Revista DMA – Espiritualidad del Trabajo (Mayo - Junio 2012)

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REVISTA DE LAS HIJAS DE MARÍA AUXILIADORA damihi animas 2012 Año LIX Mensual n. 5/6 Mayo/Junio Poste Italiane SpA Spedizione in Abbonamento Postale D.L. 353/2003 (conv. in L. 27/02/2004 n° 46) art.1, comma 2 - DCB Roma ESPIRITUALIDAD DEL TRABAJO

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Revista de la Hijas de María Auxiliadora

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  • REVISTADE

    LASHIJASDE

    MAR

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    damihianimas2012Ao LIX Mensualn. 5/6 Mayo/Junio

    Poste Italiane SpASpedizione in Abbonamento PostaleD.L. 353/2003(conv. in L. 27/02/2004 n 46)art.1, comma 2 - DCB Roma

    ESPIRITUALIDADDEL TRABAJO

  • 4EditorialMan la casa de la felicidadGiuseppina Teruggi

    5DossierEspiritualidad del trabajo

    13Primerplano14EncuentrosCon corazn de Padrey previsin de Fundador

    16Cooperacin y desarrolloMisin jvenes FMA Onlus

    18Construir la PazDilogo y no violencia

    20Hilo de AriadnaActivismo

    REVISTA DE LAS HIJAS DE MARA AUXILIADORAdma damihianimas

    Espiritualidad

    del trabajo

    REVISTADE

    LASHIJASDE

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    2012Ao LIX Men

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    Poste ItalianeSpA

    Spedizione inAbbonamento

    Postale

    D.L. 353/2003

    (conv. in L. 27/02/2004 n

    46)

    art.1, comma2 - DCB Rom

    a

    ESPIRITUALIDAD

    DEL TRABAJO

    sumario

    dmaRevista de las Hijas

    de Mara AuxiliadoraVa Ateneo Salesiano 81

    00139 Roma

    tel. 06/87.274.1 fax 06/87.13.23.06e-mail: [email protected]

    Directora responsableMariagrazia Curti

    RedaccinGiuseppina TeruggiAnna Rita Cristaino

    ColaboradorasTonny Aldana Julia ArciniegasPatrizia Bertagnini Mara Borsi

    Piera Cavagli Maria Antonia ChinelloEmilia Di Massimo Dora Eylenstein Maria Pia Giudici Palma Lionetti

    Anna Mariani Adriana Nepi Maria Perentaler

    Loli Ruiz Perez Paola PignatelliDebbie Ponsaran Maria Rossi

    Bernadette Sangma Martha Sde

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    Foto copertina: Unicef Graham Crouch

  • 27En bsqueda28CulturasCreo en la Asistencia Salesiana

    30PastoralmenteEl reto del umbral

    32Mujeres en contextoMuyeres y trabajo.Una revolucin silenciosa

    34MosaicoPor amor de su pueblo

    sumario

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    ANNO LIX MENSUAL / MAYO JUNIO 2012

    35Comunicar36Comunicacin y verdadSer autnticos

    38A m las confasHe descubiertomi vocacin leyendo un libro

    40VdeoLas nieves del Kilimanjaro

    42VitrinaRecensiones de vdeo y libros

    44LibroVida y trabajo.Un desafo espiritual

    46140 aosde historia

    n.5/6 Mayo Junio 2012Tip. Istituto Salesiano Pio XI

    Via Umbertide 11,00181 Roma

    ASSOCIATAUNIONE STAMPA PERIODICA ITALIANA

    TraduttriciAlemn Inspectoras alemana y austriaca

    Espaol Amparo Contreras lvarezFrancs Anne Marie Baud

    Ingls Louise PasseroJapons Inspectora japonesa

    Polaco Janina StankiewiczPortugus Mara Aparecida Nunes

    EDICIN EXTRACOMERCIALIstituto Internazionale Maria AusiliatriceVia Ateneo Salesiano 81, 00139 Roma

    c.c.p. 47272000Reg. Trib. Di Roma n. 13125 del 16-1-1970Sped. abb. post. art. 2, comma 20/c,

    legge 662/96 Filiale di Roma

  • un nuevo film ha llegado de las Hermanas yde las comunidades educativas. Es urgentecomunicar y hacer ver, con un lenguaje en-tendido por todos el del cine que custo-diamos un carisma extraordinario a declinarhoy.

    La clave de lectura del film est en tres pala-bras que son otros tantos compromisos devida: amor, relaciones, pasin educativa.Amor por Jess, por la familia, las amigas, lanaturaleza. Todo se hace por amor, todo sevive en el amor.Las relaciones se construyen en el dilogo, lacomprensin, la atencin al otro, al peque-o. Se viven con sencillez, en el tejido coti-diano en el que se unen la formacin y laeducacin. Son, sobre todo, el resultado deuna gran, festiva relacin; aquella con Jess.La pasin educativa, porque las jvenes es-tn siempre presentes; todo se hace porellas, para que aprendan un oficio, no incu-rran en los peligros, se diviertan, estn ale-gres. Para que crezcan bajo la mirada de Ma-ra, madre que se interesa ms que cualquierotra cosa.

    La santidad nos dice el film es posible, escotidiana, es fuente de felicidad la podemosvivir y hacer que resplandezca en torno a no-sotros caminando en el surco de un carisma.

    [email protected]

    La casa de la felicidadGiuseppina Teruggi

    editoria

    lenes

    ten

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    Era el 9 de mayo de 1837 y en Mornese, en elMonferrato, naca Mara Dominica Mazzare-llo. A los 35 aos, con un grupo de mujeresjvenes, se converta en Hija de Mara Auxi-liadora, el 14 de mayo de 1881, en Nizza, Diosla llamaba a s.Esta es la trama de un diseo extraordinario,un proyecto valiente surgido como respues-ta a la necesidad de vida y de esperanza delos jvenes.Hemos llegado ahora a una meta ya anuncia-da por la Madre y por el Consejo General yesperada por las FMA y comunidades educa-tivas en todo el mundo; la produccin de unnuevo film sobre su figura. Sor Caterina Can-gi ha cuidado la escenificacin y ha acom-paado la produccin entera. Como estabaprevisto, la difusin tendr lugar antes del 5de agosto prximo, fecha que seala el 140aniversario de fundacin del Instituto.El film que dura alrededor de 100 minutos, esuna ficcin con usanzas; narraa Mara Do-minica, su tiempo, su tierra, su vida, su caris-ma. Y su prolongacin en la historia, hastanuestros das. Se dirige a todos, porque estconstruido con claridad, rapidez de lectura,informacin, formacin y emocin!A la preguntaqu comporta este proyectohoy, por parte de un Instituto religioso, fren-te a otras urgencias?, Sor Caterina haba ma-nifestado que ha sido una eleccin fundadaen el amor por Mara Dominica y con el de-seo de darla conocer y amar. La peticin de

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    La casa de la felicidad

  • Espiritualidad

    del trabajo

  • economa industrial fundada en el modelofordista, que haca de la cadena de monta-je y de la divisin de las mansiones dentrode la misma fbrica su peculiaridad, a unaeconoma de la informacin y de los servi-cios, donde se da mucho valor a aquellasactividades caracterizadas por un fuertecontenido informativo, respecto a las acti-vidades del sector primario y secundario.Se convierte en recurso central de la eco-noma, aquella humana en su capacidadde conocimiento y de relacin productiva.

    Una mirada sobre el hoy

    Una nueva visin del trabajo y de su orga-nizacin lleva inevitablemente a una nue-va visin del hombre y de su vida en la so-ciedad.En un momento histrico complejo comoel que estamos viviendo, se habla conti-nuamente de problemas unidos al trabajo,y en trminos cada vez ms preocupantesse habla de las recadas en el mundo juve-nil. Flexibilidad, precariedad, desocupa-cin, movilidad parecen los trminos conlos que el mundo de las nuevas generacio-nes, y no slo, ha de aprender a familiari-zarse.Con la globalizacin y la apertura de losmercados, antes han empezado a circularantes las mercancas, luego sus compo-nentes y ahora circulan los servicios y has-ta las personas desde una administracin aotra como de un continente a otro. Con laglobalizacin de los mercados la produc-cin se regula hoy sobre una lgica de flu-

    Espiritualidad del trabajoJulia Arciniegas, Anna Rita Cristaino

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    La consideracin sobre el valordel trabajo inicia por el hombre.El trabajo expresa la dignidaddel hombre y la acrecienta.Es por la relacin con la personacomo brota la dignidad del trabajoy la consideracin de su valor superiora los bienes materiales.

    El trabajo est destinado al desarrollo y alperfeccionamiento de la persona humanay, al mismo tiempo, es participacin en laobra creadora de Dios.En el acto de la creacin, Dios hace alhombre a su imagen y, cumplida su obra,la entrega al hombre para su perfecciona-miento. El trabajo, para el cristiano, siem-pre ha sido expresin de la dignidad y dela laboriosidad del hombre, ms que unsacrificio de expiacin.Por lo tanto es expresin real y dinmicadel hombre en el mundo. Trabajando, lapersona humana se procura los bienesque necesita para el mantenimiento y ex-plica y lleva a maduracin la propia identi-dad natural y profesional, transformandoel mundo.

    Pero a lo largo de la historia tambin elconcepto de trabajo y de su organizacinha cambiado. Hoy la situacin del mundodel trabajo se diferencia profundamenterespecto a la de los siglos pasados. El nue-vo milenio ve el trabajo en una fase detransicin con el paso progresivo de una

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  • jos, los lugares son mucho menos impor-tantes, interesa la posibilidad de movi-miento.Esto ha llevado a profundas transformacio-nes. Andrea Casavecchia, socilogo y pro-fesor de Sociologa de los procesos cultu-rales en la Universidad de Roma Tres, sacatres consecuencias de este nuevo escena-rio.

    El trabajo estalla. La fbrica homognea,uniforme y monoltica se ha dispersadodespedazndose y llevando al externo losprocesos, explotando las innovacionestecnolgicas y las redes informticas. Loslugares de trabajo son ms pequeos ymenos agregados e interactan entre s atravs de una telaraa interactiva capazde intercambiar informaciones, enviar co-municaciones y tomar decisiones en tiem-

    po real. Los nuevos tablet e i-pad estnabriendo una nueva fase, donde se reali-za una suerte de despacho mvil animadopor trabajadores dotados de poderososdispositivos porttiles de transmisin yelaboracin de las informaciones.

    Cambian los principios jerrquicos. Entredadores de trabajo y trabajadores los equi-librios reguladores del poder se hacenms sutiles; las administraciones confanparte del trabajo especializado a otras em-presas que pueden ofrecer un precio me-jor. Se crea una dependencia entre em-presa madre y empresas sub-adjudicadasque siempre son ms dependientes y pa-decen las rebajas continuas de precio uni-dos a la mayor o menor demanda de pro-ductos. Todo esto repercute en la mano deobra, en cuanto la empresa ha de aplicar

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  • das las dimensiones de la persona y, almismo tiempo, es un medio para la reali-zacin de toda la realidad personal. Enefecto, el trabajo tiene una doble fecundi-dad. Es fecundo porque produce riqueza,y esto es aumenta lo que se tiene; pero estambin fecundo porque, siendo un mo-mento de vida de la persona que lo desa-rrolla, tiende, por su misma naturaleza, aconcretarse en su afirmacin y es decir enun crecimiento en lo que ste es.

    El trabajo es tambin el medio a travs delcual la persona humana tiene una eviden-cia de sus capacidades; empleando lospropios recursos, se realiza como prota-

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    flexibilidad de horario y de salario a susdependientes.

    Saltan los tiempos de vida. La reorganiza-cin productiva prev la continua cone-xin en red que hace el tiempo menos es-tandardizable. La mayor extensin e inten-sidad de los horarios laborables lleva a ca-lendarios y horarios anmalos, con el au-mento de empleo en las horas nocturnas.El trabajo invade la vida cotidiana y cam-bia sus ritmos; el reposo y la fiesta no sonya los mismos para todos.

    A imagen de Dios Creador

    Cuando se mira al hombre y a su dimen-sin laborable con ptica cristiana sepiensa en una actividad en la que se mani-fiesta el amor de Dios por el prjimo y porel universo.

    No se puede entender el trabajo slo co-mo un medio necesario para vivir. El hom-bre, a travs de ste, tiene la posibilidadde expresar su personalidad, de colaboraren el plan creativo de Dios y redentor deCristo. Afrontar la temtica del trabajo notiene un carcter nicamente econmico,sino tambin tico, cultural y antropolgi-co y, por lo tanto, tambin una dimensineducativa.Un humanismo autntico, que privilegiael ser al tener, lo espiritual a lo material,puede humanizar el trabajo.Dios ha querido al hombre como un sersocial, para la persona humana la vida so-cial no es algo accesorio, sino una dimen-sin natural y esencial; importante para sumaduracin es la dimensin de las rela-ciones. Slo a travs de la relacin con losdems, la reciprocidad de los servicios yel dilogo con los hermanos, la personadesarrolla las propias virtudes y respondea su vocacin.El trabajo est estrechamente unido a to-

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  • gonista y artfice de la historia y de la civi-lizacin.

    La enseanza social de la Iglesia, sobretodo en la Encclica Laborem exercens,subraya la dimensin subjetiva del traba-jo en cuanto actividad libremente em-prendida por el hombre, no slo por laexacta afirmacin de s mismo, de los pro-pios dones, para adquirir mayor disponi-bilidad de medios, sino tambin comojusto compromiso de servicio a los dems,a la entera colectividad humana. Entoncesel trabajo se entiende como vocacin ocomo actividad que adquiere un significa-do y un valor que la trasciende; trabajar yobedecer a Dios es servir y amar a los her-manos y transformar la misma realidad f-sica y material para que el mundo, en elcurso de la historia, sea cada vez ms hu-mano, para construir la ciudad del hom-bre.

    Ms all de las diversificaciones que pue-den tener las actividades laborables, todasson importantes por el compromiso quecada cual pone en su trabajo, por la entre-ga, la abnegacin, el sacrificio, la honra-dez; todo esto hace valiosa la vida y dignade vivirse.

    Para un cristiano el trabajo es actividad deamor que hace al hombre colaborador deDios. De parte de Dios hay casi una zonaneutra en la que quiere que el hombre ac-te las capacidades recibidas. En trminossencillos; no el hombre est hecho para eltrabajo, sino el trabajo para el hombre. Eltrabajo ha de ser atestiguado por la espi-ritualidad del hombre que interviene en lanaturaleza y en las cosas con sentido derespeto y de equilibrio. No envilecimien-to sino exaltacin de la naturaleza! Porconsiguiente responsabilidad tica y hu-manstica al lado de responsabilidad eco-

    nmica. Educacin a los valores ms queeficiencia pragmtica.

    Trabajo como vocacin

    El trabajo es vocacin del hombre y nocastigo divino. Llamado a cultivar y custo-diar el universo, el hombre a travs del tra-bajo se expresa a s mismo, el propio talen-to, las propias capacidades, la propia crea-tividad a imagen del Creador, de un Diosquetrabajaen la Creacin y en la Reden-cin. Si es digno, es bendicin del hombrey de Dios y restituye el hombre a Dios. ADios que trabaj seis das y el sptimo des-cans, hizo fiesta y goz, encontrando be-lla la obra de sus manos (Gen 2, 2); a Diosque al menos por dos decenios de su vidaterrena trabaj como carpintero en Naza-ret (Mc 6, 3); a Dios que redimi el trabajoy llam a sus discpulos a seguirle mientrastrabajaban, invitndoles a ser pescadoresde hombres (Lc 5, 10).Jess nos ensea a valorar el trabajo y a nodejarse dominar por l, a vivirlo en la pro-funda relacin entre la fe y la vida, quepermite al hombre acoger a los dems co-mo hermanos y custodiar el universo co-mo don de Dios.

    El trabajo como vocacin est unido a la vi-da de la persona, es tarea nica e irrepeti-ble, lo que no hacemos nosotros no lo ha-r nadie; es vida de la persona y para ella,pero nunca es asunto privado, porqueabierto a una comunidad ms amplia, a losdems, a Dios; es servicio en la ciudad y enla sociedad, misin en el mundo; es cons-truccin de un proyecto que parte desdelejos, se encarna en el hoy y est dirigidoal maana. Si el futuro no alimenta el pre-sente, es ilusin, slo la visin de un futu-ro posible alimenta el presente, es don des mismo a Dios y, por lo tanto, a los de-ms.

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    La justa medida

    Vivir la dimensin laborable de la propiavida significa tambin encontrar la justamedida, para evitar el riesgo del activismo,de la eficiencia, del entrar en la ptica de laproductividad a toda costa. Una entrega detiempo excesiva a las actividades labora-bles, puede quitar espacio a otras activida-des que desarrollan otras dimensiones dela vida de cada ser humano. Es necesariauna suerte deecologahumana que sepaarmonizar los tiempos de la actividad, conlos tiempos del descanso, del regenerarse,del reflexionar.Esto es un riesgo que pueden correr tam-bin las comunidades religiosas. Cuandose pierde el justo equilibrio entre el ora etlabora. El silencio, el descanso, el dedicar-me a mansiones no meramente unidas ami ocupacin principal, no slo me permi-ten vivir de forma ms integrada mi vida, si-no que dan la posibilidad de recargarsepara poder luego afrontar el propio trabajocon ms eficacia. Hay tiempos activos ytiempos pasivos, tiles ambos; los unos pa-ra hacer y obrar, los otros para pensar, cre-ar, imaginar.Dar espacio a las relaciones, por ejemplo,puede ser enriquecedor y puede traer fe-cundidad tambin en los resultados delpropio trabajo.Hemos dicho cuanto el trabajo est al servi-cio de la dignidad del hombre, de cuantoste pueda hacer al hombre ms hombre.Pero se necesita prestar atencin a no hacerde ste una fuerza alienante. Nos podemosmeter en el trabajopara huir de otras res-ponsabilidades de relacin, tanto en la fami-lia como en la comunidad religiosa. Se pue-de perder de vista la dimensin del servicioy dejarse llevar por una sensacin de omni-potencia y de supereficiencia.Otro riesgo es vivir el trabajo como puracompeticin y bsqueda del xito. Para ob-viar esto puede ser til vivir cada obra con

    ptica de cooperacin. Se contribuye aconstruir algo de lo que no somos dueos,sino que sirve para el bien de la humanidad.Es necesario redescubrir el sentido de lafiesta. En una sociedad de las 24 horas so-bre 24y del 7 das sobre 7 las comunida-des religiosas tendran que ofrecer el testi-monio del saberse detener. Del saber que-darse con el conocimiento de que enaquel reposoobra Dios mismo.

    Como conceban el trabajo Don Bosco yMadreMazzarello

    Don Bosco, que creci entre las colinas y loscampos piamonteses, haba aprendido biencon qu fatiga el campesino del tiempo ga-naba para vivir. De sacerdote, quiso dar vidaa comunidades de valientes trabajadores,admirados por esto por los contemporne-os de la primera era industrial.En una carta a Don Giuseppe Fagnano, mi-sionero en Amrica, escriba: Pero t, re-cuerda siempre a todos nuestros Salesianosel monograma adoptado por nosotros: Tra-bajo y templanza. Son dos armas con lasque nosotros lograremos vencer a todos ytodo (14-11-1877)En efecto, a menudo insista: El trabajo y latemplanza harn florecer la Congregacin,la bsqueda de las comodidades, en cam-bio, ser la muerte. El personaje del sueode los diez diamantes (Cf. Memorias Bio-grficas de San Juan Bosco Vol. XV, p. 167)le haba alertado sobre la eficacia de estebinomio. El acercamiento era intencionalbajo la pluma de Don Bosco, tanto que laactual Regla de vida de los Salesianos loconserva y lo explica: El salesiano se da asu misin con laboriosidad incansable, cui-dando de hacer bien cada cosa con senci-llez y medida. Con su trabajo sabe que par-ticipa en la accin creadora de Dios y quecoopera con Cristo en la construccin delReino. La templanza refuerza en l la cus-todia del corazn y el dominio de s mismo

  • y le ayuda a mantenerse sereno (art. 18).Don Bosco honraba el trabajo y lo pona enla cima del programa de los suyos en las ba-tallas de la vida.Cuando nos hallaba cansa-dos y agobiados, escribe monseor Caglie-ro, nos deca: nimo trabajemos, trabaje-mos siempre, porqu all arriba descansare-mos eternamente. Y cuando sucede que unsalesiano deje de vivir, trabajando por las al-mas entonces diris que la Congregacinha obtenido un gran triunfo, y sobre elladescendern copiosas las bendiciones delcielo. (Memorias Biogrficas de San JuanBosco, Vol. VII, p. 414).Pero, la suya era una espiritualidad del tra-bajo. Soaba a sus religiosos con las man-gas arremangadas, dedicados a la misinentre los jvenes con una actividad incansa-ble, dispuestos a sufrir todo con tal de ha-cerles el bien y ganarlos para Dios. En estesentido, el trabajo que Don Bosco enseaes a un tiempo mstica, asctica y exigenciade la consagracin a Dios en la libertad go-zosa que nace de la castidad, de la pobrezay de la obediencia.

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    La misin no se identifica sencillamente conla actividad o la accin externa, sino que esuna verdadera experiencia espiritual, es ellugar teolgico en el que se encuentra y sesirve a Dios, en una sntesis armnica entrefe y cultura, trabajo y oracin. Se trabaja concompetencia, pero se cuenta ante todo conla fuerza de Dios.sta es la oracin delDamihi animas que vi-vi Don Bosco; rezar sin descanso con laplena entrega al compromiso apostlico. Laoracin se une as con la vida; precede,acompaa y sigue la accin apostlica, estunida a los jvenes con los que y por losque se reza.Desde pequeo Don Bosco hizo la expe-riencia de la fecundidad de la oracin.Cuando en la granja Moglia, el dueo seburla de l porque lo ve arrodillado rezan-do, Juanito responde: Mi madre me ha en-seado que si se reza, de dos granos nacencuatro espigas, si no se reza de cuatro gra-nos nacen dos espigas solas. Por lo tanto,tendra que rezar usted tambin. El viejo riy refunfu:Tenemos tambin el maestro.

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    Don Bosco fue un contemplativo en la ac-cin y un activo en la contemplacin; estedinamismo dialctico enva directamente almisterio de Dios mismo.Es tambin esta la experiencia de Mara Do-minica Mazzarello, definida por Don Koth-gasser la contemplativa operante. Quien seacerca a ella para estudiar su vida, descubreque lleva en el corazn un atractivo secreto,semejante a un imn: Dios.Se ve en la infancia y en la adolescencia, laventanita de la contemplacin es el lugar desu descanso despus de la dura fatiga deuna jornada de trabajo en el campo. En elfondo, ms all del valle, en la iglesia delpueblo, est Jess Eucarista, y es l que laespera para un dilogo de secreta amistad,compartido tambin por su familia.Su padre, hombre sabio, del que la primo-gnita se convirti rpidamente en su brazoderecho, le transmiti el sentido del trabajo,una creciente capacidad de reflexionar y dediscernir. En tal modo Mara Dominica seconvertir en una trabajadora incansable yconjuntamente una contemplativa, que seacusar un da de haber pasado un cuartode hora sin pensar en Dios.Este su ser totalmente de Dios la llev a dar-se tambin totalmente al bien de las mucha-chas y de las jvenes. Su lema habitual: Ca-da puntada de aguja sea un acto de amor deDiosexpresa una intencionalidad que pro-viene de un corazn que ama y comunicavida.Mara Dominica, bajo el soplo del Espritu,guiaba a sus hijas por los duros senderosque exigan de ellas una valenta no comn.El carisma salesiano recibi as un rostro fe-menino, encarnado en primera persona porella. En Mornese el trabajo era un elementodecisivo. Afirma al respecto Don Aubry:Lasprimeras salesianas no llevaban cilicios, pe-ro llegaban a la noche exhaustas por la fati-ga. Ellas caan literalmente en la brecha;cuntas murieron antes de los treintaaos!

    Por las Cartas a las hijas misioneras, ahoraya fsicamente lejanas de la casa del amorde Dios, podemos captar el estilo de MadreMazzarello en su ministerio de animacin yde acompaamiento. Por cuanto concierneal trabajo escriba a Sor Angela Vallese, di-rectora de la casa de Villa Coln:Me alegro de que esas hermanas seanbuenas y trabajen () Anmalas a que seanhumildes, obedientes y amantes del traba-jo; a obrar con recta intencin(EnCartasn 14; C 17, 1, La sabidura de la vida M. E.Posada, A. Costa, P. Cavagli).Y en otra ocasin:Me dices que tienes mu-cho trabajo, y yo me alegro porque el traba-jo es el padre de todas las virtudes. Con eltrabajo desaparecen los grillos y se estsiempre alegre. A la par que te recomiendoel trabajo, te recomiendo tambin que cui-des de la salud, y os recomiendo a todasque trabajis sin ambicin, slo por agradara Jess. (C 25, 5; ibidem).En estas y en otras Cartas vuelve la insisten-cia sobre la rectitud de intencin, sobre lapureza de corazn.Anselm Grn comenta al respecto: Otrocriterio para identificar un trabajo rico debendiciones es para Mara Mazzarello la au-sencia de segundos fines. Si yo quiero afir-marme a mi mismo en el trabajo, entoncespronto estoy agotado. Si en cambio el tra-bajo procede de la fuente interior, enton-ces puedo trabajar mucho. Para Mara lafuente interior es el amor a Jess. Si yocumplo mi trabajo por Jess, ste me daalegra. Y puedo trabajar ms que si mepongo bajo la presin del rendimiento.Don Bosco y Mara Dominica nos precedeny nos abren el camino de una entrega totalal servicio del Reino, trabajando en el surcoeducativo para el bien de los jvenes y delas jvenes.

    [email protected]@cgfma.org

  • Profundizacione

    s

    pedaggicas b

    blicas

    y educativas

  • ral: la educanda Emilia Chiara, sobrina de lasra. Blengini.

    La deseada visita de Don BoscoaMorneseDon Bosco, en la proximidad de la trigsimade Don Pestarino llega a Mornese, quizsentre el 10 y el 15 de junio de 1874. Viene aconfortar a las Hermanas, pero ms que mi-rar al pasado, les ayuda a proyectarse haciael futuro. Hay Obispos que esperan a lasFMA; hay que contentarlos! En efecto, seprepara la primera fundacin fuera de Mor-nese; en Borgo San Martino para el 8 de oc-tubre.La comunidad an siendo tan pobre, es paraDon Bosco fuente de esperanza. As escribea la bienhechora la sra. Francesca Pastore el15 de junio:Yo estoy en Mornese, e intentollenar el vaco dejado por el llorado D. Pesta-rino; pero es bastante difcil. Uno solo hacamucho, y ahora muchos se fatigan para ha-cer poco. Confiemos en Dios. Pero hay granfervor en las profesas, en las postulantes yen las mismas educandas, y esto nos hace te-ner confianza. (Carta a la Sra. Francesca Pas-tore, en Orme di vita, p. 117).En aquellos das Don Bosco se pone a totaldisposicin de la comunidad; confiesa, en-cuentra personalmente a las Hermanas, visi-ta la casa, el taller y la escuela. Dice tambinuna palabra a cada una de las educandas,que encuentra bien insertadas en el am-biente y encariadas con las Hermanas. Ob-serva el patio, donde los saltos, los cantos,los juegos, la armona entre Hermanas y mu-chachas le aseguran que el fin del Instituto

    Con corazn de Padrey perspicacia de fundadorPiera Cavagli

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    Desde 1872 en adelante los encuentros deDon Bosco con Mara D. Mazzarello y la co-munidad de Mornese se siguen con ritmointenso. La Cronohistoria registra un estilode acompaamiento discreto y solcito,siempre abierto a nuevas y ms ampliasperspectivas.El Fundador observa con complacencia laexpansin gradual de un proyecto que nocesa de suscitar estupor. En efecto, la casaest en continua expansin: en 1874 las FMAson 14, las novicias 8, las postulantes 8 y laseducandas 17. Slo los medios pecunia-rios como se lee en la relacin de DonPestarino a Don Bosco suscitan preocupa-cin (Cf. Cronohistoria II, p. 92).

    Entre dolores, perplejidad y esperanzasEl 1874 est marcado por el frecuente pasode la muerte en comunidad: el 29 de eneromuere la primera FMA: Sor Mara Poggio, lacocinera diligente y serena, an cuando hade luchar contra la pobreza que roza la mi-seria.El 15 de mayo muere improvisamente DonDomenico Pestarino a los 63 aos. Es un dra-ma para el pueblo y para la comunidad delas FMA. Las Hermanas como si el rayo hu-biera aterrado en casa se preguntan: Quser de nosotras?.Don Bosco manda a Mornese a Don Bodra-to y a Don Juan Cagliero a asegurar a las Her-manas que el Instituto no morir!El 5 de junio en Mornese se llora de nuevo;la jovencsima maestra de msica, S. CorinaArrigotti, a la edad de 18 aos se va ella tam-bin al Cielo y el 22 de aquel mes otro fune-

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  • Grosso (Cf. Cronohistoria II, p. 96).Don Bosco est satisfecho y, por sugerenciade las Hermanas, admite que Sor Mara, lapobre vicaria, como ella misma se define,sea llamada por todas Madre.Luego da preciosos consejos sobre comodesarrollar lo mejor posible algunas activi-dades comunitarias, sobre el horario y sobreel silencio riguroso que desea perfecta-mente observado.Queda inolvidable en todas lo que Don Bos-co recomienda para la buena marcha delInstituto y que laCronohistoria nos ha trans-mitido con fidelidad: Os exhorto que favo-rezcis lo ms posible la inclinacin de lasnovicias y de las Hermanas, en cuanto con-cierne a la ocupacin. A veces se piensa quees virtud el hacer renegar la voluntad con es-te u otro oficio contrario al propio gusto, encambio deriva de ello dao a la Hermana ytambin a la Congregacin. Ms bien seavuestro compromiso ensearles a santificary espiritualizar estas inclinaciones, teniendoen todo por fin a Dios solo.Los principios-clave del Sistema Preventivose proyectan as en la animacin de la comu-nidad donde la sabidura y el amor orientana armonizar el bien de la persona con el dela institucin.An un acto importante cumple Don Boscoen Mornese en aquel encuentro de junio de1874; nombra a Don Juan Cagliero como surepresentante en el Instituto de las FMA y lamotivacin abre a la comunidad a un hori-zonte misionero,tanto ms que el Institutotendr que extenderse mucho y bastantepronto.Don Pestarino abri la primera comunidad alas exigencias de la parroquia, el encuentrocon Don Bosco da a la casa de Mornese unnuevo impulso de esperanza y un horizonteamplio y proftico dilatando los espacios delcorazn a la Iglesia y al mundo.

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    se est realizando.En aquella ocasin Don Bosco preside losEjercicios Espirituales, recibe los votos de lasocho profesas y admite al Noviciado a 13 j-venes. La comunidad en continua expansines motivo de esperanza para todos.

    Elecciones regulares de las superioras yorientaciones programticasDon Bosco no slo abre nuevas perspectivasde fundacin, sino que tambin decide reu-nir a todas las Hermanas para elegir a la su-periora y a su consejo. Han pasado algunosaos del primer mandato y es necesario orde nuevo el parecer de la comunidad.La preparacin espiritual se ha realizado du-rante los Ejercicios. Ahora, con una descon-certante sencillez, tiene lugar la eleccin se-creta; las Hermanas una a una se acercan aDon Bosco y le dicen en voz baja un nombrey l escribe As busca salir al encuentro dequien an no sabe escribir!Resulta elegida, con la alegra de todas, SorMara Mazzarello como Superiora General.Con el mismo sistema se procede a las otraselecciones y el Consejo General pronto estal completo. Se confirma de nuevo a la Vica-ria, Sor Petronila Mazzarello, a la ecnomaSor Giovanna Ferrettino y se aade una asis-tente o Consejera: Sor Felicita Mazzarello,que era la maestra de las novicias, mientrasque la tarea de maestra pasa a Sor Mara

    Grosso (Cf. Don Bosco est satisfecho y, por sugerenciade las Hermanas, admite que Sor Mara, lapobre vicaria, como ella misma se define,sea llamada por todas Luego da preciosos consejos sobre comodesarrollar lo mejor posible algunas activi-dades comunitarias, sobre el horario y sobreel silencio riguroso que desea perfecta-mente observado. Queda inolvidable en todas lo que Don Bos-co recomienda para la buena marcha delInstituto y que la mitido con fidelidad: Os exhorto que favo-

    se est realizando.En aquella ocasin Don Bosco preside los

  • para sensibilizarlos en los grandes pro-blemas de la pobreza, capacitndoles acontribuir con competencia y esprituevanglico a la edificacin de una socie-dad ms justa. Sostiene iniciativas en loscinco Continentes, en ms de 90 Nacio-nes, basndose en la experiencia de lascomunidades educativas FMA.Muchas iniciativas, por razones de opor-tunidad estratgica y logstica, se reco-gen en Campaas que son un conjuntoarticulado, homogneo y coherente deactividades y proyectos dirigidos a la re-solucin de juicios crticos definidos anivel Geogrfico o Temtico.La ayuda directa de Campaas permite aMisin Jvenes FMAONLUS coordinarsus esfuerzos con los de otros operado-res del Tercer Sector, Instituciones Inter-nacionales y Organizaciones directa-mente operantes en el lugar o sobre eltema.Entre las campaas activas, est aquella afavor de Hait, nacin asolada por el te-rremoto de enero de 2010 y que ya esten su segundo ao.

    Misin JvenesFMA OnlusLa Redaccin

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    Misin Jvenes FMA ONLUStrabaja con las FMA de todoel mundo al servicio de la vida,de la salud, de la dignidadde la persona. Promueve y acompaaproyectos de micro crditoy sobrelleva decenasde iniciativas humanitarias.

    Misin Jvenes FMA ONLUS est alservicio del Instituto de las Hijas de Ma-ra Auxiliadora, para ofrecer a realidadesy situaciones incmodas, medios finan-cieros y estructuras tiles a favorecer eldesarrollo sobre todo de los nios, delos jvenes, de las mujeres. Naci en2010 y est coordinada por el mbito dela Administracin del Instituto FMA.En esta ptica parte de la misin de laONLUS es la de desarrollar funcin decoordinacin con las otras realidadesnacionales e internacionales (institucio-nes, fundaciones, administracin, tercersector, etc.) con el fin de facilitar las acti-vidades de educacin, instruccin y be-neficencia que desde siempre caracteri-zan la actuacin del Instituto Hijas deMara Auxiliadora a nivel global.Misin Jvenes FMAONLUS por lo tan-to busca recorridos idneos a las distin-tas culturas, que hagan capaces a los j-venes de opciones libres en la realiza-cin de s mismos y en el servicio a losotros, al mismo tiempo se compromete

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    Para seguir las campaasy saber ms sobre los proyectosde Misin Jvenes - FMA ONLUSvisita el sitiohttp://www.missionegiovanifma.org/

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    Despus de una primera intervencinpara socorrer en la emergencia, ahora sesigue la fase de reconstruccin en con-creto, a travs de un trabajo en sinergiacon las FMA del lugar, se quisieran desti-nar las ayudas para dar apoyo a 18.000 ni-as y nios haitianos que frecuentan lasescuelas de las FMA; reconstruir 10 uni-dades de vivienda destinadas a la pobla-cin; adopcin a distancia de un maes-tro; construccin de 16 bungalow en laperiferia de Port-au-Prince, a destinar acasa familia para nios hurfanos del te-rremoto.Misin Jvenes FMA ONLUS sostienetambin los proyectos administradospor FMA para la erogacin de recursosfinancierosalternativos para los pobres:el micro crdito. Los proyectos de microcrdito apuntan a la creacin de microe-conomas que favorecen no exclusiva-mente a los beneficiarios del mismo mi-cro crdito, sino a toda la comunidad dela que forman parte, integrando a menu-do momentos formativos para facilitar lareproductividad de la experiencia de pe-queos emprendedores.El micro crdito es un pequeo prstamoconcedido a una persona conocida, ne-cesitada de dinero, pero imposibilitadapara acceder al sistema bancario tradicio-nal, en cuanto privada de garantas idne-as. La peticin de dinero, normalmentees para la mejora de la propia actividad la-boral, a menudo informal, pero puede

    servir tambin para resolverotros problemas familiaresdel momento.Las FMA utilizan las dona-ciones de los bienhechorespara la erogacin del crdi-to, ocupndose de la identi-ficacin de los presupues-tos, la asistencia a la prepa-racin de los proyectos yponiendo a disposicin unaamplia gama de servicios.

    El micro crdito se hace posible gracias ala creacin de un fondo de rotacin quese asigna a una comunidad FMA y/o a ungrupo que pertenezca a ella. La supervi-sin, el acompaamiento y la formacinlos realizan y actan las mismas FMA oanimadores propios. La gestin del cr-dito vara en funcin de la tipologa delproyecto, del contexto de actuacin ydel grupo. La opcin de aplicar fondosde rotacin permite la reutilizacin delos crditos una vez restituidos por losbeneficiarios originales. Los tiempos derotacin consienten una utilizacin con-tinua y excelente de los fondos puestosa disposicin por los bienhechores.El micro crdito apunta a la consolida-cin y refuerzo de ladignidad humana,a menudo ofendida o reducida por for-mas de asistencia. La tipologa de inter-vencin y el mismo camino de los proce-dimientos de micro crdito desde laconcesin del crdito hasta el trminode su restitucin consienten proximi-dad a la que se enlaza un conocimientodirecto de la vida de las familias de lossolicitantes y de sus problemas, ademsdel de su comunidad de pertenencia.El micro crdito tiene tambin un enor-me valor formativo/educativo. Su impac-to permite el crecimiento del auto-cono-cimiento y del respeto de s mismos ascomo de la responsabilidad en todos losniveles, personal, familiar, comunitaria ysocial.

  • de alguna manera, somos arrollados por laespiral de violencia en las palabras, en losgestos, en las acciones de la vida cotidianay quizs nos creemos personas no violen-tas slo porque hablamos de ello. A estepropsito, afirma el conocido franciscanofrancs, Alain Richard, desde hace aoscomprometido en actividades no violentas:El hecho de que yo hable de la no-violen-cia no significa que yo sea no-violento.Esto por decir que estamos llamados aafrontar los conflictos en el curso de todanuestra vida es por lo tanto necesario en-contrar detalles no-violentos para resolver-los de forma eficaz.

    De la violencia a la no-violencia activa

    En la lnea de Gandhi, la no-violencia no esla actitud de quien evita el choque por mie-do, ni puede reducirse a las manifestacio-nes de los pacifistas; en cambio, sta es unproceso que permite aprender gradual-mente a ser ms humanos.Ken Butigan, profesor y actual director delCentro Franciscano para la no-violenciaPace e Bene en Estados Unidos, en su li-bro Dalla violenza alla pienezza afirmaque la no-violencia no es un estado de per-feccin idealista sino algo que se aprendey, por lo tanto, se construye gradualmente.Por esto se prefiere hablar de no-violenciaactiva.l admite que la violencia es un hecho real,pero reconoce la importancia de los gran-des valores para transformarla. Adems, lano-violencia activa es una invitacin a asu-

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    El dilogo deshace los nudos,disipa las sospechas, abre las puertas,resuelve los conflictos,hace crecer a la persona.Es vnculo de unidad y fuentede hermandad. Oh Seor Jess!,danos la gracia del dilogo.

    (Ignazio Larraaga)

    El mundo en violencia permanente

    Segn la nueva edicin del Atlante delleguerre e dei conflitti del mondo, ideada ydirigida por Raffaele Crocco, periodista deRAI y colaborador de Peace Reporter, la tie-rra est en guerra permanente. Los datosrecogidos ilustran claramente la situacin anivel mundial. En la relacin, se cuentan, eneste momento, 35 conflictos en el mundo y10 situaciones lmite, con un total de 45 re-as de la Tierra en alerta roja. De los 193 Pa-ses miembros de la ONU, uno sobre cincoest en conflicto.Adems de estos datos, basta coger un pe-ridico de cualquier contexto o seguir re-gularmente el telediario para confirmar elgrosor del clima de violencia vigente ennuestro mundo. De hecho, la violencia estcreciendo y se extiende en todos los cam-pos de la existencia humana. No se trata s-lo de violencia a nivel alto como las guerrasy la criminalidad, sino de violencia con unafuerte connotacin econmica, religiosa,psicolgica, social, meditica, domstica,familiar, sexista, verbal, individual. Todos,

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    mir la responsabilidad del propio compor-tamiento, a prescindir de lo trabajado porotros. Puede utilizarse para afrontar todo ti-po de manifestaciones de violencia. Ade-ms, no es una accin aislada; requiere laimplicacin de toda la comunidad compro-metida junto a transformar la propia violen-cia y la de alrededor a uno. En definitiva, pa-ra emprender este camino de forma ade-cuada, Butigan presenta la no-violencia ac-tiva como un viaje espiritual. Se trata de unrecorrido que lleva de la desesperacin a laesperanza, del miedo a la gracia, de la frag-mentacin a la unidad de nuestro ser. Deeste modo podemos volver a nuestra fuen-te para encontrar al Dios del amor quetransforma y sana de nuevo todas las heri-das y desea ardientemente nuestra pleni-tud como individuos y como comunidad.

    El camino del dilogo

    Si la no-violencia activa lleva a las personasa la plenitud de la humanidad, uno de loscaminos privilegiados para realizarla es eldilogo. Desde esta perspectiva, promover

    Aceptarse uno mismo en profundidad. Estoayudar a liberarse de las desilusiones y de lasfalsas expectativas. Darse cuenta de que lo quehace experimentar resentimiento y que se de-testa en los otros deriva de la propia dificultadpara admitir aquella misma realidad en unomismo. Darse cuenta y renunciar a la propiaviolencia; estar atentos a las palabras, a los ges-tos, a la forma de reaccionar. Renunciar al dua-lismo, a la mentalidad que separa de los demsy que permitedemonizaral adversario. Dar-se cuenta de quela nueva creacin, la cons-truccin de unacomunidad de amor, es unesfuerzoque seemprende con losdems, nun-

    ca es empresa de uno solo. Verse uno mismocomo parte de toda la creacin en la que hayque ejercer la custodia del amor, no el poderdel dominio. Aprender a percibir lo sagrado,lo que es de Dios, en cada persona y en ca-da criatura, saber ver la bondad de Dios en ca-da ser humano, en cada ser creado, en cada so-ciedad. Estar dispuestos a sufrir con alegra, siesto ayuda a liberar lo divino, lo sagrado, elamor en los dems. Ser capaces de celebrar lapresencia de Dios donde sta es aceptada, des-cubrirla y reconocerla donde no lo est. Des-pacio, con paciencia, plantar, regar, cultivar lassemillas en el propio corazn y en torno a uno.

    Declogo para una espiritualidad de la no-violenciaRosemary Lynch, osf y Alain Richard, ofm

    el dilogo es favorecer la relacin, el en-cuentro, la reciprocidad. Ignacio Larraagahabla de la gracia del dilogo, una gracia ainvocar porque precisamente, deshace losnudos, disipa las sospechas, abre las puer-tas, resuelve los conflictos, hace crecer a lapersona.El verdadero dilogo es vnculo de unidady fuente de hermandad, puede provocartransformaciones significativas en la vidade las personas hacindolas capaces de de-rribar muros y construir puentes.En su mensaje para la 45 jornada mundialde la Paz del 1 de enero de 2012, el Santo Pa-dre puso en evidencia la necesidad para losjvenes de aprender el valor y el mtodode la convivencia pacfica, del respeto rec-proco, del dilogo, de la comprensin, dela capacidad de resolver los problemas deforma no-violenta.En definitiva educarse y educar a la justicia,a la paz y a la no-violencia requiere ante to-do la valenta de emprender un viaje espi-ritual hacia el crecimiento en humanidad.

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  • un experto en vida religiosa, sino de unhombre que saba penetrar en las profundi-dades de la psicologa humana y descifrarsus dinmicas fundamentales. Con esta res-puesta, Freud entenda una productividadque no preocupe a la persona hasta hacerleperder el derecho y la capacidad de saberamar.

    Amar y trabajar constituyen la respuesta a lamirada interior de la contemplacin. Enlas Constituciones leemos que nuestraoracin se expresa en un nico movimien-to de caridad hacia Dios y hacia el prji-mo(C 38) y quevivir y trabajar juntas en elnombre del Seor es un elemento esencialde nuestra vocacin (C 49). Realzan que labase de nuestra espiritualidad y pedagogaes uncompromiso serio de alegra, trabajoy piedad (C 71)

    El trabajo para la persona

    El activismo es uno de los retos de hoy. Seconvierte en problema en la medida en quecompromete las dimensiones constitutivasde nuestra vida de mujeres consagradas; ladimensin contemplativa, la relacin pro-funda con Dios y con los dems, la comu-nin en comunidad, A menudo se ha su-brayado tambin durante las Revisionestrienales del Instituto, en todas las partesdel mundo.

    El trabajo es una caracterstica de la perso-na humana, su modo de estar en el mundo,a partir de las primeras fases de la existen-

    ActivismoGiuseppina Teruggi

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    Esta maana, al despertarme, he descu-bierto que an tengo la costumbre de pen-sar: Qu har hoy, cmo lo har, con quesucesin. Luego me he dado cuenta de quetodo esto ya no es necesario. () Creo que,en gran parte, mi cansancio deriva no tantodel tipo de trabajo que ejecuto, sino msbien de las tensiones que ah aplico. ()He de penetrar por la otra parte, la partetranquila, rtmica, slida de mi vida, la co-rriente compacta y profunda que se desli-za bajo las inquietas olas de mi mar! (Hen-ri Nouwen, Ho ascoltato il silenzio).

    Amar y trabajar

    Tengo mucho que hacer, me falta el tiem-po, repetimos varias veces. Tener varias si-tuaciones a afrontar; encontrarse con msde un problema a resolver; hacer frente apensamientos a los que dar una prioridad;es difcil eximirnos de todo esto. Estamosinmersas en un ritmo de vida no compara-ble al de los aos de la juventud de muchasde nosotras. Sin embargo admiramos a laspersonas que saben administrar con calmay realismo, sin agitacin, las tareas a ellasconfiadas. De algunas se puede decir quesaben afrontar cada situacin como si fuerala nica, como si no tuvieran nada msque hacer! Y, por fortuna nuestra, encon-tramos en nuestras comunidades Herma-nas que saben ser as!

    Se le pregunt a Freud qu ha de saber ha-cer bien una persona normal: Amar y tra-bajar, fue la respuesta, no ciertamente de

    REVISTA DE LAS HIJAS DE MARA AUXILIADORAdma damihianimas

  • cia; el nio desde pequeo trabaja a travsdel juego y con ste simula actividades la-borables. En el trabajo se armonizan el asu-mir responsable de una tarea que da senti-do a la vida, la percepcin de ser amados yde amar, la posibilidad de ser valorados yde contribuir al bien de los dems. El traba-jo es camino para la realizacin de uno mis-mo y favorece el proceso de socializacin.En efecto, cada actividad laborable se fun-damenta en una relacin de dar y recibir, decolaboracin en reciprocidad, de comuni-cacin consigo mismo y con los dems.Como Educadoras, adems, intentamosayudar a los jvenes, en el contexto del re-corrido formativo, a experimentar el traba-jo como elemento fundamental de expre-sin y de realizacin humana, como mediopara sostenerse uno mismo y a la propia fa-milia en un clima de dignidad y seguridad;como aportacin personal y original a laconstruccin de un mundo mejor enraiza-do en los valores evanglicos, como com-promiso con el fin del desarrollo civil y eco-nmico de la sociedad.Les ayudamos a ir ms all de la considera-cin del trabajo como motivo nico de au-torrealizacin, de estatus social, de presti-gio respecto de los dems. En una culturadonde la persona a veces lo vive como co-bertura para formas ms o menos enraiza-das de inseguridad, o bien lo asume con unvalor totalizador; valgo por cuanto hago!Desde aqu, un activismo compulsivo y fre-ntico que lleva a disminuir otros valoresfuertes de la existencia.

    Muchas maneras de estar activos

    De activismo se habla en varios contextos.Existe un activismo pedaggico que pro-mueve un tipo de escuela no convencional,basada en los intereses de los muchachos,segn la psicologa del alumno y no tantodel maestro. Una escuela capaz de superarel tener nociones y la escucha pasiva de

    los profesores. Segn John Dewey, que hasido su inventor, es fundamental dar laprioridad al mtodo e ir ms all de los con-tenidos prefijados; las nociones cambian,mientras lo que cuenta realmente es la bs-queda y el desarrollo de las capacidadescrticas.

    Hoy se habla de activismo online, basadoen una proliferacin de llamadas digitales,de informaciones y presiones para sostenercampaas o difundir ideas. Muchos se pre-guntan si esto corresponde a un compro-miso real de querer cambiar las cosas y si elactivismo digital, por clic compulsivo, esverdaderamente eficaz. Segn los ms crti-cos, se tratara de una forma degradada departicipacin civil, que ha transformado elcompromiso en una cuestin de clic. Poresto, se habla de clicktivism y, a partir de1998 con la fundacin del MoveOn: Demo-cracy in Action, algunos grupos empezarona difundir ininterrumpidamente llamadasva e-mail. Su mtodo explota los mecanis-mos del marketing, por lo que son acusa-dos de tratar la promocin de las causas so-ciales de la misma manera que la de losproductos comerciales.

    Cerca de nuestra experiencia, existe un ac-tivismo cotidiano, comparable a cuantoFrancisco de Sales llama agitacin. En laIntroduccin a la vida devota lo describecomo un estado de nimo que no es unasencilla tentacin, sino una fuente de la quenos vienen muchas tentaciones. Y hace no-tar que, encontrndose ante una eventuali-dad cualquiera, la persona puede reaccio-nar en varios modos.Si busca la liberacinpor amor propio, se agitar y se irritar en labsqueda de los medios, como si depen-diera ms de ella que de Dios. Si luego noencuentra enseguida lo que est buscando,entra en un estado de gran agitacin e im-paciencia que no le quita el mal sino que loagrava. Por lo que sugiere: ante todo

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  • responsable para alcanzar una finalidad.El activismo es la situacin psicolgica en laque, independientemente de los estmulosexternos, el sistema cuerpo-mente cree ne-cesario hacer algo. Es un actuar fruto deinquietud sobre todo interior, sin una rela-cin verdadera con la situacin presenteque constituye, eventualmente, slo unpretexto. El activismo puede tener como ra-z una mente inquieta, la incapacidad deconcentrarse en las peticiones del presen-te, de las que peligra estar desensamblada.Una mente a menudo sobrecargada depasado oansiosapor el futuro.Lo que distingue la accin del activismo esel como, no el que cosa; es la forma enla que se efecta aquel acto, no cuanto serealiza. Lo que constituye la diferencia es elgrado de conocimiento con el que aconte-ce el actuar. Cuando el actuar es conscien-te y tiene la finalidad dentro de un horizon-te ms amplio, cada accin puede ser con-templacin.El activismo compulsivo, del que fcilmen-te hoy nos dejamos aferrar, puede ser el re-flejo externo de una vivencia interior quehace incapaces de silencio o deestarsen-cillamente, sinhacernada. Se gasta de talforma tanta energa en un activismo fren-tico, que cuando llega el momento de ac-tuar verdaderamente, la accin puede serdbil e ineficaz.

    Es don saberse acercar a las muchas cosasque hacer con la conciencia humilde deque el trabajo es nuestra aportacin a lacreacin que Dios ha iniciado y confiado anosotros, para que hagamos su jardnms hermoso y para la vida. Una invitacina trabajar en su campo, solidarios con lashermanas y los hermanos del mundo, com-prometidos en ofrecer con responsabilidaduna aportacin a la continua creacin delmundo y de la historia, hacia el futuro.

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    ponte calmado y sereno, calma tu inteligen-cia y tu voluntad, luego con moderacin(no con negligencia) y dulzura toma con or-den los medios idneos para realizar tu de-seo. Sin precipitacin y sin turbacin.

    Del activismo a la accin

    Hay quien compara el activismo a la formade acercarse a la comida. Cuando uno ad-vierte su estmulo puede sentarse a la me-sa, encender la televisin, ojear curiosa-mente el peridico o hablar con un interlo-cutor pensando en lo que tendr que hacerluego. Asumir distradamente el alimentomientras que su mente est en Babia. Qui-zs no sentir ni siquiera su sabor; no pres-tar atencin a cuando est saciado y conti-nuar comiendo tambin si el estmulo delhambre ha desaparecido. Esto no es comer,es destruir el sustento! Esto es activismo.Por el contrario cuando una persona tienehambre suspende la actividad, se detiene,quizs coge una manzana, la mira, admirasu color, huele su perfume. De esta formaest ya haciendo la sucesiva accin de co-merla sensorialmente completa y por lotanto total. Luego la muerde, la mastica,gusta su sabor, sin distraerse con otra cosa.Si es afortunada y ha encontrado un frutobueno, comerlo de esta forma le dar satis-faccin, sentido de saciedad. Esto es comer.Esto es accin.

    En lnea tambin con algunas filosofas y re-ligiones orientales, es importante com-prender la dinmica entre accin y activis-mo, a menudo empleados como sinni-mos, pero que denotan situaciones bien di-ferentes.La accin es hacer lo que las circunstanciasrequieren. Es respuesta a una exigenciaprecisa y presupone una mente silenciosa yconcentrada, existencialmente conectadacon el presente. La accin es del todo natu-ral y humana, vivida de forma consciente y

    REVISTA DE LAS HIJAS DE MARA AUXILIADORAdma damihianimas

  • anexodm

    aCMO PODRA HABERUN DA EN TU VIDA ENTERA

    QUE NO TENGASU BRIZNA DE FELICIDAD?

    Y LA SALPICADURASIEMPRE ES UNA MANCHA.

    DE COLOR.

    CMO PODRA HABER

    LOS JVENES Y LOS COLORES

  • anexodm

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    El azul es el msprofundode los colores:la mirada se puedesumergirsin obstculosy perderse ah

  • anexodm

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    Textos tomadosde Svolta di respirode Antonio Spadaro

    Cuanto ms profundoes el azul ms vuelvea llamar la ideade infinito, suscitandola nostalgiade lo sobrenatural.

  • Lecturaevanglica

    de los hechos

    contemporne

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  • Entrevista a sor Priya Tauro (India)

    Creo en la asistenciasalesianaA cargo de Mara Borsi

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    Es la carta ganadora de la educacin sale-siana.En los aos de la formacin inicial apren-d el verdadero significado de la presen-cia salesiana. Estar presente con todo elpropio ser es un reto. Los jvenes de losque nos cuidamos no son corderos dci-les, ciertamente son afables y obedientes,pero a veces es como si levantaran unmuro entre nosotros y ellos. Los aos demi formacin han sido muy importantespara m, porque me han ayudado a enten-der lo que en la vida salesiana es todo.Nosotras, como FMA estamos llamadas aser asistentes, a estar presentes entrelos jvenes toda la vida. sta es la nicamanera legtima de vivir la vida salesiana.Obviamente es necesario verificar y vigi-lar sobre la calidad de mi presencia en lavida de los jvenes.

    REVISTA DE LAS HIJAS DE MARA AUXILIADORAdma damihianimas

    Creo en la asistencia salesiana

    Porque como FMA tenemos el compromi-so de ser personas que no tienen miedode conducir a los jvenes a una vida deplenitud, de ser firmes y de exigir sobretodo cuando son tentados de tomar laexistencia con ligereza, de tener la deter-minacin de darles a conocer que Jessha venido para dar vida en abundancia.He experimentado la importancia de serentre los jvenes amiga, hermana, madrey gua. Capaz de cuidarme de ellos conamorevolezza, generosidad y amabilidad.Don Bosco nos ha enseado a amar loque aman los jvenesde forma que pue-dan llegar ellos mismos, a amar lo que no-sotros amamos: Dios y su reino. sta es laconviccin que me ha sostenido en losmomentos de dificultad.

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    La asistencia salesiana es una forma mara-villosa para conocer a los jvenes as co-mo son, es slo estando con ellos comopodemos ayudarles a ser buenos cristia-nos y honrados ciudadanos. En el mun-do salesiano esta palabra asistir tieneuna resonancia fortsima.Asistir quiere decir acompaar a los jve-nes, estar con ellos, apreciar lo que apre-cian ellos, escuchar lo que escuchan ayu-dndoles as a crecer en todas las dimen-siones de su ser persona.Don Bosco dio mucha importancia a laasistencia sobre todo en el patio; para les verdadero amor, viva participacin enel mundo de los jvenes, demostracinde un fuerte y personal inters por cadacual. sta es el fruto del amor, de una pre-sencia educativa, de una valoracin rea-lista de las posibilidades y de los lmitesdel desarrollo de la muchacha, del mu-chacho que tenemos delante.

    Creo en la asistencia salesiana

    Porque he experimentado la belleza deentrar en comunicacin profunda con losjvenes, de tener una relacin empticacon ellos, de educarles a la responsabili-dad en la vida cotidiana, de buscar nuevas

    maneras de estar siempre presente. Conla asistencia podemos ayudar a quien cre-ce a desprenderse de frgiles segurida-des, a levantar las manos para invocar aJess, a tener confianza en l que es el Se-or de nuestra vida.Si tuviera que responder a la pregunta:Qu es la asistencia salesiana? Dira ensntesis: la presencia en medio de los mu-chachos, siempre en cualquier lugar, encualquier circunstancia, una presenciaamable, atenta, grata. Necesaria.Las educadoras y los educadores estnllamados a estar siempre en medio de losmuchachos an cuando esta presencia sehace difcil por los compromisos que sehan multiplicado y se han enredado, conel mismo complicarse de la vida cotidia-na.Ya Don Bosco pona en guardia a los Sale-sianos en 1884, escribindoles desde Ro-ma una famosa carta, en la que recordabaque sin la presencia, sin la asistencia vigi-lante y atenta entre los muchachos laobra de la educacin es defectuosa, sinohasta vaciada de sustancia.

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    No bastan sacrificios, incluso compro-metidos. No es suficiente desgastarse.Es necesario sintonizar con los jvenes,encontrar el lenguaje que nos haga com-prensibles. Hacer de forma que percibannuestra cercana.El amor dice el ex alumno Buzzetti aDon Bosco en el famoso texto de la Car-ta desde Roma era aquel que nos servade regla. Estamos en presencia de una va-liosa realidad el amor como presenciaque acompaa -, y sin embargo esta pre-sencia educativa y cariosa es uno de losaspectos ms delicados y frgiles del Sis-tema Preventivo. Ya Don Bosco, en sus

    tiempos, tena que lamentar que los edu-cadores, abrumados por la actividadmrtires del estudio y del trabajo ha-ban perdido el contacto personal conlos jvenes! Para lograr educar es nece-sario conquistar la confianza de los jve-nes. Es posible si ellos no la tienen, si nose acercan? Don Bosco responde: Qui-tando cada causa que les aleje de noso-tros, acercndonos nosotros a ellos,adaptndonos a sus gustos, hacindonoscasi iguales a ellos.

    Yvonne Reungoat, Superiora General,10 de enero de 2012.

  • Los habitantes del umbral

    El umbral es el espacio que est delante delos ambientes institucionales la escuela,los servicios sociales y sanitarios, la parro-quia, el oratorio es el lugar de lmite entreel dentro y el fuera.Respecto a las instituciones existe un senti-miento ambivalente, de atraccin y a la vezde repulsin, desconfianza o temor. Talambivalencia se expresa a veces tambin f-sicamente en la eleccin de colocarse enel umbral, en los peldaos, en las cercan-as de la institucin amada/odiada.Un ejemplo tpico est representado poraquellos grupos que se paran delante de laentrada de los oratorios expresando con sucomportamiento, actitudes de desafo, deprovocacin o de crtica explcita a la auto-ridad de los adultos.La condicin de quien est en el umbral esuna condicin de malestar objetivo; noporque no se trate necesariamente de indi-viduos problemticos, o quizs inadapta-dos o descaminados como a veces esta-mos tentados de etiquetarlos sino, antetodo, porque se encuentran en una condi-cin deno libertad, porque son portado-res de preguntas y necesidades que no lo-gran expresar por completo, porque ni si-quiera son libres de irse de ah y buscar enotra parte sus respuestas.En la institucin hay algo que atrae a estaspersonas, algo que, evidentemente, tocade cerca la esfera de sus necesidades o desus intereses, tanto que los tiene pegadosall. Por lo tanto, el dilogo, la relacin no

    El reto del umbralMara Borsi

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    El oratorio es un lugar muy articulado quecombina elementos de estructura con es-pacios informales (la tapia pequea, elcampo de juegos, el bar). En la vida de unoratorio se alternan situaciones formales(el encuentro de catequesis o de forma-cin, el juego organizado, la celebracinlitrgica) e informales (la conversacinespontnea, el juego improvisado, el mo-mento festivo).El oratorio entra en contacto con gruposformales (el grupo de catequesis, el gru-po deportivo, el grupo scout) y conagregaciones informales (los muchachosque frecuentan el campo de juegos, losgrupitos que se estacionan fuera de la es-tructura o en la plaza de delante).Esta heterogeneidad de ambientes, situa-ciones y contactos representa una gran ri-queza; en efecto, gracias a sta el oratorioest en grado de ofrecer diversos nivelesde disfrute (desde el ms superficialmuerde y huyeal ms implicado y com-prometido) y de construir el acercamien-to y el dilogo con los niveles juvenilesms refractarios a las propuestas.Casa en medio de las casas, el oratorioes un ambiente estructurado a medias, adiferencia de la escuela que est estructu-rada (la clase, los horarios, el registro,etc.) y de la calle que est completamentedesestructurada. Todos los oratorios tie-nen una zona de lmite que define el den-tro y el fuera, un lugar ste siempre habi-tado.

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  • son imposibles, se tata de hacer hincapien estealgo, de construir una alianza conellos a partir de estealgoPero, en la misma institucin, hay tambinun elemento que les hace retroceder, impi-dindoles atravesar el umbral, sacar plena-mente aquel algo que tanto desean.Es a partir de esta lectura como se legitimael deseo/deber de intervenir, no se puedecontinuar haciendo como si nada si nosproponemos activar una pastoral juvenilmisionera. No podemos seguir adelanteslo con los que vienen a los grupos y quecreemos, ms o menos que nos siguen,porque frecuentan de forma bastanteconstante la formacin.Aparece crucial buscar dar un nombre a losfactores positivos y negativos que influen-cian el comportamiento de los grupos quehabitan el umbral.

    El reto de la informalidad

    Don Bosco a Giuseppe Vespigani, que selamentaba de no lograr mantener la disci-plina, aconseja que habite la informalidad,es decir, que se coloque cerca de la fuentey cuando los muchachos se acercan pararemojar la hogaza de pan le invita a deciruna palabra amable, presentar un saludo,hacer una pregunta.En la tradicin educativa salesiana la infor-malidad ha sido siempre una carta ganado-ra. Hoy tenemos dificultades.En el cuestionario propuesto por el mbitode la Pastoral Juvenil para el proceso de re-

    lanzamiento del oratorio centro juvenil, enuna primera y an parcial lectura de los re-sultados, surge que los oratorios estn fre-cuentados de forma considerable por elsector 6-11 aos, una cierta flexin mani-fiesta el nivel 12-15 aos, los adolescentesson el nivel ms difcil de interceptar o re-velan una presencia intermitente.Un poco en todos los contextos estos pre-fieren la vida en la calle y tienden a poner-se al margen o en el umbral de las institu-ciones, les apetecen las situaciones infor-males y estn inclinados al riesgo. Quizsporque ellos mismos se perciben en elumbral, en aquella rea de lmite entre in-fancia y edad adulta, donde ya no se es ni-os, pero al mismo tiempo no se es todavamaduros, habitantes con pleno derecho deesta sociedad.Dirigir la propia atencin educativa al m-bito de la informalidad, pues, no significaslo decidir ocuparse de aquellos mu-chachos distintos, que se obstinan en re-chazar nuestras propuestas, sino escucharuna condicin existencial que concierne atodos los adolescentes, tambin aquellosque an frecuentan nuestros ambientesformales. En efecto, quien est en el mar-gen a menudo expresa gritando (con laprovocacin, el reto, la agresividad) un ma-lestar y una necesidad que otros sofocan oslo logran susurrar.

    La comunidad est llamada a interrogarsesobre la necesidad de recibir las provoca-ciones y las invocaciones de los habitantesdel umbral ponindose en actitud de escu-cha y de acogida. Es precisamente as comola fe de la misma comunidad adulta puedecrecer y madurar en el encuentro y hacer-se disponible para hacerse ayudar a cam-biar las propias estructuras y a manifestar alos jvenes un modo original de vivir la ex-periencia de fe.

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  • igualdad. Se piense, por ejemplo, en la di-ferencia de compensacin por un mismotrabajo entre hombres y mujeres, en lasdificultades de ocupar lugares de respon-sabilidad, en la invisibilidad de los traba-jos domsticos informales y no remune-rados.La ONU ha manifestado que en 1993 la es-tima del valor del trabajo domstico y co-munitario no remunerado de las mujeresrepresentaba el 10-35% del producto inte-rior bruto (PIB) a nivel mundial alcanzan-do la suma de 11 trillones de dlares. Yqu decir del hecho que las mujeres ali-mentan el mundo produciendo la mitaddel alimento consumido a nivel mundial?Y, sin embargo, dado que esta produccintiene lugar en el mbito familiar-domsti-co, no son remuneradas o al mximo per-ciben salarios bajos. La consideracin y lasuperacin de estos aspectos nodalesaportaran mayor beneficio a toda la hu-manidad y no slo a las mujeres.La atencin a no perder la aportacinfemenina est implicando a muchaspequeas y grandes empresas. En efecto,en diversas partes del mundo, estn encurso algunas experiencias particularesque intentan facilitar la presencia labora-ble femenina a travs de las horas labora-bles flexibles. En este caso, la nueva tec-nologa facilita la promocin de un dise-o de trabajo que est centrado en lasexigencias de la maternidad y, contempo-rneamente, no sacrifique la profesionali-dad y la calidad laborable.

    Mujeres y trabajo.Una revolucin silenciosaPaola Pignatelli, Bernadette Sangma

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    El acceso gradual de las mujeres en elmundo del trabajo se define como unarevolucin silenciosa. En efecto, tiene lu-gar sin armas, sin bajar a la plaza, noatrae a las masas! Los efectos y las relati-vas transformaciones de tal revolucinson ms que visibles; millones de mujeresestn en grado de cambiar la suerte de suvida, de sus familias sobre todo de sus hi-jos y de las comunidades enteras. Las ca-pacidades del genio femenino, comoaportacin a la productividad y a la creati-vidad humana, ahora ya se han dilatado,superando los lmites de la esfera doms-tica, dando finalmente color, calor y sabordistinto al mundo del trabajo.Segn la Organizacin Internacional delTrabajo, hoy, las mujeres constituyen el40% de la fuerza laboral en el mundo. Sinduda es uno de los mayores cambios so-ciales de nuestro tiempo. En el ltimo de-cenio, se ha anotado que el xito de lasmujeres en el mbito laboral, era superioral de los hombres. En la Unin Europea sedice que las mujeres han ocupado 6 delos 8 millones de nuevos sitios de trabajo,creados en el 2.000.

    An en evolucin

    La entrada de las mujeres en el mundodel trabajo es un proceso en lenta evolu-cin porque implica un cambio de menta-lidad, actitudes y costumbres ahora ya de-masiado consolidados. En efecto, son va-rios los aspectos problemticos que espe-ran todava soluciones de justicia y de

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  • Madre y profesional en red

    Rosario Cortalessa, proyectista de VIDESItalia explica como ha sabido reorganizarel espacio y el tiempo de su trabajo. Miexperiencia de tele-trabajo naci hace 7aos cuando decid concretar mi proyec-to de familia que me peda dejar Roma, miciudad de residencia y de trabajo, paratrasladarme a la provincia de Treviso, tie-rra de origen de mi marido.La experiencia de tele-trabajo para m hasido una grandsima oportunidad, porqueme ha permitido poder continuar ocu-pndome de la redaccin de los proyec-tos que VIDES Italia presenta en diversosentes financieros para buscar mantenertanto lo trabajado de las misiones comode los grupos locales, pero sobre todo,me ha permitido conciliar el trabajo conmi tarea de esposa y de madre de dos ni-os.Gracias a las nuevas tecnologas los cen-tenares de kilmetros que me separan dela sede nacional VIDES desaparecen conun clic, me siento constantemente en eldespacho y trabajo en estrecho contactocon mi responsable y mis colegas, en redcon los varios sectores.La posibilidad de trabajar desde casa mepermite poder hacer frente en cualquiermomento a las eventuales emergenciaslaborables y de familia que se puedenpresentar y a las que no podra respondersi estuviera vinculada a tiempos de tra-bajo rgidamente fijados y a espacios pre-establecidos.La modalidad de tele-trabajo con ocasindel nacimiento de mis dos nios, que hoytienen respectivamente 6 y 1 ao y medio,me ha permitido continuar mi actividadlaborable inmediatamente despus delperodo obligatorio de maternidad. Hepodido seguir a mis hijos sin estar obliga-da a pedir la expectativa o tener que man-darlos a la guardera con slo 3 meses, lo-

    grando tranquilamente conciliar sus tiem-pos con mis tiempos laborables.

    El genio femenino

    Jamila Abbas y Susan Oguya, son dos mu-jeres de Kenia, que han puesto las propiascompetencias al servicio de su gente. En2010 se quedaron indignadas al leer la re-lacin publicada por un diario sobre la ex-plotacin de los agricultores por parte delos agentes comerciales. Ambas son ex-pertas en tecnologa informtica. Por lotanto, lanzaron M-Farm, una compaaque comunica las informaciones segn elprecio de los productos agrcolas en elmercado, en tiempo real va SMS, directa-mente a los telfonos mviles de los agri-cultores. Con que estos ltimos se ponenen contacto directo con los exportadoresdel gnero alimenticio, sin pasar por losagentes comerciales, percibiendo as unaganancia justa para sus productos agrco-las. Hoy, en dos aos, M-Farm llega a msde 2.000 agricultores de Kenia entre loscuales tambin las mujeres, comprometi-das en pequeas empresas.La iniciativa es loable tanto por su sensibi-lidad hacia la suerte de la propia gente,vctima de la injusticia y de la explotacin,como por la capacidad empresarial inno-vadora.Ante tanta laboriosidad femenina noso-tras, llamadas a vivir de asidua actividad,industriosa y responsable, a expresar elsentido cristiano del trabajo, llevado haciadelante juntos, con solicitud y optimismoen el nombre del Seor, cmo adminis-tramos los contratos y las relaciones labo-rables con nuestros colaboradores, cmonos encargamos del trabajo femenino to-dava demasiadas veces sumergido e invi-sible, tenemos claro quin es, en cada ins-tante, nuestro Dador de trabajo?

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  • pueblo de cambiar, de comprometersepara construir democracia. El primer pen-samiento va a las mujeres de su pas. Asescribe de ellas para el diario de su parti-do: Si tuviera que elegir entre jvenes ynios, dirigira los reflectores sobre lasmujeres porque en nuestro Pas gran par-te de ellas est dotada de profunda pers-picacia e inteligencia. Durante largos aoshe podido contar con su enorme apoyo,con su estmulo, con la ayuda por partede todas las mujeres que estaban a mi al-rededor. Muchas ancianas de ochenta ynoventa aos, pero tambin adolescentesjvenes y graciosas, y hasta nias, se hanhecho or, levantando la voz a travs delPas entero. Entre ellas hay algunas muje-res que hacen trabajos muy pesados: re-paran el borde de la calle, y el pensamien-to me entristece por la terrible fatiga a laque ellas estn sometidas cuando han deromper las piedras, transportar enormesbloques de piedra. () En nuestro Pas,las mujeres estn entre los estratos mspobres de la poblacin, destrozadas porel trabajo; y sin embargo tienen una men-te verdaderamente preciosa y fuerte. Portodo esto es fcil entender cuanto nues-tro grupo de mujeres tiene un valor ver-daderamente fundamental.Que el renacimiento democrtico de es-te pas pueda verdaderamente continuaren el surco de mujeres valientes, que sa-ben vencer el miedo del enemigo confuerza y amabilidad!

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    Por amor de su puebloAnna Rita Cristaino

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    No es el poder lo que corrompe, sino elmiedo, el temor de perder el poder co-rrompe a quien lo posee y el miedo delcastigo del poder corrompe a quien estsujeto a l. (Aung San Suu Kyi).Hace poco se ha hecho pblico el resul-tado de las elecciones en Myanmar (exBirmania). Aung San Suu Kyi, lder de la Li-ga Nacional para la Democracia, liberadaen noviembre del 2012, despus de 15aos transcurridos entre la crcel y arres-tos domiciliarios, ha recibido ms del 80%de los consensos.Gracias a Aung San Suu Kyi, premio No-bel de la Paz, el drama del pueblo birma-no lo conoce todo el mundo. Ella ha acep-tado permanecer dentro de la misma ca-sa durante 15 aos, lejos del marido (queno se le permitir ms ver y que morirdejndola viuda en 1999), y de los hijos,padeciendo el peor castigo para una acti-vista, el de la inactividad. Ella ha queridoseguir estando ah y recordar con su pre-sencia y resistencia no violenta, que suNacin tena derecho a un camino de de-mocracia.Durante la campaa electoral, la gente delas aldeas y de la ciudad que visitaba le hareservado siempre una calurosa acogida.Es su hroe, su madre. Tienen confianzaen su integridad, en su valenta y en su sa-bidura con la esperanza de salir de unasituacin poltica, econmica y social demucho sufrimiento.Ella se fa de su gente, de las ganas del

  • Informaciones

    noticiasnoveda

    des

    del mundode los m

    edia

  • lace, pasar y rozar los contenidos; ahora yatodos piensan que pueden encontrar en laRed las respuestas a todas las preguntas, ytambin sobre todo poderlas suministrar.Las situaciones acosan: Has de asumir tusresponsabilidades cuando ests dentroEs necesario apelar a los valores en los quecrees, agarrarse a criterios de seleccin pa-ra orientarse, proponerse, escribir, publi-car, fotografiar, enlazarse.Bueno, este comunicar nos interpela siem-pre a la responsabilidad, sinceridad, co-rreccin, estamos llamados a implicarnosen primera persona, a no huir del com-promiso y de la fatiga de tejer hilos de co-nexin y a no levantar muros y/o reparar-nos detrs de barricadas. Vivir es comuni-car. Cada encuentro interpela y pone aldesnudo nuestra relacin con las palabras,las exactas y las equivocadas, las que uneny las que dividen. Nosotros somos nuestraspalabras, nada nos traduce y nos traicionacuanto las palabras.

    Solos, pero juntos?Quizs, digo, nos esperamos mucho msde la tecnologa y menos de los otros? Unaautora afirma que: Una vez que los orde-nadores nos han conectado los unos a losotros, es decir, una vez que estamos ahenlazados en la red, no ha habido ms ne-cesidad de tener ocupados los ordenado-res. Son ellos los que nos tienen ocupadosa nosotros.Nooooooo!!! (as prolongado). En ca-da comunicacin hay el riesgo de correr,de ensanchar las amistades, de no cuidar la

    Dialogando sobre el educarnos para la comunicacin

    Ser autnticosPatrizia Bertagnini, Maria Antonia Chinello

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    La jornada es de aquellas buenas, primave-rales y Roma se muestra en toda su bellezacristalina y aguda. Tenemos algo de tiempoantes del encuentro de formacin. El dis-curso resbala, quin sabe cmo, sobre lacomunicacin dentro y fuera de la Red. Fa-cebook y Twitter docet, diran los antiguos.Cojo enseguida la ocasin por los cabellos:La Red permite comunicar en profundi-dad o bien se comunica autnticamenteslo cuando se est cara a cara?.El pasar por encima de las respuestas mehace captar que el tema escalientey queFacebook es para mis interlocutores unade las ventanas de la jornada. La visin po-sitiva y propositiva de las redes socialesconvive junto a la conviccin de que el pe-ligro est; multiplicar los amigos para sermuchos y, al mismo tiempo, ceder a la vul-garidad, a la chchara y a la estupidez.Al depende inicial, poco a poco se haceclaro que el cmo y el qu estn en elmismo plano: como comunicamos yque comunicamos? Qu intencin esten el origen de la decisin de entrar en In-ternet; comunicar autnticamente, superarla superficialidad, contrastar el aislamientoy rechazar un contacto puramente virtual?La Red permite comunicar en profundi-dad slo si se quiere, sino se instaura unacomunicacin inconsistente. La profundi-dad o menos depende de la intencionali-dad y de las opciones de la persona. El te-mor es el de consumir la interaccin, ha-cerla funcional: Te sientes potente delan-te del ordenador; puedes hojear pginas ypginas, ir de clic en clic y de enlace en en-

    REVISTA DE LAS HIJAS DE MARA AUXILIADORAdma damihianimas

  • relacin, de no ser autntico. Se multipli-can los ejemplos: Somos jvenes anima-dores; la Red prolonga el tiempo de la inte-raccin con los amigos, con los muchachosy las muchachas; es la oportunidad de se-guir estando al lado de los otros, es unaventana para conocer sus gustos y sus ten-dencias, descubrir lo que viven y piensan, amenudo muy distinto de cuanto expre-san o logran manifestar de palabra.Rebo-tan las opiniones: La tecnologa nos tieneocupados, pero hace posible un dilogoininterrumpido con los amigos, coser en-tre ellos las orillas de la relacin y del en-cuentro.Qu da profundidad a la comunicacin?Recoser la relacin con nosotros mismosy con los dems, hacer lugar a la soledad;volver a escucharnos los unos a los otros,no tener respuestas preparadas y prefabri-cadas, sino palabras nuevas que hacen bri-llar los ojos, porque dejan entrever metasms altas y caminos ms lejanos; dejar libreal otro de no decir, de ser como es, distin-to de cmo lo espero, tomar conciencia delas situaciones difciles en torno a noso-tros, no quedarse en la ventana de Facebo-ok mirando.Una ltima invocacin: Pero no nos digisque desconectemos de Facebook, que ce-rremos el BlackBerry y que nos olvidemosdel iPhone. Es demasiado!.Convengo; no podemos volver atrs, pero,como escribe Benedicto XVI en el Mensajepara la Jornada Mundial de las Comunica-ciones Sociales 2012, son necesarios pala-bra y silencio; dos momentos de la comu-nicacin que han de equilibrarse, seguirsee integrarse para obtener un autntico di-logo y una profunda cercana entre las per-sonas (). Educarnos a la comunicacinquiere decir aprender a escuchar, a con-templar, adems que a hablar.

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    De la coherenciaa lo verdaderoEl filsofo alemn del siglo pasado, Heideg-ger, sostena que entre los sujetos que en-tran en relacin entre ellos es posible s-lo una comunicacin no autntica, es de-cir, un sencillo estar-con vaciado de todacapacidad de activar intercambios pro-fundos de verdad y de vida. La idea de hu-manidad que est debajo, es la que reco-noce a las personas el nico destino de ho-mologarse no crticamente a la opinin me-dia y a las conductas ms difundidas delcontexto histrico-social al que pertene-cen. Este tipo de comunicacin, se decli-na en tres formas: el charlar, es decir, el flu-jo banal de palabras, la curiosidad, que esla incapacidad de detenerse en las cosas yel equvoco, o bien el mal entendido de loque se dice.En cambio, como comunicadores cristia-nos, no podemos ignorar que cada comu-nicacin pone a la luz el alcance moral denuestro actuar; el grosor tico de nues-tros actos comunicativos se da ante todopor la veracidad, es decir, por la corres-pondencia entre lo que decimos (o hace-mos) y lo que pensamos, con la precisavoluntad de evitar falsedades y segundasintenciones. Como recuerda Mons. Pom-pili: Ser crebles significa ante todo res-ponder de s. Y esto significa poner en pri-mera instancia la autenticidad y la veraci-dad de la propia vida. Pero credibilidad estambin responder del contenido de lacomunicacin, no slo obviamente en elsentido de su veracidad, sino tambin enel de su comprensin. La exigencia decredibilidad compromete tambin a res-ponder de la relacin que la comunica-cin instaura. que ha de jugarse por unaparte sobre la escucha y por la otra sobrela transparencia.

    LUZCONTRA

  • Algunos aos despus, Leontine es hus-ped en un internado dirigido por otra con-gregacin de religiosas dedicada a MaraPursima. Est all por el estudio, pero du-rante las vacaciones vuelve con muchogusto con su familia. Una de sus hermanasse encuentra entre las manos un texto quenarra la vida de Laura Vicua, y tambin eneste libro est la sigla FMA. Entonces loconserva para Leontine, que lo lee de bue-na gana y finalmente descubre el significa-do de aquellas tres letras: Era el nombrede una congregacin religiosa!.

    Vems lejos

    Mientras era husped del internado, en-tr a formar parte de un grupo de bsque-da vocacional. La Hermana responsable deeste grupo nos dio un libro en el que sepresentaban diversas congregaciones. Re-cuerdo todava el ttulo del texto: Va plusloin (Ve ms lejos). All encontr la presen-tacin de la Congregacin de las FMA, dequ se ocupa. Estaba contenta. Dije:yo eli-jo esta. Todas mis amigas y tambin la reli-giosa que nos segua me preguntaron si lasconoca. No las conoca, pero senta dentrode m que aquella era la familia religiosa dela que quera formar parte.

    En el texto Leontine encuentra tambinuna direccin a la que escribir. Inicia un in-tercambio de cartas con Sor VeroniqueKimbala, que la invita a ir un da donde ellapara poderse conocer personalmente. Le-ontine no sabe como pedir el permiso a

    Entrevista a Sor Leontine Sonyi Ithweva

    leyendo un librohe descubierto mi vocacinAnna Rita Cristaino

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    Tu oracin es un discursodirigido a Dios.Cuando lees Dios habla contigo.

    (San Ambrosio)

    Sor Leontine Sonyi Ithweva, es una herma-na joven de la Repblica Democrtica delCongo. A quien le pide que explique su vo-cacin responde con una narracin rica demucha humanidad y afectopor todas las per-sonas que durante su vida han dado algo pa-ra comprender lo que Dios soaba para ella.Cuando habla de ello, an se asombra de c-mo los eventos la han conducido a empren-der un camino para su vida que la ha hechofeliz.

    Su familia, padre, madre y muchos herma-nos y hermanas, vive en una pequea ciu-dad en la regin de Katanga, donde no hayninguna comunidad de Hijas de Mara Au-xiliadora. Pero, su pap, hombre muy devo-to, tiene una pequea biblioteca con diver-sos textos religiosos. Leontine un da entrelos libros, encuentra un pliego con fotosde religiosas rodeadas de muchas mucha-chas. Pero hay una sigla que ella propia-mente no logra comprender: FMA.

    Pregunt a mi mam explica pero no losaba. Entonces prob preguntar a mi pap,pero ni siquiera l saba. Ense el pliego ados amigas mas, y decidimos que poda-mos tener el sobrenombre FMA, sin imagi-nar mnimamente qu quera decir.

    REVISTA DE LAS HIJAS DE MARA AUXILIADORAdma damihianimas

  • sus padres para poder ir a Kafubu. Pide irpor algo de tiempo con una ta que vive enaquella ciudad. Aqu entiende hasta el fon-do que el Seor la est llamando a aquellavida. Encuentra el valor de decirlo a sus fa-miliares y pide entrar como aspirante.

    En su camino no est sola

    En mi vida ha habido muchas personasimportantes que me han ayudado a com-prender cul era mi camino. Ante todo mifamilia, que me ha ayudado a crecer en lafe. Cada noche rezbamos juntos y duran-te los meses dedicados a la devocin ma-riana, cada noche, todos juntos rezbamosel Rosario.Otras figuras importantes en el camino decrecimiento vocacional de Leontine sonSor Rosario Ruiz de las Hermanas de MaraPursima que supo dejarla elegir segn suinclinacin y Don Norbert Kamwenyi, sa-cerdote diocesano, su director espiritual.

    La alegra de estar con los jvenes

    Qued impresionada por una fotografaque expresaba un estilo de vida gozoso en

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    ANNO LIX MENSUAL / MAYO JUNIO 2012

    contacto con los jvenes, Sor Leontine di-ce de su vocacin: De la vida de FMA mefascina el amor por Cristo que se manifies-ta a travs de la educacin de los jvenes yde las jvenes. Cuando decid entrar eraan estudiante. Durante las vacaciones, sinembargo, participaba en una temporadade campamento con un grupo de jvenesque se llamaba Kiro, un grupo que se ase-meja a los Scout. Estaba con ellos para ha-cer apostolado y formacin. Esto haca cre-cer en m el deseo de dedicarme a otros j-venes.

    Pero no faltan las dificultades. Sobre todoal inicio. Leontine siente mucho la separa-cin de su grande y querida familia. Ha deaprender un estilo de vida diverso, en unaciudad distinta. Pero se siente sostenidapor la maestra de novicias Sor Ccile Illun-ga y por la entonces inspectora Sor MarieDominique Mwema.

    Lo que siempre me ha hecho feliz es laposibilidad de estar con las jvenes, con lacomunidad, de rezar juntas, de vivir el esp-ritu de familia as como lo he aprendido aconocer por Don Bosco y Madre Mazzare-llo y de compartir con las otras Hermanasla misin a la que dedicamos toda nuestravida. Mirando a las Hermanas misioneras ya las primeras religiosas congoleas, siem-pre me ha gustado su estilo de vida, su ca-pacidad de adaptacin.

    Sor Leontine, ha enseado a los peque-os, ha sido responsable de una escuelaelemental y ahora, despus de los estu-dios en Roma, est en la casa inspectorialde Lubumbashi, donde se ocupa de la co-municacin de la inspectora.

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    Por Dora Mara Eylenstein

    LA INVENCIN DE HUGO CABERTdi Martin Scorsese

    Hurfano, relojero y ladrn, Hugo vive en-tre los muros de una ajetreada estacin pa-risina de ferrocarriles. Si quiere sobrevivir,nadie debe saber de su existencia.Sin embargo, un da tiene un descuido y esdescubierto por una excntrica chica,amante de los libros, y por un viejo y amar-gado juguetero.Ya nada ser como antes. Un crptico dibu-jo, un valioso cuaderno de notas, una lla-ve robada, un autmata y un mensajeoculto del difunto padre de Hugo son al-gunas de las claves del intrincado miste-rio que plantea este filme, el primero queMartin Scorses realiza en 3D.El director marca as el camino para unaindustria -la cinematogrfica- que, una vezms, debe reinventarse para sobrevivir. Poreso recuerda y trae a escena al espritu visio-nario y empresarial del mago francs que re-cupera sus pelculas, repara sus juguetes, sumemoria y alivia el dolor por la prdida y laindiferencia en las que cay.Asombro y expectacin son los parmetrosque acompaan al protagonista. La imagina-cin le permite avanzar.Hugo es un soador incansable, dispuesto atodo por mantener el recuerdo de su padre.Es un hbil relojero capaz de dar sentido a

    REVISTA DE LAS HIJAS DE MARA AUXILIADORA

    cadapieza de la mquina,un valiente aventurero que no duda en viajara la luna con Isabelle para repetir el milagrodel cine y del amor.El acertado manejo de travellings permite co-nocer cada lugar, cada escondrijo de las fasci-nantes maquinarias convertido en hogar parael pequeo protagonista como tambin pase-ar por la estacin de trenes y presenciar los t-midos y silenciosos coqueteos de enamoradoso la amargura de quien fuera un hombre festi-vo y vital.

    EnigmaUn prlogo magistral intro-duce al espectador en el fan-tstico mundo de Hugo, me-tido entre engranajes, en-vuelto por el enigma de unrobot al que le faltan piezasy en busca de una llave paraponer en marcha al mueco.A modo de leiv motiv atra-

    viesan el filme, entre otraslecturas. las mquinas, la or-fandad y soledad de Hugo,la bsqueda de una llave, elmisterio...La presentacin y la lecturade estos contenidos interpe-lan.No slo en la obra de Scor-sese se hallan chicos (perso-nas) hurfanas, solas, nece-

    sitadas de una mirada decomprensin, de afecto, decario.No slo en las pelculas semuestra a alguien buscandouna llave para poner en mar-cha un robot, como tampo-co topndose con engrana-jes y maquinarias deteriora-das y/o abandonadas, he-rrumbradas.

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    ANNO LIX MENSUAL / MAYO JUNIO 2012

    PARA REFLEXIONAR Y COMPARTIR

    Reparar

    De algn modo, a la obra de Scorsese se laaprecia envuelta en un halo de frialdad.Nos preguntamos si es un propsito del di-rector o si su propsito es mostrar desdela frialdad un campo a restaurar a travsde clidas relaciones humanas.Una lnea casi invisible pero constante yfirme permea el tema de la aventura de Hu-go. Alimenta y fortalece su espritu, espri-tu de reparacin que toca a todos y a todolo que entra en escena, desde el nio al re-lojero, los personajes que frecuentan la es-tacin de trenes, el robot y ms all... Todareparacin presupone algo previamenteexistente, armado, confeccionado por ma-nos artesanales anteriores al presente. Qsignifica reparar? Son varias las acepcionessegn se refiera a cosas o personas. Entreotras, reparar significa ajustar, componer,enmendar, arreglar lo que est estropeado,

    desagraviar satisfactoriamente una ofensa,dao o injuria, prestar atencin, etctera.Resumiendo, se trata de volver a la vida aaquello que sufre un deterioro, sea un ob-jeto, sea una pe