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    1Nacido para educar •San José de Calasanz

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    INTRODUCCIÓN

    “Nacido para educar” es la narración de la Vida de San José de Ca-lasanz, Santo y Maestro. Nacido en España, vivió gran parte de su vidaen Roma, donde llegó ya sacerdote, después de ejercer durante nueveaños el ministerio pastoral en su diócesis de Seo d’Urgell. En Romacambió de intención e inició una escuela popular que llamó EscuelaPía, es decir gratuita y, al mismo tiempo, cristiana. Para dar continui-dad a la escuela fundó la Orden religiosa de las Escuelas Pías (PP. Es-colapios), que llamó Orden de los Pobres de la Madre de Dios, parasignificar su total dedicación a la educación de los niños pobres. Élmismo fue maestro durante treinta y seis años, prácticamente hasta elfinal de su vida, cuando contaba ya 91 años. Es recordado y veneradohoy como el Patrono de las Escuelas Populares y Cristianas.

    El P. Giovanni Ausenda, escolapio italiano recientemente fallecido,nos ofrece una breve semblanza histórica del Santo, según las más re-cientes investigaciones históricas sobre su biografía.

    Con su publicación queremos divulgar el conocimiento del Santo.

    Conocerlo lleva a venerarlo y a imitarlo tanto en su camino de santidadcomo en su manera de educar.Un reconocimiento agradecido al P. Adolfo García-Durán, también

    escolapio, quien ha revisado el texto original para esta publicación.Se añaden a la biografía unos escritos del Santo, donde podemos

    acceder a su experiencia espiritual y a sus intuiciones pedagógicas. Amable lector, toma en tus manos este pequeño libro y léelo. Des-

    cubrirás una gran figura de santidad cristiana y un magnífico educador:una santidad pedagógica y una pedagogía santa. Todo hecho realidad

    en la persona de San José de Calasanz.Esta publicación divulgativa quiere, finalmente, ser un modesto pe-ro sentido homenaje al recordado escolapio P. Giovanni Ausenda, fielseguidor de Calasanz y reconocido investigador de su persona y obra.

    En recuerdo del 450º aniversario del Santo, en Peralta de la Sal,Huesca (1557-2007).

     Jesús Mª Lecea, Sch.P.Superior General de los Escolapios

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     VIDA DE SAN JOSÉ DE CALASANZ

    Hubo una vez un hombre que se llamaba José Calasanz Gastón,pasó a llamarse José de la Madre di Dios y hoy se le conoce con elnombre de San José de Calasanz. Muy brevemente he aquí su historia

     Nacimiento y familia. Nació en Peralta de la Sal (Huesca-España)el 31 de julio de 1557. Octavo y último hijo de Pedro Calasanz y Ma-ria Gastón, familia de mediana pero holgada posición social: el padreera forjador de hierro y «bayle general» (alcalde) de la baronía autóno-ma de Peralta.

     Estudios . En su villa natal frecuentó la escuela primaria y la forma-ción catequético-parroquial hasta 1567, para luego cursar un trienio deHumanidades (gramática. retórica y poesía), en la vecina población deEstadilla (1567-1570), bajo el magisterio de re!igiosos trinitarios. Ya en-tonces le llamaban sus compañeros “el santet” (el santito).

    Ingresó en el Estudio General (Universidad) de Lérida, matriculán-

    dose sucesivamente en las Facultades de Artes (Filosofía) y Derecho(civil y canónico) durante los años 1571-1578. En 1575 recibió la ton-sura clerical, en Balaguer, de manos de su Obispo de Urgel, con voca-ción de sacerdocio, manifestada ya en 1571.

    Para iniciar su cuatrienio teológico, pasó a Valencia (1578-1579) y a Alcalá de Henares (1579-1580).

    En la Universidad leridana, al terminar sus estudios teológicos (1583),Calasanz obtendrá el grado de «bachiller» y la consideración de «professorsacrae Theologiae», pero sin el Doctorado en la sagrada ciencia.

    Sacerdocio. La inesperada muerte (1579) de su único hermano va-rón, Pedro Calasanz Gastón, el «heredero», casado (1576-1579) y sindescendencia -otro hermano había fallecido antes de 1571— motivó suforzosa salida de Alcalá y su retorno a Peralta de la Sal, donde su pa-dre le propuso, en vano, abandonar su vocación y sus estudios teoló-gicos para matrimoniar, con toda la herencia familiar, pero Calasanzprosiguió y concluyó su carrera sacerdotal en el Estudio General (Uni-

     versidad) de Lérida (1581-1583). Durante este bienio, recibió ordena-

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    ciones sagradas en Huesca y en Fraga (las cuatro menores, subdiaco-nado y diaconado), para llegar al presbiterado que le administró su Or-dinario de Urgel, en Sanahuja el 17-12-1583.

     Al servicio de los Obispos . La primera actividad del novel sacerdotese halla documentalmente demostrada en su adscripción como «fami-liar», al cargo de «Maestro de escuela de palacio» del obispo de Barbas-tro, el dominico fray Felipe de Urríes y Urríes, durante los años 1584-1585. Al fallecer aquel prelado (junio 1585), pasó a la villa de Monzóndonde ingresó, también como «familiar», en el séquito de don Gaspar

     Juan de La Figuera, obispo de Albarracín y electo para la mitra de Lé-rida, que acudió a Monzón como miembro del estamento eclesiásticoaragonés, convocado por Felipe II a las Cortes generales de la Coronade Aragón (Aragón, Cataluña y Valencia), celebradas en 1585.

    Durante los primeros meses, Calasanz intervino, en calidad de se-cretario, en una Junta de reforma de los agustinos de la Corona de Ara-gón, fomentada por el monarca y presidida por don Gaspar Juan de laFiguera, ex-canónigo agustiniano de la Seo metropolitana de Zaragoza,sin que la citada reforma formara parte de los acuerdos estrictamentepolíticos de aquellas Cortes.

     A fines de 1585, por mandato real, el obispo La Figuera, con previonombramiento pontificio de «Visitador» de Montserrat, partió de Mon-zón hacia aquel monasterio benedictino: en su séquito de presbíterosfiguró Calasanz, en calidad de confesor de La Figuera, quien falleciósúbitamente (febrero 1586) en la Abadía, interrumpiéndose su labor re-formadora hasta la reanudación de la misma por el nuevo Visitador, elobispo de Vich, don Juan Bautista de Cardona, que consiguió ultimaraquella delicada misión pontificia y regia en junio-julio de 1586.

    Tras la muerte de La Figuera, Calasanz se ausentó de Montserratpara personarse en Peralta de la Sal, requerido por grave enfermedad

    de su padre y declinando halagüeñas propuestas de permanencia y defuturos cargos que le brindaban eclesiásticos y políticos en la culmina-ción de la Visita-reforma de los benedictinos de Montserrat.

     En Urgel . Muerto su padre a principios de febrero de 1587, en interi-nidad de «sede vacante», Calasanz se halla en su diócesis de Urgel, des-empeñando los cargos de secretario del cabildo canonical y maestro deceremonias catedralicias. Data de entonces (en l588) su nombramientode Plebano-rector de las dos parroquias rurales de Claverol y Ortoneda,

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    en los aledaños de Tremp. Cuando tomó posesión de la mitra vacante deUrgel el cartujo de Scala Dei (Tarragona) fray Andrés Capilla (1588-1609)dejó Calasanz su servicio al Cabildo y pasó al servicio del nuevo Obispocomo familiar o mayordomo, hasta su nombramiento de «Oficial eclesiás-

    tico» de la circunscripción arciprestal de Tremp (1589-1591), cargo queejerció conjuntamente con el ya mencionado de Plebano-rector de lasparroquias de Claverol y Ortoneda. A las atribuciones y actividades deCalasanz, arcipreste de Tremp -diligente en la reforma del clero y celosoen la promoción cristiana de sus parroquias-, el obispo Capilla añadió ladesignación del virtuoso y culto presbítero para «Visitador y reformador»de los arciprestazgos pirenaicos de Sort, Tirvia y Cardós. En los nombra-mientos expedidos por dicho Prelado (1590) figura Calasanz con sus gra-dos académicos de bachiller y de «professor sacrae Theologiae».

    En Seo de Urgel (1587-1589) destacan sus relaciones personalescon las comunidades de agustinos y dominicos. En el palacio episco-pal compartió tareas y prácticas de oración con cartujos al servicio defray Andrès Capilla, a través del cual Calasanz conoció y admiró a reli-giosos de la Compañía de Jesús. Intensificó su amistad con el clero re-gular en Tremp (1589- 1591), visitando frecuentemente el colegio deSan Jaime o de «Schola Christi» que los dominicos regentaban en dichaciudad, con bien adquirida fama de docencia en sus aulas humanísti-cas y cursos de Teología y Artes (filosofía). Actuales averiguacionesdocumentales evidencian el pensamiento reformador del obispo Capi-lla mediante la instrucción de la juventud y la promoción de su clerodiocesano: para la primera finalidad fundó en Seo de Urgel un colegiocuya dirección asignó a los jesuitas (1600), a los que también confió laformación de sus clérigos en régimen de seminario tridentino.

     Doctorado. Por los meses de septiembre-octubre de 1591, Calasanzrenunció a todos sus cargos: su postrera estancia en Seo de Urgel se

    data en los primeros días de diciembre del año precitado. Un testigo fi-dedigno nos cerciora de que Calasanz se trasladó entonces a Barcelo-na «studiorum causa». Consta que a la sazón. se hallaba en dicha ciu-dad el obispo de Urgel, fray Andrés Capilla. Infiérese de estas circuns-tancias que Calasanz pudo obtener (diciembre 1591) su Doctoradoteológico en Barcelona, aunque, hasta el Presente, han resultado in-fructuosas las pesquisas documentales para evidenciarlo. Documentoromano de 27-2-1592 da fe indudable del Doctorado en Teología deCalasanz; otros –posteriores -corroboran esta certeza.

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    Viaje a Roma ¿Motivos de su viaje marítimo Barcelona -Civitavec-chia-Roma? Parece que no puede atribuirse exclusivamente a su pro-pósito de alcanzar, en la Curia Romana, una canonjía vacante en el ca-bildo urgelitano; hay indicios de que, por voluntad de Capilla, se le

    confió el informe diocesano de la «Visita ad limina» a la Santa Sede.Entre las referencias biográficas de Calasanz, en Roma durante los

    años 1592-1599, se hallan cuatro cartas cursadas al párroco de Peraltade la Sal y redactadas en el palacio del cardenal Marco Antonio Colon-na, donde Calasanz se hospedó establemente, a poco de su llegada ala Urbe: «Yo tengo asiento en Casa del Cardenal Marco Anthonio Colo-na (sic), en compañía de un Canónigo de Tarragona que se llama Bal-tasar Compte, muy querido y favorecido del dicho Cardenal, por cuyomedio he yo entrado en su casa...» (Carta de 16-5-1592).

    Durante cinco años (1592-1597), Calasanz, Teólogo del CardenalMarco Antonio Colonna y mentor de sus sobrinos, pretende inútilmen-te la concesión de una canonjía en España (Urgel, Barbastro, Zarago-za), tramita asuntos eclesiásticos de su diócesis, en calidad de «Agentede negocios» en la Curia Romana y se entrega generosamente a la cari-dad para con los más menesterosos, como miembro de varias cofradí-as, hasta descubrir y asumir definitivamente su carisma vocacional: laeducación de la niñez mediante la instrucción, bajo el lema de «Piedad

     y Letras».La romanización calasancia y su irreversible carisma catequético-

    pedagógico, pueden sintetizarse en esta declaración del mismo Cala-sanz a quien, desde la Embajada española en Roma, seguían ofrecién-dole oportunidad de una canonjía: «Encontré ya en Roma la maneradefinitiva de servir a Dios. haciendo bien a los pequeñuelos. No la de-jaré por cosa alguna en el mundo».

    En la panorámica biográfico-calasancia del «período español»(1557-1592), se desarrollan los antecedentes de formación cultural

    (1567-1583), las experiencias de un primer sacerdocio curial (1584-1589) y las actividades de una segunda fase (1589-1591) en la que elpresbítero entra en directo contacto con la sociedad civil y eclesiásticade la diócesis de Urgel.

    Los años romanos de Calasanz (1592-1597) compendian su proyec-ción inicial en el pueblo de la Urbe y la opción definitiva de su área vo-cacional: catequesis cristiana y promoción cultural del niño y del joven.

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     Las pretensiones de Canonjías. Calasanz ha llegado a Roma en1592, hasta 1595 todos sus esfuerzos se dirigen a la consecución deuna canonjía. En 1594, por fin, se le concede un canonicato en Barbas-tro, pero le será contrastado y se llegará a una lite en Roma, que dura-

    rá hasta finales de 1597, en que Calasanz renunciará a sus derechos.¿Motivo? Probablemente porque se le ofrece una futura canonjía en Za-ragoza, y seguramente por haber empezado ya sus Escuelas Pías.

    Obras caritativas . Mientras esperaba el logro de sus deseos, en1595 se inscribió en la Archicofradía de los Doce Apóstoles: por encar-go de ésta visitó y socorrió a domicilio muchos pobres de diversos dis-tritos de Roma. Tuvo así la oportunidad de conocer a fondo la míseracondición moral y social en que se debatía gran cantidad de familias.Le llamó fuertemente la atención el gran número de muchachos que

     vagaban por las calles cometiendo toda suerte de inconveniencias y comprendió que la sociedad podría mejorarse si se daba a aquellosmozuelos una educación verdaderamente cristiana y una instrucciónadecuada a su condición.

    Cuando en 1597 le correspondió visitar el barrio del Trastévere,junto a la iglesia de Santa Dorotea descubrió una escuelita regentadapor dos o tres miembros de la Cofradía de la Doctrina Cristiana en unpar de locales cedidos por el párroco, don Antonio Brendani. La mayorparte de los chicos pagaba un tanto al mes, si bien un grupito frecuen-taba la escuela gratuitamente por prestar servicios a la iglesia. Calasanzse les unió y, acaso desde entonces, se inscribió en la Cofradía de laDoctrina Cristiana.

     Las Escuelas Pías . Tomó él muy en serio el trabajo de la escuela y muy pronto, dado su carácter emprendedor, llegó a ser el jefe. Obtuvoasí que la escuela fuese reservada a los pobres y fuese totalmente gra-

    tuita. Este hecho significó el comienzo de las Escuelas Pías, esto es, delas escuelas gratuitas. Según la tradición esto ocurrió en 1597. A comienzos de 1600, luego de la muerte del párroco Brendani el

    28-2-1600, Calasanz transfirió la escuela al centro de la ciudad, junto ala posada del Paraíso, cerca del Campo dei Fiori. Uno o dos años des-pués, a causa del creciente número de alumnos, las escuelas pasan alpalacio Vestri, poco distante de la plazuela del Paraíso. En 1605 se es-tablecen en el palacio Mannini, en la Plaza de San Pantaleón y de allí en 1612 llegan a la sede definitiva en el palacio Torres, en el actual San

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    Pantaleón, comprado al efecto. Las escuelas han ido creciendo y pros-perando exigiendo cada vez locales más amplios. En S. Pantaleón lle-garán los almunos a 1.200.

     Al principio concibió la idea de confiar su obra a la Cofradía de la

    Doctrina Cristiana. Al menos dos veces lo intentó: la primera en 1599,la segunda en 1601. Fallidos estos intentos y aun otros, decidió dedi-carse personalmente a esta obra, cuya importancia apostólica y social

     veía cada día con mayor claridad. Renunció entonces – como vimos – para siempre a los ideales que le habían traído a Roma, declarandoque había hallado ya el modo de servir a Dios y que no lo abandona-ría por nada del mundo. Algunos historiadores hablan, en este punto,de una conversión de Calasanz; pero seguramente es más exacto ha-blar del descubrimiento de la vocación a que Dios le llamaba.

     En busca de maestros . EI problema principal que tuvo Calasanzque afrontar en estos años no fue sólo el de la sede, sino el de losmaestros. El mismo cuenta que, cuando la escuela fue introducida enel corazón de la ciudad, sólo le siguió un maestro. Tuvo, pues, quebuscarse otros, cada vez más numerosos, dado el continuo aumentode los alumnos. Y ya que los maestros a cada paso le abandonaban in-tentó vincularlos cada vez más a la obra.

    Vida común. En 1602 deja la casa Colonna se traslada al palacio Vestri, donde fija su residencia con varios colaboradores. La conviven-cia con los maestros consta en un escrito de Calasanz fechado en 1603,

     y contiene un detallado horario para la comunidad. En ese 1602 cons-tituye una Congregación secular para la cual obtiene la aprobación delPapa, pero, según parece, sólo de viva voz. En septiembre de 1604empieza la vida común.

    Oposición: Por otra parte empiezan vigorosas la calumnias y oposi-ción sobre todo por parte de los Maestros Rionales. Tales calumniasprovocan una Visita de los Cardenales Moltalto y Alemano, cuyo resul-tado positivo es el nombramiento de un Cardenal Protector en la per-sona del Cardenal Torres en 1607. Es el primer documento pontificioque recibe la obra de Calasanz, y éste tiene el consuelo de ver que elPapa dice en él que las Escuelas Pías han nacido en la Iglesia “auctoreDeo” (siendo Dios su autor).

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     La unión con los Luqueses . Desgraciadamente los colaboradores deCalasanz, muchos de ellos de gran mérito, no son constantes; estoconstituye para él una preocupación cada vez más acuciante. En 1612,después del ingreso del grupito de Glicerio Landriani y sus amigos, pa-

    recía que las cosas tomaban buen giro, pero muy pronto tuvo quecomprobar que la meta quedaba aún lejana. Por esto, animado y ayu-dado por el P. Domingo Ruzola de Jesús María, carmelita descalzo, di-rector espiritual de Glicerio, obtuvo que el Cardenal Benito Giustinianifuese nombrado Protector de las Escuelas Pías (El Cardenal Torres ha-bía muerto en 1609).

    Calasanz soñaba en poder formar una Congregación Religiosa querenovara en la Iglesia la “vida apostólica”, pero no llegaba a reunirmiembros suficientes. Durante el año 1613 el propio Calasanz, o acasocomo otros creen, el Cardenal Giustiniani propone una fórmula quedebería asegurar la perpetuidad de las escuelas: confiarlas a la Congre-gación de la Virgen María que por comodidad muchos llaman los «Lu-queses». De hecho aquel año se tuvieron laboriosas negociaciones en-tre la Congregación Luquesa y las Escuelas Pías, en las que tomó par-te, además de Calasanz y del Cardenal Giustiniani, también el P. Do-mingo Ruzola. Finalmente en enero de 1614 el Papa Paulo V decretabala unión (no la fusión) de las dos entidades. Una docena de Padres y Hermanos de los Luqueses se trasladó entonces a San Pantaleón y to-mó la dirección de las escuelas. En sus comienzos pareció que todomarchaba viento en popa; pero pronto entre los Luqueses cundió eldescontento sobre todo a causa de las profundas transformaciones quepretendía Calasanz en su Instituto para el nuevo género de apostolado.La situación se agravó en 1616 a raíz de las negociaciones iniciadas porCalasanz para una fundación en Frascati, que le había pedido el Papa.

     La Congregación Paulina. Se llegó así al Breve de Paulo V, que

    con fecha del 6-3-1617 anulaba la unión decretada tres años antes y erigía la Congregación Paulina de la Madre de Dios de las EscuelasPías. Calasanz resultaba en esta forma Fundador de un nuevo InstitutoReligioso. Su vocación adquiría una nueva dimensión. Son admirableslos frutos de santidad que ofrecieron muchos de sus seguidores. JoséCalasanz se llamará desde ahora José de la Madre de Dios.

     La Pedagogía calasancia. Antes de proseguir la relación de los he-chos, nos parece oportuno hacer una brevísima alusión a la pedagogía

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     y didáctica de Calasanz. El Fundador de las Escuelas Pías no se propu-so renovar los métodos en uso en su época, pero de hecho los acomo-dó a sus intentos, creando una verdadera escuela popular. Quiso dehecho que la instrucción fuese gratuita, que se diese simultáneamente

    a un grupo notable, pero no excesivo de alumnos, que fuese de breveduración y que preparase para la vida. En el llamado «Documentumprinceps» de la pedagogía calasancia, redactado alrededor de 1605prescribe que se enseñe primero a leer, luego a escribir, que se cuidela caligrafía y finalmente los estudios de aritmética. Junto con estas dis-ciplinas los niños deberán aprender la Doctrina Cristiana, asistir diaria-mente a la misa, tomar parte en los rezos y acercarse con cierta fre-cuencia a los sacramentos. Después de la escuela de cálculo, los alum-nos podrán pasar a cualquier oficio; para los que pretendieran prose-guir los estudios, las escuelas continuaban hasta que los chicosestuvieran preparados para el estudio de la Lógica, esto es, para el in-greso en la universidad. A los más necesitados Calasanz los proveía depapel, plumas y tinta. Exigía de los alumnos un comportamiento serio

     y educado aun fuera de la escuela; les prohibía ensuciar las paredes,rayar los bancos y puertas con cuchillos: no quería que frecuentaranespectáculos públicos, que leyeran libros dañinos. En la escuela exigíala emulación y la participación en las competiciones escolares.

     Progresos . La nueva Congregación fue inaugurada el 25-3-1617 consu vestición y la de otros 14 candidatos: durante 1617 otros numerososaspirantes, jóvenes en general, pero también hombres ya mayores, re-cibieron el hábito calasancio. El Cardenal Giustiniani, su Protector, quequería escolapios para la Sabina y Narni, obtuvo poco después del Pa-pa la anulación de la cláusula que limitaba la expansión a no más de20 millas de Roma: por ello en 1621 se pudieron realizar dos fundacio-nes muy lejanas: una en Fanano (en la Emilia) y otra en Cárcare (Ligu-

    ria), con ellas son ya 11 las casas. La Orden Escolapia. El 18-11-1621 Calasanz después de superar la

    resistencia de la Curia Pontificia y convertir al Cardenal Tonti de opo-nente en defensor, obtuvo del nuevo Papa Gregorio XV la elevaciónde su Congregación al rango de Orden religiosa de votos solemnes.Poco después, con fecha 31 de enero 1622, el Papa aprobaba tambiénlas Constituciones de la Orden, que Calasanz había redactado entre oc-tubre de 1620 y febrero de 1621. Seguro ya del porvenir de las Escue-

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    las Pías, Calasanz se dedica a su consolidación y expansión. A este fin,en la primavera de 1623 realiza un viaje a Liguria llegándose a Savona

     y Cárcare; en otoño de 1626 sale para Nápoles y se entretiene allí unosseis meses. Entre tanto el número de religiosos crece rápidamente: las

    fundaciones se multiplican y el Fundador crea la Provincia de Génova(1623) y la de Nápoles (1627). En 1630 inaugura el Colegio Nazareno,a cuya fundación el Cardenal Tonti, en célebre testamento, consignósus bienes. En el mismo año 1630 los escolapios entran en Florencia;en 1631 se desplazan hasta Nicolsburg en Moravia y en 1633 inician lasfundaciones de Palermo y Mesina en Sicilia. En 1637 la Orden contaba

     ya con seis Provincias, 27 casas, 362 religiosos profesos y 70 novicios.Crecimiento no sólo cuantitativo sino cualitativo tejiendo una hermosalista de escolapios insignes por piedad y por ciencia.

    El impulso para este maravilloso desarrollo venía principalmentede Calasanz, que en 1622 era nombrado por el Papa General de la Or-den por nueve años y en 1632 era confirmado en el cargo como vitali-cio. Su gobierno fue prudente y enérgico, pero no faltaron dificultadesciertamente muy graves, debidas en parte a las particulares circunstan-cias de un Instituto naciente, y en parte a imprudencias, a culpas de re-ligiosos, a pasiones humanas y a la incomprensión de muchos al cam-bio social que introducía.

     Primeras dificultades. La primera crisis se manifiesta en 1625,cuando el P. Pablo Ottonelli, Asistente General, denuncia a Calasanzante la Santa Sede, acusándolo, entre otras cosas, de gobernar por sí solo sin consultar a los Asistentes y de obrar en contra de la suma po-breza. Por la prudencia de Calasanz y la virtud de Ottonelli, esta crisisapenas fue advertida por la mayoría de los escolapios: sus consecuen-cias fueron, en lo sustancial, más bien benéficas.

     Los clérigos operarios . Otro suceso importante es la CongregaciónGeneral del otoño de 1627, en la que fueron creados los llamados clé-rigos Operarios, esto es, una clase de religiosos intermedia entre lossacerdotes y los hermanos legos, que tendría que dedicarse especial-mente a la enseñanza de las clases inferiores. Era una iniciativa debida,con mucha probabilidad, al P. Casani, si bien algún historiador recien-te la atribuye al P. Castelli. Algunos años después, precisamente estosClérigos Operarios originaron las tribulaciones que afligieron profun-damente a Calasanz. Algunos historiadores defienden que la creación

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    de una clase de religiosos enseñantes, que de momento pareció provi-dencial, resultaba prematura en los días de Calasanz; otros, con mayorrazón, piensan que los malos resultados deben atribuirse a la insufi-ciente formación religiosa de los jóvenes escolapios. Los hechos son

    estos: los Clérigos Operarios no se contentaron con su condición; lossacerdotes y los clérigos destinados al sacerdocio, por su parte, celososde presuntos derechos, les hostigaban y humillaban; así el desconten-to se difundió como una mancha de aceite en las diversas casas, espe-cialmente en Génova. Hacia finales de 1636 la crisis, al principio laten-te y contenida, estalló en abierta rebelión. En efecto habiéndose con-cedido a los Hermanos Francisco Michelini y Ambrosio Ambrosi el Sa-cerdocio, varios Clérigos Operarios pretendieron ser ordenadostambién ellos; en caso contrario exigían que fuese declarada nula suprofesión.

     El P. Cherubini . Un tercer hecho, que tuvo consecuencias gravísi-mas, nació de la conducta inmoral del P. Esteban Cherubini, superiorde la «Duchesca» en Nápoles. Calasanz, para impedir el escándalo y re-mediar el mal incipiente, en 1630 hizo instruir un proceso contra Che-rubini, lo depuso del cargo y lo sacó de Nápoles. Sin embargo, los pa-rientes del culpable, muy poderosos en la Curia Romana, le impidieronllegar hasta el fin. Calasanz no dejó de reprenderlo debidamente: aca-so hubiera vuelto al buen camino, si las circunstancias y los amigos nole hubiesen inducido a ponerse del bando de los adversarios del santoFundador.

    Soledad. Vale la pena hacer referencia a una última crisis que hastaahora ha sido poco tratada por los biógrafos del Santo. Este desde loscomienzos de 1635, por lo menos, se sintió cada vez más solo: el P. Pe-dro Casani, su primer Asistente, se vio acometido de una ola de pesi-

    mismo; el P. Castelli, el segundo Asistente, vivía en Florencia y cuandofue llamado a Roma, continuó pensando en Florencia más que en losproblemas de la Orden, y por lo demás no siempre compartía la opi-nión de Calasanz; en fin, el P. Pelegrín Tencani habitaba en el Novicia-do, fuera de San Pantaleón, y por su carácter rigorista poca ayuda po-día prestar; quedaba el P. Castilla. que, a juicio del propio Calasanz «noera a propósito para el gobierno». Le vino así a la mente la idea denombrarse como Consejeros extraordinarios dos padres licenciados enDerecho, a saber: el P. Gaspar Sangermano y el P. Bartolomé Brescia-

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    ni; sin embargo, por razones varias, jamás pudo recurrir a ellos. A pe-sar de esto, siempre supo mantener aquella admirable serenidad quese transparenta en sus cartas.

    Capítulos Generales . En medio de tales dificultades Calasanz prepa-ró cuidadosamente el Capítulo General de 1637. A su tiempo había in-timado el Capítulo para 1631, pero la peste impidió su celebración; elprimer Capítulo General fue por tanto éste de 1637. Fue un Capítulomemorable que duró del 15 de octubre al 24 de noviembre. Lo presi-dieron dos Prelados enviados por la Santa Sede. Una de sus determina-ciones más importantes fue indudablemente la de eliminar la clase delos Clérigos Operarios; para los entonces vivientes se adoptaron dispo-siciones transitorias y se prohibió la admisión de sujetos. Uno de losprelados presidentes, el futuro Papa Clemente IX, declaró después quehabía quedado maravillado de la prudencia y de las virtudes de Cala-sanz. En 1641 se celebró otro Capítulo General que perfeccionó y engran parte confirmó cuanto había sido establecido en el de 1637. La at-mósfera se serenó y la vitalidad de la Orden se manifestó con las nue-

     vas fundaciones efectuadas en Cerdeña (1640), en Polonia y en Hun-gría (1642). Particularmente consoladoras fueron siempre las noticiasde conversiones obtenidas en Europa Central por el ejemplo de pobre-za y espíritu de los escolapios.

     El último sexenio. Una nueva tempestad se cernía sobre la cabezadel Fundador de las Escuelas Pías, tormenta que al estallar con furor,sirvió para refinar mayormente las virtudes de Calasanz y manifestar aqué grado de heroísmo había llegado. Desde finales de 1639 vivía enFlorencia el P. Mario Sozzi, quien, por diversos motivos, no había lo-grado hacerse aceptar por la Comunidad. En 1640 descubrió una rela-ción ilícita, en la que se hallaba implicado un canónigo, algo emparen-

    tado con la familia del Granduque. P. Mario, denunciando el escánda-lo, se granjeó la confianza del Inquisidor de Florencia y hasta la deMonseñor Albizzi, asesor del Santo Oficio de Roma.

     A finales de 1641 denunció a cierto número de escolapios de Flo-rencia seguidores de Galileo como fautores de doctrinas peligrosas. ElSanto Oficio le premió haciendo que Calasanz le nombrara Provincialde Toscana. Durante 1641 Mario hizo y deshizo en su Provincia sin de-jar de estar en estrecho contacto con el Santo Oficio de Roma, dondepermaneció de julio a octubre de dicho año. En noviembre el Grandu-

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    que, enterado de que Mario había regresado, le ordenó abandonar in-mediatamente sus Estados. Parece que le tomó como espía del EstadoPontificio, que en aquel momento (1642-1644) se hallaba en guerracon Toscana por la cuestión del ducado de Castro. Mario retornó a Ro-

    ma deseoso de vengarse. Pero ya antes, en el mes de agosto, había te-nido la desfachatez de acusar falsamente al Santo Fundador de haber-le sustraído documentos del Santo Oficio. Calasanz fue públicamentearrestado y llevado prisionero al S. Oficio, si bien casi inmediatamentereconocido inocente fue liberado.

    Por desgracia, entre Mario, fautor del S. Oficio, y Calasanz, sufi-cientemente libre para no temer al S. Tribunal y relacionarse con vícti-mas del mismo como Galileo y Campanella, el S. Oficio se puso siem-pre de parte del P. Mario.

     La catástrofe . Mario ya no se reconcilió con el Fundador, sino queprovocó su deposición; desde el comienzo de 1643, bajo el amparo del

     Visitador Apostólico, el Jesuita P. Silvestre Pietrasanta, gobernó la Ordenhasta que le sobrevino la muerte en noviembre del mismo año. Le suce-dió Cherubini, su colega. Precisamente durante su gobierno, acaso enseptiembre de 1643 sin que se pueda precisar la fecha, fue nombrada porel Papa una Congregación de Cardenales para resolver los problemas dela Orden, que se embrollaron de día en día por un gobierno aceptado tansólo por una minoría de religiosos. Los Cardenales, según parece por in-tervención directa de Inocencio X, decretaron la reducción de la Orden auna Congregación semejante a la del Oratorio de San Felipe Neri. La de-cisión vino ratificada por un breve pontificio de 16-3-1646.

     Esperanza. Calasanz no se dejó abatir por tal desventura. Su fe he-roica y su invencible esperanza no le permitieron dudar ni por un ins-tante de la resurrección de su Obra, que estaba convencido era obra de

    Dios y de la Santísima Virgen. Hizo cuanto pudo para evitar la deser-ción mayoritaria de sus religiosos que entonces pasaban de 500. Murióserenamente dos años después, el 25-8-1648, más que nonagenario.

    Como no podía ser menos la Iglesia reconoció sus virtudes: Bene-dicto XIV, que le llamó “Job del Nuevo Testamento” lo Beatificó en1748 y Clemente XIII lo Canonizó en 1767. José Calasanz Gastón, Jo-sé de la Madre de Dios, será ya para siempre San José de Calasanz.

    Giovanni Ausenda 

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    ESCRITOS DE CALASANZ:Maestro y Santo

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    ESCRITOS CALASANCIOS

    1.- Del “alegato” al Cardenal M.A. Tonti para exponerle su idea de educador (año 1621).

     Este memorial o “alegato” le surgió a Calasanz en un momento cla-ve de su vida, de todo el transfondo psíquico-espiritual que alimentaba

     su existencia de educador. De este transfondo le surgía la seguridad con que procedió durante su vida sobre la necesidad del “ministerioeducativo” para la sociedad humana. Esa seguridad es hija de la con-vicción. La convicción es idea, hecha emoción y vida.

     Esa idea era la síntesis y concreción de todas las meditaciones, vigi-lias, trabajos, sueños y tensiones que le habían embargado durante muchos años. Era además un don de Dios, una iluminación que teníaorigen en Él y que ponía claridad en cuanto tenía relación con la for-mación integral de los niños.

    «El “ministerio educativo” es el más digno, el más noble, el más me-

    ritorio, el más beneficioso, el más útil, el más necesario, el más confor-me a la naturaleza, el más razonable, el más de agradecer, el que apor-ta más Gracia y el más glorioso.

    El más digno: porque se ocupa de la salvación del hombre, delcuerpo y del alma.

    El más noble: porque el educador resulta cooperador de los ánge-les.

    El más meritorio: porque es el medio más eficaz para promover elbien y prevenir el mal, debido a que empieza por los níños de cual-

    quier condición que sean. Lo hace mediante las letras y el espíritu (Pie-dad y Letras). Lo hace mediante la moral y las buenas formas. Lo hacemediante la luz de Dios y la del mundo.

    El más beneficioso: porque las Escuelas Pías atienden a todos, sinexcepción de personas: ayudan a todos los niños. Suministrándoles lonecesario (libros, papel, tinta...). Haciendo de pedagogos de todos(aún los más pobres). Acompañándolos hasta su casa (para prevenirlos peligros de la calle).

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    El más útil: porque produce cambios profundos de vida en mu-chos, como se comprueba a diario.

    El más necesario: porque hacen frente a la corrupción en que caenlos que no son educados. Porque ayudan a la Iglesia, mediante la Ora-

    ción Continua.El más conforme a la naturaleza: porque todos los padres lo dese-

    an para sus hijos.El más razonable: porque sirve para tener buenos ciudadanos, dis-

    ciplinados, fieles, abnegados; por eso lo piden muchos Príncipes y ciu-dades. Porque realiza una buena formación religiosa y una buena pro-moción social: hace ciudadanos santos y aptos. Esto se ve por el con-traste que producen los niños sin educación, que son el azote de lasciudades.

    El más de agradecer: por parte de los hombres, porque por la edu-cación se consigue la reforma universal de las costumbre. Pero se de-be empezar cuanto la planta es tierna, porque cuando envejece, losmedios de sacramentos, sermones y otros medios resultan inútiles. Porparte de Dios, porque es más hermoso conservar la inocencia bautis-mal que conseguir la conversión de un pecador; la educación consiguelo primero; en cambio la juventud corrompida corre el peligro de con-denación, si se enreda en los vicios.

    El que aporta mayor Gracia: porque Dios manifiesta especial predi-lección por quien bien educa. Así el educador es feliz en su entregadatarea.

    El más glorioso: para los educadores; para las autoridades que pro-mueven la educación del pueblo; para el Papa que aprueba el institu-to; para Dios que es el alabado por los niños inocentes.

    El ministerio de las Escuelas Pías es el compendio de todos los mi-nisterios porque prepara a los hombres para que los demás ministeriossean eficaces: a mejor educación, mejor correspondencia a la labor

    pastoral. Y es así, porque empieza temprano, en la infancia; los niños así educados conservan siempre el fruto de la educación, com se ve porestas comparaciones: el día que empieza por un alba serena, será apa-cible todo él; el ánfora que tuvo buen vino, conserva largo tiempo elbuen olor; el buen comienzo –en todo- es garantía del buen fin».

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    2.- Sentencias espirituales de San José de Calasanz.

     Estas sentencias han sido casi las únicas que se conocen de San Jo- sé de Calasanz. Forman una preciosa colección, pero nunca se sabrá

    cuáles son del Santo y cuáles fueron libadas por él de los Santos Padres  y de sus lecturas de libros de almas contemplativas. Pero estamos con-vencidos de que espiritualmente son suyas, porque su espíritu vibró con

     su lectura y las convirtió en sustento de su vida personal. Su espíritu se reflejó en ellas. Por eso, al leerlas nosotros, podemos esar serguros de que pensamos como él, sentimos como él y oramos como él.

     Leyéndolas en sintonía con el Santo Pedagogo, se halla en ellas unavena gozosa de agua limpia que nos puede ayudar, en momentos de oración y reflexión, a seguir sus huellas.

    1. En la religión, el trabajo y la lucha preceden a la corona.2. Vive seguro en la religión el religioso que vive para Dios y no pa-

    ra sí.3. El religioso que no adelanta continuamente en su vocación, retro-

    cede del mismo modo continuamente.4. El religioso que vive en la religión sin dar fruto alguno, comete un

    robo.5. Usa mal de su habitación el religioso que no habla en ella con Dios

    o no trabaja por Cristo.6. ¿Cómo morirá en el Señor el religioso que no trabajó por Cristo du-

    rante la vida?7. No hables de cuánto tiempo has vivido en la religión, sino cuánto

    tiempo has vivido bien en ella.8. La ciencia adorna ciertamente al religioso, pero únicamente la vir-

    tud corona.9. Los ejemplos de los religiosos son muerte o vida para los laicos.

    10. La lengua del religioso es la trompeta (el micrófono, diríamos) desu mente y de su corazón.11. Que sea totalmente ajeno al religioso tener la voz de Jacob y las

    manos de Esaú.12. El religioso curioso, vive olvidado de sí mismo. Cuando viajes por

    la ciudad, recuerda que eres religioso, no pintor.13. El religioso que se ocupa de vidas ajenas, se olvida de la suya y de

    sus negocios.14. No puede servir a Dios el religioso que no se domina.

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    15. No sabe amarse a sí mismo el religioso que es demasiado indul-gente consigo mismo.

    16. ¡Ay del religioso que se preocupa más de su salud que de su santi-dad!

    17. El buen religioso es tan caro a Dios cuando está enfermo comocuando está sano.

    18. El buen religioso desprecia al mundo y se alegra de ser desprecia-do por él.

    19. No habrá gritos en la enfermería, si existe paciencia en el enfermo y caridad en el enfermero.

    20. No es humilde el religioso que desecha como indigno ser despre-ciado o no lo anhela.

    21. Es bueno que hayas dejado el mundo; pero es mejor procurar queel mundo te deje a ti.

    22. ¿De qué te aprovechará haber dejado el mundo, si no haces peni-tencia en la religión?

    23. No está realmente fuera del mundo, el religioso que está absorvidopor la preocupación de los parientes.

    24. Es verdadero religioso el que dice con verdad: ¡Dios mío y mi todo!25. No es pobre el que no experimenta las incomodidades de la po-

    breza.26. El religioso propietario pierde más que gana.27. No es casto el que no ahuyenta inmediatamente a los enemigos de

    la castidad.28. Al religioso ocioso lo caza el diablo.29. El religioso negligente es la alegría del demonio.30. El religioso fervoroso es el azote del demonio.31. No es obediente quien, al obedecer, sigue su propia opinión.32. Dios no tendrá como hijo suyo, a aquel que no tiene al Superior en

    lugar de Dios.

    33. No engaña al superior, sino a sí mismo, el religioso que en vez dedecir no quiero dice no puedo.34. La voluntad propia es veneno para el religioso.35. El religioso indiferente (esto es, que no tiene cosa alguna que le

    domine y por eso está pronto a obedecer) es una piedra preciosaen la religión.

    36. No vive religiosamente el que no se preocupa de las faltas veniales.37. Si los pecados veniales desagradan a Dios en los laicos, ¿cuánto

    más en los religiosos?

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    38. El demonio juega como con una pelota con el religioso vanidoso.39. El religioso iracundo todo lo perturba como un rayo del infierno.40. El religioso apacible es honra de su estado y ornato de la religión.41. El que en la religión quiere tener paz con los hermanos, no contra-

    diga a nadie.42. Si no eres bueno en la religión viviendo entre buenos, ¿cómo serás

    bueno, viviendo entre malos?43. Es un religioso ingrato el que cree que ha dado a la religión más

    que lo que ha recibido de ella.44. Vivirás inquieto mientras reine en ti una sola pasión, aunque estén

    mortificadas las restantes.45. ¡Ay de aquel que destruye con el ejemplo a los que educa con la

    palabra!46. ¿Cómo serás la luz del mundo, si no te alumbras a ti mismo?47. Es necedad, no caridad causarse daño a sí mismo y hacer bien a los

    demás.48. El siervo de Cristo aguanta pacientemente, habla poco y trabaja

    mucho por Cristo.49. Dios quiere que su siervo sea sensato, no delicado (en latín las dos

    palabras tienen consonancia: “vult Deus servum suum cordatumnon delicatum”).

    50. Se sirve a sí mismo no a Dios, el que busca su comodidad en elservicio divino.

    51. El que ora obra bien, pero el que ayuda a otro obra mejor.52. ¡Ay de aquel que es malo viviendo entre los buenos!53. El siervo de Dios no vive para comer, sino que come para vivir y 

    para servir.54. El siervo de Dios procura ser sano, no parecerlo. No es amigo de

    Dios el que no lo es de la oración.55. No sabe ganarse a Cristo el que no sabe sufrir por Cristo.

    56. El que trabaja más por Cristo debe más a Cristo, porque (su traba-jo) es fruto de Cristo.57. El siervo de Cristo no se preocupa de su comodidad por el amor a

    Cristo.58. Nada le has dado a Cristo, si no le has dado tu corazón.59. Son muchos los llamados a la vida religiosa, pero son pocos los

    que trabajan por ser perfectos (también en esta sentencia existeconsonacia en latín: “multi vocantur ad religonem, sed pauci ten-dunt ad perfectionem).

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    60. El religioso tiene tanta virtud cuanta humidad (esto es, la medidade la virtud verdadera es la humildad).

    61. La más divina de todas las obras es cooperar a la salvación de lasalmas.

    62. El Reino de los cielos se vende y se compra con trabajos.

    3.- Breve escrito de San José de Calasanz de contenido espiritual.

     Este escrito es el reverso de un folio escrito por San José de Calasanz  sobre “las cualidades de un buen religioso”.

     Es notable, porque en él aparece la idea de que un buen religioso es “buen olor de Cristo”, idea no corriente en Calasanz. Otra idea, encierta manera nueva, es la que expresa la frase “buscar el gusto de 

     Dios”.

    «El olor del buen religioso consiste en hacerse un vivo retrato delejemplar de toda virtud, Jesucristo, “bonus odor” (buen olor), de suer-te que todas sus acciones, palabras y pensamientos hagan que sientanel olor de Cristo todos los que le ven; y al mismo tiempo un buen reli-gioso advierte como por el olfato las buenas acciones del prójimo. De-be recoger como lo hacen las abejas y las avispas la miel de la perfec-ción de las varias flores. Procure con toda diligencia no escandalizar y no escandalizarse; tenga buen olfato para ahuyentar las tentaciones y peligros del mundo.

    Buscar como único fin el gusto de Dios; use las criaturas sólo encuanto sea necesario, renunciando al gusto y al uso de toda otra cosa

     y también a los afectos y gustos; incluso de los necesarios aunque se-an naturalmente placenteros, renunciando el uso del gusto natural quehubiera en tal uso; usándolo sólo como medio y solamente en cuanto

    sea necesario para conseguir tal fin; lo cual se consigue cuando semueve a tal uso para conseguir el fin, sin buscar más sentir el gusto; y aún en tal uso debe apartarse cuando pueda del gusto. En resumen,como S. Pablo, “use de las cosas como si no las usara, porque la formade este mundo pasa”. Por eso los santos y espirituales acostumbran afijarse en la cantidad y cualidad y jamás a detenerse y complacerse ental gusto o sentirlo con remordimiento y confusión.

    En fin, el hecho material que cosas áspera y mortificaciones a lacarne en el vestir, en el dormir y otras mortificaciones sensibles sin

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    (.......) ni aun él mismo desnudo y no otros; en fin el espiritual (...) elpulso del espíritu para ver si está sano o enfermo, flaco o fuerte; suje-to o suelto, caliente o frío, si ha molestado o no al prójimo con gritoso con palabras y mucho menos con obras; si le ha hecho daño en sus

    bienes, excusándolo, compartiendo y confortándolo en sus enferme-dades, principalmente las espirituales; ayudándolo para bien e impi-diéndole el mal».

    4.- Cartas sobre el amor del educador a Dios y al prójimo.

     Al carísimo hijo en Cristo, Julio (Pietrangeli) de Santa María Mag-dalena, de las Escuelas Pías, Génova.

    “.... procure tener gran caridad con los niños y hará una cosa muy grata al Señor, el cual se lo recompensará mucho”. Roma, 13 de ene-ro de 1629.

     Al P. Castilla (Juan García). Escuelas Pías de Frascati.

    “....trate con benignidad a todos los alumnos de modo que com-prendan que desea de corazón su aprovechamiento, porque así losanimará a ser diligentes en las clases, y más fácilmente los atraerá alservicio de Dios, que mucha mayor ganancia.”. Roma, 11 de septiem-bre de 1630.

     Al P. Melchor (Alacchi) de Todos los Santos, pobre de la Madre de  Dios de las Escuelas Pias. Venecia.

    “La verdadera felicidad y bienaventuranza no la conoció ninguno

    de los antiguos filósofos y, lo que es peor, pocos, por no decir muy pocos, de los cristianos la conocen, por haberla puesto en la cruz deCristo, que fue nuestro Maestro; la cual, aunque a muchos en esta vidaparece ser muy difícil de practicar, encierra, sin embargo, tales bienes

     y consolaciones interiores, que superan todas las terrenas; y de no serasí no habría preservado hasta la muerte el P. Domingo y su compañe-ro, los cuales pueden, en cierto modo, llamarse mártires por haber da-do la vida por amor de Dios y servicio del prójimo”. Roma, 9 de ago-sto de 1631.

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     Al P. Melchor (Alacchi) de Todos los Santos,Venecia.

    “... Me gusta la escritura que me ha enviado; procure agradar aDios humillándose cuanto pueda y enseñando con el mismo afecto

    con que enseñaría si viera que Dios le estaba mirando cuando enseñao cuando se prepara para enseñar”. Roma, 25 de diciembre de 1632.

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    INDICE

    INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3

     VIDA DE SAN JOSÉ DE CALASANZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4

    ESCRITOS CALASANCIOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .16

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