Revista DMA - Testimonios de Gratuidad (Julio - Agosto 2011)

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REVISTA DE LAS HIJAS DE MARÍA AUXILIADORA damihi animas 2011 Año LVIII Mensual n. 7/8 Julio/Agosto Poste Italiane SpA Spedizione in Abbonamento Postale D.L. 353/2003 (conv. in L. 27/02/2004 n° 46) art.1, comma 2 - DCB Roma TESTIMONIOS DE GRATUIDAD

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Revista de la Hijas de María Auxiliadora

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damihianimas2011Año LVIII Mensual n. 7/8 Julio/Agosto

Poste Italiane SpA Spedizione in Abbonamento Postale D.L. 353/2003 (conv. in L. 27/02/2004 n° 46) art.1, comma 2 - DCB Roma

TESTIMONIOS

DE GRATUIDAD

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4 EditorialLa opción de la no-posesiónde Giuseppina Teruggi

5DossierTestimonios de Gratuidad

13Primerplano14Paso tras pasoDon Bosco y la pedagogía del ambiente

16Raíces de futuroDesde Mornese al mundo

18Amor y Justicia“...Id también vosotros a mi viña”

20Hilo de AriadnaLa soledad

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dmaRevista de las Hijas

de María AuxiliadoraVía Ateneo Salesiano 81

00139 Roma

tel. 06/87.274.1 • fax 06/87.13.23.06e-mail: [email protected]

Directora responsableMariagrazia Curti

RedacciónGiuseppina TeruggiAnna Rita Cristaino

ColaboradorasTonny Aldana • Julia Arciniegas

Mara Borsi • Piera Cavaglià

María Antonia Chinello • Anna CondòEmilia Di Massimo • Dora Eylenstein

Laura Gaeta • Bruna GrassiniMaría Pía Giudici • Palma Lionetti

Anna Mariani • Adriana NepiLouise Passero • María PerentalerPaola Pignatelli • Lucía M. Roces

María Rossi • Loli Ruiz Pérez

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27En búsqueda 28CulturasEscuela viva

30 PastoralmenteLa pastoral juvenil de B. 16

32Mujeres en contextoEl perfume de la gratuidad

34Nuestra TierraAgua un derecho negado

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AÑO LVIII • MENSUAL / JULIO AGOSTO 2011

35Comunicar36Testimonios digitalesPerfiles del continente digital

38De persona a personaCuando no bastan las palabras

40Vídeo El cisne negro

42VitrinaRecensiones de vídeo y libros

44LibroEl libro del discípulo

46Carta de una amigaLa “picardía” del perdón

n.7/8 Julio agosto 2011Tip. Istituto Salesiano Pio XI

Via Umbertide 11,00181 Roma

ASSOCIATAUNIONE STAMPA PERIODICA ITALIANA

Bernadette Sangma• Martha SéïdeTraductoras

Alemán • Inspectorías alemana y austriaca Español • Amparo Contreras Álvarez

Francés • Anne Marie BaudInglés • Louise Passero

Japonés • Inspectoría japonesaPolaco • Janina Stankiewicz

Portugués • María Aparecida NunesEDICIÓN EXTRACOMERCIAL

Istituto Internazionale Maria AusiliatriceVia Ateneo Salesiano 81, 00139 Roma

c.c.p. 47272000Reg. Trib. Di Roma n. 13125 del 16-1-1970

Sped. abb. post. art. 2, comma 20/c, legge 662/96 – Filiale di Roma

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de nuestras comunidades, cada vez más inter-culturales.Una opción enraizada en los orígenes del Ins-tituto. En Valdocco, en Mornese “no es la per-sona individual la que educa, sino la comuni-dad con la riqueza de los dones aportados porcada uno de los miembros, con la integracióny la armonización de las diferencias”. Éste es elcriterio que – en la línea de los recientes docu-mentos – guía nuestros caminos hoy para“unir las fuerzas y coordinar las iniciativas”.

La actitud de no-posesión constituye tambiénun entrenamiento para vivir de forma serena lasoledad, que toca cada vida humana y puedeser “creativa, fecunda, abierta a las relaciones”,porque “soledad y sociabilidad no son dos re-alidades opuestas e incompatibles, sino com-plementarias.

Muchos son los testimonios de la no-pose-sión, dentro y fuera de nuestras comunidades.Como María Adela y Elio que afirman conven-cidos: “Si nosotros logramos (y sabemos cuándifícil es) vaciarnos de nosotros y de nuestroego, ponernos a disposición y dejamos que lavida se deslice en nosotros como en un vasosiempre abierto a acoger el agua pura que ca-da día se nos ofrece…, entonces nos hacemoscapaces de hacer cosas que no imaginábamospoder hacer, porque es la Vida la que se desli-za a través de nosotros y fecunda el mundo”.

[email protected]

La opción de la no-posesiónGiuseppina Teruggi

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Hay un motivo de fondo, como un hilo con-ductor – lo podemos denominar no-posesión– que atraviesa varios artículos de este núme-ro del DMA. Un retorno del todo salesiano, ytambién de sabor franciscano, si evocamos laspalabras de un conocido recital sobre SanFrancisco de Asís: “Regla 1 – Nosotros pedi-mos el permiso de poseer nunca ninguna po-sesión”. Es una connotación de la gratuidadque, si se convierte en estilo de vida, puedehacernos “las personas más libres, más feli-ces” y ayudarnos a tomar la vida con más hu-morismo. Vivir la gratuidad despoja de la pre-ocupación de defender espacios personales,ayuda a redimensionar la pretensión de consi-derar “mío” cuanto es don a compartir, quepertenece a todos. Camino de conversión difí-cil hoy; una provocación, una alternativa evan-gélica al individualismo.

La opción de la no-posesión, además de libe-rar de miedos de expropiación, permite supe-rar la tentación de sentirse “propietarios” enlugar de “administradores”. Una óptica seme-jante sostiene el compromiso de la laboriosi-dad asidua y responsable de quien sabe que escolaborador/colaboradora en el completarsede la creación. Nuestra Regla de vida nos indi-ca un camino a recorrer cuando invita a “so-meternos con generosidad a la ley común deltrabajo”, para dar una aportación al bien co-mún, poniendo a disposición lo que se es.También esto es “signo de amor”; puede califi-car nuestra identidad y caracterizar el rostro

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Testimonios

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“Gratis lo recibisteis; dadlo gratis” (Mt10,8). Sin cálculos. Libres.Ser conscientes de esto nos hace entrar enla libertad y en la verdad del gran misteriode nuestra fe.Testimonios de gratuidad decíamos, queno pueden no testimoniar felicidad. Si só-lo por un instante, lográramos percibir to-do el amor con que estamos inundados, sisólo lográramos sentir bien el gran y conti-nuo abrazo con el que nos envuelve el Se-ñor, nos faltaría el aliento, nos pareceríademasiado, nos sentiríamos incapaces pa-ra tanto bien.Pero ser conscientes de ello al menos unpoco nos haría afrontar la vida con una mi-rada más libre, más sincera. Nos llevaría ahacer de nuestra vida una continua explo-ración, un continuo buscar indicios queconfirmen nuestro sentirnos amados, sincansarnos de buscar, y sobre todo sin pre-tender retener. Como la esposa en el Can-tar de los cantares. Sabe que no ha hechonada para merecer todo el amor del ama-do, pero es consciente de que por el solohecho de existir es digna de amor. En surecorrido para encontrar al amado, seequivoca, cae, se aparta, tiene miedo, perologra encontrar el valor de levantarse denuevo, de correr en búsqueda de aquelque es su única felicidad y de ponerlo co-mo sello en su propio corazón.

El valor de la gratuidad

Hay que tener valor para aceptar haber si-do amados primero. Se necesita valor para

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“¿Qué tienes que no lo hayas recibido?” (1 Cor. 4,7).

El conocimiento de haber sido dados a no-sotros mismos, por un gesto puramentegratuito de Dios, nos hace percibir nuestravida como algo particularmente misterio-so, y al mismo tiempo cautivador. Basta mirar alrededor para descubrir quetodo lo que nos rodea está allí por un plangratuito de Dios. Las personas, la creación,los acontecimientos, todo lo que entra enrelación con nosotros es algo que, si lopensamos bien, no lo hemos conquistado,sino que todo se nos ha dado por gracia.Si tuviéramos conocimiento de ello, si lo-gráramos entenderlo, darnos cuenta deello en cada instante de nuestra vida nopodríamos cesar de decir gracias.Todo el Amor que Dios es, Él nos lo ha dado. Todo lo que existe, se nos ha hechocercano por Jesús, don por excelencia del Padre, que continúa cada día en la Eu-caristía.

Testimonios de gratuidad, porque testimo-nios de un concepto de la vida que vuelcalas prioridades. En primer lugar está el re-conocimiento de haber sido amados des-de siempre, desde la eternidad, amadospor el Amor. Luego viene nuestra íntimanecesidad de compartir el don recibido.De entrar en relación con todo lo que noshabla de Él.

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aceptar la gratuidad de Dios. Se necesitavalor porque todo esto hace que entremosen una lógica en la que todo puede suce-der, en la que no hay cálculos y donde a lasprevisiones no siempre corresponde eléxito.A veces se oye que algunos padres dicen asus hijos “sé bueno, sino mamá (o papá) yano te querrá”. Dios no razona así. Él nosquiere y basta.Aprender la gratuidad de Dios es ejercicioarduo. Nosotros ¿lograremos conservar el

afecto hacia nuestros ami-gos también cuando éstosnos engañan, amar a nues-tras hermanas cuando ya nocompartimos nada de loque hacen, querer la com-pañía de personas que nosirritan o que nos envían sen-saciones negativas?Creo que ser testimonios degratuidad es esto precisa-mente. Nuestro amar no esun amar romántico, hechode corazoncitos y estrellitasque se iluminan. Nuestroamar es difícil porque esgratuito. Porque no tieneprecio.Pero imaginemos que vivi-mos en la más pura gratui-dad. Seríamos las personasmás libres, más felices, y sa-bríamos seguramente tomarla vida con más humorismo.Nada se nos debe a cambio,nada de consideraciones ocertificados de estima, nadade competiciones para lle-gar los primeros, nada deacaparamientos, nada deelucubraciones mentales,nada de ganancia a incre-mentar, nada a ahorrar, todoa perder.

Es un camino bien distinto al descenso.Quizás es necesario redescubrir la bellezadel equilibrio entre contemplación y ac-ción, de aquel equilibrio leve, fruto de unamística vivida con optimismo, como noshan enseñado Don Bosco y Madre Mazza-rello.

El ejemplo de Jesús de Nazaret

Jesús es testimonio de una existencia ente-ramente gratuita. Actúa con gratuidad ab-soluta y lo mismo recomienda a sus discí-

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vende, donde todo se produce para serconsumido y desechado, allí irrumpe el es-cándalo de la gratuidad. En un cierto senti-do, es también una vuelta a la realidad,porque nos lleva a comprender que no to-do se puede adquirir, convertir en dinero,negociar. Hay bienes fuera de precio, queson absolutamente trascendentales, y queactúan en la profunda naturaleza de la per-sona. En la gratuidad la persona se hacecreativa, mientras que al negociar es repe-titiva.

Todo es gracia

La gratuidad es gracia, porque es don nosólo para quien recibe actos de gratuidad,sino también para quien los realiza, por-que la capacidad de amar gratuitamente esalgo que acaece en nosotros sorprendién-donos siempre, como cuando somos ca-paces de volver a empezar después de unagran quiebra, o de perdonar de verdadgraves errores de los otros y nuestros. Tenemos que ver con la gratuidad todaslas veces que un comportamiento se llevaa cabo también por motivaciones intrínse-cas y no primariamente por un objetivo ex-terno al comportamiento mismo. Cuandose activa la dimensión de la gratuidad, elcamino a recorrer es importante cuanto lameta a alcanzar. La categoría que más dicequé es la gratuidad es ágape. En efecto, nohay comportamiento inspirado en el ága-

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pulos. Cuando se descubre la vida comoun don, como un regalo de mucho valor eimpagable, entonces la gratuidad rebosa yalcanza a todos bajo forma de signos en-carnados.En la narración del perfume vertido en lospies de Jesús, la mirada de Jesús es puragratuidad, la única mirada gratuita entrelos presentes. Algunos leen el gesto condesmedido interés y llegan hasta a calcularel precio de aquel perfume. Pero Jesús vesólo la profundidad del amor que aquellamujer manifiesta externamente. Y aconte-ce lo mismo en la narración de la multipli-cación de los panes. Mientras los discípu-los están preocupados por cuánto costarácomprar todo aquel pan, Jesús analiza elmomento sólo con la óptica de la gratui-dad de Dios respecto a la humanidad, unDios que da pan en abundancia para to-dos, tanto que queda de sobras.Esto nos tendría que poner ante la vidacon admiración y gratitud cultivando unconstante deseo de ofrecimiento y dedon.

La gratuidad es un reto, una provocaciónal mundo ordenado y planificado. La gra-tuidad requiere ir más allá del modelodentro del cual a menudo somos arrastra-dos. Pero este paso lo hacemos con lasmanos vacías, provistos sólo con nuestrahumanidad. Donde todo se compra y se

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El amor propio, el amor de sí mismo,aquel egocentrismo que no sólo tiende aponernos en el centro del universo, sinoque hace que rechacemos la lógica deldon y de la gratuidad; todo se nos debe,todo es nuestra posible presa, todo estásubordinado a nuestros deseos y a nues-tros sueños. Pero así quitamos espaciovital a los demás y sin darnos cuenta de

ello, acabamos por quitarlo a nosotrosmismos, por sofocarnos con nuestrasmismas manos; en efecto, desde luegono se nos da vivir, pero concierne a noso-tros hacer de los otros o nuestro infiernoo la fuente de una reconciliación com-partida y por eso auténtica y duradera.

(Lettere a un amico sulla vita spirituale,Bianchi Enzo, Qiqajon)

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pe sin gratuidad. Esta condición necesariasirve ya a distinguir la gratuidad del altruis-mo o de la filantropía. El don puede sergratuidad, pero también no, cuando en eldon prevalece la dimensión de la obliga-ción. Otra palabra que puede ayudar acaptar una dimensión necesaria de la gra-tuidad es inocencia, que encontramos so-bre todo en los niños.Hay también gratuidad en la acción dequien, como narra Primo Levi, en un campode concentración decidía hacer un “muroderecho” (y no torcido), no obstante nofuera utilizado por nadie y “no sirviera pa-ra nada”. La gratuidad es pues una dimen-sión que puede acompañar cualquier ac-ción a la que se puede responder sólo conotro acto de gratuidad o don.

El peligro del adjetivo “mío”

Dios se revela como amor gratuito en símismo y en lo que hace. Todo lo que exis-te, siendo fruto de la creatividad de Dios,

lleva consigo, como una marca de fábricaque se convierte en su razón de ser, laimagen de este amor gratuito. Cada cosaque existe es don y como un tesoro pre-cioso o como un talento único, no existepara ser conservado o admirado, sino pa-ra ser dado, de esta forma desarrolla suscapacidades y peculiaridades. Sólo así ca-da don engendra la vida y se convierte en“imagen de Dios” también en esto. Todo lo que somos, alma y cuerpo, todo loque poseemos, física y espiritualmente,toda la creación que nos rodea con todaslas criaturas que la pueblan, todos losafectos, los sentimientos, los instintos, losdeseos, las esperanzas… todas estas cosasson “bienes que pertenecen a los demás”.Desde esta conciencia de los bienes queson para los otros, nace el espíritu de lano posesión que difícilmente emplea eladjetivo “mío”, también nosotros mismos,también nuestros talentos.El adjetivo “mío” indica algo que es de mi

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Si pudiéramos dirigirnos a un gran escritor ruso del pasado, como Lev Tolstòj y pe-dirle que nos describiera su visión de gratuidad, quizás nos respondería con el ini-cio de una de sus obras maestras literarias, Resurrección: “Por mucho que buscaranlos hombres, recogidos en un espacio pequeño a centenares de miles, deteriorar aque-lla tierra en la que se apretujaban, por cuanto embaldosaran con piedras la tierra paraque no creciera nada, por cuanto arrancaran cada hilo de hierba que despuntaba, porcuanto ennegrecieran el aire con hulla o con el petróleo, por cuanto mutilaran los ár-boles y echaran a todos los animales y los pájaros, la primavera era primavera, hastaen la ciudad. El sol calentaba, la hierba, volviendo a la vida, crecía y reverdecía por do-quier no había sido extirpada, no sólo en las eras de los paseos, sino también entrelos lastrones de piedras, y los abedules, los álamos, los prados dilataban sus hojas vis-cosas y perfumadas, los tilos hinchaban las yemas que ya estallaban; cornejas, gorrion-citos y pichones, sintiendo la primavera, ya preparaban festivamente los nidos, y lasmoscas calentadas por el sol, zurriando por las paredes. Estaban alegres y los vege-tales, y los pájaros, y los insectos, y los niños. Pero los hombres – aquellos mayores,los adultos – no cesaban de engañarse a sí mismos y a los otros. Los hombres consi-deraban que sagrado e importante era, no aquella mañana de primavera, no aquellabelleza del mundo de Dios, dada para el bien de todas las criaturas – belleza dispues-ta para la paz, el acuerdo y el amor – sino que sagrado e importante era aquello queellos mismos habían excogitado para dominar los unos sobre los otros”.

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misma naturalidad los vaciemos. El respirode la vida es éste: un continuo pasar delrecibir al dar. Entre las cosas creadas nohay plenitud de vida sólo en el dar o sóloen el recibir, sólo en el hablar o sólo en elescuchar, sólo en el amar o sólo en el seramados, sólo en el pensar sin actuar, sinoen la alternancia de los dos aspectos, quepodemos encontrar equilibradamente enla cooperación, en el diálogo, en la comu-nión, que son fruto del amor. El amor sabedar y sabe recibir.La vida en comunidad, nos hace experi-mentar la no posesión, antes bien nos lle-va a darnos a nosotros mismos; damosnuestra presencia hasta dar nuestra vida.Estamos en comunidad para los otros,nuestra presencia es expresión de nues-tro sentirnos allí para los demás.

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propiedad, y está en oposición a lo que encambio se indica por la palabra “común”.Por lo tanto lo que es común pertenece amuchos, a todos. En la comunidad, todose pone en común, por lo tanto la comu-nidad puede ser vista como el lugar delcompartir, del don y de la responsabili-dad.Es el espíritu de la pobreza, o ser pobresen espíritu, lo que nos da conciencia deque hemos recibido todo gratuitamente yque cada don es para los demás. Pobre enespíritu no es quien no tiene bienes niafectos, sino aquel que sabe que todas lascosas son bienes para los demás.La gratuidad, pues, lleva a vivir cada cosacomo don; recibido y a dar, espontáneocomo la respiración, que hace que llene-mos los pulmones cogiendo aire y con la

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Pablo VI en la Populorumprogressio pedía que seconfigurara un modelo deeconomía de mercado ca-paz de incluir, al menoscomo tendencia, a todoslos pueblos y no única-mente a aquellos adecua-damente preparados. Pe-día que nos comprometié-ramos a promover unmundo más humano paratodos, un mundo en elque todos tuvieran “algopara dar y para recibir, sinque el progreso de losunos constituya un obstá-culo para el desarrollo delos otros” (94). (…)Cuando la lógica del mer-cado y la del Estado con-cuerdan entre sí para con-tinuar con el monopolio

de los respectivos ámbitosde influencia, a la largaviene a menos la solidari-dad en las relaciones entrelos ciudadanos, la partici-pación y la adhesión, el ac-tuar gratuito, que son otracosa respecto al “dar paratener”, propio de la lógicadel intercambio, y al “darpara deber”, propio de lalógica de los comporta-mientos públicos, impues-tos por la ley del Estado. Lavictoria sobre el subdesa-rrollo requiere actuar nosólo sobre la mejora de lastransacciones fundamen-tadas en el intercambio,no sólo sobre las transfe-rencias de las estructurasasistenciales de naturalezapública, sino sobre todo

en la progresiva apertura,en contexto mundial, a for-mas de actividad económi-ca caracterizadas por cuo-tas de gratuidad y de co-munión. El binomio exclu-sivo mercado-Estado co-rroe la sociabilidad, mien-tras que las formas econó-micas solidarias, que en-cuentran su terreno mejoren la sociedad civil sin re-ducirse a ella, crean socia-bilidad. El mercado de lagratuidad no existe y no sepueden disponer por leyactitudes gratuitas. Y, sinembargo, tanto el merca-do como la política necesi-tan personas abiertas aldon recíproco.

(Caritas in veritate, 39)

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El yo comunión

Ser testimonios de gratuidad es tambiénser testimonios de fraternidad, pasandodel egoísmo a la solidaridad, al amor. Encomunidad experimento concretamentemi capacidad de don, dando el tiempo, lapresencia, las fuerzas, el todo por un biencomún, a servicio de la única misión.Nuestro trabajo pastoral, si es signo decompartir, de relación, de diálogo, hablade don gratuito.También nuestra oración, cuando no estácentrada en nosotros mismos, se hacedon, respuesta a la decisión absoluta, prio-ritaria y gratuita de Dios de entrar en rela-ción con nosotros, acogida de su Palabra yde su Espíritu. Oración que se hace des-centralización de nuestro yo para centrar-se en el Yo de Cristo en un movimiento deapertura que lleva a la comunión con Diospor Cristo en el Espíritu Santo que empujahacia la caridad. Si nuestras comunidades educativas sonlos lugares donde mujeres y hombres, jó-venes y menos jóvenes, viven y trabajanjuntos con gratuidad, para servir el evan-gelio a través del servicio educativo, éstasse hacen elocuentes del mensaje de Cris-to. Entonces en estas comunidades sepueden testimoniar los fuertes valores delperdón, de la reciprocidad, de la gratui-dad, de la reconciliación, del seguimiento.Instaurar relaciones caracterizadas por lagratuidad, hace más sencillo testimoniarel amor. La gratuidad de los gestos cotidia-nos que se cumplen a menudo es la únicadimensión elocuente en un mundo y unasociedad que parecen medir todo sobreel aparentar, sobre la imagen, sobre la efi-cacia. También a nivel social, como recuerda Be-nedicto XVI en la encíclica Caritas in veri-tate, se puede tomar conciencia de cómoen la lógica dominante del mercado sepueden introducir concretamente instan-

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cias de gratuidad fraterna, de solidaridadhumana, de un estilo de vida más sobrio yesencial, con una descubierta dimensiónde fraternidad universal.

Los pasos de la gratuidad

Es importante pasar del ser consumidoresde la vida a ser distribuidores de la mismaporque la percibimos como gratuidad. Heaquí entonces la importancia de cultivaractitudes de reconocimiento. La gratuidades signo de una personalidad madura e in-tegrada. Ésta se refleja en todas las activi-dades, especialmente en la oración.

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En efecto, el agradecimiento supone elsentido de la alteridad, la puesta en crisisdel propio narcisismo, la capacidad de en-trar en relación con un “tú”. Es agradecidoquien sabe que vive una dimensión de re-ciprocidad con los demás. En la relacióncon el Señor la capacidad eucarística indi-ca la madurez de fe del creyente que reco-noce que “todo es gracia”, que el amor delSeñor precede, acompaña y sigue la pro-pia vida.A la gratuidad de Dios hacia el hombre res-ponde pues el reconocimiento del don y elagradecimiento, la gratitud de la persona.El agradecimiento es la modalidad espiri-tual peculiar con la que el cristiano se rela-ciona con el mundo, las cosas, los demás.

El cristiano responde al don de Dios ha-ciendo de la propia vida un don, un agra-decimiento, una eucaristía viviente.Los actos de cortesía, por ejemplo, sea co-mo fuere que se expresen, constituyenformas concretas para manifestar nuestragratitud. En efecto, cada gesto de recono-cimiento, hace que el sucesivo sea más fá-cil. El término gentileza, puede causar pe-queñas reacciones alérgicas, sobre todoen quien la ha tenido que practicar paradispensar deberes formales. Pero la genti-leza, entendida como virtud, no se agotaen este o aquel gesto amable, de buenaeducación, sino que está constituida porun conjunto de cualidades, es un habitusque hace a la persona buena, sensible alas necesidades de los demás, generosa ycuidadosa, compasiva y siempre motivadaen su actuar por la atención hacia el próji-mo. Es una actitud que plasma la identi-dad de la persona.Decir gracias, no es sólo una señal de bue-na educación, sino el reconocer que elotro es para nosotros don. Hacer de for-ma, con nuestras acciones, que el otro sesienta bien, se sienta reconocido, es unprimer acto de amor gratuito. Es un pri-mer ejercicio que me hace descentralizar,que desvía mi atención de mí mismo.La dimensión de la gratuidad hace crecernuestra libertad y nos abre a la responsa-bilidad. Todos somos libres de elegir quétipo de acciones emprender, pero no po-demos salir de la conexión que une elbien recibido por el bien dado. En efecto,la verdadera libertad es la de sentirse res-ponsables del mucho amor recibido, dadoque nada hace responsables como elamor o como la conciencia de haber sidoamados.

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Profundizaciones

pedagógicas bíblicas

y educativas

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por cada uno de los miembros, con la in-tegración y con la armonización de las di-ferencias.

Para Don Bosco la casa es, por lo tanto,más que una estructura, una experienciade comunión entre personas que se ayu-dan, un proceso del y con el corazón, conla referencia constante a Dios, como cus-todio y perfecto conocedor del corazónde las personas.

Es la comunidad la que se encarga de todala realidad vital de los jóvenes, y en unarelación de ‘reciprocidad’ les implica con

Don Bosco y la pedagogía de ambienteMaría Fisichella

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Don Bosco sueña y propone en Valdoccouna experiencia de familia y crea un espa-cio de vida para los jóvenes que no tienenni casa, ni puntos de referencia, ofrece un ambiente, un espacio vital que quiereser para cada joven: casa, familia, escuela,‘patio’.

Pidiendo a Mamá Margarita que le acom-pañe y que sea madre de sus jóvenes, ex-presa la convicción, la intuición de que laexperiencia educativa necesita una fami-lia, una comunidad de referencia. No es lapersona sola quien educa, sino la comuni-dad con la riqueza de los dones aportados

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“Como educadoras salesianas actuamos nuestra misión en cuanto comunidad animada por el espíritu de familia (cf. Const. 50).

En ella se encuentran espacios para rezar, pensar, proyectar, trabajar y celebrar juntos,

valorando e integrando las aportaciones de las distintas generaciones.

Las palabras de Don Bosco resuenan particularmente actuales: “Al estar muchos juntos, aumenta la alegría,

anima para aguantar las fatigas… y sirve de estímulo ver el aprovechamiento de los demás.

El vivir entre muchos que practican el bien, nos estimula, sin apenas darnos cuenta”

(Memorias Biográficas de San Juan Bosco Vol. VII, p. 511) – PF 27.

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pira es el típico de la familia, una familia ri-ca de relaciones que acoge incondicional-mente, promueve la vida de cada uno delos miembros, crea condiciones para quecada uno sea él mismo, dé y crezca en laparte mejor de sí mismo. Es un estilo queresponsabiliza e implica a los jóvenes, co-mo primeros actores y protagonistas, de laacción educativa.Don Bosco era consciente de que la rela-ción es constitutiva de la persona y encuanto tal hace que sea lo que está en re-lación consigo misma y ante el otro. Pero,al mismo tiempo, no ignoraba las dificul-tades y las ambivalencias que pueden

atravesar cada relación. Para vivir el autén-tico espíritu de familia es necesario un ca-mino constante de purificación, de libera-ción interior que encuentra en el amor elsignificado más auténtico (Cf. PF 27).

El estilo del acompañamiento educativode Don Bosco que continúa inspirando aquien actúa en el campo de la educaciónsalesiana, tiene el rostro del pastor-educa-dor que se inclina a la búsqueda de susovejas, las alcanza en su ‘aquí y ahora’ sehace cargo de ellas y cuida todo lo quepuede ayudar a predisponer el ánimo a laconfianza.

La educación con estilo salesiano, se con-creta en la asistencia, en una presenciaamable y discreta, pero firme y clara, queacompaña con la persuasión y la bondad,apelando a la razón y al amor. Se actúacuando la relación recorre los caminos delcorazón porque para Don Bosco “la edu-cación es cosa del corazón”.

El corazón del que habla Don Bosco esamorevolezza que hace sentir a los jóve-nes que son amados, que ama lo queaman los jóvenes. Pero también es razón yreligión que hace crecer en la relacióncon Jesús a través de la única fuerza de lapersuasión y del amor.

El educador, la educadora acompaña, porlo tanto, con el estilo del Sistema Preven-tivo, liberándose de tareas rígidas o es-quemas reductores para abrirse a acogerel mundo vital del otro y, en algunos ca-sos, esperando recibir de él el permiso pa-ra entrar en él.

María, Madre y educadora, es Aquella enquien Don Bosco se inspira para aprenderel arte de la síntesis: fundir juntos el prin-cipio paterno que llama de nuevo a laspersonas al sentido de responsabilidad, yel materno que manda de nuevo a la aco-gida ilimitada y a la misericordia incondi-cional como sólo una madre sabe ofrecer.

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la creación y la experiencia de relacionesque sean realmente ‘generadoras’.

Es la entera comunidad la que crea am-bientes formativos ricos de estímulos, conritmos y actividades atrayentes y que im-plican, con presencias de educadores yamigos significativos.En Valdocco, el estilo, el clima que se res-

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gliero, que partió para América en no-viembre de 1875: “Acuérdate que para oc-tubre nosotros procuraremos enviar atreinta Hijas de María Auxiliadora con unadecena de Salesianos, algunos incluso an-tes, si hay urgencia” (Ep. III, 11). La realiza-ción será posible en 1877 con sólo seisFMA, extraordinarias en su joven edad,humildes y fuertes pioneras, abiertas sinprejuicios a nuevas realidades desconoci-das. “Don Cagliero ha hecho la elección, ylas seis designadas estudian prontamenteel Español y se preparan a partir en el pró-ximo noviembre” (Ep. III, 213).Con valentía y celo intuyen ya en el aven-turero viaje como conjugar fatigas y mi-sión, desde el mal de mar (“a una le dabavueltas la cabeza, la otra se sentía el estó-mago revuelto… ofrecíamos el trabajo alSeñor y luego dormíamos”) al catecismo,al canto, al testimonio sereno que asom-bra a los compañeros de viaje, compren-dido el capitán. “En el barco hemos podi-do darnos cuenta de la gran necesidad dehacer conocer y amar a Dios, y ardemos endeseos de darnos a las almas” (Cronohis-toria 2, p. 260).La acogida no será óptima, ni siquiera lacasa está a punto, la pobreza es típicamen-te mornesina como la alegría y el gozososacrificio. “A veces después de algunas ho-ras lavando, nos entra nostalgia de las al-mas, y entonces decimos: ‘¡Sábana, venaquí!, déjate lavar, que con lo pesada y vie-ja que estás, vas a regalarnos un pecadorde primera categoría” (Cronohistoria 3, p.

Desde Mornese al mundoAnita Deleidi

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“Ruego a Dios – escribe Don Bosco – que en todas infunda el espíritu de caridad y de fervor, a fin de que esta nuestra humilde Congregación crezca en número, se dilate en otros y más remotos países de la tierra”.(Orme di vita D 118).

Y desde Mornese he aquí la rápida dispo-nibilidad a la oración que acompaña unsueño: “Preparen una casa muy grande pa-ra nosotras, ya que las educandas tambiénquieren hacerse misioneras” (Carta 3,12).El ardor misionero de la Casa del amor deDios “contagia” también a las muchachas.Los horizontes de Mornese bien prontose ensanchan al mundo… No hay temor oun entusiasmo superficial, pasajero, sinouna pasión misionera convencida en lasencillez de jóvenes vidas animadas porverdadero compromiso apostólico.

Hasta la Madre insiste, escribiendo a DonCagliero: “Ahora escuche lo que le voy adecir: guárdeme, pero de veras ¿eh? un si-tio en América. Es verdad que no sirvo pa-ra nada, pero la polenta la sé hacer y estaréatenta en el lavadero para no gastar mu-cho jabón; y, si quiere, aprenderé tambiéna cocinar… en fin, haré todo lo posible pa-ra que estén contentos, con tal de que medeje ir” (Carta 6, 11). No nos sorprendepor eso la promesa asombrosa que el mis-mo Don Bosco había hecho en los prime-ros días de 1876 en una carta a Don Ca-

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36) escribe luego S. Giuseppina Vergniaud.No obstante las dificultades llevadas por lamasonería y por el anticlericalismo difun-didos, las primeras misioneras se dedicancon valentía a las actividades requeridas,dispuestas a todo con tal de que el anun-cio evangélico engendre esperanza.“Fundar un Instituto educativo en un paísquiere decir hacer un beneficio señalado atodas las clases de los ciudadanos que vi-ven ahora y a todos los que vivirán des-pués de nosotros” (Ep. III, 213), escribeaún Don Bosco a la bienhechora ElenaJackson, residente en Uruguay, que habíacontribuido a los gastos del viaje. “La di-mensión misionera, es un - elementoesencial de la identidad del Instituto y ex-presión de su universalidad” (Const. 75) yconnota estrechamente su misión educati-va, reaviva el espíritu de familia, la audaciaapostólica y la colaboración dentro de lamisma Familia Salesiana. Las fundacionesestán siempre caracterizadas por un corteeducativo-pastoral. Salvar las almas y ex-tender el Reino de Dios era la única finali-dad que empujaba a las misioneras a darrespuestas inculturadas, aunque en aque-llos tiempos el término era desconocido.El da mihi animas vivido con fidelidadmornesina, pero atento a las nuevas y des-conocidas realidades, permite al carismasalesiano llegar al corazón de las jóvenes,

de los jóvenes más pobres,de los inmigrados desde losprimeros sencillos pasosevangelizadores – y a me-nudo audaces, si vistos enel contexto del tiempo, delos ambientes y de las per-sonas –.

Desde Mornese al mundo

La expansión misionera ini-ciada en 1877 continúa y lle-ga hoy a los cinco continen-tes, nuevas e inesperadas

fronteras se abren, mientras otras se trans-forman; los contextos son cada vez másmultirreligiosos, a menudo con los católi-cos en minoría o lejos de sus raíces cristia-nas. El reto de la interculturalidad da unrostro distinto a la actividad misionera delas FMA, madura una mayor conciencia-ción de formación y calidad de presenciaeducativa, favoreciendo retos de conexiónentre el Instituto y los grupos, las institu-ciones que se ocupan de la dignidad de lamujer, especialmente en los contextos demayor pobreza. Está creciendo en el Insti-tuto una más sólida concienciación misio-nera; cada comunidad, fundada “en la fe yen la fraternidad en Cristo” (Const. 36), es-tá llamada a ser signo y anuncio de unAmor que salva, cada comunidad es evan-gelizada y evangelizadora.Ser un “signo de amor” califica nuestraidentidad y caracteriza el rostro de nues-tras comunidades cada vez más intercultu-rales, por las presencias y por los destina-tarios. La experiencia misionera de los orí-genes continúa: “Venid a ver ¡cuán grandees el Señor en sus mares y en su firmamen-to! Y cuánto más grande es servirle y amar-le… ¡somos felices!” (Cronohistoria 3, p.36). Nuestros confines son los del mundo:“Con valor y sin miedo, sigue adelante”(Carta 66, 4).

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La desocupación mundial ha subido a susmáximos niveles históricos por el terceraño consecutivo desde el inicio de la crisiseconómica. A lanzar la alarma es la Organi-zación Internacional del Trabajo (OIT) ensu relación anual sobre las tendencias glo-bales de la ocupación.La desocupación juvenil, además, ha alcan-zado un nivel récord en los últimos dosaños y está destinada a crecer ulteriormen-te. Este fenómeno peligra crear “una gene-ración perdida, constituida por jóvenesque han sido empujados fuera del merca-do del trabajo y que han perdido toda esperanza de poder vivir de forma decen-te” (Kapsos). Además, no sólo están deso-cupados, sino que también son pobres. La OIT calcula que alrededor de 152 millo-nes de jóvenes trabajadores en el mundo,es decir, un cuarto de los ocupados juveni-les, viven en situaciones de extrema po-breza. Vulnerables y sin derechos.

En las fuentes del amor

La desocupación, afirma Mario Toso en unainteresante reflexión sobre la dignidad deltrabajo, puede tener varias causas, tambiénsegún las regiones del mundo en las quese comprueba. En algunos países, las cau-sas son la falta de progreso cultural, técni-co y científico y la carencia de políticas deltrabajo; o bien, el paso demasiado repenti-no de un sistema económico preferente-mente concentrado a uno de libre merca-do; el cambio estructural del mundo indus-trial, producido por el progreso tecnológi-

“… Id también vosotros a mi viña…” (Mt 20,7)Julia Arciniegas

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El curso de la historia está marcado por lasprofundas transformaciones y por las con-quistas que exaltan el trabajo, pero tam-bién por la explotación de los trabajadoresy por las ofensas a su dignidad. El Magiste-rio social de la Iglesia con la fuerza de laprofecía, ha afirmado que el trabajo es underecho fundamental y es un bien para elhombre (…). Como consecuencia indica ladesocupación como una “verdadera cala-midad social”, sobre todo en relación conlas jóvenes generaciones (Cf. CompendioDSI 287-288).

Hablan los hechos

− Vicente hace creer a su familia que hacambiado de trabajo, y que es un impor-tante funcionario. Pero en realidad está pa-rado desde hace semanas, y pasa jornadasenteras vagabundeando. Mentir será suocupación a tiempo completo (Laurent,L’emploi du temps).

− Después de haber perdido su sitio deobrero, el joven Yusuf se traslada de su pa-ís natal a Estambul en busca de una nuevaocupación. Pero la ciudad se revelará, paraél, un ambiente extraño y hostil (Bilge,Uzak).

A menudo el cine ha presentado historiascomo éstas tocando el tema de la desocu-pación con la narración de historias deses-peradas, melancólicas, trágicas. En la reali-dad cotidiana la desocupación se ha con-vertido en la pesadilla de nuestro tiempo,la calamidad que aflige a los pueblos.

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co, al que corresponde, en muchos casos,un aumento enorme de la productividadsin una correspondiente amplificación delempleo de mano de obra. La desocupaciónaparece sobre todo consecuencia de la in-capacidad de los sistemas económico-so-ciales de ser vitales, de saberse articular yorganizar en la manera más apta para valo-rar adecuadamente los recursos humanos,poniendo en el centro a las personas y susderechos, realizando su prioridad y supre-macía respecto al capital.El trabajo pertenece a la condición origina-ria del hombre. Hecho a imagen y seme-janza de Dios mismo (Cf. Gen 1, 26) en eluniverso visible, y en éste constituido paraque dominara la tierra (Cf. Gen 1, 28). Ladescripción de la creación, que encontra-mos ya en el primer capítulo del Libro delGénesis es, al mismo tiempo, en un ciertosentido el primer “Evangelio del trabajo”.Durante su ministerio terreno, también Je-sús trabaja incansablemente para liberar alas personas de la enfermedad, del sufri-

miento y de la muerte. Él no aprueba elcomportamiento del siervo holgazán queesconde bajo tierra el talento (Cf. Mt 25,14-30). Compara el Reino de Dios a un pa-dre de familia que salió al alba para procu-rarse trabajadores para su viña, encontró aalgunos que esperaban ser asumidos porun dueño, otros que estaban en la plazaociosos y, finalmente, encontró a otros de-socupados. A todos los envió a trabajar ensu viña.La Iglesia siempre ha mostrado una parti-cular solicitud por el mal social de la deso-cupación de masa. Noventa años despuésde la Rerum Novarum, Juan Pablo II dedicala encíclica Laborem exercens (1981) al tra-bajo, bien fundamental para la persona,factor primario de la actividad económica yclave de toda la cuestión social. Estasorientaciones son recogidas, profundiza-das y desarrolladas por el Compendio de laDoctrina Social de la Iglesia (2004).

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Me toca a mí... nos toca a nosotros...Un aspecto esencial de nuestra pobrezaes la laboriosidad asidua, ingeniosa y res-ponsable, con la que colaboramos al com-pletarse la creación y la redención delmundo. Las Constituciones nos proponensometernos con generosidad a la ley co-mún del trabajo, compartiendo tambiénen esto la suerte de los pobres que han defatigar para ganarse el pan y a desarrollarcada una de nuestras actividades con es-píritu apostólico y con la entrega incansa-ble de Don Bosco y de Madre Mazzarello.− ¿Qué signos / actitudes hacen legible es-te nuestro estilo de vida a la gente con laque compartimos las jornadas?

Educar al trabajo significa no sólo transmi-tir habilidades y competencias, sino tam-bién y sobre todo ayudar al/a la joven a to-mar conciencia de la profesión como di-mensión constitutiva de su vocación hu-mana y por lo tanto acompañarles en el

desarrollo ético, social, espiritual paraque la ejerzan como servicio a los demás,al bien común.

− ¿En qué modo está presente esta aten-ción en nuestro ambiente educativo? ¿Po-demos evidenciarla claramente en algu-nas de nuestras propuestas?

El trabajo es un bien de todos. Quien estádesocupado o subocupado ve compro-metida la propia personalidad y peligraser puesto al margen de la sociedad. Labúsqueda de la plena ocupación quedacomo un objetivo debido para cada ordeneconómico socialmente orientado, justoy democrático.

− ¿Qué estrategias hemos identificado ennuestra comunidad educativa para cola-borar en la creación de sitios de trabajo enel territorio en el que estamos actuando?

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teléfonos móviles sofisticados, en la nave-gación en Internet, en la comunicación através de facebook y demás, no parecencontentos y satisfechos. Ellos estando en lasprimeras experiencias de una relación pro-funda consigo mismos y costándoles admi-nistrar los dinamismos que surgen, a menu-do están tentados de escapar con el uso dedrogas o con el suicidio.La situación de soledad se hace más proble-mática para las personas ancianas, paraquien no es autosuficiente y para quien seencuentra en las periferias de la vida. Peroni siquiera están exentas de ella las perso-nas que se encuentran en la edad de la ple-nitud; es que éstos, estando cogidos pormuchos compromisos, tienen poco tiempopara estar consigo mismos y escucharla.Las personas ancianas se encuentran natu-ralmente más solas. Con el pasar del tiem-po, menguan las personas con las que habí-an compartido alegrías y dolores, esperan-zas, amistades e ideales. Se sienten solastambién porque han de dejar aquellas ocu-paciones que, ofreciendo ocasiones de en-cuentros, hacen sentir a la persona que estásocialmente viva. Una Hermana interpeladasobre el argumento, expresaba el sufri-miento de quien, no teniendo un compro-miso particular, se siente nadie. Pero, ella,sintiéndose alguien para el Señor, logra vi-vir su situación con serenidad.

La soledad es una experiencia humana nor-mal y compleja que atraviesa todas las eda-des y que presenta aspectos distintos y a

La soledadMaría Rossi

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“La soledad es una experiencia fundamental e inevitable de la existencia.Forma parte de la condición humana1”. Sigue al ser humano desde el nacimiento hasta la muerte. Tiene muchos aspectos.

Actualmente se habla de ella como de unmalestar propio de nuestro tiempo, un su-frimiento que la presente generación, másque las anteriores, advierte pesante e into-lerable. Y se cogen todas las ocasiones paraevidenciar sus aspectos negativos. “Es unamala cosa”, me decía una muchacha inter-pelada a quemarropa sobre el argumento.Y lo afirmaba con una carga emotiva queexpresaba malestar. Y, sin embargo nunca,como hoy, ha habido tantos medios de co-municación y de fácil acceso.Se hace sentir de forma particular en laadolescencia, en la edad anciana, ante lamuerte de personas significativas, ante trai-ciones, ante el anuncio de una enfermedadgrave, en las fiestas con una fuerte llamadaa la intimidad, como en Navidad y tambiénen el anonimato que se experimenta enmedio de la muchedumbre. Una enfermeraque vive sola, me confiaba que, en las festi-vidades se ofrece a sustituir a las colegas.Transcurrir la fiesta en las crujías del hospi-tal es, para ella, menos pesante que vivirlaen soledad. La soledad en la adolescencia es un capítu-lo a parte. Pero es interesante notar comolas/los adolescentes, aún estando súperprovistos y siendo hábiles en el empleo de

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veces opuestos. Es un estado de ánimo ine-vitable, pero también una necesidad. Enefecto, ésta protege de la intromisión delmundo externo, permite superar el sentidode turbación provocado por el ritmo acosa-dor de la vida cotidiana y consiente ser unomismo.Muy diversa es la situación si la soledad sevive como una opción, si se acepta serena-mente o bien si se siente como impuesta.Actitudes no evolucionadas de egocentris-mo la pueden hacer patológica, estéril, des-tructiva, otras, en cambio, una experienciade crecimiento personal. La cultura con-temporánea ha enfatizado sobre todo losaspectos negativos que no faltan en la vida.Es la otra cara de la necesidad normal decomunicación. Nosotros vivimos con y pa-ra los demás. Elaboramos nuestra identidaden relación con los otros y logramos el ple-no desarrollo cuando reconocemos que te-nemos necesidad de los otros. La madurezpersonal, sin embargo, además que por lacapacidad de establecer relaciones inter-personales profundas, se mide “tambiénpor la capacidad de estar solos consigo mis-mo en un estado de tranquilo bienestar”.Se advierte la soledad sobre todo cuandollegan a faltar las personas significativas,cuando se quisiera comunicar el propiosentir profundo y no se encuentran los ca-minos justos para hacerlo o las personas engrado de acoger los contenidos de la co-municación en su verdadero grosor y cuan-do, no logrando administrar las dinámicasdel propio mundo interior, no se está bienconsigo mismo.No lograr satisfacer la necesidad normal ysana de contacto y de relaciones positivasconsigo mismo y con los otros, crea unsentido de malestar, de angustia, de miedo.Las reacciones para superar el malestar sonvarias y complejas; pueden ser constructi-vas, pero también negativas y patológicas.Algunas personas tienden a huir de la sole-dad lanzándose a una actividad frenética,

llenando las agendas de compromisos,dándose a un altruismo a ultranza. Las acti-vidades, ocupando el tiempo, disminuyenla posibilidad de pensar, de estar consigomismo, de sentir el malestar; otras, con talde sentirse aceptadas, adoptan la lógica delconformismo en el grupo, con los otros. Elproblema se presenta cuando las activida-des no son ya sostenibles y cuando los quehan explotado a la gregaria o al gregario,la/o ignoran, creándole alrededor el de-sierto. Algunas personas buscan ayuda asumien-do actitudes de víctima, lamentándose detodo y culpabilizando siempre y sólo a losdemás, especialmente a quien tiene algunaresponsabilidad. Esta actitud obtiene gene-ralmente el efecto contrario. Quien entraen este camino aleja a las personas y se au-tocondena a una triste soledad. Tambiénlos que, no logrando liberarse de actitudesinfantiles de egocentrismo, de celos, de re-pliegue sobre si mismo, asumen formas deprepotencia, rigidez, agresividad, mala edu-cación, se autoaíslan.

Para que la soledad no sea problemática opatológica, sino serena, constructiva y crea-tiva, habría que procurar estar bien consigomismo. No se logra entrar en una relaciónsatisfactoria con los demás si antes no se haestablecido una buena relación con el pro-pio mundo interior. Para estar bien consigomismo, es necesario conocerse, aceptarse,estimarse y amarse de forma sana. Estopuede parecer descontado, pero no lo es. Laaceptación de sí mismo, con la propia po-breza, los límites personales, las propias pe-culiaridades y capacidades, no siempre es fá-cil. Así también la aceptación y la elabora-ción de la propia historia con éxitos y decep-ciones, alegrías y sufrimientos, amistadesfieles y traiciones, realizaciones y sueños in-cumplidos, no sólo es difícil, sino tambiénnunca cumplida totalmente. También laaceptación de la propia corporeidad, espe-cialmente cuando no es conforme a los cá-

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dos de tal manera que nos descubrimosluego capaces de amarnos, independiente-mente de la presencia o de la ausencia delos demás, de su apoyo o de su reproba-ción”. Los que no logran administrar positivamen-te su mundo interior, aceptar toda su histo-ria, contentarse con lo que son y lo que tie-nen, peligran encontrarse en una soledadangustiosa, estéril, destructiva, infeliz, que“paraliza la existencia y asume el oscurorostro de la noche. Rostro que ni siquiera lacompañía de los demás logra esclarecer”.La fe es una gran ayuda para llegar a una so-ledad serena, creativa, fecunda. Ella con-siente experimentar una soledad habitada,además que por la presencia de las perso-nas queridas que ya han alcanzado la Paz,también la de la Trinidad, del Amor que in-volucra, protege, perdona; que considera acada una/o importante y única/o. La fe, aun-que si alrededor se hace el desierto y la noautosuficiencia limita los espacios y los ho-rizontes físicos, consiente sentirse amados,sostenidos, perdonados. El sentirse impor-tantes para Alguien refuerza la autoestima yla capacidad de autoaceptación que estánen la base de una soledad serena.La aceptación de lo que y de cómo se es,

reconcilia con la vida también ante viven-cias internas y a estímulos externos más omenos agradables y satisfactorios, abre a lagran compasión respecto de todo ser vi-viente y consiente aceptar a todos por loque son, con las diferencias y los límitesque les caracterizan. La gran compasión es-timula también a quedarse al lado de quiense encuentra sola/o y en el desconsuelo, aquien no logra tener paz, sin exigir nada. Elgesto se puede interpretar negativamente,como ocurre a veces, pero también puedeabrir caminos de Luz. [email protected]

1 Las citas y varias ideas están extraídas del volumen deCASTELLAZZI V. L., Dentro la solitudine. Da soli felici oinfelici?, Ediciones Magi, Roma 2010.

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nones de la moda o cuando va hacia la deca-dencia, se hace problemática y difícil. Al relacionarnos con los demás, puedensurgir en nosotros, independientementede la voluntad, sentimientos de celos, deodio, de venganza, de rencor. Son senti-mientos que, si los retenemos y los cultiva-mos, pueden envenenar el alma y la vida.Para poder estar bien consigo mismo, senecesita mirarlos a la cara sin miedos y sen-tidos de culpa, reconocerlos por lo queson, elaborarlos en sentido positivo y supe-rarlos. Si los retenemos, no consienten rea-lizar aquella unidad interior que es fuentede serenidad y que requiere una plena re-conciliación.Cuando una, conociendo y aceptando todode sí misma, logra estimarse y quererse deforma sana, está bien consigo misma. En-tonces, la soledad ya no es un peso angus-tioso del que huir, sino que se hace serena,creativa, fecunda, abierta a las relaciones.Soledad y sociabilidad no son dos realida-des opuestas e incompatibles, sino comple-mentarias. Sólo la persona capaz de serenasoledad está disponible, de forma cons-tructiva, a la acogida positiva de la otra/o enuna relación recíprocamente satisfactoria.El sentido de vacío profundo que acompa-ña todo desprendimiento, pero particular-mente la muerte de una persona querida,puede superarse con una sana elaboracióndel luto. Ésta comporta que, “junto a mo-mentos de nostalgia, el objeto perdido seapercibido, simbolizado y archivado comoun dulce recuerdo que hace compañía (…).En efecto, superando el dolor de la ausen-cia física del objeto de amor, se le vuelve aencontrar psíquicamente vivo y presenteen el propio mundo interior. Se le descubrecomo una parte de sí mismo que nos acom-pañará siempre”.“Vivir una soledad feliz es, entre otras co-sas, un claro síntoma de madurez psíquica,una madurez que nace de la experiencia dehabernos sentido, al inicio de la vida, ama-

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TU AMOR NOS HACE CRECER

Y NOS GUÍA

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Dejaos coger por Jesús,sólo en Él se realiza

la felicidad verdadera.

(Benedicto XVI)

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¡Oh Cristo!, nuestro amigo,nuestro Señor.

Nosotros seremos fuertes en ti.

(Himno de la JMJ)

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Lecturaevangélica

de los hechos

contemporáneos

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Dos Hermanas de América Latina, S. Edis Ruiz (VEN) y S. Yrma Pérez (ANT) nos llevan dentro de la Escuela Salesiana: un ambiente educativo vivo, amigo de los jóvenes y que continuamente se revisa para que las nuevas generaciones sean promotoras de un humanismo solidario.

Para ti ¿cuál ha sido la experiencia pastoralmás significativa?

Sor EdisLa experiencia más significativa en estosúltimos años la he vivido en la escuelaparticipando en el proceso de la EscuelaSalesiana América (ESA III). El reto máscomprometido ha sido afrontar con elgrupo animador de la obra, la gestión y laanimación de la Escuela para potenciar lacalidad de los procesos formativos yacompañar a todos los miembros de la co-munidad educativa, especialmente a losjóvenes más pobres y necesitados, a des-cubrir el sentido de la vida. Trabajar comogrupo animador me ha enriquecido ver-daderamente; muy bueno el buscar juntoscaminos nuevos para acompañar la vida,los sueños de las personas que se nosconfían en la misión, sobre todo los jóve-nes y las jóvenes. He tenido la gran opor-tunidad de escuchar y conocer la historiade vida también de los adultos, de hacercon ellos un recorrido de acompañamien-

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to, descubriendo el “sabor” de la vida y enella el paso de Dios.Otra experiencia que me ha hecho crecerha sido el acercarme a las familias; salir dela Escuela para encontrar a las familias delos jóvenes, de los niños, de las niñas y co-nocer su realidad, dónde viven, cómo vi-ven… escuchar y compartir sus necesida-des.

Sor YrmaLas experiencias pastorales que he vividoen distintos ambientes educativos han sidomuy hermosas, enriquecedoras y significa-tivas. Quisiera compartir con vosotras la deprofesora de la Escuela superior y respon-sable de aula. He trabajado en una clase demuchachos entre los 14 y los 16 años deedad considerados muy difíciles, irrespon-sables e indisciplinados. Al inicio fue ver-daderamente difícil pero poco a poco medi cuenta de que ante todo tenía que cono-cerlos, interesarme por cada uno de formapersonalizada porque detrás de comporta-mientos indisciplinados estos muchachosesconden sufrimientos, problemas perso-nales y familiares. Llegué a entender quesu indisciplina era sólo un grito de ayuda.Con paciencia, humildad, con la escucha yla comprensión me gané su confianza ytambién su afecto. He aprendido muchode ellos, lo primero a saber escuchar, sinprejuicios, a ponerme en su sitio, a caminaral lado sin imponer, a hacerme querer másbien que temer. Al final del año escolarpuedo decir que los muchachos daban sig-nos de mejora, en su vida algo había cam-

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biado y también en la mía.

¿Qué retos, necesidades, expectativas te hasencontrado para afrontar en la misión entrelos jóvenes?

Sor EdisSon tantos los retos que provocan, mu-chas las necesidades de formación en losnuevos lugares de reunión de los jóvenes.Las fracturas de las familias, la promiscui-dad, las nuevas culturas juveniles no nosdejan tranquilas. Los jóvenes necesitanadultos que sean puntos de referenciacreíbles, testimonios de un amor que sehace escucha, acogida, guía. Necesitan aalguien que les quiera tanto que les acojapor lo que son y que desee llevarles a laplenitud de la vida. Urgente es acompañara las familias en la formación integral delos hijos y estar atentas a las situacionesde necesidad fuera del ambiente escolar.

Sor YrmaLos jóvenes hoy viven un ambiente nuevo:Internet. Allí, nosotras estamos llamadas ahacernos presentes. Las nuevas genera-ciones viven una vida virtual, en una red

de contactos y de amigos virtuales, peropermanecen más bien solos. Afrontar elcyber espacio es un gran reto para noso-tras, educadoras. Los jóvenes manifiestan, junto al miedopor las opciones duraderas, la necesidadde experiencias profundas, y en la mayorparte de los casos, se implican cuando seles hace una propuesta fuerte, decidida,auténtica. Un gran reto para nosotras escomo presentar la espiritualidad salesia-na. Lo significativo y la eficacia de la pasto-ral dependen de la coherencia entre loque proclamamos y lo que vivimos. Los jó-venes siguen los modelos pero no toleranlos razonamientos.

¿Qué señales de esperanza entrevés en larealidad juvenil de tu contexto?

Sor EdisEn medio de tantos retos hay también mu-chas esperanzas porque creo que el cora-zón de los jóvenes anhela ¡”cosas gran-des”! Creo que los jóvenes pueden ser asu vez evangelizadores de otros jóvenes.Ellos tienen necesidad de Dios. A nosotrasla tarea de acoger este anhelo haciendopropuestas altas, capaces de llevar a su co-razón la felicidad que sólo puede venir deDios.

Sor YrmaSu gran sensibilidad por los valores huma-nos: la solidaridad, la disponibilidad, lajusticia, la paz. Recuerdo con mucha ad-miración a los muchachos y a los jóvenesde la última comunidad en la que he vivi-do, su creatividad y el espíritu de sacrificioen las distintas iniciativas de solidaridademprendidas. Otro signo de esperanza essu receptividad y acogida de las propues-tas de profunda espiritualidad y la bús-queda de modelos verdaderos y de testi-monios creíbles.

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riencia de la Iglesia como de una compa-ñía de amigos verdaderamente fiable, cer-cana en todos los momentos y las circuns-tancias de vida”.

Amplia implicación

La pastoral juvenil, quizás más que todoslos otros sectores del compromiso pasto-ral de la Iglesia, requiere la implicación detoda la comunidad cristiana. Por esta ra-zón Benedicto XVI insta a los operadoresde la pastoral juvenil no sólo a la comuni-cación profunda con el Señor, sino tam-bién a la comunión entre educadores: “ladisponibilidad y prontitud a trabajar jun-tos, a ‘hacer la red’, a realizar con ánimoabierto y sincero cada sinergia útil”. La in-vitación está en contraste evidente con undifundido individualismo de los delega-dos de la pastoral juvenil, y les insta a unirlas fuerzas, a coordinar mejor las iniciati-vas, para evitar una fragmentación disper-siva y deletérea.Además se trata de implicar a todas las re-alidades de agregación, a las asociacionesjuveniles, a los movimientos y a las nuevascomunidades eclesiales, pero también alos oratorios, a la escuela católica y sobretodo a las familias cristianas.

La pastoral juvenil de B.16Mara Borsi

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Los jóvenes se dirigen al Papa actual llamándole afectuosamente B. 16, una demostración consecutiva de benevolencia y simpatía respecto a este Papa, profesor y sutil teólogo que, como su predecesor, demuestra una clara predilección por la juventud.

Por numerosas intervenciones y discursosdel Papa Benedicto es posible compren-der qué espera él de la pastoral juvenil.Ante todo, él considera que la juventud hade ser realmente la prioridad del trabajopastoral. Para él la meta principal es laeducación de las nuevas generaciones “ala fe, al seguimiento y al testimonio”. Y enla situación de aislamiento y de soledaden la que viven los jóvenes de hoy, el Papaentiende la pastoral esencialmente comoun “acompañamiento personal” por partede la comunidad eclesial. Los jóvenes hande sentirse amados, comprendidos y aco-gidos. “Este acompañamiento ha de hacerexperimentar que nuestra fe no es algodel pasado, que ésta puede vivirse hoy y(…) que el modo de vivir cristiano es rea-lizable y razonable”. Por esto es tan impor-tante para los jóvenes “poder hacer expe-

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Los pilares

El magisterio de Benedicto XVI nos insta areconsiderar seriamente las opciones defondo de nuestro compromiso a favor delas jóvenes generaciones y nos ayuda avolver a lo esencial. En la enseñanza delPapa, encontramos algunos “grandes te-mas” que podemos considerar como los“pilares” de la pastoral juvenil. Los recuer-do ahora brevemente.

• La centralidad de Dios en la vida de lapersona humana. El problema fundamen-tal es la cuestión de Dios; y la respuestano es un dios cualquiera – insiste Benedic-to XVI – sino el Dios que tiene el rostro deJesús de Nazaret. Ahora ya no se puededar por descontada la fe. Las jóvenes ge-neraciones tienen el derecho de recibir elanuncio de Dios de forma explícita y di-recta, sin reducirlo a un pretexto para tra-tar cuestiones que a la mentalidad moder-na aparecen quizás más interesantes. Seacomo fuere, el Papa nos ofrece la reglafundamental para guiar nuestro compro-miso pastoral: “Quien no da a Dios da de-masiado poco”.

• El principio de la racionalidad de la fe,verdaderamente importante para los jóve-nes, dado que hoy en ellos prevalece la di-mensión afectiva y sensorial, con menos-cabo de la razón. Benedicto XVI recalca:“El deseo de la verdad pertenece a la mis-ma naturaleza del hombre. Por eso, en laeducación de las nuevas generaciones, lacuestión de la verdad ciertamente no pue-de ser evitada; antes bien ha de ocupar unespacio central. En efecto, poniendo la pe-tición en torno a la verdad ensanchamosel horizonte de nuestra racionalidad, em-pezamos a liberar nuestra razón de aque-llos límites demasiado angostos dentro delos que ésta es confinada cuando se con-sidera racional sólo lo que puede ser ob-jeto de experimento y de cálculo”. Porconsiguiente nuestra pastoral juvenil no

puede contentarse con experiencias efí-meras y superficiales, sino que ha de mi-rar en profundidad. Recordemos al pro-pósito la urgente invitación a dar vida auna verdadera y propia “pastoral de la in-teligencia”.

• La pastoral juvenil, que mira a la educa-ción integral de la persona – toca directa-mente el ámbito de la libertad y de su usocorrecto, para que esté verdaderamenteorientada al crecimiento humano y cristia-no de los jóvenes. Se trata de una cuestióndecisiva para la vida, en efecto concierne alas opciones vocacionales. A este propósi-to el Papa puntualiza: “Una verdadera edu-cación necesita despertar el coraje de lasdecisiones definitivas, que hoy se conside-ran un vínculo que mortifica nuestra liber-tad, pero en realidad son indispensablespara crecer y lograr algo grande en la vida(…) por lo tanto para dar consistencia ysignificado a la misma libertad”.

• La belleza. Algún día antes de la JMJ deColonia en 2005, un periodista preguntó aBenedicto XVI: “Santidad, ¿qué quisieratransmitir de forma especial a los jóvenesque están llegando de todo el mundo?”. ElPapa dio una respuesta significativa: “Qui-siera convencer a estos jóvenes que sercristianos ¡es hermoso! Los jóvenes tie-nen necesidad de vivir la fe como alegría,de saborear aquella serenidad profundaque nace del encuentro con el Señor (…).La fuente de la alegría es esta certeza deser amados por Dios”.El Evangelio abre ante nosotros un hori-

zonte apasionante por el que “vale la penacomprometerse, vale la pena ¡apostar to-da la vida por Cristo”. He aquí, pues, unreto decisivo para la pastoral juvenil: des-velar a los jóvenes el rostro luminoso deCristo y de su Evangelio, convencerles deque ser cristianos no sólo es justo, ¡sinoque es hermoso!

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mostrar deferencia a personas muy ama-das. La unción de la mujer da salida a unamor de gratuidad”.

La economía del don

Es una teoría desarrollada sobre todo porGenévieve Vaughan, fundadora de laFoundation for a Compassionate Societyy autora de un libro de título Per-dón, unacrítica feminista del intercambio.Genévieve afirma que hay dos paradigmaseconómicos básicos que coexisten en elmundo hoy. Un paradigma es visible, alta-mente valorado y se refiere a los hombresmientras que el otro es invisible, minusva-lorado y asociado a las mujeres. Su pro-puesta es dar valor al paradigma conecta-do a las mujeres para efectuar un cambiode los valores que rigen nuestra vida, laspolíticas y la economía. Al neoliberalismo,que ella considera una reproducción deldiscurso colonial, propone una alternati-va basada en la práctica del don. Esta prác-tica tiene como icono ‘el cuidado del otro’,por lo tanto está estrechamente unida a lamujer y está centrada en el otro, creandocooperación y comunión, mientras que elneoliberalismo se funda en el intercambioorientado hacia el ego, crea antagonismoy concurrencia.Se dice que el trabajo doméstico gratuitode las mujeres, si se calculara en términoseconómicos, añadiría como mínimo el40% al PIB de la mayoría de los Países. Es-

El perfume de la gratuidadPaola Pignatelli, Bernadette Sangma

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La mujer del perfume

Es un título atribuido a la mujer sin nom-bre del Evangelio de Lucas (7, 36-50) porNuria Calduch-Benages, una teóloga es-pañola. La identidad de esta mujer estáconfundida entre María de Betania, her-mana de Marta y Lázaro, y María Magda-lena. “En cambio, para nosotros, sencilla-mente es la mujer del perfume, es aque-lla que derramó su vaso de alabastro enlos pies del Maestro” dice Nuria.El Evangelio dice que Jesús “entró en lacasa del fariseo y se puso en la mesa. Y heaquí que una mujer, una pecadora deaquella ciudad… vino con un vasito deaceite perfumado”. No estaba entre losinvitados, no tiene nombre, no tieneidentidad, el único atributo de su perso-na parece ser “pecadora de la ciudad”. Enella se suman todos los posibles aspectosde la marginación. No obstante esto, ellano se deja condicionar por nada. La auda-cia con la que supera cada obstáculo paralanzarse en la demostración de su amorpor Jesús está bien delineada en las pala-bras del Cantar de los Cantares: “Grandesaguas no pueden apagar el amor, ni los rí-os anegarlo” (Ct 8, 7). Nuria en su descrip-ción, dice que ”la mujer del perfume es lamujer del mucho amor, la mujer de la gra-titud infinita, la mujer que no sabe expre-sar con palabras cuanto su corazón sien-te por Jesús. Y ya que no sabe hablar, sucorazón la empuja a un gesto audaz”. Elperfume no se da a cualquiera, ni se usainútilmente. Es un don destinado a de-

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ta aportación de las mujeres puede consi-derarse un don al mercado. El asumir elparadigma del don podría guiarnos por ca-minos decididamente distintos respecto alos efectos desastrosos a los que el capita-lismo patriarcal ha llevado al mundo. Lasmujeres, protagonistas en el actuar el pa-radigma del don, podrían acompañar anuestra sociedad en esta dirección.

Escuchamos a María Adela

María Adela Roggero, presidenta delMEIC (Movimiento Eclesial de Compro-miso Cultural), Asociación que desde ha-ce años actúa en Turín en el campo de laFormación y del acompañamiento de lasmujeres magrebí es, se ha narrado con laluminosidad de su mirada.“Cuando hace 43 años con mi marido Elionos unimos en matrimonio estábamosmuy enamorados, llenos de programas(muchos hijos, trabajo, compromiso so-cial…) seguros de poderlos llevar adelan-te con nuestras fuerzas jóvenes, nuestrooptimismo y la ayuda de Dios con la queambos contábamos con una fe serena yactiva. Ahora mirando a lo que la vida nosha pedido podemos decir con una sonri-

sa que éramos muy optimistas, algo in-conscientes y ciertamente estábamos po-co preparados para afrontar todo lo queluego Dios nos habría presentado. Sí, lasvicisitudes de nuestra vida han sido deci-didamente distintas de los programas queteníamos en la mente; los hijos naturalesno han llegado, una pesadísima enferme-dad de Elio, que aún dura, nos ha obliga-do a reprogramarnos en todo… hacia¡nupcias y paternidad alternativas! Y asílos hijos han llegado no de mi vientre, si-no de otro continente y nos han dado ale-grías y preocupaciones y satisfaccionescomo todos los hijos de este mundo.La enfermedad de Elio, que comporta se-verísimas limitaciones a su movilidad, leha enseñado a él, tan deportivo, dinámi-co, protagonista en todo lo que hacía, adesarrollar el aspecto contemplativo de lavida interior, a gozar de las pequeñas co-sas, a mirar a los otros actuar. Y a mí quetenía en él mi motor y mi vitalidad, me haenseñado el arte de moverme tambiénpor él, llevando dentro, como una granfuerza, su espiritualidad y su amor.Y aquí entra en juego la gratuidad; verda-deramente la vida nos ha enseñado el ma-yor de sus secretos: Si nosotros logramos(y todos sabemos bien ¡cuán difícil es!)vaciarnos de nosotros y de nuestro ego,ponernos a disposición y dejamos que lavida se deslice en nosotros como en unvaso siempre abierto para acoger el aguapura que cada día se nos ofrece comoeterno Don de Dios, entonces somos ca-paces de hacer cosas que no imaginába-mos que podíamos hacer, porque es la Vi-da que se desliza a través de nosotros yfecunda el mundo”.

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Nos preguntamosen voz baja:… El inequívoco “voy yo” ¿permaneceel alma de nuestra respiración fraterna,todavía regala alas a nuestro vivir y tra-bajar juntas? Los brazos abiertos de Je-sús, colgado en nuestro cuello, clavadospor amor, ¿abren de par en par nuestrocorazón a las dimensiones solares del“gratuitamente habéis recibido, dadlogratis”?

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a “invertir el declinar alarmante de las in-versiones en el agua y en los servicios hi-giénico-sanitarios”.Hay quien calcula que en el 2050 cuatromil millones de personas no tendrán aguapotable. Hecho gravísimo porque favo-rece las emergencias sanitarias, (por ejem-plo las epidemias de cólera). El recursoescasea por motivos climáticos, de expan-sión urbana, de contaminación. Pero tam-bién a causa de políticas de privatizacióny de especulación sobre los precios de losservicios hídricos, con menoscabo de lasfajas pobres de la población. En diversospaíses del mundo la sociedad civil intentatutelar este recurso a través de prácticasde uso sostenible y campañas de sensibi-lización, también porque las intervencio-nes desde lo alto no parecen resolutivas.

¿Y nosotros? Es importante informarse so-bre las diversas políticas públicas de nues-tras ciudades respecto al agua, la gestiónde los caudales, o la construcción de mue-lles y acueductos, para vigilar que se tuteleel derecho de todos al usufructo de unbien esencial para nuestra vida y que no seconvierta en un “tesoro” sólo para quientiene recursos económicos. Pero nuestrasensibilización se puede transformar engestos concretos de atención al uso sobriode este recurso, a limitar su derroche ysobre todo a educar a estilos de vida sos-tenibles.

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Agua un derecho negadoAnna Rita Cristaino

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Agua como bien común a conservar y distribuir de forma equitativa. En efecto, agua quiere decir también salud y desarrollo.Según datos de UNICEF, en el mundo 884millones de personas, igual a cerca de unasexta parte de la población del planeta,no tienen acceso al agua limpia; entre és-tas, de diez ocho viven en áreas rurales. 1,6mil millones de personas no tienen ac-ceso al agua potable y 2,6 mil millones,igual a alrededor dos quintas partes de lapoblación mundial, no tienen acceso amedidas higiénicas adecuadas. Cada añoestas carencias higiénicas, junto al empleodel agua contaminada, provocan la muertede 1,4 millones de niños, uno cada 20 se-gundos, por diarrea. El Programa de valo-ración de los recursos hídricos mundialesfundado en el año 2000 por Naciones Uni-das establece que la necesidad mínimadiaria de agua limpia para beber, cocinar ylavarse es igual a 20-50 litros por persona,y subraya las graves especulaciones en lautilización de este valioso recurso. Enefecto, en los Países en vías de desarrollo,cada persona consume de media no másde 10 litros de agua al día; valor que en Eu-ropa sube a 200 litros y en Norteaméricatoca hasta los 400 litros. Y, entretanto, al su-brayar que “sin agua no hay dignidad yposibilidad de huida de la pobreza”, BanKi-moon, secretario general de la ONU,en su mensaje para la Jornada invita a losgobiernos y a la comunidad internacional

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Informaciones

noticias novedades

del mundode los media

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El 100% de los muchachos implicados en elexperimento tiene un teléfono móvil, el 85%un ordenador propio y la mayoría (59%) hadado los primeros pasos en Internet antesde los diez años (el 18% hasta antes de loscinco años). Una vez en la universidad, estosmuchachos crecidos con el interruptor en“on”: el 42% pasa entre 3 y 4 horas al día enla Red y el 25% entre 5-6 horas cotidianas.Pero, es cierto, que no sólo los jóvenes estánrodeados de un mundo que ahora ya hablaa través de pantallas y exhibición (TV, telé-fono móvil, pc, playstation, tablet, smartp-hone, etc.) Para todos, también para los adul-tos, vivir offline requiere un esfuerzo de vo-luntad, en cuanto es también difícil desde elpunto de vista práctico. Que lo queramos ono, nos encontramos rodeados por pantallasque no siempre se pueden evitar: “He ba-jado al metro – escribe un muchacho – ycuando he levantado los ojos todo lo que ha-bía logrado evitar hasta entonces me ha si-tiado: una pantalla de plasma con el teledia-rio. He intentado alejarme, pero no puedonegar que he escuchado las noticias”.Entonces ¿qué rostro podemos describir delas generaciones digitales, nacidas y crecidasmasticando pan y tecnologías? ¿Qué rela-ciones mantienen?

Buenas noticias desde la Red

Según Clara Giaccardi, socióloga de la Uni-versidad Católica de Milán, la centralidad delas Redes Sociales (SN) en la vida de los jó-venes es de tipo valorativo.Las plataformas para la sociabilidad en Red

Perfiles del continente digital

Los rostros de la era “cross mediale”Maria Antonia Chinello

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El 58% de los niños que tienen entre 2 y 5años juega con videogame, sabe ingeniarsecon el iPad, pero no sabe ir en bicicleta y el11%, no sabe atarse los zapatos y no saberesponder correctamente cuando se les pidela dirección de casa. Son los resultados deuna búsqueda sobre cómo ha cambiado lainteracción entre niños y tecnologías. Según el Proyecto Eu Kids online de la UniónEuropea, el 93% de quien tiene entre 9 y 16años navega al menos una vez a la semana,mientras que el 60% todos los días o casi.Online se buscan informaciones para hacerlos deberes (85%), jugar (83%), mirar vídeos(76%) y comunicarse con los propios amigoscon el Instant Messaging (62%), compartirimágenes (39%) y administrar el propio per-fil (59%).El estudio “The World unplugged” dirigidopor la Universidad del Maryland (EstadosUnidos) sobre mil universitarios de todo elmundo, ha dado como resultado que, si sedejan durante 24 horas sin teléfonos móvi-les, web y TV, en seguida se sufre síndromepor vacío digital. Sin conexión, los nativos di-gitales, se sienten perdidos. Muchos de losjóvenes han definido “cruel” el estudio: “elsilencio me estaba matando”.Parece que sin conexión ya no saben vivir:“Las relaciones sociales de los jóvenes hoyviajan a través de la tecnología. Estos mucha-chos han crecido con una conexión siempredisponible” dice Susan Moeller, coordina-dora de la indagación y directora de Interna-cional Center for Media en la Universidad delMaryland.

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se insertan con fuerza en el tiempo coti-diano de los jóvenes, sus servicios se hacencada vez más “indispensables”, en cuantounidos a una contemporaneidad apresuraday compleja, que necesita instrumentos quesimplifiquen y estabilicen relaciones y tiem-pos, aumentan la multiplicidad de lo real ylas ocasiones de racionarse.La conexión cada vez más receptora por ra-dio (wireless) es sin confines de tiempo y deespacio, marca las amistades, los afectos, eltiempo libre, el trabajo; se puede continuar“estando” y “charlando” con los amigos,“construir” comunidades en torno a intere-ses y gustos, “multiplicar” los contactos,“producir” audio, vídeo, textos, imágenesque luego se comparten y se distribuyen enla Red y “se escuchan” junto con el iPod…

Los dos mundos, el de online y el del offline,no son paralelos, sino un único espacio“real” de experiencia, diversamente articu-lado y unificado por las prácticas; los jóvenesestablecen continuidad y no contraposiciónentre las relaciones que viven y experimen-tan dentro y fuera de la Red. La centralidadde la interacción se juega en las dinámicasdel reconocimiento y de la confianza comoclave de acceso a los círculos sociales, queconstruyen el compartir, custodian memo-rias y se abren a las capacidades del futuro.Se pone en acto una verdadera y propia ca-pacidad de “estar-con”, de compartir, deacompañarse mutuamente tanto en los mo-mentos de paso de la vida, como en lo coti-diano.

Benedicto XVI, en el Mensaje para la Jor-nada Mundial de las Comunicaciones socia-les 2011, nos solicita a partir del hecho quelos rostros de la web 2.0 están marcados porla sociabilidad, a dar vida a un nuevo huma-nismo, inaugurando también en el conti-nente digital “comunidades” que sean casa-escuela de comunión, talleres y agendas deesperanza, lugares de belleza y autentici-dad. Reconstruir la Red. Hay necesidad del“estar ahí” auténtico y responsable de to-dos y de cada uno.

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“Hoy, el educador no puede ser el deayer, sino que es el que encuentra aleducando en un terreno en el que esteúltimo se mueve mejor. No se trata yade transmitir algo que no está, sino desacar fuera algo que ya está. El educa-dor ha de escuchar porque sólo asípuede sintonizar con él y ponerse enrelación”

(Chiara Giaccardi)

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tal a Dios casi danzando. Ahora su paso sehace más lento, más moderado, más asen-tado. Ahora su mirada está atenta a dondeestá, en donde se encuentra.Tiene ganas de silencio. Tiene ganas de en-tenderse. Quiere volver a escucharse. Cadadía su vida pasa a través de gestos cotidia-nos que parecen siempre los mismos.Cuántos rostros, cuántas miradas encon-tradas. Cada uno ha dejado una huella ensu corazón. Cada uno ha representado untrozo del mosaico de su vida. En aquellosencuentros parecía que se desvelaba elsentido de su estar para los otros, en aque-llas relaciones, día tras día ha aprendido aconocerse, a verse. Pero ahora le parecetodo descontado. Está en la mitad de suvida. Busca de todas las maneras vencer latentación de los balances, de hacer cuentas.Pero necesita entender.Un día encuentra a una mujer que todos lallaman la mujer de las mermeladas. Unamujer serena que no hace nada para atraerla atención sobre sí misma. Discreta. Aurorase da cuenta de que esta mujer desde hacemuchísimos años desarrolla siempre lasmismas tareas, siguiendo un ritual marcadopor horarios precisos que hacen que quienla conoce diga: la mujer de las mermeladasahora está haciendo esto, o aquello. Aurora se le acerca, quiere entenderle al-gún secreto. ¿De dónde nace toda aquellaserenidad? Su vida ¿en qué se fundamenta?La mujer de las mermeladas la invita a darun paseo por el bosque.Caminar por un bosque, por senderos tra-

Cuando no bastanlas palabrasAnna Rita Cristaino

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Fui a los bosques para vivir con sabiduría, vivir con profundidad y sorber todo el meollo de la vida, para desbaratar todo lo que no era vida y no descubrir, a punto de morir, que no había vivido.(Henry David Thoreau)

Aurora, mujer de Dios, apenas ha descu-bierto el sentido de la novedad de cada día.Dios la ha consagrado para sí, y ella se hadejado implicar en esta aventura de amor.Han pasado muchos años en los que havisto su juventud llenarse de alegría deldon al Señor. Él, el Rey de su vida, la haacompañado por senderos de luz y de som-bras. Ella ha seguido caminando teniendofija la mirada delante de sí, sabiendo que elfuturo era la parte más larga para vivir.Pero ahora su mirada empieza a volversehacia atrás. Piensa de nuevo en lo que hahecho, en lo que habría podido hacer.Piensa nuevamente en los fallos, en los éxi-tos. Hace que vuelvan a la mente cosas porlas que ha gozado y aquellas por las que hasufrido más.Descubre, después de años en los que leparecía haber entrado en un camino bientrazado, que se encuentra de nuevo en ungran cruce. Los caminos a recorrer, las po-sibilidades son muchas. Se encuentra denuevo en la incertidumbre de elegir.La primera vez, su enamoramiento le habíallenado de tal forma el corazón, que habíaemprendido aquel camino de donación to-

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zados, quizás en la adentrada primavera,cuando es todo un volver a la vida, cuandose ven los árboles que reverdecen, los fru-tos del bosque apenas aparecen de sus zar-zas en modo tan discreto, cuando el vuelodescuidado de las mariposas guía la miradasobre las flores de todo tipo, flores libres,nacidas casi por casualidad, en sitios dondeningún hombre ha plantado, se convierteen metáfora del volver a uno mismo. Auroraempieza a escuchar el bosque, su camino ysu atención están sorprendidos por el sen-dero, por donde ha de poner los pies, unpaso tras otro, intentando evitar agujeros,fosas o piedras. Su atención está solicitadapor la presencia de tanta belleza. Flores,arbustos, espigas, hierba, hojas, ramos, ár-boles, rayos de sol, juegos de sombras, ma-riposas. Está acompañada por un fondo decantos de pájaros: alondras, mirlos, ruise-ñores, cucú, picos. Oye el arrastrarse de lasluciérnagas, el zumbido de las moscas y delas abejas.Pasa por senderos más tortuosos, por cami-nos más derechos, por selvas más oscuras.Entonces empieza a oír también el latido desu corazón y el afán de su respiración. Gozadel sol entre las ramas, teme la oscuridadde los senderos más inaccesibles, goza

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por los espacios másabiertos, coge valor alafrontar pequeñas ygrandes subidas, alelegir la direcciónexacta. Presta atencióna todo lo que podráluego ayudarle a en-contrar de nuevo el ca-mino. Pone a pruebalas propias fuerzas, lapropia voluntad, elpropio buen sentido.Sola en el bosque seencuentra ante ellamisma, ante sus mie-

dos, ante sus ansias, ante sus alegrías y des-cuidos. No piensa adonde deberá llegar y acuanto camino falta, sólo busca no per-derse nada de lo que encuentra durante elrecorrido.Aurora explica a la mujer: “El bosque nosenseña el arte de la atención, de la escucha,de la lectura, del sentimiento. Prestandoatención a lo que podría parecer insignifi-cante, a lo que es natural que exista, a loque es tan cotidiano y normal, nos encon-tramos mirándonos a nosotros mismos deforma más concreta y consciente. Enton-ces, en aquel silencio habitado por tantasvoces, la nuestra y las de la naturaleza, hedescubierto de nuevo el sentido de la ala-banza, del agradecimiento, de la entrega,de la petición de ayuda. He hecho casi unrecorrido de purificación”.La mujer de las mermeladas le dijo sencilla-mente, sé tú misma. Como las flores, lasfresas, los mirtones, las mariposas, los árbo-les, los pájaros no hacen sino permanecerfieles a su naturaleza. Aurora está llamada apermanecer fiel a su identidad de mujeramada y amante. Sólo la atención a las co-sas más pequeñas, nos hace descubrir lanovedad de cada día.

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a cargo de Dora Maria Eylenstein

Impresionante dualidad

“El lago de los cisnes”,obra con la que Thomasabre la nueva temporadade la compañía, requiereuna bailarina que interpre-te al cisne blanco y al cisne

negro. Si bien Nina es ade-cuada para el primero yLily para el segundo, Ninaes nominada para protago-nizar la puesta en escena y,con ello, ambos papeles. La película aborda todaslas acciones que Nina rea-liza para convertirse en elcisne negro. ¿Estas accio-

EL CISNE NEGROde Darren Aronofsky - Usa 2010

“El cisne negro” narra la historia de Nina,una bailarina de una compañía de ballet deNueva York cuya vida está completamenteabsorbida por la danza. Nina vive con sumadre, Erica, una bailarina ya retirada queapoya la ambición profesional de su hija.Cuando el director artístico Thomas Leroydecide sustituir a la prima ballerina BethMacintyre en “El lago de los cisnes”, Ninaes su primera elección. Pero Nina tienecompetencia: una nueva bailarina, Lily, quetambién ha impresionado a Leroy. Mientrasque la rivalidad entre las dos bailarinas cre-ce, Nina empieza a conectar con su ladomás oscuro. “El cisne negro” sitúa su acción en una com-pañía de ballet de Nueva York, donde Nina,la protagonista, enfrenta el desafío de inter-pretar “El lago de los cisnes” y de ser partede un doble triángulo, uno como persona,con su madre y con el director artístico delballet, y otro como bailarina, con Beth yLily. Ambas triangulaciones están fuertemente li-

gadas. Enel primercaso, Ninaestá entresu madre,Érica, unamujer do-m i n a n t e ,espléndidaen su casa,

y el inescrupuloso y manipulador directorartístico Thomas Leroy. La segunda triangulación enfrenta a Ninacon Lily, una bailarina de Los Ángeles, quellega de remate y se convierte en una ame-naza para el rol principal que sueña hacerNina. El de Lily no se sabe si es un personaje realo es fruto de la mente perturbada de Nina.Completa este triángulo Beth, bailarinaprincipal de la compañía, ajada y en retiro,que increpa a Nina con envidia y la hace de-positaria de las maniobras que tiende Tho-mas para aprovecharse de ella, más allá dedibujarle el destino que a la larga le espera. ¿Consecuencia? El enfrentamiento con tan“destacados” personajes agudiza la insegu-ridad de Nina, que llega a agredirse, y laconduce hasta las puertas del desequilibrio.

nes la ennoblecen o la de-terioran?En la obra, el cisne blancorepresenta la inocencia yrequiere gracia. El cisnenegro, en cambio, repre-senta la astucia y requieresensualidad. Impresionan-te dualidad. Nina natural-mente se ajusta al primer

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rol, al del cisne blanco,mientras que Lily es la per-sonificación del cisne ne-gro.Ambas bailarinas debutany lo que en un inicio nacecomo una supuesta amis-tad se transforma en com-petencia, rivalidad y muer-te.

Vocación descontrolada

Una primera mirada delfilme, desde lo que mues-tra la pantalla, nos enfren-ta a un paisaje bello y sim-ple, que habla de novedadante el inicio de la tempo-rada de ballet, con prepa-rativos, sustitución de bai-larines y personajes, ensa-yos, esfuerzo, creatividad,expectativa de ser elegidoo no y sana competencia. Una segunda mirada,aquella que nos acercamás al filme, aquella queresponde a la interpela-ción, nos descentra y des-coloca. Tan fuerte es lafuerza de una vocacióndescontrolada en búsque-da de perfección -cual-quiera sea- que hasta sepuede convertir en unaobsesión que fagocita yexpulsa a todo aquel quese acerca a ella. Cuando el espectador seinterna en este cambio de

campo -auténtico extravíode principios y valores, au-téntico descenso a los in-fiernos de la mente que esel “cisne negro”, se alejade la zona de belleza y pla-cidez que ofrece el “cisneblanco” y queda comoarrojado en un profundopozo. El cisne negro es un papelque exige mucho, consu-me energías y deja exhaus-to. Atreverse con él no esfácil, pero el viaje vale lapena pues nos ayuda a very reflexionar sobre cómoactuamos de frente a tan-tos y tantos “escenarios”cotidianos, no precisa-mente de ensayo y presen-tación de obras de ballet. ¿Cuáles son los valores,actitudes y gestos que te-nemos incorporados y nospermiten actuar, presen-tarnos, mostrarnos con labelleza con la que en el fil-me lo hace el cisne blan-co?

Influencias

“El cisne negro” puede ca-lificarse como una pelícu-la enfermiza, morbosa, du-ra, pero también fascinan-te. Interpela de continuosobre el actuar del ser hu-mano, sobre la influenciade quienes nos rodean ysobre adónde pueden lle-

var la egolatría y el ego-centrismo. Un narcisista se alimentade influencias y centra to-do su interés sobre su pro-pia persona, se cree elcentro del universo. A par-tir de la película y su reali-dad, se nos plantea la im-portancia de saber esco-ger a las personas con lasque nos relacionamos. Laelección está emparenta-da con la influencia quecada persona ejerce sobrenuestras vidas y, a la vez,debemos saber lograr im-pactar positivamente connuestra vida en la vida dequienes están con noso-tros.La influencia nunca mue-re; cada hecho, emoción,mirada, palabra y gesto in-fluyen para bien o paramal en quienes nos rode-an, familiares o no, cono-cidos o no. Todo influye en la felicidado tristeza de los demás. Esun importante renglón atener en cuenta. Debemosempeñarnos en ser perso-nas de buena influencia.En tu relación con los de-más, cuáles son los gestos(positivos y negativos) quemás te influyeron? ¿Cuálescrees que deben haber in-fluido más en los demás?

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sincera, cristiana ortodoxa en este caso, encar-nada en el filme por una religiosa de Jerusalény por el hijo de Yulia.El director de recursos humanos (al igual queen la novela no cita los nombres de los perso-najes) de una importante empresa dedicada alos productos de panadería, atraviesa un com-plejo momento personal, pues se ha separadode su esposa, lo que complica mantener unasrelaciones normales con su hija. Un periodistapublica un artículo acusando a la empresa defalta de humanidad e indiferencia, porque na-die ha acudido a identificar el cadáver de unade sus empleadas, una emigrante rumana quetrabajaba en el departamento de limpieza, yque ha muerto en un salvaje atentado terroris-ta. Se descubre que nadie en la panadería sehabía dado cuenta de la ausencia de la mujer.Entonces la dueña de la empresa manda al di-rector de recursos humanos a supervisar eltraslado del cadáver a su país, e indemnizar a sufamilia de cara a lavar la imagen de la empresa.

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Eran Riklis

El viaje del director de recursos humanosISRAEL, ALEMANIA, FRANCIA Y RUMANÍA, 2010

Adaptación de la novela El director de recursoshumanos, de Abraham B. Yehosua, galardona-da con el Premio del Público del Festival de Lo-carno 2010 y los Premios a mejor película, di-rector y guión de la Academia de Cine de Isra-el, que además seleccionó al filme para compe-tir por el Oscar. Es una lúcida apología del diá-logo, la comprensión y las relaciones humanas,frente a la deshumanización del individualismomaterialista y de los prejuicios que generan lasideologías. En una narración sencilla tanto ensus audaces golpes de humor, como en susemotivos pasajes melodramáticos. Unos yotros, asentados en una sólida antropología,honesta al mostrar la tragedia del divorcio yelogiosa del cariño familiar y de la religiosidad

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de entonces vive recluido en su casa, atrinche-rado, teniendo por único contacto con el mun-do su negocio de ferretería, hasta que un extra-ño suceso lo despierta y lo trae de regreso a lavida. ‘Un cuento chino’ es una comedia emotivay profunda, con altas dosis de humor que fun-ciona como divertida metáfora sobre el choquede personalidades existente entre Oriente y Oc-cidente.No se olvida la autocrítica social e institucionalintrínseca a buena parte de la cinematografía ar-gentina, de manera que lo simbólico y lo mate-rial conviven con naturalidad en este cuento. Enpalabras del realizador, “Un cuento chino” «esuna historia universal, pero a la vez muy argen-tina. Universal porque habla de las cosas quenos angustian y duelen en el alma, algo que notiene nacionalidad ni tiempo. Y muy argentina ala vez, porque su protagonista es un excomba-tiente de la guerra de las Malvinas (…) Este en-cuentro entre dos seres tan distintos habla deaspectos del alma humana como el abandono,la soledad y la necesidad de supervivencia».

Sebastián Borensztein

Un cuento chinoESPAÑA Y ARGENTINA – 2011

A la hora de presentar una historia que en últi-ma instancia habla de la necesidad de afectoque une a todos los hombres a un nivel esencialo de la imposibilidad de prescindir del mismo,como se quiera interpretar , el director y guio-nista Sebastián Borensztein opta por un abiertotono de fábula amable pero sin melodramas; laconfrontación de dos seres tan alejados en lo fí-sico como en lo emocional se sucede rápida yfluidamente, con un buen tono narrativo, en unentorno abiertamente cómico y humano que sesubraya desde todo el espectro técnico, espe-cialmente desde la banda sonora y la fotografía,cambiante en función del ánimo del personajecentral.La vida de Roberto se ha detenido hace veinteaños a causa de un duro revés del destino y des-

a cargo de Tonny Aldana

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Thomas Merton FAMILIAS FELICESEL ARTE DE SER PADRES

Para el autor no existe una espiritualidadauténtica si no se produce en la vida coti-diana. Partiendo de una experiencia espiri-tual personal, el autor subraya la existenciade unas leyes espirituales universales enlas que todos podemos descansar plena-mente seguros. La más elevada de todasellas es la del amor incondicional, que de-bemos practicar tanto con nosotros mis-mos como con los demás. Y ofrece un ins-trumento privilegiado, el simple arte debendecir, para hacer concreto y eficaz entodo momento ese amor incondicionalque, al ser expresión de la unión con elAmor supremo, salva la vida llevándola a sucima.Ser espiritual se convierte en un estado deconciencia, en una manera de ser a imageny semejanza del Amor incondicional quenos ha dado la vida y nos sostiene en ellapara que, en armonía con Él, llenemos decreatividad positiva todas las circunstanciasde nuestra vida y de nuestras relaciones.

Martini Carlo MariaPREGUNTAS CON RESPUESTAAl servicio de la verdadPozo de Siquem. 2011

Mi lema episcopal reza así: “Estar dispuestoa amar las adversidades para servir a la ver-dad”». Con estas palabras se inicia el diálo-go del cardenal Carlo Maria Martini con loslectores. Aborda con gran sencillez lascuestiones cruciales que están en la basede nuestra vida diaria. En sus respuestasafronta también los temas más incómodosde la actualidad, revelando su función depastor y guía para los cristianos, a la vezque punto de referencia para los no cre-yentes. Con un estilo coloquial y una argu-

mentación tranquila y aparentementesencilla, sus palabras tocan las cuerdasmás profundas del corazón de todos, esti-mulando los interrogantes, el sentido críti-co y la reflexión. Página tras página, emer-ge la fe profunda del cardenal, pero tam-bién su extraordinario conocimiento de laBiblia, que impulsa a emprender con au-tenticidad el camino de búsqueda que ca-da persona debe recorrer en su entorno ydentro de sí.

Cencini AmadeoLA VERDAD DE LA VIDAEd. San Paolo 2009

Esta obra concluye una trilogía y abre almismo tiempo una labor que jamás con-cluye, como es la labor de volver a centrary volver a organizar la propia vida partien-do del misterio pascual. Un proceso quepor su naturaleza no tiene fin, que duraráinevitablemente a lo largo de toda la exis-tencia, que deberá ser realizado por lapersona de manera inteligente, amante yde voluntad, y que debería articularseexactamente en torno a las tres áreas máscalificadoras de la existencia humana, des-de el punto de vista de los recursos y delos retos: el pensar, el decidir y el amar, enrespuesta a la necesidad de sentido y deverdad (logos), de capacidad de elección yde un criterio para las decisiones (pathos),de cualquier cosa a la que hayamos deamar apasionadamente (eros). En este camino, cada cual es responsable.Pero nadie está solo en él, sobre todocuando el camino se efectúa en el itinera-rios de la comunidad creyente. Es bello vi-vir en una Iglesia en la que se camina así,intercambiándose recíprocamente lo queBonhoeffer denomina “el servicio amisto-so de la verdad”. La verdad ha dejado deser algo que hay que estudiar y se ha con-vertido e pasión, coherencia de vida, for-mación para toda la existencia y toda lapersona.

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Buscar un acompañamiento

Toda persona interesada en su crecimientopersonal y que no tiene un diálogo espiri-tual constante y continuado con otra per-sona experimentada, debería plantearseeste punto de crecimiento. Puede que nolo tenga por desconfianza, recelo, timidez,dejación… sin embargo, un poco de acom-pañamiento espiritual puede ayudar mu-cho a cualquier persona de buena volun-tad que quiera seguir a Jesucristo con ilu-sión. Estas páginas sirven tanto para quiense plantea tener un acompañante espiri-tual, como para quien realiza este ministe-rio, pero ningún libro puede suplir. Elacompañamiento espiritual es un caminovivo que no se puede suplir con libros.

El acompañamiento espiritual tan solo pre-tende ayudarnos en ese camino de retornoal Padre. Por eso podemos entender esa re-lación espiritual como muna relación trian-gular en la que no están presentes solo dosinterlocutores (el acompañante y el acom-pañado), sino que siempre hay un tercero,que es Dios, el cual siempre ilumina ymueve al acompañante, que discierne loque debe decir de parte de Dios; por su-puesto, Dios siempre mueve a la personaacompañada a buscar y aplicar las mocio-nes espirituales que siente dentro de sí. Larelación es triangular, porque Dios inspirapor igual a ambos interlocutores y porqueel Espíritu está siempre presente en el pro-ceso que se acompaña.

El libro del Discípulo.El acompañamiento espiritualDolores Ruiz Pérez

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Luis Mª García (Oviedo, 1950) es jesuita ytiene formación en Filosofía y Letras, Teolo-gía y Psicología (Universidad Gregoriana,Roma). Ha trabajado como pastoralista juve-nil, formador de jesuitas y profesor de teo-logía espiritual. En este libro muestra unaforma práctica y existencial de llevar adelan-te el acompañamiento espiritual. Para ello elautor se sitúa en el punto de vista de la per-sona acompañada (el discípulo o la discípu-la) que desea seguir su propio camino espi-ritual con la ayuda de otra persona. Desdeesta perspectiva responde a las preguntasprincipales que se plantea quien empiezaun acompañamiento espiritual, como, porejemplo, de qué temas conviene tratar, có-mo hablar en la entrevista y qué hacer parallevar a la vida lo que se ha hablado.La persona acompañada es la principal res-ponsable de su propio proceso, tanto parainiciar ese camino espiritual como para re-lacionarse con Dios y comprometerse conlos demás; lo cual incluye discernir y deci-dir cada día sobre muchas opciones vitales,grandes y pequeñas, incluida su vocacióncristiana particular.El acompañante trata de ayudar en ese ge-neroso esfuerzo. La perspectiva manejadaen el libro es predominantemente ignacia-na, aunque la universalidad de los proce-sos implicados en un acompañamiento es-piritual queda de manifiesto en las alusio-nes a santa Teresa de Jesús y a la SagradaEscritura.

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Orientación en el camino

Un buen acompañamiento fomenta el dis-cernimiento personal en la vida; pero esediscernimiento, para ser completo, necesi-ta el contraste con otra persona espiritual.La misma santa Teresa cuenta en el libro desu vida, su estancamiento espiritual hastaque encontró una persona que la ayudo:“Duré en esta ceguedad creo que más dediecisiete años, hasta que un padre domi-nico, gran letrado, me desengañó en co-sas” (Libro de la vida 5,3).En el diálogo de acompañamiento hay lu-gar para el discernimiento, pero tambiénpara la instrucción, la orientación y la con-firmación del camino. Lo que principal-mente busca el acompañamiento es la vo-luntad de Dios para cada uno. Pero puedehaber también otros fines intermedios yotros efectos derivados de aquel objetivoprincipal que resultan también convenien-tes. Por ejemplo, tenemos que saber sere-narnos anímicamente antes de practicar laoración; o tenemos que conocernos míni-mamente antes de luchar contra nuestrosdefectos, y éstos pueden ser objetivos par-ciales que se propongan en el acompaña-miento durante un cierto tiempo para al-canzar otros objetivos importantes.

Compromiso de confidencialidad

Un elemento importante de esta relación esla confidencialidad profesional, en funciónde la cual la persona que acompaña nopuede hablar con nadie acerca de lo que haescuchado, sino es con el permiso de la per-sona interesada. También el acompañadoha de entrar en esta dinámica, sabiendoguardar confidencialidad sobre lo que se ledice. Incluso debe aclarar con él/ella aque-llo en lo que no esté de acuerdo que se leesté diciendo, pero no sería adecuado co-mentar con otras persona si nuestro acom-pañante tiene o no razón, si acierta o no enlo que nos dice. Somos libres para tener un acompañante uotro, pero una vez que hemos escogido li-bremente a una persona, no debemos con-sultar a otras para cada opinión diferenteque tengamos, o cuando la propuesta denuestro acompañante habitual no nos agradedemasiado. El consejo es muy antiguo: tratarsolamente con un acompañante mientras semantenga, o cambiar de acompañante si nosparece oportuno, pero nunca buscar almismo tiempo en otros confidentes la com-prensión complacientes, la aprobación denuestras decisiones, lo halagos deseados.Esta dispersión al repartir verdades parcialesparece temer la confrontación con nuestraverdad total y facilita que escuchemos solo loque nos interesa. Y es imposible llegar a unúnico objetivo por dos caminos a la vez.

Escuchar y responder a Dios

Existe un tema que debería ser objeto detodo acompañamiento espiritual y que es elnúcleo de nuestra vida cristiana: cómo esnuestra relación con Dios y cómo responde-mos a sus invitaciones. Perder el miedo ahablar de nuestra relación con Dios puedeenfocarse como una comunicación sencillade aquello que hacemos, experimentamos,sentimos y pensamos en nuestra relacióncon Dios.

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La “picardía” del perdónAlgo de pesar, antes o después, lo sentimos todas. El recuerdo de una ofensa padecida. De una obediencia recibida de forma equi-vocada. De una falta de sensibilidad que se dilata en los años. Entonces se em-pieza a rebuscar, a intentar con el paso del tiempo, algo de pena, a bloquearsedentro de una sensación de insatisfacción y de negatividad.“Siempre he trabajado en congregación, sin ahorrarme, pero con la sensación deno contar mucho, de no ser valorada como persona, de ser dejada de lado cuan-do ya no servía. Me he jubilado, después de muchos años de enseñanza, sin quese me dijera ni tan siquiera un gracias”, escribe una FMA, dando voz a un senti-miento bastante difundido.Hemos de perdonar.Errores quizás involuntarios, cometidos en nosotros, faltas que nuestra sensibili-dad nos hace sentir graves o que son graves verdaderamente. Las raíces cristianas del perdón las conocemos bien. Leemos el Evangelio desdetoda una vida.Pero las razones humanas merecen atención también ellas y, con las debidas di-ferencias del caso, las palabras de Mario Calabresi me parecen iluminadoras:Mi madre nos ha dicho siempre: “No debéis cultivar el odio, el rencor, la rabia”, elresarcimiento. Y, no obstante siendo una persona profundamente religiosa y defe, no lo decía por motivos religiosos. Lo decía por un motivo que yo definiría uti-litarista, pero que en realidad es algo mucho más grande.Decía que el rencor es una reprobación.Porque es un sentimiento tan fuerte y potente que se come cualquier otra cosa.Si por la mañana os despertáis con un pensamiento de rabia, aquel se ha comidovuestra jornada. Os matará cualquier posibilidad de divertiros, de construir, depensar, de enamoraros, de apasionaros por algo. Y por lo tanto será un castigo.Cada mañana que os despertéis y seáis rencorosos, aquella mañana habrán gana-do los terroristas, porque todavía ellos habrán dictado el desarrollo de vuestra jor-nada.Si vosotros estáis alegres y pensáis en seguir vuestra vida haced justicia a la me-moria de vuestro padre que sería feliz de ver que sus hijos no son prisioneros dela rabia”. En suma perdonar es una manera de no perpetuar un error, para no darle fuerza.El perdón sustrae al otro el poder de continuar influyendo en nuestra vida y no-sotros elegimos no considerarnos más a nosotros mismos como víctimas, sinocomo protagonistas.Quizás el mundo necesita esta lección de felicidad y de grandeza.

tu amiga

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DOSSIER: Testimonios en las periferias

PRIMER PLANO: Hilo de Ariadna Paciencia y audacia

EN BÚSQUEDA: Pastoralmente ¿Qué camino para la felicidad?

COMUNICAR Testimonios digitales Caminos y senderos del continente digital

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LAS ALMAS MÁS PURAS Y MÁS PENSATIVASSON AQUELLAS

QUE AMAN LOS COLORES(JOHN RUSKIN)

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SEGÚN TU PALABRA

“COMO UNO A QUIEN SU MADRE LE CONSUELA,

ASÍ YO OS CONSOLARÉY POR JERUSALÉN

SERÉIS CONSOLADOS”

(ISAÍAS 66,13)