LA ALIMENTACIÓN CARNICA EN EL CASTRO COSTERO DE O …

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LA ALIMENTACIÓN CARNICA EN EL CASTRO COSTERO DE O ACHADIZO (CABO DE CRUZ, BOIRO, A CORUNA) Por Carlos FERNÁNDEZ RODR~GUEZ Area de Prehistoria Universidad de León Abstract: The study of macrofaunal remains recovered at the O Achadizo hillfort shellmi- ddens, excavatedduring the 1991 -1 994 field seasons, is presented.The prevalence of sheep/goat (Ovis and Capra) remains, not only during the Prerroman levels (Phases ll and 111) but also at the Roman one (Phase IV), is pointed out, while cattle (Bos) and pigs (Sus) complete the main meat sources. Dogs (Canis) and poultry (Gallus)just are presented inthe Romansample. The identification of two remains of a small feline in a Prerroman level allows us to analyze the possible early arrival of cats to the Northwestof the lberianPeninsula.The coastalposition of the hillfort implicates an intensive exploitation of the marine resources. Key words: Archaeozoology. Macromammals. lron Age. Roman Age. Northwest of lberian Península. El castro de O Achadizo está situado en el pueblo de Cabo de Cruz (ayuntamien- to de Boiro, A Coruña), en la margen derecha de la ría de Arousa, sobre una pequeña península que se eleva 5 m sobre el nivel del mar y que aparece ocupada en la actualidad por las construcciones de viviendas, industriales y portuarias del barrio de O Campo (4236'40)) N / 8P53'1 6,, W) (Figura 1 ). La morfologíaoriginal del yacimiento es difícilmente definible al encontrarsefuertemente alteraday oculta por las construcciones que se levantan actualmente en parte de la superficie origi- nalmente ocupada por el poblado. Por su posición, en una península que se introduce en el mar y escasamente elevada con respecto al nivel del mismo, este poblado se cataloga entre los típicamente litorales (enel sentido de RODR~GUEZ LOPEZ & FERNÁNDEZ RODR~GUEZ, 1 996), estando más del 50% de su entorno inmediato ocupado par el mar. La actividad arqueológica en este yacimiento se inicia en 1984, cuando el prof. Vázquez Varela realiza un sondeo en uno de los concheros, recuperándose materiales cerámicos (REY CASTIÑEIRA, i991), osteológicos (PENEDO ROMERO, 1986, 1988), ictiológicos (VÁZQUEZ VARELA ET AL., 1 993) y malacológicos (VÁZQUEZ VARELA ETAL., 1993b). Será a partir de 1991, y hasta 1994, cuando se desarrollen una serie de campañasdeexcavaciónde urgenciabajo ladirecciondel arqueólogo A. Goncheiro,

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LA ALIMENTACIÓN CARNICA EN EL CASTRO COSTERO DE O ACHADIZO (CABO DE CRUZ, BOIRO, A CORUNA)

Por Carlos FERNÁNDEZ RODR~GUEZ

Area de Prehistoria Universidad de León

Abstract: The study of macrofaunal remains recovered at the O Achadizo hillfort shellmi- ddens, excavated during the 1991 -1 994 field seasons, is presented. The prevalence of sheep/goat (Ovis and Capra) remains, not only during the Prerroman levels (Phases ll and 111) but also at the Roman one (Phase IV), is pointed out, while cattle (Bos) and pigs (Sus) complete the main meat sources. Dogs (Canis) and poultry (Gallus) just are presented in the Roman sample. The identification of two remains of a small feline in a Prerroman level allows us to analyze the possible early arrival of cats to the Northwest of the lberian Peninsula. The coastal position of the hillfort implicates an intensive exploitation of the marine resources.

Key words: Archaeozoology. Macromammals. lron Age. Roman Age. Northwest of lberian Península.

El castro de O Achadizo está situado en el pueblo de Cabo de Cruz (ayuntamien- to de Boiro, A Coruña), en la margen derecha de la ría de Arousa, sobre una pequeña península que se eleva 5 m sobre el nivel del mar y que aparece ocupada en la actualidad por las construcciones de viviendas, industriales y portuarias del barrio de O Campo (4236'40)) N / 8P53'1 6,, W) (Figura 1 ). La morfología original del yacimiento es difícilmente definible al encontrarse fuertemente alteraday oculta por las construcciones que se levantan actualmente en parte de la superficie origi- nalmente ocupada por el poblado.

Por su posición, en una península que se introduce en el mar y escasamente elevada con respecto al nivel del mismo, este poblado se cataloga entre los típicamente litorales (en el sentido de RODR~GUEZ LOPEZ & FERNÁNDEZ RODR~GUEZ, 1 996), estando más del 50% de su entorno inmediato ocupado par el mar.

La actividad arqueológica en este yacimiento se inicia en 1984, cuando el prof. Vázquez Varela realiza un sondeo en uno de los concheros, recuperándose materiales cerámicos (REY CASTIÑEIRA, i991), osteológicos (PENEDO ROMERO, 1986, 1988), ictiológicos (VÁZQUEZ VARELA ET AL., 1 993) y malacológicos (VÁZQUEZ VARELA ETAL., 1993b).

Será a partir de 1991, y hasta 1994, cuando se desarrollen una serie de campañasde excavación de urgencia bajo ladireccion del arqueólogo A. Goncheiro,

Equidistancia cums de nivel 25 m. O Km 2

--

FIGURA 1: Situacidn del yacimiento de O Achadizo.

actuando en un sector perimetral de la estructura interna del poblado castreño, y documentándose una compleja superposición de estructuras arquitectónicas de funcionalidad diversa (tanto defensivas como domésticas), acumulaciones detríticas y vertederos cerámicas (FERRÉ ETAL., 1996), en las que se documenta una intere- sante secuencia ocupacional que se inicia en las primeras fases de la Edad del Hierro y que perdura hasta época romana. Todavía se adolece de una publicación en la que se recojan los resultados de estos trabajos, excepción hecha de algunos aspectos muy concretos (fechas radiocarbónicas o restos ictiológicos).

ENCUADRE CRONO-CULTURAL

El material ceramico recuperado en el sondeo realizado por el prof. Vazquez Varela, y estudiado por Rey Castiñeira (1 991), ponía de relieve unaampliavariedad formal que indicaba una continuación ocupacional desde el s. IV a.c. al s. I d.c., correspondiente a las fases Media y Final de la evoluciór~ cerámica de la cultura castreña establecidas por esta investigadora (REY CASTI~~EIRA, 1996).

Los trabajos arqueológicos llevados a cabo entre los años 1991 y 1994 pusieron de manifiesto la presencia de cuatro fases ocupacionales sucesivas, desarrolladas entre los inicios de la Edad del Hierro y la romanización, reflejándose este proceso tan solo en la última de las fases documentadas.

La amplia secuencia de dataciones radiométricas, realizada a partir de mate- riales de esta intervención (carbones, huesos y conchas), ha venido a apoyar esta atribución, subrayando que el principal periodo ocupacional se produce en la segunda mitad del I milenio BC (RUBINOS PEREZ ETAL., 1999).

Atendiendo a estos datos, nos encontramos que en el registro de O Achadizo se encuentra representada buena parte de la secuencia evolutiva del mundo castreño, incluyendo las fases de Formación, Desarrollo y Castrexo-romana definidas por Peña Santos (1996), siendo la mejor documentada en el registro arqueológico la Fase de Desarrollo, equiparable a la Fase Media de la secuencia cerámica de Rey Castiñeira (1 996).

LA MUESTRA FAUNÍSTICA

Como ya señalamos, los restos de macromamíferos recuperados en el sondeo de 1984 fueron analizados por Penedo Romero (1 986 y 1988), quien determina diecisiete restos entre los que dominan los ovicaprinos domésticos (quince), correspondiendo los dos restantes a bovinos. Desconocemos el actual paradero de esta muestra.

Los materiales que hemos podido estudiar son los recuperados en las interven- ciones desarrolladas entre 1991 y 1994, en las que se documentaron cuatro fases ocupacionales, de las que tan solo, a falta del estudio de los restos de la cultura material, podemos dar una atribución cultural genérica, como se señala a conti- nuación.

* Fase I Prerromano (Hierro inicial0 * Fase II Prerromano * Fase II1 Prerromano * Fase IV Galaico-romano

Del primer nivel ocupacional o Fase I no se ha obtenido ningún resto de macromamífero, de todos modos respetaremos en nuestro estudio la ordenación numérica de las restantes fases para facilitar su encuadre en la secuencia documentada y ante posibles futuras publicaciones que se ocupen de presentar los resultados de estas actuaciones arqueológicas.

La metodología seguida en la recuperación de los restos ha sido básicamente la de la recuperación visual durante el proceso de excavación, ante el considerable volumen de sedimento y materiales orgánicos, principalmente conchas, extraídos en la intervención. Excepcionalmente, parte de uno de los concheros (más de 800 kg) se recogió para su posterior procesado en el laboratorio, poniéndose de manifiesto la escasez de restos de macromamíferos y el predominio prácticamente absoluto de la malacofauna.

Este grupo mayoritario compuesto por restos malacológicos aparece dominado por las lapas (Patella spp.) , meji l lones (Mytí/us edulis) , bígaros (Littorina littorea) , almejas finas ( Venerupis decussata) y ostras ( Ostrea edulis), reflejando el litoral costero inmediato (rocoso, poco batido y flanqueado por playas), como se ha constatado en el análisis de las muestras de la campañade 1991 (RODR~GUEZ L~PEZ, 1991 ; RODR~GUEZ LOPEZ ET AL., 1993). La malacofauna del sondeo realizado por el prof. Vázquez Varela en 1984 también ha sido analizada (VÁZQUEZ VARELA ET AL., 1993b), si bien los datos publicados tan solo indican las especies presentes sin los valores frecuenciales de las mismas, por lo que resultan poco útiles a la hora de establecer algún tipo de conclusión.

Las evidencias ictiológicas también han sido estudiadas (FERRÉ, 1996; F E R R É ET

AL., 1996; VÁZQUEZ VARELA ET AL., 1993), destacándose la importancia de la dorada (Sparus aurata) por la posibilidad de que la representación diferencial entre vértebras y los restantes elementos corporales esté reflejando una preparación de las piezas en el lugar de captura para su posterior conservación mediante las técnicas de secado, ahumado, salazón u otras (FERRÉ, 1996; FERRÉ ET AL., 1 996). En todo caso, resulta indudable que la explotación del medio marino va a suponer una de las principales fuentes de obtención de recursos alimenticios en el sistema subsistencial de los habitantes del poblado de O Achadizo.

Para el análisis de los restos de macromamíferos se ha utilizado básicamente nuestra colección comparativa de referencia, y un primer avance del mismo ha sido publicado en un trabajo previo (FERNANDEZ RODR~GUEZ, 1996), en tanto que el estudio global se incluyó en nuestra Tesis Doctoral (FERNANDEZ RODR~GUEZ, 2000).

LA FAUNA DE MACROMAM~FEROS

En la serie analizada, los restos no identificados superan claramente a los identificables, lo que refleja la ausencia de cualquier tipo de selección previa del

material durante el proceso de excavación. Resulta también representativa la homogeneidad documentada en las frecuencias relativas de estos dos grupos (identificables I no identificables) en las muestras óseas de las tres fases, con valores que oscilan en torno al 63.0% de indeterminados. Estos índices se invierten, como también resulta habitual, si tomamos como referencia el peso de los restos, denotando la presencia de numerosas esquirlas de pequeñas dimensiones en el grupo de no determinables.

Las especies identificadas en cada una de las fases de ocupación registradas en el castro de O Achadizo se indican en la Tabla 1, exceptuando la Fase 1, para la que ya indicamos que no se contaba con ningún resto. En conjunto hay un total de ocho especies de macromamíferos, de las que siete son domésticas con total seguridad y tan solo una, el félido, plantea problemas en cuanto a su adscripción, como analizaremos más adelante. La presencia de especies silvestres queda reflejada por algunos fragmentos de asta de cérvido, con evidencias de serrado, que no han sido incluidas en la tabla general por carecer de las superficies de unión con el cráneo, pero que serán descritas en el apartado dedicado a la industria ósea.

TABLA 1 : Distribución de los restos por especie y fase ocupacional. Se indica el número de restos (NR), el número mínimo de individuos (NMI) representados y el peso (P) en gr. Así como la frecuencia relativa del NR y del P.

Ovis aries

TABLA 1 : Continuación.

PASE - IV m O/. P %

Bos taurus 28 18.6 2 484 53.1 Ovis aries 1 Ovis / Capra Capra hircus Sus domesticus 20 13.2 2 83 9.1 Canis familians 7 4.6 1 28 3.1 Gallus gallus 2 1.3 2 2 0.2 Total determinados 151 36.3 912 56.7 Indeterminados 265 63.7 696 43.3 TOTAL 416 1608

El dominio de los restos de ovicaprinos domésticos es constante y manifiesto a lo largo de toda la secuencia (Figura 2), tanto en las ocupaciones prerromanas (Fases II y 111) como en el registro de época romanizada (Fase IV), con valores que grosso modo fluctUan entre el 50.0 y el 60.0%. Bovinos y suidos presentan índices muy parejos, entre el 15.0 y el 25.0% del total aproximadamente, si bien se constata un cierto predominio de los restos de vacuno (Figura 2).

En lo referente al aporte cárnico, tomando como referencia la biomasa reflejada por el peso de los restos identificados (KUBASIEWI~Z, 1956), el ganado vacuno pasa a ocupar un lugar predominante, con unos valores medios en torno al 550% del total (Figura 3). Los ovicaprinos, por el contrario, presentan unos valores que, aunque ascendentes en lasecuencia, no llegan a alcanzar el 35.0%, siendo tan solo del 21 .O% en la Fase 11. Por su parte, el ganado porcino presenta una evolución contraria a la seiíalada para los ovicaprinos, y de un 21 .O% en la Fase II descenderá hasta suponer tan solo el 9.0% de la biomasa total en la última fase ocupacional de época galaico-romana (Fase 1V) (Figura 3). Las restantes especies domésticas presentan valores prácticamente anecdóticos, y tan solo se documentarán en la Fase IV, donde se han identificado restos de perro y de gallináceas. A la primera de las mismas, por otra parte, no se le supone importancia alimenticia.

Si analizamos la muestra atendiendo al origen deposicional de la misma, en relación con los grupos tafonómicos presentes (GAUTIER, 1987), el primero de los mismos, en el que se incluyen los restos de desechos alimenticios, sería el más abundante, y en el mismo habría que incluir la mayoríade las especies identificadas. La presencia de un importante número de restos con marcas de carniceria refrenda esta finalidad.

El grupo 2, en el que se incluyen las evidencias de manufacturas óseas, aparece representado por una serie de fragmentos de asta de ciervo con claras evidencias de haber sufrido distintos procesos propios de la fabricación de objetos con esta materia prima. Como ya señalamos, en la Tabla 1 no se recogen estas piezas, siguiendo la propuesta metodológica de Clason (1 972) respecto a los fragmentos de astaque no conservan su unión al cráneo. Aderniis de estos fragmentos de asta, se han identificado otras piezas en hueso que deben incluirse en este mismo grupo, y que analizaremos con detalle en el apartado correspondiente.

Los restos de esqueletos animales que no han sido objeto de consumo alimenticio son los que deben incluirse en el grupo tafonómico 3 de Gautier (1 987). En el castro de O Achadizo contamos con una serie de elementos esqueletales de perro (Canis familiaris) que se adscriben a este grupo, y lo mismo podríamos decir del felino (sea o no doméstico).

Los datos biométricos se recogen en un Apéndice al final del trabajo. El número de restos en los que se han podido tomar medidas, siguiendo la propuesta metodológica de Driesch (1 976), es bastante reducido, reflejando por una parte la presencia de un importante grupo de ejemplares que no han alcanzado la edad adulta en el momento de sacrificio y por otra, y quizás más importante si cabe, por el fuerte grado de fragmentación que presentaban los materiales recuperados en estos basureros.

70

60

50

40

30

20

10

O Fase - I I Fase - LII Fase - IV

FIGURA 2: O Achadizo: Variación de la frecuencia relativa, según el Número de Restos, de las principales especies domésticas.

c O v i s / Capra

-COvis I Capra

o ! Fase - 11 Fase - 111 Fase - IV

FIGURA 3: O Achadiro: Variación de la frecuencia relativa, según el Peso de principales especies domésticas.

los Restos, de las

Bos taurus, L.

Las partes del esqueleto de los vacunos identificadas en cada fase son las indicadas en la Tabla 2.

TABLA 2: Distribución de los restos de 50s taurus por partes del esqueleto (-1- indica el NR y el NMI).

Como ya señalamos, el ganado vacuno es el que presenta mayor importancia en cuanto avolumen cárnico aportado a la dieta. Su presencia es considerablemen- te menor en cuanto al número de restos identificados, con valores próximos a los suidos y superados claramente por el ganado ovicaprino.

Cabe destacar la gran variabilidad de elementos esqueletales presentes, lo que parece estar reflejando la deposición en un mismo basurero de los desechos producidos en cada una de las fases del proceso de aprovechamiento de los ejemplares sacrificados, desde la matanza y el despelleje hasta el descarne, algo que se muestra como habitual en los concheros de estos poblados (FERNANDEZ RODRIGUEZ, 2000).

F - l V

4 1 2 1312 312

111

111

111

212 111 111

111

28 12

F- III

2416 2813 21 1

111 311 111 21 1 212 312 5 12 111

7 13 4 12 111 111 412 3 12 111 512 211 111 111 211

1041 6

Maxilar t dientes aislados Mandíbula t dientes aislados Cóndilo mandibular Hioides Vértebra cervical Vértebra torácica Vértebra lumbar Sacro Costilla Escápula Húmero Radio Ulna Carpales Metacarpo Pelvis Fémur Tibia Calcáneo Astrágalo Centrotarsal Metatarso Metapodio indeterminado Sesamoide proximal Falange primera Falange segunda

Total

F - I l

712 1214

111 211

311 111 111 412 111 111

211 111 111 111

111

111

4014

Las edades de sacrificio (Tabla 3) indican un manifiesto dominio de ejempla- res de la cohorte de adultos, que en porcentaje elevado han alcanzado edades bastante avanzadas. Este hecho se corresponde con el único ejemplar de Bos señalado por Penedo Romero (1 986, 1988) en la muestra recuperada en 1984 por Vázquez Varela. Los dos subadultos identificados, uno en la Fase 1 1 y otro en la IV, estaban próximos al momento de transición hacia la cohorte de adultos en el momento de su muerte.

TABLA 3: Edad de los ejemplares de 50s taurus.

En ningún caso hemos podido obtener ninguna referencia acerca del sexo de los ejemplares representados. De igual modo, el ya referido estado fragmentario de los restos no nos ha permitido calcular la talla de ninguno de los mismos.

Proc. Atribución

F- I l PRERROMANO

F III PRERROMANO

F-IV GALAICO - ROMANO

Ovis aries, L. / Capra hircus, L.

Adulto Subadulto Juvenil Infantil

> 24 m 6-24111 2 - 6 m 0 - 2 m

3 1

6

1 1

Los restos de ovicaprinos domésticos suponen el grupo más abundante en toda la secuencia ocupacional de O Achadizo, con valores que superan el 50.0% del total. Su aporte a la dieta se sitúa, por el contrario, en un segundo lugar muy distanciado del ganado vacuno, con valores entre el 20.0-35.0% Este dato, obtenido a partir del peso de los restos documentados, puede sin embargo estar enmascarando un aporte más constante por parte del grupo de los ovicaprinos a la dieta diaria, máxime si consideramos que el sacrificio de vacunos no debía resultar un hecho habitual a tenor del tamaño de la cabaña reflejada en la serie analizada.

La determinación específica de Ovis o Capra se ha podido efectuar en un nú- mero muy reducido de piezas, debido nuevamente al ya indicado elevado grado de fragmentación, que en muchas ocasiones ha afectado a los centros de diagnóstico de los huesos de estas especies, por lo que la mayoría de los ele- mentos representados se han asignado al grupo genérico de ovicaprinos. La preeminencia de la oveja (Ovis aries) parece ponerse de relieve en la Fase 11, para la que contamos con la muestra más amplia identificada. Las partes del esqueleto representadas se indican en la Tabla 4.

El predominio de las evidencias dentales debe ponerse en relación con la resistividad de estas piezas frente a los procesos postdeposicionales de fragmen- tación que han afectado en mayor grado a los restantes elementos del esqueleto

tanto craneal como postcraneal y que, por otra parte, muestran una representación bastante uniforme.

TABLA 4: Distribución de los restos de Ovis / Capra por partes del esqueleto (-1- indica el NR y el NMI).

Las edades de sacrificio que hemos observado (Tabla 5) plantean una clara preferencia por los ejemplares adultos, si bien en pocos casos éstos habrían alcanzado edades muy avanzadas dentro de esta fase. Pero también se ha constatado la presencia de individuos sacrificados en las cohortes de infanti- les, juveniles y subadultos, planteando un aprovechamiento exclusivamente cár- nico de parte de la cabaña ovicaprina. Penedo Romero (1986, 1988) señala la existencia de cuatro ejemplares en la muestra de 1984, de los que uno sería claramente adulto y los tres restantes o subadultos o adultos de primera edad.

Clavija I Cuerna Maxilar t dientes aislados Mandíbula t dientes aislados Cóndilo mandibular Hioides Vértebra cervical Vértebra torácica Vértebra lumbar Costilla Escápula Húmero Radio Ulna Carpales Metacarpo Pelvis Fémur Tibia Calcáneo Astrágalo Metatarso Metapodio indeterminado Falange primera Falange segunda

Total

FASE - IV

Ovis O 1 C Capra

2715 30 1 6 3 12

111

411 111 513 111

111 513

21 1 3 12 111 512

111 311

111

211 9116 111

FASE - II

O 1 C Capra

34 18 20 15

211 111

111 111 111 211 4 12 111 211

8 13 211 4 / 3 7 14 111

111

211 2 12

4013 211

FASE - III

Ovis O 1 C Capra

111 111 28 17

111 50110 212

111 111 3 12 912

111 111 71 6 4 12 613 1817 111

211 111

111 11 14 1014 111

111 1514

1315 111 4 12

1716 176110 211

TABLA 5: Edad de los ejemplares d e Ovis l Capra.

No hemos podido obtener ninguna referencia acerca del sexo de los ovicapri- nos sacrificados, pero algunos huesos largos completos, todos de Ovis y asigna- dos a las Fases de ocupación III y IV, nos han permitido calcular la altura en la cruz de los ejemplares de procedencia (Tabla 6), utilizando los factores propuestos por Teichert (1 975) para esta especie.

TABLA 6: Altura en la cruz de ejemplares d e Ovis l Capra.

Infantil

0 - 2 m

1

Proc.

F - I l

F - III

F- IV

Se puede apreciar a partir de estos datos una talla predominante que oscila en torno a los 50.0 cm, siendo superada de forma manifiesta en tan solo un caso correspondiente a un ejemplar de la Fase III. El único dato que hemos obtenido para el nivel galaico - romano (Fase IV) no presenta ninguna variación con respecto a lo que se constata en las ocupaciones de epoca prerromana.

Atribución

PRERROMANO

PRERROMANO

GALAICO - ROMANO

Especie

O I C Capra

Ovis O I C Capra

ovic O 1 C Capra

Especie

Ovis Ovis Ovis Ovis

Ovis

Sus domesticus, L.

Los restos de suido doméstico presentan unos valores bajos en toda la secuencia del castro de O Achadizo, aun cuando en la Fase II se sitúan al nivel de

Adulto

18 m

1 1

5 7 1

1 4 1

Proc. Hueso LM (mm) Factor

F - lll Metacarpo 1 01.9 4.89 F - III Astrágalo 26.3 22.68 F - III Astrágalo 22.0 22.68 F - lll Tibia 164.1 3.06

F- IV Astrágalo 21.1 22.68

H Cruz (cm)

49.8 59.6 49.9 50.2

47.9

Subadulto

6-18m

1 4

1

Juvenil

2 - 6 m

1

1

los restos de vacuno. Su papel en la cabaña ganadera, en todo caso, parece ser siempre inferior al representado por los otros componentes de la misma. Las partes del esqueleto identificadas en las diferentes series son las indicadas en la Tabla 7.

TABLA 7: Distribución de los restos de Sus domesficus por partes del esqueleto (-1- indica el N R y el NMI).

El predominio de las piezas dentales en toda la secuencia responde a la misma causa que la señalada para el caso de los ovicaprinos, es decir la mejor conserva- ción diferencial de esta parte del esqueleto.

La distribución por edades (Tabla 8) denota un predominio de ejemplares sacrificados en las últimas fases del grupo de subadultos y de los adultos de primera edad, posiblemente el momento óptimo en cuanto a aprovechamiento cárnico del ganado porcino. La presencia de juveniles e incluso de infantiles (alguno práctica- mente un neonato) debemos ponerla en relación con una finalidad exclusivamente alimenticia.

Maxilar t dientes aislados Mandíbula t dientes aislados Sacro Costilla Escáputa Húmero Radio Ulna Metacarpo Metacarpo I II Metacarpo lV Fémur Tibia Calcáneo Astrágalo Cuboides Metatarso II Metatarso III Metatarso lV Metatarso V Metapodio indeterminado Falange primera Falange segunda Falange tercera

Total

F - Il 711 9 1 3 111

111 412 312 111

2 1 2

111 7 13 2 1 2

111 í 11

111

41 1 3

F - III 1614 27 1 6

21 1 514 3 11 111 111 111

111 211 111 3 12 2 1 1

312 111 211 111 312 111 111

7716

F - IV

6 1 2 812

111 111 111

11 1 111

111

2012

TABLA 8: Edad de los ejemplares de Sus domesticus.

La determinación sexual (Tabla 9), realizada en función de los caninos, nos indica la presencia con seguridad de machos, si bien hay un importante grupo de ejemplares cuyo sexo no ha podido ser determinado y que, obviamente, también podrían corresponder a hembras.

TABLA 9: Distribución por sexos de los ejemplares de Sus domesticus: macho (M), hem- bra (H).

Infantil

0 - 3 m

1

1

Proc. Atribución

F - I l PRERROMANO

F - III PRERROMANO

F - IV GALAICO - ROMANO

Únicamente un astrágalo de la Fase III nos permite conocer la talla de uno de los suidos (Tabla 1 O), utilizando los factores propuestos por Teichert (1 969) para esta especie. El valor obtenido se adecua con los calculados para otros restos de esta misma especie en castros del litoral atlántico del Noroeste peninsular, los cuales presentan un valor medio de unos 62 cm de altura en la cruz (FERNANDEZ RODR~GUEZ, 2000).

Adulto

>21 m

1

2

1

Proc.

F-Il

F - III

F - IV

TABLA 10: Altura en ta cruz de ejemplares de Sus domesticus.

Subadulto

12-21 m

1

2

1

Atribución

PRERROMANO

PRERROMANO

GALAlCO - ROMANO

Canis familiaris, L.

Juvenil

3 - 1 2 m

1

Especie

Sus

Como ya señalamos, el perro limita su presencia exclusivamente a la fase de ocupación galaico-romana. Se trata de un pequeño conjunto de siete restos (Tabla 1 1 ).

M

1

2

1

Proc. Hueso LM (mm) Factor

F - III Astrágalo 36.4 17.9

H

f

H Cruz (cm)

65.2

Indet.

2

4

1

TABLA 11 : Distribución de los restos de Canis familiaris por partes del esqueleto (4- indica el NR y el NNII).

El que todas las piezas se localizaran en una zona bien delimitada de uno de los concheros, apoya la idea de que todos proceden de un mismo ejemplar El grado de fragmentación de los restos no posibilita el cálculo de la talla del mismo, que por otra parte ya había alcanzado una edad adulta en el momento de su muerte.

Las gallináceas domésticas, al igual que señalamos para el cánido doméstico, sólo han dejado evidencias óseas, limitadas a dos restos, en la Fase IV, de adscripción galaico - romana (Tabla 12).

TABLA 12: Distribución de los restos de Gallus gallus por partes del esqueleto (-1- indica el NR y el NMI).

La determinación de dos ejemplares se debe a que ambos restos proceden indudablemente de diferentes individuos. El coracoides refleja la presencia de un infantil, mientras que el fémur se corresponde con un ejemplar que habría alcanzado su madurez.

Coracoides Fémur

Total

F-IV

111

111

212

Los restos de felinos se han documentado en la Fase III, que registra una ocupación en un momento prerromano, aunque con evidencias de contactos exteriores reflejados en la presencia de materiales púnicos de importación (Concheiro Coello, com. pers.). Se trata de las dos mandíbulas (Tabla 13) de un mismo ejemplar adulto, que presentan roturas antiguas. Sus dimensiones sugieren que se trata de un ejemplar doméstico.

TABLA 13: Distribución de los restos de Felis sylvestris por partes del esqueleto (-1- indica el NR y el NMI).

En ambas mandíbulas el tercer premolar (P,) se ha perdido en vida del ejemplar y la encía se ha suturado. Pero mayor problemática plantea su atribución a la especie doméstica (Felis catus) o a la salvaje (Felis sylvestris), por la drástica variación que se produciría en la interpretación de los datos. En principio, y como ya señalamos, la talla de ambas hemimandíbulas apunta su pertenencia a un gato doméstico, pero conviene recordar que la expansión de esta especie por Europa comienza, aunque lentamente, con los romanos, y no sufrirá un incremento significativo hasta la Edad Media (LENTACKER & DE CUPERE, 1994) COMO remedio contra la proliferación de ratas y ratones y las consiguientes pestes. Estos hallazgos del Castro de O Achadizo se producirían, por tanto, en un momento totalmente discordante con lo señalado para el resto del continente, por to que deben ser tomado con muchas precauciones.

Cabe la posibilidad, por otra parte, de que se trate de un ejemplar silvestre, un gato montés, de talla bastante reducida, lo cual no plantearía mayores problemas que la explicación de los motivos de su caza (posiblemente mediante trampeo), y que podría relacionarse con el aprovechamiento de su piel o incluso de su carne.

Como ya señalamos, entre los materiales del castro de O Achadizo se han documentado una serie de piezas de industria ósea, así como fragmentos de asta serradas que denotan un proceso de manufactura de objetos sobre este materia¡. Estos materiales ya los hemos tratado en un trabajo previo (FERNANDEZ RODR~GUEZ & CAAMAÑO GESTO, 1996), y para su clasificación hemos seguido básicamente el trabajo de Rodanés Vicente (1 987).

En el grupo de Apuntados, definido por Rodanés (1987) para aquellas piezas que presentan una parte activa aguzada, a la que se le supone una función básicamente perforante, hemos determinado un Punzón en pieza dentaria (Figura 4.3) procedente de la Fase III, realizado en un incisivo inferior deciduo de cerdo (Sus domesticus), aprovechando el desgaste natural en la raíz por la abrasión del incisivo definitivo previo a su erupción. Aceptamos esta pieza como trabajada porque presenta una entalladura o muesca situada muy cerca del extremo proximal. realizada mediante abrasión, que podría cumplir las funciones de una perforación. Las dimensiones de esta pieza son 38,6x4,5~5,3 mm.

En una publicación previa (FERNANDEZ RODR~GUEZ & CAAMANO GESTO, 1996) ha- bíamos incluido otra pieza semejante que no presentaba ninguna posible evidencia de trabajo, siguiendo la propuesta de Rodanés (1 987). Actualmente consideramos que se trata de una pieza dentaria que no presenta ningún tipo de actuación antrópica sobre la misma, siendo los desgastes de la raíz y de la superficie oclusiva producto de los procesos naturales de desgaste que preceden a la caída de estos dientes de leche y la erupción de los definitivos.

Incluirnos en este mismo grupo una Esquírla apuntada (Figura 4.2) procedente también de la Fase I I I de ocupación. Está realizada sobre un fragmento de diáfisis de hueso largo que se encuentra fracturado en su extremo proximal. La sección es cóncavo-convexa. La parte activa se origina mediante una serie de superficies planas y rebajes que despejan una punta. Sus dimensiones son 32,9x1 3,5x8,1 mm.

En el grupo de Denticulados, que agrupa los útiles cuya extremidad dista1 aparece denticulada (RODANES VICENTE, 1987), se ha constatado la presencia de un Peine (Figura 4.1) procedente asimismo de la Fase I I I , prerromana. Se ha realizado sobre un fragmento de diáfisis de hueso largo, no identificable, y presenta una sección c~ncavo-convexa. Sus dimensiones máximas son 50x32,4 mm. La zona activa aparece formada por 16 dientes, de anchura variable entre 1,44 y 2,43 mm, y una separación media entre los mismos de 0,7 mm. Los dientes, al igual que el extremo proximal, se han fracturado, conservándose casi exclusivamente el arranque de los mismos, perfectamente diferenciados entre sí.

El grupo de Perforados aparece representado por un posible Botón o Fusayola (Figura 4.5). Este objeto, como suele ser habitual en el Noroeste, se ha realizado sobre una cabeza de fémur de bovino (Bos taurus), serrada en la base y adoptando la forma de casquete esférico, aprovechando la fovea para iniciar la perforación. Las dimensiones máximas son 31,4 mm en lo referente al diámetro de la base y 14,6 mm de altura. Los bordes de la base se encuentran fracturados en algunas zonas, lo que le confiere una forma irregular. Procede de la Fase IV, de cronología galaico - romana.

Correspondiente al grupo de Compuestos, definido por Rodanés (1 987) para agrupar los útiles dobles o bien que presentan características que los incluyen en mas de uno de los restantes grupos definidos, contamos con una Aguja curva (Figura 4.4). Se trata de una pieza realizada en hueso, ligeramente encurvada en la zona donde se sitúa la perforación. La sección varía de rectangular en la base a ovalado-circular en el resto de la pieza y hasta la zona activa. En ambos laterales de la zona de perforación presenta numerosas estrías de pulimento. La punta o

FIGURA 4: O Achadízo: Industria ósea.

zona activa no se conserva, mostrando el fuste evidencias de una rotura reciente. La longitud máxima conservada es de 72,9 mm, siendo sus dimensiones en la base de 8,2x3,5 mm. Por su morfología arqueada se asemeja a las tradicionales agujas de cosido de cueros y sacos, función para la que también pudo haber sido utilizada en época prehistórica.

Por ultimo cabe señalar la recuperación en las muestras de la Fase III de fragmentos de asta de ciervo desechados. Uno de los mismos se corresponde con una zona de ramificación de luchadera de asta principal que mide 86,6 mm de longitud máxima. Su extremo proximal aparece serrado, en tanto que los extremos distales están rotos. Asimismo se ha identificado otro centro de ramificación de luchadera de 70,9 mm de longitud máxima, si bien se encontraba muy fragmentado.

Los datos obtenidos en las muestras óseas de las diferentes ocupaciones del castro de O Achadizo nos indican la existencia de una cabaña ganadera formada por los grupos básicos de bovinos, ovicaprinos y suidos, siendo los ovicaprinos los que presentan mayor importancia a lo largo de toda la ocupación del poblado, en tanto que bovinos y porcinos parecen contar con un menor número de cabezas, sin que el proceso romanizador haya supuesto ningún cambio en esta ordenación. A pesar de este hecho, el ganado vacuno sería el que aportaría un mayor volumen cárnico, si bien es probable que los ovicaprinos tuvieran una presencia más habitual en ladietadiaria, aspectoque se reflejaríaen el volumen de ejemplares sacrificados, incluyendo algunos representativos de los primeros grupos de edad (infantiles y juveniles).

El predominio de los ovicaprinos se muestra como una característica habitual en los poblados castreños del litoral atlántico, tanto en fases prerromanas como ya romanizadas, sin que en esta muestra sea posible señalar un claro predominio de una de ambas especies, aun cuando en el conjunto de las faunas castreñas del Noroeste se haya constatado una mayor abundancia de ovejas que de cabras (FERNÁNDEZ RODR~GUEZ, 1996, 2000 ). Es probable que las condiciones del medio terrestre más próximo al yacimiento estén impidiendo el desarrollo de otras especies ganaderas, como el vacuno (dominante en los poblados del interior), ante la inexistencia de áreas de pastos y, por el contrario, la presencia de una vegetación pobre y poco adecuada para la alimentación animal.

Esta pobreza alimenticia puede también ser la explicación de una cabaña ovina caracterizada por unas tallas muy reducidas, con valores situados en torno a los 50 cm. Este aspecto, extensible a otros poblados castreños del litoral atlántico del Noroeste (FERNÁNDEZ RODR~GLIEZ, 2000), contrasta con los obtenidos para otras zonas de la Península Ibérica que reflejan fases ocupacionales previas o coetáneas a la de O Achadizo (Tabla 14).

TABLA 14: Resumen estadístico de alturas de Ovis aries.

A título de comparación, podemos indicar que las alturas calculadas para ovicaprinos de la Edad del Hierro de la Cuenca del Duero se establece en torno a los 60 cm (MORALES MUÑIZ & LIESAU VON LETTOW-VORBECK, 1995), con una media de 58.4 cm para los ejemplares de ovino del Soto de Medinilla (LIESAU VON LETTOW- VORBECK, 1998). También las ovejas de la Primera Edad del Hierro de Sacaojos (León) presentan alturas que superan claramente a las constatadas en los poblados del Noroeste para esta fase (DRIESCH & BOESSNECK, 1980), situándose el valor mínimo de aquéllas como el máximo de las calculadas en O Achadizo.

Más alejadas geográficamente, pero con un resultado similar, podemos obser- var que la media de los valores indicados por Altuna (1 980) para ovejas de la Edad del Hierro del País Vasco es mayor que la obtenida por nosotros tanto para las muestras de O Achadizo como para todas las prerromanas del Noroeste, no documentándose más que un ejemplar que no alcance como mínimo los 50 cm de altura, hecho aparentemente habitual en la cabaña de ovinos de nuestros castros. Idénticos resultados que los señalados para el registro ibérico del poblado de Los Castellazos, en Zaragoza (BLASCO SANCHO, 1998), con tallas que superan los 52 cm.

El sacrificio de bovinos se realizaría con ejemplares primordialmente adultos, planteando un aprovechamiento previo tanto de sus productos secundarios como de su fuerza. Los suidos, al igual que se ha constatado en la mayoríade los castros, se mantienen generalmente hasta que alcanzan aproximadamente los dos años de edad, con un marco que englobaría ejemplares entre los 18 y los 30 meses. Es probable que este hecho esté reflejando el momento óptimo de aprovechamiento de esta especie en relación con el volumen cárnico alcanzado.

La única talla calculada para los suidos, en torno a los 65 cm, indica que, al igual que vimos para los ovinos, esta especie también presenta un desarrollo menor que la constatada en otras áreas de la geografía peninsular, como en Sacaojos (DRIESCH & BOESSNECK, 1980) O en la Edad del Hierro del País Vasco (ALTUNA, 1980), donde encontramos medias situadas en torno a los 72 cm de altura. Posiblemente estemos de nuevo ante el resultado de una deficiencia alimenticia debida a la pobreza de los terrenos que circundan el yacimiento.

La presencia de restos de perro y gallo, aunque con porcentajes prácticamente anecdóticos, pone de manifiesto la existencia de ambas especies, la segunda de las cuales es probableque, en último término, haya también servido como alimento.

Castros NW

Sacaojos

Soto de Medinilla

País Vasco

Los Castellazos

n" rango media mediana moda desv. Típ.

14 45.3 - 59.6 49.83 49.7 49.9 3.200

4 59.5 - 66.0 63.13 63.5 2.955

6 54.0 - 64.1 58.42 56.6 4.141

28 47.9 - 62.4 55.84 55.9 60.1 3.471

4 52.8 - 63.5 59.15 60.2 4.599

De todos modos, resulta destacable el hecho de la constatación de Gallus tan sólo en la última fase ocupacional, de época galaico-romana, sin que se registren evidencias de las mismas en los niveles prerromanos, hecho repetido en los registros de otros poblados (FERNANDEZ RODR~GUEZ, 1996, 2000).

En el caso de los cánidos es indudable que este hecho responde al nulo aporte cárnico que este especie ha realizado a la economía alimenticia del poblado, por lo que sus desechos, al igual que los de otras posibles especies que tampoco serían aprovechadas en este sentido (como quizás los équidos) serían deposicionados en otros áreas de vertido más alejadas del poblado, evitando de este modo no sólo malos olores sino también posibles focos de infección. La presencia de los elementos de cánido en la serie de la Fase IV debe interpretarse, por tanto, como un hecho casual más que como algo habitual, reflejando quizás algún tipo de proceso postdeposicional que no nos ha resultado posible reconocer. En cualquier caso, también cabe indicar que en restos óseos de todas las fases se han identificado marcas de punción y arrastres producidos por la actividad alimenticia de carnívoros, reflejando la presencia de cánidos domésticos que, desde una perspectiva económica, podrían haberse utilizado en labores de pastoreo.

La caza parece no tener importancia en el conjunto de recursos explotados por los pobladores de O Achadizo, por lo menos desde el punto de vista alimenticio. Tan solo la posible presencia de gato montés introduciría una especie no doméstica en el conjunto faunístico de macromamíferos, y su explotación cárnica, en todo caso, no parece probable, siendo más tradicional el aprovechamiento de su piel. La obtención de esta especie estaría relacionada más con técnicas de trampeo que con una caza presencial.

Ya hemos señalado la dificultad que plantea la diferenciación entre el gato doméstico (Felis cafus) y el silvestre (Felis silvestris) a partir de los restos identifi- cados en O Achadizo. La expansión del gato doméstico por Europa comienza de forma paulatina en época romana, y de estos momentos contamos con evidencias en el Noroeste peninsular, como en Asturica Augusta, en el castro de Viladonga o en el de Valencia do Sil (FERNÁNDEZ RODR~GUEZ, 2000). En cualquier caso, su pre- sencia se remonta en el Sur de Italia, a tenor de recientes hallazgos, a niveles de ocupaci6n de la Edad del Hierro (mediados del s. VI11 a.c.), vinculándose a la colonización griega del Sur de la Península Italiana (DE GROSSI MAZZORIN, 1997).

Plantean por tanto numerosos e interesantes interrogantes el hallazgo de estas dos hemimandíbulas de Felis, en un nivel adscrito culturalmente a una fase de ocupación prerromana (Fase 111). Su pertenencia a la especie doméstica supondría la primera cita peninsular, de ahí que deba ser tomada con muchas precauciones. Sin embargo, el hallazgo en el mismo nivel de ánforas de importación que indican la existencia de una vía comercial marítima en este momento, podría estar aportando una posible explicación para la presencia del mismo y su modo de llegada hasta el Finisterre Atlántico.

La importancia de una industria, de tipo artesanal, de fabricación de objetos en materias duras animales ha quedado claramente reflejada también en el castro de O Achadizo, no sólo por el número de objetos recuperados sino por la gran variedad de tipos documentados. La obtención de las astas necesarias para el desarrollo de

esta actividad puede tener un doble origen: tanto mediante la caza de céwidos como a través de la recolección de las piezas de desmogue caídas de forma natural, aspecto este ultimo que hemos constatado de forma habitual en otros registros castreños (FERNÁNDEZ RODR~GUEZ & CAAMA~O GESTO, 1996).

Es indudable que los recursos alimenticios de origen marino ocuparían una parte esencial en la dieta alimenticia. Las actividades de pesca y marisqueo se podrían realizar, en función de las especies identificadas, en el tramo costero más inmediato al poblado.

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* Bos taurus

M3 SUPERIOR LM 26.2 27.3 Fase If Hi

HaMl 34.9 Fase II m

E~MERO h c h . distai 72.8 Anch. tróclea 68.8 Fase rl

ULNA An. articular 3 8.2 Fase II

M3 INFERIOR LM 31.1 31.9 32.5 34.8

ESCAPULA Long. min. cuello 44.9 Loag máx. proximai 61.0 Long. articular 52.2 Anch. articular 41.2 Fase III

RADIO Anch. proúmal 66.9 An. articular pmx. 67.0 61.7 An. rnín. diáfisis 33.2 Fase 11 III N

-- - Esp. distal 24.3 Fase ll Fase m

A ~ ~ R A G A L Q METATARSO Long. r n h lateral 54.0 61.6 58.5 61.3 53.7 An. proximal 48.7 Long. máx. mesial 49.4 57.4 52.6 48.6 h. dista1 52.3 ~ s ~ & r lateral 35.1 33.4 29.3 Esp. dista1 26.3 Anchura dista1 32.9 38.4 33.6 33.7 Fase m m Fase m ~ u m m ~

CENTROTARSAL Anchura máxima 49.5 Fase m

FALANGE PRIMERA b n g . m k perifCrica 5 1.6 ~nehura proxirna~ 26.8 An. mía. diárisis 18.0 20.9 Anchura distal 21.7 FILW m N

* Ovis aries / Capra hircus

CLAVIJA DE CUERNO Capm

Diám, maximo base 3 1.8 Diám. mínimo base 21.1 Fa= 3lI

FALANGE SEGUNDA 34.5 36.4 32.8

Anchura prosinial 26.3 24.0 27.1 An. min. diafisis 19.1 18.9 20.2 Anchura dista1 21.5 20.8 21.9 Fase 11 m m

L P2-4 24.8 - Fase m

M3 SUPERIOR

Long.mauL 15.2 16.2 13.7 15.5 14.8 15.0 14.9 16.4 Fase I I I I I I I I I I I U N N I V

-

MAND~BULA HmD 9.9 10.4 10.0 9.3 12.1 9.6 10.7 9.9 EQ2-M3 58.8 57.9 62.5 49.7 LP2-4 18.5 23.5 L M 1 - 3 38.0 41.0 38.5 43.3 37.8 L M3 18.3 18.5 19.6 16.8 15.9 A M3 7.0 7.3 5.9 6.2 HaP2 14.1 HaMl 17.6 15.0 17.9 24.8 HpM3 28.2 27.5 33.5 8.9 Fase I I I I I I I I U I I I I I I I J I I V I Y I V

M3 INFERIOR

Long. máx. 19.9 19.6 18.4 19.9 19.5 19.6 15.3 Anch.mk 6.9 7.3 7.1 7.4 7.3 7.5 7.2 7.8 6.6 7.2 6.0 Fase I I I I I I I I I J I ~ ~ N N W N

M3 INFERIOR

Long. máx. 19.0 Anch. máx. 7.3 7.2 Fase N N

ESCAPULA Long. m& pmx. 32.3 h n g . articular 20.6 22.4 Aneh. articular 15.6 20.7 F ~ W m IV

H~MERO Ovis Ovis Qvis Ovis Ovis Ovis Capm

Anch. dista1 28.6 21.4 24.9 22.9 24.4 24.6 28.6 Anch.tróclea 27.5 27.3 21.0 23.7 22.0 22.3 23.6 27.6 27.0 Fase ~ ~ Z ~ ~ I I I I I I N ~ V

h. art. pro% 24.0 h. mín. diihf. 20.3 10.9 12.1 11.5 h c h . distal 23.0

h n g . niáginia 101.9 Anch. prox. 17.7 22.3 19.2 17.2 An. mía. didf. 9.6 10.9 14.1 10.3 10.1 9.7 Anch. distal 19.2

h n g . n t h 164.1 Anch. pros 27.8 h. rnia. didf. 8.9 10.7 10.1 12.9 11.5 9.9 10.4 8.7

ASTRAGALO METATARSO Capm Ovis Ovis Ovis An. pmHimal 21.2

Lon.mhlateral 25.6 26.3 22.0 21.1 An.mini.diáf. 8.8 9.5 13.6 8.5 Long. máx. mesial 25.2 24.7 21.1 20.3 Fase m m 1 1 1 1 ~ Espesor lateral 13.4 14.1 12.7 12.1 Aachura distal 17.4 16.9 14.0 14.2 Fase I I ~ ~ N

FALANGE PRIMERA FALANGE SEGUNDA

Loa. m h perifkrica (25.5) 33.4 3 1.8 28.1 h n . ni8aima 20.5 23.2 Aoeh. p m ~ m i l 8.8 15.2 10.2 9.9 h c h . prosmal 13.6 12.2 An. mín. didfisis 6.5 10.8 8.0 6.7 h. mía. di8fisis 10.1 8.3 Anch. dista1 12.6 10.0 8.9 Anch. dista1 11.1 8.7 Fase ~ m m m Fase 11 N

* Sus domesticus

MAXILAR M3 SUP. L M 1 - 3 58.7 Long. máx. 23.9 31.4 L M3 28.0 Anch. máx. 12.5 16.6 A M3 16.3 Fase II II

M3 XNF.

Long. máx. 29.1 27.9 Anch. m$& 13.7 13.2 Fase m IV

Fase III

27.6 26.6 Anch. articular 21.6 20.5 21.4 12.3 12.5 Fase Ilf III IV

HpM3 36.9 Fase II TI 111

HUMERO RhD10 TIBIA An. mín. dia. 13.0 h. pmaimal 24.2 Anch. di&al 24.6 24.9 Anch. distd 34.6 Fase EI Fase 11 m Ancb. trklea 26.1 Fase ILI III

CALCANEO ASTRÁGALO M E T A ~ D I O INDET.

Anch. 15.7 ]Lona m& lat. 36.4 Anch. centro dissis 110,1 9.25 m U m a Fase IV L máx. 32.9 Fase m III

mesial Fase m

FALANGE 1' FALANGE 2' FALANGE 3' Long. mB& 30.7 Long. máx. 20.2 L diag. sueia 21.3 An. proximal 15.2 12.8 An. proximal 14.0 A. min. suela 9.2 h. min. di#. 10.2 10.0 An. min. di&, 11.5 Lon. dorsal 19.7 Anch. distall 12.2 12.2 Anch. distal 11.6 F m E Fase I I I I I I I I Fase m

* Canis familas

FALANGE PRIMERA

Longitud máxima 18.5 Anchura proximal 7.3 Anch. mín. dihfisis 3.9 Anchura distal 5.8 Fase IV

* Felis, sp.

HpMl 10.2 Fase m m