PEE Num 108 - Funcas

237

Transcript of PEE Num 108 - Funcas

Page 1: PEE Num 108 - Funcas
Page 2: PEE Num 108 - Funcas

PAPELESDE ECONOMÍA ESPAÑOLA

ISSN: 0210-9107

1082006

Page 3: PEE Num 108 - Funcas

II

PATRONATO

JUAN R. QUINTÁS SEOANE ALEIX GIMBERNAT MARTÍ

(Presidente) ROBERTO LÓPEZ ABAD

JOSÉ MARÍA MÉNDEZ ÁLVAREZ-CEDRÓN ANTONIO MARTÍN JIMÉNEZ

(Secretario) JESÚS MEDINA OCAÑA

JOSÉ MARÍA BUENO LIDÓN PERE RIFÁ PUJOL

JULIO FERNÁNDEZ GAYOSO ATILANO SOTO RÁBANOS

PRESIDENTE DE HONOR

ENRIQUE FUENTES QUINTANA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA

CONSEJO DE REDACCIÓN

VICTORIO VALLE SÁNCHEZ MANUEL LAGARES CALVO

(Director) JUAN ANTONIO MAROTO ACÍN

JULIO ALCAIDE INCHAUSTI CARMELA MARTÍN GONZÁLEZ

JOSÉ ANTONIO ANTÓN PÉREZ FERNANDO PAMPILLÓN FERNÁNDEZ

SANTIAGO CARBÓ VALVERDE (Subdirector)

FRANCISCO CASTELLANO REAL JORGE PEREIRA RODRÍGUEZ

FERNANDO GONZÁLEZ OLIVARES JOSÉ LUIS RAYMOND BARA

(Redactor-jefe) JOSÉ VILLAVERDE CASTRO

COORDINACIÓN GRÁFICA

Pilar López Isarría

PORTADA

Bravo-Lofish

EDITA

Fundación de las Cajas de AhorrosCaballero de Gracia, 28. 28013 Madrid

PREIMPRESIÓN

VERSAL COMPOSICIÓN, S.L.Gamonal, 19, 1.º B. 28031 Madrid

IMPRIME

Raíz Técnicas Gráficas, S.L.Gamonal,19. Polígono Industrial de Vallecas. 28031 Madrid

Depósito legal: M. 402-1980ISSN: 0210-9107

Distribuye: G&M.-MadridPrecio del número 108: 17 €

Periodicidad: TrimestralMateria: Economía social

Base de datos: www.funcas.es

© FUNDACIÓN DE LAS CAJAS DE AHORROS. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproduccióntotal o parcial de esta publicación, así como la edición de su contenido por medio de cualquier proceso reprográfico o

fónico, electrónico o mecánico, especialmente imprenta, fotocopia, microfilm, offset o mimeógrafo,sin la previa autorización escrita del editor.

F U N D A C I Ó N D E L A S C A J A S D E A H O R R O S

Page 4: PEE Num 108 - Funcas

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.º 108, 2006. ISSN: 0210-9107«Responsabilidad social corporativa»

SUMARIO

INTRODUCCIÓN EDITORIAL

Responsabilidad social corporativa: Una «idea fuerza» en busca de precisión

V

I. MERCADO Y SOCIEDAD

Economía de mercado y responsabilidad social de la empresa: 2 Antonio Argandoña

Valor accionarial y orientación stakeholder: Bases para un nuevo gobierno corporativo: 10 José Miguel Rodríguez Fernández

Ética y confianza en los mercados financieros: 27 Vicente Salas Fumás

De la responsabilidad social de la empresa (RSE) a la empresa responsable y sostenible (ERS): 40 Josep M. Lozano

Derecho, mercado y responsabilidad social corporativa: 63 José Miguel Embid Irujo

Mecanismos de verificación de la información sobre responsabilidad social corporativa: 75 José Mariano Moneva

II. NUEVAS ORIENTACIONES EMPRESARIALES Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

Las empresas de economía social y la responsabilidad social corporativa: 92 Marcos de Castro Sanz

Responsabilidad social de la empresa: Un nuevo modelo empresarial: 106 Emilio Tortosa Cosme

Cómo aumentar el impacto de las inversiones sociales. Experiencias internacionales: 117 Ramón Forn Argimón

III

Page 5: PEE Num 108 - Funcas

III. SISTEMA FINANCIERO, CAJAS DE AHORROS Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

Las cajas de ahorros en el ámbitode la responsabilidad social corporativa: 128 Juan R. Quintás Seoane

La obra social de las cajas, un paso siempre por delante en RSC: 144 Carlos Balado García

Preferencias de los españoles sobre la composición de la obra social de las cajas de ahorros: 161 Alejandro Esteller-Moré,

Jonatan Jorba Giménez y Albert Solé-Ollé

Responsabilidad social del sector bancario. Su contribución a un desarrollo más sostenible: 173 Marta de la Cuesta González

IV. DOCUMENTO

Pacto Mundial de las Naciones Unidas en materia de responsabilidad social de las empresas

(Global Compact)

194

IV

Page 6: PEE Num 108 - Funcas

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» V

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA:UNA «IDEA FUERZA» EN BUSCA

DE PRECISIÓN

En las sociedades actuales, la mayoría de los ciudadanos está convencida de que las empresas, que constituyen el eje del sistemaproductivo, tienen que asumir algunos compromisos para lograr unaconvivencia armónica entre sus actividades lícitas, encaminadas aobtener beneficios y crear valor para sus socios y partícipes, y losobjetivos globales de la sociedad enraizados en las ideas de solida-ridad entre personas y sostenibilidad del crecimiento económico alargo plazo en el necesario marco de conservación de los recursosnaturales.

Pero los márgenes entre los que pueden oscilar las diferentes inter-pretaciones de ese compromiso social son muy amplios. Para unos, laresponsabilidad básica de quienes interpretan la gestión de la em-presa es obtener el máximo beneficio, aunque incluso los defensoresde estas posiciones más drásticas, como la sostenida por Milton Fried-man en 1970, admiten que esa actuación empresarial debe respetar«las reglas básicas de la sociedad, tanto las incorporadas en la Leycomo las incluidas en las costumbres éticas». Para otros —tal vez ma-yoría en la actualidad— la consideración de los aspectos sociales enla vida empresarial adquiere un papel prioritario, tal como sugiere elPacto Mundial de las Naciones Unidas.

No podía faltar, entre las preocupaciones económicas y sociales que ins-piran la elaboración de PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, el tema de la res-ponsabilidad social corporativa (en adelante RSC), que en este volu-men ve atendida, en forma monográfica, la demanda social sobre este

INTRODUCCIÓNEDITORIAL

ORIENTACIÓNCONCEPTUAL

Page 7: PEE Num 108 - Funcas

tema. En su tratamiento, PAPELES ha elegido un sesgo conceptual, yaunque en sus artículos y colaboraciones no faltan referencias prácti-cas, la mayor parte de su contenido se orienta hacia la precisión del con-cepto de RSC, su caracterización y sus formas de valoración.

Se ha dicho, con razón, que el indiscutible éxito de la idea de respon-sabilidad social de la empresa ha corrido parejo con la falta de unidaddel propio concepto. Es una «idea fuerza», en el sentido tópico de laexpresión, pero carente aún de la precisión que parece exigible paraorientar su utilización en un sentido unívoco.

En ese marco de referencia que acaba de describirse, el presente nú-mero se estructura en tres amplias áreas temáticas.

La primera de ellas, la más extensa, se integra por seis colaboracionesque ofrecen reflexiones de gran interés sobre cuatro interrogantes cen-trales de la responsabilidad social corporativa:

— ¿Hace falta algo más que el mercado como criterio orientador dela actividad empresarial?

— ¿Deben tener naturaleza de norma jurídica las exigencias de la RSC?

— ¿Se puede verificar la información sobre RSC?

— ¿Reduce el comportamiento responsable, conforme a criterios éti-cos, los costes de transacción?

La segunda línea de trabajo incluye tres artículos, y trata de ofrecerrespuestas a tres cuestiones importantes:

— ¿Debería cambiar el modelo tradicional de empresa hacia la eco-nomía social?

— ¿Se está produciendo, de hecho, ese tránsito?

— ¿Cómo puede incrementarse el impacto de las actuaciones socia-les de las empresas sobre el conjunto de la sociedad?

Finalmente, una tercera sección avanza en el sentido de la concreción,ofreciendo en sus cuatro colaboraciones reflexiones sobre la RSC refe-ridas a las entidades que operan en el sistema financiero. Se pregun-ta, en primer término, hasta dónde llega la RSC en las cajas de ahorrosy cómo este concepto emergente se combina con la tradicional obrasocial característica de estas entidades. Y, en segundo término, ¿con-tribuyen los valores éticos en el sector bancario en general a lograr undesarrollo más sostenible?

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: UNA «IDEA FUERZA» EN BUSCA DE PRECISIÓN

VI PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

TRES ÁREASTEMÁTICAS

Page 8: PEE Num 108 - Funcas

INTRODUCCIÓN EDITORIAL

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» VII

El número se cierra con la reproducción de los diez principios que com-ponen el Pacto Mundial en materia de responsabilidad social de lasempresas, que PAPELES ha considerado de utilidad incorporar al texto,dado su carácter de referencia común, para hacer más asequible su con-tenido a los lectores.

En el contexto de la RSC, muchos consideran que el establecimiento denormas de «buen gobierno» constituye un instrumento básico. Este nú-mero de PAPELES no integra en su contenido artículos o colaboracionesque aborden directamente este tema. Y ello por dos razones principales.La primera es que el tema del gobierno de la empresa y los intentosde «codificar» sus principios óptimos tienen sustantividad propia comopara dar contenido, por sí mismos, a un futuro número de PAPELES. Lasegunda razón es que se trata de un tema abierto actualmente en España a una intensa polémica a raíz del lanzamiento del proyecto decódigo de gobierno elaborado por la Comisión Nacional del Mercadode Valores (código Conthe), y que ha generado una fuerte reacción crí-tica por parte de los empresarios y sus instituciones representativas.Parece, por ello, prudente esperar a que se produzca un asentamien-to de las ideas, antes de proceder a su estudio sistemático.

No sería justo concluir esta parte introductoria sin dejar constancia dela gratitud de FUNCAS a los profesores Vicente Salas Fumás (Univer-sidad de Zaragoza) y José Miguel Rodríguez Fernández (Universi-dad de Valladolid) por su asesoramiento y decisiva ayuda en el diseñoy realización de este número 108 de PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA.

En sentido genérico, la responsabilidad social corporativa es la respuestade las empresas a compromisos adquiridos con la sociedad en su ade-cuación a valores sociales ampliamente compartidos. La Comisión Eu-ropea, en 2001, la definía como «integración voluntaria, por parte delas empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales ensus operaciones mercantiles y en las relaciones con sus interlocutores».

Sobre esa visión general es necesario avanzar para acotar un concep-to útil y equilibrado de RSC. Ésa es la tarea que aborda la mayoría delas colaboraciones de esta primera parte.

El profesor Antonio Argandoña ataca de frente el núcleo central delproblema que plantea la responsabilidad social corporativa (RSC). Par-tiendo del análisis de la ya citada posición de Friedmann, según la cualla empresa lo que ha de conseguir es la maximización de los beneficiosactuando dentro de los límites legales y de las reglas éticas propias de unaeconomía de mercado, sin que sea necesario plantearse otro tipo depreocupaciones, el autor se pregunta si esta afirmación es suficiente osi, por el contrario, ha de darse entrada a otras matizaciones que permitanatribuir un papel significativo a la responsabilidad social corporativa.

RESPONSABILIDADSOCIAL CORPORATIVA,MERCADO YSOCIEDAD

Page 9: PEE Num 108 - Funcas

A través de la exposición de las diferentes teorías que han tratado dedeterminar el objetivo de la empresa desde la perspectiva económica,y que han buscado la respuesta bien en la maximización del valor parael propietario, bien en la maximización del valor social, bien en la con-sideración de la empresa como nexo de contratos, intenta determinarsi es suficiente la explicación que las teorías señaladas ofrecen o si exis-te margen para atribuir un papel determinante a la responsabilidadsocial corporativa. Para ello, parte de los conceptos que han sido for-mulados por la Comisión de las Comunidades Europeas y por David Vo-gel. En ambos casos, la nota definitoria viene dada por la inclusión enel marco empresarial de preocupaciones sociales y medioambientalesque sirvan de respuesta a presiones y expectativas de la sociedad. Laexistencia de estas otras dimensiones —al margen de la maximizacióndel beneficio, aunque no sean absolutamente independientes de ésta—puede tener un cierto valor económico, pero también un componen-te ético que va más allá de la aceptación del conjunto de normas so-ciales necesarias para la convivencia. Como guía de las decisiones hu-manas, la ética de mínimos no es suficiente. Las decisiones empresarialeshan de ser, a la vez, éticas y eficientes.

El segundo de los trabajos que integran esta sección, debido al profe-sor José Miguel Rodríguez Fernández, de la Universidad de Valla-dolid, aborda la compleja cuestión de las relaciones entre la forma enque se considere estructurado el gobierno de las empresas y la res-ponsabilidad social corporativa. La forma tradicional de considerar elgobierno de las empresas lo contempla como un sistema en el que losdirectivos trabajan para los accionistas en busca del mayor beneficioen favor de éstos. Este modelo organizativo, conocido como modelofinanciero o «principal-agente», atribuye la clara primacía a los accio-nistas (stockholders) y considera a la sociedad como una ficción legalque, en esencia, es una asociación de personas (Von Jhering). Frentea esta posición, Von Gierke entiende que la sociedad es una personaindividualizada frente a los socios o accionistas que tiene una existen-cia real y propia (teoría orgánica).

Es evidente que, desde la perspectiva del gobierno corporativo, de laforma en que se organiza el esquema de poderes empresarial, el lla-mado modelo stakeholder encuentra su último apoyo en la visión deVon Gierke. La empresa trasciende la mera relación entre los directivosy los accionistas, y ha de ser considerada como un complejo entra-mado de relaciones en el que se han de considerar los intereses decuantos están relacionados, de una u otra forma, con la empresa. Losproveedores, la clientela, los trabajadores, e incluso el medio social enel que opera, tienen interés en el comportamiento empresarial.

No olvida el autor que el nuevo marco económico, caracterizado porla mejora de la posición de los consumidores, gracias a los avances de

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: UNA «IDEA FUERZA» EN BUSCA DE PRECISIÓN

VIII PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 10: PEE Num 108 - Funcas

INTRODUCCIÓN EDITORIAL

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» IX

las telecomunicaciones y la globalización, y el aumento del poder delas grandes compañías, que ha hecho perder significado al sector pú-blico en la economía, ha determinado una mayor intensidad en la con-sideración de los grupos interesados en la marcha empresarial; en de-finitiva, del enfoque stakeholders frente al de «principal-agente».

Claro es que este modelo de empresa pluralista trae consigo una ma-yor complejidad en el análisis, hasta el punto de que precisa de un ma-yor desarrollo. Es preciso delimitar quiénes han de considerarse par-tícipes relevantes, cómo se articulan sus relaciones con la empresa—mediante contratos explícitos o implícitos—, cómo se resolveránlos problemas prácticos de la adopción de decisiones y tantas otrascuestiones, entre las que cabe integrar las que suscita la responsabi-lidad social corporativa.

Uno de los debates con mayor tradición es el que plantea el proble-ma del posible choque entre el comportamiento ético empresarial yla maximización del beneficio. Un autor tan reputado como el pro-fesor de la Universidad de Zaragoza Vicente Salas Fumás señala ensu artículo que, pese a que pueda entenderse que un comporta-miento ético de las empresas tiene siempre efectos negativos sobreel principio de maximización del beneficio, una conducta basada eneste principio puede ser explicada en términos de análisis económi-co. En efecto, una actuación ética, en cuanto que aporte confianzay mejore la reputación de los agentes implicados, aporta seguridada las relaciones económicas, evitando el recurso a una formalizaciónexhaustiva de los contratos y, en consecuencia, reduciendo los cos-tes de transacción.

La colaboración del profesor Salas se estructura, tras unas reflexionesiniciales, en tres partes. En la primera aporta un marco conceptual queintegra ética y racionalidad económica a través del papel que juega laconfianza y su valor económico en las transacciones. En la segundasintetiza las actuaciones y mecanismos en que la reputación tiene efec-tos económicos relevantes sobre agentes o sectores que operan en losmercados financieros. La tercera parte da un paso más, al distinguir en-tre el comportamiento de las organizaciones y el de las personas quelas integran. Unas reflexiones finales cierran esta importante colabo-ración, subrayando que se trata de establecer un «punto de partida paraindagar sobre explicaciones que entronquen con valores humanos másprofundos que el del enriquecimiento personal».

En un agudo trabajo, el profesor Josep M. Lozano plantea la conve-niencia de pasar del concepto «responsabilidad social de la empresa»,al de «empresa responsable y sostenible» (ERS). Es éste un artículo lle-no de sugerencias que trata de dar entrada a las crecientes preocupa-ciones por la sostenibilidad del crecimiento económico en el compor-

Ética vs. eficiencia

De la RSE a la ERS

Page 11: PEE Num 108 - Funcas

tamiento socialmente responsable de las empresas. En primer térmi-no, ha de partirse de la idea básica de «sostenibilidad». Referida en unprimer momento a la necesidad de no emplear más recursos que losque el entorno natural puede regenerar, se habla ya de un desarrolloque satisfaga las necesidades de las generaciones presentes sin com-prometer la capacidad de las generaciones futuras para dar respuestaa sus propias necesidades.

Pues bien, si cuando se habla de responsabilidad social de las empre-sas se alude a la necesidad de que la estrategia empresarial ha de te-ner en cuenta los aspectos económicos, sociales y medioambientales,este último termino está haciendo una referencia explícita, aunque in-directa, a la sostenibilidad del desarrollo. Primera exigencia del com-portamiento empresarial en la esfera en que ahora nos movemos es,pues, el cumplimiento del requisito de una actuación respetuosa conel principio señalado.

En segundo lugar, el trabajo del profesor de ESADE centra su atenciónen la ambigüedad del término «social», distinguiendo entre la filan-tropía y la acción social y la responsabilidad social empresarial, consi-derando a esta última como una manera de entender la gestión em-presarial, en el sentido de un cambio de perspectiva en relación conlo que la sociedad espera de la empresa. Cambio que ha de mani-festarse en aquel punto en que la empresa contacta con la sociedad,y que no es otro que el de su relación con los stakeholders, o perso-nas interesadas en la marcha de la empresa, de modo tal que, aten-diendo a su estructura, el autor considera que la responsabilidad so-cial empresarial consiste en gestionar las relaciones de la empresa contodos sus stakeholders, de donde se deriva que, considerando la RSEcomo un proceso de innovación y aprendizaje, deja de ser una acti-vidad para considerarse como un modelo de excelencia empresarial.La conclusión de los razonamientos anteriores lleva al profesor Loza-no a la conclusión de que, más que hablar de «responsabilidad socialempresarial» (RSE), habría que pasar a la consideración de «empresaresponsable y sostenible» (ERS).

Por su parte, el catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad deValencia José Miguel Embid Irujo aporta la visión jurídica de la res-ponsabilidad social corporativa. Frente a la amplia bibliografía que seha producido en el ámbito de la economía y de la ética de los nego-cios, la perspectiva jurídica ha sido escasamente tratada, lo que atri-buye un mayor valor a la aportación del profesor Embid. La razón delparco tratamiento jurídico parece deberse a la nota de voluntariedadpropia de las actividades en que se plasma la responsabilidad socialcorporativa. Parece, pues, moverse en un campo metajurídico, ya quefaltarían elementos esenciales en el campo del Derecho, como la coac-tividad o la posibilidad de aplicar sanciones.

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: UNA «IDEA FUERZA» EN BUSCA DE PRECISIÓN

X PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Responsabilidadsocial corporativa

y Derecho

Page 12: PEE Num 108 - Funcas

INTRODUCCIÓN EDITORIAL

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» XI

Con agudeza, el autor señala que ésta sería una posición simplista, puesla voluntariedad puede venir matizada por una doble vía. Por una par-te, una cierta conducta reiterada puede convertirse en una costumbreque determine obligaciones exigibles y, por otra, el anuncio público deun comportamiento puede suponer, igualmente, el nacimiento deobligaciones por voluntad unilateral del agente.

El segundo tema analizado en este articulo es el carácter, vinculanteo no, de los códigos de carácter privado en materia de responsabili-dad social corporativa. Estos códigos, que han proliferado en los úl-timos años también en materia de gobierno de las empresas, no pue-den considerarse, según la opinión dominante, como vinculantes,pues sólo afectarán a quienes libre y voluntariamente decidan asu-mir sus normas. Pero ello no significa que no tengan valor alguno.Entran en la categoría de lo que se ha dado en llamar soft law, y pue-den tener un apreciable valor interpretativo.

En el ámbito del Derecho de sociedades existe una clara conexiónentre las actividades propias de la responsabilidad social corporativay el concepto de «interés social», recogido en la legislación de so-ciedades mercantiles. ¿Cómo ha de interpretarse la llamada al «in-terés social»? ¿Como interés de los socios en la consecución del má-ximo beneficio? ¿Como un interés institucional, de la sociedad, decontenido más amplio, en el que pueden incluirse los interesados(stakeholders) en la gestión social? En opinión del autor, cabe el man-tenimiento en nuestro Derecho de una interpretación moderada-mente pluralista en la que pueda tener acomodo la responsabilidadsocial corporativa.

En el ámbito del Derecho del mercado, la responsabilidad social cor-porativa puede contribuir a la mejora de la reputación de la empresa,y en cuanto al Derecho de la competencia, puede originar conflictosde competencia desleal.

El último de los artículos que integran esta primera sección de la revistaes el que el profesor de la Universidad de Zaragoza José MarianoMoneva ha elaborado para exponer cuáles son los sistemas que se uti-lizan en la actualidad para contrastar la transparencia y veracidad delos informes que, sobre sostenibilidad, elaboran las empresas.

La responsabilidad social corporativa supone, necesariamente, que lasempresas ofrezcan datos fiables a los grupos de interés sobre su com-portamiento en materia económica, social y medioambiental. Apare-ce así una nueva forma de auditoría, distinta y más compleja que la tra-dicional auditoría financiera, que ha supuesto un importante esfuerzode elaboración de criterios que conduzcan a resultados dignos de con-fianza por parte de los interesados.

La verificación de lainformación sobre RSC

Page 13: PEE Num 108 - Funcas

Para ayudar a la elaboración de este conjunto de criterios, el Progra-ma de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (PNUMA) y la Coali-tion for Environmentally Responsible Economies (CERES) promovieronla Iniciativa de Reporting Global (GRI), que, aunque en una primeraversión planteó principios simétricos a los de las auditorias financie-ras, muy pronto trato de dar primacía a los principios de transparen-cia sobre los aspectos de la fiabilidad.

Por otra parte, el Institute for Social and Ethical Accountability (ISEA) hadesarrollado el llamado Marco de Actuación AA1000 de Accountabi-lity como instrumento para promover las mejores prácticas a través dela información y la verificación.

Por último, el Internacional Auditing and Assurance Standars Board(IAASB) y la Federation des Experts Comptables Europèens (FEE) tam-bién han aportado análisis para emitir opinión sobra la información nofinanciera y, en especial, sobre la información de sostenibilidad.

El trabajo del profesor Moneva constituye un pormenorizado análisisde estos distintos instrumentos de auditoria, en el que concluye seña-lando cuáles son los modelos de aseguramiento de la información vi-gentes en la actualidad y los problemas que aún quedan por resolveren un ámbito nuevo, cual es el de los informes de sostenibilidad.

La segunda parte de este número de PAPELES se hace eco de la trans-formación que supone en el mundo empresarial el nuevo enfoque quecontempla a las unidades empresariales como algo más transcenden-te que un mero aparato generador de beneficios económicos para suspropietarios. La ampliación de los efectos de la actividad empresariala lo social y a lo medioambiental determina la necesidad de fijar laatención en aquellas otras unidades de gestión económica que incar-dinan, por sus propias características internas, en su propia naturale-za intereses sociales que exceden del marco estrictamente económico.

En este sentido, Marcos de Castro Sanz, presidente de la Confede-ración Empresarial Española de la Economía Social, aborda el futuro quese abre ante las empresas de economía social en un nuevo entorno eco-nómico. Con lucidez y rigor, no duda en señalar los duros problemasa los que se enfrenta el mundo en los momentos actuales.

En primer lugar, la fractura social que han puesto de manifiesto laglobalización y sus mecanismos de comunicación. Las terribles de-sigualdades que existen entre países ricos y pobres —como las dife-rencias de expectativas de vida entre Japón (85 años) y Sierra Leona(36 años), o entre niveles de ingresos y riqueza (la quinta parte másrica del mundo posee el 80 por 100 de los recursos, y la más pobre,el 0,5 por 100)— muestran un desequilibrio social inaceptable.

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: UNA «IDEA FUERZA» EN BUSCA DE PRECISIÓN

XII PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

LA RSC Y LAS NUEVASORIENTACIONES DE

LA EMPRESA

Page 14: PEE Num 108 - Funcas

INTRODUCCIÓN EDITORIAL

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» XIII

No es, pues, extraño que haya de plantearse el agotamiento de la so-ciedad industrial y el necesario paso a una nueva era organizada me-diante formas sustancialmente diversas. El autor señala como ejem-plo de transformación lo ocurrido en el mercado laboral, en el que deun empleo fijo y duradero se ha pasado a una situación en la que laprecariedad y la flexibilidad son regla general, con lo que se admitela posibilidad de que se pueda crecer económicamente y, al tiempo,generar desempleo.

Por ultimo, en esta panorámica general, ha de subrayarse el deseo deque la empresa ajuste su comportamiento a reglas respetuosas conlas personas y con el entorno. Es la reacción inevitable ante los últimosescándalos financieros provocados por la conducta de algunas em-presas (Parmalat y ENRON, por ejemplo).

En esta situación cobra fuerza el fomento de la responsabilidad socialempresarial, por una parte; y por otra, la aparición de una nueva for-ma de empresa que encarna en la que se denomina «economía social»,la cual, fomentando los principios de solidaridad y responsabilidad so-cial, estabilidad y pluralismo, puede aportar soluciones a los problemassociales y territoriales. Cooperativas, sociedades laborales, mutualida-des, asociaciones y fundaciones son las nuevas formas empresarialesque claramente pueden colaborar a la mejora futura de las condicio-nes de vida de nuestro mundo actual.

Precisamente en la línea marcada en el sentido de la «nueva empre-sa» que surge de las actuales condiciones económicas, Emilio TortosaCosme, presidente de la Fundación ÉTNOR (Fundación para la Ética delos Negocios y las Organizaciones), quien, adicionalmente, cuenta conla amplia experiencia adquirida durante los años que ha dirigido elGrupo Bancaja, analiza la trayectoria que ha llevado al nuevo mode-lo empresarial, de carácter plural, en el que la simple búsqueda del ma-yor beneficio se ha visto superada por la imperiosa necesidad de te-ner en cuenta a los distintos grupos de intereses (proveedores, clientes,empleados, entorno general de la empresa) para fijar un nuevo modode gestión.

Este enfoque, que supone potenciar la responsabilidad social de laempresa, significa, como se viene reiterando en los diversos trabajosque integran este número, una triple línea de actuación que se co-rresponde con la necesidad de obtener beneficios, actuar en conso-nancia con los intereses sociales generales y mantener el principio desostenibilidad, favoreciendo una actitud respetuosa con el medio am-biente. Comportamiento que supone, en definitiva, el respeto a la éti-ca empresarial, y que se convierte en una ética de la responsabilidadfrente a los diversos grupos de interés o, dicho de otra forma, en unmodo ético de gestión de la empresa.

Page 15: PEE Num 108 - Funcas

Señala con acierto el autor que cuando hablamos de «responsabili-dad» se está haciendo alusión a dos significados distintos. Por unaparte, responsabilidad significa «dar cuenta», es decir, información dela actividad de que se trate. Por otra, «dar respuesta», es decir, reac-cionar ante las expectativas legítimas de los stakeholders.

Por ello es preciso, en primer término, no minusvalorar la necesidad deobtener beneficios, indispensables para cubrir las necesidades y ex-pectativas de quienes integran los grupos de interés.

En segundo lugar, la necesidad del desarrollo ético de las empresasse está planteando por diferentes instituciones. Así, el Pacto Mun-dial de las Naciones Unidas, como iniciativa de compromiso ético em-presarial, determina los principios de conducta en materia de derechoshumanos, trabajo, medio ambiente y lucha contra la corrupción, parapromover una ciudadanía corporativa global y, por su parte, la Co-misión Europea presentó en 2001 su libro verde Fomentar un marcoeuropeo para la responsabilidad social de la empresa, en el que se de-finen como prácticas socialmente responsables aquellas que cumplentres requisitos: voluntariedad, integración en la estrategia empresa-rial y ser acordadas con los diferentes grupos de interés. Por último,el gobierno español ha puesto en marcha el Foro de Expertos en Res-ponsabilidad Social de la Empresa con el objetivo de desarrollar eldebate para el establecimiento de políticas públicas que fomentenaquélla.

El artículo finaliza exponiendo las razones de justicia, de prudenciay de eficacia que avalan la asunción de la responsabilidad social dela empresa.

El último de los trabajos que integran esta sección segunda, debido aRamón Forn Argimón, socio director de McKinsey and Company,trata de examinar hasta qué punto se obtiene el máximo resultadosocial de las inversiones que se realizan en este campo. La cuestión esespecialmente importante para las cajas de ahorros españolas, a lavista de la cuantía de su gasto en obras sociales. Pero es, precisamente,por sus peculiares características por lo que resulta difícil encontrarentidades semejantes en el ámbito internacional que permitan com-paraciones homogéneas.

El autor ha optado por buscar el elemento comparativo en un con-junto de fundaciones extranjeras que, por las tareas que desempeñany el volumen de recursos que a ellas dedican, pueden aportar algunasideas a la gestión de la obra social de nuestras cajas.

Conseguir el óptimo resultado de las que cabe llamar inversiones so-ciales exige el cumplimiento de algunas tareas previas.

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: UNA «IDEA FUERZA» EN BUSCA DE PRECISIÓN

XIV PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

El impacto de lainversión social

Page 16: PEE Num 108 - Funcas

INTRODUCCIÓN EDITORIAL

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» XV

La primera es, sin duda, precisar debidamente los objetivos que se pre-tende alcanzar y determinar las prioridades de actuación para, en untercer momento, concretar las aspiraciones que orienten la toma de de-cisiones concretas.

En segundo lugar, las fundaciones más importantes se han profesio-nalizado, en el sentido de que sus rectores son ejecutivos altamente es-pecializados en la gestión de entes con fines sociales. Medir los resul-tados de la actividad que desarrollan estos entes no es tarea sencilla,pero caben métodos indirectos que permiten enjuiciar la labor de lasfundaciones, de la misma forma que gestionar de forma activa el co-nocimiento que se tiene de lo que cada entidad hace constituye otroelemento fundamental en su desarrollo.

Por último, una definición clara de las funciones de los distintos órga-nos a través de los cuales actúa la fundación determinará un gobier-no eficiente de ésta.

Reflexiones que, planteadas en el ámbito de las cajas de ahorros, ofre-cen un amplio campo para el diseño y gestión más eficaces de su pro-pia obra social.

La tercera y ultima de las secciones en que aparece dividido este númerode PAPELES centra el análisis de la responsabilidad social corporativa enel ámbito de las entidades financieras. Las especiales características deestas instituciones —y muy especialmente, como se pone de manifies-to en la colaboración del presidente de CECA, Juan R. Quintás, en elcaso de las cajas de ahorros— hacen que la repercusión de su actividaden la economía y el número de personas con las que traban relacionesexija una especial atención a su comportamiento ético.

Los aspectos relacionados con las cajas de ahorros son objeto de aten-ción en tres colaboraciones. Juan R. Quintas ofrece una amplia pa-norámica del funcionamiento y estructura de estas entidades, subra-yando las muy diversas facetas que muestran el compromiso de lascajas con la sociedad civil en que desarrollan sus funciones. CarlosBalado García, director de Obra Social y Relaciones Institucionales dela CECA, aborda el estudio de la obra social de las cajas, quizá el ex-ponente más claro del compromiso que estas entidades han asumi-do desde su origen en relación con la sociedad, lo que las convierte,sin duda, en pioneras en la superación de la obtención de beneficioscomo función empresarial. En tercer lugar, el equipo formado por losprofesores de la Universidad de Barcelona Alejandro Esteller Moré,Jonatan Jorba Jiménez y Albert Solé-Ollé estudian en qué medidaexiste consonancia entre la obra social de las cajas y las demandas dela sociedad. A continuación, se comenta sucintamente cuál es el con-tenido de estos trabajos.

CAJAS DE AHORROS,SISTEMA FINANCIEROY RSC

Page 17: PEE Num 108 - Funcas

Juan R. Quintás Seoane, presidente-director general de la CECA, su-braya que la responsabilidad social de las cajas de ahorros se manifies-ta en cuatro ámbitos: en el ámbito del gobierno corporativo, en la di-mensión social y medioambiental en las relaciones internas y externas,en los efectos sociales de su actividad financiera y en su obra social.

En primer término, la estructura y el funcionamiento de los órganos degobierno de las cajas de ahorros bien puede decirse que constituyenun ejemplo del modelo plural, de empresa o enfoque stakeholder. Laconfiguración de la Asamblea General y del Consejo de Administración,con la participación de empleados, impositores, entidades fundadorasy entidades científicas, culturales o benéficas con arraigo en su terri-torio, significa la presencia en los órganos de gobierno de los gruposde interés más significativos en relación con la actividad de las cajas,máxime cuando el equilibrio entre tales grupos se consigue a través delimpedimento de mayorías absolutas. Y otro tanto cabe decir de otrosórganos, como la comisión de control, con facultades superiores a lascomisiones de auditoría en el ámbito de las sociedades mercantiles.

En segundo lugar, en lo que a las relaciones internas con sus emplea-dos se refiere, la política laboral de las cajas es pionera en la atencióna las relaciones humanas con sus trabajadores. Tanto por la mayor es-tabilidad en el empleo como por el esfuerzo en la creación de éste yla plena equiparación entre los sexos o la previsión social comple-mentaria, puede afirmarse que las cajas han cubierto ampliamente ob-jetivos tradicionalmente deseados en el mundo laboral.

En relación con la clientela, dos factores son especialmente significa-tivos: el menor número de reclamaciones que se han planteado enmateria financiera y crediticia y, por otra parte, lo que las cajas signi-fican en la lucha contra la exclusión financiera. Otro tanto cabe deciren cuanto al medio ambiente: en ocho años, los recursos de la obrasocial destinados a él se han multiplicado por trece.

En cuanto a los efectos sociales de la propia actividad financiera, la lu-cha contra la exclusión financiera, que se pone de manifiesto no sóloen el hecho de que territorialmente las cajas se han preocupado de lle-gar a todos los rincones del país, sino también en que atienden a sec-tores que, sin ellas, tendrían graves dificultades de acceso a las activi-dades financieras. Un ejemplo claro es, sin duda, su labor en el ámbitodel microcrédito. Y otro tanto cabe decir en cuanto a su apoyo al de-sarrollo regional. Todo ello, además, potenciado porque este conjun-to de características determina que las cajas de ahorros garanticen unalto grado de competencia en el mercado español. Por último, la obrasocial, que voluntariamente desarrollan las cajas desde su origen, cie-rra el cuadro que permite afirmar el alto grado de cumplimiento de es-tas instituciones respecto de la sociedad civil.

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: UNA «IDEA FUERZA» EN BUSCA DE PRECISIÓN

XVI PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 18: PEE Num 108 - Funcas

INTRODUCCIÓN EDITORIAL

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» XVII

De esta última se ocupa ampliamente Carlos Balado. Tras un amplioanálisis de la situación socioeconómica de España y del sentido de laactividad de las cajas desde su aparición, hace ya más de trescientosaños, brinda algunos datos que, por su relevancia, son suficientementesignificativos de lo que es la obra social de las cajas.

En el año 2004 se invirtieron 1.163 millones de euros, que se han de-dicado en un 45 por 100 a cultura y tiempo libre, en un 29 por 100a asistencia social y sanitaria, en un 17 por 100 a educación e inves-tigación y en un 9 por 100 a patrimonio histórico, artístico y natural.Se han realizado más de 114.000 actividades que han llegado a unos123 millones de beneficiarios.

A través de estos recursos, se evitan situaciones de exclusión social, se ge-nera capital social y se crean riqueza y empleo, complementando así deforma significativa los servicios sociales prestados por los entes públicos.

Novedoso resulta el planteamiento que realizan los profesores Esteller-Moré, Jorba Giménez y Solé-Ollé en su colaboración. En ella anali-zan la evolución y la composición actual del gasto social de las cajas,y examinan el grado de adecuación entre los destinos de la obra be-néfico-social (OBS) y las preferencias de los ciudadanos españoles alrespecto, obtenidas éstas a partir de la aplicación de una muestra pro-pia a una muestra representativa de todo el territorio nacional.

Su análisis pone de manifiesto la existencia de diferencias entre la com-posición real y socialmente deseada del gasto en OBS, ya que, si biencultura y tiempo libre ha sido el área que más recursos ha recibido du-rante el período 1997-2004, las actividades más valoradas por los ciu-dadanos son las relativas a los ámbitos asistencial y sanitario. En estesentido, el esfuerzo de las cajas para aproximar la obra social a las de-mandas sociales se ha materializado en un importante incremento delgasto asistencial y de preservación del entorno natural desde el año2001, en detrimento del educativo y cultural.

No hay que olvidar, sin embargo, que las características inherentes aalgunas de las actividades de la obra social de las cajas, así como la exis-tencia de preferencias sociales diferenciadas según las característicaspersonales de los individuos, son factores que, tal y como señalan losautores del trabajo, dificultan que se pueda conseguir una conver-gencia total entre las composiciones socialmente deseada y real delgasto en obra social.

La profesora de la UNED Marta de la Cuesta González se ocupa dela responsabilidad social de los intermediarios bancarios, mostrando sugran efecto en la medida en que, a través de su actividad financiado-ra, pueden influir de manera decisiva en comportamientos éticamen-

La obra social de las cajas de ahorros

Ética y sistemafinanciero

Page 19: PEE Num 108 - Funcas

te aceptables o reprobables. Entre los efectos reprobables, la autora enu-mera la exclusión financiera y el racionamiento del crédito, el fomen-to del sobreendeudamiento a través de nuevos productos financierosy la manipulación de los mercados de valores.

Estos efectos han propiciado la reacción a través de directrices de ca-rácter voluntario, que tratan de prevenir estas prácticas malsanas yconseguir dar primacía a las buenas prácticas en la banca comercial,en la banca de inversión y en la gestión de activos. Así, incrementar elvolumen de préstamos con alto impacto social o el favorecimiento dela inclusión financiera.

Pero, quizá, las dos actividades más destacables en materia de res-ponsabilidad social financiera sean los programas de microcrédito ylos fondos de inversión socialmente responsables, que son desarrolla-dos con detenimiento en este trabajo.

El artículo concluye haciendo una referencia a la denominada «bancaética», que define como aquella que está especializada en financiaractividades económicas con impacto social positivo, dando coberturafinanciera a los sectores de la sociedad más desfavorecidos, al tercersector y a la economía social, reinvirtiendo cuando sea necesario los be-neficios obtenidos.

Como el lector puede observar, este número de PAPELES presenta unanotoria variedad en sus colaboraciones dentro del habitual caráctermonográfico de esta revista. En todo caso, sus trece colaboraciones per-mitirán a quien las lea hacerse una clara composición de lugar del «es-tado de la cuestión» sobre un tema importante y con un irresistibleauge en la moderna economía empresarial.

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: UNA «IDEA FUERZA» EN BUSCA DE PRECISIÓN

XVIII PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 20: PEE Num 108 - Funcas

COLABORACIONES

I.MERCADO Y SOCIEDAD

Page 21: PEE Num 108 - Funcas

I. INTRODUCCIÓN (*)

LA revista The Economist pu-blicó en enero de 2005 un sur-vey sobre la responsabilidad

social corporativa (RSC), uniéndoseal debate sobre el sentido y la ne-cesidad de ésta en una economíade mercado. Su tesis, ampliamen-te compartida entre los econo-mistas, fue enunciada hace añospor Milton Friedman (1962, 1970):una empresa que maximiza sus be-neficios, actuando dentro de la leyy de las reglas éticas que son pro-pias de una economía de mercado,está cumpliendo todas sus res-ponsabilidades sociales y morales,y no tiene por qué someterse aotro tipo de restricciones o de-mandas. Pero esta tesis es discuti-da por otros muchos autores.

Este artículo trata de respon-der a la pregunta de si hay un pa-pel para la RSC. En el apartado IIse discuten los argumentos eco-nómicos acerca de la maximiza-ción del valor para el propietario ypara la sociedad, y el tratamientode la empresa como nexo de con-tratos. En el apartado III se discu-ten los distintos argumentos acer-ca del posible papel de la RSC en elparadigma económico. El artículoacaba con las conclusiones.

II. EL OBJETIVO DE LA EMPRESA EN ELPARADIGMA ECONÓMICO

1. La maximización del valorpara el propietario

En la teoría de la empresa escomún partir de la hipótesis de

que la empresa actúa «como si» elobjetivo de sus directivos fuese lamaximización de los beneficios odel valor de la empresa para elpropietario (Friedman, 1953). Loque a nosotros nos interesa es lavertiente normativa de esa pro-posición. ¿Por qué, por ejemplo,Friedman (1962: 133) afirma que«hay una y sólo una responsabili-dad de la empresa: usar sus re-cursos en actividades encamina-das a maximizar sus beneficios, enla medida en que observe las re-glas del juego, es decir, que actúedentro de la libre competencia, sinengaño ni fraude»?

La respuesta hay que buscarlaen un supuesto de la conductahumana que es básico en el pa-radigma de la ciencia económica(1): el «principio económico» (Mi-ses, 1949) o principio de eficien-cia, de acuerdo con el cual el serhumano trata siempre de conse-guir los mejores resultados con losrecursos escasos disponibles, o deminimizar los recursos necesariospara alcanzar un objetivo deseado.Este principio se basa en la con-cepción del agente económicocomo alguien con recursos, eva-luador y maximizador (Meckling,1976), y podemos aceptarlo, almenos, como un componente im-portante de la conducta humana.

Esto se aplica también a las ins-tituciones y organizaciones de ca-rácter económico, tanto las crea-das como órdenes espontáneos(el mercado) como las debidas ala inventiva del hombre (las em-presas): deben perseguir la máxi-ma eficiencia, medida como la diferencia (o cociente) entre los

ECONOMÍA DE MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

DE LA EMPRESA

Antonio ARGANDOÑAIESE, Universidad de Navarra

2

Resumen

¿Existe algún papel para la responsabilidadsocial corporativa en una economía de mer-cado? Los economistas suelen argumentar quela única responsabilidad de la empresa es lamaximización del valor para sus propietarios,y que cualquier otra restricción o demanda esinnecesaria, e incluso perjudicial, para el fun-cionamiento eficiente de una economía demercado. Este artículo discute las fortalezas ydebilidades de la argumentación de los eco-nomistas, y propone un papel para la respon-sabilidad social corporativa, pero identificán-dola con la responsabilidad ética propia detoda persona y organización.

Palabras clave: contratos, eficiencia, ética,maximización del valor, responsabilidad socialcorporativa, valor social.

Abstract

Is there a role for corporate social respon-sibility in a free market economy? Economistsusually argue that the company’s sole res-ponsibility is the maximization of value for its owners and that any other restriction ordemand is unnecessary and even harmful for the efficient working of a market econo-my. This article discusses the strengths andweaknesses of the line of argument used byeconomists and puts forward a role for corpo-rate social responsibility, but identifying it withthe ethical responsibility pertaining to everyperson and organization.

Key words: contracts, efficiency, ethics,maximization of value, corporate social res-ponsibility, social value.

JEL classification: M14.

Page 22: PEE Num 108 - Funcas

resultados conseguidos y el costede oportunidad de los recursos em-pleados. De ahí que se afirme quela función social de las institucionesy organizaciones económicas seala mayor creación de riqueza posi-ble, dadas las restricciones vigen-tes (los recursos y la informacióndisponibles y las preferencias delos agentes económicos).

¿Cómo se consigue esto? Laciencia económica muestra que,bajo ciertas condiciones, la máxi-ma eficiencia (un óptimo de Pa-reto) se consigue cuando las em-presas maximizan sus beneficios(Winch, 1971), o mejor, cuando losdirectivos maximizan el valor delcapital para los propietarios (2).De ahí la conclusión de que lasempresas deben maximizar dichovalor: como instituciones econó-micas que son, ésta es su únicaresponsabilidad porque, al cum-plirla, optimizan su aportación ala sociedad. Y cualquier otra res-ponsabilidad que les impida ma-ximizar el valor será indeseable (3).

Las condiciones que debencumplirse para que la maximiza-ción de valor lleve al óptimo son,principalmente, la existencia decompetencia perfecta en todoslos mercados (los bienes y facto-res son idénticos en cada merca-do; hay libertad de intercambio,de entrada y de salida; compra-dores y vendedores tienen infor-mación perfecta sobre el precio,así como las características y ladisponibilidad de los bienes y fac-tores, y tanto los compradorescomo los vendedores no puedenafectar al precio) y la ausencia debienes públicos y de efectos ex-ternos (de modo que los preciosreflejen plenamente todos los cos-tes y beneficios sociales).

Obviamente, estas condicionesno se cumplen nunca, pero los re-sultados pueden ser corregidos me-diante regulaciones que reduzcan

el poder de mercado, amplíen lainformación disponible, eliminenbarreras de entrada y salida, pro-vean públicamente los bienes pú-blicos, corrijan los efectos exter-nos, etc.; regulaciones que, almenos en teoría, pueden acer-carse al óptimo conseguido encondiciones competitivas. En todocaso, si, debido a fallos en las re-gulaciones, no se cumplen lascondiciones para un óptimo, nohay motivos para pensar que losinstrumentos de la RSC (que sus-tituyen las regulaciones públicaspor acuerdos privados, códigosvoluntarios de conducta, supervi-sión por organizaciones no gu-bernamentales, etc.) vayan a me-jorar el resultado social.

La tesis de Friedman no es, portanto, arbitraria. En definitiva, equi-vale a afirmar que el objetivo de laempresa como institución econó-mica es contribuir a la máxima efi-ciencia del sistema, y esto se con-sigue cuando la diferencia entre elvalor generado por la empresa yel coste de oportunidad de los re-cursos empleados por ella es má-xima; y esa diferencia, bajo ciertascondiciones, es el beneficio gene-rado para el propietario del capital.

2. La maximización del valor social

Las condiciones para el óptimocompetitivo implican la maximi-zación del «valor social» (Jensen,2001), que vendrá dado por la di-ferencia entre el valor (subjetivo)que el consumidor atribuye al bienconsumido y el coste de oportu-nidad de producirlo, cuando aquelvalor incluye todas las caracterís-ticas positivas (netas) para la so-ciedad, y el coste incluye todos loscostes de oportunidad en quehaya incurrido la sociedad (Salas,2004). O sea, el máximo valor so-cial vendrá a coincidir (aproxima-damente) con la maximización de

los excedentes del consumidor ydel productor en todos los mer-cados de bienes, servicios y re-cursos, independientemente dequién o quiénes se apropien esosexcedentes.

El excedente del consumidorse maximiza cuando, dados laspreferencias del consumidor y elprecio del producto, la utilidad quese deriva de cada unidad consu-mida es máxima. Y el excedentedel productor se maximiza cuan-do, dados la tecnología disponi-ble y los precios del producto y delos factores, los costes sociales deproducción son mínimos. Ahorabien, la maximización del valorpara el propietario se lleva a cabomediante la apropiación de al me-nos una parte de ambos exce-dentes, y esto puede implicar lano optimización del valor social.Sin pretensiones de abarcar todoslos casos posibles, veamos cómoesto puede tener lugar en cuatrosituaciones concretas.

La primera hace referencia a laapropiación del excedente del con-sumidor por el productor. Esaapropiación es máxima con unadiscriminación de precios perfec-ta, que sólo es posible en condi-ciones de monopolio. Ahora bien,toda limitación de la competen-cia implica la reducción de la can-tidad ofrecida para hacer subir elprecio, y esto reduce el exceden-te del consumidor, lo cual nos ale-ja del óptimo. De ahí la condiciónde competencia perfecta.

El segundo caso es paralelo alprimero, referido ahora a la apro-piación del excedente del produc-tor por el vendedor. La apropiacióntotal sólo es posible en condicionesde discriminación de precios conmonopsonio en los mercados defactores. Pero esto implica limitarla demanda de factores para re-ducir su precio, lo que es incom-patible con el óptimo social. De

ANTONIO ARGANDOÑA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 3

Page 23: PEE Num 108 - Funcas

nuevo, este caso invoca la condi-ción de competencia perfecta entodos los mercados.

El tercer caso hace referencia ala generación del excedente delproductor cuando existen efectosexternos (positivos o negativos)en la producción, de modo queel productor no carga con todoslos costes (o no recibe todos losbeneficios) derivados de su ac-ción, sino que traslada parte desus costes (o de sus beneficios) aterceros, como el medio ambien-te (contaminación), la comunidadlocal (congestión del tráfico) o lasociedad en general (efectos des-bordamiento de la investigaciónllevada a cabo por la empresa).Esto explica que se exija la coin-cidencia entre los costes socialesy privados.

El cuarto caso hace referenciaa formas complejas de colabora-ción entre factores y entre uni-dades productivas para la crea-ción de capacidades que permitanmaximizar los excedentes del con-sumidor y del productor. En laeconomía convencional, la exis-tencia de información perfectaelimina toda ventaja competitiva,de modo que todo producto sepuede sustituir perfectamente porotros en condiciones competiti-vas, y todos los factores se remu-neran de acuerdo con su aporta-ción a la producción.

Pero cuando se elimina el su-puesto de conocimiento perfecto,la posibilidad de generar innova-ciones que aporten valor social lle-va a la colaboración de factoresproductivos que invierten en acti-vos (físicos, humanos u organiza-tivos) específicos, formando equi-pos en los que participan clientes,proveedores, empleados, directi-vos, inversores, etc. Esto permiteoptimizar la creación de valor y lareducción de los costes (obtenciónde ventajas competitivas), pero

plantea problemas: de apropiaciónde las cuasi-rentas generadas, degestión de los riesgos y de tomade decisiones en la empresa.

Supongamos, por ejemplo, queun empleado o directivo ha acu-mulado capital humano específi-co (por ejemplo, el conocimientode los procesos internos de la em-presa o de las preferencias de susclientes), aumentando el exce-dente del consumidor (que estádispuesto a pagar más por losbienes) o el del productor (porquese reducen los costes o aumentala productividad). Ese capital hu-mano genera, pues, cuasi-rentas,cuya cuantía vendrá dada, en tér-minos estáticos, por la diferenciaentre el valor de la productividadmarginal del empleado y el salarioque éste podría recibir en otraocupación alternativa.

El ejemplo del empleado queinvierte en capital humano espe-cífico es fácilmente generalizable.En la empresa se acumula tambiéncapital físico específico, cuya ren-tabilidad caería considerablemen-te si se emplease en la producciónde otros bienes, en otra localiza-ción o con otra tecnología u otraforma organizativa. Los provee-dores desarrollan también capitalespecífico que perdería rentabili-dad si se emplease fuera de la re-lación con la empresa, y otro tan-to ocurre con los clientes. Inclusolos inversores desarrollan capitalespecífico cuando utilizan su co-nocimiento de la empresa paracomparar su capacidad de crearvalor con otras alternativas.

Y tanto la empresa como losdemás partícipes tendrán incentivospara apropiarse las cuasi-rentas asícreadas. En el ejemplo del em-pleado que había adquirido capitalhumano específico, la empresapuede ofrecerle el mínimo salarionecesario para que no se marche aotra empresa y siga acumulando

capital específico, y el empleadopuede exigir el salario máximo quele permita mantener su puesto detrabajo sin ser despedido y susti-tuido por otro. ¿Qué efectos ten-drá ese lucha sobre la creación devalor social y, por tanto, sobre latesis de que la maximización delvalor maximiza ese valor social? Larespuesta se ha intentado desdela teoría de los contratos.

3. La empresa como nexo de contratos

Si la empresa debe ser gober-nada de modo que se maximiceel valor para los propietarios, ¿nosignifica eso que se concede a és-tos un trato privilegiado? La re-puesta de la ciencia económica esnegativa: lo que se pretende esconseguir la máxima eficienciaeconómica, y ése es el medio paralograrlo. En todo caso, las demáspartes interesadas (partícipes o sta-keholders) están protegidas, me-diante contratos suscritos con laempresa, como empleados, pres-tamistas, proveedores, clientes,etc., incluyendo contratos implí-citos, como los que ligan a la em-presa con la comunidad local o lasociedad en general; de ahí queel cumplimiento de la ley que re-gula los contratos sea condiciónnecesaria para la maximización dela eficiencia.

La existencia de contratos deberesolver simultáneamente: 1) elproblema de la toma de decisiones(quién decide qué hay que hacerpara maximizar el valor) y el con-siguiente control de todos los par-tícipes (el problema del «gobier-no de la empresa»); 2) el delreparto del valor producido, y 3) elde la asunción de los riesgos portodos los partícipes (Boatright,2002, Bradley et al., 1999).

De acuerdo con la teoría con-tractual de la empresa, los pro-

ECONOMÍA DE MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA

4 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 24: PEE Num 108 - Funcas

pietarios contratan con los partí-cipes las condiciones en las queellos contribuirán a la producción,a cambio de una remuneracióncuyas condiciones están fijadas deantemano. De este modo, se re-suelve el problema del reparto delvalor del producto: si los contratosson voluntarios y libres, cada par-tícipe contractual recibe la partepactada y los propietarios recibenel residuo. Otro tanto ocurre conlos riesgos ordinarios: los partíci-pes contractuales reciben su re-muneración sin riesgo, y todo elriesgo residual cae sobre los pro-pietarios. Y si éstos asumen el be-neficio y el riesgo residual, a ellosdebe corresponder la toma de de-cisiones (que delegarán en los di-rectivos a través de un contratode agencia) y la correspondientemonitorización de los demás par-tícipes a través de mecanismos demercado o de control interno (Jen-sen, 2001).

Pero la respuesta no es tansencilla cuando hay contratos in-completos (por asimetrías de in-formación, fraude, etc., que la leyno es capaz de evitar), cuando hayefectos externos (los contratosafectan a partícipes que no en-tran en la relación contractual) ocuando se producen inversionesen capital específico, porque elreparto de las cuasi-rentas tendráefectos sobre los incentivos de laspartes implicadas. Por ejemplo,en un equipo, la aportación decada miembro al resultado totalno puede determinarse si no esconsiderando el resultado con-junto del equipo: no se puede re-munerar a cada uno de acuerdocon el valor de su productividadmarginal, porque ésta no es in-dependiente de la de todo el equi-po y aun de la de toda la empre-sa. El contrato deberá, pues,mantener el incentivo para coo-perar, de modo que se maximiceel valor y no se perjudique a lospartícipes.

Por otro lado, todos los queaportan capitales específicos, seacual sea su naturaleza, corren unriesgo que no siempre puede di-versificarse (trasladándolo, porejemplo, a los propietarios del ca-pital de la empresa), porque to-dos han llevado a cabo inversio-nes específicas que pierden valorfuera de la empresa y que, comohemos visto, pueden ser apropia-das por otros partícipes (Kaufmanet al., 2003).

En todo caso, los contratos de-ben ser completos en el sentido deque todos los afectados por las de-cisiones estén incluidos en el en-tramado de contratos que consti-tuye la empresa. Y esto puede nocumplirse cuando los partícipes nocontractuales cargan con parte delos costes (y beneficios) externos yasumen un riesgo en sus activos, ytambién cuando hay partes no re-presentadas en esos contratos (porejemplo, las generaciones futuras).

En definitiva, la tesis de que latoma de decisiones y el control desu ejecución debe correr a cargode los propietarios supone que hayuna estructura óptima de contratosque minimiza los costes de trans-acción, que resuelve los conflictossobre el reparto de las cuasi-rentasy que es compatible con la opti-mización del valor social (4). Aho-ra bien, la distribución de las cua-si-rentas no puede llevarse a caboa priori, antes de la aportación decapital específico, porque generaconductas de free-rider. Ni puededejarse para una negociación aposteriori, cuando la producciónya se ha llevado a cabo, porquepromueve la reapertura continuade la batalla por la distribución delas cuasi-rentas. Ni, desde luego,tiene en cuenta los intereses de losno incluidos en los contratos, sal-vo que los proteja la ley.

Se han propuesto varias solu-ciones para este problema. Una

de ellas es establecer mecanismosde gobierno de la empresa en queparticipen todos los afectados porel problema (por lo menos los queaportan capitales, humanos o fí-sicos, específicos, así como lospartícipes extracontractuales afec-tados, por ejemplo, por las exter-nalidades), lo que quiebra la te-sis de que la monitorización debecorrer a cargo de los propietariosatendiendo únicamente a la ma-ximización del valor para ellos (5).

Otra solución es ampliar la ma-ximización del valor para incluirno sólo al capturado por los pro-pietarios del capital, sino tambiéna todos los derechos financierosde la empresa, incluidos los deprestamistas, inversores, etc. (Jen-sen, 2001). Sin embargo, esto noresuelve el problema de los pro-pietarios de capital humano, o (nonecesariamente) el de los prove-edores y clientes externos.

Y otra solución son los «con-tratos relacionales» (Baker et al.,2002), acuerdos informales entrelas partes, que están motivadas acumplirlos por los altos costes quesu incumplimiento tiene para ellasrespecto a sus relaciones futuras,aunque no serían exigibles ante,por ejemplo, un tribunal. Hay mu-chas relaciones de este tipo, tantodentro de las empresas como conotros partícipes: códigos de con-ducta no escritos, acuerdos implí-citos, relaciones informales entreproveedores y clientes o entre em-presas de un mismo sector, etcé-tera; y todas ellas se basan, de al-gún modo, en la confianza.

III. ¿HAY UN PAPEL PARA LA RESPONSABILIDADSOCIAL CORPORATIVA?

Si la anterior discusión recogesuficientemente las fortalezas ydebilidades del paradigma eco-nómico, ¿puede haber un papel

ANTONIO ARGANDOÑA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 5

Page 25: PEE Num 108 - Funcas

para la RSC? La discusión sobreeste tema viene complicada porla existencia de posturas muy va-riadas, basadas en concepcionesmuy distintas de lo que cabe es-perar de la empresa y de su papelen la sociedad.

Tomaré como punto de parti-da provisional un par de definicio-nes amplias, parecidas entre sí, deRSC. La primera, de la Comisión delas Comunidades Europeas (2001:7): «la integración voluntaria, porparte de las empresas, de las preo-cupaciones sociales y medioam-bientales en sus operaciones co-merciales y sus relaciones con susinterlocutores». Y la segunda, deDavid Vogel (2004: 3): «las políti-cas y programas de las empresasprivadas que van más allá de losrequisitos legales, como respuestaa las presiones y a las expectativasde la sociedad». Como veremos alo largo de la exposición, esa «in-tegración voluntaria» y esas «po-líticas y programas», también vo-luntarios, vienen a representar unaexigencia ética para la empresa,más allá de las «preocupacionessociales y medioambientales» y delas «presiones y expectativas de lasociedad».

1. Responsabilidad social y objetivo de la empresa

En el paradigma económico, elobjetivo de la empresa es la efi-ciencia. Pero ¿debe regirse sólo porese criterio o hay otras dimensio-nes que son relevantes? La pro-ducción de bienes y servicios coneficiencia económica es, sin duda,una importantísima función socialde la empresa, pero ¿es su únicoobjetivo?

La respuesta es, probable-mente, negativa. No hay institu-ciones puramente económicas,sino instituciones u organizacio-nes con dimensiones económicas,

políticas, éticas, ... (Pérez López,1993). La empresa es, pues, unainstitución económica, pero tam-bién sociológica, cultural, políti-ca, ética, ... estudiada por diver-sas disciplinas, con enfoques ymodelos distintos, en términos deeficiencia, pero también de po-der, conflicto, legitimidad, de-mandas sociales, sentido, cultu-ra, ... (Lozano, 2000).

Desde este punto de vista, laRSC vendría a ser el recordatorio,en el plano normativo, de esasotras dimensiones, como el res-peto a la dignidad de los emplea-dos, la resolución de conflictosdentro de la empresa y con su en-torno, etc. De algún modo, se po-dría decir que éstas son exigenciasa la empresa como organizaciónhumana, anteriores a su conside-ración como organización econó-mica. Y esto nos acerca a un con-cepto de RSC que viene a coincidircon el de la ética, enlazando conla tesis de Friedman (6).

En todo caso, este criterio no seaplicaría a las versiones de la RSCen las que se subraya su funciónfilantrópica y su carácter volunta-rio, que serían admisibles sólo encuanto los directivos de la empre-sa tengan la autorización, explíci-ta o implícita, de sus propietariospara llevarlas a cabo (7).

2. Responsabilidad social y eficiencia

El argumento que acabamosde presentar puede formularse deotro modo, a propósito del con-cepto de eficiencia. En el para-digma económico, la eficiencia enla empresa se define y se mide entérminos de la cuenta de resulta-dos, es decir, incluyendo todo, ysólo, lo que figura en los flujos pre-sentes y futuros de ingresos y gas-tos —de fines y medios—, medi-dos en términos monetarios o

convertibles a ellos. Y ésta seríala medida adecuada si esos fue-sen los únicos relevantes, es de-cir, si no hubiese otros fines dis-tintos de los que pueden evaluarsepor los ingresos de la empresa, yotros medios que aquellos cuyoscostes figuran en el cálculo del re-sultado económico, es decir, si nohubiese que tener en cuenta as-pectos no mensurables, como losaprendizajes de actitudes y valo-res de los agentes o sus deteriorosmorales (8).

Desde este punto de vista, elpapel de la RSC podría ser el derecordatorio de la existencia deotros fines y otros medios, deotros «ingresos» y otros «costes»,incluyendo, por ejemplo, los cam-bios en la función de preferenciasinducidos por las decisiones hu-manas o los efectos externos (me-dioambientales, por ejemplo, perotambién morales) de las decisio-nes. Dicho de una manera más ta-jante: la maximización de la efi-ciencia sería realmente un óptimoabsoluto si se pudiesen tener encuenta todos los efectos positivoso negativos —económicos, polí-ticos, sociales y morales— sobreel agente que decide y sobre to-dos los demás agentes, presentesy futuros, de las decisiones, en unhorizonte temporal ilimitado. Peroesto no es posible. Necesitamos,pues, un marco moral que lesoriente sobre cómo actuar. Y ésees el papel de la ética (9). O sea,la RSC vuelve, de nuevo, a identi-ficarse con la ética.

3. Responsabilidad social y beneficios

El caso más sencillo de acepta-ción de la RSC sería aquel en quela empresa ejerce su responsabili-dad social llevando a cabo accio-nes que favorecen, o al menos noimpiden, la maximización del valorpara los propietarios (Avi-Yonah,

ECONOMÍA DE MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA

6 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 26: PEE Num 108 - Funcas

2005). Esto puede tener lugar, porejemplo, cuando los consumido-res están dispuestos a pagar unprecio más alto porque percibenun valor mayor en los bienes ob-tenidos (por ejemplo, porque laempresa cuida el medio ambien-te más allá de lo que exige la ley,o porque practica reglas de co-mercio justo), o cuando los cos-tes se reducen como consecuen-cia de las acciones de RSC (porejemplo, por una mayor dedica-ción de los empleados, o por lareducción de los costes de regu-lación gracias a la auto-regula-ción). Pero si las empresas actúantratando de maximizar el valor y la RSC concurre a ese resultado,la RSC no añade nada relevante,salvo que se interprete como unmedio (entre otros) para identifi-car oportunidades de negocio, loque supone dejar de considerar-la como un ejercicio de respon-sabilidad social.

Por otro lado, sostener que lasempresas con RSC maximizan elvalor tan bien como las demás, oincluso mejor que ellas, es un ar-gumento dudoso. En la realidadencontramos todo tipo de com-binaciones entre eficiencia y res-ponsabilidad; los resultados em-píricos no son concluyentes (10).Además, si todas las empresasfuesen socialmente responsables,desaparecerían las ventajas (entérminos de diferenciación de pro-ducto, por ejemplo, o de menorescostes de producción) que cadauna recibiría de su actuación res-ponsable.

4. La responsabilidad social y las condiciones de unóptimo competitivo

De acuerdo con la argumenta-ción de los economistas, si se cum-plen las condiciones de un óptimocompetitivo no hay lugar para laRSC. Y si no se cumplen esas con-

diciones, la regulación podrá ga-rantizar la consecución de aquellosresultados óptimos, y de nuevo laRSC sería innecesaria. Pero si no logarantiza, cabe un papel para laRSC. Por ejemplo, la ley suele serreactiva, mientras que la RSC pue-de ser proactiva; la ley suele serincompleta, y no considera todoslos detalles relevantes que la RSCpuede tener en cuenta; la regula-ción puede presentar problemas,como el de la «captura del regu-lador», que la RSC puede evitar,etc. Pero esto nos lleva, en defi-nitiva, a la RSC como un ejerciciode responsabilidad, es decir, comoun deber moral.

La RSC sería, pues, un sustitutoo un complemento de la ley y la re-gulación, compensando la falta decompetencia en los mercados (porejemplo, pagando salarios compe-titivos en un mercado de trabajoen el que la empresa tiene podermonopsonístico), internalizando losefectos externos (reduciendo lacontaminación, mejorando la se-guridad de los productos, etc.) oproveyendo bienes públicos de for-ma privada (mediante acciones fi-lantrópicas) (11).

Esta propuesta no carece, sinembargo, de problemas. El pri-mero de ellos es el de los incen-tivos: ¿por qué una empresa hade aplicar criterios de RSC cuandoesto contradice el objetivo de ma-ximización del valor? Aquí habríaque invocar la ética como unafuerza obligatoria de carácter in-terno (acompañada quizá de la«coactividad» de las normas so-ciales).

Pero, además, ¿están las em-presas en mejores condiciones queel legislador a la hora de determi-nar las causas de las desviacionesdel óptimo, y disponen de los me-dios necesarios para corregirlas?En principio, la RSC es inferior a laregulación en eficacia y en efi-

ciencia, porque la empresa nosiempre tiene los medios de aná-lisis y la visión de conjunto nece-sarios para tomar decisiones queafectan a toda la sociedad, ni pue-de superar fácilmente las conduc-tas oportunistas que se puedenpresentar en situaciones de auto-regulación, de modo que la RSCno pueden garantizar la consecu-ción de la eficiencia máxima, y amenudo ni siquiera un efecto po-sitivo sobre el bienestar social(Kapstein, 2001).

Con todo, la RSC puede com-plementar la regulación, sobretodo en casos que la norma ge-neral no puede recoger, o cuando,debido a fallos del Estado, la ley ola regulación llevan lejos del ópti-mo social. Y esto nos lleva, denuevo, a la consideración de laRSC como una manifestación másde la responsabilidad que todapersona e institución tiene por lasconsecuencias de todas sus ac-ciones, una responsabilidad, antetodo, ética que puede ser tam-bién legal (cuando la ley la reco-ge) y social (cuando la sociedadla exige), pero que no tiene porqué coincidir con ellas.

5. La responsabilidad social en el nexo de contratos

En teoría, el reparto de tareasy cuasi-rentas dentro de la em-presa y con sus partícipes exter-nos, y la coordinación de las ta-reas, podrían encomendarse a loscontratos. En la práctica, como yasugerimos, hay razones para pen-sar que los contratos pueden noser suficientes para desarrollar lascapacidades distintivas que nece-sita la empresa mediante inver-siones en capital específico, en elentorno de cooperación y con-fianza, aprendizaje e innovaciónque es necesario para la creaciónde valor social.

ANTONIO ARGANDOÑA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 7

Page 27: PEE Num 108 - Funcas

Esta confianza se basará, porejemplo, en la convicción de quelas relaciones en la empresa vienenpresididas por criterios de justiciaen el reparto de las cuasi-rentas ge-neradas. Cuando los contratos nopuedan generar esa confianza, en-tonces puede haber un papel parala RSC, que viene a coincidir, denuevo, con el de la ética (12), en lamedida en que la creación de va-lor social suponga la cooperaciónentre clientes, proveedores, em-pleados, directivos, instituciones fi-nancieras y empresa.

Hay aún otro sentido en el quela RSC puede tener un lugar den-tro de la praxis de la dirección deempresas. Porque la maximizacióndel valor para los propietarios esun supuesto metodológico paraexplicar cómo actúan las empresas(«como si» maximizasen ese va-lor), e incluso podría ser conside-rado un criterio para la evaluaciónde la actuación de los directivos,pero no es un principio operacio-nal para dirigirlas. Por tanto, losdirectivos pueden necesitar unavariedad de criterios, principios yreglas, entre los cuales puede te-ner cabida la RSC. Y, de hecho, al-gunas propuestas sobre la RSC laentienden como una técnica dedirección o un área de gestión.Pero esto implica despojarla de sufunción normativa.

IV. CONCLUSIONES

Friedman (1970: 138) afirmabaque la responsabilidad de la per-sona a la que se atribuye la gestiónde la empresa es «llevarla a cabode acuerdo con sus deseos [de lospropietarios], que generalmenteserán ganar tanto como sea posi-ble, actuando de acuerdo con lasreglas básicas de la sociedad, tan-to las incorporadas en la ley comolas incluidas en las costumbres éti-cas». Se trata de un argumentonormativo de carácter privado: eso

es lo que los directivos tienen obli-gación de hacer, de acuerdo concriterios de justicia, porque eso eslo que los propietarios esperan.Pero si «la responsabilidad socialde las empresas es aumentar susbeneficios», estamos ante un ar-gumento normativo de caráctersocial. La función social de la em-presa es la eficiencia económica: lacreación del máximo valor posi-ble, más allá del que sus partíci-pes pueden conseguir individual-mente y a través del intercambioen el mercado.

A pesar de las numerosas críti-cas que se le han dirigido, la po-sición de Friedman no es arbitra-ria. La empresa es una institucióneconómica y, como tal, debe ac-tuar con criterios de eficiencia queforman parte de su función social.Pero, como ya hemos mostrado,esos criterios no son suficientes.¿Significa esto que hay un papelpara la RSC? Nos parece que la res-puesta es afirmativa, pero no talcomo se entiende a menudo enlos libros y artículos sobre estetema. Como técnica de gestión,o como actividad voluntaria con-sentida por los propietarios, la RSCno necesita justificación, pero tam-poco tiene una función normati-va. Y cuando se le atribuye esafunción normativa, cuando se sos-tiene que las empresas deben te-ner en cuenta la RSC, la estamosidentificando con la ética. Por de-cirlo de una manera tajante, noexiste la RSC; existe la responsabi-lidad que la empresa tiene, lo mis-mo que todas las personas y todaslas organizaciones. Y esa respon-sabilidad es de naturaleza ética.

¿Volvemos, pues, a la tesis deFriedman de que la responsabili-dad de la empresa es la eficiencia,siempre dentro de lo establecidopor la ley y por la ética? No exac-tamente, por dos razones. Prime-ra: Friedman considera a la éticacomo un conjunto de normas so-

ciales aceptadas para la conviven-cia, para evitar el engaño y el frau-de (un complemento de la ley, por-que ésta no puede abarcar todaslas situaciones relevantes), y nocomo un conjunto de criterios, va-lores y virtudes para la toma dedecisiones. Su concepto de éticaes, pues, insuficiente como guíade las decisiones humanas.

Y segunda, porque Friedmanconsidera que la decisión econó-mica es autónoma e independien-te de la ética, que, junto con la ley,es sólo una restricción externa.Mientras que el punto de vista queaquí presentamos es que las deci-siones tienen varias dimensionesque están siempre interconecta-das. No se trata de tomar decisio-nes eficientes una vez tenidas encuenta las restricciones señaladaspor la ley y por la ética, sino de to-mar decisiones que sean, a la vez,éticas y eficientes. La ética de mí-nimos no es suficiente cuando es-tamos analizando el comporta-miento óptimo del directivo.

NOTAS

(*) Este trabajo forma parte de las inves-tigaciones de la cátedra Economía y Ética, delIESE. Agradezco la financiación de la FundaciónJosé y Ana Royo, y los comentarios de los pro-fesores S. Ramakrishna Velamuri y Joan EnricRicart.

(1) No hay «un» paradigma económico,sino muchos. El que aquí presentamos es elde la «economía neoclásica», de acuerdo conla tesis de Friedman. La alternativa austriacamerece especial mención; véase HUERTA DE

SOTO (1999).

(2) Esto se aplica en un entorno con in-certidumbre cuando la toma de decisiones enla empresa está separada de la propiedad, elstock de capital es endógeno y la decisión for-ma parte de un proceso intertemporal.

(3) El primer teorema del bienestar, quemuestra que un equilibrio competitivo es unóptimo paretiano, equivale a introducir la«mano invisible» en el proceso. A partir de él,dado que cualquier distribución de recursospuede llevar a un óptimo paretiano, se pue-de llevar a cabo una «división del trabajo»entre el criterio de eficiencia (garantizado porlas condiciones del equilibrio competitivo) yel de justicia (variando la distribución inicial

ECONOMÍA DE MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA

8 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 28: PEE Num 108 - Funcas

de recursos de modo que se consiga el ópti-mo con la distribución de la renta deseada).Esto resuelve (al menos en teoría) el proble-ma de la justicia en la distribución (HAUSMAN,2003).

(4) La estructura de contratos puede re-solver las disputas sobre el capital físico (alie-nable), pero no sobre el capital humano ni so-bre los incentivos de los contratistas ajenos ala empresa (proveedores y clientes), que po-seen activos específicos cuyo valor se ve alte-rado por las decisiones de la empresa, y ese va-lor no puede protegerse en un contrato(GIBBONS, 2004).

(5) Ésta es la propuesta de KAUFMAN et al.(2003).

(6) Para un resumen de las teorías de laRSC, incluidas las éticas, cfr. GARRIGA y MELÉ

(2004).

(7) Aquí tendría vigencia el criterio deon-tológico, de acuerdo con el cual los directivostendrían con los propietarios una obligaciónfiduciaria de actuar de acuerdo con los deseosy las instrucciones de éstos (HASNAS, 1998).

(8) Como explica ILLANES (1994: 31), «laeficiencia es una cualidad de la que se hablacuando se considera “lo útil para”, lo “váli-do en orden a”, es decir, cuando nos situamosen el contexto de la conexión o relación en-tre medios y fines. De ahí la complejidad detoda afirmación de eficiencia, y particular-mente toda afirmación de eficiencia que vayamás allá del nivel técnico en sentido estrictoo restringido, es decir, que no se limite a se-ñalar la capacidad de un determinado mediopara producir un determinado fin (...). Un dis-curso que se desarrolla en términos de efi-ciencia es, por eso, un discurso incompleto,suspendido en el vacío; o bien, en otros ca-sos, un discurso que no pone de manifiestosus implícitos, pues está presuponiendo undeterminado fin, aunque a veces no lo mani-fieste de forma clara».

(9) Por eso, ARGANDOÑA (1989) afirma quela ética es la condición de equilibrio de todoslos sistemas humanos.

(10) MARGOLIS y WALSH (2003) hacen unexcelente resumen de los intentos de encontraruna relación entre RSC y beneficios, y de losproblemas metodológicos y prácticos que eseintento plantea.

(11) Véase en REINHARDT (2004) un estu-dio de los problemas creados cuando se in-tenta internalizar los efectos externos y la pro-visión privada de bienes públicos.

(12) ROSANAS (2004) explica las condicionesque se deben dar para que, con racionalidadlimitada (bounded rationality), se cree con-fianza en una organización, cuando los agen-tes actúan movidos por «intereses elevados» yresisten la tentación del oportunismo. En estas

condiciones, la RSC (entendida de nuevo comoresponsabilidad ética) puede permitir una apro-ximación al óptimo social a largo plazo.

BIBLIOGRAFÍA

ARGANDOÑA, A. (1989), «Relaciones entre eco-nomía y ética», IESE, Working paper, n.º 166.

AVI-YONAH, R. S. (2005), «The cyclical transfor-mations of the corporate form: a historicalperspective on corporate social responsi-bility», University of Michigan Law School,Working paper, n.º 38.

BAKER, G.; GIBBONS, R., y MURPHY, K. J. (2002),«Relational contracts and the theory of thefirm», Quarterly Journal of Economics, 117.

BOATRIGHT, J. R. (2002), «Ethics and corporategovernance: justifying the role of sharehol-der», en BOWIE, N. E. (ed.), The BlackwellGuide to Business Ethics, Blackwell, Oxford.

BRADLEY, M.; SCHIPANI, A.; SUNDARAM, A. K., yWALSH, J. P. (1999), «The purposes and ac-countability of the corporation in the con-temporary society: corporate governanceat the crossroads», Law and Contempo-rary Problems, Duke University, 62.

COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS (2001), Li-bro Verde: Fomentar un marco europeopara la responsabilidad social de las em-presas, Comisión de las Comunidades Eu-ropeas, Bruselas.

FRIEDMAN, M. (1953), «The methodology of po-sitive economics», en FRIEDMAN, M., Essaysin Positive Economics, University of Chi-cago Press, Chicago.

— (1962), Capitalism and Freedom, Univer-sity of Chicago Press. Chicago.

— (1970), «The social responsibility of busi-ness is to increase its profits», The NewYork Times Magazine, 13 de septiembre.Reproducido en HOFFMAN, W. M., y FREDE-RICK, R. E. (eds.), Business Ethics. Readingsand Cases in Corporate Morality, McGra-wHill, Nueva York, 1995, tercera edición.

GARRIGA, E., y MELÉ, D. (2004), «Corporate so-cial responsibility: mapping the territory»,Journal of Business Ethics, 53.

GIBBONS, R. (2004), «Four formal(izable) theo-ries of the firm?», MIT Department of Eco-nomics, Working paper, 04-34.

HASNAS, J. (1998), «The normative theories ofbusiness ethics: a guide for perplexed»,Business Ethics Quarterly, 8, 1.

HAUSMAN, D. M. (2003), «Philosophy of eco-nomics», en ZALTA, E. N. (ed.), StanfordEncyclopedia of Philosophy, http://pla-to.stanford.edu/entries/economics (con-sultado en abril de 2005).

HUERTA DE SOTO, J. (1999), «The ethics of ca-pitalism», Journal of Markets and Mora-lity, 2, 2.

ILLANES, J. L. (1994), «El mercado: ética y efi-ciencia», en MELÉ, D. (ed.), Ética, merca-do y negocios, Eunsa, Pamplona.

JENSEN, M. C. (2001), «Value maximization, sta-keholder theory, and the corporate objec-tive function», Journal of Applied Corpo-rate Finance, 14.

KAPSTEIN, E. (2001), «The corporate ethics cru-sade», Foreign Affairs, septiembre/octubre.

KAUFMAN, A.; ENGLANDER, E., y WOOD, C. H. (2003),«A team production model of corporategovernance revisited», George Washing-ton University School of Business and PublicManagement, SMPP Working paper, 03-03.

LOZANO, J. M. (2000), «Companies and society.Ethical responsibilities», en VERSTRAETEN, J.(ed.), Business Ethics. Broadening the Pers-pectives, Peeters, Leuven.

MARGOLIS, J. D., y WALSH, J. P. (2003), «Miseryloves companies: rethinking social initiati-ves by business», Administrative ScienceQuarterly, 48.

MECKLING, W. H. (1976), «Values and the choi-ce of the model of the individual in the so-cial sciences», Schweizerische Zeitschriftfür Volkswirtschaft und Statistik, otoño.

MISES, L. (1949), Human Action. A Treatise onEconomics, Yale University Press, New Haven.

PÉREZ LÓPEZ, J. A. (1993), Fundamentos de ladirección de empresas, Rialp, Madrid.

REINHARDT, F. L. (2004), «Environmental pro-tection and the social responsibility of firms:Perspectives from the business literature»,Harvard Business School, mímeo.

ROSANAS, J. M. (2004), «Bounded rationality,value systems and time-inconsistency ofpreferences as rational foundations forthe concept of trust», IESE, Working pa-per, n.º 567.

SALAS, V. (2004), «El buen “performance” dela empresa», en Segundas Jornadas sobrela singularidad de las Cajas de Ahorro es-pañolas, Federación de Usuarios de Cajas,Zaragoza.

THE ECONOMIST (2005), «The good company. Asurvey of corporate social responsibility»,22 de enero.

VOGEL, D. (2004), «Is there a market for virtue?A critical appraisal of corporate social res-ponsibility», presentado a la TransatlanticBusiness Ethics Conference, Barcelona, 1-3 de octubre de 2004.

WINCH, D. (1971), Analytical Welfare Econo-mics, Penguin Books, Harmondsworth.

ANTONIO ARGANDOÑA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 9

Page 29: PEE Num 108 - Funcas

I. INTRODUCCIÓN (*)

D IARIOS de información eco-nómica, direcciones de In-ternet, revistas académicas

y publicaciones profesionales de-baten con frecuencia en torno almodelo de gobierno de la em-presa (1), en especial de las gran-des compañías, donde suele sermayor la separación entre la pro-piedad y la dirección (el control).A la vez, aportan numerosas no-ticias dentro del ámbito de la res-ponsabilidad social corporativa y la«ciudadanía empresarial».

Así, está de moda aludir a lospartícipes (stakeholders) o par-tes interesadas en la buena mar-cha de la compañía y, consiguien-temente, en paralelo, se habla deun esquema de empresa pluralis-ta, comunitario o estratégico, elcual: a) toma como guía la crea-ción de riqueza neta total para el conjunto de las diversas par-tes o grupos que de alguna for-ma invierten en la empresa y/oson afectados por ella (accionis-tas, acreedores, clientes, directi-vos, empleados, proveedores,…);b) articula ciertas formas de par-ticipación en la dirección y ges-tión de la compañía («voz»), almenos para los principales stake-holders. Los más atentos a la eco-nomía política de las corporacio-nes y su función social no dudanen utilizar incluso la expresión«democracia stakeholder», pre-sentándola, tal vez con ciertadesmesura, como una tercera víaentre las dos tradicionales para

organizar la propiedad de los me-dios de producción y los sistemaseconómicos.

Sin embargo, en la práctica,detrás de la proliferación de la pa-labra stakeholder se sitúan enfo-ques algo diversos en torno a losfundamentos de dicha orienta-ción de las compañías, así comoa su organización y consecuen-cias prácticas. Además, el mode-lo financiero, o «principal-agen-te», goza de muy buena salud,como lo evidencia que algunosden por cierto su triunfo definiti-vo, es decir, crean que se ha al-canzado el «fin de la historia»también en el ámbito del gobier-no de la empresa (Hansmann yKraakman, 2001). Por ello, siguenabundando quienes consideranque el eje central del gobierno delas corporaciones se sitúa en elcontrol de los problemas de agen-cia entre accionistas (principales)y directivos (agentes) y aportan ra-zones en contra de la citada visiónpluralista. Estiman que la únicaresponsabilidad social de la em-presa es generar beneficios con elfin de crear valor para los accio-nistas y «maximizar» el precio enBolsa de sus títulos. El énfasis enesos problemas de agencia enla-za con el parecer de Adam Smithal referirse a la administración delas compañías por acciones:

Como los Directores de semejantesCompañías no manejan más que elfondo ageno sin tener parte inme-diata en sus intereses, no es regu-lar prometerse el que pongan en

VALOR ACCIONARIAL Y ORIENTACIÓN STAKEHOLDER:

BASES PARA UN NUEVO GOBIERNOCORPORATIVO

José Miguel RODRÍGUEZ FERNÁNDEZUniversidad de Valladolid

10

Resumen

Desde hace tiempo, se debate periódica-mente acerca de la finalidad última del go-bierno de la empresa. La controversia principalgira alrededor del modelo financiero y la orien-tación stakeholder, la cual, a su vez, puede serun fundamento sólido para la «responsabili-dad social corporativa». Aquí se presentan al-gunos argumentos estrictamente económicospara justificar la progresiva relevancia teóricay práctica del modelo stakeholder, sobre todoa la vista de los cambios en el entorno em-presarial actual. Se vislumbran unas firmas enrégimen de multiagencia, basadas en redes derecursos críticos, con diversos partícipes suje-tos a riesgos específicos, atentas a internalizarefectos externos y más orientadas hacia la crea-ción de riqueza neta total.

Palabras clave: gobierno de la empresa,modelo principal-agente, teoría stakeholder,responsabilidad social corporativa.

Abstract

For some time now there has been periodicdiscussion on the ultimate purpose of corporategovernance. The main controversy revolvesaround the financial model and the stakeholderapproach, which may in turn be a sound foun-dation for «corporate social responsibility».Some strictly economic arguments are presen-ted here to justify the theoretical and practicalimportance of the stakeholder model, espe-cially in the light of the changes in the currentbusiness environment. Firms are envisaged ona multi-agency basis, supported by networksof critical resources, with various stakeholderssubject to specific risks, concerned to internalizeexternalities and more geared to the creationof total net wealth.

Key words: corporate governance, princi-pal-agent model, stakeholder theory, corpora-te social responsibility.

JEL classification: G34, M14.

Page 30: PEE Num 108 - Funcas

su negociación la vigilancia quecualquiera Miembro de una Com-pañía que vela sobre su caudal pro-pio […]. No puede menos de pre-valecer por ello la negligencia y laprofusión en el manejo de los ne-gocios de tales Compañías (Smith,1794, tomo IV: 86) (2).

El largo debate entre ambosmodelos de organización empre-sarial continúa, pues, abierto ymuy vivo. Las páginas que siguenvan a intentar ofrecer un examende los argumentos que se mane-jan en la controversia. En lo fun-damental, se hablará sólo desdeel análisis económico, aunque aveces «deconstruyendo» los ra-zonamientos, en el sentido de Jac-ques Derrida, para conocer mejorlos materiales de la edificación ló-gica, cómo se ensamblan los ele-mentos y cuáles son sus pilaresmenos evidentes.

En último término, se percibiráque, en nuestros días, la puestaen duda del modelo financiero, yel consiguiente atractivo del en-foque stakeholder, tienen muchoque ver con:

a) La relevancia de los con-tratos implícitos, la confianza y lareputación dentro de las actua-les economías, en un entorno enque el «capital social» o relacio-nal de las compañías ayuda amantener su competitividad y espreciso adoptar una visión «mul-tiagencia», más amplia que lasimple conexión accionistas-di-rectivos.

b) La importante función quetienen las inversiones específicas(3), los activos coespecializados ylas redes de conocimientos, ele-mentos fundamentales para fo-mentar la innovación, respecto alos cuales la nueva (o «moderna»)teoría de los derechos de propie-dad y el enfoque cognitivo de laorganización nos han abierto otrasperspectivas.

c) El hecho de que, en funciónde lo anterior, parece vislumbrar-se una manera distinta de apre-ciar quiénes soportan riesgos re-siduales (específicos) y, por tanto,están probablemente legitimadospara participar de algún modo enel control de la dirección y la ges-tión de la empresa.

d) La existencia de «externa-lidades» (efectos externos o so-bre terceros) que las corporacio-nes han de acostumbrarse a«internalizar» —interiorizar o te-ner en cuenta— en sus cálculos,según nos enseña la economía delbienestar, dentro de un contextoen el cual ha de valorarse la sos-tenibilidad en el uso de los recur-sos disponibles y no parece creíblela existencia de un «orden es-pontáneo» conducente al bienes-tar óptimo.

Todo ello permite deducir losfundamentos económicos de latan mencionada responsabilidadsocial de las empresas, en cuantoorganizaciones de las que habríade esperarse una preocupación bá-sica: crear valor para el conjuntode sus «partes interesadas», en tér-minos financieros, no financierosy a lo largo del tiempo, fomen-tando el diálogo con los stakehol-ders y asegurando su participaciónen las decisiones importantes. Estaafirmación tiene una triple ver-tiente. Sin duda, quiere decir queno sólo son relevantes los resulta-dos económicos, sino también lossociales y medioambientales. Peroademás implica que, junto con elcapital tangible y los recursos fi-nancieros, también debe preser-varse el capital organizacional, ba-sado en activos intangibles, quedetermina la competitividad a lar-go plazo, a la vez que ha de pro-tegerse el capital natural o me-dioambiental transmisible a lasgeneraciones futuras. Y, por últi-mo, significa no identificar la res-ponsabilidad social de las compa-

ñías con la mera «acción social em-presarial», de carácter voluntario,altruista y externo, ni con la «fi-lantropía estratégica» o el marke-ting social corporativo.

El presente artículo está orga-nizado así. De entrada, se perfila-rán los antecedentes históricos deldebate al que se viene aludiendo,junto con los diferentes modelosde gobierno de la empresa habi-tualmente analizados en la litera-tura especializada. A continuación,nos centraremos en el estudio delos dos modelos fundamentalesya mencionados, el financiero y el pluralista, tras esbozar, comomarco de referencia general, losprincipales rasgos del nuevo en-torno económico y empresarial.De modo sucesivo, se discutirádesde diferentes ángulos la lógicaeconómica de cada uno de esosmodelos: naturaleza de la empre-sa y función del capital relacional;consecuencias de tener en cuen-ta la importancia de las inversionesespecíficas y las redes de conoci-mientos; el problema de la asig-nación de los derechos residualesde control, y la relación entre mo-delos de gobierno de la empresay bienestar general. Algunas con-sideraciones finales pondrán tér-mino a estas páginas.

II. EL GOBIERNO DE LAEMPRESA: ANTECEDENTESY PERSPECTIVAS

Parece que ha de atribuirse aEells (1960: 108) la autoría de laexpresión «gobierno de la em-presa» (corporate governance),entendido como «la estructura yfuncionamiento del sistema polí-tico [polity] corporativo». Dentrode su perspectiva, diversos gru-pos de partícipes contribuyen consus aportaciones a la buena mar-cha de la empresa y constituyen ala vez «partes acreedoras» (clai-mants), es decir, lo que ahora de-

JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 11

Page 31: PEE Num 108 - Funcas

nominamos partes interesadas ostakeholders. En dicho marco, elpropósito de las compañías seorienta simultáneamente hacia larentabilidad a largo plazo y lacompleta toma en consideraciónde sus compromisos con la so-ciedad.

Desde ese prisma, cabe enten-der el gobierno de las compañíasen un sentido muy amplio. En con-creto, como conjunto de estruc-turas, reglas y procedimientos ins-titucionales que determinan elejercicio del poder de control, losincentivos de los diversos partíci-pes (accionistas, directivos, em-pleados, acreedores, clientes, pro-veedores, etc.), la realización deinversiones y la distribución de ries-gos, así como la generación y elposterior reparto del excedente lo-grado por la firma.

No obstante, pese a la clara vi-sión dentro de la que Eells inser-ta su referencia al gobierno cor-porativo, la puesta en circulacióndel nuevo término se vio bastan-te pronto condicionada por el re-surgir de las tesis liberales en elcampo de la economía y los ne-gocios. En consecuencia, pocomás de diez años después ese con-cepto de gobierno empieza a serconvenientemente reinterpreta-do y reducido, para limitarlo a losesquemas jurídicos, instrumentosy mecanismos de actuación me-diante los cuales los aportantes decapital financiero se aseguran quela dirección y gestión de la com-pañía se realiza en función de sus intereses (véase, entre otros,Shleifer y Vishny, 1997). A esterespecto, por lo general, el énfa-sis pasa a recaer en garantizar quelos directivos trabajen en beneficio(nunca mejor dicho) de los accio-nistas (Mayer, 1996).

En realidad, tras estas dos in-terpretaciones tan distintas del sis-tema político empresarial emer-

gen asuntos importantes que des-de hace largo tiempo se vienendiscutiendo en la literatura eco-nómica y jurídica: la naturaleza y,por ende, el objetivo general delas compañías en las economíasde mercado, los intereses legíti-mos correspondientes, los meca-nismos para encauzar esos inte-reses y reflejarlos en las decisiones,etcétera.

Por ejemplo, a lo largo del sigloXIX, los juristas debatieron larga-mente acerca de la naturaleza le-gal de la personalidad otorgada alas compañías por el derecho desociedades.

De una parte, el alemán VonJhering (1818-1892), secundadopor el estadounidense Nohfeld(1879-1918), defendió la teoríade la corporación como una «fic-ción», creada y protegida por laley, cuya esencia se reduce a unaasociación privada entre sus ac-cionistas, quienes agregan y unenmediante contrato sus derechosde propiedad individuales y de-vienen propietarios de la compa-ñía bajo un nombre colectivo: deahí el posible problema de agen-cia y la consiguiente obligación fiduciaria de los directivos para ac-tuar en interés de los menciona-dos accionistas. Su posición, ba-sada en la tradición legal romana,es una defensa del orden jurídi-co-liberal, la propiedad privada,los intereses individuales y la efi-ciencia económica.

En cambio, otro alemán, VonGierke (1841-1921), historiadordel derecho, sigue lo que se de-nomina «teoría orgánica»: en-tiende la corporación como unapersona legal distinta y separadade sus accionistas o socios, expre-sión de un nivel intermedio de ac-tividad económica entre el Estadoy el mercado, con una existenciareal y reconocida que va más alláde una mera ficción legal. La com-

pañía no es una simple agregaciónde los derechos de propiedad delos socios. Más bien constituye unaentidad responsable de sus actua-ciones y consecuencias, con dere-chos y obligaciones en cuanto tal,de modo que existe un interés ge-neral propio de la empresa, inde-pendiente de los intereses de susaccionistas. Unas ideas recogidasdespués en la teoría jurídica de lainstitución y la teoría institucionalde la empresa, desarrolladas enFrancia por los juristas Hauriou yRipert, respectivamente, donde seniega a los directivos y adminis-tradores la función de agentes delos accionistas (véase Capilla Ron-cero, 1993: 44-78; Mayson y otros,1996: 142-143; Aglietta y Rebé-rioux, 2004: 65-66).

En los comienzos de siglo XXel contraste de posiciones siguiósiendo evidente. Tras el artículopionero de Clark (1916) acerca dela responsabilidad social de lascompañías, la doctrina estableci-da en 1919 por el Tribunal Supre-mo de Michigan en el caso Dod-ge vs. Ford Motor Co. sugiere algomuy distinto: una corporación seorganiza y administra fundamen-talmente en beneficio de sus ac-cionistas; los directivos sólo tienencapacidad discrecional en cuantoa la elección de los medios paraalcanzar ese fin.

Y, años después, en plena di-gestión de la gran crisis de 1929,retorna el debate en el ámbito ju-rídico. Así, Dodd (1932) entendíaque los derechos de propiedad ylos negocios gozan de protecciónlegal en cuanto benefician y es-tán al servicio del conjunto de lasociedad. Defendió la importan-cia de las aportaciones realizadasa la empresa por los partícipes —en su terminología, constituen-cies— distintos a los accionistas y,en consecuencia, presentó la fi-gura de los administradores deuna compañía como fiduciarios

VALOR ACCIONARIAL Y ORIENTACIÓN STAKEHOLDER: BASES PARA UN NUEVO GOBIERNO CORPORATIVO

12 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 32: PEE Num 108 - Funcas

de todos los stakeholders. Reba-tía de este modo a su colega Ber-le (1931), quien era reacio, por ra-zones prácticas, a apartarse de lavisión clásica, según la cual la res-ponsabilidad fiduciaria de los di-rectivos de las compañías estribaen «maximizar» las rentas y cuasi-rentas económicas (4) de los ac-cionistas. Berle creía que todavíano se había perfilado un esquemaclaro y realmente aplicable que per-mitiese un enfoque alternativo delgobierno de la empresa. Y esto auncuando, hacia la misma época, ensu conocido libro The Modern Cor-poration and Private Property, es-crito junto con Means, admitiócomo imaginable que el control delas grandes compañías debiera evo-lucionar para quedar en manos deuna tecnocracia neutral, encarga-da de equilibrar los derechos de lasdiversas partes interesadas (Berle yMeans, 1932: iiii).

Tres décadas más tarde, en losaños sesenta, se reemprende la discusión. Hayek (1960) propusocentrar a las empresas en el obje-tivo básico de maximizar el rendi-miento a largo plazo del capitalconfiado a los directivos por partede los accionistas, para evitar losprobables efectos indeseables de-rivados de «la moda» de guiarsepor consideraciones sociales. Enuna línea similar, Friedman (1962)intentó zanjar cualquier debateasegurando que la única respon-sabilidad social de las compañíases incrementar sus beneficios, den-tro del respeto al marco legal y a laética de la competencia leal. La ló-gica del modelo de empresa «prin-cipal-agente» que ahí subyace que-daba bien refrendada cuando, enparalelo, Rostow (1959) y Manne(1964) presentaban el mercado decontrol corporativo y sus ofertaspúblicas de adquisición como uninstrumento útil para conseguirorientar a las empresas hacia taldirección. Frente a ellos, tras la re-flexión de Bowen (1953) en torno

a las responsabilidades de los di-rectivos más allá de los estrechosintereses de los accionistas, Gal-braith (1967) presentó a las cor-poraciones modernas en manosde una tecnoestructura cuyos ob-jetivos son múltiples y complejos.Y, precisamente por el poder demercado de esas corporaciones ysu impacto social, se requiere unaAdministración pública y unas or-ganizaciones sociales que actúencomo un «poder compensador»(Galbraith, 1952).

Pues bien, durante la segundamitad de la década de los noven-ta ha vuelto a emerger la polémi-ca, esta vez como reacción frentea una literatura teórica y unasprácticas empresariales que, a lolargo de los últimos veinticincoaños, han insistido en la creaciónde valor para el accionista comoreferencia única y última de la ac-tividad mercantil. Y es que, por unlado, aprovechándose de enfo-ques en buena medida derivadosde la nueva economía institucional(5), en los últimos tiempos el mo-delo financiero de empresa ha sidoampliamente propagado por aca-démicos, consultores, auditores,grupos de presión, etc., defen-diéndolo incluso como un objeti-vo normativo imprescindible parafomentar el bienestar del conjun-to de la sociedad (Jensen, 2001).Sin embargo, por otra parte, lasdebacles de Enron, WorldCom yParmalat —más sus derivacionesvía el caso Andersen—, con susprácticas de «contabilidad creati-va» y «gestión de las ganancias»,han reintroducido las dudas acer-ca de ese enfoque «principal-agente» y la eficacia de los mu-chos códigos convencionales debuen gobierno corporativo reco-mendados insistentemente du-rante los pasados años.

Existen ocasiones en que la li-teratura especializada alude aotros modelos de empresa. En este

sentido, con cierta frecuencia sehabla también del esquema polí-tico y el enfoque de la actuaciónleal (stewardship), como señalanHawley y Williams (1996). Sin em-bargo, el primero no se sale delmarco del modelo financiero. Sim-plemente insiste en que, ademásde aprovechar la vigilancia por par-te de los mercados de capitales,también podrían emplearse «víaspolíticas» —activismo de los ac-cionistas, coordinación entre ellos,democratización de las asambleasgenerales de las compañías, etc.—para lograr que los directivos tra-bajen al servicio de los accionistas.El segundo enfoque mencionadotambién responde al análisis prin-cipal-agente. Eso sí, considera quelos directivos se orientan por susdeseos de autorrealización y res-ponsabilidad profesional. Por tan-to, cooperan lealmente, pese a susposibles intereses particulares, paraalcanzar la maximización de la ri-queza de los accionistas. Son bue-nos y diligentes «mayordomos» alservicio de sus «señores».

Desde un ángulo diferente, Kea-sey y otros (1997) aluden a unmodelo de mercado miope y al pa-radigma de abuso del poder eje-cutivo. No obstante, de hecho,tampoco el énfasis en la miopíadel mercado nos sitúa fuera del es-quema principal-agente. Tan sóloviene a resaltar que existen dudasacerca del grado concreto de efi-ciencia de los mercados de capita-les a la hora de valorar las acciones.Su posible miopía puede conducira infravalorar sistemáticamente losrendimientos esperados de las in-versiones a largo plazo en capitalfijo, I+D+i (investigación, desarro-llo e innovación), formación, etcé-tera. En consecuencia, cabe quelos directivos de las compañías seguíen sólo por el precio de la ac-ción en cada momento y sus reac-ciones previsibles a corto término,olvidando la creación de valor alargo plazo para los accionistas.

JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 13

Page 33: PEE Num 108 - Funcas

Por su parte, el modelo de abusodel poder ejecutivo comparte labase de la perspectiva stakeholder:la empresa ha de administrarse deacuerdo con los intereses del con-junto de los partícipes. Ahora bien,se caracteriza por subrayar que unpoder excesivo en manos de los di-rectivos puede ser utilizado por és-tos para poner la firma al serviciode sus exclusivos intereses, apro-vechando la ausencia de un controlefectivo sobre ellos y la dificultadpara evaluar la justificación globalde sus decisiones.

Se observa, pues, que cabecentrar el núcleo del análisis enlos dos arquetipos corporativos alos que se viene aludiendo desdepáginas atrás. A continuación, sepresentan los principales elemen-tos que perfilan cada uno de ellos,junto con sus respectivos argu-mentos económicos. Es cierto queno falta quien intenta combinarlos dos enfoques, hablando asídel modelo financiero «matiza-do» o «ilustrado» o, lo que es lomismo, la orientación stakehol-der «matizada» o «ilustrada» (en-lightened). Sin embargo, convie-ne advertir que en realidad no seabandona el modelo financiero.Se dice adoptar la teoría stake-holder, pero es sólo desde unaperspectiva puramente instru-mental: los accionistas conservansu soberanía absoluta, si bien tie-nen presentes las demandas delas demás partes interesadas encuanto son medios para alcanzarun mayor valor a largo plazo paralos propios accionistas (Phillips yotros, 2003; Rodríguez Fernán-dez, 2003: 86-88).

III. LA VISIÓN FINANCIERA Y LA PERSPECTIVASTAKEHOLDER: PUNTOSDE DEBATE

El modelo financiero, o «prin-cipal-agente», se corresponde con

la visión estándar de la firma comonexo contractual, dentro del cuallos accionistas ejercen la prima-cía, tienen derecho a controlar enexclusiva el Consejo de Adminis-tración y supervisan las accionesde la dirección para lograr que lacompañía no se desvíe del objeti-vo general de crear valor paraellos. Esto lleva implícita la bús-queda continua de un beneficioextraordinario o puro, es decir, deuna «superrentabilidad», pues lamencionada creación de valor exi-ge, finalmente, que los accionis-tas alcancen un rendimiento su-perior al coste de oportunidad orentabilidad mínima exigida a suinversión.

En contraste, en el modelo sta-keholder la firma se entiende co-mo una organización que, me-diante la producción de bienes yservicios, desea satisfacer las ne-cesidades de los diferentes gruposque la integran, y de los cuales de-pende para su supervivencia. Cadapartícipe tendrá su propio objeti-vo personal, pero sólo lo alcanza-rá a través de su compromiso conla acción colectiva realizada a tra-vés de la firma. En dichas condi-ciones, se considera que el objeti-vo económico general de estaúltima estriba en promover la crea-ción y el crecimiento en el tiem-po de la riqueza neta total para elconjunto de los partícipes, inclu-yendo el cómputo de los efectosexternos positivos y negativos. Di-cho en otras palabras, generar ren-tas y cuasi-rentas económicas paralos diversos stakeholders, tenien-do en cuenta precios y costes deoportunidad (6). De ahí que se in-tente facilitar algunas vías para laintervención de, al menos, los prin-cipales partícipes en la dirección ygestión de la compañía, a la vezque han de equilibrarse todos losintereses involucrados en la firma—como en una coalición o cáma-ra de compensación—, aun ad-mitiendo que dichos intereses, a

veces, pueden ser contrapuestos.Esto último es reflejo de una di-námica general de la vida econó-mica, caracterizada por la presen-cia simultánea del conflicto y dela cooperación entre los actoressociales. Se trata de una situaciónen que es aplicable la idea de un«juego cooperativo con negocia-ción» (Sacconi, 2004).

Hasta aquí, grosso modo, losperfiles generales de ambos en-foques del gobierno corporativo.Ahora hemos de preguntarnoscuáles son los postulados esen-ciales y los planteamientos eco-nómicos adoptados en cada uno.Como respuesta, puede ser útil elresumen recogido en el cuadronúmero 1, el cual nos guiará en loque sigue. Un comentario másamplio de todo ello se ofrece enRodríguez Fernández (2003), don-de además se presenta una brevejustificación de la teoría stake-holder con diversos argumentoséticos (a este respecto, véase tam-bién Phillips y otros, 2003).

IV. EL NUEVO MARCOECONÓMICO

Para entender mejor el debateactual entre uno y otro modelo deempresa, resulta obligado recor-dar en pocas líneas los cambiosfundamentales que hoy caracte-rizan el entorno económico (Ro-dríguez Fernández, 2003: 45-50;Asher y otros, 2004).

Primero, la combinación de des-regulación, avances en las teleco-municaciones y globalización hamejorado la posición de los con-sumidores. Es el resultado de unacceso rápido y fácil a gran varie-dad de fuentes de información ya multitud de suministradores debienes y servicios. La reputación, laimagen y la identidad empresarialrefuerzan su importancia a medi-da que la relación precio-calidad-

VALOR ACCIONARIAL Y ORIENTACIÓN STAKEHOLDER: BASES PARA UN NUEVO GOBIERNO CORPORATIVO

14 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 34: PEE Num 108 - Funcas

prestaciones de los productos lle-ga a ser más difícil de evaluar y di-ferenciar en el actual marco.

Además, ha aumentado el po-der y la influencia de las grandescompañías, a la par que ha per-dido peso el sector público en laeconomía. Los ciudadanos, preo-cupados por la falta de cohesiónsocial, vuelven sus ojos hacia esasempresas y les exigen responsa-bilidad y transparencia. Por tan-to, la dirección estratégica cor-porativa percibe la necesidad degenerar confianza y legitimarseante la sociedad, a la vez queafronta complejos problemas dedistribución de rentas y cuasi-ren-tas económicas entre los diversosstakeholders.

En tercer lugar, los activos fí-sicos han llegado a ser menos es-pecíficos para las organizacionesy, en consecuencia, ya no consti-tuyen las fuentes principales derentas y cuasi-rentas económicas,como solían serlo. Han contribui-do a ello la reducción de los cos-tes de comunicación y el mejorfuncionamiento de los mercadosde capitales. Pasan a ser más re-levantes que nunca los activos in-tangibles y las inversiones espe-cíficas realizadas en ellos. Se da lacircunstancia de que unos activos

físicos menos específicos condu-cen a apostar por una direccióny gestión empresarial más some-tida a la valoración «objetiva» delmercado de capitales, pero unosactivos intangibles más específi-cos parecen exigir dar mayor ca-bida a la «proximidad», esto es,a la supervisión derivada de unaactiva participación de determi-nados stakeholders no financierosen las grandes decisiones (Booty otros, 2005; Osterloh y Frey,2005).

Por otro lado, en un mundoglobalizado, aumenta la compe-tencia y se refuerza la necesidadde innovar los procesos de pro-ducción y mejorar la calidad de losbienes y servicios. Esto exige em-pleados con talento, un saber quese comparte y multiplica. Las re-des de información pasan a serelemento clave para la competiti-vidad. Es la empresa «desmate-rializada». En vez de grandes con-glomerados corporativos, emergenorganizaciones de no muy eleva-do tamaño, en las cuales la preo-cupación clave comienza a sercómo facilitar y potenciar el tra-bajo de profesionales altamentecapacitados, los cuales a su vezmantienen relaciones cruciales ycontinuas con otras organizacio-nes similares.

Por último, la mayor compe-tencia en los mercados de bienesintermedios ha animado la re-ducción del grado de integraciónvertical de las compañías: se re-nuncia al control directo de los proveedores, sustituyéndolo porformas menos rígidas de colabo-ración. La gestión de relaciones ad-quiere gran relevancia. Se desdi-bujan las fronteras entre las firmasa medida que emergen organiza-ciones en red con largas cadenasde suministradores, alianzas es-tratégicas, etc. En cierto modo, lasempresas no tienen ya una «es-tructura localizada», pues traba-jan conjuntamente y en interac-ción con otras, dentro de un marcode colaboraciones donde la con-fianza es un elemento relevante.

Estas mutaciones en el entor-no económico de las firmas plan-tean serios interrogantes para sugobierno y afectan a elementosclave del mismo: incentivos pararealizar inversiones específicas, sis-temas de cálculo del valor totalneto creado, mecanismos de re-parto de riesgos y resultados, es-tructuras para articular la partici-pación de los diferentes «gruposinteresados» e instrumentos ins-titucionales para orientar el com-portamiento de los directivos y es-tablecer sus retribuciones.

JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 15

CUADRO N.º 1

COMPARACIÓN ENTRE LOS DOS PRINCIPALES MODELOS DE GOBIERNO DE LA EMPRESA

Elemento teórico Modelo financiero o accionarial Modelo pluralista o stakeholder

Propiedad y mercados Instituciones naturales Construcciones socialesNaturaleza de la empresa Ficción legal Coalición de interesesContratos Sobre todo explícitos Explícitos e implícitosComportamiento personal Oportunista y doloso Valora confianza y cooperaInversiones específicas Accionistas Diversos partícipesImportancia de los recursos Sólo instrumentos Críticos para sobrevivirPartícipes sujetos a riesgos Accionistas Diversos partícipesClave del gobierno corporativo Problema de agencia Compromiso de los partícipesObjetivo de la empresa Crear valor para los accionistas Crear riqueza neta totalFunción de los directivos Agentes de los accionistas Fiduciarios de los partícipesFuncionamiento del mercado Sin efectos externos apreciables Efectos externos relevantesCriterio para asignar recursos Eficiencia Eficiencia y equidad

Page 35: PEE Num 108 - Funcas

V. LA EMPRESA Y SU CAPITAL RELACIONAL

Como se pondrá de manifies-to en varias ocasiones a lo largo deestas páginas, de hecho las basesdel modelo «principal-agente» de-rivan de la filosofía del individua-lismo posesivo y propietarista ar-ticulada por el inglés Locke y elescocés Hume durante los siglosXVII y XVIII. Los seres humanos,libres, autónomos, movidos porsu propio interés hedonista y re-pletos de necesidades y deman-das, se enfrentan a un mundo depenurias, de limitaciones natura-les. Esta situación requiere sacrifi-cio y disciplina (no malgastar), loque, a su vez, exige la capacidadpara apropiarse de los bienes y si-túa en primer término la preocu-pación por la eficiencia (relaciónresultado-esfuerzo).

En tal marco, la asignación delos recursos escasos del conjuntode la sociedad exige la definicióny atribución de los derechos depropiedad para utilizar esos recur-sos (Demsetz, 1967). Es la propie-dad privada como dato o «situa-ción de la naturaleza», protegidapor un derecho sagrado, inviola-ble e imprescriptible, del mismocarácter e importancia que la li-bertad. Las personas forman par-te de la sociedad con el propósitode gozar de sus bienes en paz yseguridad, de modo que la de-fensa de la propiedad privada esel único fin del Gobierno o, másexactamente, del Estado (Locke,1764, cap. II, sec. 6; cap. VII, sec.94; cap. XI, secs. 134 y 138). A de-cir verdad, se considera que el Es-tado fue establecido para defenderal rico frente al pobre (Smith,1794, tomo IV: 40). A su vez, ladelimitación de derechos introdu-cida por la propiedad requiere delmercado en cuanto institución na-tural que actúa como espacio decoordinación y de reasignación derecursos, de intercambio y de apro-

piación: todo es comercializable,real o potencialmente.

Esta perspectiva de la propie-dad privada y de los mercados hasido vigorosamente rebatida, demodo que, en un enfoque stake-holder, habría que entender másbien que ambas son construccio-nes sociales. Así, Etzioni (1998) yHeilbroner (1974, caps. 2 y 3), en-tre otros, han señalado que nohay razones a priori para argu-mentar que el actual esquema derelaciones de propiedad y contra-tos vía mercados es más «natu-ral» que cualquier posible alter-nativa, salvo que se quiera desafiartodo un cúmulo de experienciahistórica, análisis antropológico yevidencia sociológica. Con mayorrazón todavía, las compañías mer-cantiles, como las actuales socie-dades anónimas, son una cons-trucción social que responde a losintereses y necesidades de una co-munidad en una época histórica.Recuérdese que en sus momen-tos iniciales, y debido a su res-ponsabilidad patrimonial limita-da, la creación de las sociedadesanónimas se entendía como unprivilegio concedido a unos par-ticulares por el poder público.

Organizada conforme a un es-quema jerárquico, la firma del mo-delo financiero queda perfiladacomo un ente cuya esencia es unaestructura contractual, un entra-mado de contratos que rige las re-laciones entre sus miembros. Enconsecuencia, es sólo una ficciónlegal, una institución jurídica quesirve como nexo para articular lasrelaciones entre individuos con ob-jetivos en conflicto (Jensen y Mec-kling, 1976). A estos efectos, di-cho modelo financiero de empresase detiene mucho en el análisis delos contratos «explícitos», forma-les, prestando menos atención alos contratos «relacionales» o im-plícitos, a los cuales nos referire-mos más adelante. Aquí, la firma

no puede valer más que la sumade los contratos individuales quela componen (Zingales, 2000). Elénfasis se sitúa en los acuerdosvoluntarios y en las fuerzas delmercado, a la vez que se suponeuna negociación justa entre todaslas partes afectadas (Boatright,2002). De ahí la exigencia del me-nor intervencionismo legal o gu-bernamental posible, salvo paraproteger los derechos de propie-dad, facilitar la realización de con-tratos y obligar al cumplimientode los mismos.

Los individuos son, pues, los su-jetos básicos del análisis, caracte-rizándose por su racionalidad, en elsentido de ser coherentes en suselecciones y moverse por el propiointerés. En concreto, el comporta-miento humano queda definidocomo «listo, calculador y maximi-zador». Por tanto, la motivación ylos incentivos de los actores eco-nómicos resultan ser fundamenta-les, admitiéndose conductas opor-tunistas (se busca dolosamente elpropio interés). Ello trae a la me-moria el paradigmático plantea-miento utilitarista de Bentham(1907), quien presentó al ser hu-mano vasallo de dos señores: elplacer y el sufrimiento, siendo lapropiedad privada una vía para al-canzar felicidad y seguridad, enuna visión donde la comunidad osociedad se considera un ente fic-ticio cuyo interés es sólo la suma delos intereses de las personas indi-viduales que la componen.

Frente a todo ello, en la pers-pectiva pluralista o stakeholder,la empresa no se considera unaentidad abstracta, sino una insti-tución social con personalidad ju-rídica propia, independiente dela de sus partícipes, con derechosy obligaciones en cuanto tal, aligual que las personas físicas. Esdecir, se percibe la firma comouna organización social en la cual,admitiendo mayor grado de ho-

VALOR ACCIONARIAL Y ORIENTACIÓN STAKEHOLDER: BASES PARA UN NUEVO GOBIERNO CORPORATIVO

16 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 36: PEE Num 108 - Funcas

lismo metodológico, los diversosgrupos de stakeholders cooperane interactúan desde una dimen-sión de relaciones múltiples ycomplementarias. Además, encontraposición a una pretendidaigualdad en la negociación, cabeadmitir que las diferencias en elvalor de los derechos poseídosafectan al substrato del contrato(capacidad de esperar y no fir-marlo, posibilidades de elegir otrointerlocutor, oportunidades paradistribuir riesgos, etcétera).

Por otro lado, incluso enten-diendo la firma como un nexo decontratos, hay que caer en lacuenta de que no todos los con-tratos que la definen son explíci-tos. También existen contratosimplícitos con trabajadores, clien-tes, proveedores, etc., que no sonsusceptibles de hacerse cumplirpor los tribunales de justicia ni sonfácilmente reproducibles e imita-bles, de modo que no están dis-ponibles a voluntad. De hecho, sonacuerdos informales y códigos deconducta tácitos, fundamentadosen la confianza y la reputación, laspautas culturales, las convencio-nes sociales o los vínculos perso-nales. Por lo general, se estable-cen en el marco de una relaciónmantenida a largo plazo, en el sen-tido de continuada y repetida(«contratos relacionales»). En con-secuencia, adquieren gran rele-vancia la cooperación voluntaria ylas evaluaciones subjetivas del ren-dimiento, mientras que disminu-ye el peso de los resultados obje-tivos y los incentivos explícitos,competitivos y potentes propiosdel mercado.

A medida que se va reforzandola confianza entre las partes, cre-ce la eficiencia de los contratos re-lacionales para gobernar transac-ciones, sobre todo en situacionesde alto grado de especificidad yriesgo de expolio. Es decir, la coo-peración induce más cooperación,

porque se generan expectativasde reciprocidad, según se ponemuchas veces de manifiesto en,por ejemplo, el interior de las or-ganizaciones. Esto potencia la rea-lización de nuevas inversiones es-pecíficas para la relación, en lacreencia de que la contraparte nose conducirá de modo oportunis-ta. Así se crean interdependen-cias, de suerte que se compartenmejor los riesgos y, en paralelo,disminuyen los costes de transac-ción, sobre todo en su apartadode costes de información.

Todo esto determina la creaciónde un «capital social o relacional»,entendiendo por tal un conjuntode redes, normas y relaciones deconfianza que facilitan la resolu-ción de los dilemas de la acción co-lectiva. Dicho capital se forma me-diante procesos acumulativos,derivados de experiencias de cola-boración mutua. Favorece una me-jor cooperación y coordinación enlas organizaciones sociales, al po-tenciar los valores compartidos, laconvergencia de comportamien-tos, la comunicación, la compren-sión mutua y la reputación, en elmarco de un proceso que se auto-refuerza e incrementa (véase Put-nam, 1995). En el caso concretode la empresa, su capital social estáconstituido por un conjunto de re-cursos (tangibles o virtuales) acu-mulado a través de las relacionessociales externas e internas man-tenidas por la organización y porsus partícipes, de suerte que faci-lita el logro de los objetivos de lacompañía. No es una mercancíaque pueda ser negociada e inter-cambiada en un mercado; másbien es un recurso moral, de modoque se amplía con el uso, en vez dereducirse. Crea valor por variasvías: menores costes de transac-ción, de entrenamiento y de rup-tura de relaciones, mayor conoci-miento compartido y coherenciaen las acciones. En último térmi-no, el rendimiento del capital so-

cial depende positivamente de laamplitud y densidad de la red derelaciones creada y de la consi-guiente generalización de la con-fianza (Cohen y Prusak, 2001; Pé-rez García, 2005: 17-41).

Se vislumbra, pues, la empresacomo una combinación singular,«única», de recursos que puedevaler más o menos que la suma desus partes, según que esos con-tratos implícitos, la confianza y lasredes sociales así articuladas, ge-neren o destruyan valor. Estamosante un capital social o relacionalque, junto al capital humano y alcapital estructural (7), constituye elnúcleo del «capital organizacional»de la firma o, como también sedice, su «capital intelectual». Lascaracterísticas de la organizacióninterna empresarial no pueden serreproducidas a través de una meraamalgama de contratos formalescelebrados en los mercados.

En un entorno que empieza aser, en buena medida, «relacio-nal», no cabe pensar en incre-mentar el poder o el beneficioparticular debilitando a otros par-tícipes con los que se mantienencomplementariedades y conexio-nes en red. La misma teoría de la agencia puede generalizarse(«multiagencia») para presentarun modelo stakeholder de firmacon contratos explícitos e implí-citos entre todos los grupos departícipes, sin limitarse sólo a larelación accionistas-directivos, tí-pica del modelo financiero de em-presa (Hill y Jones, 1992).

VI. LAS INVERSIONESESPECÍFICAS Y LAS REDESDE CONOCIMIENTOS EN UN MARCO DE CONTRATOSINCOMPLETOS

Precisamente por lo que prece-de, y en contraste con el modelo

JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 17

Page 37: PEE Num 108 - Funcas

financiero de empresa, la nueva o«moderna» teoría de los derechosde propiedad —en denominaciónde Asher y otros (2004), y Kim yMahoney (2005)— ofrece otrasperspectivas. Se deriva de los tra-bajos de Grossman y Hart (1986)y Hart y Moore (1990).

Ante todo, supone un mundode contratos incompletos, es de-cir, un entramado contractual conlagunas, omisiones, cláusulas am-biguas o diseñadas grosso modo,etcétera. Esto es el resultado deun entorno complejo, altamen-te impredecible y con costes detransacción, donde no es fácil ne-gociar y redactar a un coste razo-nable contratos que, ex ante, es-pecifiquen bien todos los derechosy obligaciones de las partes antecada una de las diversas contin-gencias futuras observables. Enese contexto, la atribución de lapropiedad es relevante: constitu-ye una fuente de poder y autori-dad, por cuanto proporciona unosderechos residuales de control. Es-tos derechos se ejercen ex post,facilitan un margen de discrecio-nalidad, permiten impedir a otrosel uso de un activo y facultan paratomar decisiones, incluso sobredistribución de cuasi-rentas eco-nómicas, ante sucesos no previs-tos en los contratos iniciales ni enla ley o la costumbre. Pues bien,Grossman, Hart y Moore sostie-nen que, entonces, la propiedadde los activos físicos debería atri-buirse al agente económico capazde realizar ex ante las inversionesen capital humano específico queproporcionen mayor excedente ala firma. De esta manera queda-rá mejor asegurado frente al ries-go de «expolio» por otros agen-tes (esas inversiones específicasson muy difíciles de reflejar y pro-teger a priori mediante contratossusceptibles de hacerlos cumplir).Es el modo de lograr la mejor ali-neación entre los incentivos exante para efectuar inversiones es-

pecíficas y la distribución ex postdel excedente.

Ahora bien, cabe subrayar unaobservación importante: la asig-nación a una determinada partede los derechos de propiedad sobre la empresa no sólo puedeservir para proteger su inversiónespecífica, sino también para «ex-poliar» a las demás partes que rea-lizan inversiones específicas; ohasta para engañar a esas otraspartes, sin efectuar realmente lapropia inversión. Las inversionesespecíficas en juego pueden sermuy diversas: en formación yadiestramiento por parte del ca-pital humano, en confianza porlos clientes, en bienes de capitalo tecnología por los proveedores,etcétera.

A partir de tal observación, Ra-jan y Zingales (1998) profundizanen el análisis y resaltan lo quecabe denominar el «lado oscurode la propiedad». En la negocia-ción en torno a cómo distribuirlas cuasi-rentas generadas por laempresa, la posición de una par-te contratante es más débil cuan-to más específico para la corres-pondiente relación contractualresulta ser el capital del que espropietaria. Y este problema nopuede resolverse en el proceso decontratación ex ante. Consecuen-temente, cabe que esa parte re-duzca sus inversiones específicas,su esfuerzo para especializarse, y, en definitiva, perjudique lacompetitividad de la compañía.Justo por ello, Zingales (1998,2000) apunta que la firma re-quiere la contribución de muy di-versos partícipes, al constituir unnexo de inversiones específicasy complementarias articulado entorno a una colección «particu-lar» o «única» de recursos críti-cos mantenidos en común (activosfísicos, talento, ideas) junto conlas personas que tienen «acceso»a dichos recursos.

Aquí la empresa es una es-tructura compleja que no puedeser imitada de inmediato; y, den-tro de ella, todas las partes estánmutuamente especializadas. Deahí que se establezca una relaciónentre, por un lado, la estructurade los derechos residuales de con-trol, que determina la distribuciónex post del excedente logrado porla firma, y por otro, los incentivosex ante necesarios para invertircon el propósito de generar dichoexcedente. La supervivencia de laorganización exige alcanzar unosresultados suficientes y repartirlosde forma que los diferentes sta-keholders se vean animados aefectuar inversiones específicaspara tal organización y mante-nerse dentro de ese entramado deactivos y personas coespecializa-dos. En caso contrario, se realiza-ría a priori un nivel subóptimo deinversiones específicas, o habría aposteriori conflictos y comporta-mientos desleales, dada la exis-tencia de asimetrías o desigual-dades en la información, lo queperjudicaría el bienestar colectivo(Sacconi, 2004).

Por cierto, cabe deducir queeste argumento económico res-palda una visión del modelo plu-ralista en la cual se aplica una de-finición estricta de stakeholders:en concreto, se alude a los partíci-pes primarios, en el sentido de queefectúan inversiones específicas,asumen riesgos residuales y su co-laboración es estratégicamente re-levante para la supervivencia, com-petitividad y éxito a largo plazo dela compañía. Asunto distinto seráque, por otras razones, incluyen-do los efectos externos positivos onegativos comentados en un epí-grafe posterior, las empresas ten-gan también en cuenta a otros«afectados» o «interesados» com-plementarios, dentro de un con-cepto global de la responsabilidadsocial corporativa (Rodríguez Fer-nández, 2003: 89-90).

VALOR ACCIONARIAL Y ORIENTACIÓN STAKEHOLDER: BASES PARA UN NUEVO GOBIERNO CORPORATIVO

18 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 38: PEE Num 108 - Funcas

Llegados a este punto, proce-de aclarar que no basta con ha-cer hincapié en la necesidad dereducir las pérdidas de eficienciaderivadas de los conflictos asocia-dos con la distribución del exce-dente empresarial, el posible ex-polio o «expropiación» de unospartícipes por otros y, como con-secuencia, las eventuales reticen-cias de los diversos partícipes arealizar inversiones específicas enprovecho del conjunto de la or-ganización. Todo esto suena to-davía demasiado próximo al indi-vidualismo propietarista y a loscomportamientos oportunistas tandestacados en el modelo finan-ciero de firma. Y, así, desde el en-foque cognitivo, en sentido am-plio, del gobierno corporativo, seda un paso más y se pone énfasisen que la creación de valor de-pende sobre todo de los recursosy competencias de la empresa,concebida como un conjunto co-herente concretamente orientadoa generar conocimientos y alcan-zar una ventaja competitiva sos-tenible en el tiempo.

Entonces, la firma ya no es sóloun nexo de contratos o de inver-siones específicas, sino también unprocesador de conocimientos, quees la base del aprendizaje organi-zacional, de la innovación y de labúsqueda de nuevas oportunida-des de inversión. Esa colección deconocimientos tiene, en buena me-dida, un carácter tácito y social, locual la convierte en difícil de imi-tar y exige preocuparse por su pro-tección. Eso sí, es obligado subra-yar que el conocimiento es algomás que reunir informaciones: exi-ge su tratamiento e interpretación,e incluso unos modelos de evalua-ción, lo que añade una dimensiónpolítica a la firma. El enfoque adop-tado pasa desde una eficiencia es-tática a una eficiencia adaptativa ydinámica, poniendo el acento enla creación sostenible de valor paratodos los interesados.

Estamos ante unas empresasque constituyen conjuntos de com-petencias esenciales y activos es-pecíficos y complementarios, enlas cuales la coordinación hay queverla en el contexto de los proce-sos de innovación, y donde las in-versiones específicas cabe enten-derlas en cuanto resultantes deprocesos de aprendizaje de las or-ganizaciones (Charreaux, 2004).Esto obliga a redefinir el gobiernocorporativo para ajustarlo a un mo-delo de «producción en equipo»que tenga presente la funciónesencial del conocimiento y la no-ción de las capacidades organiza-cionales, dado el nuevo entornoeconómico en que se mueven lascompañías (McInerney, 2004). Las«empresas basadas en los recur-sos» parecen requerir en mayorgrado un gobierno «interno» con-trolado desde la organización.

VII. LA ASIGNACIÓN DE LOSDERECHOS RESIDUALESDE CONTROL

Dado que, dentro del modelofinanciero, se habla de la firmacomo «ficción legal» y nexo decontratos, no falta quien sugiereque, en sentido estricto, sólo laspartes contratantes tendrán obje-tivos propios (e individuales), perono así la empresa en cuanto tal,como organización. De hecho, enrigurosos términos legales, los ac-tivos tangibles e intangibles queconstituyen el negocio ni siquierason propiedad de los accionistas, almenos directamente, sino que per-tenecen a la compañía en cuantopersona jurídica. En realidad, losaccionistas sólo son propietariosde sus títulos-valores.

Sin embargo, lo cierto es queen ese modelo se razona detalla-damente por qué asignar al capi-tal la propiedad efectiva de lacompañía, el derecho a percibirel excedente o renta residual y la

facultad de vender su participa-ción en la firma. Por de pronto,se supone un mundo de contra-tos por lo general completos: sólolos accionistas no tienen perfec-tamente especificadas ex ante lascompensaciones que recibirán entodas y cada una de las diversascontingencias futuras observables.El hecho de que esos tenedoresde acciones no gocen a priori deuna plena protección contractualestá relacionado con su ventajacomparativa en cuanto a la di-versificación del riesgo que asu-men; en paralelo, constituye la ra-zón por la cual tienen asignadoel control en última instancia de laempresa y reciben el excedenteresidual ex post.

Más en detalle, dos son losprincipales argumentos sugeridospara justificar tal control a favorde los accionistas: a) porque fi-nancian la compra de los bienesde capital, pagan retribuciones fi-jas al resto de los partícipes y co-rren los mayores riesgos de ser per-judicados en su excedente residual(beneficio) a través de conductasoportunistas y despilfarradoras por parte esos otros stakeholders;b) por cuanto, como aportantesde fondos, pueden quedar «atra-pados» y ser expoliados en su in-versión en bienes de capital debi-do a dificultades para rentabilizarlauna vez efectuada, máxime si esmuy específica o especializada yno resulta susceptible de ser de-dicada a otro uso. En consecuen-cia, los accionistas tienen incenti-vos adecuados para conseguir quelos directivos actúen con energía,competencia profesional y orien-tación hacia el beneficio. Por ello,no sólo han de ser los propietariosefectivos de la empresa y únicostitulares de los derechos residualesde control, sino que, además, de-ben poder recuperar libremente yen cualquier momento su dinero,como vía para que no sean rea-cios a financiar la adquisición de

JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 19

Page 39: PEE Num 108 - Funcas

unos bienes de capital que, pordefinición, son una inversión reala largo plazo (Alchian y Demsetz,1972; Klein y otros, 1978; Jenseny Meckling, 1979; Williamson,1985: 304-305).

A continuación, de modo im-plícito o explícito, suele estable-cerse que el objetivo de la empre-sa debe ser maximizar el beneficio,aunque ahora técnicamente mejordescrito a través de la maximiza-ción de la riqueza de los propie-tarios, los accionistas (8). Frente aesto último, la responsabilidad so-cial es sólo un término que «disi-mula lo que realmente se tiene enmente, esto es, que los directivosdeberían adoptar de manera de-liberada acciones que afectan ne-gativamente a los inversores, parabeneficiar a otros individuos»(Meckling y Jensen, 1983: 8).

Luego la firma aparece comouna web de contratos privados,pero con los accionistas-propie-tarios en el centro de esa web, ycon unos directivos cuya legitimi-dad proviene de su nombramien-to por dichos propietarios. El aná-lisis se centra en esta concretarelación de agencia y, por tanto,en el control por el capital accio-narial de la delegación del uso desus derechos de propiedad. Así,el Consejo de Administración deuna compañía debe ser un ins-trumento para la salvaguardia delas inversiones de los accionistas.Se sigue fielmente el sentido delensayo VI de Hume (1987) sobrela independencia del Parlamento:puesto que toda persona actúapor propio interés y debe supo-nerse que tiene comportamien-tos oportunistas («pícaros»), sehace necesario establecer unossistemas de supervisión para quelos gobernantes actúen al servi-cio de los ciudadanos, es decir, delas personas con propiedades ma-teriales; en el presente caso, losmiembros de la «república de ac-

cionistas» llamada compañía.Coincide también con el espíritude la relación legal entre «amo ycriado» a la que se refiere el últi-mo apartado del artículo de Coa-se (1937).

De ahí que sea básico el controldel mercado de capitales, comoinstitución en la que convergenlas informaciones y que efectúa lavaloración de la firma a partir desus resultados financieros. Si losdirectivos no intentan «maximi-zar» la riqueza de los accionistas,se arriesgan a perder su cargo poruna posible oferta pública de ad-quisición de las acciones de lacompañía. Según se dice, este en-foque «no es perfecto, pero así es la naturaleza del mundo», unmundo donde se impone la se-lección natural, que conduce es-pontáneamente a la superviven-cia de los mejores (Jensen, 2001:310). Es un retorno al siglo XIX,cuando se decía que la corpora-ción representaba sólo un ente ficticio, artificial, de manera que,para casi todos los efectos, «losaccionistas eran la compañía» (Ireland, 2000: 165).

Pero si se tiene presente laidea de la organización empre-sarial como entramado de con-tratos explícitos e implícitos y redde inversiones específicas y com-plementarias, a la vez que pro-cesadora de conocimientos, en-tonces la compañía ha de velarpor los intereses de cuantos con-tribuyen a la creación general devalor, potencian el aprendizaje dela organización y asumen riesgosno diversificables (específicos) através de la realización de inver-siones específicas en la empresa.

Los defensores del modelo defirma «principal-agente» atribu-yen en exclusiva a los accionistaslos excedentes residuales (benefi-cios) en función de que sólo ellossoportan los riesgos residuales. Sin

embargo, para que esto fuera cier-to, los demás suministradores defactores de producción deberíanser retribuidos a su coste de opor-tunidad social y por medio de con-tratos completos, que especifica-sen exactamente lo que ocurre encada circunstancia, al menos entodas las observables; lo que nosuele ser el caso. Además, las com-pañías modernas casi siempre es-tán constituidas conforme a nor-mativas legales que limitan laresponsabilidad patrimonial de lospropietarios: éstos no respondenante terceros más allá del impor-te que pueda obtenerse con laventa de los activos de la propiaempresa.

Por otro lado, los modelos teó-ricos y las prácticas profesionalesde gestión de carteras permitensuponer que el riesgo asumido porlos accionistas se reduce a travésde la diversificación; y el riesgosistemático, no diversificable, yaes compensado mediante la co-rrespondiente prima, incluida en larentabilidad exigida por el merca-do de capitales (o sea, en el cos-te del capital propio, como se dicedesde la empresa). La crecientepresencia de inversores institucio-nales (fondos de inversión, fon-dos de pensiones, compañías deseguros, etc.) en los mercados fi-nancieros ha reforzado las opor-tunidades para que los ahorrado-res dispongan de hecho de unacartera bien diversificada. A todoesto cabe añadir que, general-mente, los accionistas tienen de-recho a vender sus títulos sin es-peciales restricciones, «lo cualsignifica que los accionistas, qui-zá más que cualquiera de los de-más partícipes en las empresas,tienen la opción de ‘salir’ si estáninsatisfechos con el rendimientode la firma» (Blair, 1995: 229).

Desde luego, la principal fun-ción que hoy cumplen los accio-nistas, o los gestores de sus car-

VALOR ACCIONARIAL Y ORIENTACIÓN STAKEHOLDER: BASES PARA UN NUEVO GOBIERNO CORPORATIVO

20 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 40: PEE Num 108 - Funcas

teras, es actuar como guardianesde la capacidad empresarial paracrear riqueza. Pero su presenciaen el Consejo de Administraciónno viene exigida tanto por el ries-go residual que soportan cuantopor el riesgo que sufren en térmi-nos de información: hay proble-mas de información asimétrica en-tre los directivos y los accionistasy, sin embargo, éstos necesitan in-formación correcta y precisa parapoder apreciar los resultados (per-formance) futuros de la compañíaen relación con inversiones alter-nativas (Kaufman y otros, 2003).

En consecuencia, no parece quelos accionistas puedan ser los ex-clusivos titulares de todos los de-rechos de control, incluida la fa-cultad de apropiarse del total delbeneficio. Los acreedores tambiénasumen riesgos específicos rele-vantes. Igualmente los clientes yproveedores, pues los primerospueden depender de los suminis-tros de la firma y los segundos desus compras, estando en juego,por ejemplo, importantes inver-siones tecnológicas y en bienes decapital difícilmente reempleables.En general, soportan riesgos no di-versificables todos cuantos efec-túan inversiones específicas paracontribuir más eficientemente alas actividades colectivas en el mar-co de la compañía, incluidos, des-de luego, los empleados o los di-rectivos (9). De esta manera, lasinversiones específicas y los acti-vos co-especializados implican quesus titulares son «acreedores resi-duales»: al final lograrán unos ren-dimientos que, de hecho, no se-rán fijos, sino variables, en funcióndel excedente global alcanzadopor la firma y el resultado del pro-ceso de negociación entre las par-tes involucradas.

Incluso stakeholders contex-tuales o no contractuales, comolas administraciones públicas o lascomunidades territoriales, pueden

asumir un riesgo no diversificableaunque no contribuyan directa oindirectamente con inversiones es-pecíficas a la creación de valorpara la compañía: las actividadesde ésta pueden hacerles soportarunas externalidades negativas. Deahí que también por esta vía sur-jan unas obligaciones de la firmahacia su entorno.

En dicho marco, cabe enten-der que el poder y las rentas estánesparcidos a lo largo de toda laorganización, incluso más allá delos límites legales de lo que se en-tiende por compañía en sentidoestricto. A medida que el poderes más difuso, la firma se parecemás a una empresa cooperativa, yel problema relevante es impedirlos conflictos entre partícipes quepudieran paralizar o destruir la cor-poración. Entonces, el objetivo bá-sico del sistema de gobierno de lacompañía debería ser proteger laintegridad de la empresa y de sucapital organizacional (Zingales,2000). A partir de esta perspecti-va, Blair (1995, caps. 6 y 7) creeque las reformas de los sistemasde gobierno de la empresa enca-minadas a asegurar el trabajo delos directivos en provecho exclu-sivo de los accionistas pueden des-truir la capacidad de crear rique-za para el conjunto de la sociedad.

Por tanto, ya no se trata sólode un asunto de equidad: la mis-ma eficiencia y el crecimiento dela productividad exigen unas es-tructuras y mecanismos de go-bierno de mayores miras, con másamplia participación de todos losque realmente aportan recursosespecíficos, asumen riesgos, in-tervienen en el aprendizaje de laorganización y, en definitiva, go-zan de un legítimo derecho parainfluir en el futuro de la firma. Encierto modo, se trata de genera-lizar a todos los stakeholders elviejo principio según el cual el con-trol de los beneficios o las pérdi-

das resultantes de un activo debeasignarse a quien disfrute de esosbeneficios o pueda sufrir dichaspérdidas.

En otras palabras, la creaciónde riqueza exige reunir capitaleshumanos, financieros, físicos, et-cétera, específicos para la empre-sa. En consecuencia, «la incerti-dumbre radical que pesa sobre laevolución temporal de esta com-binación de recursos (en el len-guaje de la teoría de los contra-tos, la incompletitud contractual),así como la dificultad de poner enmarcha una acción colectiva, abo-gan por un ejercicio del poder quefavorezca el compromiso de los di-ferentes partícipes. Por el contra-rio, el valor accionarial se arriesgaa deteriorar la calidad de estoscompromisos y, por tanto, la com-petitividad de las firmas, al enviara dichos partícipes la señal de quela resolución de las contingenciasno previstas se hará sólo en inte-rés de los accionistas» (Aglietta yRebérioux, 2004: 347).

VIII. MODELOS DE GOBIERNODE LA EMPRESA Y BIENESTAR GENERAL

A decir de la teoría financieramoderna y del modelo «principal-agente» estándar, maximizar la ri-queza de los accionistas conducea una asignación óptima de losrecursos económicos desde laperspectiva del conjunto de la so-ciedad. Se cree que es la mejor víapara favorecer los intereses de to-dos los partícipes y la única for-ma en que las compañías puedencontribuir al bienestar colectivo.No en balde el modelo financierode empresa supone que no hayobstáculos para que la maximiza-ción de beneficios sea condiciónsuficiente en el logro de un ópti-mo de bienestar paretiano (Keaseyy otros, 1997). Es tanto como ad-mitir que existe un precio para to-

JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 21

Page 41: PEE Num 108 - Funcas

dos y cada uno de los bienes, ser-vicios y flujos de capitales quepueden diferenciarse en una eco-nomía, con competencia perfectaen los mercados de todos ellos.Además, se da por sentado quelos inversores son racionales y losmercados evalúan correctamenteel riesgo. Y, en realidad, se des-carta que las fricciones o imper-fecciones en los mercados y losefectos externos sean verdadera-mente relevantes (véase Jensen,2001).

Una vez más, estamos ante un«orden espontáneo» derivado, dehecho, de los teólogos españolesde la Escuela de Salamanca, en elsiglo XVI, y de la posterior armoníapreestablecida típica de la teodi-cea del alemán Leibniz: «el mejorde los mundos posibles» (y don-de «todo en él es un mal necesa-rio», como añadió irónicamente F.H. Bradley). Un enfoque panglos-siano recogido por el escocésAdam Smith, en su obra cumbre,bajo la metafórica alusión a la«mano invisible» —para unos in-térpretes, todavía divina; paraotros, ya secular— que, felizmen-te y sin intencionalidad humana,conduce al bienestar colectivo.

Sin embargo, es difícil enten-der que la creación permanentede valor para los accionistas pre-tenda justificarse por esa asigna-ción óptima de recursos en tal«mundo ideal». Obsérvese que,como nos dicen los modelos neo-clásicos agregados que se intere-san por los problemas de distri-bución, en las condiciones teóricasde equilibrio perfecto y compe-tencia pura, todos los factores deproducción, incluido el capital fi-nanciero de cualquier tipo, seríanretribuidos exactamente a su cos-te de oportunidad. Ningún gru-po (accionistas, acreedores, tra-bajadores, propietarios de otrosrecursos, consumidores, etc.) se-ría favorecido frente a otro. En

consecuencia, ni se crearía ni sedestruiría valor para el accionista,el cual no obtendría beneficios extraordinarios.

La continua creación de valorde la que se habla exige aceptar laexistencia de fricciones y asime-trías de información en los mer-cados de capitales, además demercados de productos y/o facto-res también imperfectos, deter-minantes de un crecimiento em-presarial ininterrumpidamenterentable. Entonces, es probableque haya de ponerse en duda lahipótesis de que esos mercadosde capitales son altamente efi-cientes (véase Langevin y otros,1999) y además queda en entre-dicho la argumentación utilizadapara defender la relación entre labúsqueda del máximo valor paralos accionistas y la eficiencia eco-nómica en la asignación generalde recursos.

A decir verdad, cabe entenderla empresa como una «subeco-nomía» (Holmström, 1999). Y, demanera semejante a lo que ocurreen la política económica de unpaís, si existe una restricción queimpide el cumplimiento de una delas condiciones exigidas para al-canzar un óptimo paretiano, en-tonces, de acuerdo con el teoremadel óptimo de segundo rango (se-cond best) de Lipsey y Lancaster(1956), la mejor situación alcan-zable sólo puede ser conseguida,en general, apartándose de todaslas demás condiciones paretianas,aunque estas últimas pudierancumplirse. Dicho de otro modo,cuando no cabe satisfacer todaslas condiciones paretianas, habi-tualmente no será eficiente cum-plir sólo algunas de ellas.

Así, en el «mundo real» de laempresa, con fricciones, imper-fecciones, efectos externos y pro-blemas de coordinación o de in-centivos —todo ello análogo,

aunque a escala limitada, a lo quesucede en el nivel macroeconó-mico— los directivos de las com-pañías han de aplicar ese princi-pio del óptimo de segundo rango,dada la imposibilidad de satisfa-cer todas las condiciones que elmundo económico «ideal» exigepara que la maximización de lariqueza de los accionistas coinci-da con el interés colectivo. Portanto, no hay garantías de quesean eficientes los mecanismosde gobierno empresarial orienta-dos a crear valor para los accio-nistas, lo cual permite percibir lavisión errada de quienes defien-den el modelo financiero «ilus-trado», o stakeholder «ilustrado»,con el argumento de que, a largoplazo, aquello que conviene a losaccionistas es también, de paso,lo mejor para los restantes partí-cipes. En realidad, para asegurarla eficiencia será preciso tener encuenta explícitamente los intere-ses de los stakeholders no accio-nistas (Becht y otros, 2002).

Esto es mucho más evidentecuando nos detenemos a refle-xionar sobre la posible existenciade efectos externos derivados dela actividad empresarial. Tirole(2001) ha insistido en ello parapresentar las insuficiencias de mo-delo financiero de firma y redefi-nir el sentido del gobierno de lascompañías. Subraya que la exis-tencia de dichas externalidades noresulta muy congruente con la ex-clusiva preocupación por crear va-lor para el accionista. Así, las de-cisiones de los directivos afectan alos inversores financieros, perotambién tienen consecuenciaspara los restantes grupos de par-tícipes. No cabe negar que estosefectos externos pueden ser im-portantes, como en el caso del cie-rre de una gran factoría en un áreadeprimida. Y desde hace muchotiempo se viene argumentando afavor de interiorizar —tener encuenta— las externalidades. Es de

VALOR ACCIONARIAL Y ORIENTACIÓN STAKEHOLDER: BASES PARA UN NUEVO GOBIERNO CORPORATIVO

22 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 42: PEE Num 108 - Funcas

creer que esta forma del abordarel problema constituye un enfo-que razonable para cualquier eco-nomista, conjugando eficiencia yequidad. Otra cosa será cuandose haya de entrar en el debate delas vías a aplicar para su puesta enpráctica (Salas Fumás, 2003).

Boatright (2002) no duda enafirmar que el problema de losefectos externos es probable-mente el argumento más serioque el enfoque de los partícipespresenta en contra del modelofinanciero de empresa. Implicaponer en tela de juicio la «hipó-tesis de la asimetría en la pro-tección»: se dice que los stake-holders financieros cuentan congarantías contractuales más bieninefectivas, mientras que, curio-samente, los partícipes no finan-cieros (o sea, los empleados, losproveedores, los clientes, ...) es-tán ya protegidos por unos con-tratos de mercado muy eficaces.Como es obvio, tal hipótesis dapor cierto que ningún obstáculoo imperfección del mercado hacetécnicamente complicado paraestos últimos stakeholders llegara gozar de contratos justos.

Y así, en la realidad, dentro deun mundo con información asi-métrica, racionalidad limitada,contratos implícitos, inversionesespecíficas, costes de transacción,efectos externos, etc., tenemosrazones para creer que las varia-ciones en el precio en Bolsa deuna acción seguramente no pue-den constituir indicadores razo-nables de los cambios en el bienes-tar colectivo. Ni aun en la hipótesisde que, pese a todas las imper-fecciones citadas, los mercados decapitales fueran eficientes en for-ma fuerte por lo que se refiere ala correcta y rápida formación delprecio de los títulos.

Como consecuencia, resulta di-fícil entender que, en ocasiones,

se tilde de «puro juicio de valor»abogar por la creación de riquezaneta total en las compañías, es de-cir, para el conjunto de sus stake-holders; y, sin embargo, no mere-ce comentario ni etiqueta algunapropugnar la mayor creación po-sible de valor para sus accionistas.La aceptación de las mejoras pa-retianas como criterio para impul-sar cambios deseables respaldaríaa quienes defienden la primera po-sición (Asher y otros, 2004).

IX. CONSIDERACIONESFINALES

El gobierno estándar de la empresa se ha venido asociandodurante los últimos años con elmodelo financiero (accionistas-di-rectivos), sin tener suficiente-mente en cuenta que en las com-pañías de nuestro actual entornoresulta fundamental considerarlos efectos externos generados,respetar los contratos implícitos,facilitar el aprendizaje organiza-cional y promover las inversionesespecíficas de los otros partícipesdistintos a los tradicionales apor-tantes de capital financiero. Deahí el actual énfasis en el mode-lo de empresa pluralista o stake-holder, dentro del cual cabe verel enfoque financiero como uncaso especial.

Ahora bien, es verdad que laliteratura económica en la pers-pectiva stakeholder está pendientede un mayor desarrollo. La visiónpluralista de la firma requiere aúnmucho esfuerzo de estudio des-de la economía para profundizaren la delimitación de los partíci-pes relevantes, estudiar su con-creta articulación estructural encada caso, resolver problemasprácticos en la adopción de deci-siones, avanzar en el cálculo e in-formación de sus resultados y ela-borar hipótesis más precisas yempíricamente contrastables acer-

ca de las relaciones entre los di-versos partícipes. En particular,pese a que un proceso de delibe-ración no necesariamente condu-ce a enfrentamientos irreconcilia-bles, ha de analizarse si, como aveces se dice, el enfoque pluralis-ta implica unos costes elevadospor heterogeneidad de intereses ala hora de adoptar decisiones,pero sin olvidar que también elmodelo financiero tiene costes deese tipo.

Eso sí, seguramente cabe yaentrever que la aplicación de laperspectiva stakeholder ha de te-ner presentes las muy diferentescircunstancias que rodean a cadaempresa, de modo que no es pre-ciso que las vías y mecanismos departicipación de los stakeholderssigan un único modelo. En unadeterminada firma, partícipes di-ferentes pueden tener derechosdistintos, ejercidos mediante for-mas de intervención diversas. Pa-rece obligado adoptar un puntode vista contingente. Nada exigetratar a todos por igual, pues ha-brán de sopesarse sus respectivascontribuciones, costes y riesgos(Phillips y otros, 2003). Tampoconada implica que todos los sta-keholders deban estar igualmen-te involucrados en el conjunto deprocesos y decisiones (Donaldsony Preston, 1995). Lo relevante esdelimitar bien facultades y res-ponsabilidades, de suerte quecada partícipe cuente con infor-mación, incentivos, poder y ca-pacidad para actuar. Como reglageneral, un stakeholder tiene me-nor necesidad de «voz» a medidaque se reduce su coste de «sali-da». Precisamente, es el mante-nimiento y protección de su in-versión lo que justifica que debaescuchársele.

Por tanto, en la orientaciónstakeholder cabe elegir dentro deuna extensa red o cartera de me-canismos de gobierno comple-

JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 23

Page 43: PEE Num 108 - Funcas

mentarios entre sí: asignación dederechos de propiedad formales;presencia con voto en el Conse-jo de Administración; posibilidadde veto a través de la participa-ción en algún comité de supervi-sión y control; capacidad para designar, proponer, recomendaru oponerse al nombramiento deun cierto número de miembrosdel Consejo de Administración ode un órgano análogo; procedi-mientos de información y con-sulta; retribuciones en función delexcedente empresarial; percep-ción de compensaciones en cier-tas circunstancias; garantías decalidad; certificados de sostenibi-lidad medioambiental, etcétera.

Junto a todo ello, se ha deavanzar en el diseño de mecanis-mos para inducir a los adminis-tradores y gerentes a interiorizar elbienestar de todos los stakehol-ders, de forma que se maximicela suma de los «excedentes» co-rrespondientes a éstos, lo que obli-ga a repensar las vías para incen-tivar a esos directivos, de suerteque se conviertan en fiduciariosde todos los partícipes. Y exigeencontrar nuevos instrumentosprácticos para estimar el conjuntode la riqueza creada por la com-pañía, asunto muy importante.Probablemente, obligará a recon-siderar lo que se entiende por cos-tes y beneficios para no excluir delcálculo muchos «efectos colate-rales» que ahora omitimos.

Finalmente, por lo dicho hastaaquí puede ponerse en duda el«fin de la historia» del gobiernocorporativo al que se aludía al ini-cio de estas páginas. Tal vez hayaque hablar más bien de alternan-cia de los modelos de gobierno dela empresa, de modo que los añosnoventa y su predominio del mo-delo financiero pueden represen-tar sólo un extremo de la oscila-ción, en cierta medida favorecidopor factores ideológicos (Grando-

ri, 2004). No en balde hemos vis-to que el debate viene de lejos, eincluso se utilizan argumentos de-rivados de postulados filosóficosenunciados hace varios siglos. Porello, cabe que ahora, de nuevo,se recupere la visión pluralista delgobierno empresarial que ya vis-lumbraba Keynes en su ensayo de1926 sobre «El final del laissez-faire», cuando subrayó la ten-dencia de las grandes compañíasprivadas a aproximarse al statusde las corporaciones públicas y es-cribió lo siguiente:

Uno de los desarrollos más intere-santes e inadvertidos de las recien-tes décadas ha sido la tendencia dela gran empresa a socializarse. Enel crecimiento de una gran institu-ción […] se llega a un punto en elque los propietarios del capital, esdecir, los accionistas, están casi en-teramente disociados de la direc-ción, con el resultado del que el in-terés personal directo de la últimaen la persecución del mayor bene-ficio viene a ser completamente se-cundario. Cuando se alcanza esteestadio, la estabilidad general y elprestigio de la institución son mástenidos en cuenta por la direcciónque el beneficio máximo para losaccionistas. A éstos debe bastarlescon percibir dividendos convencio-nalmente adecuados; pero, una vezque esto queda asegurado, el inte-rés directo de la dirección consistea menudo en evitar las críticas delpúblico y de los clientes de la em-presa (Keynes, 1986: 83).

NOTAS

(*) Este trabajo se enmarca en el proyec-to de investigación UVA 78/01, subvenciona-do por la Consejería de Educación de la Juntade Castilla y León y el FEDER, a quienes el au-tor agradece su ayuda financiera.

(1) Por lo general, en estas páginas se uti-lizarán como equivalentes los términos com-pañía, empresa, firma y corporación, salvocuando precisamente se desee apuntar algunadiferencia entre ellos en el marco de un con-texto específico.

(2) La cita se atiene al texto de la primeraedición en castellano del libro, manteniéndo-se la ortografía y el lenguaje propios de fina-les del siglo XVIII.

(3) Un activo o una inversión se calificacomo «específico» o «idiosincrásico» cuandosu valor depende positiva y significativamentede la continuidad de su empleo en el marcode una determinada relación contractual.

(4) Se denomina renta económica a laretribución por encima del importe necesariopara lograr que un factor de producciónacepte participar en una actividad, realizan-do nuevas inversiones con el fin de ofertarcantidades adicionales de bienes y servicios.Cuasi-renta económica es la retribución quesupera el nivel indispensable para inducirlo aque se mantenga en su actividad actual, con-siderando que las inversiones requeridas yahan sido efectuadas.

(5) A estos efectos, teoría clásica de losderechos de propiedad (DEMSETZ, 1967; ALCHIAN

y DEMSETZ, 1972), economía de los costes detransacción (WILLIAMSON, 1985) y teoría de laagencia (JENSEN y MECKLING, 1976).

(6) Con cierta frecuencia se dice que esteobjetivo general es impreciso. Pero no pareceque lo sea en mucha mayor medida que el ob-jetivo general típico del modelo financiero.Uno y otro exigen inexcusablemente comple-jos juicios gerenciales sobre un amplio con-junto de sub-objetivos y medios para alcan-zarlos (THOMSEN, 2004).

(7) Know-how, sistemas, procedimien-tos, rutinas, bases de datos, cultura, etc., dela organización.

(8) Naturalmente, existen partidarios delmodelo financiero de empresa que no creenque se pueda «maximizar» el valor para los ac-cionistas. Se conforman con hablar de «crearvalor» o «buscar valor». No obstante, este ma-tiz no es relevante para el trasfondo del pre-sente análisis.

(9) Recuérdese que la literatura sobre eco-nomía del trabajo parece concluir que las in-versiones en capital humano específico nopueden ser adecuadamente protegidas me-diante contratos explícitos y completos, por lasdificultades que entraña su redacción (BLAIR,1999).

BIBLIOGRAFÍA

AGLIETTA, M., y REBÉRIOUX, A. (2004), Dérives ducapitalisme financier, Albin Michel, París.Existe traducción al inglés: Corporate Go-vernance adrift, Elgar, Cheltenham, 2005.

ALCHIAN, A. A., y DEMSETZ, H. (1972), «Produc-tion, information cost, and the economicorganization», American Economic Review,volumen 62: 777-795.

ASHER, C. C.; MAHONEY, J. M., y MAHONEY, J. T.(2004), «Towards a property rights foun-dation for a stakeholder theory of thefirm», Documento de trabajo, número04-0116, College of Business, Universityof Illinois at Urbana-Champaign, Cham-paign (IL).

VALOR ACCIONARIAL Y ORIENTACIÓN STAKEHOLDER: BASES PARA UN NUEVO GOBIERNO CORPORATIVO

24 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 44: PEE Num 108 - Funcas

BECHT, M.; BOLTON, P., y RÖELL, A. (2002), «Cor-porate governance and control», Docu-mento de trabajo, n.º 9371, National Bu-reau of Economic Research, Cambridge(MA).

BENTHAM, J. (1907), An Introduction to the Prin-ciples of Morals and Legislation, Claren-don Press, Oxford. Edición original, 1823.

BERLE, A. A. (1931), «Corporate powers as po-wers in trust», Harvard Law Review, volu-men 44: 1049-1074.

BERLE, A. A., y MEANS, G. C. (1932), The Mo-dern Corporation and Private Property,Macmillan, Nueva York.

BLAIR, M. M. (1995), Ownership and Control,The Brookings Institution, Washington (DC).

— (1999), «Firm-specific human capital andtheories of the firm», en BLAIR, M. M., yROE, M. J. (eds.), Employees and Corpora-te Governance, Brookings Institution Press,Washington (DC): 58-90.

BOATRIGHT, J. R. (2002), «Contractors and sta-keholders: reconciling stakeholder theorywith the nexus-of-contract firms», Journalof Banking and Finance, vol. 26: 1837-1852.

BOOT, A. W. A.; MACEY, J. R., y SCHMEITS, A.(2005), «Towards a new theory of corpo-rate governance: objectivity versus proxi-mity», Documento de trabajo, Faculty ofEconomics and Econometrics, Universityof Amsterdam, Amsterdam.

BOWEN, H. (1953), Social Responsibilities of the Businessman, Harper and Row, NuevaYork.

CAPILLA RONCERO, F. (1993), La persona jurídica:funciones y disfunciones, Tecnos, Madrid.

CHARREAUX, G. (2004), «Les théories de la gou-vernance: de la gouvernance des entre-prises à la gouvernance des systèmes na-tionaux», Documento de trabajo, número1040101, Centre de Recherche en Finan-ce, Arquitecture et Gouvernance des Or-ganisations (FARGO), Université de Bour-gogne, Dijon.

CLARK, J. M. (1916), «The changing basis ofeconomic responsibility», Journal of Poli-tical Economy, vol. 24: 209-229.

COASE, R. H. (1937), «The nature of the firm»,Economica, vol. 4: 386-405.

COHEN, D., y PRUSAK, L. (2001), In Good Com-pany: How Social Capital Makes Organi-zations Work, Harvard Business SchoolPress, Boston (MA).

DEMSETZ, H. (1967), «Toward a theory of pro-perty rights», American Economic Review,vol. 57: 347-359.

DODD, E. M. (1932), «For whom are corporatemanagers trustees?», Harvard Law Review,vol. 45: 1145-1163.

DONALDSON, T., y PRESTON, L. E. (1995), «Thestakeholder theory of the corporation:concepts, evidence, implications», Aca-demy of Management Review, vol. 20:65-91.

EELLS, R. (1960), The Meaning of Modern Bu-siness: An Introduction to the Philosophyof Large Corporate Enterprise, ColumbiaUniversity Press, Nueva York.

ETZIONI, A. (1998), «A communitarian note onstakeholder theory», Business Ethics Quar-terly, vol. 8: 679-691.

FRIEDMAN, M. (1962), Capitalism and Freedom,University of Chicago Press, Chicago.

GALBRAITH, J. K. (1952), American Capitalism:The Concept of Countervailing Power,Houghton Mifflin, Boston (MA).

— (1967), The New Industrial State, HoughtonMifflin, Boston (MA).

GRANDORI, A. (2004), «Reframing corporategovernance: behavioral assumptions, go-vernance mechanisms, and institutionaldynamics», en GRANDORI, A. (ed.), Corpo-rate Governance and Firm Organization:Microfoundations and Structural Forms,Oxford University Press, Oxford: 1-27.

GROSSMAN, S. J., y HART, O. D. (1986), «Thecosts and benefits of ownership: a theo-ry of vertical and lateral integration», Journal of Political Economy, vol. 94: 671-719.

HANSMANN, H., y KRAAKMAN, R. (2001), «The endof history for corporate law», GeorgetownLaw Journal, vol. 89: 439-468.

HART, O., y MOORE, J. (1990), «Property rightsand the nature of the firm», Journal of Po-litical Economy, vol. 98: 1119-1158.

HAWLEY, J. P., y WILLIAMS, A. T. (1996), «Cor-porate governance in the United States:the rise of fiduciary capitalism», Docu-mento de trabajo, Saint Mary’s College ofCalifornia, Moraga (CA).

HAYEK, F. A. (1960), «The corporation in a de-mocratic society: in whose interest ought itand will it be run?», en ANSHEN, M., y BACH,G. L., Management and Corporation 1985,McGraw-Hill, Nueva York: 99-117.

HEILBRONER, R. L. (1974), La formación de la so-ciedad económica, Fondo de Cultura Eco-nómica, México, tercera edición (traduc-ción de la cuarta edición en inglés).

HILL, C. W. L., y JONES, T. M. (1992), «Stake-holder-agency theory», Journal of Mana-gement Studies, vol. 29: 131-154.

HOLMSTRÖM, B. (1999), «The firm as a subeco-nomy», Journal of Law, Economics, andOrganization, vol. 15: 74-102.

HUME, D. (1987), Essays, Moral, Political, andLiterary, Liberty Fund, Indianápolis (IN).Edición original, 1777.

IRELAND, P. (2000), «Defending the rentier: Cor-porate theory and the reprivatisation of thepublic company», en PARKINSON, J.; GAMBLE,A., y KELLY, G., The Political Economy of theCompany, Hart, Oxford: 141-173.

JENSEN, M. C. (2001), «Value maximization, sta-keholder theory, and the corporate objec-tive function», European Financial Mana-gement, vol. 7: 297-317.

JENSEN, M. C., y MECKLING, W. H. (1976), «Theoryof the firm: managerial behavior, agencycosts and ownership structure», Journal ofFinancial Economics, vol. 3: 305-360.

— (1979), «Rights and production functions:an application to labor-managed firms andcodetermination», Journal of Business, vo-lumen 52: 469-506.

KAUFMAN, A.; ENGLANDER, E., y WOOD, C. H.(2003), «A team production model of cor-porate governance revisited», Documentode trabajo, SMPP 03-03, Department ofStrategic Management and Public Policy,School of Business and Public Manage-ment, George Washington University, Washington (DC).

KEASEY, K.; THOMPSON, S., y WRIGHT, M. (1997),«The corporate governance problem: com-peting diagnoses and solutions», en KEA-SEY, K.; THOMPSON, S., y WRIGHT, M. (eds.),Corporate Governance: Economical andFinancial Issues, Oxford University Press,Oxford: 1-17.

KEYNES, J. M. (1986), Ensayos sobre intervencióny liberalismo, Orbis, Barcelona, segundaedición.

KIM, J., y MAHONEY, J. T. (2005), «Property rightstheory, transaction costs theory, andagency theory: an organizational econo-mics approach to strategic management»,Managerial and Decision Economics, vo-lumen 26: 223-242.

KLEIN, B.; CRAWFORD, R. G., y Alchian, A. A. (1978),«Vertical integration, appropriate rents andthe competitive process», Journal of Lawand Economics, vol. 21: 297-326.

LANGEVIN, P.; MAHERAULT, L., y ROMANET, Y. (1999),«Faut-il adhérer sans réserve au conceptde création de valeur?», Revue du Finan-cier, n.º 120: 69-79.

LIPSEY, R. G., y LANCASTER, K. (1956), «The ge-neral theory of second best», Review ofEconomic Studies, vol. 24: 11-32.

LOCKE, J. (1764), Two Treatises of Government,Libro II: Essay Concerning of Civil Govern-ment, A. Millar y otros, Londres. Ediciónoriginal, 1689.

MANNE, H. G. (1964), «Some theoretical as-pects of share voting», Columbia Law Re-view, vol. 64: 1427-1445.

MAYER, C. (1996), «Governement d’entrepri-se, concurrence et performance», RevueÉconomique de l’OCDE, n.º 27: 7-37.

JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 25

Page 45: PEE Num 108 - Funcas

MAYSON, S. W.; FRENCH, D., y RYAN, C. L. (1996),Company Law, Blackstone Press, Londres,13.ª edición.

MCINERNEY, T. (2004), «Implications of high per-formance production and work practicesfor theory of the firm and corporate go-vernance», Columbia Business Law Review,volumen 2004: 135-196.

MECKLING, W. H. y JENSEN, M. C. (1983), «Re-flections on the corporation as a socialinvention», Midland Corporate FinanceJournal, vol. 1: 6-15.

OSTERLOH, M., y FREY, B. S. (2005), «Sharehol-ders should welcome employees as direc-tors», Documento de trabajo, n.º 228, Ins-titute for Empirical Research in Economics,University of Zurich, Zurich.

PÉREZ GARCÍA, F. (dir.) (2005), La medición delcapital social: una aproximación econó-mica, Fundación BBVA, Bilbao.

PHILLIPS, R. A.; FREEMAN, R. E., y WICKS, A. C.(2003), «What stakeholder theory is not»,Business Ethics Quarterly, vol. 13: 479-502.

PUTNAM, R. D. (1995), «Bowling alone: Ameri-ca’s declining social capital», Journal ofDemocracy, vol. 6: 65-78.

RAJAN, R. G., y ZINGALES, L. (1998), «Power in atheory of the firm», Quarterly Journal ofEconomics, vol. 113: 387-432.

RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, J. M. (2003), El gobiernode la empresa: un enfoque alternativo,Akal, Madrid.

ROSTOW, E. V. (1959), «To whom and for whatends are corporate managements respon-sible?», en Mason, E. S. (ed.), The Corpo-ration in Modern Society, Harvard Univer-sity Press, Cambridge (MA): 46-72.

SACCONI, L. (2004), «A social contract accountfor CSR as extended model of corporategovernance (part I): rational bargainingand justification», Documento de trabajo,número 10, Dipartimento de Economia,Universitá degli Studi di Trento, Trento.

SALAS FUMÁS, V. (2003), «La regulación del go-bierno de la empresa», XVI Simposio deMoneda y Crédito, Madrid, 26-27 de no-viembre.

SHLEIFER, A., y VISHNY, R. W. (1997), «A surveyof corporate governance», Journal of Fi-nance, vol. 52: 737-783.

SMITH, A. (1794), Investigación de la naturale-za y causas de la riqueza de las naciones,Oficina de la Viuda e Hijos de Santander,Valladolid. Traducción de la edición origi-nal de 1776.

THOMSEN, S. (2004), «Corporate governanceand corporate objectives», Documento detrabajo, Department of International Eco-nomics and Management, CopenhagenBusiness School, Copenhague.

TIROLE, J. (2001), «Corporate governance», Eco-nometrica, vol. 69: 1-35.

WILLIAMSON, O. E. (1985), The Economic Institu-tions of Capitalism, Free Press, Nueva York.

ZINGALES, L. (1998), «Corporate governance»,en NEWMAN, P. (ed.), The New Palgrave Dic-tionary of Economics and the Law, Mac-millan, Londres: 497-503.

— (2000), «In search of new foundations»,Journal of Finance, vol. 55: 1623-1653.

VALOR ACCIONARIAL Y ORIENTACIÓN STAKEHOLDER: BASES PARA UN NUEVO GOBIERNO CORPORATIVO

26 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 46: PEE Num 108 - Funcas

27

I. INTRODUCCIÓN (*)

LAS reflexiones sobre el buengobierno y la responsabilidadsocial, las dos grandes cues-

tiones que protagonizan el deba-te alrededor de la relación de laempresa con la sociedad en los úl-timos años, terminan siempre conla apelación a la ética de las per-sonas como la más eficaz medici-na para la corrupción y los abusosde poder que salpican al mundode los negocios, con ejemplos detodos conocidos. Los abusos pro-vocan crisis de confianza, tanto enempresas concretas como en elsistema legal que regula sus rela-ciones con todos los grupos de in-terés, de manera que el reforza-miento de la ética es la soluciónmás recomendable para recuperarla confianza perdida. El buen go-bierno y la responsabilidad socialofrecen recomendaciones para po-ner a salvo la reputación de cadaempresa en particular, dentro deun contexto general de descon-fianza, de manera que actuar deacuerdo con las buenas prácticasque se prescriben desde estas es-cuelas de pensamiento implicatambién, en la mayoría de los ca-sos, adoptar determinados códi-gos éticos de conducta (1).

El objetivo de este trabajo espresentar la relación entre ética yconfianza desde la racionalidadeconómica y con ilustraciones ex-traídas de los mercados y las en-tidades financieras. Nuestra tesisprincipal es que la ética es un ca-lificativo de la conducta que ob-servamos en las personas en de-terminados contextos de elección,por ejemplo honrar la confianza

que otros depositan en ellas, sinque necesariamente deba atri-buirse el calificativo a la personaque se comporta de ese modo,pues en otros contextos de elec-ción la misma persona puede ac-tuar de forma distinta, abusandode la confianza por ejemplo.Cuando una persona honra laconfianza —actúa de forma éti-ca— puede estar preservando unareputación, es decir, desea trans-mitir a los demás unas expectati-vas de comportamiento honradoen las relaciones que van a surgiren el futuro. Esto no se hace porrazones altruistas, sino porque lareputación que se salvaguarda ac-túa a modo de fianza de que laspromesas de honradez se van acumplir. Cuando la fianza que sedeposita es suficientemente im-portante las promesas se hacencreíbles para quienes las reciben y,en respuesta, otorgan la confian-za que se les pide.

La buena reputación adquiereun valor económico porque per-mite a quien la posee hacerse me-recedor de confianza, y con ellocrear riqueza que de otro modose perdería. Por tanto, debe sergestionada como un activo más.La ética y la confianza, por su re-lación como causa y consecuen-cia de la reputación, pueden es-tudiarse formando parte delparadigma de la racionalidad eco-nómica. Tal vez la ética signifiquealgo más que preocupación porsalvaguardar la reputación, peroprecisamente por ello conviene te-ner claro dónde termina la éticaracional para no confundirla conla dimensión moral que indiscri-minadamente se le atribuye (2).

ÉTICA Y CONFIANZA EN LOS MERCADOS FINANCIEROS

Vicente SALAS FUMÁSUniversidad de Zaragoza

Resumen

La responsabilidad social se relaciona conel comportamiento ético de las empresas y,como tal, a veces entra en conflicto con la con-ducta orientada a hacer máximo el benéfico. Eltrabajo demuestra que determinadas conduc-tas que identificamos como éticas son expli-cables desde la racionalidad económica. Paraello se tiene en cuenta el papel de la ética paragenerar confianza en situaciones donde loscontratos formales no dan la seguridad nece-saria para que las transacciones prosperen. Lasoportunidades para incorporar la ética y la con-fianza a la gestión de la empresa que ofreceel capital reputación se ilustran a partir de ejem-plos extraídos de los mercados financieros.

Palabras clave: responsabilidad social, com-portamiento ético, racionalidad económica.

Abstract

Social responsibility and ethical behaviourof business firms are often viewed as con-flicting with profit maximising conduct anddecisions. The paper shows that behaviouroften described as ethical can be compatiblewith economic rationality. This is true in si-tuations where ethics contributes to build trustand trust is needed to provide safeguards intransactions where legally supported contractshave high transaction costs. The opportunitiesfor managing ethics and trust through repu-tation capital are illustrated with examplesdrawn from financial markets.

Key words: social responsibility, ethical behaviour, economic rationality.

JEL classification: M14, Z13.

Page 47: PEE Num 108 - Funcas

El comportamiento ético en lasrelaciones económicas inspira con-fianza y transmite seguridad. Estapalabra, seguridad, es la que másfrecuentemente se asocia con con-fianza. Transmite seguridad saberque el médico que nos atiendeestá bien formado y tiene una am-plia experiencia profesional, comonos transmite seguridad como in-versores saber que el equipo pro-fesional de la empresa cuyas ac-ciones compramos en Bolsa escompetente en las tareas de ges-tión que recibe el encargo de rea-lizar. Cuando nuestro bienestarqueda en manos de decisionesque van a ser tomadas por otrosqueremos que quienes decidantengan la máxima competenciaprofesional en el ámbito concretode la decisión, medicina o gestión.Pero para poner nuestra salud enmanos del médico o nuestro di-nero en manos de los directivosde la empresa pedimos tambiénbuena fe en su comportamiento.Es decir, sabemos que en amboscasos el buen hacer profesional nosiempre lleva a un resultado posi-tivo, pues ni la medicina ni la ges-tión son infalibles, pero queremostener la seguridad de que, preci-samente porque existe la posibili-dad de que no nos curemos o queel riesgo natural de los negociosnos genere pérdidas en la inver-sión, los profesionales no van autilizar esos riesgos como coarta-da para su negligencia o enrique-cimiento personal.

Lo que estamos sugiriendo esque en las relaciones económicasexisten conflictos de interés entrelas partes que intervienen en aqué-llas. Para superarlos, y conseguirque a pesar de ello las potencialesganancias del intercambio termi-nen por materializarse, recurrimosa los contratos, es decir pactamosde antemano las contrapartidasque se van a derivar de la transac-ción, pactamos las compensacio-nes derivadas de incumplir el con-

trato y establecemos quién deter-minará cuándo el contrato se haincumplido y por quién (general-mente los jueces o tribunales dejusticia). Sin embargo, redactar yhacer cumplir contratos explícitos(escritos en un documento que tie-ne protección legal) y completos(donde queden previstas todas lascontingencias que puedan surgira lo largo de una relación) tienecostes, hasta el punto de que cuan-do se tienen en cuenta los costesde contratar a veces no compensarealizar la transacción. Una formade evitar estos costes es renun-ciando a contratos explícitos y com-pletos, sustituyéndolos por otrosimplícitos, promesas no escritas, eincompletos, dejando las decisio-nes ante las contingencias para elmomento en que estas ocurran (3).Las limitaciones de la protecciónlegal para contratos implícitos e in-completos obligan a recurrir a otrosmecanismos más informales paragarantizar unas expectativas mu-tuas de cumplimiento de los com-promisos adquiridos; sólo así loscontratos implícitos e incompletos,menos costosos de utilizar, saldránadelante.

Hacerse merecedor de la con-fianza significa, en este contexto,convencer a terceros de que estáen el propio interés cumplir las pro-mesas y ser equitativo en las deci-siones que se han pospuesto enel momento de redactar el con-trato incompleto. La confianza es,pues, una institución que suple laslimitaciones de la contratación for-mal y completa, especialmente losaltos costes de transacción en quea veces se incurre con ella. La con-fianza es más importante en aque-llas transacciones donde los con-tratos son más incompletos y estánmás jerarquizados, es decir, sólouna de las partes tiene la infor-mación y/o la competencia profe-sional necesarias para la eficienciaen las decisiones que se van a to-mar. Por ejemplo, cuando el pa-

ciente no puede suplantar al mé-dico, porque no sabe medicina, oel inversor no puede sustituir alempresario a la hora de decidir enqué invierte el dinero que le en-trega cuando compra las accio-nes de la empresa. Por otra parte,¿quién no ha oído reiteradamen-te que la banca y los mercados fi-nancieros funcionan a base deconfianza, y que cuando ésta sepierde se termina cualquier posi-bilidad de seguir en el negocio?

Esquemáticamente, puede de-cirse que el movimiento alrededordel buen gobierno de las socie-dades, sobre todo de las que co-tizan en Bolsa, tiene como objeti-vo último mantener o recuperarla confianza de los inversores fi-nancieros, principalmente los pe-queños accionistas. Éstos sonconscientes de la dificultad parasaber si la calidad de los activosque compran justifica realmenteel precio que pagan (selección ad-versa) y de su incapacidad para influir en el destino final de losfondos una vez entregados a lasociedad (riesgo moral). La con-fianza, pagar el precio que se pidey aceptar la imposibilidad del con-trol sobre los fondos, se otorgarácuando la empresa se haga me-recedora de ello, y con el buen go-bierno se articulan recomenda-ciones sobre cómo proceder parahacerse merecedor de la confian-za y financiarse a través del mer-cado de capitales. La responsabi-lidad social, por su parte, buscaextender la capacidad para ha-cerse merecedor de confianza alas relaciones con todos los inte-resados, trabajadores, clientes,proveedores, así como conseguirla legitimidad delante de la socie-dad en su conjunto (4). Desde estaperspectiva, el buen gobierno y laresponsabilidad social forman par-te de un problema común, acti-var la confianza, si bien un análi-sis más pormenorizado de cadauno aporta nuevos matices (5).

ÉTICA Y CONFIANZA EN LOS MERCADOS FINANCIEROS

28 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 48: PEE Num 108 - Funcas

El resto de la exposición inclu-ye, en el apartado II, un análisisgeneral del problema de la con-fianza desde la racionalidad eco-nómica, donde se pone de mani-fiesto el origen y los determinantesdel valor económico de la repu-tación y de su relación de conse-cuencia y causa con la ética y laconfianza; el apartado III aplica lasideas expuestas en el marco teó-rico a algunas de las institucionesque emergen en los mercados fi-nancieros; el IV explora la influen-cia sobre la ética y la reputaciónde determinadas decisiones de organización interna de las em-presas; finalmente, en las conclu-siones se resumen las principalesideas expuestas.

II. EL JUEGO DE LACONFIANZA

Este apartado contiene unailustración sobre los dilemas decomportamiento que se han su-gerido, desde el análisis económi-co de las transacciones, para unamejor comprensión de la relaciónentre ética y confianza (6). Paraello se propone una situación dedecisión secuencial entre dosagentes ficticios, A y B, resumidaen el gráfico 1.

En la situación descrita existeun agente A que debe elegir en-tre «confiar» y «no confiar» enotro agente que llamamos B. Porejemplo, el inversor A que decideacudir a la oferta pública de ven-ta de acciones que hace la em-presa B (confiar), o no acudir a ellay guardar el dinero directamentebajo su tutela (no confiar). Si Aconfía, B tiene la oportunidad deelegir entre «honrar» esa con-fianza, actuar de buena fe y con lamáxima profesionalidad en la ges-tión de los fondos recibidos del in-versor, o «abusar» de ella, apro-piarse de parte de la riqueza delinversor bajo el engaño de que las

condiciones del negocio han sidopeores de lo razonable y no se hanpodido cumplir las expectativasmarcadas. Los pagos que cadauna de las partes recibe como con-secuencia de las decisiones quesucesivamente se toman aparecenen las dos columnas finales en for-ma de pagos monetarios.

La solución que hace máxima lariqueza total es que A confíe y Bhonre la confianza, 10 + 10 = 20(frente a 10 [-5 + 15] si honra yabusa y cero si no confía). Sin em-bargo, como A decide primero, sudecisión depende de lo que va ahacer B. Una vez A confía, B ob-tiene 15 si abusa y 10 si honra,por lo que B obtiene una riquezamayor abusando. A anticipa que siconfía en B y B elige la alternati-va que le maximiza la riqueza (ac-túa racionalmente), obtendrá -5,mientras que si no confía se ase-gura un pago de 0. La decisión deA es obvia, no confiar, con lo queel resultado final es un pago de 0para cada uno, cuando existe unpotencial de riqueza total de 20.

Situaciones como la descritaponen de relieve una más de las

muchas situaciones en las que laracionalidad individual lleva a unresultado final de ineficiencia co-lectiva, es decir, a un resultado dis-tinto del que hace máxima la ri-queza social. Otras situacionesdonde ocurre algo parecido sonlas que conocemos como «dilemade los prisioneros». Desde el pun-to de vista de los intereses par-ticulares de los agentes afectadosy de la sociedad en su conjunto,en ambos casos es deseable en-contrar mecanismos que superenla ineficiencia y eviten la pérdidade riqueza potencial.

El ejemplo representado en lafigura puede incorporar una eta-pa anterior donde A y B pactanlas contrapartidas de una transac-ción cuyo cumplimiento implicaunas ganancias mutuas de 10.Cuando el pacto puede quedar re-flejado en un contrato formal, unade cuyas cláusulas contempla lacompensación por daños y per-juicios para quien incumple el con-trato, entonces el cumplimientodel contrato quedaría aseguradopor las garantías que ofrece el sis-tema legal de que, efectivamen-te, las denuncias de incumpli-

VICENTE SALAS FUMÁS

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 29

No confía

A

A B

-5 15

10 10

0 0

Confía

B

Honra

Abusa

GRÁFICO 1EL «JUEGO» DE LA CONFIANZA

Page 49: PEE Num 108 - Funcas

miento del contrato serán debi-damente atendidas. El entrar enla transacción implica un riesgo,pero, gracias a la garantía del con-trato respaldado por la ley, eseriesgo desaparece.

Para que la institución de laconfianza juegue un papel rele-vante en la transacción descrita,tal como vamos a mostrar ense-guida, debe darse la circunstan-cia de que el contrato explícitodonde se pacta confiar, para A,y honrar, para B, con unas con-trapartidas de 10 para cada uno,no sea viable por los costes detransacción que acarrea; por ejem-plo, elevados costes para conse-guir que el juez que tiene que di-rimir las disputas pueda verificarquién tiene razón al plantearseuna denuncia de incumplimiento.En estas circunstancias, tiene sen-tido preguntarse por las condicio-nes que pueden inducir al agenteA a que elija confiar y al B paraque honre esa confianza. Adviér-tase que, al elegir no confiar, pier-den los dos, y por tanto B tienetanto interés en hacerse merece-dor de la confianza como A deconvencerse de que B va a hon-rarla si se la otorga.

Desde los contratos implícitospodemos introducir en el análisisla promesa de B de que honrarála confianza si se le otorga, de ma-nera que, de existir esa promesa,A le otorga credibilidad y, despuésde recibirla, elige confiar; diríamosque A confía en B porque aceptala promesa como garantía de queel abuso no se va a producir. Si su-piéramos que detrás de la elecciónde confiar existe la protección deun contrato formal, respaldadopor la justicia, no hablaríamos deconfianza. Por otra parte, una vezB tiene la confianza, la hipótesisde racionalidad sugiere que ac-tuará abusando porque le permi-te obtener una ganancia de 15frente a las 10 de honrar. Si, por el

contrario, elige honrar la confian-za, calificaríamos su comporta-miento como ético, por vincularloa una promesa y renunciar a unaganancia cierta manteniendo sucumplimiento a posteriori. Si B selimitara a cumplir el contrato ex-plícito, su comportamiento no secalificaría como ético.

Cumplir las promesas y noabusar de la confianza forma par-te del conjunto de comporta-mientos que llamamos éticos. Mu-chas veces hablamos también depersonas éticas o íntegras para re-ferirnos a quien se comporta deese modo. Si la ética fuera un atri-buto intrínseco de todas las per-sonas, el comportamiento éticosería algo natural, y con él el cum-plimiento de las promesas. Loscontratos formales serían innece-sarios, y con ellos el sistema legalcreado para conseguir que secumplan. En el supuesto de queunas personas tuvieran el atribu-to de la ética y otras no, y quieneslo tienen pueden demostrarlo deforma inequívoca, pero quienesno lo tienen no, entonces el con-trato informal sería viable siem-pre que B fuera una «persona éti-ca». La existencia de personaséticas junto a otras que no lo sonno tendría ninguna eficacia siquien no es ético puede fácil-mente parecerlo delante de losdemás.

No existe, que sepamos, unaforma de señalar de forma in-equívoca quien es ético y quien nolo es. Pero esto no significa queno podamos observar comporta-mientos éticos, es decir, situacionesdonde alguien confía en otra per-sona (se cree la promesa) y esaotra persona honra la confianza.Por otra parte, si hay otras causasdistintas al hecho de ser una «per-sona ética» por las que se deci-de honrar la confianza, entoncescuando alguien efectivamentehonra la confianza en situaciones

como la descrita, a esa persona no se le puede aplicar de formainequívoca el calificativo de «per-sona ética», pues no existe unacorrespondencia estricta entre ca-racterísticas de las personas y suforma de comportarse. Llegadosa este punto, la reflexión podríacontinuar bien en la línea de pre-guntarnos si existen «personas éti-cas» y cómo identificarlas, o bienpor la línea de indagar sobre losmecanismos que promueven con-ductas éticas, es decir, promuevenhonrar la confianza cuando éstase otorga. En la presente exposi-ción optamos por el segundo delos caminos, lo que significa quenos interesa indagar acerca de losmecanismos que hacen viables loscontratos implícitos e informales,basados en la confianza mutua,para gobernar transacciones (7).

1. Normas sociales

Las personas tenemos necesi-dad de vivir en sociedad, for-mando parte de grupos humanosque satisfacen nuestras necesi-dades de tipo social. Los grupospromueven normas y valores so-bre lo que está bien y lo que estámal, de manera que quien actúa«mal», según las normas, recibeun castigo psicológico, bien por-que el grupo le expulsa y ya nopuede satisfacer las necesidadesgregarias, o bien porque experi-menta sentimientos de culpabili-dad por transgredir ciertos prin-cipios morales adquiridos a travésde la educación y la experiencia.Las conductas acordes con lasnormas dominantes refuerzan laintegración en el grupo con el quenos identificamos. La «presión so-cial» llega así a determinar la con-ducta sin que medien premios ocastigos monetarios (8).

Supóngase que, en el ejemploanterior, A sabe que B pertenecea un grupo social que ha desarro-

ÉTICA Y CONFIANZA EN LOS MERCADOS FINANCIEROS

30 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 50: PEE Num 108 - Funcas

llado normas que promueven elcumplimento de las promesas, demanera que quien las incumplesoporta un coste psicológico sufi-cientemente alto como para nocompensar las ganancias mone-tarias que el incumplimiento le re-porta. A sabe que la presión so-cial, evitar el coste psicológico deincumplir la promesa, lleva a B ahonrar la confianza y por ello con-fía en B. El observador externo dela conducta «confiar (A) y honrarla confianza (B)» difícilmente co-nocerá la magnitud precisa de lospremios y castigos psicológicosque soportan los agentes que par-ticipan en las transacciones, y portanto le costará «racionalizar» de-terminadas conductas. Pero no de-bemos confundir la dificultad delobservador externo para determi-nar la influencia de la presión so-cial sobre la conducta con el hechoreal de que la conducta de con-fiar y honrar la confianza respon-da de verdad al seguimiento deciertas normas sociales.

La vida en sociedad puede ge-nerar otros sentimientos, comopor ejemplo la amistad, que en-gendra solidaridad. Esto significaque las personas podemos incor-porar en nuestras preferencias elbienestar propio y el ajeno. La re-lación afectiva entre padres, hijos,hermanos y otras relaciones de pa-rentesco, así como el sentimientode amistad con otras personas,nos lleva a un comportamientosolidario con ellas. La solidaridadlleva a un comportamiento ético(cumplir las promesas) porquecumplir significa, en última ins-tancia, más bienestar que incum-plir cuando se tienen en cuentabeneficios propios y ajenos. La so-lidaridad cambia la función de uti-lidad sobre la que pivota nuestrocomportamiento racional porque,con ella, en la función de utilidadpropia entra el bienestar propio yel ajeno de aquellas personas conlas que nos sentimos solidarios.

En la ilustración del gráfico 1 bas-taría con que la utilidad de B fue-ra igual a su riqueza más un me-dio de la riqueza de A para que lamejor decisión de B, en el senti-do de hacer máxima su utilidadde persona solidaria, fuera hon-rar la confianza. Si A conoce la so-lidaridad de B hacia su persona,anticipa que la decisión racionalde B es honrar la confianza, y portanto decide racionalmente otor-gársela. Esta sencilla ilustraciónnos ayuda a entender por quéacostumbra a establecerse unaasociación entre ética (conducta)y solidaridad (preferencias).

La presencia de normas socia-les no implica cuestionar la racio-nalidad de la conducta humana.Ésta existe desde el momento enque el comportamiento de las per-sonas es coherente con sus pre-ferencias, y tanto la presión socialcomo la solidaridad terminan pordesembocar en conductas racio-nales porque, en ambos casos, laconducta es predecible a partir delas preferencias. Efectivamente,éstas se han modificado, en uncaso, para tener en cuenta los premios y/o castigos psicológi-cos propios de la presión social, yen el otro, para recoger el senti-miento de solidaridad. Nos des-viamos pues de las preferenciassobre pagos monetarios y total-mente egoístas de la representa-ción inicial. Pero la racionalidad nopresupone una forma de funciónde utilidad determinada (no puedeasociarse racionalidad con egoís-mo y pagos estrictamente mone-tarios por ejemplo), sólo coheren-cia de la conducta con la funciónde utilidad, fuera cual fuere.

2. Capital reputación

¿Qué ocurriría si la relación en-tre A y B descrita en la ilustracióndel gráfico 1 pudiera repetirse enel tiempo indefinidamente? Si B

hace hoy una promesa y la in-cumple, ahora debe ponderar lasconsecuencias de esa decisiónpara la transacción corriente y paralas transacciones futuras. Estasconsecuencias dependerán, a suvez, de cuál es la reacción de A enencuentros futuros ante ciertoscomportamientos de B en el pre-sente; por ejemplo, cómo res-ponde A ante los abusos de Bcuando le otorga su confianza.

La reacción de A ante la con-ducta de B, honrar o abusar, pue-de estar dictada por las normassociales dominantes en el entor-no en el cual la transacción tienelugar. Considérese, por ejemplo,que una de esas normas es la dela «reciprocidad», es decir, cadapersona aplica a las demás un tra-to similar al que recibe de ellos (9).Por tanto, B sabe que A sigue esanorma social, de manera que leotorgará la confianza mientras lesea honrada, pero la retirará parasiempre si se produce un solo abu-so. En un contexto de relacionesrepetidas, B sabe que su conduc-ta hoy, cumplir o incumplir la pro-mesa de honrar, condicionará laconducta futura de A, y por tan-to, indirectamente, los pagos queva a recibir en el futuro de la rela-ción con A. Honrar la confianzaasegura un pago indefinido de 10,porque la reciprocidad lleva a queA repita confiar; abusar de la con-fianza significa un pago de 15 hoy,pero un pago de 0 para siempredespués, porque la misma reci-procidad lleva a retirar la confian-za para siempre. Este cambio en laexpectativa de pagos de B, comoconsecuencia de la repetición de latransacción y de la vigencia de lainstitución de la reciprocidad, esconocido por A, quien, a la horade decidir si confía o no en B, po-drá calcular los incentivos de éstepara honrar la confianza.

Si r es el tipo de interés al quese descuentan rentas futuras, una

VICENTE SALAS FUMÁS

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 31

Page 51: PEE Num 108 - Funcas

regla de reciprocidad donde seconfía mientras se honra la con-fianza, pero no se confía nuncamás si se abusa de ella, hace creí-ble para A la promesa de B de quehonrará la confianza si se cumplela condición,

10/r > 15-10 + 0/r

Es decir, si el valor presente delas rentas futuras que se consiguenhonrando la confianza, 10/r (re-cuérdese que suponemos un ho-rizonte infinito) es mayor o igualque la ganancia a corto plazo de abusar de esa confianza, 5 (15-10), más el valor presente delos pagos que se van a recibir des-pués de abusar y no participar nun-ca más en transacciones similares,cero en la ilustración del gráfico 1.

Mantener una conducta decumplir las promesas permite be-neficiarse de la confianza de otrosen transacciones futuras, pues ac-túa el mecanismo de la reciproci-dad. En otras palabras, preservarla reputación de ser una personaque cumple las promesas se pre-mia con la confianza que permi-te completar transacciones quesin ella no serían factibles. Lareputación tiene así un valor eco-nómico que depende de las opor-tunidades de transacciones futu-ras, basadas en la confianza, aque da acceso (10). Visto desdela perspectiva de la persona A,ésta estará dispuesta a confiar enB si la reputación de B tiene unvalor económico positivo, puesésa es la condición para que Bhonre la confianza. Escribiendode nuevo la condición que se ob-tiene de la aplicación de la reglade la reciprocidad, el valor eco-nómico de la reputación (VER) seexpresa como:

VER = (10-0)/r – (15-10)

Es decir, la diferencia entre elvalor presente de lo que se deja

de ganar en el futuro por no po-der participar en transacciones deconfianza y la ganancia inmedia-ta por abusar de la confianza.

El resultado puede generali-zarse. Llamamos u1 a los pagosque recibe el agente que honra laconfianza cada vez que se repitela transacción. Llamamos u2 a lospagos en el momento en que abu-sa de la confianza. Como esa con-fianza después se retira, el pagosólo se obtiene un período. Des-pués se volverá a la situación deno confiar, la cual genera unos pa-gos de u3, también para siempre.El VER será, por tanto:

VER = [(u1 – u3)/r] – (u2 – u1)

El VER recuerda al valor actualneto de una inversión, VAN. Cuan-do se honra la confianza se sacri-fica una ganancia inmediata iguala (u2 – u1); este sacrificio equivaleal desembolso inicial de la inver-sión. A cambio de esa renuncia,se asegura un pago repetido enel tiempo igual a (u1 – u3), la dife-rencia entre lo que se obtienemientras se sigue renovando laconfianza y lo que se obtendríasin ella. Descontado a su valor pre-sente al tipo de interés r el pagoanual tiene el valor (u1 – u3)/r. Paraque A otorgue la confianza, B tie-ne que demostrarle que el valoreconómico de su reputación espositivo, es decir, que obtiene unaganancia mayor cumpliendo lapromesa que incumpliéndola.

Las personas, como B en nues-tro ejemplo, que dependen de con-tratos implícitos para gobernartransacciones tendrán interés enmantener un valor económico dela reputación no negativo, pues deéste depende que otras personaslas hagan merecedoras de su con-fianza y, con ello, completar tran-sacciones mutuamente beneficio-sas. Al honrar la confianza, tenerun comportamiento ético, se re-

fuerza la reputación, y con ella laposibilidad de merecer la confian-za, lo cual vuelve a posibilitar elcomportamiento ético, ... Hacer lomás grande posible el valor eco-nómico de la reputación es unaforma de aumentar la «fianza» conla que una persona garantiza elbuen fin de una transacción. Coneste objetivo, es de esperar que laspersonas inviertan recursos y to-men iniciativas encaminadas a au-mentar ese valor; es decir, pode-mos hablar de una gestión de lareputación en unos términos simi-lares a como hablamos de la ges-tión de cualquier activo producti-vo. Esta gestión tendrá dos pilaresbásicos: reducir las ganancias a cor-to plazo de abusar de la confian-za ajena (u2 – u1), y aumentar laspenalizaciones futuras por incum-plir las promesas (u1 – u3)/r.

III. MERCADOS FINANCIEROS

Si es cierto, como reiterada-mente se afirma, que los mercadosfinancieros están basados en laconfianza, el fomento de la éticacomo un medio de fomentar laconfianza ocupará un lugar des-tacado en estos mercados. Losmercados financieros realizan, en-tre otras, la función de canalizarfondos monetarios desde quienesahorran hacia quienes invierten,es decir, desde quienes tienenunos recursos excedentes despuésdel consumo hacia quienes van acontrolar y decidir sobre el uso fi-nal de ellos a través de las inver-siones. Quien ahorra y entrega susahorros al «mercado» pierde cual-quier control sobre el destino fi-nal de éstos; los fondos moneta-rios son totalmente fungibles y seagregan en un pool común, sinque pueda identificarse el destinoconcreto de los fondos suminis-trados por una persona u otra.

El compromiso que se suscri-be, entre quienes ahorran y el

ÉTICA Y CONFIANZA EN LOS MERCADOS FINANCIEROS

32 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 52: PEE Num 108 - Funcas

mercado que canaliza ese ahorrohacia inversiones productivas, esque se velará por el buen fin delas inversiones, de manera quese podrá recuperar el capital in-vertido y una renta adicional su-ficiente para compensar al aho-rrador por haber retrasado suconsumo en el tiempo o sacrifi-cando otras rentas de oportuni-dad. Es impensable, por los altoscostes de transacción a que dalugar, redactar un contrato com-pleto y formal donde se pacte eluso final que se hace de cadaeuro ahorrado.

El carácter altamente fungibledel bien que interviene en lastransacciones financieras, y la dis-crecionalidad con la que puedeusarse el dinero por quien lo con-trola debido a las dificultades demuchos de quienes ahorran parasupervisar ese uso, puede blo-quear el desarrollo de los merca-dos financieros, porque quienestienen los excedentes monetariosno estás dispuestos a transferirlosal mercado debido a que no sesienten suficientemente seguroscon ello. En casos extremos, estopuede significar que la única cir-cunstancia en la que se produciráninversiones es cuando quien tie-ne el dinero está en condicionesde invertirlo controlando directa-mente el uso que se hace de él.Estudios recientes hacen hincapiéen que el desarrollo de los mer-cados financieros en los diferen-tes países depende en gran ma-nera de la protección efectiva quereciben los ahorradores (La Portay otros, 1997). Por otra parte, sicreemos que el desarrollo de losmercados financieros es impor-tante para el desarrollo económi-co y la creación de riqueza, surgi-rá un interés colectivo por impulsarinstituciones que estimulen la con-fianza de los ahorradores en elmercado de capitales como pasoprevio a su participación en losmismos.

Otro aspecto importante a te-ner en cuenta en la reflexión so-bre ética en los mercados finan-cieros se refiere a los importantesefectos externos que tienen lasdecisiones individuales en ellos.Cuando algún agente que inter-viene en transacciones de carácterfinanciero abusa de la confianzaque se ha depositado en él, sepone en peligro la confianza enel conjunto del sistema. La grave-dad de la crisis de Enron no se li-mita a las pérdidas directas que lagestión de la empresa supuso paraaccionistas y trabajadores (estosúltimos a través de sus planes depensiones), sino que va muchomás lejos, porque el escándalotransmitió la sensación de que elfraude y el engaño podían estargeneralizados, poniéndose final-mente en peligro la credibilidadde todo el sistema financiero.

Las iniciativas tendentes a pre-servar la confianza en los mer-cados financieros tendrán por tan-to una dimensión privada e indi-vidual, que compete a agentesconcretos desarrollar, y otra di-mensión colectiva, que se instru-mentará a través de regulacionesy normas legales que respondenal deseo de limitar los daños a in-tereses de toda la sociedad.

La regulación de los mercadosfinancieros desarrollados es muyprolija, y las leyes se extienden a lolargo y ancho de muchas activi-dades. La propia existencia de in-termediarios financieros como losbancos puede interpretarse comouna fórmula para dar más seguri-dad a los ahorradores y facilitarlas trasferencias de fondos desdeel ahorro a la inversión, aunqueobviamente ahora hay que ase-gurar que los bancos se haganmerecedores de la confianza quepedíamos inicialmente a los mer-cados. La regulación bancaria noes menos prolija que la regulaciónde los mercados de valores. En

esta presentación no vamos a cen-trarnos en las iniciativas legales yreguladoras que tienen por obje-to dar seguridad y protección aquienes ahorran, aunque ello nosignifica que no nos parezcan im-portantes y necesarias para la via-bilidad de unos mercados finan-cieros desarrollados y, en definitiva,para el crecimiento económico.Nuestro interés es sobre todo porlos mecanismos informales que sediseñan e implantan con el pro-pósito de complementar a las le-yes y las regulaciones, en el obje-tivo último de generar la suficienteconfianza entre los que inviertensus ahorros a través de los mer-cados financieros.

Este tipo de mecanismos decontrol de carácter informal ad-quieren especial importancia ensociedades menos desarrolladasen sus mecanismos de protecciónformal. Por ejemplo, el banco Gra-meen de Bangladesh funciona através de la presión social que ejer-ce la comunidad local sobre losacreedores del banco para lograrque el prestatario devuelva al banco lo que éste le entregó. Mu-hammad Yunus, el fundador delbanco, decía lo siguiente en unaentrevista en respuesta a una pre-gunta sobre cómo consiguen que,al no existir avales, se devuelvanlos créditos: «Nuestro aval son lasrelaciones humanas. Si dejan depagar sufrirán la presión del gru-po al que pertenecen en el banco.Nos basamos en una relación deconfianza y funciona» (El País,24-XI-2002).

Las estadísticas sobre creaciónde empresas revelan que los fami-liares y amigos son los principa-les proveedores de fondos finan-cieros cuando se inicia la actividadempresarial. El parentesco y laamistad sustentan la confianza enun emprendedor al que se le re-conoce la buena fe necesaria paraque no abuse de quienes le hacen

VICENTE SALAS FUMÁS

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 33

Page 53: PEE Num 108 - Funcas

merecedor de su confianza, al en-tregarle el dinero que les pide. Enestos casos, la confianza significaque, tanto si el empresario tieneéxito y devuelve el préstamo comosi no lo hace porque el negociofracasa, nadie pondrá en duda suhonestidad personal.

Otra cuestión interesante, y ala que dedicaremos más tiempo,es la de cómo lograr confianza através de la reputación, de acuer-do con las ideas generales ex-puestas en el apartado anterior.La reputación es una forma de ga-narse la confianza necesaria paraque los mercados financieros, in-termediados o no, funcionen y sedesarrollen. Es de esperar que sien los mercados financieros laconfianza ocupa un lugar desta-cado, la reputación será un acti-vo especialmente relevante queserá necesario gestionar de for-ma adecuada.

En el cuadro n.º 1 se ha resu-mido una lista de actuaciones ymecanismos mediante los cualesse puede gestionar la reputacióna través de influir en su valor eco-nómico, agrupados en aquellosque reducen las ganancias inme-diatas de abusar de la confianza yaquellos que hacen más altas laspenalizaciones que se van a deri-var de ese abuso.

El ejemplo más ilustrativo decómo generar confianza a travésde la forma de propiedad de laempresa es el caso de las cajas deahorros. Estudiosos de este tipode organizaciones en el mundosugieren que las cajas de ahorros,al asumir una forma de propie-dad de organización sin ánimo delucro, generaron suficiente con-fianza en la incipiente poblaciónasalariada de los años iniciales dela industrialización como para queempezaran a considerar al aho-rro una fórmula válida cuando sedesea asegurar el futuro. A me-

diados del siglo XIX los bancosgeneraban desconfianza entre lospequeños ahorradores porqueasumían muchos riesgos en susdecisiones de inversión con el di-nero ajeno, y sólo las grandes for-tunas podían controlar ese riesgointerviniendo en el control de losintermediarios financieros. Pues-to que la responsabilidad frente a terceros se limita a los fondospropios, los propietarios de unaempresa altamente endeudada,como ocurre con las entidades fi-nancieras, tienen incentivos a asu-mir riesgos más allá de los quehacen máxima la riqueza conjun-ta de acreedores y accionistas. Ello es así porque en caso de quelas cosas salgan bien obtienenunas ganancias muy elevadas (losacreedores se limitan a recibir elprincipal y el interés pactado),mientras que si salen mal sólopierden el capital, que es relati-vamente pequeño, pues es la úni-ca garantía que ofrecen a losacreedores. Las cajas, como enti-dades sin fin lucrativo, limitan lasganancias potenciales de quienesdeciden sobre las inversiones arealizar porque esas ganancias, sise producen, no repercuten enquienes toman las decisiones. Porello, al optar por una organiza-ción sin ánimo de lucro, se auto-limitan las ganancias de abusarde la confianza, segundo térmi-no de la ecuación de VER, y es másfácil que esta confianza se hagaefectiva (11).

En España, las cajas de ahorros,en sus orígenes, se beneficiaronenormemente de la reputaciónque tenían los montes de piedad,a los que se asocian desde los pri-meros instantes de su creación.Los mismos estudiosos explicanlas mutualidades y las cooperativasde crédito como un mecanismoinstitucional que aprovecha la pre-sión social y el conocimiento mu-tuo como mecanismos de controlpara recuperar los préstamos quese conceden a los asociados.

La historia de las cajas de aho-rros es, por otra parte, una fuen-te de dilemas éticos para el pre-sente. Las cajas asumen, entreotras, la misión de evitar la exclu-sión financiera, y existen eviden-cias de que lo han conseguido.Sin embargo, la presión de la com-petencia después de la liberaliza-ción de los mercados financierosy las rebajas en los tipos de inte-rés están dañando su cuenta deresultados, y presionan para au-mentar los ingresos y reducir loscostes. Algunas decisiones de lascajas, por las cuales se empieza acobrar comisión por el manteni-miento de cuentas y libretas deahorro o por la prestación de de-terminados servicios, han sidocuestionadas por grupos socialesque consideran que son contra-rias a los objetivos fundacionalesde las cajas de ahorros. Los sub-sidios cruzados entre cuentas consaldos más altos y cuentas con

ÉTICA Y CONFIANZA EN LOS MERCADOS FINANCIEROS

34 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

CUADRO N.º 1

INSTRUMENTOS PARA LA GESTIÓN DE LA REPUTACIÓN

Reducir ganancias inmediatas Aumentar las pérdidas futurasde abusar de la confianza por abusar de la confianza

Forma de propiedad Horizonte temporalÁrbitros externos TransparenciaPoder compartido Barreras a la salidaSolvenciaCódigos de conductaGobierno corporativo

Page 54: PEE Num 108 - Funcas

saldos más bajos, y entre zonasurbanas más pobladas y ricas y zo-nas rurales más pobres, serán di-fíciles de mantener en el futurocon una competencia cada vezmás intensa en los mercados. Laspresiones sobre destinos alterna-tivos de los recursos destinados aobra social serán cada vez mayo-res, y las cajas habrán de decidirentre destinar esos recursos a ac-tuaciones filantrópicas dirigidas amantener fieles a los clientes declase media alta, los que más apor-tan al beneficio, o contribuir a unreparto más equitativo de la ri-queza favoreciendo relativamen-te más a los menos favorecidos.

La renuncia al lucro privado porparte de quienes administran laorganización reduce las gananciasde abusar de la confianza porque,si el abuso se produce, existe unaganancia que la persona que abu-sa tiene restricciones a la hora dehacerla suya. El recurso al arbitra-je externo, cuando se han de to-mar decisiones que pueden be-neficiar mucho a una parte endetrimento de quien ha de otorgarla confianza, es otra forma de re-ducir voluntariamente las ganan-cias de quien tiene originalmenteel poder de decisión. Presumible-mente, la tercera persona, el ár-bitro en quien se delega la deci-sión más conflictiva, tendrá unareputación personal que preser-var y dará credibilidad a la pro-mesa de que, llegados a esa si-tuación, será ecuánime en ladecisión que se toma. La institu-ción del defensor del cliente pue-de conseguir este objetivo de ge-nerar confianza entre los clientesde una entidad financiera. Las em-presas que cotizan en Bolsa, in-cluidos los propios bancos, recu-rren a consejeros independientesde prestigio a la hora de decidir lacomposición de los consejos deadministración, con el propósitode aumentar la confianza de losaccionistas pequeños y anónimos

que no tienen ningún medio efi-caz para controlar la gestión de laempresa y el destino final de losfondos con los que la financian.Los consejeros independientes tie-nen poco que ganar personal-mente si la empresa obtiene be-neficios con conductas poco éticas(sobre todo si se respeta la reco-mendación de que su remunera-ción sea relativamente baja y sedesvincule de los resultados eco-nómicos de la empresa), por loque es de esperar que procurenevitarlas, pues sí arriesgan con ellassu propia reputación personal. Fi-nalmente, los códigos de buenasprácticas en el gobierno corpora-tivo, y de responsabilidad social,se pueden interpretar como unconjunto de límites a la conductade los ejecutivos de la empresa, amodo de contrato implícito entreellos y los interesados de la orga-nización, que se hace público conel fin de poder comprobar más fácilmente cualquier trasgresióndel mismo.

El valor económico de la repu-tación disminuye cuando la pro-babilidad de que la transacciónse repita en el futuro también dis-minuye, y se hace negativo cuan-do se sabe que la transacción tie-ne un período final. Si es así, laracionalidad económica prediceque en ese momento final la de-cisión será abusar de la confian-za, porque ya no hay una repu-tación que salvaguardar. Quienha de otorgar la confianza losabe, y por tanto no la otorga.Cuando las decisiones de maña-na están totalmente predermina-das, sea cual sea la decisión quetomemos hoy, entonces la con-ducta de hoy es irrelevante y laracionalidad vuelve a llevarnos ala decisión de abusar si alguienconfía. Aumentar la probabilidadde que la transacción se repita yevitar que exista un momento enel tiempo conocido acerca decuándo la relación va a terminar,

constituyen iniciativas clave parafomentar la confianza.

La interposición de personasjurídicas, sustituyendo a las per-sonas físicas, en las transaccioneseconómicas sirve al propósito deaumentar el horizonte temporalde las relaciones comerciales y fo-menta la confianza. En efecto, lapersona física tiene un horizon-te temporal finito, y la probabili-dad de que la relación se termineaumenta con la edad, tal comonos dicen las tablas de mortali-dad. Sin embargo la persona ju-rídica trasciende a la persona fí-sica, y la reputación asociada a su nombre comercial es inde-pendiente del propietario físico,para muchos desconocido. Ade-más, la persona jurídica, aunquecon responsabilidad limitada,puede influir en la probabilidadde supervivencia tomando deci-siones que refuercen su solven-cia patrimonial.

El horizonte temporal y los be-neficios futuros que se van a re-cibir a lo largo del mismo tienenque ver también con el tipo de in-terés al que se descuentan esosbeneficios para calcular su valoractual. Un tipo de interés alto dis-minuye el valor presente de lasrentas futuras, y con ello el valoreconómico de la reputación. Eltipo de interés de descuento de-pende de factores institucionalesajenos a las empresas y a las per-sonas físicas —estabilidad ma-croeconómica por ejemplo—,pero también depende de deci-siones empresariales, como porejemplo el riesgo de las inversio-nes que se realizan y la prima porriesgo que se añade al interés demercado en función de ese riesgo.La prudencia en las inversiones esuna forma de ganar confianza sicon ello se logra transmitir la se-ñal de que el futuro es importan-te pues se descuenta a un tipo deinterés menor.

VICENTE SALAS FUMÁS

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 35

Page 55: PEE Num 108 - Funcas

Si quien abusa de la confianzava a quedar impune porque no esposible detectar ese abuso, y portanto no se le penaliza en formade pérdida de oportunidades deintercambio futuro, el primer tér-mino del VER será nulo. En estecaso, el valor de la reputación nun-ca podrá ser positivo y la repu-tación no sirve para generar con-fianza. La transparencia en las actuaciones de quien desea ha-cerse merecedor de la confianzaes una condición necesaria paraque esa confianza acabe mani-festándose. Está en el interés dequien quiera hacerse merecedorde la confianza, a través de colo-car como fianza un valor positivode su reputación, crear las condi-ciones para que su comporta-miento sea visible para todos. Elvalor de la reputación aumentacon el número de personas queestán en condiciones de penalizarun abuso retirando la confianza,aunque el abuso no les afecte di-rectamente. Poseer una marcamuy conocida en el mercado esuna forma de aumentar la con-fianza hacia los productos de laempresa porque, primero, se cla-rifican los términos de la transac-ción y, segundo, un abuso de con-fianza devaluará la reputación dela empresa y de la marca entre to-dos los que las conocen (12).

Otra situación donde la repu-tación queda muy devaluada es laque se produce cuando quien hade hacerse merecedor de la con-fianza tiene muchas facilidadespara desviar los recursos disponi-bles hacia actividades alternativasdespués de abusar de la confian-za de los demás, evitando con ellocualquier penalización en formade pérdida de oportunidades parahacer valer la confianza en el fu-turo. Merecer la confianza obli-gará a asumir barreras a la salidao al abandono de la actividad quese realiza, por ejemplo invirtiendomás intensamente en activos in-

tangibles y específicos con un bajovalor económico en empleos al-ternativos a su uso actual. Un altocapital comercial asociado a unamarca conocida y asentada en elmercado, con importantes presu-puestos publicitarios, puede tenerla condición de activo específicocapaz de inducir confianza en laempresa que la gestiona, debidoal nulo valor de la marca como ac-tivo en otros usos alternativos alactual.

IV. LA ORGANIZACIÓN Y GESTIÓN INTERNAS

Hasta aquí hemos hablado deética y confianza pensando en losagentes económicos en su con-junto, es decir, sin distinguir en-tre el comportamiento de las or-ganizaciones y el comportamientode las personas que las integran.Es evidente que los bancos, comocualquier empresa, deberán ges-tionar la ética en el interior de susorganizaciones. Un punto de par-tida importante en esa gestiónserá el suscribir un código sobrelos valores éticos que se conside-ran críticos por la organización, ytrabajar para que todas las per-sonas que integran la empresa ac-túen en consecuencia con ellos.Las autoridades públicas y los ór-ganos reguladores insisten en laimportancia de que las entidadesfinancieras asuman determinadoscódigos de conducta y pongan enmarcha iniciativas dentro de losbancos para que se apliquen conrigor. Por ejemplo, algunas em-presas proporcionan formaciónsobre ética a sus empleados y crean la figura del «defensor delas prácticas éticas». De hecho, eneste ámbito se ha acuñado el tér-mino «riesgo reputacional» comouno más, y no menos importante,de los riesgos a que deben pres-tar atención las entidades finan-cieras y, por supuesto, cualquierempresa (13).

Los códigos de conducta y losmedios para conseguir que secumplan son herramientas útilespara este fin. Pero los expertosadvierten que una visión estrechade la ética en los negocios, quese limita a cumplir unas reglas,acostumbra a ser insuficiente paralograr los objetivos buscados. Mu-chos creen que el principal factorpara controlar las conductas con-trarias a la ética dentro de las em-presas es la manera como los tra-bajadores perciben el valor quelos directivos atribuyen a las con-ductas éticas. Lo que importa, endefinitiva, es la cultura general dela organización y el ejemplo quese transmite desde los puestos di-rectivos más altos de la jerarquía.

La cultura de la organizaciónno surge de la nada. Emergecomo resultado de una forma ge-neralizada de comportarse quetermina por instituirse y consoli-darse. La conducta, por su par-te, es consecuencia de la inter-acción entre las motivaciones delas personas y las restriccionesque el diseño organizativo impo-ne sobre ellas en la búsqueda deuna solución a los problemas decoordinación y motivación que esnecesario resolver para que laempresa funcione eficazmente.Una de las variables de diseño or-ganizativo que más impacta enla conducta es el sistema de in-centivos que tiene establecido laempresa.

En un artículo reciente, Mi-chael Jensen ilustra cómo deter-minadas prácticas de gestión, yconcretamente de fijación de in-centivos en las empresas, puedenfomentar una cultura contraria ala ética individual y colectiva. Sureflexión toma como punto departida el gráfico 2, que ilustra laforma habitual con la que las em-presas establecen objetivos e in-centivos para los directivos decierto nivel.

ÉTICA Y CONFIANZA EN LOS MERCADOS FINANCIEROS

36 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 56: PEE Num 108 - Funcas

Tal como aparece en el gráfi-co, existe un nivel de resultadosmínimo a partir del cual el direc-tivo comienza a percibir una re-tribución cada vez mayor por me-jorar el resultado. Por otra parte,cuando el resultado llega a uncierto nivel (el 120 por 100 delobjetivo), la retribución alcanzasu techo, y más resultados no tie-ne ninguna incidencia en la re-tribución. Cuando el directivo an-ticipa que en el ejercicio corrienteel umbral mínimo no se va a al-canzar por mucho que se es-fuerce, entonces todo su esfuer-zo se dirigirá a «manipular» lasvariables que inciden en la varia-ble de resultados, con el fin deque en el ejercicio siguiente le re-sulte más fácil conseguir el obje-tivo marcado. Esto se consigueadelantando al período corrientecostes que corresponden a pe-ríodos futuros y/o retrasando in-gresos para que afloren en añosfuturos. Las prácticas contablesirregulares se repiten una vez seha excedido el nivel de resulta-dos que marca el techo de la re-

tribución variable, y no se mejo-ra la retribución aumentándolos.Por el contrario, si el directivo per-cibe que está cerca del objetivomínimo que le permite accedera las primas por resultados, susincentivos inmediatos serán aadelantar ingresos y a retrasarcostes hasta conseguirlo.

Jensen aporta abundantesejemplos de empresas y situacio-nes donde las prácticas a que dalugar el sistema de evaluación des-crito terminan por deteriorar laconducta hasta el extremo de ge-neralizar situaciones de mentirasconsentidas en todos los ámbitosde la organización. En sus propiaspalabras,

La honestidad y la integridad se ero-sionan a lo largo de toda la organi-zación porque una vez que a los di-rectivos se les permite engañar yesconder información como un me-dio de tener éxito en el juego delpresupuesto objetivo, la conductapoco íntegra enseguida se extiendepor toda la organización e inclusoen las relaciones de ésta con el ex-

terior. El jugueteo alrededor del pre-supuesto se extiende inevitable-mente a las relaciones de la empre-sa con el mercado de capitales desdeel momento en que el director ge-neral se encuentra inmerso en unjuego con los analistas financierossobre la consecución de determina-das metas financieras. «Gestionarlos números», como habitualmentese le llama, se considera parte de latarea del más alto directivo de la em-presa. Aparece también en el con-sejo de administración, en el mo-mento en que la dirección engaña alconsejo, cuando el consejo engañaa su vez a los accionistas y a otros in-teresados externos, y desde el mo-mento que los directivos engañan alos clientes, los proveedores y lostrabajadores, sobre cualquier tipode información importante que afec-ta a la compañía, Jensen (2001).

Para superar esta situación, oal menos atenuarla, Jensen reco-mienda desvincular los presu-puestos del sistema de retribu-ciones y diseñar este último demanera que la parte variable de laretribución se calcule de acuerdocon una relación lineal entre re-sultados y retribución que se re-cibe. De este modo, cualquier va-riación en el esfuerzo y en laconducta de los agentes tiene elmismo efecto marginal sobre lasrecompensas que se reciben, y seeliminan los incentivos a conduc-tas orientadas a manipular los ver-daderos resultados alrededor delos puntos «esquina». Las opcio-nes sobre acciones son una for-ma de retribución que tambiénincluye relaciones no lineales en-tre resultados y recompensas (laopción sólo se ejecuta cuando elprecio de la acción supera el pre-cio de ejercicio de la misma quese establece en el contrato), demanera que se considera un sis-tema de retribución más propiciopara fomentar comportamientosmanipuladores que minan la éti-ca colectiva que otras formas deretribución, por ejemplo directa-mente con acciones de la propiaempresa.

VICENTE SALAS FUMÁS

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 37

Retribución

Salario base

80 por 100Objetivo

Objetivopresupuestado

120 por 100Objetivo

Resultados

GRÁFICO 2RETRIBUCIÓN BASADA EN CUMPLIMIENTO DEL OBJETIVO PRESUPUESTADO

Page 57: PEE Num 108 - Funcas

V. CONCLUSIÓN

El objetivo de este texto esofrecer un marco conceptual re-lativamente simple para integrar laética y la racionalidad económi-ca, relacionar la ética con la con-fianza y ofrecer unas orientacio-nes para la gestión a través deidentificar los factores que influ-yen en el valor económico de lareputación. Los conceptos se hanilustrado con referencias a losmercados financieros y a los agen-tes que operan en ellos: bancosy cajas. Otra reflexión que se con-sidera importante es la que rela-ciona la ética colectiva de las or-ganizaciones con la conducta delas personas que las integran: tra-bajadores y directivos. Una ges-tión correcta de la ética colectivaobliga a tener en cuenta la in-fluencia en el comportamientohumano de la interacción entrepreferencias e incentivos dentrode la organización. Las preferen-cias son difíciles de alterar, perolos incentivos son variables decontrol de la empresa con las quesí es posible influir en la conduc-ta y, por tanto, en la integridaddel comportamiento individual ycolectivo. Algunos trabajos re-cientes insisten en la importanciade prestar atención a los instru-mentos de organización y gestióninternos de las empresas cuandose intenta mejorar su comporta-miento ético.

Las personas jurídicas, empre-sas, encuentran una justificacióneconómica cuando la reputaciónes un activo importante para ha-bilitar contratos implícitos, en cir-cunstancias en las que los altoscostes de transacción conviertenen inviables a los contratos explí-citos. Esto es así porque la perso-na jurídica que sustituye a la per-sona física en los intercambiostiene un horizonte temporal ili-mitado, y por ello su reputacióntendrá también un mayor valor

económico. La reputación de laempresa, como representación deuna acción colectiva en la que in-tervienen muchas personas, ad-quiere una especial relevancia, yquienes tienen poder para velarpor ella tendrán el máximo interésen que esa reputación no se pon-ga en peligro por las personas queactúan en su nombre, avaladaspor la reputación de la institucióna la que representan. Alinear lareputación de la organizacióncomo colectivo con la reputaciónindividual de cada persona queactúa en nombre de ella consti-tuye un objetivo importante de lagestión de la reputación.

La exposición ha hecho hinca-pié en distinguir entre «conductaética» y «personas éticas». La pri-mera se refiere a una forma decomportarse en determinadas si-tuaciones, mientras que las per-sonas éticas responden a un ras-go de personalidad que estápresente en cualquier situación dedecisión en que se encuentren. Laconducta ética puede ser cohe-rente con las bases convenciona-les de la racionalidad económicacomo hemos tratado de poner demanifiesto a través del «juego»donde intervienen la confianza,su honra posterior y el interés,egoísta, de preservar una repu-tación. Una posible conjetura quese desprende de lo dicho es que laética puede ocupar un espaciopropio como paradigma de con-ducta desde el momento en queaún quedan muchas conductasque la racionalidad económica aluso tiene dificultades para expli-car. Relacionando la ética con laracionalidad económica más or-todoxa no pretendemos ofrecer laúnica explicación posible del com-portamiento ético, sino sólo esta-blecer el punto de partida para in-dagar sobre explicaciones queentronquen con valores humanosmás profundos que el del enri-quecimiento personal.

NOTAS

(*) Una versión anterior de este texto sepresentó como ponencia en el Seminario dela Fundación ETNOR, Valencia, noviembre 2002,y en el Seminario de la Escuela de FinanzasAplicadas (AFI), marzo 2005. El autor agrade-ce los comentarios de los asistentes a dichos se-minarios. Trabajo realizado dentro del proyec-to SEJ2004-07530-C40-03/ECON.

(1) EMBID (2004) analiza la responsabilidadsocial corporativa desde la ética y el derecho,poniéndola en relación con los desarrollos so-bre buen gobierno corporativo en España.ARROW (1974) es un clásico sobre la confianzay la creación de riqueza.

(2) Otro concepto relacionado con la éticay la confianza es el capital social; BOURDIEU (1985),PUTMAN (1995), ADLER y KNOWN (2002), y PÉREZ yotros (2005) analizan el capital social desde la ra-cionalidad económica con un planteamiento nomuy distinto al que aquí se expone.

(3) MCNAIL (1978) describe el papel de loscontratos relacionales, implícitos en las rela-ciones económicas. Sobre contratos incom-pletos, véase GROSSMAN y HART (1986) y HALO-NEN (2002). Una visión más amplia del papelde las instituciones diferentes a los precios enla asignación de recursos puede encontrarseen WILLIAMSON (1985). SALAS (2004) y ASHER yotros (2005) fundamentan una teoría de la em-presa desde los interesados a partir de los de-rechos de propiedad.

(4) Si bien es cierto que la formalización delproceso de generación de confianza es muyvaga, BARON y KREPS (1999) construyen una teo-ría de la gestión de recursos humanos desde laconfianza que constituye un magnífico ejem-plo de cómo avanzar en la formalización de laresponsabilidad en el ámbito social.

(5) SALAS (2004, 2005) analiza las dife-rencias entre responsabilidad social y buen go-bierno.

(6) La ilustración sigue de cerca a KREPS

(1990). Véase también SALAS (2001).

(7) WILLIAMSON (1993) explica las diferen-tes fuentes de generación de confianza en lasrelaciones personales que utilizamos en la ex-posición posterior.

(8) KANDEL y LAZEAR (1992) utilizan la pre-sión social para explicar la eficiencia de orga-nizaciones no jerárquicas. Ver también SALAS

(2000).

(9) SETHI y SOMANATHAN (2003) explican elorigen y el papel económico de la instituciónde la reciprocidad.

(10) Una discusión más pormenorizada yformal sobre el valor de la reputación, en con-diciones más generales que las que aquí se ex-ponen, puede verse en TADELIS (2002).

(11) HANSMANN (1996) es una excelentereferencia para comprender el papel de la for-ma de propiedad para el desarrollo de los mer-cados financieros. Véase también AFI (2003).

ÉTICA Y CONFIANZA EN LOS MERCADOS FINANCIEROS

38 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 58: PEE Num 108 - Funcas

(12) Dicho así parece que la transparen-cia y la información no deberían regularse, por-que está en el interés de quienes actúan conventaja renunciar a esa ventaja dando la má-xima información a terceros. Sin embargo, elmercado de la información está sujeto a fallosque hacen recomendable una regulación de latransparencia, como la que observamos en laregulación del gobierno corporativo.

(13) La responsabilidad social corporati-va, como herramienta de gestión, tiene tam-bién un origen en el riesgo reputacional. Lasempresas globales asumen ese riesgo cuandola prensa difunde la noticia, cierta o no, de quela empresa degrada el medio ambiente o abu-sa del trabajo infantil. Si los clientes, inverso-res financieros o trabajadores son sensibles aesos comportamientos, pueden retirarle la con-fianza a la empresa y producir pérdidas eco-nómicas muy elevadas.

BIBLIOGRAFÍA

ADLER, P., y KWON, S. W. (2002), «Social capital:prospects for a new concept», Academy ofManagement Review, vol. 27, n.º 1: 17-40.

AFI (2003), Presente y futuro de las cajas deahorros, Fundación Caixa Galicia.

ARROW, K. (1974), The Limits of Organization,Nueva York, Norton and Co.

ASHER, C.; Mahoney, J., y Mahoney, J. (2005),«Towards a property rights foundation fora stakeholder theory of the firm», Journalof Management and Governance, vol. 9:5-32.

BAKER, G.; GIBBONS, R., y MURPHY, K. (2002),«Relational contracts and the theory of thefirm», The Quarterly Journal of Economics,117: 39-84.

BARON, R., y KREPS, D. (1999), Strategic HumanResources, Nueva York, Wiley.

BOURDIEU, P. (1985), «The forms of capital», enRichardson, J. G. (ed.), Handbook of Theo-ry and Research for the Sociology of Edu-cation, Nueva York, Greenwood: 241-258.

EMBID IRUJO, J. M. (2004), «La responsabilidadsocial corporativa ante el derecho mer-cantil», Cuadernos de Derecho y Comer-cio, diciembre, 11-44.

GROSSMAN, S., y HART, O. (1986), «The costsand benefits of ownership: A theory ofvertical and lateral ownership», Journal ofPolitical Economy, 44: 691-719.

HANSMANN, H. (1996), The ownership of en-terprise, Harvard University Press.

HALONEN, M. (2002), «Reputation and the allo-cation of ownership», The Economic Jour-nal, 112: 539-558.

JENSEN, M. (2001), «Paying people to lie: Thetruth about the budgeting process», Har-vard Business Review, noviembre.

KANDEL, E., y LAZEAR, P. (1992), «Peer pressureand partnership», Journal of Political Eco-nomy, 100, 4: 801-817.

KREPS, D. (1990), «Corporate culture and eco-nomic theory», en ALT, D., y SHEPSLE, K.(eds.), Perspectives on Positive Political Eco-nomy, Nueva York, Cambridge UniversityPress: 90-143.

LA PORTA, R.; LÓPEZ DE SILANES, F.; SHLEIFER, F., yVISHNY, R. (1997), «Trust in large organi-zations», American Economic Review, 87,2: 333-338.

MCNAIL, I. (1978), «Contracts: adjustments oflong term economic relations under clas-sical, neoclassical and relational contract

law», Northwestern University Law Review,142: 854-906.

PÉREZ, F.; MONTESINOS, V.; SERRANO, L., y FERNÁN-DEZ, J. (2005), La medición del capital so-cial: Una aproximación económica, Fun-dación BBVA.

POWELL, W. (1990), «Neither market nor hie-rarchy», en Research in Organizational Be-haviour, XII: 295-336.

PUTMAN, R. (1995), «Bowling alone: America’sdeclining social capital», Journal of De-mocracy, 6 (1): 65-78.

SALAS, V. (2000), «La cultura en las organiza-ciones», Cuadernos de Economía y Direc-ción de Empresas, 7: 341-364.

— (2001), «Cultura y confianza en las orga-nizaciones», XXI Jornadas de Economía dela Salud, junio.

— (2004), «La regulación del gobierno em-presarial», Moneda y Crédito, n.º 218:253-290.

— (2005), «¿Sustituye la responsabilidad so-cial al buen gobierno de la empresa?»,Economistas, 106: 4-12.

SETHI, R., y SOMANATHAN, E. (2003), «Unders-tanding reciprocity», Journal of Econo-mic Behaviour and Organization, vol. 50,1: 1-27.

TADELIS, S. (2002), «The market for reputationas an incentive mechanism», Journal ofPolitical Economy, agosto: 546-561.

WILLIAMSON, O. (1993), «Calculative ness, trustand economic organization», Journal ofLaw and Economics, 36: 453-486.

— (1985), The Economic Institutions of Capi-talism, Nueva York, Free Press.

VICENTE SALAS FUMÁS

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 39

Page 59: PEE Num 108 - Funcas

40

I. POR QUÉ ESTE TÍTULO

SÓLO atendiendo a los datosaccesibles para la opinión pú-blica, un observador podría

concluir que, coincidiendo con elcambio de siglo, la redefiniciónde las relaciones entre empresa ysociedad se ha convertido en untema prioritario en las agendaseconómica, política y social. Bas-te señalar, por ejemplo, que en2004 aumentaron en un 50 por100 las referencias a la responsa-bilidad social de la empresa en lascartas de los presidentes de lasempresas del índice Standard andPoor’s. Desde una perspectiva glo-bal más amplia, cabe señalar queen 1999 Koffi Annan lanzó en Da-vos su propuesta del Pacto Mun-dial (1) dirigida a la comunidadempresarial, y que la ComisiónEuropea escenificó en 2001 unatendencia que parece irreversiblecon la publicación de su libro ver-de Fomentar un marco europeopara la responsabilidad social delas empresas (2).

Dos términos han adquiridoen poco tiempo preponderanciaa la hora de expresar esa redefi-nición de las relaciones entre em-presa y sociedad: sostenibilidad yresponsabilidad social de la em-presa (RSE). En torno a ellos se hagestado una suerte de batallaconceptual, hasta el punto de quea veces sorprenden las excesivasexpectativas depositadas en la cla-rificación terminológica. Proba-blemente sería conveniente re-conocer que ninguna definición

es autosuficiente (3), en la medi-da en que ambos términos tienenun fuerte componente, a la vez,heurístico y hermenéutico. Estose debe al hecho de que, a tra-vés de términos como RSE y sos-tenibilidad, lo que se debate, endefinitiva, es cuál es la función dela empresa, su propósito y su con-tribución a la sociedad (Handy,2002). Post et al. (2002: 254) lohan expresado con claridad:

Porque desde que existen las em-presas, su rol en la economía y enla sociedad ha sido objeto de aten-ción y de debate. El poder de laempresa para influir sobre el mo-delo de desarrollo económico, so-cial y político —junto con su im-pacto, en ocasiones negativo, sobreempleados, clientes y comunida-des concretos— se ha contrapues-to regularmente a la capacidad dela empresa para crear nueva rique-za. Estas relaciones en conflicto re-velan que la empresa representatanto una contribución como unreto para la sociedad. Cada gene-ración se ha formulado, en sus pro-pios términos, la pregunta funda-mental: ¿Ante quién y de qué esresponsable la empresa? A princi-pios del siglo XXI, con el sistemaempresarial expandiéndose por elmundo entero, esta pregunta sigueteniendo la misma importancia queha tenido siempre. La empresa con-tribuye y se beneficia a la vez delsistema social más amplio en el queopera. La empresa afecta y se veafectada por la ley, la política pú-blica y las expectativas sociales; seajusta a los estándares y acuerdossociales existentes y, simultánea-mente, los altera mediante sus pro-pias iniciativas e innovaciones in-dependientes.

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE

Y SOSTENIBLE (ERS)

Josep M. LOZANO (*)ESADE

Resumen

Con el cambio de siglo, se ha producidouna redefinición de la relación entre empresay sociedad. Aunque los conceptos son esen-cialmente los mismos, el contexto ha variadoprofundamente. En el tema de la responsabi-lidad social de la empresa (RSE) existen pro-blemas de ambigüedad en el uso de los tér-minos más convenientes. Los más habitualesson responsabilidad y sostenibilidad. En esteartículo, el autor, tras analizar los factores quesubyacen en el fenómeno paradójico de la ca-rencia de una definición universal de la RSE y,al mismo tiempo, el innegable éxito de la ideaque representa, propone pasar del conceptode responsabilidad social de la empresa (RSE) alde empresa responsable y sostenible (ERS).

Palabras clave: responsabilidad, sostenibi-lidad, empresa responsable y sostenible, res-ponsabilidad social de la empresa.

Abstract

With the turn of the century there hasbeen a redefinition of the relationship betweenbusiness and society. Although the conceptsremain basically the same, the context haschanged drastically. In the matter of corporatesocial responsibility (CSR) there are problemsof ambiguity in the use of the most appro-priate terms. The most common ones areresponsibility and sustainability. In this article,after examining the factors underlying theparadoxical phenomenon of the lack of auniversal definition of CSR and, at the sametime, the undeniable success of the idea thatit represents, the author proposes moving on from the concept of corporate social res-ponsibility (CSR) to that of responsible, sus-tainable company (RSC).

Key words: responsibility, sustainability, responsible sustainable company, corporate social responsibility.

JEL classification: M14.

Page 60: PEE Num 108 - Funcas

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 41

En definitiva, lo que ha cam-biado no son los conceptos, sinoel contexto. Es evidente que noes la primera vez que se habla deRSE. Pero lo que resitúa el debatesobre la RSE y la sostenibilidad sonlas nuevas realidades económicas,políticas y sociales que redefinenel marco de referencia en el que seplantea el propósito, la razón deser y la legitimación de las actua-ciones empresariales. Desde estaperspectiva, probablemente tienerazón The Economist (2005) cuan-do afirma que la RSE ha ganadola batalla de las ideas (4); y la haganado sin que, paradójicamente,exista una definición universal-mente aceptada de la RSE (Holmey Watts, 2000). Desde mi puntode vista, tanto esa victoria comola ausencia de definición respon-den, al menos, a dos razones.

a) La primera, que no se sue-le considerar explícitamente, esque, tras la pregunta acerca de laRSE, subyacen tres cuestiones in-terrelacionadas, pero que tienencierta entidad por sí mismas: 1) lapregunta acerca de la compren-sión de la responsabilidad en unmundo interdependiente, organi-zado en redes, cuyos actores re-levantes no son únicamente indi-viduos aislados o agregados, sinotambién organizaciones; 2) la pre-gunta acerca de la sociedad quequeremos construir, ante la quecada vez somos más conscientesde que resulta un riesgo letal laconfusión posmoderna entre vivirsin un modelo normativo de so-ciedad y vivir sin un proyecto desociedad, y 3) la pregunta acercade la empresa, una entidad queha devenido institucionalmenteindispensable e individualmenteimpredecible, y cuyos retos noafectan sólo a la gestión, sino tam-bién a su comprensión y su razónde ser. Únicamente si tenemos encuenta que tras la RSE subyacenestas preguntas y, a la vez, que laRSE es un intento de darles res-

puesta, resulta comprensible queel World Business Council for Sus-tainable Development (WBCSD) lle-gue a afirmar que «la RSE es unconcepto fundamental —como lalibertad o la igualdad— que seestá redefiniendo constantemen-te para servir a las necesidades ylos tiempos cambiantes» (WBSCD,2002: 6).

b) La segunda es la diversidadde usos del término social en losdebates sobre la RSE, lo que ha lle-vado a que a menudo se utilicenlas mismas palabras para decir co-sas sustancialmente distintas. Así,la S de RSE se ha entendido:

— Como la relación de laempresa con determinados sta-keholders de su entorno social, habitualmente no vinculados di-rectamente a su actividad em-presarial.

— Como una dimensión o unaspecto que, en diversos gradose intensidades, es inherente a larelación con todos los stakehol-ders, y que debe tenerse en cuen-ta junto con otras dimensiones oaspectos.

— Como una manera de com-prender la gestión y la excelen-cia empresariales, lo que incluyetener en cuenta a todos los sta-keholders.

— Como un compromiso yunos objetivos que van más alláde los específicos del negocio, queson compartidos con otros stake-holders, y que sitúan la actuaciónde la empresa en un horizonte decomprensión común.

— Como el eje del discursoque legitima la RSE («lo social»)frente a otros aspectos del discur-so sobre la empresa (como «lo eco-nómico»; «lo medioambiental»,«lo managerial», etc.), en contrastecon ellos o complementándolos.

A todo ello cabe añadir que,en cuanto a los cuatro primerospuntos, el siguiente puede incluiral anterior (pero no al revés), yque la función legitimadora de un discurso sobre «lo social» esindispensable siempre, aunqueadopte perspectivas y argumen-tos que pueden ser sustancial-mente distintos en cada uno delos niveles. No debe extrañarnos,pues, que algunos malentendidosen los debates económicos, polí-ticos y sociales que abundan so-bre el tema sean debidos, sim-plemente, a que con las mismaspalabras se sostienen visiones dis-tintas, e incluso enfrentadas, delo que está realmente en juego,así como sus respectivas, y no me-nos diversas, estrategias.

Con todo, no hay que olvidarque el triunfo de la RSE no ha sido,hasta el momento, total, y quecomparte espacio en el debate pú-blico con el término sostenibilidad,que en algunos países europeoses la clave de lectura dominantepara aproximarse a la misma te-mática que aborda la RSE (5). Cu-riosamente, ambas perspectivascoinciden en subrayar que las em-presas deben adoptar un enfoquede su gestión que se correspondacon lo que se ha denominado latriple cuenta de resultados (El-kington, 1997) —económicos, so-ciales y medioambientales— (6),lo que, precisamente, no contri-buye a resolver el problema, pues,en el caso de la RSE, social es almismo tiempo la denominacióngeneral y uno de sus aspectos. Enel caso de la sostenibilidad, aun-que no se da un conflicto semán-tico tan evidente, ocurre algo se-mejante, en la medida en quetiende a identificarse lo sosteniblecon lo medioambiental, algo que,por otra parte, se pone de mani-fiesto en el hecho de que el dis-curso sobre la sostenibilidad de-sempeña un papel más importanteque el de la RSE en aquellos países

Page 61: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

42 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

donde la presencia de los movi-mientos sociales de carácter eco-logista y de las políticas verdes sehalla más arraigada.

Sospecho que ninguna de lasdos formulaciones será la defini-tiva, más allá del éxito mediáticoque tiene por ahora la RSE, por-que ambas hacen que dirijamosnuestra mirada hacia una mismaproblemática, aunque desde pers-pectivas distintas, a la vez con-vergentes y complementarias.Mientras que la RSE parte de unaconsideración de las empresascomo actores individuales y seplantea el impacto de sus actua-ciones en el entorno social y me-dioambiental, la sostenibilidadparte de un discurso más global(propio de los gobiernos y de al-gunos movimientos sociales) y,desde un análisis más atento a larealidad de un entorno al mismotiempo global y local, se planteacómo contribuyen a dicha reali-dad los diversos actores, espe-cialmente las empresas. ¿Tiene

sentido, pues, pretender una de-nominación que integre la pers-pectiva de la sostenibilidad y la dela RSE? (gráfico 1).

Nuestra propuesta de empre-sa ciudadana (Lozano, 2002) noes tan ambiciosa como para pre-tender resolver este interrogante,pero sí que aspira a ofrecer unaclave de lectura que permita inte-grar mínimamente la diversidadde cuestiones que estamos plan-teando. Pero antes de justificaresta denominación es necesariomostrar sucintamente el itinerarioque nos ha llevado a hablar de laempresa responsable y sostenible.

II. EL DESARROLLOSOSTENIBLE COMOMARCO DE LA EMPRESASOSTENIBLE

El término sostenibilidad es cadavez más usado y aceptado, lo queno significa que su uso esté siem-pre establecido con precisión (7).

De hecho, el término nació en elmarco de la gestión de los re-cursos naturales y se refiere a lanecesidad de no emplear más re-cursos de los que el entorno na-tural puede regenerar. Aunque lareferencia a la sostenibilidad nodebe reducirse a la del medio am-biente ni confundirse con ella,muchos de sus usos cotidianos seacercan a esa identificación. Encualquier caso, esto no debe sor-prendernos, en la medida en quesu origen está directamente rela-cionado con la preocupación am-biental y con la referencia a la ca-pacidad de los ecosistemas demantener las condiciones que per-mitan la continuidad de la vida.En definitiva, no es posible hablarde sostenibilidad sin atender demanera específica a todo lo rela-cionado con el medio ambiente;puede que no deba confundirsela sostenibilidad con la atenciónal medio ambiente, pero sin aten-ción al medio ambiente no cabehablar de sostenibilidad. En lo quese refiere al desarrollo sostenible,pese a la diversidad de matices, lareferencia comúnmente aceptadaes la que propuso la llamada Co-misión Brundtland en 1987, cuan-do habló de un desarrollo que sa-tisface las necesidades de lasgeneraciones presentes sin com-prometer la capacidad de las ge-neraciones futuras para dar res-puesta a sus propias necesidades.

Llegados a este punto, es evi-dente que si se adopta esta pers-pectiva para hablar de desarrollosostenible, el término pasa a in-corporar inevitablemente aspec-tos políticos y culturales. En pri-mer lugar, porque al hablar de lasnecesidades de las generacionesintroduce como elemento del de-sarrollo sostenible la superaciónde la pobreza y las desigualdades.En segundo lugar, porque las ne-cesidades no son algo cerrado ydefinido al margen de lo que cadacultura establece para sí misma

SOSTENIBILIDAD

¿?

RSE

Gobiernos ymovimientos

sociales

Global

Entorno

Actuaciones

Actores

Empresas

GRÁFICO 1APROXIMACIÓN DESDE LA SOSTENIBILIDAD Y DESDE LA RSE

Fuente: Josep M. Lozano, ESADE.

Page 62: PEE Num 108 - Funcas

como humanamente valioso. Y entercer lugar, porque introduce cla-ramente una perspectiva de largoplazo como criterio para la tomade decisiones en el presente. Po-dríamos decir que hablar de sos-tenibilidad supone, en primer lu-gar, pensar en términos sistémicosy, en segundo lugar, la voluntadde replantear las relaciones entrelos seres humanos y, al mismotiempo, entre éstos y el medio am-biente en el que viven desde unaperspectiva tanto intrageneracio-nal como intergeneracional.

En lo que respecta al desarro-llo del movimiento por la sosteni-bilidad conviene tener en cuentasu secuencia (Elkington, 1997,2001), entre otras razones por-que es en su última etapa en laque se produce la convergenciacon el movimiento de la RSE, conel que en sus orígenes tenía pocospuntos en común. En efecto, enlas décadas de 1960 y 1970, to-davía bajo los efectos de la gue-rra fría, surgieron las primeras ONGy movimientos sociales verdes, cu-yos objetivos eran, por una parte,estimular una nueva concienciaacerca de los retos al mismo tiem-po sociales y medioambientalesque estaban emergiendo y, porotra parte, influir para propiciarel cambio de la agenda política.En los años ochenta, y hasta me-diados de los noventa, el impac-to de las grandes catástrofes me-dioambientales introdujo cambiospolíticos y legislativos; simultá-neamente, grandes empresastransnacionales aparecieron antela opinión pública como clara-mente involucradas, directa o in-directamente, en algunas de esascatástrofes y, por consiguiente,como parte del problema y no desu solución. Coincidiendo con elcambio de milenio, estas cuestio-nes comenzaron a plantearse enel contexto de los debates públi-cos relacionados con el procesode globalización, y se vincularon

progresivamente con la posibili-dad y las condiciones de la go-bernanza, tanto a escala planeta-ria como en los diversos estados.En este sentido, la afirmación de lanecesidad de integrar lo econó-mico, lo social y lo medioambien-tal dio lugar a la aparición de unmarco de referencia que se ha con-vertido en punto de encuentro en-tre el discurso de la sostenibilidady el de la responsabilidad social dela empresa.

Así pues, la diferencia entre es-tas dos aproximaciones no pare-ce ser tanta si tenemos en cuentaque ambas abogan por conside-rar los aspectos económicos, so-ciales y medioambientales tantoen las estrategias empresarialescomo en las políticas (recuérdeseque la Comisión Europea ha es-pecificado que los tres aspectosforman parte tanto de la RSE comodel desarrollo sostenible). Quizá ladiferencia más significativa es queel desarrollo sostenible incluye ex-plícitamente una preocupación porla justicia tanto intrageneracionalcomo intergeneracional. En todocaso, podría considerarse que laRSE funciona a un nivel más micro,y que parece referirse, concreta-mente, a lo que hacen las empre-sas, mientras que el desarrollo sos-tenible es una perspectiva quepone el acento en lo macro, y queafecta al conjunto de la sociedad(y, en consecuencia, también al pa-pel que desempeñan las empre-sas en este contexto). De hecho,esto se percibe con claridad si ana-lizamos las estrategias nacionalesde desarrollo sostenible. Habi-tualmente, estas estrategias se re-fieren a cuestiones como la cohe-sión social, la calidad de vida, lajusticia (en sus dos vertientes, dia-crónica y sincrónica), la salud, cier-tos aspectos de las condiciones detrabajo, los sistemas de transpor-tes y comunicaciones o el medioambiente. En este sentido, cuan-do se incorpora la RSE a la estra-

tegia de desarrollo sostenible sehace apelando al papel que de-sempeñan las empresas en la so-ciedad donde operan y, por con-siguiente, desde el reconocimientode que su contribución resulta in-dispensable para avanzar hacia laintegración de lo económico, losocial y lo medioambiental.

Recordemos que, de hecho, enlo que respecta a las prácticas em-presariales, el punto de encuen-tro entre el desarrollo sostenibley la RSE ha sido la afirmación porambas partes de que es necesa-rio que las empresas asuman unaperspectiva en consonancia conlo que se ha denominado la triplecuenta de resultados: «centrarseen la prosperidad económica, enla calidad medioambiental y —elelemento que las empresas hantendido a pasar por alto— en lajusticia social» (Elkington, 1997:2). Es importante tener presenteesta primera formulación, porquedesde entonces la triple cuenta deresultados se ha interpretado ha-bitualmente en el sentido de quelas empresas deben tener encuenta las dimensiones y las con-secuencias económicas, sociales ymedioambientales en todas susactuaciones, y dar cuenta de ello.Se trata, sin duda, de un enfoquemucho más comprensible en tér-minos operativos y de gestión; noobstante, puede encubrir el olvi-do del marco de referencia que leda sentido: prosperidad econó-mica, calidad ambiental y justiciasocial. Como veremos reiterada-mente, la asunción de esta mira-da estrábica, que supone tenercapacidad para actuar mirando almismo tiempo a la empresa y a lasociedad, es uno de los retos másrecurrentes y peor resueltos en re-lación con el tratamiento de estetipo de cuestiones.

En cualquier caso, este enfo-que, que pone énfasis en la con-sideración del impacto y de los re-

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 43

Page 63: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

44 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

sultados económicos, sociales ymedioambientales, está impreg-nando progresivamente las estra-tegias y modelos de gestión de lasempresas, así como la rendiciónde cuentas de sus actividades.Por eso se ha definido la empresa sostenible como «la empresa que incorpora plenamente los princi-pios de la sostenibilidad humanay ecológica a sus propias opera-ciones y que, asimismo, trabajaactivamente para apoyar la apli-cación de los principios de la sos-tenibilidad al resto de la sociedad»(Dunphy et al., 2003: 62).

Quizás una de las aportacionesmás relevantes de los enfoquespropios del desarrollo sosteniblees que éstos llevan a adoptar antelos problemas y las decisiones unaactitud sensible a una perspectivade largo plazo, tanto en términossociales como medioambientales;no olvidemos que el informe de laComisión Brundtland llevaba portítulo Nuestro futuro común. Si seatiende estrictamente a ese títu-lo, ello supone el desarrollo de lacapacidad de pensar no sólo entérminos de futuro, sino tambiénen términos de lo que es comúnen dicho futuro, algo que a me-nudo se olvida. Esto, por cierto, esespecialmente relevante si tene-mos en cuenta que, en nuestra so-ciedad del riesgo (Beck, 1986), laausencia de futuro es, precisa-mente, una de sus posibilidades.Así pues, cuando hablamos de sos-tenibilidad no estamos hablandoúnicamente de generar hipótesis oescenarios sobre el futuro. Esta-mos hablando de la capacidad ins-titucional y organizativa de actuarcon propósito y de construir pro-yectos; propósito y proyectos que,sin dejar de ser el resultado de ini-ciativas propias de cada organiza-ción, pueden ser objeto de deba-te público en la medida en que surealización, en un mundo interde-pendiente, tiene también un com-ponente público. Un mundo des-

bocado (Giddens, 1999) requiereque no nos guiemos exclusiva-mente por objetivos, sino que és-tos adquieran sentido y regulacióna partir de la explicitación de finesy valores, algo que no es obvio,que no se puede dar por supues-to y que también precisa aprendi-zaje, y no sólo individual, sino tam-bién organizativo.

En este punto reside la dificul-tad y, a la vez, el reto implícito dela empresa sostenible. La dificultadestriba en que debe verse a sí mis-ma y contemplar sus actuacionesteniendo en cuenta no sólo sus in-tereses más inmediatos, sino tam-bién su contribución a un contex-to que se contempla y valoradesde una perspectiva más am-plia, y al que se da cierta priori-dad. Esta perspectiva no siempreforma parte del bagaje habitualde la gestión empresarial, quetiende a ver el contexto social ymedioambiental, básicamente,como escenario y condición de po-sibilidad de su actuación (y quesuele referirse a él con la pulcra,aséptica y distante —y errónea,por cierto— denominación de en-torno). El reto, mientras tanto,pasa por asumir que los proble-mas de gobernanza ponen de ma-nifiesto que no existe un único ac-tor responsable de lo público o de lo común, sino que los diversosactores deben contemplarse comoprotagonistas corresponsables delas respuestas que deben darse alos problemas colectivos.

Así pues, hablar de empresasostenible supone incorporar a lagestión empresarial una clave delectura que debe impregnar la vi-sión empresarial, y que debe ca-racterizarse por:

a) Incorporar el largo plazo y laconstrucción de una visión de fu-turo como elementos estructura-dores de las estrategias y las de-cisiones empresariales (8). Esto no

es tan obvio como puede parecer:la presión de los resultados a cor-to plazo o la fijación reduccionis-ta, y a veces indecente, en su ob-tención se suele aducir a menudocomo explicación de determina-dos fracasos empresariales, demuchos escándalos impropia-mente llamados empresariales yde las dificultades prácticas para la asunción de la sostenibilidad yde la responsabilidad social de laempresa.

b) Atender específicamente alos aspectos medioambientales im-plicados en la gestión empresa-rial, en función de las especifici-dades de cada empresa y sector.Aunque la sostenibilidad no debereducirse a la preocupación por elmedio ambiente, el origen del tér-mino está asociado al plantea-miento de retos o crisis de carác-ter ambiental; no por casualidad,ni por mera ignorancia recalci-trante, ambos términos, sosteni-bilidad y medio ambiente, se sue-len utilizar coloquialmente casicomo equivalentes. En cualquiercaso, sin atención explícita y es-pecífica a los aspectos ambienta-les implicados en la gestión de lasempresas y otras organizacionesno cabe hablar de sostenibilidad.Dicho con otras palabras, la afir-mación normativa de la empresasostenible se contrapone a lo quepodríamos llamar el olvido am-biental que a menudo ha carac-terizado, y caracteriza, la gestióny las prácticas empresariales.

c) Estrictamente, no debería-mos hablar de empresa sosteni-ble si únicamente nos referimosa su voluntad de pervivencia enel tiempo y a la gestión proactivade sus impactos medioambienta-les. En última instancia, la em-presa sostenible es aquella queorienta sus actividades desde laperspectiva de contribuir al desa-rrollo sostenible de la sociedaddonde opera y, por consiguiente,

Page 64: PEE Num 108 - Funcas

es aquella que incorpora los va-lores del desarrollo sostenible asu visión empresarial y a sus cri-terios de actuación.

Ése es, probablemente, el pun-to de intersección entre la soste-nibilidad y la responsabilidad socialde la empresa.

III. UNA CONFUSIÓNINGENUA (Y A VECESTAMBIÉN INTERESADA)ENTRE LA RSE Y LA ATENCIÓN ADETERMINADOSSTAKEHOLDERS«SOCIALES»

Antes de pasar al análisis de-tallado de los planteamientos pro-pios de la RSE, conviene detener-se en el análisis de una confusiónque todavía pervive, propiciada enparte por la ambigüedad del usodel término social. Esta confusiónconsiste en identificar la RSE conla relación de la empresa exclusi-vamente con un tipo de actores oun tipo de problemáticas identifi-cadas con «lo social». Nos referi-mos, por una parte, a todo lo queatañe a la filantropía y al mece-nazgo, y por otra, a lo que se hadado en denominar acción social.

Miralles (2004) ha planteadoesto con claridad en un lúcido tra-bajo sobre las relaciones entre éti-ca empresarial y globalización.Tanto la filantropía como la acciónsocial aluden a la relación de laempresa con la comunidad localdonde se inserta, y contribuyen aresolver algunos de los problemasde carácter social más acuciantesy a facilitar el encaje de la empre-sa en dicha comunidad. De estamanera, la empresa puede ser ob-jeto de un reconocimiento queamplíe lo que se ha dado en de-nominar la licencia para operar,en la medida en que, con este tipode actuaciones, pasa a ser consi-

derada como un vecino elegible ydeseable (Burke, 1999).

Esta perspectiva puede resultarreduccionista, si se limita a consi-derar un sólo tipo de actores so-ciales como interlocutores, y limi-tada, si se limita a construir dicharelación con la comunidad basán-dose exclusivamente en las con-tribuciones económicas (9), peroincorpora implícitamente algo queconviene no olvidar: las comuni-dades donde opera una empresay sus necesidades no son algo aje-no a ésta; de manera que la em-presa no puede prescindir de ellascuando se plantea sus decisionesy estrategias. La empresa no ope-ra en el vacío, ni las comunidadesdonde se inserta son una mera pla-taforma, o una posible fuente deobstáculos y resistencias para suactuación. No obstante, tambiénconviene añadir que esta consi-deración no lleva, en ningún caso,a la conclusión de que debanadoptarse necesariamente prácti-cas de filantropía o de acción so-cial si se quiere asumir un enfo-que de RSE. Evitar esta confusiónno es baladí, como pone de relie-ve el estudio de The Economist(2005) al que ya nos hemos refe-rido, en el que a veces la RSE, sim-plemente, se identifica con la ca-ridad, probablemente para poderdescalificar mejor a la RSE… y qui-zá también a la caridad (10).

Dado que nuestra propuesta searticula en torno a la idea de em-presa ciudadana, en este puntoconviene evitar la confusión con loque, especialmente en Estados Uni-dos, se denomina ciudadanía cor-porativa, que a menudo alude es-trictamente a la cuestión que ahoraestamos planteando: las relacionescon la comunidad (11). Dichas re-laciones se conciben, desde esteenfoque, como filantropía o comoaportación de recursos a la comu-nidad para mejorar su calidad devida (o para evitar riesgos de re-

chazo social o de presión por par-te de las autoridades públicas). Porconsiguiente, sólo deben conside-rarse como uno de los aspectos dela RSE y, ciertamente, no como elmás importante (Post et al., 2002;Carroll y Bucholtz, 2003). De ahíque incluso se lleguen a considerarcomo relaciones no vinculadas di-rectamente al negocio.

1. Filantropía

En su concreción más habitual,el mecenazgo «responde a la vo-cación de la empresa de revertir ala sociedad parte de los beneficiosque obtiene de ésta, en forma dedividendo social, puesto que es jus-tamente la sociedad quien garan-tiza su propia existencia. Así, laayuda de carácter monetario o enespecie mediante la cual se mate-rializa este acto tiene un elevadocomponente altruista» (Rabanal,2004: 13). Los ámbitos a los que sedirige de forma habitual ese al-truismo son cultura, medio am-biente (no en lo que respecta a sugestión en la propia empresa), so-lidaridad, educación e investiga-ción, y el discurso que lo legitimapone énfasis en que se trata de unacto de liberalidad estrictamentevoluntario y no exigible, y cuya jus-tificación va más allá de la lógicadel mercado. Esto significa que lafilantropía se suele centrar en lasrelaciones de la empresa con lasorganizaciones no lucrativas, quea menudo no tiene ninguna rela-ción intrínseca con las actividadeso el negocio de la empresa, queresponde a decisiones voluntariasde la empresa o de sus propieta-rios, que tiene el riesgo de de-pender excesivamente de la capa-cidad de los captadores de recursosexternos a la empresa y que se es-pera que genere reconocimiento,pero no ventajas competitivas (12).

Así pues, no es de extrañarque cuando se produce la confu-

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 45

Page 65: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

46 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

sión identificadora entre filantro-pía y RSE ésta se considere comoalgo que sólo puede ser volunta-rio y no regulable (13); como algoque es legítimo y deseable paralas personas, pero no para las em-presas (es decir, el propietariopuede hacer lo que considereoportuno con su dinero, pero eldirectivo no puede disponer deldinero de los accionistas para fi-nalidades que no son las propiasde la empresa); como un costemás, excesivo, injustificado e in-justificable; como un lujo sólo alalcance de las grandes corpora-ciones con una cuenta de resul-tados saneada, o como un resul-tado de la victoria ante la opiniónpública de las ONG y las organi-zaciones sociales (14).

Es verdad que, por una parte,se ha insistido en que los gastos«sociales» pueden contemplarse,desde una perspectiva estratégicay a largo plazo, como una inver-sión, del mismo modo que lo es,por ejemplo, la I+D (Dalton y Daily,1991). Por otra parte, los mejo-res expertos en gestión de las or-ganizaciones no lucrativas subra-yan que la colaboración en clavefilantrópica con una empresa sólodebe contemplarse como una pri-mera fase de dicha colaboración,y que, en cualquier caso, se debetener en cuenta que supone unbajo nivel de compromiso, una re-lación pobremente orientada a lacaptación de recursos y que tie-ne escaso valor estratégico (Aus-tin, 2000; Vernis et al., 2004).

En cualquier caso, más allá dela valoración que se haga de la fi-lantropía y de la importancia quese le dé, lo que debería evitarsedefinitivamente es la identifica-ción de la RSE con lo que no esmás que la relación de la empre-sa con un único tipo de stake-holders y, por tanto, su identifi-cación con un único registro deesa relación.

2. Acción social

«Entendemos por acción socialla dedicación de recursos empre-sariales a proyectos de desarrollosocioeconómico que apoyan a per-sonas desfavorecidas principal-mente en las áreas de servicios so-ciales, salud, formación profesionaly empleo» (Fundación Empresa ySociedad, 2004: 13). La acción so-cial, por tanto, tiene un foco bienclaro (las personas desfavorecidas)y una aproximación bien definida(el desarrollo socioeconómico).Pero esto no supone que existauna única forma de concreción yde canalización, sino que la acciónsocial puede estar integrada, y pro-bablemente debe estarlo, en lasdiversas funciones de la empresa,donde pueda resultar adecuada.Así, una empresa podrá desarrollarsu acción social incorporándola asus productos y servicios, en cola-boración con sus empleados, fa-cilitando directa o indirectamentela integración laboral o financian-do proyectos.

No debemos, pues, confundirla acción social con la filantropía,aunque para algunas empresasesta última pueda ser la puerta deentrada o un estadio previo al de-sarrollo de una estrategia de ac-ción social. Podemos identificarcuatro diferencias entre ambas.En primer lugar, la filantropía sue-le desarrollarse paralelamente aenfoques más tradicionales de lagestión empresarial, mientras quela acción social suele ir vinculadaa un nuevo concepto de empre-sa. En segundo lugar, el foco dela acción social es mucho más es-pecífico: las personas desfavore-cidas en el marco de proyectos dedesarrollo económico. En tercerlugar, la acción social utiliza unamayor diversidad de instrumentosque la filantropía, y en muchos ca-sos sus realizaciones pueden lle-varse a cabo sin costes añadidospara la empresa. Finalmente, la

acción social suele estar muchomás integrada estratégicamenteen la empresa. Este último aspec-to es especialmente relevante, enla medida en que la filantropíasólo puede crecer o decrecer cuan-titativamente, mientras que la ac-ción social puede abrir un itinera-rio empresarial en el que esté cadavez más integrada transversal-mente, esté cada vez más incor-porada al sistema de indicadoresde gestión, y se valore cada vezmás en función de su coherenciacon la estrategia y la misión de laempresa.

Con todo, debido a las propiascaracterísticas de la acción social,es necesario añadir que ésta nodebe confundirse con la RSE, ni uti-lizarse como sinónimo, pues la RSEva mucho más allá de la acciónsocial (15). Además, debido a laespecificidad de la acción social,debemos ser conscientes de queuna empresa puede desarrollarplenamente su responsabilidad so-cial sin llevar a cabo ninguna ac-ción social. La acción social formaparte de la RSE, pero no es una exi-gencia de ésta; sin embargo, laacción social, probablemente, de-bería ser un elemento muy im-portante en el desarrollo de unagestión empresarial en clave deRSE proactiva y con amplitud deperspectiva.

En última instancia, la RSE debeconsiderarse, en un enfoque glo-bal, como una manera de enten-der la gestión y la innovación em-presariales.

IV. LA RSE: UNA MANERA DE ENTENDER LAGESTIÓN EMPRESARIAL

Del mismo modo que hemosplanteado que la afirmación de laempresa sostenible se contrapo-ne a lo que hemos denominadoel olvido ambiental en la gestión y

Page 66: PEE Num 108 - Funcas

las prácticas empresariales, la afir-mación de la RSE se contrapone alo que podríamos denominar elolvido social. Ya no estamos ha-blando, pues, de las relaciones dela empresa con un actor social enconcreto, sino de una visión glo-bal de la empresa. No estamoshablando de unas actividades po-sibles, sino de una manera de en-tender la gestión.

Esto es, probablemente, lo queexplica que a veces resulte tan es-téril pretender una definición cla-ra y distinta de la RSE como con-dición previa y necesaria para llevara cabo cualquier actuación: olvi-damos que el contexto de dichadefinición es un diálogo que debeconfigurar un acuerdo social acer-ca del papel de la empresa en lasociedad. Lo que está en juego enel debate sobre la RSE es un cam-bio de perspectiva sobre la con-tribución que se espera de la em-presa respecto a la sociedad. Noestamos hablando simplementede prácticas empresariales, de pro-ductos o de servicios; estamos ha-blando también de valores, senti-do y legitimidad (gráfico 2).

Es obvio que las relaciones en-tre empresa y sociedad son recí-procas: «Debido a que ambas par-tes —las empresas y la sociedad—tienen el poder de afectarse mu-tuamente en profundidad, la re-lación entre ellas es inevitable-mente normativa y está cargadade cuestiones de valor» (Frede-rick, 1986: 128). Sin embargo,plantearlo en estos términos noda cuenta cabalmente de la cues-tión, porque la RSE no es una es-pecie de negociación entre em-presa y sociedad, sino que suponereconocer que lo que se esperade las empresas y lo que las legi-tima en un contexto social con-creto no es algo dado y aceptadode una vez para siempre, sino algoen continuo proceso. Y hoy esteproceso supone que cada vez es

menos asumible hablar de em-presa y sociedad, como si fueranentes separados en interacciónparitaria, y que, en su lugar, de-bemos hablar de empresa en lasociedad; desde esta última pers-pectiva, el discurso sobre la em-presa sólo se sostiene a partir dela clarificación de la sociedad quecontribuye a construir.

Si atendemos a lo que estánhaciendo las empresas individual-mente consideradas, en muchoscasos se puede constatar que laRSE sólo aspira a ser un correctorbenevolente de los desafueros delas grandes corporaciones, paralas que la conquista de la opiniónpública se ha convertido en unobjetivo estratégico (Perdiguero,2003). Del mismo modo, se pue-de constatar que, tras el nombrede RSE, subyacen prácticas em-presariales muy diversas que vandesde la pura reacción defensivaa la innovación. Al fin y al cabo, eldebate sobre la RSE es siempretambién un debate sobre el po-der de las empresas en todos losámbitos en los que éste se mani-fiesta: económico, social, cultural,político, tecnológico, etc. (Carrolly Buchholtz, 2003). Más allá deestas realidades —incuestionables,

por otra parte—, consideramosque las dificultades inherentes ala pretensión de resolver el deba-te sobre la RSE mediante un acuer-do sobre una definición se debena que la RSE no es otra cosa que lamanifestación en el mundo de laempresa del impacto de las nue-vas condiciones de nuestra vidasocial. «Las condiciones de vida y,por tanto, también las condicio-nes empresariales dependen delas épocas históricas, de los luga-res geográficos, de los problemasexistenciales y de las circunstan-cias sociales» (16). Hablar de RSEes hablar de nuestros tiempos, lu-gares, problemas y circunstancias,preguntándonos por el propósitoorganizativo y el proyecto socialque guían a las empresas en esascondiciones. Por esta razón, la RSEse puede entender como la ex-presión de un nuevo pacto cívicoy social que responde a las nuevascondiciones sociales que estamosviviendo en el cambio de siglo. Asípues, proponemos explorar y sin-tetizar las múltiples facetas de laRSE atendiendo a los tres aspec-tos que, en mi opinión, la confi-guran, y que podemos denomi-nar, respectivamente, contenido,estructura y proceso (aunque estadistinción solo tiene sentido a

SOCIEDADEMPRESA

¿Qué contribución?

¿Qué expectativas?

DemandasDesarrollo económicoLegitimidad

Productos y serviciosRiqueza y trabajoSentido y visión

GRÁFICO 2EMPRESA Y SOCIEDAD

Fuente: Josep M. Lozano y Marc Vilanova, ESADE.

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 47

Page 67: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

48 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

efectos analíticos y expositivos,puesto que dichos aspectos estáníntimamente imbricados en lapráctica empresarial).

1. La RSE: contenido

No deja de ser relevante que,desde instancias significativas,como puede serlo el WBCSD, sesostenga claramente la paradojade que la RSE se halla firmementeasentada en la agenda política in-ternacional y, sin embargo, no sehaya consolidado al mismo tiem-po una definición universalmenteaceptada (Holme y Watts, 2000).No nos engañemos: «Una de lasprincipales razones que explicanque no haya consenso sobre laresponsabilidad social de las em-presas es que no existe acuerdogeneral alguno ni sobre el propó-sito de las empresas ni sobre quiénestá legitimado para reivindicar enla materia» (17). Ambos aspectosestán íntimamente relacionadosporque en la definición de la RSEconfluyen los valores, las pers-pectivas y los intereses de diver-sos actores sociales. En este sen-tido, es importante constatar queel debate sobre la RSE no reflejasólo una pluralidad de valores(como tantas veces se afirma), sinotambién una pluralidad de intere-ses, porque lo que está en juego,como acabamos de señalar, no esuna definición, sino la construc-ción social del propósito de la em-presa. Este propósito se estableceen dos niveles: el propósito de laempresa en tanto que institucióny el propósito de cada empresa enfunción de su actividad concreta ydeterminada. El primero operacomo principio hermenéutico y le-gitimador del segundo, pero nole aporta contenido propio, pueséste debe elaborarse a partir decontextos y circunstancias especí-ficos. Entender la RSE como prin-cipio hermenéutico y legitimadorcomporta asumirla como matriz

valorativa para entender y orientarla acción, y no como norma de ac-tuación; de ahí que resulte suma-mente estéril pretender deducirde una supuesta definición de laRSE lo que las empresas deben ha-cer (o lo que hay que obligarlas ahacer). Por eso, el diálogo sobrela RSE es a la vez tan imprescindi-ble como complejo: los diversosactores confluyen en él con valo-res, perspectivas e intereses nosiempre coincidentes.

Así pues, no nos debe sor-prender ni incomodar algo quevan Marrewijk (2003: 96) ha se-ñalado con mucha precisión, y queconsidero que debemos asumir nocomo un obstáculo, sino comouna condición de posibilidad des-de la que poder avanzar:

RSE es un término fenomenal: signi-fica algo, pero no siempre lo mismopara todo el mundo. Con demasia-da frecuencia, se considera que laRSE es una panacea que colmará elvacío de la pobreza mundial, la ex-clusión social y la degradación me-dioambiental. Las asociaciones em-presariales hacen hincapié en elcompromiso voluntario de la RSE.Los gobiernos locales y algunas ONGcreen que los partenariados públi-co-privados pueden, por ejemplo,rejuvenecer los barrios. Asimismo,varias disciplinas de managementhan reconocido que la RSE se ajustaa sus objetivos, como la calidad, elmarketing, la comunicación, las fi-nanzas, la gestión de recursos hu-manos y el reporting. Cada uno deestos aspectos presenta visiones so-bre la RSE que se alinean con su si-tuación y sus retos específicos. Portanto, a menudo, los conceptos ylas definiciones actuales se ven ses-gados por intereses específicos (18).

Por consiguiente, «una nociónde la RSE que lo abarque todo tie-ne que ser definida ampliamente,y resulta demasiado imprecisa paraque pueda resultar útil en el de-bate académico o en la imple-mentación empresarial. La alter-nativa podría ser un conjunto de

enfoques distintos, que se ajusta-ran a los distintos tipos ideales decontextos en los que operan lasempresas» (van Marrewijk, 2003:96). Quizá por esta razón Carroll(1999) recuperó la idea de que,ante la dificultad de alcanzar unconsenso sobre cuáles deberíanser los impactos y las manifesta-ciones de la RSE, debido a su va-guedad, sería mejor concebirlacomo un proceso. Sin embargo,incluso en ese supuesto sería ne-cesario formular algún tipo deorientación o finalidad que pu-diera conducir ese proceso.

Así, se puede aceptar, de acuer-do con la Comisión Europea, que«la mayoría de las definiciones dela responsabilidad social de las em-presas entienden este conceptocomo la integración voluntaria, porparte de las empresas, de las preo-cupaciones sociales y medioam-bientales en sus operaciones co-merciales y sus relaciones con susinterlocutores» (19). No profundi-zaremos en este momento en eldebate sobre el alcance y los lími-tes de la voluntariedad (20). Loque hay que destacar es que ha-blamos de algo transversal (afec-ta a todas las relaciones de la em-presa), nuclear (afecta al negocio,a las operaciones comerciales y,consiguientemente, a la cadenade valor), y que atañe al modelode organización y de gestión (debeestar integrado, y no ser un áreade actividad). Ese «algo» son laspreocupaciones sociales y me-dioambientales. Queda pendien-te la gran cuestión: ¿quién defineesas preocupaciones (lo que pro-bablemente remite al diálogo po-lítico, cívico y social) y cómo lohace? En cualquier caso, sean cua-les sean en concreto, deben que-dar interiorizadas en las actuacio-nes empresariales.

La RSE es, pues, al mismo tiem-po una afirmación y una exclusión:la afirmación de la integración de

Page 68: PEE Num 108 - Funcas

lo social y lo medioambientalcomo algo intrínseco a la gestiónempresarial, y, por consiguiente,la exclusión de una gestión y unavisión de la empresa planteadadesde lo que hemos denominadoel olvido social y el olvido am-biental. Sin embargo, convieneconstatar como algo más que unacuriosidad el riesgo de que apro-ximaciones a la RSE de este tipo incurran en lo que podríamos de-nominar el olvido económico,como si la eficiencia y la viabilidadeconómicas no formaran parte dela responsabilidad de las empre-sas hacia la sociedad. Podría ob-jetarse que esto es algo que hayque dar por supuesto, y que de loque se trata es de combatir el ol-vido social y el olvido ambiental;no obstante, planteado en estostérminos, casi supondría aceptarque, en el fondo, las preocupa-ciones económicas son las sus-tantivas, y que las sociales y am-bientales son tan importantescomo complementarias y que, portanto, no atañen al núcleo delpropósito empresarial (dicho conotras palabras: que para que exis-ta una empresa sólo es necesariala preocupación económica, a laque deberían añadirse, más queintegrarse en ella, la social y la am-biental). Este riesgo parece quepuede quedar relativamente con-jurado si recordamos que se sue-le insistir en que la RSE se identifi-

ca con la necesidad de que la em-presa ofrezca una triple cuenta de resultados, y en que debe darcuenta de su actividad, a la vez,en clave económica, social y me-dioambiental. Por ello, probable-mente, deberíamos entender elcontenido de la RSE, al menos,como una comprensión de la em-presa orientada a la integraciónde lo económico, lo social y lo am-biental (gráfico 3); un contenido almismo tiempo normativo y formal,pero que, en tanto que matriz va-lorativa, queda vacío mientras noconfigura procesos empresarialesy sociales (21).

¿Cuál es la mayor paradoja deeste planteamiento? Obviamen-te, que social es a la vez lo quecalifica el conjunto y una parte.En tanto que se refiere al conjun-to, lo que se afirma es que la em-presa no es un fin en sí misma, yque su actuación no debe anali-zarse como si se llevara a cabo demanera previa o al margen decualquier contexto social. En con-secuencia, RSE significa que la em-presa debe ser responsable antela sociedad, que su actuación debeser coherente con unos valoresfundamentales (22), y que nodebe olvidar la referencia al biencomún. Desde esta perspectiva, lapreocupación ambiental debe en-tenderse también como social, enla medida en que la cuestión eco-

lógica no se sostiene sobre sí mis-ma, sino que se enmarca en la pregunta acerca del futuro de lahumanidad, y que, por tanto, tam-bién es, en última instancia, social(23). Ahora bien, en tanto que so-cial se refiere a una parte de la RSE,lo que se afirma es que la empre-sa debe tener en cuenta los valo-res, las preocupaciones y los pro-blemas que se manifiestan en uncontexto social dado cuando es-tablece sus criterios de actuación,del mismo modo que debe teneren cuenta valores y criterios eco-nómicos y ambientales. De ahítambién la necesidad de atendera la diversidad de modelos de ges-tión, en la medida en que no hayque dar por supuesto que la inte-gración de esas tres dimensionessea algo automático y exento detensiones internas. En cualquiercaso, parece que social no aludeúnicamente a una responsabilidadgenérica ante la sociedad en suconjunto, sino a unas responsabi-lidades más específicas (diferen-ciadas de las económicas y las am-bientales) que emergen en todaslas actividades empresariales y queconducen a la incorporación en lagestión empresarial de valores, criterios y objetivos específicos. Lapregunta que cabe plantearse essi no sería deseable, en aras de facilitar una mayor delimitaciónde cuestiones tanto académicascomo de gestión, un uso más ajus-tado del término social.

Quizá la propuesta más claraen este sentido es la que en sudía presentó Carroll, y que él mis-mo ha ido refinando sucesiva-mente, aunque no ha variado enlo sustancial (Carroll, 1979, 1991,1995, y 1999). Este autor propo-ne que, para poder hablar de RSE,debemos atender al conjunto deobligaciones que la empresa tie-ne hacia la sociedad. Desde estaperspectiva, la RSE se componede cuatro responsabilidades so-ciales:

Económico

Social

Ambiental

Organización Relaciones Operaciones

GRÁFICO 3LA RSE COMO INTEGRACIÓN

Fuente: Marc Vilanova, ESADE.

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 49

Page 69: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

50 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

— Responsabilidades econó-micas. Se corresponden con la ra-zón de ser de la empresa, en tan-to que institución económica, enrelación con la producción debienes y servicios de manera efi-ciente y rentable.

— Responsabilidades legales.Las leyes no son meras restriccio-nes de la tendecia a absolutizar lamaximización de beneficios, sinola expresión de que toda activi-dad humana (también la econó-mica) debe someterse a los valo-res y acuerdos que la sociedadconsidera aceptables y correctos.

— Responsabilidades éticas.Sin negar que los dos apartadosanteriores incluyen una dimensiónética, se alude a las expectativas ylos valores sociales que, pese a noestar codificados jurídicamente,expresan también lo que se con-sidera aceptable o rechazable enlas prácticas empresariales.

— Responsabilidades discre-cionales o filantrópicas. Son lascontribuyen a la mejora de lascondiciones y la calidad de vidade la comunidad donde actúa laempresa. El nivel de exigencia deestas responsabilidades es muydistinto de los anteriores, y de-pende de manera mucho más ex-clusiva de la voluntad de la em-presa.

Carroll afirma que cada unade estas responsabilidades es unaparte del total de las responsabi-lidades sociales de la empresa, yque el conjunto describe la tota-lidad de las expectativas que lasociedad tiene depositadas enella. No obstante, reconoce tam-bién que, aunque estos cuatrocomponentes no son excluyentesentre sí ni una mera yuxtaposi-ción, tampoco son coincidentes,por lo que en la práctica generantensión entre sus diversos reque-rimientos.

Para lo que estamos debatien-do, el planteamiento de Carrollpresenta dos ventajas evidentes:en primer lugar, vincula la com-prensión de la RSE a una visión glo-bal de la empresa y la remite a lasociedad en su conjunto; en se-gundo lugar, considera las res-ponsabilidades económicas y le-gales de la empresa como unaparte de sus responsabilidades so-ciales (evitando así que la RSE seconciba como algo añadido a lasresponsabilidades que, supuesta-mente, serían las propiamenteempresariales). Este planteamien-to, no obstante, también presen-ta algunos inconvenientes: en pri-mer lugar, la confusión entre éticay moral y, en consecuencia, la sen-sación de que propone la subor-dinación de la ética a la respon-sabilidad social; en segundo lugar,la ausencia de referencias explíci-tas a la problemática ambiental,y en tercer lugar, el que no tomeen consideración que su plantea-miento requiere que una empre-sa actúe en un contexto cultural,social y legal mínimamente ho-mogéneo, algo definitivamentesuperado en la actual economíaglobalizada.

¿No es posible ir más allá enlo que respecta al contenido dela RSE? En mi opinión, todavía esposible avanzar un poco más, tan-to desde el punto de vista teóri-co como desde el punto de vistaoperativo.

Desde el punto de vista teóri-co, la mejor referencia es el exce-lente estudio de Garriga y Melé(2004) (24). Estos autores hanpuesto de relieve que el conjuntode teorías y aproximaciones a laRSE puede agruparse en cuatro ti-pos: instrumentales, que entien-den la RSE como una manera dealcanzar objetivos económicosmediante actividades sociales; po-líticas, que entienden la RSE comoun enfoque que se corresponde

con el reconocimiento del poderde la empresa; integradoras, queentienden la RSE como la asun-ción por parte de la empresa delas demandas sociales, y éticas,que entienden la RSE como la con-tribución de las empresas paraavanzar hacia una sociedad mejor.Quizá, para seguir avanzando,solo habría que añadir que el de-bate sobre las aproximacionesteóricas a la RSE no puede ser sóloteórico, sino que requiere una re-ferencia más explícita a su con-texto, un contexto en el que lamanera como se están desarro-llando los procesos de globaliza-ción nos plantea la pregunta desi es posible que el mundo sea«un lugar para todos» o no (Bar-ber, 1998). Esto, por cierto, es loque hace que el debate actual so-bre la RSE no sea una mera conti-nuidad de los que se han llevadoa cabo en el pasado (25).

Coincido totalmente con Garri-ga y Melé en que cualquier formade entender la relación entre em-presa y sociedad debería incluir es-tos aspectos y en que, una vez más,el reto reside en su integración; unaintegración que requiere la cons-trucción de un nuevo marco de re-ferencia para comprender y legiti-mar el papel de la empresa en lasociedad. Por otra parte, sin em-bargo, también sería bueno acep-tar que la mezcla de motivos yaproximaciones resulta hoy inevi-table (Smith, 2003). Por ello creoque, para avanzar en la identifica-ción de los contenidos concretosde las tres dimensiones que hemostomado como referencia de la RSE(económica, social y ambiental),puede resultar útil que nos pre-guntemos en cada una de ellas quérequerimientos se justifican por lasoportunidades económicas, el im-pacto de las decisiones empresa-riales correlativo al poder de la em-presa, la atención a las demandassociales y la posible contribución ala mejora de la sociedad (26).

Page 70: PEE Num 108 - Funcas

Así pues, podemos concluirque, si atendemos al contenido,debemos entender la RSE comouna dimensión transversal a todala actividad empresarial, que in-cluye aspectos específicamente so-ciales, aunque integrados con loseconómicos y ambientales. Se tra-ta de una dimensión cuyo reco-nocimiento no se identifica conuna práctica empresarial concre-ta, sino que opera como matrizvalorativa y principio hermenéuti-co para clarificar el propósito em-presarial y los criterios para la tomade decisiones, y que, por consi-guiente, se contrapone a otras vi-siones de la empresa, especial-mente a la que la reduce, de formaexclusiva y absoluta, a su dimen-sión económica. Queda, sin em-bargo, pendiente de clarificación siRSE es la denominación más ade-cuada para expresar las expectati-vas depositadas legítimamente porla sociedad en la empresa y la con-tribución deseable de la empresaen la sociedad.

De hecho, la empresa no se re-laciona con la sociedad en abs-tracto, sino que dicha relación seconcreta en sus relaciones con losdiversos stakeholders. Esto es loque denomino la estructura de la responsabilidad social de la empresa.

2. La RSE: estructura

La RSE remite a las relacionesde la empresa con la sociedad.Pero, más allá de su carácter her-menéutico y valorativo, social y sociedad, cuando se trata de con-cretar la gestión empresarial, re-sultan términos demasiado am-plios, ambiguos y abstractos(Clarkson, 1995). Las relaciones ylas responsabilidades genéricas dela empresa con la sociedad se con-cretan en sus relaciones con losdiversos stakeholders (27): «La RSEse refiere a las obligaciones de laempresa con la sociedad o, másconcretamente, con los stakehol-ders de la empresa» (Smith, 2003:53). Por consiguiente, la RSE se es-tructura a través de las relacionesde las empresas con sus stakehol-ders, de tal manera que el conte-nido de dichas relaciones consti-tuye el cómo de la RSE (Whetten etal., 2001). De hecho, la mismapropuesta de definición de la Co-misión Europea que hemos to-mado como referencia subrayaque la integración de lo que de-nomina las preocupaciones socia-les y ambientales debe llevarse acabo en las operaciones comer-ciales y en las relaciones con losstakeholders. En definitiva, hoy noes posible hablar de RSE sin hablarde stakeholders, aunque sí es po-

sible hablar (y de hecho se habla)de stakeholders sin hablar de RSE;ésta es otra de las confusiones im-plícitas en muchos de los malen-tendidos surgidos en los debatessobre la responsabilidad social dela empresa.

Aunque la introducción delconcepto de stakeholder se re-monta a principios de la décadade 1960 (28), su desarrollo comoclave de lectura de la RSE se sitúaen los años noventa. Durante esteperíodo, incluso amplió su radiode acción más allá de lo estricta-mente empresarial, con la pro-puesta de Tony Blair de avanzarhacia lo que denominó un capi-talismo stakeholder. Aunque estapropuesta de ampliación no hatenido demasiado éxito, el merohecho de lanzarla fue un síntomamuy significativo de algo más ge-neral: «En el mundo entero, lagente comenzó a discutir de nue-vo sobre una vieja cuestión: ¿Aquién pertenecen las empresas yen interés de quién deberían ges-tionarse?» (Carroll y Buchholtz,2003: 68). De hecho, inicialmen-te, el nombre de stakeholder sepropuso deliberadamente en opo-sición al de shareholder, para se-ñalar que en una empresa hay enjuego más intereses que los de los accionistas. Sin embargo, po-cos se han atrevido a poner demanifiesto que en este debate,en último término, están en jue-go visiones rivales sobre la em-presa, que, entre otras cosas, nosdeberían llevar a plantear comocuestión clave la «inexactitud delmodelo de propiedad y sus impli-caciones» (Post et al., 2002: 11).Quizás una de las razones por lasque se ha tardado cuarenta añosen plantear este tipo de cuestio-nes es que el concepto de stake-holder, en sus orígenes, no teníagrandes pretensiones teóricas, ymás bien apuntaba a convertirseen una manera de entender y ges-tionar las relaciones empresaria-

Oportunidad económica

Impacto correlativo al poder

Atención a las demandas sociales

Contribución a la mejora de la sociedad

Stakeholder

Orientación de la RSE

Dimensión de la RSE

Económica Social Ambiental

GRÁFICO 4IDENTIFICACIÓN DE CONTENIDOS DE LA RSE PARA CADA STAKEHOLDER

Fuente: Josep M. Lozano, ESADE.

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 51

Page 71: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

52 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

les, y en un indicador de la visiónestratégica y de la calidad de lagestión. Ciertamente, en el con-texto de la RSE, una aproximaciónen clave stakeholder es, sin duda,fundamentalmente managerial.Pero va más allá.

Vivimos en una sociedad, y no sóloen una economía. […] La dignidadhumana, la participación, la inte-gridad, la justicia y el bien comúnson principios atemporales, tan ade-cuados para el siglo XXI como parael siglo XX o cualquier otro. Lo quesucedió en el pasado no tiene porqué suceder en el futuro. El sigloXX fue el siglo del directivo. El ma-nagement se convirtió en científi-co, profesional y trascendental. Lasúltimas décadas del siglo XX hansido denominadas con justicia una“edad de oro” para la empresa yla educación empresarial. El sigloXXI será, con toda certeza, distinto,aunque solo sea porque los pro-blemas que ya han sido detectados—población, crisis ecológica, desi-gualdad masiva— se han generali-zado, son contagiosos y requierenun «trabajo público» desde todoslos sectores (Post, 2002: 152).

Tener en cuenta la relación conlos stakeholders es la manera em-presarial de asumir que vivimos enuna sociedad, y no en una eco-nomía, pero también es la mane-ra de asumir que «las empresasson lo que hacen» (29). Esta afir-mación implica que la RSE de unaempresa sólo puede plantearse apartir de lo que la propia empre-sa hace. Y lo que hace, en defini-tiva, es relacionarse con sus di-versos stakeholders. Hay que teneren cuenta, sin embargo, que nohay acuerdo en este punto, másbien al contrario: Mitchell et al.(1997) identificaron y catalogaronveintisiete definiciones distintas delo que es un stakeholder. No esnecesario, no obstante, perderseen los matices de cada una de lasaproximaciones, puesto que es evi-dente que la identificación de losstakeholders es el resultado decuatro parámetros:

a) La calidad de la relación conlos stakeholders: ¿con qué ampli-tud de miras se identifica la rela-ción? Freeman y Reed (1983) se-ñalaron dos enfoques diferentes,que denominaron estrecho y am-plio; a los que habría que añadirun tercero, propuesto por Carrolly Näsi (1997). Como se puedecomprobar, aunque la identifica-ción de un stakeholder es estric-tamente relacional, lo que se pre-tende ampliar en esta gradaciónes la capacidad de la empresa paratener en cuenta la perspectivaadoptada por su interlocutor enesa relación.

— Estrecho: todos los gruposque son vitales para la supervi-vencia y el éxito de la empresa.

— Amplio: cualquier grupo oindividuo que puede afectar o ver-se afectado por la empresa.

— Aquellos individuos o gru-pos que dependen de la empresapara alcanzar sus objetivos o aque-llos de los que la empresa depen-de para su propia existencia.

b) La implicación de la rela-ción con los stakeholders en laactividad de la empresa (Whee-ler y Sillanpää,1997).

— Primarios: indispensablespara las operaciones de la empre-sa (inversores, empleados, clien-tes, proveedores…).

— Secundarios: con influencia,pero sin involucración directa enlas operaciones de la empresa (go-biernos, medios de comunicación,organizaciones sociales, organiza-ciones no gubernamentales…).

c) Las oportunidades de apren-dizaje que la relación con los sta-keholders genera para la empresa.En este sentido, Wood et al. (1995)y Whetten et al. (2001) han pues-to de relieve que los stakeholders:

— Son fuente de expectativasy de demandas en relación con loque se espera de la empresa.

— Contribuyen de manera im-prescindible a las actividades dela empresa.

— Reciben los efectos y lasconsecuencias de las actividadesde la empresa.

— Valoran y evalúan si la con-tribución de las empresas se pue-de considerar aceptable.

— Se hallan involucrados entodo el proceso de producción dela empresa.

d) Lo que está en juego en larelación; sean intereses, exigen-cias legales o derechos (Carroll yBuchholtz, 2003). «La teoría delstakeholder es general y compre-hensiva, pero no está vacía: va mu-cho más allá de la observacióndescriptiva consistente en afirmarque las organizaciones tienen sta-keholders» (Donaldson y Preston,1995: 179). Esto significa que ha-blar de stakeholders lleva implíci-to siempre —se reconozca abier-tamente o no— un componentenormativo, pues el análisis de larelación es siempre utilizado parainterpretar el propósito de la em-presa e identificar los criterios ylos valores que rigen su actuación.

Esto nos conduce a una visiónde la empresa en clave stakeholder.«El centro de interés de este es-fuerzo de redefinición es el mo-delo stakeholder de la empresa, elconcepto de empresa como unared que implica a múltiples parti-cipantes e intereses, cada uno delos cuales puede realizar contribu-ciones y recibir recompensas comoconsecuencia de una actividad em-presarial» (Donaldson y Preston,1998: viii). De esta manera, la RSEno sólo muestra su estructura re-lacional, sino que sienta las bases

Page 72: PEE Num 108 - Funcas

para una redefinición del éxito em-presarial, ya que lo remite al pro-pósito que configura las relacio-nes con los diversos stakeholders(30). Por consiguiente, la excelen-cia empresarial no se concibe apartir del autismo autosuficiente,sino a partir de la construcción derelaciones, contextualizadas so-cialmente, con los diversos stake-holders. Ambos aspectos, tanto laconstrucción de relaciones comosu contextualización social, debenser considerados fundamentales sino queremos caer en la esquizo-frenia de oscilar entre dos mode-los de empresa en relación con losstakeholders.

Hay dos modelos de relaciones destakeholder que actualmente pre-dominan en el pensamiento de losexpertos en management sobre estacuestión. En uno de ellos la empre-sa está situada en el centro y tiene«radios» que se proyectan haciaafuera, hacia multitud de stakehol-ders primarios y secundarios. El se-gundo modelo sitúa a la empresaentre otros stakeholders primariosy secundarios, y a la comunidad, enel centro del modelo. En el primermodelo se espera que la empresaresponda de manera adecuada antesus stakeholders. En el segundo, seespera que la empresa y sus stake-

holders se comprometan a abordarlos problemas que afectan a la co-munidad (Post, 2002: 147).

Considero especialmente im-portante el reto de la integraciónde ambas visiones porque creoque, en la práctica, no se trata ne-cesariamente de dos modelos,sino de dos miradas que debensolaparse para establecer el pro-pósito de la empresa (31).

La importancia de una visiónde la empresa en clave stakehol-der no reside únicamente en el he-cho de que la relación con los sta-keholders sea lo que estructura laRSE; es asimismo importante el he-cho de que el stakeholder permi-te abordar la RSE en clave de ges-tión: la gestión de la RSE pasa porla gestión de las relaciones con losstakeholders, y cualquier teoría so-bre los stakeholders es, ante todo,una teoría de la gestión (Donald-son y Preston, 1995) (32). «Paradesarrollar la estrategia adecuadaen materia de RSE hay que com-prender qué es lo que diferencia auna organización —su misión, susvalores y sus actividades empre-sariales centrales—. […] Al dise-ñar una estrategia en materia de

RSE, el stakeholder managementdebe situarse en el centro» (Smith,2003: 68).

De ahí el reconocimiento quehan alcanzado los denominadosprincipios del stakeholder mana-gement, propuestos en 1999 porel Clarkson Centre for BusinessEthics con el propósito de explici-tar los principios rectores que de-berían tener en cuenta los directi-vos que decidan adoptar unagestión empresarial que tome enconsideración los diversos stake-holders (recuadro 1).

Estos principios ponen de ma-nifiesto hasta qué punto observarla empresa en clave stakeholdernos permite estructurar el conte-nido de la responsabilidad socialde la empresa:

a) Todos los verbos que se hanutilizado para expresar los princi-pios (que se han resaltado en cur-siva) introducen una perspectivarelacional; el conjunto de todosellos establece una pauta norma-tiva para las relaciones con los sta-keholders (33). De la misma ma-nera que anteriormente se hasubrayado que las empresas son

RECUADRO 1

PRINCIPIOS DEL STAKEHOLDER MANAGEMENT

1. Los directivos deberían reconocer y supervisar activamente las preocupaciones de los stakeholders legítimos, y deberían tomar en consi-deración sus intereses de manera adecuada en la toma de decisiones y en las operaciones.

2. Los directivos deberían escuchar a los stakeholders y comunicarse abiertamente con ellos, sobre sus respectivas preocupaciones y contri-buciones, así como sobre los riesgos que asumen a causa de su implicación con las empresas.

3. Los directivos deberían adoptar procesos y modos de actuación sensibles a las preocupaciones y las capacidades de cada stakeholder.4. Los directivos deberían reconocer la interdependencia de los esfuerzos y recompensas entre los stakeholders, e intentar alcanzar una dis-

tribución justa de los beneficios y de las cargas de la actividad empresarial, teniendo en cuenta sus riesgos y vulnerabilidades respectivos.5. Los directivos deberían trabajar en cooperación con otras entidades, tanto públicas como privadas, para garantizar que se minimicen —y,

cuando no puedan evitarse, que se compensen adecuadamente— los riesgos y daños que se derivan de las actividades empresariales.6. Los directivos deberían evitar por completo las actividades que puedan comprometer los derechos humanos inalienables (por ejemplo,

el derecho a la vida) o que puedan dar lugar a riesgos que, si se comprenden claramente, serían manifiestamente inaceptables para losstakeholders implicados.

7. Los directivos deberían reconocer los conflictos potenciales entre: a) su propio rol como stakeholders corporativos, y b) sus responsabili-dades legales y morales para los intereses de los stakeholders, y deberían abordar dichos conflictos mediante la comunicación abierta, ladifusión de la información adecuada y los sistemas de incentivos, y, cuando fuera necesario, mediante la revisión de terceros.

Fuente: Business Ethics Quarterly, 12 (2).

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 53

Page 73: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

54 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

lo que hacen, ahora es precisoañadir que son lo que hacen entodas sus relaciones.

b) Estos principios ponen demanifiesto la existencia de una vi-sión transversal que afecta a to-dos los stakeholders, y que, porconsiguiente, implica unos crite-rios de actuación que deben sertenidos en cuenta en las relacionescon todos ellos. De estos criterioses necesario destacar, en primerlugar, el carácter prioritario de losprincipios fundamentales, expre-sados en la no transgresión y elrespeto de los derechos humanos;en segundo lugar, la atención alas dos dimensiones de la respon-sabilidad que hay que considerartanto cuando se trata de evaluarlas consecuencias de las decisio-nes que se toman como cuando setrata de evaluar los impactos delas actuaciones empresariales: nocausar daños (o minimizarlos) ymejorar la situación de todos losafectados.

c) Estos principios son compa-tibles con la atención a lo que he-mos denominado el contenidotransversal de la RSE: la atencióna las dimensiones económica, so-cial y ambiental presentes en la re-lación con el stakeholder, puestoque, al fin y al cabo, desde la em-presa, la relación con los diversosstakeholders sólo puede estable-cerse a través de estas tres di-mensiones.

d) Estos principios proponenimplícitamente una secuencia pro-gresiva en el tipo de relacionesque se pueden establecer con losdiversos stakeholders, que va másallá de la mera constatación em-pírica de su existencia, a saber:reconocer la interdependencia,escuchar, comunicar, dialogar,cooperar.

e) El desarrollo práctico y con-creto de estos principios supone

también que, una vez identifica-dos los diversos stakeholders, esnecesario identificar aquellos ras-gos que son propios y específicosde la relación con cada uno deellos, de manera que se puedanestablecer las políticas y prácticasque van a caracterizar estas rela-ciones para poder evaluar tambiénsu cumplimiento. A medida quese concreta la relación con cadastakeholder, su contenido es másdiferenciado.

f) En definitiva, estos principiosrequieren una atención a los pro-cesos de gestión involucrados eneste enfoque relacional, así comoel desarrollo de un modelo de ac-countability coherente con la ma-nera de gestionar la relación contodos los stakeholders.

g) Finalmente, todo ello pre-supone que el propósito de la em-presa está claramente establecidoy orienta, da sentido, justifica yclarifica el cómo y el porqué de larelación con el stakeholder, así

como el modelo global de gestiónempresarial coherente con la es-tructura relacional de la respon-sabilidad social de la empresa.

El modelo descrito se puede vi-sualizar en el gráfico 5.

Así pues, podemos concluirque, si atendemos a su estructu-ra, la RSE consiste en gestionar lasrelaciones de la empresa con todossus stakeholders. Si RSE significaresponsabilidad genérica de la em-presa ante toda la sociedad, éstase concreta y se hace operativa enla responsabilidad ante todos losstakeholders, entre otras razones,porque todo lo que es social es re-lacional. Por tanto, deberíamosconsiderar la RSE, básicamente,como un modelo de excelenciaempresarial, pues plantea un mo-delo de gestión en el que el pro-pósito de la empresa se lleva acabo mediante las relaciones contodos los stakeholders y teniendoen cuenta todas las dimensionesde dichas relaciones.

RSE: proceso de integración y aprendizaje

Propósitoy buen

gobierno:

Valores+

estrategia=

Identidad

Gestión(estructurasy procesos)

StakeholdersAccionistas

Administración públicaClientes

Comunidades localesInversores

Medios de comunicaciónOrganizaciones sociales

ProveedoresSocios

Trabajadores…

Accountability

GRÁFICO 5LA RSE COMO PROCESO

Fuente: Josep M. Lozano, ESADE.

Page 74: PEE Num 108 - Funcas

No obstante, antes de concluireste apartado, es necesario ponerde manifiesto, una vez más, al-gunas limitaciones del término RSE,sobre todo cuando se presenta demanera omnicomprensiva frente ala amplia problemática que pre-tende cubrir. Si consideramos co-rrecta la tesis de que el modelostakeholder estructura la RSE, vuel-ve a aparecer la cuestión de si eltérmino RSE puede incluir, comodenominación general y sin exce-sivas contorsiones intelectuales,todo lo relativo al medio ambien-te y, por consiguiente, a la soste-nibilidad. Parece difícil, aunque esbastante habitual, que el medioambiente se pueda considerar enpuridad un stakeholder, inclusoen aquellos casos en que se fuer-zan las cosas y se introduce ha-ciendo alusión a las generacionesfuturas. Hablando con propiedad,al menos desde la perspectiva sta-keholder, el medio ambiente sólollegaría a ser considerado comotal indirectamente, si aparecierarepresentado vicariamente por al-guno de los stakeholders (Admi-nistración pública, organizacionessociales, consumidores, etc.). Eneste sentido, comparto la opiniónde Orts y Strudler (2002: 215):

Sostenemos que la teoría del sta-keholder es muy recomendable, es-pecialmente como teoría heurísticapara reflexionar adecuadamentesobre las empresas como entida-des que comportan intereses eco-nómicos de otros grupos más alláde los de los accionistas o de otrostitulares de patrimonio; sin embar-go, la teoría se ve limitada al cen-trarse en los intereses de los parti-cipantes humanos en la empresa.La teoría del stakeholder cae en unadificultad filosófica irresoluble paraproporcionar principios éticos creí-bles para los directivos de empresaque abordan determinados temas,como el entorno natural, que noimplican directamente a seres hu-manos dentro de una empresa oque no participan en transaccionescon una empresa. La toma de de-cisiones corporativas debe incluir

una apreciación de estos valoreséticos, aunque no puedan reflejar-se en la teoría del stakeholder.

Antes de concluir el plantea-miento sobre cómo deben afec-tar estas delimitaciones al uso dela denominación RSE, hemos deconsiderar brevemente algo queha quedado oculto cuando noshemos referido al contenido y laestructura de la RSE: su aspectodinámico.

3. La RSE: un proceso deinnovación y aprendizaje

Hasta aquí hemos puesto demanifiesto dos aspectos de la RSE:su contenido y su estructura. Encuanto al contenido, hemos su-brayado que la RSE no debe serconsiderada una definición esen-cial de la que hay que deducir suaplicación, sino una matriz valo-rativa que opera como marco dereferencia hermenéutico para le-gitimar, orientar y concretar la ac-tuación de las empresas. Las em-presas son lo que hacen; portanto, no se puede afirmar que laRSE tenga contenido propio almargen de las empresas, los sec-tores y las sociedades concretasdonde se plantea, que son las quemodulan finalmente su conteni-do. Sin embargo, tampoco se tra-ta de algo vacío, en la medida enque propone como criterio la in-tegración transversal de lo eco-nómico, lo social y lo ambiental.En cuanto a la estructura, la RSEno se limita a que la empresatome en consideración, simple-mente, la sociedad en general,sino que tiene por objeto las re-laciones que la empresa estable-ce con sus stakeholders, así comolas diversas dimensiones de esasrelaciones. Es decir, la RSE no debeentenderse como una de las acti-vidades que realiza la empresa,sino como un modelo de exce-lencia empresarial.

Con todo, para entender ca-balmente la RSE, no basta con ex-plicitar su contenido y su estructu-ra, porque, en ese caso, corremosel riesgo de presentarla de mane-ra estática o fija, sin tener en cuen-ta que ese contenido y esa estruc-tura sólo se ponen de manifiestoen los procesos de gestión y desa-rrollo empresarial. En definitiva, laRSE es, ante todo, un itinerario.

Al final del apartado anteriorhemos señalado que, en términosde gestión, hemos de entender laRSE como un proceso de innova-ción y aprendizaje que consta, bá-sicamente, de tres componentesinterrelacionados: la clarificacióndel propósito de la empresa, larelación con todos los stakehol-ders y la accountability (34). Esdecir, algo aparentemente tansencillo, aunque habitualmentese olvide, como saber qué em-presa se quiere ser… y que eseplanteamiento sea conocido, re-conocido y compartido por todoslos implicados (35).

Un estudio comparativo dedoce empresas europeas pone demanifiesto esta visión de la RSEcomo algo que debe estar inte-grado en la gestión y que debeimpregnarla:

El primer foco de interés es analizarde qué modo se utiliza la RSE comoestrategia para mejorar la actua-ción de la empresa a largo plazocuando se trata de afrontar las com-plejidades del entorno donde ope-ra actualmente. El estudio afrontaesas complejidades desde cuatroperspectivas:

— Cómo interacciona la RSE con laestrategia corporativa de una em-presa y cómo la informa.

— Cómo se adaptan las estructurasy los procesos organizativos para ex-plotar los beneficios de un enfoqueestratégico hacia la RSE.

— Cómo están integrando la RSElas empresas en la gestión de su

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 55

Page 75: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

56 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

personal mediante la contratación,la formación y el desarrollo, las comunicaciones y los sistemas de incentivos.

— De qué modo un enfoque inte-grado de la RSE ayuda a las empre-sas a innovar en la producción y laprestación del servicio.

[…]

Entre las empresas incluidas en di-cho estudio existe un consensoabrumador en el sentido de que elenfoque estratégico hacia la RSE estámuy relacionado con la maneracomo la empresa evoluciona con lasociedad. Como afirma un entre-vistado, la RSE debería ser parte delADN de una organización (Boassony Wilson, 2002: 9).

De ahí que, en muchos casos,esta perspectiva estratégica hayamodificado paulatinamente el enfoque de las relaciones que seestablecen con los stakeholders.En este sentido, se ha pasado dela gestión de la reputación a laconstrucción de la identidad em-presarial; de la negociación de in-tereses al partenariado; de la in-formación al diálogo; del beneficioasociado a las contribuciones eco-nómicas al beneficio de compar-tir valores. Así pues, no debe sor-

prender que se haya propuestoque la clave a partir de la cual laempresa debe comprender la RSEno sea la comunicación, ni las re-laciones públicas, ni el marketing,ni los recursos humanos, sino laI+D (Logan et al., 1997): desde elmomento en que la RSE remite ala capacidad de dar respuesta alos retos emergentes y a la capa-cidad de crear un proyecto de fu-turo, ésta debería entenderse —metafóricamente y en un senti-do amplio— desde la perspectivade la investigación y el desarrollo;en definitiva, la RSE en clave de in-novación (Lozano, 2002). Al fin yal cabo, hoy las empresas debenplantearse si pueden permitirseque la RSE sea un elemento peri-férico en sus decisiones estraté-gicas (o, alternativamente, hastacuándo se lo podrán permitir).

Por tanto, la RSE no puede serentendida como algo estático, sinocomo un proceso que acompañael desarrollo de un modelo de ges-tión. La RSE es un elemento crucialpara la creación y la vertebraciónde la identidad corporativa, unaoportunidad de diferenciación antela sociedad, un compromiso y unproceso (y no un agregado de ini-

ciativas). La RSE debe plantearse demanera coherente con la trayec-toria y la cultura de empresa y, enla medida de lo posible, debe par-tir de ella. Es una oportunidad deinnovación (de productos, servi-cios y procesos, aunque tambiénde valores, actitudes y modelos degestión). Internamente, se debeintegrar en las políticas prácticascorporativas, y externamente debeestar presente en el negocio: nopuede ser algo añadido, periféricoo complementario. En definitiva,es la base para un nuevo lideraz-go empresarial (recuadro 2).

Por eso he afirmado anterior-mente que la RSE debe contem-plarse no sólo como un procesode gestión empresarial, sino tam-bién como un proceso de desa-rrollo empresarial. La RSE no es unestado, sino un itinerario, y en lamedida en que se trata de un iti-nerario, lo importante no es úni-camente en qué punto se en-cuentra, sino hacia dónde sedirige. Dicho de otro modo: en laRSE sólo se sabe en qué punto nosencontramos si sabemos haciadónde nos dirigimos (37). Paracomprender correctamente la RSEen las políticas y prácticas empre-

RECUADRO 2

GESTIONAR PARA UNA CIUDADANÍA CORPORATIVA EFECTIVA (36)

— El tamaño de la corporación no es un factor crítico a la hora de asumir un programa de responsabilidad corporativa; sí lo son, en cambio,el liderazgo y el compromiso de los altos directivos.

— La integración de la iniciativa de responsabilidad corporativa en toda la estructura de la organización es esencial. Sin esa integración noes posible movilizar todos los recursos que el sector privado puede aportar efectivamente para afrontar los problemas comunitarios bá-sicos.

— La cultura del país de origen, la estructura de la propiedad y el tipo de industria son factores que influyen en la definición, el carácter, lasprioridades y la práctica de la ciudadanía corporativa.

— El posicionamiento de la función de responsabilidad corporativa en la estructura de la organización es vital para el impulso hacia la ciu-dadanía. En particular, se muestra fundamental la necesidad de desarrollar una implicación y una comprensión de los niveles medios delmanagement.

— Las buenas prácticas de ciudadanía deben vincularse al negocio concreto. Debe existir una estrategia de marketing clara para respaldar elcompromiso.

— La práctica de la ciudadanía corporativa no puede ser estática. Establecer un proceso dinámico interno para evaluar los resultados y revi-sar periódicamente las prioridades debe ser parte de la planificación estratégica global de una empresa.

— Es esencial comunicar de forma efectiva los valores de una estrategia de ciudadanía corporativa bien concebida.

Fuente: Logan et al. (1997).

Page 76: PEE Num 108 - Funcas

sariales, debemos pasar de las ac-tuaciones a los procesos, porque,cuando se trata de la responsabi-lidad, es más importante el pro-ceso de dar respuesta que el con-tenido final de cada respuestaconsiderado aisladamente; entreotras razones, porque únicamen-te el proceso deviene una opor-tunidad de aprendizaje.

Ahora bien, esta necesidad dedirección y sentido puede condu-cir a una progresiva ampliación dela perspectiva empresarial y de-sembocar en un dinamismo cua-litativo de cambio. Esta circuns-tancia la ha señalado con claridadZadek (38), al poner de manifies-to la existencia de tres generacio-nes de RSE, que se distinguen nosólo por el contenido y la estruc-tura, sino, sobre todo, por el pro-ceso. Cada generación de RSE pre-supone un marco de referenciadistinto, de manera que el pasode una a otra supone más unatransformación que un incremen-to. Tal vez se pueda postular quela RSE, asumida de manera cadavez más global, impulsa procesosde transformación empresarial. Esen este sentido en el que hay queafirmar que lo que estructura laRSE es la innovación y el aprendi-zaje (Lozano, 2002). La secuenciade generaciones, por seguir usan-do la denominación de Zadek, nosupone que cada una de ellas nie-gue o anule los elementos de laanterior, sino que los integra enun marco de referencia más am-plio (39).

Según Zadek, la primera ge-neración de la RSE está constitui-da por aquellas empresas que entienden la RSE como una orien-tación que pretende no causardaños y construir una buenareputación a corto plazo, siemprea partir de una relación de coste-beneficio bien localizada. La se-gunda generación se plantea laRSE como una estrategia a largo

plazo, y en ella la innovación y elaprendizaje desempeñan un pa-pel crucial. La tercera generación,en estos momentos emergente,es la que sitúa la RSE en un pro-ceso de cambio social más allá delEstado del bienestar (40), y adop-ta una perspectiva de competiti-vidad responsable, a la que la em-presa contribuye deliberadamentey a la que toma como referencia.La competitividad responsable ysostenible como marco de la RSEes el contenido de lo que, por miparte (Lozano et al., 2005), heplanteado como integración dela ventaja competitiva de las na-ciones (Porter, 1990) y la riquezaética de las naciones (Donaldson,2001).

Desde esta perspectiva, creoque hoy es posible identificar cin-co perfiles corporativos en laasunción de la RSE. Estos perfilesconfiguran una evolución, de ma-nera que cada uno de ellos asu-me el anterior y lo sitúa en uncontexto más amplio. Hay que se-ñalar que, como es obvio, no sepuede esperar que una empresaesté nítidamente identificada conuno de estos perfiles. También espreciso constatar y reconocer que,dentro de una misma empresa,puede haber directivos y depar-tamentos con distintas manerasde entender la RSE. De ahí quehaya que destacar, una vez más,la importancia de visualizar estosperfiles como un marco de refe-rencia que permita comprendery orientar mejor un proceso deaprendizaje organizativo.

1) Legalista. Su referencia si-gue siendo la ley y su cumpli-miento; atiende básicamente a loque exige la ley, pero sin ir másallá. Se considera que la RSE nocorresponde a la empresa, puestoque no se identifica con sus fun-ciones ni con sus objetivos. Asumirla RSE supone un coste añadidono justificado que puede redun-

dar en desventajas competitivas.Es evidente que la empresa tieneobligaciones para con la sociedad;sin embargo, éstas vienen esta-blecidas por ley, que es lo que hayque cumplir para ser responsablesante la sociedad. Por consiguien-te, lo primero que hay que decirde la RSE es que no puede ni debelegislarse.

2) Instrumental. La empresaopera en contextos cambiantes,y uno de los cambios que más laha afectado ha sido la exigenciasocial de una mayor RSE. Es ne-cesario evaluar qué se gana consu asunción y qué riesgos se evi-tan. Para hacerlo, en ambos ca-sos, hay que tener en cuenta suimpacto tanto fuera como den-tro de la empresa. La RSE supo-ne un coste que, por otra parte,también lo puede suponer la noRSE. Asumirla depende no tantode principios y opiniones comodirectamente del sector donde seopera. Hay que incorporar un de-terminado grado de RSE tras unadecuado análisis de riesgos y decoste-beneficio. Por tanto, aun-que es muy importante no co-meter errores en materia de RSE,tiene tanta o más importanciacontar con una buena política decomunicación. La RSE forma par-te de la reputación corporativa y,por tanto, habrá que incorporartanta RSE como sea necesaria paragestionar la reputación, ni más nimenos.

3) Funcional. La sociedad y losconsumidores, cada vez más, de-mandan que las empresas seansocialmente responsables, de lamisma manera que, por ejemplo,hace unos años se inició un movi-miento en pro de la calidad. Asípues, actualmente, en la manerade dirigir una empresa no se pue-de dejar de tener en cuenta todolo referente a su responsabilidadsocial: se debe considerar, sim-plemente, un aspecto más de la

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 57

Page 77: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

58 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

gestión. En definitiva, la RSE es unnuevo ámbito de la gestión em-presarial, y como tal debe plan-tearse: es necesario asignar res-ponsabilidades específicas parapoder gestionar las nuevas de-mandas, actividades y relacionesque supone la RSE para la empre-sa; incluso algunos aspectos fun-cionales pueden mejorar si tene-mos en cuenta el punto de vistade quienes se hallan al frente dela gestión de la responsabilidadsocial de la empresa.

4) Estratégico. La RSE consti-tuye una oportunidad en la me-dida en que se incorpore al mo-delo de gestión y a la cultura dela empresa. Debe ser un elemen-to central de la estrategia em-presarial, en tanto que forma par-te del ADN de la organización. Sise incorpora la RSE a una visiónestratégica, se convierte en unfactor de cambio interno (en lamedida en que transforma los pa-rámetros de la vinculación con laempresa) y externo (en la medidaen que se convierte en un factorde diferenciación que genera re-conocimiento). Precisamente por-que forma parte de la visión es-tratégica, la RSE permite alinearlos valores corporativos con losvalores y las expectativas de la so-ciedad.

5) Identidad. La RSE se mues-tra como factor de innovación yaprendizaje: en productos, servi-cios y procesos, pero también envalores, actitudes y modelos degestión. Afecta a la visión em-presarial y a la clarificación de laempresa que se quiere ser cuan-do deja de ser mera reacción yrespuesta para convertirse en an-ticipación. Por eso, desde estaperspectiva, la RSE forma partedel núcleo del liderazgo empre-sarial. Cuando la RSE estructurala confluencia de identidad y li-derazgo, la empresa se involucraen la medida de lo posible para

ser agente de cambio tanto en susector como en la comunidad em-presarial, en tanto que conside-ra que el impulso de la RSE formaparte de su contribución a la so-ciedad, pues ya no es capaz deconcebirse como empresa, ni deconcebir la empresa, sin la pers-pectiva de la RSE. En este senti-do, forma parte de su liderazgo ladisposición a compartir el apren-dizaje no sólo con otras empre-sas, sino también con organiza-ciones del sector público y deltercer sector.

Si se considera que la RSE noes únicamente contenido y es-tructura, sino también, y de ma-nera fundamental, un proceso,debería pensarse siempre en cla-ve de proyecto. En este sentido,hay que tener en cuenta que unproyecto es la confluencia de lavisión y el compromiso; un pro-yecto nos vincula a la realidad, sinfantasías, pero estando dispuestosa la innovación y el aprendizaje;un proyecto nos da una idea deempresa, y no debemos olvidarnunca que la idea que tenemosde lo que es y debe ser una em-presa determina la manera en queésta debe ser gestionada. En de-finitiva, la RSE configura un pro-yecto de empresa y la consolidacomo proyecto: la RSE es, propia-mente, creación de empresa. Alfin y al cabo, de lo único de loque hemos estado hablando a lolargo de estas páginas es de crearempresas.

El dinamismo de la creación em-presarial es mucho más complejoque una mera búsqueda del bene-ficio. Se mueve en una urdimbre so-cial, en la que intervienen las ex-ternalidades sociales, las creenciasbásicas de una sociedad, las insti-tuciones —que son inteligencia ob-jetivada— y el clima de coopera-ción y confianza. No hay riquezamonetaria que pueda mantenersemucho tiempo sin colaborar en laconsolidación de un capital social(Marina, 2003: 77).

V. CONCLUSIÓN: POR UNAEMPRESA RESPONSABLE YSOSTENIBLE (ERS)

El debate sobre la RSE es, enúltimo término, un debate sobrela empresa, sobre una determi-nada visión de la empresa; un de-bate que no debe perder de vistael papel fundamental que desem-peña la empresa en tanto que ins-titución económica, pero que nopuede ignorar que lo es en tantoque institución social. En este sen-tido, la afirmación, e incluso laexigencia, de la RSE debe con-templarse como la voluntad decorregir y cambiar lo que he de-nominado el olvido social y el ol-vido ambiental en la manera deentender la empresa y en la ma-nera de gestionarla.

Considero que la comprensiónde la RSE requiere tener en cuentatres dimensiones: contenido, es-tructura y proceso (cuadro núme-ro 1). En lo que respecta al conte-nido, la RSE consiste en un principiohermenéutico o marco valorativoque postula la consideración, y laconsiguiente integración, de los as-pectos económicos, sociales y am-bientales en las estrategias y deci-siones empresariales. En cuanto ala estructura, la RSE postula un en-foque relacional de la gestión em-presarial que tiene en cuenta ensu desarrollo la relación con todoslos stakeholders. Respecto al pro-ceso, la RSE postula un enfoque enclave de innovación y aprendizaje,en el que las dos dimensiones an-teriores toman cuerpo en un pro-yecto de empresa.

Falta evaluar si la expresión RSEexpresa con suficiente claridad loque quiere transmitir, y es en estepunto donde es necesario retomaralgunas de las reservas que ex-presamos al inicio de este recorri-do. No cabe duda de que hablarde RSE pone énfasis en el hechode que la empresa se halla com-

Page 78: PEE Num 108 - Funcas

prometida con la sociedad, en lamedida en que es primariamenteuna institución social, y acentúa lanecesidad de corregir lo que enmuchos casos ha sido un déficitsocial en la gestión empresarial.Sin embargo, como hemos visto,la S de la RSE no deja de presentardificultades de comprensión y decomunicación. Recordemos, entreotras, que alude al mismo tiempoa la totalidad y a una parte delconcepto; que facilita la contra-posición entre lo social y lo eco-nómico, o la consideración de losocial como algo ajeno y añadidoa la empresa (en tanto que insti-tución primariamente económica);que difícilmente refleja de mane-ra obvia los aspectos ambientales;que facilita un debate irresolubleacerca del alcance y la concreciónde lo social en la práctica, o que nopermite clarificar en qué medidala RSE es exigible.

Por ello, me permito proponer(pese a que reconozco la dificultadde acuñar un término que sea en-teramente satisfactorio, y que RSEes un término que goza de ungran éxito mediático) la denomi-nación de empresa responsable ysostenible (ERS) como expresiónmás adecuada de lo que, al menosen mi opinión, está en juego cuan-do se habla de responsabilidad so-cial de la empresa.

Empresa. En primer lugar, sepone el acento en el hecho de quehablamos de la empresa, y sólo de

ella, con todas sus consecuenciasy, por tanto, que atenderemos asu especificidad sin proyectar enella exigencias o planteamientospropios de otras organizaciones.De este modo delimitamos mejornuestro objeto, y además evitamosel riesgo de transmitir la idea deque la responsabilidad social (RS)solo se reclama de la empresa,como si otros actores sociales fue-ran ajenos a su demanda. En rigor,la RS no es algo exigible solamen-te a la empresa, sino que debe serasumida por todos los actores so-ciales en la medida en que sea de-seable una sociedad responsableen la cual el principio de respon-sabilidad rija las relaciones huma-nas. En este sentido, siempre hedefendido que, en cualquier caso,la RS debe afectar a todas las or-ganizaciones y que, por consi-guiente, en la medida en que ape-la a un modelo de gestión, si hayque seguir hablando de RS, parecemás adecuado hablar genérica-mente de RSO (responsabilidad so-cial de las organizaciones).

Responsable. La responsabili-dad no alude únicamente a lasconsecuencias, sino que trata, pri-mariamente, de relaciones (y, portanto, de la articulación de va-lores, razones y consecuencias).Cuando hablamos de empresaresponsable nos referimos a todala red de relaciones de la empre-sa y a todos los aspectos de esasrelaciones. En consecuencia, laviabilidad económica es un as-

pecto sustantivo y estructural dela responsabilidad de la empresa,pero no la agota: la responsabilidadde la empresa tiene a la vez unadimensión económica, social y am-biental, dimensiones inherentes alas relaciones con los diversos sta-keholders. Por eso, al calibrar laresponsabilidad de la empresa, nohay que olvidar la S, pero tampo-co debe reducirse a la S (a no serque dicha S se refiera a lo socialen un sentido tan genérico quesea, de hecho, una especie de con-tenedor). Esto es así, entre otrasrazones, porque la empresa no serelaciona con la sociedad, sino consus stakeholders, y ser responsa-ble consiste en alcanzar la exce-lencia en su inserción en esa redde relaciones. Así pues, las rela-ciones con los diversos stakehol-ders deben tener en cuenta todoslos aspectos de dichas relaciones.Al mismo tiempo, la interdepen-dencia propia de las redes nos impide concebir dichas relacionesde forma unidireccional, única-mente desde la empresa hacia losstakeholders: la responsabilidad re-lacional requiere no sólo una em-presa capaz de actuar, sino tam-bién capaz de escuchar. De ahí queel diálogo con los diversos stake-holders se convierta en un ele-mento estructurador del ejerciciode la responsabilidad.

Sostenible. Llegados a estepunto, ¿por qué no nos limitamosa la afirmación de empresa res-ponsable? ¿Es necesario introdu-

CUADRO N.º 1

DE LA RSE A LA ERS

Criterio para la comprensión Criterio para la acción

Contenido Marco valorativo: integrar lo económico, lo social Transversalidad de las tres dimensiones en las políticasy lo ambiental y en la toma de decisiones

Estructura Enfoque relacional (relación con todos los stakeholders) Excelencia y calidad en la gestión

Proceso Innovación y aprendizaje Proyecto empresarial

Fuente: Josep M. Lozano, ESADE.

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 59

Page 79: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

60 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

cir la referencia a la sostenibilidad?Creo que esta alusión tiene senti-do en la medida en que la afir-mación de la sostenibilidad per-mite incorporar más claramentealgunos elementos que, en nin-gún caso, deberían desaparecerde nuestra comprensión. En pri-mer lugar, hablar de sostenibili-dad permite poner de manifiestola atención a la cuestión ambien-tal, algo que, como hemos visto,ni el término social ni la referenciaa los stakeholders incorporan conclaridad. En segundo lugar, hablarde sostenibilidad acentúa quetodo lo que se está planteandotiene sentido desde la adopciónde una perspectiva de largo plazo.Creo que sólo con una mentali-dad en la que predominen de ma-nera casi exclusiva las conviccio-nes como guía para la acción sepuede pretender que la respon-sabilidad rija actuaciones que ten-gan como único horizonte el cor-to plazo (y, por cierto, en unaempresa, la mezcla del objetivo delos resultados económicos y de laperspectiva a corto plazo no sue-le dejar demasiado espacio paralas convicciones). Pero no se tratasolamente de no olvidar la visióna largo plazo. Hablar de sosteni-bilidad, en tercer lugar, nos sitúa,como hemos visto, ante el reto decontribuir a la sociedad desde unmarco de referencia compartido;un marco de referencia que semuestra como un horizonte quepuede dar sentido y orientación alas actuaciones concretas de lasdiversas organizaciones y, a la vez,actuar como instancia crítica detodas ellas: la conjunción de pros-peridad económica, calidad am-biental y justicia social.

Por todo ello, he llegado a laconclusión de que cuando apela-mos a la RSE lo que estamos ha-ciendo, en último término, es pro-poner una visión de la empresaque la concibe como empresa res-ponsable y sostenible (ERS).

NOTAS

(*) Este texto se enmarca en una línea deinvestigación sobre la empresa ciudadana quese desarrolla en el Instituto Persona, Empresay Sociedad (IPES) de ESADE (URL). La FundacióCaixa Sabadell es la entidad promotora del IPES.La investigación que se refleja en este texto hasido posible gracias a la colaboración de la Con-selleria d’Economia i Finances de la Generalitatde Catalunya.

(1) http://www.unglobalcompact.org.

(2) En 2002, el IPES publicó una ediciónconjunta del libro verde y de la posterior co-municación de la Comisión Europea.

(3) «Debería abandonarse la idea de unasolución para todos para la definición de la res-ponsabilidad social y de la sostenibilidad de laempresa, y aceptar definiciones más específi-cas que se ajusten a los niveles de desarrollo,conciencia y ambición de las organizaciones»(VAN MARREWIJK y WERRE, 2003).

(4) Así lo expone en un informe que, en miopinión, pone de manifiesto que es posiblerealizar simultáneamente un excelente análi-sis y un pésimo diagnóstico. Esto no deberíasorprendernos especialmente si recordamosque dos de sus editores (MICKLETHWAIT y WOOL-DRIDGE, 2003) cierran su apasionante presen-tación histórica de lo que ha sido la empresaafirmando que los dos nubarrones que ame-nazan su horizonte son —¡precisamente!—los escándalos empresariales y... la responsa-bilidad social [sic].

(5) Lo hemos puesto de relieve en el aná-lisis de las políticas públicas europeas que he-mos llevado a cabo en LOZANO et al. (2005).

(6) De hecho, esto es lo que han asumi-do, por ejemplo, la Comisión Europea y elWorld Business Council for Sustainable Deve-lopment.

(7) Puede encontrarse una presentacióndetallada de sus diversas acepciones en SCHAL-TEGGER y BURRITT (2000).

(8) Un estudio presentado en Davos, en2005 (Mainstreaming Responsible Investment,www.accountability.org.uk), ponía de mani-fiesto una de las tensiones clave de la RSE, nun-ca suficientemente abordada: ante la afirma-ción «Creo que unas prácticas empresarialesresponsables pueden suponer una significati-va ventaja competitiva para nosotros», el 52por 100 de los encuestados se mostraba deacuerdo y el 30 por 100, muy de acuerdo. Encambio, ante la pregunta «¿Cuál es la limita-ción más significativa para progresar en prác-ticas empresariales responsables?», el 47 por100 consideraba que eran los objetivos finan-cieros a corto plazo (la siguiente limitación erala falta de conocimiento, ya sólo con un 15por 100).

(9) No podemos detenernos ahora en estepunto, porque es conceptualmente secunda-rio. No obstante, es muy relevante en la prác-tica, en la medida en que ha contribuido a queen muchos círculos se identifique la RSE con

los donativos a entidades y proyectos de todotipo y, por consiguiente, con un coste añadidopara las empresas. Este reduccionismo se vereforzado a menudo por las organizaciones so-ciales y las administraciones públicas, a las quea veces interesa identificar la RSE con contri-buciones económicas de las empresas en lamedida en que, deliberadamente o no, ins-trumentalizan el discurso sobre la RSE al servi-cio de sus estrategias de captación de recursos.Aun a riesgo de simplificar y de realizar unaafirmación algo burda, en este punto me limi-to a señalar que la RSE no consiste en dar di-nero para buenas causas (aunque tampoco loimpide, claro está).

(10) Desde una perspectiva crítica, radical-mente opuesta a la de The Economist, se repitehasta la saciedad, con toda razón, que estasprácticas pueden ser meras operaciones de ma-quillaje. Aunque en algunos casos se trata dealgo indudable, no es necesario que nos deten-gamos en este punto, pues es algo asumido des-de hace muchos años. En este sentido, véase,por ejemplo, lo que escribía Clark ya en 1916:«El problema no es que no se ayude a los ne-cesitados, sino que se les ayuda en nombre dela caridad, independientemente de si son vícti-mas de su propia debilidad o de los desajustesde nuestra no demasiado perfecta máquina in-dustrial. Para muchos, la simple palabra “cari-dad” tiene el mismo significado que una banderaroja para un toro, y esto no cambiará mientrasgran parte de todo aquello que se entiende porcaridad intente simplemente reparar el daño orescatar del naufragio del que la industria es lacausa principal, la misma industria que distribu-ye los dividendos de los que proceden tan libre-mente los fondos de caridad» (CLARK, 1916: 28).

(11) Véase, por ejemplo, el estudio TheState of Corporate Citizenship in the UnitedStates: 2003, elaborado por The Center forCorporate Citizenship.

(12) De ahí que uno de los temas críticosde la gestión integral de la RSE en el futuro in-mediato sea el tipo de relación que debe exis-tir entre la política empresarial de RSE y la quellevan a cabo las fundaciones de empresa (enel caso de las empresas que disponen de ellas).

(13) Esto suele ser un engolamiento retó-rico ante el pavor a cualquier presión políticaen este sentido, pues lo cierto es que se espe-ra y se exige que se regulen las ventajas fisca-les de la filantropía.

(14) Desde el inicial y emblemático artícu-lo de Friedman —«The social responsibility ofbusiness is to increase its profits» (1970)—, quelos rankings señalan como el más citado de la his-toria de la ética empresarial, hasta el último in-forme de The Economist se mantiene interrum-pida la conexión que vincula la confusión entrefilantropía y RSE con argumentos de este tipo.

(15) Otra visión de la RSE restringida a unsolo tema y a un solo stakeholder, debida a laambigüedad del adjetivo social, es la que laidentifica con el diálogo social y conduce a su-puestas objeciones del tipo «¿qué tiene quever la RSE con las relaciones laborales?» No po-demos ocuparnos ahora de esta cuestión, que,

Page 80: PEE Num 108 - Funcas

por otra parte, no genera los problemas que sederivan de la confusión entre RSE y acción so-cial; en cambio, requeriría plantear cómo seentiende la RSE desde la perspectiva sindical.

(16) VAN MARREWIJK y HARDJONO (2003: 121).Cursiva en el original.

(17) FISHER (2004: 395). Fisher también haanalizado una cuestión directamente relacio-nada con el tema que nos ocupa, y en la que,sin embargo, no podemos detenernos: la re-lación entre RSE y ética empresarial. En estesentido, ha identificado cuatro planteamien-tos: a) la RSE es la ética en el contexto organi-zativo; b) la RSE trata de los impactos de la em-presa en la sociedad, mientras que la ética tratade los comportamientos en el seno de la or-ganización; c) la RSE tiene diversas dimensiones,y una de ellas es la ética; d) no hay relaciónentre ellas. Sin embargo, si se analiza lo ocu-rrido en los últimos años, creo que todavía nohemos profundizado lo suficiente en la refle-xión sobre un fenómeno altamente significa-tivo: cuanto más se habla de RSE, menos se ha-bla de ética empresarial.

(18) A ello hay que añadir que, dentro deuna misma empresa, hablar de RSE puede darlugar a apreciaciones diversas según el depar-tamento: en un departamento jurídico, oír ha-blar de responsabilidad puede remitir espon-táneamente al código civil; en un departamentofinanciero, a dotaciones para hacer frente adaños y perjuicios, y así sucesivamente. (Deboesta observación a una comunicación perso-nal de Alberto Andreu.)

(19) COMISIÓN EUROPEA (2001: 13). En contrade lo que suele decirse, es muy importante re-saltar que ésta no es la definición de la Comisión,sino la constatación de una coincidencia.

(20) Hemos analizado con detalle estacuestión en nuestro estudio sobre políticas pú-blicas y RSE (LOZANO et al., 2005).

(21) Este último punto es importante sino olvidamos, como tantas veces se hace, quela correspondencia y la legitimación social dela triple cuenta de resultados empresarial es laprosperidad económica, la calidad ambiental yla justicia social.

(22) En cualquier caso, entiendo que estose refiere sólo a lo que, a partir de diferentesjustificaciones filosóficas, DONALDSON y DUNFEE

(1999) han denominado hipernormas y, entrenosotros, Adela CORTINA (1986), ética mínima.Pero, si esto es así, no estaríamos hablando deresponsabilidad social de la empresa en tantoque empresa, sino en tanto que la empresadebe someterse a los mismos valores funda-mentales que el resto de los actores sociales.

(23) Todo esto lo han visto con claridadLIZCANO y NIETO (2005), con cuyo análisis estoyabsolutamente de acuerdo, aunque no com-parto totalmente sus conclusiones.

(24) Considero este trabajo la mejor vi-sión de conjunto disponible actualmente so-bre los distintos enfoques de la RSE.

(25) Me he ocupado brevemente de estaevolución en LOZANO (2002).

(26) Como veremos en el apartado si-guiente, cuando hablemos de la estructura dela RSE, la identificación de los contenidos deésta en cada empresa no se puede realizar enabstracto, sino únicamente a partir de su rela-ción con los diversos stakeholders (gráfico 4).

(27) Tras muchos debates y consultas, y afalta de una solución más adecuada, me sigo in-clinando por mantener la denominación inglesa.

(28) He analizado con detalle los plan-teamientos sobre el concepto de stakeholdery su relación con la RSE en LOZANO (1999), y hepropuesto una revisión de los enfoques domi-nantes en LOZANO et al. (2005).

(29) POST et al. (2002: 2). Hay que añadir,sin embargo, que lo que hacen depende di-rectamente de lo que quieren ser.

(30) Ya en 1916, Clark señalaba crítica-mente el riesgo que suponía haber heredadolo que él denominaba una economía de la irres-ponsabilidad. Quienes ponen el grito en el cie-lo y claman por que se tenga en cuenta el cos-te de la RSE, deberían exigir también algún tipode información sobre el coste de la no RSE (ode la irresponsabilidad).

(31) Lo he puesto de relieve en LOZANO etal. (2005).

(32) Algo que no siempre está claro cuan-do se habla de RSE: Whetten et al. inician su ca-pítulo sobre «What are the responsibilities ofbusiness to society» en un reciente Handbo-ok of strategy and management (2001) reco-nociendo que muchos lectores se preguntaránpor qué se incluye un capítulo sobre RSE en unmanual de estrategia y management.

(33) No debería levantar suspicacias la pa-labra normativa. Ese carácter normativo, con-trariamente a lo que se suele decir, no es niuna peculiaridad ni una limitación de dichosprincipios. Como ha puesto de relieve CRAGG

(2002), cualquier teoría sobre el managementes en sí misma prescriptiva desde el momentoen que cualquier teoría pretende proponer quédebe hacer un directivo para alcanzar el éxi-to… La concepción de cualquier teoría vienedefinida en sí misma. En este sentido, rara-mente se reconoce y se acepta que, en el de-bate sobre la RSE, se ponen de manifiesto vi-siones rivales de lo que se debe entender poréxito empresarial. Y es evidente, en este caso,que estos principios suponen una visión deléxito empresarial también en clave stakehol-der. MARZAL (1983) ya señaló que la ingenuaafirmación según la cual «hay que tomar lamejor decisión posible» oculta la pregunta,siempre incómoda, acerca de la mejor decisiónpara quién, puesto que puede haber tantas«mejores decisiones» como stakeholders es-tén involucrados en ellas.

(34) He presentado una visión amplia dela accountability en LOZANO (2004).

(35) VAN MARREWIJK y HARDJONO (2003) handestacado que la sostenibilidad corporativaconsiste en dar respuesta a cuatro preguntas:dónde estamos, adónde vamos, cómo llega-remos y qué hemos de hacer.

(36) Por lo que respecta a la línea de refle-xión que estoy proponiendo, RSE y ciudadaníacorporativa (corporate citizenhip) funcionan eneste texto prácticamente como sinónimos.

(37) En LOZANO (1999) he recopilado condetalle diversas perspectivas, y he ordenadosistemáticamente los argumentos que se handado a favor y en contra de la responsabilidadsocial de la empresa.

(38) Véase Third Generation Corporate Ci-tizenhip en www.accountability.org.uk.

(39) Sintomáticamente, desde una pers-pectiva diferente, pero pensando en la misma di-rección, Elkington se refiere a estos procesos detransformación diciendo que nos hallamos anteuna nueva realidad empresarial, que él deno-mina economía crisálida, imagen que utiliza paraponer énfasis en la idea de transformación.

(40) Este enfoque empieza a ganar adep-tos. Véase MIDTUN (2005).

BIBLIOGRAFÍA

AUSTIN, James E. (2000), The Collaboration Cha-llenge, San Francisco, Jossey BASS. [El desa-fío de la colaboración, Buenos Aires,Gra-nica, 2003].

BARBER, Benjamín, R. (1998), A Place for Us,Nueva York, Hill and Wang. [Un lugar paratodos, Barcelona, Paidós].

BECK, Ulrik (1986), Risikogesellschaft, Franc-fort, Suhrkamp. [La sociedad del riesgo,Madrid, Taurus, 1998].

BOASSON, Claire, y WILSON, Andrew (2002), Ex-ploring Business Dynamics, Bruselas, CSREurope.

BURKE, E. M. (1999), Corporate Community Re-lations. The Principle of the Neighbor ofChoice, Londres, Quorum Books.

CARROLL, Archie B. (1979), «A three-dimensio-nal conceptual model of corporate per-formance», Academy of Management Re-view, vol. 4 (4): 497-505.

— (1991), «The pyramid of corporate socialresponsibility: Toward the moral manage-ment of organizational stakeholders», Bu-siness Horizons, julio-agosto: 39-48.

— (1995), Understanding Stakeholder Thin-king, LSR- Publications. [DONALDSON, T., yPRESTON, L. E., «Stakeholder thinking inthree models of magnagement morality:A perspective with strategic implications»,The Corporation and its Stakeholders, Toronto, University of Toronto Press, 1998:139-170].

— (1999), «Corporate social responsibility.Evolution of a definitional construct», Bu-siness & Society, vol. 38 (3): 268-295.

CARROLL, Archie B., y BUCHHOLTZ, Ann K. (2003),Business & Society. Ethics and StakeholderManagement, Mason, South-Western.

CARROLL, Archie B., y NÄSI, J. (1997), «Unders-tanding stakeholder thinking: Themes from

JOSEP M. LOZANO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 61

Page 81: PEE Num 108 - Funcas

DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA (RSE) A LA EMPRESA RESPONSABLE Y SOSTENIBLE (ERS)

62 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

a finnish conference», Business Ethics – AEuropean Review, vol. 6 (1): 46-51. [DO-NALDSON, T. y PRESTON, L. E.: The Corporationand its Stakeholders, Toronto, Universityof Toronto Press, 1998: 71-80].

CLARK, J. M. (1916), «The changing basis ofeconomic responsibilities», The Journalof Political Economy, vol. 24 (3): 209-229.[DONALDSON, T. y PRESTON, L. E.: The Cor-poration and its Stakeholders, Toronto,University of Toronto Press, 1998: 13-29].

CLARKSON, M. B. (1995), «A stakeholder fra-mework for analizing and evaluating cor-porate social performance», Academy ofManagement Review, vol. 20 (1): 92-117.

COMISIÓN EUROPEA (2001), Libro verde. Fomentarun marco europeo para la responsabilidadsocial de las empresas, Barcelona, ESADE.

CORTINA, A. (1986), Etica mínima. Introduccióna la filosofía práctica, Madrid, Tecnos.

CRAGG, Wesley (2002), «Business ethics andstakeholder theory», Business Ethics Quar-terly, 12 (2): 113-142.

DALTON, D. R., y DAILY, C. M. (1991), «The cons-tituents of corporate responsibility: sepa-rate, but no not separable, interests?», Bu-siness Horizons, julio-agosto: 74-78.

DONALDSON, T. (2001), «The ethical wealth ofnations», Journal of Business Ethics, 31:25-36.

DONALDSON, Thomas, y DUNFEE, Thomas (1999),Ties That Bind, Boston, Harvard BusinessReview.

DONALDSON, T., y PRESTON, L. E. (1995), «The sta-keholder theory of the corporation: Con-cepts, evidence and implications», Academyof Management Review, vol. 20 (1): 65-91.[DONALDSON, T., y PRESTON, L. E., The Corpo-ration and its Stakeholders, Toronto, Uni-versity of Toronto Press, 1998: 173-203].

— (1998), The Corporation and its Stakehol-ders, Toronto, University of Toronto Press.

DUNPHY, Dexter; GRIFFITHS, Andrew, y BENN, Su-zanne (2003), Organizational Change forCorporate Sustainability: A Guide for Lea-ders and Change Agents of the Future,Londres, Routledge.

ELKINGTON, John (1997), Cannibals with Forks.The Triple Bottom Line of 21st Century Bu-siness, Gabriola, New Society Publishers.

— (2001), The Chrysalis Economy, Oxford:Capstone.

FISHER, J. (2004), «Social responsibility andethics: Clarifying the concepts», Journalof Business Ethics, 52: 391-400.

FREDERICK, W. (1986), «Toward CSR3: why ethi-cal analysis is indispensable and unavoi-dable in corporate affairs», California Ma-nagement Review, 28(2): 126-141.

FREEMAN, R. E., y REED, D. (1983), «Stockhol-ders and stakeholders: A new perspectiveon corporate governance», California Ma-nagement Review, vol. 25 (3): 88-106.

FUNDACIÓN EMPRESA Y SOCIEDAD (2004), Obser-vatorio de la acción social de la empresaen España, Madrid, Fundación Empresa ySociedad.

GARRIGA, Elisabet, y MELÉ, Domènec (2004),«Corporate social responsibility theories:Mapping the territory», Journal of Busi-ness Ethics, 53: 51-71.

GIDDENS, A. (1999), Runaway World, Londres,Profile Books. [Un mundo desbocado. Losefectos de la globalización en nuestras vi-das, Madrid, Taurus, 2000].

HANDY, Charles (2002), «What’s business for?»,Harvard Business Review, diciembre: 49-55.

HOLME, Richard, y WATTS, Phil (2000), Corpora-te Social Responsibility, www.wbscd.ch.

LIZCANO, José Luis, y NIETO, Pablo (2005), «¿Res-ponsabilidad social corporativa o sólo cor-porativa?», Cinco Días, 6 de mayo.

LOGAN, David; ROY, Delwin, y REGELBRUGGE, Lau-rie (1997), Global Corporate Citizenship.Rationale and Strategies, Washington, TheHitachi Foundation.

LOZANO, Josep M. (1999), Ética y empresa, Ma-drid, Trotta.

— (2002), La empresa ciudadana. Un reto deinnovación, Barcelona, ESADE.

— (2004), «What is a successful company? Apath to understanding accountability», enBRENKERT, George, Corporate Integrity &Accountability, Londres, Sage: 100-114.

LOZANO, Josep M.; ALBAREDA, Laura; YSA, Tamy-ko; ROSCHER, Heike, y MARCUCCIO, Manila(2005), Los gobiernos y la responsabilidadsocial de las empresas, Barcelona, Granica.

MARINA, José A. (2003), La creación económi-ca, Bilbao, Deusto.

MARREWIJK, Marcel van (2003), «Concepts anddefinitions of CSR and corporate sustaina-bility: Between agency and communion»,Journal of Business Ethics, 44: 95-105.

MARREWIJK, Marcel van, y HARDJONO, Teun W.(2003), «European corporate sustaninabi-lity framework for managing complexityand corporate transformation», Journal ofBusiness Ethics, 44: 121-132.

MARREWIJK, Marcel van, y WERRE, Marco (2003),«Multiple levels of corporate sustainability»,Journal of Business Ethics, 44: 107-119.

MARZAL, A. (1983), Análisis político de la em-presa. Razón dominante y modelos de em-presa, Barcelona, Ariel.

MICKLETHWAIT, John, y WOOLDRIDGE, Adrian (2003),The Company: A Short History of a Revo-lution, Londres, Weindenfeld & Nicolson.[La empresa. Historia de una idea revolu-cionaria, Barcelona, Mondadori, 2003].

MIDTTUN, Atle (2005), «Realigning business, go-vernment and civil society: Emerging em-bedded relational governance beyond the(neo) liberal and welfare state models»,Corporate Governance: 1-25.

MIRALLES, Josep (2004), «Ética empresarial yglobalización», Brotéria, 159 (5): 419-440.

MITCHELL, R. K.; AGLE, B. R., y WOOD, D. (1997),«Toward a theory of stakeholder identi-fication and sleince: Defining the princi-ple of who and what really counts», Aca-demy of Management Review, vol. 22(4): 853-886. [DONALDSON, T., y PRESTON,L.E.: The Corporation and its Stakehol-ders, Toronto, University of Toronto Press,1998: 275-313].

ORTS, Eric W., y STRUDLER, Alan (2002), «Theethical and environmental limits of stake-holder theory», Business Ethics Quarterly,12 (2): 215-234.

PERDIGUERO, T. G. (2003), La responsabilidad so-cial de las empresas en un mundo global,Barcelona, Anagrama.

PORTER, Michael P. (1990), The CompetitiveAdvantage of Nations, Nueva York, FreePress.

POST, James E. (2002), «Global corporate ci-tizenship: Principles to live and work by»,Business Ethics Quarterly, 12 (2): 143-154.

POST, James E.; PRESTON, Lee E., y SACHS, Sybille(2002), Redefining the Corporation, Stand-ford, Standford University Press.

RABANAL, Marc (2004), El patrocinio y el meze-nazgo empresarial en el marco de la res-ponsabilidad social corporativa, Barcelona,AEDME.

SHALTEGGER, S., y BURRITT, R. (2000), Contem-porary Environmental Accounting, Sheaf-field, Greenleaf Publishing.

SMITH, N. C. (2003), «Corporate social respon-sibility: Whether or how?», California Ma-nagement Review, 45 (4): 52-76.

The Economist (2005), The Good Company,22 de enero.

VERNIS, Alfred; IGLESIAS, María; SANZ, Beatriz, ySAZ, Ángel (2004), Los retos en la gestiónde las organizaciones no lucrativas, Bar-celona, Granica.

WBCSD (2002), The Business Case for Sustai-nable Development, www.wbscd.ch.

WHEELER, D., y SILLANPÄÄ, M. (1997), The Sta-keholder Corporation, Londres, Pitman.

WHETTEN, D.; RANDS, G., y GODFREY, P (2001),«What are the responsibilities of businessto society?», PETTEGREW et al., Handbookof Strategy and Management, Londres,Sage: 373-408.

WOOD, D. J., y JONES, R. E. (1995), «Stake-holder mismatching: A theoretical pro-blem in empirical research on corporatesocial perfomance», The InternationalJournal of Organizational Analysis, vol. 3(3): 229-267. [DONALDSON, T., y PRESTON,L. E., The Corporation and its Stakehol-ders, Toronto, University of Toronto Press,1998: 315-363].

Page 82: PEE Num 108 - Funcas

63

I. INTRODUCCIÓN: LA ESCASA ATENCIÓN A LOS ASPECTOS JURÍDICOSDE LA RSC

EL amplio debate que, desdehace años, se refiere a la res-ponsabilidad social corpora-

tiva (RSC) viene desarrollándosedesde la doble perspectiva de laeconomía, por un lado, y de la éti-ca de la empresa, por otro. Sobrela base de estos diversos plantea-mientos, se han alcanzado ya re-sultados relevantes y, sobre todo,se ha terminado por convertir a laRSC en un must de la realidad em-presarial de nuestro tiempo. Noparece posible en la época actualsoslayar el relieve de la RSC cuan-do se contempla el sentido últimode la empresa, sus fines y orienta-ciones generales, pudiendo decir-se incluso que ha llegado a incor-porarse, como un elemento más,a la reflexión teórica de nuestrosdías en torno a la institución em-presarial. Pero, al lado de esta pers-pectiva teórica, cabe señalar tam-bién que la RSC se ha convertidoen una circunstancia habitual dela realidad cotidiana de las em-presas y, en particular, de las demayor dimensión, por lo que al-canza un valor que cabría deno-minar práctico, vinculado al dis-currir común de la actividad deempresa. La idea de ser calificadacomo «empresa socialmente res-ponsable» se configura de estemodo como un elemento presti-gioso, a la par que rentable, des-de la perspectiva concreta de unaempresa que aspire a una implan-tación satisfactoria en el mercado.

La importancia de la RSC en laépoca presente y la abundanciade estudios doctrinales a ella de-dicados desde la doble vertienteantes señalada no ha ido acom-pañada, sin embargo, de unacontribución equiparable en loque al derecho se refiere (1). Estafalta de interés por la perspectivajurídica (2) puede explicarse, qui-zá, por un extremo continua-mente repetido cuando se habladel tema que nos ocupa: el ca-rácter voluntario de las activida-des o prestaciones susceptiblesde encuadrarse en el ámbito de laRSC. Dicho de otra manera, cuan-do una empresa detrae de sus be-neficios una cierta cantidad paradedicarla al mecenazgo cultural,a la protección del medio am-biente o a la organización de unaguardería infantil para los hijosde sus empleados, por ejemplo, lohace por su propia y autónomavoluntad, como una manifesta-ción concreta de su propósito deconvertirse en empresa «social-mente responsable». Nada máslejos, en apariencia, del derecho,ámbito en el que priman, en unavisión convencional de las cosas,la heteronomía, la coerción y laimposición de sanciones paraquien desconozca las reglas es-tablecidas en las leyes. Siendo asíque ninguna ley impone a las em-presas, en principio, la realizaciónde actividades propias de la RSC,cabría concluir que el derechonada o muy poco tiene que deciral respecto.

El objetivo del presente trabajoreside, precisamente, en señalar la

DERECHO, MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

CORPORATIVA

José Miguel EMBID IRUJOUniversidad de Valencia

Resumen

En el presente trabajo se lleva a cabo unaaproximación al relieve jurídico de la RSC, ma-teria tradicionalmente desdeñada en las apor-taciones sobre el tema. Se hace hincapié en elsignificado de la RSC para el ordenamiento ju-rídico, en general, resaltando su carácter vo-luntario, susceptible de importantes matices.En el plano específico del derecho mercantil, laRSC produce efectos significativos en el derechode sociedades y en el derecho del mercado.Para el primero es clave la noción de interéssocial, y para el segundo resulta determinantesu incidencia en el marco de la competitividadde las empresas.

Palabras clave: responsabilidad social cor-porativa, carácter voluntario, costumbre, inte-rés social, mercado, competencia.

Abstract

The present article undertakes an approachto the legal relief of CSR, a matter traditionallyscorned in the contributions to the subject.Emphasis is laid on the significance of CSR forthe legal system in general, underlining itsvoluntary nature, susceptible to qualificationsof considerable importance. On the specificcommercial law level, CSR produces significanteffects on both company law and on marketlaw. For the former a key factor is the notionof social interest, and for the latter its impacton the framework of company competitivenessis decisive.

Key words: corporate social responsibi-lity, voluntary nature, custom, social interest,market, competition.

JEL classification: K20, M14.

Page 83: PEE Num 108 - Funcas

DERECHO, MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

64 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

inexactitud de las anteriores pre-misas. La RSC es, como habrá oca-sión de ver, una figura relevantedesde la perspectiva jurídica y, enparticular, desde la vertiente propiadel derecho mercantil, como sec-tor del ordenamiento jurídico quetoma como referencia esencial desu ordenación la actividad de laempresa en el mercado. A tal fin,y tras una serie de consideracionesgenerales, concentraremos nues-tra atención en dos aspectos sig-nificativos de la indicada materiajurídica: el derecho de sociedades,pues, al fin y al cabo, la mayor par-te de las empresas se organizan ju-rídicamente como sociedades (enesencia, anónimas y de responsa-bilidad limitada), y el actualmentellamado derecho del mercado, yaque la realización de actividadespropias de RSC es susceptible deproducir efectos en los diferentessectores jurídicos reguladores delmercado (sobre todo, el derechode la competencia, al que limita-remos nuestro análisis). La presen-te aportación, que se mueve en elámbito del derecho español, encuyo seno adquieren sentido lasafirmaciones que se vayan a efec-tuar, no pretende, por lo demás,ser exhaustiva; ya ha quedado cla-ro que la perspectiva elegida es lamercantil y, dentro de ella, las re-flexiones subsiguientes sólo aspi-ran a plantear las cuestiones bási-cas en la materia. Quede para untrabajo de mayor alcance la nece-saria discusión de muchos aspectosaquí meramente esbozados.

II. LA RSC ANTE ELORDENAMIENTO JURÍDICO

1. La voluntariedad de las actividades propias de la RSC

Como ha habido ya ocasión deindicar, el argumento más rele-vante para señalar la ajenidad dela RSC respecto del derecho se de-

duce del carácter voluntario de surealización. Que una empresa lle-ve a cabo un conjunto de activi-dades o prestaciones propias dela RSC se suele explicar, básica-mente, por su libre voluntad dehacerlo, sin que tal cosa se de-duzca de o se imponga por unanorma legal. Así, si una sociedadanónima decide no distribuir divi-dendos entre sus accionistas o, entodo caso, reduce la correspon-diente asignación por dedicar elresto del beneficio (o la cantidadíntegra) a acciones comprendidasen su programa de RSC, nos en-contraremos ante un acuerdo desus socios líbremente adoptadoen la correspondiente Junta Ge-neral, sin ningún tipo de imposi-ción jurídica.

Si, en lo sustancial, la afirma-ción anterior parece correcta, hayque observar, ya en este momen-to, que tal acuerdo no será jurídi-camente irrelevante; habrá quever si es compatible con el interéssocial, magnitud, como se sabe,de necesaria observancia por losórganos de la sociedad en su ac-tuación. Si lo es, no podrá pros-perar la acción judicial de impug-nación del acuerdo que, en sucaso, pueda interponer el sociodisconforme (véanse, en tal sen-tido, los artículos 115 y siguien-tes de la Ley de Sociedades Anó-nimas); de no serlo, en cambio, laacción será presumiblemente aco-gida por el juez, declarando, porregla general, la invalidez (por anu-labilidad, según creemos) del men-cionado acuerdo (3). En todo caso,el hecho de que la medida sus-ceptible de calificarse como acti-vidad de RSC se haya adoptado,en nuestro ejemplo, de maneravoluntaria no la convierte en unarealidad metajurídica, según aca-bamos de manifestar.

Con todo, la idea de la volun-tariedad de la RSC, el hecho de quesu realización dependa, en última

y exclusiva instancia, de la libre de-cisión de la propia empresa, estámuy arraigada en la literatura doc-trinal predominante y, en sentidoamplio, en el mundo empresarial.No es del todo seguro, sin em-bargo, que semejante criterio seaplenamente exacto, aun conser-vando un punto de partida co-rrecto. Y ello por dos razones: una,de orden genérico, referida a laposibilidad de que el fenómenode la RSC entre en el campo delderecho por la vía, aparentemen-te secundaria, de la costumbre;otra, de carácter particular, deri-vada de la posible vinculación quepara la empresa pueda deducirsedel anuncio público de llevar acabo medidas concretas de res-ponsabilidad social corporativa.

La primera razón, ciertamentecompleja y de difícil resolución enel marco de nuestro trabajo, nosobliga a considerar si en la actua-lidad la realización de actividadesde RSC se ha convertido en unaauténtica costumbre desde el pun-to de vista jurídico; es decir, si sedan los dos elementos requeridospor la doctrina jurídica para apre-ciar la existencia de una costum-bre y, por lo tanto, para saber siun determinado extremo es vincu-lante para la sociedad (4). Dichoselementos, como es sabido, con-sisten en la repetición efectiva deuna conducta en la práctica so-cial, por un lado, y en la concien-cia de que tal conducta vale comonorma jurídica (opinio iuris), porotro. Que la RSC, en sus muy di-versas manifestaciones, es hoy unaconducta socialmente repetida ennuestro país y en muchos otros(quizás en ellos todavía con másfrecuencia) parece algo evidente.No lo resulta tanto que, al reali-zar esa conducta, las correspon-dientes empresas obren respon-diendo a un imperativo jurídico.Para desmentir este segundo ele-mento, sin embargo, no bastaríacon reiterar el carácter voluntario

Page 84: PEE Num 108 - Funcas

de la realización de las actividadesde la RSC por las empresas; pues,al fin y al cabo, la posible vincula-ridad para los ciudadanos de de-terminadas conductas no puedebasarse en su particular voluntado en sus concretas creencias de«no sentirse obligados». Contodo, no puede afirmarse con se-guridad que, en estos momentos,exista la conciencia en nuestra so-ciedad de que la RSC es un ele-mento obligatorio para las em-presas derivado de la formaciónde una costumbre al respecto. Ellono excluye, sin embargo, que enel futuro pueda llegar a serlo,siempre, eso sí, con la relativa im-precisión que acompaña a estafuente del derecho a la hora deprecisar el contenido de la con-ducta obligada.

Por lo que se refiere a la se-gunda razón, es oportuno señalarque las declaraciones públicas entorno a una futura conducta deldeclarante no son, en modo al-guno, irrelevantes ni se puedenhacer como mero flatus vocis. Si,desde hace bastantes años, losanuncios públicos en torno a ca-lidades y precios de los productosanunciados han de considerarsejurídicamente vinculantes para losproponentes —antes de que elderecho del consumo viniera asancionar legalmente tal afirma-ción— (5), no parece que las ale-gaciones en torno a la realizaciónde un programa de actividades deRSC por una determinada empre-sa hayan de merecer distinta suer-te. Puede citarse, en tal sentido,un fallo reciente (26 de junio de2003) del Tribunal Supremo deEstados Unidos, conforme al cualresulta posible sostener que laadopción y desarrollo de un pro-grama de RSC es susceptible deconvertirse, a través de anunciosinformativos y publicitarios, enfuente de concretas obligacionespara las empresas correspon-dientes.

Sin entrar en los detalles delpleito, conectados, en buena me-dida, con las particularidades dela realidad jurídica y social de Es-tados Unidos, es posible afirmarque las indicaciones difundidaspúblicamente por las empresas entorno a sus actividades de RSC pue-den llegar a ser consideradas par-tes integrantes de un «discursocomercial» (commercial speech),sometiéndose, por tanto, a los ri-gurosos requisitos de veracidadpertinentes en tal caso. De ser in-ciertas o falsas tales indicaciones,se deducirán para la empresa encuestión las oportunas conse-cuencias en el terreno de la res-ponsabilidad (6). Desde nuestrapropia perspectiva, el asunto re-suelto por el Tribunal Supremonorteamericano es susceptible deser considerado, en el marco de lateoría general de las obligaciones,como un ejemplo más del esta-blecimiento de una concreta obli-gación por la voluntad unilateralde un determinado sujeto. Es de-cir, en conclusión, que hay, sí, vo-luntariedad en la decisión de llevara cabo una actividad de RSC, perosu concreta formulación y el anun-cio público de su posible conteni-do resultarán vinculantes para suautor, al integrarse en un «dis-curso comercial» sometido a ri-gurosos patrones de veracidad.

Si se llegara a generalizar, noobstante, entre jueces y tribunalesla doctrina que acabamos de re-señar, no sería descabellado su-poner un relativo «enfriamiento»del interés relativo a la realizaciónde prácticas de RSC. No obstante,quizás esta tendencia no llegue aconfirmarse a la vista de la «po-pularidad» de que disfruta ennuestros días la RSC y de su nece-saria consideración por las em-presas si quieren, al menos, me-jorar su reputación y, de paso, supresencia en el mercado. Tal vezpueda servir la doctrina reseñadapara combatir el propósito de al-

gunos gobiernos (incluido, en prin-cipio, el español) de regular legal-mente el fenómeno que nos ocu-pa. Y ello por pensar, sin duda confundamento, que siempre serámenos lesivo para la autonomíade las empresas a la hora de or-denar su gestión un fallo judicial,por incisivo que parezca, que unanorma legislativa, por laxa o ge-nérica que pueda mostrarse en suformulación textual (7).

2. La autorregulación: los códigos privados sobre RSC

Íntimamente conectada a lasreflexiones anteriores se nos apa-rece la temática, hoy bien actual,del posible carácter vinculante delos llamados «códigos», de carác-ter privado, sobre RSC. Quizá a imi-tación de las reglas sobre corpo-rate governance, habitualmenterecogidas en recopilaciones me-recedoras del mismo calificativo(8), constituye en nuestros díasuna tendencia habitual la de inte-grar una serie de prescripcionessobre el fenómeno que nos ocu-pa en textos codificados, cuyoexacto valor jurídico, si alguno tu-vieran, se discute. Para aclarar, enla medida de lo posible, este asun-to conviene recordar que los có-digos sobre ética de la empresa osobre los diversos aspectos de RSCson, en principio, un conjunto dereglas adoptadas por los propiosinteresados y que, por tanto, pue-den insertarse en el amplio cam-po de lo que conocemos con elnombre de autorregulación. Nosencontramos así ante un ejemplomás de la secular tendencia a or-denar autónomamente aspectosconcretos de la vida del ser hu-mano en sociedad, cuyo recono-cimiento y cuya eficacia están, enprincipio, fuera de duda en unasociedad basada en la libertad delhombre, visto como un ser autó-nomo y responsable (9).

JOSÉ MIGUEL EMBID IRUJO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 65

Page 85: PEE Num 108 - Funcas

DERECHO, MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

66 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Sobre la base de lo dicho hastaahora, puede considerarse opinióndominante, por no decir unánime,la que considera no vinculantes lasprescripciones contenidas en los«códigos» sobre RSC (10). Es de-cir, no nos encontramos ante nor-mas jurídicas imperativas que, porsu propia naturaleza, puedan im-ponerse a todos los ciudadanosdel territorio al que vayan a ex-tender su vigencia. Por tratarse deun conjunto de reglas derivadasdel poder privado de autorregula-ción —ya sea de un individuo, yasea de un conjunto de ellos, o depersonas jurídicas—, sólo vincula-rán a sus autores y a quienes de-cidan, libre y voluntariamente, asu-mirlas. Esta conclusión, tan nítidacomo genérica, ¿significa que losmencionados códigos carecen detodo valor jurídico, que son unasmeras recomendaciones, cuandono puras sugerencias, sin conte-nido prescriptivo, cuya aplicaciónqueda al libre albedrío de los ciu-dadanos?

Este interrogante, más propiode un debate sobre teoría generaldel derecho que de un trabajo depretensiones más concretas, nopuede ser resuelto, obviamente,de una vez por todas. Cabe seña-lar, no obstante, que, por una par-te, los mencionados códigos —aligual que los códigos de buen go-bierno propios del movimiento so-bre corporate governance— se si-túan en la estela de lo que, desdehace algunos años, se viene lla-mando soft law, de tan significa-tiva incidencia en el derecho in-ternacional y también, a escalaregional, en el derecho de la UniónEuropea. El conjunto de reglasagrupadas bajo tal denominaciónno aspira a lograr una vinculaciónplena de la conducta humana, almodo de la norma jurídica debi-damente promulgada por quiendispone de poder de creación nor-mativa. Se pretende con ellas in-troducir pautas o standards de

conducta en ámbitos problemáti-cos y difíciles, donde no resultaposible o no es conveniente unaregulación estricta. Es evidente queno cabe imponer su cumplimien-to, pero desconocer las reglas delsoft law puede acarrear proble-mas para su autor en el mercadoo en su ámbito de relaciones so-ciales. Y ello vale tanto para ciu-dadanos como para empresas, eincluso para instituciones y orga-nizaciones internacionales. El ejem-plo de las recomendaciones de laComisión Europea en el marco delderecho anti-trust es bien ilustra-tivo al respecto (11).

Pero, por otra parte, la elabo-ración y difusión de los códigossobre RSC, aunque no vinculantes,en principio, pueden estar dota-das de otra significación. En estesentido, no es desdeñable su con-tribución al siempre difícil procesode interpretar las normas jurídicas,dando claridad y precisión a su nosiempre nítido enunciado. Así hasucedido, por ejemplo, con los có-digos sobre buen gobierno, cuyanaturaleza resulta idéntica a lostextos que ahora nos ocupan, se-gún ya sabemos. Parece hoy sufi-cientemente claro que el cumpli-miento voluntario de sus reglascontribuye a mejorar la reputaciónde las empresas que los asumen,favoreciendo, a su vez, el cumpli-miento de los deberes legales querecaen sobre sus administradores,principales afectados por las re-glas relativas al corporate gover-nance. De hecho, en fechas re-cientes, algunos tribunales dediversos países europeos han uti-lizado las reglas contenidas en loscódigos de buen gobierno paraperfilar con mayor exactitud el es-tatuto jurídico de los administra-dores de importantes sociedades(12), lo que significa, desde lue-go, una ayuda para la interpreta-ción de las normas, pero, a la vez,una forma de integrar un régimenjurídico incompleto o insuficiente.

A tenor de lo que antecede,cabe hablar, por tanto, de un«efecto indirecto» de los mencio-nados códigos (13), convocadosaquí por los jueces como elemen-tos coadyuvantes a la tarea de in-terpretar (y, como acabamos dedecir, de integrar) las normas jurí-dicas, cuestión ésta de la mayortrascendencia para el funciona-miento de la empresa. Algo simi-lar resulta posible decir respectode los códigos sobre RSC, cuyocontenido puede contribuir a pre-cisar algunas magnitudes norma-tivas de gran significación para elmundo empresarial; así sucede,como tendremos ocasión de ver,con la noción de «interés social»,tan relevante en el derecho de so-ciedades. No cabe desdeñar, a suvez, la trascendencia que puedatener para la reputación de la em-presa en el mercado el cumpli-miento, desde luego voluntario,de las reglas de un determinadocódigo sobre RSC o, cuando me-nos, de sus reglas más relevantes.Y todo ello en el marco de unapolítica de información al merca-do y a la sociedad de su particu-lar forma de entender y realizardeterminadas actividades propiasde la RSC. Puede concluirse, por loexpuesto, afirmando la posibilidadde lograr un «efecto indirecto» delos códigos sobre RSC, hasta elpunto de que, quizás en un futu-ro cercano, se vean compelidas lasempresas a cumplir sus reglas o,de lo contrario, a explicar las ra-zones por las que no han obser-vado lo dispuesto en ellas; unasuerte de comply or explain, tras-ladada desde el corporate gover-nance a la RSC (14).

III. LA RSC Y EL DERECHO DE SOCIEDADES

Uno de los sectores del dere-cho mercantil donde la RSC pue-de producir consecuencias signifi-cativas es, como ya se ha señalado,

Page 86: PEE Num 108 - Funcas

el derecho de sociedades. Estesector (15), de extraordinaria tras-cendencia para la actividad deempresa, predispone diversas for-mas jurídicas de organización desu titularidad, cuya elección porlos agentes económicos es libre,salvo excepciones concretas. Ennuestros días, tanto dentro comofuera de España, esa opción seproyecta de forma mayoritaria,como es bien sabido, hacia los ti-pos mercantiles de sociedad (esen-cialmente, sociedad anónima y deresponsabilidad limitada), sobretodo por excluir la responsabilidadde los socios por las deudas de lasociedad, que se configura, de estemodo, como una persona jurídi-ca autónoma, con su propia or-ganización y patrimonio. Aunqueel fenómeno de la RSC se ha soli-do predicar respecto de las gran-des empresas, constituidas habi-tualmente en forma de sociedadanónima, no parece convenienteprescindir de las sociedades limi-tadas, por su extraordinaria difu-sión en la práctica empresarial es-pañola y porque la tendenciaactual extiende la realización deactividades de RSC a todo tipo deempresas, cualquiera que sea suforma jurídica, e incluso a organi-zaciones ajenas, en principio, almundo empresarial (16).

A la hora de concretar el posiblerelieve de la RSC para las sociedadesmercantiles mencionadas, hemosde referirnos necesariamente alconcepto de «interés social». Aun-que las vigentes normas sobre las sociedades anónimas —Ley de Sociedades Anónimas (LSA) de1989— y sobre las sociedades de responsabilidad limitada —Leyde Sociedades de ResponsabilidadLimitada (LSRL) de 1995— (17) noperfilan con la exactitud necesariael contenido de dicha expresión,podemos decir que, en términosgenerales, la actividad de dichassociedades y el comportamientode sus órganos (Junta General y

administradores) ha de orientarsea su mejor realización. Dicho deotra manera, un acuerdo de la Jun-ta General de socios que sea con-trario al interés social permitirá alsocio disconforme impugnar su va-lidez ante los tribunales; un actoo acuerdo de los administradoresque lesione el interés social abriráel camino hacia su cese y permiti-rá, desde luego, la exigencia deresponsabilidad por los daños quecause a la sociedad, sus socios yacreedores. Vistas las cosas desdeeste punto, la necesidad de clari-ficar el contenido de la expresión«interés social» resulta imperiosa,y el tradicional silencio del legisla-dor, sólo en parte corregido para lasociedad anónima en los últimosaños, ha debido de ser suplido porla doctrina jurídica.

A tenor de las opiniones másconsolidadas, cabe entender el in-terés social (18) desde dos pers-pectivas distintas: la primera, de-nominada contractual, afirma queel objetivo de la sociedad ha deconcentrarse en la satisfacción delos intereses de sus socios; sobreesta base, suele definirse el interéssocial como el «interés común delos socios». La segunda perspecti-va, denominada institucional, in-tegra en el funcionamiento de lasociedad a otros sujetos, ademásde los socios; entre ellos podemosmencionar, como más relevantes,a los trabajadores, sin perjuicio deque se contemple también la po-sición jurídica de otros sujetos «in-teresados» (stakeholders), comoproveedores y consumidores, pu-diendo considerarse incluso al in-terés colectivo o general de la co-munidad o territorio en la que seasiente la sociedad.

La visión contractualista del in-terés social se resume, por ello, enla obtención de ganancias y su re-parto entre los socios, sobre la basede una finalidad naturalmente lu-crativa de la sociedad. En la for-

mulación predominante del cor-porate governance se resume estaorientación en la idea de «creaciónde valor para el accionista» (sha-reholder value), cuya satisfacciónconstituye, en suma, la razón deser del funcionamiento de la so-ciedad (19). Por su parte, la visióninstitucional trasciende el marcoestricto de la sociedad y los inte-reses pecuniarios de sus socios, conel fin de integrar otros intereses yvalores vinculados con la empresasocial. De este modo, no puedenser el reparto de beneficios y lacreación de valor para el accionis-ta los únicos fines de la sociedad;la existencia de un interés de laempresa y la consideración de losobjetivos de otros interesados pa-san a ocupar, así, un plano rele-vante a la hora de determinar elcontenido de la actuación de losórganos sociales (20).

A la luz de esta sumaria carac-terización, no ha de entenderseinexorablemente que la RSC impli-que, de manera necesaria, la com-prensión institucional del interéssocial. Nada impide que, en un or-denamiento jurídico donde primela visión contractualista de dichamagnitud, una sociedad mercan-til concreta decida, a través de susórganos competentes, asignar unaparte de su beneficio a la realiza-ción de tareas concretas de RSC.Es cierto, no obstante, que el po-sible acuerdo, en tal sentido, de laJunta General podrá ser impug-nado por un socio disconforme so-bre la base de la supuesta viola-ción del interés social, cabiendo lalógica posibilidad de que el juezlo anule. Resulta claro entoncesque una sociedad mercantil podrállevar a cabo actuaciones propiasde la RSC con mayor comodidaden el marco de una comprensióninstitucional de su interés.

No debe olvidarse, sin embar-go, que muchos relevantes com-portamientos en el tema que nos

JOSÉ MIGUEL EMBID IRUJO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 67

Page 87: PEE Num 108 - Funcas

DERECHO, MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

68 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

ocupa se producen en un contex-to de predominio de la visión con-tractualista del interés social (21),sin que ello traiga consigo nece-sariamente impugnaciones judi-ciales; al fin y al cabo, resulta po-sible pensar que, de este modo,se mejora la reputación de la so-ciedad y se contribuye, siquierasea de manera indirecta, a la crea-ción de valor para el accionista yal incremento, en última instan-cia, de la participación de los so-cios en el beneficio de la sociedad(22). Aun siendo, por ello, de ex-traordinaria importancia para eltema que nos ocupa la concretaconcepción que un ordenamien-to jurídico mantenga respecto delcontenido del interés social, nopuede ignorarse la extraordinariafluidez de este tipo de procesos y la relatividad con la que, en elmundo económico, han de si-tuarse determinados conceptos,más bien, en muchas ocasiones,tipos ideales antes que realidadesconcretamente operativas.

Por lo que al derecho españolse refiere, ha sido común en ladoctrina durante muchos años laafirmación de que nuestro orde-namiento patrocinaba una visióncontractualista del interés social(23). Y ello no sólo por el ánimode lucro que el viejo Código deComercio consideraba elementonecesario del contrato de socie-dad mercantil (art. 116); al no con-templar nuestro legislador a otrossujetos distintos de los socios a la hora de formar la voluntadesencial de la sociedad mercantil,parecía obligado concluir en elpredominio de sus intereses, cen-trados en la mayor participaciónposible en beneficios, como obje-tivo directo de la actuación de losórganos sociales. No han faltado,sin embargo, en el largo y acci-dentado desarrollo de nuestro de-recho de sociedades desde el Có-digo de Comercio hasta nuestrosdías, matices importantes y signi-

ficativos que permitían alterar, almenos parcialmente, esta visióntan simple del universo propio delas sociedades mercantiles. Por unlado, la comprensión de las socie-dades anónimas y de responsabi-lidad limitada como entidadesmercantiles «por razón de la for-ma» jurídica adoptada (art. 3 LSAy art. 3 LSRL) hacía posible, al me-nos en teoría, integrar en su ám-bito la realización de cualquier ob-jetivo aunque no fuera de carácterlucrativo; por otro, las tendenciasinstitucionalizadoras de la empre-sa, tan significativas en décadaspasadas, y que trajeron consigoun mayor protagonismo de inte-reses ajenos a los socios, como losde los trabajadores (a través, enalgunos países, de la cogestión la-boral) y, más recientemente, de losconsumidores, o incluso del me-dio ambiente, constituyeron unpoderoso acicate para proponeruna visión institucionalista del in-terés social (24).

Sin que nuestro derecho hayadado carta de naturaleza a estastendencias institucionalizadoras ypluralistas, hemos llegado, en fe-chas bien recientes, a una vuelta,siquiera más radical, a la visióncontractualista del interés social,al menos en sus efectos finales,de la mano del corporate gover-nance y de las tendencias enca-minadas a realzar el papel de la libertad contractual en la confi-guración del régimen jurídico delas sociedades, en perjuicio de lasnormas dictadas por el legislador(25). Tales planteamientos no hansupuesto, sin embargo, el oscure-cimiento de la RSC, materia que seha visto realzada, quizá, por losescándalos empresariales ocurri-dos en los últimos tiempos, quehan terminado por favorecer unavisión más templada del tema queahora nos ocupa (26). Cabría de-cir, así, que la tendencia mayori-taria en la actualidad huye de dog-matismos y parece animada por

un claro propósito de excluir mo-delos radicales; en esa visión mo-derada, el interés social no puedeser definido por el solo objetivode la creación de valor para el ac-cionista, ni este propósito puede,a su vez, ser escamoteado al ser-vicio de intereses heterogéneos yno determinantes en el funciona-miento de la empresa (27). En re-sumen, sí a una amplia libertadcontractual, pero en el marco deuna regulación adecuada y sufi-ciente; a la vez, carácter centralde la creación de valor para el ac-cionista, acompañada de la debi-da consideración de otros intere-ses en el marco de una visiónamplia de la empresa (28). En estavisión, que podríamos calificar demoderadamente «pluralista», delos objetivos propios de la activi-dad empresarial puede encontrarun buen espacio de acomodo laRSC, que no sería, en principio, in-compatible con la defensa y la pro-moción del interés social.

Se trata de un planteamientocuyas raíces pueden encontrarseen los Principles of Corporate Go-vernance, elaborados por el Ame-rican Law Institute en 1994 (29),y que luego ha trascendido aalgunos ordenamientos jurídicos —no demasiados (30)—, así comoa textos y recomendaciones ins-critos en el denominado soft law(31). No ha llegado nuestro dere-cho a incorporar cláusulas seme-jantes, al menos por lo que se re-fiere a las normas básicas sobresociedades mercantiles. No obs-tante, la reciente reforma de laLSA, y también de la Ley del Mer-cado de Valores, llevada a cabopor la llamada «ley de transpa-rencia», de 17 de julio de 2003, hasupuesto una importante modifi-cación, referida, entre otras cosas,al establecimiento de concretosdeberes de los administradores detoda sociedad anónima (y no sólode las cotizadas), a fin de hacermás riguroso y nítido su particular

Page 88: PEE Num 108 - Funcas

estatuto jurídico. Dicha Ley, comoes bien sabido, se inspira en el In-forme Aldama, que constituye,en esencia, la forma de reaccionardel legislador español ante los re-cientes escándalos empresariales,por fortuna ajenos a nuestra rea-lidad económica. Pero ha de se-ñalarse, de igual modo, que la in-dicada ley de transparencia haintroducido en la LSA una par-ticular mención del interés socialque, por su singularidad, consti-tuye un cambio significativo en elpanorama español del derechode sociedades. Dice ahora el ar-tículo 127 bis LSA que «los admi-nistradores deberán cumplir losdeberes impuestos por las leyes y los estatutos con fidelidad al interés social, entendido como in-terés de la sociedad».

La aparente simplicidad de laformulación legislativa, que rozala tautología, merece alguna con-sideración, dada la trascendenciaque está llamada a tener. Para ave-riguar el sentido de expresión tanpoco clara, en principio, resultaoportuno, como se ha hecho ennuestra doctrina, comparar la ex-presión definitiva del precepto conla que se contenía en el proyectode ley de transparencia remitidopor el Gobierno al Parlamento. Endicho texto se definía el interés so-cial como el «interés común de lossocios». La versión final del textolegislativo, que resulta, por tanto,de obligada observancia, modificótal enunciado, identificable conuna concepción contractualista delinterés social, en el sentido que yaconocemos. Aunque la fórmulaúltima no se caracteriza precisa-mente por su claridad y transpa-rencia, es posible pensar que nosencontramos ante un enunciadomenos contractualista o, si se quie-re, más institucional. Resulta níti-do, a nuestro juicio, que el legis-lador ha optado por una fórmulaabierta y no unívoca, que permiteincluir en el interés social, enten-

dido como «interés de la socie-dad», otros objetivos y propósi-tos distintos de la creación de va-lor para el accionista (32).

A tal efecto, cabe pensar, portanto, en el llamado interés de laempresa, en la posición jurídicade los trabajadores, así como enotros interesados (stakeholders).Y todo ello, desde luego, en elmarco de los deberes específicosde los administradores de una so-ciedad anónima a la hora de rea-lizar el interés social. Queda claro,por tanto, que los administrado-res, en el ejercicio de sus funcio-nes, podrán incluir otras perspec-tivas e intereses, junto a, o al lado,de la maximización del beneficiosocial, como tradicional objetivoprioritario, preocupado en exclu-siva por el incremento de la retri-bución al accionista (33). Enten-demos, de este modo, que con lavigente formulación del art. 127bis LSA resulta bien posible inser-tar en el interés social de la so-ciedad anónima la realización deactividades de RSC; sin embargo,en última instancia, no debemosolvidar que los administradoresson elegidos por los accionistas,y que terminará recayendo sobreestos la decisión final en torno alos concretos objetivos que unasociedad, a través de la gestiónllevada a cabo por sus adminis-tradores, ha de perseguir.

Estas reflexiones, en todo caso,van referidas a la sociedad anó-nima, respecto de la cual ha to-mado expresa posición el legisla-dor a la hora de precisar qué debaentenderse por interés social.Queda por tratar ahora el signifi-cado de la cuestión respecto dela sociedad de responsabilidad li-mitada, cuya ley reguladora nofue modificada por la ley de trans-parencia y que, por tanto, no dis-pone de una referencia expresaen torno al contenido del interéssocial. El problema no ha mereci-

do la atención de la doctrina es-pañola, no obstante su conside-rable significación práctica, dadala abundante presencia de socie-dades de dicho tipo en la reali-dad empresarial española. Estaausencia de tratamiento doctri-nal puede quizá deberse a la su-posición de que la RSC es un ele-mento propio de la circunstanciade las grandes empresas, casisiempre organizadas en forma desociedad anónima. Ahora bien,también las empresas de menordimensión, organizadas habitual-mente como sociedades de res-ponsabilidad limitada, muestranproblemas singulares de corpora-te governance y, asimismo, sonperfectamente idóneas para rea-lizar actividades de responsabili-dad social corporativa.

Se impone, por ello, determinarel significado que deba atribuirseal interés social en el marco de lasociedad de responsabilidad limi-tada. A nuestro juicio, la cuestiónha de resolverse del mismo modoque acabamos de ver respecto dela sociedad anónima. Y ello, des-de luego, por el propósito de bus-car una sustancial coherencia en elseno del derecho de sociedadesespañol dentro de una temáticaque ha de merecer, por su tam-bién sustancial identidad, un tra-tamiento unitario. Conviene re-cordar, además, que el art. 127bis LSA es una norma aplicable atodas las sociedades anónimas, yno sólo a las cotizadas, aunquequizá el Informe Aldama y otrosdocumentos y opiniones contem-poráneos a su elaboración inten-taran restringir a estas últimas lavalidez de sus propuestas. Muchassociedades que en España asumenla forma anónima no son, cierta-mente, grandes empresas, puesentre nosotros, como es bien sa-bido, no hay una correlación ti-pológica estricta entre dimensiónde la empresa y forma jurídica desociedad mercantil elegida (34).

JOSÉ MIGUEL EMBID IRUJO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 69

Page 89: PEE Num 108 - Funcas

DERECHO, MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

70 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Es cierto que las grandes empre-sas casi siempre suelen ser socie-dades anónimas, pero no todaslas sociedades anónimas son titu-lares de grandes empresas. Por talrazón, y a fin de evitar un diversotratamiento jurídico entre empre-sas de idéntico significado econó-mico, con independencia del tipode sociedad elegido por ellas, en-tendemos que procede extender ladisciplina normativa sobre el inte-rés social en la LSA a las sociedadesde responsabilidad limitada (35).

IV. LA RSC Y EL DERECHODEL MERCADO

1. Consideraciones generales

La segunda gran vertiente delderecho mercantil en la que pue-de resultar operativa la RSC vieneconstituida por lo que se sueledenominar «derecho del merca-do», materia que comprende, enesencia, la regulación jurídica dela competencia, la propiedad in-dustrial (sobre todo, los signosdistintivos) y la publicidad co-mercial (36). En este caso, el re-lieve jurídico de la RSC no puedeanalizarse, como sucedía en el de-recho de sociedades, al hilo delos principios rectores de deter-minadas personas jurídicas; se tra-ta, más bien, del papel que la em-presa socialmente responsablepuede llegar a jugar, en cuantotal, en el mercado, con indepen-dencia de su configuración jurí-dica. Y es que no es dable igno-rar, por obvias razones de carácterpráctico, la repercusión que pue-de tener en la reputación de laempresa que ésta realice un pro-grama de actividades de respon-sabilidad social corporativa.

En el ámbito del mercado, elplanteamiento expuesto viene aresumirse en una idea clave: la RSCcontribuye o puede contribuir a la

mejora de la reputación de la em-presa, condensando un goodwillespecífico en sus signos distinti-vos (lo que se suele denominar«reputación corporativa») y ge-nerando un intangible sumamen-te valioso (37). Hablamos, por tan-to, de un elemento que tiende amejorar la competitividad de laempresa y que, a la vez, ayuda aperfilar posibles conductas deslea-les en el mercado, precisamentepor la realización de actos rela-cionados con las prestaciones de-rivadas de un programa concretode RSC, implementado por una de-terminada empresa. Y no faltan,por último, los aspectos propiosdel derecho de la publicidad, encuanto que las actividades de RSCserán objeto, normalmente, de ladebida publicidad o, a través deactos publicitarios ilícitos, puedenllegar a lesionarse los intereses dealgunos operadores económicosen el mercado. Aunque todos es-tos aspectos revisten el mayor in-terés (38), en el presente trabajonos limitaremos a efectuar algu-nas consideraciones alrededor delderecho de la competencia en sudoble vertiente de defensa de lacompetencia (normas anti-trust) yde represión de la competenciadesleal (39), por ser quizás el ám-bito que mejor refleje la repercu-sión de la RSC en la realidad jurí-dica del mercado.

2. El derecho de defensa de la competencia

Como es bien sabido, el obje-tivo central de este sector del de-recho de la competencia es el detutelar directamente al mercado,así como a los consumidores (40)en cuanto sujetos directamenteafectados por las conductas res-trictivas de la competencia. Estafinalidad general del sector nor-mativo que nos ocupa puede ser-vir para rebajar, o incluso superar,algunos aspectos propios de la

RSC de dudosa, quizá, compatibi-lidad con los propósitos específi-cos del derecho anti-trust. Asípuede suceder, por ejemplo, conla exigencia de certificaciones so-ciales o medioambientales a lasempresas para el acceso a deter-minados mercados, pues se po-drían generar, de este modo, ba-rreras de entrada al mercado (41). No es imposible, del mismomodo, que la aplicación conse-cuente de determinados objeti-vos propios de la RSC pueda darlugar, por vía de prácticas colu-sorias o de abuso de posición do-minante, a conductas restrictivasde la competencia. Éste sería elcaso, por ejemplo, del supuestocontemplado en el art. 1, 1º d) dela Ley de Defensa de la Compe-tencia (LDC), conforme al cual secalifica como conducta prohibida«la aplicación, en las relacionescomerciales o de servicio, de con-diciones desiguales para presta-ciones equivalentes que coloquena unos competidores en situacióndesventajosa frente a otros».

Que la referida práctica surjadel acuerdo entre las empresas ode una decisión o recomendacióncolectiva de una entidad que lasagrupe es, en principio, indife-rente; el supuesto de hecho des-crito en la norma quedará cum-plido si se acuerda, de un modo uotro, la aplicación de criterios di-versos a la prestación efectuadapor proveedores de las empresas,con independencia de la calidaddel producto servido y de las con-diciones comerciales pactadas, enfunción del respeto por los indi-cados proveedores a los progra-mas de RSC establecidos por lasempresas. Sin perjuicio, no obs-tante, del carácter restrictivo de lacompetencia que puedan tenertales acuerdos, decisiones o reco-mendaciones colectivas, resultaráfactible, a nuestro juicio, superarese juicio de ilicitud anti-trust mer-ced a una autorización singular

Page 90: PEE Num 108 - Funcas

del Tribunal de Defensa de laCompetencia, a la vista del cum-plimiento de los requisitos esta-blecidos, con carácter general, enel art. 3 de la Ley de Defensa de laCompetencia.

Más difícil parece la resolucióndel problema cuando la restric-ción de la competencia a la queacabamos de aludir se deduzcade la explotación abusiva, por unao varias empresas, de su posiciónde dominio en el mercado o de lasituación de dependencia econó-mica en que se encuentren susclientes o proveedores (art. 6 LDC,en relación con su apartado 2, d).Como es bien sabido, el abuso deposición dominante no puede serexceptuado, y no cabe, por con-siguiente, autorización de las con-ductas restrictivas de la compe-tencia derivadas del mismo. Escierto, sin duda, que este supuestopuede darse más raramente queel anteriormente previsto, si bienno parece del todo descartable.Al margen de la quizá posible pro-mulgación, en el futuro, de algu-na norma legal sobre el tema quenos ocupa, que permitiría, entreotras cosas, encauzar la realiza-ción de actividades de RSC con ple-na seguridad jurídica en el terre-no anti-trust, parece convenienteque la empresa o empresas en po-sición de dominio difundan pú-blicamente las características con-cretas de su política de RSC,incluyendo las referencias opor-tunas al respecto, por ejemplo, enlos documentos que suscriban consus proveedores o clientes a lahora de formalizar sus concretosvínculos comerciales. Además dehacer notoria su pretensión deconvertirse en «empresa social-mente responsable», con las co-nocidas consecuencias para sureputación, de este modo podránlos proveedores o clientes «sabera qué atenerse», evitándose, así,reclamaciones por discriminacióncomercial.

3. El derecho represor de la competencia desleal

En este ámbito (42), la realiza-ción de actividades de RSC y lareputación que, en su caso, hayapodido adquirir una determinadaempresa son circunstancias sus-ceptibles de dar lugar a la comi-sión de actos desleales. Tal cosasucederá, desde luego, cuando al-gunos operadores económicos in-tenten aprovecharse de esa repu-tación mediante, por ejemplo,actos de imitación —art. 11 de laLey de Competencia Desleal(LCD)— o actos de explotación dela reputación ajena (art. 12 LCD).Desde el lado de quien disfruta deese plus de reputación debido ala realización de actividades deRSC, podría concebirse también lacomisión de actos desleales, con-cretados, por ejemplo, en actosde denigración (art. 9 LCD) o decomparación (art. 10 LCD). En unarápida aproximación a este asun-to, cuya trascendencia requiere unestudio más detenido, podemoscontemplar, a manera de síntesis,una serie de supuestos que pasa-mos a enumerar a continuación.

Por un lado, la empresa su-puestamente responsable puededifundir mensajes sobre la activi-dad de alguno o varios competi-dores, poniendo de manifiesto larealización por ella de actividadesde RSC y su omisión por los de-más. Los mensajes en cuestiónpueden limitarse a señalar sim-plemente la indicada omisión o,en otras ocasiones, referirse a ex-tremos más concretos que seña-len, por ejemplo, el aprovecha-miento por ciertas empresas deltrabajo o las condiciones socialesde determinados colectivos situa-dos en posición subordinada, me-nesterosa o discriminada. Es cla-ro que estas manifestaciones, porsu propia naturaleza, son suscep-tibles de menoscabar la repu-tación en el mercado de los com-

petidores aludidos, pero puedenno ser desleales si resultan, comoseñala el art. 9 LCD, «exactas, ver-daderas y pertinentes». No pare-ce, por lo demás, que pueda des-virtuarse el referido argumentoentendiendo que las manifesta-ciones sobre la omisión de prácti-cas de RSC por otros competido-res, o su comportamiento pococongruente con las prácticas so-cialmente responsables, no sonprocedentes por referirse a las«creencias o ideología» del afec-tado (art. 9 in fine de la Ley deCompetencia Desleal).

Por otro lado, los actos de com-paración, dentro del tema que nosocupa, intentarán poner de ma-nifiesto, por ejemplo, la mayor ca-lidad, la más relevante cantidadde recursos utilizados al respecto,u otras circunstancias supuesta-mente ventajosas, de un programade RSC llevado a cabo por una de-terminada empresa, frente a losprogramas, en su caso, de otro uotros competidores. La compara-ción, como es sabido, se conside-ra desleal (43) siempre que no serefiera a extremos análogos, rele-vantes o comprobables relativos ala «actividad, las prestaciones o elestablecimiento» propios o ajenosrespecto de los de un de tercero(art. 10, 1º LCD). Por tal razón,cabe entender que la compara-ción de actividades o programasde RSC será plenamente lícita sicumple las condiciones reseñadas,por afectar, en nuestro criterio, ala actividad, entendida en sentidolato, de la empresa que compararespecto de las empresas compe-tidoras con las que se efectúa lacomparación.

A la hora de estudiar los me-dios de defensa frente a actos des-leales, parece interesante desta-car, a propósito del relieve que, atal efecto, tenga la RSC, la amplialegitimación activa que se esta-blece en el art. 19 LCD respecto

JOSÉ MIGUEL EMBID IRUJO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 71

Page 91: PEE Num 108 - Funcas

DERECHO, MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

72 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

del ejercicio de las acciones reco-nocidas legalmente. De acuerdocon el modelo social recogido enla ley, la represión de los actos des-leales no es una tarea que intere-se solamente al sujeto afectadopor éstos, sino que, en cuanto ins-trumento de tutela del mercado,resulta conveniente permitir aotros sujetos, entidades o corpo-raciones el ejercicio de algunas ac-ciones básicas para restablecer elorden concurrencial deterioradopor la deslealtad. Para defender lavigencia práctica de un programade RSC afectado por un acto des-leal, del tipo que sea, estarán le-gitimadas, por tanto, las asocia-ciones de defensa del consumidoru otras entidades, corporacionesprofesionales o representativas,cuando el acto desleal afecte a losintereses de sus miembros. No secontempla, sin embargo, una suer-te de legitimación universal que,por ejemplo, permita a organiza-ciones no gubernamentales, tanactivas en la defensa de los pro-gramas de RSC, el ejercicio de al-gunas de estas acciones.

V. CONCLUSIONES

1. En el estudio de la RSC —unelemento consustancial a la rea-lidad de la empresa de nuestrosdías— ha faltado la perspectivajurídica, que parece necesario con-siderar tanto desde una vertientegenérica como desde el plano es-pecífico del derecho mercantil encuanto sector del ordenamientorelativo a la regulación jurídica de la actividad de empresa en elmercado.

2. La realización de activida-des propias de RSC es el resultado,en principio, de una decisión vo-luntaria de la empresa no condi-cionada por el derecho. Sin em-bargo, no parece imposible que,en un próximo futuro, se puedahablar de una auténtica costum-

bre en la materia si se llega a for-mar una convicción generalizadaen torno a su obligatoriedad. Elprimer elemento de toda cos-tumbre como fuente del derecho—la repetición en la práctica so-cial de las actividades propias dela RSC— es hoy claramente per-ceptible.

3. Los llamados «códigos» so-bre RSC no constituyen auténticasnormas jurídicas vinculantes, sinoque se inscriben, por regla general,en el llamado soft law. Resultanobligatorios para sus autores y paraquienes los asuman como propios;pueden contribuir además, comosucede con los «códigos» de buengobierno, a facilitar la interpreta-ción e integración de las normasjurídicas afectadas por la realiza-ción de actividades de responsa-bilidad social corporativa.

4. Desde el punto de vista delderecho de sociedades, es funda-mental precisar el contenido de lanoción de «interés social» a fin deaveriguar la compatibilidad, en sucaso, de la realización de activi-dades de RSC con los fines u ob-jetivos propios de la sociedad mer-cantil condensados, precisamente,en el referido concepto.

5. En España predomina unavisión contractualista del interéssocial que conduce a la doctrina aidentificarlo con el interés comúnde los socios, en el marco de unaorientación tendente a incremen-tar los beneficios y la participaciónde los socios en su reparto. Noobstante, conforme a lo que es-tablece el art. 127 bis LSA, es per-fectamente posible defender unavisión más institucional, de ma-nera que el interés social —en-tendido, de acuerdo con la citadanorma, como «interés de la so-ciedad»— ampare la posición ju-rídica de otros sujetos conectadosa la sociedad (stakeholders). Y ellotanto para la sociedad anónima

como para la sociedad de res-ponsabilidad limitada.

6. La realización de activida-des de RSC es susceptible de inci-dir en el derecho del mercado encuanto conjunto de reglas desti-nadas a su organización y a la or-denación de la actividad de los su-jetos que en él intervienen. Enparticular, se verá afectada la famao reputación del operador econó-mico que lleve a cabo la RSC, sien-do relevantes a tal efecto las di-versas vertientes del derecho delmercado.

7. No es posible desconocerque, en determinados casos, larealización de actividades de RSCpuede producir restricciones a lacompetencia. Nada impide, entodo caso, que dichas restriccio-nes puedan ser autorizadas porel Tribunal de Defensa de la Com-petencia y que, de igual modo,convenga a la empresa en cues-tión anunciarlas públicamente afin de que los restantes sujetosdel mercado (competidores y con-sumidores) puedan tomar noticiade ellas.

8. La realización de activida-des de RSC, en fin, puede dar lu-gar a la comisión de actos des-leales, tanto por parte de quienno las lleve a cabo, intentado be-neficiarse del prestigio o reputa-ción de su autor, como por partede este último, incurriendo en su-puestos de denigración o compa-ración desleales.

NOTAS

(1) Y ello a pesar de que, en algunos paí-ses, como Estados Unidos, es habitual incluir enlos manuales sobre Business Law un capítulo re-lativo a los aspectos éticos de la empresa y, enparticular, a la responsabilidad social corpora-tiva. Al respecto, véanse, entre otros: ANDER-SON, R., FOX, I., TWOMEY, D. y JENNINGS, M. (1999), Business Law and the Legal Environ-ment (Comprehensive Volume), 17.ª ed., WestEducational Publishing Company, Cincinnati,28-49; CHEESEMAN, H. (2004), Business Law:

Page 92: PEE Num 108 - Funcas

Legal, e-commerce, Ethical and InternationalEnvironments, 5.ª ed., Pearson Education, NewJersey: 148-164.

(2) En la doctrina española, véase, no obs-tante, ESTEBAN VELASCO, G. (2004), «Interés so-cial, buen gobierno y responsabilidad socialcorporativa (algunas consideraciones desdeuna perspectiva jurídico-societaria)», en AA.VV.Responsabilidad social corporativa. Aspectosjurídico-económicos, Universitat Jaume I, Cas-tellón: 15-62; EMBID IRUJO, J. M. (2004), «La res-ponsabilidad social corporativa ante el Dere-cho Mercantil», Cuadernos de Derecho yComercio, n.º 42: 11-42.

(3) Con más detalle sobre este asunto, EM-BID IRUJO, J. M. (2004), «La responsabilidad so-cial corporativa...», op cit.: 28-30.

(4) En general, AGUILÓ LUCIA, J. (2000), Teo-ría general de las fuentes del Derecho, Ariel,Barcelona, 87.

(5) Al respecto, el ya clásico trabajo deFONT GALÁN, J. I. (1988), «La integración publi-citaria del contrato: un instrumento de derechoprivado contra la publicidad engañosa», Cua-dernos de Derecho y Comercio, n.º 4: 16-46.

(6) Para mayores detalles sobre este asun-to, TRÉBULLE, G. (2004), «Responsabilité socia-le des entreprises et liberté d’expression», Re-vue des Sociétés, n.º 2: 261.

(7) No debe olvidarse, sin embargo, queuna norma legal sobre RSC puede contribuir,entre otras cosas, a dotar de seguridad, desdeciertas perspectivas del ordenamiento, a suconcreta realización. Así puede suceder, porejemplo, en el ámbito del derecho de defensade la competencia (véase IV, 2).

(8) De la muy amplia bibliografía, véaseBORGES, G. (2003), «Selbstregulierung im Ge-sellschaftsrecht —zur Bindung an CorporateGovernance— Kodizes», Zeitschrift für Unter-nehmens- und Gesellschaftsrecht, n.º 4: 508-540. Entre nosotros, con carácter genérico so-bre corporate governance, véase ESTEBAN

VELASCO, G. (1999), El gobierno de las socie-dades cotizadas, Marcial Pons, Madrid.

(9) Sobre este fenómeno, últimamente,DE LA CUESTA, J. M.ª (2004), «Algunas reflexio-nes sobre el fenómeno de la autorregulación»,Revista de Derecho Bancario y Bursátil, n.º 94:87; desde la perspectiva del derecho público,DARNACULLETA, M. (2005), Autorregulación y de-recho público: la autorregulación regulada,Marcial Pons, Madrid.

(10) En el marco de los códigos sobre buengobierno —supuesto idéntico al que nos ocu-pa—, BORGES, G. (2003), «Selbstregulierung imGesellschaftsrecht...», op. cit.: 514, entre otrosmuchos.

(11) Véase el trabajo de COSMA, H. y WISH,R. (2003), «Soft law in the field of EU com-petition policy», European Business Law Review, n.º 1: 25-56.

(12) Así ha sucedido, en concreto, en elReino Unido y Alemania; al respecto, GOULDING,

S., MILES, L. y SCHALL, A. (2005), «Judicial en-forcement of extra-legal codes in UK and Ger-man company law - Including observations onOLG Schleswig Holstgein, NZG 2004, 669 (Mo-bilcom II) and LG München I, NZG 2004, 626(Hypovereinsbank)», European Company andFinancial Law Review, n.º 1: 20-62.

(13) En este sentido, GOULDING, S., MILES,L. y SCHALL, A. (2005), «Judicial enforcementof extra-legal codes...», op cit.: 49.

(14) Sobre el significado de esta fórmula,entre otros, BORGES, G. (2003), «Selbstregulie-rung im Gesellschaftsrecht...», op cit.: 524.

(15) Véase al respecto ESTEBAN VELASCO, G.(2004), «Interés social...», op cit.: 15. Entrenosotros, en general sobre el derecho de so-ciedades, GIRÓN TENA, J. (1976), Derecho de So-ciedades. I. Teoría general. Sociedades colecti-vas y comanditarias, edición del autor, Madrid;también FERNÁNDEZ DE LA GÁNDARA, L. (1977), Laatipicidad en derecho de sociedades, Pórtico,Zaragoza. Goza de gran prestigio SCHMIDT, K.(2002), Gesellschaftsrecht, 4.ª ed., Carl Hey-manns, Colonia. Desde el punto de vista de lasnuevas corrientes, de influencia americana, enel derecho de sociedades, KRAAKMAN, R., DA-VIES, P., HANSMANN, H., HERTIG, G., HOPT, K., KAN-DA, H. y ROCK, E. (2004), The Anatomy of Cor-porate Law. A Comparative and FunctionalApproach, Oxford University Press, Oxford.

(16) En tal sentido, EMBID IRUJO, J. M.(2004), «La responsabilidad social corporati-va», op. cit.: 18.

(17) La literatura sobre estas dos formasde sociedad mercantil es, ciertamente, muyamplia. Para el conocimiento de sus princi-pales aspectos, nos permitimos remitir al lec-tor a dos obras generales, ARROYO, I. y EMBID

IRUJO, J. M. (coords.) (1997), Comentarios a laley de sociedades de responsabilidad limitada,Tecnos, Madrid; y ARROYO, I. y EMBID IRUJO, J. M.(coords.) (2001), Comentarios a la ley de so-ciedades de responsabilidad limitada, Tecnos,Madrid.

(18) En la doctrina española, reciente-mente, SÁNCHEZ-CALERO GUILARTE, J. (2002), «Elinterés social y los varios intereses presentesen la sociedad anónima cotizada», Revista deDerecho Mercantil, n.º 246: 1653; ARROYO, I.(2003), «Interés social c/ Interés de la mayo-ría», en VÍTOLO, D. y EMBID IRUJO, J. M. (dirs.),Las sociedades comerciales y su actuación enel mercado. Actas del primer Congreso Ar-gentino-Español de Derecho Mercantil, Co-mares, Granada, 699.

(19) En este sentido, PAZ-ARES, C. (2004),«El gobierno corporativo como estrategia decreación de valor», Revista de Derecho Mer-cantil, n.º 251: 7.

(20) Sintéticamente, ESTEBAN VELASCO, G.(2004), «Interés social...», op. cit.: 47.

(21) Véase, por ejemplo, PARKINSON, J.(1996), «The contractual theory of the com-pany and the protection of non-shareholderinterests», en FELDMAN, D. y MEISEL, F. (eds.),

Corporate Law and Commercial Law. ModernDevelopments, Lloyd’s of London Press, Lon-dres: 121-146.

(22) Desde una perspectiva de ética de losnegocios, CORTINA, A. (comp.) (1996), La ren-tabilidad de la ética para la empresa, Visor, Ma-drid, 1996. No cabe ignorar, sin embargo, quela RSC, y en general el fenómeno de la éticade la empresa, puede ser utilizado como unapura cuestión de imagen o pura apariencia; eneste sentido, indicando no obstante que la RSCes algo más que cosmética, BUONOCORE, V.(2004), «Etica degli affari e impresa etica»,Giurisprudenza Commerciale, n.º 31-2: 196.

(23) Véase al respecto la clásica mono-grafía de DUQUE, J. (1957), Tutela de la mino-ría (Impugnación de acuerdos lesivos. Art. 67LSA), Universidad de Valladolid, Valladolid.

(24) Es interesante para el análisis de esteproceso en el marco del debate europeo, ES-TEBAN VELASCO, G. (1982), El poder de decisiónen las sociedades anónimas. Derecho europeoy reforma del derecho español, Civitas-Funda-ción Universidad Empresa, Madrid.

(25) Muy revelador, en esta línea, el trabajode HANSMANN, H. y KRAAKMAN, R. (2001), «Theend of history for corporate law», The Geor-getown Law Journal, n.º 98: 441.

(26) Así, por ejemplo, WESTBROOK, D. A.(2003), «Corporations law after Enron. Thepossibilities of a capitalist reimagination», TheGeorgetown Law Journal, n.º 92: 123. De lamuy amplia literatura «post-Enron», puedeverse, por ejemplo, el Symposium «Enron andthe Future of US Corporate Law and Policy»(2004), Cornell Law Review, n.º 89: 269-552,y, dentro de él, el trabajo de COFFEE, J., «Whatcaused Enron? A capsule social and economichistory»: 269-309.

(27) En este sentido, por ejemplo, HANNI-GAN, B. (2003), Company Law, Lexis Nexis UK,Londres: 202-214.

(28) Al respecto, VON BONIN, G. (2003), DieLeitung der Aktiengesellschaft zwischen Sha-reholdervalue und Stakeholderinteressen, No-mos, Baden-Baden, y KUHNER, C. (2004), «Un-ternehmensinteressse vs. Shareholdervalue alsLeitmaxime kapitalmarktorientierter Aktien-gesellschaften», Zeitschrift für Unternehmens-und Geselschaftsrecht, n.º 2: 244.

(29) En el parágrafo 2.01 a) de los Princi-ples se dice que «A corporation should have asits objective the conduct of business activitieswith a view to enhancing corporate profits andshareholder gain», pero, a renglón seguido, elparágrafo 2.01 b) señala que «A corporation (2)may take into account ethical considerationsthat are reasonably regarded as appropriate tothe responsible conduct of its business, and (3)may, but is not required, to devote a “reaso-nable amount of resources” to public welfare,humanitarian, educational and philanthropicpurposes even if corporate profit and share-holder gain are not thereby enhanced». Últi-mamente, al respecto, SALACUSE, J. (2004), «Cor-

JOSÉ MIGUEL EMBID IRUJO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 73

Page 93: PEE Num 108 - Funcas

DERECHO, MERCADO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

74 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

porate governance in the new century», TheCompany Lawyer, n.º 25-3: 69-83.

(30) Así, por ejemplo, en la ley de socie-dades mercantiles de Israel, de 27 de mayo de1999; al respecto, PROCACCIA, U. (2004), «Thenew Israeli companies law: Some theoreticalhighlights», European Company and FinancialLaw Review, n.º 2: 209-215.

(31) Así, por ejemplo, en el Reglamentotipo del Consejo de Administración ajustadoal código de buen gobierno promovido ennuestro país por la Comisión Nacional del Mer-cado de Valores (art. 7).

(32) Alrededor de estos argumentos, véan-se los trabajos de ESTEBAN VELASCO, G. (2004),«Interés social...», op cit.: 43-53, y de EMBID

IRUJO, J. M. (2004), «La responsabilidad socialcorporativa...», op. cit.: 25-26.

(33) Así, ESTEBAN VELASCO, G. (2004), «In-terés social...», op. cit.: 47.

(34) Sigue siendo útil la consulta de ME-NÉNDEZ, A. (dir.) (1988), ¿Sociedad anónima o

sociedad de responsabilidad limitada? La cues-tión tipológica, Civitas, Madrid.

(35) En un sentido cercano, EMBID IRUJO, J.M. (2004), «La responsabilidad de los admi-nistradores de la sociedad anónima tras la leyde transparencia», Revista Crítica de DerechoInmobiliario, n.º 685: 2387-2391.

(36) Al respecto, IMMENGA, U. (2001), Elmercado y el derecho. Estudios de derecho dela competencia, Tirant lo Blanch, Valencia.

(37) En este sentido, Asociación Españo-la de Contabilidad y Auditoría (AECA) (2004),Marco conceptual de la responsabilidad so-cial corporativa, Documentos AECA, Madrid,26.

(38) Para más detalles, EMBID IRUJO, J. M.(2004), «La responsabilidad social corporati-va…», op. cit.: 40-41.

(39) Últimamente, sobre estas cuestionesFONT GALÁN, J. I. y MIRANDA SERRANO, L. M.ª(2005), Competencia desleal y anti-trust. Sis-temas de ilícitos, Marcial Pons, Madrid.

(40) Indica FERNÁNDEZ DE LA GÁNDARA, L.(1993), Derecho, ética y negocios, Universi-dad de Alicante, Alicante: 17, que en toda le-gislación anti-trust la exigencia de tutelar losintereses del consumidor ofrece una tenuecoloración ética, si bien, a su juicio, no es éstala más importante de sus motivaciones, orien-tadas, en lo esencial, a la supervivencia delmercado, la política de reestructuración in-dustrial y la mayor eficiencia del sistema eco-nómico.

(41) En este sentido, AECA (2004), Marcoconceptual..., op. cit.: 26.

(42) De la muy amplia literatura sobre lamateria en España, véase, MENÉNDEZ, A. (1988),La competencia desleal, Civitas, Madrid; MAS-SAGUER, J. (1999), Comentarios a la ley de com-petencia desleal, Civitas, Madrid.

(43) Al respecto, TATO PLAZA, A. (1996), Lapublicidad comparativa, Marcial Pons, Madrid;más recientemente, DE LA CUESTA, J. M.ª (2002),Curso de derecho de la publicidad, Eunsa, Pam-plona: 197-207.

Page 94: PEE Num 108 - Funcas

75

I. INTRODUCCIÓN (*)

EL Libro Verde de la ComisiónEuropea de julio de 2001, Fo-mentar un marco europeo

para la responsabilidad social delas empresas, considera que «laresponsabilidad social es, esen-cialmente, un concepto con arre-glo al cual las empresas decidenvoluntariamente contribuir al lo-gro de una sociedad mejor y unmedio ambiente más limpio» (pá-rrafo 8). Añade que dicha respon-sabilidad debe expresarse frente alos trabajadores y, en general, fren-te a todos los interlocutores de laorganización.

En consecuencia, dos factoresson fundamentales en la organi-zación socialmente responsable:actuaciones basadas en el desa-rrollo social y medioambiental, ytransparencia de éstas frente a losgrupos de interés o stakeholders.En este contexto, la informaciónsobre responsabilidad social cor-porativa (RSC) adquiere un papelrelevante, orientándose a propor-cionar datos a terceros sobre el de-sempeño económico, social y me-dioambiental de la organización,producto de su interacción con losdistintos grupos de interés (Mone-va, 2003). En la medida en que esteenfoque contempla la capacidadde la organización para continuarla actividad desde una perspectivade desarrollo sostenible, los docu-mentos que recogen estos impac-tos se denominan habitualmenteinformes o memorias de sosteni-bilidad (AECA, 2004, párrafo 136).

Es un hecho evidente que losúltimos años se han caracterizadopor el fuerte incremento en la pu-blicación de información sobre RSCpor las empresas de todo el mun-do. En un reciente estudio delACCA (2004) a escala mundial, seobserva que de los poco menosde cien informes sobre RSC —detodos los tipos y alcances— di-fundidos en el año 1993, se ha pa-sado a disponer de unos 1.500 enel año 2003. El crecimiento ha sidoespecialmente significativo en elámbito europeo y, especialmente,español. De esta manera, una grancantidad de empresas españolaselaboran algún tipo de informe so-bre todos o parte de los aspectosde la RSC (PwC, 2003).

La relevancia creciente de di-cha información ha acelerado lanecesidad de proporcionar credi-bilidad a través de la verificaciónexterna (O’Dwyer y Owen, 2005),de la misma forma que la audito-ria aporta credibilidad a las cuen-tas anuales (AECA, 2004, párrafo145). El incremento de la necesi-dad de credibilidad está directa-mente relacionado con la des-confianza que se ha impuestosobre cualquier tipo de informa-ción empresarial a raíz de los di-ferentes escándalos de las últimasdécadas. Casos como los de En-ron, en el ámbito contable, o elconflicto de las empresas farma-céuticas, en relación con los me-dicamentos para el VIH destinadosa Africa, han erosionado la con-fianza de los grupos de interés(Sustainability y UNEP, 2003).

MECANISMOS DE VERIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL

CORPORATIVA

José Mariano MONEVAUniversidad de Zaragoza

Resumen

El objetivo del presente trabajo es analizarlos principales mecanismos de verificación dela información sobre responsabilidad socialcorporativa, haciendo énfasis en el servicio deaseguramiento para las memorias de sosteni-bilidad elaboradas de acuerdo con la guía dela Global Reporting Initiative. Las diferenciasentre los estándares de aseguramiento pro-puestos por la profesión de auditoria y la con-sultoría, determinan dos enfoques diferentespara proporcionar credibilidad de la informa-ción de sostenibilidad a los grupos de interés.

Palabras clave: credibilidad de la informa-ción, memorias de sostenibilidad, asegura-miento.

Abstract

The aim of this article is to examine themain mechanisms of verifying information oncorporate social responsibility, placing empha-sis on the assurance service for the sustaina-bility reports drawn up in accordance with theGlobal Reporting Initiative guidelines. Thedifferences between the standards of assuranceproposed by the auditing and consultancyprofession lead to two different approachestowards providing stakeholders with sustaina-bility information credibility.

Key words: information credibility, sustaina-bility reports, assurance.

JEL classification: M14, M42.

Page 95: PEE Num 108 - Funcas

MECANISMOS DE VERIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

76 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Como mecanismo de legitima-ción de la información, y por tan-to del comportamiento, la propa-gación de la verificación externade la información sobre RSC es unhecho evidente. Así, en el men-cionado estudio del ACCA (2004)se observa que cerca del 40 por100 de los informes del año 2003incluyen un informe de verifica-ción externo, frente a menos deun 10 por 100 en el ejercicio 1993.En España se ha producido unaevolución similar, alcanzando un45 por 100 en el año 2005, refe-rido a informes del 2004 (KPMG,2005).

En este contexto, el objetivodel presente trabajo es analizar loscriterios y enfoques adoptados porlos diferentes mecanismos de ve-rificación de la información sobreRSC, con especial énfasis en los in-formes de sostenibilidad.

En el siguiente apartado seaborda la problemática de la in-formación sobre RSC y la necesi-dad de verificación; a continua-ción se describen los enfoques deverificación de dicha informaciónexistentes, que se analizan con detalle en el apartado cuarto, uti-lizando las propuestas más rele-vantes. Finalmente se desarrollaun breve resumen y las conclusio-nes del trabajo.

II. INFORMACIÓN SOBRERESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA Y VERIFICACIÓN

Como indica el Libro Verde, latransparencia es una pieza claveen la organización socialmenteresponsable. Este principio estábasado «en el acceso a la infor-mación que la organización pro-porciona sobre su comporta-miento social y que es permeablea las expectativas sociales» (AECA,2004, párrafo 84). La información

sobre RSC se enmarca en este prin-cipio, proporcionando datos a losgrupos de interés sobre los as-pectos económicos, medioam-bientales y sociales de la organi-zación (AECA, 2004, párrafo 135).

La información sobre RSC, bajola denominación de contabilidado balance social, comienza a emer-ger de forma voluntaria en losaños ochenta (Moneva y Llena,1996) y se desarrolla con fuerza apartir de la Conferencia sobre De-sarrollo y Medio Ambiente de Riode Janeiro de 1992 (Gray et al.,1996). Inicialmente predomina lainformación sobre medio am-biente, dada la preocupación poreste tema auspiciada por las Na-ciones Unidas y las organizacio-nes ecologistas (Larrinaga et al.,2002). En el ámbito español seproduce un proceso similar domi-nado por la información volunta-ria y sesgada hacia aspectos posi-tivos (Moneva y Llena, 1996).

A partir de la Conferencia deRío de Janeiro, se promueve unnuevo marco de actuación em-presarial basado en el conceptode desarrollo sostenible aceptadoen aquella:

Aquel que satisface las necesidadesdel presente, sin comprometer lacapacidad de las generaciones fu-turas para satisfacer las propias.

El nuevo estilo de gestión ba-sado en el concepto de desarrollosostenible da lugar al nacimientode la información de sostenibili-dad, término que se utiliza habi-tualmente en lugar de informa-ción sobre RSC. Esta informaciónesta basada en el enfoque deno-minado triple bottom line (trasla-dado como triple balance o triplecuenta de resultados, TBL), queresponde al concepto de desarro-llo sostenible, en el que, ademásde tener en cuenta los aspectoseconómicos de la organización,

se añaden el desempeño social ymedioambiental (Elkington, 1987).

En este contexto surge la Ini-ciativa de reporting global (Glo-bal Reporting Initiative, GRI) pro-movida por el Programa de lasNaciones Unidas sobre MedioAmbiente (PNUMA) y la Coalitionfor Environmentally ResponsibleEconomies (CERES), con el objetode ayudar a las organizaciones ainformar sobre sus contribucionesal desarrollo sostenible, y a susgrupos de interés a interpretarlas(GRI, 2002, introducción). Su pri-mer documento, la guía para laelaboración de memorias de sos-tenibilidad, es oficial en el año2000, siendo apoyado por gran-des compañías mundiales, comoGeneral Motors y McDonalds (1),que deciden seguir el modelo pro-puesto por la GRI (Moneva, 2001).

A la luz de un proceso de re-visión con participación de todos los grupos de interés, en la de-nominada Conferencia Río + 10,celebrada en Johannesburgo enseptiembre de 2002, se presentala segunda guía (Guía GRI 2002),que recibe el beneplácito de to-dos los agentes sociales y econó-micos. Su éxito es evidente por elimportante crecimiento en el nú-mero de empresas que participanen la iniciativa, que pasan de unas20 a más de 700 en el momentoactual. Esta tendencia también setraslada a España, que cuenta con57 memorias de sostenibilidad yes el cuarto país del mundo (veranexo 1) en número de entidadesinformantes.

1. Los principios informativosde la GRI

Como indica la Guía GRI 2002en la parte A, una de las cuestionesa tener en cuenta para el futuro esla credibilidad de los informes desostenibilidad, dado que los gru-

Page 96: PEE Num 108 - Funcas

pos de interés deben tener con-fianza en los datos proporcionadospor las organizaciones. En este sen-tido la Guía GRI 2002 se ha plan-teado un cuerpo de principios in-formativos que deben servir parala elaboración de los informes desostenibilidad, la comprensión delos grupos de interés y como pun-to de referencia a los verificadoresexternos de la información.

En la primera versión de 2000,los principios planteados eran si-métricos con los de la informa-ción financiera, siguiendo los es-tudios realizados por la FederaciónEuropea de Auditores (FEE). Sinembargo, el enfoque puramentecontable no es el más adecuadoen el ámbito del desarrollo soste-nible (Elkington, 1987) y, en con-secuencia, la nueva edición de2002 optó por un marco más pró-ximo a la transparencia, con me-nos incidencia en los aspectos defiabilidad (Moneva y Larburu,2005). Los principios propuestosestán agrupados en cuatro blo-ques (ver las definiciones en elanexo 2):

— Los que configuran el mar-co del informe: transparencia, glo-balidad y auditabilidad.

— Los que sirven para tomardecisiones sobre lo que informar:exhaustividad, relevancia y con-texto de sostenibilidad

— Los relacionados con la ca-lidad y fiabilidad: precisión, neu-tralidad y comparabilidad.

— Los que sirven para decidirsobre el acceso a los informes: cla-ridad y periodicidad.

De este conjunto de princi-pios, los de transparencia y glo-balidad son el punto de partidapara la elaboración de las me-morias y establecen las pautaspara las diferentes decisiones so-

bre la información. Concreta-mente, los aspectos básicos quese plantean son:

— el desglose de los procesos,procedimientos y asunciones uti-lizados para la información y

— la implicación (involucra-ción) de los grupos de interés enla información.

Este marco se confirma dife-rente al de la información finan-ciera, en la medida en que la in-formación pasa de estar orientadahacia los usuarios «económicos»desde la regulación contable, a serun elemento configurado por lasrelaciones entre las organizacio-nes y sus grupos de interés (Larri-naga et al., 2002: 23). De ahí queel principio de auditabilidad, aunmanteniendo las premisas propiasde la contabilidad, se reoriente ha-cia la satisfacción de las deman-das de los grupos de interés.

2. La utilización de la Guía GRI

Los principios configuran elmarco conceptual de la Guía GRI2002, y a partir de ellos se esta-blecen una serie de cuestiones queafectan a la elaboración, y por tan-to a la verificación de la informa-ción. Durante este período de apli-cación, y fundamentalmente enlos dos últimos años, han surgidovarias cuestiones que afectan a lainformación proporcionada y es-pecialmente a su credibilidad, en-tre ellas pueden destacarse las tressiguientes (Moneva, 2003):

a) La memoria de sostenibili-dad debería recoger los datosatendiendo a los principios de ex-haustividad, relevancia y contex-to de sostenibilidad, por lo quedeberían tenerse en cuenta los lí-mites de funcionamiento de la or-ganización informante y el alcan-ce de sus actividades.

En el primer caso, los límites le-gales —grupo, perímetro de con-solidación, …— son claramenteinsuficientes en el marco de acti-vidades actual. Hechos como lasubcontratación de la producciónamplían el campo del desempeñosostenible más allá del ejercicio dela propiedad accionarial.

En cuanto al alcance, las or-ganizaciones pueden tener encuenta el impacto completo desu actividad o centrarse en as-pectos puntuales. Un ejemplo esla compra a proveedores en paí-ses terceros, que afecta a muchossectores, especialmente el de dis-tribución textil.

La definición de los límites esun problema a resolver y por ellose ha lanzado el documento GRIBoundary Protocol, en el que seplantean orientaciones sobre ladefinición de los límites para lasorganizaciones en el proceso deelaboración del informe de sos-tenibilidad.

b) La materialidad de la infor-mación de sostenibilidad está ba-sada en el diálogo con los gruposde interés, de forma que la infor-mación relevante se configura deforma bidireccional. En conse-cuencia, los criterios meramenteestadísticos utilizados en la infor-mación financiera (y su auditoria),dirigidos a comprobar los sistemasinformativos de la organización,no son aplicables a las memoriasde sostenibilidad.

c) Ligada a los dos aspectosanteriores se encuentra la posibi-lidad de aplicar de forma flexiblela Guía, de forma que se recono-ce el modelo incremental comoun enfoque para la comunicaciónde la sostenibilidad. Esto suponeque la organización puede co-menzar, por ejemplo, por infor-mar sólo sobre un vértice de la TBL(el medioambiental es el más ha-

JOSÉ MARIANO MONEVA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 77

Page 97: PEE Num 108 - Funcas

MECANISMOS DE VERIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

78 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

bitual) o sobre una parte de la or-ganización (actividades en unpaís). En cualquier caso, el objeti-vo es lograr lo que se denominamemoria «en conformidad» (inaccordance), cuyo requisitos sonrelativamente sencillos (2).

3. La información de sostenibilidad y la verificación

El fuerte desarrollo de la pu-blicación de informes de sosteni-bilidad ha venido acompañadopor las acusaciones de ausenciade exhaustividad y credibilidad(Adams y Evans, 2004; Dando ySwift, 2003) o, como indica Mo-naghan (2004), un «derroche depapel». Estas críticas han dadolugar a las demandas para la rea-lización de una verificación inde-pendiente que garantice un ma-yor grado de credibilidad en lainformación de sostenibilidad (Co-misión Europea, 2001; O’Dwyer yOwen, 2005)

La confianza en las empresasestá íntimamente ligada a la cre-dibilidad de la información sumi-nistrada, financiera y no financie-ra. En este sentido, la informaciónse convierte en un elemento deaccountability, esto es de rendi-ción de cuentas a aquellos con in-terés legítimo en la organización.En el caso de los informes de sos-tenibilidad, la credibilidad está re-lacionada con dos factores:

a) La involucración de los gru-pos de interés en el proceso de re-cogida de información y de de-terminación de las necesidades.

b) La intervención de un ex-perto independiente que garanti-ce, mediante la realización depruebas sobre los procesos, la ade-cuación razonable de los datoscontenidos en el informe a la rea-lidad de la organización.

Como ya se ha analizado, elprincipio de globalidad sustentala participación de los grupos deinterés en la configuración de lainformación. De ahí que la credi-bilidad se encuentre directamen-te relacionada con el grado de in-tegración de sus necesidadesinformativas.

El principio de auditabilidad dela Guía GRI 2002 establece las ba-ses para la verificación externa delos informes, tomando como refe-rencia el principio equivalente uti-lizado en la contabilidad financiera.Así, los parámetros de partida son:

— es necesario disponer demecanismos de registro formali-zados al uso en la contabilidadtradicional;

— la fiabilidad de los datos esun objetivo fundamental.

En consecuencia, es un princi-pio orientado a determinar en quémedida los sistemas de gestión yde comunicación de la informa-ción de sostenibilidad están for-malizados y, por tanto, son sus-ceptibles de comprobación tantoa nivel interno como externo. Larealización de informes de soste-nibilidad basados en la recogidainformal de los datos no garanti-za la credibilidad de éstos.

La conjunción de los dos prin-cipios, globalidad y auditabilidad,definirá el marco básico de la ve-rificación de las memorias de sos-tenibilidad como elemento decredibilidad.

III. EL MARCO DE LAVERIFICACIÓN DE LAINFORMACIÓN SOBRERESPONSABILIDADSOCIAL CORPORATIVA

La GRI formó en 1999 un gru-po de trabajo para explorar las

cuestiones y opciones que per-mitiesen reforzar la credibilidadde los informes de sostenibilidada través de los mecanismos de ve-rificación. El análisis realizado porel grupo de trabajo fue incorpo-rado como anexo 4 en la Guía GRI2002, bajo el título «Credibilidady aseguramiento» (Credibility andAssurance), en el que se estable-cían una serie de reflexiones y re-comendaciones para los elabora-dores de información sobre lossiguientes aspectos:

a) Sistemas y procesos de in-formación interna. Se insiste so-bre la relevancia del asegura-miento externo como mecanismode evaluación de la efectividadde los sistemas y procesos inter-nos para suministrar datos rele-vantes y fiables para la medicióndel desempeño de la organiza-ción.

b) Consideraciones sobre elproceso de aseguramiento. El GRIopta por la denominación de ase-guramiento al servicio de verifica-ción externa, y por ello las orga-nizaciones deben clarificar unaserie de aspectos con los profe-sionales independientes para lo-grar el máximo beneficio del pro-ceso (cuadro n.º 1).

c) La selección de los provee-dores del servicio de verificaciónindependientes sobre la base delos siguientes elementos:

— El grado de independencia:libre de sesgos, influencias y con-flictos de interés.

— La capacidad para conside-rar equilibradamente los interesesde los diferentes stakeholders.

— Que no esté involucrado encualquier aspecto de los sistemasde información y control de la sos-tenibilidad, ni en la compilaciónde los datos del informe.

Page 98: PEE Num 108 - Funcas

— Se le proporciona suficien-te tiempo para llevar a cabo el en-cargo teniendo en cuenta el cui-dado profesional.

— Es competente individual ycolectivamente para lograr los ob-jetivos del encargo.

d) Las responsabilidades de losórganos de gobierno en relacióncon la verificación independientepara reforzar el proceso:

— Reconocimiento expreso deque son responsables del informe.

— Reconocer que el asegura-dor sólo es responsable de su in-forme y acordar la publicacióncompleta de éste.

— Poner a disposición del ase-gurador los recursos suficientespara realizar su trabajo y, espe-cialmente, facilitar el acceso a to-das las personas, grupos, regis-tros e información que considerennecesaria.

e) Informe de los proveedoresdel servicio, publicado junto al in-forme, pero destacándolo. El con-tenido mínimo que recomiendala GRI es:

— Dirigirlo a órgano de go-bierno o a sus stakeholders.

— Referencia a la responsabi-lidad de la dirección sobre el in-forme de sostenibilidad.

— Referencia a que la opiniónproporcionada es responsabilidadexclusiva del proveedor.

— Declaración de indepen-dencia, constando que está librede sesgos y que no tiene conflic-tos de interés.

— Alcance y objetivo del en-cargo: grado de aseguramiento,partes del informe no cubiertas, ...

— Criterios utilizados paraevaluar la evidencia y alcanzar lasconclusiones (por ejemplo, si hautilizado la Guía GRI).

— Norma profesional utiliza-da en el encargo.

— Breve descripción de losprocesos para obtener evidencia.

— Declaración precisa sobrela conclusión, u opinión sobre laseguridad, completitud, fiabilidady equilibrio del informe de soste-

nibilidad relativa al alcance y ob-jetivo del encargo.

— Identidad y dirección delproveedor del aseguramiento, asícomo fecha de emisión del in-forme.

Estas reflexiones del grupo detrabajo han sido referencia paraalgunas entidades informativaspioneras, cuyo ejemplo empiezaser seguido por muchas otras em-presas.

1. Los enfoques de la verificación

A pesar de que la verificaciónde la información es un serviciotradicionalmente vinculado a lasfirmas de contabilidad, las expe-riencias demuestran que este he-cho no se ha producido en el casode la información sobre sosteni-bilidad. Como se observa en losdatos a escala internacional delcuadro n.º 2, existen otros exper-tos diferentes a los auditores queproporcionan el servicio de verifi-cación, aunque en muchos casosocupados en aspectos parciales dela sostenibilidad, como por ejem-plo el medio ambiente.

CUADRO N.º 1

Aspectos Cuestiones a desarrollar

Materia objeto del informe de sostenibilidad — Ha sido definida adecuadamente— Se ha reconocido todas las categorías de stakeholders y ninguna ha sido excluida— Se han averiguado las expectativas de los stakeholders— Se ha definido el alcance de la información cubierta por el proceso de aseguramiento

Criterios y evidencias del aseguramiento — Hay disponibles criterios apropiados para evaluar la evidencia (Guía GRI)— Hay disponible una evidencia adecuada para apoyar la información suministrada— Hay evidencia de que los principios informativos fundamentales (parte B) se han con-

siderado y aplicado en la elaboración del informe

Controles — Los sistemas de control de la gestión están completamente soportados en la política yrecursos de la organización y se aplican consistentemente en toda la organización y alo largo del tiempo

Utilidad de la información suministrada — Los stakeholders han sido consultados sobre la utilidad y credibilidad del contenidodel informe, así como del aseguramiento proporcionado por un experto externo

JOSÉ MARIANO MONEVA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 79

Page 99: PEE Num 108 - Funcas

MECANISMOS DE VERIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

80 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

En cualquier caso, los datos re-velan que, en el ámbito europeo,el peso de la verificación de dichosinformes ha recaído esencialmen-te sobre la profesión de auditoría.

En el capítulo de otros, mere-ce destacarse la labor de algunasONG como entidades verificadorasde todo o parte del informe, sien-do el ejemplo más destacado laorganización Natural Step en elinforme 2003 de Cooperative Fi-nancial Services (3).

La presencia de diversos pro-fesionales externos ha dado lugara distintas denominaciones y en-foques para identificar aquellosservicios de verificación de los in-formes de sostenibilidad (O’Dwyery Owen, 2005). Así, en un estudiorealizado por el Certified PublicAccountants Australia’s Audit andAssurance Centre of Excellenceen 2004, se muestra la utilización

de términos diferentes en los in-formes para un mismo servicio:verificación, aseguramiento, au-ditoria, validación, ...

Con el fin de proporcionar másclaridad a esta situación, se van adefinir, utilizando los conceptosaceptados habitualmente, los ser-vicios de validación, auditoria yaseguramiento en el contexto dela información de sostenibilidad(ver cuadro n.º 3). El término «ve-rificación» se utilizará para cual-quiera de los servicios que impli-que la revisión de las memorias.

La validación ha tenido ciertoéxito en el ámbito de la verifica-ción de los informes de sostenibi-lidad de las empresas españolas.Compañías tan relevantes comoTelefónica, Red Eléctrica de Es-paña y Grupo Eroski han introdu-cido la validación realizada por AENOR de sus informes. Es un me-

canismo de certificación centradoen proporcionar una opinión sobrela consistencia de los datos pro-porcionados en relación con unestandar de referencia, que habi-tualmente es la Guía GRI 2002:

Es conforme con los requisitos esta-blecidos por la Guía para la elabo-ración de memorias de sostenibili-dad, sobre actuaciones económicas,medioambientales y sociales de laempresa, junio 2002, elaborada porla Global Reporting Initiative (GRI)

(Memoria de Sostenibilidad del Gru-po Eroski, 2002).

En consecuencia la potencialutilidad de este servicio para pro-porcionar un elevado grado de credibilidad de la información esrelativamente baja, dado que notiene como objetivo el análisis delos procesos de obtención de losdatos suministrados, especial-mente de la implicación de los

CUADRO N.º 2

DECLARACIONES DE VERIFICACIÓN POR PROVEEDOR Y POR ÁMBITO GEOGRÁFICO

PaísNúmero de declaraciones Firmas Consultores Consultores Otros:

de verificación de contabilidad medioambientales de ingeniería organizaciones, ...

Australia .................... 33 5 15 9 5Reino Unido ............... 48 11 26 2 9Europa ....................... 52 31 10 4 7Japón......................... 16 6 1 0 9

Total.......................... 149 53 52 15 30

Fuente: CPA Australia (2004).

CUADRO N.º 3

DEFINICIÓN DE LOS PRINCIPALES SERVICIOS DE VERIFICACIÓN DE LOS INFORMES DE SOSTENIBILIDAD

Servicio Definición

Validación Confirmación, a través de la obtención y evaluación de evidencia objetiva, de que los requerimientos para una aplicación han sido completados

Aseguramiento Provisión de confianza o certidumbre por un proveedor independiente de aseguramiento a un partícipe o grupo de partícipes en relación con una materia

Auditoría Es un encargo de aseguramiento en el que la credibilidad de la información es aumentada a un nivel elevado

Page 100: PEE Num 108 - Funcas

grupos de interés en el conteni-do que establece el principio deglobalidad.

La auditoría es un servicio quese entiende aplicable casi exclu-sivamente a la información fi-nanciera obligatoria, y que es rea-lizado por profesionales de lacontabilidad. Su regulación en losaspectos metodológicos y de al-cance está generalmente acepta-da, y existe un lenguaje comúnen el informe suministrado por losauditores. Dada las fuertes impli-caciones del término, la FEE (2002)indica que el término assurance(aseguramiento) es preferible atérminos tales como «auditoría»,ya que el grado de seguridadotorgado por otros servicios es in-ferior al que puede proporcionarun informe del auditor. Asimismohuye del término «verificación»por su carácter general, y del con-cepto de «revisión», dado queeste se centra en aspectos muyespecíficos.

Es evidente, por tanto, que laprofesión auditora no desea aña-dir valor al término auditoría, res-tringiéndolo a su utilización en elámbito de la información finan-ciera obligatoria (4).

El aseguramiento es un servi-cio propio de la profesión audi-tora, y ha sido contemplado por

sus organismos reguladores. Eneste sentido, la InternacionalStandard on Assurance Engage-ments (ISAE) 100, también cono-cida por ISAE 100 (5), lo define dela siguiente forma:

Los encargos de aseguramiento ejecutados por un profesional de la contabilidad están orientados a realzar la credibilidad de la infor-mación sobre una materia para eva-luar si dicha materia se encuentraconforme en todos lo material res-pecto a criterios aplicables, de estemodo mejora la probabilidad deque la información pueda satisfa-cer las necesidades de un usuariopropuesto.

Según Wheeler y Elkington(2001), el término aseguramien-to es una alternativa más fuerte yestratégicamente relevante que laauditoría o la verificación en elcaso de los informes de sosteni-bilidad, por sus connotaciones deresponsabilidad de la gerencia ygestión del riesgo estratégico.

Asimismo, la profesión audito-ra ha considerado que el asegura-miento es el servicio (y también eltérmino) más adecuado para pro-porcionar credibilidad, dado quela información se proporciona ha-bitualmente de forma voluntaria yque se aproxima al modelo de ve-rificación externa recomendadopor la GRI (FEE, 2002).

Desde un contexto diferente ala profesión contable, también seha realizado una propuesta desa-rrollada de aseguramiento de losinformes de sostenibilidad, la nor-ma AA1000AS, cuyo punto de re-ferencia ha sido el anexo 4 de laGuía GRI 2002, y que ha tenidouna buena acogida.

La situación actual en Españamuestra una evolución en el nú-mero de informes verificados, deforma que de los 45 registra-dos en la GRI a 30 de octubre de2005, 19 incluyen dicho informe(42,2 por 100). De ellos, seis hansido realizados por firmas de au-ditoria (31,5 por 100), y única-mente tres pueden ser conside-rados servicios con un grado altode aseguramiento. En el cuadronúmero 4 se ofrecen los resulta-dos del análisis.

2. El modelo de la AA1000AS

La norma AA1000AS fue pu-blicada en marzo de 2003, trasun proceso de consulta abierto atodos los grupos de interés. La or-ganización responsable es el Ins-titute for Social and Ethical Ac-countability (ISEA) conocido por eljuego de palabras AccountAbility.Es ésta una organización profe-sional situada en el Reino Unidoy fundada en 1996, cuyo primer

CUADRO N.º 4

TIPOS DE VERIFICACIÓN UTILIZADOS POR LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS.

Sector Validación Revisión parcial AA1000AS ISAE 3000

Entidades financieras y de seguros.......... 4 2 1 1Energético.............................................. 1 1 2Telecomunicaciones................................ 1 1Manufacturero ....................................... 1 1Construcción y servicios.......................... 2Transporte .............................................. 1

Total...................................................... 10 3 3 3

Fuente: Moneva y Larburu (2005).

JOSÉ MARIANO MONEVA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 81

Page 101: PEE Num 108 - Funcas

MECANISMOS DE VERIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

82 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

objetivo es el fortalecimiento dela responsabilidad social y del com-portamiento ético de empresas yorganizaciones no lucrativas. Sumisión es el desarrollo de instru-mentos que promuevan las mejo-res prácticas a través de la infor-mación y la verificación, para loque ha desarrollado el marco de-nominado AA1000 (ver gráfico 1).

La razón de ser de la normaAA1000AS es incrementar la cre-dibilidad de la información desostenibilidad, para lo que adop-ta un enfoque stakeholder, quese orienta no sólo a la informa-ción suministrada, sino también aldesempeño asociado. Asimismo,es una norma diseñada especial-mente para ser consistente conla Guía GRI 2002 y sus normas re-lacionadas.

En la práctica, es el principalreferente para los verificadores independientes de informes desostenibilidad; así, la compañía ga-nadora del premio europeo al me-jor informe de sostenibilidad 2004,Novo Nordisk, recoge un informede aseguramiento que esta basa-do en la norma AA1000AS (6).

3. El marco de la profesiónde auditoría

El incremento en la producciónde información sobre sostenibili-dad está generando una impor-tante demanda sobre los audito-res para que éstos emitan opiniónsobre la misma, ya sea en el mar-co de la información financiera(7), ya en el de la no financiera(FEE, 2004). Así como la regula-ción de la auditoria de los esta-dos financieros está suficiente-mente consolidada, no sucede lomismo con los procesos para emi-tir opinión sobre la fiabilidad dela información no financiera, y es-pecialmente de la información desostenibilidad.

En este nuevo marco, los or-ganismos profesionales han desa-rrollado estándares para afrontarese reto. Las referencias más rele-vantes son:

— La Internacional Standardon Assurance Engagements (ISAE)3000 Revised «Assurance Enga-gements Other Than Audits orReviews of Historical Financial In-formation», emitida por el Inter-

nacional Auditing and AssuranceStandards Board —IAASB— (2004).Es una norma «paraguas» queproporciona principios y procedi-mientos que pueden ser utilizadospara encargos de aseguramientode informes de sostenibilidad, fueemitida en 2003 y entró en vigora partir del primero de enero de2005.

— El documento de la Fédé-ration des Experts ComptablesEuropéens (FEE) titulado ProvidingAssurance on Sustainability Re-ports, publicado en 2002 con elobjetivo de mostrar las cuestio-nes y problemas técnicos del ser-vicio de aseguramiento de los in-formes de sostenibilidad.

Otra referencia importante es elborrador de norma del institutode auditores holandés (Royal NI-VRA) sobre encargos de asegura-miento en relación con informesde sostenibilidad, publicado enenero de 2005. Este proyecto denorma desarrolla los principios yprocedimientos para llevar a caboexclusivamente el aseguramientode dichos informes (8).

En el caso de la profesión deauditoría, las disposiciones exis-tentes tienen una orientación fun-damentalmente técnica, tratandode solventar los problemas deri-vados del cambio de una infor-mación financiera (auditoría) a unainformación no-financiera (ase-guramiento) (FEE, 2004).

IV. LAS DIMENSIONES DE LA VERIFICACIÓN DELA INFORMACIÓN DE SOSTENIBILIDAD

El debate de la verificación dela información de sostenibilidadse encuentra centrado en deter-minar qué enfoque de asegura-miento es el más adecuado, so-bre la base de las dimensiones del

Planificar

InformaciónControl/verificación

Compromisostakerholders

GRÁFICO 1MARCO DE ACTUACIÓN AA1000 DE ACCOUNTABILITY

Page 102: PEE Num 108 - Funcas

propio servicio. Otros servicios,como la validación de los infor-mes se consideran fuera del ám-bito requerido por la GRI (GlobalReporting Imitiative).

Para el análisis del asegura-miento, Zadek y Raynard (2004)consideran que se debe respon-der a varias cuestiones básicasagrupadas en cuatro dimensio-nes:

1) Objetivo del aseguramien-to: ¿para qué?, ¿para quién?

2) Alcance: ¿qué aspectos secubren?, ¿qué grado de la orga-nización se cubre?

3) Metodología: ¿qué princi-pios y estándares orientan el pro-ceso de aseguramiento?, ¿qué gra-do de aseguramiento se ofrece?

4) Proveedores del servicio:¿quién proporciona el asegu-ramiento?, ¿cómo obtienen lasaptitudes para ofrecer asegura-miento?

A estas cuatro dimensiones sepuede añadir el informe final quese proporciona como consecuen-cia del servicio.

Sobre la base de estos cinco as-pectos, se realiza a continuaciónun análisis de los dos enfoques deaseguramiento antes indicados:AA1000AS y marco de la profesiónauditora. Una visión general delanálisis se ofrece en el cuadro n.º 5.

1. Objetivo

El principal fin del asegura-miento es proporcionar credibili-dad a los informes de sostenibili-dad, incrementando la confianzade los grupos de interés en dichainformación.

La AA1000AS es un estándar gene-ralmente aplicable para valorar,atestiguar y reforzar la credibilidady calidad de la información de sos-tenibilidad de la organización, asícomo de los procesos, sistemas ycompetencias subyacentes (Ac-countability, 2003, apartado 2.2).

El proveedor de aseguramientoemite un informe que proporcio-na a los usuarios más credibilidaden la información comunicada porla compañía (FEE, 2002, párra-fo 46).

El informe de sostenibilidadpasa a considerarse el sujeto de laverificación y, en consecuencia, suregulación será fundamental parala aplicación de los criterios de ve-rificación.

Otros objetivos complementa-rios contemplados son, entre otros,mejorar el desempeño sosteniblede la organización (AA1000AS), in-crementar la involucración de losgrupos de interés y orientar paraobtener el sello «en conformidad»de la GRI (9).

La segunda cuestión ligada alobjetivo es a quién va destinadoel aseguramiento. En este sentido,el informe final nos puede pro-porcionar una buena orientaciónal respecto. La AA1000AS no pre-vé establecer un destinatario delinforme, mientras que la propues-

CUADRO N.º 5

CARACTERÍSTICAS DE LOS ENFOQUES DE ASEGURAMIENTO DE LA INFORMACIÓN DE SOSTENIBILIDAD

Aspecto GRI AA1000AS ISAE 3000 y FEE (2002)

Objetivo Para qué Credibilidad información, Credibilidad información, Credibilidad informaciónprocesos, sistemas, ... procesos, sistemas, ...

Para quién Organo de gobierno Elaboradores información Usuarios informacióny stakeholders y stakeholders

Alcance Aspectos Acuerdo Materialidad Materialidad y gradoaseguramiento

Organización Acuerdo Acuerdo Similares informaciónfinanciera

Metodología Principios y estándares GRI Accountability RelevanciaGrado de aseguramiento No determinado No determinado Limitado y razonable

Proveedores del servicio Quién Importante Firmante Firmante y responsableCómo obtienen las aptitudes Importante Declaración Las mismas de los auditoresIndependencia Importante Declaración No se expresa

Informe del proveedor Opinión Fiabilidad y completitud Utilidad del informe Grado de consistenciaen relación con de sostenibilidad para de los datos en relaciónel encargo los stakeholders con el encargo

JOSÉ MARIANO MONEVA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 83

Page 103: PEE Num 108 - Funcas

MECANISMOS DE VERIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

84 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

ta de la Guía GRI 2002, secundadapor la FEE (2002), reconoce dichaposibilidad. No obstante, la reali-dad es que se utiliza muy poco, ygeneralmente se dirige a los ór-ganos de gobierno, independien-temente del enfoque (O’Dwyer yOwen, 2005). En este sentido,todo parece indicar que prevaleceuna orientación de la auditoria tra-dicional, en la que se suele dirigirel informe a los responsables de laorganización o a los accionistas,pero no al resto de partícipes.

2. Alcance

El alcance del servicio de ase-guramiento es uno de los princi-pales elementos problemáticos,fuertemente ligado a las incerti-dumbres sobre los límites de la in-formación de sostenibilidad, que,como ya se ha anticipado, han ge-nerado un fuerte debate inclusoen el seno de la GRI (AECA, 2005).

En este marco, el proveedor delservicio debe determinar el alcan-ce sobre las dos cuestiones plan-teadas: aspectos contemplados ocomprensibilidad y grado de la or-ganización abarcado.

En el caso de los límites orga-nizativos, la decisión es más preci-sa, dado que se determina me-diante criterios habitualmenteconocidos en el marco de la infor-mación financiera: un lugar, la com-pañía, las empresas del grupo, ...

Sin embargo, han aparecidocuestiones problemáticas sobre loslímites organizativos en el marcode la verificación:

— El coste del servicio paraempresas que operan en muchosentornos, especialmente en paí-ses con problemas de RSC. Unejemplo es el de las empresas tex-tiles con factorías en países delSudeste asiático.

— La subcontratación comoelemento de «descarga» de res-ponsabilidades, lo que puede tra-ducirse en una ruptura del verda-dero sentido de la RSC, trasladandolo problemas y no haciendo fren-te a ellos.

Más difícil es el aspecto relati-vo a la comprensibilidad, dondela discusión es más compleja porla dicotomía que suele aparecerentre la sostenibilidad y sus tresvértices (económico, social y me-dioambiental). Centrar el análisisen uno o dos componentes su-pone hurtar el enfoque sosteniblede la organización y poner enduda el propio servicio prestado.

En estos aspectos, existe unacierta divergencia entre el ámbitode la auditoria y el de la AA1000AS.La ISAE 3000 permite reducir elalcance del trabajo a ciertos ele-mentos del informe de sostenibi-lidad, aunque en ese caso el gra-do de aseguramiento/credibilidadno es óptimo. Por otra parte, laAA1000AS indica que el alcancese mide sobre el principio de ma-terialidad, y añade que las omi-siones significativas del informedeben incluirse en el informe delverificador. Este hecho refleja dosposiciones diferentes: seguridadproporcionada frente a finalidadde la información.

3. Metodología

Un aspecto fundamental es elrelativo a los criterios y procedi-mientos que van a utilizarse en elproceso de verificación por partedel profesional. En este caso, seconsideran los siguientes aspec-tos ligados a las preguntas:

a) Principios que orientan elproceso, para lo que debe cen-trarse en la información que seanaliza y en los principios básicosde verificación.

b) Grado de aseguramiento,teniendo en cuenta la obtenciónde evidencias y el tipo de asegu-ramiento que se proporciona.

3.1. Principios del proceso

En los principios del proceso deaseguramiento el primer elemen-to a considerar es la informaciónque es objeto de verificación y, porsupuesto, los principios en los queestá basada. Ambos enfoques,AA1000AS y auditoria, se refierena la información de sostenibilidad,pero ninguno de ellos consideraque la guía GRI es la única refe-rencia. Por ello no se establecencomo punto de partida los princi-pios descritos anteriormente, sinoque se plantean unos criterios pro-pios. Este hecho es especialmentedifícil para el ámbito de la audito-ria, acostumbrado a los principiose hipótesis de la información fi-nanciera (o los marcos concep-tuales de referencia). Las hipóte-sis más relevantes en este ámbitoson tres: entidad, devengo y em-presa en funcionamiento.

En este sentido la AA1000ASha establecido tres principios agrupados bajo lo que denomina«compromiso de responsabilidad»(accountability commitment) quees la práctica de inclusividad, bajola cual se derivan el resto de prin-cipios (ver gráfico 2).

El (macro) principio de inclusi-vidad es el punto de partida de laAA1000AS, de la misma forma quepara la contabilidad financiera seformula la imagen fiel de los es-tados financieros. Para cumplircon ese (macro) principio, el es-tándar se fundamenta en la veri-ficación del cumplimiento de otrostres principios (10):

a) Materialidad: entendida co-mo verificación de si se ha inclui-do la información demandada por

Page 104: PEE Num 108 - Funcas

los grupos de interés para la tomade decisiones.

b) Integridad: comprobaciónde si la entidad evalúa adecua-damente el alcance de la infor-mación material, esto es, si ha es-tablecido medios para determinarlos impactos de su actividad, másallá de lo que habitualmente seconsidera como entidad legal.

c) Sensibilidad: evaluación so-bre si la organización ha respondi-do adecuadamente a las preocu-paciones de los grupos de interés,políticas establecidas y normas re-levantes, así como si las ha comu-nicado adecuadamente en el in-forme.

De los tres principios el másproblemático es el relativo a la ma-terialidad, en su doble faceta deinformación y tolerancia para alproceso de aseguramiento (RoyalNIVRA, 2005). En esta misma líneade la norma holandesa, Accoun-tAbility (2004) ha editado una guíasobre materialidad en la que sedeterminan las responsabilidadesde los emisores y de los verifica-dores de la información:

a) La organización informan-te es responsable del contenidodel informe, así como de que éste

esté basado en los requerimien-tos de los grupos de interés en re-lación con los aspectos conside-rados materiales.

b) El proveedor del serviciodebe revisar los procesos adopta-dos por la organización infor-mante para determinar la mate-rialidad. Para ello es fundamentalexaminar los criterios de identifi-cación de los grupos de interés ylos procesos de consulta.

Además de las responsabili-dades genéricas de los verifica-dores de la información, debenabordarse los procedimientos uti-lizados en el proceso de revisión.En este caso, no existen criteriosdesarrollados por la AA1000AS,mientras que la profesión de au-ditoría utiliza los contenidos enla norma ISAE 3000, éstos se cen-tran en aplicar los criterios ge-néricos de los servicios de audi-toria basados en la materialidad,así como en la colaboración conotros expertos en la materia (Ro-yal NIVRA, 2005, párrafos 51-57).

3.2. Grado de aseguramiento

Un paso previo a la aceptacióndel servicio es determinar el gradode aseguramiento que puede pro-

porcionarse; para ello se deben te-ner en cuenta factores como el al-cance organizativo y de actividad,junto a otros tradicionales como lainformación disponible, los siste-mas y procesos y los sistemas in-ternos de aseguramiento. Aunquela AA100AS indica estos factores, nopropone clasificaciones, tal comola norma ISAE 3000, que recoge dosniveles para el mismo (párrafo 2):

— grado limitado, en el quese reduce el riesgo del encargo aun nivel aceptable en las circuns-tancias que se hayan observado;

— grado razonable, propor-ciona un grado mayor de seguri-dad para el receptor de la infor-mación (11).

Habitualmente, los serviciosprestados por las firmas de audi-toria son los que recogen en ma-yor medida el grado de asegura-miento (O’Dwyer y Owen, 2005),tratando de diferenciar éste res-pecto a la auditoria. También eshabitual proporcionar diferentesgrados de aseguramiento a par-tes del informe, dado que algu-nos aspectos son más susceptiblesde obtener un mayor grado. Unejemplo es el informe anual deNovo-Nordisk 2004:

Grado razonable: «... consideramosque las políticas, sistemas y activi-dades adoptadas por Novo-Nordiskapoyan el compromiso de la geren-cia sobre el Pacto Mundial de lasNaciones Unidas».

Grado limitado: «Nada ha llamadonuestra atención que desapruebela declaración de Novo-Nordisk so-bre el cumplimiento de las condi-ciones “en conformidad” de la GuíaGRI 2002».

4. Los proveedores del servicio

La respuesta a las dos pregun-tas planteadas —¿quién propor-

El compromiso de accountabilityINCLUSIVIDAD

PRINCIPIOS

Materialidad(Materiality)

Integridad(Completeness)

Sensibilidad(Responsiveness)

GRÁFICO 2PRINCIPIOS DEL ASEGURAMIENTO EN EL ESTÁNDAR AA1000AS

JOSÉ MARIANO MONEVA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 85

Page 105: PEE Num 108 - Funcas

MECANISMOS DE VERIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

86 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

ciona el aseguramiento?, ¿cómoobtienen las aptitudes para ofre-cer aseguramiento?— está vincu-lada a dos aspectos básicos de losproveedores del servicio: compe-tencia e independencia.

La información sobre compe-tencia proporcionada es desigualy está vinculada al enfoque prin-cipalmente utilizado (O’Dwyer yOwen, 2005). En este sentido, lasfirmas de auditoría no suelen in-formar (12), ya que se supone quetienen la capacidad para realizarel trabajo, y únicamente se hacereferencia a la colaboración conotros expertos (Royal NIVRA, 2005).Es conveniente resaltar de nuevoque dichas competencias estánen entredicho por múltiples fac-tores, entre los que pueden des-tacarse (Adams y Evans, 2004): la ausencia de principios infor-mativos generalmente aceptados,el cambio inversor por grupo deinterés, la carencia de metodolo-gías para contrastar la materiali-dad de los informes y, sobre todo,la fuerte incidencia de la infor-mación cualitativa frente a lacuantitativa.

Así, puede destacarse que elestandar AA1000AS establece cri-terios específicos para informarsobre las competencias del veri-ficador y/o de la organización enla que está integrado el verifica-dor:

1) Competencias individuales(o del equipo de trabajo): cualifi-cación profesional, experiencia enaseguramiento y áreas en la quetiene experiencia

2) Competencias de la orga-nización: supervisión de la presta-ción del servicio, comprensiónadecuada de los aspectos legalesdel proceso y de los seguros so-bre indemnizaciones profesiona-les, y finalmente, infraestructuradisponible.

Nuestro equipo de aseguramientoposee la experiencia y capacidadesrequeridas en el marco del asegu-ramiento financiero y no financie-ro, gestión sostenible, cuestionessociales y medioambientales, asícomo el conocimiento de la indus-tria farmacéutica para llevar a caboel encargo (Informe anual de Novo-Nordisk 2004).

La independencia es uno delos pilares tradicionales de la au-ditoría, aunque sigue sin ser unrequisito sobre el que informar alos destinatarios del informe deaseguramiento. En este sentido,de nuevo la AA1000AS planteauna mayor exigencia en línea conlas orientaciones establecidas porla GRI en el anexo 4. La evidenciademuestra de nuevo que son lasfirmas de consultores las que des-glosan más información sobre suindependencia (O’Dwyer y Owen,2005). El desglose requerido porla AA1000AS en relación con la in-dependencia se centra en dospuntos:

a) Declaración de indepen-dencia, recogiendo las políticas deconflictos de intereses y un deta-lle de las relaciones comerciales ofinancieras pasadas, presentes yfuturas con la organización infor-mante.

b) Declaración de imparciali-dad respecto a los intereses de losgrupos de interés, incorporandoun detalle de las relaciones co-merciales o financieras pasadas,presentes y futuras, con los gru-pos de interés.

Un ejemplo de informe de in-dependencia de una firma de au-ditoria es la del informe anual2004 de la empresa Novo-Nor-disk:

En general llevamos nuestros ne-gocios sin ningún interés financiero,personal o de relaciones comercia-les, con nuestros clientes de audi-toria o afiliados.

5. El informe deaseguramiento (13)

A lo largo de los anterioresapartados se ha tratado de algu-nos aspectos que pueden formarparte del informe final: tipo de in-forme, destinatario, responsabili-dades del informador y del pro-veedor del servicio, independenciay competencia, principios, ... Exis-te otro aspecto esencial relevanteen el proceso de aseguramientode los informes de sostenibilidad:la opinión o conclusiones que sederivan del proceso.

En este punto, existe una cier-ta confusión sobre la forma deexpresar la opinión del verifica-dor del informe. En el caso de laISAE 3000, la orientación es simi-lar a la auditoría, esto es, el in-forme «debe contener una ex-presión clara de la conclusión delprofesional sobre la materia ob-jeto de información» (IAASB, 2003,párrafo 46 y desarrollo en el pá-rrafo 49j). El término preferidopor los contables es el de «con-sistencia», de forma que se pue-den encontrar opiniones como(O’Dwyer y Owen, 2005):

los datos remitidos son consisten-tes con las fuentes de informaciónque nos han presentado. (Deloitteand Touche).

Por su parte, en la AA1000ASse plantean dos niveles:

— Una conclusión sobre la ca-lidad del informe y de los siste-mas, procesos y competenciassubyacentes. Únicamente se re-coge la indicación relativa a que«el informe puede ser utilizadopor los grupos de interés de la or-ganización informativa» (Accoun-tAbility, 2003: 24).

— Comentarios adicionalesque cubran fundamentalmente lomás destacado en progresos in-formativos y de aseguramiento,

Page 106: PEE Num 108 - Funcas

así como sugerencias para la me-jora de la información de sosteni-bilidad y sus procesos, sistemas ycompetencias.

Por ello, las conclusiones de losinformes basados en AA1000ASestán referidos a los tres principiosbásicos, sin introducir una opiniónglobal de la memoria:

Sobre la base de la revisión efec-tuada y de los términos de referen-cia del encargo proporcionamosconclusiones sobre la Memoria enrelación a cada uno de los tres prin-cipios de la AA1000AS y en relaciónal GRI. Assurance Statement to BPManagement (2004 Report).

V. A MODO DE CONCLUSIÓN

A lo largo del presente trabajose ha abordado la problemáticade la verificación de la emergenteinformación sobre RSC, centradaen las memorias de sostenibilidad.La metodología de elaboraciónmás extendida de estos informeses la propuesta por la Global Re-porting Initiative (GRI), cuyo pilarfundamental es la transparenciade la organización informante y,por tanto, la credibilidad de las ac-tuaciones comunicadas en mate-ria de desarrollo sostenible.

La respuesta a las demandasde credibilidad de la informaciónhan sido variadas, pero existe unimportante consenso sobre el va-lor de la verificación de las me-morias mediante estándares decalidad. El servicio de asegura-miento ha pasado a ocupar el lu-gar preferente, sobre todo por sureconocimiento en la Guía GRI2002 para la elaboración de me-morias de sostenibilidad.

Dos modelos de aseguramien-to están vigentes en la actualidad:el estandar AA1000AS y el marconormativo de la auditoria repre-sentado por la ISAE 3000, a esca-

la internacional, y la propuesta denorma del instituto holandés deauditores (Royal NIVRA) a escalanacional.

Ambos modelos responden ados concepciones diferentes delconcepto de información de sos-tenibilidad. La AA1000AS repre-senta un enfoque basado en la in-volucración del stakeholder, ogrupo de interés, mientras que laISAE 3000 es consecuencia de laauditoria de los estados financie-ros, donde predomina la fiabili-dad de la información. No obs-tante, la dicotomía entre ambosno es tan radical en la práctica, yaque en ocasiones se utilizan con-juntamente.

Los problemas técnicos descri-tos a lo largo del trabajo se cen-tran fundamentalmente en la ne-cesidad de consolidar un modelode información de referencia en elque puede ser relevante el proce-so de revisión de la Guía GRI 2002,denominado G3, consolidando unverdadero marco conceptual de lainformación de sostenibilidad.

El proceso de verificación esotro punto crítico, dado que noexisten criterios generalmenteaceptados para algunos aspectoscomo la contrastación de la ma-terialidad de la información de sos-tenibilidad, donde las necesidadesde los grupos de interés son el ele-mento central.

Además de los problemas an-teriores, en estos momentos nosencontramos ante una situaciónde conflicto sobre el aseguramien-to. Por un lado, la profesión de au-ditoria se encuentra en un proce-so de reflexión que se espera quepermita superar los grandes pro-blemas que supone verificar infor-mación no financiera; de ahí lasdemandas para una norma más es-pecífica que la ISAE 3000. Por otrolado, el estandar AA1000AS es el

principal referente para algunosprofesionales, generalmente nocontables, con el inconveniente desu menor nivel de rigor respectode las normas de auditoria.

Este conflicto debe ser solucio-nado de forma inmediata, espe-cialmente por los importantes re-tos que en esta materia esperan alaseguramiento de la informaciónde sostenibilidad, entre los quepueden destacarse los siguientes:

— el creciente número de or-ganizaciones que publican dichosinformes;

— la incorporación a esta ten-dencia de entidades no lucrativasy, más recientemente, de organis-mos gubernamentales;

— la globalización de las acti-vidades de las organizaciones queimplican mayor complejidad en laverificación;

— la presión de grupos de in-terés hacia una mayor credibilidadde la información de sostenibili-dad: inversión socialmente res-ponsable, organizaciones socialesy medioambientales, institucionespúblicas, ...;

— la propensión hacia los de-nominados informes integrados,en los que la memoria de soste-nibilidad se confunde con la in-formación financiera obligatoria(Novo-Nordisk, 2004; Gamesa,2004; SKF, 2003, …).

Para finalizar, es destacableque, para el desarrollo de un me-canismo de verificación general-mente aceptable, las organizacio-nes no lucrativas debe jugar unpapel importante (Zadek y Ray-nard, 2004), ya sea como partede los equipos de trabajo de losverificadores, ya por su implica-ción en el proceso de revisióncomo grupos de interés.

JOSÉ MARIANO MONEVA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 87

Page 107: PEE Num 108 - Funcas

MECANISMOS DE VERIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

88 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

NOTAS

(*) El presente trabajo se enmarca en eldesarrollo del proyecto del Ministerio de Cien-cia y Tecnología BEC 2002-03049.

(1) En ese momento inicial, únicamenteempresas relativamente pequeñas, como Lar-covi o Cespa, dieron el paso en España.

(2) España lidera el ranking de entidadesinformantes «en conformidad» con la Guía GRI2002, seguida muy de lejos por países como Es-tados Unidos y el Reino Unido. En el momen-to de redactar el presente trabajo, la GRI se en-cuentra inmersa en el proceso de revisión de laguía denominado G3, en el que la calidad delas memorias se medirá probablemente deacuerdo con un nuevo marco basado en cua-tro categorías.

(3) Puede verse en http://www.cfs.co.uk/sustainability2003/audit/naturalstep.htm.

(4) En este trabajo no se considera el tér-mino auditoría en contextos diferentes a la ve-rificación de información, tales como audito-ría medioambiental o auditoría de calidad.

(5) La ISA 100 fue emitida por el Interna-tional Auditing Practices Committee (IAPC), quefue sustituido en el proceso de emisión por elInternacional Auditing and Assurance Stan-dards Board (IAASB), de forma similar a lo quese produjo en el órgano emisor de normas con-tables internacionales.

(6) En relación con el premio europeo,puede ampliarse información en http://www.ni-vra.nl/Downloads/MVO/esra_rapport_2004.pdf.El informe de aseguramiento de Novo Nordiskpuede consultarse en http://www.novonor-disk.com/annual-report/how-we-are-accoun-table/assurance-statement.asp.

(7) Un ejemplo de información financieraes la Resolución del ICAC de 25 de marzo de 2002por la que se aprueban las normas para el reco-nocimiento, valoración e información de los as-pectos medioambientales en las cuentas anuales.

(8) Aunque su aplicación es nacional, seestá realizando un esfuerzo para someterlo aopinión más allá del ámbito holandés, de ahí sutraducción al inglés. El instituto alemán (Haupt-fachausschuss) ha publicado otro borrador re-cientemente siguiendo las líneas del holandés.

(9) Ver el informe de aseguramiento de lamemoria de sostenibilidad de Novo-Nordisk2004 (http://www.novonordisk.com/annual-report/default.asp).

(10) La traducción de los términos se harealizado sobre la base de las definiciones es-tablecidas en la AA100AS.

(11) El borrador de norma del institutoholandés asimila el término «revisión» al ase-guramiento limitado, y el de «auditoría» paraun nivel razonable.

(12) No obstante, la ISAE 3000 indica quedebe asegurarse que el equipo de trabajo po-see las competencias necesarias para evaluar elobjeto del encargo.

(13) Puede verse una recopilación de in-formes de verificación sobre memorias de sos-tenibilidad en FEE (2004).

BIBLIOGRAFÍA

ACCOUNTABILITY (2003), AA1000 Assurance Stan-dard (AA1000AS), Londres.

— (2004), AA1000 Assurance Standard. Gui-dance Note - Materiality (Consultation Do-cument), Londres.

ADAMS, C., y EVANS, R. (2004), «Accountability,completeness, credibility and the auditexpectations gap», Journal of CorporateCitizenship, n.º 14: 97-115.

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CONTABILIDAD Y ADMINIS-TRACIÓN DE EMPRESAS —AECA— (2004), Do-cumento sobre responsabilidad social cor-porativa, n.º 1: «Marco conceptual de laresponsabilidad social corporativa», AECA,Madrid.

— (2005), Documento sobre responsabilidadsocial corporativa, n.º 2: «Límites de la in-formación de sostenibilidad: entidad, de-vengo y materialidad», AECA, Madrid.

ASSOCIATION OF THE CHARTERED CERTIFIED AC-COUNTANTS —ACCA— (2004), TowardsTransparency: Progress on Global Sustai-nability Reporting 2004, ACCA, Londres.

COMISIÓN EUROPEA (2001), Libro Verde Fo-mentar un marco europeo para la res-ponsabilidad social de las empresas, julio.

CPA Australia (Certified Public AccountantsAustralia) (2004), Triple Botton Line. A Stu-dy of Assurance Statements Worldwide, Melbourne.

DANDO, N., y SWIFT, T. (2003), «Transparency andassurance: Minding the credibility gap»,Journal of Business Ethics, n.º 44: 195-200.

ELKINGTON, J. (1987), Cannibals with Forks: TheTriple Bottom Line of 21st Century Busi-ness, Capstone, Oxford.

FÉDÉRATION DES EXPERTS COMPTABLES EUROPÉENES

—FEE— (2002), FEE Discussion Paper: «Pro-viding assurance on sustainability reports»,FEE, Bruselas.

— (2003), Benefits of Sustainability Assurance,FEE, Bruselas.

— (2004), FEE Call for Action: Assurance onSustainability Reports, FEE, Bruselas.

GLOBAL REPORTING INITIATIVE —GRI— (2002), Sus-tainability Reporting Guidelines, GRI, Bos-ton (www.globalreporting.org).

GRAY, R.; OWEN, D., y ADAMS, C. (1996), Ac-counting and Accountability. Changes andChallenges in Corporate Social Reportingand Environmental Reporting, Prentice-Hall, Hemel Hempstead.

HENRIQUES, A., y RICHARDSON, J. (2004) (eds.),The Triple Bottom Line. Does it all add up?,Earthscan, Londres.

INTERNATIONAL AUDITING AND ASSURANCE STANDARDS

BOARD —IAASB— (2004), International Stan-dard on Assurance Engagements (ISAE)3000 Revised «Assurance EngagementsOther Than Audits or Reviews of HistoricalFinancial Information», International Fe-deration of Accountants (IFAC), Nueva York.

KPMG y UNIVERSITEIT VAN AMSTERDAM (2005), KPMGInternational Survey of Corporate Respon-sibility Reporting 2005, KPMG, Ámsterdam.

LARRINAGA, C.; MONEVA, J. M.; LLENA, F.; CARRAS-CO, F., y CORREA, C. (2002), Regulación con-table de la información medioambiental.Normativa española e internacional, AECA,Madrid.

MONAGHAN, P. (2004), «Put up or shut up», in-cluido en HENRIQUES, A., y RICHARDSON, J.(2004): 142-154.

MONEVA, J. M. (2001), «El marco de la infor-mación social y medioambiental de la em-presa: análisis de la Global Reporting In-ititative (GRI)», Revista Interdisciplinar deGestión Ambiental, n.º 30, junio: 1-14.

— (2003), «Transparencia, responsabilidadsocial e información no financiera», Re-vista de la Asociación Española de Con-tabilidad y Administración de Empresas,número 64: 76-77.

MONEVA, J. M., y LLENA, F. (1996), «Análisis dela información sobre responsabilidad so-cial en las empresas industriales que coti-zan en Bolsa», Revista Española de Finan-ciación y Contabilidad, vol. XXV, n.º 87:361-402.

MONEVA, J. M., y LARBURU, I. (2005), «Assuran-ce engagements on sustainability reportsin Spain», Report to the FEE Assurance Sub-group.

O’DWYER, B., y OWEN, D. (2005), «Assurancestatement practice in environmental, so-cial and sustainability reporting: a criticalevaluation», The British Accounting Re-view, n.º 14: 205-229.

PRICEWATERHOUSECOOPERS —PwC— (2003), Res-ponsabilidad social corporativa: Tenden-cias empresariales en España, PwC.

ROYAL DUTCH INSTITUTE FOR REGISTER ACCOUNTANTS

—Royal NIVRA— (2005), Dutch ExposureDraft Standard RL 3410 MVO «AssuranceEngagements Regarding Sustainability Re-ports», Royal NIVRA, Ámsterdam.

SUSTAINABILITY Y UNITED NATIONS ENVIRONMENT PRO-GRAMME —UNEP— (2003), Trust Us. The Glo-bal Reporters 2002 Survey of Corporate Sus-tainability Reporting, Sustainability, Londres.

WHEELER, D., y ELKINGTON, J. (2001), «The end ofthe corporate environmental report? Orthe advent of sustainability reporting andcommunication», Bussiness, Strategy andthe Enviroment, vol. 10: 1-14.

ZADEK, S., y RAYNARD, P. (2004), ACCA researchreport, n.º 86: The future of SustainabilityAssurance, ACCA, Londres.

Page 108: PEE Num 108 - Funcas

ENTIDADES ESPAÑOLAS INFORMANTES DE ACUERDO A LA GUÍA GRI 2002

Abengoa Gamesa Corporación TecnológicaAbertis Gas Natural GroupAGBAR Grupo CESPA

Alta Velocidad Renfe Grupo EroskiAsociación Española de Contabilidad y Administración Grupo Ferrovial

de Empresas (AECA) Grupo MANGO

Bancaja Grupo SantanderBanco Bilbao Vizcaya Argentaria, S.A. Harineras VillamayorBanco Sabadell Hospital General de VicBASF Española Hospital Universitario Virgen de Las NievesBilbao Bizkaia Kutxa (BBK) IberdrolaBodega Pirineos IberiaCaixa Galicia IndraCaja Madrid Industria de Diseño Textil, S.A. (Inditex)Cementos Rezola-Sociedad Financiera y Minera, S.A. (FYM) Javierre, S.L.CEPSA LarcoviCercanías Renfe Lemona IndustrialConfederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) MP Corporación IndustrialContratas y Obras Empresa Constructora, S.A. Red Eléctrica de EspañaCorporación UNILAND RenfeDiageo España Repsol YPF

DKV Seguros Telefónica de EspañaEMASESA. Aguas de Sevilla Telefónica Investigación y Desarrollo (Telefónica I+D)El Monte. Caja de Ahorros de Huelva y Sevilla Telefónica Móviles, S.A.ENDESA Telefónica Móviles EspañaENUSA Telefónica Publicidad e Información, S.A. (TPI)Ericsson España, S.A. Telefónica, S.A.FCC Construcción, S.A. Union FenosaFREMAP Vodafone España

Nota: En cursiva las empresas con informes de sostenibilidad in accordance.Datos obtenidos a 1 de diciembre de 2005 (www.globalreporting.org).

ANEXO 1

JOSÉ MARIANO MONEVA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 89

Page 109: PEE Num 108 - Funcas

MECANISMOS DE VERIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

90 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

PRINCIPIOS DE LA GUÍA GRI 2002

Principios GRI Definición

Transparencia La exposición completa de los procesos, procedimientos y supuestos implicados en la elaboraciónde una memoria resulta esencial para su credibilidad.

Globalidad Toda organización informante debería, sistemáticamente, implicar a sus partes interesadas en la ayudaal enfoque y la mejora continua de la calidad de sus memorias

Auditabilidad Los datos y la información presentes en la memoria deberían recopilarse, analizarse y divulgarse de modoque los auditores internos o los encargados de la verificación externa puedan avalar su veracidad.

Exhaustividad Toda la información esencial para la evaluación por parte de los usuarios del desempeño económico,ambiental y social de una organización informante debería aparecer en la memoria de una forma coherente con el marco temporal, el alcance y los límites manifestados

Relevancia La relevancia es el grado de importancia asignado a un aspecto, indicador o dato concreto, y constituyeel umbral en el cual la información adquiere la suficiente trascendencia como para presentarse

Contexto de sostenibilidad Las organizaciones informantes deberían intentar situar su actuación en el más amplio contextode restricciones o límites ecológicos, sociales o de otro tipo, en aquellos casos en los que ese contextoañada un significado importante a la información presentada

Precisión El objetivo del principio de precisión es el de conseguir que la información presentada ofrezca la mayor exactitud y el menor margen de error posibles, para que los usuarios puedan tomar sus decisiones conun alto grado de confianza

Neutralidad En toda memoria deberían evitarse los sesgos en la selección y exposición de la información, y se debería tratar de ofrecer un informe equilibrado sobre la actuación de la organización informante

Comparabilidad Toda organización informante debería mantener la coherencia en lo referente a los límites y el alcancede sus memorias, dar a conocer cualquier cambio y volver a exponer la información presentada anteriormente

Claridad Toda organización informante debería mantenerse al corriente de las distintas necesidades y experiencias de sus partes interesadas, y poner la información a disposición de los usuarios de manera que resulteinteligible para el mayor número posible de éstos, manteniendo un adecuado nivel de detalle

Periodicidad Toda memoria debería ofrecer información con una periodicidad que se adapte a las necesidadesde los usuarios y a la naturaleza de los datos

ANEXO 2

Page 110: PEE Num 108 - Funcas

COLABORACIONES

II.NUEVAS ORIENTACIONES EMPRESARIALES

Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

Page 111: PEE Num 108 - Funcas

Debemos ir más allá de la esta-bilidad financiera. Debemos abor-dar los problemas del crecimientocon equidad a largo plazo, base dela prosperidad y del progreso hu-mano. Debemos prestar atención a los cambios institucionales y es-tructurales necesarios para la recu-peración económica y el desarrollosostenible. Debemos ocuparnos delos problemas sociales. Debemos ha-cer todo eso, porque si no tenemosla capacidad de hacer frente a lasemergencias sociales, si no conta-mos con planes a más largo plazopara establecer instituciones sólidas,si no logramos una mayor equidady justicia social, no habrá estabili-dad política. Y sin estabilidad políti-ca, por muchos recursos que consi-gamos acumular para programaseconómicos, no habría estabilidadfinanciera. Wolfenson, Presidentedel Banco Mundial, 1998.

Queda así planteado el principiocentral de la nueva política social:en vez de compensar los efectos dela lógica económica, ésta debe con-cebirse como condición indispen-sable del desarrollo económico. A. Touraine, 1997 (1).

I. PUNTO DE PARTIDA

LA acción de la empresa, decualquier empresa, traspasalos límites de sus propias pa-

redes, y por ello la comprensiónde su acción ha de entenderse enun sentido amplio. La empresa nopuede ya pensar que su gestiónha de encerrarse en un escuetomanual de comportamiento paraconsigo misma y sus empleados,en el mejor de los casos. La em-

presa está en la sociedad, actúaen ella, de ella se abastece y ob-tiene sus recursos..., su acción noes indiferente en el desarrollo so-cial. Ni éste lo es para la vida de laempresa. Las decisiones y actua-ciones empresariales tienen con-secuencias y repercuten en su en-torno, positiva o negativamente...,así como lo que ocurre a su alre-dedor no es neutro en la evolu-ción de la empresa. Ésta no es unaisla ignorante del territorio dondeactúa ni éste ha de ser insensiblea la acción empresarial. Es ahí don-de se inscribe el concepto de res-ponsabilidad social. Desde luegono es, solamente, el «generoso»reparto de un porcentaje de susresultados positivos, como se haquerido reducir con el término de«acción social». Es una concep-ción nueva de la empresa que im-pregna su modo de actuar. En estoparece pensar el Libro Verde de laComisión cuando define la res-ponsabilidad social corporativa(RSC) como «la integración vo-luntaria por parte de la empresade las preocupaciones sociales ymedioambientales en sus opera-ciones comerciales y en sus rela-ciones con sus interlocutores». EnEspaña, el Foro de Expertos or-ganizado por el Ministerio de Tra-bajo para elaborar un documen-to sobre este tema dice que la«responsabilidad social de las em-presas es, además del cumpli-miento estricto de las obligacioneslegales vigentes, la integración vo-luntaria en su gobierno y gestión,en su estrategia, políticas y pro-cedimientos, de las preocupacio-nes sociales, laborales, medio-am-

LAS EMPRESAS DE ECONOMÍA SOCIAL Y LA RESPONSABILIDAD

SOCIAL CORPORATIVA

Marcos de CASTRO SANZPresidente de CEPES (*)

92

Resumen

La emergencia del concepto de RSC vienedada por la evidencia de comportamientos em-presariales amenazadores de la seguridad desus diversos grupos de interés (stakeholders).Los nuevos planteamientos que aporta la RSC

se han de apoyar en una nueva forma de serempresa. Esto comporta nuevos criterios de de-sarrollo empresarial que necesariamente hande tener en cuenta lo que ocurre en la sociedad,colaborando en la construcción de un mejorentorno social, sin que ello signifique cuestio-nar la competitividad. Contraponer el creci-miento económico y la RSC es renunciar a salirde comportamientos ya obsoletos. La econo-mía social representa una forma de hacer em-presa que se basa en los valores constitutivosde la RSC. Su acción tiene que ver con la soli-daridad social, la cohesión, la equidad y la in-serción social.

Palabras clave: fracturas sociales y cambiosocial, sociedad civil y democracia participati-va, cohesión y solidaridad social, nuevo mo-delo de empresa, participación en la gestiónempresarial, economía social.

Abstract

The emergence of the concept of CSR isdetermined by the evidence of patterns of busi-ness behaviour that threaten the security ofvarious interest groups (stakeholders). The newapproaches presented by CSR have to be foun-ded on a new company raison d’être. This in-volves new criteria of business developmentthat necessarily have to take what happens insociety into consideration, collaborating in theconstruction of a better social environment,without this meaning that doubt is cast oncompetitiveness. The counterposing of eco-nomic growth and CSR is renouncing the aban-donment of now obsolete behaviour patterns.Social economics represents a form of doingbusiness that is based on values that make upCSR. Its action is connected with social solida-rity, fairness and social insertion.

Key words: social fractures and social chan-ge, civil society and participative democracy,cohesion and social solidarity, new model ofcompany, participation in business manage-ment, social economics.

JEL classification: A13, M13, M14.

Page 112: PEE Num 108 - Funcas

bientales y de respeto a los dere-chos humanos que surgen de larelación y el diálogo transparentescon sus grupos de interés, res-ponsabilizándose así de las con-secuencias y los impactos que sederivan de sus acciones». Es cier-to que esta definición no es aúndefinitiva, pues queda una «se-gunda lectura», pero sí recogeelementos estructurales impor-tantes de la RSC. Se está plan-teando una nueva forma de ac-ción de la empresa o, como másadelante se apuntará, un nuevomodelo de empresa.

Lo que significa, entre otras co-sas, que la empresa ya no puedevivir de espaldas a los problemase inquietudes sociales que ocurrenallá donde se mueve. Ya no es po-sible que en la sociedad ocurrandesgarros, como están ocurrien-do, y el mundo empresarial pien-se que esto no es un problemaque le atañe. La distancia tradi-cional de los gestores económicosante los problemas sociales se apo-ya, entre otras cosas, en una con-cepción de la empresa introverti-da cuya «foto» dominante es (ynada más) la expresión de su si-tuación financiera (balance y cuen-ta de explotación), entendiendoque es el resumen de la actuaciónempresarial y la única fuente deinformación que han de dar a suspropietarios. Extendiendo esteconcepto, se podría decir que lacultura económica dominante enla etapa de la sociedad industriales la macroeconomía. Simplifi-cando las cosas, se podría decirque el crecimiento de la sociedadtan sólo se mide por el crecimien-to del PIB. Lo demás, lo que no esproducción, entra en la esfera delo político o en la gestión de lo pú-blico, ignorando que una deses-tabilización social, por ejemplo,afectará siempre negativamentea las mejores condiciones que per-mitan ese crecimiento del PIB quese pretende.

La Estrategia de Lisboa, que de-sea para el año 2010 una Europalíder en la sociedad del conoci-miento, con pleno empleo y con-jugando crecimiento económicocon cohesión social, está dicien-do que otra manera de crecer esposible. Que, además de los cri-terios economicistas y productivos(que son importantes, sin duda)existen otros que han de entrarcomo determinantes en la tomade decisiones económicas o en laconstrucción de políticas de cre-cimiento. Que junto al PIB se hande tener en cuenta otras variables,como son la equidad, el bienestaro el crecimiento equilibrado delcolectivo social (2). De forma ex-plícita, la Cumbre de Lisboa dice,en su conclusión 39, que «el Con-sejo Europeo hace un llamamien-to al sentido de responsabilidadsocial de las empresas con res-pecto a las prácticas idóneas enrelación con la formación conti-nua, la organización del trabajo,la igualdad de oportunidades, laintegración social y el desarrollosostenible».

En el fondo de todo, se estáexplicitando que la empresa es«en la sociedad actual mucho másque una sociedad mercantil, o unacolección de relaciones contrac-tuales independientes. La red derelaciones y responsabilidades enque consiste una empresa la asi-milan a una entidad política. Ladirección de empresas es una ac-tividad de gobierno: supone latoma de decisiones dirigidas a al-gunas personas y que tienen efec-tos más o menos inmediatos sobremuchas otras. Algunos de los co-lectivos afectados están relativa-mente protegidos por las leyes de las democracias occidentales —mediante el derecho laboral ymercantil, los derechos de los con-sumidores, la regulación de losmercados de valores, etc.—, perootros carecen de cualquier pro-tección en caso de daño. Las em-

presas, incluso las pequeñas, tie-ne cada vez más poder. Las nue-vas tecnologías amplían su áreade actuación a todo el planeta yllegan a afectar a colectivos y bien-es insuficientemente protegidos(y a veces particularmente vulne-rables). En este contexto, todoslos ciudadanos somos potencial-mente afectados por las decisio-nes de una empresa» (3). La em-presa es corresponsable con lospoderes públicos en la construc-ción social. En este sentido, la Co-misión dice que «el papel de lapolítica de empresa consiste enayudar a crear un entorno em-presarial favorable al objetivo deLisboa… su objetivo es garantizarel enfoque equilibrado del desa-rrollo sostenible, que maximice lassinergias entre su dimensión eco-nómica, social y medioambiental»(4). Desde este esquema y com-prensión de la acción de la em-presa es desde donde se ha de en-marcar la RSC (5). No hacerlo asípuede confundir y desviar el pro-blema, reduciéndolo a cuestionescoyunturales y epidérmicas (6).

La RSC aparece en un procesoevolutivo (7) por el que se supe-ran los elementos básicos consti-tutivos de la vieja sociedad in-dustrial y se abre paso una nuevaera cultural que transforma loscomportamientos sociales, tam-bién los de la empresa (8). No esuna circunstancia, ni un elemen-to marginal, sino que expresa uncambio esencial en la concepciónde la empresa. Como en todoslos procesos de cambios profun-dos, especialmente cuando se ex-plicitan, aparecen ambigüedadesal comienzo que el desarrollo nor-mal de los conceptos irá concre-tando en sus significados a lo lar-go del tiempo, pero que, en suorigen, pueden asociarse a otrosprocesos más superficiales. De ahíla sospecha de algunos de que laRSC es una moda. En realidad, laRSC está expresando, más que una

MARCOS DE CASTRO SANZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 93

Page 113: PEE Num 108 - Funcas

moda, un cambio social profun-do, a pesar de que algunas reali-zaciones se asimilen a ese meca-nismo más superficial. Por ello,parece oportuno integrar la RSCen el proceso de cambio que estáviviendo la sociedad actual. Nohacerlo significaría insistir en laconstrucción de la empresa de es-paldas a lo que ocurre en la so-ciedad, lo que iría en contra delos más elementales principios delmarketing.

II. LOS ELEMENTOS DEL CAMBIO SOCIAL

Sería pretencioso identificar eneste espacio los indicadores delcambio social que se está produ-ciendo, por lo complejo y exten-so del tema. Tan sólo pretendo,pues, identificar, a modo de flash,aquellos que tiene relación con latesis que defiendo: la RSC es la ex-presión de un cambio profundoque demanda nuevos modelosempresariales y nuevas conduc-tas sociales.

1. Desequilibrios sociales

La llamada «globalización» ysus mecanismos de comunicaciónestán haciendo explícita una «frac-tura social» originada por las con-secuencias de un mercado queconcentra riqueza y extiende po-breza. Y estas desigualdades cre-cen por encima de lo sospecha-ble. Por ejemplo, la OMS narradesigualdades sociales resumiblesen que la expectativa de vida enJapón es de 85 años, mientras queen Sierra Leona es de 36 años. Encatorce países africanos la morta-lidad infantil es mayor que en1990, algunas poblaciones estáncada vez más enfermas, a lo quecontribuye el hecho de que seancada vez más pobres. Muchos paí-ses de África son más pobres aho-ra que hace treinta años. Por otra

parte, en 1960 el 20 por 100 dela población que poseía más ri-queza tenía un nivel de ingresostreinta veces superior al 20 por100 de los más pobres; en 1995esta distancia era ochenta y dosveces superior. La quinta parte másrica del mundo posee el 80 por100 de los recursos, mientras quela quinta parte más pobre sólo tie-ne el 0,5 por 100. La distancia cre-ce, no se amortigua (9). FrançoisBourguignon, vicepresidente delBanco Mundial para la investiga-ción de la economía del desarro-llo desde 2003, decía (10) recien-temente que «no puede continuaresta divergencia (refiriéndose a ladistancia creciente entre ricos ypobres)..., hay que actuar, no po-demos permitirnos que haya paí-ses que quedan descolgados...,son un peligro para la comunidadinternacional». Refiriéndose a laCumbre del G-8 que reciente-mente decidió condonar una par-te de la deuda a países pobres (es-pecialmente africanos), decía que«la Cumbre per se no emprendióninguna acción, sólo asumió elcompromiso internacional de au-mentar la ayuda al desarrollo, quellevaba años parada... Hay que de-cidirse a eliminar la deuda». Es evi-dente que esta inquietud por lafractura social existente ya está enlo debates de las instituciones mul-tilaterales, ya no se puede mirarhacia otro lado. La situación es asíde grave.

Hay hambre y sobran alimen-tos. La FAO (11) dice que cada añomueren cinco millones de niñosen el mundo por hambre, lo quesupone una media de casi 14.000niños que mueren de hambre dia-riamente. Bastantes más que losque murieron en las torres geme-las. Sin embargo, pasan desaper-cibidos. El 54 por 100 de la po-blación de África y de China sufremalnutrición, pero no se ve. Lo cu-rioso es que no es falta de recur-sos ni de alimentos. Los hay sufi-

cientes, sólo que están muy maldistribuidos (12). Según las Na-ciones Unidas, para conseguir quetoda la población del globo ten-ga solucionadas las necesidadesbásicas (comer, beber, educación ysalud) bastaría con recaudar el 4por 100 de la riqueza de las 225mayores fortunas. Esto costaría13.000 millones de dólares, cuan-do apenas es eso lo que en la UEy en los EE.UU. se gasta en perfu-mes. Hay recursos, pero se gastanmal: EE.UU. gasta unos 450.000millones de dólares en su ejército,pero menos de 15.000 millonespara ayudar a los países pobres(13). Dos meses del coste de laguerra en Irak significarían paliarlas consecuencias del hambre en elmundo. El dinero que los paísesdesarrollados dedican anualmen-te a luchar contra el sida repre-senta únicamente lo invertido enarmamento durante tres días. Consólo el 3 por 100 del incrementodel gasto militar entre 2000 y2003 (118.000 millones de dóla-res) se podría evitar la muerte detres millones de niños al año (14).A la hora de escribir este artículo,se está haciendo patente la tra-gedia de Níger, con una previsiónde tres millones de personas ame-nazadas de muerte por el hambrey la pobreza acumulada. Quizásestos datos, demasiado esquemá-ticos, permitan ver el desequilibriosocial que se está produciendo.

2. La economía como criteriodominante

En el mercado global, los capi-tales se mueven a velocidad diaria,generando expectativas o frustra-ciones locales. Lo económico esdominante, y aparece como ries-go la desaparición de la primacíade la política sobre lo económico.En palabras de M. Virgilio Dasto-li (15), portavoz del Forum Per-manente de la Sociedad Civil, losmercados financieros significan el

LAS EMPRESAS DE ECONOMÍA SOCIAL Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

94 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 114: PEE Num 108 - Funcas

«asiento del conductor». El mis-mo Dastoli se plantea «cómo vol-ver a la primacía de la política, esdecir, a la primacía de la demo-cracia», y afirma que éste es elreto necesario para que la demo-cracia no se empobrezca. J. De-lors (16) dice que «cuando se mirala escena política, la economíaocupa el 70 o el 80 por 100 delos problemas, y es un axioma muyextendido entre los políticos que,si no se conocen bien los proble-mas económicos, es inútil quererllegar a ser Presidente del Conse-jo de Ministros o Primer Ministro.Sin embargo, la política no se re-sume en la economía. Y si la eco-nomía llega a dominar la política,¿dónde está el rol trascendental,el rol de síntesis de la política?».

Es éste un dato ya muy estu-diado por los analistas de la glo-balización: el traspaso del poderde los estados a los mercados fi-nancieros, que mueven capitalesdiariamente en dimensiones desor-bitadas (17) y, muchas veces, demanera mimética (18), los trasla-dan de unos mercados a otros enbusca de la pronta rentabilidad delcapital, que suele ser escasamen-te productivo y fundamentalmen-te especulativo (19), olvidando lasconsecuencias que ello pueda te-ner para la economía de la zona(20); lo que provoca, salvo excep-ciones, el desarrollo de quien yaestá desarrollado y el abandonode quien está abandonado.

3. El paso hacia una nueva era

Algunos analistas importantescomo Giddens, Beck, Larch, porcitar a los que más se conocen enlas nuevas formulaciones políticas,dicen que la sociedad industrialestá acabándose y estamos pa-sando a una nueva era, a una nue-va etapa, cuyo nombre no es aúnevidente, pero cuyos rasgos co-mienzan a vislumbrarse. Las for-

mas y comportamientos linealesde la sociedad industrial se estánempezando a desdibujar, segúnestos analistas, y surgen signifi-cantes nuevos que aún no sabe-mos traducir bien. Pero, aun consus dudas, se perciben cambiosesenciales y nuevos comporta-mientos sociales, siendo evidentela situación de no retorno.

En el empleo, por ejemplo, seestán transformando los meca-nismos con los que las personasse relacionaban con él, apare-ciendo formas sustancialmentedistintas. Se ha querido reducireste cambio y la no «durabilidad»del empleo (ya no hay empleos depor vida) con la aparición de unanueva palabra, como es la emplea-bilidad, que compense la pérdi-da de la seguridad en el puestode trabajo. Y, con ella, aparece laformación como complementobásico del desarrollo de esa em-pleabilidad. Pero esto es sólo unaforma de intentar solucionar la in-seguridad creada por la convic-ción de que ya no hay empleos depor vida. No se agota aquí el pro-blema, pues aparecen formas,también nuevas, de reconvertir lostradicionales comportamientos delempleo, hasta el punto de que elpleno empleo, como puede ocu-rrir en países muchas veces mo-delo de desarrollo —como EE.UU.(21)—, está siendo inseparable dela precariedad (22), conviviendoincluso con bolsas de pobreza ma-yores que en cualquier otra partedel mundo desarrollado (23). Laflexibilidad en el trabajo comien-za a ser una verdad incuestionable,y cuestionarla se puede asociarcon poner obstáculos al desarro-llo. Ulrich Beck dice (24) que entodas partes se exige flexibilidad,refiriendo este concepto a la nodurabilidad de la relación laboralo a la facilidad para romper ésta.«Pero la flexibilidad también sig-nifica una redistribución de los rie-gos, transfiriéndose del Estado y

la economía al individuo. Los tra-bajos disponibles son cada vez aplazo más corto y renovables, esdecir, extinguibles..., cada vez másse desregulan y flexibilizan las re-laciones laborales, tanto más rá-pidamente se convierte la socie-dad en una sociedad del riesgoque no es susceptible del cálculopor parte de los individuos y de lapolítica».

Beck llega a decir que el régi-men del riesgo, y con él el mode-lo sumamente ambivalente de«empleo precario», abarca y trans-forma ámbitos cada vez mayoresdel trabajo y la realidad vital delos seres humanos, analizandoesta situación no sólo en los tra-bajos no cualificados, sino tam-bién en los altamente especiali-zados, como observa en EE.UU.,donde detecta precariedad desdela Universidad hasta empleos bienremunerados y altamente cualifi-cados, pero permanentementetemporales. Hasta el punto de quehay quien plantea que el derechodel trabajo esta empezando a de-jar de ser derecho del trabajo. Pe-ter Druker (25) dice, refiriéndosea la creciente precariedad laboral,que el comportamiento de las em-presas y el de las administracio-nes no tiene nada que ver con loque se ha enseñado, y se sigueenseñando, en las escuelas de ne-gocios o se ha escrito en los librosespecializados.

Beck va más allá, al pensar que«el creciente desempleo ya nopuede atribuirse a crisis económi-cas cíclicas, sino a éxito del capi-talismo tecnológicamente avan-zado. A partir de los comienzosde los setenta, la relación entre elPIB y el empleo se ha debilitado entodos los países de la OCDE. Au-mentos considerables en el PIB percápita no han ido acompañadosdel crecimiento normal en el em-pleo, o lo han sido de manera es-casa»; con lo que se admite la po-

MARCOS DE CASTRO SANZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 95

Page 115: PEE Num 108 - Funcas

sibilidad de que se puede crecereconómicamente y, a la vez, ge-nerar desempleo.

4. Algunas empresas actúande espaldas a la sociedad

Por último, para no abundaren los elementos que expresan elcambio que se está produciendo,hay empresas (26) que, en estascircunstancias, tienen comporta-mientos calificables, en el mejorde los casos, como confusos. En-ron ya es historia, Parmalat (27)también lo es, dejó de hablarse deAdecco (28) o de WorldCom (29);recientemente la SEC (árbitro delos mercados estadounidenses) haacusado a directivos de Kmart deengañar a los accionistas (30); elsupervisor alemán detecta indi-cios de fraude bursátil en Daim-lerChrysler, pues la dimisión de suPresidente reportó grandes ga-nancias a quienes conocían pre-viamente su decisión (31) … Enfin, no podría decirse que estoscomportamientos sean producto-res de elementos de transparen-cia y, por tanto, de confianza parala sociedad y para el accionista.Joaquín Estefanía, en su libro Lacara oculta de la prosperidad (32),habla de la «contabilidad creati-va» como forma de «poner en bo-nito» la única foto de la empresaque se presenta a la sociedad, susituación financiera. De forma muypedagógica cita al profesor OriolAmat, quien descubre catorce téc-nicas de maquillaje contable delas empresas españolas para unamás aparente presentación de susdatos en Bolsa. No es preciso, porotra parte, recordar la marcha deempresas, o deslocalización (33),en busca de una reducción de suscostes productivos ignorando lasconsecuencias negativas que ellocomporta en el territorio; algunascon beneficios, pero justificándo-lo con expectativas de pérdidaspara dentro de unos años.

Por otra parte, la conciencia so-cial del deterioro medioambientalgenerado por una actuación em-presarial, cuando menos, descui-dada y reticente a cambios en susprocesos productivos para hacer-los más respetuosos con el entor-no (normalmente reflejo de unaconcepción industrial que no siem-pre tenía en cuenta los recursosnaturales, quizá por considerarlosilimitados), o la amenaza de la in-seguridad alimentaria como olvi-do empresarial de una gestión decalidad respetuosa con los dere-chos del consumidor..., convocana un concepto de empresa obso-leto, basado en la maximizacióndel beneficio como inquietud de-terminante de la gestión. Es ne-cesario constatar que ello no cues-tiona, en absoluto, que la empresaha de ganar dinero, lo que secuestiona es la forma de ganarlo.La sociedad comienza a deman-dar una empresa que sepa inte-grar en sus esquemas de decisiónlas inquietudes o amenazas de undeterioro de la calidad de vida,precisamente para corregirlo o,cuando menos, no incrementar-lo. Se quiere una empresa quesepa convivir respetuosamentecon las personas y con el entor-no, que sepa generar condicionesde credibilidad y de confianza.

Lo que no quiere decir que to-das las empresas sean así, pero escierto que ocurre esto y que elmarco necesario para hablar deresponsabilidad social de la em-presa (RSE) ha de contar con quepasan estas cosas.

5. La sociedad civil

Aparece un nuevo agente so-cial con el que hay que empezara contar (34): la sociedad civil, quese despierta organizándose en pla-taformas representativas para de-fender sus derechos, lo que, enuna sociedad de consumo, no es

neutro para el funcionamiento delas empresas, principales agentesdel mercado. Y ello es bueno,pues, como dice la Comisión Eu-ropea en su Evaluación del V Pro-grama en materia de medioam-biente, «un aspecto importantedel V Programa… ha sido el con-cepto de responsabilidad compar-tida. La integración no funcionarási las partes interesadas no se iden-tifican con ella y si a los ciudada-nos no se les capacita para parti-cipar ofreciéndoles la informaciónadecuada…, a pocas (personas)les merece confianza la informa-ción que se ofrece a la poblacióny muchas dudan de la eficacia dela acción pública. La poca identifi-cación de las partes interesadascon el V Programa ha sido una delas causas de su escaso éxito… Laexperiencia demuestra que cuan-do los ciudadanos deciden actuar,las políticas empiezan a cambiarpara mejor. Si queremos modificarlos comportamientos, hay que dara los ciudadanos una informacióncorrecta y las competencias nece-sarias» (35).

Sería muy extenso este tema,pero sí merece subrayar que, pre-cisamente ligado a la aparición dela sociedad civil como agente so-cial, se está desarrollando el con-cepto de «capital social», siendosu fomento algo que interesa atodo proceso social. Significa laimplicación del colectivo de per-sonas que conviven en un mismoentorno, potenciando con su apo-yo explícito (o frenando, si es elcaso, por boicot) cualquier proce-so de desarrollo. No sólo los so-ciólogos están interesados en suestudio, también los economistasque están descubriendo que «laproductividad se logra, entre otrascosas, por la reducción de los“costes de transacción” que pro-duce el capital social... De aquíque, por ejemplo, Putnam pro-ponga, dentro de su programapara aumentar el capital social, fo-

LAS EMPRESAS DE ECONOMÍA SOCIAL Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

96 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 116: PEE Num 108 - Funcas

mentar el compromiso cívico delos ciudadanos, convencerles dela urgencia y necesidad de res-ponsabilizarse recíprocamente delos asuntos que les conciernen(36), lo cual redunda también ensuperiores beneficios económicos;en definitiva, contribuye al éxitoeconómico... Interesa a los eco-nomistas, además porque les sir-ve para ensanchar las perspecti-vas de sus análisis económicos, alincorporar, por la vía de los com-ponentes del capital social, algu-nos aspectos éticos habitualmen-te relegados en la economía» (37).

III. POR QUÉ HABLAR AHORA DE RSC?

El comportamiento ético de lasempresas, y por tanto de los di-rectivos que las dirigen, no es unvalor nuevo. Existen empresas quedesde siempre se han preocupadopor estas cosas. Pero ¿por quéahora se habla de ello con tantafuerza?

La Comisión Europea redactóen 2001 un Libro Verde, para fo-mentar un marco que desarrolle laRSE, y pretendía hacerlo en debatedel que recoger ideas y sugeren-cias para, desde ellas, redactar unaestrategia de implantación. El Par-lamento Europeo realizó, poste-riormente, un informe sobre el mis-mo tema, y el Consejo Económicoy Social europeo ha elaborado undictamen sobre ello. Se recibieron250 propuestas a ese Libro Verde,y el 2 de julio de 2002 se publicóuna comunicación de la ComisiónEuropea resumiendo las diversasaportaciones y estableciendo unforo con el objeto de redactar uninforme final. En 2003 la presi-dencia italiana de la UE realiza enVenecia una conferencia europeapara hablar de ello entre altos fun-cionarios de los países miembros.Actualmente están trabajando ungrupo de alto nivel de funcionarios

y el foro citado para seguir deba-tiendo las ideas.

Hay que reconocer que éste esun tema del que se está escri-biendo en los ámbitos de las insti-tuciones europeas desde el año1995. Pero ¿de dónde parte estasituación? La propia Comisión Eu-ropea analiza, en su Libro Verde,los factores que impulsan esteavance de la responsabilidad so-cial y es confirmado en los otrosdocumentos citados. Se dan cua-tro razones para hablar de la res-ponsabilidad social de la empresa:

— «Las nuevas inquietudes yexpectativas de los ciudadanos,consumidores, poderes públicos einversores en el contexto de lamundialización y el cambio in-dustrial a gran escala.

— Los criterios sociales influ-yen cada vez más en las decisio-nes de inversión de las personas olas instituciones, en calidad tan-to de consumidores como de in-versores.

— La preocupación cada vezmayor sobre el deterioro me-dioambiental provocado por la ac-tividad económica

— La transparencia de la acti-vidad empresarial propiciada porlos medios de comunicación y lasmodernas tecnologías de infor-mación y de comunicación».

Es decir, y leyendo entre líneas,se fomenta la responsabilidad so-cial precisamente porque hastaahora o ha sido muy débil o no laha habido. La globalización frac-tura la sociedad e incrementa ladistancia entre riqueza y pobreza;los inversores, especialmente lospequeños, empiezan a buscar es-pacios que permitan un plantea-miento ético a sus ahorros; la ac-tividad económica deteriora elmedioambiente, de lo que los con-

sumidores e inversores están can-sados, y los medios de comunica-ción convierten en transparentelo que no lo era de la actividadempresarial.

No hay que olvidar que, en estecaso, funciona una cierta ley so-ciológica por la que, ante la au-sencia de unos valores sociales,pero expresada la necesidad deéstos, se desarrollan discursos fo-mentadores de la interiorizaciónsocial de esos valores. Estamos eneste momento. Se habla de RSCporque los ciudadanos comienzana estar cansados de despilfarros,abusos, invasiones perniciosas delmedioambiente, etc. Por tanto, esla constatación de un déficit. EnEspaña, por ejemplo, se realizó elcódigo Olivencia (38), en 1997,para normalizar la «gobernanza»de las empresas, y en 2002 seconstituye la Comisión Aldamapara transparentar los mercadosfinancieros. Tuvieron que ocurrirvarios escándalos para caer en lacuenta de que se necesitaban es-tos códigos de conducta, a pesarde que, según reconocían algu-nos altos directivos de la banca,al final todo dependerá de las per-sonas que lo gestionen. Pero nose ha avanzado mucho en esto.Se sigue pensando en cómo apli-car los diversos informes sobre el«buen gobierno», hasta el puntode que actualmente la CNMV debearmonizar y actualizar las reco-mendaciones del Informe Aldama(39). Por otra parte, tener este có-digo no asegura que los mínimosestén cubiertos, lo que puede pro-vocar la sensación de que la pala-bra ética se vacía de contenido porreduccionismo. La RSC supone uncomportamiento de las empresasque supera las obligaciones lega-les (40) en su globalidad.

Se ha llegado a un momentoen que son, cada vez más, recha-zables socialmente la opacidad, eldeterioro medioambiental, el in-

MARCOS DE CASTRO SANZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 97

Page 117: PEE Num 108 - Funcas

correcto trato a las personas, ladudosa relación en las situacionesde subcontratación..., la mala ges-tión de calidad. Esto sólo es de-fendible ante el ciudadano apo-yándolo en un planteamientodeterminista que consistiera enafirmar que «lo que es, lo es por-que debe ser así y cambiarlo esuna gratuidad de quienes lo hanprovocado»; desde el mundo eco-nómico es defendible si se partede que los trabajadores son un ins-trumento de producción que sesustituye por tecnologías, si las hay(como unas máquinas por las denueva generación) o si se piensaque la naturaleza es un bien delque se puede abusar por ser ili-mitado, y que el beneficio es elmáximo motivo de la actividadempresarial. Planteamientos pocodefendibles hoy.

Para entenderlo, quizá sea bue-no resaltar un cierto paralelismoentre el concepto de RSC y el fe-nómeno de la gestión de la cali-dad. Ya se ha impuesto la gestiónde la calidad, y nadie se atreve acuestionarlo. Pero cuando esteconcepto nació lo hizo porque co-menzaba a no ser admisible unproducto o un servicio que no res-pondiera a estándares normaliza-dos de satisfacción de las necesi-dades para las que fue diseñado.Alguien definió la calidad como lagestión del producto o servicio talcomo estaba diseñado. Es decir,que las cosas sean como debenser, que todo ocurra como debede ocurrir. De forma que, si no sehubieran dado abusos contra estalógica (ausencia de calidad) quepide que todo sea como ha de ser,no se habría profundizado en elconcepto de calidad como se haprofundizado. Surge como reac-ción contra su ausencia.

Esta reacción, en su nacimien-to, despertó razonamientos simi-lares a los que está despertandoel concepto de la RSC. Se planteó

si ha de ser voluntaria, si incre-menta costes de producción, sipuede ir contra la productividad,si puede poner en cuestión deter-minadas unidades productivas…Pero es necesario notar que la ca-lidad se imponía porque el sistemaindustrial había hurtado de susprocesos productivos mecanismosque aseguraran la calidad con quese diseñó el producto. La excusasolía ser la racionalización de loscostes productivos. Esto ha teni-do consecuencias nefastas (porejemplo, en la producción ali-mentaria) y ha invadido el normalderecho de los consumidores aque lo que se compre simple-mente responda a lo que se pu-blica y se paga.

La introducción del conceptode calidad ha generado nuevas for-mas de actuar en la empresa, des-de la creación de departamentosnuevos hasta la reestructuraciónde organigramas (recuérdese quelos círculos de calidad inventadospor los japoneses cuestionaban elorganigrama tradicional de la em-presa industrial); lo que significóque dejara de ser un «discurso»de valores para ser un elementomotivador y provocador de reno-vación incuestionable del com-portamiento empresarial. Dejó dehablarse de obligatoriedad o devoluntariedad para convertirse encondición sin la que no era posi-ble la continuidad en el mercado.Ya no se debate la necesidad de lagestión de calidad.

Es oportuno trasladar otra si-militud con la responsabilidad so-cial. Es la analogía entre el com-portamiento de las personas consu entorno y el de las empresascon el suyo. Las teorías dinámicasde la empresa, estudiadas ya hacealgunos años en psicología de laorganización, entendían a éstacomo un ser vivo que interactúacon su entorno y con quienes serelacionan con ella (hoy se llaman

stakeholders). Incluso se repre-sentaba en círculos que, a modode conjuntos, se interferían par-cialmente, definiendo en las áreasconjuntas los elementos de in-teracción. Este concepto de em-presa abordaba ya la necesidadde establecer relaciones respe-tuosas con esos grupos (stake-holders). Se trataba de estableceruna relación respetuosa con loscolaboradores que hacen posibleel éxito empresarial. Especialmentecon quienes trabajan en el inte-rior de la empresa, con quienesse relacionan como proveedoreso subcontratados y, cómo no, conel entorno donde la empresa vive.Si es un organismo vivo ha de te-ner relaciones de convivencia y devecindad, por usar términos pro-pios de las relaciones personales.Es, simplemente, entender a laempresa en relaciones que la per-mitirán permanecer en el merca-do. Es importante insistir en ello,pues son elementos definitoriosde eso que ahora queremos de-cir con RSC, pero no son nuevos.

En este sentido, se podría es-tablecer una nueva relación para-lela con cualquier otro organismovivo, especialmente con la rela-ción personal. Las personas he-mos aprendido a relacionarnos deforma respetuosa, y esto simple-mente hay que hacerlo, no secuestiona. La «urbanidad» orde-naba los comportamientos deconvivencia. Es incuestionable quehan existido avances en los es-quemas de ciudadanía, y existen.Por ejemplo, se está cuestionandoel lugar público del fumador comosujeto social que no puede inter-ferir negativamente en las condi-ciones de vida de quienes están asu alrededor (stakeholders). Si-tuación que tan sólo hace unosaños era incomprensible. Abor-darlo hoy desde la óptica de si esvoluntario o si es obligatorio pa-rece, cuando menos, poco gene-roso. La ciudadanía afecta tam-

LAS EMPRESAS DE ECONOMÍA SOCIAL Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

98 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 118: PEE Num 108 - Funcas

bién a la empresa. Ésta convive enun entorno determinado, conunas personas concretas y en unasrelaciones con otras empresasmuy específicas. No le es indife-rente la evolución, positiva o ne-gativa, que tiene todo ese «con-glomerado» de relaciones que lepermite vivir. En este sentido, laRSC supone una «innovación y, pa-radójicamente, una ventaja com-petitiva basada en el compromi-so con la sociedad y el medioambiente..., es un nuevo pactoentre las empresas y la sociedad,el cual pone los cimientos para uncrecimiento económico sosteni-ble, incluyente, armónico y res-petuoso con valores humanos ysociales. Este pacto entre los ne-gocios y la sociedad no significa,no debe significar, la desnaturali-zación de las organizaciones conanimo de lucro. Obtener benefi-cios en el marco del respeto a lasleyes es un objetivo legítimo —ynecesario— en nuestra estructu-ra económica, y es la primera res-ponsabilidad de las empresas;pero el modo en que este objeti-vo se conjuga con otras respon-sabilidades de las organizacionesdetermina el carácter distintivo dela gestión. Y es evidente que losmercados y la sociedad necesitan,valoran y premian una gestióntransparente y responsable» (41).«Lo que distingue el concepto ac-tual de responsabilidad social esel intento de gestionar dicha res-ponsabilidad de manera estraté-gica y dotarse con los instrumen-tos adecuados para ello. Es decir,se trata de un enfoque comercialque sitúa las expectativas de laspartes interesadas y el principiode perfeccionamiento y de inno-vación continuos en el núcleo dela estrategia empresarial. El con-tenido mismo de la responsabili-dad social depende de la situa-ción particular de cada empresay del contexto específico en el queopera, ya sea en Europa u otroslugares del mundo» (42).

IV. UN NUEVO CONCEPTO DE EMPRESA

Todo apunta a que un nuevomodelo de empresa está apare-ciendo en el horizonte. Superadala vieja sociedad industrial, que-dan caducos sus elementos deapoyo. La consolidada definiciónde empresa como entidad pro-ductiva con el objetivo de maxi-mizar el beneficio queda obsole-ta, como antes se afirmaba, y se revisan los pilares que funda-mentaron a esta empresa, que demanda actuar en mercadosabiertos, pero necesita de reco-nocimiento social en su devenir.Ya no vale ganar por ganar y acosta de lo que sea (43). Se cues-tionó hace tiempo este presu-puesto. El desarrollo de los dere-chos del consumidor, lanzado apartir de los años 1970, limita laactuación de la empresa enmar-cando su acción en el necesariorespeto a estos derechos. La ne-cesaria atención a la información,a la publicidad no engañosa, a lacalidad... limita una actuación em-presarial hasta entonces más ili-mitada. Posteriormente, entra unanueva restricción, que es el res-peto medioambiental. El principio«quien contamina paga» rees-tructura, no sin protestas empre-sariales, sistemas productivos, mo-dificando procesos por el hechode contar con las obligaciones medioambientales. Más reciente-mente, la introducción de crite-rios de gestión de calidad, comoya se dijo antes, lleva incluso acuestionar los tradicionales orga-nigramas jerárquicos de la em-presa heredera de la cultura in-dustrial con la introducción deotros sistemas de relación interna(v.g.: círculos de calidad). Ahorase plantea un paso más, es la lla-mada a la ciudadanía organizati-va, pues «la responsabilidad so-cial podría contribuir no sólo afomentar un elevado nivel de co-hesión social, de protección del

medioambiente y de respeto delos derechos fundamentales, sinotambién a mejorar la competitivi-dad para todos los tipos de em-presa, desde PYMES a multinacio-nales, y en todos los sectores deactividad», según Resolución delConsejo Europeo de 3 de julio de2001.

Es un nuevo modelo de em-presa que necesita convivir con lasociedad, reforzar sus estructurasrelacionales y ayudar a su mejorfuncionamiento, incluso demo-crático. De ahí que el potencial dela responsabilidad social signifique«reforzar la relación simbiótica en-tre las empresas y la sociedad» fo-mentando la cohesión social. «Enefecto, la RSC puede contribuir acrear en las empresas un clima deconfianza, que se traduciría en unmayor compromiso de los em-pleados y mejores resultados entérminos de innovación. Un climade confianza en las relaciones decooperación con otras partes in-teresadas (socios comerciales, pro-veedores y consumidores) para aumentar los resultados externosen cuanto a la innovación. La RSCpuede estimular la confianza delos consumidores y contribuir demanera fundamental al creci-miento económico. En concreto, alasumir un comportamiento de res-ponsabilidad social, las empresaspueden desempeñar un papel im-portante para prevenir y combatirla corrupción y los sobornos y evi-tar que las empresas se utilicenpara el blanqueo de dinero y la fi-nanciación de actividades delicti-vas»... pueden, además, aumen-tar la innovación «mejorando lacalidad del empleo, ofrecer luga-res de trabajo más seguros y me-jor adaptados a los trabajadores,integrar la igualdad de oportuni-dades entre hombres y mujeres yfacilitar la transferencia de inno-vación o tecnología hacia las co-munidades locales o países en de-sarrollo, factores que favorecen

MARCOS DE CASTRO SANZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 99

Page 119: PEE Num 108 - Funcas

un desarrollo económico y socialmás equitativo entre el Norte y elSur» (44).

Se está pidiendo una empresaque no se limite a sus objetivoseconómicos, que sepa responderde su actuación en la sociedad,que integre en sus mecanismos dedecisión también la previsión delas consecuencias de su acción enlas personas y en la sociedad, pro-curando que éstas sean lo más in-tegradoras posibles y generado-ras de cohesión social. Así lo ve laComisión cuando dice que «losaccionistas exigen que la divulga-ción de información no se limite alos tradicionales informes finan-cieros a fin de poder identificarmejor los factores de éxito y deriesgo inherentes a su empresa,así como su capacidad de res-ponder a la opinión pública», ha-biendo reconocido en el párrafoanterior que «tanto las ONG comolos consumidores exigen más in-formación sobre las condicionesde producción de bienes y servi-cios, así como su impacto en lasostenibilidad y tienden a premiarcon su comportamiento a las em-presas social y ecológicamente res-ponsables» (45).

V. LA ECONOMÍA SOCIALCOMO OTRA FORMA DE HACER EMPRESA

En este momento de debate ybúsqueda de nuevas formas em-presariales, aparece la economíasocial como «otra forma de em-prender», precisamente por ba-sarse en valores distintos a los tra-dicionales del mundo empresarial(46), pero compitiendo en el mis-mo mercado y con las mismas ar-mas. ¿Cuáles son sus valores ycómo es este perfil empresarial?La Conferencia Europea Perma-nente de Cooperativas, Mutuali-dades, Asociaciones y Cooperati-vas (CEP-CMAF), órgano máximo de

coordinación y representación deesta forma de empresas ante laComisión Europea, lo define me-diante las siguientes variables:

— Se fundamenta en los prin-cipios de solidaridad y en el com-promiso de las personas con unproceso de ciudadanía activa.

— Genera empleo de calidad,así como una mejor calidad devida, y propone un marco adap-tado a las nuevas formas de em-presa y de trabajo.

— Desempaña un papel im-portante en el desarrollo local y lacohesión social.

— Es socialmente responsable.

— Es un factor de democracia.

— Contribuye a la estabilidady al pluralismo de los mercadoseconómicos.

— Responde a prioridades yobjetivos estratégicos de la UniónEuropea: cohesión social, plenoempleo, lucha contra la pobreza,democracia participativa, mejorgobernanza, desarrollo sostenido.

Son empresas, normalmente,surgidas de la creatividad colec-tiva que congrega a varias per-sonas para aportar una solucióndonde antes existían problemassociales o territoriales. Suelen apor-tar soluciones económicas a pro-blemas de desarrollo local, opor-tunidades de empleo a personascon dificultades de encontrar tra-bajo (discapacitados), en riesgo de exclusión social (o en proceso)o, simplemente, a quienes de-sean desarrollar su propia expe-riencia empresarial en colectivoporque solos les sería más dificul-toso (47). Son empresas de pro-piedad colectiva, donde la personase ubica en el eje de las decisio-nes, siendo el capital tan sólo un

instrumento, necesario, pero ins-trumento de gestión. Las figurasjurídicas en las que suele actuarson las cooperativas, las socieda-des laborales, las mutualidades,los centros especiales de empleo,las empresas de inserción, las aso-ciaciones, las fundaciones...

El profesor Monzón dice deellas que «en el actual escenariode globalización, que empobreceel protagonismo de los ciudada-nos en los procesos de toma dedecisiones, la creación de empre-sas promovidas desde la ciudada-nía, como son las cooperativas ylas sociedades laborales, consti-tuye un vigoroso antídoto contralos efectos más perniciosos de laglobalización. La Economía Socialno sólo contempla a las personasnecesitadas como beneficiarias pa-sivas de la filantropía social, sinoque, además, eleva a los ciuda-danos a la categoría de protago-nistas activos de su propio desti-no» (48).

Todo ello constituye a estasempresas, precisamente, en losmismos valores que integran laRSC. Surgen desde su compromi-so con el entorno, con las perso-nas; y su desarrollo se apoya pre-cisamente en la realización de esecompromiso. Las convierte en mo-delo de RSC. La Comisión Europeaasí lo piensa al decir que «las coo-perativas y otras empresas de tipomutualista y asociativo tiene unalarga tradición en combinar via-bilidad económica y responsabi-lidad social gracias al diálogo en-tre las partes interesadas y a lagestión participativa, y puedenservir de referencia a otras orga-nizaciones (49)».

¿Por qué es tan evidente estarealización de la RSC en este tipode empresas? ¿Por qué la formade actuar de la economía socialcomprende los elementos consti-tutivos de la RSC? Porque:

LAS EMPRESAS DE ECONOMÍA SOCIAL Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

100 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 120: PEE Num 108 - Funcas

— Genera empleo (50) en ma-yor cantidad y calidad que el sis-tema económico, fomenta al em-prendedor y la participación en lagestión. Su nacimiento es debidoa la capacidad de emprender delas personas, siendo sus promo-tores quienes poseen la propie-dad, siempre en colectivo. Esta esla base de ser empresas partici-pativas (51) —en Europa se les lla-ma «escuela de democracia eco-nómica»—, convirtiendo a lapersona en eje de su esquema dedecisiones, fomentando su capa-cidad creativa y aportadora. Lasrelaciones internas, pues, son pro-pias de una empresa que se apo-ya en personas. Además, se com-prometen con el empleo, y éstees más duradero que el de la em-presa tradicional y de mayor cali-dad, pues no se suele iniciar unaexperiencia empresarial entre va-rios si no es para permanecer. Lasconclusiones de la ConferenciaEuropea de Economía Social (52)celebrada en Salamanca (mayo2002) decían que la economía social ha respondido: al proble-ma del empleo (creando más y demayor calidad), al fomento de lacapacidad emprendedora (apo-yando los diversos proyectos ycreando nuevas formas empresa-riales), a la cohesión y la integra-ción social (generando actividadeconómica en territorios dondeno existía e integrando a grupossociales sin otra oportunidad), alas nuevas necesidades sociales(creando empresas para resolverservicios a grupos de poblaciónnecesitados), al impulso de la«otra globalización» (desarrollan-do elementos de solidaridad). To-dos estos aspectos también losafirma el Consejo Económico ySocial Europeo (CESE) (53).

— Fomenta el espíritu em-prendedor y es una opción paraaquellas personas que deseen de-sarrollar su experiencia empresa-rial mediante la inversión de sus

propios ahorros, activa la capaci-dad creadora de las personas. «Alorganizar a los desempleados a ni-vel local, las empresas de la eco-nomía social ayudan a las autori-dades locales a transformar unsistema pasivo de prestaciones deseguridad social y desempleo enuna inversión social activa a favorde un desarrollo sostenible (54)».

— Se compromete con el en-torno. Y esto en dos niveles: porun lado, creando cohesión sociale inclusión laboral (ya lo afirmó laConferencia de Salamanca). Dicela CEP-CMAF que «el éxito de lasempresas de Economía Social nose mide únicamente en funciónde sus resultados económicos, queson una condición indispensablepara poder llevar a cabo sus fina-lidades mutualistas y solidarias,sino, sobre todo, por su contribu-ción en términos de solidaridad,cohesión social y actuación en elterritorio». El CESE, en el dictamencitado, afirma que la empresa deeconomía social «está presente entodos los niveles, tanto naciona-les como europeos, pero sus raícesson locales..., puede proporcionarun modelo de desarrollo basadoen la inserción a través del aspec-to económico para luchar contrala exclusión social y responder alas necesidades de mano de obrano cubierta» (punto 2.6). Por otrolado, este enraizamiento local con-vierte a estas empresas en acto-res principales del terreno en quenacieron, lo que es incompatiblecon la deslocalización, que buscade mejores condiciones producti-vas, creando consecuencias de de-sertización económica en los lu-gares que quedan vacíos (55).

— Genera capital social; loque potencia las posibilidades del desarrollo local. El Comité delas Regiones de la Unión Europeadice (56) que «la economía socialproporciona un valor añadido al proceso de desarrollo local y al

progreso social; permite la consti-tución de un capital social a nivellocal gracias al establecimiento derelaciones de confianza y de unespíritu comunitario, al compro-miso cívico y a la participación enla sociedad, así como al fomentode una mayor cohesión social quepermite reintegrar a las personasexcluidas y marginadas (por ejem-plo, los grupos de inmigrantes, losdesempleados de larga dura-ción)». Ello convierte a estas em-presas en aliados (partners) natu-rales de los poderes locales, segúnel Comité.

— Ayuda al desarrollo sosteni-ble. No sólo por activar los meca-nismos creativos de las personas,fomentando su capacidad em-prendedora, sino por su cercanía alterritorio, y por su generación decapital social y riqueza colectiva,respetando el medioambiente. «Laresponsabilidad social y la admi-nistración local aplicadas por lasempresas de economía social con-vierten a estas empresas en mo-delos para el desarrollo sostenible,por lo que es necesario integrar-las en las políticas de ordenacióndel territorio a nivel europeo, na-cional y local (57)».

Además de que la forma nor-mal de actuar de la economía socialse sitúa en el ámbito de la RSC, esimportante señalar sus esfuerzospara descubrir medidas objeti-vas (cuantificables) que identifi-quen a una empresa como res-ponsable socialmente. Y es im-portante subrayarlo porque nosiempre son admitidos de buenagana los elementos que objetiveneste tipo de comportamiento. Eneste sentido se conjuga la acciónde las empresas de la economía so-cial con el intento de búsqueda ynormalización de nuevos instru-mentos de presentación y rendi-miento de cuentas (58) más acor-des con un concepto de empresamás ciudadana. Se han hecho es-

MARCOS DE CASTRO SANZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 101

Page 121: PEE Num 108 - Funcas

fuerzos importantes para encon-trar elementos que ayuden a mos-trar una «fotografía» de la acciónde la empresa que vaya más alláde sus componentes financieros(único sistema de medida de ges-tión empresarial globalmente acep-tado). En Francia, el Centro de Jó-venes Dirigentes de la EconomíaSocial (CJDES) ha trabajado sobre elproyecto del «balance societal»,que plantea una concepción másambiciosa de lo que es el balancesocial, al añadir elementos de eva-luación cívicos a los criterios eco-lógicos y sociales, cubriendo ochograndes áreas: a) la actividad y la relación con los clientes; b) lagestión económica; c) la produc-ción y la organización del trabajo;d) los recursos humanos; e) los ac-tores internos-ciudadanos de laempresa; f) el entorno humanosocial e institucional; g) el entor-no biofísico; h) las finalidades, losvalores y la ética. Ya ha sido ex-perimentado en un centenar deempresas, sobre todo en el sec-tor de la cooperación agrícola,que ha desarrollado su propio di-ferencial de indicadores. En Es-paña se está trabajando tambiénen este tema. La Confederaciónde Cooperativas de Cataluña estáiniciando una investigación con elfin de elaborar indicadores queobjetiven la identificación de unaempresa como actora de la RSC.Detrás de estas experiencias estála convicción de que ya no sirvenlos instrumentos tradicionales derendición de cuentas a los accio-nistas, trabajadores y sociedad re-feridos a la acción empresarial. Espreciso decir cómo esta acción sereferencia a las personas, al en-torno local, al medioambiente,cómo hace posible que su acciónsea compatible con una sociedadmás justa y equitativa.

Resumiendo, la RSC significauna nueva ética en las relaciones.Una ética que tiene como base elcambio hacia un concepto de em-

presa ciudadana para que todosea como siempre debió de ser.Pero esta misma base refleja quese inicia una etapa histórica dis-tinta de la que se inició con la re-volución industrial, como se afir-maba al comienzo. Se apuntancambios trascendentales en la so-ciedad, ya analizados, que tieneconsecuencias importantes, comoson: nuevas relaciones en la eco-nomía, en la sociedad; se renue-van los conceptos de profesión;se introducen conceptos educa-tivos que buscan una personamás pensadora que memoriza-dora; se crea un nuevo conceptode familia; la política se deman-da más transparente, la democra-cia más participativa, la solidaridadmás presente; los mecanismos re-presentativos tradicionales co-mienzan a no ser válidos para todala sociedad y se esperan nuevossistemas de diálogo; las desigual-dades sociales se empiezan a verimpresentables, se habla de unasociedad equitativa, equilibrada ydonde todos participen de la ri-queza y de los sistemas producti-vos, también los grupos socialescon dificultades de integración,cualquiera que sea esta dificul-tad... Esto no es la utopía, es loque comienza a ser aspiración, enciertos casos, ya incuestionable.Sin embargo, existen fracturas so-ciales terribles, exclusiones, po-breza y marginación. Existe tantaque su evidencia despierta confuerza un nuevo debate y unanueva ética en las relaciones y enlos comportamientos. Se está ini-ciando una nueva era histórica.Esto, como todos los nacimientos,durará un tiempo y significará al-gunos dolores. No hay duda, perotampoco hay duda de que naceuna nueva esperanza. En este es-fuerzo está presente, incuestio-nablemente, la empresa. Es acto-ra imprescindible de desarrolloeconómico, de generación de ri-queza, sus organizaciones repre-sentativas están presentes en el

diálogo social..., sería simple-mente contradictorio decir que loque ocurre en la sociedad, fuerade la empresa, no le afecta ni esella la que ha de colaborar en susolución mientras se demandaparticipar en la construcción depolíticas públicas mediante la par-ticipación en el diálogo social. Se-ría volver la espalda al desarrollosocial, a una sociedad más parti-cipativa, a una democracia másdeliberativa, en palabras de Ha-bermas. La RSC apunta, en el fon-do, hacia un nuevo modelo de so-ciedad, puesto que el actual dasignos de agotamiento.

NOTAS

(*) CEPES (Confederación Empresarial Es-pañola de la Economía Social).

(1) Ambos citados por Bernardo KLIKSBERG

(2004).

(2) Patric VIVERET y Equipo PROMOCIONS

(2004).

(3) Pedro FRANCÉS (2005).

(4) Comunicación de la Comisión relativaa la responsabilidad social de las empresas:«Una contribución empresarial al desarrollosostenible», punto 7.2.

(5) Resolución del Consejo Europeo de 6de febrero de 2003 relativa a la responsabilidadsocial de las empresas 2003/C 39/02, DiarioOficial de la Unión Europea, 18, febrero, 2003.

(6) «Las compañías que operan a nivelmundial ocupan un lugar decisivo en esta nue-va constelación (la globalización). Son las prin-cipales creadoras del espacio económico únicoen el que vivimos; sus decisiones tienen conse-cuencias para el futuro económico de las per-sonas e incluso de las naciones de todo el mun-do. Sus derechos a realizar actividades a nivelmundial se han ampliado considerablementepor medio de acuerdos internacionales y polí-ticas nacionales, pero esos derechos deben iracompañados de mayores responsabilidades,del concepto y la práctica del buen comporta-miento cívico mundial de las empresas. Lasmuestras de buen comportamiento pueden va-riar según las circunstancias, pero todas tienenuna característica común: la voluntad de lasempresas, cuando sea posible y conveniente,de aplicar “buenas prácticas”, según las definala comunidad en general, y no aprovecharse delos sistemas reglamentarios más débiles o delas posiciones negociadoras desiguales de lospaíses anfitriones». Informe Secretario Generalde la ONU (punto 47): «Nosotros los pueblos.La función de la ONU en el siglo XXI». Asam-blea del Milenio. Cumbre septiembre 2005.

LAS EMPRESAS DE ECONOMÍA SOCIAL Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

102 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 122: PEE Num 108 - Funcas

(7) Bernardo KLIKSBERG (2004).

(8) Ulrich BECK y Elizabeth BECK (1998).

(9) PNUD, 1998 y siguientes años. Re-cientemente el de 2005.

(10) Ver el diario El País, 5 de agosto de2005.

(11) El estado de la inseguridad alimen-taria en el mundo. 2004. Ver un resumen enEl País, 9 de diciembre de 2004.

(12) «Declaración universal sobre la erra-dicación del hambre y la malnutrición». Apro-bada el 16 de noviembre de 1974 por la Con-ferencia Mundial de la Alimentación, convocadapor la Asamblea General en su resolución 3180(XXVIII) de 17 de diciembre de 1973; y que hizosuya la Asamblea General en su resolución 3348(XXIX) de 17 de diciembre de 1974.

(13) Jeffrey D. SACHS, El País, 9 de enero de2005.

(14) PNUD, 2005.

(15) La société civile organisée au niveaueuropéen, CES europeo, 1999.

(16) Ibídem.

(17) «Sabemos lo profundos que han sidolos cambios. Las exportaciones mundiales sehan decuplicado desde 1950, incluso si se tie-ne en cuenta la inflación, y crecen más rápi-damente que el PIB mundial. Las inversionesextranjeras han aumentado aún más rápida-mente, las ventas de las empresas multinacio-nales superan a las exportaciones mundialespor un margen cada vez mayor y las transac-ciones entre las filiales de las empresas son unsector del comercio mundial en rápida expan-sión. Las corrientes de divisas han aumentadode 15.000 millones de dólares diarios en 1973,cuando se derrumbó el régimen de los tiposde cambio fijos, a más de 1,5 billones de dó-lares. La reciente adquisición de una empresatransnacional de telecomunicaciones creó unacompañía cuyo valor en el mercado supera elPIB de casi la mitad de los miembros de las Na-ciones Unidas juntos, aunque por su valor essólo la cuarta compañía del mundo». InformeSecretario General de la ONU (punto 20): Noso-tros los pueblos. La función de la ONU en el siglo XXI. Asamblea del Milenio. Cumbre sep-tiembre 2005.

(18) El diario Le Monde, en su suple-mento de economía del 4 de septiembre de2001, se plateaba si es preciso desesperar dela «World Economy», a propósito de la sos-pecha de recesión económica que se estabadando por estas fechas. El mismo diario diceque «la incertidumbre aliada al comporta-miento borreguil (gregario) de los actores eco-nómicos podría conducir al escenario más ne-gro: la recesión».

En este sentido, Jeffrey Sachs, director delCentro para el Desarrollo Internacional de laUniversidad de Harvard, decía que «son de-masiados los que se denominan analistas sintener conocimientos de economía y de finan-

zas. Son básicamente “vendedores”. Y la con-secuencia de ello, según él, es la provocaciónde diversos “percances”. Uno de ellos es “elpánico” que se suele producir entre los aho-rradores e inversores, El ejemplo más eviden-te es la crisis del Este de Asia en 1997. Los in-versores abandonaron súbitamente la regiónno porque estuviera en una situación desas-trosa, sino porque otros inversores huían. Elpánico financiero subsiguiente tuvo como con-secuencia el fracaso de muchas inversionesque merecían la pena cuando se retiraron lospréstamos» (El País, 9, septiembre, 2001).

(19) No hace mucho el presidente del Par-tido Social Demócrata alemán, Franz Münter-fering, calificó de «langostas» a algunos in-versionistas financieros del área de fondos deespeculación.

(20) En la década de los setenta, los mo-vimientos diarios de capital que se producíanen los mercados correspondientes sumabanunos 70.000 millones de dólares; en el año2000 la suma era ya 25 veces mayor. Hacetreinta años, la relación entre las inversionesproductivas (que se realizan a largo plazo) ylas especulativas (las realizadas a corto plazo)era de uno a dos a favor de las segundas; hoyla relación entre ambas es de 1 a 25. Son po-cos les estados que puedan sentirse al abrigode este vaivén de capitales que busca la ga-nancia en un simple y rápido movimiento es-peculador.

(21) Las enormes consecuencias del hu-racán Katrina sobre la costa Sur de EE.UU. y ladesatención de la zona afectada, en especialNueva Orleáns (de las más pobres de EE.UU.),demuestran un sistema social con desequili-brios significativos no facilitadores de cohesióny equilibrio social. Lo que es más importantepor ser un modelo social tantas veces referen-te para el resto de los países (ver periódicos —El País, El Mundo…— de los días 3, 4, 5 y si-guientes de septiembre, 2005).

(22) «Son este tipo de efectos que, en miopinión obligan a una redefinición de las rela-ciones laborales. Redefinición en la que, en miopinión, no sólo están interesados sindicatos ytrabajadores, sino la sociedad en general, por-que donde estamos yendo no es únicamentea la pobreza, como se dice de EE.UU., y a la ex-clusión social. Ése me parece un buen argu-mento, pero al 80 por 100 de la población leda igual. EE.UU. admite: «¿Cómo la gente pue-de vivir con un 20 por 100 de excluidos de lasociedad?», «Bueno, porque esos no votan,no hacen nada y el 80 por 100 está en la otradinámica». Las cosas son así de duras, «Glo-balización, tecnología, trabajo, empleo y em-presa», Manuel CASTELLS, Revista La Factoría,número 7, octubre, 1998.

(23) «En Estados Unidos, el país más ricodel planeta, 37 millones de personas son po-bres y 45 millones no tienen seguro médico.Es decir, el 12,7 por 100 de los 297 millonesde habitantes de ese país viven por debaje delumbral de la pobreza, según las cifras de 2004publicadas ayer por la Oficina del Censo de

EE.UU. De ellas también se desprende que elnúmero de pobres ha aumentado progresiva-mente en los últimos cuatro años y que, a pe-sar de la creación de 2,2 millones de puestosde trabajo en 2004, hay 1,1 millones de per-sonas más que en 2003 que no ganan lo su-ficiente para vivir», El País, 31 de agosto de2005.

(24) Ulrich BECK (2002).

(25) Peter DRUKER (2003).

(26) Eva JOLY (2003).

(27) Expansión, 27 de diciembre de 2003.

(28) Adecco anunció el aplazamiento dela publicación de sus resultados de 2003 debidoal hallazgo de irregularidades en los controlesinternos de la filial estadounidense Staffing yposibles irregularidades en filiales de algunospaíses. En reacción al comunicado emitido porla casa matriz, las acciones del grupo cayeronen la Bolsa suiza un 35,5 por 100 al cierre, anteel temor a que éste se convierta en otro casosimilar al de Enron o, más próximo en el tiem-po y el espacio, al escándalo Parmalat.

Ante la sucesión de acontecimientos deeste estilo, la propia Comisión Europea insis-tió en la necesidad de reforzar las normas so-bre auditorias de empresas. Un portavoz co-munitario recordó que Bruselas ya indicó enmayo de 2003 que era necesario incrementarlas leyes de control de auditorías medianteuna estrategia común de los Quince, despuésde escándalos como el de la eléctrica esta-dounidense Enron (Europa Press, 12, enero,2004. Labolsa.com).

(29) Los autores de los mayores escán-dalos empresariales se sientan en el banqui-llo: Richard Scrushy, ex consejero delegadode HealthSouth; Bernard Ebbers, fundadorde WorldCom, y Dennis Kozlowski, directivode Tyco International, se enfrentan a abulta-das penas judiciales (Expansión, 5 de enero de2001).

(30) La Gaceta de los Negocios, 24, agos-to, 2005.

(31) El País, 18, agosto, 2005.

(32) Joaquín ESTEFANÍA (2003).

(33) José María ÁLVAREZ, «Deslocalizaciónde empresas en Cataluña», en Claridad, in-vierno 2004/cuarta etapa/n.º 1. Comisión Eje-cutiva Confederal de UGT. Madrid.

(34) «Se acerca el momento en que lagente cuente el momento de la democraciareal. El siglo XXI puede ser, por fin, el siglo dela gente. De nosotros, de todos... Y está claroque la sociedad civil irá disponiendo de los me-canismos que le permitan poner de manifies-to rápidamente las mentiras, las excusas, losesfuerzos para, con gran aparato publicitario,demostrar lo que es indemostrable... Es, pues,la gente la que debe, en último término, deci-dir en qué debe invertirse, cuáles deben ser lasprioridades de la nueva gobernación...» Fede-rico MAYOR ZARAGOZA, artículo publicado en El

MARCOS DE CASTRO SANZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 103

Page 123: PEE Num 108 - Funcas

País (14, septiembre, 2005). «La Onu y los ob-jetivos del Milenio. La sociedad civil debe ha-cerse escuchar».

(35) Evaluación del quinto programa co-munitario de política y acción en materia me-dioambiental. 1999. Documento de la Comi-sión. COM/99/0543 fina/l: 18-19.

(36) En este sentido, es coincidente conla Comisión Europea, al decir que, en el procesode implantación de la RSE, «el éxito de la UE afavor de la promoción de la RSE dependerá enúltima instancia de la aceptación generaliza-da de los principios de responsabilidad socialpor parte de las empresas, los interlocutoressociales, la sociedad civil y las autoridades pú-blicas, inclusive de terceros países. Dicha acep-tación deberá ir acompañada de una asociaciónglobal con los representantes de la sociedaden general, habida cuenta de que la partici-pación de todos los agentes es crucial para ga-rantizar el éxito y la credibilidad de la RSE, asícomo un respeto riguroso de sus principios. Ensus respuestas el Libro Verde, algunos partici-pantes de la consulta solicitaron a la Comisiónque facilitara el diálogo entre las empresas y susinterlocutores». Comunicación de la Comisiónrelativa a la responsabilidad social de las em-presas: una contribución empresarial al desa-rrollo sostenible. Punto 6.

(37) Jesús CONILL (2005).

(38) El Código Olivencia nació en 1997,a instancias del Ministerio de Economía, conel objetivo fundamental de fomentar la trans-parencia de las empresas españolas. Despuésdel caso Enron, los escándalos de doble con-tabilidad y demás irregularidades en las retri-buciones de los miembros de los consejos deadministración, cobra especial importancia eldesarrollo y aplicación de este Código. Poste-riormente, en septiembre de 2002, se crea laComisión Aldama, con el mandato de fomen-tar la transparencia y seguridad de los merca-dos financieros y las sociedades cotizadas. Susobjetivos eran: informar sobre el grado de ob-servancia del Código Olivencia o Código deBuena Conducta de los consejos de adminis-tración de las sociedades cotizadas; dar mayorprotección y seguridad a los accionistas e in-versores, teniendo en cuenta las relaciones en-tre las sociedades emisoras de valores y las per-sonas físicas y jurídicas que les prestan susservicios profesionales; aumentar la transpa-rencia de los mercados.

(39) La CNMV ha creado un grupo de tra-bajo para establecer criterios sobre el buengobierno de las sociedades cotizadas. El día16 de septiembre tuvo su primera reunión.El documento resultante se someterá a con-sulta pública durante el primer trimestre del2006.

(40) Resolución del Consejo de 6 de fe-brero de 2003 relativa a la responsabilidadsocial de las empresas (2003/39/02), DiarioOficial de la Unión Europea, 18, febrero,2003.

(41) Pedro FRANCÉS (2005).

(42) COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EURO-PEAS, «Comunicación de la Comisión relativaa la responsabilidad social de las empresas:una contribución empresarial al desarrollosostenible», Bruselas, 2.7.2002. COM (2002)347 final.

(43) «Los empresarios están cada vez másconvencidos de que el éxito comercial y losbeneficios duraderos para sus accionistas no seobtienen únicamente por la maximización delos beneficios a corto plazo, sino con un com-portamiento orientado por el mercado, peroresponsable. Así pues, las empresas son cons-cientes de que pueden contribuir al desarro-llo sostenible orientando sus operaciones a finde favorecer el crecimiento económico y au-mentar su competitividad, al tiempo que ga-rantizan la protección del medioambiente yfomentan la responsabilidad social, incluidoslos intereses de los consumidores». Comuni-cación de la Comisión relativa a la responsa-bilidad social de las empresas: una contribuciónempresarial al desarrollo sostenible, Bruselas,2.07.2002. COM (2002) 347 final.

(44) COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EURO-PEAS, «Comunicación de la Comisión relativaa la responsabilidad social de las empresas:una contribución empresarial al desarrollosostenible», Bruselas, 2.7.2002. COM (2002)347 final.

(45) Ibídem.

(46) Manu Ahedo SANTISTEBAN, «La em-presa cooperativa en Dinamarca y en España.La historia de la economía social y su contri-bución a la democracia industrial», en RevistaVasca de Economía Social (2004), n.º 0, Servi-cio Editorial de la Universidad del País Vasco.

(47) El CES Europeo dice que: «La econo-mía social es un tipo de actividad empresarialque con frecuencia atrae a grupos que tradi-cionalmente no se atreverían a fundar una em-presa. La actividad empresarial colectiva lespermite gestionar los recursos y compartir losriesgos. Ello genera una seguridad que au-menta la tendencia al riesgo» (Dictamen delCESE sobre «Economía social y mercado úni-co», 2000/C 117/11, Boletín Oficial de las Co-munidades Europeas, 26.04.2000).

(48) José Luis MONZÓN, «El tercer sector yla nueva economía social», en Economistas,Colegio de Madrid, 102, 2004.

(49) COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EURO-PEAS, «Comunicación de la Comisión relativaa la responsabilidad social de las empresas:una contribución empresarial al desarrollosostenible», Bruselas, 2.7.2002. COM (2002)347 final.

(50) En el período 1994-2001 los em-pleos generados tan sólo por cooperativas ysociedades laborales (no por el conjunto de laeconomía social) crecieron un 60 por 100,mientras que la población ocupada creció un33 por 100.

(51) Es preciso recordar que la Constitu-ción Española (art. 129) pide a los poderes pú-

blicos que legislen a favor de las cooperativasy empresas que fomenten la participación delos trabajadores en los medios de producción.

(52) Celebrada en Salamanca (mayo,2002), bajo la presidencia española de la UE,con la participación de todas las organizacioneseuropeas de economía social y representantesde once países miembros de la Unión. Las con-clusiones fueron validadas y aprobadas por to-dos los asistentes.

(53) Dictamen del CESE sobre «EconomíaSocial y mercado único», 2000/C 117/11, Bo-letín Oficial de las Comunidades Europeas,26.04.2000.

(54) Dictamen del Comité de las Regio-nes sobre el tema «Asociación entre las auto-ridades locales y regionales y las organizacio-nes socioeconómicas: contribución al empleo,al desarrollo local y a la cohesión social»,2002/C 192/13, Diario Oficial de las Comuni-dades Europeas, 12, agosto, 2002.

(55) «Deslocalización», en Claridad, in-vierno 2004/cuarta etapa/n.º 1, Comisión Eje-cutiva Confederal de UGT, Madrid.

(56) Dictamen del Comité de las Regio-nes sobre el tema «Asociación entre las auto-ridades locales y regionales y las organizacio-nes socioeconómicas: contribución al empleo,al desarrollo local y a la cohesión social»,2002/C 192/13, Diario Oficial de las Comuni-dades Europeas, 12, agosto, 2002.

(57) Ibídem.

(58) Documentos del GRI sobre el «triplebalance»: social, financiero y medioambiental.

BIBLIOGRAFÍA

BARBER, Benjamín R. (2000), Un lugar para to-dos. Cómo fortalecer la democracia y lasociedad civil, Paidos, Barcelona.

BAUMAN, Zygmunt (2004), Ética posmoderna, Si-glo XXI, Editores Argentina, Buenos Aires.

BECK, Ulrich (2002), La sociedad del riesgo glo-bal, Siglo XXI, Madrid.

BECK, Ulrich, y BECK, Elizabeth (1998), El normalcaos del amor, Paidos-El Ruore, Editorial,S.A., Barcelona.

CONILL, Jesús (2005), Horizontes de economíaética, reimpresión, Tecnos, Madrid.

DRUKER, Peter (2003), La empresa en la socie-dad que viene, Empresa Activa, NuevosParadigmas, Madrid.

ESTEFANÍA, Joaquin (2002), Hij@, ¿qué es la globalización? La primera revolución delsiglo XXI, Aguilar, Madrid.

— (2003), La cara oculta de la prosperidad.Economía para todos, Taurus, Madrid.

FUENTES, Carlos (2002), En esto creo, Seix Barral,Barcelona.

LAS EMPRESAS DE ECONOMÍA SOCIAL Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

104 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 124: PEE Num 108 - Funcas

FRANCÉS, Pedro (2005), «Responsabilidad So-cial de las empresas: Fundamentos y en-foque de la gestión responsable», Cua-dernos Forética, 1, Madrid.

JOLY, Eva (2003), ¿Queremos realmente viviren un mundo así?, Foca, Madrid.

KALDOR, Mary (2003), La sociedad civil global,Tusquets, Barcelona.

KHOR, Martín (2001), La globalización desde elSur, Icaria, Barcelona.

KLIKSBREG, Bernardo (2004), Más ética más de-sarrollo, Temas Grupo Editorial SRL, 3.ª edi-ción, Buenos Aires (Argentina).

IZQUIERDO, Gregorio (2002), La economía mun-dial contemporánea y sus procesos decambio, Instituto de Estudios Económi-cos, Madrid.

RODDICK, Anita (2004), Tómatelo como algopersonal. Cómo te afecta la globalizacióny vías eficaces para afrontarla, Icaria/In-termon Oxfam, Barcelona.

SAMPEDRO, José Luis (2002), El mercado y la glo-balización, Destino, Barcelona.

SUBIRATS, Joan, y GOMA, Ricard (dirs.) (2004),Un paso más hacia la inclusión social,Plataforma de ONG’s de Acción Social,Madrid.

VIVERET, Patrick, y Equipo Promocions (2004),Reconsiderar la riqueza y el empleo, Ica-ria, Barcelona.

Revistas

Claridad, invierno 2004/cuarta etapa/n.º 1, Co-misión Ejecutiva Confederal de UGT, Madrid.

Economistas, Colegio de Madrid, «EconomíaSocial: Logros, problemas y oportunida-des», 102, 2004, Año XXII.

Recma, Revue Internationale de l’Economie So-ciale, n.º 275-276, abril 2000, Institut del’Economie Sociale (IES), París.

Revista Vasca de Economía Social (2004), n.º 0,Servicio Editorial de la Universidad del PaísVasco.

Documentos institucionales

Evaluación del quinto programa comunitariode política y acción en materia medioam-biental. 1999. Documento de la Comisión.COM/99/0543 final.

Resolución del Consejo de 6 de febrero de 2003relativa a la responsabilidad social de las em-presas (2003/ 39/02), Diario Oficial de laUnión Europea, 18, febrero, 2003.

Comunicación de la Comisión relativa a la res-ponsabilidad social de las empresas: unacontribución empresarial al desarrollo sos-tenible, Bruselas, 2.7.2002, COM (2002)347 final.

Dictamen del Comité de las Regiones sobre eltema «Asociación entre las autoridades lo-cales y regionales y las organizaciones so-cioeconómicas: contribución al empleo, aldesarrollo local y a la cohesión social»,2002/C 192/13, Diario Oficial de las Co-munidades Europeas, 12.8.2002.

Dictamen del CESE sobre «Economía Social ymercado único», 2000/C 117/11, DiarioOficial de las Comunidades Europeas, 26,marzo, 2000.

Dictamen del CESE sobre «La diversificación eco-nómica en los países adherentes - Función delas PYME y de las empresas de la economíasocial», Bruselas, 1 de abril de 2004, Dia-rio Oficial de las Comunidades Europeas,26.04.2000 (CCMI/006 «PYME, economía so-cial y transformaciones industriales»).

Dictamen del CESE sobre la «Capacidad de adap-tación de las PYME y de las empresas de laeconomía social a los cambios impuestospor el dinamismo económico», 2005/C120/03, Diario Oficial de las ComunidadesEuropeas, 20, mayo, 2005.

PNUD (Naciones Unidas) 1998… 2005.

MARCOS DE CASTRO SANZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 105

Page 125: PEE Num 108 - Funcas

I. INTRODUCCIÓN

HABLAR de responsabilidadsocial de la empresa se haconvertido hoy en día en

una cuestión de actualidad. Nohay encuentro empresarial que seprecie que no haga referencia aeste tema. Pero ¿es la responsa-bilidad social una moda más, pa-sajera como todas, que nos aban-donará sin dejar mucha huelladentro de unos años? ¿Podemoshacer ya balance de las aporta-ciones que diferentes institucio-nes han hecho al respecto en losúltimos años?

Una cuestión terminológica atener en cuenta es que al utilizarel término responsabilidad socialde la empresa (RSE) estoy refirién-dome también al concepto res-ponsabilidad social corporativa(RSC), que responde más bien a latraducción literal del término Cor-porate Social Responsability.

Si bien es pronto para hacerun balance exhaustivo, desde lue-go una cosa sí ha cambiado y,aunque pueda pasar desapercibi-da, tiene una importancia vital:hoy en día resulta más habitualescuchar juntas las palabras éticay empresa, ética y economía o res-ponsabilidad social de la empresa,cuando hace unos años parecíaque hablar de estas cuestiones eraun oximorón.

La entrada al siglo XXI nos tra-jo buenos ejemplos de la impor-tancia que la ética tiene para

nuestras empresas y para la so-ciedad en su conjunto a través delas más que conocidas quiebrasempresariales.

Se dice que hay un antes y undespués del 11-S, pero realmenteson dos los acontecimientos prin-cipales que enmarcan la entradadel mundo occidental al siglo XXIy que marcarán inevitablementela época contemporánea. Por unaparte, la destrucción de las torresgemelas de Nueva York y el aten-tado contra el Pentágono, que sig-nifican un ataque desde fuera alsistema capitalista en nombre deun grupo justiciero terrorista quequiere afrentar o escarmentar elamerican way of life atribuyéndo-se no sé sabe bien qué represen-tación.

Por otra parte, y casi simultá-neamente, se ha producido unaserie de quiebras empresariales,que significan un ataque al siste-ma capitalista desde dentro, y vie-nen a cuestionar los valores tradi-cionales de las empresas. Krugman(1) ha escrito que el escándalo dela empresa ENRON, contabilidadcreativa para engañar a los ciuda-danos en general, a los inversoresy a sus trabajadores y jubilados,marcará un punto de inflexión ma-yor para la percepción que losEE.UU. tienen de sí mismos que losatentados del 11-S. Como conse-cuencia de estos hechos, el siste-ma aparece como algo vulnerablefrente a las agresiones externas einternas, y los efectos alcanzan atodo el planeta (2).

RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA: UN

NUEVO MODELO DE EMPRESA

Emilio TORTOSA COSMEPresidente de la Fundación ÉTNOR

106

Resumen

En este artículo se plantea el surgimientode un nuevo modelo de empresa basado enlos stakeholders, como consecuencia de la pro-puesta que hoy en día se hace desde la éticaempresarial y la responsabilidad social de laempresa, especialmente a través de tres ini-ciativas: el Pacto Mundial de las Naciones Uni-das, el Libro Verde presentado por la Comi-sión Europea, Fomentar un marco europeopara la responsabilidad social de la empresa, yel Foro de Expertos en Responsabilidad Socialde la Empresa, creado por el Ministerio de Tra-bajo y Asuntos Sociales del Gobierno español.

Palabras clave: ética empresarial (businessethics), responsabilidad social de la empresa,grupos de interés (stakeholders), Pacto Mundial.

Abstract

This article considers the upsurge of a newcompany model based on stakeholders, as aconsequence of the proposal now being putforward from the standpoint of business ethicsand corporate social responsibility, especiallythrough three initiatives: the United NationsWorld Pact, the Green Paper presented by theEuropean Commission, Fomenting a Europeanframework for corporate social responsibility,and the Forum of Experts on Corporate SocialResponsibility, set up by the Spanish Govern-ment Ministry of Labour and Social Affairs.

Key words: business ethics, corporate socialresponsibility, stakeholders, World Pact.

JEL classification: M14.

Page 126: PEE Num 108 - Funcas

Uno de los errores que se pue-de cometer es pensar en cambiosa partir de un desastre empresa-rial, olvidando que lo importantees preocuparse más por construirun modelo de empresa que tengaen cuenta el entorno que por evi-tar errores concretos.

Desde la perspectiva de la re-flexión sobre el modelo debe en-focarse el debate sobre el papelde las empresas en nuestra socie-dad actual, sin olvidar que hablarde responsabilidad social de la em-presa implica, necesariamente, ha-cer referencia a la ética empresa-rial, base y sustento del nuevomodelo de empresa que preten-de construirse.

Sin duda, un pilar fundamen-tal para el desarrollo de estascuestiones han sido las distintasiniciativas que se han llevado acabo desde diferentes institucio-nes: el Pacto Mundial (GlobalCompact) propuesto por las Na-ciones Unidas; el Libro Verde Fo-mentar un marco europeo parala responsabilidad social de lasempresas, presentado por la Co-misión Europea; y el Foro de Ex-pertos en Responsabilidad Socialde la Empresa, creado por el Mi-nisterio de Trabajo y Asuntos So-ciales del Gobierno español; a lasque hay que sumar un gran nú-mero de propuestas e iniciativasde organizaciones y asociacionesprivadas.

Seguramente, la primera con-clusión que se puede sacar deeste debate sobre la responsabi-lidad social de la empresa es quenos enfrentamos a una nuevamanera de entender la empresa ylas relaciones que se dan entresus grupos de afectados, porquela empresa, aunque en principiogenera bienes privados, tiene re-percusiones públicas y, por tan-to, no vale cualquier medio paraconseguir los fines.

II. ORIGEN Y DESARROLLODE LA BUSINESS ETHICS

Antes de entrar a analizar elpresente de la responsabilidad so-cial de la empresa, es importanteechar la mirada atrás para mostrarel necesario enganche que ésta tie-ne con los planteamientos que,desde hace unos años, nos hacela ética empresarial, porque en-tender la responsabilidad socialsólo como una herramienta demarketing o de comunicación haceque ésta pierda gran parte de supotencialidad, confundiéndola,además, con la acción social.

Para situarnos históricamente,se dice que es a partir de los añossetenta del siglo pasado cuandoempieza a ponerse de moda, tan-to en Estados Unidos como pau-latinamente en Europa, la llamada«ética de los negocios», businessethics, que recibe también otrosnombres como «ética empresa-rial», «ética de la gestión» o «éti-ca de las organizaciones», todosellos justificados desde distintasperspectivas (Cortina, dir., 1994).

Hay autores como Lozano(1999) que marcan tres hitos eneste proceso: por un lado, el fa-moso artículo de Milton Friedman(1970), que podemos resumir ensu polémico y conocido título: «Laresponsabilidad social de la em-presa es aumentar sus benefi-cios»; por otro lado, la publica-ción de la teoría de la justicia deRawls (1971), que, entre otrosmuchas cosas, significó la legiti-mación de las preocupaciones dela filosofía por las cuestiones eco-nómicas; finalmente, el desarrollode la bioética, otra de las éticasaplicadas, junto a la ética empre-sarial, que mayor desarrollo estáteniendo también hoy en día.

Pero realmente no fue hasta ladécada de los ochenta cuandotuvo lugar el inicio de la consoli-

dación de la business ethics, yaque hasta alrededor de 1985 no sedefinió y consolidó como espe-cialidad disciplinar (De George,1987).

Un hito fundamental en el de-sarrollo de esta disciplina fue elsurgimiento en Holanda, en 1982,de la revista Journal of BusinessEthics, que se ha convertido hoyen día en la revista especializada dereferencia en business ethics.

En el ámbito europeo fue fun-damental la creación en 1987 dela European Business Ethics Net-work (EBEN), con la intención depotenciar las relaciones entre elmundo académico y el mundoempresarial mediante cursos, pu-blicaciones, congresos, contactosentre instituciones, centros de in-vestigación, etc. Además, dichared impulsó la puesta en marchade redes en diversos estados eu-ropeos, como fue la creación enEspaña, en 1992, de la asociaciónÉtica, Economía y Dirección, ramaespañola de la European BusinessEthics Network (EBEN).

También en España, con inde-pendencia de otras institucionesy escuelas de negocios, en 1991 seinicia un Seminario Permanentede Ética Económica y Empresarialdentro de la obra social de Ban-caja, seminario que se transfor-maría en la Fundación ÉTNOR (parala ética de los negocios y las or-ganizaciones) en 1994.

Sin embargo, además de todasestas iniciativas que ayudaron a lainstitucionalización de la businessethics, lo más adecuado sería se-ñalar el clima general de necesi-dad de recuperar la confianza enlas empresas a raíz de escándalospolítico-empresariales como elcaso Watergate en 1972, acicatefundamental que provocó la ne-cesidad de reconstruir la credibili-dad de las empresas y, por tanto,

EMILIO TORTOSA COSME

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 107

Page 127: PEE Num 108 - Funcas

de plantear la urgencia de refle-xionar sobre el papel que la éticatiene en éstas.

Esta pérdida de confianza, quesirvió en la década de los setentade palanca para que la sociedadnorteamericana se diera cuentade la importancia de un plantea-miento ético en las empresas, nostransporta casi de manera inme-diata al inicio de este siglo XXI,también marcado por la falta decredibilidad de las compañías ypor la escasa generación de con-fianza de éstas.

Sin embargo, una diferenciaentre estos dos momentos es, pre-cisamente, que hoy en día, cuan-do se habla de responsabilidadsocial de la empresa parece ha-berse roto el vínculo que existeentre este concepto y la ética em-presarial, olvidando que el sus-tento de aquélla se encuentra,precisamente, en la concepciónde la empresa como una organi-zación que responde a criterioséticos de comportamiento.

Las empresas son organizacio-nes que tienen una actividad, unameta a desarrollar, y para llevaradelante dicha actividad desarro-llan diferentes actuaciones en eldía a día. El modo habitual de ac-tuar de las empresas hace que és-tas vayan adquiriendo unos hábi-tos, un modo de hacer las cosas,partiendo de su libertad para ac-tuar y para tomar sus decisiones.

Esta forma de hacer las cosas,este «carácter» de las empresas,es precisamente lo que intentaorientar la ética empresarial, ayu-dando a que se vaya configuran-do una cultura empresarial que dérespuesta a las exigencias de losdiferentes grupos de interés querodean a la empresa.

Partiendo, pues, de este mar-co de libertad en el que actúa la

empresa, ésta debería tener encuenta las consecuencias de susacciones y decisiones, asumien-do así su responsabilidad por to-dos aquellos actos y decisionesque afectan a sus diferentes sta-keholders, o grupos de interés,superando la figura tradicionaldel accionista (shareholder).

Parece evidente, por tanto,que el planteamiento ético de laempresa deviene en una ética dela responsabilidad frente a los di-ferentes grupos de interés (clien-tes, empleados, proveedores, pro-pietarios o accionistas y sociedad),ya que la empresa, en su queha-cer diario, actúa y toma decisionesque afectan a los intereses legíti-mos de éstos y, por tanto, han deser incorporados a la gestión de laempresa para ser correspondidosde forma satisfactoria.

Por tanto, la responsabilidadsocial aparece como un modo éti-co de gestionar la empresa, comouna herramienta de gestión queayude a dar respuesta al nuevomodelo de empresa que plantea laética empresarial.

En definitiva, es porque las em-presas éticas deben asumir las con-secuencias de sus actuaciones enel entorno y en los grupos de in-terés por lo que puede decirse queéstas deben asumir su responsa-bilidad social.

De este modo, se establece uncontrato moral entre la empresay la sociedad en su conjunto gra-cias al cual las dos partes ganan(gráfico 1).

III. EL TÉRMINORESPONSABILIDAD

Uno de los peligros habitualescuando una cuestión salta al de-bate público es que los términos seentiendan de diferentes formaspor las partes implicadas en elasunto. Por este motivo, creo im-portante detenerme brevementesobre el término «responsabili-dad», en relación con la cuestiónque nos ocupa.

Además, es importante aclararesta cuestión, porque, en gene-ral, cuando en el mundo empre-

RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA: UN NUEVO MODELO DE EMPRESA

108 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Beneficios

Confianza

EMPRESA SOCIEDAD

Beneficioseconómicos

Clima laboral

Aceptación de productosy servicios

Buenas relacionescon la Administración

Beneficiossociales

Beneficiosecológicos

GRÁFICO 1CONTRATO MORAL ENTRE LA EMPRESA Y LA SOCIEDAD

Fuente: García-Marzá, 2004.

Page 128: PEE Num 108 - Funcas

sarial se oye el término responsa-bilidad rápidamente se piensa enuna carga más, en una obligaciónmás para la empresa, lo cual ge-nera un ambiente poco propiciopara hablar de estas cuestiones.

El término responsabilidad tie-ne dos significados o vertientes.Por un lado, puede entendersecomo «dar cuenta», es decir, darinformación acerca de lo que ha-cemos, y, por otro lado, «dar res-puesta», responder.

Estas dos acepciones se ven demanera más clara en inglés, pues-to que en ese idioma se utiliza untérmino diferente para cada unade las dos acepciones: accounta-bility, para «dar cuentas», y res-ponsibility, para «dar respuesta».

Teniendo en cuenta, por tan-to, estas dos vertientes del térmi-no, podríamos decir entonces quela responsabilidad social de la em-presa engloba, en primer lugar,«dar cuentas» a la sociedad de loque hacen las empresas, a travésde una mayor información al con-junto de grupos de interés, y, ensegundo lugar, la necesidad deque la empresa dé respuesta a lasexpectativas legítimas que los di-ferentes grupos de interés han de-positado en ella.

En primer lugar, me centraréen la acepción que responde a la perspectiva de «dar cuentas».El desarrollo de las sociedades occidentales ha llevado a las em-presas a ser cada vez más trans-parentes en la información queofrecen a sus grupos de interésacerca de los procesos que se si-guen en las empresas, de los me-dios utilizados para alcanzar losobjetivos, etc. Un ejemplo muyclaro de esto es lo que ha ocurri-do en España con el tema del go-bierno corporativo, que ha lleva-do a las empresas cotizadas arealizar de manera obligatoria,

además de la memoria económi-ca anual, un informe sobre go-bierno corporativo (3).

Las empresas han tenido, pues,que empezar a dar cuentas a susgrupos de interés no sólo de la ac-tividad que realizan, sino tambiénde cómo la realizan y de las con-secuencias que tiene para el en-torno. Es importante no entendereste dar cuentas como un casti-go, como si la empresa hubierahecho algo mal y tuviera que ren-dir cuentas, sino como un ele-mento de transparencia que la so-ciedad y el propio mercado le exigepara permanecer en él, y comouna fuente directa de generaciónde confianza.

En este sentido, cada vez seestá convirtiendo en algo más ha-bitual ver que las empresas, ade-más de comunicar los resultadoseconómicos, informan también delos aspectos sociales y medioam-bientales, en lo que se conocecomo triple cuenta de resultados—resultados sociales, medioam-bientales y económicos—, o triplebottom line.

Todo esto ha llevado a que hoyen día las empresas se estén plan-teando la cuestión de la transpa-rencia como un elemento funda-mental, tan importante como elproducto final que éstas desarro-llan, ya que, como decía antes,esto se ha convertido en unacuestión vital para generar con-fianza.

Entremos ahora en la otra acep-ción del término, la que entiendela responsabilidad como «dar res-puesta» a las expectativas legíti-mas que los grupos de interés de-positan en la empresa.

Ciertamente, la empresa es unainstitución social que, como tal,igual que el resto de institucionessociales, necesita estar legitimada

socialmente para seguir mante-niendo su papel en la sociedad y,por tanto, para perdurar en eltiempo.

Esta legitimidad la alcanza laempresa, precisamente, dandorespuesta a las expectativas legíti-mas que los diferentes grupos deinterés han depositado en ella.

Es cierto que en la actualidadestas expectativas son cada vezmayores. Si miramos unos añosatrás, fue Milton Friedman quien,en 1970, dijo que la única res-ponsabilidad social de la empresaera maximizar el beneficio para elaccionista o propietario, pero des-de entonces las cosas han cam-biado mucho.

Efectivamente, para poder cu-brir dichas expectativas hay unacuestión fundamental y de granimportancia: el beneficio. Sería unerror pensar que la responsabili-dad social de la empresa pretendenegar la necesidad del beneficiopara el desarrollo a largo plazo deésta, sólo que, en lugar de poner-lo como el único objetivo de la em-presa, entiende que éste es másbien el medio necesario para po-der dar respuesta al verdadero finde la empresa: cubrir las necesi-dades y expectativas de todos losque son afectados por la actividadempresarial, haciendo del benefi-cio el medio imprescindible parapoder cumplir dicha finalidad.

Para acabar con esta parte acla-ratoria del concepto, sólo quedaañadir que no debe confundirsela responsabilidad social de la em-presa con la filantropía. Mientrasque esta última se centra en pro-mover la idea del desinterés, dedar a cambio de nada, la respon-sabilidad social va dirigida al inte-rés de todos los afectados por laempresa, y ambas partes, los afec-tados en su conjunto y la empre-sa, esperan algo uno del otro.

EMILIO TORTOSA COSME

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 109

Page 129: PEE Num 108 - Funcas

Es importante tener esto muyen cuenta, porque hoy en día seestá produciendo una gran con-fusión entre responsabilidad so-cial de la empresa y acción socialo filantropía. No quiero decir queno sea importante que las em-presas hagan filantropía, es decir,que donen parte de sus benefi-cios a un fin social, pero, desdeluego, no se puede decir de unaempresa que sólo haga esto quees una empresa socialmente res-ponsable.

IV. TRES INICIATIVAS PARA INSTITUCIONALIZARLA RESPONSABILIDADSOCIAL DE LA EMPRESA

Antes de entrar en el conteni-do concreto de estas iniciativas, esimportante detenerse, aunque seabrevemente, en el contexto en elque hoy en día se encuentran lasempresas y la sociedad en general,ya que esto ayudará a entenderpor qué es más necesario que nun-ca hablar de cuestiones como éti-ca empresarial o responsabilidadsocial de la empresa y del papelque instituciones como la Organi-zación de Naciones Unidas, la Co-misión Europea o el propio Go-bierno español pueden jugar.

Nadie discute que hoy en díaestamos en un marco de econo-mía y sociedad global imparable,caracterizado por una interde-pendencia cada vez mayor, quelleva consigo que el ámbito de lasconsecuencias de las acciones yde las decisiones de las empresasy de la sociedad en su conjuntose amplíe sensiblemente.

Es imposible obviar que lo quehacen las empresas en cualquierlugar del mundo, aunque sea muylejano, afecta a todo el planeta,del mismo modo que lo que hacennuestras empresas afecta al en-torno más cercano, pero también

tiene consecuencias en lugaresque están fuera de nuestro con-texto inmediato.

Esto significa que, fruto de laglobalización, se ha ampliado no-tablemente el contexto en el quenuestras acciones tienen conse-cuencias, lo cual es necesario te-ner en cuenta si de verdad que-remos que nuestra sociedad,además de global, sea justa y dis-minuya las desigualdades.

En este entorno, el liderazgoético de las empresas se convier-te en un elemento imprescindiblepara modelar el tipo de globaliza-ción y sociedad que queremos,para alcanzar un desarrollo eco-nómico, social y medioambien-tal sostenible. Las empresas seconvierten, pues, en institucionesreferentes en nuestra sociedad,generando así unas mayores ex-pectativas respecto a su papel enel desarrollo futuro de nuestromundo, porque no habrá socie-dad ética si las empresas no secomportan de manera ética.

Otro elemento innegable delcontexto actual es el aumento dela competitividad, lo cual ha dellevar a las empresas a desarrollarmuchos más elementos que le su-pongan un valor añadido y, portanto, la posibilidad de diferen-ciarse en el mercado.

Estos tres elementos —mayorinterdependencia, la exigencia deun liderazgo ético por parte delas empresas y una mayor com-petitividad—, plantean una cues-tión vital para el desarrollo y per-durabilidad de las empresas: lageneración de confianza por par-te de éstas, como ya ocurrió enla década de los setenta.

En este contexto es en el quese enmarca la reflexión y el de-bate sobre la responsabilidad so-cial de la empresa, así como la

necesidad de un desarrollo éticode las empresas, tal y como seestá planteando desde diferentesinstituciones.

1. El Pacto Mundialpropuesto por NacionesUnidas

El Pacto Mundial de las Nacio-nes Unidas, propuesto por KofiAnnan en el Foro Económico Mun-dial, comienza su andadura en1999, tomando como base nue-ve principios universales, hoy endía diez, en los ámbitos de los de-rechos humanos, las normas la-borales, el medio ambiente y la lu-cha contra la corrupción.

En palabras de la propia ONU, elPacto Global es «una iniciativa decompromiso ético destinada a quelas entidades de todos los paísesacojan como una parte integral desu estrategia y de sus operacionesdiez principios de conducta y ac-ción en materia de derechos hu-manos, trabajo, medio ambiente ylucha contra la corrupción.

Su fin es promover la creaciónde una ciudadanía corporativaglobal, que permita la concilia-ción de los intereses y procesosde la actividad empresarial con losvalores y demandas de la socie-dad civil, así como con los pro-yectos de la ONU, organizacionesinternacionales sectoriales, sindi-catos y ONG» (4).

Esta iniciativa, que segura-mente en su día parecería unamás de las ideales propuestas alas que nos tiene acostumbradoslas Naciones Unidas, ha cuajadotan sólo cinco años después enun gran número de países. En estesentido, España se encuentra en-tre los países que aporta a dichopacto un mayor número de em-presas, grandes y pequeñas, enti-dades no lucrativas, instituciones

RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA: UN NUEVO MODELO DE EMPRESA

110 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 130: PEE Num 108 - Funcas

educativas, asociaciones patrona-les y sindicatos.

Aunque parezca una cuestiónobvia, hay un elemento funda-mental que merece ser destacadode esta iniciativa, su carácter glo-bal, ya que nos enmarca perfec-tamente el terreno de juego enel que necesariamente se mue-ven nuestras empresas y, por tan-to, han de plantearse las iniciati-vas éticas para conseguir unaeconomía de «rostro humano».Porque, en el contexto actual queantes hemos descrito brevemen-te, sirven ya de poco las pro-puestas particulares y las ideas in-dividuales, por muy geniales queéstas sean.

Además, otro elemento a des-tacar de dicho pacto es que ésteconsigue situar en el terreno dejuego a todos los agentes impli-cados. En palabras de la catedrá-tica de Ética de la Universitat deValencia y directora de la Funda-ción ÉTNOR, Adela Cortina, «el pac-to intenta aglutinar no sólo a losque ya protagonizan la globaliza-ción junto a los políticos, es decir,a los grandes empresarios, sinotambién a quienes no la están protagonizando y deberían poder hacerlo, si es que quiere ser hu-mana: organizaciones cívicas, or-ganizaciones laborales y —yo aña-diría— pequeños y medianosempresarios. Como se dice en éti-ca de la empresa, afectados porla economía no son sólo los líde-res y los accionistas de las gran-des empresas, sino todos los sta-keholders, todos los que tienenalgo que ganar o perder en el jue-go, ahora global, de la economía.Y el modo en que está funcio-nando la globalización, sin teneren cuenta a buena parte de losafectados, lleva a percibir al mun-do empresarial, sobre todo a lasgrandes empresas, como un cuer-po extraño; de ahí la necesidadde integración» (5).

Junto a la firma voluntaria delpacto, hoy en día se exige a lasempresas firmantes que comuni-quen cuál ha sido su progreso enla puesta en práctica de los diezprincipios, porque, como decía an-teriormente, una parte funda-mental del concepto de respon-sabilidad social de la empresa es el«dar cuenta» de las acciones enque se concretan los compromi-sos. De este modo, se aumenta lacredibilidad tanto de los firman-tes como de la propia iniciativa.

2. El Libro Verde presentadopor la Comisión Europea

A pesar de que, tal y como seha dicho anteriormente, sobre laresponsabilidad social de la em-presa se venía hablando desdehacía ya algunos años, fue la Co-misión Europea la que puso deactualidad este debate en nuestromarco más cercano, especial-mente a través de la publicacióndel citado Libro Verde (Comisiónde las Comunidades Europeas,2001).

Pero es un año antes, en laCumbre de Lisboa de marzo de2000, donde encontramos el pun-to de arranque clave de esta cues-tión. En palabras de la propia Co-misión Europea, es necesario quelas empresas asuman su respon-sabilidad social para cumplir el ob-jetivo estratégico que se marcó endicha cumbre: «convertirse en laeconomía basada en el conoci-miento más competitiva y diná-mica del mundo, capaz de crecereconómicamente de manera sos-tenible con más y mejores emple-os y con mayor cohesión social»(Comisión de las Comunidades Eu-ropeas, 2001: 3).

Esto significa que la propia Co-misión Europea entiende que elmodo europeo de que nuestrasempresas sean competitivas es, en-

tre otras cosas, también a travésde la responsabilidad social, asu-miéndola como una ayuda al cre-cimiento sostenible de nuestraeconomía. En este sentido, es im-portante destacar que desde Euro-pa se entiende que la responsabi-lidad social de la empresa es unelemento que va a ayudar a nues-tras empresas a ser más competi-tivas en nuestro contexto econó-mico actual, ya que, de este modo,la responsabilidad social aparececomo un elemento de innovacióndentro de la propia empresa, y nocomo un coste o un añadido másal final de los procesos.

Entrando ya en el plantea-miento que la Comisión Europeahace sobre este tema, es impor-tante destacar la definición queen el propio Libro Verde se da dela responsabilidad social de la em-presa: […] «la integración volun-taria por parte de las empresas de las preocupaciones sociales ymedioambientales en sus opera-ciones comerciales y sus relacio-nes con sus interlocutores. […] Sersocialmente responsable no signi-fica solamente cumplir plena-mente las obligaciones jurídicas,sino también ir más allá de sucumplimiento, invirtiendo más enel capital humano, el entorno ylas relaciones con los interlocuto-res. [Además] ir más allá del cum-plimiento de la legislación puedeaumentar la competitividad de lasempresas» (Comisión de las Co-munidades Europeas, 2001: 7).

Es importante destacar variascuestiones de esta definición. Enprimer lugar, es destacable el he-cho de que se entienda la res-ponsabilidad social de la empresacomo algo de asunción volunta-ria por parte de las empresas. Escierto que sobre esta cuestión hayhoy en día un debate, puesto queno todo el mundo entiende queésta deba ser voluntaria, sino quealgunos creen que se debería obli-

EMILIO TORTOSA COSME

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 111

Page 131: PEE Num 108 - Funcas

gar a las empresas a asumir dicharesponsabilidad.

En segundo lugar, aunque re-lacionado con lo primero, está lacuestión de que la responsabili-dad social se entiende como un irmás allá del cumplimiento de lalegislación. No se trata, pues, sólode que las empresas cumplan lasnormativas vigentes en materiamedioambiental, laboral, etc., sinode ir más allá de estos requisitos le-gales establecidos. Por supuesto,no se entiende tampoco la res-ponsabilidad social como un sus-tituto de las reglamentaciones onormas.

Estas dos cuestiones, la volun-tariedad y el compromiso de irmás allá de la legislación vigente,hacen que la responsabilidad so-cial aparezca como un elementodinámico. Es decir, lo que se po-día entender hace unos añoscomo responsabilidad social de laempresa en materia, por ejemplo,de medioambiente, hoy en día yano se entiende como tal, puestoque muchas de estas cuestionesya forman parte de la legislaciónactual sobre este tema.

En definitiva, esto quiere decirque, como es de esperar, la legis-lación también va avanzando paradar respuesta a las exigencias dela sociedad y, por tanto, las em-presas socialmente responsables,deben estar siempre esforzándo-se por adelantarse a dichas legis-laciones y por ir un poco más alláde ellas.

Además, en momentos de in-certidumbre como los actuales,adelantarse a las normas y apos-tar por la responsabilidad socialde la empresa y por valores comotransparencia, cooperación, etc.,es una buena garantía de futuro.

En relación también con la pro-puesta que hace la Comisión Eu-

ropea, ésta ha definido comoprácticas socialmente responsa-bles aquellas que cumplen, al me-nos, tres requisitos:

— Que sean voluntarias.

— Que no sean esporádicas,es decir, que estén integradas enla estrategia empresarial.

— Que las prácticas se acuer-den en colaboración con los dife-rentes grupos de interés.

Concretando aún más, en lapropuesta europea se entiendeque la responsabilidad social de laempresa abarca tres aspectos fun-damentales: responsabilidad eco-nómica, responsabilidad social yresponsabilidad medioambiental.Atender a estas tres cuestiones esnecesario para hacer de la empresaun proyecto legitimado social-mente y perdurable en el tiempo.

— En relación con la respon-sabilidad económica:

Las empresas tienen como unade las acciones más importantesa desarrollar generar riqueza enel entorno en el que están inser-tas, a través de la generación deempleo, la innovación, etcétera.

Esta tarea es fundamental tam-bién para el propio desarrollo dela empresa, pero la riqueza que segenere ha de basarse en valores yprácticas universalizables.

Obtener beneficios y minimi-zar los costes de cualquier tipo,económicos, medioambientales,sociales, etc., es una tarea funda-mental de una empresa social-mente responsable.

— Respecto a la responsabili-dad social:

La empresa, para ser una ins-titución legitimada socialmente,

ha de dar respuesta a las deman-das legítimas que los diferentesgrupos de interés (empleados,clientes, propietarios o accionis-tas, proveedores y la sociedad ensu conjunto) le plantean desde losvalores y las pautas de comporta-miento que éstos le proponen. Deeste modo, la empresa consegui-rá estar integrada en el entornoen el que está inserta.

— Por último, en relación conla responsabilidad medioambien-tal:

La empresa expresa su respon-sabilidad social también a travésdel cuidado de su entorno físico.Esta cuestión se muestra comouna necesidad imperiosa para lapropia subsistencia de aquélla, yaque, por un lado, en España unagran parte de las cuestiones me-dioambientales se encuentran re-guladas y, por otro lado, el respe-to y cuidado del medio ambientees una cuestión clave para llevar acabo un desarrollo sostenible.

En resumen, se suele decir quela empresa socialmente respon-sable es aquella que, en sus ac-tuaciones, asume la responsabili-dad de producir un beneficioeconómico, social y medioam-biental interna, externa y global-mente, tanto en su vertiente dedar cuentas como en su vertien-te de dar respuesta. Y, además,todo esto ha de formar parte desu cultura empresarial, porque,como decía antes, no se trata deun añadido más, sino de un ele-mento clave para el desarrollo fu-turo de las organizaciones. Y estacultura, por supuesto, ha de te-ner como sustento un criterio éti-co de comportamiento por partede las empresas, es decir, una éti-ca empresarial.

De este modo, la responsabili-dad social de la empresa se con-vierte en un elemento más de la vi-

RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA: UN NUEVO MODELO DE EMPRESA

112 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 132: PEE Num 108 - Funcas

sión de la empresa, de esa pro-yección de futuro en que la or-ganización se quiere situar. Portanto, esta cuestión se introducecomo una cuestión clave de la es-trategia de la empresa (gráfico 2).

3. El Foro de Expertos enResponsabilidad Social dela Empresa

También el Gobierno español, araíz del impulso dado desde Euro-pa al tema de la responsabilidadsocial de la empresa, ha puesto enmarcha la creación de un Foro deExpertos en Responsabilidad So-cial de la Empresa, con el objetivode desarrollar un debate que ayu-de a establecer políticas públicasen las siguientes líneas (6):

— «Políticas de promoción eincentivos de la responsabilidadsocial de la empresa, aplicables nosólo a las grandes empresas, sinotambién a las PYME».

— «Regular y universalizar losaspectos cruciales que dan credi-bilidad y rigor a la responsabilidad

social de la empresa: el reporte delas empresas a las partes intere-sadas y a la sociedad en general yla verificación de dicho reporte».

— «Tarea de fomento, es de-cir, de educación y formación, in-formación y apoyo técnico para eldesarrollo de la responsabilidadsocial de la empresa entre los di-versos agentes de la sociedad ci-vil, en toda la sociedad en gene-ral, y entre las empresas y susdirectivos en particular».

— «La consolidación de la vozde las partes interesadas, es decir,de los consumidores, los trabaja-dores, las organizaciones de la so-ciedad civil interesadas en la em-presa, sean medioambientales, dederechos humanos, de desarrollo,etcétera».

— «La mediación entre éstasy las empresas, mediante la crea-ción de instrumentos de delibe-ración y concertación».

— «El impulso de los poderespúblicos en todas sus actividadeseconómicas, empresas públicas y

organismos públicos de las mis-mas pautas de conducta respon-sable que intentan promover enla sociedad».

— «La utilización por parte delos poderes públicos de los crite-rios de la responsabilidad socialcomo guía para toda la normati-va administrativa, con el fin deproteger, entre otros, los derechosde los consumidores, no permitirlas agresiones a los derechos hu-manos, alcanzar la máxima ob-servancia de estándares laboralesdignos y no discriminatorios, res-petar el medio ambiente y erradi-car cualquier corrupción, así comocualquier otro aspecto en el que seidentifique una desprotección dederechos básicos».

V. UN NUEVO MODELO DE EMPRESA

Antes de entrar en el balanceglobal de las diferentes iniciativassobre responsabilidad social, qui-siera detenerme brevemente enalgunas de las consecuencias con-cretas que se siguen de este en-foque.

En primer lugar, la empresa queactúa de este modo adquiere le-gitimidad social, genera credibili-dad y capital simpatía, y configu-ra en sus miembros una culturade confianza en torno a valores,cultura que generará un sano or-gullo de pertenencia a la organi-zación y, por tanto, ayudará a co-hesionar a todos los grupos deinterés en torno a una cultura co-mún compartida.

En esta misma línea, ayuda agenerar también un clima ético enla organización, es decir, a que to-dos los miembros de la organiza-ción sepan que las decisiones de laempresa se toman, en todos losámbitos, siguiendo siempre losmismos criterios.

EMILIO TORTOSA COSME

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 113

Vertientes

VISIÓN

Cultura empresarial

ÉTICA EMPRESARIAL

Aspectos Grupos deinterés

Económico

Social

Medioambiental

Dar cuentas(Accountability)

Dar respuestas(Responsibility)

ClientesEmpleadosProveedoresPropietario/AccionistaSociedad

GRÁFICO 2ESQUEMA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA

Page 133: PEE Num 108 - Funcas

Por supuesto, no hay por quéobviarlo, genera también una me-jor imagen para la empresa, lo cualse ha convertido hoy en día enuna cuestión vital para el buen de-sarrollo de ésta.

Una vez dicho esto, entro yaen el nuevo modelo de empresaal que hacía referencia en el títu-lo del artículo, ya que, además deser necesario para acabar de en-tender en su totalidad qué es laresponsabilidad social de la em-presa, es la gran aportación queel debate sobre esta cuestión pre-senta hoy en día.

Durante todo el artículo se hanombrado en más de una ocasiónel concepto grupos de interés ostakeholders, que es su traduc-ción al inglés, y hemos habladotambién de la importancia de darrespuesta a los intereses y expec-tativas legítimos de dichos gru-pos de interés, ya que, como de-cía, esto es clave para entenderadecuadamente la responsabili-dad social.

En el modelo tradicional, la em-presa sólo daba cuentas ante supropietario o sus accionistas, y susprincipios básicos eran:

— La empresa es y debe serdirigida siguiendo únicamente losintereses de los accionistas o elcapital.

— Lo racional es la maximiza-ción del beneficio económico odel valor para los accionistas.

— Cualquier acción se justifi-ca si ayuda a incrementar el valoreconómico de la empresa.

Surge ahora un nuevo mode-lo de empresa, que se denominaplural, cuya principal característi-ca es que la empresa tiene res-ponsabilidades frente a diferen-tes grupos (stakeholders) que

tienen intereses legítimos (traba-jadores, clientes, proveedores, ca-pital y sociedad) (gráfico 3).

Por supuesto, insisto en que elbeneficio es fundamental tambiénpara este modelo, sólo que no esel único y absoluto objetivo.

Para entender en toda su ex-tensión lo que propone la éticaempresarial, y también la res-ponsabilidad social de la empre-sa, es necesario entender la em-presa desde este nuevo modelo,ya que lo que se está proponien-do no es un añadido a lo quehabía hasta ahora, sino un cam-bio radical en la forma de enten-der las relaciones entre los dife-rentes grupos de interés que hayen la empresa.

Éste es, desde mi punto de vis-ta, el gran avance que han signi-ficado las diferentes iniciativas alas que hacía referencia en el pun-to anterior, ya que suponen unplanteamiento radicalmente nue-

vo respecto a la manera de en-tender el papel de la empresa ennuestras sociedades.

VI. RAZONES PARA ASUMIRLA RESPONSABILIDADSOCIAL DE LA EMPRESA

Antes de llegar a las conclu-siones del artículo, quisiera res-ponder a una de las cuestionesque hoy en día se plantean los em-presarios y directivos: ¿por quédebe la empresa asumir dicha res-ponsabilidad, qué le «obliga» ahacerlo?

Podríamos decir, en primer lu-gar, que es el propio mercado elque está llevando a las empresasa asumir dicha responsabilidadpara poder seguir compitiendo,pero no quisiera quedarme sóloen esto, porque entonces la res-ponsabilidad de la empresa se en-tendería sólo como una cuestiónestratégica, y creo que puede seralgo más.

RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA: UN NUEVO MODELO DE EMPRESA

114 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

UNITARIA

MODELO 1

DUAL

MODELO 2

DirectivosPropietarios

Trabajadores

PLURAL

MODELO 3

Directivos

PropietariosAccionistas

Trabajadores

Sociedad

Sociedad

Clientes

Proveedores

Competidores

GRÁFICO 3MODELO DE EMPRESA SOCIALMENTE RESPONSABLE

Fuente: García-Marzá, 2004.

Page 134: PEE Num 108 - Funcas

Tomando las palabras de la pro-fesora Adela Cortina, podrían re-sumirse en tres las razones por lasque las empresas deben asumir suresponsabilidad social:

— Razones de justicia. Laspersonas, como decía Kant, tie-nen dignidad y no precio, y de-ben ser tratadas como un fin ynunca como un medio. Adaptan-do esto a la empresa, podríamosdecir que las personas implicadasen las empresas —trabajadores,clientes, proveedores, competi-dores o sociedad en general—,no pueden ser instrumentaliza-das. Es de justicia, pues, que to-dos ellos sean tratados de formadigna, ya que de otro modo es-taríamos cayendo bajo mínimosde justicia.

— Razones de prudencia. Esmucho más prudente e inteligen-te trabajar en una sociedad en laque las personas suelen cumplirlas normas, se respetan unas aotras, funciona la confianza, etc.Volviendo de nuevo a Kant, éstedecía que hasta un pueblo de de-monios preferiría la paz a la gue-rra, la cooperación al conflicto,con tal de que tengan inteligencia.Aplicando esto a las empresas, po-dríamos decir que también paraéstas es mejor trabajar en un en-torno en el que haya cooperaciónen lugar de conflicto, en que serespeten las normas básicas delmercado, en lugar de actuar sintener éstas en cuenta, etcétera.

— Razones de eficiencia. Tam-bién se siguen ventajas económi-cas de asumir la responsabilidadsocial. La empresa ciudadana, laque vive incorporada a la socie-dad, satisface mejor las expecta-tivas legítimas de los afectados,generando capital simpatía y co-hesión para la empresa; la empre-sa es mucho más accesible paralas personas, es más conocida ytiene también una mejor imagen.

Por otro lado, esta empresaestá más preparada para anticiparel futuro, y esto es fundamentalpara una empresa que quiera serproactiva, sobre todo en tiemposde incertidumbre como los actua-les. Podríamos decir, pues, queasumir la responsabilidad social estambién un factor de innovaciónpara las empresas.

VII. CONCLUSIÓN

Extraer conclusiones de unacuestión que todavía está arran-cando en el debate, como es elcaso de la responsabilidad socialde la empresa, siempre es tareadifícil, pero sí pueden apuntarsealgunos elementos que parecenestar ya consolidados:

— La responsabilidad social dela empresa ha permitido abrir hoyen día el debate sobre la impor-tancia de generar un nuevo mo-delo de empresa que permita aésta adaptarse a las actuales ex-pectativas que los grupos de inte-rés han depositado en este tipode organizaciones. Este nuevo mo-delo, que se conoce con el nom-bre de modelo plural, permite quela empresa enfoque las relacionescon sus grupos de interés desdeun planteamiento de raíz ética,ayudando así a construir una nue-va cultura empresarial.

— La responsabilidad social dela empresa surge como un modoético de gestionar ésta. Por tanto,la ética empresarial debe ser la basea partir de la cual se construya estenuevo modelo de empresa social-mente responsable, que tiene queincorporar a los grupos de interésa la gestión de la empresa para sa-tisfacer de forma satisfactoria susexpectativas legítimas.

— La necesidad de generarconfianza por parte de las em-presas se convierte en el estímu-

lo fundamental para plantear laurgencia de reflexionar sobre elpapel que la ética tienen en ellas.

— El término responsabilidadsocial de la empresa engloba hoyen día tanto el «dar cuentas» alos grupos de interés de lo quehacen las empresas, a través deuna mayor información, como lanecesidad de la empresa de «darrespuesta» a las expectativas le-gítimas que los grupos de interéshan depositado en ella.

— Como fruto de la globaliza-ción, se ha ampliado notablemen-te el contexto en el que nuestrasacciones tienen consecuencias. Eneste marco, el liderazgo ético delas empresas se convierte en im-prescindible para modelar el tipode globalización que queremos, yaque no habrá sociedad ética sinuestras empresas no se compor-tar de manera ética.

— El modelo europeo de em-presa competitiva se entiende, en-tre otras cosas, a través de la asun-ción por parte de las empresas dela responsabilidad social. Dicharesponsabilidad se transforma,pues, en un elemento de innova-ción permanente.

— La responsabilidad social deempresa se plantea hoy en díacomo una cuestión de asunciónvoluntaria por parte de las em-presas, lo cual implica ir más alláde la legislación vigente

— Una empresa socialmenteresponsable es aquella que, en susactuaciones, asume la responsabi-lidad de producir un beneficio eco-nómico, social y medioambientalinterna, externa y globalmente,tanto en su vertiente de dar cuen-tas como en su vertiente de darrespuesta. Y, además, todo esto hade formar parte de su cultura em-presarial, cuya base ha de estar enun comportamiento ético.

EMILIO TORTOSA COSME

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 115

Page 135: PEE Num 108 - Funcas

NOTAS

(1) KRUGMAN, P., 29, junio, 2002, «Los sa-bores del fraude», en El País.

(2) ESTEFANÍA, J., 6, septiembre, 2002, «Lastorres gemelas del capitalismo», en El País.

(3) Hoy en día, fruto del Código Olivenciay del trabajo que realizó la conocida como Co-misión Aldama, nos encontramos en un mo-mento de refundición de ambas aportaciones,para lo cual se ha creado una nueva comisiónde trabajo que preside Manuel Conthe, presi-dente de la Comisión Nacional del Mercado deValores, que ya ha propuesto un Proyecto de có-digo unificado de recomendaciones sobre buengobierno de las sociedades cotizadas, que estáen debate hoy en día.

(4) Para más información acerca del Pac-to Mundial y los diez principios que en él seproponen, visitar la página web www.pacto-mundial.org.

(5) CORTINA, A., 25, mayo, 2002, «El glo-bal compact», en El País.

(6) Ministerio de Trabajo y Asuntos Socia-les (2005), «Definición y ámbito de la RSE».

BIBLIOGRAFÍA

COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS (2001), Libro Verde: Fomentar un marco europeopara la responsabilidad social de las em-presas, en www.europa.eu.int.

CONILL, J. (2004), Horizontes de economía éti-ca: Aristóteles, Adam Smith y Amartya Sen,Tecnos, Madrid.

CORTINA, A. (dir.) (1994), Ética de la empresa,claves para una nueva cultura empresa-rial, Trotta, Madrid.

— (1997), Rentabilidad de la ética para laempresa, Visor-Fundación Argentaria,Madrid.

— (1999), La empresa frente a la crisis del es-tado del bienestar: una perspectiva ética,Miraguano, Madrid.

— (ed.) (2003), Construir confianza: éticade la empresa en la sociedad de la infor-mación y las comunicaciones, Trotta, Madrid.

DE GEORGE, R. T. (1987), «Education for the mo-ral development of managers: Kohlberg’sstages of moral development and inte-grative education», Journal of BusinessEthics, octubre: 507-508.

FRIEDMAN, M. (1970), «The social responsibilityof business is to increase its profits», TheNew York Times Magazine, septiembre,número 13: 122-126.

GARCÍA-MARZÁ, D. (2004), Ética empresarial: deldiálogo a la confianza, Trotta, Madrid.

LOZANO, J. M. (1999), Ética y empresa, Trotta,Madrid.

LOZANO, J. F. (2004), Códigos éticos para el mun-do empresarial, Trotta, Madrid.

RAWLS, J. (1971), Teoría de la justicia, Fondo deCultura Económica, México.

RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA: UN NUEVO MODELO DE EMPRESA

116 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 136: PEE Num 108 - Funcas

117

I. INTRODUCCIÓN

LAS cajas de ahorros españo-las dedicaron, en 2004, 1.163millones de euros (1) a su obra

social, un volumen de inversiónque no tiene comparación en elsector privado español. Esta in-versión tiene, sin duda, un impac-to significativo en nuestra socie-dad, pero ¿cómo podemos estarseguros que se está obteniendo elmáximo resultado social de estasinversiones?

Recientemente, se han lanza-do distintas iniciativas que inten-tan evaluar los resultados de estasinversiones (2). Este artículo ex-plora distintos factores que de-terminan el impacto de iniciativassociales. Está basado en las ex-periencias de instituciones líderesdel mundo anglosajón, y exponeun esquema de reflexión paraaquellas instituciones que deseenabordar un examen riguroso desus inversiones sociales que lesayude a maximizar su impacto.

II. EXPERIENCIASINTERNACIONALESRELEVANTES

La obra social de las cajas es-pañolas destaca entre las cajas lí-deres europeas y es muy significa-tiva en un contexto internacional.La búsqueda de referentes a laobra social de las cajas de ahorros,considerando su volumen de in-versión y reputación, no es tarea

fácil. A escala nacional, existen li-mitadas referencias comparables:de hecho, la inversión social de lasfundaciones de los integrantes delIBEX-35 no alcanza los 300 millo-nes de euros (3). A escala euro-pea, la relevancia de las obras so-ciales de las cajas de ahorros eslimitada en algunos países comoFrancia y Alemania o presenta di-ferencias estructurales significati-vas en otros países como ReinoUnido e Italia (4).

Sin embargo, existen funda-ciones muy destacadas, en su ma-yor parte del mundo anglosajón,con objetivos sociales en sentidoamplio que pueden ofrecer refe-rencias válidas para las cajas deahorros españolas (cuadro n.º 1).Estas fundaciones movilizan can-tidades importantes de recursos,están enfocadas en temas simila-res a los que las cajas españolasdedican su inversión en obra so-cial y tienen un prestigio recono-cido mundialmente.

Además, estas fundaciones es-tán sometidas a un entorno quepresiona enormemente para ma-ximizar el impacto de las inversio-nes y profesionalizar su gestión.Este entorno se caracteriza portres elementos clave:

— Competencia por los recur-sos. Como en cualquier otra acti-vidad económica, la competenciapor los recursos asegura que sebusque con ahínco maximizar elimpacto de la inversión para in-

CÓMO AUMENTAR EL IMPACTO DE LAS

INVERSIONES SOCIALES

EXPERIENCIAS INTERNACIONALES

Ramón FORN ARGIMÓNSocio Director de McKinsey & Company

Resumen

En este trabajo se analizan aspectos clavepara aumentar el impacto de las inversionessociales, con base en la experiencia de funda-ciones del entorno anglosajón. Entre éstas sehan identificando cinco prácticas comunes ensu estrategia de inversión social: 1) enfoqueestratégico claro; 2) equipo directivo capaz; 3) concreción de los objetivos, con métricas deseguimiento de éstos; 4) gestión proactiva dela comunicación, y 5) órganos de gobierno ri-gurosos y exigentes.

Palabras clave: obra social, cajas de ahorros,inversión social, fundaciones.

Abstract

This article reviews key aspects for impro-ving the impact of Anglo-Saxon social invest-ments. It is based on the experience of foun-dations. Five common practices have beenidentified: 1) focused strategic approach; 2) competent management teams; 3) clearobjectives and performance metrics in place;4) proactive communication management, and 5) rigorous and effective governing bodies.

Key words: social work, saving banks, so-cial investment, foundations.

JEL classification: M14.

Page 137: PEE Num 108 - Funcas

crementar los recursos captados.Esta competencia se acentúa en elentorno anglosajón, donde nacencientos de fundaciones, iniciativassociales y ONG cada año que «com-piten» por los recursos disponibles.Además, la aparición de especia-listas en la gestión y evaluación deiniciativas sociales (auditores y en-tidades estatales que velan por el«buen uso» de los recursos recibi-dos) enfatiza este factor.

— Exigencia creciente de trans-parencia. La competencia por losrecursos conlleva una exigencia sis-temática de resultados por partede los inversores, resultados quedeben ser reportados periódica-mente de una manera transpa-rente. Esta exigencia por la trans-parencia y el rigor ha aumentadosignificativamente en los últimosaños. Los recientes escándalos con-tables, la mayor implicación de lospatrocinadores en la obra social(debido al mayor interés por la res-ponsabilidad social corporativa) yla creciente sensibilidad social por

el destino final de los recursos haninfluido en un mayor acceso a la in-formación de la actividad de fun-daciones y empresas.

— Complejidad. Estas funda-ciones se caracterizan por tenerque hacer frente a un entramadocomplejo de relaciones —otrasfundaciones, administración, in-versores/patrocinadores, etc.— ya una creciente regulación.

Este entorno hace que las fun-daciones que operan con éxito en élestén sometidas a una elevada pre-sión para aumentar el impacto desus inversiones y, por lo tanto, pue-dan ofrecer experiencias relevantespara las cajas de ahorro españolas.

III. MEJORES PRÁCTICAS EN INVERSIÓN SOCIAL

¿Qué tienen en común las fun-daciones que gestionan con mayoréxito sus inversiones, obteniendoun mayor impacto de las mismas

y, por consiguiente, incrementan-do sus recursos año tras año? Larevisión de las actuaciones de es-tas fundaciones que hemos to-mado como referencias indica unaserie de características que se ma-nifiestan, en distinto grado, en to-das ellas (cuadro n.º 2).

— En primer lugar, todas tie-nen un enfoque estratégico clarodefinido con rigor y precisión queorienta de un modo inequívocosus actuaciones.

— En segundo lugar, este en-foque estratégico parece apoyadoen tres pilares: 1) una gestión pro-fesional con un equipo directivocapaz; 2) unos objetivos concre-tos en métricas seguidas periódi-camente (obsesión por resultados),y 3) una gestión proactiva de lacomunicación.

— Finalmente, en la base deestas instituciones encontramosregularmente órganos de gobier-no rigurosos y exigentes.

CÓMO AUMENTAR EL IMPACTO DE LAS INVERSIONES SOCIALES

118 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Fundacionesinternacionales

Inversión 2003Millones $ Actividad

1. Bill & Melinda GatesFoundation (USA)

2. Lilly Endowment Inc. (USA)

3. Ford Foundation (USA)

4. Bristol-Myers Squibb AssistanceFoundation (USA)

5. The Robert W. JohnsonFoundation (USA)

6. The David & Lucile PackardFoundation (USA)

7. Pew Charitable Trusts (USA)

8. The William & Flora HewlettFoundation (USA)

9. Atlantic Philantropies (Irlanda)

10. Merck Patient AssistanceProgram (USA)

1.183

462

432

402

391

278

265

258

247

244

• Salud y educación

• Educación

• Educación y pobreza

• Sanidad

• Ciencia y salud

• Información y ayudaa la investigación

• Salud y medioambiente

• Medioambiente yeducación

• Tercera edad y discapacitados

• Sanidad y educación

Patrimoniohistórico y natural

Educación

Asistenciasocial y sanitaria

Cultura ytiempo libre

Inversión mediapor entidad

Total inversión 1.163 m€

25 m€

Inversión en obra socialde las cajas españolas

332

204

100

527

CUADRO N.º 1INSTITUCIONES LÍDERES EN INVERSIÓN SOCIAL A ESCALA MUNDIAL

Page 138: PEE Num 108 - Funcas

1. Foco estratégico

«La pregunta más importanteque una organización social debehacerse es: ¿por qué debo exis-tir?» (Dr. Lincoln Chen, Consejerode CARE USA) (5). La demanda deinversión social es siempre superiora la oferta, por lo que las institu-ciones sociales tienen que tomardecisiones frecuentes de inversióny priorizar entre múltiples alter-nativas. Por ello, al igual que cual-quier organización empresarial,estas instituciones deben contarcon un enfoque estratégico quedelimite la misión de la organiza-ción y permita enfocar sus es-fuerzos para conseguir la máximaefectividad e impacto.

Este enfoque debe definir tresaspectos: la misión de la institu-ción, sus prioridades de actuaciónpara cumplir dicha misión y la con-creción de las mismas en aspira-ciones muy específicas.

— La misión de la organiza-ción. Definir la razón se ser de unainstitución es el primer paso para

enfocar la estrategia de inversión.Bill Gates —fundador de la pri-mera fundación del mundo en vo-lumen de inversión— define la ra-zón de ser de su fundación de lasiguiente forma: «Responder alreto de la sociedad es nuestra mi-sión. Estamos comprometidos aacabar con las enormes diferen-cias en salud, educación y accesoa la información digital en el mun-do». De esta forma, se explicitany se acotan las opciones de inver-sión de la organización.

— Prioridades de actuación.La definición de prioridades deactuación es clave para estructu-rar la actividad de la organiza-ción tanto en inversión como encaptación de recursos y concretarcómo se va a llevar a cabo la mi-sión. De esta forma, las institu-ciones deben responder a pre-guntas cómo: ¿debemos realizarmúltiples iniciativas o enfocar laactividad en un número reduci-do de éstas?, ¿en qué medida seinvolucra la institución en cadainiciativa a nivel de diseño, ges-tión, etcétera?

— Concreción de aspiraciones.Las prioridades estratégicas debenconcretarse en aspiraciones queorienten la toma de decisiones ypermitan una evaluación del cum-plimiento de la misión. Existe unaverdadera obsesión por los resul-tados finales de las inversiones.

La traducción del enfoque es-tratégico en programas concretospuede tener un efecto funda-mental. La American Cancer So-ciety es un ejemplo de organiza-ción que ha redefinido su enfoqueestratégico en los últimos años,para conseguir una mayor efica-cia de su inversión. Con inversio-nes de 852 millones de dólaresen actuaciones sociales en 2003 ygestionando dos millones de vo-luntarios, esta institución tienepor objetivo la lucha contra el cán-cer en Estados Unidos. En el año2004, inició una revisión de su en-foque estratégico para dar res-puesta a una fragmentación ex-cesiva de sus actuaciones y paradelimitar de un modo más preci-so su campo de actuación (fren-te al Estado y frente a otras insti-tuciones). La institución definió unmarco de actuación con cuatroprioridades estratégicas y, comoconsecuencia, se pasó de 250 ini-ciativas activas a 30. De este modo,el presupuesto medio por actua-ción pasó de 3 millones de dólaresen 2003 a más de 25 millones en2005 (cuadro n.º 3).

2. Capacidades del equipodirectivo y organización

Durante años, algunas funda-ciones fueron un destino para eje-cutivos que no encontraban aco-modo en la empresa, incluso sepercibían como un lugar de retiro.Sin embargo, esto ha cambiadoen los últimos años de un modoradical. De hecho, tal como exis-ten ejecutivos especializados ensectores (bienes de consumo, au-

RAMÓN FORN ARGIMÓN

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 119

Concreciónde objetivos y

métricas deresultados

Gestiónproactiva

de lacomunicación

Capacidadesdel equipodirectivo y

organización

2 3 4

Órganos de gobiernocon rigor y exigencia5

Foco estratégico

1

CUADRO N.º 2MEJORES PRÁCTICAS EN LA ESTRATEGIA DE INVERSIÓN SOCIAL

Page 139: PEE Num 108 - Funcas

tomóvil, etc.), empiezan a apare-cer ejecutivos especializados en lagestión de instituciones con finessociales.

En las principales fundacionesanglosajonas, adicionalmente ala presencia de miembros de las

familias o compañías fundado-ras de las instituciones, que ge-neralmente limitan su presenciaa los consejos de administración,los equipos directivos son profe-sionales de la gestión de funda-ciones. De esta forma se consi-guen gestores de primera línea

que aportan conocimientos yprocesos de gestión específicospara el desarrollo de la actividadde estas organizaciones.

En el cuadro n.º 4 puede ob-servarse cómo el perfil profesio-nal de los gestores de cinco gran-

CÓMO AUMENTAR EL IMPACTO DE LAS INVERSIONES SOCIALES

120 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Revisión de la priorizaciónde actuaciones para lograr:

• Complementariedadcon las acciones delGobierno y otrasinstituciones

• Foco en áreas dondeson «dueños naturales»

• Eliminación deduplicidades

Revisión deprioridades en 2004

• Cuatro prioridadesestratégicas enla lucha contrael cáncer:

— Información— — al público

— Ayuda a la— — investigación

— Apoyo al enfermo

— Prevención

• Coordinación nacionalde las actuacionesen cada una delas 14 regiones

«Ahora sí sabemos enqué guerra estamosluchando»

Miembro delconsejo ejecutivo

Líneas de actuación

250

30

2003 2005

CUADRO N.º 3EJEMPLO DE ENFOQUE ESTRATÉGICO: AMERICAN CANCER SOCIETY

CUADRO N.º 4

EJEMPLOS DE EQUIPOS DIRECTIVOS DE FUNDACIONES AMERICANAS, 2004

Fundación Actividad Cargos anteriores de sus directivos

Salud Director Instituto de CáncerEducación Director de Escuelas Públicas

Educación Presidente de la Universidad de TexasPobreza Presidente de la Fundación Futuro

Medio ambiente Rector Facultad Derecho, StanfordEducación Secretario de Educación, Administración Clinton

Salud Profesor Neurocirugía, Universidad VirginiaMedio ambiente Directivo de Conservation International

Ciencia Director Instituto de EnvejecimientoSalud Director de St. Christopher’s Hospital de Filadelfia

Page 140: PEE Num 108 - Funcas

des fundaciones norteamericanasaúnan una experiencia en cargosrelevantes de gestión y un cono-cimiento específico del sector oárea de inversión social de dichasfundaciones.

3. Concreción de objetivos y métricas de resultados

Medir los resultados de una or-ganización con fines sociales re-presenta un difícil reto, en partedebido a la existencia de múltiplesfactores (e instituciones y admi-nistraciones) que inciden sobre losmismos objetivos desde distintosángulos. Es más complicado defi-nir relaciones causa/efecto.

En los últimos años, la medi-ción de los resultados de organi-zaciones con fines sociales se haido sofisticando, pasando de lamera medición de los recursos em-pleados a una medición explícitade los beneficios para los afecta-dos y para la sociedad.

Se pueden reconocer tres ni-veles de indicadores:

— Recursos dedicados al pro-grama y actividades realizadas. Ini-cialmente se medía únicamente elpresupuesto por área de actividad

con indicadores tales como: in-versión asignada a un programa,número de personas implicadas,número de horas de voluntariadodedicadas, etcétera.

— Resultados de las activida-des. De medir únicamente el in-put se pasó a tener indicadoresde los resultados concretos decada actividad, tales como: nú-mero de centros de acogida cons-truidos, número de vacunas su-ministradas, eficiencia en el usode los recursos (por ejemplo, por-centaje de gastos de administra-ción sobre el total), etcétera.

— Beneficios para los afecta-dos y para la sociedad. Finalmen-te, se está empezando a ir másallá en la medición, con métricasespecíficas de los objetivos fina-les de las organizaciones sociales.Algunos ejemplos de estos indi-cadores serían la variación del por-centaje de población por debajodel índice de la pobreza o la re-ducción de la tasa de mortalidadpor SIDA.

La sofisticación progresiva delas métricas no implica que las pri-meras ya no sean necesarias. Setrata más bien de buscar la com-binación de indicadores que per-mita medir la eficacia y la eficien-

cia de la gestión, igual que se rea-liza en otras actividades económi-cas, al tiempo que permita aso-ciar, en la medida de lo posible, laactividad y las inversiones con losbeneficios perseguidos. El énfasisno está tanto en el esfuerzo rea-lizado como en los resultados con-seguidos.

El cuadro n.º 5 muestra unejemplo real de indicadores utili-zados por una organización quemide y evalúa sus logros de unamanera efectiva. Creada por elfundador de Johnson & Johnson,la Robert Wood Johnson Founda-tion está enfocada a temas deciencia y salud, con más de 390millones de dólares de inversiónen 2003. Entre sus objetivos fi-gura la reducción del consumo dealcohol en menores de edad. Paraeste objetivo, combinan tanto mé-tricas de recursos y resultadoscomo de beneficio para la socie-dad. Si bien la incorporación demedidas como el número de ac-cidentes cuya causa es el alcoholpresenta el inconveniente de nopoder asociar de manera unívocasu actuación con el resultado, seutiliza por ser una métrica directadel objetivo final perseguido porla fundación y permitir seleccio-nar mejor los programas en losque invierte.

RAMÓN FORN ARGIMÓN

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 121

CUADRO N.º 5

MEDICIÓN DE RESULTADOS ENLA ROBERT WOOD JOHNSON FOUNDATION

OBJETIVO: REDUCIR EL CONSUMO DE ALCOHOL EN MENORES DE EDAD

Tipo de indicadores Indicadores específicos

Recursos utilizados y actividades Programas que promuevan participación en actividadesalternativas en comunidades estudiantiles

Resultados obtenidos Número de personas participando en las actividadespromovidas

Beneficios para la sociedad Reducción de los ingresos en hospitales por causas asociadas al alcohol

Reducción en denuncias a las autoridades por faltas cometidas por causa del alcohol

«Han diseñado un sistema demedición de desempeñodinámico que se ha convertidoen un ejemplo para el sector»

Center for Effective Philantropy

«El tener este sistema demedición nos permite sentirnosmás cómodos en las reflexionessobre la estrategia»

Risa Lavizzo, Presidente

Page 141: PEE Num 108 - Funcas

4. Gestión proactiva de la comunicación

La estrategia de comunicaciónes un elemento crítico de la acti-vidad de todas las organizacionescon fines sociales, tanto para larecaudación de fondos como parael conocimiento (y reconocimien-to) de los programas. La notorie-dad de estas actuaciones tiene enmuchos casos un impacto positi-vo sobre los objetivos que se quie-re alcanzar.

La gestión efectiva de la co-municación consta de tres etapas:1) identificación de las audienciasrelevantes; 2) selección de cana-les y medios de comunicación, y 3) una gestión «científica» de lanotoriedad de la institución y desus actuaciones.

— Identificación de las au-diencias relevantes. La gestiónefectiva de la notoriedad empiezaidentificando las audiencias rele-vantes para la institución. Al ana-lizar las distintas audiencias, es ne-cesario definir el objetivo que sepersigue con cada una de ellas(desde conocimiento de la activi-dad hasta implicación activa me-diante voluntariado o donación).

— Selección de canales y me-dios de comunicación. Una vez

definidas las audiencias, es nece-sario asignar a cada una los me-dios y canales más adecuados alobjetivo de la comunicación. Cadacanal tiene implicaciones en re-cursos invertidos, audiencias al-canzadas e impacto en notorie-dad, que será necesario calibrarpara diseñar el plan de comuni-cación.

— Gestión «científica» de lanotoriedad. La gestión de la no-toriedad debe realizarse de formapermanente, tanto previamente ala comunicación (indicadores departida) como a posteriori. Exis-ten distintas metodologías parauna gestión de la notoriedad tan-to institucional como de actua-ciones específicas. En líneas ge-nerales, se pueden identificar tresniveles de notoriedad: reconoci-miento de la institución/iniciativaconcreta; fortalecimiento de laimagen identificando los valo-res/atributos clave para la institu-ción, e implicación con los objeti-vos de la institución/iniciativasrealizadas.

En el cuadro n.º 6 se detallaun ejemplo de plan de comuni-cación orientado a múltiples au-diencias (desde afectados por lainiciativa a voluntarios o posiblescontribuyentes al programa) deuna institución financiera sin áni-

mo de lucro ligada a la iglesia lu-terana. Thrivent Financial, miem-bro del Fortune 500, con 65.000millones de dólares de activos ges-tionados y 488 millones de bene-ficio en 2004, ha desarrollado es-quemas de medición «científica»de la notoriedad de sus actuacio-nes sociales en las comunidadesen las que opera, y articula pla-nes de comunicación adaptados acada actuación. Tiene índices denotoriedad que incorporan: a) elreconocimiento, b) la imagen, c) el efecto en la implicación conlos objetivos de la institución y laparticipación del voluntariado.Para ello, desarrolla planes de co-municación integrales con distin-tos medios y canales a las distin-tas audiencias.

5. Rigor y exigencia de los órganos de gobierno

Generalmente, en las funda-ciones más exitosas la gestión pi-vota sobre tres comités clave: elComité Ejecutivo, el Consejo dela Fundación y el Comité Asesor(cuadro n.º 7). Es importante queexista una definición clara de lasfunciones de cada uno de éstos, yque existan criterios predefinidospara la selección de sus miembrosy su participación en los distintoscomités.

CÓMO AUMENTAR EL IMPACTO DE LAS INVERSIONES SOCIALES

122 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

CUADRO N.º 6

GESTIÓN DE LA COMUNICACIÓN EN THRIVENT FINANCIALPlan de comunicación del proyecto de inclusión de clases

desfavorecidas en el sistema financiero

Audiencia Medio/canal de comunicación

Personas afectadas y círculo cercano Actuación social:— Cursos de orientación financiera— Disponibilidad de consejeros financieros y condiciones bancarias especiales

Comunidad local Generación de noticias y distribución a agentes mediáticos locales (e.g., periódico local, radio local)

Líderes de opinión Celebración de eventos con líderes de opinión locales (e.g., pastores de parroquias afectadas)

Público general Generación de noticias y distribución a agentes mediáticos nacionales (e.g., periódicos, radio)

Page 142: PEE Num 108 - Funcas

El Comité Ejecutivo está for-mado por los directivos de lainstitución y, como se mencionóanteriormente, debe estar profe-sionalizado. Sus funciones sonponer en marcha las prioridadesmarcadas por el Consejo de Ad-ministración. Son también res-ponsables de reportar al Conse-jo el desempeño alcanzado en la consecución de los objetivosmarcados.

El Consejo de la Fundacióndebe definir las líneas generalesdel enfoque estratégico que se de-talló en el primer punto de estecapítulo, incluyendo prioridades yaspiraciones. Además, debe ase-gurar el rigor en la ejecución dela dirección y evaluar sus resulta-dos. También es responsable de laselección del primer ejecutivo de lainstitución.

El Consejo Asesor, cuandoexiste, está formado por exper-tos que apoyan al Consejo de Ad-ministración en la gestión de lainstitución. Típicamente, se for-man comités de expertos enáreas concretas de gran relevan-cia para la organización (ejem-plo: salud, educación) que apor-

tan conocimiento, experiencia ycontactos. Sin embargo, tambiénse dan casos de comités de ex-pertos por áreas geográficas deactuación, con miembros que co-nocen los problemas de cada re-gión y que pueden representar alas comunidades en las que seactúa.

El análisis de la composición delos órganos de gobierno de lasprincipales fundaciones interna-cionales arroja algunas conclusio-nes (cuadro n.º 8). Por un lado, essignificativo el número de miem-bros independientes que aportanvalor y rigor a la gestión y a losobjetivos perseguidos. Por otro,es común incorporar a personali-dades de primera línea identifica-das con el fin social perseguido.La incorporación de personas derelieve incide en la credibilidad ynotoriedad de la institución, perotambién proporciona otras venta-jas por la experiencia de estas per-sonas (ejemplo: capacidad de in-terlocución con la Administración).

* * *

En definitiva, el análisis de lasprincipales fundaciones del mun-do anglosajón apunta cinco ca-racterísticas que, en conjunto, au-mentan el impacto de la inversiónsocial: estrategia enfocada, equi-pos capaces, obsesión por los re-sultados, comunicación externa

RAMÓN FORN ARGIMÓN

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 123

Ford Foundation

• 14 miembros (13 independientes)

• Algunos miembros distinguidos:

— Kathryn Fuller - PresidenteWorld Wildlife Fund

— Anke Ehrhardt - Director delCentro de Estudios del Sida

The Robin Hood Foundation

• 27 miembros (26 independientes)

• Algunos miembros distinguidos:

— Lloyd Blank Fein - PresidenteGoldman Sachs

— Jeffrey Immelt - PresidenteGeneral Electric

— Lachlan Murdoch - DirectorThe News Corporation

Sobre 100 por 100 de los Consejeros

Directivosde la

fundación

Miembros de lafamilia o compañía

fundadora

Miembros independientes

1419

67

Composición porcentual del Consejode Administración de las diez mayores

fundaciones sociales en USA

Ejemplos de Consejosde Administración:

CUADRO N.º 8COMPOSICIÓN DE LOS ÓRGANOS DE GOBIERNO

CUADRO N.º 7

ÓRGANOS DE GOBIERNO EXIGENTES E INDEPENDIENTES

La gestión pivota sobre tres comités clave

ComitéConsejo

Asesorde Administración(10-20 consejeros)

Comité Ejecutivo

«Para la selección de nuevosmiembros es importanteencontrar gente que aprecie lo que hacemos»

Presidente Lilly Endowment

«El hecho de incorporar líderes mundiales en el área de desarrollo infantil a nuestroconsejo nos ha hecho ganarcredibilidad ante las institucionesy legisladores internacionales»

Sam Meisels,Presidente de Zero to three

Page 143: PEE Num 108 - Funcas

adecuada y un gobierno rigurosoy exigente. Estas características pa-recen igualmente relevantes parala gestión de la obra social de lascajas de ahorros españolas.

IV. CUESTIONES ABIERTASPARA LAS CAJAS DE AHORROS

La experiencia de estas institu-ciones puede proporcionar unpunto de partida para que cadacaja de ahorros revise el modo enque está gestionando su obra so-cial y, potencialmente, identifiqueoportunidades para mejorar su im-pacto. A medio plazo, se prevéque las cajas españolas inviertanen obra social 1.000 millones deeuros adicionales (6), alcanzandoun nivel de inversión superior a los2.000 millones de euros en 2009.Parece pues un buen momentopara abordar esta reflexión.

La reflexión en este sentido po-dría estructurarse en tres niveles:1) qué objetivos se persiguen; 2) qué estándares y prácticas degestión se emplean en cuanto aorganización, seguimiento de re-sultados y comunicación, y 3) si es-tán los mecanismos de gobiernoen línea con las mejores prácticasinternacionales.

La reflexión sobre el enfoqueestratégico de la obra social de lascajas debería responder a dos pre-guntas. Por un lado, ¿qué objeti-vos e impacto global persiguecada caja con su obra social?, ayu-dará a definir la misión de las mis-mas. Por otro, ¿qué oportunida-des existen para incrementar suimpacto en la sociedad?, facilita-rá la concreción de la misión enprioridades y aspiraciones.

A título ilustrativo, el cuadronúmero 9 muestra un mapa de

iniciativas sociales clasificadas porrelevancia social y tamaño del co-lectivo beneficiario directo de lasiniciativas. En este ejemplo, sepuede apreciar que las alternati-vas de inversión son múltiples, ybuena parte de estas líneas de ac-tuación se podrían abrir aún más.Sin embargo, quizá la primerapregunta que los responsables dela obra social de cada caja de aho-rros debieran hacerse es si su ins-titución debe aspirar a ser líder enaspectos concretos de la inversiónsocial (concentrando esfuerzos)o, por el contrario, debe optar portener una presencia más reduci-da en múltiples líneas de actua-ción. Sea cual sea la decisión, de-bería ser el resultado de unareflexión explícita sobre los obje-tivos a alcanzar y los medios delos que se dispone.

Las prácticas de gestión abrenuna serie de cuestiones de distin-

CÓMO AUMENTAR EL IMPACTO DE LAS INVERSIONES SOCIALES

124 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

CUADRO N.º 9

OBJETIVOS Y ESTRATEGIA SOCIAL

Mayor Inmigrantes MayoresCentros enseñanza primaria

y secundariaCentros formación técnica y profesionalVivienda

Investigación Discapacitados Guarderías, jardines de infanciaRelevancia social Promoción al desarrollo Marginados Hospitales, clínicas

(Primera económico Centros enseñanzas especiales Consultorios, ambulatoriosnecesidad, Cooperación internacional Programas educativos Bibliotecas

actualidad/alarma Parques naturales, jardines Centros enseñanza infantilsocial) Programas y campañas (medio Centros formación universitaria

ambiente)

Clubs tiempo libre Salas MuseosBecas Teatros/auditorios Centros experimentales y educativosObras de arte Centros sociales y culturales Exposiciones y muestrasFincas de interés ecológico Representaciones, conciertos Instalaciones deportivas

Congresos, cursosPublicacionesEdificios y núcleos

Menor histórico-artísticos

Número de personasBajo (cientos) susceptibles de ser beneficiadas Alto (millones)

directamente

ILUSTRATIVO

Page 144: PEE Num 108 - Funcas

to calado. Por un lado, hay queplantear si se dispone de una or-ganización con capacidades de pri-mer nivel. En caso contrario, seránecesario evaluar posibles nuevasincorporaciones analizando fuen-tes de candidatos. Por otro lado,cabe preguntarse cómo se está mi-diendo la eficacia de las iniciativasy la eficiencia en la gestión. En estesentido, en la reflexión es necesa-rio definir qué modelo/s operati-vo/s se desea adoptar: desde unmodelo de aportación económicasin gestión hasta un modelo deliderazgo del diseño y la ejecuciónde las iniciativas (cuadro n.º 10).En función de ello, tanto las ca-pacidades organizativas como losindicadores de medición del im-pacto alcanzado pueden variar.Por último, se debe abordar lagestión de la comunicación, va-lorando en qué medida se estágestionando de una manera pro-activa y coordinada y si está en lí-

nea con los objetivos que se pre-tende alcanzar.

Finalmente, es necesario eva-luar si los mecanismos de gobier-no actuales están al nivel de lasmejores prácticas tanto en su com-posición y asignación de funcio-nes como en su exigencia y rigoren la medición de resultados.

* * *

La respuesta a estas preguntasy las acciones que se tomen comoconsecuencia de ello pueden ayu-dar a mejorar el impacto de la in-versión en obra social de las cajasespañolas. Ésta es una cuestiónde gran relevancia, dado el volu-men de inversión social que re-presentan en nuestro país, en unentorno en el que los aspectos so-ciales alcanzan una posición cadavez más destacada entre las preo-cupaciones de los españoles.

NOTAS

(1) CECA (2004). Memoria 2004 ObraSocial.

(2) Proyecto de Valoración de Impacto dela Obra Social puesto en marcha por la CECA en2004 para conocer: a) el efecto de las inver-siones de la obra social en la economía, tantoen creación de empleo directo e indirecto comoen la generación de riqueza, y b) saber quéfunciones cumple en distintos ámbitos geo-gráficos y por segmentos de edad o renta.

(3) Asociación Española de Fundaciones.

(4) «Separación total» de las actividades fi-nanciera y social, saliendo a Bolsa y actuandocomo bancos.

(5) Organización centrada en la reducciónde la pobreza mediante la gestión de proyec-tos en áreas de educación, salud y desarrolloeconómico.

(6) Estimación de crecimiento para los pró-ximos cinco años de la obra social de las cajaspartiendo del dato de 2004. Estimación basa-da en un crecimiento del sistema del 8 por 100anual, una evolución de cuotas de mercadoen el sistema según el histórico reciente, unmantenimiento de los beneficios en porcenta-je sobre activos de las entidades y una inversióndel beneficio en obra social del 27 por 100(manteniendo el dato de 2003).

RAMÓN FORN ARGIMÓN

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 125

CUADRO N.º 10

MODELOS DE ACTUACIÓNModelos operativos

Donaciones Permite llegar a multitud de iniciativas, cuando son de pequeña ¿Ratios impacto/inversión?envergadura

Alianzas con socios Permite apalancar capacidades de socios/proveedores ¿Seguimiento y control de las inversiones?para el desarrollo de proyectos concretos

Liderando la ejecución Permite ser el «dueño natural» en determinados temas ¿Equipos dedicados y coste asociado?

Page 145: PEE Num 108 - Funcas
Page 146: PEE Num 108 - Funcas

COLABORACIONES

III.SISTEMA FINANCIERO, CAJAS DE AHORROS

Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

Page 147: PEE Num 108 - Funcas

I. INTRODUCCIÓN (*)

EN estos primeros años delnuevo milenio, y en las so-ciedades más avanzadas, pa-

rece abrirse camino un cierto con-senso sobre la responsabilidadsocial de las empresas, síntomaquizás anunciador de posiblesadaptaciones futuras de la socie-dad mercantil a los requerimien-tos propios de una globalizaciónposcapitalista en el siglo XXI.

Existe un primer nivel de res-ponsabilidad que se refiere a lapropia supervivencia de la empre-sa a largo plazo y que exige la ge-neración de beneficios suficientes,dentro del más estricto respeto alas leyes. Ésta es la concepción mástradicional, siendo la perspectivadel propietario su eje articulador.

Pero son muchos los que sos-tienen que, además, la empresatiene responsabilidades respectode otros grupos de interesados ensu gestión. Las decisiones de lasempresas tienen consecuenciastanto internas (recordemos quedeterminan el marco en el quetranscurre la mitad de la vida cons-ciente de sus empleados) como so-bre su entorno, definiendo de estemodo distintos grupos de intere-sados en la gestión de la entidad(stakeholders). ¿En qué medida laempresa asume la responsabilidadrespecto de tales consecuencias?Son ya numerosos los organismosinternacionales que instan a quelas empresas admitan tales res-ponsabilidades adicionales y cum-plan con ellas.

La reciente coincidencia tem-poral de numerosos escándalosempresariales ha supuesto un im-portante impulso a esta tenden-cia. Así, frente a la visión tradi-cional según la cual los gestoresde una entidad deben limitarse ala creación de valor para su pro-pietario, la moderna teoría de laempresa reconoce con firmezacreciente conceptos de responsa-bilidad social en los que se pro-mueve la atención a los interesesde los stakeholders, ampliando laresponsabilidad de la empresa másallá de sus accionistas para esta-blecerla también frente a otrosgrupos de interesados y, en últi-mo término, frente a la sociedade instituciones del entorno en elque opera.

Así pues, cabe hablar de un se-gundo nivel de responsabilidad,que implica la realización de ac-tuaciones positivas con los distin-tos grupos interesados directa oindirectamente en la gestión de laempresa, incluyendo a la sociedaden su conjunto. Y es este nivel elque habitualmente se identificacon la denominación de respon-sabilidad social corporativa (RSC).Su relevancia es especialmente sig-nificativa en el caso de las entida-des financieras por la trascenden-cia cuasi pública de los bienes queproducen (medios de pago, cré-dito, etc.) y por su significado parael desarrollo y evolución econó-mica general.

Las cajas de ahorros españolashan sido verdaderas pioneras deesa nueva concepción, ya que para

LAS CAJAS DE AHORROS EN EL ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD

SOCIAL CORPORATIVA

Juan R. QUINTÁS SEOANEPresidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros

128

Resumen

Para muchos, la empresa moderna, ade-más de la generación de valor para los accio-nistas, tiene responsabilidades respecto a gru-pos interesados en su gestión (stakeholders).Esa visión de la responsabilidad social corpora-tiva de la empresa es especialmente importan-te en las entidades financieras por la naturale-za cuasi pública de los servicios que produceny por su significado para el desarrollo econó-mico. El autor sostiene que las cajas de ahorrosespañolas han sido verdaderas pioneras de esanueva concepción, que está inscrita en sus prin-cipios fundacionales, y analiza con detenimientolos cuatro ámbitos en que la RSC se concretaen la caja de ahorros: buen gobierno, dimensiónsocial y medioambiental de las relaciones in-ternas y externas, el enfoque social de la acti-vidad financiera y la obra social característicade estas instituciones.

Palabras clave: cajas de ahorros, stakehol-ders, buen gobierno, obra social, dimensiónsocial.

Abstract

For many people, besides generating valuefor shareholders, the modern company hasresponsibilities towards groups with an interestin its management (stakeholders). This view ofcorporate social responsibility is especiallyimportant in financial institutions owing to the quasi public nature of the services theyprovide and to their importance for economicdevelopment. The author contends that theSpanish savings banks have been genuinepioneers of this new conception, which isinscribed in their founding principles, andexamines in depth the four areas in which CSR is embodied in the savings banks: goodgovernment, social and environmental dimen-sion of internal and external relations, thesocial approach to financial activity, and thesocial works characteristics of these institutions.

Key words: savings banks, stakeholders,good government, social works, social dimen-sion.

JEL classification: G21, M14.

Page 148: PEE Num 108 - Funcas

ellas constituye la esencia de susprincipios fundacionales, en mu-chos casos más que centenarios:en las cajas, el compromiso social,lejos de ser reflejo de una moda opresión externa, constituye uncomponente fundamental de sunaturaleza, y por ello en estas en-tidades se reflejan con notable vi-gor todas y cada una de las dife-rentes dimensiones que, en suacepción más amplia, pueden con-siderarse constitutivas de la res-ponsabilidad social corporativa.

Aunque la RSC no tiene toda-vía hoy unos límites bien defini-dos, es difícilmente cuestionabledecir que en las cajas se manifies-ta en, al menos, cuatro ámbitosbien distintos, pero fuertementerelacionados entre sí: el primerose refiere al conjunto de reglas yprácticas que permiten su «buengobierno», teniendo en cuenta losobjetivos y el bienestar de los dis-tintos grupos interesados en lagestión de la entidad; el segundo,a la dimensión social y medioam-biental de las relaciones internas yexternas; el tercero, al enfoque so-cial de la actividad financiera y, fi-nalmente, el cuarto es su bien co-nocida obra social. Mientras quelos dos primeros abarcan el con-tenido tradicional de la RSC paralas empresas en general, los dosúltimos, aunque no exclusivos, síson característicos de las cajas porlo excepcional de su importanciaen ellas, y frecuentemente son de-signados como el «dividendo so-cial» de las cajas.

En esos cuatro ámbitos, las cajas de ahorros españolas hanvenido desarrollando desde sufundación, hace ya 170 años, unaimpresionante labor que si antespermitía calificarlas como precur-soras hoy las constituye en líde-res de la RSC. Comencemos ana-lizando su desempeño desde laperspectiva del buen gobiernocorporativo.

II. GOBIERNO CORPORATIVO

La estructura y la composiciónde los órganos de gobierno delas cajas de ahorros españolasconstituyen, desde hace al me-nos un cuarto de siglo, un mo-delo precursor del enfoque sta-keholder, puesto que la reformade 1977 define una nueva confi-guración de los órganos de go-bierno (la Asamblea General y elConsejo de Administración) conla participación de empleados,impositores, entidades funda-doras y las de carácter cientí-fico, cultural o benéfico de reco-nocido arraigo en su territorio,impidiendo además la mayoríaabsoluta de cualquier grupo. Sepretendía con ello llevar a los ór-ganos de gobierno de las cajastodos los intereses genuinos ra-dicados en sus respetivos ámbitosgeográficos, como mejor garan-tía de la adecuada identificacióny protección de tales intereses.Es decir, en las cajas de ahorroslas partes interesadas no sólo sontenidas en cuenta en los procesosde gestión, sino que son precisa-mente los stakeholders quienes,mediante la designación de losmiembros de los órganos recto-res, llevan sus específicas inquie-tudes al marco en que se tomanlas decisiones y se articula la ges-tión de las entidades. Todo ellosin perjuicio de que, según re-cuerda la Ley 31/1985 de Órga-nos Rectores de las Cajas de Aho-rro (LORCA), los componentes detales órganos «ejercerán sus fun-ciones en beneficio exclusivo delos intereses de la Caja a que per-tenezcan y del cumplimiento desu función social».

El peso de cada grupo de in-teresados ha variado a lo largodel tiempo a impulso de dos im-portantes reformas regulatorias.Así, la LORCA redujo en 1985 elprotagonismo de la sociedad ci-vil en estas instituciones, ya que:

— La representación de lascorporaciones municipales redu-ce la de las entidades científicas,culturales y benéficas del ámbitoterritorial de la entidad, modifi-cándose para ello los grupos re-presentados en los órganos de go-bierno de las cajas.

— Se habilita a las comunida-des autónomas para desarrollarnormas sobre organización y fun-cionamiento de las cajas de aho-rros. En la mayoría de los casos, lasleyes autonómicas se autoconce-den representaciones importantesen el gobierno de las cajas, refor-zándose de ese modo el peso dela representación pública, que envarias cajas llegó a superar el 70por 100 de los votos en los órga-nos de gobierno.

Probablemente, la incorpora-ción de representantes de los po-deres públicos era convenientepara la mejor cooperación y co-laboración con un sector públicoque persigue objetivos de bienes-tar social en buena parte relacio-nados con los que cultivan las ca-jas. Además, la escasa articulaciónde la sociedad civil española difi-cultaba con frecuencia cubrir conexcelencia la representación delamplio grupo de entidades cultu-rales, científicas y benéficas. Portodo ello, el verdadero problemano residía en la habilitación denuevas representaciones públicas,sino en la no limitación razona-ble de su tamaño.

Tal y como ya se ha dicho, larepresentación conjunta del sec-tor público llegó a alcanzar la ma-yoría absoluta en muchas cajas,en contra del principio de equili-brio característico de las normasde 1977, que impedía el controlde la entidad por cualquier grupode representación. En tales casosfue frecuente que los gobiernosautónomos trataran de influir so-bre la política de las cajas, mar-

JUAN R. QUINTÁS SEOANE

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 129

Page 149: PEE Num 108 - Funcas

cando incluso su política de fu-siones, y tratando de orientarlas,afortunadamente con escaso éxi-to, hacia funciones que las cajasde ahorros no están preparadaspara asumir, como la de conver-tirse en bancos públicos regiona-les; ni tampoco pueden legítima-mente dedicar a ello unos recursosque proceden de los depósitos li-bremente llevados a las cajas porsus impositores, a los que debenuna retribución razonable y la jus-tificación del buen uso que se hacede aquéllos.

Es preciso recordar que una si-tuación de mayoría de represen-taciones de organismos públicosen los órganos de gobierno de lascajas, además de desnaturalizar sumodelo de éxito, al cercenar su au-tonomía frente a la Administra-ción, abriría inevitablemente la po-sibilidad de una posterior reacción«privatizadora» ante la naturale-za pública que la normativa co-munitaria les atribuiría en tal caso.

Felizmente, la «Ley Financiera»de 2002 revierte este proceso de«publificación» encubierta, al es-tablecer que las instituciones pú-blicas no podrán designar más deun 50 por 100 de los miembrosde los órganos de gobierno de lascajas de ahorros. Además, esta Leytambién introduce la irrevocabili-dad de los mandatos de quienesforman parte de los órganos degobierno dentro del período parael que fueron nombrados, lo queproporcionará a los miembros detales órganos mayor indepen-dencia frente a quienes les hayannombrado. Finalmente, la Ley Fi-nanciera establece una limitacióntemporal de los mandatos, a losque se otorga una duración entrecuatro y seis años, con la posibili-dad de una sola reelección.

Todo ello acota la influencia delos poderes públicos sobre las ca-jas, y permite la ampliación del pro-

tagonismo de la sociedad civil ensus comportamientos. Por otra par-te, esa limitación contribuirá amantenerlas alejadas de contin-gencias similares a las registradasen algunos países europeos, en losque la vinculación de las cajas deahorros a los gobiernos locales yregionales ha supuesto menoresestímulos para el desarrollo de sueficiencia. Es cierto que les ha per-mitido disfrutar de cierto grado deprotección frente a las exigenciasdel libre mercado, pero eso les hallevado a tener que afrontar pro-blemas con las autoridades de lacompetencia, en el contexto delmercado único, obligándolas a in-cómodas operaciones de reposi-cionamiento y reestructuración.

Resumiendo la discusión ante-rior, podemos decir que, en virtudde esta peculiar configuración delos órganos de gobierno de las ca-jas de ahorros españolas, partici-pan en ellos los grupos que demodo directo tienen interés en laentidad —impositores, entidadesfundadoras y empleados— e in-

cluso representantes de la Admi-nistración pública, a través de lascorporaciones locales y de las co-munidades autónomas, así comode lo que pudiéramos denominarentidades de interés general tam-bién presentes en los órganos degobierno.

En la actualidad, de todos estosgrupos, y en términos de compo-sición media de la Asamblea deuna caja de ahorros (gráfico 1),son los relacionados con la socie-dad civil los que más peso tienen(58 por 100).

El hecho de que la participaciónde las diferentes partes interesa-das se produzca mediante proce-dimientos de elección que son in-dependientes entre sí propicia unarelación de independencia entrelos miembros de los órganos degobierno, lo que dificulta la ex-propiación de unos grupos de in-terés por otros, con las repercu-siones positivas obvias sobre latransparencia —otro de los pilaresfundamentales del buen gobierno.

LAS CAJAS DE AHORROS EN EL ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

130 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Clientes - impositores35

Corporaciones locales25

Fundadores públicos8

Fundadores privados5

Empleados10

Representación autonómica9

Entidades de interés general8

GRÁFICO 1COMPOSICION PORCENTUAL MEDIA DE LA ASAMBLEA DE UNA CAJA

Page 150: PEE Num 108 - Funcas

La existencia de una Comisiónde Control, con presencia tam-bién de todos los grupos de inte-resados, contribuye a garantizarla protección efectiva de todos losintereses, vigilando y supervisan-do cada una de las decisiones delConsejo de Administración. Haceya más de un cuarto de siglo quelas cajas de ahorros españolas tie-nen estas comisiones de control,varias décadas antes de que a lassociedades mercantiles les obli-gasen en España a tener una Co-misión de Auditoría. Aún hoy, ta-les comisiones de auditoría tienenunas facultades muy inferiores alas de las comisiones de controlde las cajas, puesto que aquéllasno son independientes del Con-sejo de Administración, sino queson una mera emanación de éste.Por el contrario, las comisiones decontrol nacen directamente de laAsamblea, al igual que el Conse-jo de Administración. Por otra par-te, las comisiones de auditoría,carecen de capacidad para su-pervisar y suspender, si fuera ne-cesario, los acuerdos del Conse-jo, facultades que sí tienen lascomisiones de control. La vigilan-cia de los organismos de supervi-sión pública, común para todaslas entidades financieras, pero du-plicada a través de las comunida-des autónomas en el caso de lascajas de ahorros, complementalos elevados niveles de transpa-rencia que se dan en el gobiernoy gestión de las cajas (gráfico 2).

Casi otro tanto puede decirsede la gestión diaria de la entidad.Tanto los sistemas de auditoriainterna y externa como las comi-siones delegadas del Consejopara nombramientos y retribu-ciones, inversiones y auditoriacomponen una red de controlesy contrapesos en la adopción dedecisiones que hacen muy trans-parente todo el proceso paraquienes puedan estar interesadosen las mismas.

Por otra parte, es del mayorinterés señalar que si bien las ca-jas comparten un mismo mode-lo básico, difieren en cambio enalgunos de sus detalles, y en esavariedad tienen una excelentefuente de sugerencias para superfeccionamiento.

Así, son diferentes en las pro-porciones con las que los distin-tos grupos de interés participanen los órganos de gobierno. Lavariedad de la legislación auto-nómica incluso obliga a ello. Sondistintas también en cuanto a losprocedimientos de selección delos representantes de los distin-tos grupos, procedimientos cuyafinalidad última es garantizar laindependencia de quienes sonelegidos, proteger los interesesque defienden y garantizar elequilibrio en los órganos de go-bierno, tal y como el ordena-miento jurídico lo concibió en sumomento. Y, sin duda, unas pro-porciones y sistemas se revelan

empíricamente mejores que otros,sugiriendo vías obvias de perfec-cionamiento.

Independientemente de estasy otras posibilidades de mejora,principalmente las relacionadascon el peso de cada grupo de in-terés en los órganos rectores, pa-rece evidente la excelencia delmodelo de gobierno de las cajasde ahorros españolas, y quizá seaéste uno de los elementos que ex-plique la casi total ausencia en suya muy larga historia de escán-dalos de importancia entre sus ad-ministradores. Y, probablemente,este pluralismo de sus órganos degobierno no es ajeno tampoco ala prudencia que históricamentehan exhibido en la administraciónde sus recursos, prudencia biencorroborada por la excepcionalevolución del Fondo de Garantíade Depósitos de las Cajas de Aho-rros, que tan favorablemente secompara con el de las restantesinstituciones financieras.

JUAN R. QUINTÁS SEOANE

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 131

ESTRUCTURA DEGOBIERNO DE LA EMPRESA

Junta General de Accionistas

Comisión deAuditoría

Consejo deAdministración

ComisiónEjecutiva

Presidente/Consejero Delegado Presidente/Director General

ComisiónEjecutiva

Consejo deAdministración

Comisión deControl

Comisión deInversiones

Comisión deRetribuciones

Asamblea General

ÓRGANOS DE GOBIERNO DELAS CAJAS DE AHORROS

GRÁFICO 2COMPARACIÓN ENTRE ESTRUCTURAS DE GOBIERNO DE LAS EMPRESAS Y LAS CAJAS DE AHORROS

Page 151: PEE Num 108 - Funcas

La conclusión de este primeranálisis no puede ser otra que lade que las cajas de ahorros no sólose caracterizan hoy por un avan-zado modelo de buen gobierno,primer elemento integrante delconjunto de ámbitos en que se ar-ticula la responsabilidad social cor-porativa, sino que su práctica seinicia ya en una época en que ta-les normas y criterios eran casidesconocidos en España, consti-tuyendo notables precursores delos mismos.

III. DIMENSIONES SOCIAL Y MEDIOAMBIENTAL EN LAS RELACIONESINTERNAS Y EXTERNAS

El siguiente aspecto de la res-ponsabilidad social corporativa,quizás el más típico en las socie-dades mercantiles, se refiere a lasrelaciones internas, básicamentecon los empleados, y las externas,con proveedores, clientes y el me-dio ambiente.

1. Una política laboral pionera

La integración de los emplea-dos en los más altos órganos de-cisorios de la gestión de sus ca-jas, así como la especial atencióncon que se procura su más plenodesarrollo profesional y personal,junto con la notable sensibilidadcon que se atienden sus necesi-dades, tanto a lo largo de su vidaactiva como llegada su jubilación,configuran una política laboralpionera en la atención a los prin-cipios de la responsabilidad socialcorporativa.

La cuidada atención a los inte-reses de este grupo, al promoveren los empleados un fuerte «sen-tido de pertenencia», probable-mente constituye una de las clavesdel éxito empresarial de las cajasde ahorros.

He aquí algunos rasgos queilustran y refuerzan esta afirma-ción.

a) Integración en los órganosde gobierno

La normativa del sector reco-noce a la representación de tra-bajadores una participación acti-va en los órganos de gobierno desus cajas, siendo miembros de ple-no derecho tanto de la AsambleaGeneral como del Consejo de Ad-ministración y de la Comisión deControl.

b) Estabilidad del empleo

En las cajas de ahorros el pesorelativo de la contratación indefi-nida (94,61 por 100) es muy su-perior al de cualquier otro tipo decontratación.

Las cajas de ahorros vienenconstituyendo un ejemplo desta-cado en la creación de puestos detrabajo estables. En los últimosdiez años han pasado de 83.758empleados en 1994, a 113.408 afinales del 2004, con indepen-dencia del empleo adicional crea-do en otras empresas participa-das o de propiedad de las cajas.

Asimismo, manifiestan su fir-me intención de mantener esteobjetivo social asumiendo, en suúltimo convenio colectivo, el com-promiso de crear otros 5.000 em-pleos brutos durante la vigenciade éste.

c) Igualdad de oportunidades

En la normativa laboral y ge-neral de las cajas existen nume-rosas disposiciones al objeto degarantizar la igualdad de oportu-nidades, incluyendo la no discri-minación por razones de sexo,edad o disminución sobrevenidade capacidades físicas, psíquicas o sensoriales. También se evita la

discriminación por razones de es-tado civil, edad, raza, nacionali-dad, condición social, ideas reli-giosas o políticas, afiliación o noa un sindicato, así como por ra-zones de lengua, dentro del Es-tado español.

Un buen ejemplo de la efica-cia de esta política de igualdad deoportunidades es que la brechaexistente en la distribución por se-xos dentro la plantilla se está re-duciendo progresivamente, hastapasar el número de mujeres enplantilla del 35 por 100 en 2001al 38 por 100 en 2004.

d) Previsión social comple-mentaria

La amplia regulación de estafigura en la normativa laboral delas cajas y en sus convenios co-lectivos, con largos años de ex-periencia en su satisfactoria apli-cación, constituye sin duda unselecto ejemplo de las mejoresprácticas empresariales de pro-tección social.

Mediante un amplio sistemade previsión social, complemen-taria de la seguridad social, se es-tablecen excelentes condicionespara la jubilación de los emplea-dos, con revisión anual de la pen-sión establecida, así como para suprotección en casos de invalidezo la de sus familiares en contin-gencias de viudedad y orfandad,complementándose con segurosde vida y accidente, en su caso.

En los casos de bajas por en-fermedad, las cajas complemen-tan las retribuciones de los em-pleados hasta el 100 por 100 delsueldo en las dos primeras con-tingencias anuales, y hasta un por-centaje significativo en los restan-tes casos.

La salud laboral se atiende es-pecialmente mediante el derecho

LAS CAJAS DE AHORROS EN EL ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

132 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 152: PEE Num 108 - Funcas

a revisiones médicas periódicas yla creación específica de serviciosde prevención, bien mancomuna-dos o por caja.

e) Desarrollo profesional

Las oportunidades en este ám-bito están permanentemente adisposición de cada empleado, re-conociéndose en convenio colec-tivo el derecho a pruebas de as-censo por capacitación con tutelasindical, así como mediante siste-mas de promoción y carrera pro-fesional pactados con la repre-sentación de los trabajadores y elestablecimiento de dos únicosgrupos profesionales para los tra-bajadores del sector, que favo-recen la movilidad funcional y la adquisición de las competenciasnecesarias.

Las cajas cuidan muy especial-mente la formación de sus em-pleados mediante un amplio aba-nico de medidas, entre las quecabe citar la creación en su día dela Escuela Superior de Cajas deAhorros (ESCA), que en el año2004 ha impartido enseñanza a42.000 empleados. Merecen tam-bién cita expresa la dedicación deamplios presupuestos anualespara atender las necesidades delos trabajadores en cada caja, elderecho a permisos para concu-rrir a exámenes, el derecho a laadaptación del turno de trabajopara facilitar la formación, y laayuda directa a empleados parala compra de material docente ypago de matrículas.

Adicionalmente, los hijos decada empleado, desde los tresaños hasta los veinticinco, perci-ben una ayuda anual para su for-mación, que se hace extensiva alos hijos de empleados jubilados ya los huérfanos de empleados fa-llecidos. Se atiende especialmen-te la educación especial de hijosminusválidos físicos o psíquicos.

f) Otros beneficios sociales

Las cajas favorecen la estabili-dad personal y familiar del em-pleado mediante la concesión depréstamos para la adquisición devivienda habitual en condicionesmuy favorables, complementán-dolos con anticipos sociales paranecesidades perentorias, gastosde matrimonio, etcétera.

La normativa se dirige tam-bién a favorecer la conciliaciónde la vida personal y laboral, me-diante la preferencia a vacacio-nes en períodos de vacacionesescolares de hijos, las ayudas paraguardería, los permisos especia-les para situaciones de lactancia,etcétera.

Con este objetivo, resulta es-pecialmente relevante el horariode trabajo, que, sin menoscabode la atención a su clientela, per-mite disfrutar de un amplio fin desemana mediante sábados libres.

2. La relación con los clientes

En las entidades financieras,clientes y proveedores coincidenen buena medida, ya que los pro-veedores de su input fundamental,el dinero, tienen la obvia condi-ción de clientes de sus servicios fi-nancieros.

En el mundo de las finanzas,como en cualquier otro sector yen cualquier país del mundo, pue-de germinar la tentación de abu-sar del cliente. En el sector finan-ciero, además, se dan dos factoresque facilitan subordinar la ética albeneficio con bajo riesgo de pe-nalizaciones: la concentración dela oferta y las fuertes asimetríasde poder e información.

El sector bancario suele estarmuy concentrado en casi todoslos países, y eso facilita la colusión

y el ejercicio de un poder de mo-nopolio sobre los clientes (espe-cialmente respecto de las PYME ylas economías domésticas).

En este marco, resulta obvia laimportancia del papel de las cajasde ahorros españolas como ga-rantes de la competencia. Uno delos indicadores más frecuente-mente utilizados para evaluar lascondiciones competitivas de losmercados es el índice de Herfin-dahl-Hirschman. Como referencia,el umbral marcado por la ReservaFederal como límite para autorizaruna operación de fusión bancariaes 1.800 puntos. Es decir, cualquiervalor del índice superior a 1.800tendría efectos dañinos para lacompetencia. Con datos de 2004,el índice Herfindahl-Hirschmanpara el conjunto de las entidadesde crédito españolas se sitúa en1.432, muy próximo a los valoresque podrían considerarse óptimos(gráfico 3). El análisis de la infor-mación disponible ofrece unos re-sultados claros: de no existir las ca-jas, el mercado español sería unoligopolio, alcanzando el índice va-lores superiores a los 3.000 puntos.

El segundo gran problema esla asimetría entre la informacióny el poder del banco o caja, porun lado, y del cliente, por otro.Esto es muy peligroso en paísesdonde exista poder monopolísti-co en sus mercados bancarios. Enun sistema tan competitivo como,gracias a las cajas, es el español, elriesgo es realmente bajo. Si ade-más los representantes de losclientes se sientan en los órganosde gobierno, cabría suponer quedefienden los intereses a los cua-les están representando y, por lotanto, las cajas de ahorros no abu-sarían de los clientes o, en todocaso, lo harían mucho menos queotras instituciones. La evidenciaempírica corrobora este razona-miento a priori, al poner de ma-nifiesto que el número de recla-

JUAN R. QUINTÁS SEOANE

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 133

Page 153: PEE Num 108 - Funcas

maciones elevadas por la cliente-la de las cajas al Banco de Españaes muy inferior al de reclamacio-nes respecto de los bancos, pesea que el negocio minorista de és-tos es menos voluminoso que elde las cajas (gráfico 4).

3. Medio ambiente

En el capítulo de la RSC relati-vo a las «relaciones internas y ex-ternas», para muchas empresas —sector químico, minería, etc.—es muy importante la dimensión

medioambiental. No lo es tantoen las entidades financieras, porrazones obvias, aunque en el casode las cajas los efectos son, sinembargo, ya muy importantes.No se trata solamente de que lascajas sean ejemplares en su res-peto al medio ambiente en tantoque entidades financieras, sino,y muy principalmente, del fuertecrecimiento de recursos asigna-dos a este fin en el marco de laobra social, que se han multipli-cado por trece en tan sólo ochoaños (gráfico 5).

IV. LOS EFECTOS SOCIALESDE LA ACTIVIDADFINANCIERA

Pasamos ya al tercer gran pilarde la RSC, que, ya se ha dicho, esuno de los dos que integran el lla-mado «dividendo social» de las ca-jas de ahorros. La «visión amplia»de estas entidades, integradora deimportantes objetivos de bienes-tar referidos a su entorno, haceque su misma actividad financierareporte importantísimos efectossociales. Merecen mención especiallos de inclusión financiera, desa-rrollo regional y perfeccionamien-to del propio sistema financiero.Con frecuencia se los catalogacomo economías externas.

Esas aportaciones de las cajasde ahorros benefician día tras díaa la sociedad española y, aunqueno se contabilizan en ningún si-tio, afluyen de modo continuo alacervo de bienes intangibles deque disfrutamos los españoles, in-crementando apreciablementenuestros niveles de bienestar in-dividual.¿Puede alguien dudar dela aportación al bienestar indivi-dual que supone mantener un altonivel de competencia en los ser-vicios financieros, evitando los per-juicios en precio y accesibilidadque se darían en un sistema do-minado por las reglas de un duo-

LAS CAJAS DE AHORROS EN EL ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

134 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

3.500

0

3.000

1.000

500

2.000

2.500

1.500

Grupos consolidados

Solo cajas Solo bancos Cajas y bancos Todo el sistema

803

3.403

1.538 1.432

GRÁFICO 3LAS CAJAS, GARANTES DE LA COMPETENCIA(Índice de Herfindahl-Hirschman, 2004)

4.000

0

3.000

1.000

500

2.000

2.500

1.500

2000

3.500

2001 2002 2003 2004

Cajas de ahorros Bancos

1.724

853

2.512

9651.188

2.605

1.2781.506

3.125

3.472

GRÁFICO 4RECLAMACIONES QUE SE ELEVAN AL BANCO DE ESPAÑA

Page 154: PEE Num 108 - Funcas

polio como el que podría darse dehecho en España de no existir lascajas? ¿Puede alguien dudar de laaportación al bienestar individualque representan los muchos im-pulsos de las cajas al desarrollo desu región? ¿Puede dudarse de losbeneficios que los ciudadanos de-rivan de la existencia de una ofi-cina de una caja de ahorros en unremoto lugar donde, atendiendoa su rentabilidad, a nadie se leocurriría abrir tal oficina? ¿Y delos que muchos ciudadanos ob-tienen pudiendo acceder a servi-cios financieros que, como ocurreen otros países, les estarían veda-dos dadas sus escasas capacida-des económicas? ¿Y de los bene-ficios que se han derivado para laeconomía española en su conjun-to de la perseverante labor de lascajas impulsando el ahorro entrelas familias y los individuos de másmodesta economía?

1. Inclusión financiera

La exclusión financiera es unamanifestación de la exclusión so-cial que impide a determinadoscolectivos étnicos, sociales o terri-toriales participar en las operacio-

nes financieras de activo y pasivoque son normales para el resto delos ciudadanos.

El problema de la exclusión fi-nanciera se ha convertido en unade las principales manifestacionesde exclusión social en los paísesdesarrollados, en tanto que la in-capacidad de los individuos paraacceder a los servicios financierosbásicos puede generar importantesproblemas socioeconómicos en laseconomías locales, con una sensi-ble incidencia macroeconómica.

Las cajas de ahorros españo-las constituyen un excelente mo-delo de lucha contra este tipo deexclusión.

En primer lugar, en el ámbitoterritorial o geográfico, es de se-ñalar que las cajas tienen una ma-yor proporción de oficinas en po-blaciones pequeñas que la banca.El 13 por 100 de los municipiostiene sólo una oficina de caja (loque representa el 3,5 por 100 dela población española).

El papel de las cajas en la ex-clusión financiera, además, no res-ponde únicamente a una configu-

ración geográfica, sino también aun mayor sesgo de su actividad ha-cia grupos poblacionales menosfavorecidos o con menor renta. Enefecto, se puede constatar que elnivel medio de depósitos y créditoses más bajo en las cajas que en labanca, lo que implica que atien-den a segmentos poblacionalesque, en promedio, presentan me-nores niveles de renta. No es ex-traño, por ello, que las cajas se ha-yan involucrado de forma muyactiva en la oferta de servicios fi-nancieros debidamente adecuadosal colectivo de inmigrantes ex-tranjeros, de rápido crecimiento ennuestro país. Otro ejemplo de laanticipación de las cajas a proble-mas sociales asociados a la exclu-sión es la concesión de microcré-ditos, bien de forma independiente—donde algunas de las españolashan tenido un papel pionero—,bien como principales gestoras delprograma de microcréditos del Ins-tituto de Crédito Oficial. Este ins-trumento, que en principio pudie-ra parecer marginal, tiene el doblevalor añadido de favorecer finan-cieramente iniciativas empresaria-les para colectivos aislados y, depaso, ayudar a las áreas donde seinsertan estos colectivos, evitandola propagación del fenómeno dela exclusión. De forma similar, untercer ejemplo de lucha contra laexclusión se encuentra en las ac-ciones de las cajas destinadas a fa-vorecer la financiación a la vivien-da (en propiedad o en alquiler)para los jóvenes y los mayores sinrecursos, acciones que se unen a suya tradicional destacada participa-ción en la articulación de los dis-tintos planes de vivienda naciona-les y regionales.

Diversos informes y publica-ciones internacionales han puestode manifiesto que los problemasde exclusión financiera se hanacentuado a medida que se ha re-ducido el porcentaje de entidadesde depósito con «vocación social»

JUAN R. QUINTÁS SEOANE

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 135

40.000

0

30.000

10.000

5.000

20.000

25.000

15.000

2000

35.000

2001 2002 2003 2004199919981997199619951994

21.60923.519

36.970 36.501 37.121

17.677

21.306

15.795

7.7645.447

2.779

GRÁFICO 5INVERSIÓN DE LA OBRA SOCIAL EN MEDIO AMBIENTE

Page 155: PEE Num 108 - Funcas

en algunos países. Así, en el ReinoUnido, se «privatizaron» en losaños ochenta las cajas de ahorros,y las building societies, a su vez organizadas de forma cooperati-va, se desregularon y privatizaron.Desde entonces, el mercado se harepartido entre sólo unos pocosgrandes bancos, y hoy se consta-ta que un cuarto de las solicitudesde apertura anuales de cuentascorrientes (alrededor de 2,7 millo-nes) son rechazadas. Una comi-sión de análisis bajo la presidenciadel antiguo presidente de la Bolsaen Londres, Cruickshank, ha re-cordado que cerca de un 10 por100 de la población inglesa no tie-ne acceso a servicios financieros, yque la calidad de tales servicios haempeorado considerablemente. Alas pequeñas y medianas empre-sas les es muy difícil obtener uncrédito, y la situación de las eco-nomías familiares más modestases todavía mucho peor. Hoy ya sehan planteado intervenciones pú-blicas en el mercado bancario bri-tánico con el objeto de combatir laexclusión financiera.

2. Desarrollo regional

La existencia de un sistema decajas de ahorros tan potente, efi-caz y tecnológicamente avanzadocomo el español tiene numerososaspectos muy positivos para el de-sarrollo regional.

El primero de ellos se deriva dela mayor proximidad de las cajas alcliente, que, al facilitar y perfec-cionar la valoración del riesgo, me-jora la eficiencia de la financiaciónproductiva.

En segundo lugar, la identifi-cación de las cajas con su territo-rio, junto con su naturaleza fun-dacional, les mueve y facilita laapuesta por inversiones de largoperíodo de maduración, sin lascuales ninguna economía puede

realizar tranquilamente el tránsi-to a un mayor nivel tecnológico.

Por otra parte, cabe recordarla influencia de la identificaciónterritorial sobre la procedencia es-pacial de los inputs humano y ma-terial. A este respecto, las cajasdemuestran un compromiso cla-ro con el desarrollo y dinamiza-ción de las zonas que constituyensu ámbito de actuación, como de-muestra que el 49 por 100 de suscompras se realizan a proveedo-res locales, dentro de su ámbitode actuación.

Finalmente, las cajas generanun tejido de relaciones con susclientes que establece las bases de la confianza y el arraigo, dosingredientes fundamentales parala generación de capital social, queinfluye en el fortalecimiento de lasociedad civil de los territorios don-de se implantan, como elementode cohesión para dar salida a losproyectos financieros de los dis-tintos agentes y cooperar en la co-bertura de necesidades sociales.

En este punto es obligado re-cordar que los efectos de la pre-sencia de las cajas sobre el desa-rrollo regional no se agotan en losderivados de su actividad finan-ciera, ya que, complementaria-mente, su obra social es una im-portantísima fuente de «capitalsocial», humano (educación y for-mación a todos los niveles) y tec-nológico (investigación). Hasta talpunto que en la mayoría de lascomunidades autónomas la acti-vidad de sus cajas constituye unode los ejes explicativos de su de-sarrollo, puesto que todas las ac-ciones que favorezcan la integra-ción social y la capacitación de losindividuos (educación, sanidad,programas de apoyo a la terceraedad, cultura, etc.), que poten-cien la actividad económica (in-vestigación, avance tecnológico,etc.) y que contribuyan a preservar

el medio ambiente son factoresclave del crecimiento.

3. Perfeccionamiento del sistema financiero

En este marco, resulta obvia laimportancia del papel de las cajascomo garantes de la competen-cia, tal y como ya fue recordadoanteriormente recurriendo al ín-dice de Herfindahl-Hirschman.Una imagen muy expresiva de lagran tensión competitiva introdu-cida por las cajas en el sistemabancario español nos la da la evo-lución de las cuotas de mercadode bancos y cajas (gráfico 6).

Además del efecto de un altonivel de competencia, existen otrosderivados de la «biodiversidad»creada por la existencia de las ca-jas de ahorros, como entidadescon función objetivo y órganos degobierno diferentes. En este sen-tido, las cajas cuentan con una mi-sión más amplia que otras entida-des bancarias privadas, puesto quesus objetivos van más allá de lamaximización del beneficio. Gra-cias a ello, las cajas dan respuestaa segmentos y sectores en formamás adecuada que otras entida-des, y forman parte, por tanto, deese esquema de biodiversidad ne-cesario para mejorar la prestaciónde servicios del sistema bancario.

Por último, cuatro razones per-miten afirmar que las cajas deahorros realizan una importantecontribución a la estabilidad delsistema bancario español.

La primera de ellas es que lascajas significan un incremento dela solvencia, ya que el coeficientede solvencia de estas entidades essuperior al de sus competidores,y el fondo de garantía de los de-pósitos de las cajas, aval último dela solvencia de un sistema, es tam-bién mayor que el de los bancos.

LAS CAJAS DE AHORROS EN EL ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

136 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 156: PEE Num 108 - Funcas

En segundo término, los com-portamientos anticíclicos de las cajas también contribuyen a la es-tabilidad. Así ha resultado de laasimetría de conductas entre ca-jas y bancos en la última crisis bur-sátil, en la que las manos que ven-dían encontraron otras manos, lasde las cajas, que compraban y, gra-cias a ello, tal crisis fue menos pro-funda y la conmoción social menosviolenta. También podemos recor-dar comportamientos reductoresdel riesgo de credit-crunch en losmomentos de cambio de ciclo, en-raizados en la mejor valoración delriesgo asociada a la mayor proxi-midad de las cajas.

Para verificar la tercera razón,la resistencia de las cajas a las cri-sis, basta con consultar la prensa,tanto en una perspectiva recientecomo histórica. Fácilmente se cons-tata así que las cajas de ahorrosrara vez han sido el centro de es-cándalos y crisis financieras. Todo locontrario, han aportado tradicio-nalmente estabilidad al sistema fi-nanciero español, como se apreciaen la evolución de los balances delFondo de Garantía de Depósitos.

La curva azul del gráfico 7, quees la que corresponde a las cajas,muestra que estas entidades hanpasado por todas las crisis sin su-frir daño alguno, mientras que la

negra, representativa de sus riva-les, refleja fortísimos impactos enlos que no solamente se ha per-dido dinero privado, sino tambiénmucho dinero público.

JUAN R. QUINTÁS SEOANE

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 137

Crédito

40

55

45

1999 2000 2001 2002 2003

50

2004

Recursos ajenos

40

55

45

1999 2000 2001 2002 2003

50

2004

Cajas de ahorros Bancos Cajas de ahorros Bancos

GRÁFICO 6CUOTAS DE MERCADO

3.000

-1.000

2.000

0

-500

1.000

1.500

500

80

2.500

81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04

Cajas de ahorros Bancos

GRÁFICO 7EVOLUCIÓN DEL PATRIMONIO DE LOS FONDOS DE GARANTÍA DE DEPÓSITOS(Millones de euros)

Page 157: PEE Num 108 - Funcas

Finalmente, el riesgo de paísesemergentes está prácticamenteausente en las cajas, dada su re-ducidísima actividad en relacióncon tales economías, a diferenciade sus competidores, profunda-mente comprometidos en Iberoa-mérica.

Al concluir este tercer epígra-fe, resulta innegable la extraordi-naria importancia de los efectosexternos de la actividad financierade las cajas. Cuando se observacon el suficiente horizonte tem-poral el papel que han venido de-sempeñando las cajas en la eco-nomía española de casi los dos últimos siglos —impulsando elahorro entre las clases sociales demás reducidos recursos; evitandola exclusión respecto a los serviciosfinancieros de las personas de eco-nomía más débil, y de las peque-ñas poblaciones situadas en losmás apartados lugares de nuestraextensa geografía; contribuyendoactivamente al desarrollo y a laconvergencia en bienestar de lasdistintas comunidades autónomasespañolas, y coadyuvando activa-mente al mantenimiento de muyelevados niveles de competenciadentro de nuestro sistema finan-ciero—, es fácil deducir que sonésas sus más valiosas aportacionesa nuestra realidad social, pese aque puedan quedar embebidas ysin mayor relieve en su actividadfinanciera habitual y que, por ello,apenas sí se perciben ni por los ciu-dadanos ni quizá tampoco por lasautoridades, ni siquiera por mu-chos expertos cuando contemplanla imponente realidad de nuestrascajas de ahorros.

Sin esas aportaciones, no pue-de explicarse adecuadamente elcrecimiento espectacular de laeconomía española durante la se-gunda mitad del siglo XX, el envi-diable funcionamiento de nuestrosistema financiero, la capacidadde financiarse y demandar bienes

de consumo duradero de la partede la población española de eco-nomía más débil, ni tan siquierala convergencia en renta y bienes-tar de las distintas comunidadesautónomas que integran España.En mi opinión, algo muy impor-tante han tenido que ver las cajasde ahorros en todo ello. Me pa-rece que todas esas «economíasexternas» que aportan las cajasconstituyen un dividendo socialde primera magnitud.

No entender que el modelo delas cajas de ahorros se basa preci-samente en la inseparabilidad delas dimensiones financiera y sociales lo que ha llevado en algunospaíses a la desaparición de las ca-jas de ahorros como categoría deinstitución financiera.

En realidad, la demanda laten-te de que «los bancos puedancomprar cajas de ahorros» es máscompleja de lo que las aparienciasindican. Lo que de verdad se estápidiendo es que la dimensión so-cial de las cajas se separe de la di-mensión financiera, y que esta úl-

tima se convierta en una sociedadpor acciones sujeta a compra-ven-ta, igual que los bancos.

Bajo su aparente carácter ino-cuo, la demanda de «simetría»puede conducir a la simple y puraeliminación de las cajas de ahorrosdel sistema financiero español.

V. LA OBRA SOCIAL

Entramos ya en el último capí-tulo, dedicado a la más conspicuamanifestación de lo que es la di-mensión social de las Cajas deAhorros, la segunda gran parte del«dividendo social», su obra social.

La obra social, en cuanto ins-trumento al servicio de la mejoradel bienestar social, forma partede la responsabilidad social cor-porativa como una forma peculiarde acercarse directamente a re-solver o paliar problemas sociales.

Desde su nacimiento, las cajasespañolas han tenido como obje-tivo hacer obras benéficas que, a

LAS CAJAS DE AHORROS EN EL ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

138 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

14

0

12

4

2

8

10

6

De 40a 45

>45De 35a 40

De 30a 35

De 25a 30

De 20a 25

De 15a 20

<15

Núm

ero

de c

ajas

Porcentaje de resultado neto destinado a obra social

Sector cajas de ahorros:28,8 por 100

1

3

11

12

13

3

2

1

GRÁFICO 8VOLUNTARIEDAD DE LA OBRA SOCIAL(Porcentaje sobre beneficio neto en 2004)

Page 158: PEE Num 108 - Funcas

medida que se extienden progre-sivamente más allá de los más ne-cesitados para abordar problemasgenerales de la sociedad, transfor-man la beneficencia en obra social.

Es muy importante advertir elcarácter voluntario de la obra so-cial, ya que con frecuencia se afirma, incorrectamente, que esobligatoria para las cajas. Efecti-vamente, en cuanto a la distribu-ción de su beneficio neto, las ca-jas solamente están obligadas adedicar un mínimo del 50 por 100a reforzar sus reservas, por lo quelo destinado a obra social sólo estáacotado por el máximo (del 50 por100) sin que exista obligación le-gal de aportación alguna.

Consecuencia de ello es la am-plia variación entre entidades delporcentaje que de su beneficioneto dedican a la obra social (en-tre el 11,5 y el 46,5 por 100 en2004), si bien en casi todas ellas talporcentaje ha crecido sistemáti-camente a lo largo de la últimadécada (gráfico 8), impulsando alalza el porcentaje para el conjun-to del sector, que en 2004 fue del28,8 por 100 (gráfico 9).

Si observamos que hace sóloveintisiete años la inversión anualde las cajas en obra social ascen-día a 54 millones de euros, y queen la actualidad su cuantía seaproxima a los 1.200 millones deeuros (gráfico 10), no es exage-rado asegurar que el valor queaportan a la sociedad no ha sidoigualado por nadie en nuestropaís. Por supuesto, esta dedica-ción masiva de beneficios a obra

social es excepcional en el sistemafinanciero mundial.

Las diferencias no son sola-mente cuantitativas, sino tambiénde naturaleza. Así, mientras queel patrocinio de las empresas sematerializa generalmente en unasimple aportación económica, lagestión de la obra social de las ca-jas es fundamentalmente proacti-va, incluyendo el diseño, desarro-llo y mantenimiento futuro de lasactividades. De hecho, más que elciertamente impresionante volu-men de fondos aplicados a obrasocial, es la implicación de la pro-pia entidad en su gestión lo quedetermina la identidad corporati-va que caracteriza a las cajas deahorros en la vida económica y so-cial de España.

La evidencia empírica muestraque la obra social de las cajas deahorros españolas realiza una fun-ción de complementariedad de laacción pública en materia social,por lo que en cada momento tra-tan de centrarse en aquellos cam-pos de actuación menos cubier-tos por la acción estatal o que, almenos, no lo están suficiente-mente. Tanto los cambios en las

JUAN R. QUINTÁS SEOANE

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 139

29

24

27

25

26

2000

28

2001 2002 2003 200419991998199719961995

Porc

enta

je

GRÁFICO 9PORCENTAJE DE BENEFICIOS QUE EL SECTOR DE CAJAS DESTINA A OBRA SOCIAL

1.200

0

1.000

400

900

1.100

02 049792878277

Mill

ones

de

euro

s 800

700

600

500

300

200

100

GRÁFICO 10RECURSOS DESTINADOS A LA OBRA SOCIAL

Page 159: PEE Num 108 - Funcas

preferencias y necesidades socia-les como la diferente coberturaestatal de éstas explica la evolu-ción de contenidos de la obra so-cial a lo largo de la historia. Ennuestros días, el reto es especial-mente difícil, al coincidir una rá-pida evolución de las necesidadesy preferencias sociales con el de-bilitamiento del modelo de Esta-do del bienestar.

El problema surge de que elamplio y profundo compromisode las cajas con los objetivos queorientan su obra social las llevacon frecuencia a realizar fuertesinversiones en los activos mate-riales correspondientes (edificios,instalaciones, etc.) y, a veces, a es-tablecer relaciones laborales connumeroso personal, necesariopara su gestión. Se trata habi-tualmente de recursos especiali-zados cuya reconversión hacianuevos objetivos es extremada-mente difícil en el corto plazo. Elloconfiere una fuerte inercia a laobra social y dificulta su ajuste alrápido cambio actual de las ne-cesidades y preferencias sociales(emigración, tercera edad depen-diente, investigación, margina-ción, drogodependencia, tercermundo, etcétera).

La dificultad del ajuste ha lle-vado a las cajas a realizar una am-plia actividad en diversos frentes,con el mismo propósito de per-feccionar la eficacia de su obrasocial:

— Así, hace ya seis años queel Consejo de Administración dela CECA ha constituido una Comi-sión para el Estudio de la ObraSocial, al tiempo que se han ins-titucionalizado unas JornadasAnuales de Presidentes y Directo-res de Cajas monográficamentededicadas al análisis y previsiónde formas de actuación ante es-tas nuevas demandas de la socie-dad, en la idea de contar con un

foro especializado, y al máximonivel, como mejor instrumentopara la difusión en todo el sectorde las mejores innovaciones enacción social. La Comisión y lasconvenciones de jefes de Obra So-cial son otros importantes forospara la reflexión y el más ampliointercambio de experiencias.

— Se está desarrollando unaambiciosa reorientación de la fun-dación FUNCAS, de la Confedera-ción Española de Cajas de Aho-rros, ampliando su brillante y útiltarea investigadora hacia campostemáticos que entronquen direc-tamente con los problemas socia-les de los ciudadanos, que des-bordan frecuentemente el marcoeconómico prioritariamente culti-vado por FUNCAS en el pasado, as-pirando a convertirla en instru-mento de orientación para lascajas en este ámbito al modo enque felizmente lo ha hecho tradi-cionalmente en el de naturalezaeconómico-financiera.

— Las cajas se están abriendoa múltiples frentes de interaccióncon la sociedad en estos aspectos,apelando a organizaciones, ex-

pertos e instituciones externaspara la selección de contenidos,proyectos y beneficiarios de laobra social.

— En el sector se vienen reali-zando numerosos estudios y en-cuestas orientadas a obtener la in-formación que mejor permitaadecuar los recursos y perfil pro-pios de su obra social a las cam-biantes necesidades de su entorno.

Fruto de todos estos esfuerzosde las cajas es el fuerte movi-miento de reestructuración decontenidos de su obra social (que,por ejemplo, viene mostrando unporcentaje de incremento de losrecursos destinados a la asistenciasocial y sanitaria fuertemente su-perior al incremento medio de laobra social) y numerosas iniciati-vas novedosas, en las que se ex-tiende a la propia actividad em-presarial de cada caja algunos delos objetivos sociales (gráfico 11).

Naturalmente, el fin último per-seguido no es conseguir un ajus-te mecánico e idéntico de la obrasocial de cada caja a un hipotéti-co patrón de preferencias socia-

LAS CAJAS DE AHORROS EN EL ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

140 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

50

0

45

25

20

35

40

30

2001 2002 2003 2004

15

10

5

Cultura y tiempo libre

Asistencia social y sanitaria

Patrimonio histórico, artístico y natural

Educación e investigación

GRÁFICO 11DISTRIBUCIÓN DE LOS RECURSOS DESTINADOS A OBRA SOCIAL (Porcentaje)

Page 160: PEE Num 108 - Funcas

les. Las grandes diferencias en ta-maño introducen, también aquí,la necesidad de estrategias dife-rentes. Por otro lado, hay muchasformas de prestar servicios muyvaliosos para la sociedad, y las ca-jas tienen vocaciones, tradicionesy conocimientos especializadosmuy dispares que permiten ase-gurar que la solución socialmenteóptima se caracteriza por una am-plia diversidad entre las obras so-ciales de las cajas. Finalmente, enalgunos campos no sería lógicorenunciar a que una caja puedaanticipar la conveniencia de espe-cíficas actuaciones de relevanciasocial, erigiéndose en pionera yadelantándose así, en lugar de se-guir, a las necesidades y deseosexplícitamente reconocidos por suentorno social, actuando comouna fuerza «ilustrada» en la evo-lución de la sociedad.

No sólo en cuanto a conteni-dos, sino también en cuanto a lossistemas de dirección y gestión dela obra social, es observable unanotable mejora en los últimosaños. Son muchos los factores queestán llevando al ánimo de los ór-ganos de gobierno de las cajas lanecesidad de avanzar en el nivelde elaboración de sus estrategiasde obra social, integrándolas enla estrategia global de la caja. Setrata, en primer lugar, de los efec-tos de la obra social sobre algu-nos objetivos generales de las ca-jas y de la colaboración con lospoderes públicos. La obra sociales una de las principales dimen-siones del servicio que prestan ala sociedad, complementando yreforzando, como ya he señalado,el que por otras vías realizan alservicio de los objetivos de inclu-sión financiera y desarrollo regio-nal. Existen otras interrelacionesde la obra social con objetivos ge-nerales de las cajas de máxima re-levancia, como la solvencia (porsu influencia sobre el porcentajedel beneficio destinado a reservas

y la trascendencia en este ámbitode la inversión en obra social ma-terializada en inmuebles), queaconsejan igualmente la plena in-tegración de la obra social en eldiseño de la estrategia global de laentidad.

También son muy interesanteslas nuevas iniciativas dirigidas a lamejora de la eficiencia de la ObraSocial (referidas a su organización,sistemas de dirección, recursos hu-manos y cultura organizativa), ala evaluación de los resultadosconseguidos y a la comunicaciónpública de los mismos.

VI. CONCLUSIÓN

Aseguraba Víctor Hugo que«no existe en el mundo nada tanpoderoso como una idea a la queha llegado su tiempo», y ése es elcaso del modelo de las cajas deahorros españolas: eficacia em-presarial y responsabilidad socialavanzada.

Sin embargo, como toda satis-facción con el presente lleva en sílos gérmenes de la conformidady la decadencia, es reconfortantecomprobar que en el ámbito dela responsabilidad social, tal ycomo sucede también en el cam-po de la actividad financiera, lascajas de ahorros españolas con-servan hoy el fulgor adolescentedel entusiasmo y un acentuadosentido de misión.

Buena prueba de ello es que ala reflexión sobre la responsabili-dad social corporativa consagra-ron el congreso en el que, en ju-nio de 2005, por primera vez enlos ya casi dos siglos de historiadel sector, se reunieron conjun-tamente los consejos de admi-nistración, las comisiones de con-trol y las altas direcciones detodas las cajas de ahorros espa-ñolas.

Las cajas de ahorros son ya laprimera fuerza financiera de Es-paña, país con uno de los mejo-res sistemas bancarios del mundo.También constituyen una de lasmás extraordinarias manifestacio-nes de la sociedad civil española,tanto por la importancia de sucontribución al progreso y a la so-lidaridad como por lo dilatado desu experiencia. A lo largo de todaella, con escenarios económicos,políticos y sociales extremada-mente diversos, han sabido man-tenerse fieles al mandato de susfundadores, los ilustrados del pri-mer tercio del siglo XIX, apostan-do por el bienestar, la justicia y lasolidaridad. Orgullo por lo ya he-cho y humildad por lo que quedapor hacer son los dos ingredien-tes básicos de la motivación actualde las cajas de ahorros españolas.

NOTA

(*) Versión revisada y ampliada de la con-ferencia sobre «Cajas de ahorros: Precursorasen responsabilidad social corporativa», pro-nunciada en el Foro Estratégico de las Cajasde Ahorros Españolas celebrado en Madrid losdías 9 y 10 de junio de 2005.

BIBLIOGRAFÍA

ALDAMA, E. (2003), «Informe de la comisión es-pecial para el fomento de la transparen-cia y seguridad en los mercados y en las so-ciedades cotizadas», Madrid, 8 de enero.

ALLESSANDRINI, Pietro; PAPI, Luca, y ZAZZARO, Albero(2003), «Banks, regions and develop-ment», BNL Quarterly Review, n.º 224.

ALSINA, O. (coord.) (2001), La banca ética. Moltmés que diners, Barcelona, FinançamentEtic i Solidari (FETS).

ALTUNBAS, Y.; EVANS, L., y MOLYNEUX, P. H. (2001),«Bank ownership and efficiency», Journalof Money, Credit and Banking, vol. 33, n.º 4.

ANDERSON, R., y FRASER, D. (2000), «Corporatecontrol, bank risk taking and the health ofthe banking industry», Journal of Bankingand Finance, agosto.

Asociación de Cajas de Ahorros para Relacio-nes Laborales (2002), Estatutos.

AZOFRA, V., y SANTAMARÍA M. (2002), «La in-fluencia del gobierno corporativo sobre laeficiencia de las cajas de ahorro españo-las», VI Foro de Finanzas de Segovia.

JUAN R. QUINTÁS SEOANE

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 141

Page 161: PEE Num 108 - Funcas

BALADO, C. (2003), «El amplio papel de las ca-jas de ahorros. La eficiencia económica yel liderazgo social», Economistas, n.º 98.

BERGER, A. N. (1998), «The effects of bank mer-gers and acquisitions on small businesslending», Journal of Financial Economics,número 50.

BOYCE, G. (2000), «Valuing customers and lo-yalty: The rhetoric of customer focus ver-sus the reality of alienation and exlusionof (devalued) customers», Critical Pers-pectives on Accounting, n.º 11.

CALS GÜELL, Joan (2005), El éxito de las cajasde ahorros. Historia reciente, estrategiacompetitiva y gobierno, Madrid.

CAJAS DE AHORROS, Convenio Colectivo (años2003-2006).

CARBÓ VALVERDE, Santiago (1999), «La exclusiónfinanciera en las sociedades occidentales»,Cuadernos de Información Económica, nú-mero 148/149.

— (2003), «Los mercados bancarios regiona-les: una especie a proteger», Cuadernosde Información Económica, n.º 173, mar-zo-abril.

— (2004), «Diez hechos estilizados del sectorbancario en España (1980-2004)», PAPELES

DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, n.º 100 (I).

— (2004), «Sistema financiero y crecimientoeconómico: panorama y evidencia para lasregiones españolas», PAPELES DE ECONOMÍA

ESPAÑOLA, n.º 101.

CARBÓ VALVERDE, Santiago; HUMPHREY, David, D.,y RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, Francisco (2003),«Deregulation, bank competition and re-gional growth», Regional Studies, vol. 37,número 3.

CARBÓ, Santiago, y LIÑARES, José Manuel(2005), «Cajas de ahorros, tecnología einclusión financiera», Cuadernos de In-formación Económica, n.º 188, septiem-bre-octubre.

CARBÓ, S., y LÓPEZ DEL PASO, R. (2000), «Las Ca-jas de ahorros: Algo más que institucionesfinancieras», Cuadernos de InformaciónEconómica, n.º 158.

— (2002), «La inclusión financiera: Un pasocualitativo más», Cuadernos de Informa-ción Económica, n.º 170.

— (2004), «La obra benéfico social: Exponentede eficiencia y responsabilidad social em-presarial», Cuadernos de Información Eco-nómica, n.º 182.

CARBÓ VALVERDE, S., y RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, F.(1998), «Tendencias recientes en la obrasocial de las cajas de ahorros españolas»,PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, n.º 74-75.

CASTELLÓ, E. (2003), «La obra social en la sin-gladura de las cajas de ahorros del sigloXXI», Economistas, n.º 98.

— (2005), «Compromiso del equipo huma-no», en El liderazgo social de las cajas deahorros, Funcas, Madrid.

CECA (1999), «Papel de la obra social en las ca-jas de ahorro y autonomía en su gestión»,Documento de la LXXIX Asamblea GeneralOrdinaria, junio, reproducido en CECA (ed.),Las cajas de ahorros y su obra social: Pa-sado, presente y futuro, Madrid, 2005.

— (2003), Cajas de ahorros. Capitales para lasociedad. Veinticinco años de eficiencia yliderazgo social, Madrid.

— (2005), Responsabilidad social corporativade las cajas de ahorros, dos volúmenes,Madrid.

— (2005), «Situación del microcrédito en lascajas de ahorros españolas», División deObra Social y Relaciones Institucionales,mímeo.

— (2005), Foro Cajas de ahorros, precursorasen responsabilidad social corporativa, Edi-ción en formato DVD (7 discos), Madrid.

COMÍN, F. (2001), «Las cajas de ahorros en laEspaña contemporánea (1835-2000)», enUna aportación al desarrollo económicosocial, 1876-2001, Zaragoza.

COMPETITION COMMISSION (2002), The supply ofbanking services by clearing banks to smalland medium-sized enterprises: A report onthe supply of banking services by clearingbanks to small and medium-sized enterpri-ses within the UK, cuatro volúmenes.

CRESPÍ CLADERA, Rafael, y GARCÍA CESTONA, Mi-guel A. (2004), «El gobierno de las enti-dades bancarias: Su evolución y el caso delas cajas de ahorros», PAPELES DE ECONOMÍA

ESPAÑOLA, n.º 101.

CRUICKSHANK, D. (2000), «Competition in UKBanking: A report to the Chancellor of theExchequer», Londres.

CUERVO GARCÍA, Álvaro (2003), «El buen go-bierno de sociedades y las cajas de aho-rros», Economistas, n.º 98.

FACES GARCÍA, Fernando (2004), «El gobiernocorporativo en las cajas de ahorros espa-ñolas: Un modelo eficiente y precursor»,Boletín de Estudios Económicos, vol. LIX,agosto, n.º 182.

FAINÉ CASAS, Isidro (2005), «La evolución delsistema bancario español desde la pers-pectiva de los fondos de garantía de de-pósitos», Estabilidad financiera, n.º 8.

FERNÁNDEZ GAYOSO, Julio, (1995), «Cajas deahorros y economía real. Vinculaciones ydependencias», PAPELES DE ECONOMÍA ESPA-ÑOLA, n.º 65.

FUENTES QUINTANA (1995), «Las cajas de ahorrosespañolas y su obra social», Discurso pro-nunciando ante SSMM los Reyes de Espa-ña en el acto de inauguración de las nue-vas instalaciones de la CECA (junio),reproducido en CECA (ed.), Las cajas de

ahorros y su obra social: Pasado, presen-te y futuro, Madrid, 2005.

GARCÍA CABELLO, M. (2000), «El microcrédito:Ambito de aplicación dentro de las socie-dades occidentales», Cuadernos de Infor-mación Económica, 154: 109-115.

GARCÍA, T., y ROBLES, D. (2002), «Estructura depropiedad y risk taking bancario. Un aná-lisis empírico de cajas de ahorros y bancosespañoles», X Foro de Finanzas de la Aso-ciación Española de Finanzas de Sevilla.

GARDENER, Edward P. M.; MOLYNEUX, Philip, yCARBÓ VALVERDE, Santiago (2004), FinancialExclusion in the US, UK and Italy: Lessons forthe Spanish Market, Bangor, UK.

GUTIÉRREZ NIETO, B. (2003), «El microcrédito.Análisis del caso español», tesis doctoral,Madrid, UNED, mímeo.

— (2005), «Iniciativas microfinancieras en Es-paña», en DE LA CUESTA, M., y GALINDO GAR-CÍA, A. (coords.), Inversiones socialmenteresponsables, Salamanca, Universidad Pon-tificia de Salamanca, 221-240.

HERRERO, T., y CARBAJO A. (2003), «Las cajas deahorros como una forma eficiente de em-presa», Economistas, n.º 98.

KEMPSON, E., y WHYLEY, C. (1999), Kept out oropted out? Understanding and combatingfinancial exclusion, Bristol.

LAGARES CALVO, M. J., y LAGARES GÓMEZ-ABASCAL

(2003), «Libertad e intervención: una nue-va perspectiva en la historia de la cajas deahorros españolas», Economistas, n.º 98.

MARTÍNEZ ESTÉVEZ, A. (2005), «El programa de mi-crocrédito del ICO», Perspectivas del Siste-ma Financiero, 84.

MARTÍNEZ SOTO, A.P. (2000), «Las cajas de ahorrosespañolas en el siglo XX: entre la benefi-cencia y la integración en el sistema finan-ciero», Revista de Historia Económica, 18-3.

MARTÍNEZ SOTO, A. P., y CUEVAS, J. (2001), El pa-pel de la cajas de ahorros españolas en lacaptación del pequeño ahorro desde unaperspectiva regional, 1876-1936, Zaragoza.

MEDINA ARAGÓN, Jorge; BEDIA PÉREZ, Pedro; MAR-TÍNEZ LÓPEZ, Jose M.ª, y MORENO BAQUERO,Carmela (2005), El papel de las cajas deahorros en la promoción del tejido pro-ductivo y la cohesión social, Fundación 1ºde Mayo, Madrid.

MELLE, M., y MAROTO, J. A. (1999), «Una apli-cación del gobierno de empresas: Inci-dencia de las administraciones públicas enlas decisiones asignativas de las cajas deahorro españolas», Revista Europea de Eco-nomía de la Empresa, vol. 8, n.º 2.

MÉNDEZ ÁLVAREZ-CEDRÓN, Jose M.ª (2004), «Go-bierno corporativo de las cajas de aho-rros», Análisis financiero, n.º 94.

PAMPILLÓN, Fernando (1998), «La financiaciónde las cajas de ahorros a la economía es-

LAS CAJAS DE AHORROS EN EL ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

142 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 162: PEE Num 108 - Funcas

pañola en el período 1990-1997», PAPELES

DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, 74-75.

PEACHEY, Stephen, y ROE, Alan (2004), Access toFinance, Oxford.

PÉREZ, Francisco (dir.); MONTESINOS, Vicente, SE-RRANO, Lorenzo, y FERNÁNDEZ DE GUEVARA,Juan (2005), La medición del capital so-cial. Una aproximación económica, Fun-dación BBVA, Madrid.

PÉREZ, Francisco (2003), «Presente y futuro delas cajas de ahorros en el sistema banca-rio español», en AFI (dir.), y VALERO, F. J. (co-ord.), Presente y futuro de las cajas de ahorros, Fundación Caixa Galicia.

PRADAS MONTILLA, Ricardo (1985), «Participacióndel personal en las cajas de ahorros», enTemas de cajas de ahorros, CECA, Madrid.

PRICEWATERHOUSECOOPERS/AIS (2005), Obra so-cial de las cajas de ahorros. Valoracióndel impacto de la obra, Madrid.

QUINTÁS, Juan R. (2004), «La gestación delmodelo español de cajas», PAPELES DE ECO-NOMÍA ESPAÑOLA, n.º 100, vol. I, noviem-bre.

— (2004), «Las cajas de ahorros españolas:Los retos del futuro», discurso pronun-cido en la XC Asamblea General de laCECA (diciembre), reproducido en CECA(ed.), Las cajas de ahorros y su obra so-cial: Pasado, presente y futuro, Madrid,2005.

RODRÍGUEZ, Julio (1995), «Cajas de ahorros yeconomía real», PAPELES DE ECONOMÍA ESPA-ÑOLA, n.º 65.

SALAS, V. (2003), «El gobierno de las cajas deahorros», en AFI (dir.) y Valero, F. J. (coord.),Presente y futuro de las cajas de ahorros,Fundación Caixa Galicia.

TEDDE, P. (1991), «La naturaleza de las cajas deahorros: sus raíces históricas», PAPELES DE

ECONOMÍA ESPAÑOLA, n.º 46.

TITOS, M. (1991), «La respuesta histórica de lascajas de ahorros a las demandas de la so-ciedad española», PAPELES DE ECONOMÍA ES-PAÑOLA, n.º 46.

VALERO, F. J. (2003), «La singularidad de las ca-jas de ahorros frente a Europa», Econo-mistas, n.º 98.

VALLE, V. (2004), «El “dividendo social” de lascajas de ahorros españolas», PAPELES DE

ECONOMÍA ESPAÑOLA, n.º 100, vol. I.

JUAN R. QUINTÁS SEOANE

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 143

Page 163: PEE Num 108 - Funcas

I. LA OBRA SOCIAL COMO PARTE DE LA RSC

LA finalidad última de las cajasde ahorros es extender a todala sociedad los beneficios de

su actividad como empresa, ya seaen su vertiente estrictamente mer-cantil o en cuanto a la distribuciónde los resultados obtenidos de di-cha actividad. Es un beneficio quealcanza a toda la población, inde-pendientemente del grado devinculación con la entidad.

Este objetivo principal de lascajas de ahorros es el mismo quesubyace en el concepto de res-ponsabilidad social corporativa(RSC), puesto que, en último tér-mino, bajo esta idea se incluye unapráctica empresarial encaminada aconseguir que la actividad econó-mica sea equilibrada, sostenible y,por supuesto, beneficiosa paratoda la sociedad. De hecho, al de-sarrollar su negocio, las cajas siem-pre tienen en cuenta el interés detoda clase de personas y gruposen aquellos ámbitos en donde ac-túan y, además, estos grupos es-tán representados en sus órganosde gobierno. Con ello, sus intere-ses se encuentran atendidos deforma adecuada y equilibrada, pre-cepto básico de la responsabilidadsocial corporativa.

Al rendir cuentas ante la so-ciedad del resultado obtenido, lavinculación con su entorno paralograr el bien común se hace aúnmás intensa. En primer lugar, porel elevado volumen de los recursosque, por medio de la obra social,

se destina a invertir en proyectosque mejoran la vida de todos losciudadanos y, por otro lado, porsu implicación permanente paraencontrar soluciones a problemassociales que afectan a la cohesiónsocial.

Por esta razón, el valor adicio-nal y singular aportado por las ca-jas cobra forma con la obra social.Concebida como un compromisolibremente adoptado entre la en-tidad y los ciudadanos con el finde contribuir al progreso de la so-ciedad, desencadena un procesode estrecha colaboración entreambos para alcanzar mayores co-tas de bienestar en la cultura, elmedio ambiente, la educación, lainvestigación, la protección del pa-trimonio, la asistencia social y lasanidad, entre otros.

Estamos ante una relación per-manente, un comportamiento so-lidario entre ambas partes, porcuanto que la obra social de lascajas de ahorros comparte los pro-blemas de los ciudadanos con lavocación de resolverlos, y los ciu-dadanos encuentran en las cajasde ahorros un aliado en quienconfiar.

No es el objeto de este artícu-lo analizar las razones que en losúltimos años han hecho resurgiresta visión de la empresa, existen-te ya, si bien con relevantes mati-ces, desde la década de los añoscincuenta, pero sí es importantetener en cuenta que esta idea re-surge con mucha fuerza comoconsecuencia de la fuerte expan-

LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS,UN PASO SIEMPRE

POR DELANTE EN RSC

Carlos BALADO GARCÍADirector Obra Social y Relaciones Institucionales de la CECA

144

Resumen

La responsabilidad social corporativa (RSC)en las cajas de ahorros abarca cuatro ámbitosfundamentales: la vertiente social de la activi-dad financiera; la dimensión interna y externaen las relaciones con la sociedad; el gobiernocorporativo y la obra social. Concebida éstacomo un compromiso libremente adoptadoentre la entidad y los ciudadanos para contri-buir al progreso de la sociedad, desencadenaun proceso de colaboración para alcanzar ma-yores cotas de bienestar en la cultura, el me-dio ambiente, la educación, la investigación,la protección del patrimonio, la asistencia so-cial y la sanidad, entre otros. Así, las cajas se hanpreocupado históricamente tanto por los gru-pos afectados por su actividad como por losintereses de toda la sociedad. En este artículose analiza ese ejercicio de responsabilidad so-cial de las cajas y la relevante aportación quesupone para reducir el problema de la exclusiónen España para generar capital social.

Palabras clave: cajas de ahorros, obra social,capital social, creación de riqueza, creación deempleo, exclusión social y financiera, movi-mientos migratorios, cooperación, solidaridad,cohesión social, promoción del desarrollo.

Abstract

In savings banks corporate social responsi-bility (CSR) encompasses four main areas: thesocial aspect of financial activity; the internaland external dimension in relations with society;corporate government and social works. Beingconceived as a commitment freely entered intobetween the institution and the public in orderto contribute to the progress of society, the lat-ter triggers a process of cooperation so as toachieve higher levels of welfare in such areas asculture, the environment, education, research,protection of our heritage, social care andhealth. Thus, the savings banks have historicallyshown concern both for the groups affected bytheir activity and for the interests of the wholeof society. In this article we examine this exerci-se of social responsibility of the savings banksand the significant contribution that makes to-wards alleviating the problem of exclusion inSpain, and generating social capital.

Key words: savings banks, social work, social capital, creation of wealth, job creation,social and financial exclusion, migratory mo-vements, cooperation, solidarity, social cohe-sion, promotion of development.

JEL classification: G21, M14.

Page 164: PEE Num 108 - Funcas

sión de las empresas transnacio-nales en mercados distintos a losque originaron su nacimiento.

Este tipo de empresas, tantopor la cultura de los gestores comopor el entorno en que desarro-llan su negocio, está movido, en lagran mayoría de los casos, por laidea weberiana de que el empre-sario, además de su beneficio per-sonal, ha de aportar un beneficioa la comunidad, y que esto es ne-cesario que sea conocido y apre-ciado, porque el éxito empresariales éticamente aceptado y alta-mente valorado.

Son empresas que se muevenen mercados de fuerte compe-tencia y en una sociedad de con-sumo en la que la persona es va-lorada, por encima de todo, porsu capacidad de consumir bienesy servicios y, en ese terreno, su so-beranía es indiscutible. De esta for-ma, la empresa ha de ser compe-titiva, es decir, tiene que obtenerbeneficios y, para conseguirlo, hade ser viable, o bien producir aque-llo que sea aceptado por el mer-cado. Este requisito, en un con-texto en el que el consumidor esel soberano absoluto, significa quela empresa ha de guiarse por prin-cipios éticos, en especial, por elprecepto de que los clientes nopueden sentirse engañados.

Esto implica que, dado por su-puesto que la empresa cumple conlas leyes, ha de respetar los valoresde la sociedad en la que actúa.Como consecuencia de esta exi-gencia, la empresa ha de ser ex-celente o, en otros términos, debetener en cuenta que no es sufi-ciente con generar capital físicoque luego pueda ser reinvertido,sino que ha de atender a todos losgrupos afectados por la actividadempresarial.

Las cajas de ahorros reúnen to-dos estos atributos, puesto que

en su actividad empresarial hanconseguido ser muy competitivas,han sido claramente aceptadaspor el mercado, como se pone derelieve en el liderazgo consegui-do en todos los ámbitos del ne-gocio financiero, y también hanalcanzado ese nivel de excelenciarequerido que consiste en que nobasta con generar capital físico,sino que hay que preocuparse portodos los grupos afectados por laactividad de la entidad.

Aunque esos requerimientos,surgidos recientemente en el ám-bito de las compañías multina-cionales, han empezado a exten-derse a todo tipo de empresas, enlas cajas este compromiso se hadesarrollado desde hace más detrescientos años, superando todotipo de situaciones económicas,políticas, sociales y regulatorias,de una manera permanente y deforma creciente.

La responsabilidad social cor-porativa en las cajas de ahorros sepuede estructurar, pues, en cuatroámbitos fundamentales: en primerlugar, la vertiente social de la acti-vidad financiera; en segundo lu-gar, la dimensión interna y externaen las relaciones con la sociedad,los empleados, los clientes, los pro-veedores, las administraciones pú-blicas y el medio ambiente; porotro lado, el gobierno corporativoy, como un capítulo muy relevan-te y muy singular, la obra social.De esta forma, por las metas al-canzadas bajo esta concepción y,sobre todo, por la actividad conti-nuada de la obra social, es posibleasegurar que las cajas de ahorrosse encuentran siempre, respecto aotro tipo de empresas, un paso pordelante de lo que habitualmentese conoce como una empresa so-cialmente responsable.

Esta evidencia la podemos en-contrar en que, históricamente,las cajas no sólo se han preocu-

pado por los grupos a los que haafectado su actividad, sino que,además de éstos, han atendidotambién a los intereses de toda lasociedad. La manera de demos-trarlo ha sido mediante la inver-sión en toda clase de proyectosque permiten generar tejido so-cial, y la vía de éxito más sobresa-liente y perdurable es, sin duda,la obra social.

Por tanto, al analizar ese com-portamiento socialmente respon-sable de empresas como las cajasde ahorros, estamos ante entida-des que:

— Contribuyen a solucionarlos desequilibrios sociales me-diante acciones capaces de gene-rar solidaridad, sin olvidar la ca-pacidad de competir.

— Crean inclusión social y ac-tivan la lucha contra la pobreza,tanto al impulsar el desarrollo eco-nómico como al invertir en pro-yectos sociales de toda naturaleza.

— Como empresas eficientes,han desarrollado habilidades paragestionar la diversidad y defenderlos derechos sociales económicosy culturales de los ciudadanos, ycon ello encarnan la idea de em-presa ciudadana.

— Trabajan con la idea últimade procurar el bienestar social yfacilitar la creación de empleo paratodos, y entienden la educación y la investigación como vehícu-los para lograr una sociedad máscohesionada.

— Crean y ayudan a crear pro-yectos que tienen como fin la con-servación y protección del medioambiente.

— Se ocupan de la restaura-ción del patrimonio histórico másque ninguna otra institución ennuestro país.

CARLOS BALADO GARCÍA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 145

Page 165: PEE Num 108 - Funcas

Por tanto, la actividad finan-ciera y la obra social constituyenun binomio en el que ambos com-ponentes principales son insepa-rables y, así, no se puede entenderla forma en que abordan el ne-gocio las cajas de ahorros si no esel por el fin que se persigue al re-alizarlo: obtener beneficios parapoder autofinanciarse, crecer yatender al mayor número posiblede personas, con el fin de evitarsituaciones de exclusión. De la mis-ma manera, no es posible que laobra social extienda su influenciaa toda la sociedad o, expresadoen otros términos, se pueda creartejido social si, previamente, no seobtienen beneficios de la activi-dad empresarial.

II. LAS EMPRESAS EN UNASOCIEDAD CAMBIANTE

Acordado, pues, que el papelprincipal de las cajas de ahorros eslograr una sociedad más cohesio-nada, más vertebrada, orientadaa solucionar problemas de exclu-sión, debemos ahora centrarnosen ese ejercicio específico de la RSCque resulta de la obra social.

Para entender en toda su di-mensión el significado de la laborde las cajas en este ámbito, es ne-cesario conocer previamente quéproblemas de las sociedades dehoy no pueden ser despreciadospor las empresas socialmente res-ponsables.

Es imprescindible analizar, enprimer lugar, las cuestiones másinquietantes que amenazan a lassociedades de nuestros días, por-que explican muchos de los fenó-menos que vivimos en la actuali-dad y, al mismo tiempo, anticipanciertos problemas futuros. A esterespecto, es necesario constatarque la exclusión social se ha con-vertido en un reto, así como enuna seria barrera hacia el progre-

so, para los países en vías de de-sarrollo y también para las eco-nomías más desarrolladas.

La exclusión surge como con-secuencia de la pérdida conti-nuada de vínculos personales ysociales, que hace que una per-sona o un grupo se encuentrecon serias dificultades para acce-der a las oportunidades y recursosde los que dispone la propia so-ciedad. Es, por tanto, un procesoy, en ese sentido, no tiene porqué derivarse del lugar de naci-miento, la edad o la posesión derecursos económicos. No es algoinevitable, ni tampoco es con-sustancial a las nuevas formas dedesarrollo económico.

La exclusión depende de la for-taleza y del equilibrio que se logreen tres pilares fundamentales dela sociedad: el acceso al mercadolaboral o la disponibilidad de losrecursos, el capital social y el pa-pel del Estado (gráfico 1).

El acceso al mercado laboral, ola disponibilidad de recursos eco-nómicos, es un pilar esencial paraevitar la exclusión, si bien tenerun empleo o recursos económi-

cos no garantiza estar cubiertocontra la exclusión, porque, comose verá más adelante, conseguidaesta situación, existe todavía unaserie de obstáculos que una per-sona o grupo ha de superar has-ta conseguir estar incluido en unasociedad. Por tanto, el empleo oun nivel básico de recursos eco-nómicos, es condición necesaria,pero no suficiente.

El segundo pilar, el capital socialen términos sociológicos, está for-mado por esa red de relaciones eintereses comunes encaminados ala cooperación que se genera en elseno de una sociedad. Son esasvinculaciones extensas y ricas en-tre instituciones de la sociedad ci-vil y los poderes públicos, pero so-bre todo entre las personas, lasque crean un entramado con elque es posible lograr una sociedadmás sólida, estructurada y partici-pativa. De esta forma, la genera-ción de capital social se produceal existir una propensión de las per-sonas a comprometerse con otrasen la vida comunitaria y asociativa.Desde el punto de vista de la ex-clusión, cuanto más capital socialposee una sociedad menos vulne-rable resulta a este proceso.

LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS, UN PASO SIEMPRE POR DELANTE EN RSC

146 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

INCLUSIÓN

EQUILIBRIO

CAPITALSOCIAL

(Red derelaciones)

PARTICIPACIÓNEN EL

MERCADOLABORAL

DISPONER DERECURSOS

ECONÓMICOS

ESTADODEL

BIENESTAR

GRÁFICO 1PILARES DE LA INCLUSIÓN

Page 166: PEE Num 108 - Funcas

El tercer pilar lo constituye elEstado, y su capacidad para equi-librar la distribución de recursoscon la finalidad de evitar que de-terminados grupos sociales pue-dan quedarse al margen de los logros alcanzados por la mayorparte de los ciudadanos.

Teniendo en cuenta estos trespilares, y bajo una perspectiva es-tructural, nos encontramos conque la exclusión es una suma decomponentes sociales, es decir,cuáles son las redes de relaciónpersonales y familiares, así comosus condiciones de vida, materia-les y psíquicas. También culturales,puesto que es básico conocer sila exclusión es un fenómeno acep-tado o rechazado dentro de unasociedad. Hay componentes delámbito económico que es nece-sario conocer; entre otros, quiéncontrola los recursos o cómo seasignan. Por último, la exclusiónno puede olvidar un enfoque po-lítico: qué posibilidades existen enuna sociedad de participar en latoma de decisiones y cómo se ac-cede en ella a los derechos de ciu-dadanía y a determinados servi-cios públicos.

A partir de estas consideracio-nes, y dependiendo del nivel ge-neral de desarrollo de una socie-dad, podemos, por consiguiente,estar ante fenómenos de exclusiónde bienes y servicios: no tener ac-ceso a ciertos mercados de pro-ductos donde se ofrecen los bie-nes de consumo típicos de una determinada sociedad. Tambiénpuede significar la exclusión delderecho a tener un sustento bási-co, o del mercado laboral, o de latierra, que es un aspecto específi-co de la exclusión social de los paí-ses en desarrollo, o la exclusión dela seguridad, o incluso de los de-rechos humanos, lo que puede sig-nificar el acceso real al sistema le-gal y a derechos políticos (libertadde asociación, derecho a no ser

discriminado, así como a una am-plia variedad de derechos sociales).

Por tanto, aun contando conempleo o recursos económicos,existen otras dificultades hastaconseguir estar incluido, entre lasque se pueden destacar:

— La descalificación vincula-da a las condiciones de la vivien-da o a factores epidemiológicos, opor minusvalía, o vinculada a pro-cesos migratorios.

— Dificultad de acceso a losservicios sanitarios, a la formacióny a la instrucción, a los serviciossociales o de movilidad territorial.

— La discriminación étnico lin-güística, de género, discriminaciónreligiosa o política.

— La carencia del control delterritorio o del funcionamiento delEstado.

— Precariedad familiar, hosti-lidad ambiental, abandono social,entre los principales.

Pero, ¿qué significado tienehoy en día estar excluido o, enotras palabras, que se entiendepor estar incluido? En términos dela sociedad de principios del sigloXXI, la exclusión significa, funda-mentalmente, no pertenecer a lasociedad de consumo. La capaci-dad de una persona para comprarbienes y servicios marca hoy, prin-cipalmente, la frontera entre es-tar integrado y excluido.

La sociedad de consumo ha ex-perimentado una fuerte expansióndurante la década de los años no-venta, tras la caída del muro deBerlín, y en ese período el comer-cio mundial pasó de los cuatro bi-llones de dólares a un total de seisbillones de dólares que represen-ta en estos momentos, es decir,más de cien veces el PIB español.

Esta extensión o globalizaciónde la sociedad de consumo tienecomo fin mejorar la calidad devida para todos y causar el míni-mo daño al entorno. Además, seha planteado como el motor eco-nómico en las últimas décadas yocupa el lugar que antes estabaasignado a las familias, la religióno la comunidad. Otorga a las per-sonas un nuevo sentido de inde-pendencia, e incluso resulta hoyen día una referencia común paramedir los logros personales. Conesa expansión desde principios dela década de los años noventa portodos los países del mundo, la so-ciedad de consumo se convierteen un modelo de vida generaliza-do, que determina las decisioneseconómicas, sociales y políticas,aunque con unos altos costes, pormucho que esa no fuera su in-tención inicial (gráfico 2).

Es también una realidad com-pleja, por cuanto que dentro deeste tipo de sociedad se produceny conviven dos escenarios simul-táneos y contradictorios. Por unaparte, surgen enfrentamientos en-tre culturas, entre personas y en-tre tribus; y, por otra, existe unaintegración fruto de la informa-ción, el entretenimiento y el con-senso para intentar solucionar pro-blemas comunes.

Para formar parte de la socie-dad de consumo una persona hade tener unos ingresos superioresa 7.000 dólares anuales. Hoy endía, el 27 por 100 de la poblaciónmundial, 1.700 millones de per-sonas, cuenta con esa capacidadde compra de veinte dólares aldía, es decir, está incluido. El 53por 100 de las personas que com-ponen este grupo está en paísesindustrializados, mientras que el47 por 100 se encuentra en paí-ses en desarrollo, por lo que es-tar incluido en la sociedad de con-sumo no es potestad exclusiva delos países más desarrollados.

CARLOS BALADO GARCÍA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 147

Page 167: PEE Num 108 - Funcas

A pesar de que la sociedad deconsumo es una de las principalescaracterísticas que tienen en co-mún muchas de las sociedades ac-tuales y que define su modelo devida, pertenecer a ella no parecesuficiente logro para satisfacer losfines personales (gráfico 3).

Frente a esta situación nos en-contramos con que 1.600 millo-nes de personas viven con menosde dos dólares al día, es decir, enla pobreza, y 1.200 millones depersonas con menos de un dólaral día o, lo que es lo mismo, en si-tuación de extrema pobreza. Am-bos grupos representan un 44 por100 de la población mundial. Apartir de estos dos grupos, cercade un 30 por 100 de la poblaciónmundial, en torno a 2.000 millo-nes de personas, es vulnerable aprocesos de exclusión, entendi-da esta idea de acuerdo a los con-ceptos desarrollados con ante-rioridad.

Si tenemos en cuenta que lasestimaciones de la ONU cifran en3.000 millones el número de per-sonas que a mitad de siglo se in-tegrarán en la sociedad de con-sumo, y que la población mundialserá entonces de 9.100 millonesde personas, es decir, 3.000 mi-llones más que ahora, o muchocambian las cosas o las propor-ciones podrían mantenerse igual.

¿Es muy probable ese cambio?Para conocer la respuesta ha deobservarse cómo evolucionan lospaíses más desfavorecidos para sal-var sus problemas y, a la vista de losdatos, en estos últimos años noparece que ese crecimiento de lasociedad de consumo haya servi-do para mejorar la calidad de vidaen los países más desarrollados, nitampoco para avanzar en los Ob-jetivos del Milenio, las metas quela ONU ha establecido y que lospaíses se han comprometido a lo-grar para conseguir equilibrar esos

desajustes que se han expuestoanteriormente (cuadro n.º 1).

Como se puede ver en el grá-fico 4, la mayoría de las regiones

alcanzará los Objetivos del Mile-nio (excepto América Latina y elCaribe, así como el África Subsa-hariana), que se centran en quepara el año 2015 no exista po-

LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS, UN PASO SIEMPRE POR DELANTE EN RSC

148 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

1955 1965 1975 1985 1995 2005

25.000

0

15.000

5.000

10.000

20.000

Ingr

esos

med

ios

100

0

60

20

40

80

Porcentaje de personas muy felices

Ingresos medios

Personas muy felices

GRÁFICO 3RELACIÓN ENTRE INGRESOS MEDIOS Y FELICIDAD DE EE.UU. (1957-2002)

Fuente: State of the World - Myers.

3,0

0,0

2,0

1,0

1,5

0,5

1970

2,5

Índice mundial del producto bruto Índice de vida en el planeta

1975 1980 1985 1990 1995 2000

1970

= 1

,0

GRÁFICO 2EVOLUCIÓN DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA Y EL ESTADO DEL ECOSISTEMA (1970-2000)

Fuente: State of the World - Maddison, IMF, WWF ind, UNEP, RP.

Page 168: PEE Num 108 - Funcas

breza extrema en el mundo, esdecir, que para entonces nadieviva con menos de un dólar al día.

Si bien las causas de ese aleja-miento son muy diferentes en am-

bas regiones, llama la atención queen el caso de América Latina y elCaribe el problema radica, sobretodo, en la desigual distribución delos ingresos. Por lo tanto, es posibleinterpretar el hecho de que estas

regiones no alcancen estos objeti-vos como un anuncio de un au-mento de los procesos migratoriosde esa parte del mundo hacia paí-ses que ofrezcan mejores expecta-tivas de inclusión social (gráfico 5).

CARLOS BALADO GARCÍA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 149

Núm

ero

de p

erso

nas

que

vive

nco

n m

enos

de

1$ a

l día

Este de Asia y Pacífico

50

2015

0

10

20

30

40

1990 1995 2000 2005 2010

Actual y previsión Modelo de éxito1990 2001 2015 Éxito

Europa y Asia Central

50

2015

0

10

20

30

40

1990 1995 2000 2005 2010

Latinoamérica y Caribe

50

2015

0

10

20

30

40

1990 1995 2000 2005 2010

Núm

ero

de p

erso

nas

que

vive

nco

n m

enos

de

1$ a

l día

Oriente Medio y Norte de África

50

2015

0

10

20

30

40

1990 1995 2000 2005 2010

Sur de Asia

50

2015

0

10

20

30

40

1990 1995 2000 2005 2010

África Sub-Sahariana

50

2015

0

10

20

30

40

1990 1995 2000 2005 2010

29,6

2,3

14,8

0,9 0,5 3,6

0,30,4

11,3 9,56,9

5,7

2,4 1,20,9

41,3

31,3

20,7

12,8

44,6

46,4

22,3

38,4

GRÁFICO 4LA MAYORÍA DE LAS REGIONES ALCANZARÁN LOS OBJETIVOS DEL ODM, EXCEPTO AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Y EL ÁFRICA SUB-SAHARIANA, QUE ESTÁ COMPLETAMENTE ALEJADA

Fuente: Estimaciones previstas por el Banco Mundial.

CUADRO N.º 1

BALANCE ACTUAL DE LA SITUACIÓN INTERNACIONAL: CÓMO ESTÁ EL MUNDO

Región Pobreza Hambre Educación primaria Mortalidad infantil Acceso a agua Acceso a la sanidad

Estados Árabes....................................... Logrado En retroceso En comienzo Retrasado N.a. N.a.

Europa Central y del Este y CIS ................ En retroceso N.a. Logrado Retrasado Logrado N.a.

Este de Asia y Pacífico ............................ Logrado En comienzo Logrado Retrasado Retrasado Retrasado

Latinoamérica y Caribe ........................... Retrasado En comienzo Logrado En comienzo En comienzo Retrasado

Sudasia .................................................. En comienzo Retrasado Retrasado Retrasado En comienzo Retrasado

África subsahariana ................................ En retroceso En retroceso Retrasado Retrasado Retrasado En retroceso

Mundo.................................................. En comienzo Retrasado Retrasado Retrasado En comienzo Retrasado

Page 169: PEE Num 108 - Funcas

III. ¿QUÉ PROBLEMASSOCIALES TIENE ESPAÑA?¿QUÉ PUEDE HACER UNAEMPRESA SOCIALMENTERESPONSABLE?

En España, los aspectos socia-les han cobrado una posición muydestacada entre las preocupacio-nes de la sociedad. En los últimoscinco años, los ciudadanos hancomenzado a destacar como pro-blemas sociales asuntos que antesno suscitaban tal grado de preo-cupación. El paro, la vivienda, lainmigración y los problemas eco-nómicos se han situado a la ca-beza de las preocupaciones de losciudadanos, y no es extraño quese perciba así si nos atenemos aalgunos de los cambios más re-cientes que han tenido lugar ennuestro país.

Hay cuatro atributos caracte-rísticos de la sociedad españolade hoy muy relacionados con los

problemas anteriormente men-cionados. En primer lugar, es unasociedad fragmentada; segundo,inmersa en un mundo donde pre-domina la información y el cono-cimiento; tercero, con un déficitde políticas públicas para afron-tar fenómenos nuevos, y cuarto,con un reducido gasto social, demanera que la cobertura social dela Administración pública resultainsuficiente para evitar situacio-nes de pobreza económica.

Así, el hecho fundamental quedemuestra esta sociedad frag-mentada es el aumento de losmovimientos migratorios, la di-versidad étnica y cultural, y la ne-cesidad de integración de esosnuevos ciudadanos que se incor-poran a nuestro país y modo devida. Si en 1991 la población ex-tranjera en España representabael 2,2 por 100 del total de la po-blación española, hoy en día su-pera el 7 por 100 y es previsible

que en el año 2010 sea el 14,3por 100 de la población españo-la, es decir, habrá entonces algomás de seis millones de inmi-grantes que residirán en España.

Al igual que el del resto de lospaíses de la Unión Europea, el mo-delo de desarrollo español estábasado en el predominio de la in-formación y del conocimiento, loque significa, en términos econó-micos, que de la producción demercancías, rasgo de identidadde la era industrial, se ha pasadoa la gestión de la información.Este cambio lleva aparejado que elvalor del trabajador no reside tan-to en lo que produce como en loque es capaz de aportar a su em-presa. Al mismo tiempo, en estafase de la sociedad de la infor-mación se ha pasado de un mo-delo en el que predomina el em-pleo estable y asalariado a otroen el que es frecuente el empleodiscontinuo y precario. De hecho,

LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS, UN PASO SIEMPRE POR DELANTE EN RSC

150 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

90

0

80

40

60

30

50

70

4.000

0

3.500

1.500

2.500

1.000

2.000

3.000

América Latinay el Caribe

ÁfricaSub-sahariana

EuropaOriental

Medio Oriente yÁfrica del Norte

Asia Orientaly Pacífico

Asia delSur

Pobreza

Ingreso

20

10

Pobr

eza

(por

cent

aje)

500

Ingresos per cápita

GRÁFICO 5POBREZA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE COMPARADA CON OTRAS REGIONES DEL MUNDO

Fuente: Estrategia de Reducción de la Pobreza y Promoción de la Equidad Social. Washington. DC: BID, 2003.

Page 170: PEE Num 108 - Funcas

la tasa de desempleo, con un 9,3por 100, sigue por encima de lamedia de la Unión Europea y latasa de temporalidad está en el30,4 por 100, muy por encima dela media europea (un 13 por 100).

La participación, por tanto, enla sociedad de la información aúnno ha reportado las ventajas queconlleva ni en términos de empleoni de uso por parte de las empre-sas españolas. En nuestro país, el76 por 100 de las empresas tieneacceso a Internet, si bien la me-dia europea es del 94 por 100; yen aspectos como la compraven-ta por Internet, el disponer de unaweb corporativa o la intercone-xión de ordenadores, España estámuy alejada de la media de lospaíses de nuestro entorno. Tam-bién se encuentra entre los paísesen los que la utilización de Inter-net por los menores de 18 añosresulta más baja (gráfico 6).

Al mismo tiempo, en estas dosúltimas décadas han tenido lugarfenómenos nuevos a los que laspolíticas públicas no han dadorespuesta y, en este sentido, elcaso más evidente ha sido el de lavivienda. El porcentaje de la ren-ta que los hogares dedican alpago de una hipoteca a veinteaños ha pasado del 22 por 100en el año 1998 a más del 30 por100 en la actualidad, y el esfuer-zo mayor lo hacen, sobre todo,las generaciones jóvenes, entre30 y 35 años. Aunque el númerode viviendas terminadas ha pasa-do de las 300.000 de la décadade finales de los años setenta amás de 500.000 en estos últimosaños, las viviendas de protecciónoficial han descendido de las casi200.000 terminadas en 1977 acerca de 50.000 en el año 2001,según datos del Instituto Nacionalde Estadística.

Esta situación es particular-mente difícil para los sectores más

jóvenes, puesto que el precio máximo tolerable de la viviendapara un hogar cuyos miembrosestán entre 18 y 24 años está en100.000 euros anuales o en algomás de 120.000 en el caso de loshogares de personas entre 30 y34 años. La consecuencia funda-mental de esta situación es quela tasa de emancipación en Espa-ña es de las más bajas de Euro-pa, puesto que si en el año 1977el 60 por 100 dejaba el domiciliode sus padres antes de cumplir los30 años, hoy en día sólo lo haceun 35 por 100.

De igual forma, el gasto socialen España no resulta suficientepara atender los cambios de nues-tra sociedad. Después de Irlanda,país que, por otra parte, aparececomo uno de los más avanzados

en la sociedad del conocimiento,España es el que menos gasto de-dica a protección social como por-centaje del PIB: un 20, frente a un27 por 100 de media de la UE.Además, las ayudas para perso-nas con bajos ingresos sólo sonsignificativas en España en el casode los grupos en los que la edadsupera los 50 años.

Ni las escuelas de infancia paraniños hasta tres años, ni el acce-so a la escuela pública para ni-ños de edades comprendidas en-tre uno y tres años, ni los serviciosdomiciliarios a personas mayoresde 65 años, ni las pensiones nocontributivas o de viudedad al-canzan en nuestro país los nive-les de los países de la UE y estánlejos de los estándares interna-cionales.

CARLOS BALADO GARCÍA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 151

100

75

50

25

0

Utilización del PC

Intranet

Interconexiónde PC

Uso de Internet

Empleados conacceso a Internet

Web corporativa

Empresasque vendenpor Internet

Empresasque compranpor Internet

País más avanzado Media España

GRÁFICO 6SITUACIÓN GENERAL DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN EN LA EMPRESA (ESPAÑA)

Fuente: AETIC, Las tecnologías de la sociedad de la información en la empresa española, 2003, 2004.

Page 171: PEE Num 108 - Funcas

1. El umbral de la exclusiónsocial

El hecho cierto es que de lacombinación de todas estas va-riables se sigue que en nuestropaís no sólo existe exclusión, sinoque todavía hay personas afecta-das por la pobreza. Según los da-tos de UNICEF (gráfico 7), Españaocupa la undécima posición en laclasificación mundial de pobrezainfantil, con un 13,3 por 100 de

niños que vive en hogares cuyosingresos están por debajo del 50por 100 del promedio nacional.

Si tenemos en cuenta tambiénque la Unión Europea ha esta-blecido como criterio que vivircon menos del 60 por 100 de larenta media nacional supone ha-llarse en una situación de priva-ción y dificultad para integrarseen el plano social, nos encontra-mos con que en España, cuya

renta media anual está en 13.729euros, el umbral de exclusión so-cial está situado en unos ingre-sos anuales por debajo de 8.232euros. Como puede comprobar-se, ésta es una cifra similar a la delos ingresos necesarios para for-mar parte de la sociedad de con-sumo.

En España hay en la actuali-dad tres millones de hogares, deun total de catorce millones, cu-yos ingresos están situados apro-ximadamente en ese umbral, loque significa que cerca de nue-ve millones de personas son vul-nerables al proceso de exclusión.De ese total, más de ocho millo-nes de españoles viven con me-nos de 6.000 euros al año, es de-cir, en el umbral de la pobreza.Por consiguiente, cerca de un mi-llón de personas se encuentranen situación de exclusión social,y ocho millones, en el umbral dela pobreza.

2. Autocontrol

Como veíamos, es el capital so-cial, la red de relaciones, el factorprincipal que explica que la exclu-sión social tenga en nuestro paíssus propios mecanismos de auto-control. Para ser más precisos,dentro de la estructura social es-pañola existe un grupo, el forma-do por las mujeres, que canalizaese grado de conflicto y realizauna labor atenuante de esas dife-rencias sociales. De hecho, son laspersonas que integran este grupoquienes dedican un 163 por 100más de tiempo que los hombresa las tareas domésticas, un 87 por100 más a la atención a los me-nores y un 102 por 100 más a laatención a los mayores.

Asimismo, si se analiza desde elpunto de vista de los hogares, enel 71,9 por 100 de éstos es la ma-dre la que cuida a los menores de

LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS, UN PASO SIEMPRE POR DELANTE EN RSC

152 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Dinamarca

0 5 10 25 30

Finlandia

Noruega

Suecia

Suiza

Rep. Checa

Francia

Bélgica

Hungría

Holanda

Luxemburgo

Alemania

Austria

Grecia

Polonia

España

Japón

Australia

Canadá

Reino Unido

Portugal

Irlanda

N. Zelanda

Italia

EE.UU.

México

2015

2,4

2,8

3,4

4,2

6,8

6,8

7,5

7,7

8,8

9,0

9,1

10,2

10,2

12,4

12,7

13,3

14,3

14,7

14,9

15,4

15,6

15,7

16,3

16,6

21,9

27,7

GRÁFICO 7LA LIGA DE POBREZA INFANTIL (*)

(*) Las barras muestran el porcentaje de niños que viven en situación de pobreza «relativa», esdecir, los ingresos del hogar están por debajo del 50 por 100 del promedio nacional.Fuente: UNICEF, 2005.

Page 172: PEE Num 108 - Funcas

tres años que no van a las guar-derías. En el 72,5 por 100 de loshogares es también la madrequien atiende en situaciones deenfermedad. En un 76,5 por 100de los hogares la madre es la queacude a las reuniones escolares, yen un 80 por 100 de los hogareses quien se ocupa de acompañara los hijos al médico.

Por tanto, analizada esta cues-tión en términos de vulnerabili-dad a procesos de exclusión so-cial y de los tres pilares básicos enlos que se asienta la inclusión, enEspaña el empleo aún no se en-cuentra en la situación que seríadeseable en comparación con lospaíses de su entorno, el gasto so-cial no resulta suficiente para en-cauzar la situación, aunque el ca-pital social es lo suficientementeabundante en la actualidad comopara evitar que niños, jóvenes,mayores y mujeres se vean inten-samente afectados por procesosde exclusión. No obstante, nodebe perderse de vista que, eneste aspecto, no existe una red losuficientemente tupida para que,a medio plazo, y en especial cuan-do se logre la plena equiparaciónde hombres y mujeres, pueda so-portar las necesidades y cambiosque se están produciendo en to-dos los grupos sociales.

A partir de aquí, es posibleconcluir que en España el perfilmás acusado de la exclusión apa-rece centrado en las mujeres cuyotrabajo en el ámbito domésticono es reconocido y su falta de ex-periencia laboral limita sus posi-bilidades de encontrar un empleo,en los jóvenes con evolución muyfrágil de inserción laboral, en losancianos con problemas de sole-dad y pobreza, así como en losextranjeros no comunitarios queviven aislados y en claras condi-ciones de precariedad, tanto la-boral como de derechos. Pero nose termina aquí.

Se producen también combi-naciones múltiples de factores,como el desempleo, las dificulta-des económicas en el hogar y unnivel formativo muy bajo, que seentremezclan y aumentan la com-plejidad de este problema, y ter-minan por afectar a un elevadonúmero de personas, como he-mos visto.

En la medida en que la exclu-sión social afecta a una parte ele-vada de la población europea, al18 por 100, desde el año 2000 enel Consejo Europeo de Niza se de-cidió poner en marcha los deno-minados Planes Nacionales deAcción, con el objetivo de dar unimpulso definitivo a la lucha con-tra la exclusión social. Estos pla-nes dedican recursos económicospara apoyar desde el acceso al em-pleo hasta la prevención de ries-gos de exclusión o actuaciones afavor de grupos más vulnerables,y constituyen hoy en día uno delos principales instrumentos de lu-cha en la UE contra la exclusión.

Como resulta evidente, la ex-clusión social se ha convertido enuno de los principales problemasde nuestro mundo, y no hay re-gión o país que no sufra, en menoro mayor grado, este problema. Pa-rece, pues, prioritario encontrarmedios para combatir este dese-quilibrio a partir de los tres pilaresbásicos que garantizan la inclusión.

Por ello, es de gran valor quelas iniciativas que puedan servirpara evitar la exclusión y fortalecerla estructura social sean recono-cidas; en ese sentido, en nuestropaís, las cajas de ahorros son unejemplo de instituciones capacesde reducir las diferencias socialesy conseguir cohesión económica,geográfica y social.

Buscar soluciones a la exclusiónno puede ser una aventura perso-nal, debe ser un proceso colectivo

en el que grupos de personas, demanera formal e informal, tratende conseguir un entorno de co-hesión social. La sociedad espa-ñola empieza a ser consciente deestas cuestiones, y una de las pri-meras demandas que se hace alas cajas de ahorros es que, sindescuidar otros ámbitos, aumen-ten sus acciones en actividades re-lacionadas con la asistencia socialy bajo las que aparece casi siem-pre el fenómeno de la exclusión.

IV. LA APORTACIÓN DE LA OBRA SOCIAL DE LASCAJAS A LA SOCIEDAD:RIQUEZA, EMPLEO YEQUILIBRIO

Uno de los primeros aspectosque cabe destacar de las cajas deahorros como empresas social-mente responsables es la creaciónde empleo, factor básico que per-mite dar el primer paso en la in-tegración social. En los últimosdiez años se han creado 28.811puestos de trabajo, un 94,6 por100 en la modalidad de contrata-ción indefinida. Además, la ma-yor parte de las contratacionesnuevas realizadas en el último ejer-cicio, el 83 por 100, fueron muje-res (gráfico 8). Otro de los aspec-tos relevantes es la capacidad delas cajas de prestar servicios fi-nancieros a toda la población; dehecho, el 97 por 100 de la pobla-ción española está directamentecubierta por la presencia de ofici-nas de las cajas de ahorros. En lamedida en que toda la poblacióncuenta, gracias a las cajas, con ac-ceso al sistema financiero, se pue-de afirmar que en España no seproduce exclusión financiera. Ade-más, para alcanzar a grupos de in-migrantes que puedan tener difi-cultades de acceso al crédito,existen líneas de microcrédito, enlas que el importe medio del prés-tamo concedido está situado en9.000 euros, y también los mon-

CARLOS BALADO GARCÍA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 153

Page 173: PEE Num 108 - Funcas

tes de piedad, cuyos importes me-dios concedidos están en la ac-tualidad en 413 euros.

No obstante por medio de suobra social, las cajas de ahorrostienen un papel fundamental enla vertebración de la sociedad(cuadro n.º 2). La obra social for-ma parte constitutiva de la activi-dad de las cajas de ahorros desdesu fundación, por lo que no se tra-ta de una aportación nueva. Esalarga vida no hubiera sido posiblesi no hubiera ido evolucionando

a lo largo de todos esos años, tan-to en sus modalidades de accióncomo en la cantidad de recursosdestinados a ella.

1. Los grandes números

Las cajas de ahorros han inver-tido en obra social en el año 2004un total de 1.163 millones de eu-ros (según datos de la Memoriade Obra Social), que se han dedi-cado al mantenimiento de 4.247centros, de los cuales, 1.963 son

centros propios. Asimismo, hanrealizado más de 120.275 activi-dades y han llegado a un númeroestimado de 123 millones de be-neficiarios.

El gasto promedio por habi-tante en obra social ha sido en2004 —y según datos del infor-me «Valoración del impacto de laObra Social» realizado por PriceWaterhouse Coopers y AIS para laCECA— de 26,94 euros. Las áreasde cultura y asistencia social re-presentan respectivamente el 34 y36 por 100 del presupuesto de laobra social, por lo que son las dosgrandes áreas de referencia. Acontinuación se sitúan las áreasde educación e investigación (12por 100 del presupuesto) y las res-tantes áreas sociales, con porcen-tajes menores (gráfico 9).

En treinta y una provincias, elmayor gasto social se ha realiza-do en el área de cultura, mientrasque en quince provincias la prio-ridad ha sido el área de asistenciasocial.

En general, prevalece la ges-tión directa de las iniciativas deobra social (a través de mediospropios), si bien, en algunas áreassociales (asistencia social, patri-monio histórico-artístico e I+D)predomina la colaboración conterceros, lo que permite ganar ca-pilaridad y experiencia.

LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS, UN PASO SIEMPRE POR DELANTE EN RSC

154 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

CUADRO N.º 2

LAS CAJAS COMO VERTEBRADORAS DE LA SOCIEDAD CIVIL

Fondos de Cohesión ue recibidos por España: Total obra social invertido en 2004:1.500 millones de euros (*) 1.163 millones de euros

Total empresas españolas: patrocinio, mecenazgo, Obra social en colaboración 2004:marketing social: 426,94 millones de euros324,70 millones de euros

Importe concedido por la convocatoria 2004 Obra social en colaboración asistencia social en 2004:del 0,52 por 100 del IRPF: 159,71 millones de euros95,04 millones de euros

(*) Media anual programa 2000-2006.

120.000

0

80.000

40.000

60.000

20.000

100.000

1987 88 89 1990 91 92 93 94 95 96 97 98 99 2000 01 02 03 04

Total Hombres Mujeres

GRÁFICO 8EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE EMPLEADOS DE LAS CAJAS DE AHORROS

Page 174: PEE Num 108 - Funcas

La obra social ha llegado a tal di-mensión en nuestro país —un to-tal de 1.163 millones en 2004—que para hacerla visible sólo escomparable al volumen de fondosque España recibe anualmente dela UE y que asciende a 1.500 mi-llones de euros. Lo más importan-te, sin embargo, es lo que se con-sigue con ese volumen de recursos.

En primer lugar, evitar situa-ciones de exclusión social. En lamedida en que las cajas de aho-rros han conseguido, a lo largodel tiempo, generar capital socialen nuestro país, es decir, tejer unadensa red de relaciones para so-lucionar problemas sociales, losgrupos más vulnerables tienenuna vía de integración que facili-ta el equilibrio social. Sin ella, laotra alternativa sería una partici-pación mucho más activa del Es-tado. Con la obra social, es la so-ciedad civil la que se articula por

sí misma para conseguir objetivoscomunes, y esto hace posible quela confianza entre los ciudadanosaumente. Lo más destacado de laactividad de la obra social es lacapacidad de implicarse y movera las personas a resolver de for-ma cooperativa sus dificultades,y su labor para que toda la po-blación pueda tener acceso abienes y servicios que, de otra for-ma, quedarían reducidos a deter-minadas minorías.

Es de destacar, en este senti-do, como puede comprobarse enel gráfico 10, que las cajas pro-mueven acciones entre todos loscolectivos recogidos en los planesnacionales de acción contra la ex-clusión, aun cuando no existe nin-guno que llegue a esa cobertura.Incluso se abarca más de lo querealizan países como España, queestán entre los que más gruposatienden con sus planes.

Otro de los hitos que se con-siguen con la inversión de las ca-jas es crear riqueza y empleo. Encontra de lo que a priori se podríasuponer, los recursos de las cajasno se diluyen entre las numero-sas necesidades de la poblaciónespañola. Cada euro invertido re-percute favorablemente en laeconomía y el empleo. Así, se-gún el estudio recientemente ela-borado para la CECA por PriceWaterhouse Coopers y AIS, laobra social consigue un alto im-pacto social y también económi-co, por cuanto que la inversióncon fines sociales de las cajasaporta riqueza y empleo a nues-tro país.

2. Impacto social: Cohesión

El perfil del gasto medio pormunicipio (entendido como pro-porción del gasto destinado a las

CARLOS BALADO GARCÍA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 155

Contribución social cajas de ahorros100 por 100 = 1.163

Asistencia social y sanitaria

• Guarderías y jardines de infancia• Centros de mayores• Residencias (mayores o discapacitados)• Unidades asistenciales• Programas asistenciales— Personas mayores— Discapacitados— Inmigrantes— Marginados• Hospitales, sanitarios y clínicas• Programas divulgación Alzheimer y cáncer• Consultorios, ambulatorios y dispensarios

Educación e investigación

• Centros de enseñanza infantil• Centros de enseñanza primaria y secundaria• Centros de formación técnica y profesional• Centros de enseñanzas universitarias• Centros de enseñanzas especiales• Programas educativos• Becas estudios en España• Becas estudios extranjero• Investigaciones• Becas/ayudas a la investigación• Promoción del desarrollo económico

Patrimonio histórico artístico y natural

• Edificios y núcleos históricos artísticos• Obras de arte• Parques naturales, bosques, jardines botánicos• Fincas interés ecológico• Programas y campañas

Cultura y tiempo libre

• Bibliotecas y documentación• Museos• Centros experimentales y educativos• Salas (conferencias/exposiciones)• Teatros/auditorios• Polivalentes (centros sociales/culturales)• Exposiciones y muestras• Representaciones, conciertos, recitales• Conferencias, congresos, cursos• Publicaciones• Clubs tiempo libre• Instalaciones deportivas• Promoción al deporte

20417%

1009%

33229%

52745%

GRÁFICO 9RECURSOS DEDICADOS POR ÁREAS SOCIALES EN 2004(Millones de euros y porcentajes)

Page 175: PEE Num 108 - Funcas

diversas áreas de la obra social)varía según el tamaño. En los mu-nicipios pequeños, la prioridad hasido asistencia social, mientras enlos grandes, la prioridad ha sidocultura. La diferenciación de losperfiles es aún más acentuada siconsideramos los municipios se-gún su nivel económico. En losmunicipios de menor renta se hadestinado más de un 40 por 100al área de asistencia social. Es dedestacar el hecho de que en losmunicipios de todos los niveleseconómicos existen inversiones enI+D de la obra social.

Es relevante, en este sentido,resaltar la importancia del por-centaje total del presupuesto de-dicado por la obra social de las ca-jas a I+D, teniendo en cuenta que

la media europea está situada enel 2 por 100 del PIB.

En las comunidades autónomasdonde la ratio entre la obra socialy los recursos por persona es másreducida, el porcentaje destinadoa cultura y asistencia social es del70 por 100. En cambio, en aque-llas en las que se supera la mediade gasto por persona, que se si-tuó en el año 2004 en 27 euros, elporcentaje destinado a cultura yasistencia social es del 58 por 100,de modo que, una vez cubierto unmínimo de atención en las áreasde cultura y asistencia social, la in-versión de la obra social se diver-sifica y se especializa más.

En términos absolutos, se de-dican más recursos a algunas áreas

sociales en las ciudades de mayorpoblación. Sin embargo, en tér-minos relativos, el esfuerzo inver-sor se dirige a los entornos ruralesy de menor población.

Dentro del gasto total que laobra social asigna a cultura, unaproporción muy importante se di-rige a museos y exposiciones (cen-tros y actividades). De acuerdo conel tamaño de las provincias, sonlas más pequeñas las que mayornúmero de exposiciones por ha-bitante han registrado, lo que in-dica una redistribución de estasactividades hacia las provincias demenor tamaño.

Las actividades o centros de lascajas de ahorros son, en muchoscasos, la única o una de las úni-

LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS, UN PASO SIEMPRE POR DELANTE EN RSC

156 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Personas discapacitadas

Niños / infancia

Personas inmigradas / asiladas

Personas sin techo

Mujeres

Jóvenes

Personas drogodependientes

Familias

Personas mayores

Personas ex reclusas / con antecedentes

Personas con problemas psíquicos

Personas pobres

Prostitutas

Emigrantes retornados

Personas analfabetas

Minorías étnicas

Personas alcohólicas

Personas desempleadas

Colectivoscontemplados

Alem

ania

Países

Austria

Bélgica

Dinam

arca

España

Cajas

Finlandia

Francia

Grecia

Holanda

Irlanda

Italia

Luxemburgo

Portugal

Reino Unido

Suecia

GRÁFICO 10COLECTIVOS CONTEMPLADOS POR CADA PLAN NACIONAL DE ACCIÓN

Page 176: PEE Num 108 - Funcas

cas opciones de exposiciones, con-ciertos, espectáculos con las quecuentan los municipios pequeños.

En los municipios de mayor ta-maño se observa un alto grado deasistencia a los centros y una im-portante participación en las acti-vidades. En estas ciudades, la obrasocial representa una alternativagratuita o de coste muy bajo a sa-las de conciertos, teatro, danza ycine, que permite el acceso a lacultura de las personas con me-nos recursos.

El gasto por habitante en pa-trimonio histórico artístico ha sidomás elevado en las provincias demenor tamaño. De esta forma, laobra social colabora en la rehabi-litación de las zonas más despo-bladas y contribuye en ellas a lacreación de empleo. Además, sehan realizado actividades de pa-trimonio histórico artístico en todotipo de municipios, de acuerdocon su tamaño. No obstante, elgasto medio por actividad fue mu-cho más alto en las grandes ciu-dades, lo que guarda relación conel tipo de patrimonio que se en-cuentra en las grandes ciudadesy los mayores costes de su reha-bilitación.

Los gastos en medio ambienteson más altos en las comunida-des mediterráneas. A la inversade los centros culturales, los cen-tros de medio ambiente están ubi-cados en la periferia y no en lasciudades principales. En este mis-mo sentido, el gasto por habitan-te fue mayor tanto en las provin-cias como en los municipios demenor tamaño.

Dentro de las actividades deI+D que realiza la obra social, lasque más peso tienen son las depromoción al desarrollo, propiasdel ámbito de la economía social.Estas actividades incluyen la crea-ción de empleo y la formación

empresarial. Agrupando a las pro-vincias según su tasa de paro, seobserva que el mayor gasto porpersona ha tenido lugar en lasprovincias en las que el índice dedesempleo es más alto, por loque, una vez más, se pone de ma-nifiesto la capacidad de las cajaspara dirigir su esfuerzo allí dondese necesita y donde resulta ma-yor el beneficio que se aporta ala sociedad.

Es de destacar, asimismo, quelas cajas destinan un cuarto delpresupuesto de la obra social a laatención de grupos sociales en ries-go de exclusión social, como sonlas personas mayores, las perso-nas con discapacidades, jóvenes einmigrantes. Divididos estos re-cursos entre la población de losprincipales grupos destinatarios, elmayor receptor es el formado porpersonas discapacitadas: 17 eurospor persona discapacitada frentea 13 euros por persona mayor.

El gasto por persona mayor esmás alto en los municipios quetienen entre un 15 y un 30 por100 de población mayor, dondereside más del 60 por 100 de lapoblación mayor española, por loque el esfuerzo dirigido a un de-terminado colectivo coincide, unavez más, con los lugares dondemás se necesita. Existen tambiéncentros y actividades de la obrasocial para personas discapacita-das repartidos por todo el terri-torio español.

La obra social destinada a in-migrantes supuso un total de 6,5millones de euros en 2004. Ade-más de las actuaciones en las gran-des ciudades, donde el número to-tal de inmigrantes es mayor, lascajas de ahorros han sabido de-tectar necesidades en municipiosde menor tamaño, pero con unalto porcentaje de población in-migrante, en los cuales reside másdel 19 por 100 de este colectivo.

Es muy destacado el logro enla cooperación internacional parael desarrollo, a la que la obra so-cial dedica el 0,88 por 100 de supresupuesto, superando el 0,7por 100 establecido en el Pactode Solidaridad de Ayuda Oficialal Desarrollo. Sus actuaciones hanpodido clasificarse dentro de lassiguientes categorías: desarrolloeconómico y social, paz y refu-giados, educación, salud e in-fancia.

3. Cobertura

La obra social alcanza una co-bertura del 53 por 100 de los mu-nicipios y del 96 por 100 de la po-blación española. El 63 por 100se produce en los municipios ru-rales, el 91 por 100 en los muni-cipios semi urbanos y el 99 por100 en los municipios urbanos;en otras palabras, la cobertura estotal y completa en los municipiosde más de 100.000 habitantes, ysuperior al 80 por 100 de la po-blación en municipios de más de1.000 habitantes.

4. Complementariedad

Al comparar los perfiles de gas-to de las administraciones públi-cas y de las cajas, se observa unalto grado de complementariedaden sus actuaciones, dado que lascajas se desplazan de las áreasdonde la cobertura pública es muyimportante, e incluso obligatoria(como sanidad y educación en lascomunidades autónomas), haciael área de cultura y asistencia so-cial (gráfico 11).

En este ámbito, la obra socialsuple las carencias de los serviciospúblicos o mejora su nivel de ca-lidad y atención, especialmenteen el caso de los grupos más vul-nerables. El gasto por persona delas cajas en cultura y patrimonio

CARLOS BALADO GARCÍA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 157

Page 177: PEE Num 108 - Funcas

histórico en algunas comunidadessupera el 50 por 100 de gasto porpersona de las administracionesautonómicas. Es decir, el esfuer-zo de las cajas en estas áreas esmayor en las regiones donde estegasto es menor.

A partir de estos resultados, esposible afirmar que la obra socialextiende la cultura y contribuye apreservar el patrimonio históricoa lo largo de todo el territorio.Dado el nivel de estas aportacio-nes, se deduce que si no existieranla oferta cultural sería notable-mente inferior.

Entre las administraciones pú-blicas, el perfil de gasto que rela-tivamente presenta mayor simili-tud con el de las cajas es el de losayuntamientos. Esto se debe a lacaracterística común de cercaníacon su entorno e inversión de ca-rácter esencialmente local quemuestran tanto las cajas como losayuntamientos.

5. Impacto económico

Las cajas de ahorros, por mediode su obra social, han creado26.136 puestos de trabajo, hanproducido un impacto en el PIB de955 millones de euros y un im-pacto en la producción total de1.841 millones de euros. Esto per-mite asegurar que las actuacionesde la obra social, además del yacomentado impacto social, gene-ran un importante impacto eco-nómico en términos de creaciónde riqueza y empleo. La diversifi-cación de sus actuaciones en lasdistintas áreas sociales se traduceen una diversificación similar enla creación de puestos de trabajoen los 71 sectores económicos.

El impacto en el PIB y en la pro-ducción total demuestra que si sediera el caso de que los recursosdestinados a la obra social hubie-sen sido destinados a otros fines(no sociales), esto habría creado,en la mayoría de los casos, menor

riqueza y empleo en el país, yaque la obra social de las cajas deahorros, comparada con otros sec-tores económicos, se sitúa por en-cima de la media española encuanto al impacto en la riqueza yen la creación de empleo. Com-parando la obra social con otrossectores relevantes, como, porejemplo, la construcción o el sec-tor de crédito y seguros, se ob-serva que la obra social de las ca-jas de ahorros no sólo genera másempleo, sino que el empleo ge-nerado es de mayor calidad, yaque la remuneración media delempleo generado por la obra so-cial es de 24.467 euros, frente a21.846 euros de media de remu-neraciones de los empleos gene-rados en España (gráfico 12).

De las simulaciones realizadasen cada una de las áreas específi-cas de actuación, se desprendeque si se realizaran inversiones si-milares en cada uno de los centrosy actividades, los centros dedica-

LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS, UN PASO SIEMPRE POR DELANTE EN RSC

158 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Gobierno central96.233.386.040

Cultura

Tiempo libre

Asistencia social

sanidad

Educación

Investigación ydesarrollo

Patrimoniohistórico artístico

Medio ambientenatural

0

CC.AA.78.350.930.735

Ayuntamientos grandes2.840.369.143

Total administraciones177.424.685.918

Cajas1.165.339.926

10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

Porcentaje de gastos

38% 7% 26% 3% 12% 11% 3%

1% 50% 24% 18% 3%2%

10% 7% 31% 2% 7% 42%

2%1%

8% 50% 35% 2%3%

1% 85% 4% 4% 5% 1%

ComplementariedadComposición de gasto por áreas sociales comparables

Comparativa entre administraciones y obra social

GRÁFICO 11ALTA COBERTURA DE NECESIDADES

Page 178: PEE Num 108 - Funcas

dos a exposiciones y de enseñan-zas especiales serían los de mayorimpacto en la producción total; loshospitales, sanatorios y clínicas son,en cambio, los de mayor impactoen la creación de empleo.

En cuanto a las actividades, lasexposiciones, muestras de ciencia,de material escolar y de anima-ción a personas representan las demayor impacto tanto en creaciónde empleo como en produccióntotal.

Los resultados de contribuciónal PIB obtenidos indican en quégrado la obra social de las cajasde ahorros ha contribuido a lacreación de riqueza, es decir, quéimpacto ha tenido en el PIB de Es-paña. Este impacto se puede cla-sificar en directo e inducido:

— El impacto directo es pro-ducto de los gastos realizados porlas cajas de ahorros directamentesobre los sectores económicos.

— Los efectos inducidos re-presentan la repercusión que tie-ne en el resto de los sectores eco-nómicos la inversión que realizala obra social en un determinadosector.

Por ejemplo, el impacto pro-ducido en el sector de la cons-trucción como consecuencia de lainversión realizada por las cajas deahorros en los centros para ma-yores corresponde a impacto di-recto en el PIB. En cambio, la in-versión que realiza el sector de laconstrucción en otros sectoreseconómicos para poder llevar acabo la construcción de dichoscentros para mayores es lo que sedenomina efecto inducido.

El movimiento económico re-presenta la producción o factura-ción total que se realizó para sa-tisfacer la demanda final de lasobras sociales. La inversión de1.163 millones de euros en obrasocial ha permitido un movimien-

to intersectorial (en los 71 secto-res económicos) de 1.841 millo-nes de euros. Esto da una idea deldinamismo económico generadopor las cajas de ahorros por mediode su obra social.

Los 71 sectores económicos dela matriz de input-output puedenagruparse en los siguientes gran-des sectores:

— Primario.

— Industria.

— Construcción.

— Servicios.

El mayor impacto en la riquezase produjo en el sector de servi-cios, con un total de 1.018 millo-nes de euros de impacto en el PIB,de los cuales el 73 por 100 co-rresponde a impacto directo y el27 por 100 restante, al efecto in-ducido de la creación de riqueza.

CARLOS BALADO GARCÍA

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 159

Obra socialcajas deahorros

Media 8sectores

Producción total

1.845.0001.835.000 1.840.0001.830.000

1.841.737

Total remuneraciones

28.00024.000 26.00022.000

Puestos de trabajo

25.00021.000 23.00019.000

1.835.938

24.900

19.900

23.142

27.541

GRÁFICO 12SIMULACIONES DE CREACIÓN DE RIQUEZA Y EMPLEO EN ALGUNOS SECTORES DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

Obra Artículos Maderas Otros Servicios Investig. y

Concepto Social de Construcción de papel y muebles Energía servicios prestados Créditos enseñanza Medialas cajas e impresión de madera eléctrica destinados a empresas y seguros destinadas 8 sectores

de ahorros a la venta a la venta

Producción total........... 1.841.737 2.256.580 2.392.811 2.128.481 1.804.276 1.616.885 1.513.053 1.497.657 1.477.760 1.835.938Puesto de trabajo......... 24.900 27.020 24.120 27.545 8.972 18.956 14.011 11.474 27.147 19.906Total remuneraciones ... 23.142 20.718 24.233 18.428 28.771 35.984 24.886 42.010 25.301 27.541

Page 179: PEE Num 108 - Funcas

En el sector de la construcciónse produjo un impacto de 314 mi-llones de euros. En este sector, el66 por 100 corresponde a impac-to directo y el 34 por 100 a efec-tos inducidos.

En el sector de la industria elimpacto fue de 503 millones deeuros. En este sector se produceun efecto inducido mucho mayorque en los dos sectores anterio-res: el 78 por 100 del impacto co-rresponde a efectos inducidos.

Por último, en el sector prima-rio se produjo un impacto de 4,9millones de euros. En este sector,el impacto en el PIB se debe to-talmente a efectos inducidos. Esdecir, las cajas de ahorros no rea-lizan ningún tipo de contratacióndirecta en el sector primario, perola inversión realizada en otros sec-tores provoca el impacto mencio-nado.

Los puestos de trabajo creadospor las obras sociales fueron decontratación directa e inducida.Este último tipo de contrataciónse refiere al empleo indirecto de-rivado de la realización de traba-jos secundarios que dan soporte ala actividad principal. La distribu-ción del empleo generado en loscuatro grandes sectores es la si-guiente:

— Primario. Se crearon 43puestos de trabajo, que son en sutotalidad de contratación induci-da, es decir, que la obra social norealizó ninguna actuación en estesector de forma directa.

— Industria. En este sector secrearon 4.171 puestos de traba-jo; 3.210 son por contratación in-ducida.

— Construcción. Se crearon3.756 puestos de trabajo, de loscuales, 3.060 son de contratacióndirecta.

— Servicios. Es el sector demayor creación de empleo porparte de las obras sociales. Se crearon 15.080 puestos de traba-jo, de los cuales 12.346 corres-ponden a contratación directa yel resto a contratación inducida.

Las cajas de ahorros contribu-yen a la creación de empleo en to-das las comunidades autónomas.La creación de puestos de traba-jo por parte de las cajas de ahorroscontribuyó, en distinta medida encada una de las comunidades au-tónomas, a la disminución del ín-dice del paro.

La obra social ha creado, enpromedio, más de seis puestos detrabajo por cada 10.000 personasactivas, contribuyendo de esta ma-nera, en distinta medida, a la dis-minución del índice del paro encada una de las comunidades au-tónomas. En promedio, las obrasocial ha creado más de dieciséispuestos de trabajo por cada 1.000parados. Asimismo, el númeropromedio de puestos de trabajocreados por cada 10.000 habi-tantes es de 4,85.

En definitiva, el objetivo funda-mental de la obra social de las ca-jas de ahorros es lograr la reduc-ción de la exclusión social, creandoun clima de bienestar, integracióny confianza en la sociedad. Con lasacciones emprendidas, las cajas co-laboran en la integración social delas personas y en su desarrollo den-tro de la sociedad, asisten a los másnecesitados y contribuyen a la pro-tección del medio ambiente y delpatrimonio histórico artístico. Me-diante sus actuaciones, las cajasconsiguen complementar los ser-vicios sociales prestados por el Estado y las administraciones res-pectivas.

Decía Frederic Bastiat en 1845que «conservarse y desenvolver-se es aspiración común a todos

los hombres, pero también es dis-posición de éstos vivir y desenvol-verse, cuando pueden, los unos aexpensas de otros». Lo que pre-tende la obra social de las cajasde ahorros es actuar y promoveractuaciones entre todos los gru-pos sociales para evitar que los be-neficios de unos no supongan laexclusión de otros.

BIBLIOGRAFÍA

Responsabilidad social corporativa de las Cajasde Ahorros 2004. Obra Social, actividad fi-nanciera y gobierno corporativo, CECA 2005.

Pobreza y exclusión social, Fundación La Caixa,Colección estudios sociales, n.º 16, 2004.

Objetivos de desarrollo del milenio, Informede 2005, Naciones Unidas.

Global Development Finance. Mobilizing Fi-nance and Managing Vulnerability, TheWorl Bank, 2005.

Estudio sobre la conciliación de la vida familiary la vida laboral en España, Instituto de laMujer, Madrid, 2005.

Informe, por propia iniciativa sobre cooperacióny acción exterior, Consejo Económico y So-cial. Sesión Ordinaria del Pleno del Con-greso de los Diputados, junio 2005.

Informe conjunto sobre la inclusión social, Co-misión Europea, Comunicación de la Co-misión 21 de diciembre de 2004.

Construir una Europa que fomente la integra-ción, Comisión Europea, Comunicación dela Comisión Europea 21-12-2004.

State of the World 2004. The Consumer So-ciety, The worldwatch institute.

State of the World 2005. Redefining GlobalSecurity, The Worldwatch Institute.

Valoración del impacto de la Obra Social, CECA,Price WaterhouseCoopers, AIS, 2005.

Estrategia de reducción de la pobreza y pro-moción de la equidad social, Washington,Banco Interamericano de desarrollo 2003.

Las tecnologías de la sociedad de la informa-ción en la empresa española 2003, AETIC2004.

Boletines mensuales de estadística, InstitutoNacional de Estadística.

Objetivos de desarrollo del milenio. Una miradadesde América Latina, CEPAL, junio 2005.

El Estado del bienestar en España, Editorial Tec-nos, 2004.

La emancipación de los jóvenes y la situaciónde la vivienda en España, Consejo Econó-mico y Social 2002.

LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS, UN PASO SIEMPRE POR DELANTE EN RSC

160 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 180: PEE Num 108 - Funcas

161

I. INTRODUCCIÓN

LAS cajas de ahorros españo-las son instituciones financie-ras de carácter social que re-

vierten un porcentaje sustancial desus beneficios a la comunidad don-de operan, a través de una ampliay creciente variedad de activida-des destinadas a atender las ne-cesidades que recaen en los ám-bitos cultural, socio-asistencial,educativo y medioambiental, fun-damentalmente. Según datos dela Confederación Española de Ca-jas de Ahorros (CECA), las cajas des-tinaron en promedio, en el perío-do 1979-2004, prácticamente el30 por 100 de sus beneficios ne-tos a obra social (OS), es decir, el 30por 100 de la parte del beneficioque, después de impuestos, no sedestina a la dotación de reservas fi-jadas por las disposiciones legaleso estatutarias. La prestación deeste tipo de actividades constituyeel principal elemento diferencia-dor entre estas entidades y el res-to de entidades de depósito (ban-cos y cooperativas de crédito).

A lo largo de su vida institucio-nal, el sector de las cajas de aho-rros ha sido objeto frecuente deestudio por parte de analistas y deexpertos del sector financiero. Enconcreto, la creciente importanciade la actividad social de las cajas yel hecho de que la legitimidad deestas entidades dependa, en par-

te, de la valoración que de su ac-tividad haga la sociedad son dosfactores que han llevado a muchosautores a analizar la OS desde dis-tintas perspectivas. Así, por ejem-plo, existen distintas contribucionesque se han centrado en el análisisde la influencia de la actividad delas cajas sobre la cohesión socialdel territorio en el que desarrollansu actividad. En esos trabajos, losautores sugieren que estas enti-dades contribuyen notablementeal progreso social y cultural de lascomunidades en las que operan(Guijarro, 2003), facilitando el cre-cimiento y el desarrollo económi-co, así como la cohesión social deesos territorios (Carbó y López,2004). Asimismo, también se sue-le destacar el papel de las cajas enla satisfacción de las necesidadesy preferencias financieras de lasclases populares (Carbó y Rodrí-guez, 1998). Del mismo modo,Carbó y López (2001) sugieren quela orientación de los recursos des-tinados por las cajas a su OS havenido determinada por las de-mandas sociales. Sin embargo,esta afirmación no ha sido con-trastada empíricamente en la lite-ratura. Por este motivo, el análisisde esta relación constituye el ob-jeto de este trabajo.

El presente artículo se centra enel análisis de la composición actualdel gasto en obra social de las ca-jas de ahorros españolas, así como

PREFERENCIAS DE LOS ESPAÑOLES SOBRE LA COMPOSICIÓNDE LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS

DE AHORROSAlejandro ESTELLER-MORÉJonatan JORBA GIMÉNEZ

Albert SOLÉ-OLLÉ (*)Universidad de Barcelona

Institut d’Economia de Barcelona

Resumen

La obra social constituye el principal ras-go distintivo de las cajas de ahorros españolasrespecto del resto de entidades financieras.De ahí la importancia de analizar en qué me-dida ese tipo de gasto coincide con las prefe-rencias sociales. Este artículo revisa la evolucióncuantitativa reciente del gasto social de las ca-jas en España y la compara con las preferen-cias sociales al respecto, obtenidas mediantela elaboración de una encuesta personal re-presentativa de todo el territorio nacional. Losresultados obtenidos indican la existencia de di-ferencias entre ambas distribuciones del gas-to social, centradas estas diferencias en lasáreas cultural y asistencial. Sin embargo, des-de el año 2001 ha tenido lugar un cambio detendencia caracterizado por un importante in-cremento del gasto en el área asistencial y enla preservación del entorno natural, lo cual haservido para aproximar la obra social a las pre-ferencias de los españoles.

Palabras clave: cajas de ahorros, obra so-cial, preferencias sociales.

Abstract

Social work is the main distinguishingfactor of the Spanish savings banks in relationto all the other financial institutions. Hence theimportance of examining to what extent thistype of expenditure is in line with social pre-ferences. This article reviews the recent quanti-tative evolution of the social expenditure of thesavings banks in Spain and compares it withsocial preferences, ascertained by means of theelaboration of an opinion poll representativeof the whole country. The results obtainedindicate the existence of differences betweenthe two distributions of social spending, thesedifferences being centred on the cultural andcare areas. However, since 2001 there has beena change in trend characterised by a consi-derable increase in expenditure in the care area and in the preservation of the naturalenvironment, which has succeeded in bringingthis social work into line with Spanish socialpreferences.

Key words: savings banks, social work, social preferences.

JEL classification: C81, G21, G35.

Page 181: PEE Num 108 - Funcas

de las preferencias sociales respec-to de este tipo de actividades, com-probando el grado de adecuaciónentre ambas. De este modo, se pre-tende analizar si existen diferenciasentre la actividad social de las cajasy las demandas sociales y, en casoafirmativo, si éstas han tendido ono a reducirse en los últimos años,lo cual demostraría un esfuerzo porparte de las cajas en ajustarse a loscambios en las demandas socialesen OS. Este análisis representa laprincipal aportación de este traba-jo y constituye un aspecto nove-doso en la literatura existente sobrecajas de ahorros.

Durante el período 1997-2004,las cajas han destinado más del45 por 100 del total de recursosde la OS a actividades de tipo cul-tural, mientras que, a partir de losresultados de la encuesta perso-nal, resulta que las actividades másvaloradas por los ciudadanos es-pañoles son las de tipo asistencialy sanitario, al representar algo másdel 50 por 100 del gasto social-mente deseado en OS. Sin em-bargo, la existencia de diferenciascentradas en estas áreas de la OSparece haber sido percibida porlas cajas, pues desde 2001 se haproducido una reducción signifi-cativa de estas diferencias, ha-biéndose incrementado fuerte-mente el gasto asistencial (en un34,35 por 100 durante el perío-do 2001-2004) en detrimento deleducativo (con una reducción delgasto del 7,92 por 100) y cultu-ral (con un crecimiento del gastodel 3,63 por 100, notoriamenteinferior al registrado en años an-teriores). Asimismo, la existenciade una fuerte demanda de gastoen actividades de preservación delentorno natural también parecehaber sido correctamente inter-nalizada por las cajas, como lo de-muestra el notable incremento delos recursos destinados a este tipode actividades (cercano al 44 por100) desde el año 2001.

El resto del trabajo está orga-nizado en cuatro apartados. Enel II, se revisa brevemente el con-tenido y composición de la OS; elIII comprende la descripción delas principales características ydestinos de la obra social en elperíodo 1997-2004 (el períodomás reciente para el que se dis-pone de datos); el apartado IVpresenta y compara las preferen-cias sociales respecto del gastoen OS, obtenidas a partir de laaplicación de una encuesta per-sonalizada a una muestra repre-sentativa de la población espa-ñola, con la distribución real delgasto en OS. Finalmente, en el Vse extraen las principales conclu-siones del trabajo.

II. LA FACETA SOCIAL DE LAS CAJAS DE AHORROS

En las últimas décadas, la obrasocial de las cajas de ahorros haconstituido su principal rasgo dis-tintivo dentro del sistema finan-ciero nacional, hasta el punto deque la CECA ha afirmado al res-pecto que «… su desaparición odesnaturalización implicaría uncambio en la propia naturalezainstitucional de estas entidades»(CECA, 1999). Esta faceta social delas cajas ha evolucionado a lo lar-go del tiempo, condicionada fun-damentalmente por los principa-les cambios históricos del entornoen el que desarrollan su actividady por ciertos rasgos distintivos deestas entidades. En concreto, po-demos señalar que la propia na-turaleza mixta privada-social delas cajas, su fuerte vinculación te-rritorial, las principales reformaslegales en materia de entidadesfinancieras y la peculiar estructu-ra de sus órganos rectores (en losque no existe la figura del accio-nista) han tenido una especial in-cidencia en la distribución de losrecursos destinados a obra socialen los últimos años.

Conviene tener presente quelas cajas de ahorros son, por lotanto, instituciones peculiares entanto en cuanto adoptan una for-ma funcional de fundaciones pri-vadas (frente a los bancos, queadoptan la forma corporativa desociedades anónimas, y a las coo-perativas de crédito, que adoptanla forma de sociedades coopera-tivas) que comparten su misiónempresarial (realizar una actividadde intermediación financiera) conuna función social (materializadaen su OS). Esta faceta social se de-sarrolla en una doble vertiente: enla forma en la que han de llevar atérmino su misión empresarial (fa-voreciendo la inclusión financie-ra) y en cuanto al destino de susbeneficios (que son aplicados enbeneficio de la comunidad en laque desarrollan su actividad em-presarial). Este aspecto convierte alas cajas de ahorros en entidadesde marcado carácter territorial(Coello y Carbó, 1999), siendo lacontribución al desarrollo regio-nal un aspecto crucial de su acti-vidad (Carbó y López, 2001). Esteprincipio de territorialidad se ma-nifiesta en numerosos aspectos:en la configuración de sus órganosde gobierno, en su implantaciónterritorial, en su papel en el mer-cado de créditos y de depósitos,en sus participaciones empresa-riales y en su obra social (Medel yDomínguez, 2004).

Por otra parte, las recientes re-formas legales han tenido una im-portante repercusión sobre las de-cisiones de distribución del gastoen obra social. En este sentido,conviene destacar las reformas lle-vadas a cabo en las últimas dosdécadas con la finalidad de ase-gurar la estabilidad financiera deestas entidades a través del in-cremento de los coeficientes delas reservas legales. Asimismo, lasreformas liberalizadoras de la dé-cada de los ochenta han servidopara aumentar el mercado en el

PREFERENCIAS DE LOS ESPAÑOLES SOBRE LA COMPOSICIÓN DE LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS DE AHORROS

162 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 182: PEE Num 108 - Funcas

que desarrollan su actividad las ca-jas de ahorros, permitiendo, en pri-mer lugar, la expansión de su acti-vidad al conjunto de la comunidadautónoma (1979) y, posterior-mente, al conjunto del territorioespañol (1989) (1). Asimismo, lasrecientes reformas legislativas enmateria de órganos rectores tam-bién han incidido en la actividadbenéfico-social de las cajas en tan-to en cuanto la distribución de losrecursos destinados a OS dependede la composición de éstos. De estemodo, la aprobación y aplicaciónde la Ley 13/1985, de Regulaciónde las Normas Básicas sobre Ór-ganos Rectores de las Cajas deAhorros (LORCA), modificada por la

Ley 44/2002, de Medidas de Re-forma del Sistema Financiero (LeyFinanciera), ha dado lugar a la exis-tencia de importantes diferenciasregionales en la estructura de losórganos de gobierno de estas en-tidades (Carbó et al., 2004).

Finalmente, conviene destacarla aprobación en la última décadade reformas legislativas encami-nadas a asegurar la estabilidad fi-nanciera de las cajas. Estas refor-mas, que, en líneas generales, hansupuesto el incremento de los coe-ficientes de reservas legales, nohan evitado que la OS de las cajashaya seguido una evolución ex-pansiva en este período, aumen-

tando tanto en el volumen de re-cursos que representa como en elabanico de actividades que com-prende. Así, por ejemplo, en elcuadro n.º 1 se muestra cómo enlas últimas dos décadas los recur-sos destinados a obra social se hanmás que triplicado (con un incre-mento de más del 245 por 100sobre el valor inicial), pasando delos 337 millones de euros en 1979a los 1.163 millones de euros en2004 (2), y representando, en tér-minos medios, prácticamente el30 por 100 de los beneficios ne-tos de las cajas durante el perío-do 1979-2004. Asimismo, en elcuadro n.º 1 se muestra la esta-bilidad del porcentaje de contri-

ALEJANDRO ESTELLER-MORÉ . JONATAN JORBA GIMÉNEZ . ALBERT SOLÉ-OLLÉ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 163

CUADRO N.º 1

RECURSOS INVERTIDOS EN LA OBRA SOCIAL, 1979-2004

AÑO

BENEFICIO NETO RECURSOS DESTINADOS A OBRA SOCIALPORCENTAJE

Millones de euros Porcentaje Millones de euros PorcentajeDE CONTRIBUCIÓN

(*) de crecimiento (*) de crecimientoOS/BENEFICIO

1979................................... 850 — 337 — 39,671980................................... 906 6,59 341 1,24 37,681981................................... 990 9,27 384 12,47 38,781982................................... 977 -1,31 357 -7,07 36,521983................................... 1.127 15,35 370 3,69 32,831984................................... 1.242 10,20 348 -6,03 27,991985................................... 1.281 3,14 331 -4,74 25,851986................................... 1.262 -1,48 325 -1,80 25,771987................................... 1.694 34,23 358 10,01 21,121988................................... 1.249 -26,27 369 3,14 29,551989................................... 1.664 33,23 411 11,28 24,681990................................... 1.463 -12,08 500 21,73 34,171991................................... 1.861 27,20 455 -8,90 24,471992................................... 1.867 0,32 490 7,65 26,261993................................... 1.830 -1,98 552 12,62 30,171994................................... 1.880 2,73 644 16,69 34,271995................................... 2.066 9,89 622 -3,41 30,121996................................... 2.365 14,47 633 1,75 26,781997................................... 2.797 18,27 777 22,65 27,771998................................... 3.128 11,83 868 11,82 27,761999................................... 3.339 6,75 983 13,20 29,442000................................... 3.542 6,08 987 0,41 27,872001................................... 3.638 2,71 1.068 8,15 29,342002................................... 3.677 1,07 1.133 6,10 30,812003................................... 3.766 2,42 1.176 3,83 31,232004................................... 4.152 10,25 1.163 -1,07 28,02

Promedio 1979-2004......... — 7,32 — 5,42 29,96

Nota: (*) Datos en millones de euros del año 2004.Fuentes: CECA (2004) y CECA (varios años).

Page 183: PEE Num 108 - Funcas

bución de la OS respecto del be-neficio neto, especialmente en losúltimos quince años, a pesar delendurecimiento de la legislaciónen materia de reservas legales.

No obstante, el hecho de quela OS haya experimentado una no-table expansión en términos cuan-titativos no implica necesariamenteque los recursos a ella destinadoshayan sido distribuidos de formaque satisfagan las necesidades so-ciales en cada momento. Con lafinalidad de comprobar si ha teni-do lugar tal adecuación, en el pró-ximo apartado se analiza la evo-lución en los últimos años de lacomposición del gasto real en obrasocial de las cajas de ahorros, parapoderla comparar, posteriormen-te, con las preferencias sociales alrespecto.

III. PRINCIPALESCARACTERÍSTICAS Y DESTINOS DE LA OBRASOCIAL (1997-2004)

En el apartado II, se ha desta-cado la expansión, al menos entérminos absolutos, de la obra so-cial que ha tenido lugar en los úl-timos veinticinco años, tanto enlo que se refiere a las actividadesque abarca como a los recursosque representa. Sin embargo, des-de el momento en que la legiti-midad de la actividad de las cajasse fundamenta, en parte, en la va-loración social que de ésta sehace, resulta conveniente anali-zar la evolución más reciente has-ta el presente del gasto en obrasocial para poder comprobar si sucomposición se adecua o no a lasdemandas actuales de la sociedadespañola. En este sentido, un pri-mer análisis de la evolución de es-tos recursos permite comprobarcómo los recursos destinados aOS se han incrementado de formaconsiderable entre 1997 y 2004.En concreto, durante este período

los recursos destinados a OS seincrementaron en un 49,68 por100, desde los 777 millones deeuros en 1997 hasta los 1.163 mi-llones en 2004. No obstante, enlos últimos años, se observa unatendencia a la desaceleración enel incremento de los recursos des-tinados a OS, pasándose de tasasde crecimiento anual del 22,65por 100 en 1997 a tasas negativasdel -1,07 por 100 en 2004 (véasecuadro n.º 1).

Este volumen creciente de re-cursos destinados a obra social hasido distribuido por las cajas en di-versas actividades comprendidasdentro de las cuatro grandes áreasdefinidas por la CECA: cultura ytiempo libre, asistencia social y sa-nitaria, educación e investigacióny conservación del patrimonio na-tural e histórico-artístico. Así, ac-tualmente, tal y como se puedeapreciar en el gráfico 1, las cajasdestinan el 45,29 por 100 del gas-to total en OS a actividades com-prendidas en el área cultural, el28,54 por 100 al área asistencial,el 17,56 por 100 al área educati-va y de investigación, y el 8,62 por

100 restante al área de conserva-ción del patrimonio natural e his-tórico-artístico.

El área cultural ha sido, a lolargo del período 1997-2004, laque ha acumulado el mayor por-centaje de los recursos destina-dos a OS. En el gráfico 2, se apre-cia cómo los recursos destinadosa esta área aumentaron notable-mente desde el 39,18 por 100 deltotal en 1997 hasta el 47,61 por100 en 2001.

Posteriormente a la consecu-ción de este máximo, los recursosdestinados a esta área decrecie-ron suavemente hasta situarse enel actual 45,29 por 100 del totalde la OS, representando más demedio millón de euros en el año2004. Como podemos apreciar enel cuadro n.º 2, dentro del áreacultural, las categorías con mayorpeso sobre el total de recursos des-tinados a OS son las de museos ysalas de exposiciones, representa-ciones artísticas, bibliotecas y pro-moción del deporte. Si bien lastres últimas han reducido consi-derablemente su peso (presen-

PREFERENCIAS DE LOS ESPAÑOLES SOBRE LA COMPOSICIÓN DE LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS DE AHORROS

164 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Cultura y tiempo libre45,29

Patrimonio históricoartístico y natural

8,62Educación e investigación

17,56

Asistencia social y sanitaria28,54

GRÁFICO 1DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DEL GASTO TOTAL EN OBRA SOCIAL (2004)

Fuente: Elaboración propia a partir de Memoria de la Obra Social de las Cajas de Ahorros (2004).

Page 184: PEE Num 108 - Funcas

tando tasas de crecimiento nega-tivas en el período 2001-2004),suponen todavía un porcentajeconsiderable del presupuesto dela obra social de las cajas (alrede-dor del 10 por 100 del gasto to-tal en OS). Sin embargo, la cate-goría más relevante dentro de estaárea es, sin lugar a dudas, la demuseos y salas de exposiciones.Ésta representa el 13,44 por 100del gasto total en OS del año2004, y es la única del área cultu-ral que ha aumentado los recur-sos (en más del 2 por 100) en losúltimos cuatro años.

La segunda área de la OS entérminos de recursos recibidos ac-tualmente es la asistencial. Tal ycomo se aprecia en el gráfico 3,esta área ha seguido una evolu-ción muy peculiar, con una im-

ALEJANDRO ESTELLER-MORÉ . JONATAN JORBA GIMÉNEZ . ALBERT SOLÉ-OLLÉ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 165

55

15

35

25

1998

45

2001 2002 2003 2004200019991997

39,1840,34

42,76

46,2747,61 46,67 46,21 45,29

Período

Porcentaje sobre el gasto total en obra social

GRÁFICO 2EVOLUCIÓN PORCENTUAL DEL GASTO EN CULTURA Y TIEMPO LIBRE (1997-2004)

Fuente: Elaboración propia a partir de Memoria de la Obra Social de las Cajas de Ahorros (varios años).

CUADRO N.º 2

EVOLUCIÓN DE LOS RECURSOS DESTINADOS POR ÁREAS Y PRINCIPALES CATEGORÍAS DE GASTO EN OBRA SOCIAL, 2001-2004 (*)

TasaÁrea/Categoría de gasto

2001 2002 2003 2004crecimiento

en obra social 2001-2004(porcentaje)

Cultura y tiempo libre ............................... 508.422 47,61 528.772 46,67 543.224 46,21 526.903 45,29 3,63— Museos y salas de exposiciones ............... 153.071 14,33 138.266 12,20 167.964 14,29 156.420 13,44 2,19— Representaciones artísticas ...................... 76.871 7,20 79.663 7,03 71.652 6,09 67.340 5,79 -12,40— Bibliotecas............................................... 22.255 2,08 18.700 1,65 18.190 1,55 16.833 1,45 -24,36— Promoción del deporte ............................ 56.733 5,31 68.597 6,05 57.493 4,89 54.989 4,73 -3,07

Asistencia social y sanitaria ...................... 247.177 23,14 266.268 23,50 314.348 26,74 332.088 28,54 34,35— Guarderías y jardines de infancia ............. 16.893 1,58 15.883 1,40 20.854 1,77 16.525 1,42 -2,18— Asistencia a la tercera edad ..................... 72.510 6,79 73.684 6,50 96.184 8,18 67.387 5,79 -7,06— Asistencia a grupos desfavorecidos.......... 40.807 3,82 64.620 5,70 77.339 6,58 82.324 7,08 101,74— Cooperación internacional....................... 3.741 0,35 4.052 0,36 8.162 0,69 10.294 0,88 175,13— Promoción de vivienda social ................... 640 0,06 2.397 0,21 3.512 0,30 100 0,01 -84,46— Gasto sanitario ........................................ 26.792 2,51 27.772 2,45 25.777 2,19 32.911 2,83 22,84

Educación e investigación ......................... 221.814 20,77 224.604 19,82 212.528 18,08 204.254 17,56 -7,92— Formación profesional ............................. 47.753 4,47 45.042 3,98 43.471 3,70 43.532 3,74 -8,84— Promoción de la educación...................... 87.260 8,17 83.733 7,39 81.887 6,97 62.342 5,36 -28,56— Investigación y desarrollo......................... 63.175 5,92 74.569 6,58 61.437 5,23 60.426 5,19 -4,35

Cons. y rest. del patrimonio ...................... 90.558 8,48 113.338 10,00 105.575 8,98 100.252 8,62 10,70— Cons. y rest. del patr. natural................... 25.821 2,42 38.912 3,43 37.322 3,17 37.121 3,19 43,76— Cons. y rest. del patr. histórico-artístico ... 64.397 6,03 73.701 6,50 67.667 5,76 63.131 5,43 -1,96

Total gasto en obra social ......................... 1.067.971 100,00 1.132.983 100,00 1.175.675 100,00 1.163.498 100,00 8,94

Nota: (*) Cifras de recursos en miles de euros del año 2004, obtenidas a partir de CECA (varios años). La primera columna de cada año refleja el volumen de recursos absolutos destinadosal área o categoría de gasto en OS en cuestión. La segunda columna muestra el porcentaje que representaron para cada año los recursos destinados a una determinada área o categoríade OS respecto del montante total de recursos destinados a OS en el mismo período.

Page 185: PEE Num 108 - Funcas

portante pérdida de importanciarelativa entre los años 1999-2000.

Sin embargo, desde el año2001 estas actividades han repre-sentado una cantidad crecientedel total de recursos destinados ala OS. En concreto, los recursosdestinados a este grupo de acti-vidades han aumentado en un34,35 por 100 (véase el cuadronúmero 2), si bien no se ha vuel-to a alcanzar el nivel del año 1999,cuando representaron el 32,35 por100 del total de recursos destina-dos a obra social.

Dentro del área asistencial, lasactividades que han experimen-tado un mayor incremento de re-cursos en los últimos años hansido las de cooperación interna-cional y las de asistencia a gruposdesfavorecidos (como, por ejem-plo, mujeres maltratadas, inmi-grantes y drogadictos), con un in-cremento entre los años 2001 y2004 del 175,13 y del 101,74 por100, respectivamente. Asimismo,el gasto sanitario también repre-

senta una cifra importante delgasto en obra social de las cajas,con prácticamente 33 millones deeuros en 2004 (el 22,84 por 100más que en 2001). Por el contra-rio, han perdido importancia re-lativa en términos cuantitativos lasactividades de asistencia a la ter-cera edad, las de guarderías y jar-dines de infancia y, de forma muysignificativa, las de promoción devivienda social. Sin embargo, elfuerte descenso de los recursosdestinados a esta última es con-secuencia de la drástica reducciónde la OS propia en este ámbito.Este descenso ha alcanzado supunto álgido en 2004, cuando eltotal de recursos destinados porlas cajas a vivienda social corres-ponde a actividades en colabora-ción (con otras cajas, con otrasentidades financieras o con las ad-ministraciones públicas).

El gasto en educación e inves-tigación ha representado una por-ción decreciente del gasto en OSdurante el período 1997-2004.De este modo, se aprecia cómo

las actividades de esta área hanpasado de representar el 20,77por 100 del gasto total en OS en2001 al 17,56 por 100 en 2004,lo cual supone una reducción del7,92 por 100 en el volumen derecursos absolutos que represen-ta. Esta tendencia negativa seaprecia más claramente si consi-deramos los años finales de la dé-cada de los noventa. Así, porejemplo, en 1997 y 1998 las acti-vidades de esta área suponían másdel 22 por 100 del total de recur-sos destinados a OS, tal y comose aprecia en el gráfico 4.

En el cuadro n.º 2 se muestracómo una de las categorías queha padecido una mayor reduc-ción en el volumen de recursosrecibidos es la de promoción de laeducación, que comprende acti-vidades de construcción de in-fraestructuras educativas (en co-legios, por ejemplo) y de ayudaspara el estudio (becas de estu-dio). También han disminuido losrecursos destinados al conjuntode actividades dedicadas a la for-mación profesional (cursos deidiomas, de informática, etc.) y,ya en menor medida, los gastosen investigación y desarrollo.

Por último, el área de la OSque ha recibido una menor, aun-que creciente, dotación de re-cursos ha sido la de conservacióndel patrimonio natural e históri-co-artístico, como puede obser-varse en el gráfico 5. Así, porejemplo, ha pasado de represen-tar el 6,61 por 100 del total derecursos destinados a OS en 1997al 8,62 por 100 en 2004, alcan-zando el 10 por 100, de formaexcepcional, en 2002. En otraspalabras, los recursos destinadosa las categorías de esta área hanaumentado más de un 10 por100 (en conjunto) en los últimoscuatro años (véase el cuadro nú-mero 2). Actualmente, se desti-nan más de 100 millones de eu-

PREFERENCIAS DE LOS ESPAÑOLES SOBRE LA COMPOSICIÓN DE LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS DE AHORROS

166 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

35

20

25

1998

30

2001 2002 2003 2004200019991997

Período

Porcentaje sobre el gasto total en obra social

31,87

29,81

32,35

25,63

23,1423,50

26,74

28,54

GRÁFICO 3EVOLUCIÓN PORCENTUAL DEL GASTO EN ASISTENCIA SOCIAL Y SANITARIA (1997-2004)

Fuente: Véase gráfico 2.

Page 186: PEE Num 108 - Funcas

ros a este tipo de actividades, sibien prácticamente dos terciosde esta cifra se orientan a la con-servación del patrimonio históri-co-artístico (obras de arte, mo-

numentos, yacimientos prehistó-ricos, etc.), mientras que única-mente el tercio restante se aplicaa acciones de preservación delmedio ambiente natural.

Como ya se ha comentado, lasactividades de esta área han ga-nado mucha importancia en los úl-timos años. Probablemente comoconsecuencia de una mayor con-cienciación social en materia demedioambiente, las cajas han au-mentado en casi un 44 por 100 elmonto de recursos que destinan aconservación del medio natural,pasando de los cerca de 26 millo-nes de euros en 2001 a los másde 37 millones de 2004. La ten-dencia contraria se observa en elcaso de la conservación del patri-monio histórico-artístico, el cualha perdido ligeramente importan-cia en los últimos años (especial-mente desde 2002), presentandouna tasa de crecimiento negativade alrededor del 2 por 100 (véase,de nuevo, el cuadro n.º 2).

En resumen, podemos concluirque, a lo largo del período 1997-2004, las cajas han gastado elgrueso de sus recursos destinadosa OS en actividades de tipo cultu-ral, asignando a éstas práctica-mente la mitad del presupuesto ydistribuyendo el resto en activida-des de tipo asistencial, educativoy, en menor medida, de conser-vación del medioambiente y delpatrimonio histórico-artístico. Sinembargo, en los últimos cuatroaños se aprecia un incipiente cam-bio de tendencia. De este modo,el incremento de recursos en elárea cultural ha sido únicamentedel 3,63 por 100, de manera queésta ha empezado a perder im-portancia relativa, a pesar de se-guir siendo la que más recursosacumula. Igualmente, en este mis-mo período, se observa un fuerteincremento del gasto en el áreaasistencial y de conservación delpatrimonio natural. Mientras enel primer caso este incremento sedebe en gran medida al aumentode importancia de actividades deasistencia a grupos desfavoreci-dos y de cooperación internacio-nal, en el caso del área de con-

ALEJANDRO ESTELLER-MORÉ . JONATAN JORBA GIMÉNEZ . ALBERT SOLÉ-OLLÉ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 167

25

0

15

10

1998

20

2001 2002 2003 2004200019991997

Período

Porcentaje sobre el gasto en obra social

5

22,34 22,15

19,3820,58 20,77

19,82

18,08 17,56

GRÁFICO 4EVOLUCIÓN PORCENTUAL DEL GASTO EN EDUCACIÓN E INVESTIGACIÓN (1997-2004)

Fuente: Véase gráfico 2.

12

0

8

6

1998

10

2001 2002 2003 2004200019991997

Período

Porcentaje sobre el gasto en obra social

4

2

6,61

7,70

5,51

7,52

8,48

10,00

8,988,62

GRÁFICO 5EVOLUCIÓN PORCENTUAL DEL GASTO EN CONSERVACIÓN DELPATRIMONIO (1997-2004)

Fuente: Véase gráfico 2.

Page 187: PEE Num 108 - Funcas

servación del patrimonio el incre-mento se debe al fuerte aumentode recursos que las cajas destinanal área medioambiental. Estos in-crementos tienen lugar en detri-mento de, fundamentalmente, elárea educativa, la cual acumulauna reducción de cerca del 8 por100 de los recursos recibidos enel período 2001-2004.

A partir de la descripción de lacomposición del gasto en obra so-cial de las cajas de ahorros, resul-ta interesante preguntarse en quémedida coincide aquélla con la de-manda de gasto por parte de laciudadanía española. Este análisisdebe servir no sólo para contrastarla realidad actual con lo social-mente demandado, sino para ve-rificar si el proceso de decisión delas cajas es suficientemente flexi-ble como para acomodarse en eltiempo a las demandas manifes-tadas por la ciudadanía. Esta cues-tión es precisamente abordada enel siguiente apartado, donde sedescriben las preferencias sociales(obtenidas a partir de la realiza-ción de una encuesta a una mues-tra representativa de la sociedadespañola) y se comparan con ladistribución real del gasto en OS.El resultado de esta comparaciónpermitirá dar una respuesta claraen un sentido o en otro.

IV. LAS PREFERENCIASSOCIALES RESPECTO DEL GASTO EN OBRASOCIAL DE LAS CAJAS DE AHORROS

El análisis de la evolución re-ciente de la obra social de las ca-jas señala una pérdida de impor-tancia relativa de las actividadeseducativas y, en menor medida,también de las culturales, comoconsecuencia del fuerte aumen-to del gasto en actividades socio-asistenciales y medioambientales,fundamentalmente. Sin embargo,

conviene analizar si tales cambiosrecientes en la composición del gas-to en OS son congruentes con lasdemandas manifestadas por la so-ciedad española. Con la finalidadde dar respuesta a esta cuestión,resulta imprescindible disponer deinformación sobre las preferenciasde la sociedad española. Este ejer-cicio es el que se va a desarrollaren el presente apartado.

La disponibilidad de esta in-formación sobre las preferenciassociales en OS ha sido posible gra-cias a la elaboración de una en-cuesta personal a una muestra de516 individuos representativa delterritorio español (3), diseñada si-guiendo las recomendaciones quese derivan de la moderna litera-tura sobre manifestación de pre-ferencias (stated preferences) yevaluación de servicios públicos(4). Las respuestas obtenidas a par-tir de la encuesta han permitidoobtener datos acerca de las pre-ferencias sociales sobre la distri-bución del gasto en las quinceprincipales categorías de obra so-cial (véase el cuadro n.º 3) (5).

La información obtenida a par-tir de la encuesta permite confir-mar la presencia de una fuerte de-manda de gasto en actividades decontenido asistencial. En concre-to, si agregamos los porcentajesque representarían las actividadesseleccionadas dentro de cada áreade OS, podemos apreciar cómolos entrevistados destinan el 53,38por 100 del gasto total a activida-des del área asistencial. Tal y comose puede apreciar en el gráfico 6,en un segundo lugar encontramosel área cultural, cuyas actividadesacumulan el 19,60 por 100 delgasto socialmente deseado en OS,seguida muy de cerca por el áreaeducativa y de investigación, querepresenta el 18,12 por 100 de laspreferencias sociales. Finalmente,el área que acumula el menor pesorelativo dentro de la composiciónsocialmente deseada es la de con-servación del patrimonio naturale histórico-artístico, con el 8,90por 100 restante.

Un análisis más detallado de laspreferencias sociales respecto dela OS nos permite apreciar que el

PREFERENCIAS DE LOS ESPAÑOLES SOBRE LA COMPOSICIÓN DE LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS DE AHORROS

168 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Cultura y tiempo libre19,60

Patrimonio históricoartístico y natural

8,90Educación e investigación

18,12

Asistencia social y sanitaria53,38

GRÁFICO 6DISTRIBUCIÓN SOCIALMENTE DESEADA DEL GASTO TOTAL EN OBRA SOCIAL(En porcentaje)

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en la encuesta. Los porcentajes co-rrespondientes a cada área se han obtenido a partir de la media de los incrementos socialmentedeseados en las categorías de OS seleccionadas.

Page 188: PEE Num 108 - Funcas

tipo de actividades con mayor de-manda social son las de asistenciasocial a la tercera edad, la promo-ción de vivienda social y la asis-tencia a grupos desfavorecidos. Enconcreto, si nos centramos única-mente en los recursos destinadosa las quince categorías seleccio-nadas, observamos cómo cadauno de los tres tipos de actividadescitadas representan más del 10 por100 del gasto destinado al grupo.Por el contrario, las actividades querepresentan un menor peso en laspreferencias sociales dentro de la selección son las de formaciónprofesional, las representacionesartísticas, y las actividades de con-servación y restauración del patri-monio histórico-artístico, con el4,33 por 100, el 4,27 y el 3,85 por100, respectivamente, del total de

recursos destinados a las quincecategorías seleccionadas (véase elcuadro n.º 3).

Los resultados obtenidos a tra-vés del ejercicio de manifestaciónde preferencias contrastan con ladistribución real del gasto en OSde las cajas. De este modo, la fuer-te demanda social de gasto asis-tencial contrasta con el hecho deque las cajas hayan destinado elgrueso de la obra social a activi-dades de tipo cultural. Si conside-ramos únicamente las quince ca-tegorías más relevantes de la OS,apreciamos cómo el 38,31 por 100de ésta fue destinado a activida-des de esta área en 2004. Así, porejemplo, en el mismo año 2004,el 20,27 por 100 de los recursosdestinados a las categorías selec-

cionadas fueron destinados a mu-seos y salas de exposiciones, yprácticamente un 9 por 100 sedestinó a representaciones artísti-cas. Sin embargo, las actividadesdel área asistencial han ganadomucha importancia en los últimoscuatro años, aumentando los re-cursos recibidos en un 27,59 por100 y situándose en el 27,14 por100 del gasto total en las princi-pales categorías de OS. Respon-sables de este importante aumen-to son, en gran medida, los fuertesincrementos de recursos destina-dos a la cooperación internacional(171,43 por 100) y a la asistenciaa grupos desfavorecidos (98,33por 100) entre 2001 y 2004.

Por otra parte, el gasto en edu-cación e investigación ha sido el

ALEJANDRO ESTELLER-MORÉ . JONATAN JORBA GIMÉNEZ . ALBERT SOLÉ-OLLÉ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 169

CUADRO N.º 3

ANÁLISIS COMPARATIVO DE LAS DISTRIBUCIONES REAL Y SOCIALMENTE DESEADA DEL GASTO EN OBRA SOCIAL PARA LAS CATEGORÍAS SELECCIONADAS, 2001-2004 (a)

COMPOSICIÓN REAL (PORCENTAJE)

2001 2002 2003 2004 [A] (b)

Cultura y tiempo libre (d) .......................... 40,71 (1) 37,70 (1) 37,58 (1) 38,31 (1) 19,60 (2) 95,46 -5,89— Museos y salas de exposiciones ............... 20,17 (1) 17,08 (1) 20,02 (1) 20,27 (1) 4,58 (11) 342,58 0,50— Representaciones artísticas ...................... 10,13 (3) 9,84 (3) 8,54 (5) 8,73 (4) 4,27 (14) 104,45 -13,82— Bibliotecas............................................... 2,93 (12) 2,31 (12) 2,17 (13) 2,18 (12) 5,31 (9) -58,95 -25,60— Promoción del deporte ............................ 7,48 (7) 8,47 (7) 6,85 (8) 7,13 (8) 5,44 (8) 31,07 -4,68

Asistencia social y sanitaria ...................... 21,27 (3) 23,28 (3) 27,64 (2) 27,14 (2) 53,38 (1) -49,16 27,59— Guarderías y jardines de infancia ............. 2,23 (13) 1,96 (13) 2,49 (12) 2,14 (13) 8,61 (4) -75,15 -4,04— Asistencia a la tercera edad ..................... 9,56 (4) 9,10 (6) 11,47 (2) 8,73 (3) 11,67 (1) -25,19 -8,68— Asistencia a grupos desfavorecidos.......... 5,38 (9) 7,98 (8) 9,22 (4) 10,67 (2) 10,05 (3) 6,17 98,33— Cooperación internacional....................... 0,49 (14) 0,50 (14) 0,97 (14) 1,33 (14) 4,34 (12) -69,35 171,43— Promoción de vivienda social ................... 0,08 (15) 0,30 (15) 0,42 (15) 0,01 (15) 10,51 (2) -99,90 -87,50— Gasto sanitario ........................................ 3,53 (10) 3,43 (11) 3,07 (11) 4,26 (11) 8,20 (5) -48,05 20,68

Educación e investigación ......................... 26,13 (2) 25,11 (2) 22,26 (3) 21,55 (3) 18,12 (3) 18,93 -17,53— Formación profesional ............................. 6,29 (8) 5,56 (9) 5,18 (9) 5,64 (9) 4,33 (13) 30,25 -10,33— Promoción de la educación...................... 11,50 (2) 10,34 (2) 9,76 (3) 8,08 (6) 7,62 (6) 6,04 -29,74— Investigación y desarrollo......................... 8,33 (6) 9,21 (4) 7,32 (7) 7,83 (7) 6,17 (7) 26,90 -6,00

Cons. y rest. del patrimonio ...................... 11,89 (4) 13,91 (4) 12,52 (4) 12,99 (4) 8,90 (4) 45,96 9,25— Cons. y rest. del patr. natural................... 3,40 (11) 4,81 (10) 4,45 (10) 4,81 (10) 5,05 (10) -4,75 41,47— Cons. y rest. del patr. histórico-artístico ... 8,49 (5) 9,10 (5) 8,07 (6) 8,18 (5) 3,85 (15) 112,47 -3,65

Total gasto en obra social ......................... 100,00 (00) 100,00 (00) 100,00 (00) 100,00 (00) 100,00 (00) — —

Notas: (a) Entre paréntesis aparece el ranking obtenido en función del porcentaje que representa cada categoría respecto del total de las quince seleccionadas. (b) La valoración real ha sidoobtenida a partir de CECA (varios años). (c) La composición socialmente deseada del gasto en OS ha sido obtenida a partir de la encuesta elaborada. (d) Las cifras recogidas en las filas degrandes áreas de OS se han obtenido considerando únicamente las principales categorías de OS seleccionadas, de modo que no reflejan el total del gasto destinado a cada una de las gran-des áreas de OS.

COMPOSICIÓNDESEADA

(PORCENTAJE) [B] (C)

ÁREA/CATEGORÍA DE GASTOEN OBRA SOCIAL

DIFERENCIAS(PORCENTAJE)

[A-B]/[B]

TASA CRECIMIENTO

2001-2004 (PORCENTAJE)

Page 189: PEE Num 108 - Funcas

área con mayor pérdida de pesorelativo, reduciendo los recursosrecibidos en un 17,53 por 100 en-tre 2001 y 2004. Las tres principa-les actividades consideradas dentrode esta área representan en la ac-tualidad más del 21 por 100, cifrasuperior, pero en sintonía con lasocialmente deseada. De hecho,las diferencias claramente aprecia-bles en las otras áreas de OS sonprácticamente inexistentes en estecaso, donde la ordenación de lasactividades en el gasto real es muysimilar a la obtenida en las prefe-rencias sociales. Esta situación essimilar a la que tiene lugar en elcaso del área de conservación delpatrimonio, que ocupa el cuartolugar en las preferencias sociales yen la distribución real del gasto enOS. No obstante, se aprecian eneste caso importantes diferenciasen la categoría de conservación delpatrimonio histórico-artístico. Tal ycomo se observa en el cuadro nú-mero 3, ésta es la categoría me-nos valorada por la sociedad, re-presentando el 3,85 por 100 delgasto socialmente deseado en OS,mientras que la misma actividadrepresenta el 8,18 por 100 del to-tal destinado a las quince catego-rías seleccionadas (más del doblede lo obtenido en las preferenciassociales).

En resumen, el análisis de laspreferencias sociales respecto delgasto en obra social permite con-cluir la existencia de una fuertedemanda de gasto asistencial y sa-nitario, en detrimento del gastoen actividades de tipo cultural yeducativo. Asimismo, se apreciauna importante demanda de gas-to en las categorías de preserva-ción del medio ambiente, factorque ha conducido a un notableaumento de los recursos destina-dos al área de conservación y res-tauración del patrimonio naturale histórico-artístico. Estos resulta-dos contrastan con la distribucióndel gasto en OS que las cajas han

llevado a cabo en los últimos años,en la cual el gasto de tipo culturalha supuesto el grueso del total derecursos destinados a OS. Estas di-ferencias pueden deberse a la ideade vanguardismo que las cajas de-sean imprimir en su faceta social,tratando de adelantarse a las fu-turas demandas o necesidades so-ciales. No obstante, su existencialleva a plantearse la cuestión de siéstas tienden a reducirse o no conel paso del tiempo. De este modo,resulta interesante saber si los re-cientes cambios en la composiciónde la obra social de las cajas obe-decen a una voluntad de adapta-ción a las demandas sociales obien obedecen a otros factores.

El análisis de los incrementosdel gasto en OS realizados en losúltimos años por las cajas bastarápara comprobar que las diferen-cias se han reducido significativa-mente. De este modo, y centrán-donos en el período 2001-2004(6), el gráfico 7 muestra cómo lascajas han aumentado los recursosque destinan a aquellas activida-des donde había una importantedemanda social no satisfecha. Así,observamos que existe una rela-ción positiva entre los incremen-tos del gasto en las principales ac-tividades de la OS y la diferenciaentre la distribución socialmentedeseada y real del mismo, lo quepermitirá concluir que se han re-ducido significativamente las dife-rencias (esto es, que ambas distri-buciones de la OS han convergido).Este resultado muestra, de nuevo,que los recientes cambios que lascajas de ahorros han llevado acabo en la distribución de su obrasocial han llevado a una mejor ade-cuación a las preferencias sociales.

A pesar de que los resultadosrecogidos en el gráfico 7 reflejanla existencia de un proceso de con-vergencia en los últimos años delgasto real en OS con las necesida-des sociales, ambas distribuciones

del gasto presentan importantesdiferencias. Sin embargo, este re-sultado puede ser visto como con-secuencia del comportamiento in-ercial del gasto en OS. De estemodo, las características inheren-tes a algunas de las actividades dela obra social de las cajas (como,por ejemplo, aquellas que supo-nen la construcción de infraes-tructuras educativas o culturales)hacen prácticamente imposibleque estas entidades puedan mo-dificar la composición de la OS enel corto (e incluso medio) plazo.Asimismo, conviene tener pre-sente el compromiso que, de for-ma voluntaria, las cajas han adop-tado respecto del mantenimientode sus actividades de obra social,que impide la posibilidad de lle-var a cabo cambios bruscos en ladistribución de los recursos.

Por otra parte, conviene tenerpresente que las preferencias so-ciales varían según las caracterís-ticas personales de los individuos.Este hecho supone que, en reali-dad, no exista una única compo-sición socialmente deseada delgasto en OS, ya que los individuospresentan unas preferencias dife-renciadas según su edad, su ren-ta mensual, su zona geográfica deresidencia y su nivel de estudios(véase Esteller et al., 2005). Así,por ejemplo, y partiendo de losdatos obtenidos en la encuesta,los sujetos de edad más avanzadavaloran en mayor medida las acti-vidades de tipo asistencial (espe-cialmente aquéllas dirigidas a estesector de la población), en detri-mento de las de tipo cultural yeducativo. Asimismo, los indivi-duos de mayor renta mensual de-searían un mayor gasto en activi-dades de tipo educativo, mientrasque los de menores ingresos des-tinarían mayores incrementos delgasto a aquéllas de tipo asisten-cial. Del mismo modo, podemosafirmar que, por ejemplo, los re-sidentes en el Noreste peninsular

PREFERENCIAS DE LOS ESPAÑOLES SOBRE LA COMPOSICIÓN DE LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS DE AHORROS

170 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 190: PEE Num 108 - Funcas

(Aragón y Cataluña) desearían unmenor gasto en actividades detipo cultural, todo lo contrario quelos habitantes del Sur (Andalucíay Extremadura). Finalmente, los in-dividuos de mayor nivel culturalmuestran una mayor preferenciapor actividades de tipo cultural yeducativo, todo lo contrario quelos sujetos sin estudios (o con es-tudios finalizados de grado preu-niversitario), quienes preferiríanun mayor gasto en actividadesasistenciales.

La existencia de importantesdiferencias en las preferencias so-ciales en función de las caracte-rísticas personales de los indivi-duos es, por lo tanto, otro factorque imposibilita el que tenga lugaruna total adecuación entre éstas yla OS de las cajas. De este modo,siempre se encontrarán individuos

insatisfechos con respecto la acti-vidad social de estas entidades.Este hecho fuerza a la adopciónde una visión más general (anali-zar las preferencias del conjuntode la población española, sin di-ferenciar según características per-sonales) y a considerar que los re-cientes cambios en la distribucióndel gasto social de las cajas hanservido para acercar las composi-ciones real y socialmente desea-da de la obra social.

V. CONCLUSIONES

La obra social es el principal ras-go distintivo de la actividad de las cajas de ahorros en relación conel resto de entidades del sistemafinanciero español. De hecho, lalegitimidad de estas entidades depende, en gran medida, de la

valoración social de la actividad delas cajas, incluida su obra social.Por este motivo, en este trabajo,se ha realizado un análisis compa-rativo de la evolución reciente y lacomposición real del gasto en OScon respecto de las preferenciassociales por este tipo de activida-des de las cajas. Los resultados deeste análisis permiten confirmarque, durante el período 1997-2004, el área de la OS que más re-cursos ha recibido ha sido la cul-tural y de tiempo libre, que harepresentado más del 45 por 100del gasto real en OS de las cajas alo largo de estos años. Por el con-trario, el tipo de actividades so-cialmente más valoradas son lascomprendidas en el área asisten-cial. En concreto, más del 50 por100 de la distribución socialmentedeseada del gasto en OS sería des-tinado a actividades de esta área.

ALEJANDRO ESTELLER-MORÉ . JONATAN JORBA GIMÉNEZ . ALBERT SOLÉ-OLLÉ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 171

-0,1600

0,0600

-0,0400

0,0400

0,0000

0,0200

-0,0200

Incr

emen

to re

al d

el g

asto

en

OS

(200

1-20

04)

-0,1100 -0,0600 -0,0100 0,0400 0,0900

Diferencia entre distribuciones socialmente deseada y real del gasto en OS

GU VS

CIGS

BI

TE

PD

FPID

ED

RA

HA

NA

MU

R2 = 0,2612

AD

GRÁFICO 7CONVERGENCIA EN EL GASTO EN LAS PRINCIPALES CATEGORÍAS DE OBRA SOCIAL (2001-2004)

Fuente: Elaboración propia a partir de CECA (varios años) y de los resultados de la encuesta. El gráfico presenta la recta de ajuste que se deriva de la es-timación del modelo donde la variable endógena es el incremento del gasto real en OS en el período 2001 a 2004 (∆et ) y la variable explicativa de la di-ferencia entre las distribuciones socialmente deseada (e*) y real para el período inicial (et – 1), esto es: ∆et = (1 – β) · (e* – et – 1). Los puntos azules identi-fican cada una de las principales categorías de gasto en OS: museos y salas de exposiciones (MU), representaciones artísticas (RA), bibliotecas (BI), promocióndel deporte (PD), guarderías y jardines de infancia (GU), asistencia a la tercera edad (TE), asistencia a grupos desfavorecidos (AD), cooperación internacio-nal (CI), vivienda social (VS), gasto sanitario (GS), formación profesional (FP), promoción de la educación (ED), investigación y desarrollo (ID) y conservacióndel patrimonio natural (NA) e histórico-artístico (HA). En el modelo de regresión estimado no se han considerado las observaciones atípicas MU y AD.

Page 191: PEE Num 108 - Funcas

Sin embargo, la obtención dediferencias claramente apreciablesy centradas, especialmente, en lasáreas cultural y asistencial debeser matizada. En concreto, pode-mos afirmar que, desde el año2001, se ha producido un acerca-miento entre las composicionesreal y socialmente deseada delgasto en obra social. Esta conver-gencia se ha materializado en for-ma de un fuerte aumento de losrecursos destinados a actividadesde tipo asistencial en detrimentode las áreas cultural y educativa.De este modo, los recursos desti-nados a actividades de asistenciasocial y sanitaria han aumentadoentre 2001 y 2004 en un 34,35por 100, pasando de más de 247millones de euros a 332 millones.Asimismo, se ha observado unfuerte incremento del gasto en ac-tividades de preservación del en-torno natural, en consonancia conla creciente demanda social deeste tipo de actividades.

Por lo tanto, los resultados ob-tenidos nos permiten afirmar quedesde el año 2001 ha tenido lu-gar un cambio en la distribucióndel gasto en obra social por par-te de las cajas que ha servido paramejorar su adecuación a las de-mandas sociales. No obstante, seaprecian todavía algunas dife-rencias cuya corrección se antojauna tarea complicada si tenemosen consideración las característi-cas intrínsecas de algunas de lasactividades de obra social de lascajas, y el compromiso de man-tenimiento adquirido por estasentidades. Ambos factores impi-den la posibilidad de realizar gran-des cambios en la composicióndel gasto en obra social en el cor-to (e incluso medio) plazo. Asi-mismo, conviene tener presente laexistencia de preferencias socialesdiferenciadas según las caracte-rísticas personales de los indivi-duos. Este factor permite ser me-nos estrictos con las diferencias

observadas entre las composicio-nes socialmente deseada y realdel gasto en obra social.

NOTAS

(*) Los autores agradecen los comentariosrecibidos de Santiago Carbó, Antonio Ciccone,Antoni Garrido, Juan Ramón Quintás, Daniel Tirado y de Victorio Valle, así como el apoyo financiero de la Fundación de las Cajas deAhorros Confederadas (FUNCAS).

(1) Sin embargo, y a pesar de este proce-so de liberalización, la mayoría de las cajas si-guen desarrollando, en general, el conjuntode su actividad, y particularmente su obra so-cial, en el territorio de origen.

(2) Último año para el que se dispone dedatos. A lo largo de todo el trabajo, todos losvalores monetarios están expresados en eurosdel año 2004.

(3) La encuesta personal realizada para elconjunto de España ha constado de un totalde 519 entrevistas, siendo el número final deobservaciones de 516, después de la elimi-nación de las respuestas incoherentes o con-tradictorias. El margen de error asociado alas mismas es del ±4,39 por 100 para un ni-vel de confianza del 95 por 100, referido a losresultados globales de España. Las entrevis-tas fueron realizadas por una empresa inde-pendiente, Central de Campo, S.L., del 3 dejunio al 1 de julio de 2004. Asimismo, éstasfueron llevadas a cabo personalmente a in-dividuos mayores de 18 años en diferentespuntos de muestreo repartidos por España,con cuotas de edad, sexo, zona geográfica ytamaño de la población según los paráme-tros de la muestra.

(4) En concreto, en el diseño y realizaciónde la encuesta se han seguido algunas de lasmás recientes aportaciones en la metodolo-gía de la elección contingente de bienes pú-blicos, como por ejemplo el trabajo de BLOM-QUIST et al. (2004). Siguiendo el procedimientoempleado en estos trabajos, se solicitó a los en-cuestados que repartiesen un presupuestodado (100 millones de euros) entre las quin-ce principales actividades de gasto en obrasocial de las cajas, pudiendo asignar cantida-des limitadas (0, 5, 10, 15 ó 20 millones de eu-ros). Asimismo, en las entrevistas se solicitabanlos datos personales de los individuos (comola edad, la renta mensual o la zona geográfi-ca de residencia), lo cual ha permitido dispo-ner de esta información para la construcciónde variables de control en el análisis de laspreferencias sociales.

(5) La elección de estas categorías obe-dece a su importancia cuantitativa en térmi-nos de recursos recibidos respecto del total dela OS. En concreto, las categorías selecciona-das, recogidas en el cuadro n.º 3, representanmás de dos tercios del gasto en OS de las ca-jas en los últimos años. Entre éstas, se en-

cuentran actividades que representan eleva-dos porcentajes del gasto total en OS, comomuseos y salas de exposiciones (13,44 por 100del total destinado a OS), y otras que presen-tan importantes incrementos de los recursosrecibidos durante los últimos años, como lacooperación internacional (175,13 por 100 deincremento entre 2001 y 2004).

(6) Únicos años para los que se disponede datos desagregados del gasto en las prin-cipales categorías de obra social.

BIBLIOGRAFÍA

BLOMQUIST, G. C.; NEWSOME, M. A., y STONE, D.B. (2004), «Public preferences for programtradeoffs: community values for budgetpriorities», Public Budgeting and Finance,24: 50-71.

CARBÓ, S., y RODRÍGUEZ, F. (1998), «Tendenciasrecientes en la obra social de las cajas deahorros españolas», PAPELES DE ECONOMÍA

ESPAÑOLA, 74-75: 226-233.

CARBÓ, S., y LÓPEZ, R. (2001), «El papel de lascajas de ahorros en la cohesión económi-ca y social», Cuadernos de InformaciónEconómica, 164: 65-73.

— (2004), «La obra benéfico-social: exponentede eficiencia y responsabilidad social em-presarial», Cuadernos de Información Eco-nómica, 182: 63-70.

CARBÓ, S.; PALOMARES, A., y RAMÍREZ, V. (2004),«La regulación de los órganos de gobier-no de las cajas de ahorros: consideracioneselectorales», Hacienda Pública Españo-la/Revista de Economía Pública, 171: 33-55.

COELLO, J., y CARBÓ, S. (1999), «Un balance eco-nómico-social de las cajas de ahorros es-pañolas», Cuadernos de Información Eco-nómica, 146: 55-68.

CONFEDERACIÓN ESPAÑOLA DE CAJAS DE AHORROS

-CECA- (1999), «Informe de la Comisiónde Estudio de la Obra Social», 16 de juniode 1999, Madrid.

— (2004), Cajas de Ahorros: capitales para lasociedad, Madrid.

— (varios años), Memoria de la Obra Socialde las Cajas de Ahorros, Madrid.

ESTELLER, A.; JORBA, J., y SOLÉ, A. (2005), «Análi-sis empírico de las preferencias sociales res-pecto del gasto en Obra Benéfico-Social»,Institut d’Economia de Barcelona, mímeo.

GUIJARRO, M. J. (2003), «La obra social de las ca-jas de ahorros: elemento clave de su cul-tura corporativa», Cuadernos de Informa-ción Económica, 175: 131-136.

La Vanguardia (2005), «Zapatero pide a las ca-jas que dupliquen la inversión en investiga-ción y tecnología», 10 de junio, Barcelona.

MEDEL, B., y DOMÍNGUEZ, J. M. (2004), «La vincu-lación territorial de las cajas de ahorros»,PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, 100: 306-320.

PREFERENCIAS DE LOS ESPAÑOLES SOBRE LA COMPOSICIÓN DE LA OBRA SOCIAL DE LAS CAJAS DE AHORROS

172 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 192: PEE Num 108 - Funcas

173

I. INTRODUCCIÓN

LOS intermediarios financieros,y en especial las entidades dedepósito, juegan un papel ac-

tivo en el desarrollo económico ysocial de los países al tener la ca-pacidad de seleccionar proyectosde inversión y consumo, gestio-nar riesgos y decidir quién acce-de al capital y qué actividades sefinancian. Su responsabilidad so-cial en la lucha contra la pobreza,las desigualdades sociales y el de-sarrollo sostenible es importante.La industria financiera comienzaa ser consciente de esa responsa-bilidad y de las repercusiones eco-nómicas que puede suponer elu-dirla. Su función económica no selimita sólo a intermediar flujosgestionando adecuadamente ries-gos financieros, sino que va másallá tratando de evaluar y ges-tionar otro tipo de riesgos éticos, sociales y medioambientales, yofrecer productos y servicios quecontribuyan a un desarrollo máshumano del planeta, respondien-do así al reclamo de una ciuda-danía cada vez más preocupadapor el destino de su ahorro y deunos accionistas más interesadospor los impactos económicos dedeterminados comportamientospoco sostenibles.

Este trabajo pretende analizarlos comportamientos y prácticasbancarias que mejor se ajustan alconcepto de responsabilidad so-cial. Para ello, será necesario pre-

cisar antes qué entendemos porresponsabilidad social corpora-tiva, concepto éste sujeto a dis-cusión a pesar de las diferentescomunicaciones, directrices y es-tándares que han ido apareciendoen los últimos años. A continua-ción entraremos en el significadode la responsabilidad social apli-cada al sector financiero, y en con-creto a los intermediarios banca-rios, describiendo malas y buenasprácticas. Seguidamente, descri-biremos qué se entiende por ban-ca ética y qué características yejemplos de entidades de este tipoexisten en países occidentales.Concluimos este artículo con al-gunas reflexiones sobre la reali-dad y el futuro de esta nueva ten-dencia de gestión empresarialdentro del mundo financiero.

II. RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA:CONCEPTO YJUSTIFICACIÓN

La preocupación por la res-ponsabilidad social de las empre-sa (RSE) o responsabilidad socialcorporativa (RSC) es un fenómenoque desde hace algunos años vie-ne llamando la atención de las pro-pias empresas, especialmente lasgrandes corporaciones; de la so-ciedad civil, preocupada por el im-pacto social y medioambiental desus actividades; de las institucio-nes políticas, como es el caso de lapropia Comisión Europea o de or-

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL SECTOR BANCARIO.

SU CONTRIBUCIÓN A UN DESARROLLO MÁS

SOSTENIBLE

Marta DE LA CUESTA GONZÁLEZUniversidad Nacional de Educación a Distancia

Resumen

La actividad financiera condiciona el mo-delo de desarrollo económico y su sostenibili-dad ambiental y social. Ésta es la tesis sobre laque se sustenta este artículo, centrado en ana-lizar cómo se puede aplicar el concepto de res-ponsabilidad social corporativa (RSC) a la inter-mediación bancaria. Tras aportar nuestra visiónsobre significado, características e implicacionesde la RSC, se analizan los compromisos, políti-cas y prácticas que dentro del negocio banca-rio se están desarrollando para incorporar nue-vos criterios de ética, buen gobierno, respeto almedio ambiente e implicación con la comuni-dad a la gestión diaria de estas instituciones.Analizamos así los programas de microcrédi-tos dirigidos a luchar contra la exclusión fi-nanciera y social; los fondos de inversión ges-tionados con criterios de sostenibilidad y ética,y como ejemplo de gestión bancaria social-mente responsable, exponemos algunos casosde bancos éticos, verdes o sociales que operanen los países industrializados.

Palabras clave: responsabilidad social cor-porativa, banca y finanzas, microfinanzas, in-versiones socialmente responsables.

Abstract

Financial activity predetermines the modelof economic development and its environmen-tal and social sustainability. This is the theorythat upholds this article, focused on examiningon how the concept of corporate social res-ponsibility (CSR) is applied to banking interme-diation. After offering our viewpoint on thesignificance, features and implications of CSR,we examine the commitments, policies andpractices being developed within the bankingbusiness in order to incorporate ethics and goodgovernment behaviour environment impactsand involvement with the community in theeveryday management of these institutions. In this way we analyse the microcredit pro-grammes aimed at fighting financial and socialexclusion; the investment funds managed withsustainability and ethical criteria and, as anexample of socially responsible banking mana-gement, we outline a few examples of ethical,green or social banks operating in the indus-trialized countries.

Key words: corporate social responsibility,banking and finance, microfinance, socially responsible investments.

JEL classification: G21, M14, Z13.

Page 193: PEE Num 108 - Funcas

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL SECTOR BANCARIO. SU CONTRIBUCIÓN A UN DESARROLLO MÁS SOSTENIBLE

174 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

ganismos multilaterales como Na-ciones Unidas.

Diferentes compromisos, de-claraciones, e incluso normativas,han ido emanando en los últimosaños en torno a lo que se consi-dera RSC (1). A pesar de la dificul-tad de encontrar un consenso entorno a la definición, por la varie-dad de intereses que hay que au-nar en esta nueva forma de en-tender la empresa, recogemos acontinuación la definición con-sensuada por el Foro de Expertosdel Ministerio de Trabajo español,que tiene el encargo parlamenta-rio de elaborar un documento so-bre RSC que oriente al Gobiernoen las políticas que en esta mate-ria pudiera poner en marcha: «LaRSE es, además del cumplimientoestricto de las obligaciones lega-les vigentes, la integración volun-taria en su gobierno y gestión, ensu estrategia, políticas y procedi-mientos, de las preocupacionessociales, laborales, medioambien-tales y de respeto a los derechoshumanos que surgen de la rela-ción y el diálogo transparentes consus grupos de interés, responsa-bilizándose así de las consecuen-cias y los impactos que se derivande sus acciones (2)».

Tras esta definición se trasluceun concepto comunitario de em-presa contrario al enfoque con-tractual tradicional (contratos en-tre principal y agente), en el quela empresa no se considera comoun ente abstracto sino como unainstitución social, coalición o aso-ciación de agentes económicosaparte de los individuos que lacomponen, con derechos y obli-gaciones en cuanto tal (Rodríguez,2003)

Siguiendo a Kay (1996), la com-pañía (que no empresa) se conci-be como una institución social ar-ticulada mediante un nexo derelaciones de confianza manteni-

das a largo plazo. Ello supone queadministradores y gerentes debenpreservar y aumentar el valor delos activos bajo su control, no ac-tuar meramente como agentes delos accionistas. Activos son no sólolos tangibles, sino también las ca-pacidades de los empleados, lasexpectativas de los clientes o pro-veedores, la reputación e imagende la empresa dentro de la socie-dad, etc., activos decisivos en ellargo plazo.

Al conjunto de estos activos yrecursos (tangibles o virtuales) acu-mulados a través de las relacionessociales externas e internas por laorganización y por sus partícipesse les denomina capital social. Setrata de un conjunto de redes,normas y relaciones de confianzaque facilitan la resolución de losdilemas de la acción colectiva. Se-gún Putnam (1993 y1995), el ca-pital social favorece una mejorcooperación y coordinación en lasorganizaciones sociales al poten-ciar los valores compartidos, la co-municación, la comprensión mu-tua y la reputación.

Bajo este prisma, la RSC se con-cibe como una forma de gestióncuyo objetivo es hacer bien las co-sas para todos (accionistas, em-pleados, clientes, proveedores, so-ciedad en general). La empresadebe generar valor social, econó-mico y medioambiental. La RSC esmucho más que realizar activida-des de acción social o marketingsocial. La clave está en la respon-sabilidad, algo que no es volun-tario y que tiene que ver con larendición de cuentas.

La RSC se concibe así como unproceso de gestión que busca lasostenibildiad económica, social ymedioambiental y que debe:

Ser integrador. Se trata de unproceso abierto en el que tienencabida todos los agentes de la so-

ciedad que, en un momento dado,se ven afectados por la actividadde la empresa.

Ser participativo. Ello exige co-nocer las demandas de los gruposde interés y establecer procedi-mientos y mecanismos de diálogocon ellos.

Exigir que se adopten com-promisos encuadrados dentro deun plan de acción. Una vez queese compromiso es firme, se con-vierte en una obligación, lo quecomporta establecer procedi-mientos adecuados para su con-secución y para su exigencia porparte de terceros.

Tener carácter global. La RSCafecta a todas las áreas de nego-cio de la empresa y sus participa-das en todas las zonas geográficasen donde desarrollen su actividad.El carácter global de la RSC estáexpresamente reconocido en laComunicación de la Comisión dela RSC de Bruselas en 2002, don-de se dice: «La gobernanza mun-dial y la interrelación entre el co-mercio, la inversión y el desarrollosostenible son aspectos crucialesdel debate sobre la responsabili-dad social de las empresas».

Ser extensivo. Afecta a toda lacadena de valor necesaria para eldesarrollo de la actividad, presta-ción del servicio o producción delbien.

Cumplir con el principio de ma-terialidad. Se deben reflejar losavances en una publicación dirigi-da a todos los grupos de interésque recoja la información estanda-rizada en las tres vertientes quecomprende la RSC —económica, so-cial y medio ambiente— y que de-berá estar sometida a verificación.

Ser transversal y coherente. Setrata de un sistema de gestiónque se debe integrar en todas las

Page 194: PEE Num 108 - Funcas

áreas/decisiones de la empresa.Debe depender de la Presidencia eimpregnar todas las políticas paraevitar incoherencias.

La RSC exige ir más allá de la ley,pero supone asumir los tratados yconvenios internacionales sobrederechos humanos, derechos la-borales y protección del medio am-biente, con especial atención a losemanados de la Organización In-ternacional del Trabajo y sus con-venios, la OCDE y sus directricespara empresas transnacionales, oiniciativas como el Consejo Mun-dial Empresarial sobre DesarrolloSostenible. También deberá ser re-ferencia en materia de RSC el papelde Naciones Unidas, referente bá-sico de derecho internacional, ysus documentos relativos a la De-claración Universal de los DerechosHumanos, los Objetivos del Mile-nio, las normas para la lucha con-tra la corrupción y la resolución delAlto Comisionado respecto de lasnormas sobre las responsabilida-des de las empresas trasnaciona-les y otras empresas comercialesen materia de derechos humanos.

Pero es que además a las em-presas les interesa preocuparse deestas cuestiones. Tal y como reco-ge el último informe de la consul-tora KPMG (2005), que analiza lastendencias en elaboración de in-formes y memorias de las grandescorporaciones del mundo (3), lostres factores económicos más im-portantes por los que las compa-ñías entran en la RSC son: innova-ción y aprendizaje, motivación delos empleados, y gestión y reduc-ción de riesgos.

La RSC trata, en definitiva, deconcebir a la empresa en socie-dad, de la que depende en sus re-laciones económicas y sociales,por lo que cualquier actuación enmateria social y medioambientalno debe hacerse al margen deésta, sino en constate comunica-

ción y diálogo con los agentes im-plicados, o stakeholders.

III. RESPONSABILIDADSOCIAL DEL SECTORFINANCIERO: LOSINTERMEDIARIOSBANCARIOS

El papel que juega el sistemafinanciero en la economía y el de-sarrollo, aunque a la vista puedeparecer evidente, ha sido tenidopoco en cuenta por los econo-mistas hasta hace bien poco.

No es hasta principios del siglopasado cuando un autor, Schum-peter, reconocía explícitamente larelación entre desarrollo financieroy real, estableciendo la intensifica-ción financiera (desarrollo de losmercados, amplia red de interme-diarios y variedad de instrumentosfinancieros) como condicionantedel desarrollo. Autores posteriorescomo Goldsmith (1969), Shaw(1973), Mc Kinnon (1973), Allen(1990) y Levine (1997, 2000), en-tre otros, profundizaron en analizarcómo se produce esa relación, cuáles la dirección de causalidad y quéestructura financiera, si es que elloinfluye, es la más adecuada paralograr una mayor profundidad ypenetración financiera del ahorro ysu asignación a los mejores pro-yectos de inversión, generando deesa manera mayor productividad.

Precisamente Levine (2000) lle-ga a la conclusión de que lo im-portante para el crecimiento es lacalidad y disponibilidad de los ser-vicios financieros, no si los prestanbancos o mercados de valores. Ensistemas con mayor intermedia-ción bancaria, como el español,esa responsabilidad recae en ma-yor medida en los bancos, cajas ycooperativas de crédito, por inter-mediar el 95,5 por 100 de los flu-jos financieros de nuestra econo-mía. Si por desarrollo entendemos

hoy crecimiento sostenible y concohesión social, la responsabilidadde estas entidades bancarias tras-ciende el ámbito puramente eco-nómico y se extiende al ámbito so-cial y medioambiental.

A simple vista, puede parecerque la industria financiera no estásometida a grandes riesgos socia-les o medioambientales, dado quese trata de empresas de servicios,«limpias» y que distribuyen dine-ro. Ahora bien, si nos paramos apensar en la discrecionalidad delos intermediarios financieros a lahora de dirigir ese dinero y selec-cionar inversiones y proyectos a fi-nanciar, su poder y responsabili-dad se incrementan al ritmo delmultiplicador bancario.

Es decir, las entidades finan-cieras no se limitan a distribuir re-cursos de unos agentes a otros,sino que en esa transferencia defondos asumen riesgos financie-ros, pero también no financieros(éticos, sociales y medioambien-tales) y toman decisiones sobre eldestino más o menos sostenibledel dinero. Cuando un banco de-cide financiar un gran proyecto deinfraestructuras está haciendo par-tícipe de ese proyecto y de susconsecuencias e impactos a los ac-cionistas y acreedores que han de-positado su confianza y dinero enél. De ahí que, al menos, tenga laobligación moral y económica deinformarles de ello. Del mismomodo, si decide financiar una ex-plotación petrolífera en un paíscon régimen dictatorial y alto ni-vel de corrupción, está siendo par-tícipe de las consecuencias socia-les que esa decisión puede tenersobre la calidad de vida de la po-blación local. Así pues, el papel delos intermediarios bancarios en eldesarrollo es activo y clave paragarantizar su sostenibilidad.

La falta de consideración delos riesgos éticos, sociales y me-

MARTA DE LA CUESTA GONZÁLEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 175

Page 195: PEE Num 108 - Funcas

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL SECTOR BANCARIO. SU CONTRIBUCIÓN A UN DESARROLLO MÁS SOSTENIBLE

176 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

dioambientales asociados al ne-gocio bancario puede derivar enriesgos económicos. No sólo pue-de quedar en entredicho la repu-tación de la entidad, sino que pue-de peligrar la obtención de capitalen los mercados si la gestión defondos (ya sea por cuenta propiao por cuenta de terceros, a travésde fondos de inversión o de pen-siones) se lleva a cabo sin teneren cuenta los riesgos éticos, so-ciales y medioambientales de lasempresas en las que invierte. Cadavez más, los accionistas, especial-mente los grandes inversores ins-titucionales, exigen la evaluaciónde estos riesgos en la gestión decarteras por ver condicionado elvalor a largo plazo de los activosfinancieros a la gestión de estosriesgos.

Pero la rendición de cuentas enuna entidad financiera se extien-de más allá de los accionistas.También los acreedores tienen de-recho a conocer no sólo la renta-bilidad y el riesgo al que está so-metido su ahorro, sino el destinoético de éste. Conviene recordarque los intermediarios bancariosgestionan dinero ajeno, su mate-ria prima básica.

Podemos concluir, por tanto,diciendo que el sector financiero,y en especial los intermediariosbancarios, juegan un papel claveen el desarrollo, condicionando através de su negocio el devenir dela sociedad.

Y esta afirmación es especial-mente relevante si tenemos encuenta que, tras los procesos deabsorciones y fusiones vividos enlas últimas décadas, los conglo-merados financieros representanel 60 por 100 de las veinte prin-cipales empresas del mundo ymás del 40 por 100 de las 100principales compañías, de acuer-do con la lista Forbes. Estos gran-des grupos financieros han ad-

quirido un papel muy importan-te en el actual contexto geopolí-tico, y un poder económico sinprecedentes.

Desde un punto de vista de sos-tenibilidad global, este fenómenoimparable de consolidaciones pue-de acarrear un incremento consi-derable del riesgo sistémico, ya quese produce una interdependenciaeconómica tal que una supuestacrisis de un grupo financiero ten-dría enormes repercusiones direc-tas sobre el sistema financiero y laeconomía en general.

Asimismo, el proceso de con-centración de los servicios finan-cieros implica también riesgo deoligopolio, falta de competenciay posibles racionamiento y enca-recimiento del crédito y servicios fi-nancieros a regiones, sectores ypoblaciones de menor tamaño ynivel de renta.

La estrategia actual de la in-dustria financiera está basada enla reducción de costes y concen-tración de clientes más rentablesdentro del afán de consolidación.Se busca la creación de riquezapara el accionista, puesto quecuanto mayor sea el valor de laacción existirán menos posibilida-des de ser adquirido.

Por ello, el sector bancario pri-vado, salvo excepciones, en su es-trategia y práctica diaria no secuestiona en profundidad ni losintereses de otros agentes al mar-gen de los accionistas ni el im-pacto social y medioambiental desus políticas, y se mantiene al mar-gen de ese ansiado desarrollo sos-tenible por considerar que no esfunción suya preocuparse de es-tas cuestiones.

Esa visión excesivamente corto-placista ha generando comporta-mientos socialmente irresponsables,con consecuencias socioeconómi-

cas importantes sobre los ciudada-nos. A modo de ejemplo, recoge-mos a continuación algunas de las más relevantes.

1. Exclusión financiera yracionamiento del crédito

La principal responsabilidadeconómica de una entidad finan-ciera consiste en facilitar el acce-so a la financiación, estimulandoy captando ahorro en condicionesde calidad. La excesiva preocupa-ción por incrementar el valor y elrendimiento para el accionista,unida a procesos de privatizacióno de concentración, ha originadoel desabastecimiento financieroen regiones y poblaciones de bajonivel de renta. En algunos países,la segmentación del mercado hatraído consigo el cierre de sucur-sales y la exclusión de clientes sinrecursos a través de la reducciónde los servicios básicos, la penali-zación vía intereses y comisiones,y el uso compulsivo de serviciosde transacción electrónica. En elReino Unido se estima que el nivelde exclusión financiera se en-cuentra entre el 6 y el 9 por 100de la población (desempleados,pensionistas sin vivienda en pro-piedad, dependientes de subsi-dios...) (Rogaly, Fisher y Mayo,1999).

Asimismo, el acceso de las PYMEa la financiación sigue siendo laasignatura pendiente en todo elmundo. Los intermediarios finan-cieros lo siguen considerandocomo un segmento de mercadocon alto riesgo y altos costes ad-ministrativos. Este hecho contras-ta con el dato de que las PYME sonla base del tejido empresarial enla mayor parte de las economías,convirtiéndose en los principalesproveedores de empleo. Esta difi-cultad es aún mayor en países endesarrollo (4), donde sin la previaintervención o el apoyo por parte

Page 196: PEE Num 108 - Funcas

de los gobiernos, es improbableque el crédito resulte accesible alas PYME (5).

2. Fomento delsobreendeudamiento

Se realiza a través nuevos pro-ductos financieros, como las tar-jetas de crédito o los préstamosde bajo importe, destinados a laobtención de bienes de consumoo a actividades de ocio (6). En cier-tos países, los bancos y otras com-pañías financieras aplican estra-tegias agresivas para vendercréditos con altas tasas de inte-rés, diseñados específicamentepara atraer a deudores vulnera-bles. En los EE.UU., su blanco par-ticular son las personas que ha-bitan áreas metropolitanas y estánexcluidas del sistema general decréditos —incluyendo minorías étnicas, deudores de bajos o me-dianos ingresos, mujeres—, quese transforman en víctimas de es-tos préstamos usureros, lo cualcontribuye a su mayor marginali-zación (7).

Las tarjetas de crédito propor-cionan acceso fácil al crédito y alpago por adelantado, tanto en elpropio país como en el extranjero.Facilitan los pagos a empresas yviajeros, quienes así evitan tenerque llevar consigo grandes sumasde dinero o divisas. Sin embargo,también provocan el aumento sig-nificativo del endeudamiento. Lastasas de interés que se abonancuando el pago no es inmediatoa la recepción de la factura sonmás altas que las de los créditosbancarios. Por otro lado, las tar-jetas de crédito son ofrecidas en elmercado en formas cada vez másatractivas, apuntando a gruposespecíficos, como los jóvenes, dequienes esperan endeudamientosa edades tempranas, convirtién-dose así en clientes vitalicios de latarjeta (8).

3. Conflicto de intereses y manipulación de losmercados de valores

Los últimos escándalos en Es-tados Unidos e Italia constatanque la banca de inversión actúa,en algunas ocasiones, en conni-vencia con la empresa ocultandoinformación con la intención deinflar temporalmente el valor delos activos suscritos por los ban-cos, mientras transmiten el riesgoa terceros a través de diferentesmecanismos como, por ejemplo,las instituciones de inversión co-lectiva (la investigación del papelde los grandes bancos en la ocul-tación de la deuda de Parmalat —de más de 12 billones de eu-ros— es un claro ejemplo de ello).Además de asesorar erróneamen-te, algunas entidades financierasllegaron a manipular los preciosde las acciones para beneficiar aempresas clientes o potencialesclientes (9), contribuyendo a crearuna burbuja financiera cuyo des-plome ha traído consecuencias ne-fastas, especialmente para los pe-queños inversores (incluyendopensionistas), fondos de pensio-nes, compañías de seguros y em-presas en países en desarrollo.

Si a ello sumamos los fallos delas empresas calificadoras de ries-go acerca de los problemas finan-cieros de gobiernos y empresasque se encontraban en situacióndudosa, el resultado se agrava.

Junto a estas malas prácticaspodríamos añadir otras, por todosconocidas, en lo que se refiere afomento de la evasión fiscal me-diante la colocación de fondos enparaísos fiscales o a incorrecta apli-cación de códigos de conducta di-rigidos a detección de operacionesde blanqueo de dinero, corrupcióno sobornos, por lo que no es deextrañar que el sector bancario seauno de los sectores empresarialescon peor reputación.

Los efectos que estas malasprácticas pueden tener sobre la es-tabilidad financiera y económicamundial, sobre la eficiencia y pro-ductividad, y sobre la credibilidady seguridad en el sistema finan-ciero, basado en la confianza y enla transparencia, han propiciadoen los últimos años la aparición dedirectrices aplicables a todas lasactividades de la industria de ser-vicios financieros. Estas directrices,de carácter voluntario, tratan deprevenir dichas prácticas y corre-gir las externalidades en materiasocial y medioambiental que estoscomportamientos están teniendoen el desarrollo. Recogemos a con-tinuación una breve reseña de lasmás importantes.

• Declaración de institucionesfinancieras acerca del medio am-biente y el desarrollo sostenible(PNUMA):

Esta declaración establece la ne-cesidad de que los firmantes reali-cen evaluaciones internas de susactividades en función de sus ob-jetivos en materia medioambiental.También promueve la investigación,el intercambio de información y eldiálogo entre la entidad financie-ra, el cliente y otros stakeholders; asícomo el intercambio de mejoresprácticas con otras corporacionesfinancieras. El compromiso adqui-rido por los firmantes se concreta:

— en aplicar los principios desostenibilidad a los procesos in-ternos de la entidad (incluyendoel consumo de energía, la eficien-cia en el uso de los recursos y el re-ciclaje de los desechos);

— en identificar y cuantificarel riesgo medioambiental dentrodel habitual proceso interno deevaluación de riesgos y gestión dela empresa;

— en potenciar el desarrollode productos y servicios que, a su

MARTA DE LA CUESTA GONZÁLEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 177

Page 197: PEE Num 108 - Funcas

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL SECTOR BANCARIO. SU CONTRIBUCIÓN A UN DESARROLLO MÁS SOSTENIBLE

178 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

vez, promuevan activamente laprotección medioambiental.

• Suplemento sectorial de in-dicadores sociales para la elabo-ración de informes. SPI-Finance2002. La iniciativa de informaciónen sostenibilidad más amplia-mente difundida y aceptada en laactualidad es la Global ReportingInitiative —GRI (10)—, que, con elapoyo de 10 instituciones finan-cieras y E2 Management Consul-ting, lanzó en 2000 (con la poste-rior revisión en 2002) la adaptaciónal sector financiero de las directri-ces para elaboración de los infor-mes de sostenibilidad, proponien-do indicadores específicos dedesempeño social para el sector.

Esta iniciativa, de carácter vo-luntario, pretende ofrecer al sec-tor una serie de indicadores quepueden ser utilizados como guíapara diseñar la gestión de la res-ponsabilidad social, rediseñar laspolíticas, los procedimientos y laorganización interna, fijar objeti-vos, programas y sistemas de con-trol e informar sobre el impactosocial de la entidad a los diferen-tes grupos de interés.

• Suplemento sectorial de in-dicadores medioambientales parala elaboración de informes. Enseptiembre de 2003, la UNEP-FI(programa de medio ambiente deNaciones Unidas para institucio-nes financieras) se asoció a la GRIa fin de continuar con el trabajologrado hasta la fecha en el áreasocial y comenzar a trabajar en eldesarrollo de indicadores de de-sempeño medioambiental. Ambasinstituciones conformaron un gru-po de trabajo que, aprovechandolos esfuerzos en materia de indi-cadores medioambientales de EPI-Finance 2000, FORGE (11) y el bo-rrador de las directrices formuladopor el grupo de trabajo del pro-grama de Naciones Unidas paramedio ambiente y la industria fi-

nanciera (UNEP-FI) sobre gestiónmedioambiental y elaboración deinformes, finalizó en 2004 el su-plemento del sector de serviciosfinancieros sobre indicadores dedesempeño medioambiental de laGRI, destinado a ser empleado jun-tamente con las directrices gene-rales de ésta (12).

• Principios de Ecuador. 2002.Principios impulsados por la Cor-poración Financiera Internacional(CFI), agencia dependiente delBanco Mundial, que plantea prin-cipios sociales y medioambienta-les en la financiación de grandesproyectos de inversión en paísesemergentes. Son principios vo-luntarios aplicables a grandes pro-yectos. Alrededor de treinta ban-cos han firmado los principios, y secomprometen, entre otras cosas,a no financiar proyectos por en-cima de los cincuenta millones dedólares que no cumplan los crite-rios sociales y medioambientalesfijados por la Corporación Finan-ciera Internacional (13).

Partiendo del contenido de es-tas iniciativas surgidas para guiarbuenas prácticas financieras enmateria de sostenibilidad, y a te-nor de lo expuesto anteriormentesobre malas prácticas en respon-sabilidad social, podríamos con-cluir que la responsabilidad socialafecta a las entidades bancariasde la siguiente manera:

— Por un lado, en su dimen-sión interna, la RSC implica trasla-dar la responsabilidad ambientaly social a la gestión interna delbanco. Esto supone, en el ámbitolaboral, cumplir con las conven-ciones de la OIT, las de derechoshumanos y de igualdad de géne-ro, entre otras directrices. En elámbito medioambiental, implicael uso sostenible de la energía, yla formación del propio personalen temas de sostenibilidad o me-joras de reciclaje y rendimiento

energético, entre otras prácticas.Y en el ámbito más social, involu-crarse en la sociedad a través delpatrocinio de actividades cultura-les, educativas y asistenciales o do-naciones caritativas.

— Por otro lado, la RSC en sudimensión externa, esto es, en suactividad de inversión e interme-diación financiera, supone aplicarestos mismos principios a los ne-gocios propios de la entidad. Con-siste básicamente en:

a) La integración de la RSC y lasostenibilidad en el propio nego-cio, incorporando consideracionesambientales y sociales en el dise-ño de productos, la política de cré-dito e inversión y, en definitiva, enla estrategia del negocio y en laasunción de riesgos.

b) La prestación de servicios fi-nancieros con carácter universal yel acercamiento de estos serviciosal ciudadano a través de los dife-rentes canales de distribución.

Entendida así la RSC en banca,su puesta en práctica supone asu-mir una serie de compromisos yponer en marcha los medios, po-líticas y procedimientos adecua-dos para alcanzar los resultadosdeseados:

— Compromiso con la soste-nibilidad en lo relativo al negocioprincipal. Ello supone medir losimpactos medioambientales y so-ciales de toda la gama de activi-dades de la entidad, buscar la me-jora constante de los sistemas degestión y evaluación de dichos im-pactos, promover operaciones yproductos pro-sostenibles, evi-tando el apoyo financiero de acti-vidades dañinas para la sociedady el medioambiente (14).

— Compromiso con la res-ponsabilidad, asumiendo al másalto nivel las consecuencias de los

Page 198: PEE Num 108 - Funcas

impactos de las propias transac-ciones y riesgos gestionados.

— Compromiso con la rendi-ción de cuentas a los diferentesgrupos de interés. Ello exige la im-plicación en consultas públicas conel fin de recibir información sobrelas visiones de estos grupos, es-pecialmente de los afectados porlos servicios financieros.

— Compromiso con la trans-parencia. Producir suficiente in-formación de sostenibilidad rela-tiva a todos los niveles de laempresa, incluyendo sus negocios,sucursales, filiales y participadas,tratando de integrar la informa-ción económica, social y me-dioambiental. Esto no significa in-formar sólo de lo bueno, sinotambién de aquellas cuestionesdelicadas o críticas en materia debuen gobierno y responsabiliadsocial y medioambiental.

— Compromiso con los mer-cados y la gobernabilidad. Esto supone desalentar prácticas fi-nancieras inapropiadas (uso de paraísos fiscales, especulación mo-netaria, lavado de dinero, corrup-ción) y alentar decisiones basadasen el largo plazo, reconociendosiempre el papel de los gobiernosen materia política, ejerciendolobby no en contra, sino a favor,de regulaciones públicas que pro-tejan intereses sociales.

Todos estos compromisos im-plican implementar en la gestióndiaria objetivos de sostenibilidad,capacitar a sus responsables y re-munerarles en función de la con-secución de dichos objetivos. Paraello, resultará de gran utilidad de-finir una serie de indicadores quepermitan comparar la gestión in-terna y el impacto de su activi-dad con los estándares interna-cionalmente aceptados, con lasdemandas de los grupos de inte-rés y con la media del sector, en

cada una de las áreas y dimen-siones que implica la responsabi-lidad social. Es necesario contarcon indicadores sometidos a ve-rificación externa que reflejen elgrado de cumplimiento de la res-ponsabilidad de un banco y suacercamiento a criterios de ges-tión ética o de banca social y me-dioambiental.

En el cuadro n.º 1 se recogenalgunos ejemplos de las cuestio-nes sociales más relevantes a lasque debería enfrentarse el gestorresponsable de ejecutar un planestratégico de RSC en su empre-sa. Cuestiones a las que tambiénse ve sometida la entidad por par-te de evaluadores externos, comopor ejemplo índices bursátiles desostenibilidad o gestores de fon-dos de inversión y de pensionesinteresados en conocer estas cues-tiones de cara a sus decisiones deinversión.

Junto a estas cuestiones quetienen que ver más con la dimen-sión social, habría que considerarotras que afectan a la dimensiónmedioambiental (consumo deenergía, gestión de los residuos ytransponte, utilización de pro-ductos reciclados, etc.), de menorimportancia en lo que a la gestióninterna del banco se refiere, com-parado con lo que sucede en otrossectores industriales, pero de enor-me trascendencia si traducimosesa dimensión medioambiental alnegocio bancario, es decir a losproyectos, créditos e inversionesfinanciadas por la entidad.

Pero sin duda, la auténtica res-ponsabilidad social de una em-presa reside en el negocio queatiende, y en el caso de una enti-dad bancaria, en el destino queda al dinero que intermedia.

Las entidades bancarias sonempresas de servicios financierosque gestionan riesgos, y cada vez

más son más conscientes de queuna mala gestión de los riesgosmedioambientales y sociales desus clientes representa una ame-naza para su negocio de presta-mista. Por ello, para disminuir suexposición a estos riesgos y paramejorar su gerencia, comienzana prestar más atención al funcio-namiento ambiental y social desus clientes, y a desarrollar meca-nismos para determinar su expo-sición a dichos riesgos con el finde protegerse contra pérdidas po-tenciales. Esta preocupación por elcomportamiento de sus clientes,manifestada en sus decisiones depréstamos e inversión, estimula asu vez un mejor comportamien-to sostenible en el sector privado.

Al valorar los riesgos financie-ros, sociales y medioambientalesasociados a un cliente, las enti-dades tienen la oportunidad dedescartar la financiación de pro-yectos excesivamente arriesgadoso trasladar esos riesgos al clientecargándole precios más altos porlos fondos prestados, haciendo deesta manera que el cliente social-mente irresponsable asuma las externalidades negativas de su actuación.

Así pues, la clave de una ade-cuada gestión RSC en banca estáen aplicar el concepto RSC al ne-gocio, cuestionando cada una delas actividades y decisiones ban-carias desde un punto de vista éti-co, social y medioambiental. Elloobliga a una serie de compromisosy prácticas en las áreas de bancacomercial, banca de inversión ygestión de activos como los que,a modo de ejemplo, se recogen acontinuación:

a) Buenas prácticas en BancaComercial

— Incrementar el volumen depréstamos con alto impacto so-

MARTA DE LA CUESTA GONZÁLEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 179

Page 199: PEE Num 108 - Funcas

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL SECTOR BANCARIO. SU CONTRIBUCIÓN A UN DESARROLLO MÁS SOSTENIBLE

180 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

CUADRO N.º 1

ALGUNAS CUESTIONES SOCIALES RELEVANTES EN LA GESTIÓN DE LA RSC

Política y organización de la RSC

¿El Consejo de Administración lleva a cabo una revisión regular de los aspectos sociales y medioambientales éticos (SME)? ¿Existe formación

específica de los directivos en aspectos SME? ¿Hay establecido algún tipo de incentivo o pagos a directivos y seniors ligado a los resultados

sobre SME? ¿Hay establecido algún sistema de gestión de riesgos de ámbito corporativo para los diferentes negocios y clientes de la enti-

dad? ¿Contempla los tres tipos de riesgos: sociales, medioambientales y éticos?

¿Existe algún procedimiento de verificación o auditoría de la estimación de dichos riesgos?

¿Qué procedimientos utiliza para identificar los riesgos SME? ¿Se evalúan y cuantifican las potenciales oportunidades, pérdidas o pasivos de-

rivadas de los riesgos SME?

¿Existe una política definida de RSC?

¿Qué departamento ostenta la máxima responsabilidad en la gestión RSC? ¿Cuál es su presupuesto?

¿Existe algún sistema de verificación o auditoría de la RSC?

Gestión de la relación con los stakeholders

¿Cómo selecciona y define a los stakeholders? ¿Cuántos tiene identificados?

¿Qué tipo de relación tiene con ellos? ¿Qué mecanismos de comunicación utiliza para relacionarse con ellos?

¿Cómo se mide la satisfacción de sus stakeholders? ¿Los empleados tienen objetivos y recompensas en función de la satisfacción de los sta-

keholders con los que interactúa?

Relación con empleados

¿Existe política sociolaboral por escrito?

¿Cuál es el grado de participación de los empleados en la toma de decisiones?

¿Existen políticas y procedimientos relativos a información, consultas y negociación con empleados sobre cambios en las operaciones de la

empresa?

¿A cuánto ha ascendido la creación de puestos de trabajo en términos homogéneos de dedicación?

¿Cuál es el grado de rotación laboral, el número de despidos (si los hubiere), la participación de los empleados en la toma de decisiones y en

el capital de la empresa? ¿Existen incentivos que priman el éxito y los resultados a largo plazo?

¿Cuántas horas se dedican a formación por empleado?

¿Cuál es el saldo medio de salarios de la entidad? ¿Y el grado de dispersión y de diversidad: mujeres, discapacitados, edad media de los em-

pleados? ¿Qué grado de diversidad existe en la composición de los puestos directivos y los órganos de gobierno?

¿Se cuantifica de alguna manera la satisfacción de los empleados?

¿Qué proporción de contratos temporales sobre el número de contratos fijos existe?

¿A cuánto ascienden los gastos de formación por empleado de media por año y por categoría de empleados?

¿Y los gastos sociales por empleado (pensiones, contribuciones al cuidado de la salud, discapacitados, maternidad, educación y retiro) en re-

lación al beneficio neto?

Derechos humanos (DD.HH.)

¿Existe código de conducta para contratistas o proveedores? ¿Qué sistemas de control y resultados se utilizan para evaluar el desempeño en

DD.HH. dentro de la cadena de proveedores y contratistas? ¿Existe una evaluación de riesgos y análisis de inversiones que incorporen el

impacto en los DD.HH. de decisiones de este tipo?

¿Existe formación específica, especialmente en países con violaciones graves de DD.HH.?

Acción social y relaciones con la comunidad

¿Existe planificación y estrategia clara de la acción social o solidaria de la entidad? ¿Existen sistemas de evaluación en la selección de proyectos

y medición del impacto?

¿Qué porcentaje del beneficio se destina a obra social o fundación de carácter social?, ¿cuál es el grado de participación de la sociedad,

empleados y clientes en el destino de los fondos solidarios?, ¿cómo se desglosa el gasto por tipo de actividades?

Page 200: PEE Num 108 - Funcas

cial. Financiando a comunidadeso regiones deprimidas en térmi-nos de PIB, mostrando apoyo fi-nanciero a proyectos educativos,culturales y sociales, a negociospromovidos por inmigrantes, mu-jeres y discapacitados, a microem-presas y a la creación de nuevasempresas.

— Favorecer la inclusión fi-nanciera. Permaneciendo en re-giones con menor renta y volu-men de población, impulsando lafinanciación de pequeños nego-cios o el autoempleo, especial-mente en zonas rurales. Poniendoen marcha políticas y actuacionespara facilitar el acceso de rentasbajas a las nuevas tecnologías ylos nuevos canales de distribuciónde servicios financieros.

b) Buenas prácticas en banca de inversión

— Adherirse a compromisospúblicos y estándares, como losPrincipios de Ecuador, que impli-quen el rechazo o la selección degrandes proyectos de inversión enfunción de criterios de sostenibi-lidad.

— Incrementar la inversión ennegocios de alto beneficio social,como por ejemplo: proyectos dedesarrollo rural y regional, pro-yectos de conservación del agua,proyectos de energía renovable ysostenible, iniciativas médicas y desalud, reciclado y gestión de resi-duos o algunos proyectos de in-fraestructuras.

c) Buenas prácticas en gestiónde activos

— Aplicar filtros de RSC o sos-tenibilidad a las participaciones in-dustriales, a las carteras de inver-sión y a la gestión de valores porcuenta de terceros.

— Ofertar productos y servi-cios de inversión que apliquen cri-terios éticos y de sostenibilidad(fondos de inversión éticos o eco-lógicos, por ejemplo).

— Participar activamente comoaccionista responsable, trasladan-do a los consejos de administra-ción de las empresas participadasy de las que se es accionista suspreocupaciones en materia RSC yejerciendo su poder político en lasjuntas de accionistas.

IV. DOS EJEMPLOS DE BUENAS PRÁCTICAS DE RESPONSABILIDADSOCIAL BANCARIA EN ESPAÑA:MICROCRÉDITOS Y FONDOS DE INVERSIÓN ÉTICOS

De las diferentes iniciativas através de las cuáles un banco pue-de ejercer la responsabilidad socialen su propio negocio, destaca-mos en este apartado dos de lasque están teniendo mayor acogi-da en la industria financiera in-ternacional y también, aunque enmenor medida, en el sector fi-nanciero español: los programasde microcrédito y los fondos deinversión socialmente responsa-bles.

Los microcréditos, con sus li-mitaciones, están demostrandoque una de las vías para lucharcontra la pobreza y la exclusiónsocial es permitir a los más des-favorecidos acceder a un capitalmínimo que les permita empren-der un pequeño negocio con elque poder salir del círculo viciosode la pobreza. Por su parte, losfondos de inversión éticos per-miten al ciudadano que invierteen los mercados de valores, co-nocer y decidir sobre el impactosocial y medioambiental de su inversión.

1. Programas de microcréditos

Los programas de microcréditosurgen en los países en desarrolloen los años setenta para dar res-puesta financiera a la economíainformal y como nueva fórmulade ayuda al desarrollo. Posterior-mente, estos programas, con al-gunas diferencias sustanciales, co-mienzan a desarrollarse en paísesindustrializados para luchar con-tra las bolsas de pobreza y exclu-sión social.

En los países desarrollados setrata de pequeños préstamos li-gados a la inversión social y activi-dades empresariales, y destinadosa personas pobres para proyectosde autoempleo generadores derenta. Son por tanto préstamosreintegrables para autoayuda e in-serción socio-laboral que preten-den dar financiación a personascon difícil acceso al sector finan-ciero, pero que cumplen con to-dos los requisitos formales para suincorporación al mercado laboral.

Sus destinatarios son personasen situación de precariedad labo-ral o desempleo, con proyectos deempresa con posibilidades de su-pervivencia, pero sin garantías tra-dicionales, con capacidad em-prendedora y que cuentan con unproyecto empresarial viable. Fun-damentalmente, estos programassirven para financiar actividadesproductivas, no de consumo, que,a diferencia de lo que ocurre enpaíses en desarrollo, están inte-gradas en la economía formal, conlo que entrañan mayor burocra-cia. También suelen llevar a apa-rejados programas de formación yasistencia microempresarial, yaque el acreditado no cuenta conexperiencia empresarial.

Aunque su cuantía media (18.000dólares) es más elevada que enpaíses en desarrollo (450 dólares),

MARTA DE LA CUESTA GONZÁLEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 181

Page 201: PEE Num 108 - Funcas

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL SECTOR BANCARIO. SU CONTRIBUCIÓN A UN DESARROLLO MÁS SOSTENIBLE

182 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

entrañan también altos costes degestión y de información. Se tratade un mercado poco definido, ana-lizado y estructurado en el que senecesita la colaboración de orga-nizaciones de acompañamiento decarácter social (ONG, corporacio-nes locales, etc.) que conocen albeneficiario, sus necesidades y su capacidad emprendedora. Loscostes de análisis y seguimientodel riesgo financiero y del impac-to social no se imputan al costedel préstamo, de ahí que los pro-gramas estén subvencionados porbancos de desarrollo, por donan-tes privados o por las propias en-tidades gestoras.

Aunque las condiciones so-cioeconómicas españolas son sen-siblemente diferentes a las de lospaíses en vías de desarrollo, resul-ta claro que existen en nuestro paísgrupos de personas que no pue-den o a las que les resulta casi im-posible acceder a los recursos fi-nancieros existentes y ofertadospor las entidades financieras con-vencionales. Los análisis de riesgode crédito a los que se sometenlas operaciones previamente a suconcesión exigen en todos los casos que el solicitante presentealguna garantía financiera para li-mitar el riesgo que asume la enti-dad prestamista. Así, cuando lossolicitantes son personas que par-ten de una situación de exclusiónsocial, y con ello de carencia totalde bienes con los que poder ga-rantizar las operaciones, sus soli-citudes de financiación son dene-gadas sistemáticamente. Esta faltade acceso a la financiación, gene-ra una imposibilidad total de in-corporación al mercado laboralpara muchas personas, conde-nándolas a perpetuarse en sus si-tuaciones de exclusión y a que nopuedan acceder a los niveles mí-nimos de bienestar.

En este contexto, los progra-mas de microcrédito en España su-

ponen un instrumento que per-mite a las capas de la poblaciónmenos favorecidas acceder a losrecursos financieros y así lograr suintegración plena en la sociedad.Permiten a colectivos en riesgo deexclusión social y financiera ejer-cer su derecho al crédito y podertransformar sus ideas de negocioen microempresas rentables conlas que generar ingresos que me-joren sus condiciones de vida. Losbeneficiarios identificados en lamayoría de los programas exis-tentes en nuestro país son mujeres,inmigrantes, parados de larga du-ración, hogares monoparentales,mayores de 45 años, discapacita-dos y minorías étnicas.

Se trata de créditos sin garan-tías reales cuya cuantía oscila en-tre 6.000 y 30.000 euros, que afinales de 2004 alcanzaban un vo-lumen total de 32,7 millones deeuros (frente a 1,1 millones de2001), y gestionados por institu-ciones financieras o no financie-ras con el apoyo y la promociónde instituciones públicas y priva-das (ICO, fundaciones, ONG) queaportan los fondos, dando la opor-tunidad en algunos casos de ca-nalizar ahorro de inversores so-cialmente responsables.

El impacto del microcrédito esdifícil de medir. Si nos circunscri-bimos al ámbito de la creación deempresas y empleo, según el in-forme del Foro Nantik Lum de Mi-crofinanzas (2005b), el microcré-dito en España ha beneficiadomayoritariamente a mujeres (un61 por 100) y en más de una ter-cera parte los beneficiarios perte-necen a la población inmigrante,destacando la alta proporción debeneficiarios colombianos y ar-gentinos. El criterio más valoradoa la hora de la concesión ha sidola viabilidad del proyecto. En se-gundo lugar, se ha tenido en cuen-ta la confianza en la instituciónsocial que presenta al candidato,

así como su situación en cuantoa exclusión social y financiera, sien-do el factor menos decisivo a lahora de conceder un microcrédi-to la posibilidad del proyecto degenerar empleo.

Según los estudios del ForoNantik Lum (2005a y b), los resul-tados demuestran que los crédi-tos son básicamente para auto-empleo (1,1 o 1,3 la cifra deempleos creados por microcrédi-to), y las actividades económicasque han sido puestas en marchaa través de estos programas en Es-paña pertenecen a la hostelería,servicios a la construcción, activi-dades recreativas y comercio, en-tre otros. Los promotores de estosprogramas de microcrédito en Es-paña, intermediarios financieros yentidades sociales de acompaña-mientos evalúan positivamentecomo beneficiarios de los micro-créditos a personas con un perfilemprendedor con posibilidadeseconómicas alternativas, con ha-bilidades técnicas específicas, conexperiencia de trabajo anterior ycon estabilidad familiar y social. Esdecir, los microcréditos están al-canzando a personas capaces dellevar adelante exitosamente unproyecto microempresarial, y exis-ten recelos en llegar a los más po-bres entre los pobres. A diferenciade lo que ocurre en el mundo endesarrollo, se considera más acer-tado atender a estas capas pobrescon ayudas no reembolsables quecon microcréditos.

Podemos decir, por tanto, quelos microcréditos en España seconciben como instrumento de lu-cha contra la exclusión financie-ra, y no contra la pobreza.

Algunos trabajos, como el deGutiérrez (2004), estiman que elcoste económico de apoyo o sub-sidio al microcrédito es más bara-to que el gasto público anual porprestación de desempleo. Si a ello

Page 202: PEE Num 108 - Funcas

añadimos el impacto positivo queel microcrédito genera en su re-ceptor —credibilidad, confianza,autoestima—, podemos entenderla apuesta que algunos gobiernoshan hecho por este tipo de pro-gramas, incluso en materia de re-gulación financiera.

En cualquier caso, el impactosocial de estos programas depen-derá de la atención que presten aaquellas regiones o poblacionescon mayor porcentaje de exclu-sión financiera y a sus necesida-des, lo cual exige un análisis pre-vio y exhaustivo de los problemasfinancieros asociados a la exclu-sión social y de las demandas desus beneficiarios.

El hecho de que algunos pro-gramas estén infrautilizados (15)y con altas tasas de fallidos exigereplantearse el sistema de análisisy concesión de microcréditos dedichas instituciones. Su éxito fi-nanciero y social dependerá desu grado de autosuficiencia, dela definición clara de las tipolo-gías de beneficiarios que haga,de las alternativas a las garantíastradicionales que se exijan (aho-rro obligatorio, garantía en espe-cie, intervención de una entidadfinanciera, mejor análisis y segui-miento de los proyectos, involu-cración de la Administración lo-cal) y de la selección que se hagade la organización de apoyo so-cial. Ésta, además de tener expe-riencia en trabajar con los colec-tivos a los que van dirigidos losmicrocréditos, debería contar conexperiencia o conocimientos enanálisis de proyectos y microfi-nanzas y con respaldo financierosuficiente para llevar a cabo susactuaciones de apoyo técnico yacompañamiento, más que de se-guimiento y control.

Entre las iniciativas privadas lle-vadas a cabo en España en los úl-timos años destacan, por volumen

de fondos, los programas de mi-crocréditos de las cajas de aho-rros. La naturaleza social de las ca-jas y su especialización en elnegocio al por menor y local hapropiciado el desarrollo de estosproductos financieros de alto im-pacto social y de lucha contra laexclusión financiera. Para lucharcontra esa exclusión, las cajas españolas conservan oficinas enzonas rurales y de escasa densi-dad de población. En el conjuntode las cajas, la mitad de las ofici-nas está en municipios de menosde 50.000 habitantes y el 28 por100 en municipios de menos de10.000 (CECA, 2005). Son muchaslas cajas de ahorros que están ope-rando con microcréditos, aunquealgunas con un mayor grado deexperiencia y especialización. Se-gún la CECA, las cajas de ahorrosson las entidades que más operancon estos productos en España,ya que han formalizado, hasta elprimer trimestre de 2005, 3.000operaciones de microcrédito, porun importe de 25 millones de eu-ros y con un impacto de 6.000empleos directos.

La gestión de estos productosse hace, en la mayoría de los ca-sos, a través de fundaciones crea-das con fondos de la obra social,aunque algunas la insertan den-tro de la propia actividad de la en-tidad financiera.

Las características de los pro-gramas de microcrédito gestiona-dos por las cajas son las que se in-dican en el cuadro n.º 2.

El esquema seguido por las ca-jas a la hora de instrumentar elmicrocrédito suele responder, sal-vo alguna excepción, al mismopatrón. Se firman convenios conentidades sociales, principalmen-te ONG de desarrollo, o adminis-traciones públicas, normalmenteayuntamientos, que son las queaportan al posible acreditado/be-

neficiario el soporte o apoyo mo-ral ante la entidad financiera y, enalgunos casos, como es el de LaCaixa, son las encargadas de eje-cutar el plan de viabilidad y reali-zar el posterior seguimiento. Losrecursos financieros necesariosson aportados desde la obra so-cial, desvinculando del riesgo a laactividad financiera y no existien-do una relación directa entre de-positante y beneficiario, salvo enel caso de BBK, la Caja Inmacula-da y la Caixa, en las que el riesgose integra en el balance de la ac-tividad financiera dentro de la par-tida «Créditos sobre clientes».

2. Fondos de inversión éticos o socialmenteresponsables

Otro de los productos finan-cieros sostenibles que más reper-cusión ha tenido en España, estavez dentro del negocio de gestiónde activos, son los fondos de in-versión éticos, solidarios y me-dioambientales.

Al igual que venía sucediendoen otros países de nuestro entor-no, pero con cierto retraso, y so-bre todo con mucha menor in-tensidad, a finales de los noventacomienzan a distribuirse por par-te de las entidades bancarias pro-ductos de inversión colectiva que,a la vez que contribuyen con unadonación a proyectos de índolesocial, seleccionan las inversionesatendiendo a filtros éticos, socia-les y medioambientales. Esta do-ble naturaleza, ética y solidaria,que poseen la mayoría de los fon-dos que surgen a partir de esa fe-cha trata de atraer a inversoresconscientes de que su dinero debede procurar una rentabilidad so-cial, además de una rentabilidadfinanciera.

En España, estos fondos to-man fuerza en los años 1999 y

MARTA DE LA CUESTA GONZÁLEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 183

Page 203: PEE Num 108 - Funcas

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL SECTOR BANCARIO. SU CONTRIBUCIÓN A UN DESARROLLO MÁS SOSTENIBLE

184 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

2000. La mayoría de los que sur-gen son fondos éticos (con filtrosde exclusión e inclusión de valo-res) y solidarios al mismo tiempo,y su patrimonio, aunque aumen-ta en su fase inicial, sufre una caí-da importante a partir de 2001,como consecuencia del empeo-ramiento de los mercados de ren-ta variable y de la pérdida deatractivo para los inversores delos fondos mixtos, que es la mo-dalidad de inversión en la que sesuele encuadrar la oferta de fon-dos éticos en España. Sin embar-go, en 2003 pudimos asistir al na-cimiento de nuevos fondos deinversión éticos y a una cierta re-cuperación de los que se mantu-vieron en el mercado español,tendencia que ha continuado en2004 y 2005 con el surgimientode nuevos fondos más guiadospor criterios de sostenibilidad quede ética. También en 2003 se pro-dujo el lanzamiento del primerfondo de pensiones ético de ré-gimen individual en España

El cuadro n.º 3 recoge los fon-dos de inversión éticos gestiona-dos por las entidades españolas aseptiembre de 2005.

La participación mínima parala inversión en estos fondos esmuy variable, oscilando desde los10 euros del Creación de Culturaen Español a los 30.000 euros delSCH Responsabilidad, lo que nosindica su orientación a diferentestipos de partícipes: en el primercaso, hacia los socios de la Socie-dad General de Autores, y en elsegundo, hacia los inversores ins-titucionales, más concretamentecongregaciones y colectivos de laIglesia Católica. La mayor parte deellos posee el doble carácter éticoy solidario, algo que no es nadahabitual en la ISR internacional.Quizá por esa doble naturaleza elinversor final no ha sido capaz decaptar la verdadera finalidad deestos productos de ahorro ético, yno los ha demandado tanto comoen países de nuestro entorno. A

30 de junio de 2004 el patrimoniode los fondos éticos y solidariosen España alcanzaba los 74 millo-nes de euros. A esa fecha habíaen Europa un total de 354 fondoséticos, con un crecimiento del 13por 100 respecto al año anterior.El patrimonio se incrementó un57 por 100, alcanzando un volu-men de 19.034 millones de eurosa junio de 2004. Reino Unido,Suecia, Francia y Bélgica concen-tran el 64,4 por 100 de la ofertade este tipo de fondos (gráfico 1).Reino Unido es el mayor mercadoeuropeo, con más de 6.800 mi-llones de euros, el 36 por 100 delpatrimonio total europeo, y, juntocon Italia, posee los fondos conmayor volumen de patrimonio. Losmercados más dinámicos entre ju-nio de 2003 y junio de 2004 fue-ron Francia y Austria (SIRI, 2004).

El universo de los planes depensiones gestionados bajo crite-rios de sostenibilidad en España esmuy limitado, al contrario de lo

CUADRO N.º 2

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS PROGRAMAS DE MICROCRÉDITO DE LAS CAJAS DE AHORROS EN ESPAÑA

Importe medio Entre 3.000 y 25.000 euros

Plazo de amortización De 3 a 7 años, con flexibilidad en los reembolsos

Período de carencia Entre 0 y 6 meses

Tipo de interés Entre el 4 y el 6 por 100

Morosidad Entre el 0,18 y el 4,8 por 100

Perfil del beneficiario Mujer inmigrante de unos 35 años

Característica general Préstamos individuales que se otorgan para la puesta en marcha de pequeñas empresasque generen autoempleo

Público objetivo a) Formar parte de colectivos sociales desfavorecidos y con especiales dificultades de inserciónlaboral (mujeres, inmigrantes, parados de larga duración, mayores de 45 años, hogaresmonoparentales, discapacitados, minorías étnicas, y otras personas en situación de pobrezay marginación social)

b) No tener acceso al sistema financiero formal por falta de avales o garantíasc) Tener espíritu emprendedor y disponer de una iniciativa empresarial viable

Fuente de recursos Obra social en todos los casos salvo en el de La Caixa, la CAI y BBK, que tienen incluidas estasoperaciones en la actividad financiera

Fuente: Cuadernos Monográficos Nantik Lum (2005), CECA (2005), memorias 2005 de BBK, Caja de Ahorros de Granada, Caixa, Caixa Galicia y Caja Inmaculada, y elaboración propia.

Page 204: PEE Num 108 - Funcas

ocurrido en otros países europeos,en los que este tipo de inversióninstitucional se ha convertido enel motor de las ISR. En un estudiorealizado en España durante 2004-2005, dentro del marco de un pro-yecto de investigación sobre la in-tegración e implementación de loscriterios ISR en el marco de los pla-nes y fondos de pensiones en di-ferentes países de Europa, se con-cluye que en España al menos sieteplanes de pensiones de empleohan introducido ya criterios éti-cos, de sostenibilidad o respon-sabilidad social corporativa en lapolítica de inversión definida porla comisión de control del fondo(16). Algunos de estos fondos depensiones están invirtiendo par-te de su patrimonio en otras ins-tituciones de inversión colectivacalificadas como éticas. Se tratade un tipo de gestión pasiva des-de la perspectiva ética, y presen-

CUADRO N.º 3

FONDOS DE INVERSIÓN ÉTICOS OFERTADOS POR ENTIDADES ESPAÑOLAS. SEPTIEMBRE 2005

Entidad bancaria Gestora Fondos de inversión Carácter

Grupo Santander SCH Gestión, S.A., SGIIC Santander dividendo solidario (a), FIM Ético y solidarioSCH Responsabilidad, FIM ÉticoInveractivo confianza, FI Ético

Grupo BBVA BBVA Gestión, S.A. BBVA Desarrollo sostenible ÉticoBBVA Extra 5 II Garantizado (b) Ético

Caja Madrid Gesmadrid, S.A., SGIIC Fondo solidario PRO Unicef, FIM Ético y solidario

La Caixa InverCaixa Gestión, S.A., SGIIC FonCaixa Cooperación, FIM Ético y solidario

BNP Paribas BNP Paribas Gestión de Inversiones, S.A., SGIIC BNP Paribas Fondo Solidaridad, FIM Ético y solidario

Banco Urquijo Urquijo Gestión, S.A., SGIIC Urquijo Inversión Solidaria, FIM Ético y solidario

Renta 4 Renta 4 Gestora, S.A., SGIIC Renta 4 Siglo XXI FI (c) Ético

Morgan Stanley Morgan Stanley Gestión, S.A., SGIIC Morgan Stanley Fondo Ético, FIM (d) Ético y solidario

Grupo Interdin Interdin Gestión, S.A., SGIIC Creación de Cultura en Español, FIMF Ético

BBK BBK Gestión BBK Solidarioa FI Ético y solidario

Caixa Catalunya Caixa Catalunya Gestio, S.A., SGIIC Caixa Catalunya Europa Valor, FI Ético y solidario

Notas:(a) Es la reconversión, en septiembre de 2005, del fondo SCH Solidaridad que venía funcionando desde junio de 1999.(b) Se encuentra indexado al índice ético FTSE4GOOD.(c) Este fondo resulta de la reconversión del antiguo fondo Renta 4 Ecofondo FIM, que nació en 1999.(d) Este fondo utiliza la base de datos elaborada por la agencia de calificación social inglesa EIRIS.Fuente: Elaboración propia y CNMV.

7.000

0

3.000

2.000

6.000

5.000

4.000

1.000

Aus

tria

Italia

Suiz

a

Suec

ia

Bélg

ica

Fran

cia

Ale

man

ia

Espa

ña

Hol

anda

Ingl

ater

ra

74

869 9781.217 1.377

1.612 1.7542.020 2.179

6.896

GRAFICO 1LA ISR EN EUROPA. COMPARATIVO POR PAÍSES

Fuente: SIRI Company (2004).

MARTA DE LA CUESTA GONZÁLEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 185

Page 205: PEE Num 108 - Funcas

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL SECTOR BANCARIO. SU CONTRIBUCIÓN A UN DESARROLLO MÁS SOSTENIBLE

186 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

ta el inconveniente de tener queestar sujeto a los criterios de in-versión establecidos por otros gestores (17). Junto a estos fon-dos de empleo existen, a fechade septiembre de 2005, dos fon-dos de pensiones individuales:plan de pensiones ético y solida-rio y Caixa Catalunya VIII (de ca-rácter exclusivamente ético).

A pesar de la distancia que nossepara en cifras de la ISR europeao estadounidense, en un futurocercano es de esperar que estetipo de inversión se consolide enEspaña y que los recursos gestio-nados experimenten un conside-rable crecimiento. Esta previsiónse basa en los siguientes factores:

— La sostenibilidad es ya unfactor relevante en la gestión decarteras y en su desempeño fi-nanciero y, cada vez más, los gran-des inversores institucionales de-mandan este tipo de informaciónsocial, ética y medioambiental(18). Esta tendencia está llegandoa las entidades gestoras españolasa través de sus competidoras ex-trajeras, quienes han empezado acomercializar en nuestro mercadofondos de inversión sostenibles,llegando a suponer la mitad de laoferta existente.

— Siguiendo la corriente depaíses cercanos (Reino Unido, Ale-mania, Bélgica u Holanda) se es-pera que surja alguna normativaque incentive la demanda de estetipo de productos. Así se deducede los trabajos del foro de exper-tos del Ministerio de Trabajo yAsuntos Sociales sobre RSC y delas propuestas planteadas en elCongreso y en el Senado por al-gunos grupos políticos. Esta nor-mativa exige a los gestores de fon-dos de inversión y de pensionesinformar si aplican o no criterios desostenibilidad en la selección deinversiones y, en algunos países,incluso aplica descuentos fiscales

a los partícipes de los fondos so-cialmente responsables.

— Los fondos y planes de pen-siones, grandes protagonistas delas ISR en Europa, no han adopta-do un papel activo en las ISR enEspaña.

— Las entidades financierastradicionales saldrán al mercadoa satisfacer esa demanda, sentidadesde una parte de la sociedadque busca coherencia en sus ac-tos, y de inversores conscientesdel impacto que una adecuadagestión de riesgos éticos socialesy medioambientales tiene en elvalor de la empresa a largo plazo.

V. HACIA UNA BANCA ÉTICA

Como hemos tenido ocasión deanalizar, la integración de la RSC enel mundo financiero y en el nego-cio bancario hace posible una ma-yor canalización del ahorro haciaproyectos ambientalmente o so-cialmente responsables, tecnolo-gías innovadoras y empresas sos-tenibles, siendo el impacto socialde su actividad financiera muchomayor que en cualquier otro sector.

La preocupación por la RSC enel mundo financiero se hace cadavez más patente, no sólo por lanecesidad de las propias entida-des de gestionar adecuadamentesus riesgos reputacionales, éticos,sociales y medioambientales, sinotambién por la presión de regula-dores e instituciones guberna-mentales, inversores, clientes y so-ciedad en general, que exigen cadavez más transparencia e involu-cración de la banca en la sociedady en el desarrollo sostenible.

En la actualidad, podemos en-contrarnos con bancos que em-piezan a ser conscientes de su res-ponsabilidad social y comienzana desarrollar estrategias tratando

de seguir las demandas sociales yasimilarse a sus competidores.Desde una postura más defensi-va en las primera etapas, van tor-nando hacia una visión más preo-cupada por la dimensión internade la RSC (la relación con sus em-pleados, con los proveedores, conel medioambiente y con la socie-dad), llegando a adoptar estrate-gias algo más proactivas en sus diferentes negocios de banca co-mercial, de inversión y de gestiónde activos. Incluso los más con-vencidos de la RSC han optado poruna estrategia de especializaciónen el negocio de banca ética,orientada a operar en los merca-dos financieros bajo principios éti-cos y de sostenibilidad social y me-dioambiental, imponiendo estoscriterios a los de rentabilidad sindescuidar estos últimos, y evitan-do negocios especulativos, tra-tando de buscar siempre la máxi-ma rentabilidad a largo plazo entérminos de sostenibilidad.

La denominada banca ética, so-cial o medioambiental está espe-cializada en financiar todas aque-llas actividades económicas quetengan un impacto social positi-vo, dando cobertura financiera alos sectores de la sociedad másdesfavorecidos, al tercer sector y ala economía social, reinvirtiendocuando sea necesario los benefi-cios obtenidos. La actividad credi-ticia de estos bancos se concen-tra en sectores como la economíaalternativa, el comercio justo, laagricultura ecológica, el autoem-pleo, las energías renovables, losproyectos medioambientales, edu-cativos, sanitarios o culturales, labioarquitectura, la economía so-cial y la cooperación al desarrollo.Las garantías que exigen a losprestatarios difieren de las utiliza-das habitualmente por la bancaconvencional, y se basan más enla persona, el proyecto a financiary su viabilidad, e incluso en gruposde solidaridad.

Page 206: PEE Num 108 - Funcas

Sus accionistas y acreedoresson personas físicas y jurídicas con-vencidas del poder transformadordel dinero hacia un desarrollo máshumano y sostenible, dispuestasa exigir menos rentabilidad finan-ciera a cambio de más rentabili-dad social.

En definitiva se trata de enti-dades que integran en el negociobancario a aquellos que, por su si-tuación socio-económica, no tie-nen cabida dentro de la bancaconvencional, y que tratan de in-fluir en la sociedad en general, enlas empresas y en los consumido-res y para que rijan su comporta-miento bajo principios éticos.

Podríamos reducir a cinco losaspectos claves que deben calificara un banco como ético.

1) Cuestiones éticas. Un ban-co ético hará pública, en primerlugar, la política ética que afecta acada uno de sus negocios a lahora de rechazar financiación, deforma que se muestren los están-dares bajo los cuales los clientes yproveedores serán examinados.Para ello, excluirá de su prácticadiaria actividades que fomentenla evasión fiscal y contará con pro-cedimientos para prevenir y evitarel lavado de dinero o para disua-dir la financiación de negocio dearmamentos, terrorismo y cual-quier otra actividad cuya produc-ción genere efectos dañinos parala salud o para el medio ambien-te. De la misma manera, deberácontribuir a la gobernabilidad delas regiones donde actúa, apro-vechando su posición dominanteen el mercado para ejercer lobbya favor y de políticas públicas queprotegen intereses sociales.

2) Actitud proactiva hacia ope-raciones de banca medioambien-tal y sostenible. Un banco éticocontará con políticas que impul-sen proactivamente el desarrollo

sostenible, a través del diseño deservicios financieros (por ejemplo,mejores condiciones para con-ductas sostenibles) o la eleccióndel receptor de la financiación (porejemplo, energía renovable en lu-gar de oleo/gaseoductos).

3) En su dimensión internacio-nal, y en especial con países en víasde desarrollo (PVD), deberá prestarespecial atención al respeto de los derechos humanos en los paí-ses en los que invierte, tratandode no contribuir a un sobreen-deudamiento de los más pobres yapoyando con capital institucionesmicrofinancieras o de ahorro po-pular locales y solventes (19).

4) Implicación en la comuni-dad. Significa una mayor implica-ción de la entidad en la comuni-dad en la que actúa, ofreciendoproductos adaptados a las nece-sidades locales y que faciliten elacceso al crédito y a los serviciosbancarios básicos a regiones, sec-tores o poblaciones con riesgo deexclusión social y financiera (porrazones de localización, edad oconocimientos tecnológicos). Setrata de luchar contra la exclusiónfinanciera y social, y de garantizarel acceso universal a servicios fi-nancieros con calidad, evitandoendeudamiento indebido de losclientes más vulnerables. Esa im-plicación también significa preo-cuparse por los problemas socia-les, contribuyendo con donacionesy actividades caritativas a paliar-los o a mitigar sus efectos.

5) Transparencia, verificación yrendición de cuentas. La transpa-rencia es la base de la confianza,y la confianza, el activo intangiblemás valorado en el mundo finan-ciero. La transparencia implica ren-dir cuentas a la sociedad sobre larepercusión que la actividad delbanco tiene en el desarrollo y larespuesta que la entidad está dan-do a las preocupaciones de los gru-

pos de interés implicados directao directamente con ella.

El cuadro n.º 4 recogen algu-nos ejemplos de bancos que hanoptado por esta estrategia de es-pecialización en banca ética enEuropa, Canadá y Estados Unidos.

VI. CONCLUSIÓN YREFLEXIÓN FINAL

Como hemos podido compro-bar a lo largo de este artículo, lasiniciativas dirigidas a aplicar el con-cepto de responsabilidad social alnegocio bancario señalan variasáreas en las cuales la industria fi-nanciera puede evitar un impac-to social y medioambiental nega-tivo, y en las que puede trabajarpara contribuir a la construcciónde sociedades más justas y soste-nibles. A escala internacional, lapropia industria financiera ha ela-borado códigos y directrices enmateria de sostenibilidad que hansido secundadas voluntariamentepor algunos de los principales ban-cos y compañías financieras delmundo. Hasta la fecha, resulta im-posible evaluar si esta variedad dedeclaraciones han logrado algu-na mejora concreta para la socie-dad, ya que dichas iniciativas nohan generado las necesarias he-rramientas de verificación exter-na en lo que se refiere a suminis-tro de información a terceros,evaluaciones de impacto, elabo-ración independiente de informeso rendición de cuentas a los gru-pos de interés de forma continuae integrada. Escándalos recientesen el sector financiero nos de-muestran que queda aún muchopor hacer para el logro de esa an-siada conducta ética.

Dentro de esa visión del carác-ter voluntario de la RSC, las pre-guntas que surgen son: ¿Resultasuficiente la presión que ejercenen la actualidad los clientes, in-

MARTA DE LA CUESTA GONZÁLEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 187

Page 207: PEE Num 108 - Funcas

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL SECTOR BANCARIO. SU CONTRIBUCIÓN A UN DESARROLLO MÁS SOSTENIBLE

188 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

CUADRO N.º 4

PRINCIPALES BANCOS ÉTICOS EN PAÍSES INDUSTRIALIZADOS

ShoreBank (EE.UU.) A finales del año 2003 había invertido 1,7 millones de dólares en prioridades comunitariasde barrios de baja renta, 279 en negocios regentados por minorías étnicas y organizaciones reli-giosas o sin ánimos de lucro, 71 en créditos de conservación inmobiliaria, y 51 en créditos a pe-queñas empresas.

Los accionistas de ShoreBank engloban instituciones financieras, fundaciones, compañíasde seguros, grandes compañías e inversores particulares.

Citizens Bank (Canadá) Propiedad de Vancouver City Savings Credit Union, la mayor institución crediticia de Canadá,que se distingue por sus buenas prácticas en materia de transparencia. Como parte de su programa de donaciones sociales, el Citizens Bank convoca a sus clientes a proponer gruposque merecen recibir parte del fondo solidario. Las propuestas se clasifican en cuatro grupos enfunción de su área de actuación, y posteriormente los clientes votan para decidir cuál de losgrupos recibe el 50, el 25, el 15 y el 10 por 100 del fondo. Este procedimiento cuenta ademáscon un comité asesor compuesto por representantes de ONG, del banco y de los trabajadores de éste.

OIKOCREDIT (Holanda) Cooperativa mundial que presta apoyo financiero en forma de créditos convencionalesy de microcréditos, para el desarrollo de iniciativas productivas que los interesados presentan en las diversas oficinas que OIKOCREDIT Internacional tiene en África, América Latina y Asia. EnEspaña, OIKOCREDIT tiene constituidas delegaciones en Bilbao y Barcelona a travésde organizaciones sociales que están actuando en el territorio y que les sirven de intermediariospara la captación de dinero.

Bank für Sozialwirtschaft (Alemania) Fundado en 1923, es un banco especializado en los sectores social y de salud. Ofrece diversos productos tanto de ahorro como de crédito, y está centrado en organizaciones e institucionesde los sectores cooperativos, mutualistas y no lucrativos.

Merkurbank (Dinamarca 1985) Filial en Alemania.

Triodos Bank (Holanda 1980) Filiales en Bélgica, Reino Unido y España.

ASN Bank (Holanda) Especializado en créditos verdes. Tasas de interés en línea con el mercado.

Cooperative Bank (Inglaterra) Banco perteneciente a la economía social. A partir de 1992 implanta su política ética.

Ekobanken (Suecia) Préstamos a iniciativas de la economía social o proyectos ecológicos. Excepcionalmente, individuales.

Cultura Sparebank (Noruega 1966) Apoyan principalmente educación, asistencia médica, agricultura orgánica y vivienda.

Alternative Bank Suisse —ABS— (Suiza) Banca ética orientada al apoyo de organizaciones del tercer sector o para proyectos no lucrativos.

Freie Gemeinschaftsbank BCL Desarrollan los siguientes proyectos: agricultura orgánica, hogares educativos, comunidades—Banque Communautaire terapéuticas, prácticas médicas y terapias basadas en la antroposofía, enseñanza para adultos,Libre— (Basilea. Suiza) escuelas primarias, investigación, arte y cultura, etcétera.

Charity Bank (Inglaterra 2002) Es a la vez ONG registrada y una institución financiera regulada. Su actividad consiste en captar ahorro para conceder créditos a organizaciones del tercer sector, y todos los beneficios se reinvierten en fines no lucrativos. También buscan educar y proporcionar asistencia al tercer sector para que sus actividades sean más sostenibles.

Unity Trust Bank (Inglaterra) Banco establecido en 1984 por y para los sindicatos.

Banca Popolare Etica (Italia) Banco Cooperativo desde 1998. Financia proyectos de cooperación social internacional (comercio justo y microcrédito); asociacionismo (cultura, arte, deporte, espectáculo); medio ambiente, ysociedad civil. Recientemente opera como agencia financiera en España.

JAK (Suecia) Banca ética sin interés27.000 miembrosLa licencia bancaria fue obtenida en 1997. Formalmente JAK es un banco cooperativo.

Los depósitos de los miembros financian todos los préstamos. Su crecimiento es de 9 por 100 al año.

Fuente: Elaboración propia.

Page 208: PEE Num 108 - Funcas

versores y medios de comunica-ción para cambiar determinadasactitudes o prácticas bancarias queestán resultando perniciosas? ¿Sonlas compañías financieras las úni-cas que deberían voluntariamen-te establecer esos filtros o tam-bién tienen un papel que jugar lasautoridades reguladoras y super-visoras en la promoción públicade estas buenas conductas?

En general, los bancos son rea-cios a someter voluntariamente a sus clientes a un control me-dioambiental o social alegandoque nos son reguladores y que,por tanto, no es su misión. Losbancos más avanzados y que creen que ese control de riesgosbeneficia al negocio ya están desa-rrollando voluntariamente méto-dos internos de evaluación parapoder aplicar la sostenibilidad asus actividades en materia credi-ticia y de financiación de proyec-tos, y explorar nuevas oportuni-dades de negocio.

En el terreno de lo público, exis-ten algunas iniciativas de fomentode la RSC en banca cuyo ejemplomás paradigmático es la Commu-nity Reinvestment Act (CRA) de Es-tados Unidos. Esta ley, que está envigor desde hace casi treinta años,pretende animar a las institucionesde depósito a ayudar a acercar yresponder a las necesidades de cré-dito de las comunidades en las queoperan, incluyendo comunidadesde renta baja y moderada. La CRAobliga a las instituciones bancariasde un determinado tamaño a ob-tener y dar información sobre ne-gocios pequeños, explotacionesagropecuarias de escasa dimen-sión, préstamos para el desarrollode la comunidad o préstamos hi-potecarios para el hogar en zonasfuera de las áreas metropolitanasentre otras materias. La CRA otor-ga a las agencias federales com-petencias para evaluar periódica-mente esa información, teniendo

en cuenta los resultados de esaevaluación incluso a la hora de au-torizar fusiones y adquisiciones. Sesomete a evaluación informaciónsobre el número y la cantidad depréstamos concedidos, su distri-bución geográfica, el nivel de ren-ta de sus prestatarios o el uso deherramientas innovadoras y flexi-bles para acercar el crédito a lasnecesidades de los individuos derenta baja y moderada, o a áreasgeográficas concretas, de formasegura y saludable.

También las inversiones son ob-jeto de análisis, evaluándose po-sitivamente el volumen de dinerodestinado a inversiones de altacualificación, con alto grado deinnovación o complejidad, res-ponsables con las necesidades dedesarrollo de la comunidad y queno suelan ser financiadas por in-versores privados.

En cuanto a los servicios fi-nancieros, la Community Rein-vestment Act valora la distribuciónde la red de oficinas entre áreasde diferentes rentas, la apertura ycierre de las mismas, sobre todoen zonas más deprimidas, la dis-ponibilidad y efectividad de siste-mas alternativos para distribuir ser-vicios al por menor, la gama deservicios que se ofrecen en zonasgeográficas de diferentes nivelesde renta y si se ajustan o no a lasnecesidades de dichas zonas.

Por último, se evalúa hasta quépunto la entidad bancaria pro-porciona servicios de desarrollo dela comunidad, tales como: asis-tencia técnica en asuntos finan-cieros a organizaciones sociales,cobertura de necesidades de loshogares de bajo nivel de renta (ac-ceso a vivienda por ejemplo), otrosservicios comunitarios para pro-mover el desarrollo de pequeñosnegocios, y actividades dirigidas arevitalizar o estabilizar regionesdeprimidas.

Para ser aprobado por la agen-cia, el plan estratégico de reinver-sión en la comunidad del bancodebe tener objetivos medibles yespecificar cómo la entidad pla-nea atender las necesidades decrédito de su área a evaluar, enconcreto de individuos y regionesde rentas bajas y moderadas, através del préstamo, la inversióny la prestación de servicios.

Las áreas objeto de evaluaciónson aquellas donde la entidad tie-ne su sede central o sus sucursa-les y de donde toma depósitos, asícomo las zonas de influencia don-de haya concedido una parte sus-tancial de los préstamos.

Afortunadamente, en Españacontamos con un conjunto de en-tidades que, por vocación y por na-turaleza, vienen poniendo en prác-tica ese compromiso social y localsin necesidad de una ley que lesobligue o anime a ello. Sin embar-go, la competencia o la «lógica»economicista del mercado puedeponer en peligro el abastecimien-to de crédito y servicios financie-ros a determinadas capas de po-blación y regiones, como ya estásucediendo en países cercanoscomo el Reino Unido. No olvide-mos que la responsabilidad de unbanco es garantizar el acceso uni-versal a los servicios financieros atoda la población, proveyendo pro-ductos y servicios de calidad ade-cuados a las necesidades de losclientes, independientemente desu situación geográfica o su renta.

NOTAS

(1) En el ámbito internacional se utilizanmás las siglas RSC porque es en especial a lasgrandes corporaciones a las que se les exigemayor responsabilidad, dado el volumen derecursos que emplean y el impacto que tienensus decisiones en el desarrollo del planeta.

(2) Extraída del documento de definicióny ámbito de la RSE (I, II y III sesión de trabajo delForo de Expertos de RSE. Ministerio de Traba-jo y Asuntos Sociales).

MARTA DE LA CUESTA GONZÁLEZ

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 189

Page 209: PEE Num 108 - Funcas

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL SECTOR BANCARIO. SU CONTRIBUCIÓN A UN DESARROLLO MÁS SOSTENIBLE

190 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

(3) Incluyendo las 250 mayores del Fortu-ne 500 y las 100 mayores de 16 países, en-cuestando a un total de más de 1.600 com-pañías.

(4) En un estudio de Vander STICHELE (2004)para la ONG holandesa SOMO, se pone de relieveel escaso apoyo de la banca extranjera a favorde las PYME en los países en desarrollo en dón-de actúan. En Indonesia, en el período entre2002 y 2003, los bancos extranjeros proveye-ron el 0,005 por 100 del total del crédito ha-cia las PYME, cuando en 1998 el porcentaje al-canzó el 0,28 por 100.

(5) Por ello, el Banco Mundial ha iniciadoinstancias de entrenamiento, junto con el Ci-tigroup, para promover la financiación de PYMEen Latinoamérica. Ver más información en Buil-ding a sound SME finance business (Constru-yendo un buen negocio de financiamiento aPYME), en www.worldbank.org/wbi/banking/microfinance/smelac2003/index.html: junio de2003.

(6) El nivel de endeudamiento personaldebido a las tarjetas de crédito ha alcanzado ni-veles críticos en varios países —incluyendo losEE.UU. y el Reino Unido— en razón de que sustenedores compran artículos que de otra for-ma no podrían pagar. En Corea del Sur, don-de las tarjetas de crédito fueron puestas a dis-posición con facilidad y se estimuló el consumomediante incentivos gubernamentales, mu-chos clientes fueron incapaces de devolver susdeudas con la desaceleración económica. A finde prevenir el colapso de los proveedores deeste servicio, el gobierno debió intervenir a fi-nes de 2003, afectando así a todo el sistemabancario surcoreano (VANDER STICHELE, 2004).

(7) Según el informe «America’s best andworst lenders: a consumers’ guide to lendingin 25 metropolitan areas», elaborado para elperíodo 2000-2001, con el fin de apoyar la leyestadounidense para la reinversión en la co-munidad (US Community Reinvestment act).www.socialfunds.com/news/article.cgi/arti-cle1073.html.

(8) Visa diseñó, para los consumidoresasiáticos jóvenes, una mini tarjeta de créditoque se adhiere a un collar o pulsera.

(9) La Securities and Exchange Comisión(SEC) ha impuesto recientemente una multa de1,4 billones de dólares a grandes bancos es-tadounidenses por este tipo de fraudes.

(10) La GRI fue lanzada en 1997 como unainiciativa conjunta de CERES, la coalición de or-ganizaciones no gubernamentales de los EstadosUnidos para economías medioambientalmenteresponsables, y el programa medioambiental delas Naciones Unidas con el objetivo de promo-ver la calidad, el rigor y la utilidad de los infor-mes o memorias de sostenibilidad.

(11) El grupo FORGE, basado en el ReinoUnido, publicó las «Directrices sobre gestiónmedioambiental y elaboración de informes parael sector de servicios financieros»; como do-cumento PDF se encuentra en las páginas de

la Association of British Insurers o la BritishBankers Association.

(12) http://www.unepfi.org.

(13) www.equator-principles.com.

(14) De ahí la conveniencia de adoptar com-promisos o estándares internacionales relevan-tes en relación con los proyectos o empresas alas que se proporcionan servicios financieros: porejemplo, estándares medioambientales como elForest Stewardship Council en el caso de em-presas que trabajen en la explotación de la ma-dera o la SA8000 para aquellas otras con altosriesgos laborales por producir en países con me-nor protección social.

(15) La línea ICO 2003 sólo financió un 61por 100 de las inversiones reales realizadas porlos solicitantes, frente al máximo del 95 por100 que posibilitaba la línea. Su tasa de falli-dos rondaba el 10 por 100.

(16) El estudio ha sido realizado por Caser,Caja Madrid Pensiones, Comisiones Obreras,Economistas sin Fronteras, la gestora de fondossuiza SAM, y ESADE, y se enmarca en un proyec-to que está siendo desarrollado por EUROSIF, redeuropea que promueve las ISR: www.eurosif.org.

(17) Es el caso de la gestora de fondos depensiones del grupo Telefónica, Fonditel, que in-vierte en fondos éticos el 1 por 100 del total desu patrimonio, o de La Caixa, que invierte un to-tal de cinco millones de euros en estos fondos.

(18) Se estima que la inversión institucio-nal que está ya aplicando criterios de respon-sabilidad social en Europa alcanza casi el 10por 100 del total de la inversión institucional.

(19) De acuerdo con la resolución de Río,los bancos que operan en otros países tienenla responsabilidad de integrar este tipo de cri-terios en sus préstamos e inversiones cuandofinancian operaciones de comercio interna-cional o proyectos de desarrollo.

BIBLIOGRAFÍA

ALLEN, F. (1990), «The market for informationand the origin of financial intermediation»,Journal of Financial Intermediation, n.º 1:3-30.

CECA (2005), Memoria RSC 2004.

CUESTA, M. DE LA; FERNÁNDEZ, B., y VÁZQUEZ, O.(2006), Razón de ser de la Banca Ética. Ex-periencias internacionales y nacionales.Colección Ensayos, FUNCAS.

FORO NANTIK LUM DE MICROFINANZAS (2005a), Losmicrocréditos en España: Principales magni-tudes 2004, Madrid, Obra Social La Caixa.

— (2005b), Cuaderno n.º 3: Las entidades so-ciales de apoyo al microcrédito. Su papel enla concesión de microcréditos en España.

GOLDSMITH (1969), Financial Structure and De-velopment, New Haven, Conn., Yale uni-versity Press.

GUTIÉRREZ, B. (2004), «Iniciativas microfinan-cieras en España», en Las inversiones so-cialmente responsables, Publicaciones Uni-versidad Pontificia de Salamanca.

KAY, J. (1996), The Economics of Business, Ox-ford University Press.

KPMG (2005), International Survey of Cor-porate Responsibility Reporting 2005,junio.

LEVINE, R. (1997), «Financial development andeconomic growth: views and agenda»,Journal of Economic Literature, junio 3592:688-726.

— (2000), «Bank-based or market-based fi-nancial systems: which is better?», mímeo

MCKINNON, R. I. (1973), Money and Capital in Economic Development, Washington,Brookings Institution.

PUTNAM, R. D. (1993), «The prosperous com-munity: social capital and public life», Ame-rican Prospect, 13: 25-42.

— (1995), «Bowling alone: America’s decli-ning social capital», Journal of democracy,6: 65-78.

RODRÍGUEZ, J. M. (2003), El gobierno de la em-presa: un enfoque alternativo, ed. Akal,Economía actual, Madrid.

ROGALY, B.; FISHER, T., y MAYO, E. (1999), Po-verty, Social Exclusion and Microfinance inBritain, London, Oxfam.

SCHUMPETER, J. (1911), Theory of Economic De-velopment, Duncket & Humblot, Lepzig.

SHAW, E. S. (1973), Financial deepening in eco-nomic development, Cambridge, HarvardUniversity Press.

SIRI Company (2004), Green, Social and EthicalFunds in Europe 2004.

VANDER STICHELE, M. (2004), «Critical issues in thefinancial industy», publicado por SOMOCentro de Investigación de CorporacionesMultinacionales, Holanda (www.somo.nl).

ENLACES DE INTERÉS

Declaración de instituciones financierasacerca del medio ambiente y el desarrollo sos-tenible – PNUMA, ver http://unepfi.net/fii/en-glish.htm.

Los «Principios de Ecuador» http://www.ifc.org/ifcext/equatorprinciples.nsf/Content/The-Principles.

Declaración del sector de seguros en de-fensa del medio ambiente – PNUMA http://unep-fi.net/iii/statemen.htm.

Suplemento del sector de servicios fi-nancieros sobre desempeño social —GRI—(noviembre 2002) http://www.globalrepor-ting.org/ guidelines/sectors/GRIFinancialSer-vices.pdf.

Page 210: PEE Num 108 - Funcas

IV.DOCUMENTO

Page 211: PEE Num 108 - Funcas
Page 212: PEE Num 108 - Funcas

En enero de 1999, el Secretario General de la ONU lanzó la idea de establecer un Pacto Mundial de las Naciones Unidas (Global Compact) en materia de responsabilidad social de las empresas.

Sin embargo, hasta el 26 de julio de 2000 no entró en su fase operativa. Se trataba de establecer un acuerdo global entre los líderes y responsables de las empresas para poner de acuerdo la actividad y necesidades empresariales con los principios y objetivos de la acción política e institucional de las Naciones Unidas, de las organizaciones laborales y de la propia sociedad civil.

El Pacto consta de diez principios (nueve iniciales más un décimo posterior) de libre adscripción por parte de empresas, organizaciones laborales y civiles.

El texto del Pacto Mundial se ha difundido ampliamente. Sin embargo, PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLAha considerado de interés incluir en este número una versión escueta de su contenido para facilitar su consulta por los lectores, dada la reiteración de citas y referencias al mismo en las colaboraciones que lo integran.

PACTO MUNDIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS (GLOBAL COMPACT)

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 193

Page 213: PEE Num 108 - Funcas

PACTO MUNDIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD

SOCIAL DE LAS EMPRESAS (GLOBAL COMPACT)

PRINCIPIO UNO

LAS EMPRESAS DEBEN APOYAR Y RESPETAR LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOSFUNDAMENTALES, RECONOCIDOSINTERNACIONALMENTE, DENTRO DE SU ÁMBITO DE INFLUENCIA

Por qué son importantes para las empresas los derechos humanos

La responsabilidad de respetar los derechos hu-manos no le corresponde sólo a los gobiernoso a los estados soberanos. Los derechos hu-

manos son importantes tanto para los individuoscomo para las organizaciones que los individuoscrean. Parte del compromiso asumido por el Pac-to Mundial es que la comunidad empresarial tienela responsabilidad de hacer que se respeten los de-rechos humanos tanto en los lugares de trabajocomo en su esfera de influencia más amplia. El im-perativo ético se impone como salvaguardia de uncomportamiento cívico; además públicamente se re-conoce que el respeto a los derechos humanoscontribuye a mejorar la producción de las empre-sas. Entre las razones esgrimidas por las empresaspara abordar la cuestión de los derechos humanosse encuentran:

Cumplimiento del derecho nacional e internacional

Como mínimo, las empresas deben esforzarsepor garantizar que sus actividades se llevan a cabode acuerdo con la legalidad vigente en el país en elque desarrollan su actividad. Hay una tendencia cre-ciente a presentar demandas contra multinaciona-les por malas prácticas ejercidas fuera de sus paísesde origen.

Promoción de los principios de derecho

Las empresas que operan fuera de sus países deorigen pueden aprovechar su presencia en ellos

para promover el respeto a los principios de dere-cho y exigir el cumplimiento de la ley en países enlos que el apoyo y el respeto por los derechos hu-manos es insuficiente. Las sociedades en las quese respetan los derechos humanos son más establesy facilitan un buen ambiente para la práctica delos negocios.

Acercamiento a las preocupaciones de los consumidores

El acceso a la información global supone que losconsumidores están cada vez más informados sobreel origen de los productos que consumen y sobre lascondiciones en que éstos se fabrican. Un enfoquedinámico de la cuestión de los derechos humanospuede contribuir a reducir el impacto potencialmentenegativo que ejerce la publicidad adversa difundidadesde las organizaciones de consumidores y desdeotras comunidades de intereses.

Gestión de la cadena de suministros

Las fuentes de materias primas y la fabricacióna nivel mundial hacen que las empresas necesitenconocer a fondo las responsabilidades en cuestiónde derechos humanos en ambos extremos del flu-jo de producción. Promover buenas prácticas enrelación con los derechos humanos permitirá a lasempresas aliarse con los socios que más les con-vengan.

Incremento de la productividad del trabajador y permanencia

Los trabajadores tratados con dignidad y que sonretribuidos de manera justa y equitativa son másproductivos y están más inclinados a guardar fideli-dad a la empresa. Los solicitantes de empleo tienencada vez más en cuenta la reputación de las em-presas cuando seleccionan una empresa en la quedesearían trabajar.

194

Page 214: PEE Num 108 - Funcas

Mejora de las relaciones en el seno de la sociedad local

Las empresas que trabajan sobre una base mundialestán sometidas al escrutinio global como resultadode los avances producidos en las tecnologías de la in-formación. Un acercamiento positivo hacia la cues-tión de los derechos humanos puede resultar benefi-cioso tanto en los propios centros de trabajo, a nivelde la comunidad local particular, como en el terrenocomunal mundial en el que operan las compañías.

Inclusión de los derechos humanos en la política y cultura empresariales

Uno de los puntos de partida decisivos para quelos individuos dentro de las empresas entiendan lascuestiones fundamentales que están en juego esdifundir las Declaración Universal de los DerechosHumanos. Las empresas también necesitan garan-tizar su respeto a las leyes nacionales en los paísesen los que desarrollan su actividad y saber cómopuede variar su aplicación en función de la culturalocal particular. Igualmente importante es difundirque el respeto a los derechos humanos forma par-te del núcleo esencial de valores de la organizacióny de su cultura.

El desarrollo y puesta en práctica de una políticade derechos humanos debe tener en cuenta unosrequisitos básicos y, si es posible, debe apoyarse eninformaciones facilitadas por las comunidades de in-tereses —personas e instituciones interesadas— y dejarse aconsejar por ellas.

Algunas de las ideas para poner en práctica el res-peto a los derechos humanos en una empresa con-sisten en:

— Desarrollar una política de empresa y una es-trategia que fomenten el respeto de los derechoshumanos.

— Desarrollar un proyecto higiénico-sanitario yde seguridad en el trabajo.

— Disponer de dotación de personal para la for-mación en cuestiones relativas a los derechos hu-manos e identificar la forma en que estas cuestio-nes pueden afectar al negocio.

— Disponer de dotación de personal de forma-ción para la aplicación de políticas internas en la em-presa en relación con los derechos humanos.

— Realizar informes de impacto de derechos hu-manos sobre la actividad del negocio y revisarlos pe-riódicamente.

— Discutir el impacto de las cuestiones relativasa los derechos humanos con los grupos afectados y

— Trabajar en la mejora de las condiciones detrabajo junto con los trabajadores y sus represen-tantes.

Finalmente, hay una serie de ejemplos sobre cómopueden las empresas garantizar los derechos huma-nos a través de su actividad cotidiana:

En los lugares de trabajo

— Facilitando condiciones de trabajo seguras y saludables.

— Garantizando la libertad de asociación.

— Garantizando la no discriminación en los pro-cesos de selección de personal.

— Garantizando que no se emplea, bien directao indirectamente, mano de obra forzosa o infantil, y

— Facilitando el acceso básico a la salud, la edu-cación y la vivienda a los trabajadores y sus familias,si no pueden lograrlo fuera.

En la comunidad

— Evitando el desplazamiento forzoso de indivi-duos, grupos o comunidades.

— Trabajando para proteger el modo de vida eco-nómico de las comunidades locales y

— Contribuyendo a generar un debate públi-co. Las empresas interactúan a todos los niveles conla administración del país en el que desarrollan suactividad. Por lo tanto ostentan el derecho y la res-ponsabilidad de expresar sus puntos de vista encuestiones que afecten a su actividad, a sus em-pleados, a sus clientes y a las comunidades de lasque forman parte.

Finalmente, si las empresas utilizan cuerpos deseguridad privada para proteger sus instalaciones,deben garantizar el respeto a las leyes internaciona-les e imponer límites sobre el uso de la fuerza.

DOCUMENTO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 195

Page 215: PEE Num 108 - Funcas

PRINCIPIO DOS

LAS EMPRESAS DEBEN ASEGURARSE DE QUE SUS EMPRESAS NO SON CÓMPLICES EN LA VULNERACIÓNDE LOS DERECHOS HUMANOS

Complicidad

Muchos están de acuerdo en que el concepto de«complicidad» es difícil de matizar y categorizar (verrecuadro) y comprender su importancia, a fin de evi-tar la complicidad en la vulneración de los derechoshumanos, supone un reto importante para las em-presas. La dinámica entre los gobiernos, las empre-sas y las organizaciones de la sociedad civil está encontinua evolución, así como nuestra percepciónsobre cuándo y cómo las diferentes organizacionesdeberían tomar conciencia de las cuestiones queafectan a los derechos humanos. Es necesario reco-nocer que la actuación de los gobiernos para ga-rantizar el respeto a los derechos humanos conti-núa siendo clave, aunque el contexto operativo encontinua evolución que afecta a la actividad de lasempresas ha instado a la Oficina del Alto Comisio-nado para los Derechos Humanos a liderar los es-fuerzos para definir qué se puede considerar comocomplicidad corporativa en los casos de vulneraciónde los derechos humanos.

Es importante entender que en un contexto em-presarial la noción de complicidad puede llegar aproducirse de variadas maneras:

Complicidad directa

Tiene lugar cuando una empresa, a sabiendas,colabora con un estado en la vulneración de los de-rechos humanos. Un ejemplo de ello es el caso en elque una empresa colabora en el desplazamiento for-zoso de poblaciones en circunstancias derivadas dela actividad de su negocio.

Complicidad por beneficio indirecto

Sugiere que una empresa se beneficia directamentede los abusos cometidos por un tercero en cuestionesde derechos humanos. Por ejemplo, son a menudo ci-tados en este contexto los abusos cometidos por loscuerpos de seguridad, como la prohibición de pro-testas pacíficas contra determinadas actividades deun negocio o el uso de medidas represivas en la pro-tección de las instalaciones de una empresa.

Complicidad silenciada

Describe la forma en que los defensores de losderechos humanos aprecian indicios de que una em-presa ha incurrido en la vulneración sistemática ocontinuada de los derechos humanos en su relacióncon las autoridades de un país. Por ejemplo, la pasi-vidad o aceptación por parte de las empresas deprácticas de discriminación sistemática en las leyes decontratación aplicadas a grupos concretos discrimi-nados por raza o sexo, podrían originar acusacionesde complicidad silenciada.

Cuestiones de actualidad

Las cuestiones de derechos humanos adquierenimportancia a medida que cambia la naturaleza y elalcance de los negocios. Los diferentes agentes re-presentan diferentes papeles y es importante que lasempresas se mantengan al corriente de los factoresque en la actualidad hacen que los derechos huma-nos se hayan convertido en un tema de importanciadecisiva dentro de las organizaciones.

Globalización

El crecimiento en la inversión privada ha sido tes-tigo de cómo las empresas amplían sus actividades apaíses que anteriormente permanecían fuera del al-cance del mercado global. En algunos casos estospaíses tienen un historial negativo por el escaso res-peto mostrado hacia las cuestiones de derechos hu-manos y/o debido a la limitada capacidad de sus es-tados para abordar la cuestión. En estos casos el papelde la empresa en la promoción y respeto de los de-rechos humanos es particularmente importante.

Consolidación de la sociedad civil

En algunos casos, la capacidad de los estados paraabordar los asuntos relativos a los derechos humanosha disminuido. A consecuencia de ello se ha produ-cido un alejamiento progresivo de la gente con res-pecto a aquellas instituciones públicas creadas enprincipio para ser sus garantes. Las organizaciones nogubernamentales de todo tipo y tamaño han venidoa llenar el vacío existente, influyendo progresiva-mente tanto en la política pública como en las cues-tiones de actuación del mercado. Hay nuevas orga-nizaciones de defensa de los derechos humanos, delas condiciones laborales dignas y de la responsabi-lidad cívica corporativa.

PACTO MUNDIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS (GLOBAL COMPACT)

196 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 216: PEE Num 108 - Funcas

Actuaciones posibles a realizar por las empresas

Una política eficaz de los derechos humanos po-drá ayudar a las empresas a evitar verse implicadasen casos de vulneración de los derechos humanos. Afin de evitar este tipo de situaciones, las empresaspueden plantearse las siguientes cuestiones:

— ¿Ha realizado su empresa una valoración de lasituación de los derechos humanos en los países don-de desarrolla —o tiene intención de desarrollar— suactividad y de esta forma, ha podido identificar elriesgo potencial de verse implicada en la vulneraciónde derechos humanos fundamentales y ha valorado lasrepercusiones potenciales que ello puede acarrearpara la empresa?

— ¿Dispone la empresa de políticas explícitaspara la defensa de los derechos humanos de los tra-bajadores, de sus empleados directos y a lo largo detoda la cadena de suministros?

— ¿Ha establecido la empresa un sistema de con-trol que garantice que su política de derechos hu-manos ha sido puesta aplicada?

— ¿Dispone la empresa de una política explícitaque garantice que sus cuerpos de seguridad no co-meten violaciones de los derechos humanos? Esteaspecto se aplica si dispone de su propio cuerpo deseguridad, si la contrata a terceros o en el caso de quela seguridad sea facilitada por la propia administra-ción regional o nacional.

— ¿Participa la empresa de forma activa en undiálogo abierto con las organizaciones defensorasde los derechos humanos?

Con respecto a este último punto se sugiere quelas empresas:

— Respeten las directrices generales internacio-nales y las exigencias básicas sobre el uso de la fuer-za (por ejemplo, los Principios Básicos de las Nacio-nes Unidas sobre el Empleo de la Fuerza y de Armasde Fuego por los Funcionarios Encargados de HacerCumplir la Ley y el Código de Conducta de las Na-ciones Unidas para Funcionarios Encargados de Ha-cer Cumplir la Ley).

— En caso de que se facilite apoyo financiero omaterial a los agentes de protección de la ley o cuer-pos de seguridad, establecer límites claros y preci-sos que garanticen que no vulnerarán los derechos

humanos y dejar claro en cualquier tipo de acuerdoque se suscriba con los cuerpos de seguridad, que laempresa no condonará ningún tipo de violación co-metida de los preceptos internacionales de los de-rechos humanos.

— Condenar privada y públicamente los abusossistemáticos y continuados cometidos en el ámbitode los derechos humanos.

PRINCIPIO TRES

LAS EMPRESAS DEBEN APOYAR LA LIBERTAD DE AFILIACIÓN Y EL RECONOCIMIENTO EFECTIVO DELDERECHO A LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA

Libertad de afiliación y negociación colectiva

Las empresas se enfrentan a numerosas incerti-dumbres en el cambiante mercado mundial. El esta-blecimiento de un diálogo genuino con los represen-tantes libremente elegidos de los trabajadores permitetanto a los trabajadores como a los empresarios en-tender mejor sus problemas recíprocos y colaborar ensu resolución. Garantizar la representación sindical esuno de los pilares sobre los que descansa confianzaen ambos extremos. La libertad de afiliación y el ejer-cicio de la negociación colectiva deben ser conside-rados como una oportunidad para proponer un diá-logo constructivo en lugar de otro confrontativo ylibera la energía necesaria para formular soluciones quebenefician a la empresa, a las personas e institucionesinteresadas y a la sociedad en su conjunto.

Una serie de estudios han puesto de manifiestoque la dinámica resultante de la libertad de afiliaciónpuede poner en marcha un ciclo de «trabajo ético»que mejora la productividad, los ingresos y los bene-ficios de todos los implicados. La garantía de dispo-ner de un representante o «voz en el trabajo» facili-ta respuestas de carácter local dirigidas a la economíaglobalizada y sirve de base para lograr un crecimien-to sostenible y garantizar beneficios sobre las inver-siones realizadas. Los resultados ayudan a tenderpuentes para salvar las lagunas de representación sin-dical existentes en las negociaciones laborales a nivelinternacional y ayudan a que se tenga en cuenta lainformación facilitada por pueblos, regiones y secto-res económicos –especialmente mujeres y sectoresde trabajadores sin representación formal-que de otraforma quedarían excluidos de participar en procesosde creación de ambientes de «trabajo ético».

DOCUMENTO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 197

Page 217: PEE Num 108 - Funcas

Libertad de asociación y afiliación

La libertad de afiliación reconoce el derecho deempresarios y trabajadores a constituir asociacionesy sindicatos en función de sus necesidades. No sig-nifica que las fuerzas del mercado deban ser con-troladas por organizaciones o que las empresas de-ban invitar a los sindicatos a participar en las suyas.Los empresarios no deben interferir en la decisiónde un empleado sobre su derecho de afiliación nidiscriminarlo por afiliarse, como tampoco a un re-presentante de dicho empleado. «Afiliación» impli-ca actividades que regulan la formación, la admi-nistración y la elección de representantes. La libertadde afiliación implica que los empresarios, los sindi-catos y los representantes de los empleados puedendiscutir libremente sus problemas en los centros detrabajo con el fin de alcanzar acuerdos conjunta-mente aceptados. Esta libertad también permite quelos trabajadores (y las organizaciones) ejerzan su de-recho ante el sector industrial de defender sus inte-reses económicos y sociales.

Negociación colectiva

La negociación colectiva se refiere al proceso oactividad que conduce a la firma de un convenio co-lectivo. La negociación colectiva es un proceso vo-luntario utilizado para determinar las exigencias y lascondiciones de trabajo y para regular las relacionesentre los empresarios, los trabajadores y sus organi-zaciones. Una parte importante del reconocimientoefectivo del derecho a la negociación colectiva esguiarse por el «principio de buena fe». Esto es im-portante para lograr un desarrollo armonioso de lasrelaciones laborales. Este principio implica que losagentes sociales se muestran dispuestos a trabajarjuntos y a realizar cualquier tipo de esfuerzo enca-minado a lograr un acuerdo mediante negociacio-nes genuinas y constructivas y que ambas partes evi-tan retrasar injustificadamente las negociaciones. Elprincipio de buena fe no implica un nivel predefini-do de negociación, ni exige una negociación obli-gatoria por parte de los empresarios o de los traba-jadores y sus organizaciones.

Posibles estrategias para las empresas

El Pacto Mundial no sugiere que los empresariosdeban cambiar su marco general de relaciones den-tro de su sector industrial. Sin embargo, tal comoalgunas organizaciones como la Organización In-ternacional de Empleadores han indicado, algunas

empresas de «alto rendimiento» reconocen la im-portancia de recurrir al diálogo y a la negociaciónpara lograr resultados competitivos.

Lo que las empresas pueden hacer:

En los lugares de trabajo

— Garantizar que todos los trabajadores puedanconstituir un sindicato y afiliarse a uno de su elecciónsin temor a sufrir represalias.

— Garantizar políticas de neutralidad de los sin-dicatos, así como de los procedimientos en aspec-tos concretos como solicitudes de empleo, archivode información y datos personales y decisiones sobrepromociones, despidos o traslados.

— Facilitar lugares para que los representantesde los trabajadores puedan realizar sus labor pro-porcionales a las necesidades, tamaño y capacidad dela compañía.

— Estas facilidades incluyen la posibilidad de co-brar cuotas de afiliación dentro de la de la empresa,la colocación de carteles informativos y la libre dis-tribución de documentos sindicales que tengan quever con las actividades normales del sindicato dentrode la empresa, así como facilitar tiempo retribuidodentro del horario laboral para dedicarlo a activida-des sindicales.

En la mesa de negociación

— Reconocer a las organizaciones sindicales parasentar las bases de la negociación colectiva.

— Utilizar la negociación colectiva como foroconstructivo para debatir las condiciones de trabajoy empleo y las relaciones entre los empleados y lostrabajadores o sus organizaciones respectivas.

— Abordar cualquier problema o necesidad detipo preventivo teniendo en cuenta el interés tantode la dirección de la empresa como de los trabaja-dores, incluyendo reestructuraciones y necesidadesde formación, procedimientos de regulación de em-pleo, seguridad y sanidad, agravios y procedimientosde arbitraje de disputas, reglas disciplinarias y bienes-tar familiar y comunitario.

— Facilitar toda la información necesaria paraque una negociación adquiera pleno sentido.

PACTO MUNDIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS (GLOBAL COMPACT)

198 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 218: PEE Num 108 - Funcas

— Compensar el trato con el sindicato más re-presentativo garantizando la escucha a trabajadorespertenecientes a organizaciones de menor tamaño yvelar por su viabilidad.

En la comunidad donde se desarrollan las actividades

— Tener en cuenta el clima de relaciones labo-rales con la empresa en el país anfitrión a la horade asegurar la libertad de afiliación y la negociacióncolectiva. En los países que cuentan con coberturalegal insuficiente, tomar medidas para preservar laseguridad y confidencialidad de los sindicatos y desus líderes.

— Apoyar el establecimiento y buen funciona-miento de organizaciones locales/nacionales de em-pleadores y sindicatos.

— Informar a la comunidad local, a los mediosde comunicación y a las autoridades sobre la ad-hesión de su empresa al Pacto Mundial de las Na-ciones Unidas y hacer pública su intención de res-petar los dispositivos legales incluyendo aquellosque conciernen a los derechos fundamentales de lostrabajadores.

PRINCIPIO CUATRO

LAS EMPRESAS DEBEN APOYAR LAELIMINACIÓN DE TODA FORMA DE TRABAJOFORZOSO O REALIZADO BAJO COACCIÓN

Trabajo forzoso o realizado bajo coacción

El trabajo forzoso o realizado mediante coacciónes cualquier tipo de trabajo o servicio al que es obli-gada una persona mediante amenaza o castigo, quedicha persona no se haya ofrecido a realizar de for-ma voluntaria. Ni el salario ni cualquier otro tipo decompensación ofrecida a un trabajador indican ne-cesariamente que el trabajo no esté siendo realiza-do de manera forzada o bajo coacción. Por ley, eltrabajo debe ser ofrecido libremente y los empleadosdeben tener libertad para marcharse siguiendo loscauces establecidos.

El trabajo forzoso priva a la sociedad de la opor-tunidad de desarrollar buenos recursos humanospara el mercado de trabajo moderno, para desarro-llar los conocimientos y preparar a los niños para el

mercado laboral del futuro. Las consecuencias debi-litantes que produce el trabajo forzoso dejan huellaen el individuo, en particular en los niños, así comoen la economía, ya que la degradación del capitalhumano y de la estabilidad social ponen en peligrolas inversiones.

Al retardar el desarrollo adecuado de los recur-sos humanos, el trabajo forzoso reduce el nivel deproductividad y ralentiza el crecimiento económicode la sociedad en su conjunto. La disminución de in-gresos debida a la pérdida de puestos de trabajo ha-bituales o de actividades generadoras de ingresosreduce los ingresos vitales de familias enteras y ade-más, acarrea la pérdida de alimento, refugio y servi-cios sanitarios.

A pesar de que las empresas que funcionan de for-ma legal normalmente no recurren a este tipo deprácticas, el trabajo forzoso puede venir a través deempresas subcontratadas y proveedores. Por ello,los responsables de las empresas deben conocer to-das las formas y causas por las que se produce eltrabajo forzoso, así como las modalidades que adop-ta en cada sector industrial. El trabajo forzoso y rea-lizado bajo coacción puede adoptar las siguientesmodalidades:

— Esclavismo.

— Trabajo obligado para devolución de deudas;una práctica antigua pero aún vigente en algunospaíses en los que tanto adultos como niños se venobligados a trabajar en condiciones esclavistas paradevolver deudas contraídas por sus padres o fami-liares.

— Trabajo infantil en condiciones particularmenteabusivas en las que los niños no tienen elección so-bre el trabajo.

— El trabajo o la prestación de servicios por par-te de presos si son contratados y puestos a disposi-ción de individuos particulares, empresas o asocia-ciones de forma involuntaria y sin supervisión de lasautoridades públicas.

— Trabajo obligado por las autoridades para im-pulsar el desarrollo, por ejemplo trabajo en la cons-trucción, agricultura y otras obras públicas.

— Trabajo obligado como castigo por haber ex-presado opiniones o puntos de vista ideológicamentecontrarios al sistema político, social o económico im-perante, y

DOCUMENTO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 199

Page 219: PEE Num 108 - Funcas

— Prácticas cercanas a la explotación como laobligación de trabajar más horas de las legales o laretención de depósitos (financieros o documentospersonales) a cambio de empleo.

Estrategias para las empresas

Las organizaciones deben determinar si el tra-bajo forzoso constituye un problema dentro de susector de negocios. Es importante mencionar que,aunque en los países en desarrollo se hacen pú-blicos los casos más flagrantes, el trabajo forzosoestá también presente en los países desarrolladosy como tal, debe considerarse un problema de al-cance global.

Comprender las causas del trabajo forzoso es elprimer paso para actuar y evitar que se produzca, loque exige una serie de intervenciones dirigidas nosólo a paliar las necesidades de los propios trabaja-dores forzosos sino también las de sus familias. Porlo tanto, si se detectan casos de trabajo forzoso esaspersonas deben ser apartadas del trabajo para pro-porcionarles alternativas adecuadas

En general, es necesaria una toma de decisio-nes conjunta entre la empresa y la comunidad paragarantizar la erradicación de este tipo de prácti-cas.

En el centro de trabajo

— Ofrecer a todos los empleados contratos detrabajo en los que se establezcan cláusulas y con-diciones para la prestación de servicios, se explici-te la naturaleza voluntaria del empleo, la libertad derescisión del contrato (amparada por procedimien-tos legales) y cualquier tipo de penalización queconlleve la resolución del contrato por cualquierade las partes.

— En la planificación y dirección de centros detrabajo asegurarse de que no se contratan trabaja-dores que tengan deudas o que de cualquier otromodo puedan acceder de manera forzosa al traba-jo y, en caso de que se les haya contratado, realizarlas gestiones necesarias para apartarles del empleoy proporcionarles alternativas viables dentro de sucomunidad.

— Instituir prácticas y procedimientos que pro-híban que los trabajadores depositen activos finan-cieros en la propia empresa.

— Si se contrata a reclusos para que trabajenfuera de la prisión, garantizar que las cláusulas y con-diciones de trabajo sean similares a las del libre em-pleo en el sector de que se trate y de que los presoshayan dado su consentimiento expreso para traba-jar en una empresa privada.

— Garantizar que en ninguna de las fases de lasinversiones a gran escala en las que participe unaempresa se produce trabajo forzoso.

En la comunidad donde se desarrolla la actividad

— Ayudar a desarrollar unas directrices genera-les de actuación por sectores industriales y para em-presas pequeñas o medianas en las que se sabe quees habitual el trabajo forzoso para devolución dedeudas u otro tipo de prácticas similares.

— Apoyar y ayudar a diseñar programas educa-tivos, desarrollar la orientación de la formación pro-fesional así como prestar ayuda a niños que hayansido apartados de situaciones de trabajo forzoso.

— Ayudar a desarrollar técnicas alternativas deformación y actividades generadoras de ingresoscomo los programas de financiación mediante mi-cro créditos destinados a adultos apartados de laactividad laboral por motivo de prácticas de traba-jo forzoso.

— Fomentar el desarrollo de programas com-plementarios de salud y nutrición destinados a tra-bajadores apartados del trabajo forzoso y peligrosoy facilitar servicios sanitarios destinados a aquellosque se hayan visto afectados por enfermedades la-borales y malnutrición como resultado de su traba-jo realizado de forma no voluntaria.

PRINCIPIO CINCO

LAS EMPRESAS DEBEN APOYAR LA ERRADICACIÓN DEL TRABAJO INFANTIL

Trabajo infantil

El trabajo infantil se ha producido prácticamentesin excepción en todos los países del mundo en al-guna de las diferentes etapas de su historia o desa-rrollo. En muchos países en desarrollo constituye aúnun grave problema, a pesar de que también existe (deforma menos visible) en los países desarrollados e

PACTO MUNDIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS (GLOBAL COMPACT)

200 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 220: PEE Num 108 - Funcas

industrializados donde por ejemplo se produce encomunidades de inmigrantes.

El trabajo forzoso priva a la sociedad de la opor-tunidad de desarrollar buenos recursos humanospara el mercado de trabajo moderno, para desarro-llar los conocimientos y preparar a los niños para elmercado laboral del futuro. Las consecuencias debi-litantes que produce el trabajo forzoso dejan huellaen el individuo, en particular en los niños, así comoen la economía, ya que la degradación del capitalhumano y de la estabilidad social ponen en peligrolas inversiones.

El trabajo infantil priva a los niños de su infan-cia y de su dignidad. Muchos de los niños trabajanlargas jornadas sin ser retribuidos o a cambio desalarios mínimos, a menudo en condiciones queponen en peligro su salud y su desarrollo físico ymental. Se les priva de una educación y puedenllegar a ser separados de sus familias. Estos niñosno completan el ciclo de educación primaria y tie-nen más posibilidades de ser analfabetos y no lle-gar a adquirir nunca los conocimientos necesariospara conseguir un empleo y contribuir así al desa-rrollo de la economía moderna. Esto ayuda a creartrabajadores sin formación, no cualificados y poneen peligro el desarrollo de los conocimientos de lafuerza laboral.

El trabajo infantil se produce a causa de las pre-siones que ejerce la pobreza y el desarrollo insufi-ciente, pero también simplemente como resultadode la explotación. Existe tanto en la economía legalcomo en la ilegal, sin embargo, en este último casoes donde se encuentran las peores formas de explo-tación infantil.

A pesar de que los niños poseen los mismos de-rechos humanos que los adultos, por su falta de co-nocimientos, experiencia y capacidad de decisión tie-nen otros derechos adicionales en virtud de su edad.Entre estos derechos están la protección contra laexplotación económica en el trabajo que puede po-ner en peligro su salud o su integridad moral y quepuede dificultar su desarrollo. Esto no significa quelos niños no deban ser admitidos en el trabajo, sinoque deben existir normas para distinguir lo que es ono aceptable en el trabajo infantil en las diferentesedades y etapas del desarrollo.

Los empresarios no deben utilizar mano de obrainfantil bajo modalidades socialmente inaceptablesque puedan contribuir a que los niños pierdan opor-tunidades educativas. La complejidad de la proble-

mática del trabajo infantil supone que las empresasdeben abordar la cuestión de una forma sensible yno tomar medidas que puedan dejar a los niños enmanos de modalidades de explotación aún más pe-ligrosas. Sin embargo, tal como establece el Princi-pio 5, el objetivo de toda empresa debería ser laabolición del trabajo infantil dentro de su esfera deinfluencia.

Hay que mencionar que el empleo de mano deobra infantil puede dañar seriamente la reputaciónde una empresa. Esto es especialmente cierto en elcaso de empresas transnacionales que disponende extensas cadenas de suministros y servicios, enlas que la explotación económica de los niños, in-cluso por parte de una empresa asociada al nego-cio, puede dañar la imagen de la marca y ocasio-nar fuertes pérdidas y reducción del valor de lasacciones.

Definiciones

Las convenciones de la Organización Laboral In-ternacional recomiendan una edad mínima para laadmisión en el empleo que no debe ser inferior a laedad de finalización de la escolaridad obligatoria yen cualquier caso, nunca inferior a los 15 años. Enpaíses en los que las facilidades educativas son me-nores la edad permitida puede ser menor: 14 añosy 13 años para «trabajos ligeros». Por otra parte eledad mínima para realizar trabajo que entraña ries-go es superior a los 18 años:

Se da prioridad a la erradicación, para todas laspersonas menores de 18 años, de las peores moda-lidades de trabajo infantil, incluyendo los trabajos oempleos que entrañan riesgos. Las peores modali-dades de trabajo infantil son:

— Cualquier tipo de esclavismo, incluyendo eltráfico de niños, el trabajo obligado para la devolu-ción de deudas, el trabajo forzoso y obligatorio y lautilización de niños en conflictos armados.

— El empleo de niños para la prostitución infan-til, para la producción de pornografía o para propó-sitos pornográficos.

DOCUMENTO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 201

Países desarrollados Países en desarrollo

Trabajo ligero 13 años Trabajo ligero 12 añosTrabajo normal 15 años Trabajo normal 14 añosTrabajo peligroso 18 años Trabajo peligroso 18 años

Page 221: PEE Num 108 - Funcas

— El empleo u ofrecimiento de niños para acti-vidades ilegales, en particular la fabricación y el trá-fico de drogas y

— El trabajo infantil que atente contra la salud,la seguridad o la integridad moral de los niños debidoa su naturaleza o a las circunstancias en las que sedesarrolle.

Estrategias para las empresas

El desarrollo del conocimiento y la comprensiónde las causas y consecuencias del trabajo infantil esel primer paso que una empresa puede dar paraevitar la explotación infantil. Esto supone identifi-car el problema y saber determinar si una empre-sa tiene un problema con el trabajo infantil. Lasempresas que buscan sus recursos en sectores dela industria específicos con cadenas de proveedo-res geográficamente muy distantes necesitan pres-tar especial atención a este problema.

El trabajo forzoso priva a la sociedad de la opor-tunidad de desarrollar buenos recursos humanospara el mercado de trabajo moderno, para adqui-rir conocimientos y preparar a los niños para elmercado laboral del futuro. Las consecuencias de-bilitantes que produce el trabajo forzoso dejan hue-lla en el individuo, en particular en los niños, asícomo en la economía, ya que la degradación del ca-pital humano y de la estabilidad social ponen enpeligro las inversiones.

Sin embargo, detectar los casos de trabajo in-fantil puede llegar a ser una tarea difícil, por ejem-plo cuando no se guardan documentos o archivos,por lo que las empresas pueden recurrir a la utili-zación de organizaciones no gubernamentales, or-ganizaciones de desarrollo o agencias de las Na-ciones Unidas para que les ayuden en el proceso.

Si se detecta un caso de trabajo infantil, los ni-ños deben ser apartados del lugar de trabajo yofrecerles alternativas viables. Entre las actuacio-nes posibles están la escolarización de los niños yel ofrecimiento de alternativas generadoras de in-gresos para los padres o miembros de la familiade mayor edad. Las empresas necesitan tomar con-ciencia de que sin apoyo, los niños pueden verseabocados a la prostitución y en algunos casos,cuando los niños son los únicos generadores deingresos, su retirada inmediata del trabajo pue-de exacerbar en lugar de aliviar sus condicionesde miseria.

Actuaciones

¿Qué medidas concretas pueden adoptar las em-presas?

En el trabajo

— Hacer cumplir las recome ndaciones sobre eda-des mínimas de la legislación laboral a nivel nacionaly, cuando la ley nacional resulte insuficiente, tener encuenta la normativa internacional al respecto.

— Utilizar mecanismos adecuados y fiables parala verificación de la edad en los procesos de con-tratación.

— Cuando haya niños de edad inferior a la re-comendada empleados en los centros de trabajoadoptar medidas para que sean apartados del mis-mo a la vez que se les proporcionan alternativasviables destinadas tanto a las familias como a lospropios niños.

— Presionar a los subcontratistas, proveedores yotros aliados empresariales para que combatan eltrabajo infantil.

— Desarrollar y poner en práctica mecanismospara detectar el trabajo infantil.

— Garantizar empleo y salarios dignos a todoslos adultos trabajadores de forma que no deban en-viar a sus hijos a trabajar.

En la comunidad

— Ayudar en el desarrollo de directrices desti-nadas a asociaciones del sector industrial y a em-presas pequeñas y medianas.

— Apoyar y ayudar a diseñar programas educa-tivos, de orientación profesional y ayuda para los ni-ños trabajadores y contribuir a mejorar la formaciónde los padres de los niños trabajadores.

— Crear programas complementarios de sani-dad y nutrición para niños que hayan sido aparta-dos de las ocupaciones laborales de riesgo y facilitarayuda médica para curar a los niños aquejados de en-fermedades ocupacionales y de malnutrición.

— Ayudar a dar a conocer los problemas del tra-bajo infantil y movilizar a los sectores empresariales

PACTO MUNDIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS (GLOBAL COMPACT)

202 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 222: PEE Num 108 - Funcas

y a la sociedad en general para tomar medidas con-tra el trabajo infantil.

PRINCIPIO SEIS

LAS EMPRESAS DEBEN APOYAR LA ABOLICIÓN DE LAS PRÁCTICAS DE DISCRIMINACIÓN EN EL EMPLEO Y LA OCUPACIÓN

Discriminación

La definición de discriminación en el empleo y laocupación es «cualquier distinción, exclusión o pre-ferencia que produzca el rechazo o la desigualdaden las oportunidades o en el trato de solicitudes deempleo o de ocupación» realizada por razón de«raza, color, sexo, religión, opiniones políticas, na-cionalidad de origen o extracción social». Obvia-mente las distinciones realizadas estrictamente enfunción de las exigencias inherentes al trabajo no seconsideran discriminatorias.

La discriminación puede surgir en una gran va-riedad de situaciones relacionadas con el acceso al tra-bajo. Entre ellas se encuentra el acceso al empleo ya determinadas ocupaciones, a la formación y a laorientación profesional. Además puede producirseen cuanto a las cláusulas y las condiciones de contratode empleo, por ejemplo en la igualdad en la remu-neración, el número de horas de trabajo y descansoestablecidas, las vacaciones pagadas, la baja por ma-ternidad, la seguridad durante el período de ocupa-ción, la política de ascensos, la seguridad social y laseguridad ocupacional y sanitaria. En algunos paísescobra cada vez mayor importancia la discriminaciónen el trabajo por motivos de edad o por la condi-ción de ser portador de HIV. También es importante subrayar que la discriminación en el trabajo surge endiferentes escenarios y puede ser un problema tan-to en una empresa agricultural del entorno rural o enuna empresa urbana dedicada a la alta tecnología.

La no discriminación supone simplemente que laselección de los empleados se realiza en función de sucapacidad para realizar el trabajo en cuestión y que noexiste distinción, exclusión o preferencias basadas enotras cuestiones. A los empleados que sufren discri-minación en el trabajo se les niegan oportunidades yse vulneran sus derechos humanos fundamentales.Esto afecta al sujeto particular y ejerce un impactonegativo que afecta a la gran contribución que estostrabajadores pueden hacer a la sociedad.

Discriminación (directa e indirecta)

La discriminación puede producirse de variadasmaneras, tanto en el momento de acceder al em-pleo como en el propio tratamiento dispensado alos empleados una vez incorporados a sus pues-tos. Lo más común es que la discriminación se re-alice de forma indirecta y que surja cuando las re-glas o prácticas tienen apariencia de realizarse conequidad cuando, de hecho, se está produciendouna situación de discriminación. Esta discrimina-ción indirecta a menudo existe de manera infor-mal en las actitudes y en las prácticas y si no secombate puede llegar a perpetuarse en las orga-nizaciones. La discriminación también puede tenerraíces culturales que demanden un acercamiento in-dividual más específico.

Estrategias para las empresas

Desde el punto de vista de una empresa la discri-minación no tiene ningún sentido. Es una cuestiónque debe preocupar a todas las empresas porque lasprácticas discriminatorias en el empleo y la ocupaciónrestringen el número de candidatos disponibles y suformación y ralentizan el crecimiento económico delconjunto de la sociedad. La ausencia de un clima detolerancia produce pérdidas de oportunidades parael desarrollo de conocimientos e infraestructuras quefortalecen la competitividad en la economía globa-lizada. Finalmente, la discriminación aisla al emplea-do de la esfera de la comunidad y puede dañar lareputación de una empresa y potencialmente redu-cir sus beneficios y el valor de sus acciones.

En primer lugar y el más destacado, las empresasnecesitan cumplir todas las leyes locales y naciona-les en vigor. Cualquier empresa que instituya medi-das para promover la igualdad de oportunidades ne-cesita ser consciente de la diversidad en cuanto aidioma, cultura y circunstancias familiares que pue-da existir dentro de la fuerza laboral. El personal di-rectivo y supervisor en particular, debe profundizar enel conocimiento de los diferentes tipos de discrimi-nación y la forma en que ésta puede afectar a lafuerza laboral. Por ejemplo, las mujeres constituyenuna proporción creciente de la fuerza laboral mun-dial pero en todos los casos cobran menos que suscolegas masculinos.

Las empresas deben desarrollar y promover unapolítica de igualdad de oportunidades aplicable a lacualificación, conocimientos y experiencia en la quese cimente la contratación. Cada vez más, los jóve-

DOCUMENTO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 203

Page 223: PEE Num 108 - Funcas

nes graduados y los nuevos empleados juzgan a lasempresas en base a su política social y ética en eltrabajo. Además se debe promover un trato iguali-tario en el trabajo, lo que significa que todos los in-dividuos reciban igualdad de trato y oportunidadespara desarrollar los conocimientos, la técnicas y lascompetencias relevantes para su trabajo.

Actuaciones

Las empresas pueden adoptar medidas específi-cas para abordar la cuestión de la discriminación y eli-minarla de los lugares de trabajo. Algunos ejemplosde ello son:

— La institución de políticas y procedimientos enlas empresas cuya base para la contratación, asig-nación de puestos, formación y promoción del per-sonal de todos los niveles sean las cualificaciones,los conocimientos y la experiencia personales.

— Asignar, a alto nivel directivo, las responsabi-lidades para la aplicación de las medidas destinadasa conseguir la igualdad en el empleo, mantener unapolítica transparente aplicable a toda la actividad dela compañía y orientar en las prácticas de contrata-ción para conseguir la igualdad de oportunidades,así como vincular el progreso con el comportamien-to exigido en este área.

— Establecer programas para promover el acce-so a la formación, al desarrollo de conocimientos ya las ocupaciones particulares.

— Estudiar caso por caso a fin de valorar si un re-quisito particular se considera inherente a un pues-to de trabajo y evitar que los requisitos exigidos paradeterminados puestos presenten sistemáticas des-ventajas para determinados grupos.

— Mantener actualizados los archivos sobre con-tratación, formación y promoción que faciliten latransparencia en la igualdad de oportunidades parael empleo y la trayectoria seguida por la organiza-ción a este respecto.

— Cuando se detecten casos de discriminación,desarrollar procedimientos de respuesta para abor-dar denuncias, gestionar demandas y facilitar recur-sos a los empleados.

— Dar a conocer las estructuras formales y lascuestiones culturales informales que puedan oponerdificultades para que los empleados presenten quejas.

Fuera del lugar de trabajo las empresas tambiéndeben desempeñar su labor en la erradicación dela discriminación, por ejemplo, animando y apo-yando los esfuerzos realizados por la comunidadpara fomentar un ambiente de tolerancia e igual-dad en el acceso a las oportunidades para el desa-rrollo ocupacional. Dos ejemplos podrían ser a tra-vés de programas de educación de adultos,facilitando servicios sanitarios y servicios de ayudapara el cuidado de niños.

En la actividades realizadas en el extranjero, lasempresas pueden necesitar adaptarse a las tradi-ciones culturales propias del país y colaborar con losrepresentantes sindicales y de las administracionesa fin de garantizar el acceso al empleo en igual-dad de condiciones a las mujeres y los grupos mi-noritarios.

PRINCIPIO SIETE

LAS EMPRESAS DEBERÁN MANTENER UN ENFOQUE PREVENTIVO QUE FAVOREZCAEL MEDIO AMBIENTE

¿Qué es un enfoque preventivo?

La Declaración de Río establecía claramente elvínculo existente entre las cuestiones medioambien-tales y el desarrollo estableciendo que:

«…a fin de lograr un desarrollo sostenible, la proteccióndel medio ambiente formará parte integral del proceso dedesarrollo y no puede ser considerada como una parteaislada del mismo».

Por ello, si la protección del medio ambiente va aser considerada como parte integral del proceso dedesarrollo ¿de qué forma se evalúan los riesgos me-dioambientales que conlleva la actividad humana?

La Declaración de Río propone una idea extre-madamente importante, aceptada en la actualidadpor los dirigentes políticos que es mantener un en-foque preventivo en favor de la protección me-dioambiental.

«Para proteger el medio ambiente, el enfoque preventi-vo deberá ser aplicado por cada uno de los estados en fun-ción de sus posibilidades. Cuando exista la amenaza deque se produzcan daños serios o irreversibles, no se po-drá alegar falta de conocimientos científicos como razónpara aplazar la adopción de medidas eficaces que impi-dan la degradación medioambiental».

PACTO MUNDIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS (GLOBAL COMPACT)

204 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 224: PEE Num 108 - Funcas

El concepto no es nuevo pues ya surgió en rela-ción con la Ley del Aire Limpio en la República Fe-deral de Alemania en 1970. Se ha convertido enun principio aceptado en la Unión Europea y formaparte del derecho medioambiental internacional. Elconcepto alemán de vorsorgprinzip engloba no-ciones de prevención de riesgos, efectividad de cos-tes, responsabilidades éticas hacia el medio am-biente y limitaciones (ocasionales) del conocimientohumano.

Las medidas preventivas se apoyan en una seriede conceptos clave, tales como:

Medidas preventivas. Adopción de medidas, encaso necesario antes incluso de disponer de prue-bas científicamente contrastadas, que impidan queun retraso en la aplicación de dichas medidas pue-da acabar perjudicando a los recursos naturales o ala sociedad.

Salvaguardia de un «espacio» ecológico sin in-terferir en los márgenes ecológicos de forma que seproteja y se amplíe la capacidad asimiladora del en-torno natural, lo que implica no hacer un mal usode los recursos.

Proporcionalidad de la respuesta para demostrarque determinadas restricciones selectivas no se tra-ducen en unos costes excesivos. En otras palabras,tener en cuenta los riesgos que deberán afrontar lasgeneraciones futuras si se ponen en peligro los eco-sistemas de vida esenciales.

Obligación moral de proteger. Aquellos que em-prendan una actividad o que realicen alteracionesen un entorno determinado deberán demostrar queno causan daños al medio ambiente.

Promover los derechos intrínsecos del medio am-biente permitiendo que los procesos naturales fun-cionen de tal manera que se conserven los ecosiste-mas vitales que permiten la vida en el planeta.

Pago de la deuda ecológica o compensación porerrores de juicio pasados tal como indica la noción de«responsabilidad común pero diferenciada» recogi-da en el marco de trabajo de las Naciones Unidas.

Convención sobre el cambio climático

Es importante en este punto señalar la existenciade dos conceptos: el «enfoque preventivo» tal comoestá contemplado en el Principio 15 de la Declaración

de Río y el «principio de precaución». Más abajo seamplía el concepto de principio de precaución.

Estrategia empresarial ante el enfoque de prevención

El elemento clave del enfoque preventivo, desdeun punto de vista empresarial, es la idea de prevenciónen lugar de la de cura. En otras palabras, resulta másrentable la adopción de medidas preventivas que ga-ranticen que no se van a causar daños al medioam-biente. Las empresas deberían considerar lo siguiente:

1. A pesar de que es cierto que las medidas pre-ventivas para evitar causar daños al medio ambientey su puesta en práctica suponen un gasto adicional,las medidas para paliar daños ya producidos, por ejem-plo los costes de reparación o deterioro de la imagende la compañía, pueden ser mucho más gravosas.

2. La inversión en métodos de producción no sos-tenibles, es decir que agoten los recursos y degra-den el medioambiente produce una rentabilidad me-nor a largo plazo que la inversión en instalacionesecosostenibles. A su vez, la mejora el rendimientoambiental supone un riesgo financiero inferior, unaconsideración importante a tener en cuenta por par-te de las aseguradoras.

3. La investigación y el desarrollo en productos res-petuosos con el medio ambiente pueden producirconsiderables beneficios a largo plazo.

Sin embargo, la interpretación del enfoque pre-ventivo puede plantear dificultades a las empresasque tendrán una situación más ventajosa para valo-rar cualquier riesgo ambiental potencial si tienen unconocimiento profundo de las cuestiones actualesdel impacto ambiental, así como de las condicionesbásicas ambientales de referencia dentro de su ám-bito de inf luencia. Esto exige el desarrollo de un en-foque de ciclo vital hacia las actividades de las em-presas que permita:

— Manejar las incertidumbres y

— Garantizar la transparencia.

Con respecto a la valoración de las incertidum-bres, se dispone de una serie de valiosas herramien-tas para recabar información sobre problemas po-tenciales e impactos ocasionados por los cambiostecnológicos, de procesos, de planificación y de ges-tión, tales como:

DOCUMENTO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 205

Page 225: PEE Num 108 - Funcas

— Informe de riesgo ambiental. Establece el po-tencial de daños ambientales no intencionados jun-to con otro tipo de riesgos.

— Informe de ciclo vital. Estudia las oportuni-dades de inputs y outputs de signo medioambien-talmente positivo para el desarrollo de productos yprocesos

— Informe de impacto ambiental. Garantiza queel impacto de los proyectos de desarrollo se mantie-nen en un nivel aceptable.

— Informe de estrategia medioambiental. Ga-rantiza que el impacto de las políticas y planes sontenidos en cuenta y son mitigados sus efectos.

Estas herramientas facilitan los datos que las or-ganizaciones necesitan cuando deciden qué medi-das adoptar. Cuando la prevención resulta funda-mental y se convierte en un problema estratégico dela empresa, es posible adoptar una serie de medidas:

— Desarrollar márgenes de seguridad cuando seestablece la normativa en aquellas áreas en las quetodavía existe una considerable inseguridad.

— Prohibición o limitación de actividades cuyoimpacto en el medioambiente sea dudoso.

— Utilización de los medios tecnológicos másavanzados.

— Implementación de los enfoques ecológicosindustriales de producción más limpia.

— Comunicación con las personas e institucio-nes interesadas.

PRINCIPIO OCHO

LAS EMPRESAS DEBEN FOMENTAR LAS INICIATIVAS QUE PROMUEVAN UNAMAYOR RESPONSABILIDAD AMBIENTAL

Los antecedentes del Principio 8

La Cumbre del Planeta de Río celebrada en 1992ha actuado como una «llamada de atención» paramuchos sectores de la sociedad, siendo uno de ellosel sector empresarial. Por vez primera un grupo de ac-cionistas se reunió para debatir las dificultades plan-teadas por los modelos de industrialización, el creci-

miento de la población y los desequilibrios socialesdel mundo. La conferencia puso de relieve la fragili-dad real del planeta y, en particular, centró la aten-ción sobre tres puntos:

— El daño que se está produciendo a muchosecosistemas naturales.

— La amenazada capacidad del planeta para sos-tener la vida en el futuro, y

— Nuestra limitada capacidad para sostener eldesarrollo económico y social a largo plazo.

El mensaje lanzado a las empresas se recogió enel Capítulo 30 de la Agenda 21 en el que se ahon-da en la función que desempeñan las empresas y laindustria en la agenda de temas para el desarrollosostenible y se presentan unas directrices generalesde lo que la responsabilidad medioambiental debesignificar para las empresas.

«la gestión responsable y ética de los productos y los pro-cesos de fabricación desde el punto de vista de la salud,la seguridad y el medioambiente. Hacia este fin, las em-presas y la industria deben encaminar sus medidas auto-rreguladoras, orientándose hacia la aplicación de los có-digos adecuados, los permisos y las iniciativas integradasen todos los estamentos de la planificación empresarial yla toma de decisiones y fomentando la apertura y el diá-logo con los empleados y con el público» (30.26)

«A fin de proteger el medioambiente, el enfoque pre-ventivo deberá ser aplicado por cada uno de los estadosen función de sus posibilidades. Cuando exista la amenazade que se produzcan daños serios o irreversibles, no se po-drá alegar falta de conocimientos científicos como razónpara aplazar la adopción de medidas eficaces que impi-dan la degradación medioambiental».

En los diez años posteriores a «Río» no se haaligerado el imperativo de que las empresas reali-cen sus actividades de una manera responsable conel medioambiente. Por el contrario, tal como indi-can recientes análisis sobre el «estado del planeta»,a pesar de los progresos realizados en algunas áreas(por ejemplo en el agotamiento del ozono, la con-taminación atmosférica en muchas regiones desa-rrolladas o los avances hacia la reducción del efec-to de gases invernadero en virtud del Protocolo deKioto) las tendencias globales son negativas y to-davía queda mucho trabajo por hacer. Los científi-cos y los expertos informan sobre las tendenciasglobales adversas que ponen en peligro no sólo losaspectos vitales de nuestros sistemas de vida sinotambién los cimientos de nuestro sistema de de-sarrollo social.

PACTO MUNDIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS (GLOBAL COMPACT)

206 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 226: PEE Num 108 - Funcas

Dado el papel cada vez más importante que desem-peña el sector privado en las cuestiones de gobier-no mundial, el público demanda que las empresasdesarrollen sus actividades de una manera que nosólo se traduzca en una mayor prosperidad econó-mica y favorezca la justicia social, sino que tambiéngarantice la protección ambiental en las regiones ylos países donde están radicados. Mediante el Prin-cipio 8, el Pacto Mundial facilita un marco de refe-rencia para que las empresas afronten algunos delos retos clave planteados diez años atrás.

Hacia una práctica empresarialmedioambientalmente responsable

Las empresas ganan legitimidad cuando satisfa-cen las demandas de la sociedad y cada vez más la so-ciedad expresa una necesidad clara de desarrollarprácticas medioambientalmente sostenibles. Una delas formas que tienen las empresas para demostrar sucompromiso hacia una mayor responsabilidad me-dioambiental es el desplazamiento de su modus ope-randi desde los así llamados «métodos tradicionales»hacia los enfoques más responsables a la hora deplantear las cuestiones medioambientales:

Un cambio de este tipo en la estrategia empresarialconlleva una serie de beneficios. En la División deTecnología, Industria y Economía del Programa delas Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP-DTIE) se señalan las siguientes razones por las cualesuna empresa debería valorar la mejora de su enfoquemedioambiental:

— La aplicación de una producción más limpia yecológica conduce a una mejora en la productividadde los recursos.

— Los nuevos instrumentos económicos (im-puestos, cargas, permisos comerciales) recompen-san a las empresas que actúan con conciencia eco-lógica.

— Las regulaciones de protección medioambientalse endurecen.

— Las aseguradoras prefieren asegurar a em-presas ecológicas que plantean un riesgo inferior.

— Los bancos prefieren dar créditos a las empre-sas cuyas actividades no carguen al banco con de-mandas judiciales por infringir el derecho medioam-biental o ingentes gastos para labores de limpieza.

— La gerencia de orientación medioambientalejerce un efecto positivo sobre la imagen de una em-presa.

— Los empleados prefieren trabajar en una em-presa ecológicamente responsable (este tipo de em-presa también ofrece al buen trabajador medidas dehigiene y seguridad en el trabajo).

— La contaminación medioambiental es una ame-naza para la salud humana.

— Los clientes demandan productos más limpios.Sin embargo, una vez que la empresa ha decidi-

do adoptar una política corporativa más responsablerespecto al medio ambiente ¿qué iniciativas necesi-ta adoptar? Los siete elementos clave que contribu-yen a mejorar la responsabilidad medioambientalson los siguientes:

— Aplicación de un enfoque preventivo.

— Adopción de las mismas exigencias operativasindependientemente de la localización de las actividades.

— Garantizar la gestión medioambiental a lo lar-go de toda la cadena de suministros.

— Facilidades para la compra de tecnología.

— Profundización del conocimiento del medioambiente en las localizaciones de la empresa.

— Diálogo con la comunidad local y

— Reparto equitativo de los beneficios

Y a fin de precisar estos conceptos convirtiéndo-los en medidas de responsabilidad medioambiental,una empresa puede optar por:

— Implementar la Declaración Internacional so-bre Producción Limpia (ver abajo).

— Trabajar con proveedores que mejoren su com-portamiento medioambiental (gestión de la cadenade suministros).

DOCUMENTO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 207

– Uso de recursos ineficiente – Productividad de recursos– Tecnología punta – Producción más limpia– Relaciones públicas – Gobierno corporativo– Defensiva – Proactiva– Sistemas de gestión – Ciclo vital, diseño empresarial– Una forma, comunicación – Accionistas múltiples, diálogo– pasiva – activo

Page 227: PEE Num 108 - Funcas

— Redefinición de las estrategias de la empresay de su política para incluir la «triple entente» deldesarrollo sostenible: prosperidad económica, cali-dad medioambiental y justicia social.

— Establecer objetivos cuantificables.

— Desarrollar indicadores de sostenibilidad (eco-nómicos, ambientales, sociales).

— Cuantificación, seguimiento e información so-bre progresos realizados en la incorporación de prin-cipios de sostenibilidad a las prácticas empresaria-les, incluyendo la denuncia por infringir las normativasde operación estándar.

— Adoptar principios y códigos de conducta vo-luntarios y códigos de prácticas en las iniciativas glo-bales y sectoriales, y

— Garantizar la transparencia y el diálogo im-parcial con los individuos e instituciones interesados.

PRINCIPIO NUEVE

LAS EMPRESAS DEBEN FAVORECER EL DESARROLLO Y LA DIFUSIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS RESPETUOSAS CON EL MEDIO AMBIENTE

¿Qué quiere decir «tecnología respetuosa con el medio ambiente»?

Favorecer el desarrollo y la difusión de la tecno-logía respetuosa con el medio ambiente constituyeun reto a largo plazo para una empresa que reper-cutirá tanto en las capacidades directivas como in-vestigadoras de la organización. Al objeto de com-prometerse con el Pacto Mundial las tecnologíasconsideradas como respetuosas con el medioam-biente son aquellas descritas en el Capítulo 34 de laAgenda 21 como «medioambientalmente saluda-bles». La Agenda 21 menciona las tecnologías me-dioambientalmente saludables como aquellas que:

«protegen el medio ambiente, contaminan menos, uti-lizan los recursos de una forma sostenible, reciclan mássus vertidos y productos y manejan los residuos de unamanera más aceptable que las tecnologías a las cuales sus-tituyen. No se trata de tecnologías meramente indivi-duales sino de sistemas integrales que incluyen know-how, procedimientos, productos y servicios y equipos asícomo procesos que mejoran la organización y la gestiónmedioambiental».

Lo importante aquí es comprender que esta am-plia definición incluye los medios de alta tecnologíay control pero también favorece de forma explícita unenfoque preventivo progresivo, como la prevenciónde la contaminación y las tecnologías de producciónmás limpia. Este principio se orienta, por lo tanto,hacia una tecnología más limpia cuya función seafacilitar un beneficio o servicio humano, en lugar decentrarse sólo en los productos per se.

Razones para desarrollar y difundir las tecnologías limpias

Las tecnologías que son medioambientalmenteexcepcionales nos permiten reducir el uso de recur-sos finitos así como utilizar los recursos existentes deforma más eficiente. Por ejemplo, las mejoras en lasbaterías y pilas ha producido una considerable re-ducción en el empleo de metales pesados tóxicos,al tiempo que han producido beneficios sustancialespara el consumidor.

El almacenamiento de residuos, su tratamiento yeliminación, es un proceso costoso tanto en términoseconómicos como ambientales y sociales. Como lastecnologías saludables generan menos residuos ydesechos, el uso continuado de tecnologías inefi-cientes puede representar un incremento sobre loscostes operativos de las empresas. Además tambiéninfluye retrospectivamente sobre el tipo de controlque prima el remedio sobre la prevención. En con-traste, la evitación del impacto ambiental a travésde la prevención de la contaminación y el diseño deproductos ecológicos incrementa la eficiencia asícomo la competitividad global de la compañía y pue-de producir nuevas oportunidades de negocio.

Dado que las tecnologías medioambientalmentesaludables reducen las ineficiencias operativas tam-bién producen un nivel inferior de emisiones conta-minantes. Esto beneficia en primer lugar a los tra-bajadores que están expuestos a un menor riesgode materiales peligrosos cada día y también se tra-duce en una reducción considerable del riesgo deaccidentes o de desastres tecnológicos.

Métodos para favorecer el empleo y difusión de las tecnologías limpias

La adhesión al Principio 9 dependerá en ciertamedida del tamaño y la naturaleza de la empresa.Sin embargo, todas las empresas desearán benefi-ciarse del uso más eficiente de los recursos. Como

PACTO MUNDIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS (GLOBAL COMPACT)

208 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Page 228: PEE Num 108 - Funcas

este principio afecta tanto a las tecnologías hardcomo a los sistemas soft los puntos de partida po-tenciales son amplios.

El almacenamiento de residuos, su tratamientoy eliminación, es un proceso costoso tanto en tér-minos económicos como ambientales y sociales.Como las tecnologías saludables generan menosresiduos y desechos, el uso continuado de tecno-logías ineficientes puede representar un incremen-to sobre los costes operativos de las empresas. Ade-más también influye retrospectivamente sobre eltipo de control que prima el remedio sobre la pre-vención. En contraste, la evitación del impacto am-biental a través de la prevención de la contamina-ción y el diseño de productos ecológicos incrementala eficiencia así como la competitividad global dela compañía y puede producir nuevas oportunida-des de negocio.

En una fábrica básica o una unidad de negocio,la mejora de la tecnología puede lograrse a travésde cuatro medios o principios:

1. Cambios en el proceso o en las técnicas de fa-bricación. Desde modificaciones sencillas hasta cam-bios más avanzados que requieren esfuerzos de in-vestigación y desarrollo.

2. Sustitución de unas materias primas por otras.A fin de utilizar materias primas menos tóxicas, porejemplo.

3. Variaciones en los productos. Por ejemplo elcambio de pinturas fabricadas con disolvente porpinturas al agua.

4. Reutilización de materiales en la propia plan-ta de fabricación. Separación, tratamiento y recu-brimiento de materiales útiles a partir de residuos,las así llamadas «sinergias de productos derivados».

Los enfoques a nivel estratégico para mejorar latecnología son:

— Establecer una política de empresa individualo corporativa sobre el uso de tecnologías limpias.

— Difundir la información disponible entre losindividuos o grupos de intereses para ilustrar el com-portamiento medioambiental y los beneficios que seobtienen utilizando tecnologías limpias.

— Reorientar la investigación y el desarrollo ha-cia un «diseño por la sostenibilidad».

— Utilizar la evaluación del ciclo vital en el de-sarrollo de nuevas tecnologías y productos, de formaque tenga en cuenta los impactos en cuanto a fa-bricación, uso y fin de ciclo vital del producto.

— Empleo de Informes de Tecnología Medioam-biental, una herramienta analítica diseñada para ga-rantizar que el proceso de toma de decisiones rela-tivo a la adaptación tecnológica, implementación yuso es sostenible.

— Revisión de los criterios de inversión y de lapolítica de fuentes de proveedores y contratistas quegaranticen que en sus ofertas se estipula un mínimode criterios de protección medioambiental.

— Cooperación con los aliados del sector indus-trial para garantizar que «la mejor tecnología dispo-nible» esté a disposición de otras organizaciones.

Un ejemplo de cómo se favorecen las tecnologíasrespetuosas con el medio ambiente procede delárea del cambio climático y del trabajo con el PanelIntergubernamental sobre el Cambio Climático(IPCC). Aquí el objetivo es fomentar el uso de tec-nologías que tengan como resultado unas emisio-nes más reducidas de gases con efecto invernade-ro y en particular el dióxido de carbono CO2. En suInventario de Tecnologías, Métodos y Prácticas parala Reducción de las Emisión de Gases con EfectoInvernadero, el IPCC se ha centrado en el sectorenergético. Como primer paso ha definido el Ciclode la Energía comenzando con los recursos prima-rios de fuel y en su recorrido a través del ciclo vitalhasta la entrega del servicio energético al consu-midor. Esto se muestra en el diagrama siguiente alobjeto de servir de referencia general sobre el ciclode la energía. Se han identificado los aspectos me-dioambientales que producen gases con efecto in-vernadero en cada una de las partes del ciclo. Fi-nalmente, se mencionan las tecnologías involucradasen cada uno de las etapas del proceso y se facilitaun inventario de las tecnologías actuales que res-ponden mejor al objetivo de reducir las emisionesde gases con efecto invernadero.

* * *

EL DÉCIMO PRINCIPIO CONTRA LA CORRUPCIÓN

El 24 de junio del 2004, durante la Cumbre deLíderes del Pacto Global, se anunció que a partir deese momento el Grupo del Pacto Global incluiría undécimo principio en contra de la corrupción. Este

DOCUMENTO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 209

Page 229: PEE Num 108 - Funcas

principio refleja el recientemente adoptado Conve-nio contra la Corrupción de las Naciones Unidas.

El siguiente documento apunta a brindar unabreve reseña sobre las expectativas básicas en laimplementación del décimo principio. También hacereferencia a las fuentes y las herramientas que pue-den usarse para dicho proceso. Puede encontrar-se más información sobre cada tema en nuestro sitio de Internet www.unglobalcompact.org/anti-corruption.

La redacción del décimo principio, según lo acor-dado durante el proceso de consulta, es como sigue,y los participantes del Pacto Global deberán agre-garlo a todos los esfuerzos de comunicación e im-plementación.

PRINCIPIO DIEZ

LOS NEGOCIOS DEBERÁN ACTUAR EN CONTRA DE LA CORRUPCIÓN EN TODASSUS FORMAS, INCLUYENDO LA EXTORSIÓN Y EL SOBORNO

A partir del 24 de junio de 2004, se asume quetodos los participantes adhieren a todos los diez prin-cipios.

La adopción del décimo principio compromete alos participantes del Pacto Global, no solamente aevitar el soborno, la extorsión y otras formas de co-rrupción, sino también a desarrollar políticas y pro-gramas concretos para abordar el tema de la co-rrupción. Se desafía a que las empresas se unan alos gobiernos, a las agencias de la ONU y a la socie-dad civil para crear una economía global más trans-parente y libre de corrupción.

El plan de trabajo de la Oficina del Pacto Globalse enfocará en brindar las herramientas necesarias yla información básica para la implementación; enreunir buenas prácticas y cooperar en el apalanca-miento de las iniciativas existentes, y respaldar losdiálogos sobre temas específicos. Dado que la co-rrupción puede tomar formas diversas, y se trata amenudo de una cuestión específica de un país o deun sector industrial, resulta necesario enfocar dilemasespecíficos con un abordaje caso por caso. Por lotanto, la Oficina del Pacto Global también se enfo-cará en el desarrollo de proyectos piloto específicosen desarrollo, a nivel global y local, a través del es-tablecimiento de grupos de trabajo cuyos resultados

puedan potencialmente ampliarse a un nivel másgrande o transferirse a otros sectores industriales.

Antecedentes del décimo principio

Los antecedentes sobre la implementación deldécimo principio, desarrollados en forma conjun-ta con Transparencia Internacional, la Cámara In-ternacional de Comercio y la Oficina de Drogas yDelitos de la ONU (UNODC) aparece en el sitio de laWeb del Pacto Global. Como introducción a laspolíticas sobre anti-soborno para empresas, la Ofi-cina del Pacto Global sugiere el uso de herramientasexistentes ya probadas provistas por Transparen-cia Internacional y por la Cámara Internacional deComercio. Del ángulo de la información se ha agre-gado un indicador a la tabla de referencias cruza-das sobre indicadores de la Iniciativa para la Infor-mación Global y sobre Principios del Pacto Global.Esto ya fue reflejado en un nuevo documento guíasobre Avance en la Comunicación que fuera en-viado el 22 de octubre del 2004. La Oficina de Dro-gas y Delitos de la ONU se ha unido como sextaagencia central del Pacto Global y actuará como«guardiana» del décimo principio, como así tam-bién en carácter de contacto principal para el Con-venio contra corrupción de la ONU.

Ejemplos y estudios de casos

El Pacto Global trabajará en pos de reunir bue-nas prácticas y ejemplos en cooperación con Trans-

PACTO MUNDIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS (GLOBAL COMPACT)

210 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

Sugerimos específicamente que los participantes de Pacto Global:

1. como primera y elemental medida, introduzcan programas ypolíticas anticorrupción dentro de sus organizaciones y susoperaciones de negocios;

2. Informen sobre su trabajo en contra de la corrupción en la Co-municación Anual sobre Avance; y

3. Compartan experiencias y buenas prácticas a través de la pre-sentación de ejemplos y estudios de casos;

4. Es más, colaboren con sus pares en la industria para encon-trar soluciones en forma conjunta con el fin de combatir lacorrupción mediante iniciativas sectoriales;

5. Colaboren con Transparencia Internacional y con la Cámara deComercio Internacional como proveedor principal de herramientasen la lucha contra la corrupción;

6. Se comprometan en esfuerzos colectivos con todos las partes conintereses en esto, por ejemplo, usando los Pactos de Integridadde Transparencia Internacional o adhiriendo a la iniciativa de EITI

o de Publique a medida que Paga (Publish as You pay);7. Hagan lobby para la ratificación e implementación de la Con-

vención de la ONU contra la corrupción en la mayor cantidad po-sible de países.

Page 230: PEE Num 108 - Funcas

parencia Internacional, la Cámara Internacional deComercio y nuestras redes locales. Alentamos a lasempresas a que compartan sus experiencias y políti-cas en el área de corrupción con otros participantesy partes interesadas a través de la presentación de es-tudios de casos. Estamos planificando emitir una pu-blicación de buenas prácticas para el otoño del 2005.

Grupo de trabajo del décimo principio

La Oficina del Pacto Global empezará un grupo in-formal de trabajo con las partes interesadas para dis-cutir otros modos de operacionalizar el décimo prin-cipio. En este grupo de múltiples partes interesadas,se identificarán las necesidades de la comunidad em-presarial en la implementación del décimo principio.Más aún, se lanzarán o se apalancarán esfuerzos es-pecíficos de la industria y se explorarán, a nivel depaís, proyectos e iniciativas específicas. Éstos ayuda-rán a cerrar la brecha de conocimiento y brindaránbuenas prácticas básicas. Se planifica una primerareunión para enero del 2005.

Alentamos también el establecimiento de gruposde trabajo específicos anti-corrupción a nivel nacio-nal. Estos grupos de trabajo locales podrían volver-se el principal recurso sobre las cuestiones localesbásicas y el desarrollo de conocimiento nacional. Po-drán presentarse, a nivel global, los proyectos espe-cíficos que emerjan de los grupos de trabajo nacio-nales para evaluar el potencial para su lanzamientoen otros países o en otros sectores.

Reuniones sobre el décimo principio

Enero 2005. Reunión del Grupo de trabajo sobreel décimo principio.

13/14 enero 2005. Reunión de la red nórdica so-bre el décimo principio

Marzo 2005. Alianza sobre integridad: NEPAD,OECD, Pacto Global, y Transparencia Internacional co-auspiciarán una reunión en Africa sobre integridad y desarrollo.

Primavera 2005. Mesa Redonda sobre Negociosde la UNODC sobre el Convenio de la ONU contra la co-rrupción: el Objetivo es definir el potencial aporteque la comunidad empresarial puede dar para la ra-tificación e implementación del Convenio.

16/17 de noviembre 2004. Reunión de la redalemana, 16/17 de noviembre del 2004: Primerared anfitriona de una reunión sobre el décimo prin-cipio.

24 noviembre 2004. Foro de Aprendizaje Brasileñoque cubrirá la transparencia y el décimo principio.

Contactos

Oficina del Pacto GlobalBirgit [email protected]: +1-917-367 3421

Oficina de Drogas y Delitos de las NacionesUnidas

Dimitri [email protected]: +43-1-26060

Transparencia Internacional(www.transparency.org)

Jermyn [email protected]: + 49-30-343 8200

Susan Côté[email protected]: + 1-202-296 7730

Peter [email protected]: + 44-20-8287 6580

Cámara Internacional de ComercioComisión Anti-CorrupciónFrancois Vincke Julian [email protected]: +33-1-49532926

DOCUMENTO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 211

Page 231: PEE Num 108 - Funcas

212 PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA»

COLABORADORESEN ESTE NÚMERO

ARGANDOÑA, Antonio. Profesor ordinario del Departamentode Economía y titular de la cátedra de Economía y Ética en IESEBusiness School, Universidad de Navarra. Académico Numerariode la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras y ca-tedrático de Fundamentos del Análisis Económico (en exceden-cia). Ha impartido docencia en las universidades de Barcelona,Málaga y Navarra. Autor de numerosos libros y artículos sobremacroeconomía, economía española e internacional y ética apli-cada a la economía y a la empresa.

BALADO GARCÍA, Carlos. Licenciado en Ciencias de la Infor-mación (Periodismo) y en Ciencias Políticas y Sociología (So-ciología Industrial) por la Universidad Complutense de Madrid.Director de Obra Social y Relaciones Institucionales de la Con-federación Española de Cajas de Ahorros. Como responsablede esta división es vicepresidente de la Comisión Nacional deMontes de Piedad; miembro del Consejo de Redacción de Pa-norama Social, editada por FUNCAS; secretario de la Comisiónde Apoyo al Consejo de Administración para el Estudio de laObra Social; director de la revista Ahorro; secretario de la Co-misión de jefes de Obra Social; secretario de la Comisión Esta-tal de Directores de Comunicación; secretario de la Comisiónde Marketing; secretario de la Comisión de los servicios deAtención al Cliente; miembro del Foro de expertos de RSC delMinisterio de Trabajo. Es también vocal del Comité Ejecutivode la Asociación Internacional de Crédito Prendario y Social ymiembro de la Task Force de la Agrupación Europea de Cajasde Ahorros encargada de preparar el Congreso Mundial de Cajas de Ahorros.

CASTRO SANZ, Marcos de. Licenciado en Psicología (1972).Especializado en Psicología Industrial (1973, Universidad Com-plutense). Diplomado en Administración de Empresas (1975,Escuela de Organización Industrial, EOI). Ha sido director delDepartamento de Consumo de Eroski, S. Coop.; director de De-sarrollo Territorial del Instituto Madrileño de Desarrollo (IMADE-Comunidad de Madrid); asesor de la Secretaría General de Co-municaciones (MOPT), en temas de Organización y RelacionesLaborales, y director general de la Región Centro-Sur en Eros-ki, S. Coop. Actualmente, representa a Mondragón CorporaciónCooperativa (MCC) en los órganos para la Economía Social. Tam-bién es consejero del Consejo Económico y Social (CES), de ám-bito estatal, donde coordina al Grupo Tercero. Desde 1998 espresidente de la Confederación Empresarial Española de la Eco-nomía Social (CEPES), donde está en representación de Mon-dragón Corporación Cooperativa.

CUESTA GONZÁLEZ, Marta de la. Licenciada en Ciencias Eco-nómicas y Empresariales, Universidad Complutense de Madrid(CUNEF). Doctora en Ciencias Económicas por la Universidad Na-cional de Educación a Distancia. Profesora titular de EconomíaAplicada de la UNED. Coordinadora del programa de doctoradode crecimiento económico y desarrollo de la UNED. Ha imparti-

do clases de sistema financiero español y gestión de empresasfinancieras en los centros de enseñanza superior Luis Vives ySan Pablo CEU, y en el Centro Universitario Mapfre Estudios.Colabora en programas de doctorado de la Universidad Ponti-ficia de Salamanca y Universidad Nebrija. Dirige y participa encursos de postgrado sobre cooperación al desarrollo (UNED, OEI,CIDEAL), gestión de entidades no lucrativas (UNED-Fundación LuisVives), responsabilidad social corporativa y educación ambien-tal (UNED). Ha publicado varios artículos y trabajos sobre el sec-tor bancario, el sector financiero y el desarrollo, y las inversio-nes socialmente responsables. Es vicepresidenta del Observatoriode Responsabilidad Social Corporativa y socia fundadora de laONG Economistas sin Fronteras.

EMBID IRUJO, José Miguel. Catedrático de Derecho Mercantilen la Universidad de Valencia, habiéndolo sido con anteriori-dad en las universidades de Murcia y Jaume I de Castellón. Au-tor de más de doscientas publicaciones, sus campos de inves-tigación prioritarios son el derecho de sociedades mercantiles,con especial atención a los grupos de sociedades, el derecho ban-cario y de seguros, así como la vertiente jurídica de la integra-ción europea. Es consejero de las revistas Cuadernos de Dere-cho y Comercio y European Company and Financial Law Review,y dirige la colección de monografías «Mercatura» en la Edito-rial Comares (Granada).

ESTELLER MORÉ, Alejandro. Nació en Barcelona en 1972. Li-cenciado en Economía por la Universidad de Barcelona (UB) (1995),MA in Economics por la Universidad de Essex (Reino Unido) (1997)y doctor en Economía por la UB (2002). Desde 1996, es profe-sor del departamento de Hacienda Pública de la UB, y desde 1999,miembro del Institut d’Economia de Barcelona (IEB). Más infor-mación en su página WEB: http://www.eco.ub.es/~esteller/alex.htm.

FORN ARGIMÓN, Ramón. Ingeniero de Caminos, máster porESADE y Master of Science in Management por el MIT. Socio-Di-rector de McKinsey & Company. Ha trabajado en distintos sec-tores que incluyen Instituciones Financieras, Consumo y Trans-porte. Su trabajo se ha enfocado en áreas que van desdeestrategia a organización, reestructuraciones empresariales ymejoras operativas. Actualmente es responsable de la Práctica deBanca de McKinsey & Company en España.

JORBA GIMÉNEZ, Jonatan. Nació en Barcelona en 1981. Li-cenciado en Economía por la Universidad de Barcelona (2003).Diploma de Estudios Avanzados en Economía Aplicada por laUniversidad de Barcelona (2005). Actualmente, cursando el Más-ter en Economía Matemática y Econometría de la Universidad deToulouse I. Desde 2003, miembro del Institut d’Economia deBarcelona (IEB), centro de investigación sobre Federalismo Fiscaly Economía Regional de la Universidad de Barcelona.

LOZANO, Josep M. Doctor en Filosofía por la Universidad de Bar-celona y licenciado en Teología por la Facultad de Teología de Ca-taluña. Diplomado en Alta Dirección de Empresas por ESADE.Actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Socia-les de ESADE, y director del Instituto Persona, Empresa y Socie-dad (IPES). Su actividad académica y profesional se centra en loscampos de la ética aplicada y la responsabilidad social de la em-presa. Es autor de seis libros y numerosos artículos relacionadoscon sus áreas de investigación, y ha colaborado en varios diarios.Co-fundador de Ética, Economía y Dirección (la rama española

Page 232: PEE Num 108 - Funcas

del European Business Ethics Network); miembro del consejo in-ternacional de las revistas Ethical Perspectives y Society and Bu-siness Review. Participó, en representación de ESADE, en el con-sorcio de universidades europeas y empresas que creó la EuropeanAcademy of Business in Society (EABiS). Ha sido miembro de laComisió per al debat sobre els valors del Gobierno de la Gene-ralitat de Catalunya y actualmente es miembro del Foro de Ex-pertos en Responsabilidad Social de la Empresa del Ministerio deTrabajo y Asuntos Sociales de España. Ha sido reconocido comohighly commended runner-up en el Faculty Pionner Award (2003)convocado por EABiS y Aspen Institute (EE.UU.).

MONEVA, José Mariano. Profesor titular de la Universidad deZaragoza, ha publicado numerosos artículos nacionales e inter-nacionales en el campo de la contabilidad social y medioam-biental, e información sobre responsabilidad social corporativa.En el ámbito profesional es coordinador de la Comisión de Res-ponsabilidad Social Corporativa de la Asociación Española deContabilidad y Administración de Empresas (AECA), represen-tante español en el Sustainability Working Party de la FederaciónEuropea de Auditores (FEE) y coordinador del grupo de trabajosobre sostenibilidad del Instituto de Censores Jurados de Cuen-tas de España (ICJCE). Asimismo dirige la Comisión Técnica queevalúa los Premios a la Mejor Información de Sostenibilidad or-ganizado por AECA-ICJCE y de los European Sustainability Re-porting Awards (ESRA).

QUINTÁS SEOANE, Juan R. Su actividad académica como ca-tedrático numerario de Universidad se ha desarrollado en loscampos de la Teoría Económica, la Economía Aplicada y, muyespecialmente, las Finanzas. Como profesional ha prestado susservicios como consultor, experto o alto directivo en diversos or-ganismos, comisiones y entidades públicas o privadas. En la ac-tualidad es presidente-director general de la Confederación Es-pañola de Cajas de Ahorros (CECA). Es también presidente delPatronato de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS),pertenece a la Comisión Gestora del Fondo de Garantía de De-pósitos en Cajas de Ahorros, a la Comisión Ejecutiva y al Con-sejo de Administración de LICO Corporación y al Consejo de Ad-ministración de ENDESA, así como a la Comisión Delegada y alConsejo de Administración de CASER y a la Comisión Ejecutivay al Consejo de Administración de Ahorro Corporación y de laAgrupación Europea de Cajas de Ahorro, siendo vicepresidente

de esta última. También es consejero electivo del Consejo de Es-tado, patrono vocal de la Fundación Carolina y miembro delConsejo Asesor de la Fundación Reina Sofía.

RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, José Miguel. Es doctor en CienciasEconómicas y Empresariales, con premio extraordinario. Ha im-partido docencia en la Universidad del País Vasco. Actualmen-te, es profesor titular de Economía Financiera en la Universidadde Valladolid, de cuya Facultad de Ciencias Económicas y Em-presariales ha sido vicedecano y decano durante largo tiempo.Autor de unas sesenta publicaciones en libros y revistas espa-ñolas e internacionales, sus principales líneas de investigaciónson la economía y regulación de las entidades financieras, elgobierno de la empresa desde la perspectiva stakeholder —in-cluyendo la responsabilidad social corporativa— y el análisis delas decisiones financieras sobre la base de la economía indus-trial e institucional.

SALAS FUMÁS, Vicente. Nació en Albelda (Huesca) en 1951.Doctor en Economía por la Universidad de Purdue (Indiana). Ac-tualmente es catedrático de Organización de Empresas en la Fa-cultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universi-dad de Zaragoza. Premio Rey Jaime I de Economía, 1992.

SOLÉ OLLÉ, Albert. Nació en Tarragona en 1969. Licenciadoen Economía por la Universidad de Barcelona (1992). Másteren Hacienda Pública y Análisis Económico por el Instituto deEstudios Fiscales (Madrid) y doctor en Economía por la UB.Desde 1994, es profesor del Departamento de Hacienda Pú-blica de la UB, y desde 1999, miembro del Institut d’Economiade Barcelona (IEB). Más información en su página WEB: http://www.eco.ub.es/~asole/index.htm

TORTOSA COSME, Emilio. Economista. A los 14 años ingresóen la antigua Caja de Valencia (hoy Bancaja), llegando a direc-tor general del Grupo hasta 1998. Mediante un proceso de ges-tión del cambio (fusiones y adquisiciones de bancos y cajas) con-virtió Bancaja en uno de los principales grupos financieros deEspaña. En la actualidad es presidente de la Fundación ÉTNOR(para la ética de los negocios y las organizaciones), del CEEI-Va-lencia (Centro Europeo de Empresas Innovadoras) y consejerodel Banco de Valencia. También dirige la cátedra de Innovacióny Creatividad de la Universitat Jaume I de Castellón.

COLABORADORES EN ESTE NÚMERO

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA, N.° 108, 2006. ISSN: 0210-9107. «RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA» 213

Page 233: PEE Num 108 - Funcas
Page 234: PEE Num 108 - Funcas

215

CAJAS DE AHORROS CONFEDERADAS

BANCAJA (Caja de Ahorros de Valencia, Castellón y Alicante). Castellón.

BBK (Bilbao Bizkaia Kutxa). Bilbao.

CAI (Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón). Zaragoza.

CAIXA CATALUNYA (Caixa d’Estalvis de Catalunya). Barcelona.

CAIXA GALICIA (Caja de Ahorros de Galicia). La Coruña.

CAIXA DE GIRONA (Caixa d’Estalvis de Girona). Gerona.

CAIXA LAIETANA (Caixa d’Estalvis Laietana). Mataró (Barcelona).

CAIXA DE MANLLEU (Caixa d’Estalvis Comarcal de Manlleu). Manlleu (Barcelona).

CAIXA MANRESA (Caixa d’Estalvis de Manresa). Manresa (Barcelona).

CAIXA PENEDÈS (Caixa d’Estalvis del Penedès). Villafranca del Penedès (Barcelona).

CAIXA DE SABADELL (Caixa d’Estalvis de Sabadell). Sabadell (Barcelona).

CAIXA TARRAGONA (Caixa d’Estalvis de Tarragona). Tarragona.

CAIXA TERRASSA (Caixa d’Estalvis de Terrassa). Terrasa (Barcelona).

CAIXANOVA (Caixa de Aforros de Vigo, Ourense e Pontevedra). Vigo (Pontevedra).

CAJASTUR (Caja de Ahorros de Asturias). Oviedo.

CAJA DE ÁVILA (Caja de Ahorros de Ávila). Ávila.

CAJA DE BADAJOZ (M.P. y Caja General de Ahorros de Badajoz). Badajoz.

CAJA DE BURGOS (Caja de Ahorros Municipal de Burgos). Burgos.

CAJA CANARIAS (Caja General de Ahorros de Canarias). Santa Cruz de Tenerife.

CAJA CANTABRIA (Caja de Ahorros de Santander y Cantabria). Santander.

CCM-CAJA CASTILLA LA MANCHA (Caja de Ahorros de Castilla La Mancha). Cuenca.

CAJA CÍRCULO (Caja de Ahorros y M. P. del Círculo Católico de Obreros de Burgos). Burgos.

CAJA DUERO (Caja de Ahorros de Salamanca y Soria). Salamanca.

CAJA ESPAÑA (Caja España de Inversiones, C.A. y M.P.). León.

CAJA DE EXTREMADURA (Caja de Ahorros y M.P. de Extremadura). Cáceres.

CAJA DE GUADALAJARA (Caja de Ahorro Provincial de Guadalajara). Guadalajara.

CAJA DE JAÉN (Caja Provincial de Ahorros de Jaén). Jaén.

CAJA MADRID (Caja de Ahorros y M. P. de Madrid). Madrid.

CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo). Alicante.

CAJA MURCIA (Caja de Ahorrros de Murcia). Murcia.

CAJA NAVARRA (Caja de Ahorrros y M.P. de Navarra). Pamplona.

CAIXA ONTINYENT (Caja de Ahorros y M.P. de Ontinyent). Ontinyent (Valencia).

CAJA RIOJA (Caja de Ahorros de La Rioja). Logroño.

CAJA SAN FERNANDO (Caja de Ahorros San Fernando de Sevilla y Jerez). Sevilla.

CAJA SEGOVIA (Caja de Ahorros y M.P. de Segovia). Segovia.

CAJA SUR (Caja de Ahorros y M.P. de Córdoba). Córdoba.

COLONYA CAIXA POLLENÇA (Caja de Ahorros de Pollença). Pollença (Islas Baleares).

EL MONTE (M.P. y Caja de Ahorros de Huelva y Sevilla). Sevilla.

IBERCAJA (Caja de Ahorros y M.P. de Zaragoza, Aragón y La Rioja). Zaragoza.

LA CAIXA (Caixa d’Estalvis i Pensions de Barcelona). Barcelona.

LA CAJA DE CANARIAS (Caja Insular de Ahorros de Canarias). Las Palmas de Gran Canaria.

LA GENERAL (Caja General de Ahorros de Granada). Granada.

KUTXA (Caja de Ahorros y M.P. de Gipuzkoa y San Sebastián). San Sebastián.

SA NOSTRA (Caja de Ahorros y M.P. de las Baleares). Palma de Mallorca.

UNICAJA (M.P. y Caja de Ahorros de Ronda, Cádiz, Almería, Málaga y Antequera). Málaga.

VITAL (Caja de Ahorros de Vitoria y Álava). Vitoria.

Page 235: PEE Num 108 - Funcas
Page 236: PEE Num 108 - Funcas

217

FUNDACIÓN DE LAS CAJAS DE AHORROSCaballero de Gracia, 28. 28013 Madrid. Teléf. 91 596 54 [email protected]

Deseo suscribirme a: Euros

Papeles de Economía Española 55,00Números sueltos 17,00

Perspectivas del Sistema Financiero 48,00Números sueltos 17,00

Cuadernos de Información Económica 66,00Números sueltos 13,00

Panorama Social (dos números) 25,00Números sueltos 15,00

Estudios de la Fundación (un ejemplar) 13,00

Ensayos (un ejemplar) 15,00

Economía y Economistas Españoles 8 tomos 198,57

El pago lo efectuaré:Contra reembolso del primer envío Giro postal Núm. Cheque bancarioNombre o razón social

Profesión, Actividad o Departamento

Domicilio Teléfono

Ciudad C.P. Provincia o país

Fecha

Domiciliación bancariaMuy Sres. míos: Ruego carguen hasta nuevo aviso los recibos que les presentaráLA FUNDACIÓN DE LAS CAJAS DE AHORROS a mi nombreen la siguiente Cuenta Corriente o Libreta de ahorros:

AÑO 2006

Para mayor rapidez envíe su pedido por FAX: 91 596 57 96

(más

gas

tos

de

enví

o)

Entidad Oficina DC Núm. de Cuenta

PUBLICACIONES DE LA FUNDACIÓN DE LAS CAJAS DE AHORROS

ÚItimos números publicados:

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLAN.° EXTRA. Tarjetas de pago y tasas de intercambioN.° 107. Convergencia regional europea

PERSPECTIVAS DEL SISTEMA FINANCIERON.° 85. Bolsas y mercados españolesN.° 86. Autónomos, emprendedores, economía social y su financiación

PANORAMA SOCIALN.° 1. España 2005: Debates y procesos socialesN.° 2. Dependencia y autonomía personal: Dilemas y compromisos

ECONOMÍA DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMASN.° 21. La Raya Ibérica. Centro-Sur

CUADERNOS DE INFORMACIÓN ECONÓMICAN.° 189. Presupuesto, crecimiento y estabilidadN.° 190. IRPF ¿Simple reforma o cambio de modelo?

ESTUDIOS DE LA FUNDACIÓN

ENSAYOS

EN INTERNET: http://www.funcas.es/

Page 237: PEE Num 108 - Funcas