2o Antropología Simbolica y Culturalismo Critico

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Antropología Simbolica

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INTRODUCCION

Psicopatologa Social

ANTROPOLOGIA SIMBOLICA

CULTURALISMO CRTICO

DISCUSIONES ACERCA DEL SIGNIFICADO DE LA ENFERMEDAD

Patricio Moraga G. 2004INDICE- Introduccin. Pg. 1

- La lectura de la enfermedad como creencia Pg. 2

- Aspectos etic en las criticas constructivistas al enfoque hermenutico Pg. 4

- T. NATHAN. La enfermedad como puro significado cultural. Pg. 8

Crtica al universalismo cientficista Pg. 8

- La hermenutica critica; el significado de la enfermedad y un ms all del significado. Pg. 13

el significado sujeto a estructuras que delimitan el significado

El materialismo critico. Pg. 14

El culturalismo critico Pg. 15

Neomarxismo perifrico Pg. 18

- CONCLUSION Pg. 21

Introduccin

Este trabajo viene a ser la continuacin de un trabajo previo donde efectuaba un anlisis y un cuestionamiento al discurso biomdico desde la perspectiva hermenutica. Tambin en aquel qued esbozada una discusin entre el enfoque constructivista y la hermenutica. Esto en la medida que aquel enfoque juzga a la hermenutica como discurso circular porque al comprender a la enfermedad y al todo social como algo inscrito en circunscripciones de significado, desconoce, omite, o al menos desconsidera las condiciones sociales que veran nacer las interpretaciones mediante las cuales se comprende el mundo.

En aquel trabajo asum una posicin en la cual evidenciaba que la hermenutica me pareca un discurso que permita no caer en redes metafsicas propias de discursos caracterizados por la referencia a aspectos que operaran como ltima instancia explicativa. De ese modo la hermenutica jaquea a la biomedicina como tambin al discurso constructivista que remite una ltima instancia a condicionantes sociales que explicaran de manera ms acabada aquello que gatilla a la enfermedad.

La posicin asumida no deja de ser un asunto en proceso, objeto de discusin interna en la medida que el recorte solipsista al que conduce el crculo hermenutico no satisface plenamente, pues de pronto sus explicaciones parecieran levantarse sobre un vaco, omitiendo y eludiendo las condiciones en las cuales se pudieran haber gestado ciertas interpretaciones, en este caso respecto de la enfermedad. Empero, precisamente su fuerza reside en proponer explicaciones cuya jurisprudencia es interna, lo que opera como antdoto frente a tentaciones universalistas y reduccionistas. No obstante, esta comprensin puede entenderse como otra metafsica reduccionista, una metafsica de las localidades, en tanto las interpretaciones adquieren sentido y legitimidad slo al interior de espacios locales, y aquello operara como sentido y trasfondo ltimo. De tal manera la hermenutica cruda no llegara a cuestionar las condiciones de su nacimiento, y, de ese modo pareciera ms que interpretar, legitimar ciertas condiciones que a una luz externa podran explicarse mediante un anlisis, por ejemplo, socio-poltico, que no condesciende de manera exclusiva con la mitologa que rige a una cultura determinada. Se trata, en suma, de devaneos epistemolgicos que no se cierran con un trabajo bibliogrfico como este, pero que permiten al menos el ejercicio de cierta reflexividad.

Pero bien, en este trabajo voy a recuperar en primer lugar el estado en que dej mis reflexiones en torno a lo recin expuesto, de manera que esto opera como antecedente para discutir con el enfoque que Martnez Hernez desarrolla como propuesta de la hermenutica crtica como enfoque comprensivo de la enfermedad. Me pareci pertinente contrastar estas posiciones, pues en buena medida posibilitan un encuadre terico para discutir la propuesta de Tobie Nathan, quien de algn modo podra ser identificado dentro de las posturas de la nueva etnografa, antropologa simblica o, tambin, hermenutica.

Nathan ha sido el autor al que hemos hecho continua referencia durante el semestre, su obra concentra ms all de sus pretensiones, una serie de temas posibles de ser remitidos a una discusin terica que permita localizar sus posiciones y sopesar el alcance al que conduce seguir sus planteamientos. De tal manera, en adelante la idea es pesquisar algunos elementos y analizarlos a la luz de una polmica que enfrenta a la hermenetica con la hermenutica crtica, particularmente aquellos que refieren a los fundamentos epistemolgicos posibles de deducir desde sus escritos y, de paso, la concepcin de sujeto que de su planteamiento se desprende, su cuestionamiento a todo discurso universalizante respecto del ser humano, el rol de la cultura y lo poltico-social. Todos asuntos que revisar bajo la cobertura que permite situar la obra de Nathan dentro de una discusin terica que tal vez a l mismo no le agrade o represente, pero que percibo necesario como paso previo a las praxis teraputicas que s le interesan.

La lectura de la enfermedad como creencia

Como anticipaba en la introduccin revisar en un primer momento algunas conclusiones del anterior trabajo en la cual se observaban algunos efectos de la disolucin de la ciencia como creencia, como tambin la confrontacin entre constructivismo y hermenutica.

La biomedicina ha fundado su status preeminente bajo el supuesto de que la enfermedad obedecera a una realidad sustancial y ltima; las molculas constituyentes de toda entidad, de tal modo la afliccin sera fruto de descompensaciones moleculares. Esto correspondiendo con una comprensin del cuerpo como entidad universal ya que la biologa poseera una operatoria idntica con independencia de geografa u orden cultural. Las representaciones nativas no seran ms que distorsiones, efecto de etapas de pensamiento pre-racionales.

La nueva antropologa a travs de una reflexin que disuelve los criterios que distinguen ciencia de creencia empuja a abandonar al manual biomdico relativo a la enfermedad, por ende, esta y la misma biomedicina se considera artefactos culturales. De acuerdo con el nuevo paradigma el discurso biomdico se diluye como metatexto, se disuelve como criterio que demarcara lo ilusorio de lo real de la enfermedad. Los discursos culturales delimitaran el mbito del significado, por ende la verdad se ceira a circunscripciones locales. Entonces la biomedicina no sera el metacdigo desde el cual se pudieran traducir las versiones nativas de la enfermedad.

La hermenutica al recoger los puntos de vista nativos descubre una suerte de cosmos que permea todos los aspectos de la vida de una cultura, de tal modo tambin hay diversidad de narrativas acerca de la enfermedad. Entonces la enfermedad es del orden de las representaciones creenciales, de manera que atendiendo a este paradigma se disuelve el cuerpo biolgico universal. La biomedicina entonces correspondera con un mito entre otros, cuya historia la ha conducido hasta las molculas como residencia de la enfermedad. La biomedicina sera una narracin local que como otras constituye sus fronteras y se topa con otros discursos. Una fbula, hija de una cultura que se ha dado como mito el acceso a lo real. (las teoras de los doctores), Segn ellas, existira una naturaleza de los hechos que es descripta y analizada por una disciplina que est ms o menos emparentada con la medicina: la psicopatologa. Esta naturaleza, al igual que la estructura de la materia, sera independiente del observador y susceptible de descripciones sistemticas

No obstante, desde la hermenutica el discurso biomdico es un artefacto posible de ser etnografiado bajo una lgica que indaga el texto y el pretexto que constituyen sus praxis. Sera factible disponer un meta-comentario del mito biomdico, esto es, un mito qumico acerca de la enfermedad. Se tratara de descubrir qu empuja a aquella a insistir en que la enfermedad es del orden de las partculas qumicas y que en nada incidiran otros factores para su emergencia. Segn la hermenutica habra que descubrir la estructura de los cdigos biomdicos pues stos ordenaran el sentido de sus prcticas.

Entonces el efecto central que se deriva de la simetra epistemolgica a la que conduce la disolucin de la diferencia entre creencias y ciencia, es la comprensin de la enfermedad bajo el status de creacin cultural. Cada cultura define el territorio de equilibrio y desequilibrio con arreglo a factores de orden simblico. Por lo mismo las culturas llamadas primitivas inscriben la enfermedad en un recuadro que adquiere sentido dentro de una mitologa. Los signos aflictivos del cuerpo tienen correspondencia con descompensaciones de orden sobrenatural. De tal modo el territorio donde la enfermedad hace su aparicin es aquel en que los que participan de una cultura dibujan sus fronteras. La enfermedad no procede de un lugar ajeno al sujeto y la cultura la biologa, como la entiende el discurso positivista-, sino por el contrario, aquella es asunto que se delimita con el concurso de mitos y hombres.

Asentado en lo mismo se deduce que aquello que dibuja los contornos de todo objeto es el marco cultural, al interior de este las cosas adquieren significado, pues la red cultural es la que da sentido a las cosas y a los sucesos de la vida. Por lo mismo, la tarea de la antropologa que adhiere a este enfoque, es internarse en el tejido emic (cdigos y significados desde el punto de vista nativo), de manera tal de procurar la captura del sentido que regira el punto de vista del otro. El sentido no la objetividad, ni la universalidad- es la meta exploratoria de la nueva antropologa, en la medida que la verdad de una cultura tiene que ver con el significado que le otorgan a las cosas y, en este caso, el significado que le otorgan a la enfermedad. Todo radica en esas palabritas que tir Levi-Strauss como al pasar La enferma cree en esa mitologa y, adems, es miembro de una sociedad que cree en la misma. Podramos apostar sin temor a equivocarnos que ella cree en esa mitologa lo mismo que nuestros propios pacientes creen en conceptos abstractos tales como el inconciente o la represin

La cultura atraviesa el espacio de las subjetividades. Por eso al etnografiar (idem, terapiar) a una persona se est tratando con toda la cultura del otro. Esto queda evidenciado en la obra de Nathan cuando plantea, por ejemplo, que el nico modo de vincularse con un sonink es considerando su raigambre cultural, no es comprendindolo como un ser humano universal. De tal modo desde una perspectiva interpretativista hay que distinguir las redes semnticas del otro que, por ejemplo, tratndose de la enfermedad la comprenden regida por mitos que inscriben en un marco de sentido a la afliccin. Considerando lo dicho, se podra concluir transitoriamente que desde el interpretativismo no hay biologa en el sentido positivista del trmino, pues la cultura atraviesa a lo natural y a la subjetividad. Aquella esboza los distritos donde las cosas acontecen. En consonancia con una orientacin idealista, los planteamientos de Good y Kleinman entienden en el universo de significados la clave para comprender cmo la enfermedad es vivida, experienciada y construida en diferentes mundos locales.

La enfermedad y la salud entonces tienen su residencia en lindes culturales por ende, no hay enfermedad real, universal, objetiva, slo interpretaciones de aquella. La lectura molecular de la enfermedad es la adherencia de los mdicos al modelo lector de la biomedicina, es decir, las molculas hacen sentido al mdico, no al paciente. En contraste para un etngrafo comprender el sentido de la enfermedad es escuchar el sentido que esta posee para el nativo. Interpretar el sentido no es cotejar una nosologa cientfica con el relato supuestamente fantasioso de un informante aborigen. Un mdico puede responder a la pregunta Por qu me duele? Con una respuesta porque tiene una fractura en la pierna. Pero no podr nunca responder preguntas como Por qu fui yo el que se cay del rbol y no mi hermano o mi primo? preguntas que invitan a la construccin del sentido. Si luego de esto se asiste con un manual que seala cmo se conforman efectivamente las enfermedades se est imponiendo una lectura de la enfermedad. Los malentendidos comenzaron ya en su primer encuentro con la medicina (para los inmigrantes europeos). Esperaban, reclamaban, exigan un sentido y el Occidente les ofreca, en el mejor de los casos, causas.

Aspectos etic en las criticas constructivistas al enfoque hermenutico

El planteamiento constructivista circunscribe todo acontecimiento a campos significacionales que recogen sentido slo al interior de una cultura. Espacio donde lo que sucede, se siente, se piensa, etc., adquiere comprensividad. No obstante, esto de acuerdo al constructivismo obvia, omite o desconsidera el status, el lugar y la relevancia que poseen los factores sociales como condicionantes de las que nacen en el seno de una cultura. En esencia, la crtica a la hermenutica refiere a una exclusiva ocupacin de este enfoque respecto de la conformacin del concepto de enfermedad en el campo creencial. , Young afirma que no slo es importante investigar las narrativas de afliccin, las concepciones sobre la enfermedad o los problemas de comunicacin clnica, sino tambin la dimensin social en donde todas estas significaciones cobran realidad.

La propuesta hermenutica que sita a la enfermedad como una produccin cultural supone para el etngrafo considerar las coordenadas semnticas de la creencia nativa y, para el curandero, escuchar la voz del paciente porque su relato encierra el mito y el sentido de la afliccin que lo aqueja. El curandero se sujeta e interpreta la mitologa del afectado para intervenir considerando el universo de aquel. De modo que no se leen los signos desde un manual traductor, sino que se interpreta con arreglo al mito que el nativo plantea. Por su parte el curandero no ha de curar desde fuera, desde un manual nosolgico ya sea biomolecular, sociosomtico o biopolitico, ya que el manual es la misma cultura que contiene una lectura de la enfermedad. Lo contrario implicara operar desde una lectura etic de la enfermedad. Pues la verdad sobre esta no est en manos de un lector que detente cierta primaca epistmica, algo que est por encima de la crnica que entrega el mundo y el texto del nativo. La enfermedad es relato cultural, y, para comprenderla, hay que atender a los cnones que conforman a la enfermedad y su sanacin, dentro del orbe propio de la cultura que se est etnografiando o atendiendo. As pues, la psiquiatra occidental resulta ser no exportable, nociva por su desestructuracin de los sistemas de curaciones tradicionales e ineficaz por su incapacidad de integrar los supuestos culturales.

Young, el autor que cita Martnez Hernez, evala como restringida la perspectiva con que el enfoque hermenutico aborda la comprensin de la enfermedad. Esto porque al constreirse la enfermedad slo a los mrgenes comprensivos del nativo-enfermo (sujeta entonces slo a la constelacin de sentido que rige a aquel), se evadiran factores condicionantes que contribuyen a la comprensin de la enfermedad como algo que no es dependiente slo de la bioqumica ni slo de la interpretacin que se da de sta en un mbito nativo. Segn Young, la enfermedad estara constituida a parte de la lectura que hacen los nativos por factores sociales y polticos.

En su momento (trabajo anterior) enfrent esta contradiccin sealando que el planteamiento constructivista al situar el nivel social como preeminente, como razn ltima de la enfermedad tendera a confundir lo que podran ser las condiciones de emergencia de la enfermedad con lo que es la comprensin (interpretacin de aquella). O sea, se puede compartir que ciertas condiciones sociales estn en el origen de la enfermedad, pero eso no obligara a determinada y unvoca comprensin de la misma. De tal manera, si la enfermedad no puede sino que entenderse en encuadres hermenuticos, entonces cualquier referencia que aluda a factores que provengan desde un fuera del lenguaje, un fuera de las significaciones que una cultura adopte y reconozca, se podran calificar de metafsicas, etnocntricas, etc. Esto aunque se coincida con que la enfermedad estara mediatizada, condicionada o, ms an, determinada por lo social (condiciones de miseria, higinicas, etc.) y por lo poltico (aspectos normativos, parmetros de normalidad con arreglo a intereses, etc.). Pero que los cuerpos estn atravesados por factores como aquellos, no debera hacer perder de vista que la enfermedad es una representacin cultural con todo lo que aquello implica en trminos epistemolgicos. Esto porque si la comprensin nativa de la enfermedad no contempla factores sociales -sino a brujos y dioses como elementos explicativos determinantes de la enfermedad-, entonces, incluir elementos de la ndole sealada constituira una imposicin procedente desde un fuera no muy diferente que aquella que impone el discurso biomdico a cualquier aborigen que no comparte su mito. Si se adoptara aquel camino no habra diferencia con lo que se ha venido a denominar pensamiento del afuera, que para el caso operara como una metafsica social acerca de la gnesis de la enfermedad.

De acuerdo a lo sealado se podra aceptar que un estudio de correlaciones demuestre que la disentera florece en aquellas zonas de mayor miseria, no obstante, si los afectados de disentera tienen a aquello como un estado sagrado y se mantiene fidelidad al discurso hermenutico-, habremos de rendirnos frente a la evidencia etnogrfica, rendirnos frente al punto de vista nativo, ms all de que aquello desagrade y se pueda pensar que todo aquello es efecto de un disfraz de la miseria y el retraso. Esto ltimo supone situarse en una versin etic del fenmeno de la enfermedad y si el constructivismo pretende estar libre de este estigma habra de reconsiderar su enfoque analtico de lo expuesto*.

Lo anterior queda reflejado a mi juicio cuando Young plantea que, , la antropologa de la medicina no debe ser slo un anlisis de cmo una disfuncin biolgica (disease) es trada a la conciencia y elaborada segn un repertorio de smbolos y significados que la convierten en una afliccin o illness, sino tambin una indagacin de los procesos de socializacin de la disease y de la illness: esto es, un estudio de la sickness o dimensiones sociales de la enfermedad.

Si se atiende con detencin a la cita, Young plantea que la enfermedad corresponde con una disfuncin biolgica que es llevada a la conciencia, por ende, estara sosteniendo que el domicilio original del malestar se hallara en aquellas esferas. No obstante, este parece ser slo un primer paso para dar con el lugar que pertinentemente explica la territorialidad de las enfermedades que segn el autor sera la dimensin (sickness) o factores sociales de la enfermedad.

De esta manera, Young, parece no considerar que la hermenutica, al atender al punto de vista de la cultura que investiga, indirectamente est considerando los factores sociales y polticos que necesariamente estn subsumidos en la representacin que el nativo posee de la enfermedad. Su mitologa, su estructura social, el orden de sus ritos, etc., reconocen y se sujetan a un marco social y poltico que es efecto de un conjunto de creencias cuya data por lo corriente se remonta a los orgenes de una tribu o grupo cualquiera*. De ese modo el conjunto de smbolos que el nativo ofrece al etngrafo incluye la presencia de aquellos factores que reclama Young. Sin embargo, los acentos, los factores que en ltima instancia explican la enfermedad para un nativo, los subraya el nativo, no el etngrafo.

Para la hermenutica la enfermedad es aquello que un conjunto de nativos definen como tal. Lo que para un occidental es enfermedad a todas luces biolgica, para un nativo puede tener rango de sagrado o ser considerado un comportamiento normal. De esta forma se explica que la espiroquetosis sea una deformidad considerada normal entre muchos grupos del norte del Amazonas o que la homosexualidad haya sido entendida como una patologa mental asociada a las perversiones en los manuales de psiquiatra biomdicos.

Por lo mismo, Nathan sostiene que Creo fenecido el tiempo de las grandes teoras universales. Creo en el advenimiento provisorio tal vez- de las teoras intermedias cuya veracidad se mide, da a da, con la vara de su capacidad para abarcar lo real, siguiendo sus ms complejos meandros, as como por producir tcnicas de eficacia mensurable Al querer obligar por fuerza a lo real a someterse a nuestra propia necesidad de universalidad, arriesgamos en el mejor de los casos- el enceguecimiento cientfico. En el peor, la ms salvaje violencia, la de los soldados de la ideologa: los militantes. Con arreglo a lo expuesto podra decirse que si no se atiende al patrn oro de la hermenutica el significado se cie a los cdigos de cada cultura-, se estara procediendo de manera semejante a como lo hace la biomedicina, esto es, subrayar y sealar que en ltima instancia es la ondulacin de las molculas lo que discrimina lo normal de lo enfermo. Para el constructivismo seran las condiciones sociales las que ocuparan este lugar. Parece apropiado entonces recordar que asumir factores explicativos de ltima instancia, es casarse los dedos con alguna metafsica que, tarde o temprano, trae a sus dioses vanguardistas a cobrar la cuenta con toda la complejidad que aquello contiene.

T. NATHAN. La enfermedad como significado

En adelante esbozar algunos aspectos de la obra de T. Nathan con el fin de observar cmo es que aquella en buena medida podra inscribirse dentro de los parmetros que sostienen el discurso hermenutico. Esta descripcin servir como antecedente para contrastar posteriormente su postura con lo que plantea Martnez Hernez en torno a la posibilidad de sostener una hermenutica crtica.

Crtica al universalismo cientficista

Podra plantearse desde ya que Nathan coincide con la nueva antropologa en la medida que sostiene que no habra criterios que permitan distinguir a la ciencia de la creencia. La ciencia es un discurso que tendra validez y posible eficacia en el ambiente occidental, o, con ms rigor, en aquellos individuos que en occidente creen en el dispositivo mdico.

La experiencia clnica de Nathan con pacientes inmigrantes y la reflexin terica que esta ha supuesto le condujeron a poner en cuestin los fundamentos en que se sostiene el discurso teraputico. En lo sustantivo esto se ha sustentado en la capacidad de la ciencia mdico psiquitrica de capturar en qu consiste la naturaleza humana como entidad cuya esencia es universal, cuyos rasgos no se ven afectos por condiciones ni geogrficas, ni culturales ni histricas.

La posibilidad de identificar la naturaleza corresponde con que los seres humanos estaramos dotados de una racionalidad comn, tanto el observador cuanto el que observa. Debido a lo mismo los aspectos culturales seran meros adornos que en nada afectan la esencia del ser humano que se evidenciara con independencia de costumbres y prcticas locales. Algunos elementos constitutivos de la persona, como su identidad cultural o tnica (su lengua, sus costumbres, sus sistemas de representacin), se representan siempre como exteriores a su naturaleza, como las vestimentas para el cuerpo...

Nathan, confronta este planteamiento sealando que la posibilidad de comprender a un otro pasa por reconocer sus rasgos y costumbres culturales peculiares. Estas no corresponden con una especie de sobretodo tras de la cual se escondera una esencia universal. Los aspectos culturales atraviesan la esencia de un ser humano por lo mismo no sera posible pensar en un universal humano, sino en un miembro de la especie humana que como tal no puede sino estar marcado por costumbres, lengua especfica, etc., de la cultura que lo recibe al nacer y que entonces son constitutivas de cualquier ser humano. el hecho de fabricar un hombre no puede en ningn caso reducirse a una operacin biolgica. Se trata siempre de una operacin cultural compleja que permite producir no un cachorro humano sino un soninke, un bambara o un wololf

La diversidad de culturas ha empujado a comprender que aquellas seran externas a la naturaleza humana, sin embargo, la reflexin de Nathan lo lleva a concluir que la cultura es aquello que sin lo cual el espacio social y psquico no puede adquirir coherencia. Nathan, comprende la estructura social y poltica de cualquier cultura como un aspecto que adquiere sentido dentro de los cuadrantes que una cultura determina. No se observa en el autor una lectura que site los rasgos de una cultura como efecto de ciertos condicionamientos histricos o sociales, sino que a la inversa.

Se puede advertir entonces que el planteamiento de Nathan es coherente con el planteamiento hermenutico que circunscribe el sentido de los fenmenos como algo dependiente de los encuadres que una cultura se da a s misma. No es posible en consecuencia comprender que la enfermedad corresponda con un fenmeno universal. es posible en psicopatologia partir de un a priori universalista como se hace en medicina y considerar que, al menos desde el punto de vista de la funcionalidad psquica, todos los seres humanos son idnticos?.

La enfermedad entonces tendra sentido al interior de una cultura, de modo que tanto su gnesis como la comprensin de aquella no remiten bajo ningn respecto a categoras ni cnones ajenos a la cultura que la define.

La posicin de Nathan respecto de la relevancia de la particularidad local de cada cultura es evidente y, de algn modo radical, cuando examina los mecanismos mediante los cuales quienes conforman un grupo humano producen, contemplan, respetan y se gobiernan por un conjunto de cdigos que los distinguen de otros. Las culturas disponen generalmente una serie de sistemas de afiliacin complejos, que recorren toda la vida de las personas, marcando el ritmo de los momentos decisivos de su existencia; el nacimiento, la iniciacin de la pubertad, el casamiento, la muerte... Por eso, en toda cultura, el sistema de afiliacin nunca puede ser superpuesto a una afiliacin de tipo biolgico.

Lo sealado queda an ms claro cuando plantea el rol que detenta la lengua como elemento que constituye, diferencia, tambin permite la comunicacin, pero en lo esencial cierra a una cultura respecto de otra. Para hablar, no basta con ser un cachorro humano, hay que ser adems un bosquimano, un yoruba, la lengua es un sistema de intercambio generalizado, es decir comprensible para cualquiera en tanto y en cuanto este sistema est limitado al grupo que la practica y al que ella cierra. Para que el bambara sea una verdadera lengua, debe ser opaca a la lengua sonink, Entrar en un intercambio generalizado est, entonces, condicionado a la pertenencia a un grupo cerrado. Y la adquisicin de la lengua es probablemente el primer proceso por el que una cultura se apropia de uno de sus miembros y lo afilia.

Que la cultura es factor constituyente del ser humano, no un elemento decorativo, queda claro con las citas expuestas. Por lo tanto, no nacen cachorros humanos, sino soninks, franceses, etc. Desde ya podemos pensar, asentados en Nathan, que el sueo de una humanidad universal no es factible, sino bajo el reconocimiento irrestricto de la diferencia, lo que hace un tanto absurda esa unidad, lo que ms podra esperarse es respeto. En rigor, lo que espera Nathan es aquello, pues en la unidad lo que supone es invasin de una cultura respecto de otras.

Debido al rol que detenta la cultura para el autor se evidencia que todo adquiere sentido y legitimidad en su interior, por ende no hay referencias a la constitucin histrica de los mitos, normativas y otros.

Se puede suponer que estos obtienen su coherencia y legitimidad a travs de los cnones que cada cultura produce. Lo nico que se puede deducir es que Nathan es crtico de aquellos sistemas que desde occidente, y bajo el amparo de la salvacin de los primitivos, occidente ha propuesto en distintas materias. Desde ya el esquema biomdico que no considera las mitologas nativas o, que cuando ms, para intervenir se ilustra respecto de creencias con el fin de aplicar programas de atencin cuyo fin agregara yo nada tienen de altruista, sino que ms bien son mecanismos de medicalizacin para resolver problemas que ms competen a la cultura invasora que a la que se pretende ayudar.

Tambin, por otra parte, se puede deducir que las estructuras sociales y polticas de una cultura nativa, se validan por sujecin a los cuadrantes culturales que rigen a determinado grupo. Por lo mismo los rdenes e instituciones que presiden a una cultura resultan naturales para quienes la habitan, la cultura es filtro constituyente que permite hacer comprensible todo evento dentro de sta para quienes comparten ciertos cdigos. Una cultura permite a un miembro de una sociedad dada percibir el mundo como evidencia, como natural, como algo que va de por s. Aunque su origen est fuera del individuo, esta estructura permite ante todo moverse, pensar, amar y trabajar evitando el espanto y la perplejidad. Existe siempre una palabra para nombrar los objetos, las experiencias vividas; existe siempre un pensamiento capaz de dar cuenta de los desordenes y los dolores. Por cierto en Nathan no se observa un anlisis histrico, gentico, crtico del orden social de las culturas nativas, a mi juicio, porque supondra analizar con categoras exgenas un cuadro existencial que recibe su fundamento a partir de un conjunto de creencias imposibles de traducir en esencia a lgicas comprehensivas occidentales.

Puedo suponer que las lecturas historicistas para Nathan corresponden a argucias de las ciencias universalizantes que tras de discursos altruistas y humanistas esconden el inters de dominacin propio de las civilizaciones que se reconocen como superiores. Aquello es un proceso que las culturas dominantes han activado con la intencin de someter bajo el presupuesto de que existen seres humanos universales ocupando como plataforma de accin instituciones que en el mundo occidental operan como artculos de primera necesidad, esto es la medicina y la escuela. Para eso se han propiciado procesos de desculturacin erigidos siempre sobre la bandera de algn ideario de connotaciones universales. la Medicina y la Escuela. Son los dos lugares institucionales en los que se concibe al inmigrante como un ser humano universal y no como un ser de cultura (con esto) se fuerza a los sujetos en vas de desculturacin a la ideologa que es una cultura sin alma, una cultura sin cultura Esa intencin universalizante se observa en aparatos mdico-psiquitricos que atienden inmigrantes en Francia.

Al respecto Nathan acusa que no ha habido la disposicin siquiera de acercarse a los elementos culturales bsicos que guan la comprensin del mundo de aquellos que recurren a los servicios de atencin. Esto se evidencia en que los sistemas de medicina tradicionales se inscriben en una suerte de comprensin global del conjunto de sus quehaceres. Se trata de una visin de mundo que incluye a la enfermedad como parte de un todo que en la medida que se contemple da sentido a la afliccin. En las sociedades culturales tradicionales, el trastorno es a la vez psquico, somtico, familiar, social y religioso...

Esa forma de comprender el mundo y, en especfico a la enfermedad, ha sido descalificada en occidente, bajo el argumento explcito o implcito, relativo a las formas subdesarrolladas de pensamiento de las culturas tradicionales. Aquello se ha hecho presente en la atencin mdica que han recibido en Occidente. Los malos entendidos comenzaron ya en su primer encuentro con la medicina. Esperaban, reclamaban, exigan un sentido y el Occidente les ofreca, en el mejor de los casos, causas

El mundo tradicional se constituye como un todo que tiende a integrar todos los fenmenos en un cosmos comprehensivo. Ese sistema cultural permite sentir, pensar y legitimar el conjunto de acontecimientos e instituciones forjadas en su interior. Aquello es lo que posibilita los equilibrios internos y la congruencia del individuo con su comunidad respecto de la cual depende propiamente su existencia. Qu loco demiurgo, que alquimista delirante pudo ser capaz de imaginar que una familia poda, en apenas unos aos, abandonar un sistema que haba garantizado su homeostsis psquica por generaciones para, como se dice actualmente, adaptarse o integrarse

Pues bien, la conviccin de la medicina y la psiquiatra occidentales de que los sistemas tradicionales carecen de valor epistemolgico y eficacia prctica, ha llevado a desconsiderar en los hechos los elementos que constituyen los universos tradicionales. Esto en la medida que la idea que rige a occidente es la de un ser humano universal y uniforme. Nathan denuncia al respecto que en nombre de la defensa de la salud en realidad estn activando una verdadera mquina de guerra contra los pueblos del Tercer Mundo. En el nombre de este derecho, se interviene en las familias, se roba a los nios, se los pasa por la maquina de uniformizar No! No defienden a los hombres. No desean otra cosa que un individuo singular, uno mas, que se someta a su vez a la nueva fe que defienden fanticamente

Nathan acusa que en nombre de la ciencia, herramienta cuya capacidad alcanza para capturar la esencia del ser humano, se ha intervenido, por ejemplo, en salud bajo el supuesto de que el conjunto de sealamientos y creencias nativos corresponden con su incapacidad de distinguir fantasas de realidad. Brujeras, concepciones acerca de la intromisin de lquidos y objetos en el cuerpo, posesiones, operaciones mgicas, etc., son no ms que fantasmas fruto del retraso mental colectivo de aquellas culturas. La ciencia sabe qu hacer porque detenta el saber sobre el cuerpo, sabe qu es la enfermedad y cmo traer la salud. No obstante, no considerar el conjunto de creencias precisamente ha conducido al fracaso en campaas externas de salud, cuanto en atencin a inmigrantes en una sociedad como la francesa. Todo tratamiento que se basa en una causalidad denominada cientfica agrega un nuevo dolor al traumatismo inicial, es decir, se inscribe en la cadena infinita de lso traumatismos, ya que en ningn caso, con estos pacientes, este tipo de tratamiento permite el descentramiento, la construccin del sentido

Occidente pareciera no comprender que el universo tradicional inscribe los fenmenos atendiendo a otra lgica, una que comprende el cmo, pero tambin por qu acontecen los sucesos de toda ndole. Para los nativos las cosas se articulan con un sentido, parecieran no tolerar la frialdad racional occidental que explica la operatoria de las cosas, de las enfermedades, etc., pero que se constituye en el vaco de sentido, para el occidente que calcula las cosas son porque obedecen a fuerzas y mecanismos, no tienen una finalidad. (en las culturas tradicionales) su causalidad aparente era una especie de matriz mtica cuya funcin principal consista en generar relatos a diferencia de nuestra causalidad cientfica que solo nos sirve para justificar actos

Todo este cuadro que revela la inaceptacin e incomprensin desde la medicina y las instituciones occidentales hacia los mundos tradicionales y, en particular, hacia sus formas de medicina inducen a Nathan a proponer que estos corpus culturales inmigrantes se conformen en guetos. Esto permitira que no se obligue a familias a dejar sus tradiciones, de ese modo el proceso de integracin puede ser parte de cierta homeostasis paulatina, que no implique traumas que finalmente producen incluso ms costos sociales, econmicos y polticos al Estado que recibe aquellas poblaciones. En las sociedades con una gran inmigracin, es necesario favorecer los guetos y lo digo en voz bien alta-; favorecer los guetos para evitar que cualquier familia se vea obligada a abandonar sus sistema cultural

Dice Nathan, que dada la inclinacin occidental por analizar los fenmenos con sujecin a una racionalidad cientfica, no le es posible comprehender la lgica de los universos tradicionales. La estructura semntica que contienen dioses, brujos, tipo de magia, etc., para las sociedades tradicionales, son parte de un mundo que occidente no comprende porque en lo que corresponde con su propia

historia disolvi paulatinamente esas entidades transmundanas hasta quedar en la soledad de la ciencia y dando a un lugar a un sujeto fragmentado y solitario desgajado de toda pertenencia y ligazn*.

Hace mucho tiempo que Occidente se desentendi de estos terceros trminos de naturaleza totalmente diferente, de estos huspedes de otro mundo. La civilizacin occidental se deshizo primero de sus santos locales, luego del Diablo, y conservo un nico tercero. Recientemente abandono al ultimo otro autentico que aun aceptaba en su seno: Dios. Crea dirigirse hacia una zona mas luminosa, hacia la humanidad, y se descubri condenada a la barbarie por simplificacin.

La conviccin en una ciencia capaz de atravesar continentes y dar cuenta de fenmenos cuyo carcter es dependiente de especificidades culturales, junto a la derivada ineficacia que se puede colegir de una perspectiva como la que detenta la medicina y la psiquiatra occidental, inducen a Nathan a sealar que aquella no es exportable. Si no se considera la peculiaridad cultural y los especficos sistemas de curacin de aquellas sociedades al parecer ningn dilogo se puede establecer entre ambas formas de ver el mundo. As pues, la psiquiatra occidental resulta ser no exportable, nociva por su desestructuracion de los sistemas de curacin tradicionales, e ineficaz por su incapacidad de integrar los supuestos culturales No habr psiquiatra que resulte ser eficaz en los pases en vas de desarrollo, a menos que permita la explotacin racional de los recursos teraputicos de las culturas tradicionales.

La hermenutica critica; el significado de la enfermedad y un ms all del significado.

En adelante presentar a modo de discusin la crtica que realiza Martnez Hernez a la hermenutica, esto a travs de perspectivas que antroplogos contemporneos han articulado inspirados en Marx y Gramsci. Los aspectos que me importan del texto de Martnez Hernez corresponden con apartados donde es posible observar las propuestas materialistas y del culturalismo crtico de manera tal que confrontar estas con la hermenutica en general y, con Nathan en particular, dado que me atrevo a situar a este autor dentro del ancho campo que permite acoger enfoques que otorgan primaca a los significados culturales en la definicin de los fenmenos. La idea entonces es analizar aquellas propuestas a la luz de la hermenutica y viceversa.

Al respecto, se puede anticipar que los planteamientos que trae a la discusin Martnez Hernez (en adelante MH), se caracterizan por comprender que la hermenutica sera un enfoque limitado en su enfoque relativo al origen de las enfermedades*. Esto se fundamenta principalmente en una crtica cuyo carcter, dicho de manera resumida, apunta a que la hermenutica circunscribe todo fenmeno al campo de la interpretacin significativa propio de cada cultura. Todo se inscribira dentro del mbito del lenguaje, en las esferas de significacin que delimitan a una cultura respecto de otras. De ese modo la hermenutica como perspectiva analtica desatiende las condiciones histricas, sociales y polticas que hacen emerger las lecturas que cada cultura posee de sus propios fenmenos.

El materialismo critico

Este enfoque caracterizado como duro dentro del anlisis de MH, sostiene que a la antropologa clsica le pas desapercibido en sus informes etnogrficos el conjunto de fenmenos incidentes y determinantes de ndole econmico poltico que conformaban la realidad de sociedades tradicionales. Por lo mismo para efectos de analizar la emergencia de las enfermedades se ha desconocido la condicin de miseria en que aquellas sociedades se han desarrollado. Para los efectos este enfoque plantea una relacin directa entre estado econmico y condiciones de salud. Con arreglo a esto el objeto de estudio pertinente es develar las lgicas macrosociales, y el rol ideolgico de la biomedicina como coadyuvante de la dominacin en pases tercermundistas. Se podra decir que la morbimortalidad es el rostro visible de las inequidades internas de sociedades tradicionales, como tambin cuando estas se comparan con el primer mundo. Navarro es insistente en este punto: ... la causa de muerte y enfermedad en las reas pobres del mundo donde vive la mayor parte de la poblacin mundial hoy no es la escasez de recursos ni los procesos de industrializacin ni siquiera la tan pregonada explosin demogrfica, sino, mas bien, un patrn de dominio sobre los recursos de esos pases en los que la mayora de la poblacin no ejerce control sobre ellos.

Una lectura como esta sita en segundo plano los significados del sufrimiento, o ms bien, todo aquello es mero epifenmeno, pues la causa dura se encuentra en las condiciones socioeconmicas en que viven poblaciones tercermundistas. De todos modos de acuerdo a la exposicin que hace MH de este enfoque, resulta un tanto contradictorio que, por un lado, se plantee que el problema sanitario tiene su residencia originaria en la miseria econmica y en desigual acceso a bienes de consumo, en especfico, el consumo de atencin mdica, pero, por otra parte, se sostenga la indisposicin a toda aplicacin del conocimiento antropolgico en orden a analizar y mejor atender a aquellas poblaciones deprivadas. Los reparos al respecto estn en que la antropologa de la medicina habra no slo de comprender aquella realidad, sino que actuar en orden a transformarla. Por ende, se entiende que cualquier aplicacin de conocimientos antropolgicos es proceder como agencia de la biomedicina facilitando el carcter distractor y opresivo que contiene esta.

Ahora bien, la lectura del planteamiento permite comprender que la crtica no se establece sobre la biomedicina como algo cuestionable en s, sino que como producto que favorece la distraccin y el encubrimiento acerca de las condiciones que desatan los procesos mrbidos de cualquier ndole. Los significados de la enfermedad no son relevantes, sino que prestar atencin a las condiciones econmicas que la producen. De aqu se puede deducir que el proyecto corresponde con despejar aquellos contenidos que operan como manto encubridor de lo que es causa efectiva de enfermedades, esto es, mitos, ritos, lecturas populares, distracciones variadas, etc. Una vez que esos factores que favorecen la opresin sean disueltos la biomedicina ser un producto bienvenido. De tal manera la negativa a colaborar con aquella no corresponde con que sea impropia de acuerdo a circunstancias culturales, sino porque sirve a un amo (el capitalismo) que dada su lgica es activante de enfermedades que luego resuelve con biomedicina. Esta tiene lugar, el problema es el amo al cual sirve.

Con arreglo a esta perspectiva el planteamiento de Nathan errara, pues su atencin al mundo mgico como consustancial al fenmeno de la enfermedad, implica en rigor, concentrarse en elementos que emergieron alguna vez en la historia como explicaciones encubiertas de la miseria social. Nathan no atiende a lo sustantivo que son los elementos que estn a la base de las ideas y representaciones nativas, esto es las condiciones econmicas que vieron emerger tales mitologas.

El culturalismo critico

Esta perspectiva enfrenta con ms hondura la complejidad de los fenmenos culturales en la medida que les otorga un rol no secundario en la conformacin del evento enfermedad. Uno de los autores significativos, Taussing, sostiene que los sntomas de una enfermedad corresponden con algo que supera la puntualidad biolgica, aquella condensa elementos contradictorios de la cultura y las relaciones sociales. La crtica a la biomedicina es que esta deshistoriza y desocializa la experiencia de la enfermedad asentando aquello en la definicin del fenmeno como una entidad de orden biolgico, algo que acontece de manera individual, respecto de lo cual no concurren aspectos histricos ni sociales. Al sostener aquello la biomedicina ofrece un mundo estable, definido, diagnosticable, lo que obstruye la posibilidad de preguntarse por las condiciones en que la enfermedad emerge. Se produce una especie de sometimiento a las estructuras de significado convencionales. Derivadamente Taussing cuestiona propuestas como la de los interpretativistas (Kleinman y Good) relativas a desentraar significados nativos con el fin de facilitar la comunicacin clnica, ya que aquello slo podra servir para manipular a los pacientes. Pero bien, lo que se puede extraer de este autor no es muy distinto de lo que plantea y ofrece el materialismo crtico. Se puede suponer nuevamente que los significados locales de la enfermedad no son ms que cobertores de una realidad sustancial que sera la causa eficiente de la enfermedad.

Una postura ms definida es la que aporta Sheper-Hughes que en un estudio antropolgico sostiene que mediante una reconversin semntica las elites brasileras posibilitan que el hambre que se vive en las favelas sea comprendida como enfermedad biomdica. Asunto que se evidencia en tanto se observa a la poblacin medicalizada y sin ser capaz de significar su situacin como efecto de la miseria. Al respecto cobra sentido la nocin de egemonia de Gramsci, entendido aqu como la penetracin de la ideologa dominante en las capas desfavorecidas con el propsito de establecer una labor de coercin indirecta por la cual los grupos subalternos llegan a identificarse y a compartir los intereses y los sentidos culturales de la elite. El concepto gramsciano permite observar que en la inaceptacin de la miseria como causa de las aflicciones se descubre la eficacia de las elites en lograr que estas capas sociales se identifiquen con sus valores al sentir probablemente vergenza de declarar su condicin que a todas luces sera evidente, adems de paso esas elites consiguen que no aparezca alguna conciencia crtica.

La descripcin del planteamiento de Scheper-Hughes permite un contraste con la hermenutica ms definido, pues su propuesta apunta a la capacidad ideolgica que detentaran las elites para torcer la correspondencia de las cosas con sus nombres correspondientes. La miseria con que se encuentra la autora es significada de modo tal que se descontextualiza la condicin de su emergencia; aquello que es miseria se comprende como enfermedad, la cual no parece falsa, pero que vista como asunto biolgico imposibilita una significacin conducente a visualizar y menos cuestionar las condiciones sociales de su produccin. Si seguimos esta pista entenderemos que la hermenutica cruda sera entendida como un recurso analtico que evade la puesta en escena de operaciones hegemnicas que dan lugar a significados, por ejemplo, mitolgicos respecto de una enfermedad. En este caso cae Nathan quien de manera acrtica presenta las interpretaciones de la enfermedad de culturas tradicionales como elementos no mediados por factores histricos. Esto es, en su obra no aparecen referencias que contextualicen la emergencia de las teoras omnicomprensivas de aquellas culturas. Recordemos que estas abarcan el conjunto de acontecimientos, objetos, pensamientos, sentimientos especficos, etc., propios de un grupo nativo. Se puede suponer entonces que si la estructura social, el orden econmico y las instituciones polticas no aparecen referidas como elementos incidentes en la etiologa de la enfermedad, es porque en nada influyen en la comprensin que los nativos tienen de aquella. Y, con arreglo a lo que Nathan plantea, no puede deducirse que la labor del antroplogo, ni menos del terapeuta occidental enfrentado a un paciente, fuese comprender los significados con arreglo al concepto de egemonia. Definitivamente, para Nathan el significado de la enfermedad se cierra en la interpretacin que una cultura otorga de aquella.

El planteamiento de Nathan puesto en un contexto contrastado con lo que Sheper-Hughes permite comprender da lugar a algo controvertido. Por un lado, es posible asentir con que Nathan deshistoriza y desocializa la comprensin nativa de la enfermedad. De tal modo aceptar que los nativos-inmigrantes mantengan lecturas mitolgicas de sus padecimientos es posible interpretarlo como una operacin de las elites que impiden que el inmigrante, por lo corriente en estado de miseria, haga una lectura crtica de su estado. Con arreglo a esto habra que acusar a Nathan de retrgrado y promotor inconsciente de posturas elticas. Pero tambin hay que connotar que la postura de Nathan es de resistencia a la biomedicina y al psicoanlisis porque no acepta que estas lecturas posean primaca epistmica respecto de etiologas y teraputicas tradicionales. Entonces si ni la biomedicina ni el psicoanlisis poseen supremaca no es posible acusar a Nathan de ceder frente a la hegemona de las elites, pues precisamente stas lo que quisieran es que los inmigrantes cedieran frente a las lecturas occidentales de la enfermedad. En tal caso la postura de Nathan se podra calificar de anti-elitista y anti-hegemnica, en la misma medida que descubre que la intencin occidental ms que altruista es biopoltica. No obstante, tambin es verosmil que sostener que las lecturas de sociedades tradicionales acerca de la enfermedad son legtimas sin hacer un anlisis crtico de su devenir histrico, da lugar para que se acuse al planteamiento de Nathan de hacer el juego a las elites, a las cuales sirve que estas capas sociales no activen juicios crticos acerca de su condicin socio-econmica.

En fin, pienso que es imposible salir de este atolladero sin contemplar ciertos principios que si bien no sealados por el culturalismo crtico, pienso que estn a la base de sus consideraciones. Me refiero a que tras de este enfoque hay una perspectiva evolucionista que entiende que cualquier lectura que no atienda y ponga en el centro a las condiciones econmicas como elemento explicativo de la enfermedad, es una apreciacin anuente frente a la hegemona de las elites dominantes. Por ende, habra que conceder que las lecturas de culturas tradicionales de la enfermedad -que incluyen mitos y chamanes-, son el efecto de un dficit de recursos, es la miseria disfrazada de ritos. Habra que entender a aquellas como el efecto desesperado frente a la imposibilidad de deshacerse de la pobreza de recursos materiales y cognitivos?- que empujan a sintetizar en cuadros mgicos el estado de cosas social y econmico. De esta manera, la magia del chamn es ocultacin que al fin de cuentas sirve a las elites. La labor entonces no sera la que propone Nathan, es decir, reforzar y legitimar la magia, sino que intervenir los niveles culturales que hacen posible su subsistencia al impedir una visin crtica de las condiciones sociales que desatan las enfermedades*.

En suma, el asunto que se confronta tiene que ver con que si tiene ms validez epistmica la hermenutica cruda o el culturalismo crtico, que en definitiva considera a la cultura como elemento que incide y que no hay que menospreciar a la hora de forjar significados eficaces, pero, se tratara de un elemento que en definitiva hay que despejar, disolverlo, de tal manera que aparezca en el condensado de interpretaciones el factor o los factores que estn a la base de todos los procesos humanos, esto es, la estructura social y econmica que permite que las enfermedades tengan lugar.

Neomarxismo periferico

Esta perspectiva tal vez permita entregar un ngulo ms complejo que los anteriores respecto de la crtica que se puede articular desde posiciones neomarxistas hacia posiciones hermenuticas o culturalistas crudas. De Martino, es un autor relevante y tal vez si el ms sugerente dentro del cuadro que presenta MH. De Martino, sita a la comprensin mgica del mundo como una herramienta a la cual los sectores populares echan mano con el fin de contener y explicarse las fuerzas que se ciernen de manera incontrolable sobre ellos dada su condicin. A diferencia de las interpretaciones irracionalistas que ignoran el carcter histrico de la magia y la transforman en una experiencia metafsica, o de las lecturas racionalistas que la entienden como una creencia errnea ante la naturaleza objetiva de los hechos..., de Martino observa la magia como un intento de rescatar al sujeto y al orden social de la crisis de su vulnerabilidad mediante la anticipacin y la deshistorizacion de los acontecimientos. La magia es, as, un recurso popular ante el infortunio que ha sido sedimentado en una tradicin histrica

En general, el planteamiento de De Martino, apunta a sealar que las fuerzas que acosan a las clases subalternas son de ndole natural como social, de manera que los conjuros mgicos corresponden con la intencin de dar cuenta de la miseria social explicitada en la dominacin y explotacin cotidiana. En este contexto tienen lugar un conjunto de manifestaciones que favorecen un cuadro social que posibilita la reproduccin acrtica de un mundo popular que vive sus circunstancias sin conciencia diacrnica, en una especie de estado metafsico e inexorable. La carencia de conciencia histrica de sectores populares ha sido un elemento central, una especie de pivote, que explica y permite que las elites perpeten su dominacin y tambin se reproduzcan las inequidades sociales como si aquello fuese un proceso natural*. el antroplogo italiano es consciente que las prcticas mgicas de las clases subalternas han tenido generalmente una funcin de mantenimiento de la dominacin y de la explotacin, pues han jugado un rol relevante en la reproduccin continuada de una cultura popular que se ha hecho parasitaria de la ideologa de las elites. En este punto el contraste con Nathan se hace inevitable en la medida que habra que comprender su obra como un elemento no indiferente, sino que favorable para las elites, en tanto la magia posibilita que la cultura popular se reproduzca. En ese contexto no podra defenderse la obra de Nathan como contestataria a los sectores dominantes sino que por el contrario. Y, de paso, su reivindicacin de los guetos, se podra leer como favoreciente de la mantencin de la dominacin por las elites actuales ya que de hecho aquellas prcticas no perturbaran al poder establecido.

De Martino, segn MH, tiene en consideracin la nocin de egemonia de Gramsci, en tanto ste a travs de aquel concepto elucida que la relacin de poder ms significativa y central no es la que se establece a partir del control directo ejercido por el Estado sobre las clases subalternas, sino aquella que acta mediante la identificacin de stas con los intereses de las elites a partir de un sistema de ideas y valores. Dicho de otro modo, la egemonia posibilita la identificacin con ciertos valores a un punto que estos pasan como sentido comn, como algo natural. En todo el proceso de dominacin resulta fundamental la identificacin con las elites. En esto reside la esencia de la operacin capital de las elites. De tal manera que las prcticas mgicas y todo el conjunto de costumbres populares estn contaminadas con valores hegemnicos y no constituiran una cultura alternativa y contestataria. Al respecto, Nathan presenta su opcin y la postura de los inmigrantes como contestataria. Pues no podra decirse que las construcciones mticas tradicionales sean el efecto de la identificacin con los valores de las elites francesas.

Sin embargo, si nos ceimos a De Martino, podra decirse que Nathan, al no fijar su atencin de manera preeminente en las circunstancias sociales que condicionan la vida de los inmigrantes, no posibilita, o, al menos no allana el camino para que aquellos cobren conciencia de las condiciones sociales miserables a la que se ven sometidos, las que propiciaran la incubacin de mltiples patologas.

En suma, Nathan no historiza la gestacin del mundo mgico tradicional. Se opone a la biomedicina y al psicoanlisis dado que ambos enfoques se fundan en cierta universalidad. En su defecto, Nathan defiende la validez epistemolgica de los significados que cada cultura otorga a sus experiencias, las que se fundan en estructuras mticas. Esto es posible entenderlo como una especie de estado metafsico no afecto por la historia ni por contradicciones sociales que pudieran estar a la base de su produccin como discurso. Esta digresin podra llevar a pensar que el problema de los inmigrantes residiera en sus creencias metafsicas, no obstante, el asunto apunta ms bien a que aquellas creencias obstruyen el examen relativo a las condiciones sociales y econmicas que mantienen a aquellas sociedades sujetas al hambre y a la miseria psicolgica, por ende expuestas a contraer enfermedades. La lectura metafsica que propiciara Nathan, no ayudara a salir del circulo vicioso en la medida que la causa primera quedara obscurecida en un entramado mtico ajeno a las vicisitudes polticas interesadas en que ese tipo de comprensin se perpete. Esto es ledo por De Martino como efecto de procesos mediante los cuales la egemonia de las elites ha logrado que las clases subalternas se identifiquen con sus valores. Interpretacin que no se ajusta plenamente al enfoque que ofrece Nathan, pues ste plantea como alternativa a la metafsica individualizante y positivista de la biomedicina, otra metafsica, una que lee la estructura existencial de los inmigrantes y nativos como sujeta a una estructura mtica que preside y organiza la vida de las sociedades tradicionales en todos los planos. De tal manera la enfermedad para Nathan tiene su origen, desarrollo y cura dentro de esos cnones, en su descripcin no tienen presencia factores sociales, histricos ni polticos, menos an asoma alguna idea de esa ndole en el origen y sentido del orden mtico que fundamenta aquella lectura. Entonces, desde la lectura del culturalismo crtico se podra decir que Nathan, de manera indirecta, contribuye con los discursos hegemnicos de las elites en la medida que la lectura ionosfrica de los procesos patolgicos distrae la atencin respecto de la miseria en que la enfermedad se asienta, y de ese modo reproduce los valores convenientes a las clases dominantes. De Martino propone historizar las tradiciones de manera que se active una especie de autoconciencia de la cultura popular como diferente de los valores e intereses de la elite. La respuesta a la egemonia debe ser as la constitucin de una cultura alternativa emanada del propio proceso reflexivo de las clases subalternas a partir de un ejercicio opuesto a la detencin del tiempo que caracteriza al mundo magico; esto es: mediante la historizacin, pues solo la conciencia de la diacrona pondr de relieve una revalorizacin de la cultura popular.

Lo que plantea De Martino es plausible en la medida que como ya seal en un pie de pgina anterior- se entiendan los contenidos de culturas populares o tradicionales (magia, ritos, costumbres, etc.) como una especie de subproductos que intentan contener las fuerzas naturales y sociales que trastornan la vida cotidiana de las clases subalternas (hambre, enfermedad, miseria en general). De tal manera estas experiencias se hacen legibles, se conforma un cosmos, un orden que se entiende como natural. Frente a aquello habra que comprender la propuesta de historizar lo arcaico por De Martino, como una puesta a punto histrica y poltica de los intereses que la magia esconde tras de sus ritos. Al respecto, pienso que es posible asentir a una propuesta como aquella al costo de entender lo tradicional y lo popular como una especie de condensacin de contradicciones sociales resueltas en detrimento de los sectores deprivados. Por ende, la operacin antihegemnica propuesta se ha de sostener en activar procesos de reflexin en aquellos sectores que debieran implicar la disolucin del pensamiento mgico por una reflexin racional y crtica de las condiciones de existencia. Pienso que pasar de la enfermedad como significado a la enfermedad como producto de la dominacin, difcilmente se puede sostener sin suponer cierta evolucin en los grados de reflexin de los grupos o culturas que han condensado en complejas redes argumentativas sus experiencias.

Por otro lado, el planteamiento de De Martino que promueve activar cierta conciencia histrica que induzca a clases subalternas a localizarse como efecto, aquello, pienso que no debiera llevar a una revalorizacin de su cultura, sino que a la disolucin de aquella, en la medida que esos contenidos, o son efecto derivado de los valores de las elites, y/o son la condensacin de experiencias de explotacin elevadas a mito, lenguaje alternativo, ritos evasivos, etc., tal como lo descubre Sheper-Hughes en su investigacin en favelas de Brasil. Tal vez De Martino lo que quiere plantear es que en la reflexin diacrnica, esto es, en la toma de conciencia poltica e histrica de su condicin, esos sectores populares pueden descubrir en su uso del lenguaje, en los contenidos y sentidos, en los usos y costumbres tpicos, lo que esto ha evadido u omitido, vale decir la opresin. Sin embargo, aquello no puede sino que ir en direccin de la disolucin de significados y su consiguiente modificacin. Si esto es como lo interpreto, no veo en aquello una revalorizacin de la cultura popular sino el comienzo de la paulatina desaparicin de aquellas formas marginales y/o tradicionales de significar los eventos de la vida y, en especfico de la enfermedad.

CONCLUSION

Al finalizar su presentacin Martnez Hernez da a entender que el eclecticismo es una va adecuada para abordar trabajos dentro del campo de la antropologa de la salud. En ese contexto propone que las lneas tericas que recogen su inspiracin en los planteamientos de Gramsci permiten un tipo de anlisis fecundo, en la medida que integra apropiadamente tanto la comprensin de la enfermedad como significado cuanto los factores poltico-sociales que se conjugan para una comprensin ms acertada del fenmeno de la enfermedad. De hecho, podemos decir que la enfermedad es un fenmeno complejo que no solo responde a un orden biolgico y de construccin simblica, sino que su propio proceso de formacin es tambin poltico y econmico. Una enfermedad es una forma de acontecimiento que activa estructuras o campos superpuestos y cruzados en la interseccin de la naturaleza y la cultura....

La propuesta analtica de MH, se revela abierta a tener en consideracin los significados locales, as como los factores sociales y polticos, tanto en la gnesis cuanto en la comprensin del fenmeno de la enfermedad.

Pero bien, la idea de recoger al finalizar lo que podra ser una suerte de declaracin de principios del culturalismo crtico, tiene como pretensin revisar hasta qu punto el planteamiento de Nathan, que a mi juicio puede comprenderse dentro del circuito hermenutico, y, se propone alternativo a los discursos dominantes, en suma, puede sostener esa opcin si se consideran los criterios que seala Martnez Hernez.

De acuerdo a lo examinado antes, la delimitacin y validez local del significado de todo el cosmos del mundo tradicional es un principio irrebasable dentro del anlisis de Nathan, es all donde cobran sentido las cosas, las experiencias y tambin la enfermedad. El significado es de estricta localidad. En ese punto hay coincidencia con la hermenutica cruda. Pero, en Nathan, no hay referencias a las condiciones sociales y polticas que afectaran a las poblaciones de inmigrantes y que propiciaran la emergencia de enfermedades. No hay indicios de un fuera del lenguaje, un fuera de aquellas producciones culturales que delimitan y cierran a una etnia respecto de otras. Uno puede suponer que Nathan no es ingenuo como para no tener a la vista factores sociales y econmicos como asuntos que afectan la vida de los inmigrantes. De hecho son aspectos que menciona como parte de las aflicciones que cruzan el da a da de aquellos. No obstante, se encarga de no situar esos factores como parte activa, ni como aquello que entrega elementos que permitan la comprensin de la enfermedad. Esto, a mi juicio, porque supone cruzar la lnea hacia el terreno de los condicionantes universales con elementos que operan por fuera de los significados peculiares que cada cultura otorga a la experiencia de enfermar. De tomar aquel camino desarma el edificio que circunscribe a la enfermedad como significado particular y abrira las puertas a una comprensin que pone en escena a operaciones sociales y polticas que pueden poner en discusin la gnesis de los significados que las culturas tradicionales reconocen.

Lo anterior es coincidente con el hecho de que en ningn momento se pregunte por el origen del mito*. Lo da como un hecho natural a cada cultura incluida la occidental. De ese modo no historiza las condiciones de emergencia de las creencias. De hacerlo instalara la discusin en un terreno que tornara las creencias tradicionales en efectos de poder, significaciones cuyo sentido tendra que ver con movimientos en que el poder adquirira relevancia y ya no slo seran formas de dar cuenta y sentido a mltiples experiencias. Esto es la operatividad de las creencias, significar, dar sentido, tener siempre una palabra que signifique el dolor como dice Nathan. Sin embargo, lo que empuj al asentamiento de unos Dioses, de tal tipo de posesin, de que tal o cual sntoma es expresin de tal o cual tipo de brujera, etc., en la medida que se siten en un carruaje histrico conmueven el sentido puramente formal de la creencia y el significado desplazando el sentido hacia un lugar que rebasara una pura espontaneidad y arbitrariedad que articulara significados. Tales significados tendran su punto de arranque en algo que estara ms all de un arbitrario acto de significar, obedeceran a cierto inters, a cierto poder que inevitablemente supone asimetra en el momento de definir el sentido de alguna experiencia. El mito, en suma, en Nathan aparece naturalizado, puesto fuera de vicisitudes, deseo y debilidades humanas, fuera de la historia. De tal manera que la dialctica que propone Gramsci entre significado y condiciones poltico sociales, ingredientes bsicos que dan cuenta del estado de cosas en cualquier aspecto no se contempla en el sistema de Nathan. Los factores socio-polticos no parecen incidir en la conformacin de los significados que configuran el mundo de las sociedades tradicionales.

En consecuencia, si se aceptan los marcos que el culturalismo crtico dispone para comprender el mundo en general y, la experiencia de la enfermedad en particular, habra que decir que Nathan al situar a aquella en los territorios del significado local obstruye la posibilidad de que los inmigrantes observen sus aflicciones ms all, o ms ac, del mtico espacio de sus creencias tradicionales. Con esto impide una visin crtica de la situacin histrico-poltica de su cultura que los empuja a emigrar, a enfermar, a sufrir.

Con el gran viaje no dejan sus dioses, sin duda sus sntomas tienen sentido dentro del mundo creencial que los conform como sonink, bambara, etc., no obstante, tales creencias operan como biombo ideolgico y experiencial que tambin les enceguece a la hora de intentar comprender qu aparte de brujos comparece en su miseria. Se podra decir atendiendo al culturalismo crtico que la enfermedad estara ms all y dentro del significado que delimita las creencias tradicionales.

Nathan pareciera atragantar cualquier voz que pudiera exceder el permetro del significado cultural. Con eso la mutabilidad histrica queda asfixiada. Se podra pensar que tales culturas estuvieran condenadas a reiterar hasta el infinito sus pesares y alegras circunscritas a una especie de esfera impenetrable e inconmovible. A travs de lo que plantea Nathan ms an cuando promueve conformar guetos- no es posible que los inmigrantes apunten a una crtica de la economa poltica de los estados que abren y cierran fronteras con fines bien determinados. No se incita a un anlisis crtico de la marginalidad en que viven los inmigrantes, ni tampoco a observar de manera crtica lo que legtima el orden social y poltico de sus mismos lugares de origen que por lo corriente son ordenes opresivos.

En fin, si se acepta la propuesta analtica del culturalismo crtico lo sugerido por Nathan termina siendo obsecuente o, al menos, favorece la tarea de los poderes hegemnicos al no apuntar tambin de manera crtica una mirada a las condiciones sociales que incitan la enfermedad. De todos modos Nathan podra decir que no desconoce lo poltico-social como elementos que circunscriben la vida de los inmigrantes, no obstante aquello no es suficiente, pues no cede en plantear que el significado propio de las experiencias se limita a lo que cada cultura determina y, en aquello no est presente lo poltico-social.

De todos modos es importante poner en consideracin la propuesta del culturalismo crtico cuando sostiene que el modo adecuado es observar de manera dialctica los significados locales junto a las condiciones sociales y polticas que dan lugar a lo que termina activando y definiendo las enfermedades. Al respecto quisiera decir que si bien mis convicciones apuntan a que en el proceso de enfermar estn presentes de manera necesaria factores socio-politicos, no se puede olvidar que la significacin de la experiencia, el sentido de esta, inevitablemente ponen en juego temas de ndole valrico, en consecuencia el ngulo interpretativo cobra un peso tan significativo como aquellos factores duros y materialistas. La experiencia de enfermar est inevitablemente inscrita en el universo de la vida y la muerte. Lo que estas significan es algo que no guarda relacin con la experiencia biolgica. Es cierto que el significado que cada cultura termina dando a aquellas debe responder en ltima instancia a elementos que se cien al poder, a los intereses, etc., sin embargo, aquello no se debe confundir con que la vida y la muerte son del nivel biolgico ni menos fruto de formaciones econmicas. Por lo mismo la historia de la constitucin de lo significados habra que pesquisarla de modo tal de no rebasarla desde cierta universalidad significante.

De algn modo tiendo a pensar que el pragmatismo que tambin est en el programa del culturalismo crtico puede inducir a pensar que lo central tiene que ver con disolver versiones populares o tradicionales de la enfermedad, o tambin comprender de manera sensible los significados primitivos de aquella para emprender campaas de salud que en definitiva se guan por significados universales de los que es la salud, la vida y la muerte. En cierta medida lo ledo no es explcito en sealar en que medida la pretensin es construir una especie de torre de Babel esta vez efectiva bajo las banderas de la emancipacin. Toda produccin de algn significado tiene su historia y aquello remite necesariamente a terrenos del poder, pero aquello no puede empujar a la conformacin de significados cuyo sentido ltimo sea unvoco. El mismo poder, la muerte, el sentido de enfermar corresponden con sentimientos y sentidos cuya raigambre es antigua para cada cultura. Es posible de que tras de todos los significados se encuentre finalmente el inters de dominacin y control, sin embargo atravesarlos desde un universal puede llevar a lo mismo que se critica en el positivismo biomdico, es decir ser un instrumento valrico del capitalismo que no contempla la variabilidad cultural como un elemento que al ser desconsiderado todo programa sanitario (y de liberacin) puede conducir a nuevas formas de opresin en nombre de una verdad comprensible slo para las vanguardias.

Lo que quiero decir es que entiendo la propuesta de culturalismo crtico como algo que propone la consideracin de los significados culturales locales pero que no renuncia a activar una anlisis crtico desde esos mismos significados del poder poltico y social que hasta ahora ha inducido a inequidades sociales y a formas de opresin poltica. Sin embargo ms de algn sealamiento se torna ambiguo en esta dialctica donde las ltimas instancias explicativas y prcticas suelen aparecer como resolucin de corto plazo enfrentados a la multiplicidad.

Patricio Moraga G.Licenciado en Filosofa, Psiclogo

Magister en Educacin Magster Psicopatologa y Antropologa CulturalBIBLIOGRAFA

1.- Angel Martnez Hernez. Antropologa de la Salud. Cap. 3. Smbolos, cuerpos, aflicciones y Cap. 4 Salud, Capitalismo y Sociedad.2.- Tobie Nathan. El Semen del diablo. Editorial Losada, S.A. Buenos Aires, 1991

3.- Tobie Nathan. La influencia que cura. Fondo de Cultura Econmica de Argentina, S.A. 1999 Tobie Nathan. La influencia que cura. Pg. 12

Tobie Nathan. El Semen del diablo. Pg. 135

Angel Martnez Hernez. Antropologa de la Medicina. Cap. 3. Smbolos, cuerpos, aflicciones. Pg. 105

Tobie Nathan. La influencia que cura. pg. 15.

Tobie Nathan. Ibid. pg. 15

Martnez Hernez. Op. cit. Cap. 3. Smbolos, cuerpos, aflicciones. Pg. 107

Tobie Nathan. El semen del diablo. pg. 11

Recordemos que lo descrito hasta aqu sigue inscrito dentro del anlisis que propuse de este fenmeno segn el ltimo trabajo. Algunas ideas sostenidas all, en cierto sentido las mantengo, pero tambin las recuestiono y modifico en algunos aspectos. Luego expongo planteamientos inspirados en el enfoque Gramsciano, que viene a representar una perspectiva distinta al constructivismo, pues enfrenta el mismo tema que hasta aqu he presentado, pero sosteniendo la posibilidad de cuestionar la hegemona de las lites, de manera tal que el pensamiento mgico de culturas tradicionales pueda historizarse.

Martnez Hernez. Op cit. Cap. 3. Smbolos, cuerpos, aflicciones. Pg. 107

Aqu hay que reconocer que la diferencia entre la hermenutica y otros enfoques de corte materialista, reside, como vamos a ver, en que se pone en cuestin que el orden social inscrito al interior de un sistema cultural sera fruto de creencias deshistorizadas, que han impedido que quienes se guan por tales creencias puedan distinguir y criticar las condiciones de produccin de aquel orden, y, de ese modo descubrir los poderes que encubren ritos y mitos tpicos de culturas tradicionales.

A. Martnez Hernaez Antropologa de la Medicina. Cap 2. Naturaleza, cultura, enfermedad. Pg. 66

Tobie Nathan. El semen del diablo. pg. 11

T. Nathan. La influencia que cura. pg. 12

Ibid. pg. 107

Tobie Nathan. La influencia que cura . pg. 105

Ibid. pg. 107

Ibid. pg. 107

Tobie Nathan. La influencia que cura. pg. 108

Ibid pg. 130

Tobie Nathan. El semen del diablo pg. 21

Tobie Nathan. La influencia que cura. pg. 15

Ibid. pg. 129

Ibid. pg. 198

Tobie Nathan. La influencia que cura. pg. 16

Ibid. pg. 15

Ibid. pg. 129

Respecto de entidades transmundanas Nathan las refiere con dos finalidades. Una, respecto de la resolucin de la transferencia en psiquiatras tradicionales en contraste con el psicoanlisis, otra, en relacin a la frialdad que ha asolado a Occidente luego de dar muerte a todos su dioses. Analizar el primer sentido supone introducirse en la temtica concerniente con la transferencia, asunto que he evitado ya que implica una ocupacin ms acabada que la que permiten por ahora mis fuerzas y tiempo. El segundo sentido, me importa ms por ahora, pues Nathan no pone en cuestin la existencia, emergencia y eficacia de entes transmundanos como efectos de subsunciones mticas de sociedades que han optado por la magia frente a la desazn y la desesperanza. Este tema ser objeto de anlisis en el apartado que prosigue. En todo caso de aqu tambin se pueden desprender reflexiones respecto a que el tipo de subjetividad que se deriva de la propuesta de Nathan, corresponde con un individuo que se asimila con la cultura que le da origen. Precisamente, en algn momento Natahn plantea que toda afliccin es dolor por prdida de sentido, y para quienes proceden de culturas tradicionales, aquel se haya en los entramados culturales. Por ende, en la propuesta de Nathan lo que est a la base es la restitucin al tejido cultural que opera como conjunto de imagos que acogen a quien ha perdido su lugar en el marco de sus ancestros, en el marco de su comunidad. La propuesta psicoanaltica es precisamente la opuesta. Todo imaginario que ligue es desubjetivante. La subjetivacin pasa precisamente por disolver las imagos y asumir un trnsito infinito de significantes en significantes.

Tobie Nathan. La influencia que cura. pg. 21

Tobie Nathan. El semen del diablo pg. 11

El texto en general tambin se ocupa de criticar el enfoque biomdico, al que caracteriza como la expresin del capitalismo en el campo de la salud. Las crticas que se desarrollan a esta perspectiva me importan en menor medida, pues el propsito es examinar principalmente la confrontacin entre hermenutica cruda y heremenutica crtica.

Angel Martnez Hernez. Op. Cit. Cap. 4 Salud, Capitalismo y Sociedad. Pag. 146

A. Martnez Hernez. Op. cit. 151

Este tema se hace ms complejo cuando pienso la vigencia de la magia ya no en un contexto de inmigracin, sino que en territorios nativos. Al respecto, la lgica empuja a pensar que habra que comprender el proceso de manera semejante a la antes sealada. No obstante, el problema reside en que las mitologas locales subsumen la legitimidad de los marcos sociales, el rgimen econmico y el orden poltico, por ende, la lectura gramsciana del fenmeno se torna creo que ms compleja, pues habra que intervenir desde un fuera con patrones y valores que puede que no tengan asidero dentro del psiquismo de quienes habitan una cultura determinada. Me refiero a activar un proceso que conduzca a disolver los mitos que por ahora legitiman las diferencias sociales dentro de una cultura: Esto implica pensar en un proceso que incite a una cultura nativa a comprender que toda su lectura mitolgica ha sido un corpus fantasmagrico activado para explicar y legitimar la miseria y la dominacin por su propia elite dominante. Ahora bien, la misma reflexin tendra valor para nativos-inmigrantes. Esto es lo que hace complejo asentir a enfoques que suponen el uso de significantes que podran no ser parte del cuerpo propio de una cultura, tales como, dominacin, miseria, status, poder, etc. Una serie de conceptos que pueden no tener connotacin y sentido dentro de una cultura determinada.

A. Martnez Hernez. Op. cit. Pag. 153-154. Nathan, podra ubicarse dentro de quienes De Martino califica de irracionalistas ahistricos.

De martino no dice explcitamente que las clases subalternas autoperciban su constitucin como natural, sin embargo se deduce de sus planteamientos. Esto me permite sealar que el planteamiento de Nathan puede comprenderse de manera anloga. Esto porque entiende la conformacin de los constructos tradicionales como estructuras ahistricas. De algn modo se puede decir que Nathan naturaliza las mitologas tradicionales al no dimensionar las condiciones socio-histricas de su emergencia y vigencia, esto al precio de desplegar una comprensin de aquellas de ndole metafsica.

A. Martnez Hernez. Op. cit.154

A. Martnez Hernez. Op. cit. Pag. 154

A. Martnez Hernez. Op. cit. pag. 155

A. Martnez Hernez. Op cit. Pag. 162

Aunque se debe tener en cuenta que su obra no tiene como meta una discusin de esta ndole.

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