Las Reglas del Cerebro - Intesys Consultingdose en el más poderoso sobre la tierra. 40 kilómetros...

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INTESYS CONSULTING: http://www.intesysconsulting.com, Email. [email protected], Torre HSBC, Escazú, de Multiplaza 100mts sur. Tel. (506) 2505-5005. San José, Costa Rica, que evolucionó nuestro ce- rebro, garantizando nuestra supervivencia y convirtién- dose en el más poderoso sobre la tierra. Para adaptarse a las super- ficies planas, los homínidos aprendieron a caminar sobre dos patas, y esto no sólo tuvo como consecuencia una serie de modificaciones morfológicas en su pelvis: al mismo tiempo, les permitió liberar las manos y reducir Retrocedamos algunos millo- nes de años e imaginemos a nuestros antepasados homí- nidos que, enfrentados a un devastador cambio climático, se ven obligados a descen- der de la comodidad de los árboles y enfrentarse a ese vasto territorio plano que se extendía ante sus pies. Los acuerdos entre la comunidad científica sobre cómo se dio el proceso de evolución si- guen siendo bastante poco sólidos, pero, al parecer, una helada habría sacudido a nuestros antepasados con la suficiente fuerza como para hacerles bajar de los árboles y obligarles a buscar nuevos territorios y fuentes de ali- mentos. Las reglas de la naturaleza eran las mismas para todos y sólo los más aptos eran los llamados a sobrevivir. La estrategia de nuestros an- cestros no consistió, pues, en hacerse más fuertes que las poderosas fieras que habitaban en esas nuevas tierras, sino en superarlas en inteligencia. De esa ma- nera, una población estima- da en 2.000 Homo erectus que luchaba por sobrevivir en África, fue adaptándose a las necesidades del ambien- te hasta convertirse en Homo sapiens y, hace unos 100.000 años, salir de África para dispersarse por el mun- do y conquistarlo. Algunos investigadores sostienen que nos fuimos extendiendo a un ritmo de 40 kilómetros por año; algo sorprendente, teniendo en cuenta la naturaleza del mundo en que nuestros an- cestros habitaban. Para lo- grarlo, tuvimos que renun- ciar a la estabilidad y adap- tarnos a las variaciones, al movimiento continuo. Y fue en esas condiciones en las EL AUTOR John Medina es biólogo molecular, vinculado a las universidades de Washington y Seattle, y autor de varios libros acerca del funcionamiento cerebral. Medina ha centrado sus inves- tigaciones en el desarrollo del cerebro y el rol de la genética en los desórdenes psiquiátricos. Ha trabajado como investigador y con- sultor privado, principalmente en las in- dustrias biotecnológica y farmacéutica. Fue también el fundador y director del insti- tuto de investigación Talaris, en Seattle, para el estudio del desarrollo cognitivo en la infancia. Las Reglas del Cerebro INFORMACION SOBRE EL LIBRO Título original del libro: Brain Rules Autor: John Medina Fecha de Publicación: 19 de Febrero 2008 Editorial: Pear Press Nº Páginas: 301 ISBN: 0979777704 INTRODUCCION 15 de Nov, 2012 Volumen 11-12 Contenido: Introducción 1 El ejercicio físico y el cerebro 2 El cerebro evolucionó en la relación con otros 4 Cada cerebro es distinto 4 Lo aburrido no interesa 5 Repetir para recordar y recordar y recordar para repetir 6 Dormir bien es pensar bien 7 Los cerebros estresados no aprenden igual 8 Los sentidos están conectados 9 La visión domina los sentidos 10 El cerebro varía con el género 10 Somos exploradores innatos 11 Conclusión 11 Este es un resumen del libro indicado. Estos resúmenes, son enviados sin costo, a las personas inscritas a Intesys Consulting

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Torre HSBC, Escazú, de Multiplaza 100mts sur. Tel. (506) 2505-5005. San José, Costa Rica,

que evolucionó nuestro ce-

rebro, garantizando nuestra

supervivencia y convirtién-

dose en el más poderoso

sobre la tierra.

Para adaptarse a las super-

ficies planas, los homínidos

aprendieron a caminar sobre

dos patas, y esto no sólo

tuvo como consecuencia

una serie de modificaciones

morfológicas en su pelvis: al

mismo tiempo, les permitió

liberar las manos y reducir

Retrocedamos algunos millo-

nes de años e imaginemos a

nuestros antepasados homí-

nidos que, enfrentados a un

devastador cambio climático,

se ven obligados a descen-

der de la comodidad de los

árboles y enfrentarse a ese

vasto territorio plano que se

extendía ante sus pies. Los

acuerdos entre la comunidad

científica sobre cómo se dio

el proceso de evolución si-

guen siendo bastante poco

sólidos, pero, al parecer, una

helada habría sacudido a

nuestros antepasados con la

suficiente fuerza como para

hacerles bajar de los árboles

y obligarles a buscar nuevos

territorios y fuentes de ali-

mentos.

Las reglas de la naturaleza

eran las mismas para todos

y sólo los más aptos eran los

llamados a sobrevivir. La

estrategia de nuestros an-

cestros no consistió, pues,

en hacerse más fuertes que

las poderosas fieras que

habitaban en esas nuevas

tierras, sino en superarlas

en inteligencia. De esa ma-

nera, una población estima-

da en 2.000 Homo erectus

que luchaba por sobrevivir

en África, fue adaptándose a

las necesidades del ambien-

te hasta convertirse en

Homo sapiens y, hace unos

100.000 años, salir de África

para dispersarse por el mun-

do y conquistarlo.

Algunos investigadores

sostienen que nos fuimos

extendiendo a un ritmo de

40 kilómetros por año; algo

sorprendente, teniendo en

cuenta la naturaleza del

mundo en que nuestros an-

cestros habitaban. Para lo-

grarlo, tuvimos que renun-

ciar a la estabilidad y adap-

tarnos a las variaciones, al

movimiento continuo. Y fue

en esas condiciones en las

EL AUTOR

John Medina es biólogo molecular,

vinculado a las universidades de

Washington y Seattle, y autor de varios

libros acerca del funcionamiento

cerebral. Medina ha centrado sus inves-

tigaciones en el desarrollo del cerebro y

el rol de la genética en los desórdenes

psiquiátricos.

Ha trabajado como investigador y con-

sultor privado, principalmente en las in-

dustrias biotecnológica y farmacéutica.

Fue también el fundador y director del insti-

tuto de investigación Talaris, en Seattle,

para el estudio del desarrollo cognitivo en

la infancia.

Las Reglas del Cerebro

INFORMACION

SOBRE EL LIBRO

Título original del libro:

Brain Rules

Autor: John Medina

Fecha de Publicación:

19 de Febrero 2008

Editorial: Pear Press

Nº Páginas: 301

ISBN: 0979777704

INTRODUCCION

15 de Nov, 2012

Volumen 11-12

Contenido:

Introducción 1

El ejercicio físico y el cerebro 2

El cerebro evolucionó en la

relación con otros

4

Cada cerebro es distinto 4

Lo aburrido no interesa 5

Repetir para recordar y recordar

y recordar para repetir

6

Dormir bien es pensar bien 7

Los cerebros estresados no

aprenden igual

8

Los sentidos están conectados 9

La visión domina los sentidos 10

El cerebro varía con el género 10

Somos exploradores innatos 11

Conclusión 11

Este es un resumen del

libro indicado. Estos

resúmenes, son enviados

sin costo, a las personas

inscritas a

Intesys Consulting

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la demanda de energía en el

cuerpo, dirigiéndola hacia el

cerebro. Las consecuencias

fueron notables: con sus

manos, el hombre ha con-

quistado todo tipo de herra-

mientas para sobrevivir y

modificar el entorno, y con

su cerebro, que representa

un 2% de su masa corporal

pero emplea un 20% de

la energía que produce, ha

llegado a conquistar el

mundo.

Durante la evolución se fue

formando la corteza prefron-

tal, el rasgo distintivo de

nuestro cerebro, que gobier-

na funciones ejecutivas co-

mo la resolución de proble-

mas, el mantenimiento de la

atención y la inhibición de

impulsos emocionales. Al

tiempo que nuestro cráneo

aumentaba en tamaño se

iba suscitando un nuevo

problema, pues el canal va-

ginal de la madre no era

suficientemente amplio para

permitir el paso de una ca-

beza demasiado grande.

Eventualmente, esta sería la

causa de la prolongada e

indefensa infancia de nues-

tra especie, pues la solu-

ción habría estado en que

los niños nacieran sin haber

alcanzado el desarrollo

pleno y, para completar su

formación craneal, tuvieran

que enfrentar un periodo

largo de absoluta dependen-

cia, algo no muy ventajoso

para sobrevivir en un medio

salvaje. Afirman los evolu-

cionistas que allí puede es-

conderse una de las causas

por las cuales nos vimos

obligados a desarrollar un

sistema de enseñanza y

aprendizaje para transmitir

conocimientos, y a organi-

zarnos en sociedad para

coordinar las acciones. Un

individuo aislado no estaría

en condiciones de vencer

las amenazas contra sí mis-

mo y proteger a sus hijos,

pero dos o más individuos

organizados sumarían fuer-

zas y podrían lograrlo. Esta

necesidad de establecer

alianzas y cooperar como

medio para sobrevivir puede

estar entonces en la raíz del

desarrollo del lenguaje y del

pensamiento simbólico. Co-

municarse con otro exige

poder atribuirle pensamien-

tos e intenciones, habilida-

des que demandan un uso

intenso del cerebro, pues

exigen atender a caracterís-

ticas que no son en absoluto

físicas.

La capacidad de represen-

tarse lo intangible, y de atri-

buirle características y signi-

ficados a cosas que en apa-

riencia o en realidad no las

poseen, abrió en el Homo

sapiens un mundo de posibi-

lidades que hace más de

40.000 años comenzaron a

verse plasmadas en sus

expresiones artísticas, y que

fueron dando paso al len-

guaje oral y escrito, a las

matemáticas, a la cultura y a

prácticamente todo aquello

que nos caracteriza como

humanos.

Si nuestros antepasados no

podían darse el lujo de repe-

tir sus errores, y su corta

vida no les daba el tiempo

suficiente para aprenderlo

todo a través de la experien-

cia, sus cerebros tuvieron

que desarrollar un universo

de estrategias para garanti-

zar la supervivencia de la

especie. Así pues, ese ór-

gano que nos diferencia de

las demás especies es algo

excepcional y lleno de miste-

rios que, en gran parte, igno-

ramos por completo.

John Medina postula doce

reglas con las que trata de

arrojar algo de luz sobre ese

oscuro mundo. Para su for-

mulación, ha recogido múlti-

ples análisis y experimentos

adelantados por biólogos y

evolucionistas, que estudian

los tejidos cerebrales y su

modificación en el tiempo,

por psicólogos experimenta-

les, que estudian los com-

portamientos humanos, y

por neuro científicos cogni-

tivos, que buscan la relación

de los primeros con los se-

gundos. Cada una de estas

reglas permite derivar reco-

mendaciones prácticas para

orientar nuestra vida y re-

pensar nuestros modelos

de organización, particular-

mente en los ámbitos educa-

tivos y laborales.

REGLA 1.

El ejercicio físico

y el cerebro

Nuestro cerebro llegó a ser

lo que es tras una evolución

milenaria en la que el movi-

miento de los hombres fue

constante. Según el antro-

pólogo Richard Wrangham,

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Volumen 11-12

“...Comunicarse

con otro exige

poder atribuirle

pensamientos e

intenciones,

habilidades que

demandan un

uso intenso del

cerebro,…”

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detectado que el ejercicio

aumenta su atención, su

perspicacia, su concentra-

ción y su autoestima. Los

experimentos han logrado

establecer una relación entre

el ejercicio y la mejoría en

casi todas las habilidades

cognitivas que se evalúan en

el aula o en el trabajo

(memoria, razonamiento,

atención, solución de

problemas…).Aun así, no es

posible afirmar que se trate

de una relación causal, pues

el grado de beneficio varía

según cada individuo.

Para lograr estos resulta-

dos positivos, los mejores

ejercicios son los aeróbi-

cos, aquellos que por su

intensidad requieren princi-

palmente de oxígeno para

su mantenimiento. Unos

30 minutos, dos o tres ve-

ces por semana, son sufi-

cientes para obtener los

resultados medibles; de

hecho, el exceso de ejerci-

cio puede causar daño

cognitivo.

El ejercicio previene los

desempeños cognitivos

atípicos, como el

Alzheimer, cuya posibili-

dad se reduce en un 60%;

la demencia, que se redu-

ce a la mitad, o los derra-

mes cerebrales, cuyo ries-

go baja en un 57% con

una caminata diaria de 20

minutos. Y en casos de

depresión y ansiedad, el

ejercicio ha mostrado

beneficios inmediatos y

a largo plazo, tanto para

hombres como para

nuestros antepasados reco-

rrían distancias de entre 10 y

20 kilómetros diarios, y en

tales condiciones fueron

evolucionando sus cerebros.

Quizás esto explique las

marcadas diferencias en el

envejecimiento de los indivi-

duos y arroje luces sobre por

qué algunos pasan sus

ochenta años sentados en

un sofá sin poder moverse,

mientras que otros, como

Frank Lloyd Wright, mues-

tran una altísima lucidez

mental que les permite,

como a este último, diseñar

a los 90 años obras de la

talla del Guggenheim de

Nueva York.

Si bien son muchas las va-

riables que determinan cómo

envejecerá cada persona,

desde su naturaleza hasta

su entorno y su cultura, uno

de los factores más influyen-

tes es la presencia o ausen-

cia de una vida sedentaria.

Un estilo de vida activo am-

plía la posibilidad de morir

más tarde y, quizás más

importante, de envejecer

mejor. Tratar de explicar

estos hallazgos ha llevado a

la comunidad científica a

realizar grandes descubri-

mientos:

Los investigadores han to-

mado a personas sedenta-

rias, las han puesto a hacer

ejercicios aeróbicos y han

evaluado su desempeño

cerebral antes y después.

Los resultados positivos se

mostraron después de sólo 4

meses. Incluso en niños, a

pesar de los pocos experi-

mentos realizados, se ha

mujeres, especialmente en

personas mayores y en

casos severos.

La explicación biológica de

esta relación radica en que,

al requerir mucha glucosa, el

cerebro genera abundante

basura tóxica que sólo pue-

de ser combatida por medio

del oxígeno. Y si esos elec-

trones tóxicos llegaran a

acumularse en el cerebro,

por ejemplo por una ausen-

cia de oxígeno durante

más de 5 minutos, el riesgo

de un daño irreversible sería

inminente.

La ciencia económica ha

puesto de relieve que la cali-

dad de vida de una pobla-

ción muchas veces no se

incrementa proveyéndola de

mejores bienes y servicios,

sino simplemente garanti-

zando a las personas su

acceso a ellos. A nivel orgá-

nico sucede lo mismo con el

ejercicio: con él no se mejo-

ra la calidad del oxígeno que

respiramos, sino que se au-

menta el fluido sanguíneo en

los tejidos y, por ende, se

facilita el suministro de oxí-

geno a todos los órganos del

cuerpo humano.

Quizás sea el momento de

pensar en cómo integrar el

ejercicio en las escuelas y

en los trabajos, en lugar de

condenarlo como tiempo

perdido.

¿Qué pasaría si en las cla-

ses o en las oficinas las

personas no estuvieran sen-

tadas en sus escritorios, sino

marchando en cintas para

correr?

Volumen 11-12

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“Un estilo de

vida activo

amplía la

posibilidad de

morir más tarde

y, quizás más

importante, de

envejecer

mejor.”

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tiempo responsable de la

creación de emociones y de

los recuerdos que éstas

generan.

Finalmente, en la parte su-

perior de nuestro cerebro se

ubica la corteza, que está

plegada en delgadas capas

y que, de ser extendida, ocu-

paría el tamaño de una man-

ta para bebé. La corteza

mantiene una conexión eléc-

trica permanente con las

partes internas del cerebro

y, al permitirnos el razona-

miento simbólico o la capaci-

dad de fantasear, constituye

el principal elemento que

nos diferencia de las demás

especies.

El desarrollo de la corteza y

sus enormes posibilidades

para la creación de pensa-

mientos fueron la clave de

nuestra supervivencia, pues

como ya se mencionó, die-

ron origen a los intentos por

comprender al otro y están

en la base de la comunica-

ción. Se sigue de lo anterior

que nuestra habilidad para

aprender hunde sus raíces

en las relaciones y que, co-

mo han demostrado abun-

dantes experimentos, los

niveles de aprendizaje están

profundamente afectados

por el ambiente emocional

en el que éstos tienen lugar.

Si un docente quiere promo-

ver el aprendizaje de sus

alumnos o un jefe el trabajo

de sus equipos, esta regla le

invita a establecer unas bue-

nas relaciones humanas que

faciliten la comunicación.

REGLA 2.

El cerebro

evolucionó en la

relación con otros

Según los biólogos evolucio-

nistas, el cerebro fue diseña-

do para resolver problemas

relativos a la supervivencia

en un entorno externo ines-

table, y para hacerlo en

constante movimiento. Se

necesitaron millones de

años para que se fuera for-

mando del modo en que lo

ha hecho, y en su actual

composición es posible iden-

tificar tres estructuras cere-

brales superpuestas. La más

interna, que es la más anti-

gua, reproduce el cerebro de

un lagarto. Es decir, que

nuestro tronco cerebral fun-

ciona igual que el de un

monstruo de Gila (uno de los

dos únicos lagartos veneno-

sos del mundo): controlando

la mayoría de las funciones

de mantenimiento del cuer-

po, como la respiración, el

ritmo cardiaco, el sueño y el

movimiento. Sobre esta es-

tructura central se encuentra

superpuesto un segundo

cerebro, semejante al de los

gatos u otros mamíferos,

que tiene más relación con

la supervivencia animal que

con los instintos humanos,

al regular asuntos como la

alimentación, la pelea, la

huida o la cópula sexual.

En esta región cerebral se

encuentra también el tálamo,

que equivale a la torre

central de los sentidos, y la

amígdala, que es al mismo

REGLA 3: Cada

cerebro es distinto

No hay en el mundo dos

cerebros parecidos. Incluso

en el caso de los gemelos,

que tienen una composición

genética equivalente y sue-

len compartir muchas expe-

riencias de vida, las diferen-

cias en la composición cere-

bral son gigantescas. Las

habilidades mentales o la

percepción de una determi-

nada escena varían drástica-

mente entre cada individuo,

pues están determinadas

por sus procesos mentales

de aprendizaje, que se dan

de forma dispar y sobre los

cuales no es posible estable-

cer predicciones.

A Eric Kandel se le debe la

explicación de este proceso

en el nivel celular, pues él

mostró que cuando una per-

sona aprende algo, sus co-

nexiones neuronales cam-

bian: dado que las personas

aprendemos cosas constan-

temente, nuestros cerebros

están estableciendo nuevas

conexiones sin cesar.

El cerebro actúa como un

músculo, de manera que lo

que una persona haga y

aprenda durante su vida

determinará su configuración

cerebral y será determinante

en su desarrollo cognitivo.

Aunque dos personas reci-

ban la misma información,

cada una la almacenará de

una forma y en un lugar dife-

rente, haciendo que el desa-

rrollo de las distintas regio-

nes cerebrales varíe en cada

individuo.

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“...establecer

unas buenas

relaciones

humanas que

faciliten la

comunicación.”

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un cerebro se ubicaría esa

neurona, pues variaba de un

individuo a otro.

Hace algunos años, Howard

Gardner planteó su teoría de

las inteligencias múltiples,

según la cual la mente hu-

mana es tan multifacética

que sus competencias no se

pueden medir con un simple

test numérico de coeficiente

intelectual. Según esta teo-

ría, que puede ser leída co-

mo un reflejo de la heteroge-

neidad cerebral, existen sie-

te tipos de inteligencia, lin-

güística, musical, lógica,

corporal, espacial, interper-

sonal e intrapersonal, y sus

niveles de desarrollo varían

aleatoriamente en cada indi-

viduo. A pesar de lo anterior,

nuestro sistema educativo y

muchas empresas y compa-

ñías promueven un trata-

miento homogéneo para

todas las personas sin aten-

der a su variabilidad intelec-

tual. Quizás sea el momento

de promover en los docentes

y en los directivos la habili-

dad de comprender cómo

funciona la mente de los

otros, de manera que la

transmisión de conocimien-

tos tenga en cuenta las

particularidades de cada

receptor. Ya se han evalua-

do algunos programas

computacionales que deter-

minan las competencias

cognitivas del usuario y, en

función de éstas, orientan

su aprendizaje. Con aulas

de 40 estudiantes o empre-

sas que masifican a sus em-

pleados, difícilmente se lo-

grará el éxito en un proceso

Esto significa que las mis-

mas diferencias en el desa-

rrollo físico de los niños se

encuentran presentes, de

forma más latente, en su

desarrollo cerebral.

Algunas de las conexiones

que se dan en el cerebro

parecen venir configuradas

genéticamente, como las

funciones motoras básicas o

la respiración, mientras que

otras construcciones neuro-

nales no están terminadas

cuando nacemos y su confi-

guración definitiva está suje-

ta a nuestras experiencias

de vida. Esto hace a nuestro

cerebro tan sensible a los

estímulos externos que su

configuración física varía en

función de la cultura en la

que estemos inmersos.

Prueba de ello es la neurona

“Jennifer Aniston”, presente

en la gran mayoría de los

hombres occidentales, que a

fuerza de haber visto a la

actriz en múltiples ocasio-

nes, han desarrollado una

conexión neuronal específi-

ca encargada de almacenar

esta información y reconocer

su imagen. Así, cuando va-

rios pacientes fueron someti-

dos a un experimento en el

que se estudiaban sus reac-

ciones cerebrales cuando

observaban diferentes foto-

grafías, se estableció que

muchas imágenes no gene-

raban ningún impulso elec-

trónico, mientras que la de

Jennifer Anniston suscitaba

siempre una conexión neu-

ronal específica. Y algo aún

más curioso: nunca fue posi-

ble predecir en qué zona de

educativo o en una empresa

comercial.

REGLA 4.

Lo aburrido no

interesa

Cuanta más atención preste

el cerebro a un determinado

estímulo, más elaborada

será la codificación de la

información y mayor la posi-

bilidad de recuperarla. De

ahí la importancia de mante-

ner cautivado a un auditorio

si se quiere que todos reten-

gan una lección o un mensa-

je. Para lograrlo hay que

apoyarse en los recuerdos

que pueda tener el público,

pues los niveles de atención

de cada persona están de-

terminados por su capacidad

para establecer relaciones

entre una información nueva

y la ya existente en su cere-

bro. Un ponente debe des-

plegar todos sus esfuerzos

en transmitir el mensaje de

una forma interesante, pues

el interés del receptor es

determinante para que pres-

te atención.

Michael Posner postuló hace

30 años una teoría sobre la

atención que sigue vigente,

según la cual prestamos

atención a las cosas con la

ayuda de tres sistemas cere-

brales separados, pero ple-

namente integrados entre sí.

El primero es un sistema

que vigila y nos alerta de

situaciones inusuales. El

segundo permite que esa

alerta se transforme en aten-

ción específica procesando

Volumen 11-12

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“Un ponente

debe desplegar

todos sus

esfuerzos en

transmitir el

mensaje de una

forma

interesante,...”

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posible desarrollar tareas

múltiples. Los estudios

demuestran que cuando

una persona es interrumpi-

da, invierte un 50% más

de tiempo en terminar la

tarea que realiza y comete

un 50% más de errores,

pues el cerebro consume

tiempo y energía en activar

y desactivar la atención de

cada tarea. Quienes pare-

cen capaces de adelantar

muchas acciones simultá-

neas tienen una excelente

memoria inmediata, que es

la que les permite prestar

atención a varias cosas en

cortos plazos de tiempo,

una después de la otra.

El exceso de información

es contraproducente, por-

que el cerebro no alcanza

a procesarla; nuestra ca-

beza requiere tiempo y

descanso para digerir la

información.

De estos hallazgos se pue-

den derivar diversas reco-

mendaciones para una cla-

se, una charla o una ponen-

cia de cualquier índole. Co-

mo la atención del auditorio

es tan difícil de captar y de

mantener, conviene desarro-

llar estrategias para todo lo

siguiente: realizar una aper-

tura interesante que logre

despertar el interés de los

oyentes; evitar la informa-

ción demasiado detallada en

beneficio de las ideas gene-

rales; mantener un hilo con-

ductor para que la compren-

sión no exija de muchas ta-

reas simultáneas y ofrecer

esporádicamente algunos

mayor información sobre la

situación. El tercero es el

canal ejecutivo, a través del

cual el cerebro decide cómo

hemos de reaccionar ante el

estímulo. De este modelo

básico se han derivado di-

versas conclusiones en rela-

ción con el comportamiento

humano:

Los eventos emocionales

captan la atención con

mayor facilidad, persisten

mucho más tiempo en la

memoria y sus recuerdos

son más exactos. Esto

obedece al hecho de que

en presencia de una emo-

ción, la amígdala libera

dopamina, una sustancia

muy benéfica para la me-

moria y el procesamiento

de información.

El cerebro recuerda los

elementos emocionales de

una experiencia mejor que

cualquier otro aspecto, y

tiende a guardar la imagen

general de los conceptos o

los eventos y desechar las

minucias y los detalles.

Captar lo esencial de los

hechos parece ser un me-

canismo del cerebro para

almacenar de forma más

eficiente la información.

Por eso, el conocimiento

experto no es aquel que se

compone de miles de deta-

lles, sino en el que tiene

muy claras unas grandes

ideas generales.

La capacidad de atención

del cerebro sólo le permite

concentrarse en una cosa

a la vez, por lo tanto, no es

“estímulos emocionales”

para captar la atención del

público. Estos últimos

“anzuelos” deben ser perti-

nentes al tema tratado y fun-

cionarán mejor si apelan a

las emociones básicas de

las personas, como el temor

a la amenaza o el deseo

sexual. Las anécdotas y

narraciones son grandes

herramientas.

REGLAS 5 y 6.

Repetir para

recordar y recordar

para repetir

En el cerebro conviven un

sistema de memoria no de-

clarativo, a través del cual se

procesan los recuerdos in-

conscientes, y otro declarati-

vo, que permite recordar

información de forma cons-

ciente y dar cuenta de ella.

Este último sistema se rige

por cuatro pasos simultá-

neos: el procesamiento, la

codificación, el almacena-

miento y la recuperación de

los datos.

En el momento en que cono-

cemos o aprendemos algo,

la información que llega al

cerebro es separada en frag-

mentos que se envían a dife-

rentes regiones para ser

almacenados. Los recuerdos

rondan durante algunos mi-

nutos en el cerebro y luego

desaparecen, pero si logran

sobrevivir ese frágil periodo

inicial, se verán fortalecidos

por el tiempo y así podrán

llegar a durar días, meses o

incluso toda la vida.

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“...el

conocimiento

experto no es

aquel que se

compone de

miles de

detalles, sino en

el que tiene

muy claras unas

grandes ideas

generales.”

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Estudiando el fenómeno de

la memoria, Ebbinghaus

encontró que los recuerdos

perduran más cuando

la información ha sido reite-

rada en varias ocasiones,

pues esto facilita su proce-

samiento. Cuanto más ela-

borada sea la codificación,

mayor será el almacena-

miento de información, por lo

que la mejor forma de crear

una memoria a largo plazo

consiste en incorporar la

información de forma clara,

gradual y con repeticiones

temporales.

Quienes deseen establecer

recuerdos perdurables en un

aula, en una reunión o en un

mercado, han de tener en

cuenta lo anterior y facilitar

la calidad del almacena-

miento de la información en

los cerebros receptores.

¿Cómo hacerlo? Maximizan-

do las puertas de entrada de

la información al transmitirla

por diversas vías: asegurán-

dose de que la información

entrante sea bien compren-

dida (pues el cerebro no

recuerda aquello que no

asimila), reiterando continua-

mente los mensajes, sumi-

nistrando ejemplos reales

(pues como el cerebro tien-

de a asociar la información

nueva con la existente para

almacenarla en el mismo

lugar, los ejemplos prácticos

le facilitan la tarea de definir

la ubicación para los nuevos

datos).

Una escuela preocupada por

el proceso de aprendizaje a

nivel cerebral debería plan-

tearse opciones como la de

Este hecho ha suscitado la

curiosidad de los científicos,

quienes han encontrado ex-

plicaciones plausibles al es-

tudiar el cerebro de perso-

nas que, por una lesión ce-

rebral, han perdido la capa-

cidad de convertir los recuer-

dos a corto plazo en memo-

rias perdurables. Al hacerlo,

han encontrado que el lóbulo

temporal, y particularmente

el hipocampo, desempeñan

un rol protagónico en la per-

durabilidad de los recuerdos

declarativos.

Al parecer, las memorias a

largo plazo se forman en un

diálogo entre el hipocampo y

la corteza cerebral que pue-

de durar varios años, hasta

que en un momento la cone-

xión se rompe y el recuerdo

se almacena definitivamente

en la corteza. La codificación

de la información se realiza

mediante un proceso en el

que las fuentes externas de

energía que la persona per-

cibe son transformadas en

formas eléctricas que el ce-

rebro puede entender. Para

su almacenamiento, el cere-

bro establece relaciones

entre los datos nuevos y los

existentes, depositando la

información en lugares afi-

nes. Siguiendo con esta ex-

ploración, Hermann

Ebbinghaus descubrió que

a gente normalmente olvida

antes de 30 días el 90% de

lo que aprende en una clase,

y lo que es más importante,

gran parte del olvido se

produce en las primeras

horas después de recibir la

información.

fijar lecciones de 25 minutos

de duración que se repitan,

de forma cíclica, durante el

día, y abrir espacios para

que cada 3 ó 4 días se repa-

se todo lo aprendido en las

jornadas previas.

REGLA 7.

Dormir bien es

pensar bien

Quizás le haya sorprendido

constatar que algunas per-

sonas no tienen mayor pro-

blema en madrugar, que se

despiertan a las 6:00 con

una sonrisa y que para ha-

cerlo ni siquiera requieren

despertador, mientras que

otras no pueden dormirse

antes de las 2 de la mañana,

se desenvuelven mejor en la

noche y a las 11 de la maña-

na ninguna de sus cinco

alarmas las ha conseguido

despertar.

En todo cerebro existe una

tensión constante entre célu-

las y químicos que tratan de

hacer dormir a la persona y

células y químicos que pe-

lean por mantenerla despier-

ta. Estos impulsos tienen

ciclos diferentes en cada

individuo, e incluso varían

con el tiempo en una misma

persona. La lucha de estos

dos impulsos es continua y

no sólo hace del dormir una

necesidad ineludible, sino

que según algunos estudios,

hay un punto del día en que

las curvas que miden la ten-

dencia a dormirse y el impul-

so a mantenerse despierto

se cruzan, momento que

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Página 7

“...la mejor forma

de crear una

memoria a largo

plazo consiste en

incorporar la

información de

forma clara,

gradual y con

repeticiones

temporales.”

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su aprendizaje o su trabajo

acomodando los horarios.

Por qué no pensar, por

ejemplo, en instituciones

educativas donde las clases

se ajusten al horario crono-

típico de estudiantes y

profesores.

La regla del sueño también

sugiere muchas cosas sobre

esos molestos exámenes,

presentaciones o juntas des-

pués de la hora del almuer-

zo. Quienes se atrevan a

ensayar dos horas de siesta

después del medio día qui-

zás despierten más lúcidos y

perciban, como les ha ocurri-

do a muchos, que su cere-

bro ha “soñado” un tema y

tiene una solución que

hubiera sido impensable

durante la vigilia.

REGLA 8.

Los cerebros

estresados no

aprenden igual

El sistema de defensa de

nuestro cuerpo ha sido dise-

ñado para segregar adrenali-

na y cortisol como respuesta

a un riesgo serio pero pasa-

jero, como el que enfrenta-

ban nuestros antepasados

ante la presencia de un tigre

hambriento. Ante un miedo

prolongado nuestro sistema

seguirá segregando estas

hormonas cuyos efectos

defensivos a corto plazo son

vitales, pero que en exceso

abren cicatrices en los vasos

sanguíneos, alteran el siste-

ma inmunológico y dañan

las células del hipocampo.

suele presentarse en las

horas posteriores al almuer-

zo. Así pues, a pesar de

estar condenada en muchas

culturas o de ser mirada con

malos ojos, la siesta podría

ser una llamada de nuestra

naturaleza.

De otra parte, diversos estu-

dios han encontrado que las

neuronas tienen un vigoroso

ritmo de actividad cuando la

persona duerme. Al parecer,

el cerebro requiere dormir

parte de su actividad para

poder centrarse en otras

actividades concretas, como

el repaso de todo lo que ha

aprendido en ese día. Qui-

zás esto explique la influen-

cia positiva del sueño en el

rendimiento de las personas,

así como las múltiples evi-

dencias que demuestran que

la carencia o perturbación de

sueño afectan la atención,

las funciones ejecutivas, la

memoria a corto plazo, el

estado anímico, el razona-

miento lógico y hasta las

habilidades motoras.

Unas escuelas y unas em-

presas que atiendan a esta

regla habrán de ser sensi-

bles al enorme costo econó-

mico que se deriva de la

privación del sueño

(estimado en más de cien

mil millones de dólares al

año en los Estados Unidos),

y buscar estrategias para el

buen dormir de sus miem-

bros. Como las personas

varían en relación a cuánto

necesitan dormir y a qué

horas, convendría determi-

nar los picos de productivi-

dad de cada una y optimizar

El incremento de adrenalina

es una de las principales

causas de ataques cardia-

cos y derrames cerebrales,

mientras que al exceso de

cortisol se atribuyen diversos

daños en las habilidades

para aprender y recordar.

En una sociedad en la que el

temor a la amenaza súbita

viene siendo desplazado por

la zozobra de una situación

de riesgo permanente, surge

lo que llamamos estrés, y

con él, los desórdenes hor-

monales que afectan a la

salud, la productividad y el

aprendizaje de las personas.

Los conflictos domésticos y

las angustias laborales re-

presentan una hostilidad

continua en la vida privada y

tienen una repercusión di-

recta en la vida pública, por-

que afectan a los procesos

de pensamiento atacando la

memoria, el lenguaje, el ra-

zonamiento y la percepción

espacial, entre otras.

Según los estudios realiza-

dos, el estrés suele producir-

se por una sensación de

impotencia, que se da cuan-

do la persona percibe que

no tiene control sobre los

problemas.

El riesgo de ser expulsados

del colegio o de tener un

embarazo temprano se

triplica en los niños que pro-

vienen de hogares conflicti-

vos o violentos. De forma

semejante, las estadísticas

arrojan un decrecimiento en

la productividad de los em-

pleados después del naci-

miento de su primer hijo,

situación que suele ir unida

Volumen 11-12

Página 8

“la carencia o

perturbación de

sueño afectan

la atención, las

funciones

ejecutivas, la

memoria a

corto plazo,…”

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misma realidad pueda ser

percibida por dos personas

de maneras totalmente dife-

rentes, en función de sus

conocimientos previos.

Ahondando en esta materia,

diversos experimentos han

logrado demostrar que los

procesos sensoriales están

conectados entre sí, y se ha

podido determinar, por ejem-

plo, que cuando una perso-

na mira la televisión se acti-

va en ella la región cerebral

responsable del sonido,

pues el cerebro está condi-

cionado para acompañar

esta experiencia visual de un

correlato auditivo. De igual

forma, la visión se agudiza si

se acompaña de un estímulo

auditivo, tal como demostró

un experimento en el que se

encendía una luz intermiten-

te: varias personas ubicadas

a cierta distancia, que inicial-

mente no alcanzaban a ver-

la, llegaban a percibir su

resplandor si sus aparicio-

nes iban acompañadas por

un sonido.

Como nuestros sentidos

evolucionaron para trabajar

juntos, el desempeño de

nuestro cerebro crece expo-

nencialmente ante los estí-

mulos multisensoriales. La

educación, en consecuencia,

debe promover la transmi-

sión del conocimiento a tra-

vés de los diferentes senti-

dos, complementando el

discurso oral y escrito con

actividades corporales, con

imágenes, con recursos mul-

timedia, con texturas e, in-

cluso, con olores. Quizás

esto le suene raro, pero los

a conflictos de pareja, depre-

siones y altos niveles de

estrés. Combatir el estrés

podría ser una prioridad de

educadores y empresarios.

Para ese fin habría que dise-

ñar estrategias de apoyo a

los hogares deteriorados,

campañas para la educación

de los padres, políticas de

buen trato en el ámbito labo-

ral, intervenciones matrimo-

niales en momentos de ries-

go (como por ejemplo en el

periodo que rodea el naci-

miento de los hijos), asisten-

cia a los hijos de estudiantes

y empleados y, en general,

todas aquellas acciones idó-

neas para que la gente recu-

pere el control sobre sus

asuntos personales.

REGLA 9.

Los sentidos

están conectados

A través de los sentidos ab-

sorbemos la información del

entorno, que se traslada por

nuestro organismo mediante

señales eléctricas prove-

nientes de la vista, el oído, el

gusto, el olfato y la sensibili-

dad corporal. Estas señales

llegan al cerebro fragmenta-

das en múltiples partes y

éste se encarga de recons-

truir la realidad, atribuyéndo-

les una noción de unidad a

todas ellas. Para hacerlo, el

cerebro utiliza la información

disponible, interpretando los

nuevos estímulos con ayuda

de las experiencias pasadas

que tiene almacenadas. Esto

explica el hecho de que una

olores pueden ser un aliado

incomparable en la educa-

ción y en los negocios. El

llamado “efecto Proust” (en

honor al escritor Marcel

Proust, que lo esbozara ha-

ce más de un siglo) estable-

ce que los olores tienen un

enorme poder para desper-

tar los recuerdos.

Recientemente se ha descu-

bierto que al entrar por la

nariz, las señales de olor

pasan directamente a la

amígdala, y al ser ésta la

central de nuestras emocio-

nes y de los recuerdos que

de ellas tenemos, los olores

reavivan esos recuerdos.

Adicionalmente, los olores

pasan por la corteza órbito-

frontal, directamente involu-

crada en los procesos de

toma de decisiones. De ahí

que, además de despertar

recuerdos, los olores influ-

yan en las decisiones que

tomamos. Esto lo han sabido

muy bien los gestores de

Starbucks, que se han preo-

cupado por asegurar que

todas sus tiendas huelan a

café, e incluso han prohibido

a los empleados utilizar per-

fumes que puedan desviar a

los clientes de la decisión de

consumir un café. Los olores

afectan a las motivaciones y

las motivaciones determinan

las ventas, como demostró

una compañía que vendía

chocolates y que aumentó

sus ingresos en un 60%

al emitir una esencia de

chocolate en sus puestos

de venta.

Así mismo, hay indicios deri-

vados de experimentos que

Volumen 11-12

“La educación,

en

consecuencia,

debe

promover la

transmisión del

conocimiento a

través de los

diferentes

sentidos,…”

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fotones en pequeñas tiras de

información y las transmite a

la corteza visual para que

sean procesadas de forma

especializada. Es decir,

mientras que algunas aéreas

registran ciertos movimien-

tos, otras perciben los colo-

res, otras más las formas y

así con cada rasgo de la

imagen, que es almacenado

en una zona especifica del

cerebro. Por último, para

obtener una imagen de lo

que estamos viendo, que

jamás será exacta al 100% ,

el cerebro reúne los datos

visuales independientes

y construye con ellos una

imagen global.

De esta forma, el proceso

visual no sólo nos ayuda a

percibir el mundo, sino que

domina la percepción que

tenemos de aquel. Un pe-

queño experimento, en el

que 54 catadores de la

Universidad de Burdeos fue-

ron invitados a probar un

vino tinto y describirlo, es

resultado de tal idea. Todos

ellos describieron el vino con

los adjetivos que se utilizan

para los vinos tintos, que

son muy diferentes a los

usados para vinos blancos.

Lo que ninguno sabía era

que estaban tomando un

vino blanco al que se le ha-

bía añadido un colorante sin

olor y sin sabor. Conclusión:

“la nariz huele lo que los

ojos ven”.

El viejo proverbio que afirma

que una imagen vale más

que mil palabras encuentra

en esta regla del cerebro

su explicación científica,

hacen pensar que la expe-

riencia olfativa facilita el re-

cuerdo de los estímulos que

la acompañan. Esto abre

múltiples caminos de experi-

mentación en el ámbito edu-

cativo, pues algunas prue-

bas prácticas han demostra-

do que la información se

recuerda mejor cuando se

está en presencia del mismo

olor que había cuando esta

fue recibida por primera vez.

¿Por qué no aparejar la en-

señanza de un conocimiento

o una técnica a un determi-

nado olor y luego exponer al

aprendiz a ese mismo aroma

en el momento de evaluar su

aprendizaje?

REGLA 10.

La visión domina

los sentidos

Quienes hayan visto Donald

en el país de las matemáti-

cas, emitido por Disney en

1959, entenderán el poder

de la imagen para comunicar

ideas complejas. Allí, de la

mano del pato Donald y con

una ilustración inmejorable,

el espectador se adentra en

los misterios y las magias

del mundo matemático y

llega a comprenderlo mucho

mejor que después de un

curso de geometría o de leer

un libro de aritmética. La

visión es, con mucha dife-

rencia, nuestro sentido domi-

nante: ella sola ocupa la

mitad de nuestros recursos

cerebrales.

Ver es un complejo proceso

en el que la retina ensambla

pues estamos destinados a

aprender y recordar mejor

con imágenes que con pala-

bras escritas o habladas. La

información pictórica nos

resulta atractiva y es una

forma eficiente de llevar in-

formación a las neuronas,

pues exige menos esfuerzos

para su comprensión. Si los

sistemas educativos y las

empresas quieren ser cohe-

rentes con esta regla, deben

privilegiar los estímulos vi-

suales por encima de las

palabras, habladas o escri-

tas. Es hora, pues, de revi-

sar sus presentaciones de

PowerPoint, borrarlas y vol-

verlas a hacer.

REGLAS 11.

El cerebro varía

con el género

Aunque este es un tema que

genera polémicas, y que

muchas veces se ha presta-

do a arbitrariedades, algu-

nos estudios parecen indicar

que, en efecto, los cerebros

de la mujer y del hombre son

diferentes. La composición

genética del cerebro feme-

nino es más compleja que la

del hombre, pues donde el

primero tiene un cromosoma

X con más de 1500 genes

(la mayoría de los cuales

están involucrados en las

funciones cerebrales), el

segundo lleva un cromoso-

ma Y que no alcanza siquie-

ra los 100 genes. Sin embar-

go, también se ha encontra-

do que en las mujeres este

cromosoma adicional no se

Volumen 11-12

Página 10

“La visión es,

con mucha

diferencia,

nuestro sentido

dominante: ella

sola ocupa la

mitad de

nuestros

recursos

cerebrales.”

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objetos y tratando de conocer

cada cosa a través de sus

sentidos. Su pequeño cerebro

es capaz de trazar hipótesis,

de corroborarlas y de adaptar

sus conductas a aquello que

concluye. Algunas partes del

cerebro adulto se mantienen

tan maleables como las de un

bebé, por lo que podemos

crear neuronas y aprender

cosas nuevas durante toda la

vida. Y si el conocimiento se

deriva de nuestra interacción

activa y sensorial con el mun-

do, ¿no es extraño entonces

que sigamos manteniendo las

mismas aulas de hace ocho

siglos, en las que asistimos

pasivamente a un recital de

conocimientos? Tal vez las

escuelas y facultades debe-

rían seguir el ejemplo de los

departamentos de medicina y

promover una exposición con-

tinua al mundo real (como

sucede con las prácticas clíni-

cas), un contacto permanente

con personas que tienen ex-

periencia práctica en la mate-

ria (como sucede con los mé-

dicos practicantes) y una vin-

culación activa con programas

de investigación práctica

(como los estudios de labora-

torio que exploran el futuro de

la medicina).

Conclusión

La supervivencia de nuestra

especie es el resultado de una

determinada configuración

cerebral que nos ha permitido

sobrevivir y llegar a ser lo que

somos. Sin embargo, es muy

poco lo que sabemos de las

profundidades del cerebro y

tal vez por eso estemos adop-

tando formas de vida que po-

co o nada se adecuan a las

utiliza y solo hace las veces

de un back up. En definitiva,

las implicaciones de todo esto

no están aún nada claras.

Otros estudios han estableci-

do que ante situaciones de

estrés agudo, en las mujeres

se activa el hemisferio izquier-

do de la amígdala (que privile-

gia el recuerdo de los detalles

emocionales), mientras que

en los hombres se activa el

hemisferio derecho de la

amígdala, a través del cual se

capta una imagen general o la

esencia de la emoción. Según

esta evidencia, los cerebros

son diferentes, sin que nin-

guno sea superior al otro y, de

hecho, nuestra conquista del

mundo puede deberle mucho

a los equipos mixtos: aquellos

en los que los hombres apor-

tan una visión global y genéri-

ca de los hechos y las muje-

res la complementan con una

perspectiva detallista y minu-

ciosa de los mismos.

REGLA 12.

Somos

exploradores

innatos

Que todos llegamos al mundo

dotados de curiosidad es un

hecho que salta a la vista

cuando observamos el com-

portamiento de un bebé. Las

conductas de un sujeto que

todavía no está condicionado

por las reglas de su cultura

reflejan con mayor claridad la

verdadera esencia de nues-

tros cerebros. La forma en

que un bebé se aproxima al

mundo que lo rodea es com-

pletamente activa, y basta con

verlo experimentando con los

necesidades y características

de nuestros cerebros. En con-

secuencia, desvelar sus miste-

rios es arrojar luces para ha-

cer más humanos y eficientes

los procesos educativos y las

actividades profesionales.

Muchos de los hábitos de

comportamiento que prevale-

cen en las sociedades con-

temporáneas no sólo

desatienden las particularida-

des de nuestros sistemas cog-

nitivos, sino que, incluso,

parecen completamente in-

consistentes con aquellos.

Si ha recibido clases sentado

en un aula, si ha vivido situa-

ciones de incomunicación o de

estrés, si ha olvidado todo lo

que ha leído, si ha asistido a

reuniones a las 2:30 de la

tarde o si ha trabajado en

equipos con personas de un

solo género, quizás sea hora

de replantearse sus hábitos y

empezar a pensar teniendo el

cerebro en mente.

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