Marcio Velo Maggiolo & carlos dore

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Caridad Plaza Marcio Veloz Maggiolo / Carlos Dore Cabral Mano a IIlano Fotos : Eri ka Santelices G lobal inaugura una sección fija de en- trevistas con un "Illano a Illano" que realizó en Santo DOIllingo la revista española Quórum entre el escritor Marcio Veloz Mag- giolo y el sociólogo y director de Global, Carlos Dore Ca- bral. La conversación, que tuvo lugar en la biblioteca de Funglode, aborda teIllas COIllO la diIllensión cultural de la República DOIllinicana; el aislaIlliento, por un lado, y la hibridación, por otro; la cuestión haitiana; la influen- cia de Estados Unidos y un fenóIlleno IllUy peculiar: la condición de intelectuales de algunos de sus dirigente s. 48 GLOBAL Marcio Veloz Maggiolo.- En Am érica La tina no es ex Lr a ño e n- c ontrar intelec tuales de di cado s a la po tica. En Venezuela, Rómulo G a ll ego s, un impon ante novelis- ta, fue pr esidente de la Repúb li ca y hay toda un a tradición de inte- le ct ual es qu e (orma ron pa rL e del cue rpo diplomá li co. C reo yo qu e se debe a que en sociedad es semi a- na lf ilbelas el int elec tu a l te nía un a g ran dim ensión. Era u na esp ecie de repr esenlante de la con ciencia popular y había un a predisposi- ción a utili za rlo. Po r ej emplo , en la Repúbli ca Domini ca na, NIa- nuel de J esús Gal n, el aulor de E nT'i qu iLLo, eu e mini stro de Asunto s Exteriores, y Tulio M anu el Ceste- ro, a ulor de la excele nt e novela La sangre y nu es tro prim er a uLor mo- derni sta en la pro sa, fu e político y diplom á Li co. La tend encia a que los intelec tual es esluvie ran cerca del poder ha sido muy impor ta n le en nues lro país. Carlos Dore Cabral.- y ha- bl a ndo del caso esp ecífi co de Ju an Bo sc h y Joaquín Balaguer, cua ndo e mp e zaron a form arse como po líli co s, la intel ec tu alidad ju ga ba un papel muy signi(i ca Li vo en toda la \· id a n ac ion a l. Er a un mo me nl o en que el po silivismo fi 10 sóf1c o te nía una g ran fuer za y hab ía a rr aigado su icl ea de qu e Am éri ca La Lin a - y, por supu es to , la Re públi ca Dominicana- LenÍa qu e ser ord e nada c omo sociedad, a ún fu ese por un a m a no fu e rl e qu e c onclLu era a la .:\! ación. Esa

description

Caridad Plaza dernista en la prosa, fu e político y diplomá Li co. La tendencia a qu e los intelectuales es luvi eran cerca del poder h a sido muy importan le en nu eslro p aís. Carlos Dore Cabral.- y h a- de Global, Carlos Dore Ca- lobal inaugura una y la hibridación, por otro; la ro, a ulor de la excelente novela La sangre y nuestro primer a uLor mo- 48 G LOBAL Fotos : Erika Santelice s

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Caridad Plaza

Marcio Veloz Maggiolo / Carlos Dore Cabral Mano a IIlano Fotos : Erika Santelices

Global inaugura una

sección fija de en­

trevistas con un

"Illano a Illano" que realizó

en Santo DOIllingo la revista

española Quórum entre el

escritor Marcio Veloz Mag­

giolo y el sociólogo y director

de Global, Carlos Dore Ca­

bral. La conversación, que

tuvo lugar en la biblioteca

de Funglode, aborda teIllas

COIllO la diIllensión cultural

de la República DOIllinicana;

el aislaIlliento, por un lado,

y la hibridación, por otro; la

cuestión haitiana; la influen­

cia de Estados Unidos y un

fenóIlleno IllUy peculiar: la

condición de intelectuales de

algunos de sus dirigentes .

48 GLOBAL

Marcio Veloz Maggiolo.- En

América Latina no es exLra ño en­

contrar intelectua les dedicados a

la política. En Venezuela, Rómulo

G a llegos, un impona nte novelis­

ta, fu e presidente de la R epública

y hay toda un a tradi ción de inte­

lectuales que (orma ron pa rLe del

cuerpo diplom á lico. C reo yo que

se debe a que en sociedades semi a­na lfilbelas el intelec tua l tenía un a

gran dimensión . Era una esp ecie

de represen la nte de la conciencia

popular y había un a predisposi­

ción a u tili zarlo. Por ej emplo, en

la R epública D ominicana, NI a­

nuel de J esús G a lván, el aulor de

EnT'iquiLLo, eue ministro de Asuntos

Exteriores, y Tulio M anuel Ceste­

ro, a ulor de la excelente novela La sangre y nuestro primer a uLor mo-

dernista en la prosa, fu e político y

diplomá Li co. La tendencia a que

los intelectuales es luvieran cerca

del poder h a sido muy importan le

en nueslro país.

Carlos Dore Cabral.- y h a­

bl a ndo del caso específi co de

Jua n Bosch y Joaquín Balaguer,

cu a ndo empezaron a form arse

como políli cos, la intelectualidad

jugaba un papel muy signi(i caLi vo

en toda la \·ida n acional. Era un

mome nlo en qu e el posili vismo

fi 10sóf1co tenía una gran fuerza

y h abía arra igado su iclea de que

Am érica La Lin a - y, por supues to ,

la R epública Dominicana- LenÍ a

que ser ordenada como sociedad,

a ún fu ese por un a m a no fu erle

que conclLu era a la .:\!ación. Esa

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postura, la de Spencer y Com­

te, de alguna manera instaba al intelectual a participar en la po­

lítica. El impulso de esa postura

es evidente, sobre todo en el caso

de Bosch, pues en sus obras y en

sus actuaciones públicas aparece

muy clara una especie de guerra, de pleito, entre su vocación de in­telectual y su vocación política. Bosch se formó primero como intelectual, como literato, como cuentista, y llegó a ser muy im­portante en los años treinta, an­tes de salir del país . Durante la

dictadura de Trujillo comenzó a

jugar un papel político abierto y, paradójicamente, cuando decidió

volver e integrarse definitivamen­

te dejó de ser literato. M. V. M.- En efecto. Escribió

un último cuento, que le pidió el pianista y escritor Manuel Rueda,

y no volvió a la literatura. Pero Bosch fue un político y un inte­

lectual muy diferente a Balaguer,

que a los 16 años ya estaba en las barricadas y fue uno de los perso­

najes básicos de la primera cam­paña de Trujillo. Era un orador al

estilo de Castelar: ampuloso, con mucho conocimiento de la cultura hispánica - era un gran hispanista

50 GLOBAL

y tiene un libro muy importante

sobre la métrica castellana- o Por

otra parte, Bosch fue un autodi­

dacto y desde joven un maestro del cuento; su vocación política

se desarrolla mucho más tarde. García Márquez lo ha reconoci­do como su maestro en el cuento y lo ha considerado a la altura de Horacio Quiroga y de los grandes cuentistas de América.

Caridad Plaza.- ¿Qué apor­

taron uno y otro a la cultura

dOlninicana?

M. V. M.- La obra de Bosch es más densa, más coherente. Bala­

guer es un escritor con muchas

fallas. Es un poeta execrable, con

perdón de la palabra, y no fue un literato aceptable. Fue un biógra­

fo, un conocedor de la crónica, de la literatura clásica. Se metió en la

antropología, aunque con pocos aciertos. Es un escritor con una

visión atrasada de la cultura, de

derechas, en la mayoría de los ca­

sos racista. Mientras que Bosch es un hombre de avanzada, primero

de izquierda moderada y luego,

tras el golpe de estado que lo de­

rrocara, de posiciones más radica­les. Yo creo que, además, Bosch es

un ideólogo, un hombre que creó el primer texto sobre las clases do­minicanas, en el que refleja cómo era la sociedad. Pero también es­cribió El Pentagonismo, Jase superior del imperialismo, que es un libro contra la intervención norteame­

ricana. Es un teórico que escribió

sobre Bolívar y la guerra venezo­

lana. Bosch, para mí, es cultural­

mente y sin altibajos una figura

relevante, y Balaguer no lo es.

C. D. C.- Para establecer esa

diferencia entre Bosch y Balaguer,

diríamos que Balaguer se empina sobre la política, se sirve de ella,

para hacer que su obra literaria

se conozca y se reconozca, mIen­

tras que Bosch se empina sobre

su obra literaria, conocida y re­conocida internacionalmente y

prácticamente terminada cuando vuelve al país, para dar fuerza a su labor política; la que inició pos­

teriormente estuvo dedicada a la sociología y a la historia. Cuando uno lee algunos de sus cuentos, sobre el campesinado o sobre la

condición de la mujer, se queda

asombrado. En un país con una

sociedad completamente pre-mo­derna, esos cuentos pueden com­

pararse con los de los mejores

escritores.

C. P.- Se puede afirlIlar que

uno era sólo un erudito y el

otro, adelIlás, era un genio.

M. V. M.- Se puede hacer esa

interpretación porque Bosch, ade­más de un genio, era un hombre

muy culto, no con una cultura

académica, sino adquirida como

estudioso y porque era un gran lector y un hombre con una visión

clara de la sociedad. Son figuras muy diferentes, aunque tengan cierto paralelismo. La creatividad

es, digamos, un punto clave para diferenciarlos.

C. D. C.- Balaguer era un

erudito, sin duda, pero las cosas que hizo al final niegan su condi­

ción de tal. Por ejemplo, hizo un

trabajo que tituló la Isla al revés y

que trata de las relaciones domi­

nico-haitianas, que es una reedi­

ció n del que había escrito en los

años cuarenta llamado La realidad

dominicana; y no se tomó siquiera la molestia de actualizar la biblio-

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grafía. Es un libro reescrito en la década de los años ochenta con

una bibliografía de finales del si­glo XIX.

M. V. M.- No se puso al día y tiene un libro que se llama La raza

inglesa, que es un disparate. No hay raza inglesa, las razas no tie­

nen nacionalidad. Y cuando habla de los haitianos, de los negros, ha­

bla de razas inferiores y superiores

y dice que el pueblo de Baní, que fue fundado por canarios blancos,

es al que hay que imitar porque allí está la flor de la racialidad.

Cuando pones en una balanza la obra de Balaguer te das cuenta

de que hay mucho desperdicio,

basura. Bosch, sin embargo, es un escritor moderno, al día, que

piensa y analiza los problemas co­tidianos.

C. D. C.- Bosch estuvo muy influenciado por Eugenio María

de Hostos, un escritor puertorri­queño que vivió mucho tiempo en

la República Dominicana y que fue el que difundió el positivismo en nuestro país. Fue alumno de

profesores que habían sido edu­cados por Hostos y, cuando salió

del país, dirigió una edición de

la obra de este escritor en Cuba.

Bosch siempre decía que Hostos

había jugado un papel cultural de tal envergadura en la República

Dominicana que había sido como llevar un Buick moderno a un

país donde todavía se trasladaban en burros y caballos. Hostos llegó

a una sociedad premoderna con un pensamiento moderno y así

mismo cuando Juan Bosch volvió del exilió a inicios de la década de

1960, jugó un papel semejante al

que había jugado Hostos. Trajo un

pensamiento nuevo a una socie-

dad muy atrasada en todo sentido;

uno de sus aportes principales fue aplicar las ciencias sociales de la

época al análisis de las cuestiones

políticas de entonces, así ayudó

a que los dominicanos y domini­

canas dejaran de ver la situación

política de entonces a través del

estrecho prisma de trujillistas (se­

guidores del dictador Rafael L. Trujillo) y antitrujillistas (quienes se oponían al tipo de régimen que Trujillo mantuvo en el país por más de treinta años) y pasaran a verla a través de las estructuras sociales sobre las cuales estaba montada la sociedad de entonces.

Fue el primero que habló de cla­

ses sociales, utilizando términos muy sencillos y muy entendibles

para los dominicanos: llamó hijos

de Machepa a los pobres y tutum­

potes a los ricos, yeso hizo com­prender a muchos jóvenes, entre

los que nos encontrábamos, que lo que se debatía en el país no era si

eras trujillista o no, sino quién po­seía la riqueza y quienes no tenían nada.

M. V. M.- Bosch se convirtió

en un maestro de escuela y noso­tros encendíamos la radio - estoy hablando del año 61- para oírle

y aprender tras 30 años de oscu­rantismo. Hablaba en términos

simples, sabiendo que se dirigía a

analfabetos , a campesinos que de­

bían entenderle. No hablaba como

un teórico y ese fue su éxito. Como

dice Carlos, utilizaba el término

hijo de Machepa, porque una ma­

chepa aquí es una persona a la que nadie conoce. Y el vocablo tutum­

pote lo usan los dominicanos para

definir a alguien que tiene mucho

poder, que tiene dinero. Viene del

latín viejo y se quedó entre el pue-

blo. La literatura de Bosch tam­

bién es así y en su novela La mañosa

utiliza ese mismo vocabulario, una prosa un poco costumbrista,

que hace que la gente aprenda y lo interiorice.

C. D. C.- Bosch cambió la

tónica y con ella el auditorio. Los políticos ampulosos, al uso, se dirigían a un auditorio muy re­

ducido, a personas educadas que podían entenderles. Él, sin embar­go, se dirigió a todo el pueblo y su gran aporte fue el de un educador

popular. Cuando los extranjeros preguntan por qué a los domini­

canos les gusta tanto la política y

hablan tanto de política, yo creo

que la respuesta hay que encon­

trarla enJuan Bosch y en su labor

de educación política popular.

M. V. M.- Yeso es positivo.

El que está interesado en la polí­

tica está interesado en sí mismo

y en los demás. En este país hay unas confrontaciones terribles y es

natural y ¡ojalá! continúe así por­

que si nos callamos la boca, volve­

mos al pasado. C. D. C.- Esto ha sido muy

importante para el mantenimien­to de la democracia en la Repú-

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Page 5: Marcio Velo Maggiolo & carlos dore

blica Dominicana. El hecho de

que los dominicanos siempre estén dispuestos a defender sus puntos

de vista es, en parte, el ejemplo de Bosch, una herencia boschiana,

que se propuso conscientemente que fuera así.

c. P.- ¿Hay una manera de

ser caribeño y, por tanto, una cultura caribeña?

M. V. M.- Es una pregunta di­fícil. El Caribe es una conforma­ción colonial: España, África, los

grupos indígenas -que estaban hibridados ya desde hacía 4,000 años antes de Cristo- , los dane­

ses, los franceses , los holandeses, los españoles, todos marcaron

el Caribe con la presencia de un

fenómeno que fue el de la escla­

vitud. Nosotros somos mestizos.

D ecía un poeta que todos tenemos

el negro detrás de la oreja y no es

verdad, tenemos el blanco detrás

de la oreja, o tenemos algún color

de piel parecido al blanco, porque

España era igualmente mestiza, no totalmente blanca. Somos una

52 GLOBAL

sociedad mestiza conformada por muchos valores: los valores de la

presión colonial, que se impusie­ron, y los valores de la defensa,

la pervivencia de unos valores lo­

cales, la respuesta de la gente. Yo creo que las migraciones fueron

el factor fundamental de lo que

llamamos el Caribe, en donde se

habla inglés, francés, español y varias lenguas criollas, y en don­

de la unidad viene dada por la

historia, más que por la cultura. Tenemos cosas en común, pero

el hombre caribeño de las costas

colombianas es diferente al deJa­maica o al de Cuadalupe. Inclu­so pueblos con historia parecida, como Jamaica y Trinidad Toba­go, tienen grandes diferencias. Yo creo que lo que caracteriza al Ca­

ribe es el gran mestizaje y, desde luego, la hibridación. El coloniaje

nos definió históricamente, pero

la diversidad es un elemento que

no podemos desechar.

C. D. C.- Eso se puede enten­

der mejor diferenciándolo del en­

torno en el que nos encontramos

y al cual estamos geopolíticamente

adheridos, que es América Lati­

na. El Caribe es una conforma­

ción que se diferencia de América

Latina porque el colonialismo no se dio de igual manera. Práctica­

mente en todas las islas los aborí­

genes desaparecieron y no fueron

una parte importante de la cultura del área del Caribe ni de su histo­ria. Sin embargo, en otros lugares

de América Latina la situación es diferente. Los aborígenes son una

parte central y los negros, los es­

clavos, no jugaron un papel clave.

C. P.- ¿Son diferentes los

países latinoamericanos que

tiene un fuerte componente indio de aquellos que lo tie­

nennegro?

M. V. M.- Sí, y lo son también

sus manifestaciones musicales. En el Caribe lo fundamental es el

tambor, el ritmo, la percusión, y

eso es africano. y la hibridación.

¿Qué es el bolero o el meren­gue? Un híbrido en el que entra

el tambor africano, la güira, el

acordeón, que es alemán, y antes

la guitarra española. Esa mez­cla se da en la zona costera. E n

la zona andina todavía se bailan ritmos muy indígenas, donde no

hay movimiento de cintura. E l llamado "bacunao", que es total­

mente africano. El ritmo africano

está en la cintura, en las nalgas

de la mujer, y ese es el mundo

antillano, caribeño, el de la cos­

ta colombiana desde la Cuyana

hasta Belice, y el de Brasil.

C. D. C.- Lo fundamental es

la variedad de las dos proceden­

cias básicas, que son Europa y

África, y la transformación que

se produce al unirse. Pero, ade-

Page 6: Marcio Velo Maggiolo & carlos dore

más, en el curso de la historia hay

otra influencia importante, la de

Estados Unidos que, por la pro­ximidad, ha entrado con mucha

violencia y ha ido imponiendo sus

modelos y sus valores. El Caribe es una zona abierta, muy expues­

ta y nuestras migraciones son mayoritariamente hacia Estados Unidos.

M. V. M.- La guerra his­panoamericana fue un factor

importante en el dominio nortea­mericano. En Cuba no duró tan-

no con formas personali zadas y

tradicionales. C. D. C.- H ay que entender la

nacionalidad de forma moderna,

no tradicional, y ampliar la con­

cepción de lo que es ser domini­

cano para que no sea sólo el que

habla español y ni siquiera el que vive en nuestros límites territo­

riales. Es también dominicano el

de la diáspora yeso conformaría una nacionalidad , a mi modo de ver, no más débil, sino más fuer­te, más amplia, con mayores re-

Nosotros SOItlOS Itlestizos, teneltlos el blanco detrás de la oreja o algún color de piel parecido al blanco.

to, pero se quedó en Puerto Rico, y en Filipinas ni siquiera se habla

ya el tagalo, ni el español, que fue lengua colonial, sino el inglés. H a

sido un golpe muy fuerte , sobre todo para el idioma, y ahora es

mucho más por la presencia de In­ternet y de los 200 ó 300 canales de televisión. y nosotros es tamos

incapacitados para bloquear esa

fuerte influencia porque es muy difícil contrarrestar la globalizaci­

ón. En mi opinión, la única mane­

ra de enfrentar este fenómeno es

incrementando los factores de la nacionalidad, de identidad, pero

con una política transformadora y no sólo con el tradicional uso

del espectáculo y el carnavalismo. Para la cultura se necesita un ca­

pital humano de nuevo cuño. Y

eso tiene que ser un proyecto con

estudios sociológicos de fondo , y

cursos, con más posibilidades. En

Estados Unidos hay dominicanos

que forman parte de gobiernos lo­cales y siguen siendo dominicanos. Nuestra sociedad es una sociedad transnacional, que existe más allá de nuestras fronteras.

M. V. M.- Es necesario fo ­mentar la identidad dominicana

en Estados Unidos, por razones políticas y culturales, pero tam­

bién económicas, por la importan­

cia de las remesas en la economía

dominicana. Si se pierde la identi ­

dad, si no se consigue que el nieto

mantenga una sensibilidad domi­

nicana, las remesas se disolverán.

Por eso, entre otros puntos que

pueden parecer interesados, hay que crear un ámbito-de recupera­

ción de lo dominicano. En Nueva

York, por ejemplo, la gente come

mondongo, yuca sancochada, se

oye merengue en las calles. La

identidad dominicana es fuerte. El dominicano transformó Man­hattan.

C. D. C.- Los dominicanos

son el grupo de emigrantes más importante de Nueva York y de

Nueva J ersey. H ay un millón de

dominicanos y, además, están

concentrados en un barrio de

Manhattan, el Washington H eig­

hts, que fue un barrio judío y en el que hoy los dominicanos son más del 70 por ciento. Las remesas son ,

dependiendo de los años, el prime­ro, el segundo o el tercer recurso de divisas de la República Domi­nicana. Nunca han dejado de es­

tar entre los tres primeros . D e ahí

la importancia de la identidad. En la medid a en que esa identidad se

refuerce y pueda trasmitirse a los

descendientes seguirá existiendo

ese elemento tan importante para la economía dominicana.

C. P. ¿Hay una literatura ca­ribeña?

M. V. M.- Tal vez sí, pero se re­

fl eja de diferentes formas. H ay au­tores, como Patrick Chamoiseau o

R afael Confiant, que creen en la creo lité, en la criollidad , y plantean

la necesidad de una lengua criolla.

H ay otros como V. S. Naipaul que

parece renegar un poco de su ori­

gen trinitario (Trinidad-Tobago);

son dos altas figuras, y la última,

el autor de Omeras, D erek Walcott, es tan inglés como caribeño, y son

ambos modelos de la lengua in­glesa y no de la lengua criolla. El

primero tiene ancestros hindúes, el otro africanos. Nosotros no

tenemos lenguas créole. Estamos directamente ligados a España.

Pero hay una manera de deci~ y

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Page 7: Marcio Velo Maggiolo & carlos dore

entender las cosas que tal vez sea

caribeña. Dice Carcía Márquez

en El general y su laberinto que el

Caribe es "el centro de gravedad de lo increíble".

c. P.- Y, volviendo a la diás­

pora. ¿Hay alguna diferencia entre los dOIllinicanos que escriben en Estados Unidos y los que escriben aquí? M. V. M.- Son dominicanos los que escriben aquí, en español, y los que escriben en Estados Unidos,

que pueden hacerlo en inglés o en

español. La lengua ha sido tradi­cionalmente uno de los elementos

de unificación de una nación, pero,

en este caso, se ha producido el fe­nómeno del dominicano que escri­be en inglés. y quizá haya también

alguna diferencia, en cuanto a los

temas. Julia Álvarez o José Acos­ta -que acaba de ganar aquí el premio de cuentos- hablan, sobre

todo, de la vida de los dominicanos

en los callejones de las ciudades de Estados Unidos. Pero siguen la tra­

dición del cuento, que aquí, en la República Dominicana, es mayor

que la de la novela. C. D. C.- y fue precisamen­

te Marcio Veloz Maggiolo uno de los que rompió con esa tradición.

Tú eres uno de nuestros mejores novelistas y de los primeros que

decidiste hacer novela, siendo to­

davía un muchacho.

M. V. M.- Yo escribo nove­las desde principios de los sesenta

y hay algunos elementos que in­

fluyeron en ello. Primero porque me gustaba hacer algo novedoso,

desde el punto de vista de la crea­tividad. La literatura dominicana,

que yo estudié, era una literatura anecdótica porque en el país había

54 GLOBAL

temor a abordar temas universales.

En el año 1960, tal vez porque ha­

bía leído mucha novela bíblica - mi

madre era evangélica y mi padre librepensador- se me ocurrió escri­

bir un relato largo, que salió nove­la, titulado El buen ladrón. Comencé a trabajar y se me transformó en novela. y entonces pensé que po­día seguir haciéndolo. Yo tenía vo­cación de escritor e intenté romper con las viejas tradiciones de la no­

vela dominicana, con el realismo, y hacer experimentación. Escribí Los

ángeles de hueso, cuyo protagonista es

un personaje alucinado que habla de un hermano guerrillero muerto

en las montañas.

C. P.- ¿Cuál es su novela IIlás

querida? M. V. M.- Uno siempre cree que

la última es la mejor. Me gusta mucho Materia prima, y también

La mosca soldado, que acaba de salir con Siruela en España.

C. P.- ¿Por qué IIloIllento

pasa la literatura dOIllinica­

na?

M. V. M.- Me parece que mar­cha muy bien. Hay muchas publi­

caciones, muchas traducciones.

Tenemos un cuentista, José Al­cántara Almánzar, que me parece magnífico. Los novelistas Andrés L. Mateo, Carlos Esteban Davis y Efraín Castillo son excelentes, lo mismo que Pedro Peix y Ángela Hernández.

C. D. C.- Y, además, cosa iné­

dita hasta hace poco, hay varios

escritores dominicanos que están

siendo publicados por editoras in­

ternacionales. M. V. M.- Alfaguara edita

aquí pero sólo publica el libro en

el país, y si la novela tiene una

gran dimensión la distribuye en

todos los países de lengua caste­

llana. Yo creo que eso no es bueno

porque parece que es como una prueba. Si un libro es bueno para

su publicación, es bueno aquí y

allá. Yo nunca acepté eso. Cuan­

do pude publicar fuera lo hice con Siruela, que es un editorial que no tiene empresas locales. Pero

las editoriales son un negocio y, además, los hispanohablantes no tenemos la tradición de los an­

glosajones, a los que lo único que

les interesa es la lengua en la que se escribe. Tienen escritores a los

que promocionan internacional­mente, isleños, hindúes, de cual­

quier sitio, porque tienen la visión

de la lengua más que del país de origen. Los hispanos tenemos una

visión segmentada, fronteriza. A mí me dijo una vez Carlos Fuen­

tes que en Chile había entre siete

y diez novelistas, de gran fuerza,

y que sabía que no todos saldrían de Chile. Eso pasa en cada uno

de los países latinos. Los escrito­

res escriben para su país y para su cultura, no escriben pensando en

los españoles, pero eso no signifi­ca que su literatura sea local. Si

es buena literatura, es universal. ¿Qué hay más local que Balzac,

que se pasó la vida escribiendo sobre el mismo barrio? Es un pro­

blema de mentalidad y de nego­

cio. y yo creo que España no lo

está haciendo muy bien.

C. D. C.- Hubo un momen­

to en que sí hubo una literatura

latinoamericana, en la época del

boom, un proyecto de Carlos Ba­rral, que funcionó y que demos­

tró que había gente escribiendo

bien, pero eso se acabó. Además,

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nosotros somos una isla e, inclu­

so, el boom no incluyó a ningún escritor dominicano. No se en­

tiende, porque hay personas muy

buenas. Cuando uno lee libros aparentemente importantes, muy ponderados, y ha leído a autores

dominicanos, piensa que no hay

diferencia, y que si hay, a veces es a favor del dominicano.

vecll1as. Son dos naClOnes que

se conformaron en una pequeña isla, con una constitución cultu­

ral muy diferente - debido a lo

que hablábamos cuando nos refe­ríamos al Caribe- , a que fuimos

colonizados por dos potencias

extranj eras diferentes, con dos

lenguas distintas y en Haití se ge­

neró una religión muy propia, el

Cuando uno lee libros aparenteD1.ente iD1.portantes, y ha leído a autores dOD1.inicanos, piensa que no hay diferencia, y que si la hay, a veces es a favor del dOD1.inicano.

M. v. M.- Sin embargo, el

escritor antillano de lengua fran­cesa ha tenido siempre una gran

oportunidad en Francia. Todos

los antillanos que escriben buena literatura han sido publicados en

las grandes editoriales francesas.

c. P.- En una isla tan pe­

queña, ¿CÓIllO conviven dos

cOIllunidades tan distintas,

con diferente lengua, con di­

ferente nivel de desarrollo,

con diferente religión?

C. D. C.- El problema haitiano

es uno de los grandes temas del

país, una de nuestras situacio­nes problemáticas, por no deci r

traumáticas . Signa toda nuestra historia, a partir de la división

de la isla, y genera una relación

muy conflictiva, mucho más

conflictiva que aquellas de la generalidad de las comunidades

vudú, mientras que la Republica

Dominicana, en sentido general, adoptó el catolicismo. Es distinta

la percepción que tenemos sobre

nuestras respectivas etnias. Pero, además, tenemos una historia común muy conflictiva. La R e­pública Dominicana es el úni­co país de América Latina que adquirió su independencia, no

de una potencia metropolitana, de España, sino de una antigua

colonia que había padecido la

misma situación que él, Haití. Y,

hoy en día, somos un país más

próspero, desde el punto de vista

económico, social, político. H aití

es el país más pobre de América

Latina y compite por ser uno de

los más pobres del mundo. Todos

esos factores explican la comple­

jidad del proceso migratorio do ­

minico-haitiano y las múltiples tensiones nacionales, insulares

e internacionales que se produ­

cen a su alrededor. Además, en la República Dominicana hay

una ideología antihaitiana muy

fuerte (yen Haití una de igual

fortaleza antidominicana), que se

originó alrededor de esos hechos

históricos que mencioné. Aquí

ha habido otras migraciones: la árabe, la cocola -negros del Ca­

ribe del este- que, en sus inicios,

fueron problemáticas p ero que, finalmente, encontraron vías de integración. Pero esa historia co­mún conflictiva, con matanzas en ambos lados de la isla, h ace la integración haitiana muy difícil , y hasta la regularización de esa

presencia. Es que Haití nos envía

una mano de obra muy barata, ilimitada, sumisa y poco cuali­

fi cada, que no goza de ninguna

protección, que en la forma que existe hoy - llena de ilegales- es

más rentable para quienes la usan y para todo el país, que regulari­zándola. Con esto que acabo de decir corro el riesgo de ser acu­

sado de antipatriótico ... y ese tipo de acusaciones también dificul­ta la búsqueda de una solución,

pues dificulta o imposibilita el debate sobre el tema.

M. V. M.- Se maneja políti­

camente. Hay partidos que lo uti­

lizan, como lo utilizó Trujillo en

su día. Cuando yo estudié en la

escuela secundaria, los haitianos

eran negros, pero, además, eran seres atrasados y primitivos. Esa

era la idea. Y en la universidad,

algún profesor de Derecho nos de­cía que había que tirarlos al mar.

Caridad Plaza es directora de Co­

municación de la Fundación General

de la Universidad de Alcalá.

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