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    Consenso progresista:Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono SurCompiladores:Yesko Quiroga, Agustn Canzani, Jaime Ensignia.

    Autores:Fabin Repetto, Mariana Chudnovsky, Zuleide Arajo Teixeira, Gonzalo Martner,

    Carmen Midaglia.

    Editado en 2009.

    Los artculos que publicamos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no

    traducen necesariamente el pensamiento de la Fundacin Friedrich Ebert. Se admite la

    reproduccin total o parcial de sus trabajos como asimismo de sus ilustraciones, a

    condicin de que se mencione la fuente y se haga llegar copia a la redaccin.

    Fundacin Friedrich Ebert

    Fundacin Chile 2Fundacao Perseu AbramoFundacin Lber SeregniCEPES: Centro de Estudios Polticos, Econmicos y Sociales

    www.fes.cl

    Diseo y Diagramacin:

    Ildefonso Pereyra.

    Ilustracin de Tapa:

    Viviana Ponieman.

    Coordinacin de la publicacin:

    YUNQUE de Ildefonso Pereyra.

    [email protected]

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    INDICE

    Presentacin ...................................................................................................................................................... 7

    ARGENTINA .......................................................................................................................................................15Las polticas sociales en la Argentina recienteAvances y desafos desde una perspectiva progresista

    por Fabin Repetto y Mariana Chudnovsky

    BRASIL ................................................................................................................................................................... 47Consenso progresista desde el Surpor Zuleide Arajo Teixeira

    CHILE ...................................................................................................................................................................... 85Consenso polticas sociales post neoliberalesLa experiencia de Chile

    por Gonzalo Martner

    URUGUAY ...........................................................................................................................................................149

    Las polticas sociales del gobierno de izquierda en UruguayUna aproximacin a sus caractersticas y resultados

    por Carmen Midaglia

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    Presentacin

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    Construccin de ciudadana. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur

    P R E S E N T A C I N

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    FUNDACIONES Y CENTROS POLTICOS PROGRESISTAS:FORJANDO EL AVANCE DEMOCRTICO Y SOCIAL

    En varios pases latinoamericanos existen fundaciones y centros cercanos a los

    partidos o movimientos polticos progresistas. Habitualmente no disponen de

    una gran estructura organizativa, ya que no cuentan con financiamiento

    permanente, ni mucho menos pueden partir de una base cierta de

    financiamiento pblico, como sucede en el caso de las fundaciones polticas

    alemanas.

    Guardando las distancias y contrastes entre los pases, los partidos, en general,muestran grandes deficiencias para encarar efectivamente un aggiornamento

    programtico, imprescindible para su vigencia tal como lo sealan

    reiteradamente tantos analistas. En sentido similar, llama la atencin -por

    paradjico- otro flanco dbil que los partidos, no pueden ocultar: su creciente

    incapacidad para agregar intereses en las sociedades, articularlas y traducirlas en

    posiciones y hechos polticos, lo que constituye una de las funciones por

    excelencia de este tipo de organizacin poltica.

    En nuestros das, una gran cantidad de ONG y organizaciones sociales han

    ocupado un terreno importante en el debate sociopoltico, tanto en el nivel

    nacional como internacional. Algunas de ellas han logrado valiosos niveles de

    respeto y credibilidad a partir de su trabajo en el mbito poltico y social. A su

    vez, por diversas razones, se observa cierta tendencia en estas organizaciones

    a tomar distancia de los partidos. Una de las principales razones de ello, es que

    muchas veces a los partidos les resulta difcil asumir en su prctica poltica

    cotidiana nuevos fenmenos y demandas sociales, propias de las sociedadescontemporneas.

    Concientes de la necesidad de aportar a la generacin de nuevas respuestas

    polticas, las fundaciones y centros polticos progresistas en Argentina Brasil,

    Uruguay y Chile se proponen como plataforma de debate poltico, de dilogo,

    reflexin e intercambio de experiencias sobre los procesos polticos, econmicos

    y sociales de Amrica del Sur.

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    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    En 1995 se constituy la Fundacin Chile 21, prxima a los partidos de la

    Concertacin de Partidos por la Democracia. Un ao despus naci la Fundacin

    Perseo Abramo, vinculada al Partido de los Trabajadores del Brasil. Aos

    despus se suman a los centros de pensamiento del sector progresista, el Centrode Estudios Polticos, Econmicos y Sociales (CEPES) de Argentina y la reciente

    creada, Fundacin Lber Seregni, cercana al Frente Amplio de Uruguay,

    En 2004, por iniciativa de la Fundacin Chile 21 y con el apoyo de la Fundacin

    Friedrich Ebert de Alemania, estas organizaciones formaron una red con el

    objetivo de aportar al debate poltico y a la generacin de nuevas visiones desde

    perspectivas regionales. En este contexto, la red abord un tema sustantivo

    para los pases latinoamericanos, como lo es la concentracin extrema de losingresos y de la riqueza.

    Por ms de una dcada, las polticas neoliberales de mercado agudizaron este

    proceso, profundizando la creciente prdida de legitimidad de los sistemas

    polticos y, en algunos casos, de las propias democracias. Aos despus en casi

    todos los latinoamericanos asumieron gobiernos progresistas, justo por la

    promesa de una mayor justicia social; pero aun cuando en varios pases se han

    reducido los niveles de pobreza, esto no es sinnimo de una mayor justicia social.

    Desde el ao 2005, con la participacin activa de la presidenta de Chile, Dra.

    Michelle Bachelet y, con la cooperacin de la Fundacin Friedrich Ebert y otras

    fundaciones europeas, Chile 21 y la Red de Fundaciones Progresistas del Cono

    Sur, realizan el Foro Anual del Progresismo, en donde se analizan y se debaten,

    los avances, dificultades y retrocesos de las polticas de los gobiernos

    progresistas de la regin. A estos foros anuales, asisten lderes polticos y

    acadmicos de los pases del Cono Sur, de algunos pases europeos y,ltimamente, de Bolivia y Colombia.

    En este contexto, la Red de Fundaciones Progresistas del Cono Sur y la FES

    realizan adems evaluaciones sectoriales de las polticas llevadas a cabo por los

    gobiernos del Brasil, de Chile, de Argentina y del Uruguay. En seminarios

    realizados en Buenos Aires, Montevideo y Sao Paulo, se analizaron durante el

    ao 2008, ejes temticos como la Integracin Regional, las polticas sociales y la

    reforma de los partidos polticos.

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    Presentacin

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    Para el transcurso del ao 2009, se pretende darle continuidad a este esfuerzo

    conjunto analizando las polticas econmicas y exteriores. Estas actividades

    regionales, se complementan con la cooperacin entre esta red y las oficinas de

    la FES del Cono Sur a nivel nacional.

    Esta publicacin sobre las polticas sociales de los gobiernos progresistas del

    Cono Sur, que colocamos a disposicin del lector, es resultado de un esfuerzo

    mancomunado de la Red de Fundaciones Progresistas y de la Fundacin

    Friedrich Ebert para entender mejor tanto los avances como los vacos polticos

    de los ltimos aos en la regin.

    Yesko QuirogaRepresentante de la Fundacin Friedrich Ebert-Chile

    Jaime EnsigniaDirector del Proyecto Sociopoltico de la

    Fundacin Friedrich Ebert-Chile

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    LAS POLTICAS SOCIALES, SEA DE IDENTIDAD PROGRESISTA

    A fines de junio de 2008, un grupo de polticos, tcnicos y funcionarios de

    gobierno de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, convocados por la Red deFundaciones Progresistas del Cono Sur con el apoyo de la Fundacin Friedrich

    Ebert, se reunieron durante dos das en Montevideo para discutir sobre el

    desarrollo y los resultados de las polticas sociales recientes en sus pases. El

    Seminario forma parte de un proyecto de ms largo aliento, que busca

    identificar las bases de un consenso progresista en la regin.

    La base de la discusin fueron cuatro documentos con descripciones de los

    procesos nacionales, elaborados por expertos independientes, que analizabancon un esquema comn las experiencias. Los expertos recibieron una pauta con

    un esquema analtico, y elaboran sus aportes expresando su propio punto de

    vista. Como los lectores podrn advertir, es difcil sintetizar el contenido de los

    documentos en pocas lneas, y mucho ms resumir el intercambio generado

    durante esas dos jornadas. An as, algunos rasgos comunes y ciertas

    interrogantes pueden levantarse como base para profundizar discusiones futuras.

    El primer aspecto resaltable que atraviesa como teln de fondo todos lostrabajos y las discusiones del Seminario es una concepcin de la democracia que

    supera la ms clsica visin procedimental, y considera que un sistema de este

    tipo debe comprender una ciudadana basada en derechos, apoyada en amplias

    posibilidades de participacin y asegurando no slo igualdad de oportunidades

    sino, tambin, niveles bsicos de igualdad de resultados.

    Luego de ms de una dcada de predominio neo-liberal, se verifica la existencia

    de un legado que, en todos los casos, marc profundamente y de maneranegativa- nuestras sociedades y an condiciona las actuaciones de los diferentes

    gobiernos para recrear los sistemas de proteccin social.

    Una parte de la respuesta a esta situacin se vincula directamente con la

    necesidad de un Estado fuerte no necesariamente grande, ya que es una

    cuestin de capacidades ms que de tamao- que tenga poder de intervencin

    y lo ejerza criteriosamente, asumiendo las formas que la historia, la economa,

    la sociedad y las caractersticas de cada pas requieran.

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    Reconocer el papel de este Estado no implica, necesariamente, aceptar como

    bueno su funcionamiento actual. Por el contrario, existe acuerdo respecto a la

    urgente necesidad de comenzar o profundizar su reformulacin, una tarea que

    an necesita de una discusin ms profunda en clave progresista.

    En ese marco, la poltica como instrumento y como campo de accin adquiere

    una relevancia fundamental. Y la poltica no es una cuestin neutra, est basada

    en ideologas, que no son otras cosas que cuerpos de creencias que orientan las

    decisiones. Como esos cuerpos de creencias son diversos y muchas veces

    enfrentados- nunca se olvida que la poltica tiene un componente

    confrontacional, que no se pierde an cuando este se articule dentro de las

    reglas de juego del sistema democrtico. Por esos motivos, sin desconocer losaportes tcnicos, la reivindicacin de la poltica como un elemento central en las

    orientaciones de los gobiernos progresistas es clave.

    El Seminario tambin parece mostrar un acuerdo respecto a la importancia de las

    polticas pblicas en general y de las polticas sociales en particular. Pero estas no

    se conciben aisladas, sino articuladas de maneras diversas con los actores colectivos

    que son el soporte de los proyectos de cambio. Los partidos polticos tienen all un

    rol decisivo, pero no estn solos en la tarea, y deben construir en cada pas y adiferentes niveles alianzas con actores diversos para hacer de esas polticas algo

    ms de una ancdota, sino parte de un verdadero proyecto de cambio.

    Las polticas sociales son una forma de intervencin privilegiada, y como los

    demuestran los trabajos presentados en el Seminario, han sido fruto de muchas

    tanto de experiencias innovadoras como de reformulaciones tradicionales

    exitosas por parte del progresismo de la regin. Pero est claro que estas

    polticas sociales adquieren importancia en tanto no se limiten a un mero rolcompensador y asuman un papel de promocin, de eliminacin de

    desigualdades, en definitiva, de realizacin efectiva de ciudadana.

    Estas polticas sociales no actan solas: buena parte de su eficacia y su eficiencia

    proviene de una articulacin con otras polticas sectoriales, entre las cuales se

    seala la importancia particular de las polticas laborales y de las polticas

    tributarias, especialmente por la importancia que ellas puedan tener en

    cuestiones como la distribucin del ingreso y la configuracin de oportunidades

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    Presentacin

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    y diferenciales calidades de vida. Una discusin integral debera tomar en cuenta

    estos aspectos.

    Las coincidencias son abundantes y relevantes como para identificar unaorientacin comn de los gobiernos progresistas en esta rea de poltica pblica.

    Pero no deben dejar de lado de identificacin de algunas diferencias, que son

    esenciales para la profundizacin del debate.

    An cuando se consolida un acuerdo en torno a la necesidad del crecimiento

    econmico como una condicin facilitadora para la distribucin, se verifican

    visiones diferentes respecto a cundo, cunto y cmo debera distribuirse. Si

    bien algunas diferencias pueden explicarse por momentos histricos particularesque viven las experiencias de los gobiernos progresistas en el cono sur, las

    coyunturas no parecen suficientes como factor explicativo, lo que requiere de

    mayor anlisis.

    Tambin existen discusiones respecto a enfoques e instrumentos. Un ejemplo

    claro en este sentido es el debate entre polticas focalizadas y polticas

    universales. Es que se trata de abordajes complementarios, o en realidad

    representan formas distintas y hasta enfrentadas de abordar la cuestin social?Si bien la existencia de un pilar universal en las polticas sociales parece tener un

    apoyo mayoritario, hay matices en la forma en que esto se interpreta en

    distintos pases.

    Estas diferencias no llegan a ocultar un encuentro mayor, y es la seguridad que

    en esta regin de Amrica Latina se est atravesando una etapa histrica

    particular: en un contexto econmico relativamente favorable, las fuerzas

    progresistas en el gobierno en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay estn llevandoadelante proyectos de cambio que implican profundas transformaciones en sus

    sociedades. Y a esa conclusin se llega asumiendo la diversidad que el

    progresismo puede adquirir en cada pas, sin buscar alumnos ejemplares ni

    casos desviados, aceptando las diferencias y tratando de aprender de ellas.

    Pero lo que queda claro en el anlisis de las polticas sociales en estos cuatro

    pases es que ms all de esas diversidades, los modelos estn cruzados por una

    sensibilidad comn, una forma de ver el mundo que pone en el centro de las

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    preocupaciones el combate a las desigualdades y la construccin de una

    sociedad ms justa. Los trabajos que aqu se presentan pueden servir como base

    para seguir avanzando en esta tarea.

    gustn CanzaniDirector Ejecutivo de la Fundacin

    Lber Seregni, Uruguay

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    Presentacin

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    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

    1 Este trabajo se respalda fuertemente en Repetto (2008), a la vez que desarrolla lapresentacin realizada por los autores en el Primer Seminario Consenso Progresistadesde el Sur, Montevideo, agosto 2008.2 Este trabajo fue realizado a solicitud del Centro de Estudios Polticos, Econmicos ySociales (CEPES) por Fabin Repetto, consultor internacional en polticas sociales yresponsable de la temtica de proteccin social en el Centro para la Implementacin dePolticas Pblicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), y por Mariana Chudnovsky,coordinadora de Programas en el mbito de la proteccin social en el Centro para la

    Implementacin de Polticas Pblicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).

    A R G E N T I N A

    LAS POLTICAS SOCIALES

    EN LA ARGENTINA RECIENTE

    Avances y desafosdesde una perspectiva progresista1

    Fabin Repetto y Mariana Chudnovsky2

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    Argentina

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    INTRODUCCIN

    El presente trabajo se propone trazar una breve historia del modo en que se

    enmarca la poltica social argentina en un gobierno (el encabezado por NstorKirchner entre 2003 y 2007) que en los hechos avanz en la transformacin de

    algunas de las tendencias dominantes en los aos inmediatos, en particular en

    lo referido al rol del Estado. Se trata de un corto perodo en el cual la tendencia

    de deterioro social que produjo la crisis de 2001/2002 fue cambiando con el paso

    de los aos (al menos hasta 2006), en particular por la manera en que el mercado

    de trabajo (y su consiguiente impacto en la generacin de ingresos de las

    personas) gener mayores oportunidades de insercin al mismo, en consonancia

    con las bondades de un ciclo econmico bien aprovechado por un activismoestatal desconocido en los quince aos previos. La Argentina transit, por ende,

    de una enorme crisis poltico-institucional y socio-econmica hacia un escenario

    de crecimiento econmico y mejora de sus indicadores sociales fundamentales.

    Esto muestra una compleja e inacabada ruptura con la dcada de los aos 90

    e inicios del nuevo siglo, perodo caracterizado por profundas reformas a favor

    del mercado, con una muy fuerte impronta ideolgica destinada a promover la

    retraccin estatal. En esos aos, las transformaciones econmicas promovidasentre otros actores por los organismos internacionales de crdito, y finalmente

    decididas por las lites nacionales ganadoras de un nuevo ciclo de cambios en

    la correlacin de fuerzas, involucraron entre otras medidas: la liberalizacin

    comercial, la desregulacin de los mercados, el ajuste del dficit pblico, la

    reforma del Estado, la descentralizacin, la privatizacin de empresas pblicas,

    la liberalizacin del sistema financiero y de la cuenta de capital. Todas ellas, sin

    excepcin, fueron implementadas de manera brutal en la Argentina. Se trat,

    en suma, de un perodo de cambios dramticos en el pas que se inici conreformas profundas en el contexto post-hiperinflacin y se cerr con una

    enorme crisis en el agotamiento de la convertibilidad cambiaria.

    Teniendo como contexto esa referencia, el primer elemento fundamental a

    destacar del gobierno encabezado por Nstor Kirchner refiere al rol del Estado.

    En efecto, sobre todo en los primeros aos de dicha administracin, se observ

    la recuperacin del ejercicio del poder por parte de quienes tienen la

    responsabilidad y el mandato ciudadano de gobernar el Estado. Este aspecto,

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    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    de sentido comn en otras latitudes, result una excelente noticia en Argentina

    luego del importante deterioro de la funcin de gobierno que existi durante

    las etapas anteriores con los gobierno de Menem y De la Rua. Asimismo, este

    cambio en la tendencia general, estuvo acompaado de cierta mejora parcialen algunos aspectos regulatorios (en particular del mercado de trabajo), de un

    claro papel pro-activo en aspectos claves de la dinmica macroeconmica y de

    un creciente aumento en la acumulacin de reservas monetarias.

    Ahora bien, cuando la mirada se desplaza hacia el campo de las polticas sociales,

    aqu tambin se destacan buenas noticias durante los ltimos aos. Sobre todo,

    si se compara a este perodo con el conjunto de los gobiernos que se sucedieron

    desde el retorno a la vida democrtica en 1983. Si bien parte importante de lamejora en los indicadores sociales (particularmente en lo referente a problemas

    de desempleo y pobreza) se vincula estrechamente a las bondades del ciclo

    econmico expansivo, tambin es cierto que se avanz en aspectos cruciales de

    las polticas de salud, de educacin y de seguridad social (con marcado nfasis en

    el inters pblico/colectivo ms que privado, cambiando la relacin preexistente

    entre Estado y Mercado), a la vez que las acciones de combate a la pobreza,

    expresin cabal del neoliberalismo de los 90 en el campo de lo social,

    aumentaron al menos su escala, an cuando subsiste dispersin y pasos por darpara conformar al respecto una poltica pblica consistente y acorde a la magnitud

    y caractersticas de dicha problemtica en el pas.

    Para abordar los cambios y retos de la poltica social argentina durante el

    gobierno de Nstor Kirchner, el trabajo se desarrolla en cinco secciones, adems

    de esta introduccin. En la primera se revisan las principales caractersticas del

    escenario social argentino en el marco del contexto econmico y poltico en que

    se inscribi el inicio de dicho gobierno. En la segunda parte, se exploran loscambios acontecidos en campos crticos de la poltica social, tomando como

    referencia las reformas previas realizadas en cada uno de ellos, en los aos

    recientes de fanatismo pro-mercado. En la tercera seccin se realiza un breve

    parntesis conceptual, a modo de comprender las polticas sociales (sus alcances,

    funciones, contenidos) en el marco ms global de la institucionalidad poltica y

    social. En cuarto lugar se vuelven a explorar de modo agregado los principales

    indicadores sociales, reconociendo de antemano la dificultad metodolgica y

    prctica de asociarlos linealmente con los cambios acontecidos en la poltica

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    Argentina

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    social. Finalmente, en la quinta seccin se exploran algunas lecciones aprendidas

    y algunos retos que tiene por delante la poltica social argentina, en particular

    si la misma habr de reforzar en el futuro su contenido progresista.

    CARACTERSTICAS DEL CONTEXTO SOCIAL EN QUE SE INSCRIBEEL GOBIERNO DE NSTOR KIRCHNER: CRISIS PROFUNDA Y MULTIFACTICA

    La Argentina ingres al siglo XXI en medio de una brutal crisis de ndole diversa,

    destacando la confluencia del deterioro de la autoridad poltica, la muy fuerte

    recesin econmica y el deterioro creciente de los indicadores sociales. Las

    nefastas consecuencias del gobierno neoliberal encabezado por Carlos Menemdurante una dcada (1989-1999), sumado a la inoperancia del gobierno de

    Fernando De la Rua (2000-2001) generaron un entorno sumamente crtico, sin

    antecedentes ms o menos recientes en el pas.

    Este trabajo no se propone ahondar en los viciosos vasos comunicantes que se

    generaron entre la deslegitimidad de la poltica y las reformas pro-mercado que

    llevaron adelante los mencionados gobiernos, aunque s es necesario y

    pertinente reconocer los rasgos sociales fundamentales que caracterizaban a laArgentina (como expresin de un perodo que se inicia en la dcada del 70) en

    el momento de asumir en el ao 2003 el nuevo gobierno electo por voto

    popular encabezado por Nstor Kirchner.

    La sociedad argentina mostraba en el ao 2003 rasgos notoriamente diferentes

    a la imagen que pudiese observarse un cuarto de siglo atrs. Muchos cambios

    han acontecido en ese lapso, caracterizado no slo por los vaivenes polticos

    sino tambin por las transformaciones en el modelo econmico. La gestacinde un deterioro significativo de las condiciones de vida de amplios sectores de

    la poblacin arranca sin duda a mediados de los aos `70, en especial con el

    inicio de la dictadura militar. A partir de entonces, y an con el retorno y

    consolidacin de la institucionalidad democrtica desde 1983, la estructura

    social argentina se vio nuevamente sacudida con dos hitos muy crticos: el

    primero de ellos relacionado con los procesos hiperinflacionarios de 1989/1990;

    el segundo con la crisis no slo socio-econmica sino tambin poltica-

    institucional de los aos 2001/2002.

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    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    Esos tres momentos especficos, pero articulados como mojones de cambios

    profundos en la vida poltica, econmica y social de la Argentina, fueron

    plasmando una sociedad que expresaba, en el inicio del nuevo siglo, la

    combinacin de tendencias de largo y corto plazo. Respecto a las de largo plazo,sobresale el creciente empobrecimiento y segmentacin de los sectores medios,

    el fuerte deterioro de las condiciones laborales, la cristalizacin de muy

    desiguales condiciones de vida en trminos de comparaciones entre provincias

    y entre sectores de la sociedad. En cuanto a las tendencias de ndole ms

    coyuntural, sobresalen los fuertes vaivenes en los ndices de pobreza e indigencia

    medidos por ingreso, lo cual acompa sin duda la dinmica macroeconmica

    general del pas en los ltimos treinta aos3.

    Indicado lo anterior, a continuacin se presentan algunas consideraciones

    generales (en trminos de mediano plazo y evolucin reciente) sobre aspectos

    clsicos del anlisis de situacin social: pobreza/indigencia, desigualdad y

    mercado de trabajo4.

    El pas no conoci problemas de escala relevante en materia de pobreza por

    ingreso (y mucho menos de indigencia) hasta bien entrada la dcada del 80,

    momento donde el retorno a la vida democrtica permiti una crecientevisibilizacin de la problemtica, fenmeno asociado al menos a tres cuestiones:

    a) la objetiva existencia de sectores de la poblacin en situacin de pobreza por

    ingreso; b) la decisin poltica del primer gobierno democrtico post-dictadura

    de afrontar esta situacin en tanto herencia del pasado; y c) la presencia de

    profesionales altamente calificados en el Estado y la academia con capacidad de

    desarrollar estudios importantes sobre el problema de la pobreza.

    20

    Argentina

    3 Las estadsticas oficiales argentinas registran, de modo fehaciente hasta el ao 2006,la informacin sobre la dinmica de la estructura social.4 Se reconoce de antemano, por supuesto, que los problemas sociales que afectan avastos sectores de la sociedad argentina no son compartimentos estancos tan fcilmenteseparables como las medidas y conceptos indicados, no obstante lo cual emerge todavamuy incipiente la posibilidad de construir analtica y estadsticamente mejoresaproximaciones a la siempre mencionada multidimensionalidad de los problemas

    sociales.

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    Ms all de estos primeros antecedentes a mediados de los aos80, fue a partir

    del proceso hiperinflacionario de 1989/1990 donde la pobreza alcanz un

    nuevo status como problema pblico, no slo por el efecto en la opinin pblica

    de una alta conflictividad social relacionada de alguna u otra manera con lacrtica situacin, sino tambin por algo que habra de sacudir por entonces el

    imaginario (y hasta unos aos antes dado como proceso real) de la movilidad

    social ascendente (Minujin y Kessler, 1995).

    A partir de entonces la pobreza y la indigencia subieron y bajaron al ritmo de

    la dinmica econmica. Con los primeros aos del Plan de Convertibilidad puesto

    en marcha en 1991 la incidencia de ambos problemas se redujo

    considerablemente hasta el ao1994, a partir del cual, y ms all de vaivenes decorto plazo, comenz a aumentar hasta llegar a extremos muy altos como

    consecuencia de una nueva gran crisis, en este caso la que estall entre 2001 y

    2002, momento en que al fin se tom la decisin de salir de la Convertibilidad.

    En sntesis: Las caractersticas estructurales del modelo de crecimiento

    econmico vigente durante la dcada de los noventa repercutieron en forma

    contundente sobre las familias en la parte baja de la estructura social. Los

    escasos mecanismos compensatorios a los que pudieron recurrir se mostraron

    insuficientes frente a la magnitud de las transformaciones en el mercado detrabajo (Beccaria y Groisman, 2005:154).

    Pese a esos significativos avances, probablemente ms asociados a los efectos

    del crecimiento econmico que a polticas sociales redistributivas (an

    reconociendo la existencia de importantes esfuerzos focalizados de

    transferencias de ingresos a los ms necesitados), una tendencia pareca

    cristalizarse en tanto herencia de lo que ya no poda definirse como nueva

    pobreza: el deterioro de vida de los sectores medios. Al decir de Svampa: Conuna virulencia nunca vista, la nueva dinmica excluyente puso al descubierto un

    notorio distanciamiento en el interior mismo de las clases medias, producto de

    la transformacin de las pautas de movilidad social ascendente y descendente.

    Dichas transformaciones terminaron de abrir una gran brecha en la sociedad

    argentina, acentuando los procesos de polarizacin y vulnerabilidad social ().

    Asimismo, tanto la degradacin de los servicios pblicos (educacin, salud,

    seguridad) como la privatizacin de los servicios bsicos, contribuyeron

    fuertemente al empobrecimiento de los sectores medios, en un contexto

    21

    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    22/189

    signado por la precarizacin laboral y la inestabilidad (). En resumen, la

    fractura intraclase se hizo mayor a mediados de los 90, cuando el

    empobrecimiento pas a vincularse no slo a la prdida de poder adquisitivo,

    sino tambin al desempleo (2005: 138-140).

    En relacin a lo ocurrido en el mercado de trabajo, cabe indicar brevemente lo

    acontecido hasta el 2002. La dcada ms crtica para el caso argentino en

    tiempos recientes fue representada nuevamente por los 90, donde el

    neoliberalismo vigente orient parte importante de su capital poltico e

    influencia ideolgica al servicio del cambio de los patrones regulatorios del

    factor trabajo. Danani y Lindenboim lo expresan bien, cuando afirman: No

    decimos aqu que antes de los 90 no haba desproteccin y precarizacin en lasrelaciones laborales. Pero no hay dudas acerca del efecto tanto a nivel macro

    como a nivel micro- del aumento del desempleo, del subempleo, de la

    precariedad, todo ello simultneo y en paralelo con sucesivas modificaciones de

    las normas regulatorias del mercado de trabajo. Desde la ley de empleo de

    1991 en adelante se sucedieron modificaciones que en su casi totalidad

    contribuyeron a desmontar dcadas de proteccin de los trabajadores

    asalariados (2003:265)5.

    Complementaria a esta visin, y en trminos de la relacin entre el trabajo y la

    dinmica productiva, Beccaria ha sealado: Al comps de las alternativas que

    enfrent la produccin agregada, el mercado de trabajo se comport de

    manera dismil a lo largo de los noventa, aunque el panorama global del decenio

    fue de un marcado desmejoramiento de las variables laborales (2005:29)6.

    22

    Argentina

    5 Para un perodo previo al ao 2003, Gasparini (2004) explica el deterioro de las condicioneslaborales de las personas no calificadas a partir de razones polticas (prdida de poderde los trabajadores y debilidad de la legislacin laboral) y razones de mercado (fuertecada de la demanda de mano de obra no calificada).6 Las reformas estructurales introducidas en buena parte de los mercados de trabajoen Amrica Latina durante las dcadas de los ochenta y los noventa han tendido aindependizar la formalidad laboral de la proteccin social. Como consecuencia de loanterior, el acceso al empleo, si bien resulta una condicin necesaria para la inclusin yla proteccin social, est lejos de ser una condicin suficiente (Paz, 2004:93). Argentina, claro

    est, represent un ejemplo claro de dicha afirmacin.

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    Respecto a la distribucin del ingreso, resulta claro que los cambios excluyentes

    que se registraron en el mercado de trabajo durante los aos 90 y la primera

    parte de la presente dcada, habran de generar impactos negativos en otras

    dimensiones del bienestar de las personas y sus familias. Uno evidente serelaciona con sus efectos crticos en trminos de la distribucin del ingreso,

    aspecto que permite observar, aunque sea parcialmente, ciertas dinmicas de

    la sociedad argentina. Seala el propio Beccaria: la desigualdad de principios

    del decenio del 2000 fue similar a la registrada a fines de la dcada de 1980. Al

    evaluar esta similitud debe tenerse en cuenta que los perodos de elevada

    inflacin fueron acompaados de marcados deterioros distributivos ().

    Parecera tener apoyo, entonces, la hiptesis de que la creciente diferenciacin

    en los niveles de inestabilidad laboral acentu el aumento de la desigualdad delos ingresos ms permanentes (2006:155).

    El endurecimiento de las desigualdades fue agravado, adems, por la propia

    reforma de la poltica social. La privatizacin de servicios pblicos y los

    cuasimercados de seguros sociales se mostraron ms efectivos en crear

    oportunidades de negocios, segmentando la oferta y la demanda, que en

    ampliar la cobertura y mejorar la calidad de los servicios pblicos y la proteccin

    social. La desregulacin y flexibilidad laboral se mostraron ms tiles en reducircostos laborales y precarizar a los asalariados que en promover el crecimiento

    del empleo y la mejora de los ingresos de la poblacin. La prioridad sobre

    programas sociales y proyectos asociativos de economa social se mostr ms

    efectiva en la creacin de economas de la pobreza, insostenibles sin

    proteccin pblica masiva e intensa, que en la restauracin de la ciudadana

    social, la empleabilidad y la autonoma socioeconmica de individuos y grupos

    en riesgo (Repetto y Andrenacci, 2006).

    Observando este proceso crtico de la sociedad argentina desde el prisma del

    gasto social, Isuani (2007) propone una mirada de conjunto a la dinmica del

    mismo, a partir de considerar la existencia de tres principios de la poltica social:

    a) discrecionalidad (el que da no tiene obligacin de dar y el que recibe no tiene

    el derecho de recibirlo); b) contribucin (accede al beneficio quien participa en

    su financiamiento); y c) ciudadana (tienen derecho a la poltica social todos los

    habitantes de un pas en su condicin de ciudadanos y ella se financia con los

    recursos que brindan los impuestos). La conclusin que desde esta perspectiva

    23

    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    extrae el autor es que la estructura que el Estado de Bienestar argentino posea

    a principios de la dcada de 1980 es bsicamente la misma que a comienzos del

    siglo XXI (2007:15). Esta implica, en sntesis, que la mayor parte del gasto social

    se concentra en el componente contributivo (seguridad social), mientras queun tercio del mismo se vincula a gastos propios del componente de ciudadana

    (educacin y salud), quedando el componente discrecional (el relacionado ms

    directamente con la lucha frente a la pobreza) como marginal en el volumen

    total de gasto social7.

    Resulta claro que la evolucin del gasto social en la Argentina, como sucede en

    general con todas las polticas pblicas fundamentales, est fuertemente

    asociada a los signos poltico-ideolgicos de los gobiernos de turno, as como algrado variable de incidencia que distintos grupos sociales tienen sobre su

    distribucin sectorial y jurisdiccional. Grupos empresariales, sindicatos y

    movimientos sociales, compiten segn el sector para influir sobre el Estado y

    obtener una porcin mayor del gasto social que afecta sus intereses particulares

    (Bertranou y Bonari, 2003).

    PRINCIPALES CARACTERSTICAS DE LAS POLTICAS SOCIALESEN LA ARGENTINA RECIENTE (2003-2007)

    Lo acontecido en los aos posteriores a la crisis de inicios de siglo han implicado,

    al menos parcialmente, una reversin en las tendencias excluyentes que

    resultaron de la poca de ajuste estructural (motorizada sobre todo durante

    los aos de gobierno de Menem, 1989-1999). El Estado ha recuperado algunas

    capacidades importantes y varias de las principales polticas pblicas estratgicas

    comenzaron a mostrar un contenido diferente al de la dcada pasada. En esecontexto, para entender los avances generados a partir del ao 2003 en las

    diversas polticas sociales, as como los diferentes retos que las mismas

    atraviesan, se requiere ubicar a dichas polticas y sus transformaciones en un

    24

    Argentina

    7 Isuani plantea una relacin estrecha entre esos principios y la clsica tipologa de EspingAndersen (1990), a saber: a) discrecionalidad se emparenta con el modelo liberal-residual; b) contribucin se asocia al modelo conservador-corporativo; y c) ciudadana

    se vincula con el modelo socialdemcrata.

    2

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    marco temporal que, en lnea con lo esbozado al trazar el panorama de los

    indicadores sociales, tiene su momento crtico de inicio a finales de 19898.

    SISTEMA PREVISIONAL

    Repetto y Andrenacci (2006) afirman que, entre las reformas de los 90, el caso

    ms marcado de desestatizacin fue el de seguros de retiro o de vejez. Tras

    profundizarse los problemas de financiamiento de las jubilaciones y pensiones del

    sistema de reparto, se avanz en una reforma que tendi a la construccin de un

    sistema de capitalizacin de aportes por parte de las administradoras privadas, a

    las cuales se les brind una serie de garantas para incentivar su participacin (LoVuolo et al, 1999). El cambio ms importante fue la extensin parcial (como

    sistema paralelo) o total (como sistema obligatorio) de la lgica del sistema de

    seguros privados a la totalidad de los asalariados formales, a travs de la ley Nro.

    24.241 del ao 1994. El Estado qued a cargo de desarrollar mecanismos de

    cobertura de informales o de formales inestables y de bajos ingresos.

    El objetivo principal de este tipo de reformas fue el aumento del ahorro interno

    nacional con estrategias que promovieran la capitalizacin individual y redujeranla dependencia de las cajas de seguros de retiro respecto de las finanzas

    estatales. El caso argentino fue particularmente poco exitoso en este aspecto.

    La reforma, que debi negociarse con instituciones sindicales an fuertes,

    culmin en un sistema doble paralelo, mitad pblico, con subsistencia de las

    cajas tradicionales bajo la rbita del ANSeS, y mitad privado, en fondos de

    capitalizacin individual (las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y

    Pensiones, AFJPs). A pesar de los importantes cambios en la composicin de los

    aportes y las edades y condiciones de retiro, al cabo de diez aos defuncionamiento, ni el Estado haba podido prescindir de los subsidios al sistema,

    25

    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

    8 Lo acontecido en el primer perodo de retorno a la vida democrtica (1983-1989) nopermite mostrar procesos de cambios significativos en la matriz de polticas socialespre-existentes y que resultaba herencia de la conformada desde los aos 40. Destaca,en todo caso, el dbil pero importante reconocimiento de la pobreza como una sealde identidad de la sociedad argentina, hasta entonces caracterizada, desde lo real ylo simblico, por tendencias de movilidad social ascendente y fuerte presencia de

    sectores medios.

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    ni las AFJPs haban generado un aumento sustancial del ahorro interno. La

    inestabilidad macroeconmica y la absorcin de recursos por un persistente

    dficit fiscal implicaron, a su vez, que el cambio tampoco representara ganancias

    para sus beneficiarios.

    Las mutaciones producidas en los 90 no resolvieron el desafo estructural de

    largo plazo, asociado a cmo atender a una gran proporcin de trabajadores

    cuyos aportes no les aseguran una pensin mnima cuando abandonan el

    mercado de trabajo (Isuani, 1998). En una mirada centrada en el gasto

    provisional argentino, Rofman (2006) llamaba la atencin respecto a los efectos

    negativos que sobre el fisco nacional tuvieron dos hitos de la reforma del

    sistema de pensiones en los 90: la reduccin de las contribuciones patronales yla transferencia de los regmenes provinciales.

    Un detallado anlisis crtico sobre el sistema de pensiones generado a partir de

    la reforma de los 90 se encuentra en Goldberg y Lo Vuolo (2006). Cabe

    destacar ac los siguientes puntos remarcados por los autores: 1) profundizacin

    del desequilibrio financiero del sistema y de las cuentas fiscales; 2) deterioro de

    las condiciones de vida de los pasivos; 3) profundizacin del patrn distributivo

    regresivo; 4) cada de la cobertura; 5) desincentivos a la afiliacin y a los aportespermanentes; 6) mayor fragmentacin institucional y normativa. Estos

    elementos se complementan tambin, en opinin de los autores, con los

    impactos poltico-econmicos derivados del creciente peso de las entidades

    privadas que administran los fondos de pensiones y con la promesa incumplida

    del sistema de capitalizacin de fortalecer crecientemente el mercado de

    capitales local.

    Durante los aos de gobierno de Nstor Kirchner variadas fueron las accionesdestinadas a promover cambios en el sistema previsional, en general

    caracterizadas por aumento de haberes, inclusin de pensionados y reformas en

    la institucionalidad. La masiva incorporacin a travs de moratorias para

    personas que no cumplan todos los requisitos anteriormente previstos y las

    jubilaciones anticipadas para personas desempleadas con aportes incompletos,

    marcan hitos importantes cuyos impactos fiscales de mediano plazo no parecen

    del todo claros an con la puesta en marcha del Fondo de Sustentabilidad del

    sistema de reparto. Precisamente este ltimo instrumento se vincula a la

    26

    Argentina

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    aprobacin de la Ley Nro. 26.222, que entre otras cuestiones estableci: opcin

    de regreso al sistema de reparto, vuelta obligatoria a dicho sistema a quienes

    tenan pocos fondos acumulados, cambio en el sistema de seguro colectivo de

    invalidez y fallecimiento en AFJP y comisin mxima del 1%.

    En una mirada de conjunto sobre las reformas experimentadas en el sistema de

    pensiones en aos recientes (desde 2003 a la fecha), el CELS remarca: La

    incorporacin de nuevos jubilados, el aumento de las jubilaciones y el cambio

    en el rgimen representan un importante avance en la consideracin de los

    jubilados y pensionados actuales. No obstante, queda pendiente una efectiva

    mejora en las prestaciones para quienes han soportado dcada tras dcada

    situaciones altamente desfavorables sin que se adopten medidas al respecto.Tambin sera deseable discutir los lmites que presenta el Rgimen de

    Capitalizacin Individual y la necesidad de su revisin, as como del

    funcionamiento desintegrado que tiene el sistema provisional en su conjunto

    (2008:300). En ese contexto de desafos futuros debe ubicarse lo que suceder

    realmente con la nueva ley de movilidad de los haberes jubilatorios, la cual dio

    lugar a encendidos debates en el mbito legislativo.

    Un aspecto crtico adicional lo representa la informalidad laboral y la dificultadde acceso a empleos dignos. Estos son otros aspectos/retos a considerar. SEL

    indica: El ms importante es el de la informalidad laboral, donde los progresos

    entre 2003 y 2007 han sido comparativamente modestos. Mientras que el

    desempleo ajustado por planes sociales se redujo del 23% al 9% de la PEA, la

    informalidad entre los asalariados con empleos de mercado baj apenas de 42%

    a 39%. Tomando como base el segundo trimestre de 2003, al trmino del

    gobierno de Nstor Kirchner el desempleo cay cerca de dos tercios y la

    informalidad menos de una dcima parte (2007:3).

    EDUCACIN

    Entre las principales medidas de reforma de la Educacin acontecidas en los

    aos 90 destaca la transferencia, en el ao 1992, de las escuelas secundarias y

    superiores no universitarias a las provincias, a partir de la ley Nro. 24.049, lo

    cual implic una importante descentralizacin de establecimientos, recursos

    27

    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    humanos y presupuesto. Esto complet un proceso que tuvo una primera etapa

    bajo la dictadura militar durante los aos setenta (nivel primario)9.

    Al momento de la mencionada transferencia en los inicios de los `90, elpoderoso Ministerio de Economa insisti en que esta modalidad de

    descentralizacin sera financiada por un significativo incremento en los recursos

    coparticipados, bajo la garanta de la implementacin del nuevo plan de

    convertibilidad puesto en marcha en 1991 (Repetto y Potenza Dal Masetto,

    2004). Mirando el proceso retrospectivamente, fue evidente que la mayora de

    los gobiernos provinciales no contaron por entonces con recursos suficientes

    (econmicos, humanos y de infraestructura) para afrontar los costos de la

    descentralizacin de la educacin secundaria (Corts y Marshall, 1999). De estaforma, las acciones realizadas dieron un mayor protagonismo a las provincias,

    sin que eso implicase enfrentar con xito temas tales como la calidad del servicio

    o la remuneracin y capacitacin docente.

    Asimismo, en 1993 se aprob la Ley Federal de Educacin (Nro. 24.195), la cual

    modific el marco legal vigente para el sector desde finales del siglo XIX. Esta

    norma promovi un cambio en la estructura de niveles y avanz en la

    ampliacin de la obligatoriedad escolar de 7 a 10 aos. Rivas (2004) ofrece undetallado listado de acciones que comenzaron a activarse con la puesta en

    marcha de dicha norma, entre las cuales destacan: a) creciente importancia

    deliberativa y legislativa del Consejo Federal de Cultura y Educacin; b) firma del

    Pacto Federal Educativo; c) renovacin de los contenidos curriculares en todo el

    pas; d) creacin de la Red Federal de Formacin y Capacitacin Docente; e)

    institucionalizacin del primer sistema nacional de evaluacin de la calidad

    educativa; f) inicio de un proceso de inversin de recursos nacionales en polticas

    compensatorias educativas; y g) puesta en marcha de diversos programas deasistencia tcnica a las provincias, financiados con recursos de organismos

    internacionales. Al decir del propio Rivas: Todas estas polticas estuvieron

    28

    Argentina

    9 El proceso de descentralizacin del gasto educativo se caracteriz por haber sido unadecisin de origen fiscal mucho ms que educativo y, en consecuencia, con un bajo nivelde planeamiento y planificacin sectorial. Precisamente, la falta de planificacin de eseproceso ha hecho que las provincias recibieran la ineficiencia de la estructura nacionalsin poder desarmarla y le sumaran las propias ineficiencias de las estructuras

    provinciales (Cetrngolo et al, 2002).

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    fuertemente condicionadas y marcadas por el ciclo econmico de la dcada ()

    El papel del gobierno nacional en materia educativa durante los 90 fue un

    hibrido de lgicas de poder y medidas educativas, a veces en continuidad y a

    veces contrapuestas (2004:62-67).

    Luego de que el gobierno de la Alianza no lograse resolver retos pedaggicos

    e institucionales asociados a la implementacin de la Ley Federal de Educacin

    y que avanzara en medidas poco eficientes con relacin al financiamiento del

    sistema (en particular los salarios docentes), es el gobierno de Nstor Kirchner

    quien toma decisiones relevantes para afrontar los retos educativos del pas.

    Un hito descollante en la materia lo constituy la aprobacin de la Ley Nro.26.075 de Financiamiento Educativo, que establece metas claras y seala los

    compromisos a ser asumidos por la Nacin y las Provincias tendientes al efectivo

    cumplimiento de dichas metas. La principal de ellas es alcanzar el 6% del

    Producto Interno Bruto destinado a Educacin, Ciencia y Tecnologa,

    gradualmente desde 2006 hasta 2010, donde el esfuerzo para incrementar el

    Gasto Consolidado en este rubro habr de repartirse entre un 40% por parte de

    la Nacin y un 60% a cargo de las Provincias (CIPPEC, 2007).

    Otro aspecto relevante de los aos recientes en materia educativa lo representa

    la aprobacin de una nueva Ley de Educacin Nacional, acontecida en el ao

    2006. En ella destaca la extensin de la obligatoriedad a la educacin secundaria

    as como la universalizacin de la sala de 4 aos, entre otros aspectos.

    Ambas normas, sumadas al papel del Consejo Federal del sector, constituyen

    aspectos importantes de una institucionalidad educativa que debe procesar

    conflictos y promover soluciones de enorme importancia en trminos deinclusin y redistribucin. Son retos del presente, pero sin duda tambin de los

    aos por venir. En un slido anlisis de los retos del sistema, Veleda (2008) da

    cuenta de una serie de aspectos contextuales y propiamente educativos que

    afectan la integracin social. Entre ellos vale destacar los siguientes: a)

    dificultades crecientes para retener a los alumnos en la escuela; b)

    empeoramiento de las condiciones de vida de los mismos; c) desarticulacin

    entre las polticas educativas y las polticas sociales; d) deficiencias nutricionales

    y organizativas del servicio de comedores escolares; e) desigualdades en la

    29

    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    distribucin de las condiciones materiales; f) injusticia del financiamiento

    educativo provincial; g) segregacin socioeducativa entre escuelas; y h)

    segregacin socioeducativa al interior de las escuelas. Los esfuerzos que

    debiesen hacer las diferentes provincias para atender estos y otros problemasen sus respectivas jurisdicciones torna an ms complejo el asunto, en tanto son

    muy diversas las posibilidades fiscales de cada jurisdiccin para atender sus

    propios sistemas educativos, intentando cumplir al mismo tiempo con lo previsto

    en la mencionada Ley de Financiamiento Educativo.

    SALUD

    El sector salud constituye uno de los ms complejos en el campo de la poltica

    social, en particular por la coexistencia conflictiva de tres subsistemas: el privado,

    el seguro relacionado con la formalidad laboral (obras sociales)10 y el pblico.

    Este ltimo se ha venido deteriorando de forma creciente con el paso de los

    aos, a la vez que se avanz desde tiempo atrs en la descentralizacin del

    sistema hospitalario. Ambos aspectos, combinados, han generado dos problemas

    de singular importancia: por un lado, la prdida de calidad del servicio dada la

    baja inversin pblica y la sobredemanda; por el otro, la heterogeneidad de laatencin sanitaria en consonancia con las capacidades propias de cada provincia

    y/o municipio con responsabilidad en el subsistema de salud pblica11.

    En lo que refiere a una caracterizacin global del sector, Cetrngolo et al afirman,

    comparndolo con el rea de educacin: La situacin de la salud pblica es ms

    compleja an por diversas razones. En primer lugar, no existe como sucede en

    la educacin, una definicin constitucional sobre las potestades de la Nacin en

    30

    Argentina

    10 Para una comprensin de la dinmica de reformas y desafos que enfrentan las obrassociales, se recomienda revisar los diversos trabajos de Claudia Danani sobre la materia.Aqu no se abordar, al menos en esta versin preliminar del documento.11 Maceira (2002) afirma que la estructura del gasto provincial en salud no se encuentraasociada a las caractersticas de la demanda sino a la oferta de servicios, lo cual secomplejiza an ms cuando se observa que las transferencias realizadas a las provinciaspor el gobierno nacional son poco significativas y no guardan relacin con las

    caractersticas propias de cada provincia.

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    materia de equidad en el acceso a este servicio. En segundo lugar, la existencia

    de una fuerte oferta de servicios de salud por parte de la seguridad social,

    mayormente en manos de organizaciones sindicales de organizacin

    centralizada, genera una dispersin de la cobertura y la dificultad de coordinarpolticas. En tercer lugar, y muy vinculado con lo anterior, no existe una

    normativa que defina claramente los lineamientos de la poltica sanitaria para

    todo el pas. Por ltimo, pero no menos importante, la existencia de un mercado

    privado de la salud de caractersticas muy diferenciadas en cada regin del pas

    introduce una seria condicionalidad a cualquier proceso de reforma pensado

    exclusivamente desde el sector pblico. Como resultado de las particulares

    caractersticas que han rodeado las reformas de la poltica sanitaria y de las

    debilidades institucionales del sector pblico nacional, no es posible contar conindicadores de calidad de la salud para las diferentes provincias (2002: 62).

    En este campo de poltica social, el subsistema de salud pblica fue quizs el

    que permaneci ms alejado de las prioridades de la agenda gubernamental

    durante la pasada dcada, aunque pueden reconocerse dos hitos: la

    descentralizacin complet un lento proceso iniciado dcadas atrs con la

    transferencia de los ltimos hospitales nacionales a las provincias y a la Ciudad

    de Buenos Aires y se dio impulso desde el Estado Nacional a la figura deHospital Pblico de Autogestin (HPA). Con el primero, fueron cobrando

    relevancia los ministerios o secretaras de salud provinciales. En cuanto al

    segundo hito, que autorizaba a los establecimientos pblicos a facturar a las

    obras sociales los servicios prestados a sus afiliados, este no lleg a consolidarse.

    De esta manera, los resultados de la dcada muestran que transferir

    responsabilidades desde el centro a los niveles subnacionales no evita la

    posibilidad de que en esos nuevos mbitos de decisin se reproduzcan prcticas

    centralizadas y burocratizadas como las que se buscaba resolver (Repetto et al,2001), al mismo tiempo que se exacerba la fragmentacin del sector.

    A partir del ao 2002 y con mayor fuerza poltica en la etapa del gobierno de

    Nstor Kirchner, la rectora ministerial del sector salud ayud a recuperar la

    presencia estatal en el sector, con algunas medidas y programas de gran

    importancia. Una lnea de intervencin la representa aquello relacionado con la

    salud sexual y procreacin responsable, destinada a promover igualdad de

    derechos con el respaldo financiero del ministerio nacional. Otra lnea de

    31

    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    enorme importancia se relaciona con la poltica de medicamentos, donde

    destaca la puesta en marcha del Programa Remediar y la Ley de Medicamentos

    Genricos. El proceso 2003-2007 fue acompaado tambin por una

    revitalizacin del papel del Consejo Federal de Salud, espacio anteriormentedevaluado e incapaz de ser de utilidad a la construccin de consensos federales

    sobre la salud pblica.

    Pese a estos avances recientes, el sistema de salud argentino en general, y el

    subsistema pblico en particular, tiene retos muy significativos por delante.

    Segn Maceira (2008), las obras sociales nacionales y provinciales cubren al 50%

    de la poblacin, las empresas de medicina pre-paga slo a un 10% (el sector

    ms rico de la poblacin) y el subsistema pblico al 37% de la poblacin (lossectores menos favorecidos). Un aspecto crtico particular lo constituye el hecho

    de que un 40% de la poblacin que acude a los centros de atencin primaria y

    los hospitales pblicos poseen algn tipo de cobertura, sin que el subsistema

    pblico recupere los costos en que incurre por atender a ese amplio nmero de

    personas. El propio autor agrega dos elementos posibles de ser interpretados en

    clave como desafos de gran envergadura: por un lado, el hecho que del gasto

    de bolsillo en salud que realizan los ms pobres, el 70% corresponde a compra

    de medicamentos; por el otro, la heterogeneidad de esfuerzos que hacen lasprovincias respecto al gasto en salud (en tanto algunas jurisdicciones gastan

    ocho veces ms que otras).

    LUCHA FRENTE A LA POBREZA

    En cuanto a la oferta programtica en materia de lucha contra la pobreza, a

    partir de mediados de los aos 90 y al menos hasta el 2002 se observ una altavolatilidad de las propuestas, junto con una multiplicacin de intervenciones

    pblicas orientadas a intentar resolver esta problemtica. En esos aos no

    solamente crecieron de modo desordenado los programas orientados a la

    poblacin en situacin de pobreza y/o vulnerabilidad desde la Secretara de

    Desarrollo Social, sino tambin desde otras reas que hasta ese momento

    haban desarrollado polticas universales o de otra ndole, tal es el caso del

    Ministerio de Trabajo.

    32

    Argentina

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    Los programas focalizados operaron, durante ese tiempo, a pequea escala, de

    forma muy errtica y sin perspectiva de integralidad, desatentos por lo general

    a las demandas y necesidades reales que emanaban de una nueva estructura

    social en pleno proceso de mutacin (Repetto, 2000). En ese escenario dedeclarada preocupacin por la desarticulacin de la oferta programtica contra

    la pobreza, durante el gobierno de la Alianza (1999-2001) se trat de avanzar

    a travs de la coordinacin de los diferentes programas que se dirigan a la

    misma poblacin objetivo o que brindaban prestaciones similares, no obstante

    lo cual, los resultados alcanzados tanto en el plano de la gestin como del

    impacto en las condiciones de vida de la poblacin, fueron muy malos.

    Ms all de los problemas hasta aqu mencionados, las principalescaractersticas de la oferta de programas sociales focalizados de la Argentina,

    han estado dadas histricamente por cuestiones como las que a continuacin

    se sugieren: a) la llegada de nuevos funcionarios, generalmente implica una

    refundacin de las principales lneas de intervencin con el objetivo personalista

    por parte de stos de tener un programa propio12; b) los intentos por

    comenzar todo de nuevo exacerban los conflictos por la asignacin de recursos,

    tanto entre ministerios como al interior de los mismos; c) la falta de ideas claras

    incentivaba a las autoridades a adoptar intervenciones recetadas porexpertos y organismos internacionales.

    Tras la grave crisis que llev al gobierno transitorio de Duhalde, se plasm el

    ms relevante esfuerzo presupuestario acontecido en la poltica social

    focalizada argentina durante su errtica trayectoria de la ltima dcada. A

    principios del ao 2002, desde el Ministerio de Trabajo se dise y puso en

    marcha el Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados, cuyo alcance en trminos

    de cobertura no tiene precedentes en el pas (llegando a atender a dos millonesde beneficiarios) a inicios de su implementacin.

    Con la llegada del nuevo gobierno en el ao 2003 y durante los aos siguientes

    (hasta el 2007 esto fue claro), desde el Ministerio de Desarrollo Social se plante

    33

    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

    12 Esto no significa necesariamente una desactivacin de los programas vigentes hastaentonces, los cuales suelen permanecer como capas geolgicas, sin evaluaciones serias

    que ayuden a definir la pertinencia o no de su continuidad.

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    reordenar la multiplicidad de programas existentes en esa cartera en tres grandes

    lneas: una de carcter ms ligada a la economa social, otra relacionada con la

    problemtica alimentaria y una tercera con eje en las familias de mayor

    vulnerabilidad. Esta perspectiva, arropada en aumentos muy considerables delpresupuesto del ministerio, que se vio reflejada por ejemplo en el aumento

    significativo de la cobertura a las pensiones no contributivas, declar adems el

    inters de conformar una Red Federal de Polticas Sociales, en la cual la

    intervencin territorial se expres en un abundante nmero de Centros de

    Integracin Comunitaria (CICs) que se fueron construyendo en aos recientes.

    Avances muy parciales en el Plan Ah, cuyo propsito declarado es la gestin

    integral en el territorio comunitario, se inscriben en una misma lnea de

    intervencin que requiere ser fortalecida en sus alcances y capacidades de gestin.

    A esto se suma la necesidad de lograr avanzar hacia una mejor y ms eficiente

    articulacin entre el mencionado Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados (an

    con una poblacin beneficiaria superior a 500.000 personas) y otros dos

    programas creados a partir del 2005 para dar salida a quienes estaban en dicho

    plan: por un lado, el Programa Familias (bajo la rbita del Ministerio de

    Desarrollo Social, cuyo padrn de cerca de 600.000 beneficiario se ha nutrido

    en un nmero importante de anteriores beneficiarios del programa de Jefes)y por otro, el Seguro de Capacitacin y Empleo, creado en el marco del

    Ministerio de Trabajo, que cuenta en la actualidad con un nmero cercano a

    100.000 beneficiarios.

    EL PROCESO POLTICO EN TORNO AL DISEO Y LA IMPLEMENTACINDE LAS POLTICAS SOCIALES: UN BREVE PARNTESIS CONCEPTUAL

    Las esbozadas reformas experimentadas en cada mbito de la poltica social

    argentina se inscriben (an cuando hayan estado ms ligadas a las dinmicas

    endgenas de un sector especfico, que articuladas como conjunto) en un

    contexto poltico-institucional ms amplio. Por tal motivo, debe prestarse

    atencin a las reglas polticas y los procesos de toma de decisiones en la gestin

    de los programas y polticas sociales.

    El proceso poltico y su incidencia en la formulacin de las polticas pblicas, se

    34

    Argentina

    3

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    constituye entonces en un aspecto fundamental a ser atendido. Este punto ha

    sido retomado con fuerza por el Banco Interamericano de Desarrollo (2006),

    cuyos aspectos sustantivos del argumento central pueden sintetizarse del

    siguiente modo: El proceso de formulacin de polticas pblicas involucra laparticipacin de mltiples actores polticos, sean estos actores estatales y del

    rgimen poltico (presidentes, legisladores, jueces, gobernadores, burcratas,

    lderes de partidos) como grupos privados, sindicatos, medios de comunicacin y

    otros miembros de la sociedad civil13. Estos actores actan en diversos escenarios

    que pueden ser formales (como es el caso de las Asambleas Legislativas o los

    Gabinetes) o informales (tal es el caso de la accin poltica en la calle). Asimismo,

    este proceso de formulacin de polticas pblicas puede entenderse como un

    proceso de negociaciones e intercambios (o transacciones, en cierto lenguajeanaltico) entre los anteriormente mencionados y otros actores polticos. Mientras

    algunos intercambios de acciones o recursos son de carcter inmediato, en otros

    casos se trata de transacciones intertemporales. Y el modo en que stas se llevan

    a cabo y se traducen en ciertas caractersticas de las polticas pblicas, habr de

    estar fuertemente condicionado por el sistema de instituciones polticas en su

    conjunto (el cual debe ser entendido en forma sistmica).

    El mencionado argumento ofrece una perspectiva apropiada para explorarciertas dinmicas de las polticas pblicas, incluyendo sus procesos de reformas;

    no obstante lo cual, requiere complementarse con enfoques que le den una

    mayor fuerza explicativa al modo en que la estructura socio-econmica (y el peso

    de las historias internas e internacionales) de los pases, afecta los mrgenes de

    accin poltica de ciertos actores, al tiempo que facilita la acumulacin de poder

    e influencia por parte de otros.

    En esa lnea es apropiado seguir a Gonzlez-Rossetti cuando interpreta alcontexto poltico-institucional del siguiente modo: ...como el sistema poltico

    del pas, sus instituciones formales e informales, su sistema de partidos, y las

    relaciones Estado-sociedad vigentes como resultado de su historia socio-poltica

    reciente. Funciona como un entramado o marco en el que tanto quienes toman

    35

    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

    13 Aunque dicho documento no enfatiza su papel, debe prestarse tambin atencin alos actores del sistema internacional, sean estos pases, ONGs de alcance global u

    organismos multilaterales.

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    decisiones, como los actores o grupos sociales, operan durante el proceso de

    polticas, y define la posicin de influencia sobre el proceso de esos ltimos

    entre los que se encuentran, por ejemplo, los grupos econmicos, los

    trabajadores organizados, la burocracia, y grupos de la sociedad civil14. Estecontexto tambin incluye las reglas del juego formales e informales que

    presentan oportunidades y obstculos tanto para los reformadores, como para

    los grupos sociales interesados. Finalmente, considera las circunstancias polticas,

    econmicas y sociales que subyacen a la agenda pblica en general, afectando

    al contenido y la viabilidad de la agenda pblica, incluida la iniciativa de

    reforma (2005:22).

    El anlisis del proceso poltico en torno a la poltica social implica profundizar enuna perspectiva poltico-institucional que coloque el foco en lo que aqu

    denominaremos institucionalidad social (Repetto, 2004), debido a nuestra

    conviccin de que para entender la complejidad de los problemas sociales y

    lograr intervenir exitosamente sobre los mismos, resulta fundamental analizar

    las caractersticas que adquieren las reglas formales e informales que enmarcan

    y condicionan el diseo y la implementacin de las polticas y los programas

    sociales (Acua y Repetto, 2006).

    Las polticas sociales, tal lo esbozado, no son fciles de definir, segn se deriva del

    planteo de Titmuss: El trmino poltica social no es una expresin tcnica con

    significado exacto (...), se utiliza para hacer referencia a la poltica de los gobiernos

    respecto a aquellas actuaciones que tienen impacto directo en el bienestar de los

    ciudadanos a travs de proporcionarles servicios o ingresos. Por lo tanto, la parte

    ms importante est formada por la seguridad social, la asistencia pblica (o

    nacional), los servicios sanitarios y de bienestar, la poltica de vivienda (1981:37).

    Por su parte, Fleury (2000) se encarga de llamar la atencin sobre la necesidad deenriquecer desde distintas perspectivas el concepto de poltica social, entre las

    cuales subraya una mirada relacional, la cual se caracteriza por entender las

    polticas sociales como expresiones de la lucha de poder existente en momentos

    concretos de la historia de las sociedades modernas.

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    Argentina

    14 Vale insistir en lo sealado en la cita previa, en el sentido de que no deben olvidarse

    los actores internacionales.

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    Una forma complementaria de entender las polticas sociales, es interpretndolas

    como aquel conjunto de decisiones y acciones del Estado que se orientan en gran

    medida (aunque no exclusivamente) en prevenir, reducir y eventualmente tratar

    el riesgo social. Esto puede perseguirse de diversas maneras: mediante accionesdestinadas a igualar a las personas, a compensar las desigualdades a posteriori,

    o a prevenir que dichas desigualdades se traduzcan en riesgos de malestar

    extremos. Toda bsqueda de atacar el riesgo social procura lograr, ms all de

    sus expresiones de combate a la desigualdad, formas de suavizar las curvas de

    bienestar y malestar. O dicho de otra manera: procura estabilizar ingreso, acceso

    a bienes y servicios y, en suma, bienestar. Tambin puede afirmarse, de modo

    complementario al enfoque sealado, que las polticas sociales van ms all de

    enfrentar los riesgos, siendo parte constitutiva de la bsqueda de sociedadesms integradas y promotoras de movilidad social ascendente (Repetto, Filgueira

    y Papadpulos, 2006). La generacin de ingresos y el fomento de condiciones

    para un efectivo ingreso y permanencia en el mercado laboral son otros aspectos

    fuertemente relacionados con la poltica social.

    Estas notas conceptuales tienen, en sntesis, el propsito de llamar la atencin,

    desde el punto de vista poltico, sobre tres cuestiones crticas de la poltica social

    argentina: a) el modo en que se organiza, distribuye y fluye el poder en unasociedad determinada habr de afectar los contenidos y las dinmicas de las

    polticas pblicas llevadas adelante por los Estados que gobiernan dichas

    sociedades; b) los complejos vnculos entre la institucionalidad poltica y la

    institucionalidad social, en la cual se inscribe tanto la priorizacin de ciertos temas

    en la agenda gubernamental como cierto tipo de respuestas pblicas a los

    mismos, deben enmarcarse en procesos estructurales de cambios en las

    correlaciones de fuerzas socio-econmicas y polticas; y c) el contenido concreto

    que tengan las polticas sociales (y su respaldo en trminos de recursospresupuestarios y tcnicos) habr de estar fuertemente asociado al modo en que

    la dinmica poltica general, y la especfica al campo de lo social influyen sobre

    cada juego de poltica social.

    37

    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    LA MEJORA DE LOS INDICADORES SOCIALES:IMPACTO DE LAS POLTICAS SOCIALES?

    El crtico escenario social con que se enfrent el gobierno de Nstor Kirchner enel ao 2003 fue enfrentado por el mismo gobierno a travs de modos diversos.

    El primero de ellos, cuyos detalles y especificidades escapan al contenido de este

    trabajo, se relaciona con el activo rol del Estado para aprovechar un ciclo

    econmico internacional favorable para el tipo de insercin que la economa

    argentina poda tener en dicha coyuntura en el mercado mundial. Otro aspecto,

    tambin caracterizado por un activismo estatal novedoso para la poltica

    argentina reciente, se vincula al esfuerzo por mejorar la institucionalidad del

    mercado de trabajo, facilitando as que el fuerte crecimiento econmico sereflejase en la creacin de una importante cantidad de puestos de trabajo. En

    la misma lnea cabe mencionar lo acontecido en el mbito de la salud pblica,

    y en parte tambin en lo relacionado con el sistema educativo.

    Resaltados esos signos positivos del papel del Estado en la poltica social, s es

    menester acotar que resulta difcil (tanto por el clsico problema de atribucin

    como por la juventud de ciertas reformas introducidas) clarificar, en algunos

    casos, el grado de asociacin entre los cambios generados en la institucionalidady la poltica social desde el 2003 en adelante y la mejora de ciertos indicadores

    sociales. Lo que s es evidente, como mostraremos a continuacin, es que al

    menos hasta el 2006 muchos indicadores sociales mejoraron, sobre todo en

    comparacin al crtico escenario del ao 2003.

    Por ejemplo en materia de pobreza, la misma afectaba en el 2003 al 54% de las

    personas (42.7% de los hogares), mientras que la indigencia afectaba al 27,7 %

    de las personas (20.4 % de los hogares). A finales del 2006 la pobreza habadisminuido al 26.7% de personas (19.2% de los hogares) y la indigencia tambin

    se haba reducido al 8.6% de las personas (6.3% de los hogares). Tendencias de

    mejora tambin se vislumbran en un indicador como el de Necesidades Bsicas

    Insatisfechas, en general menos sensible a las coyunturas econmicas, y ms

    relacionado con inversiones pblica de mediano/largo plazo.

    En materia del mercado de trabajo, una mirada al perodo que se inici en el 2003

    permite registrar tambin avances de singular importancia, tales como los que

    38

    Argentina

    4

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    resea el SEL: Desde la segunda mitad de 2003 salieron del desempleo casi

    1.500.000 personas; otras 700.000 cambiaron los planes sociales por un empleo

    de mercado; y 1.000.000 de nuevos trabajadores encontraron ocupacin. Son ms

    de 3 millones los empleos creados en el perodo. Aunque alrededor de 1.300.000personas buscan trabajo (lo que no es poco en un pas carente de seguros sociales

    universales) es posible postular que el desempleo ha dejado de ser un desequilibrio

    grave. Por primera vez en casi una dcada y media, el temor a la prdida de

    empleo no est al tope de las preocupaciones de la sociedad (2007:1).

    Reconociendo en lo laboral el activo papel del Estado en tiempos recientes, CELS

    pasa revista a algunas medidas concretas: El aumento del salario mnimo, vital

    y mvil, la incorporacin de los aumentos de salario de suma fija al salariobsico, el impulso para que se retomaran las negociaciones colectivas de trabajo,

    la derogacin de la denominada Ley Banelco a travs de la ley 25.877 de 2004,

    que intenta reordenar el mercado laboral, el aumento de las jubilaciones

    mnimas, etc., fueron todas medidas que impulsaron una drstica reversin de

    la crtica situacin imperante hace largo tiempo, que se agrav acentuadamente

    a partir de 2002 (2008:309-310).

    La reactivacin de la produccin industrial y de la construccin tuvo un impactosignificativo en el descenso de la desocupacin (la que hacia fines del 2007 y

    segn cifras oficiales se ubicaba alrededor del 8% de la poblacin

    econmicamente activa). Este aumento de la ocupacin, fuertemente asociado

    al crecimiento econmico que se puso de manifiesto con fuerza a partir del

    2003, ha estado acompaado tambin de una importante recomposicin del

    salario real promedio y de la ocupacin de la mano de obra.

    A su vez, cuando se analiza la desigualdad en la Argentina en tiempos recientessegn el ndice de Gini (y tomando fuentes oficiales), pueden hacerse al menos

    dos tipos de anlisis: por un lado, aquel que se centra en el mediano plazo; por

    el otro, el que se concentra en el corto plazo. Respecto al primero, puede

    afirmarse que si se observa el Gini de 1992 y el del ao 2006 (segundo semestre),

    este ltimo es mayor que al inicio de los aos 90 (en 1992 era 0,450 y en el 2006

    era de 0,483). En cuanto a una perspectiva ms acotada en el tiempo, por ejemplo

    casi todo el gobierno de Nstor Kirchner, puede afirmarse que la desigualdad

    medida por Gini baj de modo importante, ya que a inicios del ao 2003 era de

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    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    0,541 (y, tal lo indicado, registr un valor de 0,493 a finales del 2006).

    Una mirada complementaria y con perspectiva similar podra hacerse cuando

    se analiza la distribucin del ingreso segn deciles, atendiendo en particular larelacin entre lo que recibe el primer y el dcimo decil. Mientras en el ao 1992

    esa diferencia era de 19 veces, a finales del 2006 era de 29,9 veces. En un plazo

    menor (2003-2006) los resultados son ms optimistas, toda vez que a inicios del

    gobierno de Nstor Kirchner esa diferencia era de 40,4 veces, mientras que casi

    cuatro aos despus dicha diferencia haba disminuido a 29.9 veces.

    PRINCIPALES APRENDIZAJES Y RETOS EN MATERIA SOCIAL PARA EL PROGRESISMO.

    Vale concluir este trabajo panormico general (y por ende con escaso margen

    para los anlisis detallados) sealando un par de lecciones aprendidas y

    remarcando un conjunto de retos por venir. Claro est, por supuesto, que se

    trata de aprendizajes y desafos que slo tienen sentido si la agenda normativa

    (ideolgica) y poltica que los enmarca es una de carcter progresista.

    Primera leccin: la importancia de la poltica en general y del Estado enparticular. Como se indic en los inicios del trabajo, la mayor novedad del

    gobierno de Nstor Kirchner respecto a sus antecesores inmediatos fue reforzar

    un liderazgo poltico perdido. Eso se expres, en el marco de una tendencia

    internacional en similar direccin, en una recuperacin de ciertas capacidades,

    fiscales pero sobre todo polticas, del Estado. El explcito reconocimiento de que

    se requiere cierto tipo de polticas pblicas y no otras para romper con las

    tendencias hacia la fragmentacin y exclusin social result un aprendizaje

    importante para la Argentina reciente.

    Segunda leccin: los cambios sectoriales progresistas requieren apoyo poltico y

    liderazgo tcnico. Algunos cambios importantes en la institucionalidad y las

    polticas sociales argentinas tuvieron mucho que ver no solamente con la

    revitalizacin del poder presidencial (aspecto siempre complejo en un pas con

    tendencias a una muy fuerte concentracin de poder en la instancia Ejecutiva),

    sino tambin con que los ministros y/o autoridades (y sus equipos) de algunos

    de los diversos sectores de la poltica social lograron provocar sinergias entre el

    40

    Argentina

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    apoyo presidencial y sus propias capacidades tcnicas. Por ende, saber combinar

    respaldo poltico y solidez tcnica resulta una enseanza fundamental para el

    presente y el futuro de la poltica social argentina.

    Con relacin a los retos, los habremos de diferenciar en cuatro grupos: a) los

    referidos a la situacin social; b) los relacionados con el gasto social; c) los

    vinculados a sectores especficos de la poltica social; y d) los asociados a aspectos

    crticos de la institucionalidad social.

    El primer reto fundamental relacionado con la situacin social refiere a que la

    mejora en muchos indicadores sociales en el corto plazo de un gobierno (2003-

    2007) no debe hacer perder de vista que la pobreza, la indigencia, la distribucindel ingreso (entre otros) siguen en niveles altos, por ejemplo comparndolos

    con inicios de los aos 90. El segundo de los retos est estrechamente

    relacionado con las enormes heterogeneidades que presenta el pas respecto a

    su estructura social, generando asimetras y desigualdades que borran cualquier

    idea de pas homogneo. Y para concluir este primer grupo de retos, destaca

    la gran incidencia de la informalidad laboral, cercana an al 40% de la poblacin

    econmicamente activa, lo cual parece mostrar fuertes limitaciones del mercado

    de trabajo para seguir absorbiendo a ese gran nmero de personas, lo que seasocia tambin al terreno perdido en las ltimas dcadas por los trabajadores

    respecto a su participacin agregada en la renta nacional.

    En cuanto a los retos relacionados con el gasto social, destaca uno en particular,

    expresado bien por Isuani: la sociedad argentina experiment ()

    transformaciones profundas en su estructura; la retraccin de la capacidad

    productiva y regulatoria del estado, la apertura y competencia internacional y

    la flexibilidad laboral que transform el mercado de trabajo con aumentos enla desocupacin, subempleo y precarizacin; se increment significativamente

    la pobreza y la desigualdad de ingresos. No obstante estas monumentales

    transformaciones, el Estado de Bienestar experiment cambios, pero ellos no

    modificaron lo que denominamos la naturaleza profunda que posea antes de

    dichas transformaciones de la sociedad (2007:20). Esta naturaleza profunda, al

    decir del autor, refiere su rigidez a favor de la concentracin del gasto en el

    sistema previsional, el cual favorece a los trabajadores formales.

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    Consenso progresista. Las polticas sociales de los gobiernos progresistas del Cono Sur.

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    En relacin a los retos de sectores especficos de la poltica social, sobresalen

    varios (relacionados con los sectores antes presentados). En el sistema

    previsional, emerge la necesidad de encontrar soluciones polticas, fiscales y

    tcnicamente sostenibles que permitan atender a la poblacin con insercinprecaria en el mercado de trabajo. En lo educativo, resulta primordial avanzar

    en materia de calidad del servicio, atendiendo a desigualdades sociales y

    territoriales que afectan su potencial para promover una mejor calidad de vida

    tanto de los individuos como de las familias. En la salud, emerge una vez ms

    la necesidad de generar sinergias entre los diversos sub-sistemas que lo

    conforman, requirindose mejorar, asimismo, la atencin del sub-sistema pblico

    en clave de mayor equidad social y regional. En el mbito de la lucha frente

    a la pobreza, el reto maysculo se vincula a generar, para la poblacin en dichasituacin, rutas crticas (dentro de una oferta programtica que an requiere

    articularse mejor) que promuevan hasta donde sea posible la insercin en el

    mercado de trabajo formal, siempre atendiendo al reconocimiento de que el

    mismo tiene fuertes lmites estructurales para absorber poblacin vulnerable y

    con bajos niveles de capital humano.

    Finalmente, respecto a los retos en trminos de institucionalidad social (y por

    ende transversales a diversos sectores y servicios sociales), destacan tres.Primero, la necesidad de avanzar de un modo sistemtico y preciso hacia una

    reconstruccin/reconfiguracin del sistema de derechos sociales que permita

    enfrentar seriamente la desigualdad, lo cual no slo implicar nuevas leyes en

    temas crticos de la poltica social (algunas de las cuales ya fueron aprobadas

    durante el gobierno de Nstor Kirchner) sino una mayor coherencia, en clave

    de derechos, de la accin de los tres poderes del Estado, (Ejecutivo, Legislativo

    y Judicial). Segundo, la necesidad de transitar una mayor integralidad de las

    intervenciones estatales del Poder Ejecutivo Nacional en el campo de las polticassociales. Si bien ha ido quedando en el pasado la minimalista concepcin de

    reducir este mbito de gestin pblica a las acciones frente a la pobreza, an

    queda mucho por hacer en cuanto a pasar del dicho al hecho respecto de cmo

    enfrentar la multidimensionalidad de los problemas sociales (sean estos aspectos

    globales como la desigualdad y la pobreza, o cuestiones ms acotadas, pero no

    por eso menos importante, como la insercin de los jvenes o la calidad

    educativa). Y tercero, es pertinente avanzar en una mejora de lo que podra

    denominarse un sistema federal de poltica social; dada la descentralizacin

    42

    Argentina

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    del sistema educativo y de la salud pblica, sumado a la gestin territorializada

    de la oferta del Ejecutivo Nacional en trminos de programas frente a la

    pobreza y el desempleo (procesos que operan en el marco de grandes

    heterogeneidades en materia de capacidades y culturas de gestin provincialesy municipales), parece requerirse un relanzamiento de los Consejos Federales

    hoy existentes.

    Palabras finales. Aquellas dos lecciones aprendidas no sern sin duda las nicas

    que derivan del anlisis de la reciente experiencia argentina durante el gobierno

    de Nstor Kirchner, pero son sin duda condicin necesaria para afrontar el

    enorme e interrelacionado grupo de retos (de diversa ndole, como vimos) que

    enfrenta la poltica social argentina. Fortalecer el trnsito de los dichos a loshechos en materia de progresismo de la poltica social argentina requiere

    solvencia fiscal, conocimiento y solidez tcnica, pero sobre todo, capacidad

    poltica para cambiar aquellas correlaciones de fuerzas que condujeron en un

    pasado no muy lejano, a polticas sociales limitadas, acotadas, excluyentes. Y

    ese no es un asunto menor, claro est.

    BIBLIOGRAFA

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