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LOS DIBCURSOS DE LOS PROLOOOB AUTORIALE8 MEDIEVALBS BM RBLACIOR COR BL SUJETO DEL ENUNCIADO Y DE LA DUNCIACIOII Noro Gondiogo Si efectivizamos <una lectura diaCI'Ónica y sincrónica de macroestructuras del discurso literario espaftol, podemos registrar mercas estructurales en los niveles que, sobre todo Van Dijkl reconoce corno sintácticos y semánticos. Al mismo tiempo constatamos que se capturan estas marcas subsumidas en los otros niveles discursivos, es decir: fonológico y morfológico. Cuando en este trabajo hablamos de recurrencias en las macroestructuras discursivas en la diacronía del sistema, apuntamos esencialmente a esa tendencia verificable en los textos espaftoles, ya medievales, renacentistas, barrocos y aún en los de la literatura de la Generación del '98 y en la de nuestros días, a inscribir estructuras discursivas menores, en la maeroes- tructura tenida por prólogo, introducción y sus variantes. También atendemos a un proceso enunciativo en primera persona -en estos microdiscursos- desde donde se instaura el "autor ficcionalizado", nominándose, en la mayor parte de los casos, y en actitud apelativa con respecto de la segunda persona. 3?

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LOS DIBCURSOS DE LOS PROLOOOB AUTORIALE8 MEDIEV ALBS BM RBLACIOR COR BL SUJETO DEL ENUNCIADO Y DE LA DUNCIACIOII

Noro Gmz~lez Gondiogo

Si efectivizamos <una lectura diaCI'Ónica y sincrónica de macroestructuras del discurso literario espaftol, podemos registrar mercas estructurales en los niveles que, sobre todo Van Dijkl reconoce corno sintácticos y semánticos. Al mismo tiempo constatamos que se capturan estas marcas subsumidas en los otros niveles discursivos, es decir: fonológico y morfológico.

Cuando en este trabajo hablamos de recurrencias en las macroestructuras discursivas en la diacronía del sistema, apuntamos esencialmente a esa tendencia verificable en los textos espaftoles, ya medievales, renacentistas, barrocos y aún en los de la literatura de la Generación del '98 y en la de nuestros días, a inscribir estructuras discursivas menores, en la maeroes-tructura tenida por prólogo, introducción y sus variantes. También atendemos a un proceso enunciativo en primera persona -en estos microdiscursos- desde donde se instaura el "autor ficcionalizado", nominándose, en la mayor parte de los casos, y en actitud apelativa con respecto de la segunda persona.

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Aclaramos desde ya que el concepto de prólogo con que nos manejamos incluye estructuras discursivas previas a la etapa nuclear del texto.

Si dudas caben, veamos Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo, el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita, El Conde Lucanor del Infante don Juan 1'1anuel, Coplas de Jorge Manrique, La Celestina, El Lazarillo de Tormes, Églogas de Garcilaso de la Vega, Soledades de Luis de Góngora, El Qui¡ote de Cervantes, Sonatas de Valle lnclán, Niebla de Miguel de Unamuno, La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, por citar algunos.

En este breve trabajo, se atenderá, aunque no exhaustivamente porque implicaría un análisis de mayor envergadura, a las diferentes instancias del discurso2 cie las microestructuras reconocibles, es decir, a la variedad de actos de hBbla que se entrecruzan, se interceptan y hacen la macroestructura literaria, pero -insistimos- no se estudiarán todas las marcas emergentes en los distintos niveles del texto. Por el carácter de comunicación, en estas jornadas nos dedicare-mos a ver cómo se inmiscuye y emerge y se hace marca el "autor ficcionaJizado" en el yo del sujeto que enuncia con el yo del sujeto del enunciado. El yo en relación al tú (ya/tú con exclusión de lo no-persona, la tercera).J. Circunscribimos el corpus a textos medievales. Estos son: Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo, El Conde Lucanor de Juan r1anuel, el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita, La Celestina, Coplas de Jorge !11anrique. En ocasiones haremos referencia a otros textos de la época o a obras de otros momentos de la historia literaria española, es decir de aquellos que hoy rotulamos como textos literarios des<1e el acto de recepción. Por esto, antes deJ asedio de la escritura, conviene aclarar que compartimos lo expresado por Van Dijk4 en cuanto a que toda macroestructura discursiva, literaria o no, no puede aislársela del contexto socia-cultural porque de allí se "produce 11 y para ese contexto "se produce". Decimos: en el contexto sociocultu-ral se juega la problemática de la producción del discurso

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y de la recepción discursiva, con toda la impronta desde el nivel pragmático, por consiguiente no debemos perder de vista el texto en su contexto: el discurso en su estadio sincrónico. Más aún, en este trabajo, si tenemos en cuenta que la conciencia de la obra literaria por sí se tiene recién en el siglo XIX y nosotros manejaremos discursos literarios de la Edad Media entendién dolos como macro-actos de habla en ese momento de la sociedad.

Se trabajarán dos marcas detectadas en el corpus antes mencionado:

a) una, de nivel morfológico-sintáctico (el sujeto yo ¿autor? sujeto de la enunciación pero también del enunciado.

b) otra, del nivel sintáctico con amplia repercusión en el nivel semántico y pragmático, por la que se opera la inscripción de microestructuras discursivas de diferentes características que se entrecruzan, se imbrican y hasta se subsumen en la macroestructura, constituyendo actos de habla diferenciables.

Esta particularidad, -presencia de microdiscursos a manera de prólogo o introducción-, aparece como epílogo, documento, en el final de algunas obras literarias, de tal modo que se distribuyen y operan -tanto las que anteceden y/o cierran- como enmarcando, encuadrando las microestructuras centrales. Aquí veremos sólo las introductorias.

Por efectos ordenadores hacemos estas dos puntualizaciones referidas más arriba, pues las marcas señaladas se soportan una a la otra y resulta dificultoso su deslinde:

a) marca del nivel morfológico-sintáctico: el sujeto de la enunciación yo ( ¿ outor?) y del enunciarlo, registrables fundamentalmente en las introducciones y/o prólogos u otros microdiscursos homologables.

En el reconocido ahora como discurso "literario" medieval, la marca de primera persona que atendemos en textos del mester de clerecía, en una elegía funeraria y en narraciones calificadas como "didácticas" (El Conde L ucanor) opera como el:

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Yo maestro Gon~alvo de Verc;eo nomnado5

"Autor" que enuncia en primera persona en Milagros de Nuestra Señora. y al que le acaecen los aconte-ceres de la Introducción en la que se desarrolla la tan conocida estructura retórica de la alegoría, que atraviesa desde el nivel semántico, los otros niveles ya mencionados.

Reconocemos sin duda la herencia del contar/cantar juglaresco de los poemas épicos y, al mismo tiempo, no podemos olvidar la vinculación de esta primera persona con la gran marca de la oralidad de toda la literatura española, en especial en los poemas del período medieval, en lo que quizás algunos fueron producidos con otros objetivos, distintos de los específica-mente literarios: despertar placer estético. Las grandes misiones medievales: contar del yo al tú el acaecer épico, la revelación religiosa, la fábula para la enseñanza didáctico-moralizante en el ~1edioevo, entre otros decires.

Si cotejamos sincrónicamente el corpus medieval elegido, no dudamos en afirmar que el sintagma

yo,...... nombre deJ autor + preciicado oficia de repetición (clase especiaJ de adición)6 en el nivel sintáctico del discurso.

Repetimos:

"Yo, maestro Gonyalvo de Verieo nomnado" y agrega m os:

"La Virgen Santa María, por ende yo, Juan Rruys, Acipreste de Fita, della primero fiz 7

y en las microestructuras discursivas de doble prólogo de El Conde Luconor

"Por ende, yo, don Juan, hijo del Infante don Manuel, adelantado mayor de la• frontera y del reino de Murcia, hice este libro .•. n8.

Viene al caso señalar en este juego de prólogo

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dentro del Pr6logo de El Conde Lucanor, la preocupación por el cuidado del estilo, la conciencia eserituraria de que el pr6logo se acabÓ, permite retomar el macro-prólogo por un breve sintagma fuertemente ilativo:

• ••• Y pues el prólogo ya eatá acabado, de aquí en adelante comenzará la materia del libro en forma. de diálogo entre un gran seftor que hablaba con un consejero suyo, y al seftor le decían conde LucaDOr, y al consejero, Patronio". 9

Y pues se registra como Pues en el primer tratado de El Lazarillo de Tormes, abandonado ya el pr6logo como continuación de algo precedente.

nlO "Pues sepa vuestra merced, ante todas cosas. ••

"Pues sepa vuestra merced, ante todas cosas ••• " 10 Volvamos al prólogo de El Conde Lúcanor: ¿qué

prólogo está acabado? El enmarcado, en el que el yo, don Juan Uanuel, nos avisa que las consejas y sentencias se nos darán "fabuladas" para que las aceptemos más rápidamente. Después, en los renglones finales, se recupera el discurso primero, la macroestructura prologu(s-tica, y se nos reitera que todo será invención, inventio en forma de diálogo entre dos personas: el conde y Patronio. El yo de don Juan nos anuncia al tú, lector (nosotros), sobre la naturaleza "literaria" del cuerpo del libro, independientemente del carácer didáctico. Aclaramos que aquí sólo nos referimos a la primera parte del libro, es decir a la de los exemplos, la de los LI cuentos. Pareciera que así también lo entiende don Juan ~,anuel. De lado dejamos las partes siguientes que det:-.erían ser estudiadas como discursos no literarios (al menos para el concepto de "lo literario" para el sip,-lo XX).

En el prólogo yo es don Juan Manuel, el Infante más el yo {icciono/i zorlo y tú, el lector. En los cuentos, desde la no persono se cuenta que hablan Lucanor y Patronio. Y en ese macro acto de habla se inscribe

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como textual el discurso fabulesco entre Patronio y Lucanor en el que se altemará en la enunciación yo/tú. según la instancia en que se va generando, haciendo el enunciado.

En los textos medjevales, esta inscripción del yo. aclarado en forma generalmente apositiva, es el autor ficcionalizado en el enunciado y que ha suscitado frondosas diatribas para la anterior crítica no avisada, alertada sobre el juego del proceso enunciativo. Así, muchas páginas fueron escritas (y serán •• , nos animamos a decir) sohre si Juan Ruiz, Arcipreste de Hita estuvo o no en prisión como se djce en el Libro de Buen Amor. si el Arcipreste fue un clérigo goliardesco y libertino, por ejemplo, aunque se hable también del loco y buen amor. Nosotros consideramos estas cuestiones, problemáti-cas del extra texto que pueden echar luz sobre el texto. SÍ atendemos a si la prisión es el cuerpo como cárcel del alma, registro que se lee por el proceso de sustitución en el nivel semántico que opera el yo-autor ficcionalizado como sujeto del enunciado en el sujeto de la enunciación. En el fragmento en que se lee por ej.:

......... So la espina yaze la n-oaa, noble flor,

So fea letra yaze saber de grand dotor; Como so mala capa yaze buen bevedor, Asy so mal tabardo yaze El Buen Amor • •••••• " 11

Aquí no hay pról~o ni introducci6n sino una microestructura primera que nos alerta sobre las intencio-nes del libro y cómo éste debe ser leído. Es decir que el enunciado nos está persuadiendo (recepción), invitando casi desde el inicio del texto a que buceemos más allá de las estructuras de superficie, que no nos quedemos sólo con la 'corteza' sin llegar al meollo.

Esta apArición del yo enunciador, nominado con el nombre (valga la redundancia) de los autores de carne y hueso: Gonzalo de Berceo, Juan Ruiz, Juan Manuel, nos 'dice' más, si leemos desde y por el contexto.

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En Niehta de Unamuno, lejos ya del medioevo, el yo autor ficcional no sólo enuncia prólogo, post-prólogo ••• sino que incluso se hace personaje por la escritura al final del devenir de los treinta y tres eaps. de la novela.

La creación colectiva "oral" de la primera E. Media pasa a ser creación individual con autor aparente-mente identificable en el discurso y en la intención de nombrarse a sí mismo. Algo ha cambiado en la sociedad y ese yo-autor ficcionalizado pese a la inscripción de su nombre como el que ejerce el acto de habla, ya quiere darse a conocer. La hazaf\a heroica colectiva del acontecer épico, contada por anónimos juglares, deja paso a las vivencias más intimistas y a la idea de enseñanza. El yo-autor quiere ser re~strado como tal en ese texto (¿cuál?) en el que tambien va a hablar desde el discurso instituido por la escritura.

Habrá llamado la atención que se incluyera en el corpus La Celestina. Autor desconocido o quizás Fernando de Rojas... Fernando de Rojas, ¿autor de toda La Celestina?. No importa esto aquí; aquí lo que interesa es lo escrito en los prólogos y/o introducciones que funcionan a manera de prólogo, y su enunciación. Precisamente el cuerpo constituido por Auctos en La Celestina es puro diálogo entre e/ yo y el tú,· no existe la tercera persona, la no persona. Dejamos esto porque sería adentrarnos en otra selva: La Celestina: ¿drama o novela?

En el discurso prologal escrito con posterioridad -3a. edición- está la marca morfológico-sintáctica de la primera persona.

La obra comienza con la microestructura discursiva El auctor a un su amigo asumida en la. persona enunciati-va. En las notas de la edición que manejamos 12, se aclara que no es del autor. "Suponiéndola de Proaza ... Se ve tambalear el pensamiento entre lo que Proaza sentía de la ohra como editor y lo que hacía decir al supuesto autor"13, No nos detendremos en este discurso de citas que constituye en ediciones posteriores parte de la obra que circula y que daría lugar a otro trabajo. De igual manera se procederá con los versos

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que forman el acróstico. Reparemos, sí, en el prólogo a la 3a. ed. (Sevilla, 1502) que se inicia: ''Todas las cosas ser criadas á manera de contienda ••••• " 14. La primera persona enuncia al tú. lector. El sujeto de la enunciación profiere desde eJ yo, el enunciado, en actitud de modestia, cuando dice: "Pero como mi pobre saber no baste á más de roer sus secas cortezas de los dichos de aquellos, que por aclaror de sus ingenios merescieron ser aprovados ••• nl5 Se interceptan microestruc turas discursivas de sentencias latinas v corroboradas por Petrarca, entre otros, y así, generan la "macrostructura del prólogo que va a conformar una estructura retórica lindante con la alegoría.

Las justificaciones yo-autor (preocupación por la escritura y la recepción de la obra) son múltiples, y todas giran en derredor de las diatribas que ya desató el texto (en ediciones anteriores) en los lectores.

Este yo del prólogo es el "autor" ficcionalizado, preocupado por la recepción en el nivel semántico y, por otra parte, ansioso de dejar en claro las intenciones didácticas de los sucesos de los distintos yo/tú que, en alternancia, construyen el flujo del permanente acontecer hablando que sucede en Jos auctos de La Celestina.

En ese '400 también la pura elegía funeraria: Coplas a la muerte •.. 16. No podemos reconocer prólogo; nos aventuramos a hablar de Introducción. ésta abarcaría las tres primeras estrofas. Desde ya, la microestructura discursiva se profiere desde la la. persona del plural con un fuerte matiz de imperativo-apelativo, alerta, para la 2a. persona plural y /o singular, los lectores. Corresponde advertir que en el sujeto plural del enunciado se entremezclan el yo y o el tú que es alertado.

La mí mesis entre el yo que invita a la reflexión acerca de la fu~acidad de la vida y los bienes fatuos terrenales, se inscribe con el nombre propio de Jorge Manrique, sustitución que se advierte recién cuando nos adentra :nos en la elegía • y sabemos por esa la. persona que el discurso funerario es para el Maestre de Santiago. Cabe aclarar: el enunciado introductorio

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no difiere en cuanto a estrategias retóricas con las de los otros niveles textuales de las Coplas, no hay emergentes diferenciadores de retórica discursiva en este microdiscurso dentro del macrodiscurso que es la elegía toda. Estas diferencias sí se observan en otros textos del corpus con respecto de la segunda marca a considerar más adelante.

Hasta aquí el primer momento del trabajo. No haremos conclusiones parciales.

b) En esta etapa nos habíamos propuesto trabajar marcas del nivel sintáctico con amplia repercusión en el nivel semántico y pragmático. Por estas marcas se opera la inscripción de microestruturas discursivas que se eslabonan, se imbrican y hasta se subsumen en la macroestructura literaria constituyendo actos de habla diferenciables. Estos, en variación discursiva, abren la macroestructura del discurso, lo que se correspon-dería con lo trabajado en a}. En la diacronía del sistema literario español vemos que microdiscursos abren y también cierran a modo de actos de habla, de sujetos de la enunciación variados que ofrecen al receptor diferentes perspectivas del sujeto del enunciado (y del sujeto de la enunciación 1 Ciccionalizado) para que en el receptor se produzca el proceso de distanciamiento. (Niebla de Unamuno, La familia de Pascual Duarte de Cela).

En esta etapa no seguiremos el orden cronológico del corpus, sino que se verán los microdiscursos de apertura de las distintas obras por sus semejan7..as.

La actidud didáctico-moralizante dentro del contexto medieval hace que los r.magros de Rerceo y e1 Lihro de Buen Amor tengan una misma marca sintáctica (habida cuenta de la trabajada en la parte o} de esta ponencia): sintagmas que a nivel semántico y pragmático aluden al gozo del tú receptor porque se le darán a conocer hechos placenteros. (Leer ejemplos: Milagros de Berceo en confrontación con L ihro de Buen A mor.

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querría vos contar en buen aveniment: Terrédeslo en cabo por bueno verament ••••••••• Milagros, p. 9 Col. Austral

" . . . . . . . . que pueda fazer Libro de Buen Amor aqueste, que los cuerpos alegre e a las almas preste

Si queredes, sefiores, oyr un buen soláz, Ascuchad eln-omance, sosegadvos en paz; Non vos diré mintira en quanta en él iaz';

No podemos hablar de sintagmas perfectamente equivalentes. No obstante, flexibilizando las corresponden-cias podrían establecerse:

Quema vos contar un buen aveniment (Milagros ••• ) A B e

Que pueda fazer Libro de Buan Amor aqueste

A B Libro Buen Amor

¡Que los cuerpos alegre e a las almas preste¡ e

TerrédP.slo enecabo ¡por bueno verament¡ (Milagros) A R D

non vos diré mintira ¡en quanto en él iaz';¡ Libro D B A D e Buen Amor

El sintagma con el que ejemplificamos es aprove-chable desde la marca yo sujeto del enunciado y de la enunciación con la apelación al lector tratada en el apartado o). Agreffamos la semejanza semántica=intencio nalidadenunciativa que se juega también a partir del receptor. Si comparamos la Introducción de Milagros

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de Berceo con los que consideramos microdiscuraos introductorios del Libro Buen Amot'~ constatamos que en los Milagros la alegoría y su despliegue retórico opera sin interferencias de diferentes actos de habla, incluso sin quebrar la coherencia. En cambio se pueden reconocer distintas microestructuras subtituladas en cada caso por la 3a. pers. de la enunciación, es decir de la no-persona, en todo ese espacio de la escritura que consideramos como prolegómeno a la miscelánea del centro del discurso. Miscelánea que también se observa, reiteramos, en la enunciación. Veamos:

". • • . • Esta es oración que el arcipreste fi zo a Dios, quando comenzo este libro suyo ••• "17

En el nivel del estilo18 por la cuaderna vía irrumpe en lo estrófico. Aparece la invocación a la protección divina para la salvación de su· prisión. (En los ~1ilagros la protección es solicitada a la Virgen para la liberación de los desdichados). Pero lo que es cuaderna vía en la rogativa está seguido de una microestructura discursiva en prosa: desaparece la estrofa y la rima, el signo se torna transparente, lo que posibilita la instauración de un tono ensayístico. Se inscriben citas latinas y referencias a las sagradas Escrituras. Desde la problemática del enunciador y del receptor este microacto de habla es de carácter didáctico-sentencioso. A la prosa suceden los Gozos de Sta. María, en buena parte en tetrásforos monorrimos (a veces se los abandona). Discurso sacro en lo semántico: invocación a la Virgen para escribir 'bien'. Hasta aquí las variaciones registrables en lo que consideramos desde el inicio como introducción o prólogo, en distintos niveles del discurso.

En el nivel semántico, la consigna de lo que se escribe para enseñar es tópico común de los Milagros y del L. B. A mor. Claro está que en este Último emerge con distintas marcas discursivas, es decir en actos de habla diferenciables, como ya lo señaláramos con

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anterioridad. El Conde Lucanor ofrece no sólo en el prólogo

sino también en el discurso de cada exemplo19, lo que Bobes Naves20 llama sistemas semióticos diferentes. Cuando nos referimos a la cuestión de la enunciación, apuntamos que en ECL hay un prólogo dentro de otro prólogo. La macroestructura enunciada desde la no-persona funciona con estructuras sintácticas de tono ensayístico-informativo. La persuasión está presente para que quede clara la intención del discurso. En la microestructura enmarcada, se engastan desde la la. pers. categorías semánticas que llamaríamos figuras del nivel semántico que por momentos emergen como marcas sintácticas textuales. Así, la sintaxis se inscribe easi como alegoría para la explicitación semántica. (Leer fragmento p. 9 ECL). El prólogo que tuvimos en cuenta de LC. revela marcas emergentes bastante análogas a las del micro-prólogo de ECL. La gran metáfora por la que permanentemente se muestra el caos y la lucha por la supervivencia, se completa en eJ nivel sintáctico con la inscripción de citas eruditas que dan al discurso un matiz ensayístico. Tanto en ECL como en LC las marcas de persuación, saturadas en los diferentes niveles del texto, se encuentran y develan un registro: la intencionalidad didáctica; la clarificación del género literario, la ruptura con el teocentrismo unificador medieval.

Ha llegado el momento de establecer conclusiones: Consideramos con amplio criterio el sentido de prólogo en estas ohras de la Edad Media y, atendiendo a Jos rlistintos niveles del discurso 20, podemos afirmar que en la mayoría de estas introducciones se ensamhlan microestructuras discursivas variables: ensayísticas, didácticas, de tono religioso, fábulas. Estos breves discursos arman el macrodiscm·so generalmente con las marcas propias del discurso que inscriben más el literario. Coadyuva en la organización rnacrodiscursiva la marca registrada -nivel morfolÓP,"iosintáctico- (en el corpus elegido) de el yo (¿autor?) sujeto de la enunciación

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pero también del enunciado. Este instaura la 2a. ·pera. (recepci6n) desde donde se posibilita la inscripci6n de los micro-actos de habla de los que emergen variables discursivas menores con sus propias marcas a nivel semántico y pragmático. Desde ya aclaramos que estas marcas son soportadas por el discurso total.

Hasta aquí nuestro aporte, breve, pero se abre un fil6n desde el que se podrían generar otros actos de habla.

Universidad Nacional del Litoral Santa Fe

IIJI'AS

1 T. VAH DIJK. Estructuras y funciones del di curso, Méjico, Siglo XXI, 1986, pp. U!> y s1gs.

2 Aunque el mismo VAN DIJK dice en fbfdem, pp. 115.

3 EBENVENISTE, Emile: Problemas de lingüfstica general, to.o I, pp. 172 y sfgs.

4 VAN DIJK, Teun A.: "La teorfa del discurso literario" en ob. cit., pp. 117.

S GONZALO DE BERCEO: Milagros de Nuestra Seftora, Bs. As. Espasa Calpe, Col. Austral, p. 9.

6 VAN DIJK, Teun A.: ob. cit. p. 123.

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7 ARCIPRESTE DE HITA: El libro de Buen AMor, Bs. As •• Biblioteca Clásica Universal. 1955. p. 9.

8 Infante don Juan Manuel: El Conde lucanor. Bs. As •• Edit. Sopena. 1963. p. 9.

9 Ibidem. p. 10.

10 Anónimo: El Lazarillo de Tormes, Bs. As •• Edft. Kfer, 1946, p. 109.

11 ARCIPRESTE EN HITA. ob. cft •• p. 9.

12 Femando DE ROJAS. La Celestina. Madrid. Ed. Espasa Cal pe., Col. Clásicos Castellanos, 1963.

13 IbideM p. 13.

14 Ibidem, p. 15.

15 Ibidem, p. 17.

16 MANRIQUE, Jorge. Poesía. Hldrfd, Edft •• Citedra, 1980.

17 ARCIPRESTE DE HITA. ibidem

18 Cfr. VAN DIJK, Teun A.: ob. cit., "Finalmente pasemos a discutir un poco una clase de estructura mucho más elusiva y difícil: el estilo 8. Debe subrayarse que el estilo es una propiedad de cualquier discurso retórfco, que marc1 Inheren-temente todos sus niveles", p. 129.

19 SOBES NAVES, Maria del Carmen: "la lógica de los posibles narrativos en los enxfemplos de El Conde lucanor", Madrid, Revista Prohemio.

20 Ibfdem.

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