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CURIA GENERALIZIA MARIANISTI Via Latina 22 - 00179 Roma, Italia
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El 17 de septiembre 2013
Notificación de Fallecimiento No. 18 (A todas las Administraciones de Unidades): La Provincia de Italia recomienda a nuestras oraciones fraternas a nuestro
querido hermano, LUIGI ROTA, sacerdote de la Comunidad de Villa
Chaminade, Verbania Pallanza, Italia, que ha fallecido al servicio de la
Santísima Virgen el 8 de septiembre de 2013 en Verbania Pallanza, Italia,
a los 96 años de edad con 77 años de profesión religiosa.
El padre Luigi nació el 20 de febrero de 1917 en Cuccaro, una pequeña
localidad del Monferrato (Alessandria-Piamonte). Era el duodécimo hijo
(ocho mujeres y cuatro varones) de una familia profundamente cristiana.
Es particularmente interesante la historia de su familia. En los comienzos
del siglo XX los padres de Luigi ya tenían seis hijos, cuando su padre
enfermó de la llamada “gripe española” que mataba sin piedad a la gente.
Su madre Giuseppina, prometió al Señor y la Santísima Virgen otros seis
hijos y el rezo de tres rosarios durante el resto de su vida, a cambio de la salud de su marido. Nacieron
los otros seis hijos y el padre Luigi fue el menor. El compromiso se cumplió por ambas partes; y el Señor como premio para su madre, concedió al último de sus hijos, la vocación a la Compañía de
María y al sacerdocio. El amor a su familia fue una constante en la vida de Luigi, que solamente en
parte colmaba con las visitas que señala la Regla.
Con algunos compañeros de su pueblo, Luigi entró en el postulantado de Pallanza a los 11 años de edad
y cursó con los marianistas la enseñanza media, pasando en Santa María los últimos años. El 13 de
setiembre de 1935, comenzó el escolasticado también en Pallanza: allí culminó su formación cultural,
religiosa y específicamente marianista. Hizo la profesión perpetua en setiembre de 1939.
Su primer campo de apostolado fue el colegio de Santa María de Roma: al mismo tiempo asistía a la
facultad de teología de los dominicos, el Angelicum, preparándose para ir al seminario marianista de
Friburgo en 1946. En 1948 es ordenado sacerdote y enviado a Roma y dos años después a Pallanza:
nuevamente fue a Santa María de Roma en 1952 donde se encargó de la escuela Media y de la atención
pastoral.
Durante el curso 1960-61 fallecieron sus padres, ambos de más de noventa años. Fue un gran choque
para el padre Luigi: los superiores le enviaron a Campobasso, donde los marianistas tenían una
comunidad que dirigía el “Orfanato de Guerra de Molise”; adiós a la escuela, a la vida regular y
ordenada. Ahora era director de la casa, gerente comercial y supervisor de mantenimiento, teniendo que luchar con las autoridades que se acordaban poco de los huérfanos. Luigi tenía que ocuparse de la
calefacción que no funcionaba…
En 1965 los superiores le confiaron la responsabilidad de la parroquia marianista del Santísimo
Nombre de María, de Roma. Pasó unos años intensos poniendo al día la pastoral tras el Concilio
Vaticano II y supervisando la construcción del nuevo edificio. Luchó con innumerables dificultades
durante 10 años y en 1975 fue destinado como coadjutor a Giove (Terni-Umbria)
Volvió a Pallanza en 1981: en setiembre de 1993 fue enviado a Diano Marina (Liguria) y en 2003
cuando se cerró esta comunidad y el hostal Divino Maestro volvió nuevamente a Pallanza. Terminó su
larga vida tras cuatro años de sufrimiento en los que alternó la cama con la silla de ruedas, purificado
por la cruz y asistido y ayudado por su comunidad.
Vivió intensamente los años del Vaticano II, tiempo de profunda transformación de la Iglesia: el padre
Luigi, aprendió a amar la liturgia, ahora mas cercana al pueblo. (El había solicitado permiso en los
primeros años sesenta al Buen Padre Hoffer, para rezar el breviario en italiano).
Se alimentaba, con cariño y con pasión, de la Sagrada Escritura, con la que enriquecía sus homilías,
siempre preparadas cuidadosamente y útiles para el crecimiento espiritual de sus oyentes. Sin embargo,
su temperamento y su carácter no le predisponían a la apertura y la cordialidad: por naturaleza era
taciturno.
Un marianista convencido, devoto de la Madonna, comprometido con el rosario y la Eucaristía. Cuando
solicitó ser admitido a los votos perpetuos, escribió a su superior: “Soy feliz asegurándole a usted, que
con la gracia de Dios mis intenciones se han mantenido bien, incluso he progresado algo. No me cabe
duda sobre la sinceridad de mi vocación como religioso marianista. Estoy absolutamente resuelto a
intentar ser y llegar a ser un verdadero religioso del Buen Padre Chaminade.
El rosario y el recuerdo de su familia, no le abandonaron nunca.
Descanse en paz.