Seis Semiologos en Busca de Un Lector 1 Victorino Zecchetto PDF

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  • Victorino Zecchetto (Coordinador)

    SEIS SEMILOGOS EN BUSCA DEL LECTOR

    Saussure/Peirce/Barthes

    Victorino Zecchetto, Mabel Marro y Karina Vicente

    Victorino Zecchetto (Coordinador)

    SEIS SEMILOGOS EN BUSCA DEL LECTOR

    Saussure/Peirce/Barthes

    Victorino Zecchetto, Mabel Marro y Karina Vicente

  • Ediciones Abya-Yala

    2000 SEIS SEMILOGOS EN BUSCA DEL LECTOR Tomo 1: Saussure/Peirce/Barthes Victorino Zecchetto, Mabel Marro y Karina Vicente

    Victorino Zecchetto (Coordinador)

    1ra. Edicin: Ediciones Abya-Yala para Ecuador Av. 12 de Octubre 14-30 y Wilson Telfs.: 506-267 / 562-633 Fax: 506-255 / 506-267 e-mail: [email protected] Casilla 17-12-719 Quito-Ecuador

    ISBN: 9978-04-628-3

    Autoedicin: Abya-Yala Editing Quito-Ecuador

    Impresin: Producciones digitales UPS Quito-Ecuador

    Impreso en Quito-Ecuador, mayo del 2000

    Contenido del Tomo 2: Greimas/Eco/Vern INDICE

    Introduccin ................................. 7

    Ferdinand de Saussure

    I. ........... Datos biogrficos (Karina Vicente) 12 Las peripecias de un libro ................... 15 II.La teora semiolgica de Saussure (Victorino Zecchetto) 18 1. La lingstica y su evolucin histrica ... 18 2. Lingstica y semiologa .................. 19 3. La lengua y el habla ...................... 21 4. El signo es un compuesto de significante y significado 23 5. La arbitrariedad del signo y su valor ..... 23 6. El signo: fenmeno inmutable y cambiante .. 25 7. La sincrona y la diacrona ............... 27

  • 8. Sintagma y paradigma ...................... 28 Conclusin: el aporte de Saussure............... 29 1. Su anlisis del signo ..................... 29 2. La lengua y el habla, como entidades sociales 31 Notas........................................... 32

    Charles Sanders Peirce

    I. Datos biogrficos (Karina Vicente)........... 36 II. La teora semitica (Victorino Zecchetto) .. 42 1. La semitica en el contexto de su filosofa 43 a. La realidad como triada ................. 44 b. El fanern y la faneroscopa ............ 48 2. El signo segn Peirce ..................... 50 a. Los tres componentes del signo .......... 50 b. La clasificacin del signo .............. 55 c. Sobre el argumento ...................... 61 d. La deduccin ............................ 62 e. La induccin ............................ 63 f. La abduccin ............................ 65 Conclusin: Peirce en el ruedo semitico........ 67

    1. Una semitica integrada a una teora general del ser 67 2. La proyeccin de la semitica persiana .... 68 Notas........................................... 69

    Roland Barthes

    I. Datos biogrficos (Karina Vicente)........... 72 II. La teora semiolgica (Mabel Marro)......... 78 1. Primer momento: El deslumbramiento del lenguaje y la desnaturalizacin del significante 79 a. La cultura como historia ................ 79 b. Lo no natural en una forma de habla: el mito 81 c. Formas retricas del mito ............... 83 2. Segundo momento: El de la ciencia o dela cientificidad 87 a. La constitucin de la semiologa ........ 87 b. El sistema de la moda ................... 89 c. El aporte de los elementos .............. 92 La impronta Saussureana ............... 92 La impronta no Saussureana ............ 95 d. Sobre el signo .......................... 95 e. Denotacin y connotacin ................ 98 f. Retrica de la imagen ................... 99 3. Tercer momento: El texto como prctica significante, como estructuracin, como volumen de huellas en trance de desplazamiento .................. 105 a. Primera lnea. El anlisis estructural del relato 106 b. Segunda lnea. El placer, el significante, la moral y la lectura de textos literarios .......... 108 La intertextualidad ................... 108 El texto y el lector .................. 110

  • La prctica del significante .......... 114 Conclusion. Aspectos fuertes del legado Barthes: 118 Notas........................................... 121

    INTRODUCCIN

    El ttulo de este libro parafrasea una conocida pieza teatral del Premio Nobel de Literatura de 1926, Luigi Pirandello: Seis personajes en busca de un autor .

    Por qu un ttulo as? Puede darse una simple razn de humor para llamar la atencin de los estudiantes y estimularlos a tomar contacto con las ideas de algunos semilogos. Otro motivo que expli-ca el origen del ttulo es que en la obra de Pirandello los protago-nistas dicen frases como estas: Fuera de la ilusin no tenemos otra realidad..., ...toda la realidad de hoy, no est destina-da a ser ilusin maana? , Morir el hombre, morir el escritor, el personaje creado ya no muere...Quin era Sancho Panza? Y sin em-bargo vive eternamente .

    Con peculiar irona Pirandello muestra la contingencia del ser humano agitndose en el transcurrir del tiempo y tratando de modifi-car su existencia.

    Hoy, la sociedad de la cultura meditica, nos sumerge en el mundo de los signos, y en su compaa trabajamos, modificamos cos-tumbres, ideas, remos, nos emocionamos, y a veces, ellos son tam-bin la ilusin que reemplaza la realidad. La vida que fluye perma-nentemente en el simulacro sgnico, no llega a cristalizarse ni a fijarse en la consistencia del ser real.

    Estimamos que la semitica ayuda a deshilvanar la madeja medi-tica, a comprender su estructura, y qu es, en definitiva. Lo que hay detrs del complejo proceso comunicativo, por qu creamos dis-cursos y que sentidos ellos diseminan. Pareciera que el papel de la semitica es, en el fondo, buscar los fantasmas que alimentan los lenguajes humanos.

    El pensamiento de los autores que aqu presentamos, ayuda a arrojar luz sobre estos importantes problemas de semitica.

    Su poder reflexivo y la fuerza de sus ideas, permiten captar con mayor profundidad el significado de las preguntas que nos plan-teamos sobre los fenmenos de la comunicacin, aunque sus modos de responder nos parezcan, tal vez, un poco complicados a causa del ca-rcter cientfico con que vienen revestidos.

    Agreguemos tambin que casi todos los investigadores que pre-sentamos en nuestro estudio, abordan de modo directo o indirecto, la cuestin del estatuto cientfico de la semitica. Cmo ha llegado la Semitica a ser lo que es? Cmo se han formulado las ideas y teoras sobre los signos, los lenguajes, los discursos y las imge-nes?

    He aqu algunas preguntas que quisiera responder este libro en forma abreviada y ponerlas a disposicin de los estudiantes de comu-nicacin social. Sabemos que a menudo la semitica se presenta ante ellos como una disciplina enigmtica, despiadadamente terica, leja-

  • na de las cuestiones ms apasionantes de los medios y de la dinmica social de la comunicacin actual.

    Creemos que presentar a algunos pensadores que dejaron fuertes huellas en la tradicin cientfica de esta disciplina, ayudar sin duda a comprenderla mejor. En la transmisin de las ideas se da siempre, al menos en alguna medida. una congruencia entre las nuevas propuestas y los saberes heredados. Las rupturas se despliegan desde algn fundamento conocido como punto de arranque. Lo que en un mo-mento dado podemos concebir como un nuevo avance de la semitica, posee ya cierto anclaje en las reflexiones anteriores. Eso permite hacer el esfuerzo de argumentar visiones ms amplias o profundas de problemas, teoras o simplemente de medir las pretensiones de vali-dez de hiptesis pacficamente aceptadas. Esto aparece en nuestros autores que tienen visiones diversas y elaboradas desde angulaciones tericas igualmente diferentes.

    La presentacin de slo seis semilogos es evidentemente limi-tada. Nadie ignora la variedad y la riqueza de personajes que pueblan el campo de la ciencia semitica. Sera falsear nuestra in-tencin, pensar que slo estos seis pensadores encierran el dominio de todas las cuestiones estudiadas en semitica. No pretendemos ser exhaustivos, sino hacer un recorrido por algunos de los grandes planteos tericos que estos estudiosos han hecho y que juzgamos constituyen un aporte valioso. Decidimos tambin poner un autor ar-gentino, y result difcil elegir. La inclusin de uno y no ms, se nos impuso por razones de lmites, y no por desconocer las origina-lidades de otros investigadores que han trabajado y trabajan aun en nuestro medio.

    Otro criterio para elegir esta muestra de semilogos , ha sido la conviccin de que ellos representan a un grupo de intelec-tuales que abordaron temticas importantes para la semitica. Se justifica, pues, su inclusin en este estudio. Su pensamiento sigue inspirando muchas ideas semiticas que se ensean, por eso vale la pena que quienes se aproximan, de este libro tomen un primer contac-to con ellos, para luego poder estudiar ms a fondo sus obras.

    Para leer este trabajo se necesita un poco de curiosidad, como la de quien busca algn sitio raro en Internet : despus puede salir estimulado para seguir indagando. Sin embargo, no estamos se-guros de que eso suceda... qu est primero, el huevo o la gallina? En efecto, hay que poseer de antemano algn estmulo para sentir cu-riosidad y leer pginas como estas... y as la rueda no tiene fin.

    De una cosa s tenemos certeza, y es que este libro no ha sido escrito para suplantar el inters por la disciplina semitica. Al contrario, es para que lo lean personas motivadas. Nadie desea per-der tiempo con gente aptica y desinteresada por el estudio.

    De cada autor presentamos primero un breve esbozo de su vida, ya que la biografa tambin modela y acompaa, a veces en forma de-cisiva, la trayectoria del pensamiento.

    En un segundo momento nuestro estudio expone, a modo de compen-dio, las ideas y las teoras de cada semilogo, ilustrndolas con citas de sus obras, y tratando de ser fieles a las posturas de su pensamiento. Repetimos que nuestra finalidad es ayudar a los lecto-res a introducirse al estudio de estos semilogos.

    Quines son los autores de este libro?

  • Gente que trabaja en comunicacin y educacin, interesada en compartir las emociones semiticas . S! Aunque parezca extrao, tambin la semitica puede emocionar cuando sus ideas se conectan con las preguntas de fondo que surgen de la realidad social, perso-nal, comunicacional o filosfica.

    Un agradecimiento sincero a cada profesora y profesor que han elaborado esta sntesis y ms an, por su total entrega a la obra educativa que realizan cada da.

    Victorino Zecchetto (Coordinador)

  • FERDINAND DE SUSSURE

    No hay nada ms idneo que la lengua para hacer comprender la naturaleza del problema semiolgico (Curso...)

    I. Vida y obra de F. de Saussure

    Por Karina Vicente 1. Notas biogrficas

    Ferdinand de Saussure, naci en Ginebra (Suiza), el 26 de noviembre de 1857. Provena de una de las ms antiguas fami-lias de la ciudad, de gente intelectual con slida formacin cientfica, y que contaba entre sus antepasados con gegra-fos, matemticos, fsicos, naturalistas y viajeros. Su padre realiz grandes investigaciones y estudios acerca de los in-sectos; y su abuelo, Horace-Bndict, fue uno de los primeros alpinistas que alcanz la cima del Monte Blanco el 2 de agos-to de 1787.

    Ferdinand era el mayor de los cuatro hijos que tuvo su padre Henri. Despus de l vena su hermano Horace (1859), pintor de retratos y paisajista; a continuacin estaba Lo-pold (1866) que fue, primero oficial de marina y luego estu-dioso de la cultura y astronoma chinas; finalmente Ren (1868) autor de estudios filosficos y de los lenguajes arti-ficiales y naturales.

    Ferdinand hizo sus primeros estudios en el colegio de Hofwyl, cerca de Berna. A los doce aos encontr al profesor Adolphe Pictet, que haba frecuentado el mismo colegio sesen-ta aos antes. Pictet era un notable investigador de paleon-tologa lingstica y uno de los pioneros del estudio de las lenguas celtas (irlands, escocs, galo, bretn, gals y us-caro). Haba escrito el libro Los orgenes indoeuropeos (1859-1863), obra que ha servido de modelo a muchas otras.

    A los 13 aos, Ferdinand ingres al Instituto Martine de Ginebra donde estudi griego. Ya por esta poca comienza a perfilarse en l una orientacin especial por la lingstica, que viene marcada por una amistad familiar con Pictet.

    En 1872, Saussure, interesado en elaborar un sistema general del lenguaje , concluye un Ensayo sobre las lenguas donde postula que, partiendo del anlisis de cualquiera de stas, es posible remontarse hasta races bi y tri consonn-ticas. Este manuscrito lo dedic a Pictet. Dos aos despus ingresar al ciclo superior, llamado Gimnasio donde, siguien-

  • do los consejos de su maestro Pictet, estudiar snscrito por tres aos.

    Ferdinand pas, adems, por la Universidad de Ginebra du-rante 2 semestres (1875-76), para estudiar fsica y qumica, siguiendo la tradicin familiar, y los altern realizando cursos de filosofa e historia del arte, pero manteniendo siempre su inters por la lingstica.

    Una vez finalizados brillantemente sus estudios en Gine-bra, Ferdinand se traslad a Leipzig, Alemania, entonces cen-tro mundial de la joven lingstica; all comenz a estudiar y a profundizar de modo especial el persa y el irlands anti-guo.

    En julio de 1878, se traslad a Berln para seguir los cursos del profesor sancritista Oldenberg y del celtlogo e indianista Zimmer. En diciembre de ese mismo ao fue publica-da su Memoria sobre el sistema primitivo de las Vocales de las Lenguas Indoeuropeas, obra que produjo frialdad entre al-gunos especialistas y gran conmocin entre otros. Finalmente, en 1881, logr publicar en Ginebra su tesis doctoral Del em-pleo del Genitivo Absoluto en Snscrito, y que haba sido de-fendida en febrero del ao anterior en Leipzig. En ella afir-maba que el valor de una entidad lingstica es relacional y opositivo, concepto que ms tarde emplear tambin en sus re-flexiones sobre el signo.

    Durante ese mismo ao viaj a Lituania, cuyo idioma co-menz a estudiar por ser de gran importancia dentro de las lenguas indo-europeas.

    En noviembre de 1880 se instala en Pars y, entre los aos 1881 y 1890 fue profesor de alto alemn, gtico y gram-tica comparada del griego y latn en la escuela de Prctica de Altos Estudios, donde lleg a tener ms de un centenar de alumnos.

    Al mismo tiempo, desde 1882, Ferdinand se desempe, en la Sociedad de Lingstica de Pars, como secretario adjunto y director de publicacin de las Memorias de la Institucin.

    Sin embargo, su delicada salud le obliga a abandonar la ctedra y lo reemplaza Antoine Meillet. Francia le reconoce el mrito de su labor y le otorga la medalla de la Legin de Honor a ttulo extranjero .

    En 1889, sobre todo por razones de salud, Saussure vuelve a Ginebra, donde se crea, en la universidad, una ctedra de Lingstica. All dictar clases como profesor extraordinario a partir del ao 1891, hasta que en 1906 pas a ser titular de la ctedra de Lingstica indoeuropea y general, adems de profesor de snscrito.

    En esos quince aos en la Universidad de Ginebra, Saussu-re trabaj de modo especial en temas como: relacin dialcti-ca entre evolucin y conservacin lingsticas, y entre lin-gstica general, lingstica histrica y filologa; gramti-

  • ca comparada del griego y del latn; los anagramas (hacia principios de siglo); fonologa del francs moderno y versi-ficacin francesa (en un Seminario de francs moderno). En 1984, escribi a Meillet confindole su desazn ante la inepcia absoluta de la terminologa corriente a la que hay que reformar mostrando qu especie de objeto es la lengua en general , trabajo inmenso cuya necesidad tema lo des-viara de su placer histrico .

    Tambin en 1894 se ocup de organizar el X Congreso de orientalistas, en el que present, el 8 de septiembre, una ponencia sobre el acento lituano.

    Durante ese tiempo, Ferdinand contrajo matrimonio con Ma-rie Faesch, perteneciente a una antigua familia ginebrina, con quien tuvo dos hijos: Raymond y Jacques.

    Entre 1899 y 1908, Saussure dict cada ao un curso sobre la fonologa del francs moderno, y a partir de 1900 1901, tambin dict un curso de versificacin francesa, ambos en el Seminario de francs moderno.

    En 1906, Joseph Wertheimer, quien haba sido el catedr-tico de lingstica general e historia y comparacin de las lenguas europeas en la Facultad de Letras y Ciencias Socia-les de Ginebra, se retira y Saussure ocupa su lugar durante cinco aos.

    En julio de 1908, se cumpli el trigsimo aniversario de su Memoria sobre las vocales indoeuropeas y Meillet junto a sus alumnos ginebrinos, le ofrecieron un volumen de homenaje.

    En una entrevista que Riedlinger, uno de sus alumnos, le realiza en 1909, Saussure pone de manifiesto su punto de par-tida para la investigacin lingstica: La lengua es un sistema riguroso y la teora debe ser un sistema tan riguroso como la lengua . Su pensamiento comenz a crecer indepen-dientemente de sus predecesores. A Ferdinand le preocupaba la ineficacia de la terminologa corriente; se apart de lo que consider la pseudo-lingstica de su poca para fundar una disciplina nueva, con rigor cientfico para el estudio del lenguaje. Se opuso as a las concepciones anteriores, en las cuales la lengua no ocupaba el centro de inters de las in-vestigaciones. Rompi, adems, con la vieja tradicin que ve-na desde la antigedad de considerar a la lengua como un re-pertorio de palabras para nombrar cosas.

    En el ao 1912, Ferdinand suspende sus cursos y se retira al castillo de Vuffiens donde, a pesar de su enfermedad, tra-ta de iniciar nuevos estudios, tales como sinologa (estudio de la lengua, la literatura y las instituciones de China). Sin embargo, fue agravndose y muere el 22 de febrero de 1913. 2. Las peripecias de un libro

    Durante el otoo del ao 1891, Ferdinand de Saussure co-menz a dictar sus lecciones semestrales en Ginebra. Al prin-

  • cipio, por motivos pedaggicos, sus exposiciones fueron ms bien generales, porque sus alumnos carecan del nivel de for-macin como los que haba tenido en Pars.

    Pero a partir de 1897 comenz a crearse un grupo de entu-siastas y fieles estudiantes, cuya calidad y preparacin per-miti a Saussure tratar en profundidad temas ms especficos y tcnicos.

    Esas lecciones sobre lingstica general, resultaron fun-damentales para conocer su pensamiento, tal como nos ha lle-gado a travs de la recopilacin efectuada por sus alumnos. En efecto, Saussure no edit ninguna obra al respecto, de mo-do que al morir en 1913 no haba manuscritos ordenados y sis-temticos de sus cursos.

    Tres aos despus de la muerte del maestro, dos de sus alumnos con la colaboracin de A. Riedlinger, reunieron los apuntes de las clases que haba dictado el maestro, ms algu-nas notas autgrafas encontradas entre sus papeles y cuader-nos, y redactaron en forma unitaria una obra, fiel reflejo del pensamiento del eximio profesor. En adelante ese libro publicado en 1916 con el ttulo Cours de linguistique gnra-le (Curso de Lingstica General) result ser el testimonio ms importante de la enseanza impartida por Saussure acerca de las teoras originales sobre la estructura del lenguaje. El libro expone el contenido de tres cursos semestrales dic-tados por Saussure sobre Lingstica General en los aos 1906-1907, 1908-1909 y 1910-1911. El valor de la obra consis-ti en mostrar de qu modo, el maestro de Ginebra, postul la existencia de una ciencia general de todos los lenguajes (ha-blados o no hablados), de todos los signos sociales: Se puede concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social... la llamaremos Semiologa (del griego semeion, signo) .1

    Finalmente en 1922 se edit de modo definitivo, el Curso de Lingstica General, y poco a poco, en aos posteriores, se tradujo al alemn, ruso, castellano, ingls, italiano, po-laco, japons, etc.

    Hasta el da de hoy, el Curso... constituye el punto obligado de encuentro con el pensamiento semiolgico de Saus-sure, aunque nuevas investigaciones y las publicaciones de notas y escritos sueltos del maestro, han demostrado que al-gunas ideas expresadas en el Curso... no son totalmente coin-cidentes con su pensamiento, o al menos, su interpretacin no remite al sentido que l les atribuy. Para una mejor com-prensin del Curso... se han hecho ediciones crticas del mismo. Cabe mencionar la publicada por Robert Godel (1957) con las fuentes manuscritas del texto editado por Bally y Se-chehaye, y la del estudioso italiano Tullio De Mauro (1972), con interesantes noticias biogrficas y otras notas persona-les escritas por Saussure.

  • Probablemente en adelante no se cuestionarn las ideas expuestas en el Curso..., ni se pensar que no corresponden a las del profesor ginebrino. Las correcciones, aadiduras o variaciones de otros detalles sobre la materia que, eventual-mente, puedan surgir en el futuro, no tocarn los puntos s-lidos y centrales del pensamiento de Saussure expuestos en esa obra.

    Para profundizar el pensamiento semiolgico de Ferdinand de Saussure, se pueden consultar los siguientes libros en lengua castellana:

    - Saussure y los fundamentos de la lingstica, Jos Sazbn, Ediciones Nueva Visin, Buenos Aires, 1996. Pgs. 170. Este va-lioso libro fue publicado por primera vez en 1976. La nueva edicin de 1996 refleja la necesidad cientfica de seguir re-flexionando sobre el tema. Est dividido en tres partes: un en-sayo sobre el significado de las ideas de Saussure acompaado por una bibliografa relacionada con la lingstica y la semio-loga, una cronologa saussuriana y post-saussuriana y, final-mente, captulos escogidos del Curso de Lingstica General, los ms significativos para el argumento que trata.

    - Curso de Lingstica General, Ferdinand de Saussure, Planeta Agostini, Barcelona y Buenos Aires, 1994. Pgs. 319. Esta traduccin de Mauro Armio sobre la obra original de 1916, fue publicada en 1989 por ACAL y luego, en la presente edicin, por la Editorial Planeta. Toma en cuenta las fuentes manuscritas publicadas por R. Godel y otras posteriores obras crticas. Son particularmente valiosas las notas a pie de pgina. Los lecto-res de esta edicin del Curso..., acceden a una fuente autori-zada de las ideas de Saussure.

    II. La teora semiolgica de Saussure

    Por Victorino Zecchetto 1. La lingstica y su evolucin histrica

    Para comprender el pensamiento de F. de Saussure, es pre-ciso recordar que el campo especfico de su trabajo fue la lingstica, en consecuencia hay que juzgar su obra dentro de ese mbito. Conviene, adems, conocer un poco la historia de la ciencia lingstica. Esta evolucion a travs de cuatro etapas, que aqu vamos a enumerar muy sintticamente.

    Al inicio la lingstica era una disciplina normativa, y se la llamaba gramtica, porque se ocupaba nicamente de dar reglas para distinguir las formas correctas e incorrectas del

  • lenguaje. Ya los griegos haban sentado las bases de esos es-tudios y, en los tiempos modernos, fue sobre todo la escuela francesa la que ms desarroll los temas gramaticales.

    Despus apareci la filologa preocupada por estudiar la estructura y evolucin del lenguaje, sus aspectos estilsti-cos, formales. Este movimiento cientfico fue creado por Friedrich August Wolf a partir de 1777. La filologa fue am-pliando sus intereses, no slo se ocup por interpretar y co-mentar los textos, sino que estudi la historia literaria, las costumbres y las instituciones de las lenguas. Su mtodo peculiar fue la crtica, especialmente de las obras antiguas griegas y romanas.

    El tercer perodo empez cuando se descubri que se po-dan comparar las lenguas entre s, surgi entonces la filo-loga o gramtica comparada. En 1816, Franz Bopp, en una obra impresionante, estudi las relaciones que unan lenguas como el snscrito, el griego, el latn y el alemn. Junto a Bopp otros estudiosos tuvieron el mrito de inaugurar ese nuevo campo de investigacin. Pero hacia 1870 algunos comenzaron a preguntarse acerca de las condiciones de vida de las lenguas.

    Iba naciendo as la lingstica propiamente dicha, cuyo especial inters fueron las lenguas romances y germnicas. Un primer impulso lo dio el estadoudinense Whitney con su libro Life and growth of Language (1875). Casi a continuacin se cre la escuela alemana Junggrammatiker . Su mrito consis-ti en ubicar en una perspectiva histrica todos los resulta-dos comparativos, y dar razones de los errores e insuficien-cias de la filologa clsica.

    En este contexto histrico aparecen las reflexiones de Saussure, que problematizaron el conjunto de la lingstica de su tiempo, y a la vez, arrojaron luz para dar origen a la moderna ciencia del lenguaje.

    A Saussure se le puede considerar, entonces, como el ini-ciador de la moderna lingstica. 2. Lingstica y semiologa

    Saussure manifest inters en profundizar el estudio del lenguaje, para que ste pudiera aparecer coherente y clara su comprensin como sistema. Asumi una actitud cientfica que, en esa poca, era la que haba propuesto Darwin: cada tesis, aun la ms acreditada, debe ser revista como hiptesis, y cada hiptesis como una posi-ble tesis. En su libro Mmoire sur les voyelles, Saus-sure demostr claramente la solidez cientfica de sus anli-sis.

    Con ese peculiar espritu de investigacin elabor, pues, algunos importantes principios que deban sustentar sus estu-dios del lenguaje. Abord los diferentes problemas semiolgi-cos, en la medida que estaban relacionados con la ciencia

  • lingstica. Tanto su mtodo de anlisis como sus reflexiones las plante como parte de esa disciplina que consideraba el lenguaje como un sistema en s, como objeto cientfico ya es-tablecido.

    Una de las primeras cuestiones que Saussure analiza es de orden epistemolgico , o sea, en relacin con el modo de concebir el fundamento del estudio lingstico. Era comn en su tiempo pensar que las lenguas son nomenclaturas, esto es, un catlogo de nombres y palabras que simplemente designan a las cosas o estados del mundo. Esta postura cientfica no to-maba suficientemente en cuenta el hecho de que una lengua es un sistema, y por lo tanto, un conjunto interrelacionado de partes donde cada elemento est distribuido y organizado para accionar en forma unificada. Saussure postula pensar el sis-tema de la lengua como parte de la ciencia general que estu-dia los signos, y que l llam semiologa . Afirm al res-pecto: La lengua es un sistema de signos que expresan ideas, y por tanto, comparable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simblicos, a las formas de urba-nidad, a las seales militares, etc. Slo que es el ms im-portante de esos sistemas. Puede por tanto concebirse una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la sociedad; formara una parte de la psicologa social, y, por consiguiente, de la psicologa general; la denominaremos se-miologa (del griego semeon, signo). Ella nos enseara en qu consisten los signos, qu leyes los rigen. Puesto que to-dava no existe, no puede decirse lo que ser; pero tiene de-recho a la existencia, su lugar est determinado de antema-no. 2

    Cabe destacar esta novedad, pues abri el camino a poste-riores intuiciones de otros lingistas. Al considerar la len-gua dentro del sistema ms vasto y general de los signos, Saussure la instalaba en medio del problema semiolgico: Para nosotros el problema lingstico es ante todo semiol-gico, y todos nuestros anlisis deben su significacin a ese importante hecho. Si se quiere descubrir la verdadera natura-leza de la lengua, hay que captarla primero en lo que tiene de comn con todos los dems sistemas del mismo orden. (...) Con ello, no solamente se esclarecer el problema lingsti-co, sino que pensamos que considerando los ritos, las costum-bres, etc., como signos, tales hechos aparecern bajo otra luz, y se sentir la necesidad de agruparlos en la semiologa y de explicarlos por las leyes de esta ciencia. 3

    Otro aspecto de importancia semiolgica estudiado por Saussure, lo constituye la elaboracin de una serie de anti-nomias metodolgicas aptas para investigar la estructura del lenguaje. Se trata de distinciones a modo de dualidades en relacin dialctica, cuya funcin consiste en dar razn de la realidad compleja del objeto lingstico. Esas clasificacio-nes dicotmicas son:

  • Lengua - Habla Significante - Significado Arbitrario (inmotivado) - Racional (motivado) Sintagma - Paradigma Sincrona - Diacrona

    Estas antinomias u oposiciones, van siempre unidas y com-binadas; ellas permiten concebir los fenmenos lingsticos desde una perspectiva dinmica y relacional, y le otorgan, adems, unidad evolutiva a la organizacin y funcionamien-to de las lenguas.

    Con estos postulados, se coloca Saussure entre los pione-ros fundadores de la moderna ciencia de la semiologa. A pe-sar de las escasas horas que le concedieron en Ginebra a su ctedra de lingstica general al asumirla en 1906, sus alumnos pudieron percibir de inmediato la gran novedad que constitua su pensamiento, lo que motiv que algunos de ellos, despus de la muerte del maestro, decidieran recoger sus ideas y publicarlas. En efecto, Saussure no haba dejado ninguna exposicin escrita ordenada y regular de sus leccio-nes impartidas en la Universidad.

    A continuacin presentaremos en forma resumida sus con-ceptos semiolgicos ms importantes, para que sirvan a los estudiantes a introducirse en el pensamiento de Saussure.

    3. La lengua y el habla

    Una de las primeras distinciones que hace Saussure es en-tre lengua y habla. Partiendo de la constatacin de que el lenguaje es una institucin humana , pero sin ninguna rela-cin natural con su objeto (es un puro consenso social y esto lo demuestra la variedad de lenguas existentes), concluye que su estudio slo es posible mediante la observacin directa de las lenguas que hablan las personas, esto es del habla. El habla es el lenguaje en accin, es la ejecucin individual de cada hablante.

    Otra cosa distinta es la lengua, es decir, la estructura, el mecanismo, los cdigos referenciales que usan los indivi-duos para hablar, sin los cuales no sera posible el habla. Dice Saussure:

    Al separar la lengua del habla se separa al mismo tiempo: 1) lo que es social de lo que es individual; 2) lo que es esencial de lo que es accesorio y ms o menos accidental.

    En ese mismo apartado, un poco ms adelante, Saussure es-pecifica algunos caracteres de la lengua. Vale la pena sea-lar tres:

    1) La lengua es un objeto bien definido en el conjunto hetero-gneo de los hechos de lenguaje. ...

  • Es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que por s solo no puede ni crearla ni modificarla; slo existe en vir-tud de una especie de contrato establecido entre los miembros de la comunidad. ... 2) La lengua, distinta del habla, es un objeto que se puede es-tudiar separadamente. Ya no hablamos las lenguas muertas, pero podemos asimilarnos perfectamente su organismo lingstico. 3) La lengua es, no menos que el habla, un objeto de naturaleza concreta, y ello constituye una gran ventaja para su estudio.4

    La constatacin de esta primera dualidad - habla y lengua - tiene subyacente la perspectiva histrica. En efecto, una vez fijadas las reglas de la lengua, los cambios constantes que se verifican en el habla de los pueblos, por ejemplo, en la fonacin de ciertas palabras, se producen aparentemente sin explicacin. Observa Saussure al respecto: No se ve por qu una generacin se pone de acuerdo para quedarse con unas inexactitudes excluyendo otras, siendo todas igualmente natu-rales. 5

    Y a continuacin se detiene en analizar algunos fenmenos (polticos, sociales...) que explicaran por qu las len-guas atraviesan pocas ms movidas que otras 6.

    Pero se muestra escptico en atribuirle un rol activo a la historia en esas vicisitudes: Nada autoriza a admitir que a las pocas agitadas de la historia de una nacin co-rrespondan a evoluciones precipitadas de los sonidos de un idioma . Pero entonces, por qu se producen los cambios? Y responde: Ese es el misterio, tanto para los cambios fon-ticos como para los de la moda. 7

    Al introducir la nocin de lengua y habla, Saussure pre-tende eliminar tambin la ambigedad que provoca el uso de la palabra lengua, cada vez que sta debe concretizarse en los actos del habla.

    Todos los que hablan cierto idioma (espaol, ingls, ruso o rabe) tienen en comn una lengua , (un sistema), pero ella se manifiesta de diferentes modos en los actos del ha-bla . La relacin entre las lenguas y las palabras son muy complejas, todos los enunciados producidos al hablar un idio-ma, dejando de lado las variaciones individuales, pueden ser descritos segn un conjunto de reglas y de relaciones con ca-ractersticas estructurales comunes. En sntesis, la lengua es la estructura y la armazn del sistema de un idioma, mien-tras que la prctica de los hablantes es efectivamente el ha-bla. 4. El signo es un compuesto de significante y significado

    Qu es un signo para Saussure? El signo es una dada , es decir, un compuesto de dos

    elementos ntimamente conexos entre s: la representacin sensorial de algo (el significante) y su concepto (el signi-ficado), ambas cosas asociadas en nuestra mente: un signo

  • lingstico... une un concepto con la imagen acstica (...), es por tanto una entidad psquica de dos caras .8

    La lengua es comparable todava a una hoja de papel: el pensamiento es el recto y el sonido el verso; no se puede cortar el recto sin cortar al mismo tiempo el verso, asimis-mo, en la lengua no se podra aislar ni el sonido del pensa-miento ni el pensamiento del sonido. 9

    Saussure cita el ejemplo de la palabra rbol para ensear que llamamos signo a la combinacin del concepto y de la imagen acstica 10, o sea, a la unin de la idea de r-bol con el trmino rbol.

    Pero reconoce en seguida que corrientemente se llama sig-no slo a la parte sensorial, para abarcar la totalidad, o sea, tambin al concepto. Luego con el propsito de aclarar mejor la comprensin del signo, agrega lo siguiente:

    Nosotros proponemos conservar la palabra signo para designar la totalidad, y reemplazar concepto e imagen acstica respectiva-mente por significado y significante; estos ltimos trminos tienen la ventaja de sealar la oposicin que les separa, bien entre s, bien de la totalidad de que forman parte.11

    En sntesis, el signo lingstico toma consistencia al vincular entre s dos aspectos de un mismo fenmeno, el ele-mento fnico-acstico y el concepto asociado con l. 5. La arbitrariedad del signo y su valor

    En base a qu principio se unen los significantes con sus respectivos significados? Sencillamente por una operacin arbitraria:

    El lazo que une el significante y el significado es arbitrario, o tambin, ya que por signo entendemos la totalidad resultante de la asociacin de un significante a un significado, podemos decir ms sencillamente que el signo lingstico es arbitra-rio.12

    Tomemos por ejemplo el sustantivo espaol perro ; el significado que le asignamos es una convencin arbitraria, ya que no existe relacin fnica ni grfica que enlace la idea de perro con esa palabra. Se trata de un enlace no natural, sino arbitrario, dice Saussure. Podemos cambiar de signifi-cante y usar otros cdigos lingsticos (en ingls dog , en alemn hund , en italiano cane , en francs chien ), y nos encontraremos siempre con el mismo principio de enlace arbitrario, carente de toda relacin natural entre la idea de perro y su expresin idiomtica.

    La constatacin de la arbitrariedad del signo le permite a Saussure afirmar que la lengua no puede ser ms que un sistema de valores puros 13, donde cada signo toma consisten-cia por su relacin de oposicin a otro. El valor es un

  • sistema de equivalencias entre cosas de rdenes diferentes .14 Si digo mar , en el sistema de la lengua espaola, opongo esa palabra a cualquier otro signo de valor distinto. Basta-ra que en vez de la r final pusiramos una l (= mal), para indicar una realidad totalmente distinta. Es esa diferencia-cin establecida arbitrariamente la que sustenta los valores lingsticos dentro del sistema general de la lengua. No hay que pensar, sin embargo, que la nocin de valor lingstico es sinnimo de significado: El valor, considerado en su as-pecto conceptual, es sin duda un elemento de la significa-cin... Sin embargo, es menester poner en claro en esta cues-tin, so pena de reducir la lengua a una simple nomenclatura. (...) Todos los valores...estn siempre constituidos:

    1) Por una cosa desemejante susceptible de ser cambiada por otra cuyo valor est por determinar.

    2) Por cosas similares que se pueden comparar con aquella cuyo valor est en cuestin.

    Se necesitan estos dos factores para la existencia de un valor. (...) Una palabra puede ser cambiada por alguna cosa desemejante: una idea; adems, puede ser comparada con algo de igual naturaleza: otra palabra. (...) Dado que forma parte de un sistema la palabra est revestida no slo de una signi-ficacin, sino tambin y sobre todo de un valor, lo cual es muy distinto. 15

    Saussure concluye diciendo que los valores lingsticos desbordan la simple significacin asignada de antemano a los trminos, porque ellos emanan del sistema . Sin embargo, percibe tambin que lo arbitrario del lenguaje tiene lmites racionales , es decir, contiene elementos convencionales establecidos por alguna motivacin. La relacin entre esos dos polos (lo arbitrario y lo ordenado con cierto grado de motivacin), permite comprender mejor el sistema lingstico, ya que es un mecanismo complejo que slo se puede captar mediante la reflexin. 16

    Ese fenmeno opina Saussure tiene una naturaleza rela-cional (hoy diramos dialctica ), porque el lenguaje es una mezcla y tensin de elementos arbitrarios y racionales: Todo lo que se refiere a la lengua como sistema exige, en nuestra opinin, ser abordado desde este punto de vista, que apenas llama la atencin de los lingistas: la limitacin de lo arbitrario. Es la mejor base posible. En efecto, todo el sistema de la lengua se apoya en el principio irracional de lo arbitrario del signo que, aplicado sin restriccin, desem-bocara en la complicacin suprema; pero el espritu consigue introducir un principio de orden y de regularidad en ciertas partes de la masa de los signos, y se es el papel de lo re-lativamente motivado. Si el mecanismo de la lengua fuera com-pletamente racional, podra ser estudiado en s mismo; pero como no es ms que una correccin parcial de un sistema natu-

  • ralmente catico, se adopta el punto de vista impuesto por la naturaleza misma de la lengua, estudiando ese mecanismo como una limitacin de lo arbitrario. 17 6. El signo: fenmeno inmutable y cambiante

    Debe quedar claro que, a pesar del carcter arbitra-rio de los signos lingsticos, no es lcito concluir que ellos dependen de caprichos personales o que puedan ser cambiados a gusto individual. Toda lengua es un ba-gaje cultural perteneciente a la sociedad que se trans-mite de generacin en generacin. Cada ser humano que nace, aprende a hablar y asume un idioma ya presente e institucionalizado en el grupo social. La lengua, tiene pues, un carcter dado y fijado de antemano, en ella a cada signo se le ha dado un significado que es preciso mantener para poder entenderse en la sociedad. Adems un idioma es un sistema complejo cuya variacin es muy di-fcil de lograr, y no depende del deseo de individuos aislados. La necesidad de comunicacin excluye los cam-bios repentinos de la lengua, y la gente se resiste a las modificaciones bruscas de su idioma. Saussure obser-va que cada pueblo est generalmente satisfecho de la lengua que ha recibido , y esto explica tambin por qu los signos lingsticos tienden a mantenerse fijos. Por tanto, es el factor histrico de transmisin lo que explica por qu es inmutable el signo, es decir, por qu resiste a toda substitucin arbitraria . (...) Si la lengua tiene un carcter de fijeza, no es slo porque est unida al peso de la colectividad, lo es tambin porque est situada en el tiempo. Estos dos hechos son inseparables. En todo momento la solidaridad con el pa-sado pone en jaque la libertad de elegir. 18

    Saussure constata, sin embargo, que el carcter social de la lengua, la hace un fenmeno histrico y con la historia mantiene relaciones recprocas, hasta tal punto que, por ejemplo: las costumbres de una nacin tienen repercusin en su lengua y, por otro lado, en gran medida es la lengua la que hace la nacin. 19 Lo mismo sucede con el devenir polti-co. Grandes hechos histricos como la conquista romana tu-vieron un alcance incalculable para una multitud de hechos lingsticos. 20 Por consiguiente, vista desde el exterior, la lengua aparece con carcter cambiante, vinculada a los fen-menos sociales que la afectan constantemente. La lengua se desenvuelve dentro de la corriente social, histrica, geogr-fica que le imprimen un carcter absolutamente dinmico. Son esas vicisitudes histricas y la evolucin cultural, las que van modificando las palabras, los sentidos y las expresiones, y convierten la lengua en un fenmeno mvil y cambiante. Saussure observa:

  • El tiempo, que asegura la continuidad de la lengua, posee otro efecto, contradictorio en apariencia con el primero: el de al-terar ms o menos rpidamente los signos lingsticos y, en cierto sentido, puede hablarse a la vez de la inmutabilidad y de la mutabilidad del signo.21

    El caso ms espectacular de este fenmeno se ha dado con el idioma latn, que sufri profundas modificaciones a lo largo de los siglos, hasta dar origen a numerosas lenguas romances que se hablan hasta nuestros das.

    7. La sincrona y la diacrona

    Una de las ms importantes distinciones conceptuales in-troducidas por Saussure tiene que ver con la que se establece en relacin con el tiempo, y que l llam el estudio diacr-nico y sincrnico de la lengua.

    El anlisis diacrnico describe la evolucin histrica de un idioma a lo largo del tiempo, mientras que el estudio sin-crnico se detiene en analizar el estadio particular de ese idioma en una determinada poca o perodo temporal. Durante el siglo XIX abundaban los estudios diacrnicas, por eso Saussure llam la atencin en la importancia de tomar en con-sideracin la lengua en su concrecin temporal, o sea, en su dimensin sincrnica. Esta terminologa result til y fecun-da para la lingstica.

    El carcter histrico y social de la lengua, su inmutabi-lidad y su mutabilidad, se comprenden an mejor desde el pun-to de vista de la ley de la sincrona y diacrona. Saussure dice que para comprender el funcionamiento de las leyes de una lengua primero hay que separar las esferas de lo sin-crnico de lo diacrnico . En qu consisten esas esferas? En considerar el sistema de la lengua situado sobre dos ejes:

    1) el eje de la simultaneidad que se refiere a las re-laciones entre cosas coexistentes, donde toda intervencin del tiempo queda excluida;

    2) el eje de las sucesiones en el que nunca se puede con-siderar ms que una cosa por vez, pero en el que estn situa-das todas las cosas del primer eje con sus cambios. 22

    Tomar en cuenta y distinguir estos dos ejes lingsticos resulta esencial para estudiar la lengua, ya que el valor de los signos hay que considerarlos en funcin del tiempo, es decir, se deben apreciar simultneamente su organizacin y uso en el sistema actual, o sea, lo que constituyen los ha-blantes en un momento dado, y tambin la evolucin de su es-tructura a lo largo de los aos y de las pocas histricas.

    Para sealar mejor esta oposicin y este cruzamiento de dos r-denes de fenmenos relativos al mismo tiempo, preferimos hablar de lingstica sincrnica y de lingstica diacrnica.

  • Es sincrnico todo lo que se refiere al aspecto esttico de nuestra ciencia, y diacrnico todo lo que tiene que ver con las evoluciones. Asimismo sincrona y diacrona designa-rn respectivamente un estado de lengua y una fase de evolu-cin. 23

    En sntesis, para Saussure la sincrona y la diacrona son categoras que permiten abarcar el estudio de la lengua, primero en su aspecto ms concreto, como hecho social dinmi-co en el que los sujetos hablantes son los protagonistas (sincrona), y luego en la perspectiva diacrnica, es decir, como un sistema en el cual se hallan los esquemas estructura-dos, formales, tericos y estables que dicha lengua fue asu-miendo a lo largo del tiempo. Es fcil percibir cun cerca y relacionadas estn estas ideas con sus anteriores distincio-nes sobre la lengua y el habla.

    Saussure compara el sistema de la lengua al juego de aje-drez, donde cada movida dispone las piezas de forma nueva en el tablero, dando lugar a una red de relaciones cada vez di-ferente. La sincrona corresponde a la disposicin de las piezas en una determinada partida, mientras que la sincrona es la teora del juego que da unidad a las unidades sincrni-cas.

    8. Sintagma y paradigma

    Sausurre afirma que en un estado de lengua, todo se ba-sa en relaciones .24

    Al analizar una cadena de signos, se generan dos rdenes de relaciones:

    a) Uno de tipo sintagmtico que indica una determinada presencia de signos, un grupo especfico de signos asociados en la cadena del habla.

    b) Otro de carcter paradigmtico (Saussure usa el trmi-no relaciones asociativas), formado por el elemento comn en una serie de signos.

    Las formas sintagmticas y paradigmticas designan dos enfoques posibles de coexistencia de los signos y, por lo tanto, de descripcin del lenguaje. As explica Saussure cada tipo de esas relaciones:

    - En el discurso, las palabras se contraen entre s, en virtud de su encadenamiento, relaciones fundadas sobre el carcter li-neal de la lengua, que excluye la posibilidad de pronunciar dos elementos a la vez. Estos se alinean unos detrs de otros en la cadena del habla. Estas combinaciones que tienen por soporte la extensin pueden ser llamadas sintangmas.(...) La relacin sintagmtica es in praesentia; se apoya en dos o ms trminos igualmente presentes en una serie efectiva. - Por el contrario, la relacin asociativa une trminos in ab-sentia en una serie menmnica virtual. (...) Por ejemplo, en enseignement, enseigner, enseignons (enseanza, ensear, ense-

  • emos), etc., hay un elemento comn a todos los trminos, el radical.25

    Conclusin: el aporte de Saussure

    La figura de Saussure resalta, en primer lugar, porque se le suele reconocer como el padre de lo que hoy llamamos semiologa , aquella disciplina que l describi como la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la sociedad . De l arrancan, pues, los estudios e investiga-ciones del siglo XX sobre los signos y la semitica en gene-ral. La presencia de su pensamiento se dej sentir en el cam-po de la semiologa bajo diversos aspectos.

    Estos son, a nuestro juicio, los principalmente aportes de su investigacin:

    1. Su anlisis del signo

    Si hubiere que sealar la diferencia fundamental que existe entre Saussure y Peirce, habra que decir que el se-milogo suizo pone atencin en simplificar los principios de la produccin del signo, mientras que Peirce siempre multi-plica sus categoras

    La teora del signo elaborada por Saussure no es tan s-lida y completa como la de Peirce que la trabaj con mayor profundidad. Saussure dedic poco tiempo al tema y su inters por reflexionarlo estuvo determinado por su afn de ponerlo al servicio de sus estudios del lenguaje; nunca pens hacer un estudio sobre el signo con el objeto de construir una es-pecfica teora del mismo. Es a partir de esta premisa que debemos entender todo lo que l dice al respecto. Pero debe-mos reconocer que su descripcin del signo es la ms conocida y divulgada, al menos hasta el presente.

    El concepto saussuriano de signo como entidad de do-ble faz (significante significado) ahond sin duda una po-lmica que entre los lingistas se haba iniciado muchos aos antes. Recordemos que en el ambiente cientfico en que se mo-va Saussurre, Peirce era desconocido, en consecuencia las ideas del terico norteamericano no influyeron en la polmica lingstica europea de esa poca, marcada adems, por la na-ciente ciencia psicolgica y por la sociologa de Emile Dur-keim (1858-1917).

    Saussure tuvo que ver, entonces, con la discusin acerca de lo que, en definitiva, deba llamarse signo . Para l no era slo una cuestin terminolgica, sino que tocaba la natu-raleza y los componentes mismos del fenmeno. Destac el pa-pel del significante como aquel objeto que nuestra mente per-cibe ocupando el lugar de otra cosa para significarla. Es-to result importante y capital para el esclarecimiento del concepto, aunque hay quienes le critican que su idea de signo

  • est impregnada de psicologismo , o sea, de aparecer ms como una pura entidad de la mente, que de un fenmeno con un sostn objetivo.

    La discusin confluye sobre las variadas apreciaciones acerca de los componentes que integran al ente que est en lugar de otra cosa . En efecto, la posibilidad de asignar a un nico significante varias imgenes mentales o conceptos, nos est diciendo que el signo es una realidad ambigua. De ah la dificultad de darle un nombre adecuado al signo mismo, y la imposibilidad a que todos coincidan en el modo de enten-der los elementos que lo integran. Hemos visto, por ejemplo, cmo Peirce utiliz indistintamente los trminos signo o re-presentamen y con ellos entenda, hasta cierto punto, lo mis-mo que Saussure cuando se refera al significante. El lin-gista ruso Hjelmslev denomina expresin al significante, y el semilogo norteamericano Charles Morris (1938) lo llama, en cambio, vehculo sgnico. Pero hay quienes hallan dificul-tad para establecer una distincin esencial entre significan-te y significado (J. Derrida), y consideran que la posicin de Saussure, supuestamente de equilibrio simtrico, no hace sino darle preeminencia al significante, ya que en definitiva la semitica da realce al concepto generador de significan-te. 26

    Poca atencin prest Saussure al referente, casi nada si lo comparamos con las elucubraciones de Peirce en torno al objeto del signo. Saussure se preocup ms en aclarar los vaivenes y las vicisitudes que sufren los significantes lin-gsticos y que determinan la naturaleza de los signos.

    En cambio fueron valiosas sus reflexiones en torno a los valores de los signos . Afirm que esos valores se construyen a partir de contenidos que los colocan en relacin de oposicin a las dems unidades sgnicas. Este carcter di-ferencial, hace posible distinguir y transmitir los valores que tienen los signos en el sistema de la lengua. Investiga-dores posteriores como Hjelmslev, R. Barthes, Martinet, Prie-to, entre otros, tendrn en este modelo saussuriano, una pis-ta de inspiracin para indagar la estructura lingstica. Agrguese, adems, que es a partir de las oposiciones que el estructuralismo elaborar nuevos conceptos y abrir por esa pista, uno de los puntos ms slidos de sus indagaciones se-miticas.

    2. La lengua y el habla como entidades sociales

    Parece que Saussure se dio cuenta de lo dbil que resulta considerar el signo como una mera entidad psicolgica , y busc ahondar su naturaleza con el aporte de la sociologa. Afirm, por tanto, con decisin la necesidad de un enfoque sociolgico de la lengua y el habla. Al concebirlas como un fruto social, como una norma surgida de la comunidad, y como

  • una prctica colectiva, Saussure abre un vasto espacio con-ceptual para los estudios posteriores de la lingstica. Ciertamente l no llega a indagar en profundidad la organiza-cin del habla, ni analiza con una visin histrica los dis-cursos sociales, pero dio pie para mirar esos fenmenos desde el punto de vista de la conciencia colectiva, o sea, como sistemas dependientes de factores histricos y de las contin-gencias del tiempo: ... las lenguas evolucionan , deca Saussure. As abri las puertas a las ricas perspectivas cul-turales que ahondar ms tarde, por ejemplo, Roland Barthes. En efecto, Saussure ense que la antropologa de la lengua est intrnsecamente relacionada con los grupos sociales; l llam etnismo a ese lazo social, a esa unidad esencial de comunidades lingsticas que se forjan en el seno de las et-nias y de la vida comunitaria. As describi el etnismo: Entendemos por eso una unidad que se apoya en las relacio-nes mltiples de religin, de civilizacin, de defensa comn, etc., que pueden establecerse incluso entre pueblos de razas diferentes y en ausencia de todo lazo poltico. 27 Es una cla-ra alusin a lo que suele entenderse por contexto cultural.

    En los aos en que Saussure desarrollaba su actividad, la lingstica estaba volcada al anlisis histrico de los or-genes de las lenguas. Pero era un estudio estril, porque se detena en investigar las unidades atomizadas del lenguaje, el significado de las palabras o los cambios de pronunciacin en una poca u otra. Eso aportaba poco a la comprensin ms profunda y estructural del lenguaje. Saussure introduce, en-tonces, las categoras de la sincrona y diacrona y asu-mi un punto de vista capaz de englobar mayor cantidad de fe-nmenos. Sugiri que el lenguaje debe ser estudiado como un sistema que, teniendo un determinado sentido en el estado ac-tual o en una poca precisa (sincrona), tambin cambia y evoluciona a medida que transcurren los aos, de manera que los sistemas de sentido de las lenguas adquieren nuevas con-figuraciones a lo largo del tiempo (diacrona). Esta perspec-tiva permitira, por consiguiente, obtener una visin ms completa y coherente de los sistemas de las lenguas, es de-cir, su estructura. El estructuralismo posterior de los aos 60 se volc a estudiar las lenguas como un sistema de rela-ciones, cuyos elementos no tienen ningn valor aparte de las relaciones de equivalencia y de oposicin que existen entre ellos. Los planteamientos tericos y la metodologa estructu-ralista se convirtieron en un modelo asumido tambin por otras ciencias humanas.

    El inters fundamental que hoy despierta la semiologa o semitica en la construccin de nuevos modelos culturales, va mostrando tambin el dinamismo diacrnico de numerosas ob-servaciones hechas por Saussure, lo cual evidencia que en es-

  • ta revolucin cientfica, sin duda influy el conjunto de su pensamiento terico. Notas

    1 Ferdinand de Saussure: Curso de Lingstica General. Publicado por Charles Bally y Albert Sechehaye. Editorial Planeta - Agosti-ni, Barcelona y Buenos Aires, 1994. (Intr. Cap. III # 3). En ade-lante, todas las citas del Curso se harn sobre esta edicin.

    2 Curso... Int. cap. III # 3 3 Ib. 4 Curso..., Intr. cap. II, # 2. 5 3 pte. cap. I, # 4 6 Ib. 7 Ib. 8 Curso... I pte., cap. I, # 1 9 Curso... II pte., cap. IV # 1 10 Curso... I pte., cap. I, # 1 11 Curso... I pte., cap. I # 2 12 Ib. 13 Curso... II pte., cap. IV, # 1 14 Curso... Intr. Apnd., cap. III, # 1 15 Curso... II pte. cap. IV, # 2 16 1 parte. cap. II, # 1 17 2 parte, cap. VI, # 3 18 1 parte, cap. II # 1 19 Curso... Int. cap. V 20 Ib. 21 Curso... I pte., cap. II, # 2 22 Curso... 1 pte., cap. III, # 1 23 Ib. 24 Curso... 2 pte., cap. V, # 1 25 Curso..., 2 pte., cap. V, # 1,2,3 26 Oswald Ducrot, Tzvetan Todorov: Dictionnaire encyclopdique

    des sciences du langage, Editions du Seuil, Pars, 1972, p. 377 27 V pte., cap. V # 2

    CHARLES PEIRCE

    Personas diferentes tienen modos tan maravillosamente diferentes de pensar. (Charles S. Peirce)

    I. Datos biogrficos

    Por Karina Vicente

    Charles S. Peirce naci el 10 de Septiembre de 1839 en Estados Unidos, ms exactamente en Cambridge, Massachusetts,

  • y fue hijo de un matemtico, Benjamn Peirce (1809 1880), que ense en la Universidad de Hardvard, primero matemticas y fsica, luego matemticas y astronoma. Benjamn ayud a determinar la rbita de Neptuno descubierta en 1846- y cal-cul las perturbaciones producidas por ese planeta en la r-bita de Urano y en los dems planetas. Diez aos antes de su muerte, Benjamn Peirce public un libro referente a todos los complejos asociativos de lgebra. El hermano mayor de Charles, James, se uni a su padre y ense a su vez matem-ticas durante ms de cuarenta aos.

    Benjamn Peirce se ocup seriamente de la formacin de su hijo Charles, y en forma especial de ensearle matemtica terica, tanto es as, que en uno de sus cumpleaos, cuando an era pequeo, le regal una tabla de logaritmos cuyo mane-jo debi descubrir por s mismo.

    Apenas a la edad de 12 aos, Charles Peirce mont por s solo un laboratorio de qumica, donde emprendi complejos anlisis confirmando, de este modo, que era un nio precoz. Ya a los 13 aos, ley la Lgica de Whately, algunos aos ms tarde estudi las Cartas sobre la educacin esttica del hom-bre de Schiller, y dedic dos horas diarias durante tres aos a la lectura de la Crtica de la razn pura de Kant que, como l mismo dijo, termin por conocer de memoria.

    Charles fue autor de importantes aportes en el campo de la fsica, la psicologa y la astronoma de su tiempo, y es considerado como uno de los precursores del clculo de propo-siciones, clases y relaciones. Demostr de qu modo la lgica poda ser utilizada para investigar los fundamentos de las matemticas.

    En 1859 obtuvo su licenciatura de matemticas en la Uni-versidad de Hardvard, y el Masters Degree en qumica. Siem-pre dese poder ocupar una ctedra en ese centro de estudios, pero su difcil carcter le cre problemas que le impidieron ejercer all la docencia.

    En esa misma poca, Charles se dio cuenta de que el an-lisis matemtico tena un gran lmite: estaba nicamente orientado hacia el aspecto mental, y le pareci indispensable desarrollar tambin los aspectos sensoriales del conocimien-to. Peirce se inclin, entonces, hacia la formacin del sen-tido gustativo, convirtindose casi en un degustador profe-sional; pero lamentablemente al mismo tiempo se fue entregan-do a la bebida, crendole graves problemas de ndole social y relacional.

    Despus de obtener su licenciatura en matemticas y su maestra de qumica, su padre, deseoso de que Charles se en-caminara al campo de la investigacin, logr hacerlo entrar en el Servicio Geodsico de los Estados Unidos, trabajo que nunca abandon, a pesar de haberlo intentado gran nmero de veces entre 1865 y 1895.

  • Durante esos treinta aos realiz numerosas investigacio-nes de importancia en las dos reas de su especialidad. Adems, colabor con su padre en muchos artculos para revis-tas matemticas, y en especial, se interes por el desarrollo de la lgica simblica que entonces surga con los trabajos de Augustus de Morgan y George Boole.

    En 1870, form parte de una expedicin cientfica a Sici-lia para observar un eclipse solar. Realiz observaciones so-bre el tamao y la luz de unas 500 estrellas. Estas investi-gaciones las public en el nico libro que logr editar: Pho-tometric Researches. En 1875 fue invitado a la Conferencia Geodsica de Pars; dos aos despus particip en una confe-rencia similar en Stuttgart, y fue elegido miembro de la Ame-rican Academy of Arts, y de National Academy of Science. En 1871, fund en Cambridge un Metaphysical Club donde se hacan dilogos y discusiones filosficas. En ese grupo nacieron las primeras ideas sobre el pragmatismo, un movimiento filosfico que tom cuerpo veinte aos despus, especialmente con la obra de William James.

    En 1862, cuando apenas cumpli los 23 aos, Charles con-trajo matrimonio con Harriet Melusine Fay, una muchacha es-critora muy estimada en la alta sociedad de Cambridge. Pero en 1876 se separ de ella, y tras obtener el divorcio en 1883 volvi a casarse con una francesa, Juliette A. Froissy.

    Desde 1879 hasta 1884 Ch. Peirce ense lgica en la John Hopkins University, primera escuela para graduados en EE.UU., junto a personalidades como lord Kelvin y William James. Sus remuneraciones entonces eran holgadas y pudo alquilar una confortable casa en Baltimore. Sin embargo, en 1884, el Comi-t Ejecutivo Universitario por una orden del Rector de la Hopkins reestructur todo el Departamento de Filosofa dejan-do afuera a Peirce. Parece que esta abrupta medida en contra tuvo una doble causa: el escaso nmero de alumnos que se ins-criban a las clases difciles y desordenadas de Peirce, por-que su modo de ensear y de impartir las clases pareca tener poca lgica, estaba lleno de digresiones y, segn una de sus alumnas, Cristine Ladd, Peirce no haca ningn esfuerzo por ligar sus ideas entre s y darles cierta coherencia . La otra causa que explicara su expulsin de la Hopkins Univer-sity, fue la rgida moral del cuerpo acadmico de la Univer-sidad, que vea con malos ojos su irregular situacin matri-monial tras el divorcio, su amor a la bebida y las excentri-cidades de su nueva mujer Juliette.

    Separado de la Universidad, Peirce se retir con Juliette a Milford, estado de Pennsylvania, donde se dedic a perfec-cionar su filosofa y a convencer a los intelectuales de la validez de su pensamiento. En esos aos Peirce vivi graves disgustos, y adems una penuria econmica que lo asedi ya desde 1900.

  • Tambin fueron apareciendo los achaques de la enfermedad. En 1909 empez a tomar cada da una dosis de morfina para aliviar el dolor de un cncer que lo consuma. Su mal se fue agravando y el 19 de abril de 1914, muri en Milford, sin ha-ber tenido siquiera el dinero suficiente para su entierro.

    Tal vez, en relacin con el escondido pesar interior que lo acompa en el ltimo decenio de su vida, debemos compren-der el alcance de una pregunta escrita en una de sus medita-ciones: El placer y el dolor tienen la misma constitucin o se oponen...? . Aquellos aos vividos en ese pueblo fueron de total sencillez, como l mismo lo expresa en una de las cartas que, en 1908, le escribe a Lady Welby: ...todo mi tiempo y toda mi energa han sido absorbidos por lo que noso-tros, los yanquis, llamamos quehaceres domsticos. Pienso que en el ingls corriente este concepto est perdido. Com-prende las duras tareas diarias en una casa, especialmente cuando sta es primitiva: hachar madera, sacar agua del pozo y cosas parecidas .

    Peirce public un solo libro: Photometric Researches (1878), donde expona el resultado de sus trabajos de astro-noma y geofsica y resuma sus experiencias con el pndulo para medir la aceleracin de la gravedad, experiencia que hi-zo alcanzarle un reconocimiento internacional.

    Sin embargo dej una vasta obra, en su mayor parte no pu-blicada hasta mucho despus de su muerte. Se le atribuyen ar-tculos en revistas especializadas, singularmente en The Mo-nist y Popular Science Monthly, innumerables artculos tcni-cos de lgica matemtica y de metodologa cientfica, y di-versos trabajos tales como artculos de divulgacin, colabo-racin en diccionarios, la direccin de un centenar de tesis doctorales, reseas de obras cientficas y filosficas, que, con la ayuda sustancial de William James, le haban permitido sobrevivir. La gran cantidad de manuscritos que Charles dej fueron vendidos por su esposa a Harvard.

    El filsofo norteamericano Morris R. Cohen, public en 1923, la primera antologa de los textos de Peirce: Chance, Love and Logic, que demostraba la fecundidad del pensamiento de Charles, e inclua tambin una bibliografa detallada de sus producciones. En ese mismo ao, 1923, apareci la clebre obra de Ogden y Richards llamada The meaning of meaning (El significado del significado), que atraa la atencin del p-blico sobre la semitica de Peirce.

    Las obras de Charles Peirce, dispersas en papers ais-lados, no fueron hasta hoy totalmente publicadas, a pesar de que su edicin se inici en 1931. Entre 1931 y 1935, se pu-blicaron los seis primeros volmenes de los Collected Papers bajo la direccin de Charles Hartshorne y Paul Weiss. En 1958 aparecieron otros dos volmenes bajo la direccin de Arthur Burks. Los ocho volmenes fueron editados por la Harvard Uni-

  • versity Press. En 1997, apareci una nueva edicin de los Co-llected Papers de Charles Sanders Peirce, pero esta vez edi-tados por la Indiana University Press. An quedan escritos suficientes como para llenar varios tomos ms.

    En 1976, Carolyn Eisel public en la editorial Mouton los escritos matemticos de Peirce en cuatro volmenes, bajo el ttulo de The New Elements of Mathematics.

    Se destac mucho la famosa correspondencia de Peirce du-rante nueve aos (1903-1911) con lady Viola Welby, dama de compaa de la reina Victoria, ya que contribuy a dar a co-nocer el pensamiento de Charles sobre cuestiones semiticas; y gracias al empeo de Charles Hardwick, en 1977 dicha co-rrespondencia fue publicada en un libro titulado The Corres-pondence Between Charles Peirce and Lady Welby (Indiana Uni-versity Press), asistido por James E. Cook. En sus cartas de-ja transparentar sentimientos, no expone nicamente teoras fras; y sus escritos informales acerca del pragmatismo y otros anlisis, constituyen explicaciones mucho menos comple-jas que las que dio en sus trabajos tcnicos. Una parte de esa correspondencia fue publicada bajo el nombre de Semiotic and Significs.

    La lgica, la naturaleza del sentimiento (lo que rpida-mente denomin primeridad) y el problema de las categoras fueron, durante toda su vida, sus tres grandes temas de re-flexin. Charles es reconocido como uno de los fundadores de la teora de los signos y participante del movimiento pragma-tista.

    A juicio del filsofo Bertrand Russell, Peirce fue uno de los cerebros ms originales de fines del siglo XIX y el ms grande pensador norteamericano de todos los tiempos . Se lo ha catalogado, sobre todo, como filsofo y semitico, pero su genio segn el bigrafo contemporneo Max H. Fisch- es el intelecto ms original y polifactico que haya engendrado Amrica.

    Para conocer mejor el pensamiento de Pierce, pueden leer-se en lengua castellana:

    La ciencia de la Semitica, Charles Peirce, Ediciones Nueva Visin, Barcelona, 1986.

    Se trata de una selecta recopilacin de textos semiticos de Peirce. Un libro muy valioso para entrar en contacto di-recto con el pensamiento del autor.

    Leer a Peirce hoy, Gerard Deladalle, Editorial Gedisa, Barce-lona, 1996.

    Este estudioso francs es uno de los especialistas que mejor conoce las ideas de Peirce. El presente ensayo consti-tuye una rica sntesis de su filosofa y semitica.

  • La Semitica. 99 respuestas, Claude Marty - Robert Marty, Edicial S.A., Bs. As., 1995.

    Es una obra de divulgacin hecha en forma de 99 preguntas cu-yas respuestas se sintetizan en una pgina cada una. Un buen nmero de las cuestiones estn referidas a temas de la semi-tica de Peirce.

    II. La teora semitica

    Por Victorino Zecchetto

    Vimos cmo los escritos de Ch. Peirce fueron rescatados relativamente tarde, tan slo comenzaron a publicarse en 1931, ms de 15 aos despus de su muerte. Uno de los motivos de este retraso, se debe sin duda a la dificultad de compren-der su lenguaje y su filosofa. No es, pues, un autor de f-cil lectura, por eso los estudiantes no suelen leerlo. En consecuencia, presentar el pensamiento de Peirce en forma f-cil, es difcil. Su intrincado modo de escribir y, ms an, su personalsima terminologa, complican la comprensin de sus ideas para el comn de los estudiantes. Es, pues, un de-safo didctico el que nos proponemos. Pero lo enfrentamos, aun con el temor de morir en el intento.

    Es innegable que Ch. Peirce fue un pensador original y profundo que abri caminos en la filosofa y en la investiga-cin semitica. Sobre todo fue un filsofo. Se ubica en la heterognea corriente filosfica pragmatista, de la cual l tambin ha sido uno de los iniciadores e inspiradores. El pragmatismo pretenda construir una filosofa positiva, es decir, orientada a crear un sistema de pensamiento unificado y sostenido por la ciencia . Para ello recurre Peirce a la lgica y a las reflexiones sobre fenomenologa y epistemolo-ga, a modo de mtodo adecuado y slido, capaz de fundamentar sus ideas metafsicas. Podemos afirmar que la filosofa de Peirce es un continuo balanceo entre la lgica y la metafsi-ca, a veces pareciera que solamente se mueve con categoras formales (lgicas), y otras veces en cambio analiza los fun-damentos del ser y hace una verdadera ontologa, para develar las condiciones necesarias del ente y sus relaciones con toda la realidad. Llega incluso a plantear la relacin que pueden tener los seres ordinarios con el Ser Trascendente; despus de estudiar los rasgos que asumen las realidades de los uni-versos, Peirce afirma: Esto es un ejemplo de ciertas lneas

  • de reflexin que sugerirn inevitablemente la hiptesis de la Realidad de Dios. 1

    An est por develarse completamente el rico aporte de Peirce en el conjunto de la filosofa moderna. Nosotros abor-daremos slo sus ideas fundamentales, las relacionadas con el tema semitico, tratando de hacerlas asequibles a los estu-diantes. Nos limitaremos a destacar aquellos conceptos que ms tienen que ver con el mundo de los signos, de acuerdo al propsito y carcter de este libro. Algunas citas destacadas de Peirce ayudarn a comprender su pensamiento en forma di-recta.

    Parece una irona. Peirce que siempre fue, para sus estu-diantes y lectores, un hombre de expresiones sumamente dif-ciles y crpticas, en el siguiente texto lo vemos abogar por un lenguaje claro y exacto: La importancia de un lenguaje cientfico exacto

    Es indispensable un consenso general en cuanto al uso de trmi-nos y notaciones, no demasiado rgido, pero con una vigencia tal entre la mayora de los colegas, con respecto a la mayora de los smbolos, como para que slo sea necesario dominar un reducido nmero de sistemas de expresiones diferentes. (....) (n 221)

    En primer lugar es conveniente que cada rama de la ciencia lle-gue a tener un vocabulario que provea una familia de palabras afines para cada concepcin cientfica, y que cada palabra ten-ga un nico significado exacto. (....) Este requisito, sin du-da, debera ser entendido de modo tal que hiciera absolutamente imposible la confusin. (...) (n 222).

    La primera regla de buen gusto cuando se escribe es usar pa-labras que no den lugar a errores de comprensin; y si un lec-tor ignora el significado de las palabras, es infinitamente me-jor que sepa que no lo sabe. Esto resulta particularmente cier-to en lgica, la cual, podra decirse, basa su coherencia casi por completo en la exactitud del pensamiento (n 223).2

    1. La semitica en el contexto de su filosofa

    La semitica de Peirce hay que ubicarla en el conjunto de su teora de la realidad, digamos de su sistema metafsico y de los principales puntos referenciales que sostienen todo su pensamiento, tanto filosfico, como el cosmolgico.

    Peirce buscaba aquella universalidad de pensamiento que le permitiera comprender la totalidad del mundo, y para ello vio la necesidad de elaborar un sistema con categoras lo ms ampliamente abarcativas de las realidades conocidas y cognos-cibles. Su perspectiva semitica tiene, pues, a ser una filo-sofa del conocimiento. La teora peirciana... se presenta como una semitica cognoscitiva, como una disciplina filos-

  • fica que pretende la explicacin e interpretacin del conoci-miento humano. 3

    Tracemos, entonces, a grandes rasgos el mapa de los ele-mentos bsicos o columnas sobre las cuales construye Peirce toda su armazn filosfica. a. La realidad como trada

    Segn Peirce, toda la realidad puede ser comprendida a partir de tres categoras que permiten unificar aquello que es complejo y mltiple, a saber:

    a) El primer correlato (o primeridad = Fiertness ), es todo cuanto tiene posibilidad de ser real o imaginario. Esta pura posibilidad, aunque indeterminada todava, es la que permite despus la concrecin de todos los seres. La primeri-dad es lo abstracto, como sucede con las cualidades, por ejemplo, con la cualidad de un color (lo rojo o lo violeta antes de estar presente en un objeto concreto). El universo de la primeridad es, pues, general y sin especificacin, constituye el teln de fondo indefinido sobre el cual podr tomar perfil todo el resto.

    Con palabras de Peirce, la primeridad es el modo de ser de lo que es tal como es, positivamente y sin referencia a ninguna otra cosa. Es la primera impresin o sentimiento que recibimos de las cosas. Lo primero es el principio , el elemento inicial. Del punto de vista metafsico podemos con-cebir la primeridad como el ser en general, todo lo que puede ser pensado o dicho, aquello por el cual alguna cosa se mani-fiesta en cuanto ser, en su inefabilidad antes de ser una co-sa concreta. Peirce introduce el trmino Ground para indi-car, del punto de vista lgico, la primeridad como el momento inicial del conocimiento. En efecto el Ground es una cualidad predicada (o sea, lgica) y por tanto, una marca indefinida de base de un objeto antes que ste se destaque sobre el fondo de la indeterminacin. Al decir, por ejemplo, Las nubes son blancas asumo el Ground blanco como un punto de vista cualitativo que abarca la blancura ( quality of feeling ) sin tomar en cuenta otros aspectos posibles del objeto nubes .

    b) El segundo correlato (o secundidad = Secondness) son los fenmenos existentes, es lo posible realizado y por tanto es aquello que ocurre y se ha concretizado en relacin con la primeridad: modo de ser de lo que es en relacin a un se-gundo... .

    c) Se trata, pues, de una categora relacional, del com-bate (Peirce dice struggle ) de un fenmeno de primeridad con otro, incluyendo experiencias analgicas. La actividad semitica es algo real y en consecuencia es un fenmeno de secundidad. Lo Segundo, pues es siempre el fin, el elemento ocurrido, lo causado.

  • d) El tercer correlato (o terceridad = Thirdness) est formado por las leyes que rigen el funcionamiento de los fe-nmenos, es una categora general que da validez lgica y or-dena lo real. Dice Peirce que la terceridad es el modo de ser de lo que es tal como es al poner en relacin recproca un segundo y un tercero. Se trata, entonces, de la inter-relacin establecida con el tercer trmino, o sea, la in-terconexin de dos fenmenos en direccin a una sntesis, a alguna ley que la rige, o a lo que puede ocurrir si se esta-blecen ciertas condiciones. As, por ejemplo, no podra exis-tir ninguna semiosis sin un conjunto de principios y de leyes que la generan y ordenan. La terceridad realiza, por tanto, el enlace lgico entre primeridad y secundidad, o sea, esta-blece las condiciones hipotticas para que algo ocurra.

    Lo Tercero es el medio, la racionalidad eficiente que re-gula lo que pasa mediante la ley y, en consecuencia, tiene un carcter general , pero anclado en lo que proporciona la Primeridad y la Secundidad. Tres explicaciones de la divisin tridica

    As expuso Peirce su teora tridica. Reproducimos tres citas.

    El primero, segundo y tercer correlatos

    Provisionalmente podemos hacer una divisin a grandes rasgos de las relaciones tridicas...en:

    relaciones tridicas de comparacin,

    relaciones tridicas de funcionamiento, y relaciones tridicas de pensamiento. Las relaciones tridicas de Comparacin son aquellas cuya naturaleza

    es la de las posibilidades lgicas. Las relaciones tridicas de funciona-miento son aquellas cuya naturaleza es la de los hechos reales. Las rela-ciones tridicas de Pensamiento son aquellas cuya naturaleza es la de las leyes.

    Debemos distinguir, en toda relacin tridica, entre el Primero, el Segundo y el Tercer correlatos.

    El Primer Correlato, es, de los tres, aquel que se considera como de naturaleza ms simple, constituyendo una mera posibilidad si uno cualquiera de los tres es de esa misma naturaleza y no llegando a ser una ley a menos que los tres, en su totalidad, sean de esa naturaleza.

    El Tercer Correlato, es, de los tres aquel que se considera como de naturaleza ms compleja; es una ley siempre que alguno de los otros lo sea, y no es una mera posibilidad a menos que los tres lo sean.

    El Segundo Correlato, es, de los tres, aquel que se considera como de compejidad intermedia, de modo tal que si dos cualesquiera de los otros son de la misma naturaleza, sean ambos meras posibilidades, existencias reales o leyes, entonces el Segundo Correlato es una existencia real.

    Las relaciones tridicas son divisibles por tricotoma en tres mane-ras, segn que el Primero, el Segundo y el Tercer correlatos, respectiva-mente, sean una mera posibilidad, un existente real o una ley. Estas tres tricotomas, tomadas conjuntamente, dividen a todas las relaciones tridi-cas en diez clases. (...)

  • Adems, habr una segunda divisin similar de relaciones tridicas en diez clases, segn que las relaciones didicas que ellas constituyen entre el Primero y el Segundo Correlato, o el Primero y el Tercero, o el Segundo y el Tercero, sean de la naturaleza de las posibilidades, de los hechos existentes o de las leyes. (....)

    En toda relacin tridica genuina, el Primer Correlato puede ser con-siderado como el que determina al Tercer Correlato de algn modo; y las re-laciones tridicas pueden ser divididas segn que la determinacin del Ter-cer correlato consista en tener alguna cualidad, en estar en alguna rela-cin existencial con el Segundo Correlato o en estar en alguna relacin de pensamiento con el Segundo por algo. 4

    La Primeridad, Segundidad y Terceridad Las ideas de Primeridad, Segundidad y Terceridad son muy simples, dn-

    dole as al ser el sentido ms amplio posible, de modo de que inclua ideas tanto como cosas, e ideas que realmente tenemos o que slo imaginamos te-ner, yo las definira del siguiente modo:

    a) Primeridad es el modo de ser de aquello que es tal como es, de ma-nera positiva y sin referencia a ninguna otra cosa.

    b) Segundidad es el modo de ser de aquello que es tal como es, con respecto a una segunda cosa, pero con exclusin de toda tercera cosa.

    c) Terceridad es el modo de ser de aquello que es tal como es, al re-lacionar una segunda y una tercera cosas entre s.

    Las ideas tpicas de la Primeridad son cualidades del sentir, o meras apariencias. El color escarlata de las libreas de vuestra casa real, la cualidad en s misma, independientemente del hecho de ser percibida o re-cordada, es un ejemplo.

    Un tipo de idea de Segundidad es la experiencia del esfuerzo, con prescindencia de la idea de intencionalidad.... La existencia de la palabra esfuerzo es prueba suficiente de que la gente piensa que tiene tal idea, y basta con esto. La experiencia del esfuerzo no puede existir sin la expe-riencia de la resistencia. El esfuerzo slo es esfuerzo en virtud de que algo se le opone, y ningn tercer elemento entra en esto. ...

    En su forma genuina, la Terceridad es la relacin tridica que existe entre un signo, su objeto y el pensamiento interpretador, que es en s mis-mo un signo, considerada dicha relacin tridica como el modo de ser de un signo. ... Un Tercero es algo que siempre pone a un Primero en relacin con un Segundo. Un signo es una clase de Tercero.5

    Las tres categoras La categora lo Primero es la idea de aquello que es tal como es sin

    consideracin a ninguna otra cosa. Es decir, es la Cualidad de Sentimiento. La categora lo Segundo es la idea de aquello que es tal como es en tanto que Segundo respecto a algn Primero, sin consideracin a ninguna otra co-sa, y en particular, sin consideracin a ninguna Ley, aunque pueda ajustar-se a una ley. Es decir, es la Reaccin como elemento del Fenmeno. La cate-gora lo Tercero es la idea de aquello que es tal como es en tanto que Ter-cero, o Medio, entre un Segundo y su Primero. Es decir, es la Representa-cin como elemento del Fenmeno.6

    En resumen, el proceso tridico es el que domina la dis-posicin analtica e interpretativa de la realidad desde el sistema del pensamiento humano. Este puede describir la si-tuacin global de las cosas como cualidades (Primeridad), o en su accin real (Segundidad), o como entidades regidas por leyes y fines (Terceridad). Y siempre como una experiencia continua y fluida.

  • b. El fanern y la faneroscopa

    Cuanto aparece ante nuestros sentidos y es percibido o pensado por la mente es un fanern trmino griego que significa aquello que se muestra ; es sinnimo de fenme-no .

    Peirce considera que todo hecho semitico se explica por los estados mentales del ser humano que en forma permanente teje significaciones a partir de otras concepciones aprendi-das en los grupos sociales y en las normas culturales. l llama fanern precisamente a este fenmeno de conciencia, y lo define como la suma de todo lo que tenemos en la men-te, de cualquier manera que sea... El fanern da razn a lo que se nos impone desde fuera, pero que se hace presente a la conciencia:

    ... fanern (es) un nombre propio para denotar el contenido to-tal de una conciencia, dice Peirce.

    Aclara, sin embargo, que si algo est en la conciencia, no quiere decir necesariamente que sea solamente un fenmeno mental. Un objeto lo podemos percibir con nuestro conocimien-to y al mismo tiempo tener una existencia real y objetiva fuera de nuestra mente. El fanern es, pues, no slo algo fenomenolgico , sino tambin ontolgico .

    El fanern configura, entonces, las sensaciones y las percepciones de lo real tanto en sus formas simples como en las ms complejas. Los fanerones pueden constituirse a partir de cualquier tipo de seres, de la primeridad, secundidad o terceridad, y vinculando elementos o relaciones de una u otra categora. El estudio de los fanerones se llama farenosco-pa y sirve para analizar y clasificar la realidad. En este sentido la farenoscopa es una forma lgica de encarar las cosas con el fin de reducir al orden fenmenos diversos, in-terpretndolos funcionalmente desde las categoras de la pri-meridad, secundidad y terceridad.

    El fanern desempea, repitmoslo una vez ms, el papel de categora relacional mediante la cual vinculamos elementos simples y complejos de cualquier realidad semitica.

    Aclaremos esto con un ejemplo. Fijmonos en el signo avin . Este signo (trtese de la imagen de un avin, o el sonido de su palabra o el trmino escrito, o incluso el obje-to mismo de un avin asumido como signo de otra cosa), pode-mos leerlo desde mltiples ngulos culturales. Las valencias simples o primarias son las fnicas perceptivas, o bien los colores; y las superiores son las elaboradas en conexin con la realidad tecnolgica o tambin con las ideas econmicas o tursticas que relacionamos con dicho signo. Se produce, por tanto, un tejido de relaciones que va pasando por los niveles

  • de las tres categoras, en cada una de las cuales el mismo fanern cobra valencias diversas.

    En este punto cabe observar que Peirce se coloca en la corriente del pensamiento pragmatista , precisamente por sus reflexiones sobre la faneroscopa, o sea, por su estudio y anlisis fenomenolgico de la realidad. Este es el motivo por el cual se le designa como uno de los filsofos iniciado-res del pragmatismo moderno. Qu es el pragmatismo? Peirce lo describe a partir y en coherencia con las categoras de la faneroscopa. El pragmatismo, dice, pretende determinar el significado real de los signos (ideas, conceptos, pensamien-tos...etc.), o sea, de aquello que se afirma sobre las cosas u objetos. Se trata, entonces, de un mtodo para averiguar la validez de nuestros razonamientos sobre algo. Esa validez pragmtica se convalida al considerar las consecuencias prc-ticas que tales afirmaciones nos reportan, la verdad prctica que encierran. En palabras mismas de Peirce, el principio m-ximo del pragmatismo consiste en esto:

    Considerar cules son los efectos prcticos que pensamos pueden ser producidos por el objeto de nuestra concepcin. El sentido de todos esos efectos es la concepcin completa del objeto.7

    En consecuencia la concepcin completa de algo nos da probabilidad de es-tar seguros de las afirmaciones que hacemos. Segn Peirce, para que la probabili-dad genere seguridad, es obvio que debe poseer la naturaleza de un hecho real, y no un mero estado de nimo.8

    Por qu? Porque de otro modo slo nos quedaramos en el terreno de la lgica. Se trata en cambio de una verdad que pretende ir ms all de las meras elucubraciones mentales, porque apunta a la prctica.

    Al respecto, Peirce afirma: Segn nos ensea el pragma-tismo, lo que pensamos ha de ser interpretado en funcin de lo que estamos dispuestos a hacer, entonces con seguridad, la lgica o la doctrina de lo que debemos pensar, tiene que ser una aplicacin de la doctrina de lo que deliberadamente re-solvemos hacer, la cual es la tica. 9

    No hace falta explicar otras nociones elaboradas por Peirce sobre el pragmatismo y, ms especficamente para ana-lizar los componentes del fanern . Es suficiente retener que toda la realidad farenoscpica, va conectada con la tra-da del signo, y explica la presencia de sentidos previos en la mente de los sujetos que leen las realidades sgnicas, las cuales funcionan como elementos combinatorios con cada aspec-to de la trada.

    En el marco de esas ideas, dichas ac de modo muy sint-tico, vamos a colocar a continuacin las principales nociones de su teora del signo. 2. El signo segn Peirce

  • Uno de los puntos ms destacados de la semitica de Peir-ce es su peculiar concepcin del signo. Las reflexiones que hace al respecto son bastante complejas, de modo que para fa-cilitar su comprensin nosotros nos esforzaremos en presen-tarlas de manera simplificada, pero sin quitarle lo esencial.

    Peirce aplica al signo la trada lgica que ya haba uti-lizado para indagar el resto de la realidad. a) Los tres componentes del signo

    La funcin del signo -afirma Peirce- consiste en ser algo que est en lugar de otra cosa bajo algn aspecto o capacidad . El signo es una representacin por la cual al-guien puede mentalmente remitirse a un objeto. En este proce-so se hacen presentes tres elementos formales de la trada a modo de soportes y relacionados entre s: el primero es el representamen relacionado con su objeto (lo segundo), y el tercero que es el interpretante .

    - El representamen: es la representacin de algo, o sea, es el signo como elemento inicial de toda semiosis.

    Siendo el representamen la expresin que muestra alguna cosa (lo que aparece como signo), casi siempre es fruto del artificio o de arbitrariedad de quienes lo crean, como sucede con las lenguas. Segn Peirce el representamen se dirige a alguien en forma de estmulo, como lo que est en lugar de otra cosa para la formacin de otro signo equivalente que ser el interpretante.

    A veces las propiedades expresivas del representamen son ambiguas y originan sentidos e interpretaciones diversas.

    En resumen, el representamen es simplemente el signo en s mismo, tomado formalmente en un proceso concreto de semio-sis, pero no debemos considerarlo un objeto, sino una reali-dad terica y mental.

    - El interpretante es lo que produce el representamen en la mente de la persona. En el fondo es la idea del represen-tamen, o sea, del signo mismo. Peirce dice que un signo es un representamen que tiene un interpretante mental. 10

    Esto significa que el interpretante es la captacin del significado en relacin con su significante; en definitiva el interpretante es siempre otro signo y por tanto, algo le agrega al objeto del primero. Y como dentro del modelo tri-dico la gestacin semisica es continua, el interpretante puede estar constituido por un desarrollo de uno o ms sig-nos. Peirce distingue el interpretante inmediato del in-terpretante dinmico , segn la funcin que desempea en el proceso de la semiosis.

    El interpretante inmediato es aquel que corresponde al significado del signo, a lo que l representa; mientras que el interpretante dinmico es el efecto que el inter-pretante produce en la mente del sujeto), es la cadena de re-percusiones en la mente del sujeto. Pongamos este ejemplo: si

  • le digo a un amigo: Gan la lotera , el interpretante in-mediato es la idea que l se hace en ese instante de la ex-presin ganar la lotera ; en cambio el interpretante din-mico es el efecto que produce la frase que escucha, ese efec-to son otras ideas o signos, tales como qu suerte la tu-ya !, Yo nunca me saco nada , No estar mintiendo?

    No hay que imaginar al interpretante como una persona que lee el signo, sino que se trata nicamente de la repercusin de dicho signo en la mente. La nocin de interpretante, segn Peirce, encuadra perfectamente con la actividad mental del ser humano, donde todo pensamiento no es sino la representa-cin de otro: el significado de una representacin no puede ser sino otra representacin .

    - El objeto es aquello a lo que alude el representamen y -dice Peirce- Este signo est en lugar de algo: su objeto. Debemos entonces, entender por objeto la denotacin formal del signo en relacin con los otros componentes del mismo. A este objeto Peirce lo denomina objeto inmediato , porque est dentro de la semiosis; debe distinguirse del objeto dinmico o designatum , el que est fuera del signo y es el que sostiene el contenido del representamen: Debemos distinguir el Objeto Inmediato, que es el Objeto tal como es representado por el signo mismo, y cuyo Ser es, entonces, de-pendiente de la Representacin de l en el Signo; y por otra parte el Objeto Dinmico, que es la Realidad que, por algn medio, arbitra la forma de determinar el Signo a su Repres