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252 RESEÑAS NRFH, I cumplir el objetivo expresado. En el "Conjuro de las habas" (núms. 33 39), por ejemplo, el texto acompañaba a la "suerte o sortilegio de la< habas, práctica adivinatoria muy común en la Nueva España, espe cialmente entre las mujeres" (p. 95); con un número determinado de habas que se mezclaban con otros ingredientes y "se arrojaban en ei piso, en una mesa o sobre un paño blanco" (p. 96). La disposición de las habas y los objetos arrojados resolvería la incógnita que se buscaba aclarar con el conjuro. La enunciación del texto, que acompañaba pues, la mencionada suerte, conjuraba el poder de las habas y solicita- ba una respuesta; en la versión D (núm. 36), por ejemplo, se indica: 'Ye os conjuro havas, / con don sant Pedro y con sant Pablo / y con el após- tol Santiago... / Habas, / que me digáis la verdad". En total, el libro presenta un amplio corpus de 78 textos: 15 ora- ciones, 17 ensalmos y 46 conjuros, que da cuenta de la vigencia que estas formas textuales tuvieron y tienen, en el período referido y en otras latitudes y otros tiempos, según lo ilustra también el Apéndice II, "Otras versiones antiguas y modernas de oraciones, ensalmos ) conjuros" (pp. 165-185). Como es de suponerse, por el carácter oral del corpus, muchos textos son versiones diversas de uno solo anterior, y los hay hasta con nueve o diez diferentes. Araceli Campos aporta, con este libro, no sólo un repertorio de textos de gran interés, sino una coherente propuesta para su clasifi- cación y estudio. Ella ha realizado trabajos sobre otros aspectos de estos materiales en su tesis doctoral, así como en diversos artículos: véase, por ejemplo, "El ritmo de las oraciones, ensalmos y conjuros mágicos novohispanos", en Revista de Literaturas Populares, núm. 1, 69-93. El libro al que estas líneas han hecho referencia tiene sin du- da la virtud de llamar la atención sobre la presencia y el modo de ser de estas singulares formas textuales; el magnífico trabajo editorial realizado por la autora, así como el interesante estudio presentado, seguramente darán lugar a nuevas investigaciones sobre el tema. RAÚL EDUARDO GONZÁLEZ Universidad Nacional Autónoma de México ALBERTO MARTINO, II "Lazarillo de Tormes " e la sua ricezione in Europa (1554-1753). Istituti Editoriali e Poligrafici Internazionali, Pisa- Roma, 1999; 2 ts.: ix + 593 y 726 pp. Ala "recepción" del Lazarillo en Europa está dedicado todo el segundo volumen de esta obra monumental: las traducciones, las imitaciones, la resonancia del áureo librillo en Francia y los Países Bajos meridionales (pp. 1-86), en Inglaterra (87-161 ), en los Países Bajos septentrionales (163-

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cumplir el objetivo expresado. En el "Conjuro de las habas" (núms. 33 39), por ejemplo, el texto acompañaba a la "suerte o sortilegio de la< habas, práctica adivinatoria muy común en la Nueva España, espe cialmente entre las mujeres" (p. 95); con un número determinado de habas que se mezclaban con otros ingredientes y "se arrojaban en e i piso, en una mesa o sobre un paño blanco" (p. 96). La disposición de las habas y los objetos arrojados resolvería la incógnita que se buscaba aclarar con el conjuro. La enunciación del texto, que acompañaba pues, la mencionada suerte, conjuraba el poder de las habas y solicita­ba una respuesta; en la versión D (núm. 36), por ejemplo, se indica: 'Ye os conjuro havas, / con don sant Pedro y con sant Pablo / y con el após­tol Santiago... / Habas, / que me digáis la verdad".

En total, el libro presenta un amplio corpus de 78 textos: 15 ora­ciones, 17 ensalmos y 46 conjuros, que da cuenta de la vigencia que estas formas textuales tuvieron y tienen, en el período referido y en otras latitudes y otros tiempos, según lo ilustra también el Apéndice II, "Otras versiones antiguas y modernas de oraciones, ensalmos ) conjuros" (pp. 165-185). Como es de suponerse, por el carácter oral del corpus, muchos textos son versiones diversas de uno solo anterior, y los hay hasta con nueve o diez diferentes.

Araceli Campos aporta, con este libro, no sólo un repertorio de textos de gran interés, sino una coherente propuesta para su clasifi­cación y estudio. Ella ha realizado trabajos sobre otros aspectos de estos materiales en su tesis doctoral, así como en diversos artículos: véase, por ejemplo, " E l ritmo de las oraciones, ensalmos y conjuros mágicos novohispanos", en Revista de Literaturas Populares, núm. 1, 69-93. E l libro al que estas líneas han hecho referencia tiene sin du­da la virtud de llamar la atención sobre la presencia y el modo de ser de estas singulares formas textuales; el magnífico trabajo editorial realizado por la autora, así como el interesante estudio presentado, seguramente darán lugar a nuevas investigaciones sobre el tema.

R A Ú L EDUARDO GONZÁLEZ U n i v e r s i d a d N a c i o n a l A u t ó n o m a de México

ALBERTO MARTINO, II "Lazarillo de Tormes " e la sua ricezione in Europa (1554-1753). Istituti Editoriali e Poligrafici Internazionali, Pisa-Roma, 1999; 2 ts.: ix + 593 y 726 pp.

A l a "recepción" del Lazarillo en Europa está dedicado todo el segundo volumen de esta obra monumental: las traducciones, las imitaciones, la resonancia del áureo librillo en Francia y los Países Bajos meridionales (pp. 1-86), en Inglaterra (87-161 ), en los Países Bajos septentrionales (163-

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193), en Italia (195-299), en los países de habla alemana (301-426)1 y en Portugal (427-454). Lo único que puedo decir de estos seis capítulos es que son una maravilla de precisión y de exhaustividad. El resto del volumen contiene la ciclópea bibliografía (pp. 461-665) y los índices.

L a misma precisión y la misma exhaustividad imperan en el pri­mer volumen, que constituye una documentadísima enciclopedia de todo cuanto atañe al Lazarillo. E l cap. 1, "Storia e trasmissione del testo" (pp. 1-133), cubre las vicisitudes editoriales, desde los Lazari­llos de 1554 (Burgos, Amberes, Alcalá, con el recién descubierto de Medina del Campo) hasta el de Lisboa de 1660. Su complemento es el cap. 6, "Le continuazioni" (pp. 555-593): la anónima de Ambe­res (1555) y la de Juan de Luna (París, 1620).

E l cap. 4, "Le fonti" (pp. 243-313), recoge todo lo que se ha com­probado y todo lo que se ha fantaseado en cuanto a las "fuentes" del anónimo libro. Se le han descubierto "analogías" con el Asno de oro de Apuleyo y con la Celestina; se le han encontrado "antecedentes" en las Confesiones de san Agustín (apologia pro vita sua), en el Libro de la vida y costumbres de don Alonso Enriquez de Guzmán (aunque poste­rior al Lazarillo ¡y publicado por primera vez en el siglo xix!), en las "cartas" guevarianas del emperador Marco Aurelio (sic]. L . Madri­gal, REE, 76, 1996, 282-292) y hasta en las Carlas de relación de Hernán Cortés (pues así como Cortés se dirige a la Cesárea Majestad, así Lá­zaro se dirige a "Vuestra Merced": M . J . Asensio) ; y algunos han leído el Lazarillo como parodia del Cortesano de Castiglione o como un Amadís invertido. Nada de esto, si bien se ve, sirve para entender un libro tan diáfano. Ciertamente no se ha hallado nada comparable con lo que fueron para Rabelais las Grandes Chronicques o el Baldas de Folengo. Las únicas "fuentes" de interés son las folklóricas, estudia­das, entre otros, por M . Bataillon, M . R. Lida y A. Redondo: las aven­turas de un ciego y su lazarillo —¡el racimo de uvas!—, el escudero presumido pero que no tiene ni en qué caerse muerto, el buldero y sus artimañas, el clérigo avaro, el fraile lujurioso, etc. En vista de tan­tas "fuentes" folklóricas —y literarias (el episodio del buldero pudie­ra tener un antecedente en el Novellino de Massuccio Salernitano)—, A. González Palencia llegó a definir el Lazarillo como una ristra de cuentos sin base alguna en la "realidad". Nadie dice ya semejante

1 G r a n parte de este capítulo (e l más largo de los seis) n o se ref iere a l a f o r t u n a d e l Lazarillo, s ino , de m a n e r a g e n e r a l , a " l a d i f fus ione d e l l a l e t teratura spagno la n e l ­l ' a r e a d i l i n g u a tedesca". Se había p u b l i c a d o m u y p o c o antes, e n alemán, e n u n h o ­mena je a G e r h a r d S p e l l e r b e r g . ( L o n o r m a l es que e l autor de u n l i b r o de g r a n e n v e r g a d u r a i n c l u y a e n la bibliografía a lgunas muestras de su zvork in progress. Así, e n l a ed ic ión d e l Lazarillo p o r F r a n c i s c o R i c o , 1987, f i g u r a n 13 títulos de trabajos d e l p r o p i o R i c o . P o r eso l l a m a l a atención e l que M a r t i n o n o i n c l u y a e n su bibliografía ningún o t ro estudio suyo d e d i c a d o a l Lazarillo. C o n su magnum opus, se h a s i tuado de go lpe entre los grandes a b a n d e r a d o s de l a Lazarilloforschung.)

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cosa. Por una parte, todos esos materiales están colocados en un lugar preciso dentro de un relato artísticamente construido. Y, por otra parte, las figuras "folklóricas" pululaban en la realidad española del siglo xvi.

A l a cuestión del autor se dedica el cap. 3 (pp. 183-241), pirandel-lianamente intitulado " U n personaggio in cerca di autore". Los can­didatos no han sido pocos: Fernando de Rojas, el de la Celestino (H. Mancing), el "comendador griego" Hernán Núñez (A. Ru-meau), los hermanos Alfonso y Juan de Valdés (J. M . Asensio), Gon­zalo Pérez (D. Brenes Carrillo), Pedro de Rhúa (A. Marasso), Lope de Rueda (F. Abrams). F. Márquez Villanueva encuentra todavía buena la candidatura —sostenida en 1914 con gran ímpetu por el atolondradoj. Cejador— de un escritor tan burdo como Sebastián de Horozco.

Los únicos candidatos "serios" son Juan de Ortega, fraile Jeróni­mo, y don Diego Hurtado de Mendoza, personaje ilustre. E l cronista de la orden de San Jerónimo, fray José de Sigüenza, después de des­cribir a Ortega (nombrado general de la orden en 1552) como "hombre de claro y lindo ingenio y para más..., poco encapotado, prudente amigo de letras, y de las que con razón se llaman buenas letras", añade que el "averie hallado el borrador [del Lazarillo] en la celda, de su propia mano escrito", es "índice" muy claro de que él fue quien compuso el librillo, "mostrando en un sugeto tan humilde la propiedad de la lengua castellana y el decoro de las personas que introduze, con tan singular artificio y donayre que merece ser leydo de los que tienen buen gusto". E l jesuíta Andrés Schott, residente en Amberes, desconoce obviamente este preciso y precioso testimonio; él ha oído decir que el autor del Lazarillo es Hurtado de Mendoza, el cual no lo escribiría seguramente en su edad madura, sino tal vez siendo estudiante en Salamanca (ca. 1523/25): "Ejus esse putatw satyricum illud ac ludicrum «Lazarillo de Tormes», cum forte Salman-ticae civili jur i operam daret" 2. La candidatura de Mendoza, sin em­bargo, ha tenido fortuna: hay ediciones del Lazarillo (y catálogos de bibliotecas) que intrépidamente lo ponen a él como autor, y todavía existen partidarios suyos más o menos convencidos. (Erika Spiva-kovsky llegó a ver en el Lazarillo una "transposición" de las experien-

2 L o s defensores de l a p a t e r n i d a d de M e n d o z a c o n o c e n c i e r tamente estas cau­telosas palabras, p e r o h a n p r e f e r i d o a t e n d e r a las de V a l e r i o Andrés T a x a n d r o , " a m a n u e n s e " de Schott , que e n u n Catalogas bibliográfico i m p r e s o e n M a g u n c i a e n 1607, tras e n u m e r a r las obras serias de d o n D i e g o , añade escueta p e r o categórica­m e n t e q u e e n l e n g u a vu lgar escribió " [ q u a e d a m ] p o e m a t a et l e p i d u m l i b e l l u m L a -z a r i l l i de T o r m e s " . Las palabras de Schott , impresas u n año después e n Franc for t (Hispaniae Bibliotheca, v o l . 3 ) , s on u n a m a r c h a atrás, pues d i c e n , e n esencia : ' L a atr i ­buc i ón de ese l i b r o " sa tyr i cum ac l u d i c r u m " a M e n d o z a es hipotética (no segura, co­m o entendió m i a m a n u e n s e ) ' .

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c ias d ip lomát i cas d e d o n D i e g o e n I t a l i a : s u r e l a c i ó n c o n P a u l o III es l a d e Lázaro c o n e l c i e g o ; s u re lac ión c o n C a r l o s V es l a d e Lázaro c o n e l e s c u d e r o ; y e l a v a r o c l é r igo d e M a q u e d a es p a r o d i a d e C o s i m o d e ' M e d i c i . ) D e m í sé d e c i r q u e l a a t r ibuc ión a f ray J u a n d e O r t e g a , c a u t e l o s a m e n t e s o s t e n i d a p o r B a t a i l l o n , m e c o n v e n c e plenamente3. P e r o t a m b i é n sé d e c i r q u e , si e l a u t o r r e s u l t a r a ser i n d i s c u t i b l e m e n t e H u r t a d o d e M e n d o z a (o L o p e d e R u e d a , o e l m i s m í s i m o Sebastián d e H o r o z c o ) , diría p a r a m i s a d e n t r o s : "¡Jamás m e l o h u b i e r a i m a g i ­n a d o ! " , p e r o e l Lazarillo seguiría s i e n d o p a r a m í e l m i s m o Lazarillo. T a m p o c o cambiar ía n a d a s i se d e m o s t r a r a q u e e l a u t o r —llámese c o m o se l l a m e o q u é d e s e c o m o " a n ó n i m o " — e r a c r i s t i a n o n u e v o , s e g ú n sostenía, s i n más a p o y o q u e sus p e c u l i a r e s y a p a s i o n a d a s cons ­t r u c c i o n e s m e n t a l e s , d o n A m é r i c o C a s t r o 4 .

3 E l n o m b r e de fray J u a n de O r t e g a n o aparece e n l a ed ic ión o r i g i n a l (1937) de Erasmo y España, s ino e n l a I a ed . de m i traducción (1950) = 2 a ed . , 1966, p . 611, no ­ta 3. P e r o B a t a i l l o n de ja intacto lo que había d i c h o e n 1937: " S i supiéramos por a l ­gún tes t imonio fehac iente que e l autor es u n erasmista, habría que c o n c l u i r que lo oculta muy bien . H a y e n e l Lazarillo —dice— sátira de clérigos, p e r o es u n ant i c ler i ca ­l i s m o de fabliau ("la sátira e rasmiana está a n i m a d a de o t ro espíritu: n o r e p r o c h a a los sacerdotes v iv ir m a l , s ino «creer mal», [...y] n o hay e l m e n o r asomo de u n eras-m i s m o q u e o p o n g a el espíritu a las ceremonias , el a l m a al hábi to " ) . C r e o que Bata i l ­l o n , p o r l a índole m i s m a de su l i b r o , at iende aquí más al p e n s a m i e n t o re l ig ioso de E r a s m o que a sus ideas sociales. E l autor d e l Lazarillo n o sólo d i ce , a su m a n e r a , que monachatus non est pietas (Enchiridion), s ino también que bajo u n e x t e r i o r h u m i l d e o grotesco suele haber u n tesoro de h u m a n i d a d (Sueños de Alcibíades, B a t a i l l o n , p p . 309-311) ; sabe también que lo c u e r d o , e n u n m a t r i m o n i o , es " h a c e r l o b u e n o a fuerza de m u t u a b u e n a v o l u n t a d " (Uxor mempsigamos, B a t a i l l o n , p p . 287-288). — Por o t r a parte , Sigüenza n o descr ibe e l Lazarillo c o m o co lecc ión de bur las y donaires : lo t iene p o r l i b r o "que merece ser leydo" p o r gente ser ia (que es l o que dice también e l " p r ó l o g o " d e l Lazarillo: e l l ec tor idea l es e l que sabe " a h o n d a r " ) . Y , así c o m o J u a n de Valdés había e log iado l a Celestina p o r q u e sus autores " e x p r i m i e r o n c o n m u c h a destreza las naturales c o n d i c i o n e s de las personas que i n t r o d u x e r o n , g u a r d a n d o e l decoro de l las" , así e l P. Sigüenza e log ia a l P. O r t e g a p o r " e l decoro de las personas que i n t r o d u z e " (¡ese c iego! ¡ese clérigo de M a q u e d a ! ¡ese escudero ! ¡ese Lázaro, tan c o m p l e j o y tan entero ! ) . — L a semblanza d e l P . Sigüenza que nos ofrece B a t a i l l o n (pp. 743-749) es a d m i r a b l e : erasmista de corazón, t iene que "aca l lar verdades ind is ­cretas" y p r o c e d e r c o n a q u e l l a " h e r o i c a hipocresía" que O r t e g a y Gasset y Américo Castro veían e n Cervantes . O b v i a m e n t e , Sigüenza n o p u e d e dec i r : ' L o s reverendos señores inqu i s idores c o m e t i e r o n e n 1559 u n a a t r o c i d a d a l castigar este discretísimo l i b r o , c o n v i r t i e n d o e n vergüenza de l a o r d e n de San J e r ó n i m o l o que es h o n r a suya' . N o l o d i ce , p e r o es c o m o si l o d i jera .

4 D e h e c h o , e l p r i m e r o que supuso converso al a u t o r fue F. M a l d o n a d o de G u e ­vara e n 1945, pero esto n o tuvo resonanc ia hasta que d o n Amér i co , que e n 1940 ha ­bía n e g a d o t o d a relación de l a p icaresca c o n el m u n d o de los cr ist ianos nuevos, llevó e n 1948 esa agua a su m o l i n o (España en su historia: cristianos, moros y judíos). — Es i m p r e s i o n a n t e e l p o d e r de seducción de d o n Amér i co . S u tesis h a s ido adoptada , entre otros , p o r u n G i l m a n , u n Lázaro Garre te r y u n Márquez V i l l a n u e v a . (F. R i c o , que l a había aceptado e n 1967, se retractó e n 1980 e n vista de l a v igorosa crítica de E . A s e n s i o , p u b l i c a d a e n 1966.) E n 1957 di jo Castro que también e l escudero es cris­t iano n u e v o , y también esta hipótesis h a t e n i d o a p l a u d i d o r e s , u n o de los cuales, D.

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En el cap. 2, "La ricezione del Lazarillo' (pp. 135-182), estudia Mar-tino la acogida que tuvo el libro en la España de los siglos xvi y XVII. Aun­que ha hecho (como siempre) una investigación exhaustiva, los resul­tados no son de mucha sustancia. En primer lugar, las ediciones antiguas, las que ofrecían el texto completo —las cuatro de 1554 y qui­zá otras ligeramente anteriores o posteriores— dejaron simplemente de existir al ser puestas en el índice en 1559. La única "apreciación" que del Lazarillo original —el aún no castigado— ha encontrado Martino (p. 152) es la de un oscuro escritor balear, Antonio Lul l , que en su tra­tado De oratione, impreso en Basilea en 1558, pone el Lazarillo como mo­delo de construcción literaria (dice que el poema dramaticum tiene sus leyes y sus reglas, "ut docent Apuleius, Lucianus, Lazarillus"). Todas las otras señales de conocimiento y apreciación son posteriores a 1559. Lo que para entonces tenían en la mano los lectores era ya un Lazarillo mu­tilado y banalizado. Como dijo cierto Tomás Quixada a este propósito: "la vida del muy sacro Lazarico" ha quedado "muy azeda", pues "le han dexado necio, corto y chico" (Martino, p. 155). Lo que Cervantes leyó fue el Lazarillo castigado. El bandolero Ginés de Pasamonte planea un relato de sus fechorías, y dice que será "tan bueno, que mal año para Lazarillo de Tornas y para todos cuantos de aquel género se han escrito o escribieren": el Lazarillo no es ya sino ejemplo (excelente) de los mu­chos libros de agudezas, de burlas, de enredos ("librillos de entreteni­miento y donayre" los llama el gramático Ximénez Patón) ; compite con El sobremesa y el Buen aviso de Timoneda y con la Floresta de Melchor de Santa Cruz. Es más: en 1573 el Lazarillo se imprime como simple apéndice de la Propalladia de Torres Naharro, y entre 1599 y 1746 hay no pocas ediciones en que va añadido al Galateo español de Gracián Dan-tisco. Pero, obviamente, mucha materia del libro siguió viviendo, como lo muestra Martino aduciendo buen número de citas y referencias; por ejemplo, la "casa lóbrega y obscura" del escudero se hizo proverbial 5.

Las apreciaciones del Lazarillo en los tiempos modernos son muy otra cosa. Es ésta la materia del cap. 5, "Le interpretazioni del Lazari­llo" (pp. 315-378) y del cap. 6, "Apparenza e realtà" (pp. 379-554), que

M c G r a d y , e n c u e n t r a " o v e r w h e l m i n g " e l n ú m e r o de síntomas de criptojudaísmo que m u e s t r a ese personaje . P o r su parte , C . G u i l l e n , G . A . S h i p l e y y M . M o l h o p i e n s a n que e l capellán d e l tratado sexto es converso , mientras que A . Ru f fmat to cree q u e l o es e l c u r a de M a q u e d a (¿no r e c u e r d a su "arcaz" e l A r c a de l a A l i a n z a ? ) . Sólo fa l taba d e c i r que Lázaro m i s m o es cr i s t iano nuevo ; de esto se encargó R. B j o r n s o n , seguido p o r A . G ó m e z M o r i a n a y M . F e r r e r - G h i v i t e . (Var iante de G G u i l l e n y A . R e d o n d o : Lázaro n o desc iende de jud íos , s ino de moriscos . )

5 M a r t i n o h a t e n i d o e l ac ierto de recoger (pp . 171-174) los datos conoc idos so­b r e los Lazarillos enviados de Sev i l la a l N u e v o M u n d o (a Méx i co espec ia lmente) de 1576 e n ade lante : 7 e jemplares e n 1576, 12 e n 1583, 34 e n 1589, 32 e n 1606. H e c h a l a d e b i d a extrapolación, se i m p o n e c o n c l u i r q u e e l Lazarillo (el castigado, p o r su­puesto ) siguió t e n i e n d o muchos lectores e n España.

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constituyen la porción más jugosa de tan jugoso libro. E l primer mo­derno que vio que "debajo del sayal hay ál" (o sea: que el Lazarillo ofre­ce "deleite" a todo el mundo, pero también enseñanza a los lectores ca­paces de "ahondar") parece haber sido Joaquín María Ferrer (1824), según el cual el libro es un alegato contra la clase dominante. Es más o menos la línea que siguen, entre otros, G. Ticknor (1849), A. Morel-Fatio (1888) y j . Cejador (1914). La tendencia a leer el libro como pro­clama social y política sigue viva. E l Lazarillo, según A. Castro, es un ata­que contra la nobleza y el clero (con antecedentes que se remontan al siglo xn). F. Sánchez-Blanco piensa lo contrario: el libro es un ataque de la nobleza "establecida" (la hereditaria) contra la pretendida "no­bleza del saber" propugnada por el humanismo. Otros, como F. Már­quez Villanueva,J. V. Ricapito y A. Vilanova, lo ven como mensaje eras-mista y "alumbrado" (y el jesuíta Th. Hanrahan le encuentra un espíritu francamente "luterano"). Bataillon, que nunca vio en la sátira anticlerical del Lazarillo color erasmiano, sugirió en 1971 un pequeño erasmismo, no por el lado del Enchiridion, sino por el lado de la Moña, desfile de necios entre los cuales hay el necio satisfecho de su necedad y orgulloso de un (falso) triunfo social. Modelo "posible" (y marginal), dice Bataillon; pero A. Ruffinatto acoge con entusiasmo esa idea: la Mo­ría, paradójico "elogio de la necedad", es la madre de ese "elogio de la mentira" que es el Lazarillo.

Cada una de las interpretaciones reseñadas por Martino tiene al­gún chiste. Están, por ejemplo, las lecturas "existencialistas" de F. Maldonado de Guevara (el Lazarillo como "parodia del mito del hé­roe-niño abandonado", "meditación existencialista de la derelic-ción, de la deyección del Exis ten te-e n-el-Mundo"), de Dictino Alvarez (que coteja las "ideas" del autor con las de Sartre y Camus) y de algunos otros aficionados a honduras. Más fascinantes aún son las interpretaciones "psicoanalíticas". Aquí la fantasía no conoce lími­tes. Así, paraj . Herrero, el "pilar o poste de piedra" de la plaza de Es­calona es "el falo en erección del Estado imperial español". H . Sieber, que coincide con Herrero en cuanto al pilar, ve muchos otros símbolos sexuales, uno de ellos la "luenga y afilada" nariz del ciego (las ganas que a Lázaro le dan de mordérsela son el impulso a castrar al padre simbólico). M . Ferrer-Chivite se mueve a sus anchas en ese terreno: las calzas viejas del arcipreste "suplantan metafórica­mente al órgano sexual masculino", tal como los bodigos "[suplan­tan] a los testículos y el trigo al semen" (pues el arcipreste, "además de ponerle los cuernos a Lázaro, lo sodomiza"), y también los zapatos del tratado cuarto son un "claro símbolo fálico" (para Sieber, simbo­lizaban el sexo femenino). Otros psicoanalizantes son B. Brancafor-te ("abyección", "obsesión neurótica", etc.) y R. van Hoogstraten (símbolos fálicos, castraciones, sadomasoquismo). E l lacaniano P. J . Smith habla de enajenación y paranoia.

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( S o b r e los "análisis f o r m a l e s " , a l os c u a l e s d e d i c a M a r t i n o las p p . 366 -378 , n o t e n g o n a d a q u e d e c i r , sa lvo q u e s i e m p r e m e h a n p a ­r e c i d o i n n o c u o s : p o r l o g e n e r a l , n o h a c e n s i n o l l a m a r l a a tenc ión s o b r e cosas q u e están a l a vista.)

V u e l v o a l o q u e i m p o r t a . ¿ Qué es este l i b r o q u e tantas cosas h a d a ­d o q u e d e c i r ? H e aqu í u n a r e s p u e s t a m u y s i m p l e : e l Lazarillo es u n a n o v e l a e j e m p l a r e s c r i t a e n f o r m a d e c a r t a d i r i g i d a p o r Lázaro d e T o r m e s , v e c i n o d e T o l e d o , d e o f i c i o p r e g o n e r o , a u n a p e r s o n a X ( " V u e s t r a M e r c e d " ) q u e l e h a p e d i d o n o t i c i a s s o b r e s u v i d a . Es c a r t a d e s d e l a p r i m e r a l ínea h a s t a l a últ ima. L a divis ión e n u n p r ó l o g o y s iete tractados es " a r t i f i c i a l " y p e r f e c t a m e n t e p r e s c i n d i b l e 6 , p e r o los p r i m e r o s párrafos d e l a c a r t a ( e l " p r ó l o g o " ) s o n d e i m p o r t a n c i a c a p i ­t a l , y a q u e e n e l l o s e x p o n e Lázaro e l quid d e l a s u n t o , c o m o q u i e n r e ­d a c t a l a propositio d e u n d i s c u r s o ( l o c u a l es t a m b i é n " a r t i f i c i a l " ) 7 : e l s e ñ o r X , a q u i e n l e h a n h a b l a d o d e L á z a r o , t i e n e c u r i o s i d a d p o r sa­b e r c ó m o es q u e "vive un h o m b r e c o n tantas f o r t u n a s , p e l i g r o s y a d ­v e r s i d a d e s " , y vive, s o b r e t o d o , t r a n q u i l o y f e l i z e n s u m u y m o d e s t a s i tuac ión s o c i a l . Lázaro es l a v i v a n e g a c i ó n d e l u n i v e r s a l Nenio sua sor-te contentus; c o n razón h a q u e r i d o X q u e "se l e e s c r i b a y r e l a t e e l caso m u y p o r e x t e n s o " . E s u n caso rar ís imo.

E s t a g e n é r i c a e i n c o l o r a p a l a b r a , caso, h a d e s a t a d o u n a l u d d e l u ­c u b r a c i o n e s p o r p a r t e d e los cr í t icos m o d e r n o s , a c a u s a d e q u e Láza­r o v u e l v e a u s a r l a a l final d e l a c a r t a , s i b i e n a o t r o p r o p ó s i t o : las m a l a s l e n g u a s , q u e n u n c a f a l t a n , a n d a n d i c i e n d o q u e s u m u j e r es, so c a p a d e " c r i a d a " , l a m a n c e b a d e l a r c i p r e s t e d e S a n S a l v a d o r ; hay u n a e x p l i c a c i ó n e n t r e los tres , y Lázaro , c o n v e n c i d o d e l a i n a n i d a d d e los c h i s m e s , l e d i c e a X q u e a p a r t i r d e ese m o m e n t o " n u n c a n a d i e n o s o y ó s o b r e e l caso". L o s cr í t icos m o d e r n o s c o n c l u y e r o n e n t o n c e s , cas i u n á n i m e m e n t e , q u e e l caso d e l c o m i e n z o n o es s i n o e l caso d e l final: l o q u e X h a o í d o d e c i r es q u e Lázaro es u n " c o r n u d o f e l i z " ; h a t e n i d o e l c a p r i c h o d e q u e e l p r o p i o Lázaro l e c u e n t e eso p o r e s c r i t o , y Lázaro a c e p t a a l p u n t o l a invitac ión. U n o s cr í t i cos l o v e n c o m o c í n i c o desca ­r a d o q u e exhibe (y n o s ó l o a n t e X , s i n o a n t e t o d o e l m u n d o ) u n des-

6 F. R i c o , " L a princeps de l Lazarillo", e n Homenaje a Eug. Asensio, 1988, p p . 420, 431 (nota ) , 432, 434 y 445, d e m u e s t r a sat is factor iamente q u e esta división es ajena a l autor .

7 P o r supuesto , todo e l l i b r o es "ar t i f i c i o " , f icción artística: q u i e n escribe n o es e l personaje Lázaro (al c u a l b i e n p o d e m o s s u p o n e r anal fabeto , o casi ) , s ino el h u m a ­nista O r t e g a , o c u a l q u i e r a que sea e l autor . N o le veo u t i l i d a d a l esfuerzo de M a r t i n o (p. 384) de d i s t i n g u i r e n e l " p r ó l o g o " dos voces q u e se a l t e r n a n : l a d e l autor y la de Lázaro; d i ce , p o r e j e m p l o , que las palabras "y a los q u e n o a h o n d a r e n t a n t o . . . " son d e l autor , n o de Lázaro. ¿Por qué n o habían de serlo? Lázaro, deseoso de que las co­sas q u e le c u e n t a a X "vengan a n o t i c i a de m u c h o s " , sabe que n o todos los futuros c o n o c e d o r e s de su v i d a serán capaces de p e r c i b i r su e j e m p l a r i d a d ; m u c h o s (los más, seguramente ) se limitarán a ce l ebrar c o n r isa las variadas aventuras. L o cual ya es a lgo : e l "de l e i t e " es b u e n r e m e d i o p a r a l a melancol ía .

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honor gracias al cual goza de bienestar; otros lo ven como hipócrita mañoso que oculta la verdadera razón del bienestar; pero unos y otros han decidido que el bienestar y el deshonor están trabados. Quienes desfilan por estas 240 páginas del libro de Martino (capítu­los 5 y 6) son legión, y casi todos ellos enlazan el un caso con el otro. Las excepciones son pocas, como M . J . Woods (1979) en un "docu­mentato ed eccellente saggio" (como lo llama Martino, p. 401) y, an­tes de él, G. Sobejano (1975), buen lector del "prólogo": el caso de que X pidió noticia no es sino "el proceso de cómo Lazarillo, con fuerza y maña, venció la fortuna contraria hasta salir a buen puerto".

Este "buen puerto" —el bienestar, el "ascenso social" (de huérfa­no desvalido a pregonero en la imperial Toledo, de niño harapiento y descalzo a adulto que puede vestir ropas decentes)— ha venido a ser el núcleo de la cuestión, el ojo del huracán. Hay críticos que ven el ascenso social de Lázaro, en cuanto tal, como cosa reprobable. Uno de ellos es el propio Martino, el cual echa mano de un argu­mento que creo nadie había empleado (o al menos no con tal rigor) : "Secondo la teologia morale cristiana, i l desiderio di ascesa sociale è un peccato, anzi il peccato per antonomasia" (p. 438); "Sia dalla pro­spettiva della ideologia tradizionale, sia da quella di una religiosità moderna imbevuta di spirito paolino, ogini aspirazione a medrar e a subir appare riprovevole. Già nell'immagine della società come cor­po mistico di Cristo è contenuta la negazione della mobilità sociale" (p. 449). A l medrar, según eso, Lázaro está atentando contra el cuer­po místico, está destruyendo la dulce armonía de la comunidad cris­tiana; en su mundo "non esistono più i valori dell'amore reciproco, della carità, della solidarietà e della fraternità", no existe ya "la comu­nità del corpo mistico di Cristo, o, almeno, la tradizionale comunità degli ordini o stati"; ese mundo es ahora "un deserto, una giungla, nella quale l'uomo è lupo all'uomo".

Creo que Martino estira excesivamente la imagen del cuerpo mís­tico de Cristo, cuyo sentido es religioso, no económico-social. Es verdad que, para Dios, tan miembro del cuerpo místico es el mendigo como el papa o el emperador, pero en ningún lugar dice Dios que cada ser humano debe quedarse, inmóvil, en la misma situación en que nació8: el rey David había sido en su infancia un inconspicuo pastor de ovejas;

8 Es l a filosofía fatalista de El gran teatro del mundo, tan p a r e c i d a a l a parábola c o n que M e n e n i o A g r i p p a , e n t i empos l egendar ios , atajó e l descontento de l a p l ebe r o m a n a . Fatal ista es as imismo fray A n t o n i o de G u e v a r a (citado p o r M a r t i n o , p. 449) : " E l of f ic io d e l l a b r a d o r es cavar, e l d e l clérigo rezar , e l d e l of f ic iai trabajar, e l d e l m e r c a d e r t rampear , e l d e l usorero guardar , e l d e l p o b r e p e d i r , y e l d e l cavali ero dar " . (Según esto, e l clérigo de Maquéela, c on su "arcaz" , hace b i e n su o f i c io de guar­dar, y e l b u l d e r o e l o f i c io de trampear, p e r o Lázaro n o desempeña c o m o debe su p a p e l de p o b r e , pues p r e s u m e de n o p e d i r l e n a d a a nad ie . Y e l escudero , c o n toda su a r r o g a n c i a de h i d a l g o , fa l la e n e l o f i c i o de dar.)

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y si un hijo de humildes labradores llega a arzobispo, no puede decir­se que sufra por ello el cuerpo místico. "En qualquiera parte que naz­ca el hombre, tiene licencia para procurar de ser muy grande y muy co­nocido", dice Pero Mexía (citado por Martino, p. 439). Jamás ha sido ilícito. Lo que Martino reconoce es que "Lázaro ha certamente diritto a delle attenuanti" (p. 442), pues lo arrastran las corrientes de su siglo: el amor mutuo, la caridad, la solidaridad y la fraternidad que reinaban en el siglo xv (según fantasea Martino) han dejado de existir en el xvi 9

a causa de "la crisi dei valori spirituali e sociali e i l dibattito sulla vera nobilita", "la distruzione della comunità", la "urbanizzazione e mobili­tà geografica", la "mobilità sociale", la "privatizzazione dei beni comu­nali", la "progressiva affermazione della economia monetaria e del capitalismo"; en una palabra, la omnipotencia del dinero (pp. 448-524) 1 0 . Lázaro es un ser inmoral, pero ¿"come sopravivere altrimenti" en semejante siglo? Para él ha sido de "crucial importancia" su relación con el escudero, cuya conducta es "esteriorizzazione e perversione del valore cardinale della società civile spagnola", o sea "la honra, la negra honra". Por lo tanto, "senza più illusioni e senza remore morali sarà or­mai in grado, conformandosi al comportamento degli altri, di farsi stra­da e di assicurarsi con ogni mezzo quel benessere economico che rap­presenta Punica sua aspirazione. All'ascesa sociale corrisponderà cosi una parallela degradazione morale". Vestirse como "hombre de bien" es adoptar la mentalidad al uso: "conformismo, ansia di medro, dispo­nibilità ad accettare qualsiasi compromesso, professione puramente esteriore dei veri valori cristiani, ipocrisia, idolatria del denaro, del pro­fitto, dell'utile e del benessere materiale" (pp. 410-415)1 1. Menos mal

9 A p o s t i l l a m a r g i n a l : ésos son , j u s t a m e n t e , los sent imientos q u e a n i m a n l a re la ­c ión de Lázaro c o n e l escudero : d a de c o m e r a q u i e n l o t iene m u e r t o de h a m b r e : ca­ndad químicamente p u r a .

1 0 H u a r t e de S a n J u a n (c i tado p o r M a r t i n o , p. 472) r e c o n o c e c o n t oda senci l lez que l a s e g u n d a c u a l i d a d que h a de tener u n h o m b r e " p a r a que e n t e r a m e n t e se pue ­d a l l a m a r h o n r a d o " es poseer hacienda; l a p r i m e r a es e l va lor p e r s o n a l , y l a n o b l e z a de l a sangre q u e d a re l egada a tercer lugar . ( L a sección q u e M a r t i n o d e d i c a a " L a C h i e s a e i l d e n a r o " , p p . 473-483, es espec ia lmente instructiva. )

1 1 Y o e n c u e n t r o to ta lmente in justa esta a n d a n a d a . Lázaro es l o c o n t r a r i o d e l "idólatra d e l d i n e r o " ; n o h a e m p l e a d o " o g n i mezzo " , s ino sólo su i n d u s t r i a —y tam­bién, seguramente , c ier to e n c a n t o p e r s o n a l - , p a r a l l egar a u n "b ienestar " m u y m o ­desto. T o d o e l m u n d o q u i e r e m e d r a r , desde luego , p e r o él se q u e d a e n e l p u n t o a d o n d e h a l l egado , seguro p u e r t o tras u n a azarosa navegación. " N o va a c o m e t e r a h o r a l a es tup idez de arrojarse a las aguas revueltas de l a ambic ión . P u e d e apl icarse a sí m i s m o e l e p i g r a m a humanístico «Inveni p o r t u m , spes et f o r t u n a valete. . .» , co­m o p u e d e h a c e r suyo e l Ab ipso ferro de fray L u i s de León . H a a l canzado p o r sí solo l a tranquillitas animi t an ape tec ida p o r los sabios. Fray L u i s añorará l a d i c h a de vivir «ni e n v i d i a d o n i envidioso» ; Lázaro l a h a l ogrado : n i e n v i d i a a n a d i e n i p e r m i t e que l a e n v i d i a a jena l o a l tere" . (Estas frases p e r t e n e c e n a u n artículo m í o , " C o n t r a los d e n i g r a d o r e s de Lázaro de T o r m e s " , escrito a fines de 1999 y des t inado a u n h o m e ­naje a C a r l o s B l a n c o A g u i n a g a , de próx ima publicación. )

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que también aquí encuentra Martino una "atenuante" (p. 440) : "Se Lá­zaro incorre nel peccato grave di aspirare a salire [yo subrayo], non per questo precipiterà «en la inmoralidad más abyecta», nel «cínico exhi­bicionismo», nel «cinismo integral», [como afirma] F. Márquez Villa-nueva".

Queda por considerar el asunto de los cuernos. Desde 1927, cuan­do F. C. Tarr, refutando a Bonilla —para quien el Lazarillo era una serie inconexa de episodios—, encontró en el libro "a definite plan, an unmis-takable continuity", y vio un paralelismo entre el amancebamiento de la madre de Lázaro (al comienzo) y el supuesto amancebamiento de su mujer (al final)12, los críticos, salvo muy contadas excepciones, han tomado como hecho comprobado y establecido la deshonra marital de Lázaro13. Martino lo siente así también: "La realità dell'adul­terio è certa", dice (p. 423) replicando a M . J . Woods, que observaba la falta de una "firm evidence". Encuentra, sí, también aquí una "atenuan­te" (p. 397): "Molti studiosi fanno, erroneamente, dipendere l'ascesa sociale dall'accettazione del disonore coniugale", y no es así: Lázaro ya había conseguido su ascenso social; ya era un hábil pregonero 1 4. Pero esta pequeña puntualización no cuenta mucho: el Lázaro que en el "prólogo" se presenta como ejemplo de "quanta virtud sea saber los hombres subir siendo baxos" es, dice Martino (pp. 445-446), el Lázaro "che ha già accettato di chiudere gli occhi sulla relazione adulterina della moglie".

Para que sea más clara mi réplica a Martino y a las docenas de crí­ticos que lo han precedido en cuanto a la condena moral, diré aquí muy sucintamente lo que es para mí el Lazarillo. E l autor se ha pro­puesto exhibir (como hará a su debido tiempo el P. Feijoo) una serie de "errores comunes". Pero lo hace con ambigüedades, con ironías, con "trampas" sabiamente colocadas, sobre todo al principio y al fi­nal. Error común es ver en el hijo de un humildísimo molinero un

1 2 P a r a l e l i s m o , a d e c i r ve rdad , m u y t o r c i d o . D e ser v e r d a d e l s egundo amance ­b a m i e n t o , s u p o n g o que e l deber de Lázaro h u b i e r a s ido lavar c a l d e r o n i a n a m e n t e c o n sangre su d e s h o n r a . P e r o es e l c o l m o d e l a b s u r d o p e d i r l e eso a u n niño que n o t iene s ino a su m a d r e y a u n negro n o u n i d o s a c r a m e n t a l m e n t e c o n e l la , p e r o que " s i e m p r e traía p a n , pedazos de carne , y e n e l i n v i e r n o leños a que nos calentába­mos" . (Za ide es u n perfectísmo "s i l eno de Alcibíades". )

1 3 A v e c e s se añaden " re f inamientos " . U n o m u y cur i oso y m u y laberíntico es e l que M a r t i n o m e n c i o n a e n l a p. 381: "R. A r c h e r [en MLR, 1985] è d e l l ' o p i n i o n e che l ' a r c i p r e t e e n o n Vuestra Merced s ia «the r e a l addressee o f the epistle» e che l a le t tera d i r i cat to sia stata inv ia ta d a Lázaro a l l ' a r c i p r e t e , c o n m i n a c c i a i m p l i c i t a d i far la per ­ven i re a Vuestra Merced, p e r cos t r inger lo a pagare più generosamente i servizi sessua­l i d i sua m o g l i e " ( ! ).

1 4 M a r t i n o e x a m i n a despac io l a cuestión e n las p p . 416 ss., y r e conoce que "nes­s u n a p r o v a si p u ò p r o d u r r e p e r d i m o s t r a r e che Lázaro, s c ientemente e de l iberata­m e n t e , a b b i a accettato sin dall'inizio d i servire d a paravento " , p e r o su conclusión es: " I l c o m p o r t a m e n t o d i Lázaro, st igmatizzato d a tant i c r i t i c i c o n le paro l e più d u r e , c sicuramente i m m o r a l e " (p. 421) .

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ser vil (y destinado a vileza perpetua); error común aceptar que la fea ¡y negra! catadura de un Zaide denota un corazón criminal; error co­mún pensar que todo ministro de Cristo es caritativo; error común creer que un hidalgo es, sólo por eso, miembro respetable de la so­ciedad; error común aceptar como moneda contante y sonante lo que dicen unas malas lenguas anónimas; etc., etc. La última trampa es la más sutil, y en ella han caído las docenas de críticos1 5, pues en este caso el autor está casi invitando a los lectores a caer en ella, a aceptar lo que dicen las malas lenguas, olvidando que, si a veces tie­nen razón ("piensa mal y acertarás"), a veces no la tienen 1 6 . No se ha demostrado, y no se demostrará nunca, que el Lazarillo es la autobio­grafía de un cornudo. Hago mío lo que en 1979 dijo M . J . Woods en un artículo significativamente intitulado "Pitfalls for the moralizer": si hay adulterio, quien carga con la culpa moral es el arcipreste, no Lázaro; y si suponemos que Lázaro es "the moral repróbate he has been made out to be, that assumption is ours alone .

E l Lazarillo es un libro eminentemente revolucionario, un alega­to contra las hipocresías y los falsos valores, una defensa de la auten­ticidad y de la vida, y en 1554 venía a ser un reto cuasi-anarquista al "programa" de la Contrarreforma y de Felipe II. Por eso en 1559, de la misma manera fulminante como Erasmo pasó a ser hereje vitan­do, el Lazarillo pasó a ser libro peligroso 1 7. E l único Lazarillo que a partir de entonces fue posible leer es el que Juan López de Velasco pu­blicó en 1573, suprimiendo todo lo que el índice había ordenado

1 5 H a y " t rampas" de o t ro t ipo . E l p a d r e de Lázaro murió " en la de los Gelves" , g l o r i o sa y l e g e n d a r i a acción m i l i t a r . L e c t u r a i n g e n u a : murió , sí, p e r o n o c o n l a no ­ble espada e n l a m a n o , s ino c o m o ins ign i f i cante a c e m i l e r o ; —lectura a h o n d a d a : to­dos los caídos e n u n a batal la t i e n e n l a sangre c o l o r a d a . A l f i n a l a lardea Lázaro de desempeñar u n "o f i c io r e a l " . L e c t u r a i n g e n u a : sí, p e r o e l más bajo de l a escala b u r o ­crática; —lectura a h o n d a d a : Lázaro se b u r l a de las categorías administrat ivas ; y ade­más, e l de p r e g o n e r o es de veras u n "o f i c io r e a l " . Se trata de u n alarde humoríst ico .

1 6 L a " t r a m p a " o ambigüedad d e l a u t o r m e hace pensar e n l a de Baltasar d e l A l ­cázar, cuya ad iv inanza " H o m b r e s q u e gustos buscáis. . ." está h e c h a toda de pistas fa l ­sas: " M i cuerpo os doy p o r c o m i d a / e n este p a n e n c u b i e r t o . . . / Y o f u i c o r d e r o l l a m a d o , / p e r o después m e v e n d i e r o n . . . " , etc. E l copista d e l m a n u s c r i t o ed i tado e n 1910 p o r Rodríguez Marín cae r e d o n d o e n la t r a m p a , pues conc luye q u e "Es l a co­m u n i ó n " (a pesar de, que Alcázar t e r m i n a c o n esta advertenc ia : " E l que l o sabe l o d i ­ga, / y m i r e b i e n e l d iscreto / qué p u e d e ser esta e n i g m a , / p o r q u e no es el S a c r a m e n t o " ) . E n o t ro m a n u s c r i t o , c onsu l tado p o r V . Núñez Rivera p a r a su edic ión de Alcázar (Cátedra, M a d r i d , 2001) , se lee l a solución verdadera , l a de l "d iscreto" : ¡"Es la carne d e l paste l " !

1 7 E l rec iente hal lazgo (1992) de l e j e m p l a r de la edición de M e d i n a d e l C a m p o es de e n o r m e i m p o r t a n c i a : p o r u n a parte , d a m u c h a fuerza a la persuasión de que e l Lazarillo o r i g i n a l se imprimió más veces que las conoc idas ; y, p o r o t ra , mani f i e s ta hasta qué p u n t o causaba m i e d o u n ukase i n q u i s i t o r i a l : e l d u e ñ o de ese e j e m p l a r l o tenía n o debajo de l a cama, n i bajo llave, s ino " e m p a r e d a d o " en su casa de B a r c a r r o t a ( p r o v i n c i a de Badajoz) j u n t o c o n otras lecturas "v itandas" . Véase M a r t i r i o , p p . 5-8.

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suprimir y dejándolo, como dijo en 1577 el desconocido (y simpáti­co) Tomás Quixada, "corto y chico", "necio y acedo". Los críticos que convierten el fuerte libro original en la trillada historia de unos cuernos (sufridos por un don nadie) lo están empobreciendo y lo es­tán deturpando.

La deturpación se inició ya en 1554, en la edición de Alcalá de Henares, con los añadidos "reaccionarios", típicamente contrarre-formistas, que en ella se pusieron para convertir al intachable Lázaro en un picaro redomado, una vergüenza social 1 8 . Veamos la adición que cuenta las profecías u oráculos pronunciados en Escalona. El ciego palpa unas sogas de esparto y las llama "mal manjar, que ahoga sin comerlo"; Lázaro no entiende, y el ciego le explica: "Según las mañas que llevas, lo sabrás, y verás cómo digo verdad". Las mañas que lleva Lázaro hasta ese momento son las pequeñas sangrías en el fardel del pan, el hurto de algunas moneditas, el "agujero sutil" en el jarro de vino y la trampa del racimo de uvas. Tales son las señales de que Lázaro acabará en la horca (ni siquiera en galeras). Poco des­pués el ciego "asió de un cuerno" de los que servían para atar los recueros de las bestias y le dijo a Lázaro: "Algún día te dará este que en la mano tengo alguna mala comida y cena". La primera profecía tiene alguna lógica (con mañas así suele iniciarse un rake's progress), pero la segunda es descabellada: ¿qué tienen que ver unas mañas ingeniosas con los bocados amargos que debe tragarse un marido en­gañado por su mujer? Seguramente el adicionador no encontró lu­gar mejor en que meter la deshonra más vistosa: ¡los cuernos! Pero el éxito de este añadido ha sido asombroso.

Repito lo ya dicho desde el principio. E l libro de Alberto Marti­no es admirable; resplandece por su erudición, por la claridad con que transmite infinidad de noticias, por la finura de sus análisis. Pre-

1 8 L a p r i m e r a nove la p icaresca n o es el Guzmán de Alfarache, s ino ese Lazarillo de Alcalá. Increíble parece que estas in te rpo lac i ones tan burdas , y rechazadas p o r l a g r a n mayoría de los críticos, sean tomadas e n serio p o r a lgunos . J . W e i n e r dice (1982) que "enca jan l i t e rar ia y temáticamente c o n l a o b r a e n g e n e r a l " , y M . Ferrer -C h i v i t e cree (1998) q u e se d e b e n a l a m a n o d e l autor ; L . J . C i sneros se p r e g u n t a b a inc luso (1946) si l a edic ión de Alcalá n o será la más a p e g a d a a l o r i g i n a l (y la única c o m p l e t a ) . — N o hay que echar e n saco roto esta c i r c u n s t a n c i a : desde 1559 ( cuando el l i b r o o r i g i n a l q u e d ó e n e l índice ) hasta f inales d e l s iglo x v i n o h u b o en España si ­n o una so la impresión d e l Lazarillo: l a de M a d r i d , 1573, o sea l a emascu lada ; pero e n 1599, apenas unas semanas después de salir a luz l a p r i m e r a de las c i n c o impres i o ­nes que e n ese año se h i c i e r o n de l exitosísimo l i b r o de M a t e o Alemán, el l i b r e r o

J u a n B e r r i l l o se a c o r d ó d e l ya o l v idado Lazarillo y se apresuró a p u b l i c a r u n a edición a la c u a l s i g u i e r o n otras más. D i c e M a r t i n o (p. 139) : " G l i e d i t o r i s p a g n o l i , l a n c i a n d o sul merca to i l Lazarillo p e r appro f i t tare d e l successo d e l l a Vida del picaro [Guzmán de Alfarache], d i m o s t r a v a n o d i aver r i c o n o s c i u t o l'affinità de l l e d u e opere e l a l o ro a p p a r t e n e n z a a l l o stesso genero " . E n efecto, e l Lazarillo d e t u r p a d o es ya u n a nove la p icaresca , cosa q u e e l Lazarillo o r i g i n a l c i e r tamente n o fue .

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cisamente a causa de ello me he detenido en las porciones que, se­gún yo, merecerían un poco más de atención y de ahondamiento. (Algunas de las cosas que digo se encontrarán, más desarrolladas, en el artículo mencionado al final de la nota 10.)

ANTONIO ALATORRE E l C o l e g i o de Méx ico

M A R I A GRAZIA PROFETI (ed.), "Otro Lope no ha de haber". Atti del Conve­gno Internazionale su Lope de Vega. Voi. 2, 10-13 Febbraio 1999. A l i ­nea, Bologna, 2000; 250 pp. {Secoli d'Oro, 15).

L a colección Secoli d'Oro se ha caracterizado por ser uno de los puntos fuertes en el terreno editorial que cubre los estudios literarios en tor­no a los Siglos de Oro. Entre los números que se han publicado se en­cuentran ediciones de ponencias presentadas en coloquios y congre­sos que versaron sobre problemas de representación, traducción y recepción del teatro aurisecular, sobre Cervantes, Lope de Vega y Cal­derón, por citar algunos de los intereses prioritarios de la colección.

E l volumen del que hablaremos es el segundo de tres que, bajo el título "Otro Lope no ha de haber", reúne quince estudios sobre persona­jes, técnicas de representación y temas de la producción lopesca. La riqueza de estos acercamientos a la obra de Lope se pone en eviden­cia con "Paremiología, genealogías y comedia: el caso de La ocasión perdida' trabajo de Enrico di Pastena donde se examina el tópico de la ocasión y su fugacidad. Pastena señala como rasgo característico de la producción lopesca de madurez la aparición, cada vez más fre­cuente desde la segunda jornada hasta la tercera, de una parte cen­tral de los refranes que dan título a buen número de obras de Lope; esta reiteración acaba por ser la clave para intuir el desenlace, que será más original en cuanto al refrán se le dé en la obra un sentido alejado de la tradición paremiológica. También C. George Peale —"Lope, Mnemosina, el Romancero y El villano en su rincón"— se ocu­pa de relaciones intertextuales, pues ve en la canción de gala y flor del acto II de El villano una parodia sustentada en alusiones a subtex-tos como los romances La caza de Celinos y La muerte ocultada. Peale acaba por preguntarse cómo se habrán representado en el escenario tales contrastes paródicos, si se tiene en cuenta que los romances estaban codificados para otros registros de enunciación.

Por su parte, Victor Dixon, Paloma Fanconi Villar y María E. Cas­tro de Moux se ocupan de algunas figuras femeninas lopescas. Dixon —"Lope de Vega y la educación de la mujer"— cree que buena parte de las discusiones en pro y en contra de la educación de la mujer