PRODUCCIÓN DE CARNE BOVINA EN BASE A PRADERAS

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PRODUCCIÓN DE CARNE BOVINA EN BASE A PRADERAS EN LLANQUIHUE

Autores : Enrique Siebald Sch., Ing.Agr. Ljubo Goic M., Ing.Agr., M.S. Alfredo Torres B., Ing.Agr., M.S. Humberto Navarro D., Ing.Agr., M.S. Pablo Coquelet M., Ing.Agr. Mario Matzner K., Per.Agrícola

Comité Editor : Giancarlo Bortolameolli S., Ing.Agr. Carlos Sierra B., Ing.Agr., M.S. Humberto Navarro D., Ing.Agr., M.S. Julián Parga M., Ing.Agr. Editor : Giancarlo Bortolameolli S.

OSORNO, CHILE, DICIEMBRE DE 1992.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias – Centro Regional de Investigación Remehue Boletín Técnico Remehue N°194

PRODUCCIÓN DE CARNE BOVINA EN BASE A PRADERAS EN LLANQUIHUE

Enrique Siebald Sch.* Ljubo Goic M.1

Alfredo Torres B.2

Humberto Navarro D.3

Pablo Coquelet M.4

Mario Matzner K.1

INTRODUCCION

La provincia de Llanquihue, por su clima más húmedo en verano en relación a los de Osorno y Valdivia, presenta mayores ventajas para una ganadería sustentada casi exclusivamente en la producción de las praderas. Por esta misma razón, esta provincia presenta una menor potencialidad para algunos cultivos que se realizan en la X Región.

Actualmente, en la provincia de Llanquihue hay una superficie de 238.310 hectáreas con pastoreo (INE, 1992), de las cuales aproximadamente un 20-25% son praderas mejoradas y sembradas. En el año 1991 existía una dotación de 265.440 cabezas de bovinos (INE, 1992), lo que nos indica que existe una carga levemente superior a un animal por hectárea de pradera, considerando incluso terneros. Estas cifras señalan que el nivel de producción de materia seca de las praderas, en promedio, es bajo considerando el potencial de esta zona.

Del total de cabezas de ganado, el 20% son novillos, porcentaje que es inferior al de Osorno, en donde el 23-26% de la masa corresponde a esta categoría. Este menor porcentaje de novillos está relacionado al hecho de que existe un predominio de sistemas de producción preferentemente lecheros, siendo menos común los sistemas que contemplan el rubro carne. Esta última alternativa es más simple de desarrollar y se estima que la zona posee un alto potencial de producción, de allí que los objetivos de este trabajo fueron:

- Evaluar la productividad de las praderas naturalizadas de la provincia de Llanquihue, bajo tres esquemas de fertilización.

- Buscar nuevas alternativas para los productores de la provincia. - Incrementar los índices de producción de carne de la Región.

1 Programa Producción de Carne Bovina. 2 Programa Praderas 3 Programa Economía 4 Actividad Privada

* Trabajo ejecutado en el predio del Sr. Erich Schwabe (GTT Las Quemas) y con el auspicio de Ganasur.

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METODOLOGÍA EXPERIMENTAL

Este trabajo se realizó en el predio del señor Erich Schwabe, en Nueva Braunau, provincia de Llanquihue. Se utilizó 9 hectáreas de praderas permanentes naturalizadas, las que se subdividieron en tres unidades independientes de tres hectáreas cada una. El suelo corresponde a una asociación Nueva Braunau - Llanquihue. Cada unidad tuvo un tratamiento diferente en relación al plan de fertilización, los que fueron:

1. Testigo, sin fertilizar 2. 50% de la superficie fertilizada 3. 100% de la superficie fertilizada

La fertilización consideró el uso de fósforo y nitrógeno agregándose azufre en las tres últimas temporadas.

En la primera temporada se fertilizó en agosto con 34 unidades de nitrógeno y 90 de P2O5. Se utilizó 120 kg de fosfato diamónico, 80 de superfosfato triple y 80 de salitre sódico. En la segunda temporada se usaron los mismos fertilizantes, salvo que se aplicaron en otoño (abril). En la tercera temporada se usó 160 kg de superfosfato normal, más 80 kg de superfosfato triple, en otoño. Además, en primavera se aplicó 240 kg de salitre sódico por hectárea. En la cuarta temporada fue similar, siendo reemplazado el salitre sódico por potásico (8% K2O). En la quinta temporada se continuó usando superfosfato normal y triple, aportándose nitrógeno a través de Nitromag (Cuadro 1).

CUADRO 1. Niveles y épocas de fertilización/temporada.

Nutrientes (kg/ha) Epoca de aplicación Temporada

N P K S N P S 1987-88 1988-89 1989-90 1990-91 1991-92

34 34 38 36 27

90 90 71 71 71

-- -- -- 19 --

-- -- 18 18 18

Otoño Otoño

Primavera Primavera Primavera

Otoño Otoño Otoño Otoño Otoño

-- --

Otoño Otoño Otoño

N :Nitrógeno P :Fósforo (P205) S :Azufre K :Potasio (K2O)

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Se trabajó con terneros Holando europeo, con un peso al ingresar a la unidad de 180-200 kg. En cuanto al manejo de los animales, éstos ingresaban a cada unidad en abril de cada temporada y salían en marzo del año siguiente aplicándose una carga fija, la que se reguló de acuerdo a cada tratamiento y en función de la producción de forraje.

Cada unidad dispuso de cinco potreros, (cerco eléctrico), en los que rotaban los animales. Se rezagó para heno el 20% de la superficie anualmente. En el testigo, esta superficie fue del 40%.

Se procuró un pastoreo intenso en otoño-invierno y más suave en primavera y verano. Éste se controló en gran medida con los rezagos para henificar, pero al trabajar con carga fija, en general se aplicó un pastoreo muy intenso en verano, considerando que baja la tasa de crecimiento de los pastos y que los animales son de mayor peso.

A los animales se los suplementó durante todo el verano con sales minerales y en invierno, con heno cosechado en cada unidad.

Para evitar el encañado, se realizó un corte de limpieza en diciembre en los potreros que lo requerían.

Se controló los siguientes aspectos :

- Evolución de la fertilidad del suelo, a través de un muestreo en otoño (0-7,5 cm), previo a la fertilización.

- Producción de materia seca de las praderas, con jaulas de exclusión. El corte es cada 28 días, salvo en invierno, que se realiza cada 56 días. Se utilizan tres jaulas por sistema.

- Composición botánica de las praderas en Primavera. Muestreo al azar y separación manual.

- Evolución de la calidad del forraje. Determinación de digestibilidad, proteína y fósforo cada tres meses.

- Pesaje de los animales cada 28 días.

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MÉTODO DE ANÁLISIS ECONÓMICO

El análisis económico se basó en el método de beneficio costo en el corto plazo. Se utilizaron precios reales de julio 1992, sin incluir el impuesto al valor agregado (IVA). Para el caso de los animales se usaron precios históricos de los últimos cinco años expresado en pesos reales, en las categorías de reposición y venta. Los indicadores económicos se refieren al margen bruto, relación beneficio/costo, rentabilidad anual (sin costo financiero) y costo unitario. En el análisis se usó un precio para la tierra de 600 mil pesos la hectárea, tomando como promedio el precio de las transacciones en el sector en que se realizó el estudio.

RESULTADOS

Fertilidad de Suelo

En fertilidad de suelos se observó una evolución de acuerdo a los nutrientes aplicados y también de acuerdo a su extracción, principalmente vía cosecha de heno. Para determinar esta evolución se muestreó el suelo todos los años en el mes de marzo, salvo en 1990 que se hizo en octubre, debido a la alta variabilidad de los datos obtenidos en marzo.

El fósforo se incrementó en los sectores fertilizados, llegando a una cifra de 18 ppm en el sistema en que se fertilizó el 100% de la superficie (Cuadro 2). El potasio es un elemento que prácticamente no se aplicó, presentando el menor contenido el sector fertilizado del tratamiento en que se fertiliza el 50% de la superficie. Esto se explica debido a que en este sector se concentró el proceso de henificación de este tratamiento, proceso que se rotó en todos los potreros en los otros dos tratamientos. El pH es bajo, especialmente en el tratamiento 100% fertilizado, lo que limita la presencia de ballicas. (Cuadros 2 y 3).

En relación a la suma de bases determinada al final de la experiencia, se observó valores muy similares entre el testigo y el sistema 100% fertilizado, presentándose el calcio en un nivel bajo. El aluminio de intercambio es relativamente alto, especialmente en el sistema en donde se fertiliza toda la superficie, Cuadro 3. Esto afecta la presencia de leguminosas, Cuadro 4. Los niveles de potasio, sodio y magnesio son adecuados, pudiendo llegar a ser limitante el potasio en algunos sectores.

CUADRO 2. Disponibilidad de nitrógeno, fósforo, potasio y pH en el suelo por tratamiento (ppm).

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Cuadro 3. Suma de bases y contenido de aluminio de los suelos del tratamiento testigo y del 100% fertilizado al final del trabajo (Marzo 1992).

Composición botánica

En composición botánica, en las últimas temporadas se observó una tendencia a una mayor presencia de leguminosas, aunque en un bajo porcentaje en los sectores fertilizados. En estos sectores además, se determinó un menor porcentaje de malezas de hoja ancha (Cuadro 4). En todos los tratamientos se observa al final un alto porcentaje de pasto miel y un muy bajo porcentaje de material muerto.

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Cuadro 4. Composición botánica de los tratamientos sin fertilizar y 100% fertilizados al final del experimento.

El bajo porcentaje de material muerto puede deberse a la alta carga animal aplicada, lo cual favorece el manejo de la pradera en relación a presencia de material no fotosintetizante.

La desaparición de las ballicas (inicialmente existía un 5% aproximadamente) y la alta presencia de pasto miel puede asociarse al alto nivel de acidez de los suelos. El pH al agua óptimo para las ballicas es de 5,8, siendo el pH límite 5,4 (Suárez, 1992), siendo el problema de fondo la toxicidad por aluminio a estos pH. El pasto miel (Holcus lanatus), en condiciones favorables de fertilidad presenta un potencial de producción y una calidad muy similar a la ballica perenne, Harwey y col. (1984).

Producción de forraje

El efecto de la fertilización en la composición botánica fue moderado, Cuadro 4, pero en producción de materia seca de las praderas el efecto fue muy importante, generándose un notable incremento de la producción, por sobre el 50% como promedio de las cinco temporadas, Cuadro 5 y Figuras 1 y 2. La alta potencialidad de las praderas naturalizadas en zonas con clima templado-húmedo se ha observado en varios países. En Inglaterra, Charles y col. (1978) encontraron que la fertilidad del suelo es un factor más determinante que la composición botánica.

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Cuadro 5. Producción de materia seca de las praderas (kg m.s./ ha/año).

Si bien en las últimas tres temporadas se observa una producción total de materia seca bastante similar dentro de cada tratamiento, la distribución de esta producción puede variar de una temporada a otra, de acuerdo a las condiciones de clima. Así, en las dos temporadas finales se aprecian curvas diferentes, acentuándose la baja producción de invierno en la última temporada, lo cual va a incidir directamente en la producción de carne. Esta menor producción de invierno en la quinta temporada podrá deberse a temperaturas más bajas en este período en relación a la temporada pasada.

Las mayores tasas de crecimiento se han logrado en el mes de diciembre, 60-75 kg para el tratamiento 100% fertilizado.

En calidad también se observa un efecto claro al fertilizar praderas, aumentándose el contenido de proteína y el porcentaje de digestibilidad del pasto (Cuadro 6).

Figura 1: Curva de crecimiento de la pradera (1990-1991).

Tasa de crecimiento (kg M.S./ha/día).

Figura 2.- Curva de crecimiento de la pradera (1991-1992). Tasa de crecimiento (kg M.S./ha/día).

Cuadro 6. Proteína total y digestibilidad in vitro de la materia seca de los pastos de los tratamientos testigo y 100% de superficie fertilizada. Temporada 1990/91 (%).

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En los tres sistemas de producción en estudio se conserva forraje en forma de heno, siendo necesario en el tratamiento sin fertilización rezagar el doble de la superficie (1,2 ha), debido al menor rendimiento en fardos y también a que los animales aquí disponen de menos forraje verde durante el invierno. Tanto el rendimiento como la calidad del heno reflejan también el efecto positivo de la fertilización de las praderas fertilizadas. Cuadros 7 y 8. En la última temporada (1990/92) el forraje conservado no se evaluó en fardos.

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Cuadro 7. Producción de heno por tratamiento y por temporada (fardos/ha).

(1) Fuertes pérdidas por lluvias.

En las últimas dos temporadas, en el testigo se cosechó sólo 0,6 hectáreas, al igual que en los otros tratamientos.

Cuadro 8. Contenido de proteína, fósforo y digestibilidad de la materia seca del heno cosechado en la temporada 1988/89.

Producción de carne

La carga animal evolucionó de acuerdo a la producción de las praderas (Cuadro 9). Observando las ganancias de peso promedio por períodos, de los animales de los distintos tratamientos, se aprecia que esta regulación de carga se hizo bastante ajustada por la similitud en la respuesta de los animales, como sucede en la temporada 1990/1991 y 1991/1992. Cuadros 10 y 11.

Cuadro 9. Carga animal aplicada por tratamiento (terneros/ha).

En el período de verano se aprecia una ganancia menor en el tratamiento fertilizado, debido a la gran diferencia de carga, en un período en que se reduce la producción de forrajes y en donde los animales alcanzan su mayor peso.

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Cuadro 11. Ganancia de peso de los animales/época/tratamiento (kg/animal/día). Temporada 1991/92.

Al comparar las ganancias de peso de los animales de cada tratamiento entre las temporadas penúltima y última, (Cuadros 10 y 11), se aprecia una alta relación con las curvas de producción de pastos, (Figura 1 y 2). Así, en la última temporada los animales ganaron más peso solamente en el período de Enero a Marzo, debido a que en ese período solamente se logró una mayor producción de forrajes, en relación a la temporada pasada.

Como resultado del moderado efecto de la fertilización en la composición botánica y del gran efecto de este mismo factor en producción de materia seca, se observó en las cinco temporadas que duró el experimento una gran respuesta en producción animal (Cuadro 12).

Cuadro 12. Producción de carne/temporada (kg P.V./ha)

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Al comparar con un trabajo similar realizado en Osorno (Siebald y col., 1983) se determinó una mejor respuesta en Nueva Braunau en el tratamiento testigo, 443 kg como promedio en relación a 365 kg en Osorno. Pero en el tratamiento 100% fertilizado en Osorno se alcanzó producciones de 900 kg por hectárea.

En todos los tratamientos se aprecia un incremento sostenido de la producción hasta la cuarta temporada, como respuesta al manejo y a la fertilización, siendo notable la respuesta al manejo en el tratamiento en que no se fertilizó.

En la quinta temporada se observó una caída en todos los tratamientos, siendo las probables mayores causas la menor tasa de crecimiento de los pastos en invierno y la baja calidad del heno cosechado en la temporada anterior, que fue lluviosa en verano.

En relación al nivel de respuesta al uso de fósforo (superfosfatos) y bajos niveles de nitrógeno, ésta fue siempre alta y persistente en el tiempo, incluso fue mayor en la última temporada en la que se presentaron más limitaciones ambientales. Esto se aprecia más claramente al expresar la producción como porcentaje en relación al testigo (Cuadro 13).

Cuadro 13. Producción de carne (kg P.V./ha), expresada como porcentaje (100% corresponde al testigo de cada temporada).

En el Cuadro 12 se aprecia también una gran proporcionalidad en la respuesta en relación al porcentaje de la superficie fertilizada.

En suelos rojos arcillosos de la provincia de Llanquihue, Parga y Alvarado (1992) determinaron en las dos primeras temporadas de evaluación buenas respuestas al fertilizar praderas naturalizadas, siendo factible económicamente esta tecnología.

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Debido al alto costo de la reposición de los animales, es importante considerar una buena respuesta por animal en la temporada de producción. En estos sistemas de recría, en donde no se usan suplementos concentrados y se trabaja con una alta carga animal, producciones sobre los 220 kg por animal al año son cifras interesantes, como es el caso de la penúltima temporada, siendo bajas las producciones logradas en la temporada final (Cuadro 14). Cuadro 14. Producción por animal (kg P.V./animal/temporada).

Las producciones por hectárea logradas están confirmando el alto potencial de las praderas permanentes de esta zona y aunque se haya obtenido una menor producción en la última temporada, debido principalmente a factores de clima. De acuerdo a ésta y otras experiencias desarrolladas en Osorno, estas respuestas van en aumento en el tiempo, estabilizándose a partir de la quinta temporada. Si se controla el problema de acidez, la alta presencia de aluminio, la baja suma de bases, este potencial puede ser aún mayor pudiéndose mejorar también el nivel de producción al optimizar el proceso de conservación de forrajes, como el conservar en forma de ensilaje con cosecha temprana.

En estas praderas existe una alta cantidad de especies, en la que pueden participar las ballicas en forma importante si se soluciona el problema de acidez y fertilidad en general.

Algo muy importante en este tipo de praderas naturalizadas permanentes es el hecho de que existe un equilibrio en la microfauna del suelo, no presentándose ataques importantes por plagas.

Estos resultados nos siguen indicando que la población bovina de la X Región puede incrementarse fuertemente, sin complicar demasiado los sistemas de producción, que entreguen finalmente un producto de alta calidad.

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ANÁLISIS ECONÓMICO

Los costos incurridos por temporada y los ingresos generados para las tres alternativas se presentan en los Cuadros 15 y 16.

Como es común observar en estos sistemas, el principal ítem de costos es la reposición, componente bastante alto por tratarse de novillos en la etapa final de desarrollo, Figura 3. Este costo tiene directa relación con el peso inicial de los animales y el número de animales por hectárea. Otro ítem de costos importantes son los gastos generales, asociado al pago de comisiones y fletes. La fertilización es otro componente relevante de los costos, en los tratamientos de 50 y 100% de fertilización.

En cuanto a beneficios económicos, éste lo podemos ver con mayor claridad al analizar el margen bruto por hectárea, Figura 4. Éste presenta un incremento notorio hasta la cuarta temporada en todos los tratamientos. El incremento de los márgenes a partir de la segunda temporada se explica por un mejor aprovechamiento del recurso forrajero generado, al utilizar una mayor carga (Cuadros 9 y 12). Sin embargo, los tratamientos con 50% y 100% de fertilización superan en todas las temporadas al tratamiento testigo, salvo en la primera temporada, siendo superior en el caso del 100% de la superficie fertilizada a partir de la segunda temporada.

No obstante lo anterior, se debe dejar establecido que en el sistema con 100% de fertilización se está arriesgando un mayor capital por efecto de la mayor carga animal, en especial en la última temporada, sacrificándose el beneficio por animal (menor margen bruto por animal).

Los mayores márgenes brutos se obtuvieron en la tercera y cuarta temporada para todos los tratamientos, los que bajaron en el último año. Esto como resultado de las producciones logradas por hectárea, como se aprecia en el Cuadro 12, situación que deja de manifiesto el gran efecto de año que se produce en los sistemas basados exclusivamente en la pradera.

En términos de la relación beneficio costo y rentabilidad, también se presentó una evolución positiva en el tiempo. No obstante, éstas fueron superiores en la tercera y cuarta temporada, Figura 5. En las temporadas siguientes estos indicadores siguen superando en forma importante a la temporada inicial. La condición testigo mantiene una buena relación en estos indicadores, siendo incluso superior al tratamiento de 100% de fertilización durante casi todas las temporadas, cuando no se considera la tierra como inversión. Al considerar la tierra, la rentabilidad es superior en los tratamientos con fertilización completa. Cuadros 17 y 18.

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Cuadro 15. Costos e ingresos anuales de producción en $ de Julio de 1992, usando precios del ganado últimos 5 años y del mes correspondiente (tratamiento testigo y 50% fertilizado).

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Cuadro 16. Costos e ingresos anuales de producción en $ de Julio de 1992, usando precios del ganado últimos 5 años y del mes correspondiente (Tratamiento 100% fertilizado).

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Cuadro 17. Indicadores económicos en $ de julio de 1992, usando precios del ganado últimos 5 años y del mes correspondiente ( Tratamiento testigo y 50% fertilizado ).

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Cuadro 18. Indicadores económicos en $ de julio de 1992, usando precios del ganado últimos 5 años y del mes correspondiente (Tratamiento 100% fertilizado).

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CONCLUSIONES

- En las praderas permanentes naturalizadas del Llano Central de Llanquihue se observa una buena respuesta en calidad y en producción de materia seca al ser fertilizadas con fósforo y nitrógeno, estabilizándose la producción de materia seca a partir de la tercera temporada.

- En producción animal se observa una respuesta ascendente en el tiempo en todos los tratamientos, como respuesta al manejo y a la fertilización ; salvo en la quinta y última temporada, se produjo una baja generalizada de la producción por factores de clima que afectaron la producción de pastos en invierno y la calidad del heno a usar en esta temporada.

- Se ha apreciado una clara relación entre niveles de fertilización (% de la superficie) y producción animal por hectárea.

- Estos niveles de producción son muy factibles de incrementar solucionando el problema de acidez y aumentando la suma de bases en el suelo, siendo otra vía de mejoramiento el optimizar el proceso de conservación de forrajes usando ensilajes.

- El margen bruto por hectárea es un indicador que nos permite señalar que las alternativas que incluyen fertilización superan en beneficio a la condición testigo, la que se hace claramente evidente a partir de la tercera temporada.

- Las relaciones beneficio-costo y rentabilidad presentan una evolución positiva en todos los tratamientos hasta la cuarta temporada, en que el testigo es comparable, e incluso supera, a los tratamientos con fertilización, salvo en la última temporada, cuando no se incluye la tierra como inversión. Al incluir la tierra, la rentabilidad es superior en los tratamientos con fertilización.

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LITERATURA CITADA

CHARLES, A.H. and HAGGAR, R.J. 1978. Changes in sward composition and productivity British Grassland Society. Occassional Symposium, 10: 93-100.

HARWEY, B.M.R.; CROTHERS, S.H. and HAYES, P. 1984. Dry matter and quality of herbage harvested from Holcus lanatus and Lolium perenne grown in monoculturs and mixtures. Grass and Forage Science. 39: 159-165.

INE-INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS. 1992. Compendio estadístico 1992. Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción. 237 p.

PARGA M., JULIÁN y ALVARADO M., EDISON. 1992. Respuesta a la fertilización de una pradera naturalizada en suelo rojo arcilloso de Llanquihue. Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Chile). Est. Exp. Remehue (Osorno). Boletín Técnico Nº187. 20 p.

SIEBALD SCH., ENRIQUE; MATZNER K., MARIO y BECKER M., FERNANDO. 1983. Mejoramiento de praderas naturales del Llano Central de la Xa. Región. Agricultura Técnica (Chile), 43(4): 313-321.