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CONGRESSO TOMISTA INTERNAZIONALE L’UMANESIMO CRISTIANO NEL III MILLENNIO: PROSPETTIVA DI TOMMASO D’AQUINO ROMA, 21-25 settembre 2003 Pontificia Accademia di San Tommaso Società Internazionale Tommaso d’Aquino © Copyright 2003 INSTITUTO UNIVERSITARIO VIRTUAL SANTO TOMÁS Fundación Balmesiana – Universitat Abat Oliba CEU Itinerario filosófico en la conversión del profesor Manuel García Morente Rev. Don José M a Montiu de Nuix Barcelona (España) This work is an abstract of an article by the same title that will be published in the magazine “Espíritu” of the Balmesiana Foundation of Barcelona (Spain), which at the same time summarizes the research carried out at the University of Navarra (Spain) under the direction of Dr. Juan Luis Lorda. Professor Manuel García Morente’s philosophic thought can be divided into two parts: before and after his conversion. The first part of his thought must be put in relation to names such as Bergon, Kant, F. Giner de los Ríos, Husserl, Max Scheler, Ortega y Gasset. The second and last part of his thought was that of a Catholic whose philosophy followed Saint Thomas Aquinas. We expose basically the philosophic reflection that guides Morente to faith and subsequently, to his conversion to Catholicism. The clue of this reflection is what he thinks about God. Morente was not able to solve the main problems about his existence, since he started to believe in Christ’s faith. Morente, who considered he couldnotbe an intellectual and a believer, once converted compared his Catholic thought with his old thought. Christ is now definitely the most important light of his life and his thought. Introducción El presente trabajo es una síntesis muy comprimida de parte de la que fue mi tesis de licenciatura del mismo título y que presenté en la Universidad de Navarra bajo la sobresaliente dirección del Profesor Dr. D. Juan Luis Lorda. Viene a ser un comentario al escrito “El Hecho extraordinario” de Morente. Una síntesis más amplia y con abundancia de citas saldrá próximamente en la revista “Espíritu” de la Fundación Balmesiana de Barcelona. Por lo que, dada la necesaria limitación de páginas de las comunicaciones de este Congreso, remito para las citas y la síntesis completa a tal revista. Morente (1886, 1942) fue un gran filósofo español, cuya vida y obra presentan una notable evolución. Elemento clave de la misma fue su posicionamiento sobre lo más importante, Dios. Desde un agnosticismo y una incredulidad evolucionó hasta la afirmación del Dios real de la filosofía cristiana y hasta la creencia en el Dios de la fe católica. Finalmente, en el Dios

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CONGRESSO TOMISTA INTERNAZIONALE L’UMANESIMO CRISTIANO NEL III MILLENNIO:

PROSPETTIVA DI TOMMASO D’AQUINO ROMA, 21-25 settembre 2003

Pontificia Accademia di San Tommaso – Società Internazionale Tommaso d’Aquino

© Copyright 2003 INSTITUTO UNIVERSITARIO VIRTUAL SANTO TOMÁS Fundación Balmesiana – Universitat Abat Oliba CEU

Itinerario filosófico en la conversión del profesor Manuel García Morente

Rev. Don José Ma Montiu de Nuix Barcelona (España)

This work is an abstract of an article by the same title that will be published in the magazine “Espíritu” of the Balmesiana Foundation of Barcelona (Spain), which at the same time summarizes the research carried out at the University of Navarra (Spain) under the direction of Dr. Juan Luis Lorda. Professor Manuel García Morente’s philosophic thought can be divided into two parts: before and after his conversion. The first part of his thought must be put in relation to names such as Bergon, Kant, F. Giner de los Ríos, Husserl, Max Scheler, Ortega y Gasset. The second and last part of his thought was that of a Catholic whose philosophy followed Saint Thomas Aquinas. We expose basically the philosophic reflection that guides Morente to faith and subsequently, to his conversion to Catholicism. The clue of this reflection is what he thinks about God. Morente was not able to solve the main problems about his existence, since he started to believe in Christ’s faith. Morente, who considered he could not be an intellectual and a believer, once converted compared his Catholic thought with his old thought. Christ is now definitely the most important light of his life and his thought.

Introducción

El presente trabajo es una síntesis muy comprimida de parte de la que fue mi tesis de licenciatura del mismo título y que presenté en la Universidad de Navarra bajo la sobresaliente dirección del Profesor Dr. D. Juan Luis Lorda. Viene a ser un comentario al escrito “El Hecho extraordinario” de Morente. Una síntesis más amplia y con abundancia de citas saldrá próximamente en la revista “Espíritu” de la Fundación Balmesiana de Barcelona. Por lo que, dada la necesaria limitación de páginas de las comunicaciones de este Congreso, remito para las citas y la síntesis completa a tal revista.

Morente (1886, 1942) fue un gran filósofo español, cuya vida y obra

presentan una notable evolución. Elemento clave de la misma fue su posicionamiento sobre lo más importante, Dios. Desde un agnosticismo y una incredulidad evolucionó hasta la afirmación del Dios real de la filosofía cristiana y hasta la creencia en el Dios de la fe católica. Finalmente, en el Dios

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del catolicismo encontró la respuesta definitiva y la luz máxima del pensamiento y de la existencia humana.

El método de exposición que he elegido será exponer el itinerario como

si Morente nos estuviera hablando: De manera que estas líneas irán recorriendo el camino descrito por Morente, con sus avances y retrocesos, sus incertidumbres y su planteamiento de las dificultades y, finalmente se da la resolución de las mismas que logró el propio Morente. I.- Vida y circunstancia. 1.- Resumen de su vida.

1886: Nace en Arjonilla de madre católica y padre liberal de ideas

avanzadas. 1894-1903: Estudia el bachillerato en Bayona (Francia), donde pierde la fe católica y cree que toda religión positiva es falsa. 1903-1911: La mayoría de sus profesores son agnósticos. 1903-1905: Estudios y licenciatura en la Facultad de Letras de la Sorbona. En esta época ha oído también clases de Bergson. 1907: Regresa a España y cursará nueva licenciatura en Filosofía en Madrid. 1908: Ingresa en la Institución Libre de Enseñanza. 1909-1911: Amplia estudios en Alemania, estudia con los principales neokantianos. 1911: Defensa de su tesis doctoral sobre Kant. 1912: Catedrático de Ética de la Universidad de Madrid. Este catedrático colaborará muchos años con el Dr. José Ortega y Gasset y en la Revista de Occidente. 1913: Se casa con una católica. Traduce la Crítica de la razón práctica. 1914: Traduce la Crítica del juicio. 1917- 1921: Escritos sobre Bergson y Kant. Se licencia en Derecho. 1923: Fallece su esposa. 1928: Traduce la Crítica de la razón pura. 1929: Traducciones de Husserl. 1930: Es nombrado subsecretario de Instrucción Pública. 1931: Este destacado profesor es elegido decano de su Facultad. Su decanato (1931-1936) será especialmente recordado por la magnitud de sus realizaciones. Confeccionará el “plan Morente”. 1932: Es elegido académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. “Ensayos sobre el progreso”. 1934: Da conferencias en Argentina sobre Metafísica de la vida y en Alemania sobre Teoría general de la cultura. 1936: España en guerra civil. Queda destituido del decanato y de la cátedra. Asesinato de su yerno Bonelli. Se autoexilia en Francia. 1937: Se convierte al catolicismo, experimenta el hecho extraordinario (percepción de tipo místico de la presencia de Cristo) y decide ser sacerdote. Desplazamiento a la Universidad de Tucumán, donde imparte dos cátedras. 1938: Publican sus “Lecciones Preliminares de Filosofía”: apuntes sobre clases que ha impartido en Tucumán. Solicita ser seminarista. 1938-1940: Preparación al sacerdocio en España. 1940: Escribe “El hecho extraordinario” y es ordenado sacerdote. 1940-1942: Se

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reincorpora a su cátedra en Madrid y pronuncia diversas conferencias. 1942: Fallecimiento. 1951: 1ª publicación de su escrito “El hecho extraordinario”.

2.- Etapas de su pensamiento.

En el primer cuarto de siglo está muy influido por Bergson y Kant. En la década de los veinte, madura su filosofía, y recibe la influencia de la fenomenología y de la axiología. Morente llegará a ver en el Dr. Ortega y Gasset al tipo perfecto del pensador (1936) y resulta muy influido por él. Tras su conversión, profundiza en Sto. Tomás y se hace tomista. 3.- La carta al dr. José Mª García Lahiguera. 3. 1.- El documento.

Es una extensa carta escrita por Morente en septiembre de 1940 y dirigida a su director espiritual consultándole sobre la sobrenaturalidad de una experiencia suya, un acontecimiento de tipo místico al que llama el hecho extraordinario. Con este fin, expone el itinerario filosófico de su conversión, tratando sobre el sentido de la vida y el camino de la mente hacia Dios. Considerando en dicha ruta la Providencia, la libertad y el mal.

3. 2.- Estructura del documento.

Consta de 4 partes y un epílogo: -1ª parte: Expone su situación: el contexto histórico con sus avatares

causados por la guerra civil española y su consiguiente exilio parisiense. - 2ª parte: al reflexionar sobre estos hechos de su vida, constata que estos

se han hecho sin él y, descarta a la Providencia como causa de los mismos. - 3ª parte: Se propone al respecto hacer una reflexión en regla,

verdaderamente científica. De donde: a) percibe que su vida no se explica por el determinismo, sino que, ha de existir una providencia divina (en sentido deísta) causa de la misma y, b) esta es lejana y cruel, pues es la causa de sus males y el impedimento de su libertad.

- 4ª parte: Solución de los problemas planteados. Llega a reconocer la divinidad de Jesucristo, lo cual le permite superar al deísmo, y resolver sus problemas sobre la providencia, la libertad y el problema del mal.

- Epílogo: Conversión, suceso o hecho extraordinario y el cambio intelectual posterior.

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II.- Primeras reflexiones. 1.- Exilio y tribulaciones en París. 1.1.- El comienzo de las dificultades: la guerra civil española

Para Morente, la guerra representó un gran cambio en su situación vital. Fue su encontronazo con la escuela de la desgracia, con intensos y múltiples sufrimientos que le parecían sin sentido: la destitución de todos sus cargos universitarios, el ser perseguido a muerte, su yerno Bonelli martirizado,... Ello le urge a autoexiliarse en Francia. Y, por tanto, dejar lo que constituía su vida o su antiguo mundo, absorbente mundo intelectual de la Universidad que le encerraba en sus ideas. Y, “abandonó” a su familia.

1.2.- Las tribulaciones del exilio en París.

Su exilio representó un nuevo mundo, una situación muy diferente. En el exilio sigue experimentando el mal: dolor, apátrida, paro, pobreza,..., las preocupaciones éticas (por haber abandonado a sus hijas en España,...) y el sufrimiento que le causaba su profunda y honda crisis intelectual al ver debilitada la certeza de sus principios.

Este sufrimiento le quita la paz y le da una gran angustia existencial,

causa de mucho insomnio. Y, con ocasión de su prolongada soledad, realizará una larga reflexión de sabor existencial en orden a encontrar la verdadera solución a sus problemas vitales.

1.3.- Intervención de la “suerte” en su vida.

Sus preocupaciones éticas son la ocasión de que entre en el mundo interior de su exilio. Y, empieza con la introspección autocrítica y retrospectiva, sometiendo su conciencia a examen. En su indigencia, percibe que su pasado ha descansado sobre el pedestal de la exaltación. Con esto, ha enjuiciado todo su pasado como inauténtico, y ello le indica que ha de dar un giro a su vida, Morente ya no puede ser el Morente de antes.

Por aquel entonces, tiene lugar un episodio sorprendente que tiene

relación con el nombre de la Asunción y que le hace caer en la cuenta de que la realidad se comporta de un modo extraño. Las cosas, como si estuviesen animadas, parecen hacerse encontradizas y entrometerse en su vida. Admirado,

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preocupado, perplejo, empieza a darse cuenta de que en su propia vida le ocurren cosas en las que no ha intervenido.

También experimenta varias rachas de “suerte”. Una racha de desgracias

(fracaso de sus gestiones con la Embajada de Inglaterra y con la Cruz Roja Internacional en orden a conseguir el traslado de sus hijas de España a Francia) y una racha de buena suerte (oferta de un trabajo de confección de un diccionario, ofrecimiento de una cátedra en Tucumán (Argentina) y encuentro prometedor con el padre de un secretario del doctor Negrín). Esta buena fortuna soluciona su precaria situación y la de los suyos.

¿Cuál puede ser la razón suficiente de la ordenada convergencia de

tantos hechos vitales? Morente siente que ha tenido demasiada suerte, más que suerte. Pero, interpreta que el espíritu científico prohíbe suponer que ello es debido a causas no naturales. Concluye que únicamente ha tenido mera suerte, sin más.

Morente evalúa así lo ocurrido: el azar que redujo a cenizas su vida es el

que desde estas la ha hecho renacer, dando así un vuelco total a toda su situación vital. Y la fortuna ha hecho que todo lo que hacía o intentaba por cuenta propia salía mal, y lo que salía bien no lo había procurado ni buscado ni sospechado.

2.- La impotencia: “mi vida se hace sin mí”. 2. 1.- Los hechos que nos son dados.

Sin su permiso, el azar se metía en su vida. Más aún, tiene experiencia de que sus hechos fundamentales, los que configuran su vida, le son dados, se realizan sin apenas su propia intervención. De su propia vida es espectador, ejecutor y testigo, pero no compositor:

“Alrededor de mí o, mejor dicho, sobre mí e independientemente de mí, se iba tejiendo, sin la más mínima intervención de mi parte, toda mi vida...Yo permanecía pasivo por completo e ignorante de todo lo que me sucedía ... caíanme como llovidos del cielo precisamente los acontecimientos que menos podía imaginar y en que mi personal iniciativa no tenía la menor parte.” Interpreta que la explicación de que los hechos de su vida le vengan

dados, está en la lógica racionalista, determinista y azarosa. Las causas de los hechos son unos mecanismos o engranajes, causas eficientes, puramente naturales. No obstante, la certeza en esta lógica tendrá sus momentos de

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oscilación y desconcierto al demorarse el proyectado viaje de sus hijas para reunirse con él, después de tener todo arreglado.

2. 2.- Esperanza o fatalidad.

Siente que al igual que los títeres, su existencia pende de un engranaje o fuerza exterior totalmente desconocida que mueve los hilos de su existencia, sin que él pinte nada: “Dijérase que algún poder incógnito, dueño absoluto del acontecer humano, arreglaba sin mí todo lo mío... Tuve profunda y punzante la sensación de ser una miserable briznilla de paja empujada por un huracán omnipotente.” Esto implica, “la impotencia, la ignorancia, una noche sombría en derredor y nada, nada absolutamente, sino esperar la sentencia de los acontecimientos.” Es decir, se siente como naufrago en medio de un mar de penas, ilimitadamente preocupado y angustiado ante la supuesta posibilidad de una futura tempestad, avasalladora y de desenlace fatal.

¿Tiene alguna razón para esperar o confiar salir de esta? Responde que todo lo malo puede ocurrir, sin excluir nada, incluso lo peor. Pero, lo que tenga que ocurrir, ocurrirá fatalmente, sin que ningún ser natural, nada, nada, nada, ni nadie le resulte agarradero. De modo que, no hay ningún motivo para tener fe en encontrar una tabla de salvación. “¿Y cómo esperar sin saber? ¿Qué esperanza es esa esperanza que no sabe lo que espera?” Y quien no espera, desespera. “Una esperanza que no sabe lo que espera es propiamente ... la desesperación.” “Es la desesperación”. En suma, a causa de su angustiante fatalismo, no tiene sentido esperar o confiar.

3.- ¿Providencia o determinismo? 3. 1.- La idea de una providencia.

A su pesar, le asalta la idea de que la Providencia es la autora de los hechos de su vida. Siempre rechazará esta idea invasora, que pugna con él y que cada vez se hace más reacia a ser expulsada.

La 1ª ocurrencia de esta idea se le presentó como Dios providente que

castiga y la rechazó inmediatamente. La 2ª ocurrencia de la idea de Providencia apareció con mayor persistencia, de modo que se le hizo imposible no considerarla. Entonces, la rechaza como idea atrasada de idiotas e ignorantes, y argumenta que el saber supremo y definitivo, ciencia y filosofía, se opone a la Providencia. Los hechos no pueden ser obra de Dios.

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3. 2.- ¿Dios o determinismo?

Por 3ª vez la idea de Providencia le sobrevino. Ahora la rechaza por el mero apego voluntarista de no querer creer en la Providencia, pues un intelectual no puede rebajarse a ser tan retrasado como un creyente.

Pero ya le resulta imposible desprenderse de la idea de Providencia. Ya la inquietud está sembrada, germinada, enraizada y difícilmente será extirpable. Y el motivo de inquietud es que siente que algo fraguaba todo lo bueno y lo malo que le acaecía. “Era demasiado evidente que yo, por mí mismo no podía nada, y que todo lo bueno y lo malo que me estaba sucediendo tenía su origen y propulsión en otro poder bien distinto y harto superior”.

Queda con ello una pregunta abierta sobre el autor de su vida: ¿Qué o quién era, este poder distinto y harto superior? La respuesta o cosmovisión del creyente es suponer tras los hechos una inteligencia, unos arbitrios libres, unos fines divinos, pudiendo la Providencia cambiar el curso de los hechos. Para Morente, la ciencia propugna que la realidad está totalmente determinada por causas eficientes naturales y por leyes absolutamente necesarias y, por lo mismo, independientes de la Providencia. Es decir, el mundo es un mundo autónomo o “mundo sin Dios”. Y la creencia en la Providencia se opone a la verdad científica cuya condición de posibilidad es el determinismo.

Cuando le sobreviene la ocurrencia de rezar, de pedir, la rechaza. Nada

puede pedir a un Dios no providente. Rezar es propio de una edad inmadura ya superada, la infancia. Rezar es enfermedad de la razón, verdadera locura.

Recapitulando: su concepción de Dios o “Dios de Morente” es la de un Dios filosófico, necesariamente pre o post cristiano, entendido como superior al Dios de la fe, pues piensa que la fe es irracionalidad. 3. 3.- La duda planteada sobre la fatalidad del destino.

Excluida una Providencia o Dios humanitario que gobierna los sucesos en función del hombre, sólo queda la posibilidad de que los hechos naturales estén inmanentemente y totalmente determinados con independencia del hombre. Esto es como una afirmación “estoica” de un ciego destino o huracán incontrolado que seguirá su paso implacablemente, sin torcer el rumbo ante el hombre en peligro. Huracán inmisericorde e inhumano, cruel y salvaje.

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Morente ha extraído la consecuencia de su “lógica científica”: existe un destino fatal o afirmación de una cosmovisión naturalista, determinista, fatalista y pesimista. Pero, rodeado de hechos increíbles llega a preguntarse perplejo: “¿Qué está haciendo de mí -pensaba- Dios, la Providencia, la Naturaleza, el Cosmos, lo que sea?” Esta pregunta representa ya una primera duda sobre la fatalidad de este destino. III.- La reflexión sistemática. 1.- El planteamiento de una reflexión sistemática.

La reflexión sistemática existencial le ha causado una hiperturbación. De donde, decide poner orden en su pensar y sentir. Hará una reflexión sistemática, una reflexión filosófica en regla.

1. 1.- El punto de partida.

Para Morente como para Ortega y Gasset, sólo uno mismo es el constructor o autor de su propia vida. El movimiento existencial, o vital, mediante la libertad pura, es el único creador de los hechos de su vida y el único forjador de la propia esencia. Morente venía sosteniendo una visión autónoma e inmanente de su vida.

Pero, percibe que, indubitablemente, desde el inicio de la guerra

española no es causa de los hechos de su propia vida, sino solo mera ocasión de los mismos. Y, aunque esta experiencia heterónoma clave contraste con su antropología, por su indubitabilidad será el axioma evidente o punto de partida de su reflexión sistemática.

Este planteamiento implica una paradoja. Esto es, su vida es

simultáneamente suya y no suya. A esta antinomia logra darle la siguiente solución: Esta vida no es mía en cuanto que no soy su autor, pero es mía en cuanto que me es regalada o adscrita y yo la vivo.

1. 2.- Una investigación metódica.

Tal solución le proporciona 2 problemas. Estos serán el objeto de su proyecto de investigación metódica: 1) Qué o quién es el que hace su vida, y 2) qué actitud personal se debe tomar frente a esto. Esto es, hay que considerar

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que la aceptación de los hechos de su vida es un acto libre y personal o necesariamente ha de aceptarlos.

El método de investigación de estos problemas consistirá en tratarlos como cuestiones generales, desde una perspectiva impersonal, objetiva y metafísica. 2.- La cuestión de Dios. 2. 1.- Preferencias afectivas y carga de la prueba.

Se ve empujado a tratar el primer problema: la cuestión de qué persona o cosa hace su vida. Y, como presupone el determinismo antiprovidencialista, su búsqueda de la verdad objetiva significa tomar al determinismo por tesis a demostrar y al providencialismo como objeción a rebatir.

Argumenta contra el providencialismo que, si Dios existe, entonces es un Dios indiferente, que no ama ni se ocupa de él. Pero, con sorpresa constata que en su discurso el peso del afecto se pone a favor de las objeciones, adonde acude toda la carga sentimental. De modo que, las puerilidades de retrasados resultan más de su agrado que las sapiencias supremas. Llegando a alegrarse su corazón de cada logro contra su tesis. 2. 2.- La conclusión.

Es conducido pues a plantearse la alternativa entre determinismo o Providencia. Durante este discurso descubre que, contra la opinión existencialista, los hechos de su vida no son absurdos, sino que están llenos de sentido. Y, entiende que la historia no es un eterno retorno, cuya única explicación es ella misma. Ello conlleva la insuficiencia del determinismo, pues al estar éste sólo en función de la causalidad eficiente y del azar, es ciego para el sentido y el fin de los hechos.

Se deduce que ha de existir alguna cosa o un no se qué, un ordenador de

las cosas a sus fines, causa de todos los hechos llenos de sentido. Y, como es ordenador del mundo ha de ser Inteligencia suma. Ha concluido que existe una Providencia divina.

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3.- Los problemas del deísmo: el mal y la libertad. 3. 1.- Los rasgos del Dios del deísmo.

Hemos visto que, mediante la metafísica morentiana, sobre la cual pesan determinadas tradiciones filosóficas, ha logrado idear un Dios metafísico, providente.

Este Dios filosófico, es el Dios de alguna filosofía distinta de la filosofía

cristiana. Es un Dios racionalista y algo cartesiano. Es el Dios de la ontoteología, y no el ser mismo subsistente. Es decir, es un Dios idea, Dios esencializado, idea de un Dios que ha de existir. Morente, conforme a la crítica spinoziana de la religión, piensa que este Dios plenamente racional es la alternativa del Dios antirracional de la fe. Y, como para algunos ilustrados e institucionistas, es el Dios del deísmo.

Como para muchas filosofías no cristianas este Dios es concebido como

un principio de explicación, un Dios naturaleza, un Absoluto, no un Dios personal. Como el Dios relojero, arquitecto o maquinista del mundo, es un Dios distante, lejano:

“...todavía mi pensamiento y mi imaginación caminaban por vías puramente abstractas y metafísicas. Pensaba en Dios; pero siempre en el Dios del deísmo, en el Dios de la pura filosofía, en ese Dios intelectual en el que se piensa, pero al que no se reza, Dios no humano, trascendente, inaccesible, puro ser lejanísimo, puro término de la mirada intelectual.”

3. 2.- La necesidad de someterse.

Dios ha sido captado como un algo que está más allá: indecible, lejanísimo e inaccesible, ubicado en el límite de lo real. Ante este ser supremo la única relación posible es el sentimiento religioso admirativo de su grandeza infinita. Este es un sentimiento intraducible exteriormente e insinuado por el filósofo protestante Schleiermacher y que consiste en sentirse totalmente dependiente, totalmente bajo esta fuerza infinitamente poderosa. Lo cual implica la necesidad del sometimiento, pues como dijo Séneca: “si accedes de grado, el destino te llevará, si no, te arrastrará a la fuerza.”

“Considerábalo en su providencia, sí, pero como un poder infinito con el cual el hombre no tiene más relación que la de una reverencia total, muda e inmóvil, esa ‘absoluta dependencia’ con que Scheleiermacher define el sentimiento religioso.”

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Pero, la idea de total sometimiento a este Dios, le suscita una creciente incomodidad. En primer lugar, está tenso por la lejanía y frialdad de este Dios del deísmo. Y, en 2º lugar, porque Dios actúa en una línea entrometedora y antihumanista al ser la causa directa de todos sus males. Aunque pensaba que solo cabe la resignación estoica o sometimiento absoluto a esta fuerza, sin embargo, de hecho, su humanismo llegará a colocarle en actitud de oposición a este Dios. Es decir, de hecho, llegará a la hostilidad, al encono de quien se siente ofendido por no poder tener interrelación verdaderamente vital con este Dios inaccesible.

3. 3.- Reivindicaciones de la libertad. El suicidio.

El Dios de Morente es un Dios de libertad ilimitada. Ilimitación tomada no en sentido tomista sino en sentido cartesiano-ockhamiano. Existe un Dios de libertad pura, absoluta, luego todo le está permitido, sin excluir ninguna arbitrariedad. Puede realizar cuanto quiera, desee o se le antoje, sin ni siquiera estar limitado por el humanismo o por el respeto a los valores, derechos y libertades humanas. Morente se ha topado con la lógica divina divorciada de la lógica humana, de un Dios naturaleza, Dios destino o fuerza impersonal implacablemente arrolladora. Es, en definitiva, el Dios deísta despótico, supresor de las libertades.

Por razón del inhumanismo divino, también otros atributos positivos del Dios deísta se convierten en atributos negativos. Así, p. e., siente a este Dios inmutable como “inflexible, cruel y despiadado”. En suma, en su corazón viene a sentir a Dios como autor de su destino, indiferente, jugador, antojadizo, burlón, inflexible, inmisericorde, sarcástico, causa directa de su mal, ladrón de su libertad, creador de infelicidad, y causa de incertidumbre al no ser posible saber como actuará. En consecuencia, con este Dios del deísmo las vicisitudes de la vida se recrudecen, se hacen insoportables. En suma, el gran problema para el humanismo y para la libertad humana es Dios.

Vivir le da náusea. El doliente Morente se halla en una situación límite. ¿Qué sentido tiene someterse a este divino agresor? La única respuesta que merece el nombre de libre es la impotente manifestación de inconformidad, la rebelión ineficaz. Morente se siente sólo una pieza en manos del jugador divino. Pero, la vida de la pieza no tiene sentido en sí misma, independientemente del juego. A causa de que Dios existe, vivir es estar destinado, estar condenado a no ser libre y a jugar. Entonces, ¿Para qué seguir en el juego de una vida esclavizada? ¿Para qué vivir? Piensa que su vida está de más. Luego, como para

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los estoicos, la única opción libre que puede liberarle de esta vida de esclavo es la huida del amo divino, el rechazo de la vida que Dios le da, el suicidio.

“Fue una especie de furia, una como tempestad de ira alborotó mi alma; la rabia de la impotencia disconforme, de la libertad ineficaz. Me apareció claramente que sólo una cosa era libre de hacer para mostrar mi oposición a esta Providencia, que se me antojaba inaccesible y hostil: quitarme la vida. Así, el estoico contemplaba en el suicidio el acto de suprema libertad humana.” Aquí se agota esta 2ª reflexión sistemática. La 1ª parte ha llegado a buen

término, al descubrir la existencia de la Providencia. La 2ª plantea paradojas irresolubles. Ha de desandar el camino recorrido.

4.- Conclusiones.

El Dios de Morente es un Dios filosófico, pero no es el Dios de la fe. Más aún, no es una autorrevelación ni una experiencia de Dios, sino que es sólo el resultado final de una deducción. Es una idea de Dios exigida y configurada como explicación última de todos los hechos de su vida y de todos sus males. Es una providencia impersonal, lejana y cruel.

Este Dios, no le ha podido resolver los problemas existenciales que se le plantean, de nuevo con fuerza, que son el problema del mal y el de la libertad. Así, la solución intermedia que ha obtenido (la Providencia), queda acorralada existencialmente ante el problema del mal y de la libertad personal. Con todo esto, la razón le ha llevado a plantearse las cuestiones y le ha puesto a las puertas de la 3ª reflexión, la reflexión de la fe religiosa. La fe, que da una cercanía y una comprensión de Dios, encauza el problema del mal y salva la libertad humana ante la Providencia. IV.- Las soluciones.

Morente solo desde el Dios cristiano resolverá los problemas que tiene planteados. Una vez llegado a la solución, comparará al Dios de los cristianos con el Dios de los filósofos.

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1.- El Dios cercano. 1. 1.- Una sugerencia musical.

Nos situamos en París, en la noche del 29-4-1937. Percibe que el suicidio no resolvería nada, sería preferir la nada como solución. En este sentido, su muerte estaría de más. Antes de continuar su meditación con unas reflexiones que desanden el camino recorrido, se impone un descanso y, por lo tanto, un aplazamiento de las cuestiones. Para descansar, oye la radio. Por “casualidad”, están radiando música religiosa. “L´enfance de Jesús” de Berlioz,... Esta música va a hacer reflexionar a este melómano hiperemotivo y muy sensible a los valores.

1. 2.- Replanteamiento de la idea de Dios.

Con ocasión de la música religiosa, tiene una asociación de ideas, empieza a pensar en Jesús, en contraste con el Dios del deísmo. Experimenta una imaginación deslumbrante de Jesús en la dolorosa cruz, abrazando a la humanidad doliente.

Esta imaginación le proporciona el impulso decisivo para su reflexión. En

la misma ha relacionado al dolor con Cristo crucificado. Y, éste sí que sabe lo que es sufrir, y está con los que sufren. Esto, abre nuevas perspectivas sobre el sentido y el problema del mal. Fulminantemente, queda con la plena certeza de que Jesús es Dios. Es el Dios de la fe, el Dios verdadero, la epifanía del rostro divino. Cristo es Dios cercano, que ha introducido a los hombres hasta Dios. Esta es la verdadera providencia. 2.- La solución a los problemas.

Morente, al convertirse al cristianismo, ha adquirido una nueva visión de todas las cosas, toda su cosmovisión está ahora en función de un Dios personal, bienhechor, providente y cercano, Dios de los cristianos. Desde su fe en la divinidad de Cristo, replantea y resuelve todos sus problemas. Esto es, soluciona su idea de Dios, y soluciona los problemas del mal y de la libertad en relación con la Providencia. En suma, Cristo es la respuesta al problema de Dios y al problema del hombre.

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2. 1.- Del Dios de los filósofos al Dios de la fe.

La fe alcanza al Dios verdadero, superación de su Dios de los filósofos, Dios del deísmo, Dios idea. El Dios cristiano es real, personal, comprensible, cercano, humano y solidario con el sufriente. Mientras que, el Dios del deísmo era demasiado abstracto, demasiado geométrico, demasiado inhumano.

Sólo ahora conoce el rostro de Dios. Dios ya es Dios sensible al corazón. Siente que ha alcanzado la sabiduría del corazón, la cual va más allá que la fría razón. Es decir, por la fe ha alcanzado un conocimiento muchísimo más pleno de Dios. Sólo en este sentido puede decirse que, solo ahora conoce de veras a Dios. Equivalentemente, en terminología de sabor más o menos pascaliano: ha logrado conocer a Dios por la fe pero apenas por su esfuerzo de razón.

2. 2.- La providencia y el problema del mal.

Pensaba que el mal no era otra cosa que algo encarnado en la cosa. La existencia del mal tenía como razón de ser el ser causado directamente por Dios. En consecuencia, la idea del mal determinaba su imagen de Dios, y viceversa. El Dios del deísmo, lejano y cruel, hacía inexplicable el mal. Mientras que, el Dios cristiano, cercano y bienhechor, solidario con el sufriente, da sentido al mal. Esto es, se vislumbra que el mal tiene su explicación desde un Dios omnipotente y bienhechor que cuida amorosamente de la realidad toda.

La actitud de Morente ante Dios ha estado en función de como ha concebido a Dios en relación al mal. Le resultó incómodo obedecer al Dios del deísmo y, de hecho, se reveló. Mientras que, al Dios cristiano, bienhechor, que ama al doliente y es amable, le entrega toda su voluntad. Y, ante la experiencia del mal, sabe confiar en Él y pedirle sabiendo que le comprenderá y le dará. 2. 3.- La libertad humana y la divina.

Morente, desde su habitación divisa Montmartre, Mons Martyrum. Por asociación de ideas, considera a los mártires. Intuye que en el testimonio de los mártires se manifiesta que ellos entregaron su voluntad a Dios, queriendo lo que Dios quería para ellos. Y, en esto ve la clave para solucionar el conflicto entre las dos voluntades libres: la divina y la humana. Aceptar libre y sumisamente. No hay contradicción entre sometimiento y libertad. La verdadera libertad humana consiste en amar la voluntad divina. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Lo que Dios quiera, lo quiero. Este es

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el sentido de la libertad humana y la solución al problema de su libertad frente a la Providencia.

3.- Conclusiones.

En su planteamiento o propuesta de las cuestiones, podemos señalar 3 etapas:

- 1ª etapa: la filosofía ha exigido la existencia de Dios como un principio de explicación de la realidad. No obstante, el conocimiento de este Dios le ha venido dado desde señales equívocas, el bien y el mal. Esto es, desde señales que son susceptibles de recibir interpretaciones de diverso signo.

- 2ª etapa: ha descubierto que el Dios de los filósofos ha de ser providente para dar razón del sentido de los hechos. Su Dios providente es el Dios del deísmo.

- 3ª etapa: se le ha puesto de manifiesto que el deísmo tiene sus límites, no puede resolver debidamente el problema del mal, no muestra el rostro de Dios ni da respuesta a las cuestiones existenciales humanas.

Morente, como diría Blondel, ha propuesto las grandes preguntas en el modo en que la fe las pueda solucionar. Tras su planteamiento filosófico, la fe se ha desplegado ante sus ojos como una sugerencia racional que puede ser aceptada para adentrarse en los límites que la razón no puede traspasar. Y, Morente, ha dado el salto a la fe. Como C. S. Lewis, ha pasado de una idea de Dios a afirmar a un ser vivo y cercano, Dios. Y, como Pascal, ha creído en un Dios de amor y de consolación, un Dios misericordioso. Y, desde esta nueva visión de Dios, ha resuelto todos sus problemas. V.- Después de la conversión.

A modo de epílogo, consideraremos una panorámica de los acontecimientos que siguieron a su conversión -el hecho extraordinario, su sacerdocio católico, su consiguiente giro vital e intelectual-, interesándonos por las huellas intelectuales de la misma.

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1.- El hecho extraordinario. 1. 1.- Su nueva condición.

Morente ya está revestido de una especie como de nueva naturaleza o nueva condición, esta es su ser cristiano. ¡Después de más de medio siglo de existencia acaba de nacer a una nueva vida! Esta es la vida del creyente y es una vida totalmente diferente a la que hasta ahora había vivido. Así pues, asumirá un nuevo género de vida. De donde, por coherencia, decide instruirse con sencillez en los rudimentos de la fe en orden a dar sus primeros pasos en su nueva singladura o camino cristiano.

1. 2.- La experiencia mística.

En la misma noche de su conversión, tiene lugar una experiencia de tipo místico. Siente una irrupción de la Providencia. Una persona divina se ha hecho presente y ha realizado una obra divina, una acción amorosa sobre él. Esta experiencia de Cristo Dios y de su amor, absorbió toda su atención.

Este acontecimiento, el hecho extraordinario, muestra parecido con la presunta experiencia narrada por Blaise Pascal en “El Memorial”. Ambos filósofos manifiestan haber tenido una experiencia sobre Cristo, que es fuego que les confirmó en su conversión, les dejó gran huella en su itinerario y fue la cúspide de su conocimiento de Dios. Además, en esta experiencia tuvieron gran certeza, paz y alegría.

Recapitulando, en el itinerario intelectual de Morente, se han juntado todas las formas de acceso a Dios: Conocimiento por la razón, Dios de la filosofía, conocimiento por la fe, Dios cristiano y, experiencia de tipo místico, Dios de los místicos. 1. 3.- La huella de la experiencia.

En un profundo análisis retrospectivo, describirá este acontecimiento o hecho extraordinario como intuición de la presencia (de Jesucristo) desprovista de toda condicionalidad corpórea (sensación). Afirma como hecho real e indudable que Cristo estaba realmente presente. Pero, aunque está certísimo de esto, piensa que es indigno de que se le haya aparecido. Concluye que ha experimentado algún modo de presencia de Cristo.

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La gracia de esta experiencia originaria de Dios, le imprimió una profunda e indeleble huella, le marcó a fuego, representando un momento fundacional o semilla que daría lugar a toda una manera específica de vivir el género de vida cristiano. Al día siguiente, como efecto del hecho, decidió dedicarse de por vida a servir a Dios en el sacerdocio católico. Y, el recuerdo del hecho será la clave y la referencia espiritual de toda su trayectoria. En particular, por el recuerdo del hecho, pudo vencer todas las graves y múltiples dificultades derivadas de la conversión. Esto es, se vio fortalecido en medio de la desconfianza de todos y, por coherencia con la fe, llevó a buen término la difícil tarea de cambiar toda la propia mentalidad, la cual estaba tan hecha.

2.- Estancia en Argentina y replanteamiento vital. 2. 1.- Cursos en Tucumán (1937).

Con la llegada de su familia a París, se le plantea una nueva situación económica. Y, para solucionarla, parte para Argentina. Allí, en Tucumán, da un curso en 1937, sobre las asignaturas de Psicología y de Introducción a la Filosofía. Sus lecciones sobre esta, se recogen en su importante libro Lecciones de Filosofía (1938). Se trata básicamente de una historia de la filosofía, vista desde la atalaya de la metafísica y de la gnoseología.

Estas Lecciones, ¿ofrecen huellas de su cambio intelectual? En las

mismas, se aprecia muy poco giro intelectual, y las termina con su “Dios a la vista”. Pero, puso todo su empeño en ocultar su conversión y en evitar rozar siquiera de lejos las cuestiones religiosas. Es decir, las Lecciones no manifiestan suficientemente la nueva orientación de su pensamiento filosófico en evolución.

¿Por qué a estas Lecciones les dio una forma que nos da a conocer tan

poco de un giro mental tan importante? El mismo Morente nos da la clave de la respuesta. Dada su fe incipiente, aún se siente incapaz de formular (teológicamente) y comunicar las verdades religiosas sin caer en errores involuntarios y piensa que lo honrado será diferirlo hasta que sea capaz de expresarlas con toda exactitud y precisión científica. Su germinante filosofía está conexa a lo religioso, pero precisa clarificación y adecuarse más a la fe. En conclusión, piensa que aún no es la hora de transmitir suficientemente su nuevo pensamiento filosófico.

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2. 2.- La carta a Eijo y Garay de 27-4-1938.

La finalidad de esta es solicitar ser admitido como seminarista. Con lo que, da cuenta de lo que ha sido su vida desde su conversión y de como se ha ido desarrollando la semilla vocacional. En este período de titubeos de converso, podemos distinguir una evolución interior compuesta por las siguientes fases:

1) Fase de deslumbramiento: Ofuscado por la luz de la conversión, no

puede ver que ha de hacer, 2) Fase de aturdimiento sonambulico: El traslado a Tucumán y demás trabajos le sumen en una actividad de vértigo, eclipse de la personalidad, que le impide actuar en asuntos muy personales: decisiones vocacionales, perfecta maduración del pensamiento,... 3) Fase de gran preocupación: Es la turbación causada por la constante preocupación ocasionada al no saber que resolución tomar para abrir el camino aún cerrado hacia el sacerdocio. Y, 4) Fase de solución del problema: Ve que necesita tiempo para estudiar la religión católica. De esto concluye que la solución solo puede estar en dejar la docencia. En consecuencia, abandona Tucumán. Y, da una tournée por América para obtener los medios para regresar a España, en la misma da unas conferencias en las que empieza a mostrar sus ideas sobre la historia y la personalidad cristiana.

3.- Ordenación sacerdotal y últimos años. 3.1.- La ordenación sacerdotal.

Llega a España en junio de 1938. Se entrevista con el Obispo de Madrid-Alcalá, el académico y tomista Mons. Eijo y Garay y recibe los sacramentos por 1ª vez desde su conversión. Se decide se prepare a su ingreso en el seminario, retirándose al monasterio de los Mercedarios de Poyo (Pontevedra). En este nuevo ambiente, madura su cristianismo y profundiza el pensamiento cristiano de Sto. Tomás de Aquino. Una vez terminada la guerra civil española, se incorpora al Seminario de Madrid, donde cursa sus estudios eclesiásticos. Y, tras esta época de absorbente, intensa y rápida preparación, es ordenado sacerdote (1940). En el ambiente de la más inmediata posguerra, este neosacerdote fue incomprendido tanto por sus viejos amigos como por los católicos.

3. 2.- Cursos impartidos en Madrid (1939-1942).

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Por iniciativa de su Sr. Obispo, simultanea su condición de seminarista con su reincorporación a la cátedra de Ética en la Universidad Central de Madrid. Las clases reflejan su nuevo proyecto filosófico. Este tiene como finalidad incondicional la realización de una filosofía coherente con su fe cristiana. Su gran sensibilidad a este valor de coherencia es lo que regirá la seriedad de su proyecto de filosofía cristiana. O equivalentemente, en síntesis, toda su filosofía representa un esfuerzo por ser coherente con la fe cristiana. Esto conlleva el implícito rechazo de todo aquello que no fuese coherente con este proyecto.

El personalísimo medio elegido para lograr este fin fue servirse de su

bagaje filosófico anterior, adecuándolo a esta meta, ora cristianizando, ora abandonando parte del mismo. Este programa de adecuación se tradujo en un quehacer interminable, dada la excesiva diferencia terminológica e ideológica entre su vieja y su nueva filosofía. Así, su nueva filosofía tanto en intención como en substancia fue filosofía cristiana. Fue siempre un pensamiento de dirección fija, pero en evolución positiva y en renovado intento de encontrar expresiones nuevas o viejas con las que lograr expresar más perfectamente lo que tenía in mente. Esto también contribuyó a que su pensamiento dialogante y original fuese frecuentemente malinterpretado.

En concreto, procurando discernir que parte de su pensamiento puede

conservar o cristianizar, conservó el uso del método fenomenológico, así como ideas de Bergson y de la ética de los valores de Max Scheler. Y, fue madurando su apreciación de que ideas eran cristianizables y su valoración sobre en que medida es cristianizable la filosofía moderna. Así, p. e., abandonó su proyecto primerizo de cristianizar la filosofía de Kant.

3. 3.- Encuentro con el pensamiento de Sto. Tomás.

Morente conocía solo vagamente a un autor medieval cristiano como Sto. Tomás. Con ocasión de sus estudios eclesiásticos profundiza en la filosofía del mismo. Y, percibe que la filosofía católica sigue al Aquinate, y hace un esfuerzo de acercamiento al mismo.

En su conferencia “La razón y la fe en Santo Tomás de Aquino” (1940), se contienen las siguientes ideas: la filosofía de Sto. Tomás es “filosofía abierta” a toda la realidad y no sólo al fruto del conocer, en contraste con la filosofía de Descartes y Kant, que es filosofía cerrada. El Aquinate es el principal representante de las filosofías abiertas. Es una filosofía realista y objetiva. Es

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filosofía auténtica y, lo que es decisivo, es filosofía verdadera. Y, Morente declara explícitamente que quiere seguir a Sto. Tomás.

En su conferencia “El clasicismo de Santo Tomás” (1941), se contienen las siguientes ideas: Morente da una definición de autor clásico, la cual contiene entre otras notas el pleno respeto de los clásicos a la realidad y la objetividad de los mismos. Para Morente, ya “el filósofo” no es Kant ni Ortega y Gasset, sino que el pensador clásico por excelencia es Sto. Tomás. Por contraposición, Descartes y Kant, quedan relegados a la condición de pensadores románticos.

En suma, es indiscutible la adhesión de Morente a Sto. Tomás. Si bien, no se puede pretender en tal converso que se alcanzara una plena maduración de su tomismo en tan poco tiempo y en las circunstancias difíciles que le tocó vivir. 3. 4.- Morente y su visión de la historia.

Su filosofía de la historia de España estriba en una nueva valoración de España y del catolicismo y de la relación mediante entre ambos elementos. Su pregunta clave es la siguiente: ¿Cuál es la esencia de España? Responde que la esencia de esta realidad dinámica se ha de descubrir en su historia. Pero, el sentido de la historia de España es la realización y la defensa de la unidad católica. Concluyendo finalmente que, la esencia de España es la catolicidad. España o es católica o no es. Esta esencia está personificada por el caballero cristiano. En sus reflexiones se observa la novedad de sus actitudes, no europeístas sino españolizantes, no acatólicas sino militantes, no liberales sino tradicionales, ...

En “El Pontificado y la Hispanidad” conecta los 3 elementos siguientes:

realismo, catolicismo y España. Es su gran profesión personal de realismo. El alma hispánica, secularmente vivificada por el catolicismo, tiene una especial facilidad para conocer la verdad. Verdad que es conocimiento de la realidad de las cosas, conocimiento de las cosas tales como son, realismo. El catolicismo español está caracterizado por el realismo. El catolicismo español es realismo de la fe, realismo de la verdad y realismo de la persona.

Morente ha intentado una filosofía de la historia coherente con su fe

católica. Y, en la misma, se manifiesta lo mucho que ha evolucionado su filosofía en estos años. Pero, en ella también se observa la influencia cultural de la época, inmediata a la posguerra. El pensamiento de Morente se ha acercado al tradicionalismo español de la época, a Maeztu y a Menendez Pelayo, y se ha contrapuesto al del institucionismo y al de la generación del 98. En suma, su filosofía de la historia de España es la retractación de su vieja filosofía.

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4.- Conclusiones.

Cuando Morente se hace cristiano, se convierte su voluntad y recibe la fe. Pero, es imposible que repentinamente cambie totalmente una mentalidad filosófica completamente hecha y formada en la incredulidad. Este cambio intelectual supone un esfuerzo por repensar y madurar toda su filosofía, y esto sólo podrá realizarse progresivamente y, necesariamente habrá de durar muchos años. Morente, a la vez que es consciente de que su filosofar ha de estar acorde con su fe, experimenta que no sabe como realizar esto. La época de Tucumán representa los primeros pasos de un converso, y como tales, son los primeros intentos inciertos e inseguros. Los estudios de filosofía cristiana durante su preparación al sacerdocio, le ofrecen instrumentos con los que poder repensar su filosofía. En esta época recibe también la influencia del pensamiento tradicionalista católico español. En suma, cuando en 1942 fallece, este filósofo cristiano ya ha logrado una filosofía que tiene un gran grado de coherencia con su fe. Conclusiones finales.

1. Morente ha sido injustamente infravalorado. Se ha de revalorizar la importancia que tiene en la historia de España - pues Morente fue un representante muy significativo de una generación de pensadores que surgen alrededor de la Institución Libre de Enseñanza y que forman parte de las empresas intelectuales de Ortega y además tuvo gran incidencia en la Universidad española, especialmente en la madrileña- y en la de la filosofía española.

2. Morente recibió influencias bergsonianas, neokantianas,

institucionistas, fenomenológicas, axiológicas y orteguianas. Hemos constatado también la influencia liberal y su aceptación de algunas ideas de la ética estoica. Enfoca sus problemas desde la óptica de la ética y de la metafísica. Su nueva metafísica de la vida inspirada en Ortega y Gasset y en el existencialista Heidegger, en el fondo es una reacción al olvido del ser.

3. Sustancialmente, su itinerario lo he deducido de su relato “El hecho

extraordinario”. 4. La estructura del relato de “El hecho extraordinario” está descrita en I.

3. 2.

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5. En la peculiar situación de su exilio, constata que los hechos de su vida

no dependen de él. Así, se le plantea vitalmente el problema del sentido de estos hechos. En definitiva, se plantea existencialmente la alternativa entre providencia y determinismo.

6. Descubre que ha de existir una providencia divina que fundamente el

finalismo que acaba de descubrir a partir de su concepción heterónoma de la vida. Pero, como muchos institucionistas, está adherido al deísmo. Con lo cual, esta providencia es concebida como providencia en sentido deísta. Es una providencia lejana y cruel. ¿Qué actitud tomar respecto a ella? Piensa que en cuanto que ella es infinita deberá someterse estoicamente, pero en cuanto ella es cruel se ve inclinado a la rebelión.

7. Esto plantea el problema de la libertad. Al ser la providencia la causa

de los hechos de su vida, la libertad humana se hace imposible. Pues, como Kant, piensa que la necesidad excluye la acción libre. Luego, como para los estoicos, no puede cambiar su destino y su libertad externa es ineficaz. De donde, como para estos, la única posibilidad de liberación y la libertad suprema está en el suicidio. Pero, esto sería elegir la nada para liberarse de Dios. De donde, la imagen de este Dios despótico le ha conducido a un callejón sin salida.

8. Hemos comparado la noción de mal en Morente con la del converso Jacques Maritain. Para Morente, el mal no es una privación incausada, sino según una concepción axiológica es un valor negativo encarnado en la cosa. La existencia del mal responde a una causación. Luego, Dios no solo permite el mal, sino que es la causa directa del mismo. Para Morente, esto no compromete la inocencia divina, pues este Dios liberal, como el Dios del racionalismo de Descartes, es necesariamente ilimitable en su libertad infinita por norma moral alguna. De donde, la libertad divina no es una libertad para el bien, sino que puede causar cualquier mal al hombre. Y, el hombre queda a merced de los antojos arbitrarios e incomprensibles de Dios. Entonces, resulta inexplicable un mal que viene de las manos de Dios.

9. Al abrirse a Cristo doliente y solidario con el que sufre, comprende al

Dios de la fe y se convierte al cristianismo. Y esto le resolverá todos sus problemas existenciales. En particular, la Providencia ha de verse ya con otros ojos y, no como dañina.

10. Desde su fe, reconoce en Cristo a la verdadera providencia, con lo

cual ha logrado una nueva imagen de Dios. Como C. S. Lewis, ha pasado de un Dios filosófico lejano al Dios personal cercano. La forma en la que Morente

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compara al Dios de los filósofos con el Dios de la fe recuerda a Pascal. Su nueva imagen de Dios queda confirmada con una experiencia de tipo místico. Con lo cual, Morente ha pasado por 3 etapas: desde un Dios de los filósofos (1) a un Dios de la fe (2) y finalmente, a un Dios de los místicos (3).

11. Desde su fe en Cristo, descubre que la libertad humana no reside en

una no necesidad o en afirmar la propia voluntad, sino en querer, en amar la voluntad divina. No puede pues, haber incompatibilidad entre la libertad divina y la humana, pues lo que Dios me da, lo quiero.

12. Toda su problemática ha estado determinada por su idea de Dios. Y,

como para C. S. Lewis, todo su proceso ha sido el paso de un Dios lejano a un Dios cercano. Solo el Dios de la fe, en el cual se puede confiar porque se ha acercado al dolor humano, le ha resuelto el problema del mal. También, puede hablarse en Morente del Dios de los místicos. El hecho extraordinario de Morente guarda cierta similitud con la presunta experiencia narrada por Pascal en “El Memorial”. Para Morente, esa experiencia de tipo místico es el culmen de su conocimiento de Dios y es lo que le decide a ser sacerdote católico. Es también la clave para comprender el giro completo de su pensar.

13. Una nueva perspectiva de investigación sobre Morente, aparece en el

estudio de las relaciones entre razón y fe, consideradas tanto en relación a las cuestiones que plantea en su itinerario conversivo (1), como en el estudio que hace teóricamente de estas relaciones (2), como en la influencia que la fe ejerció sobre su nueva filosofía.

14. Al convertirse decide renovar completamente su pensamiento

filosófico. Ello conlleva cristianizar su filosofía anterior y clarificar su nuevo pensamiento. Este nuevo proyecto filosófico lo llevó a término en las 2 etapas siguientes: (1) no transmisión de su nuevo pensamiento hasta clarificarlo y, (2) acercamiento a Sto. Tomás.

15. La 1ª etapa corresponde a sus “Lecciones preliminares de Filosofía”,

donde de propósito oculta su nuevo pensamiento, evitando incluso rozar el tema religioso. Ello nos consta por una carta a Mons. Eijo y Garay.

16. La 2ª etapa o acercamiento a Sto. Tomás. Con ocasión de sus estudios

eclesiásticos, descubre como la fenomenóloga Edith Stein que la filosofía católica sigue a Sto. Tomás y, entonces hace un esfuerzo de acercamiento a la misma desde la fenomenología. En las clases que Morente imparte en Madrid, intenta hacer filosofía cristiana, habiendo incorporado algunas claves del tomismo. Pero su mente no está aún totalmente convertida. En cuanto que

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titubea, nos recuerda a J. Maritain, si bien al convertirse éste, tenía una mente filosóficamente menos hecha. En 1940, Morente califica el tomismo de filosofía abierta, verdadera y objetiva. En 1941, considera que Sto. Tomás es el clásico por antonomasia. Y, en 1942, tiene su gran profesión de realismo. Su pronto fallecimiento, hizo que su tomismo no pudiese madurar completamente.

17. Cuando Morente fallece, la evolución de su pensamiento filosófico

tiene ya una dirección definitiva, aunque ha dejado incompleto su esfuerzo de replanteamiento teórico. Se puede vislumbrar algo de hacia donde caminaba mediante su filosofía de la historia de España.

18. En suma, el testimonio personal de Morente resulta muy interesante

porque nos permite observar en vivo como se plantea las grandes cuestiones filosóficas de la existencia de Dios, de la providencia, de la libertad y del mal. Y, como consigue dar respuesta a las mismas desde la fe en Cristo a la que ha llegado desde su problemática filosófica.

19. Completamos esta investigación filosófica con una conclusión

teológica. En la religión católica está la plenitud de la verdad. Un rayo de luz del catolicismo ha penetrado en la frente del Profesor Morente. Esta luz superior ha operado un cambio positivo en la mente de este gigante, y le ha dado las alas de águila que le faltaban para remontarse a las mayores alturas.