La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al...

16
pág. 12 NÚMERO • ISSN: 1999-8090 • $1.00 • 24 pág. 2-3 © zardoyas | andes EDITORIAL ESTIMADOS LECTORES: Con este nú- mero LA CALLE... arriba a su segundo aniversario. A propósito de la efeméri- de, ofrecemos el dictamen del jurado que evaluó las crónicas recibidas para el concurso de la publicación y dos de si todos me ven no dejo huellas 6 magnicidio en la «santa maría» 7 estúpido 14 concurso de crónicas dictamen las crónicas de los premiados • ABRIL 2010 • pág. 4-5 pág. 10 los cinco textos premiados. Los restan- tes aparecerán en sucesivas ediciones. También les ofrecemos un fotorrepor- taje del Concierto por la Patria, que se celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical- mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú- sica, y de la que nos rodea. ¿Qué papel jugó el público del estadio Latinoame- ricano en el desenvolvimiento de los equipos que pisaron su grama durante la pasada Selectiva? Sobre esto opina H. Romo Sigler. Como siempre, Alba Rico y Wejebe Cobo nos traen sus reflexio- nes. Quisiéramos que ustedes opinaran sobre la tendencia a la frivolidad que promueve el mercado, a partir del ar- tículo Sé estúpido , en las páginas finales. Como siempre, aspiramos a que lo lean todo y se sientan complacidos. Noso- tros no nos sentimos conformes con lo hecho y seguiremos tratando de hacer una mejor publicación. Gracias. CM © 10k © 10k © kaloian santos cabrera concierto por la patria fotorreportaje gerardo alfonso música «trato de ser un artista de mi época» marea azul deporte el «décimo» jugador azul en el estadio latinoamericano

Transcript of La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al...

Page 1: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

pág.

12

NÚMERO

• ISSN: 1999-8090 • $1.00 •

24pág.

2-3© zardoyas | andes

E d i t O R i a lEstimados lEctorEs: Con este nú-mero La CaLLe... arriba a su segundo aniversario. A propósito de la efeméri-de, ofrecemos el dictamen del jurado que evaluó las crónicas recibidas para el concurso de la publicación y dos de

si todos me ven no dejo huellas

6magnicidio en la «santa maría»

7sé estúpido

14

concurso de crónicas

dictamenlas crónicas

de los premiados

• abRil 2010 •

pág.

4-5pág.

10

los cinco textos premiados. Los restan-tes aparecerán en sucesivas ediciones. También les ofrecemos un fotorrepor-taje del Concierto por la Patria, que se celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-

mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de la que nos rodea. ¿Qué papel jugó el público del estadio Latinoame-ricano en el desenvolvimiento de los equipos que pisaron su grama durante la pasada Selectiva? Sobre esto opina H. Romo Sigler. Como siempre, Alba Rico y Wejebe Cobo nos traen sus reflexio-

nes. Quisiéramos que ustedes opinaran sobre la tendencia a la frivolidad que promueve el mercado, a partir del ar- tículo Sé estúpido, en las páginas finales. Como siempre, aspiramos a que lo lean todo y se sientan complacidos. Noso-tros no nos sentimos conformes con lo hecho y seguiremos tratando de hacer una mejor publicación. Gracias. CM

© 10k

© 10k

© kaloian santos cabrera

concierto por la patriafotorreportaje

gerardo alfonsomúsica

«trato de ser un artista de mi época»

marea azuldeporte

el «décimo» jugador azul en el estadio latinoamericano

Page 2: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

Personajes de mi pueblo Horquita siempre tuvo gentes de fa-

ma local. Como el que se enamoró de una guajira y todos los anocheceres iba a visitarla, pero nunca se le declaraba. El perro muerto duró hasta que una no-che le dijeron los de la casa: «Cuando us-ted se vaya a ir, apague la chismosa y eche la puerta pa’lante, que nosotros nos vamos a acostar».

Allí se pueden escuchar historias de cornudos famosos, de suicidios raros y de familias en las que a casi todos sus miembros se les atribuyen tonterías es-pectaculares. Tiene su caserío cer-cano del que se dice es el barrio de los bobos. Ha tenido su borrachín más asiduo, su puta más reconocida y un jamaicano de habla enredada que terminó sus días en los desvaríos de la locura. Tuvo un experto empírico en electricidad, moros bodegueros y ga-llegos laboriosos. Hay familias que han sido rebautizadas con un nuevo apellido: Los Habaneros, Los Latas, Los del Puen-te, Los Trucha, Los Guajiros... A la gran mayoría de sus habitantes se les conoce por algún sobrenombre, muchos de los cuales comenzaron como nombretes y terminaron siendo aceptados por sus dueños. Conocí a más de uno que pasó a mejor vida sin que casi nadie supiera nunca su verdadero nombre.

Y aunque llevo más de 30 años en La Habana (o tal vez por eso), a menudo re-cuerdo a quienes en mi niñez veía al re-correr sus polvorientas calles de tierra; algunos con sus pequeñas e irrepetibles historias que hoy son parte del folclor popular local.

¿Cuántos de aquella zona se acuer-dan de Butaca? Todos sabíamos que la joroba en el cuello que lo hacía caminar con la vista fija a medio metro de sus pies, era consecuencia de un machetazo de su suegro, como venganza porque le había matado a su hija amarrándola a una butaca y prendiéndole fuego a la ca-sa. A los muchachos nos inspiraba te-rror aquel hombre andrajoso de mirada torva, que con un jolongo a cuestas y el machete a la cintura, casi todos los días atravesaba el pueblo. Los más valientes le recordaban «¡Butaca, descara’o, mataste

2

cO

Nc

uR

sO

LoreNzo SobrINo oropeSa

Horquita es un pueblito cienfueguero en el extremo suroeste de la provincia, rodeado de extensas sabanas de fértil arcilla roja, a tres kilómetros de la ma-tancera Ciénaga de Zapata, donde la tie-rra es negra y la vegetación, la típica de los pantanos. Pero nadie hay más pare-cido a un cenaguero que un horquiteño. Tenemos el mismo ritmo rápido al ha-blar y usamos las mismas palabras. Le decimos estacazo de agua a un señor aguacero, y vena’o a la mujer que se cru-za fácil para otro «patio». Para nosotros reparar a alguien es mirarlo detenida-mente, y chimindilla quiere decir de pe-queño tamaño. Si alguien te dice que «ahora es cuando vas a ver cuántas chinchi-las sin plumas caben en un saco», o que «vas a saber lo que es arar en tierra baja», es por-que te están augurando lo que en otros lugares de Cuba sería «pasar más trabajo que un forro’e catre».

Cuando un joven se queja del polve-ro o el fanguero de su suelo rojo, siem-pre alguien más viejo le recuerda: «Pero gracias a esta tierra colorá’ aquí se da de to-do». En cierta ocasión, una linda mucha-cha en un caserío de la Ciénaga me pre-guntó si yo era de Horquita. Con la es-peranza por dentro («la muchacha está puesta pa’ mí»), le contesté con otra pre-gunta: «¿Y cómo lo sabes?». Su respuesta fue: «Por los zapatos».

A cuatro kilómetros del pueblo, ha-cia Yaguaramas, está el monumento en el lugar donde se batió por última vez contra la tropa española el general de 26 años Henry Reeve, El Inglesito. A dos kilómetros hacia el sur, hay una Escuela Latinoamericana de Medicina, cerca de donde hubo un desembarco de paracai-distas mercenarios cuando Playa Girón, la playa más cercana.

Un embalse artificial, donde entre macíos y guajacones aprendí a nadar, ahora es una piscina de 100 metros de diámetro, dicen que la más grande de América Latina. Y al lado está el Rodeo, adonde acuden cienfuegueros y cena-gueros en la tradicional Fiesta de la Pa-pa, que durante tres días se celebra a fi-nales de mayo.

dictaMEN cONcuRsO dE cRóNicas

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010 Mi Tierra

Colorá’

El jurado del Concurso de Crónica, luego de analizar los 21 envíos llegados a nuestra redacción en respuesta a la convocatoria librada por la edición 19 de La CaLLe DeL MeDIo, quiere, en primer lugar, agradecer la participación y, sobre todo, dejar constancia de su satisfacción al ratificar cuántos cronistas natos alientan en nuestros poblados y ciudades. Los textos recibidos son elocuente evidencia de la sensibilidad y agudeza cultivadas por los cubanos en la percepción de su realidad.

Las cinco mejores crónicas seleccio-nadas fueron:1. «Mi tierra colorá’», de Lorenzo Sobri-

no Oropesa. Por la originalidad, cu-banía y estilo desenfadado con que logra un auténtico retrato de su po-blado natal. Singularidades y matices hondamente humanos quedan entre-tejidos junto a fibras de humor y re-membranza en esta buena crónica.

2.«Una casa que se le escapó a los años», de Justo Planas Cabreja. Un estilo claro y coloquial, donde des-cripciones y comentarios se conju-gan para ofrecer un acertado esbo-zo de esta edificación, que le sirve

de motivo para acercarse a toda una etapa del Vedado en la pseudo república.

3. «Farewell», del Tte. Coronel (r) FAR Eduardo González Sarría. Conside-rando su poder de síntesis para re-sumir con economía de recursos y manejando muy bien lo sugerido, un instante de gran carga emotiva en la vida de un piloto de guerra en mi-sión internacionalista.

4. «Petróleo al cantío de un gallo», de Ramón O. Pérez Aragón. Con agili-dad y buen decir, el autor recrea un episodio de su quehacer profesio-nal en el que se trenzan humor y

sorpresa, junto a lo autóctono del paisaje y del comportamiento de los lugareños.

5. «Prueba de dureza: ¡Cien días, Che, cien días!», de Nyls Gustavo Ponce Seoane. Una vivencia que, a través del prisma del autor como testigo presencial, continúa acercándonos cada vez más a la estatura del Che Guevara y a la admiración y respeto que le prodigaron aquellos que tu-vieron la suerte de compartir con él tan siquiera algunos minutos de historia.

VLaDIa rubIo JIMéNezarMaNDo SaNtaNa MartíNez

© a

nde

s

Page 3: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

a Lola!» y él amenazaba sacando el ma-chete de la vaina. Los adultos nos decían que esa era su condena por haber mata-do a su mujer.

Donde quiera que se reuniera gente, estaba Papo. Lo mismo en un velorio (que todavía hoy se hacen en las casas de familia), que en una fiesta. No había que invitarlo. Y a nadie le molestaba la presencia de aquel negro grande, de in-mensas bembas, que con su sombrero hasta las orejas y de pie en un rincón, callado, permanecía allí hasta que la gente se iba o el sueño lo hacía retirarse. Por cinco centavos, Papo cantaba a me-dia lengua alguna canción de moda, pues él era un traganíquel. La más soli-citada era «Juana la sin goma se quedó sin gasolina». Para tumbarle la canción al que había pagado, bastaba con rozar-le un hombro al buen negro. La victrola se desconectaba y había que pagar de nuevo para que siguiera tocando. Un día, cuando ya hacía años que había sa-lido de mi pueblo, me enteré del acci-dente de una carreta llena de gente que iba hacia los carnavales en Yaguaramas. El único fallecido fue Papo, quien, fiel a su costumbre, no quiso dejar de asistir a las fiestas para entregar la pintoresca pincelada de su presencia.

Raúl Pérez era una enciclopedia vi-viente. De unos sesenta años, canoso, al-to y flaco, con espejuelos gruesos y ha-blar un poco ronco y atropellado, pero inteligible. En el pequeño parque, a la sombra de los álamos, se reunían los viejos en los bancos a escucharlo. Y él les contaba cosas que nadie sabía de dónde las había sacado. Un día de 1966, con la curiosidad de mis diez años, me paré a oírlo. Y le escuché decir que exis-tía una forma de trasmitir varias con-versaciones telefónicas a la vez por un solo alambre, sin que se mezclaran en-tre sí. Pensé: «¡Tremendo paquete!». Cuando estudié Telecomunicaciones y

me enseñaron lo que es la transmi-sión multiplex, me acordé de Raúl, aquel viejito conversador.

Me place pensar que mi bateycito dio un médico como Leobi, maestras co-

mo Monga y Amparito, un corresponsal de prensa como Julio de Armas. Y para or-gullo de los horquiteños, allí nacieron Fé-lix Edén Aguada, el mártir de Playa Girón, y el reconocido actor Luis Rielo. Por sus calles, hoy asfaltadas, se puede ver pasar en su carretón de caballo al viejo Mongo Morejón. El mismo que siendo guardia rural, nunca cometió un abuso y alertaba al que podía, como hizo una noche de 1958 con el mejor herrero de la zona, padre de numerosa familia y enlace del Movimien-to 26 de Julio.

Ya no se escuchan los gritos de los muchachos a Butaca, ni se le puede pe-dir una canción a Papo. Ya el parque no se parece en nada al que fue, ni Raúl es-tá por allí para asombrar a los viejos. Pe-ro los álamos viven a pesar del huracán Michelle, que casi me hizo llorar, cuan-do, tres días después de su paso, pude ver cómo habían quedado mi pueblecito y sus habitantes. Entonces entendí para siempre lo que son la patria y las raíces que algunos olvidan.

Esto es un poquito de mi Horquita, el pueblo de la tierra colorá’, el de los muchos recuerdos. El que tenía tan po-cas casas cuando lo dejé, que podía nombrar sin equivocarme a cada uno de mis coterráneos. Ese donde ahora me encuentro tantas caras desconocidas: niños que crecieron y adultos llegados de otros lugares. Pero aunque ahora el pueblo es de ellos también, nunca dejará de ser mi Horquita. CM

3

cO

Nc

uR

sO

JuSto pLaNaS CabreJa

Por los años 20, cuando el Vedado era tierra prometida en construcción, remanso burgués del obrero gritón, el claxon de los nuevos fotingos importa-dos de Estados Unidos, el golpe de me-tales de la industria, el manicero canta-rín… a principios del pasado siglo levan-taron la Casa del Vedado.

Claro, así se le llama ahora que la Oficina del Historiador de la Ciudad la regresó a sus tiempos fundacionales pa-ra que usted imagine la high life cubana cuando la calle 23 desembocaba en el fango.

Seguro ha pasado cerca de ella sin percatarse, pero ahí está la Casa del Ve-dado, en 23, número 664 entre D y E, es-perándolo. Hace dos años seguía sobre sus ladrillos gracias a esos milagros, inexplicables para la ingeniería. El ar-quitecto Severino Rodríguez le quitó ocho décadas de mediodías tropicales, ciclones, y camellos. Luego, la museólo-ga de la Dirección de Patrimonio, Mar-garita Suárez, decoró cada habitación como un siglo atrás, cuando no servían para las urgencias nocturnas de esta ciudad de los 2000: la orina, la siesta de los borrachos y quién sabe qué más.

Virgen antes de dormir. Y solo a la dis-tancia de un pasillo, con teléfono ameri-cano de por medio (¡cuántos rosarios no habrá interrumpido su timbre!), nos tro-pezamos con otra cama en otro cuarto. La cama es de madera tallada, tiene col-chón de muelles. Y en lugar de la Virgen de túnica extensa y paños bordados, proclives siempre al polvo, en su lugar hay un escaparate hecho por el artesano de moda, basta ya de esos cajones que arrugan tanto la ropa.

Todo está a mitad, todo entre el xix y el xx, España y Estados Unidos. De porcela-na están hechos los platos coloniales, de porcelana también la bañera y la taza del inodoro. En el patio, la fuente tiene un pez de arcilla que mira hacia el carro de la fa-milia y baña de agua unas figurillas azu-les que recuerdan dibujos cretenses.

Ahí lo espera esta señora fugitiva del tiempo, irónica, coqueta, ingenua, ecléctica, que se llama Casa del Veda-do. Su mayor encanto, sin dudas, es la memoria. CM

Una casa que se le escapó a los años

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

La Casa del Vedado no es una joya de la arquitectura. La burguesía de los años 20 no escapó a la mendicidad de toda guerra. La independencia cubana costó medio siglo de privaciones. Y ahora que algunos tenían dinero, carecían de buen gusto al invertirlo. Así, que esta vetusta señora está hecha al antojo de lo bonito. Columnas grecorromanas con sus órde-nes. El patio, que durante la colonia es-tuvo dentro, aparece ahora fuera de la vivienda. Y este espacio interior lo ocu-pan los halls, coronados con lucernarios. Las ventanas y las puertas son afrance-sadas. En fin, una arquitectura realmen-te ecléctica.

La burguesía, dos décadas después, sería tan exquisita que buscaría la co-rrespondencia entre el diseño de los muebles y el de la casa. Pero la que nos ocupa conjugaba con todo placer una es-tatuilla colonial con el fonógrafo recién desembarcado de Norteamérica, como podemos ver en la Casa del Vedado.

En uno de los cuartos nos encontra-mos con la cama de hierro heredada de quién sabe cuál pariente del siglo xix, acompañada del altar para rezarle a la

© z

ard

oyas

Page 4: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

FO

tO

RR

EP

OR

ta

JE

4

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

SHeYLa VaLLaDareSfotos: arMaNDo SaNtaNa | 10k

los cubanos somos bailado-res. Cualquier día es propicio. No necesitamos un motivo exacto para acompañar con el alma, la voz y el cuerpo, la letra o el ritmo de cualquier canción. El hecho de vivir aquí nos bas-ta. Así somos.

También la música nos sirve para desbaratar las mentiras que sobre nosotros propagan en otras latitudes. Nos vamos a las plazas, impulsados por el mismo deseo de reivindicar nuestro derecho a la vida, a la felicidad.

Otra vez fue Abril. Otra vez, la Tribuna Antimperialista de La Habana y la Ciudad Escolar 26 de julio de Santiago. Allí de-claramos en verso y canción, nuestra pertenencia a la Cuba revolucionaria. CM

Concierto por la Patria

Page 5: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

FO

tO

RR

EP

OR

ta

JE

5

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

Page 6: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

a.a.G.

El PoEta luis marré nació en Guanabacoa, La Habana, en 1928. Cultiva, además, la narrativa y el periodismo. Durante años desa-rrolló una destacada labor edito-rial vinculado a La Gaceta de Cu-ba y a la redacción de Poesía de las Ediciones Unión. Su obra poé-tica la componen los conjuntos «Los ojos en el fresco» (1963), «Canciones» (1965), «Habaneras y

otras letras» (1970), «Para mirar la tierra por tus ojos» (1977), «Can-ciones de los años de aprendiza-je» (1982), «Nadie me vio partir» (1990), «A quien conmigo va» (2001) y «Hojas de ruta» (2006). Considerado uno de los poetas más destacados de la Generación del 50, y atendiendo a la sostenida calidad de su poesía y de sus tex-tos narrativos y críticos, se le otor-gó el Premio Nacional de Litera-tura 2008.

Luis Marré

INCLUYE POEMAS DE... · pequeña canción diurna ·

Voy a hablar de la dichano de sueños ni cábalas.

Voy a hablar de la dicha–perdona si no dejoa un lado mi tarea.

Voy a hablar de la dicha.Más que discurso es cantode labor: óyeme

mirándome a las manos.

© a

rch

ivo

lE

ct

uR

as

6

SaNtIaGo aLba rICoespecial para La CaLLe DeL MeDIo

En un mundo ciEgo, estaría-mos todo el tiempo tanteándo-nos las manos en la oscuridad y buscándonos con la boca las orejas. En un mundo entera-mente visual, donde los cuerpos sólo tuvieran forma, nos pasa-ríamos el día tendiéndonos imá-genes o imponiéndolas o robán-donoslas los unos a los otros co-mo única vía de acceso indi- vidual a la existencia. ¿Qué sig-nifica mirar? ¿Qué efectos intro-duce en la materia? Plutarco, ha-blando de los enamorados, de-cía que una mirada es capaz de producir un incendio a muchos metros de distancia, lo que han hecho literalmente cierto, sin odio y sin amor, los pilotos que bombardean Iraq o Afganistán desde sus aviones. Los hombres se miden recíprocamente, se cla-sifican, se humillan y se home-najean con los ojos; hay formas de atención que encierran en el propio cuerpo –eso que llama-mos «pena» o «vergüenza»– y otras que corrompen el alma a fuerza de insistencia y sobre-protección. La invisibilidad es la condición de los que están atra-pados en el muro de su propia carne, sin ninguna salida hacia los otros; la sobrevisibilidad es la maldición de los que no pue-den contraerse bajo ninguna concha o caracola para aliviarse a solas de la exigente luz gene-ral. Pero, ¿qué significa mirar? ¿Qué significa mirar, no desde los propios ojos sino desde un órgano colectivo, mecánico, apa-rentemente impersonal? ¿Qué significa ser mirado por todo el mundo al mismo tiempo? ¿Qué significa mirar y ser mirado –una vez extirpado el anticuado ojo individual– con una cámara?

En 1797 Jeremy Bentham, fi-lósofo inglés fundador del utili-tarismo, ideó una cárcel modelo con el propósito de que los pri-sioneros estuvieran todo el tiem-po, en todos los momentos de su existencia cotidiana, bajo la mi-rada central de la institución pe-nitenciaria. Bentham llamó a esta propuesta de totalitarismo visual «Panóptico», porque su-brogaba la mirada de Dios, ca-paz de penetrar todos los rinco-

nes, pero con técni-cas y objetivos sociales. Su pro-yecto fue mate-rializado en dis-tintos lugares del mundo –la Cárcel Mo-delo de Madrid, la Caseros de Buenos Aires, la Rotunda de Venezuela, la Penitenciaría de Lima o el Panóptico de Bogotá– antes de extenderse, como bien analizó el pensador francés Mi-chel Foucault, al ejército, al tra-bajo o la educación.

Hoy la cámara ha separado definitivamente la mirada de los cuerpos y generalizado, a modo de medio ecológico o at-mosférico de las ciudades capi-talistas, la visibilidad total del Panóptico. Un ciudadano de Londres, por ejemplo, es graba-do una media de cuatrocientas veces al día y sólo en Madrid hay un mínimo de 20.000 cá-maras en lugares públicos –o penetrando en ellos- dedicadas a registrar y almacenar las imá-genes de los madrileños en sus recorridos comerciales cotidia-nos. Y si es verdad que las cá-maras han llegado ya hasta los colegios y se siguen utilizando para disciplinar a sujetos decla-rados peligrosos, lo cierto es que el Panóptico urbano mo-derno no es una extensión de la prisión, como quería Foucault, sino del mercado. Es la lógica del centro comercial, en el que la vitrina y la vídeo-cámara se confunden para construir so-bre todo consumidores de imá-genes, la que se ha extendido a todos los otros espacios: el ban-co, el aeropuerto y el museo, claro, pero también el metro, donde 3 000 cámaras graban ininterrumpidamente en Ma-drid a los pasajeros que, en los

andenes, contemplan las panta-llas encendidas que –también ininterrumpidamente– emiten publicidad explícita o encubier-ta. Esta atención constante au-menta menos la seguridad del Estado que los beneficios de las empresas y sus responsables de marketing; y esta atención cons-tante –corrupción del alma ca-pitalista– no nos hace sentir prisioneros, no, sino protegidos y, aún más, valorizados y hasta salvados.

En el mercado, la atención panóptica está dirigida hacia los productos, para protegerlos o para publicitarlos, y los pro-ductos por excelencia, junto a los carros, los perfumes y las pantallas de plasma, son las imágenes mismas: eso que lla-mamos también «celebrida-des». Cuando pensamos en una cámara depredadora, persi-guiendo y grabando sin des-canso un objeto, no pensamos en los delincuentes o los inmi-grantes, abandonados ya a su suerte y obligados a buscar una ambigua oscuridad, sino en Messi o Cristiano Rolando, en la princesa Leticia o en Carla Bruni, en actrices, cantantes, deportistas famosos –reflejos puros que, al revés que los vam-piros, ya no tienen cuerpo sino sólo imagen en el espejo. Cuan-do pensamos en el Panóptico no pensamos en la prisión sino en el escaparate: todos quere-mos ser productos, todos que-

remos ser graba-dos, todos que-remos ser ven- didos, incluso

gratis, en este intercambio gene-

ralizado de imágenes caníbales. No nos vigilan, nos

dan valor; y si nuestro valor de-pende de la cámara que nos ex-trae de nuestra triste carne amurallada, ¿no habrá que pa-gar por ello? Sólo esta lógica del Panóptico mercantil puede explicar que el hotel St. Christo-pher Inn’s de Londres ofrezca una habitación en la que los huéspedes son filmados las 24 horas del día y cuyas imágenes son difundidas en tiempo real por internet; o que los clientes europeos del prostíbulo Big Sis-ter en Praga paguen un suple-mento para que sus encuentros sexuales sean registrados y di-fundidos en la red. Sólo esta ló-gica del panóptico comercial puede explicar que los occiden-tales midan su libertad por el número de televisiones y de mi-rones.

«Publicidad» fue el gran des-cubrimiento de la Ilustración y la Revolución Francesa: la libe-ración del espacio público de los caprichos y arbitrariedades pri-vadas del rey. Hoy este concepto se ha pervertido de tal modo que «publicidad» evoca, al con-trario, la penetración de los inte-reses particulares en un espacio público condenado a ser la ex-tensión ampliada -mediante tec-nologías capaces de separar el ojo del cuerpo- de los murmu-llos más íntimos, de los impul-sos más instintivos, de las frus-traciones individuales más so-cialmente estereotipadas. Nin- gún malestar puede ser co- rregido, pero puede ser al menos

grabado y difundido. No hay nadie tan pobre, tan ignorante, tan extraviado, tan loco, tan vio-lento, tan desdichado, tan malo, que no pueda formar parte de esta comunidad visual. El espa-cio público, definido ahora co-mo el conjunto de todas las imágenes privadas convergen-tes en las pantallas, exige y dis-culpa lo que las leyes conde-nan. El pasado mes de marzo, por ejemplo, un programa de televisión español, Generación Ni-Ni, no sólo grabó en una ha-bitación cerrada una agresión sexual sino que después grabó también y difundió, con ánimo presuntamente pedagógico, el debate que los agresores y la víctima, sentados a la misma mesa junto a dos psicólogos, mantenían en torno a las imá-genes, en un ejercicio metatele-visivo destinado a convertir un delito condenado con hasta 10 años de prisión en una broma pesada a gusto de todos los pú-blicos (incluida la agredida). El Panóptico de Bentham discipli-naba a los delincuentes; el pa-nóptico mercantil delicuentiza y absuelve a los indisciplina-dos. Y divierte a los parados.

La hipocresía de Tartufo era odiosa. Su inversión no lo es menos. Antes había cosas que uno sólo se permitía en pri-vado; hoy, en el marco del pa-nóptico mercantil, es al revés: hay cosas que sólo se permiten -y hasta se exigen- en público. «Ahora que nadie me ve», pen-saba el hipócrita, «voy a pegar a mi perro». «¿Para qué voy a pegar a mi perro si nadie me ve?», se dice hoy el consumidor europeo. Y basta que aparezca una cámara para que nos pon-gamos a apalearlo sin piedad.

Pero es que ahora las cáma-ras están por todas partes.

Ay de los que no apaleen a su perro en público sino en pri-vado, porque serán desprecia-dos y hasta encarcelados.

Y ay-ay de los que no apa-leen nunca a su perro –y ade-más quieran a sus vecinos y lu-chen a su lado por un espacio público no mercantil– porque entonces todos los periódicos, televisiones y ejércitos del mun-do se alzarán contra ellos para exterminarlos. CM

Si todos me ven no dejo huellas

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

© z

ard

oyas

· canción ·

Compañero, tus ojosno pueden ser cerrados.Que tú veas el sol sin nubes, si yo caigo.

Compañero, mi madre no ha de perder su patio. Que no le falten rosas ni albahaca, si yo caigo.

Compañero, el fusil no temblará en tus manos. Que no se quede mudo mi fusil, si yo caigo.

· cul-de-lampe ·

Cementerio de Carmenate. Tumbashumildes con techitos a dos aguas,abrigo donde vienen a lamersus heridas los jíbaros y anidala parda palomita quejumbrosa.Cementerio de Carmenate, apenasun claro en la colina con cafetosdoblados por el peso de las bayas–qué lujo verde, rojo y gualda muevela brisita del Paso de los Vientos.Cementerio de Carmenate. A vecesllega una anciana, jura haber oídoquejumbres de las almas, se santigua,masculla un rezo y deja, al deudo muerto,una pucha de avispas amarillas. CM

Page 7: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

lE

ct

uR

as

7

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

JorGe WeJebe Cobo

Pocas tramas de la novela negra se acercan a la realidad de lo ocurrido al ex presidente chileno Eduardo Frei Montal-va, quien falleció el 22 de enero de 1982, después de tres inter-venciones quirúrgicas en la se-lecta Clínica Santa María, en Santiago de Chile.

Exactamente 28 años des-pués, la Segunda Sala Penal de la Corte Suprema de ese país, estableció que fue asesinado por agentes de la policía secreta del dictador Augusto Pinochet, y rechazó los recursos de am-paro de cuatro procesados: los doctores Patricio Silva Garin y Pedro Valdivia Soto; Luis Bece-rra Arriaga, chofer de Frei, y Raúl Lillo Gutiérrez, todos co-laboradores de la Central Na-cional de Inteligencia (CNI), uno de los órganos de seguri-dad creado por los militares tras el golpe del 11 de septiem-bre de 1973.

Sin embargo, durante los primeros años de la dictadura de Pinochet, nada parecía pre-sagiar tan terrible final para Frei Montalvo, principal figura del Partido Demócrata Cristiano. En 1974 declaró que la asonada militar fue provocada por el go-bierno de la Unidad Popular, presidido por Salvador Allende, al intentar establecer una dicta-dura. Luego se congratuló de su derrocamiento, al que interpre-tó como “un golpe para el comu-nismo en el mundo”.

Quizás esperaba que los militares, después que realiza-ran su trabajo represivo, entre-garan el poder a los partidos tradicionales. Este error de cál-culo le costaría la vida. Pino-chet había llegado para que-darse, y Frei Montalvo, desilu-sionado por el curso de los acontecimientos, denunció al gobierno por la violación de los derechos humanos. Esto hizo temer a la dictadura que el ex mandatario estableciera una alianza con la resistencia, into-lerable para los golpistas.

Frei Montalva se sometió a una cirugía por hernia en el hia-to, operación considerada de menor riesgo y que tuvo lugar en la Clínica Santa María, a fi-nes de 1981. Después de la pri-mera intervención, fue llevado dos veces más al quirófano por obstrucción intestinal y una pe-ritonitis aguda, que terminaron con su vida a causa de un shock séptico, según el dictamen mé-dico. La autopsia se realizó rápi-damente sin el consentimiento de la familia, que no conoció sus resultados, y las muestras de los órganos internos del cadáver fueron desaparecidas.

Los familiares aceptaron aparentemente la versión ofi-cial del deceso, pero en el año 2000, sus hijos, la ex senadora Carmen Frei y el ex presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle, de-nunciaron públicamente que su padre había sido asesinado por los servicios de inteligencia de Pinochet, con la inoculación

Las indagaciones fueron di-rigidas por el ministro de la Fis-calía, Alejandro Madrid Croha-re, y sus conclusiones basadas en centenares de entrevistas a sospechosos, testigos, peritos, informes toxicológicos y la ex-humación del cadáver. Los re-sultados fueron sorprendentes.

Morir en MontevideoEugenio Berrios Sagredo era

un joven ingeniero químico que trabajaba en un laboratorio bac-teriológico del ejército, a cargo del «Proyecto Andrea», para fa-bricar el gas sarín usado por los nazis durante la II Guerra Mun-dial, también toxinas mortales y todo tipo de venenos para elimi-nar a los miembros de la resis-tencia chilena. Lo acompañó en esta misión el norteamericano Michael Townley, agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la CNI. Actualmente reside en EEUU bajo protección oficial en calidad de testigo, a pesar de ser uno de los autores materiales del atentado a Orlan-do Letelier, ex ministro de Sal-vador Allende, y de su secreta-ria, ciudadana norteamericana, muertos en Washington por la explosión de una bomba en su auto, en 1976.

En sus declaraciones al juez Madrid, Townley confirmó va-rios casos de asesinatos realiza-dos por la inteligencia chilena con las sustancias producidas por Berrios, en un ultrasecreto laboratorio de guerra bacterio-lógica del Ejército. Afirmó tam-bién que un frasco del perfume Chanel Nº5, lleno de gas sarín y llevado por él a Estados Unidos en 1976 para inicialmente matar a Orlando Letelier, se encuentra todavía en Chile.

El juez Alejandro Madrid no pudo interrogar a Berrios, quien posiblemente sería su principal fuente para resolver el homicidio. El químico huyó a Uruguay en noviembre de 1991, protegido por ex miembros de la CNI, para no declarar en el juicio que en Chile se desarro-llaba por el asesinato de Orlan-do Letelier. También se libraba así de revelar el programa de producción de armas químicas y los asesinatos perpetrados con esas sustancias, entre ellos el del Frei. Nunca más se le ve-ría con vida. Sus restos apare-cieron en una playa cerca de Montevideo, en 1995.

Según el coronel chileno re-tirado Mario Cisterma, el quí-mico fue atado de manos y arrodillado por un ex miembro de la CNI y dos colegas de la in-teligencia uruguaya, quienes escenificaron un macabro rito. Primero su compatriota le dis-paró a la cabeza, y el segundo balazo se lo propinó uno de los militares uruguayos, con lo cual sellaron un «pacto de ho-nor y silencio” entre los dos ór-ganos de seguridad.

Este asesinato no ha sido su-ficientemente esclarecido por la colaboración de la justicia chile-na y uruguaya, a pesar de que los restos se encontraron cuan-

do era Presidente de Chile Eduardo Frei hijo, quien enca-bezó en el período 1994-2000 el segundo gobierno de la llamada transición democrática.

Agentes de batas blancasPatricio Silva Marín, jefe

del equipo médico que realizó las últimas dos operaciones a Frei, era un oficial de las fuer-zas armadas entrenado en cur-sos de contrainteligencia im-partidos por instructores nor-teamericanos. En 1974 diagnos- ticó y operó de urgencia por una úlcera gástrica al general Augusto Lutz, ex director de In-teligencia del Ejército, quien se había enfrentado con el jefe de los servicios de seguridad, el general Manuel Contreras, a causa de sus abusos de poder. Poco después, Lutz falleció en extrañas circunstancias. Antes de morir pudo enviar una nota a su hija pidiéndole que lo saca-ran del hospital, donde lo aten-día Silva Marín.

El otro médico acusado por la Corte Suprema fue Pedro Val-divia Soto, procesado en 2007 como encubridor del crimen del cabo de la CNI Manuel Leyton, asesinado con el mortal gas sa-rín para evitar que revelara in-formación sobre los asesinatos cometidos por ese organismo.

Las conclusiones prelimi-nares de las investigaciones so-bre la sospechosa muerte de Lutz, determinaron que las bacterias pudieron ser introdu-cidas por medio de compresas aplicadas al enfermo, o durante las operaciones, pero de forma paulatina para provocar un fa-llecimiento lento, propio de un padecimiento terminal.

Los restantes involucrados participaron en la operación de apoyo, encargada de mantener el control de la familia de Frei y sus seguidores. Luis Becerra Arriaga, el chofer de Frei, per-maneció constantemente en la residencia del político y gozó de toda la confianza de sus mora-dores. Raúl Lillo fue el jefe de la vigilancia a Frei y confesó le pa-gaba a Becerra por sus informa-ciones, según su importancia. Además, controló a numerosos informantes que lo mantuvie-ron al tanto de los planes y pa-sos del ex presidente, hasta su ingreso en la Clínica Santa Ma-ría, donde se desempeñaban al-rededor de 100 agentes entre el personal médico y de servicio.

La condena a los acusados por la muerte de Eduardo Frei pudiera poner punto final a las investigaciones del caso, que aportaron suficientes eviden-cias de la actuación de podero-sos remanentes de los aparatos represivos creados por Augus-to Pinochet, que se mantuvie-ron activos después de su des-integración oficial al inició de la transición a la democracia en 1990. Quizás esta sea una de las razones que explique la tar-danza de la justicia en identifi-car algunos culpables de uno de los mayores crímenes políti-cos de la historia de Chile. CM

Magnicidio en la

«Santa María»de un «bacilo y una bacteria muy poco conocida y para la cual no había medicamento ni en Chile ni en Estados Unidos»,

Acusaron directamente al quí-mico Eugenio Berrios Sagredo, miembro de la CNI, como uno de los autores del asesinato.

© A

RE

S

Page 8: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

Ma

8

hu

MO

R

eN e

L MeD

Io D

e La

CaL

Lea

CarG

o De

aRE

S Y

zaRD

OYaS

Gau Gómez | brasil

forá

ne

os

Agim Sulaj | alemania

Miguel Brieba

Martinera

Zardoyas

Para

nad

ie e

s un

sec

reto

que

el h

umor

es

una

cual

idad

que

no

s ca

ract

eriz

a a

las

cuba

nas

y cu

bano

s, m

as a

llá d

e es

te-

reot

ipos

... E

s un

a pe

na q

ue a

pes

ar d

e la

fue

rte

trad

ició

n gr

afica

en

nues

tro

país

, los

año

s cr

uent

os d

e di

fícil

econ

o-m

ía h

ayan

red

ucid

o ha

sta

casi

des

apar

ecer

las

publ

icac

io-

nes

hum

orís

ticas

y lo

s ev

ento

s re

laci

onad

os. P

ero

no, n

o se

de

prim

a, e

ste

más

que

un

mac

hón

de p

ésam

e es

un

ma-

chón

opt

imis

ta. E

n lo

s úl

tim

os d

os a

ños

ha c

reci

do e

xpo-

nenc

ialm

ente

el

núm

ero

de a

rtis

tas

plás

ticos

int

eres

ados

en

la o

bra

hum

orís

tica

y re

cien

tem

ente

, se

han

inco

rpor

a-do

nue

vos

even

tos

com

o E

l Loq

uito

en

San

Ant

onio

de

Los

Bañ

os p

ara

jóve

nes

men

ores

de

35 a

ños

y el

reci

én fi

naliz

a-do

Sal

ón d

e hi

stor

ieta

s de

Cie

nfue

gos.

Enh

orab

uena

par

a M

onto

s, y

Ram

sés,

gana

dore

s re

spec

tivam

ente

del

pri

mer

, se

gund

o y

terc

er lu

gar d

e es

te n

uevo

sal

ón c

ienf

uegu

ero.

Y

ojal

á qu

e en

tiem

pos

no m

uy le

jano

s ca

da p

rovi

ncia

pue

da

tene

r su

s pr

opio

s su

plem

ento

y s

alón

hum

orís

ticos

, ¡¡¡¡

¡que

sa

lud

en e

l gén

ero

se so

bra!

!!!!!

Page 9: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

NúMe

ro 24,

abril 2010

ch

óN

Ma

9

eN eL MeDIoDe La CaLLe

hu

MO

R

saM

uE

l F

EiJ

óO

Gau Gómez | brasil

Agim Sulaj | alemania

Juan Manuel

La

ob

ra

bie

n h

ech

a, p

re

mia

en

se

cr

et

o

De

ba

jo d

e u

n ja

rdín

mue

rto

ha

y o

tr

o

Para

nad

ie e

s un

sec

reto

que

el h

umor

es

una

cual

idad

que

no

s ca

ract

eriz

a a

las

cuba

nas

y cu

bano

s, m

as a

llá d

e es

te-

reot

ipos

... E

s un

a pe

na q

ue a

pes

ar d

e la

fue

rte

trad

ició

n gr

afica

en

nues

tro

país

, los

año

s cr

uent

os d

e di

fícil

econ

o-m

ía h

ayan

red

ucid

o ha

sta

casi

des

apar

ecer

las

publ

icac

io-

nes

hum

orís

ticas

y lo

s ev

ento

s re

laci

onad

os. P

ero

no, n

o se

de

prim

a, e

ste

más

que

un

mac

hón

de p

ésam

e es

un

ma-

chón

opt

imis

ta. E

n lo

s úl

tim

os d

os a

ños

ha c

reci

do e

xpo-

nenc

ialm

ente

el

núm

ero

de a

rtis

tas

plás

ticos

int

eres

ados

en

la o

bra

hum

orís

tica

y re

cien

tem

ente

, se

han

inco

rpor

a-do

nue

vos

even

tos

com

o E

l Loq

uito

en

San

Ant

onio

de

Los

Bañ

os p

ara

jóve

nes

men

ores

de

35 a

ños

y el

reci

én fi

naliz

a-do

Sal

ón d

e hi

stor

ieta

s de

Cie

nfue

gos.

Enh

orab

uena

par

a M

onto

s, y

Ram

sés,

gana

dore

s re

spec

tivam

ente

del

pri

mer

, se

gund

o y

terc

er lu

gar d

e es

te n

uevo

sal

ón c

ienf

uegu

ero.

Y

ojal

á qu

e en

tiem

pos

no m

uy le

jano

s ca

da p

rovi

ncia

pue

da

tene

r su

s pr

opio

s su

plem

ento

y s

alón

hum

orís

ticos

, ¡¡¡¡

¡que

sa

lud

en e

l gén

ero

se so

bra!

!!!!!

Page 10: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

dE

PO

Rt

E

10

H. roMo SIGLer

aún sin que las huestes capitalinas pu-dieran lanzarse a la grama del Cerro, igual que ocurrió luego del espectacular bambi-nazo de Marquetti frente a Rogelio, en 1986, y de aquella conexión profunda de Enriquito ante los envíos de Montes de Oca en el 2004, nunca antes se observó tal estallido de júbilo atlético, por eventos do-mésticos, en la afición de la gran urbe.

En realidad, con el segundo ponche recetado a Flores por un Socarrás que en pocos segundos transitó del anonimato a la cúspide de la montaña, la legión azul vio coronado el apoyo permanente a su novena durante toda la contienda.

Precisamente a la singular relación entre público, atletas y estadio de la ciu-dad, dedicaremos estas líneas.

La Estatura de un Coloso Desde que los integrantes del Cien-

fuegos y el Almendares dirimieran el choque inaugural, el Estadio del Cerro, Gran Stadium de la Habana, o simple-mente el Latino, es parte inseparable de la vida citadina cotidiana. Aquella tarde del 26 de octubre de 1946, lo relevante no resultó el triunfo del derecho almenda-rista Jorge Comellas 9 x 1, ni el primer hit conectado por el receptor sureño Napo-león Heredia. Ni siquiera lo fue el jon- rón despachado por el «alacrán» Rober-to Ortiz. Lo verdaderamente trascen-dente estribó en el nacimiento de un símbolo que constituye esencia y funda-mento inalienables del panorama de-portivo y cultural de la nación cubana.

Obviamente, en sus predios se han vivido las más disímiles emociones. En una etapa, desde corridas de toros y es-pectáculos de rodeos, hasta publicitadas exhibiciones boxísticas como la que atrajo al mítico superpesado Joe Louis «el Bombardero de Detroit» y el cubano Omelio Agramonte. La amplitud de su espectro incluyó luego veladas artísti-cas del más alto nivel, pasando, por solo citar dos ejemplos separados en el tiem-po, por las todavía recordadas presenta-ciones magistrales del maestro Ernesto Lecuona y Silvio Rodríguez. En este sen-tido, continúa ocupando el sitial de ho-

nor la memorable apertura del xi Festi-val Mundial de la Juventud y los Estu-diantes, en 1978.

En el ámbito beisbolero, excepto partidos olímpicos o alguna ronda de los Clásicos Mundiales, ha vestido sus mejores galas para organizar todo tipo de competiciones, acogiendo en sus do-gauts y palcos a muchas de las más ex-celsas figuras, de cualquier latitud, de las últimas siete décadas.

Es tal la magnitud de la catedral del béisbol antillano que, en las Grandes Li-gas, de los 30 estadios oficiales, para igual número de clubes, e incluso consi-derando que solo el Fenway Park de Boston y el Wrigley Field de la Ciudad de los Vientos, construidos respectiva-mente en 1912 y 1916, lo superan en vete-ranía, exclusivamente el Dodger Sta-dium, de Los Ángeles –sede de la discu-sión dorada del ii Clásico Mundial entre Japón y Corea, con 330 pies por los ex-tremos y 400 de profundidad en el cen-ter– lo rebasa en apenas mil butacas.

De hecho, el colindante a la montaña hollywoodense y el nuestro, están cataloga-dos entre las tres plazas, para esta discipli-na, con mayor aforo del mundo. Algo que ni siquiera pudo desplazar la descomunal inversión de mil 500 millones de dólares, empleados para inaugurar, el 16 de abril de 2009, un nuevo Yankee Stadium, práctica-

mente contiguo a la legendaria «casa que Ruth construyó»; como era denominado el sitial levantado en 1923, por 2.5 millones de dólares. Ahora que se discute apasionada-mente en Cochabamba cómo salvar a la Madre Tierra o Pachamama, no puedo de-jar de pensar cuántos problemas universa-les serían resueltos, apenas con un 10 por ciento de tan irracional presupuesto.

Traigo a colación estos elementos pa-ra que no existan dudas sobre cuán complejo representa desempeñarse exi-tosamente entre las dos líneas de cal del gigante habanero, incluso para los más experimentados peloteros, indepen-dientemente de su procedencia. No por gusto se reconoce unánimemente que el que juega bien allí, está listo para batir-se en cualquier valla.

Un aplauso para el RespetableSi alguien también mereció el trofeo

de campeones fue la afición de todo el país, fundamentalmente de las ocho pro-vincias enroladas en la etapa decisiva del campeonato, debido al despliegue de in-creíbles iniciativas que «condimentaron», con la mejor sazón, el plato fuerte espe-cial regalado por los deportistas dentro del terreno. Ni el entusiasmo ni la alegría se miden en decibeles o kilowatts, pero

nadie se atrevería a negar que esta finalí-sima hizo añicos todo pronóstico, volan-do en pedazos cuanto termómetro inten-tó medir la temperatura popular.

Las imágenes del pueblo, concentra-do en el parque Vidal o durmiendo en las inmediaciones del Latino, deberán ser conservadas como acicate perma-nente para continuar perfeccionando todos los eslabones del engranaje de la Serie Nacional. La venidera campaña, uncida por la magia de cincuenta años de impresionante bregar, tiene que con-solidar las mejores experiencias e intro-ducir, sin tapujos, aquello que posibilite que niños, jóvenes, mujeres y ancianos, en los más insospechados escenarios y con categórica autoridad, permanezcan «disertando» de lo humano y lo divino ocurrido en cada encuentro.

Quiero detenerme, sin embargo, en los «ahijados» de Armandito el Tintorero, pues considero que fueron de inestima-ble valor para la tropa de Germán. No recuerdo, sin exageraciones ni apasiona-mientos, otra oportunidad donde el pú-blico haya realizado labor tan encomia-ble, al extremo de «desestabilizar», en apenas días, al mejor conjunto de la cla-sificatoria, al campeón vigente y al elen-co más versátil de los últimos años.

Una cosa es repletar un estadio y otra que el graderío abarrotado actúe como ju-

La ApoteosisLa CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

Page 11: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

11

dE

PO

Rt

E

gador de primera línea. En ese sentido, las extraordinarias concurrencias del Sandi-no no lograron «desajustar» a los Leones, como no lo hicieron antes los parciales an-fitriones del Nelson Fernández y el José Antonio Huelga. Estos últimos, en mi opi-nión y pese a todo, continúan acumulan-do deudas con su equipo.

Sin caer en disquisiciones ni estereo-tipos, que encasillan a figuras de estu-pendas perspectivas, no tengo dudas de que en esta asignatura el público capita-lino dictó insuperables clases magistra-les. El cuarto juego con las naranjas ex-plosivas es un buen ejemplo de cuánto pesa la combinación adecuada de perso-nas sabiendo cómo interpretar su papel, al pie de la letra, y el equipo home club adueñándose de la iniciativa.

Esa tarde sabatina, y la siguiente del 28 de marzo, se implantaron récords ab-solutos con 60 mil almas desbordantes de energía, latiendo junto a los protago-nistas. Téngase en cuenta que el Latino sólo había «reventado» su capacidad ofi-cial de 55 mil espectadores, siempre dis-cutiendo el título, el 21 de febrero de 1996 y el 9 de abril de 2004, igual-mente contra Villa Clara, así como el noveno día del mes de la primavera, en 1999, rivalizando con las avispas santiagueras.

Lo importante es que la sinergia, ba-jo el liderazgo de su pintoresca mascota, entre asistentes y Malleta, Tabares, Ur-gellés, Rudy, Serguey, Chirino, Stayler, Rivero y compañía, comenzó desde la propia arrancada. Las estadísticas brin-dadas por el fraterno Ibraym Averhoff, de la Dirección Nacional de Béisbol, y por el eficiente ingeniero Igor López, de-jan constancia de ello. Veamos algunos ejemplos.

La emblemática instalación recibió 641 mil 523 aficionados durante la cam-paña regular y 434 mil 980 en los nueve desafíos del play off, promediando 14 mil 256 durante los 45 encuentros de la clasi-ficatoria y 48 mil 331 en la finalísima. Es decir, sin lenguaje metafórico, el público convirtió en millonario al cuartel general de la pelota en Cuba, al totalizar un mi-llón 76 mil 503 visitantes.

Si algo definió a la fanaticada azul fue la fidelidad, al punto de que, en 45 de los 54 choques desarrollados en su grama, acu-

mularon la mayor concurren-cia de todos los recintos.

Otras siete veces fue-ron segundos; una tercero y solo quintos en el último encuen-

tro del año, cuando 16 mil cienfuegueros se

juntaron en el 5 de Sep-

del Latinoa la discusión de la corona, lo que les permitió aclimatarse mejor e integral-mente.

Mérito mayor el de la afición añil si consideramos que, por las característi-cas de la capital, ella se «enfrenta», en su propio parque, a miles de simpatizantes de las escuadras rivales. Quizás la fór-mula para su efectividad emana preci-samente de tan singulares batallas, li-bradas con el apoyo de músicos, artis-tas, humoristas, obreros, campesinos, científicos, que se sintieron compulsa-dos a plasmar de manera sui géneris el respaldo por sus íconos. CM

tiembre, para contemplar el duelo jonro-nero entre Yuliesky y José Dariel.

Fue tal la estabilidad en la convoca-toria, que, en total, 26 partidos reunie-ron, cada uno, a más de 15 mil aficiona-dos, mientras que solo ocho estuvieron por debajo de cinco mil asistentes, que es, por cierto, la capacidad extrema del Karl Marx, principal teatro del país y uno de los más prominentes de Améri-ca Latina. Los nueve últimos desafíos, sin embargo, –entre el 10 de febrero an-te Guantánamo, y el sábado 20 frente a Matanzas, donde obtuvieron la clasifi-cación–, promediaron 30 mil 261 espec-tadores por choque.

Sin dudas, los Leones compitieron permanentemente, para infortunio de sus adversarios, a ritmo de play off; de manera muy especial el mes precedente

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

© 1

0k

Page 12: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

resante –que es genial–, si hubieran co-nocido esta otra, que tiene diferentes orígenes. Las composiciones africa-nas son sociales, colectivas, tienen una función ligada a rituales con la naturaleza, por tanto no hay líderes individuales, ni mérito personal. En las clásicas ocurre todo lo contrario: un célebre personaje que hace la música individual hacia el univer-so. Entonces, todas esas formas tie-nen razón de ser y las escucho y analizo para sacar mi propia con-clusión.

Ya que hablamos de sincretismos y varia-ciones musicales, ¿qué piensa usted de la fu-sión como tendencia?

Es un término que está bien manido. Todo el que quiere mezclar un género con el otro lo llama fusión, y aunque está en su derecho y hay que ponerles nombre a las cosas, el concepto «fusión» es una manera de determinar la iniciativa de alguien para poder colocarla en el mercado y venderla. Yo creo que tomando en cuenta la libertad de la creación, no hay necesidad de esa cla-sificación, porque a través de los años la música se ha basado en la fusión, empieza con un género «puro» y se van mezclando las influencias de diferentes tiempos y re-giones.

Un ejemplo es el jazz, que se ha desa-rrollado a partir de la asimilación. Cha-no Pozo introdujo en el jazz norteameri-cano las tumbas y se creó una especie de jazz latino. Más allá de que con esta valo-ración simplifique un poco la historia, lo que trato de decir es que en aquel mo-mento a nadie se le ocurrió denominar eso como fusión. Toda la vida ha existido la tendencia a resolver un concepto musi-cal desde una perspectiva ecléctica.

¿Qué opina sobre la música actual nacio-nal e internacional?

La música es un lenguaje universal in-creíblemente abundante y enriquecido. Dentro de la cultura de los hombres, constituye uno de los elementos más po-derosos, tomando en cuenta a las cien-cias, a las artes y a todas las formas de la conciencia social. La música es muy va-liosa porque es inherente al ser humano, pero las industrias hacen prevalecer a ve-ces productos de menor búsqueda artís-tica en pos de la mercadería y la venta, porque para vender más, necesitan crear un estándar, quitar los picos en la escala y hacer un producto modelo que pueda consumir una mayor cantidad de públi-co, entienda o no de qué se trata.

De tal modo, lo que se está vendien-do en el mundo es una imagen de músi-ca en crisis y por tanto la noción que uno tiene es que lo que se hace en el planeta es malísimo. Pero no es así realmente, hay muchísimas cosas bue-nas, hay un continente entero del cual se desconoce mucho: África, donde al-gunos de los iconos que han logrado colocarse en el mercado europeo como Richard Boona, como Slif Keita, y otros,

sic

a

12

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

GERARDO ALFONSOMeLbYS NICoLa

gErardo alfonso es un músico de voluntades, lleno de motivaciones, aprendizajes y de un inacabable afán creativo; por ello su arte lo define como uno de los compositores cimeros dentro del espectro musical de nuestra isla. Luego de apostar por ritmos integrado-res en los que la lírica también es prota-gonista, Gerardo rememora su labor y experiencias con una mirada enriqueci-da por el tiempo, con el innegable cristal de lo aprehendido.

¿Cómo se definiría usted?Soy un cantautor que surgió en el

marco del Movimiento de la Nueva Tro-va y que a través de su vida ha tenido in-quietudes musicales muy ambiciosas; inquietudes que me llevan a moverme en diversidad de géneros musicales y proyecciones estéticas desde lo más alto que pueda adquirir y reproducir con mi conocimiento y talento. Para ello, me valgo de muchos recursos: recurro a ins-trumentos tradicionales, dígase guita-rra y piano, y también a orquestaciones de diverso formato, lo cual es algo sin-gular dentro del típico concepto de tro-vador, de cantautor. Esta diferencia hace que me tilden de atípico, aunque hay muchos que abarcan ese rango.

¿Y qué es lo que define a un trovador?Según la tradición cubana, un trova-

dor es un artista con una guitarra que se expresa poéticamente, melódicamente, con conceptos rebuscados. El trovador es, además, un renovador de la armonía en la canción, pero lo más específico es el hombre con la guitarra.

No obstante, es un hecho que los tiempos y la tecnología, el propio desa-rrollo musical mundial, han provocado que los artistas apelen a sonoridades instrumentales para arropar sus cancio-nes. Eso sucede desde el propio Bob Dylan, que fue un tipo con una guitarra folk que luego electrificó, y a la que le incorporó una banda; fue rechazado en su tiempo hasta que se le reconoció.

Otros ejemplos son los de Pablo Mi-lanés, o el Grupo de Experimentación Sonora, o el de Silvio y Afrocuba, que dentro de su trabajo, necesitaron de una orquestación. Sin embargo, el tro-vador típico dentro de la cultura cuba-na es ese tipo con la guitarra y sus can-ciones poéticas.

¿Qué escucha un músico como Gerardo Alfonso?

De todo. He sido siempre muy ecléc-tico con la manera de crear y por tanto, necesito alimentarme de cualquier mú-sica, de toda la música. Después voy de-finiendo de acuerdo a mis patrones esté-ticos qué es bueno y qué no, pero oigo todo: música clásica, lo afrocubano –yoruba, abakuá–, y voy sacando mi co-mún denominador de todo ello. Por ejemplo, creo que la obra de todos estos músicos clásicos hubiera sido más inte-

Yo soy mi música

Page 13: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

sic

a

13

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

© k

aloi

an s

anto

s ca

brer

a

dan la prueba de que es muy bueno y poderoso lo que se hace.

Igual te hablo de América, de Esta-dos Unidos, de Irlanda y de Inglaterra. Fuera de las leyes ciegas del mercado hay un mundo de música genial que po-demos encontrar si se busca, y que en muchos casos está en las tiendas de dis-cos, pero no está priorizada.

¿Cuál es el caso de Cuba?Esta es la isla de la música y no es

un chovinismo. Es un país que si se de-ja al libre albedrío, anárquico, todo el mundo fuera músico porque por las venas del cubano corre la música. Por tanto, teniendo esa base natural de idiosincrasia y después, la formación académica que la Revolución le ha fa-cilitado a la gente para que sean músi-cos; con la influencia de la música nor-teamericana tan cercana, con los refe-rentes musicales que forman la nación cubana, como son la música africana y la española, a su vez influidas por los árabes; y, sobre todo, con la facilidad de que se pueda estudiar en las escue-las masivamente, todo esto hace de Cu-ba un país con una música súper pode-rosa. Pienso que es un país colosal en materia de música.

Sin embargo, donde se ‘traba el para-guas’ es en materia de distribución, di-vulgación, promoción y en la venta den-tro de la industria de la música; ahí esta-mos perdidos porque nunca nos en- focamos en ser vendedores cuando hici-mos la nueva sociedad. Al iniciar nuestra Revolución socialista no pensamos en vender porque es un concepto ligado al comercio capitalista, que basa su natura-leza en la ley de la oferta y la demanda, la plusvalía, la venta, el consumo. Creo que al no pensar concretamente en vender, cuando nos enfrentamos a la contempo-raneidad resulta que no sabemos comer-cializar la música y nos atoramos con to-da la producción que se hace.

Pero, en este mismo engranaje de tanta potencialidad y capacidad de producción, ¿Qué hay de la calidad?

Para mí es buenísima. Cuando la va-loro pienso en las formaciones corales que hay, en orquestas de cámara como la de Zenaida, Ars Longa, la Sinfónica, y evalúo, además, la música popular bai-lable, la tradicional, de los cantautores, toda. Me refiero a nuestra música en to-da su magnitud, no a la que ponen en la radio o la que está de moda, porque si me limito a eso te diría que es un espan-to. Lo que está predominando en la di-vulgación no es la mejor música que se hace en Cuba.

Pero, si voy a un Jojazz, un festival donde veo músicos y pianistas increí-bles; a los festivales corales, si reconozco el empeño que tiene el Instituto Cubano de la Música con las orquestas sinfóni-cas a nivel nacional, con algunas de las cuales he trabajado, o valoro la explo-sión de cantautores jóvenes, orquestas

como la de Manolito Simonet o la del Tosco (José Luis Cortés), entonces me percato de que la música está saludable, no así la manera en que se promueve.

¿Qué piensa del polémico reguetón?Ninguna forma de hacer música debe

ser dominante, todas tienen derecho a co-existir. Lo que está mal es la simplicidad con que muchos compositores de ese gé-nero resuelven una canción; hablo de la banalidad y de los recursos sexistas a los que recurren, que son códigos o resortes que promueven valores cuestionables.

No estoy hablando de nada moralis-ta, sino de las zonas vulnerables por donde ellos se meten, y hacen de las su-yas con ese tipo de discurso que la gente sigue. Estamos atravesando una crisis mundial y una crisis nacional de valo-res, y ellos hacen su música no como un proyecto artístico, sino que, sencilla-mente, se aprovechan de los códigos.

El reguetón como género musical me parece magnífico, porque en primer lugar tiene el sonido de la época, el soni-do digital. Por ello, están tocando los re-sortes de identidad de generaciones y de un pueblo que pertenece a esa nueva so-noridad.

Así como el clavicordio era el sonido de la época en la que Bach empezó a ha-cer sus piezas, el de ésta es el digital, y ellos están a la vanguardia en su uso. Es, además, potente desde el punto de vista de decibeles; los golpes graves activan conductas, excitan la dopamina, la adre-nalina, parecido a los deportes de ries-go. Esta música estimula eso y tiene casi una característica de droga, como el rock and roll tiene su forma de hacer vi-brar a la gente y como la rumba también la tiene.

Como figura pública que es, ¿con qué cree que se debe implicar la juventud ac-tualmente?

Es una pregunta ambiciosa. Lo pri-mero que la juventud cubana tiene que procurar es transformar esta sociedad para bien. Esta sociedad necesita ser cambiada, mejorada, perfeccionada y en eso tenemos que estar todos con los cin-co sentidos puestos. Es importantísimo para la supervivencia de la nación: ha-cer un país mejor para nosotros, para nuestros hijos, pero concreto, no con esa mirada utópica puesta en el futuro, sino que se trabaje para el hoy.

Esto debe estar ligado indisoluble-mente a un concepto de emancipación, de libertad, que es la relación de la liber-tad de pensamiento con la cultura, que permita discernir entre el bien y el mal. Con esa cultura puedes ayudar a tu li-bertad y emancipación personal y así emancipar y liberar a los tuyos de la ig-norancia, de la mediocridad, del estatis-mo y de muchas cosas que interrumpen el desarrollo exitoso de una sociedad co-mo la nuestra. Esas son las cosas en las que creo se debe volcar la juventud ac-tual, y no excluye que tengan un iPod,

una computadora, que se diviertan; to-do puede coexistir organizada y cons-cientemente.

¿Con qué se implica socialmente usted?Trato de ser un artista de mi época,

que refleje las necesidades de la gente, lo que la gente quiere o siente y lo que yo siento también. Busco el mejoramiento humano y trato de ayudar con lo que ha-go, que es hacer canciones, enriquecer el patrimonio nacional cultural con alguna propuesta personal. Estoy creando para engrosar un concepto de nación.

Pero, sobre todas las cosas, lo estoy haciendo porque lo que más me gusta de mi vida es hacer canciones, y como la sociedad me ofrece motivos para can-tarle, los incorporo a mis textos y los ofrezco como una manera que tengo de influir en su transformación.

¿Cuáles son esos motivos de creación que le brinda la sociedad?

El amor, los desencantos, los encan-tos, las metas, los sueños, las frustracio-nes, los sentimientos, a dónde queremos ir, de dónde venimos, qué estamos ha-ciendo, cómo lo podemos hacer mejor, por qué no lo logramos. Todo eso deriva en preguntas y respuestas que se aplican a las canciones. Además, la imaginería, la fantasía, aquella otra cosa que pertenece al mundo psicológico, metafísico, que no es solo la vida concreta y real. Esas son las motivaciones que me mueven.

¿Y a qué ha renunciado para ser fiel a sí mismo?

Que yo recuerde, a nada. Tengo una canción que se llama Inusitada como flor del desierto en la que digo, «no me mitifi-ques corazón, yo soy un hombre sencillo que pasa la vida cincelando una canción que an-da muy lejos de los templos divinos, no me idealices corazón yo he atravesado calvarios con la mochila a cuesta de pecados por amor y nunca he ido a confesarme a un santuario. Vuelvo empapado de un aguacero en una tarde de sol, no creas todo, a veces miento, quiero ser como soy, como Narciso llevo en mi alma un gran resplandor aunque no me gus-ta mirarme en el espejo».

No recuerdo que haya sacrificado na-da en aras de ser lo que soy, si sé que para ser uno mismo se está bien bombardea-do, depredado por la realidad, porque mantenerse en pie con lo que quieres ha-cer es como mantenerse entre cercas de púas y en el trayecto te laceras.

¿Y cuánto estaría dispuesto a ceder por se-guir sus propios preceptos?

Renunciar a mí mismo en aras de mi música es un oxímoron, es antagónico, es imposible porque yo soy mi música, todo lo que me circunda es mi música, mi familia. Si yo tuviera que irme a una guerra y tuviera que cambiar la guitarra por un saco de balas como Silvio en San-tiago de Chile, hubiera estado disparan-do y pensando en los tiempos rítmicos, en los compases, porque soy música y una vez más, como dice mi canción, quie-ro ser como soy. CM

Trato de ser un artista de mi época, que refleje las necesidades de la gente, lo que la gente quiere o siente y lo que yo siento también. Bus-co el mejoramiento hu-mano y trato de ayudar con lo que hago, que es hacer canciones

PALAbRAs dEL CAntAUtoR...© 10k

Page 14: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

eNrIque ubIeta GóMez

a mEdianía de cuadra de una concu-rrida arteria berlinesa, han reconstrui-do el famoso Checkpoint Charlie, una de las puertas del otrora Muro que divi-día en dos a la ciudad. En un edificio cercano, un anuncio gigante ocupa toda la fachada: Be stupid, la sorprendente «reco-mendación» es el slogan de la campaña publicita-ria. Pero el mensaje es más elaborado: «smart may have the brains, but stupid has the balls» (el listo, o el inteligente, pue-de que tenga cerebro, pe-ro el estúpido tiene pelo-tas o huevos). Es una foto en la que aparece una muchacha que muestra sus senos a una cámara de vigilancia de un muro (puede ser el muro de una cárcel o simplemen-te el de una mansión pri-vada, o quizás –y es lo que sugiere el mensaje, en su contexto berlinés–, el desaparecido Muro). El gesto es divertido e irreverente, pero no ex-presa una opción de vida, alguna posi-ción definida con respecto al propio «poder» cuestionado. En letras peque-ñas, a un costado, aparece la marca que ha adoptado el extraño slogan: Diesel, fabricante –entre otros productos–, de pantalones vaqueros. Los destinatarios son naturalmente jóvenes. Sé estúpido, claro, no se traduce literalmente. Signi-fica que seas «loco», irreverente, que en-cauces el exceso de adrenalina, la innata rebeldía juvenil en actos de desacato, de no compromiso o de irresponsabilidad.

Que el mercado incite y conduzca a la rebeldía juvenil es altamente sospe-choso. Busqué en Internet otras imáge-nes de la misma campaña publicitaria; los mensajes son diversos y apuntan en la misma dirección: «El listo escucha a su cabeza, el estúpido (es decir, el irre-verente, el loco) a su corazón», «El listo planea, el estúpido improvisa», «El lis- to tiene planes, el estúpido historias (que contar)», son algunos de ellos. En una ciudad como Berlín, hoy museo del anticomunismo a cielo abierto, cada exhortación a la transgresión de los jó-venes tiene el mismo punto de partida y de llegada: el cuerpo humano. La mu-chacha de la foto no cuenta con otra co-sa mejor que oponer al imaginario o real Poder de un muro que sus senos desnudos y unos buenos y aparente-mente gastados pantalones Diesel. Es una rebeldía que el mercado respalda con entusiasmo: el cuerpo se abastece en los grandes centros comerciales (donde puedes encontrar todo el exo-tismo, toda la «variedad» que aporta la moda) y transforma el consumo en un espejo mágico complaciente; sí, eres único. Son imágenes que recuerdan al París de 1968, que lo evocan en sus ma-neras exteriores, pero lo traicionan en sus contenidos reales.

El mercado es el gran ideólogo del capitalismo. No explica nada, elude los razonamientos, detesta a los listos, cul-tiva la estupidez. Diesel manipula la re-beldía juvenil por caminos ciegos, pero se nutre de ciertas tendencias psico-so-ciales de fin de siglo. Me recuerda un texto muy breve, casi programático, de José Manuel Prieto, un relativamente

joven escritor cubano que se radicó en Miami:

Esto es lo que había querido mostrar Guillermo Cabrera Infante –escribe orgulloso de su descubrimiento–; los hombres a salvo en el reducto de su piel; anteponer lo personal, la moti-vación que puede ser tildada de frí-vola y egoísta, pero que cuenta con la gran ventaja de ser tuya y de nadie más. (…) Ocurrida mi feliz conver-sión a Homo frívolus, yo, que quería escribir novelas, abandoné sin ver-güenza la meta de la ‘Novela de la Re-volución’, de la NOVELA. ¿Qué se ha-bía alcanzado por esa vía? Nada o ca-si nada. (…) porque la respuesta es mucho más sencilla: no hay tal, no existe la vida más allá de esta vida. (…) Tránsito hacia lo frívolo, o lo que es lo mismo, hacia lo humano: los grandiosos objetivos de la época re-bajados a pequeñísimos goces actua-les; un presente hinchado de signifi-cados, vasto, disfrutable en todos sus resquicios. Para este novelista, Estados Unidos

difunde «la cultura del disfrute del pre-sente, de lo lúdico», mientras que los ru-sos (los soviéticos), «más pesados y fun-damentalistas, exportaron un ascetismo de corte religioso, una severidad escato-lógica», a la que halla explicaciones os-curas. No estoy evaluando las posibili-dades estrictamente literarias de su per-cepción, sino su manera de ver la vida. En la misma línea de pensamiento se mueven otros ideólogos, como Antonio José Ponte, que establece el año 1959 co-mo límite para dos épocas históricas: un antes signado por la Fiesta; un después aburrido, demasiado serio. Recuérdese un dato esencial: las Revoluciones, todas, se vuelven obsesivas en cuanto a la supe-ración de las masas; alfabetizar y promo-ver el estudio, es imprescindible para en-tender el sentido y la necesidad de las transformaciones. Al capitalismo no le molesta el analfabetismo real o funcio-nal de los sectores más humildes; no con-vence con razones, sino con imágenes.

Algunos jóvenes que el sistema com-pra como «rebeldes del cuerpo», alegres y frívolos (en oposición al «alegres y pro-

fundos» de la Juventud Comunista), se perciben en la Red de Redes como radi-calmente opuestos a ese otro paradigma que son los rebeldes del alma, los revolu-cionarios. En el grupito de blogueros contrarrevolucionarios, hay algunos que cultivan la irreverencia del cuerpo. Es sociológicamente interesante el mundo virtual de esos jóvenes: en decenas de fo-tos se muestran a sí mismos una y otra vez. En algunas, aparecen desnudos. El cuerpo desnudo puede acompañarse de símbolos graves, como la bandera cuba-na. Un escritor del grupo, se hizo retra-tar mientras se masturbaba sobre la en-seña nacional. Episodios viejos que lle-gan tarde a Cuba, pero siguen la misma línea matriz: la frivolidad frente a la se-riedad; la despreocupación opuesta a la razón; la individualidad extrema frente a cualquier expresión de colectividad, ya sea la Patria o el proyecto social.

Los ideólogos más «serios» claman por un nacionalismo suave o poroso fren-te al mercado (y a Estados Unidos); pero alientan contradictoriamente los senti-mientos nacionales frente a lo que lla-man, despectivamente, Cubazuela, es de-cir, a la colaboración solidaria entre Cuba y Venezuela. Para los revolucionarios, en cambio, el estado nacional tiene sentido únicamente en tanto espacio para la cons-trucción de una sociedad alternativa (so-cialista); y deja de tenerlo, si existe la posi-bilidad de una estructura internacional, culturalmente afín, que propicie otro aún mayor para ese proyecto.

Esos jóvenes contrarrevolucionarios visten como los universitarios latinoa-mericanos, con esa estudiada dejadez que entremezcla aires hippies y poses in-telectuales, pero con ropa de marca. Pa-recen estudiantes franceses de los sesen-ta. Dicen que son cubanos «de a pie». Frase linda, de moda. Y sin embargo, traen sofisticadas cámaras de video y de fotos, celulares satelitales, sostienen blogs personales en Internet. Son jóve-nes graduados en universidades cuba-nas, pero están cansados de tanto sacrifi-cio: quieren que dejemos de soñar. Aun-que parecen de los sesenta, se asemejan más a los franceses de los noventa. No gritan en las paredes: «seamos realistas,

hagamos lo imposible»; ellos no son rea-listas, son pragmáticos. Su rebeldía con-siste en maldecir la rebeldía. Tienen la apariencia de ser «hijitos de papá», no im-porta cual sea el origen real de cada uno de ellos; son hijos adoptivos de un Papá

ajeno y solvente, que los exhibe y premia como ejemplos a seguir. Quie-ren ser personas «norma-les». Normales, por su-puesto, de los barrios al-tos de cualquier otra sociedad. No normales de las favelas de Río, de los cerros de Caracas o del Bronx neoyorquino. Vis-ten como los revoluciona-rios de los sesenta y pien-san como los neoconser-vadores de los noventa. Aman la Coca Cola y la comida chatarra.

Pero las nuevas cir-cunstancias engendran nuevas conductas. Esther es una alicantina de 27 años, que milita en el Par-tido Comunista de Espa-ña. El año pasado fue en-trevistada por El País jun-to a un veterano dirigente de su organización, con la intención nada solapada

de contraponer criterios generacionales. Algunos meses después pude conocer y admirar personalmente a los dos entre-vistados, pero eso no viene al caso. El he-cho es que el vocero de PRISA cargó con-tra la joven militante en un artículo pos-terior firmado por Elvira Lindo. Y la joven respondió con vehemencia:

«En este siglo xxi, cuando la humani-dad se enfrenta a una crisis global –escribió–, lo que debería extrañar no es que una joven de 26 años que vive de su trabajo crea en el comunis-mo, lo que debería escandalizarnos es que se defienda lo actualmente existente. (…) A Lindo no se le podía escapar el otro tema favorito de la li-teratura anticomunista: Cuba, pero sin preocuparse por Guantánamo, el lugar de la isla donde se produce la violación más execrable de los dere-chos humanos, ni para denunciar el bloqueo genocida. Yo ya sé que no todo es perfecto en Cuba (ni en nin-guna parte) pero también sé que los niveles de educación y sanidad públi-cas conseguidos en Cuba son difícil-mente igualables. Creo que lo que más les molesta es que no se rinden. Y ahí va el tercer tópico: que no nos rendimos. Me acusa de aprender «las enseñanzas recibidas de los viejos camaradas: no desistir nunca». Y tie-ne razón: tenemos ganas de luchar, de combatir las injusticias, y sobre todo de combatir el capitalismo». Confieso que me sentí feliz de en-

contrar en España a tantos jóvenes au-ténticamente rebeldes. Sin culpas his-tóricas, sin pasados no saldados, encon-traron un mundo que se tambalea: casi cuatro millones de desempleados, y una «democracia» que se hunde en sus propias falsificaciones. Comprenden mejor que sus padres a los viejos comu-nistas de la resistencia antifascista. Es-ther tiene muchos rostros y nombres en España, y no todas, ni todos, militan en el Partido Comunista, pero enarbo-lan una rebeldía raigal –esa que va a las raíces–, sin dejar de ser divertidas. Como muchas jóvenes cubanas, pue-den usar pantalones de marca Diesel, pero no son estúpidas. CM

14

OP

iNió

N

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

Sé eSTúPido

© d

iese

l

Page 15: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

La CaLLeDeL MeDIoabrIL 2010

15

Amigos míos: Me decido por primera vez a escribirles y lo ha-

go desde la otra orilla del mar, pe-ro no desde el norte capitalista, sino desde el sur progresista. Me convertí en Cuba en un adicto lec-tor de la revista desde la primera vez que la vi, a pesar de perderme los primeros números. La profun-didad y firmeza de los debates y la oportunidad que le brindan al lector a que emita su opinión «sin

pelos en la lengua», le dan una credibili-dad envidiable a esta publicación. Aun-que tuve que perseguirla mensualmen-te en mi más cercano estanquillo, la co-leccioné y leí más de una vez los bri- llantes trabajos que han sido publicados en ella.

Después de mi partida para la her-mana República Bolivariana de Vene-zuela a finales del año 2009, como inte-grante de la Misión Deportiva, me alejé completamente de sus páginas. El traba-jo en Barrio Adentro en la geografía montañosa del estado Miranda no me permite seguir la publicación en Inter-net y el poco tiempo del que dispongo en la red es para comunicarme con mi familia. No obstante, mi esposa me dio una agradable sorpresa en los últimos días de marzo, viajó desde el municipio Ciro Redondo en Ciego de Ávila hasta la ciudad de Sancti Spíritus para hacerme llegar con unos colegas que disfrutaban de sus vacaciones en Cuba, unas cartas y los números 18, 19 y 20 de La CaLLe DeL MeDIo, los cuales no había leído. Quise compartir esta experiencia con ustedes porque creo que merecen saberlo. Ya debe haber salido a la calle el número 23, pero confío en que algún día llegue a mis manos.

Aprovecho la oportunidad para feli-citar al Director por su palabra precisa, al colectivo de trabajo por su esmero y dedicación y a los ilustres colaboradores Romo Sigler, Alba Rico y Wejebe Cobo por llenar sus páginas de sabiduría y co-nocimiento.

Sepan que en la Patria de Bolívar, donde los cubanos hacemos realidad el pensamiento de Fidel, también se re-flexiona y debate (gracias a mi esposa) sobre los polémicos temas que ven la luz en La CaLLe DeL MeDIo. Saludos fraternos.

MSC IDoeLIo MeJíaS GuzMáN profesor de barrio adentro Deportivo

Compañeros de La CaLLe DeL MeDIo:En reciente publicación

aparece una carta enviada por Amilcar Pérez Riverol sobre la «reivindicación del combatiente». Sé que el compañero basa su aná-lisis sobre los filmes en que apa-rece reflejada la figura del comba-tiente, pero el combatiente es mu-cho más, es esa persona que se mantiene firme a sus ideales, que participa en el día a día en nues-tra Revolución, es un ente activo en el trabajo, la defensa, el estu-

trucción deliberada, que fue señalada inmediatamente por el jugador Pedro Poll y además protestada por la direc-ción del equipo Santiago; sin embargo, el único que no vio nada o desconoce esta regla fue el árbitro de primera. En ese mismo juego, Iván López conversó luego con el Comisario que atendía di-cho encuentro y coincidió en el error del árbitro, pero no pasó NADA.

Y por último, lo sucedido en el juego Santiago-Villa Clara, señalado hasta por el periodista Luis López Viera, de Juven-tud Rebelde, en lo referido a la jugada que se produjo en tercera base sobre la conexión de Luna y el fildeo de Castella-nos, cuando el árbitro decreta safe a Leonys Martín alegando que él no ve la jugada en la que parece que el corredor Leonys es tocado por la espalda, debido a su posición, cuando en realidad debió haber decretado out al corredor por sa-lirse de la línea recta imaginaria por la cual debe correr entre las bases: Regla 7.08. Cualquier corredor de bases será out cuando: a) Corra a más de tres pies de la línea directa entre bases para evi-tar ser tocado, a menos que su acción se realice para evitar interferir con un fil-deador aceptando una bola bateada.

Pienso además, sin ánimo de defen-der lo indefendible, que estas situacio-nes contribuyen en algo a exaltar a los jugadores, aún sin haber comenzado el desafío, sólo con ver la posición que va a ocupar uno de ellos, porque todo aquel que haya practicado algún deporte pue-de dar fe de esto. Árbitros malos los hu-bo y los habrá siempre en todos los de-portes. A los jugadores les tocará siem-pre la peor parte, la del desgarramiento y la impotencia, la mayor de las culpas a veces o casi siempre habría que buscarla en los que les dieron el Título y hasta en los narradores que tratan de justificar lo mal hecho.

Como dijera ese grande del teatro y de la cultura cubana, en general, Eduar-do Robreño: «Como lo pienso, lo digo». Sin mayores pretensiones, no creo que esto ofenda a nadie, las cosas hay que lla-marlas por su nombre.

GerarDo GoNzáLez roJaS Santiago de Cuba

Me remito a ustedes en primer lugar, para agra-decerles la buena suerte

de contar con un periódico de la calidad del suyo, el cual nos ayuda tanto a darnos cuenta de que no somos los únicos que no entende-mos muchas cosas que pasan ac-tualmente ¡Gracias por existir!

En días recientes leí el número 19 de su periódico, muy específicamente el comentario del compañero Yoel Arias, estudiante de Lenguas Extranjeras y me

maravilló el poder de análisis de ese jo-ven. Estoy de acuerdo con todo lo plan-teado por el compañero pues refleja cla-ramente lo que está pasando. Estoy jubi-lada hace 16 años; pero de mis 30 años de servicio, permanecí 20 vinculada a la Educación, donde como licenciada en esa especialidad, fui profesora y meto-dóloga en el nivel medio superior. Coin-cido en el criterio que 20 años atrás exis-tía un alto nivel de exigencia en Educa-ción, la ética era muy importante, el profesor era considerado como tal, y no abundaban tanto los regalos, pues los es-tudiantes se ganaban sus lugares por su esfuerzo y conocimiento, no por su posi-ción social o nivel económico.

Sabemos todo lo que ha representado para nuestra sociedad el período espe-cial, la situación económica, la creciente pérdida de valores, pero estos vicios han ido más allá de los límites. Es muy im-portante lo planteado por el compañero Yoel cuando pone el ejemplo de empleos altamente remunerados, en tanto hay profesionales tales como médicos, inge-nieros o profesores, que para llegar a ga-nar mil pesos deben estudiar su carrera y cursar diplomados, maestrías, doctora-dos. Todos los trabajos son necesarios y deben servir para ennoblecer al hombre, pero hay que pagar el esfuerzo por la su-peración, los días de estudio y de sacrifi-cio por alcanzar un mayor nivel en la so-ciedad.

Estos desniveles incomprensibles traen como consecuencia que muchos profesio-nales, entre ellos profesores, trabajen en otras esferas donde devengan más salario, una mayor consideración y «posibilida-des». No podemos negar el esfuerzo de nuestro Estado por restablecer el orden en todos estos aspectos, pero es poco lo que se ha avanzado y muy específicamente en el sector de la Educación, donde aún están enraizados los malos vicios. Pienso que si no los sacamos de raíz como se está hacien-do con el marabú, nos van a destruir una de las conquistas más grandes de la Revo-lución, la Educación. He sido testigo de esa grandeza pues, además, me encuentro en-tre las veteranas de la Campaña de Alfabe-tización, en 1961.

Disculpen lo extenso de mi carta. Agradeciendo su atención,

HorteNSIa GutIérrez LauzurIque

quEridos lEctorEs: La CaLLe DeL Me-DIo sufrió un inesperado retraso en la impresión de sus últimos tres números, debido a roturas de la imprenta. Nos proponemos recuperar el ritmo de im-presión para poder continuar esta nece-saria y útil conversación con ustedes. Gracias por la fidelidad y la constancia. Un abrazo,

eNrIque ubIeta GóMez

Los Lectores opinanescríbanos a:Calle 21 no. 406, Vedado, La Habana, Cuba. cp 10400.

email: [email protected]

Sobr

e am

igOS

DE

la c

allE

...

dio, en las organizaciones de masas y políticas, pero que no en todos los casos se le reconoce verdaderamente eso por lo que él luchó.

Están organizados en la Asociación de Combatientes de la Revolución Cuba-na, pero eso no quiere decir que son atendidos y reconocidos como de ver-dad se merecen. Opino que es hora de que se haga un estudio de cada uno de ellos y que se compruebe cómo viven, qué necesidades tienen, en qué se les puede dar una mejor atención, recoger por escrito sus vivencias porque hay muchos con historias que vale la pena conocer, no sólo en la zona de residencia sino a nivel nacional, darles más partici-pación, que los más jóvenes, los niños, conozcan quiénes son y lo que hicieron. Existen en las escuelas, sobre todo pri-marias, trabajos de investigación y sólo orientan entrevistar a un combatiente, esto debe ser más explícito, preguntas dirigidas que abarquen mucho más.

Su honestidad, sacrificio y su abnega-ción, en muchos casos no les permiten hablar, pedir, solicitar nada, por muy des-favorable que les sea el vivir cada día.

Felicito a los compañeros que reali-zan un trabajo de tanta calidad y tanto empeño como su publicación.

Agradecida, F. CarIDaD Cruz Márquez

quivicán

Primero que todo y co-mo de costumbre, un afectuoso saludo a todo

el colectivo y las más sinceras fe-licitaciones por el trabajo que lle-van a cabo.

Estoy convencido que el tema que propongo tratar puede ser polémico e inclusive algo desa- gradable para algunos, pero con-sidero que se mencione. Es el re-ferido al comportamiento del ar-bitraje en nuestra Serie Nacional de Béisbol.

Considero que hacía años que no asistíamos a tantas imprecisio-nes por parte de los encargados de ad-ministrar justicia, y no me refiero a las jugadas apretadas de apreciación, en las cuales hasta el público más exi-gente, pongamos por ejemplo el que asiste al Latino, se divide a favor o en contra de la decisión, no; me refiero aquellas en las que ha quedado evi-dente un total desconocimiento de las reglas que rigen el béisbol.

Para ponerle nombre sólo a dos de estas garrafales decisiones, en la últi-ma serie entre Industriales y Santiago, se produjo un toque de bola por la zona de la primera base, el corredor invadió en su trayecto hacia la primera base la línea interior, es decir, hubo una obs-

1

la

EsQ

uiN

ac

al

iEN

tE

© z

ard

oyas

Sobr

e vi

nDic

ació

n DE

l cO

mba

tiEn

tE

1

Sobr

e El

aRb

itRa

jE E

n El

béi

SbOl

1

© a

nd

y pa

neq

ue

Sobr

e El

mag

iStE

RiO

1

© z

ard

oyas

© z

ard

oyas

Page 16: La CaLLe CM...celebró en la Tribuna Antimperialista. El trovador que nos devolvió musical-mente al Che en los difíciles años 90, Gerardo Alfonso, nos habla de su mú-sica, y de

CD eN GuaraNDINGa por toDa Cuba intérpretes: rIta DeL praDo y Dúo karMa bis Music, 2009

16

propUestasMUsicaLes

La CaLLeDeL MeDIoFebrero 2010

a cargo de aILer pérez, ISabeL Souto y CarMeN Souto

DuLCe eMbeLeSoautor: MIGueL MataMoroSintérpretes: aNaíS abreu y eL Septeto NaCIoNaL IGNaCIo pIñeIro DVD De Cuba SoN Matamorosbis Music, 2009

La MItaDautor: DaVID CaLzaDointérprete: DaVID CaLzaDo y La CHaraNGa HabaNeraCD No mires la carátula eGreM, 2009

aSí No Se VaLeautores: ISIS FLoreS, LeoNI torreS e IVáN LeYVaintérpretes: ISIS FLoreS Y LeoNI torreSCD en producción

CHIquI CHaCa (CaDáVer exquISIto)autores: YuSa y DoMINGo CaNDeLarIo aCoStaintérprete: INteraCtIVoCD Cubanos por el mundobis Music, 2009

MarteS treS De JuNIoautor: beatrIz CoroNaintérprete: Dúo D’aCCorDCD tarde en La Habanaproduccones Colibrí, 2010

tE

Ma

s

DeMoNIoS eN eL CD pLaCerintérprete: NaCIoNaL eLeCtróNICadir. : aLexIS De La o

VidEO cliP

dis

cO

La taNDa, CoN INtI SaNtaNa Y SuS INVItaDoS, todos los jueves a partir de las 6.00 p.m. en el Centro Cultural Fresa y Chocolate

EsPaciO

24abRil2010

NÚMERO directorenrique ubieta gómez

diseño10kzardoyas

correcciónvladia rubio

fotografías10karmando santanakaloian santos cabrera

rnps: 0583

colaboradoresa.a.g.santiago alba ricomelbys nicolayamir pellegrinoailer pérezantonio rodríguez salvador

h. romo siglercarmen souto anidoisabel souto anidosheyla valladares quevedojorge wejebe cobo

direccióncalle 21 no. 406, vedado, la habana, cuba. cp 10400.

[email protected]

impresiónimprenta federico engels

toMaDo De INterNet

boniato (Convolvulus batatas L., Bata-ta edulis Chisy, Ipomea batatas Lam.) Ca-mote, Moniato, Batata, Batata azucara-da, Batata de Málaga, Patata dulce, Pa-tata de Málaga, Papa dulce.

El Boniato es una planta tropical o subtropical, que pertenece a la familia de las Convulvuláceas. Necesita de un clima cálido. Si hace demasiado frío le perjudica. En América Latina es más conocido por batata o camote.

Es originaria de América tropical y forma parte de la dieta básica de sus habitantes. De ahí se extendió a las Antillas. Los colonizadores españoles lo llevaron a las Islas Filipinas y las Is-las Malucas. Más tarde, los navegan-tes portugueses la hicieron llegar a la India, China y Japón.

En países como México es primor-dial en la dieta, sobre todo en la de los niños, ya que elaboran confituras, mermeladas, compotas y hacen pos-tres con ellos.

También en Perú y Estados Unidos es muy utilizado. En España los boniatos van ligados a la idea de la Navidad, por la tradición de las castañeras, de vender cas-tañas y boniatos por las calles.

Actualmente, los principales pro-ductores son: China, Uganda, Nigeria, Indonesia, Ruanda, Vietnam, India y Japón.

En Cuba, el boniato se consume también de distintas formas, princi-palmente como vianda y con él se ela-bora el dulce de boniatillo. CM

eL SeCreto De La bueNa MeSaV

aR

iad

Os

poLLoa La CerVeza

Cortar la pechuga de pollo, el tomate y la cebolla, esta última en tiras largas, a la juliana.

•Verterlo todo en una olla grande, y agregar un chorro de aceite vegetal, una pizca de sal y pimienta, así como el ajo machacado y orégano. Tapar la olla y ponerla a fuego medio entre 10 y 15 mi-nutos, hasta que ablande la cebolla ( no se tiene que dorar).

•Remover con una cuchara de vez en cuando, añadir la cerveza y continuar removiendo. Quitar la tapa y subir el fuego. Dejar que se cocine el pollo durante media hora. Probar el punto de sal y pimienta. Servir decorado con ramitas de hierba buena…¡Un gustazo!

YaMIr peLLeGrINo

· e l a b o r a c i ó n ·

1 unidad (quitarle la piel antes)1 unidad grande (blanca o morada)2 unidades½ unidad1 diente1 cucharadita1 unidad1 unidad (mejor cerveza fuerte)1 taza (de soya o girasol)

pechuga de pollo cebolla

tomates rojospimiento rojo

ajoorégano

ajicito cachuchabotella o lata de cerveza

aceite vegetal

· i n g r e d i e n t e s ·p a r a d o s c o m e n s a l e s

·········

© a

rch

ivo