonio ms valioso: la fe en

    Dios amor, que revel su rostro en Jesucristo [...]. No es una ideologapoltica, ni un movimiento social,como tampoco un sistema econmi-co; es la fe en Dios amor, encarna-do, muerto y resucitado, el autnticofundamento de esta esperanza queprodujo frutos tan magnficos desdela primera evangelizacin hastahoy.

    El hecho de que aproximadamen-te el 80% de los latinoamericanossean todava hoy bautizados en laIglesia catlica, y de que esta, laIglesia catlica, contine siendo unade las instituciones que suscita la

    Detalle del cartel de Hispanoamrica

    Arriba, misa de clausura XXVI Jornada mundia

    juventud (Madrid,agosto d

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    La lectio divina de Benedicto XVI durante el tradicional encuentro con el clero de Roma por el inicio de la Cuaresma

    El Seor llama siempre La vocacin sacerdotal es una llamada ala esperanza para construir el nosotrosde la Iglesia. En ello hizo hincapi

    Benedicto XVI ante los presbteros de la

    dicesis de Roma, a quienes recibi enaudiencia el jueves 23 de febrero por lamaana en el aula Pablo VI del Vaticano.

    Al comienzo del encuentro, el cardenal vicario Agostino Vallini salud al Papa ennombre de los obispos auxiliares, prrocos,vicarios parroquiales y sacerdotescolaboradores en las distintas capellanashospitalarias, universitarias y del mundodel trabajo, as como de los diconos

    presentes. El purpurado manifest que el testimonio gozoso y fiel y la palabrarica en reflexin teolgica y en vidaespiritual del Pontfice es un bao

    saludable en las aguas frescas del Espritu que vuelven a dar vigor a lavida, incrementan el entusiasmo y alientana trabajar bien en las comunidadeseclesiales de Roma. Publicamos nuestratraduccin de la lectio divina que

    pronunci Benedicto XVI

    partiendo de un pasaje de la Carta a los Efesios (4, 1-16) y, as, proponiendo al clero de su dicesisla invitacin de san Pablo a comportarse de manera digna de la llamada recibida.

    El gran sufrimiento de la Iglesen Europa y en Occidente es lade vocaciones sacerdotales, pero

    siempre; lo que falta es la escu

    mienza con la autopresentacin del au-tor: Yo Pablo, prisionero por el Se-or (v. 1). La palabra griega desmiosdice encadenado: Pablo, como un

    criminal, est entre cadenas, encadena-do por Cristo y as comienza en la co-munin con la pasin de Cristo. Estees el primer elemento de la autopresen-tacin: l habla encadenado, habla enla comunin de la pasin de Cristo yas est en comunin tambin con laresurreccin de Cristo, con su nueva vi-da. Tambin nosotros, cuando habla-mos, debemos hacerlo en comunincon su pasin, aceptando nuestras pa-siones, nuestros sufrimientos y pruebas,en este sentido: son precisamente prue-bas de la presencia de Cristo, de que lest con nosotros y de que, en la comu-nin con su pasin, vamos hacia la no-vedad de la vida, hacia la resurreccin.

    As pues, encadenado es en primerlugar una palabra de la teologa de lacruz, de la comunin necesaria de todoevangelizador, de todo pastor con el

    Pastor supremo, que nos ha redimidoentregndose, sufriendo por noso-tros. El amor es sufrimiento, es entre-garse, es perderse, y precisamente deeste modo es fecundo. Pero as, en el

    los dems, ayudarles a quey as acepten la llamada, scamino de vocacin a serCristo. San Pablo vuelve a

    palabra llamada al final mer prrafo, y habla de ude una llamada a la espermada misma es una espedemuestra las dimensionesda: no es slo individual; les un fenmeno de dilogmeno en el nosotros; eny en el nosotros. Llamperanza. As vemos las de la llamada; son tres. Llatimo trmino, segn este Dios. Dios es el fin; al fsencillamente a Dios y todes un camino hacia Dios. Pmino hacia Dios nunca eses un camino slo en el ymino hacia el futuro, haccin del mundo, y un cnosotros de los llamadosotros, que les ayuda a escu

    mada. Por eso la llamadatambin una vocacin ecleles a la llamada del Seorcubrir este nosotros en eel cual estamos llamados,

    Q ueridos hermanos: Para m esuna gran alegra ver cadaao, al inicio de la Cuaresma,a mi clero, el clero de Roma,

    y me complace ver que hoy somos nu-merosos. Yo pensaba que en esta granaula bamos a ser un grupo casi perdi-do, pero veo que somos un fuerte ejr-cito de Dios y podemos entrar confuerza en este t iempo nuestro, en lasbatallas necesarias para promover, parahacer que avance el reino de Dios. Ayerentramos por la puerta de la Cuaresma,renovacin anual de nuestro Bautismo;repetimos casi nuestro catecumenado,yendo de nuevo a la profundidad denuestra realidad de bautizados, reto-mando, volviendo a nuestra realidad debautizados y as incorporados a Cristo.De este modo, tambin podemos tratarde guiar nuevamente a nuestras comu-nidades a esta comunin ntima con lamuerte y resurreccin de Cristo, llegan-do a ser cada vez ms conformes aCristo, llegando a ser cada vez ms

    cristianos realmente.El pasaje de la Carta de san Pablo alos Efesios que acabamos de escuchar(4, 1-16) es uno de los grandes textoseclesiales del Nuevo Testamento. Co-

    hacer presente el mensaje de Cristo y aCristo mismo. Y tambin para todosnosotros esta debera ser la ltima ca-dena que nos libera, unidos con la ca-dena del amor a Cristo. As encontra-mos la libertad y el verdadero caminode la vida, y, con el amor de Cristo,podemos guiar tambin a los hombresque nos han sido encomendados a esteamor, que es la alegra, la libertad.

    Luego dice os exhorto ( Ef 4, 1):tiene la misin de exhortar, no se tratade una amonestacin moral. Exhortodesde la comunin con Cristo; es Cris-to mismo, en ltimo trmino, quien ex-horta, quien invita con el amor de unpadre y de una madre. Os exhorto aque andis como pide la vocacin a laque habis sido llamados (v. 1); o sea,el primer elemento es: hemos recibidouna llamada. Yo no soy annimo o sinsentido en el mundo: hay una llamada,hay una voz que me ha llamado, unavoz que sigo. Y mi vida debera ser unentrar cada vez ms profundamente enla senda de la llamada, seguir esta vozy as encontrar el verdadero camino yguiar a los dems por este camino.

    He recibido una llamada. Yo diraque la primera gran llamada es la delBautismo, la de estar con Cristo; la se-gunda gran llamada es la de ser pasto-res a su servicio, y debemos escucharcada vez ms esta llamada, de modoque podamos llamar, o mejor, ayudartambin a los dems a or la voz delSeor que llama. El gran sufrimientode la Iglesia de hoy en Europa y enOccidente es la falta de vocaciones sa-cerdotales, pero el Seor llama siempre;lo que falta es la escucha. Nosotros he-mos escuchado su voz y debemos estaratentos a la voz del Seor tambin para

    elemento exterior de las ca-denas, de la falta de liber-tad, aparece y se refleja otroaspecto: la verdadera cade-na que ata a Pablo a Cristoes la cadena del amor. En-cadenado por amor: unamor que da libertad, unamor que lo capacita para

    juntos y realizar las virtudLa llamada implica laimplica, por tanto, las dimetical y horizontal, que vanmente unidas; implica eclessentido de dejarse ayudar ptros y de construir este la Iglesia. En este sentidexplica la llamada con esun Dios nico, solo, peroreccin hacia el futuro; la t en el nosotros de aquenen la esperanza, que amala esperanza, con algunasson precisamente los elemminar juntos.

    La primera es: con tod( Ef 4, 2). Quiero detenerms en esta virtud, porqucristianismo no aparece ende las virtudes; es una virvirtud del seguimiento desemos en la Carta a los Fcaptulo dos: Cristo, siendcin divina, se humill, acondicin de esclavo y hacdiente hasta la cruz (cf.te es el camino de la h

    Hijo que debemos imitaCristo quiere decir entrar eno de la humildad. El textot a p e i n o p h ro s y n e (cf. Ef 4, becerse, tener la medida jdad. Lo contrario de la husoberbia, como la raznpecados. La soberbia es arrencima de todo quiere pocias, aparentar a los ojos dser alguien o algo; no tienede agradar a Dios, sino de a s mismo, de ser aceptadms y digamos venerams. El yo en el centrose trata de mi yo soberbi

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    ROMANO pg

    Todo lo que no es humildadque no es fe comn, destruyedestruye la esperanza y hace Rostro de Dios, Uno y nico

    SIGUE ENLA

    na sntesis de siglos de tradicin y de doctrina sobre el cerdocio. Es el contenido del librito Scelto da Dio per gli mini (Elegido por Dios para los hombres), de edicionesulinas (Miln, 2011) que Benedicto XVI regal, al trminola audiencia del 23 de marzo, a los prrocos responsables deprefecturas de la dicesis de Roma. Hace dos aos, en el

    rso del Ao sacerdotal, el consejo presbiteral diocesano prepar na gua que nos ayude a orientar y vivir santamente el cerdocio y el ministerio en Roma explic el cardenal l l i n i ; una especie de regla de vida, entendida ms como

    eal que como conjunto de preceptos. El resultado son estas0 pginas elaboradas con la contribucin de numerososcerdotes, con la autorizacin del Pontfice, cuya dedicatoria al sculo dice: A mis sacerdotes, con el deseo de que vivan congra creciente su sacerdocio.

    e todo. Ser cristiano quiere decir su-rar esta tentacin originaria, quembin es el ncleo del pecado origi-l: ser como Dios, pero sin Dios; seristiano es ser verdadero, sincero, rea-ta. La humildad es sobre todo ver-

    ad, vivir en la verdad, aprender la ver-d, aprender que mi pequeez es pre-

    samente mi grandeza, porque as soymportante para el gran entramado de

    historia de Dios con la humanidad.ecisamente reconociendo que soy unnsamiento de Dios, de la construc-n de su mundo, y soy insustituible,ecisamente as, en mi pequeez, y s-de este modo, soy grande. Esto es el

    icio del ser cristiano: vivir la verdad.slo vivo bien viviendo la verdad, el

    alismo de mi vocacin por los dems,n los dems, en el cuerpo de Cristo.vir contra la verdad siempre es viviral. Vivamos la verdad! Aprendamoste realismo: no querer aparentar, sinoradar a Dios y hacer lo que Dios hansado de m y para m, aceptando asmbin al otro. Aceptar al otro, que talz es ms grande que yo, supone pre-samente este realismo y amor a la ver-ad; supone aceptarme a m mismo co-o pensamiento de Dios, tal comoy, con mis lmites y, de este modo,n mi grandeza. Aceptarme a m mis-o y aceptar al otro van juntos: slo

    aceptndome a m mismo en el granentramado divino puedo aceptar tam-bin a los dems, que forman conmigola gran sinfona de la Iglesia y de lacreacin. Yo creo que las pequeas hu-millaciones que da tras das debemosvivir son saludables, porque ayudan acada uno a reconocer la propia verdad,y a vernos libres de la vanagloria, queva contra la verdad y no puede hacer-nos felices y buenos. Aceptar y apren-der esto, y as aprender y aceptar miposicin en la Iglesia, mi pequeo ser-vicio como grande a los ojos de Dios.Precisamente esta humildad, este realis-mo, nos hace libres. Si soy arrogante, sisoy soberbio, querr siempre agradar, ysi no lo logro me siento miserable, mesiento infeliz, y debo buscar siempreeste placer. En cambio, cuando soy hu-milde tengo la libertad tambin de ir acontracorriente de una opinin domi-nante, del pensamiento de otros, por-que la humildad me da la capacidad, lalibertad de la verdad. As pues, pida-mos al Seor que nos ayude, que nosayude a ser realmente constructores dela comunidad de la Iglesia; que crezca,que nosotros mismos crezcamos en lagran visin de Dios, del nosotros, yque seamos miembros del Cuerpo deCristo, que pertenece as, en unidad, alHijo de Dios.

    heredan la tierra, al final corresponde alos mansos: ellos tienen la gran prome-sa, y as nosotros debemos estar segu-ros de la promesa de Dios, de que lamansedumbre es ms fuerte que la vio-lencia. En la palabra mansedumbre seoculta el contraste con la violencia: loscristianos son los no violentos, son losopuestos a la violencia.

    Y san Pablo prosigue: con magna-nimidad ( Ef 4, 2): Dios es magnni-

    significativo que la primera Capus del Nuevo Testamento, laCarta de Clemente, est dirigidacomunidad, la de los Corintios,

    da, y que sufra por la divisin1, 201-328). En esta Carta, precla palabra humildad es una clave: estn divididos porquehumildad; la ausencia de hudestruye la unidad. La humildadvirtud fundamental de la unidadlo as crece la unidad del CueCristo, slo as llegamos a esmente unidos y recibimos la rila belleza de la unidad. Por esogico que la lista de estas virtudson virtudes eclesiales, cristvirtudes de la unidad, se orientla unidad explcita: un solo una sola fe, un solo Bautismo. UDios y Padre de todos ( Ef 4, sola fe y un solo Bautismo, comdad concreta de la Iglesia que eel nico Seor.

    Bautismo y fe son insepara

    Bautismo es el sacramento de lafe tiene dos aspectos. Es un acfundamente personal: yo conCristo, me encuentro con Cristogo mi confianza en l. Pensemomujer que toca sus vestiduras coperanza de ser salvada (cf. Mt21); confa totalmente en l y edice: Tu fe te ha salvado (MtTambin a los leprosos, al nvuelve, dice: Tu fe te ha salva17, 19). As pues, la fe inicialsobre todo un encuentro persotocar las vestiduras de Cristo, tocado por Cristo, estar en ccon Cristo, confiar en el Seor,encontrar el amor de Cristo yamor de Cristo, tambin la llavverdad, de la universalidad. Persamente por esto, porque es la cla universalidad del nico Seorno es slo un acto personal de cza, sino tambin un acto que ticontenido. La fides quaexige quae, el contenido de la fe, y elmo expresa este contenido: la trinitaria es el elemento sustancredo de los cristianos. De por ss a Cristo, y de este modoTrinitario, con esta realidad, ccontenido que me une a este Seste Dios, que tiene este Rostrcomo Hijo del Padre en la unid

    La segunda virtud ve-mosla con ms brevedades la dulzura ( Ef 4, 2),dice la traduccin italiana.En griego la palabra es p ra u s, es decir, manso; ytambin esta es una virtudcristolgica como la humil-dad, que consiste en seguira Cristo por este camino dela humildad. As tambin p ra u s, ser amable, ser man-so, es seguir a Cristo quedice: Aprended de m quesoy manso y humilde de co-razn (Mt 11, 29). Esto noquiere decir debilidad. Cris-to tambin puede ser duro,si es necesario, pero siemprecon un corazn bueno;siempre es visible la bon-dad, la mansedumbre. En la

    Sagrada Escritura, a veces,los mansos es simplemen-te el nombre de los creyen-tes, del pequeo rebao delos pobres que, en todas laspruebas, permanecen humil-des y firmes en la comunindel Seor: buscar esta man-sedumbre, que es lo contra-rio de la violencia. La terce-ra bienaventuranza, en elEvangelio de san Mateo, di-ce: Bienaventurados losmansos, porque ellos here-darn la tierra (Mt 5, 4).No son los violentos los que

    mo. A pesar de nuestras debilidades yde nuestros pecados, comienza siemprede nuevo con nosotros. Me perdona,aunque sabe que maana volver a caeren el pecado; reparte sus dones, aun-que sabe que a menudo no somos bue-nos administradores. Dios es magnni-mo, de gran corazn, nos confa subondad. Y esta magnanimidad, esta ge-nerosidad, forma parte precisamentedel seguimiento de Cristo, de nuevo.

    Por ltimo, sobrellevaos mutuamen-te con amor ( Ef 4, 2). Me parece queprecisamente de la humildad deriva es-ta capacidad de aceptar a los dems.La alteridad de otro siempre es un pe-so. Por qu el otro es diferente? Peroprecisamente esta diversidad,esta alteridad es necesaria parala belleza de la sinfona deDios. Y precisamente con lahumildad, reconociendo mis l-mites, mi alteridad respecto alotro, el peso que yo soy parael otro, puedo ser capaz no s-lo de sobrellevar al otro, sino

    tambin, con amor, encontrar precisa-mente en la alteridad tambin la rique-za de su ser y de las ideas y de la fan-tasa de Dios.

    Todo esto, por lo tanto, sirve comovirtud eclesial para la construccin delCuerpo de Cristo, que es el Espritu deCristo, para que sea de nuevo ejemplo,de nuevo cuerpo, y crezca. San Pablolo dice luego en concreto, afirmandoque toda esta variedad de dones, detemperamentos, del ser hombre, sirvepara la unidad (cf. Ef 4, 11-13). Todasestas virtudes son tambin virtudes dela unidad. Por ejemplo, para m es muy

    Espritu Santo y en la comunCuerpo de Cristo. Por lo tantme parece muy importante: la un contenido y no es suficienteun elemento de unificacin si nno se vive y confiesa este contela nica fe.

    Por eso, Ao de la fe y ACatecismo para ser muy prctn inseparablemente unidos. Snovaremos el Concilio renovacontenido condensado luegovo delCatecismo de la Igle

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    pgina 8 LOSSERVATORE ROMANO domingo 4 de marzo de 2012, nm

    Encuentro de Benedicto XVI con el clero de la dicesis de RomaVIENE DELA PGINA 7

    Y un gran problema de la Iglesia ac-tual es la falta de conocimiento de lafe, es el analfabetismo religioso,como dijeron los cardenales el vier-nes pasado refirindose a esta reali-dad. Analfabetismo religioso; ycon este analfabetismo no podemos

    crecer, no puede crecer la unidad.Por eso, nosotros mismos debemosreapropiarnos de este contenido, co-mo riqueza de la unidad y no comoun paquete de dogmas y de manda-

    ce, el amor vence! Al final no per-manece la fuerza del mal, permaneceslo Dios. Y as estamos en la sendade la esperanza, caminando hacia launidad del nico Dios, que se revelpor el Espritu Santo, en el nicoSeor, Cristo.

    A continuacin, desde esta granvisin, san Pablo baja a los detallesy dice de Cristo: Subi a lo altollevando cautivos y dio dones a loshombres ( Ef 4, 8). El Apstol citael Salmo 68, que describe de modo

    nuestra pobreza. Y damos gracias aDios por habernos querido llamar aestar en la sucesin apostlica y se-guir edificando el Cuerpo de Cristo. Aqu hay un elemento que me pare-ce importante: los ministerios losas llamados ministerios son defini-dos dones de Cristo, son caris-mas; es decir, no existe esa oposi-

    cin: por una parte, el ministerio,como algo jurdico; y, por otra, loscarismas, como don proftico, vivaz,espiritual, como presencia del Espri-tu y su novedad. No! Precisamente

    mientos, sino como unarealidad nica que se reve-la en su profundidad y be-lleza. Debemos hacer todolo posible para una reno-vacin catequstica, paraque la fe sea conocida ypara que as sea conocidoDios, para que as sea co-nocido Cristo, para que assea conocida la verdad ypara que crezca la unidaden la verdad.

    Luego todas estas uni-dades desembocan en elun solo Dios y Padre detodos. Todo lo que no eshumildad, todo lo que noes fe comn, destruye launidad, destruye la espe-ranza y hace invisible elRostro de Dios. Dio esUno y nico. El mono-tesmo era el gran privile-gio de Israel, que conocial nico Dios, y siguesiendo elemento constituti-vo de la fe cristiana. Como

    los ministerios son don delResucitado y son carismas,son articulaciones de sugracia; uno no puede sersacerdote sin ser carismti-co. Ser sacerdote es un ca-risma. Creo que debemostener presente esto: que es-tamos llamados al sacerdo-cio, que estamos llamadoscon un don del Seor, conun carisma del Seor. As,inspirados por su Espritu,debemos tratar de vivir es-te carisma nuestro. Creoque slo de este modo sepuede entender que laIglesia en Occidente hayavinculado inseparablemen-te sacerdocio y celibato:estar en una existencia es-catolgica hacia el destinoltimo de nuestra esperan-za, hacia Dios. Precisa-mente porque el sacerdo-cio es un carisma y tam-bin debe estar vinculadoa un carisma: si no fueseesto, y fuese solamente al-

    Falta este ser adultos en la fe yte mucho infantilismo en la fe.

    Ciertamente, en estos ltimocenios, hemos vivido tambinsentido de la palabra fe adultahabla de fe adulta, es decir, cipada del Magisterio de la IgMientras dependo de mi madrnio, y debo emanciparme; empado del Magisterio, finalmenadulto. Pero el resultado no efe adulta; el resultado es estar aced de las olas del mundo, opiniones del mundo, de la dicra de los medios de comunicde la opinin que todos tienquieren. No es verdadera emacin: la emancipacin de lanin del Cuerpo de Cristo. Altrario, es caer bajo la dictadulas olas, del viento del mundverdadera emancipacin es prmente liberarse de esta dictadula libertad de los hijos de Diocreen juntos en el Cuerpo de Ccon Cristo resucitado, y as realidad, y son capaces de respa los desafos de nuestro tiemp

    Me parece que debemos oracho al Seor para que nos ayestar emancipados en este selibres en este sentido, con urealmente adulta, que ve, quever y puede ayudar tambin dems a llegar a la verdadera pcin, a la verdadera edad adulcomunin con Cristo.

    En este contexto est la heexpresin del aletheuein en te aser verdaderos en la caridad, vverdad, ser verdad en la caridados conceptos van juntos. Hdiscute sobre el concepto de vporque se combina con la vioPor desgracia, en la historia hado episodios donde se trataba dfundir la verdad con violencialas dos son opuestas. La verdse impone con otros medios, pone por s misma. La verda

    puede llegar por s misma, ppropia luz. Pero necesitamos ldad; sin la verdad no conocemverdaderos valores y cmo pmos ordenar el kosmos de losres? Sin la verdad estamos cieel mundo, no vemos el camingran don de Cristo es precisaque vemos el Rostro de Dios yque sea de modo enigmtico,insuficiente, conocemos el fonesencial de la verdad en Crissu Cuerpo. Y, conociendo estdad, crecemos tambin en ladad, que es la legitimacin de dad y nos muestra qu es verdadira precisamente que la cariel fruto de la verdad el rbonoce por sus frutos y si noridad, tampoco nos apropiamvivimos realmente la verdad; y

    de est la verdad, nace la caGracias a Dios, lo vemos enlos siglos: a pesar de los hechgativos, el fruto de la caridadpre ha estado presente en la crdad y tambin est presente hovemos en los mrtires, lo vemtantas religiosas, religiosos y dotes que sirven humildementepobres, a los enfermos; que sosencia de la caridad de Cristo.son el gran signo de que aqu v e rd ad .

    Pidamos al Seor que nos aydar el fruto de la caridad y atestigos de su verdad. Gracias.

    sabemos, el Dios Trinitario no sontres divinidades, sino que es un ni-co Dios; y vemos mejor lo que quie-re decir unidad: unidad es unidaddel amor. Es as: precisamente por-que es el crculo de amor, Dios esUno y nico.

    Para san Pablo, como hemos vis-to, la unidad de Dios se identificacon nuestra esperanza. Por qu?De qu modo? Porque la unidadde Dios es esperanza, porque estanos garantiza que, al final, no hayvarios poderes; al final no hay dua-lismo entre poderes diversos yopuestos; al final no permanece lacabeza del dragn que se podra al-zar contra Dios, no permanece la su-ciedad del mal y del pecado. Al fi-nal slo permanece la luz! Dios esnico y es el nico Dios: no hayotro poder contra l. Sabemos quehoy, con los males que vivimos en elmundo y que crecen cada vez ms,muchos dudan de la Omnipotenciade Dios; ms an, algunos telogosincluso buenos dicen que Diosno sera Omnipotente, porque laomnipotencia no sera compatiblecon lo que vemos en el mundo; y asquieren crear una nueva apologa,excusar a Dios y disculpar a Diosde estos males. Pero esta no es lamanera correcta, porque si Dios noes Omnipotente, si existen y persis-ten otros poderes, no es verdadera-mente Dios y no hay esperanza, por-que al final permanecera el polites-mo, al final permanecera la lucha, elpoder del mal. Dios es Omnipoten-te, el nico Dios. Ciertamente, en lahistoria se puso l mismo un lmite asu omnipotencia, reconociendonuestra libertad. Pero al final todocuadra y no permanece otro poder;sta es la esperanza: que la luz ven-

    potico la subida de Dios con el Ar-ca de la Alianza hacia las alturas,hacia la cima del Monte Sin, haciael templo: Dios como vencedor queha superado a los dems, que soncautivos, y, como un verdadero ven-cedor, reparte dones. El judasmo havisto en este vencedor ms bien unaimagen de Moiss, que sube hacia elMonte Sina para recibir en las altu-ras la voluntad de Dios, los Manda-mientos, no considerados como unpeso, sino como el don de conocerel Rostro de Dios, la voluntad deDios. San Pablo, al final, ve aquuna imagen de la ascensin de Cris-to, que sube hacia lo alto despus dehaber bajado; sube y lleva a la hu-manidad hacia Dios, hace lugar parala carne y la sangre en Dios mismo;nos eleva hacia la altura de su serHijo y nos libra de la crcel del pe-cado, nos hace libres porque es ven-cedor. Al ser vencedor, l reparte losdones. Y as, a partir de la ascensinde Cristo, hemos llegado a la Igle-sia. Los dones son la charis comotal, la gracia: estar en la gracia, en elamor de Dios. Y luego los carismas,en los que se concreta la charis en

    las diversas funciones y misiones:apstoles, profetas, evangelistas, pas-tores y maestros para edificar as elCuerpo de Cristo (cf. Ef 4, 11).

    No quiero entrar ahora en unaexgesis detallada. Acerca de estetexto se ha discutido mucho sobre loque quiere decir apstoles, profe-tas... En cualquier caso, podemosdecir que la Iglesia est construidasobre el fundamento de la fe apost-lica, que siempre permanece presen-te: los Apstoles, en la sucesinapostlica, estn presentes en lospastores, que somos nosotros, por lagracia de Dios y a pesar de toda

    go jurdico, sera absurdo imponerun carisma, que es un verdadero ca-risma; pero si el sacerdocio mismoes carisma, es normal que convivacon el carisma, con el estado caris-mtico de la vida escatolgica.

    Pidamos al Seor que nos ayude acomprender cada vez ms esto, a vi-

    vir cada vez ms en el carisma delEspritu Santo y a vivir as tambineste signo escatolgico de la fideli-dad al nico Seor, que es necesarioprecisamente para nuestro tiempo,por la descomposicin del matrimo-nio y de la familia, que slo puedencomponerse a la luz de esta fideli-dad a la nica llamada del Seor.

    Un ltimo punto. San Pablo ha-bla del crecimiento del hombre per-fecto, que alcanza la medida deCristo en su plenitud: ya no seremosnios a merced de las olas, llevadosa la deriva por todo viento de doc-trina (cf. Ef 4, 13-14). Sino que, rea-lizando la verdad en el amor, haga-mos crecer todas las cosas hacia l( Ef 4, 15). No se puede vivir en uninfantilismo espiritual, en un infanti-lismo de fe: por desgracia, en nues-tro mundo vemos este infantilismo.Muchos, despus de la primera cate-quesis, ya no han proseguido; tal vezhaya quedado este ncleo, o tal vezincluso se haya destruido. Y, por lodems, estn a merced de las olasdel mundo y nada ms; no pueden,como adultos, con competencia ycon conviccin profunda, exponer yhacer presente la filosofa de la fe ypor decirlo as la gran sabidura,la racionalidad de la fe, que abre losojos tambin de los dems, que abrelos ojos precisamente a lo que hayde bueno y verdadero en el mundo.

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    nmero 10, domingo 4 de marzo de 2012 LOSSERVATORE ROMANO pg

    La capacidad de escucha del ministro en el sacramento de la Reconciliacin

    Todas las cualidades del buen confesoteria de Juan Pablo II , del magisteriode Po XII y Pablo VI, del Catecismode la Iglesia catlica , del Derecho ca-nnico, y textos de la Congregacinpara la doctrina de la fe) destaca la

    actitud de comprensin caritativaque hay que tener con quienes caenpor falta o insuficiente percepcin

    SIGUEEN LAPG

    Rembrandt, El Regreso del Hijo Prdigo (1662)

    Confesiones de peregrinos de la Jornada mundial de la juventud

    (Madrid, agosto 2011)

    Los das 23 y 24 de enero tuvo lugar en el santuario de la Santa Casa de

    Loreto el III Simposio para penitencia-rios, organizado por el Centro de estu-dios lauretanos. Publicamos amplios

    extractos de la intervencin del obisporegente de la Penitenciara apostlica sobre el tema Reconciliacin y capaci-dad de escucha.

    GIANFRANCO GIROTTISiempre me ha maravillado la acti-tud que el santo cura de Ars tenacon los diversos penitentes. Quienacuda a su confesionario, movidopor una ntima y humilde necesidaddel perdn de Dios, encontraba enl el aliento para sumergirse en eltorrente de la misericordia divina,que con su mpetu arrastra todo. Ysi alguien se senta afligido por elpensamiento de su debilidad e in-constancia, temeroso de futuras re-cadas, le revelaba el secreto de Dioscon una expresin de conmovedora

    belleza: El buen Dios lo sabe todo.Incluso antes de que os confesis, yasabe que pecaris de nuevo, y sinembargo os perdona. Cun grandees el amor de nuestro Dios, que lle-ga a olvidar voluntariamente el futu-ro, con tal de perdonarnos!. Sabe-mos que el cura de Ars, en su tiem-po, supo transformar el corazn y lavida de muchas personas, porque lo-gr hacerles percibir, con su capaci-dad de escucha, el amor misericor-dioso del Seor.

    Lo que ms importa en la celebra-cin del sacramento de la Reconci-liacin es el encuentro personal conCristo salvador y, en l, con el Padremisericordioso. A la luz de esto de-beramos revisar, quiz, muchas in-crustaciones y sobreestructuras rela-cionadas con ciertos modos de en-

    tender y celebrar el sacramento de laReconciliacin. No es verdad que aveces las confesiones se parecen msa un tribunal de acusacin que auna fiesta del perdn? No es ver-dad que a veces el dilogo peniten-cial asume tonos inquisitorios o, encualquier caso, poco delicados?

    En efecto, cierto modo de enten-der el sacramento de la Reconcilia-cin ha llevado a sobrevalorar unila-teralmente el momento de la acusa-

    gracia pone en crisis saludablementenuestra vida, y nos introduce en elcamino de la liberacin. Jams debe-mos olvidar que el confesor es sobretodo un padre que acoge, escucha y

    dialoga. Los fieles llevan al sacerdo-te sufrimientos y dudas, problemasgraves y delicados. A menudo se tra-

    de la norma cannica o, si son cons-cientes de ella, por la fragilidad hu-mana, pero que quieren volver a le-vantarse porque han sido tocadospor la misericordia del Seor. Nohay que olvidar nunca que la casadel Padre siempre est abierta paralos hijos que se han alejado de ella,pero tambin y sobre todo paraquienes han preferido abandonarla yahora sienten con fuerza la nostalgiadel regreso. Siempre es posible obte-ner la misericordia de Dios.

    Tal vez en el pasado el aspe juicio, con la investigacin queporta, ha prevalecido a vecesla benignidad y humanidadCristo manifiesta a los pecador

    el Evangelio; y no han faltadobras duras o procesos penosos,que se hayan orientado a la in

    cin y la lista de los pecados,con el resultado de relegar a unsegundo plano lo que, por elcontrario, es absolutamentecentral en la escucha de los pe-cados, es decir, el abrazo con elcual el Padre misericordiosobendice. Muchas veces conside-ramos primero el pecado y des-

    pus la gracia. Y en cambio,antes que nada, est la gratui-dad de Dios, est su amor mi-sericordioso, sin lmites. En elcentro de la celebracin sacra-mental no est nuestro pecado;en el centro del sacramento estla misericordia de Dios, que esinfinitamente ms grande quecualquiera de nuestros pecados.Precisamente este encuentro de

    son o no son totalmentcusables. La delicadeza psgica del confesor es valiosfacilitar la acusacin a pertmidas, propensas a lagenza y cohibidas al hEsta delicadeza, unida a ladad, intuye, anticipa y traliza. Esta intuicin y

    anticipacin figuran entcualidades que ms se necen el ministerio de la confal igual que la capacidacaptar la variedad de los sjuntamente con lo que dcho pueden dar y soportala atencin a aplicar los ppios claros y justos de la ta variedad de las situacion

    Siempre hay que tenersente que el confesor jambe manifestar estupor, inddientemente de la graveda

    ta de problemas familiares y depareja, problemas de moral matri-monial, de paternidad responsa-ble, de anticoncepcin, de separa-cin y divorcio, dificultades entrepadres e hijos. Buscan consuelo,consejos y perdn. Como confeso-res, estamos llamados a transmitirmisericordia y esperanza; a ser pa-dres, ms que jueces; a hacer nues-tro el dolor del penitente; a escu-char con mucha paciencia, trans-mitiendo esperanza y misericordiaen todos los casos, aunque no po-damos dar la absolucin a todos.

    El sacramento de la Penitenciaes, segn la concepcin tradicio-nal ms antigua, una especie deacto judicial; pero dicho acto sedesarrolla ante un tribunal de mi-sericordia, ms que de estrecha yrigurosa justicia, de modo que noes comparable sino por analoga alos tribunales humanos, es decir,en cuanto que el pecador descubreall sus pecados y su misma condi-cin de criatura sujeta al pecado;se compromete a renunciar y acombatir el pecado; acepta la pena(penitencia sacramental) que elconfesor le impone, y recibe la ab-solucin ( Reconciliatio et paeniten-tia , 31). El ministro de la reconci-liacin, es decir, el sacerdote, ac-ta como en un juicio. Pero el tr-mino juicio debe entenderse co-mo tribunal de gracia, donde seofrece ante todo la posibilidad dela misericordia.

    Bajo la gua del magisterio de laIglesia, el confesor debe procurarsela ciencia y la prudencia para estefin. Ante temas complejos y delica-dos, como la vida familiar y de pare- ja, la actualizacin y la preparacinson cada vez ms urgentes y un re-quisito indispensable. El Va d e m c u m

    para los confesores (documento elabo-rado por el Consejo pontificio parala familia en 1997, que retom am-pliamente las enseanzas en esta ma-

    dad necesaria de la acusacinlo que la posibilidad de la macusacin depende, a su velas situaciones, de los temmentos y de los condicionatos interiores. Especialmenestos casos debe valer el cde no apagar el pabilo humeEl confesor es ministro y noo rbitro que pretende daropiniones personales ms valo que el Magisterio ensea. ro poner de relieve que el cocometera una grave injusticiel penitente si se dejara guisu juicio o en sus consejos, ppunto de vista personal, encuerdo con la doctrina que enla Iglesia. El peni tente abrconciencia al confesor, porqen l al ministro de Dios, ycuentra en l severidad y noricordia, dudas y oscuridad,la luz de la verdad, sufrir udadero engao.

    La conciencia no debe serca oprimida o atormentada. Ecramento de la Penitencia npsicoanlisis; es un sacramun signo eficaz de perdnquien se ha arrepentido, noquien ha aceptado someteranlisis o al tratamiento de sque. El confesor sabe queDios escruta a fondo el coraque el juicio objetivo y el dla misericordia le pertenecenque originariamente absuelve

    cuya gracia el confesor es slo dor. Lo que ms importa no anlisis y la confesin, sino epentimiento, que reside en el al

    Aqu se abre el captulo de ldad paciente y comprensiva quque tener con los escrupulosomismo tiempo, es preciso aclaramente que muy a menudotas actitudes del pensamientoderno excusan indebidamentecomportamientos que, a causinicio voluntario de un hbito

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    pgina 10 LOSSERVATORE ROMANO domingo 4 de marzo de 2012, nm

    Colegio episcopalR ENUNCIAS :

    El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la archidicesisde Perth (Australia) que monseorB ARRY J AMES H ICKEY le haba pre-sentado en conformidad con el ca-non 401 1 del Cdigo de derechocannico.Barry James Hickey naci en Leo-nora, archidicesis de Perth, el 16 deabril de 1936. Recibi la ordenacinsacerdotal el 20 de diciembre de1958. Juan Pablo II lo nombr obis-po de Geraldton el 22 de marzo de1984; recibi la ordenacin episcopalel 1 de mayo de dicho ao. El mis-mo Pontfice lo promovi a arzobis-po de Perth el 23 de julio de 1991.

    El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la archidicesisde Cgliari (Italia) que monseorGIUSEPPE M ANI le haba presentadoen conformidad con el canon 401 1del Cdigo de derecho cannico.

    Giuseppe Mani naci en Rufina,dicesis de Fisole, el 21 de junio de

    1936. Recibi la ordenacin sacerdo-tal el 12 de marzo de 1960. Juan Pa-blo II lo nombr obispo titular deZaba y auxiliar de la dicesis de Ro-ma para el sector pastoral oriental el29 de octubre de 1987; recibi la or-denacin episcopal el 7 de diciembredel mismo ao. El Santo Padre lonombr Ordinario militar para Ita-lia, con dignidad de arzobispo, el 31de enero de 1996. Renunci a la se-de titular de Zaba el 7 de marzo de1998. El mismo Papa lo nombr ar-zobispo de Cgliari el 20 de juniode 2003.

    El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la archidicesisde Calcuta (India) que monseorLUCAS SI R KA R , S.D.B., le haba pre-sentado en conformidad con el ca-

    non 401 1 del Cdigo de derechocannico.

    Le sucede en el gobierno pastoral dela archidicesis el coadjutor, monse-or THOMAS DSOUZA.

    Lucas Sirkar, S.D.B., naci en Bari-sol, dicesis de Khulna, el 24 deseptiembre de 1936. Recibi la orde-nacin sacerdotal el 20 de abril de1968. Juan Pablo II lo nombr obis-po de Krishnagar el 22 de junio de1984; recibi la ordenacin episcopalel 22 de septiembre de dicho ao. ElSanto Padre lo promovi a arzobis-po coadjutor de Calcuta el 14 deabril de 2000; y pas a ser arzobisporesidencial de dicha sede el 2 deabril de 2002.

    Thomas DSouza naci en Adya-

    pady, dicesis de Mangalore, el 26de agosto de 1950. Recibi la orde-nacin sacerdotal el 16 de abril de1977. Juan PabloII lo nombr obis-po de la dicesis de Bagdogra el 14de junio de 1997; recibi la ordena-cin episcopal el 25 de enero de1998. Benedicto XVI lo promovi aarzobispo coadjutor de Calcuta el 12de marzo de 2011.

    El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la dicesis deDresden-Meissen (Alemania) quemonseor JOACHIM FRIEDRICH R EI-N E LT le haba presentado en confor-

    midad con el canon 401 1 del C-digo de derecho cannico.

    Joachim Friedrich Reinelt nacien Neurode, archidicesis de Praga(Repblica Checa), el 21 de octubrede 1936. Recibi la ordenacin sacer-dotal el 29 de junio de 1961. JuanPablo II lo nombr obispo de Dres-den-Meissen el 2 de enero de 1988;recibi la ordenacin episcopal el 20de febrero de dicho ao.

    El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la dicesis dePalmerston North (Nueva Zelanda)que monseor PETER J AMES CULLI-NANE le haba presentado en confor-midad con el canon 401 1 del C-digo de derecho cannico.

    Le sucede en el gobierno pastoral dela dicesis el coadjutor, monseorCHARLES DR E N N A N.

    Peter James Cullinane naci enDannevirke, archidicesis de Wellin-gton, el 29 de noviembre de 1936.Recibi la ordenacin sacerdotal el13 de diciembre de 1961. Juan PabloII lo nombr obispo de PalmerstonNorth el 6 de marzo de 1980; recibila ordenacin episcopal el 23 deabril de dicho ao.

    Charles Drennan naci en Chris-tchurch el 23 de agosto de 1960. Re-cibi la ordenacin sacerdotal el 14de junio de 1996. Benedicto XVI lonombr obispo coadjutor de Pal-merston North el 22 de febrero de2011; recibi la ordenacin episcopalel 11 de junio de dicho ao.

    El Papa ha aceptado la renuncia a lafuncin de auxiliar de la archidice-sis de Medelln (Colombia) quemonseor GILBERTO JIMNEZ N AR -V E Z, obispo titular de Apollonia, lehaba presentado en conformidadcon los cnones 411 y 401 1 del

    Cdigo de derecho cannico.Gilberto Jimnez Narvez nacien Abejorral, dicesis de Sonsn-Rionegro, el 18 de febrero de 1937.Recibi la ordenacin sacerdotal el 1de septiembre de 1963. Juan Pablo IIlo nombr obispo de Riohacha el 16de julio de 1996; recibi la ordena-cin episcopal el 7 de septiembre delmismo ao. Tras renunciar al gobier-no pastoral de dicha sede el 8 demarzo de 2001, el Santo Padre lonombr obispo titular de Apolloniay auxiliar de Medelln el 20 de mar-zo del mismo ao.

    EL PA PA HA NOMBRAD O :

    Arzobispo de Perth (Australia) amonseor TIMOTHY COSTELLOE ,S.D.B., hasta ahora obispo titular deCluain Iraird y auxiliar de Melbour-ne.

    Timothy Costelloe, S.D.B., nacien East Melbourne el 3 de febrerode 1954. Recibi la ordenacin sacer-dotal el 25 de octubre de 1986. Be-nedicto XVI lo nombr obispo titularde Cluain Iraird y auxiliar de la ar-chidicesis de Melbourne el 30 deabril de 2007; recibi la ordenacinepiscopal el 15 de junio sucesivo.

    Arzobispo de Cgliari (Italia) amonseor ARRIGO MI G L I O , hastaahora obispo de Ivrea.

    Arrigo Miglio naci en San Gior-gio Canavese, dicesis de Ivrea, el 18de julio de 1942. Recibi la ordena-cin sacerdotal el 23 de septiembrede 1967. Juan Pablo II lo nombrobispo de la dicesis de Iglesias(Italia) el 25 de marzo de 1992; reci-bi la ordenacin episcopal el 25 deabril de dicho ao. El Santo Padrelo traslad como obispo de Ivrea el20 de febrero de 1999.

    Arzobispo metropolitano de Teresi-na (Brasil) a monseor J ACINTOFURTAD O DE BRITO SO B R I N H O , has-ta ahora obispo de Crates.

    Jacinto Furtado de Brito Sobrinhonaci en Bacabal el 16 de junio de1947. Recibi la ordenacin sacerdo-tal el 15 de enero de 1972. Juan Pa-blo II lo nombr obispo de Cratesel 18 de febrero de 1998; recibi laordenacin episcopal el 24 de mayode dicho ao.

    Arzobispo metropolitano de Palo(Filipinas) a monseor JOHN F. DU,hasta ahora obispo de Dumaguete.

    John F. Du naci en Bantayan, ar-chidicesis de Ceb, el 18 de octu-bre de 1954. Recibi la ordenacinsacerdotal el 1 de junio de 1979. JuanPablo II lo nombr obispo titular deTimici y auxiliar de Ceb el 21 denoviembre de 1997; recibi la orde-nacin episcopal el 6 de enero de1998. El Santo Padre lo nombrobispo residencial de Dumaguete el21 de abril de 2001.

    Obispo de Ajaccio (Francia) amonseor OLIVIER DE GE R M AY.

    Olivier de Germay naci en Toursel 18 de septiembre de 1960. Recibila ordenacin sacerdotal el 17 de ma-yo de 1998, incardinado en la archi-dicesis de Toulouse. Obtuvo eldoctorado en teologa moral en elInstituto Juan Pablo II de Roma. Ensu ministerio ha desempeado los si-guientes cargos: vicario parroquial,capelln diocesano de las Guas deFrancia, prroco, vicario episcopalpara la zona perifrica de Toulouse,profesor de teologa sacramental y

    de la familia en el Instituto cade Toulouse, y consiliario del cio diocesano de pastoral famil

    Obispo titular de Irina y ade Galveston-Houston (EsUnidos) a monseor GEORGSH E LT Z .

    George A. Sheltz naci enton, archidicesis de GalvHouston, el 20 de abril de 194cibi la ordenacin sacerdotalde mayo de 1971. En su ministdesempeado los siguientes cvicario parroquial; prroco en sas parroquias; director del Seriado del clero y de los capemiembro del colegio de consuy del consejo presbiteral; desdera vicario general, canciller yrador de la Curia.

    Lutos en el episcopado

    Audienciasp ontificias

    EL S ANTO P ADREHA RECIBID O EN AU D I E N C I A :

    Viernes 24 de febreroAl cardenal Camillo Ru

    cario general emrito de Su dad para la dicesis de Rom

    Al cardenal William Levada, prefecto de la Concin para la doctrina de la f

    A monseor Adriano dini, arzobispo titular de Fnuncio apostlico en Italiala Repblica de San Marino

    A su majestad Siaosi ge) Tupou V, rey de Tonga, squito.

    Sbado, da 25 Al cardenal Marc O

    P.S.S., prefecto de la Congregpara los obispos, con el srio: monseor Lorenzo Baldarzobispo titular de Dioclezi

    Monseor M ANUEL FRANCO DACO S TA DE OLIVEIRA F A L C O , obis-po emrito de Beja (Portugal), fa-lleci el 21 de febrero. Haba naci-do en Lisboa el 10 de noviembrede 1922. Era sacerdote desde el 29de junio de 1951. PabloVI lo nom-br obispo titular de Telepte ycoadjutor de Beja el 6 de diciem-bre de 1966; recibi la ordenacinepiscopal el 22 de enero de 1967.Pas a ser obispo residencial deBeja el 8 de septiembre de 1980. Juan Pablo II acept su renuncia algobierno pastoral de dicha sede el25 de enero de 1999.

    Monseor GI O VA N N I VO LTA ,obispo emrito de Pava (Italia),falleci el 4 de febrero. Haba naci-do en Gazoldo degli Ippoliti, di-cesis de Mantua, el 14 de marzo de1928. Era sacerdote desde el 29 de junio de 1952. El Papa Juan Pablo

    II lo nombr obispo de Pavde abril de 1986; recibi la ocin episcopal el 25 de mayosivo. El Santo Padre acept nuncia al gobierno pastoral cha dicesis el 1 de diciem2003.

    Monseor P AU L CONSBRobispo titular de Gor y auemrito de Paderborn (Alemfalleci el 2 de febrero. Habado en Gtersloh, archidicePaderborn, el 2 de mayo deEra sacerdote desde el 26 dede 1955. El Papa Juan Pablonombr obispo titular de Gauxiliar de Paderborn el 15 dviembre de 1980; recibi la ocin episcopal el 8 de febre1981. El Santo Padre acept nuncia a la funcin de auxilla dicesis de Paderborn elmarzo de 1999.

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    Todas las cualidadesdel buen confesor

    los pecados de los que se acusa el peni-tente; jams debe pronunciar palabrasque suenen ms como una condena dela persona que del pecado; jams debeinculcar terror en lugar de temor; jams

    debe indagar sobre aspectos de la vidadel penitente, cuyo conocimiento no esnecesario para la evaluacin de sus ac-tos; jams debe usar trminos que hie-ran la delicadeza de sus sentimientosaun cuando, hablando con propiedad,no violen la justicia y la caridad; un sa-cerdote jams debe mostrarse impacien-te y celoso de su tiempo, mortificandoal penitente con la invitacin a apresu-rarse (excepto cuando la acusacin sehaga con una palabrera intil). Por loque respecta a su actitud exterior, elconfesor debe mostrar siempre un rostrosereno y evitar gestos que puedan deno-tar asombro, reprobacin o irona.

    Todo esto no tiene nada que ver conel laxismo o el permisivismo, sino quetiende a la liberacin interior del peni-tente. Juan Pablo II , en un discurso alos confesores, les hizo una recomenda-

    cin paterna: Cuanto ms grande seala miseria moral del penitente, tantoms grande deber ser la misericordia,recordando la mirada que Jess dirigia Pedro, sin palabras de reproche. Y elPapa pidi mayor comprensin en el ca-so de que quien se confiese sea un sa-cerdote, porque el religioso tal vez sesienta ms humillado por sus culpasque un penitente laico, y quiz ms ex-puesto al desaliento.

    El Vademcum para los confesores q ui erecontribuir a clarificar algunos temas demoral relativos a la vida conyugal. Ayu-da a los confesores en su difcil manda-to de iluminar, corregir si fuera necesa-rio y animar a los fieles casados, o quese preparan para el matrimonio. El do-cumento recomienda que el ministro dela Reconciliacin tenga siempre en lamente que el sacramento fue instituido

    para hombres y mujeres que son peca-dores, por lo cual acoger a los peniten-tes que accedan al confesionario supo-niendo, salvo una manifiesta pruebacontraria, la buena voluntad que nacede un corazn quebrantado y humilla-do (Sal 50, 19) de reconciliarse con elDios misericordioso.

    En conclusin, acogida y verdaddeberan distinguir la actitud del confe-sor que es juez, mdico y maestro ennombre de la Iglesia en lo que es unmomento de reconciliacin con Dios. Ycada sacerdote que se siente en el confe-sionario debe ser imagen de la manse-dumbre de Cristo, para que, poniendoal penitente en relacin con el coraznmisericordioso de Dios, a travs de surostro amable y amigo, redescubra conalegra y confianza este sacramento ycomprenda cada vez ms que el amor

    que Dios siente por nosotros no se de-tiene ante nuestro pecado, no retrocedeante nuestras ofensas.

    Como complemento de las varias cua-lidades que exige este ministerio enquien lo ejerce, me agrada atraer laatencin hacia cuanto recordaba sanFrancisco de Sales a sus sacerdotes. Lesdeca: Tened un deseo ardiente de lasalvacin de las almas, especialmente delas que se presentan a la confesin, ro-gando a Dios que os permita cooperaren su conversin y su progreso espiri-tual. Recordad que los pobres peniten-tes, al principio de sus confesiones, osllaman padre.

    VIENEDE LAPGINA 9

    Comprometidos con Amrica en la Nueva evangelizacVIENEDE LAPGINA 5

    Benedicto XVI preside la Eucarista de inauguracin de la V Conferencia general del episcoplatinoamericano y del Caribe ( CELAM ), Santuario nacional mariano de Nuestra Seora

    de Aparecida (Brasil, 13 de mayo de 2007)

    pa y Amrica. Es como si se quisiera concentrar, enesa expresin iluminadora, sinttica y movilizadora,el mandato misionero de Id, pues, y haced discpu-los a todos los pueblos (Mt 28, 19), para emprenderuna nueva fase de intensificacin misionera en losnuevos mbitos de evangelizacin. Esta convocatoriase ha hecho an ms urgente en la actualidad, con el

    lanzamiento por parte de laV Conferencia Generaldel Episcopado Latinoamericano, desde Aparecidade la Misin Continental, con la creacin por elPapa Benedicto XVI del Dicasterio para la promocinde la Nueva Evangelizacin, y con la prximaXIII Asamblea General Ordinaria del Snodo de los Obis-pos, que se realizar en octubre de 2012, con el tema:La nueva evangelizacin para la transmisin de la fecristiana.

    El mundo de hoy necesita personas deca Bene-dicto XVI el 15 de octubre de 2011 que anuncien ytestimonien que es Cristo quien nos ensea el arte de

    drid. Aquellos admirables dos millones de json un signo de esperanza para la traditio cristla multiplicacin de nuevos discpulos, testigosioneros de Cristo, y a la vez, un enorme y nante reto. A Madrid llegaron en esa ocasin mdecenas de miles de jvenes latinoamericanos,sintieron como en casa y retornaron con una rda implicacin en la Nueva Evangelizacin.toca entregarles el testigo y seguir el camino ien peregrinacin espiritual, educativa y mihacia la prxima Jornada Mundial de la Juvque se realizar en julio de 2013 en Ro deEstas son tambin realidades que expresan esava Evangelizacin com