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    Alfredo Serrano Mancilla

    Fundacin Editorial El perroy la rana, 2015

    Centro Simn Bolvar,

    Torre Norte, piso 21, El Silencio,

    Caracas - Venezuela, 1010

    Telfonos: 0212.768.8300 / 768.8399

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    Diseo de portada

    David Herrera

    Edicin

    Enrique Gonzlez Atay

    Correccin

    Jos Jenaro Rueda R.

    Diagramacin

    Mara Victoria Sosa

    Hecho el Depsito de Ley

    ISBN 978-980-14-3080-3

    Depsito legal lf 40220158002713

    Impreso en la Repblica Bolivariana de Venezuela

    La Coleccin Alfredo Maneiro,Poltica y sociedad, publica obraspuntuales, urgentes, necesarias, capaces de desentraar el

    significado de los procesos sociales que dictaminan el curso delmundo actual. Venezuela integra ese mundo en formacin, de all

    la importancia del pensamiento, la investigacin, la crtica, lareflexin, y por ende, de las soluciones surgidas del anlisis y la

    comprensin de nuestra realidad.Firmes propsitos animan a esta coleccin: por una parte, rendir

    homenaje a la figura de Alfredo Maneiro, uno de los principalesprotagonistas de los movimientos sociales y polticos que

    tuvieron lugar en Venezuela durante los duros y conflictivos aossesenta, y por la otra, difundir ediciones de libros en los cuales se

    abordan temas medulares de nuestro tiempo.Cuestiones geopolticas: esta serie pretende servir de foro para la

    creacin de una nueva cartografa contra-hegemnica del podermundial, a travs de la exploracin en los mbitos econmicos,

    sociales, polticos y culturales de las relaciones norte-sur ysur-sur, sus estrategias e implicaciones para la humanidad.

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    AGRADECIMIENTOS

    Esto de agradecer no es ninguna cuestin protocolaria, es unode los mejores momentos que tiene escribir un libro. Dar las graciasa aquellas personas que son fundamentales para que este proyectohaya acabado en buen puerto, es un verdadero placer.

    Es por ello que me gustara, sin ms rodeos, dar las gracias aquien ha estado en todo momento detrs, delante, en medio en estelibro: Gisela Brito, quien, adems de ser mi compaera de vida, eneste caso ha sido tambin la mejor compaa para que este librosea lo que finalmente es. Ha sido ella quien ha estado pendiente encada detalle de forma (con una gran capacidad editora), discutiendocada idea de fondo, proponiendo e interpelando, cuestionando paraprofundizar en cada discusin; gracias, Gise, por esta tarea trasbambalinas, y soy consciente de que estas gracias se quedan cortaspara explicar todo lo que tienes que ver en este libro. Seguramentehubiera sido ms justo que aparecieras tambin en la portada,porque ha sido mucho tu buen trabajo para que el libro tenga todaslas virtudes que tiene (los errores son mos). Nuevamente, gracias.

    Gracias a todas esas personas que te encuentras en este caminorecorrido por Amrica Latina; a todas esas personas que te obligana discutir, a repensar cada idea, a bucear en nuevos conceptos, areplantear cada tesis, a abrir los ojos ante un nuevo desafo. Graciasa ellos porque son los que hacen que este libro tenga ms vida

    que otros. Gracias a Ricardo Patio, Jorge Arreaza, Ren Ramrez,Patricia Villegas, Pedro Brieger, Atilio Born, Guillermo Oglietti,Esteban de Gori, Sergio Martn, igo Errejn, Teresa Morales,Juan Carlos Monedero, Ricardo Menndez, Carmen Melndez,Guillaume Long, Sergio Pascual, Alejandro Fierro, FranklinRamrez, Jacques Ramrez, Julio Pea, Emir Sader, lvaro GarcaLinera, Kris Gonzlez, Solka Agudelo, Carlos Marx Carrasco, MauroAndino, Nicols Oliva, Sebastin Carvajal, Simn Zerpa, XimenaAmoroso, Roberto Aguilar, Txema Guijarro, Mariela Pinza, JavierJimnez, Manolo Monereo, Amlcar Salas, Ivn Orosa, Pablo Imn,Manuel Canelas.

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    Amrica Latina en disputa Alfredo Serrano Mancilla

    Gracias a Agustn Lewit y Sabrina Flax porque tambin tienenque ver con los inicios de este proyecto. Ellos estn tambinpresentes en este libro; gracias por apoyar en la investigacincuando este libro apenas haba asumido forma alguna.

    Gracias al Celag (Centro Estratgico Latinoamericano deGeopoltica) porque es indudablemente el detonador de este libro;desde este espacio, con muchos compaeros, comenzaron losdebates en torno a estaAmrica Latina en disputa.

    Gracias tambin al Instituto de Altos Estudios Nacionales deEcuador, cuyo apoyo ha permitido la elaboracin de este libro y alprograma Prometeo de Ecuador.

    Gracias a mis padres por saber convertir la lejana en tantacercana. Gracias a ellos porque cada da me demuestran apoyoen esta decisin ma de estar tan lejos del lugar donde uno nace.Gracias, pap, por haberme ayudado a querer siempre conocer quacontece en este continente latinoamericano, fruto de tus lecturas einquietudes; gracias, mam, por haberme dado tanta buena onda yenerga (a veces imagino que t has de haber nacido en Venezuela,por tu forma de ser). Gracias a ambos por haber aprendido a usar elskypey ahora el whatsappporque as es todo ms prximo (risas).

    Introduccin. Amrica latina en movimiento

    Ryszard Kapuciski, en su librobano, alega sobre frica que:

    este continente es demasiado grande para describirlo. Es todo

    un ocano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogneo y de

    una riqueza extraordinaria. Solo por una convencin reduccionista,

    por comodidad, decimos frica. En la realidad, salvo por el nombre

    geogrfico, frica no existe.1

    Algo similar se podra afirmar para Amrica Latina, salvandolas distancias. Definitivamente, hablar de Amrica Latina como untodo siempre resulta arriesgado y ciertamente inapropiado; tal defi-nicin no puede ser usada para describir un lugar uniforme y mono-

    ltico. Es una categora geogrfica que en la ltima dcada se vieneconstituyendo slidamente como un enclave geopoltico, pero esono significa que esta regin pueda ser concebida como un espaciohomogneo, ni en lo cultural ni en lo histrico, y tampoco en lo queconcierne a la actualidad poltica y econmica. Se emplea asidua-mente este trmino, Amrica Latina, para invocar a una historiaque tiene evidentemente muchos factores en comn, muchoselementos culturales compartidos, una relacin dependiente con

    1 Ryszard Kapuciski. bano, Editorial Anagrama, Barcelona, Espaa:2000.

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    Amrica Latina en disputa Alfredo Serrano Mancilla INTRODUCCIN

    el mundo desde que se insertara colonizadamente, como bien loexplica Anbal Quijano en su artculo El fantasma del desarrolloen Amrica Latina2. Sin embargo, estas identidades y semejanzasno deben llevarnos a percibir a Amrica Latina como si se tratara deun continente idntico y simtrico.

    Esta aclaracin es tan obvia como necesaria por tratarse deun libro que abusa titulndoseAmrica Latina en disputa. Aunquees absolutamente cierto que Amrica Latina es un continenteen disputa y movimiento, este texto no se dedica a toda AmricaLatina, sino que su ttulo tiene como finalidad llamar la atencinsobre lo que sucede, en trminos generales, en la regin paracentrarnos ms especialmente en algunos pases que se muevenms que el resto; o mejor dicho, se mueven ms a contracorrientede lo que vienen haciendo otros pases que siguen movindose alson que se les marca desde afuera, con el consentimiento de laslites desde adentro. El objetivo principal de este escrito es ponerla mirada sobre aquellos pases que han transitado por una sendacompletamente diferente a aquella que estaba marcada desde elepicentro del neoliberalismo desde los aos ochenta. No es fcilsalirse del ral hegemnico sin descarrilar; no ha sido, ni es todava,tarea sencilla buscar la manera de labrar un nuevo camino distintoa aquel establecido en la escuela del pensamiento nico3, comoresultado del cierre del universo del discurso impuesto por la clasepoltica dominante y los medios.

    Al afirmar que no es fcil salirse del paradigma dominantees preciso considerar que: 1) no es fcil proponer otras alterna-tivas (porque la hegemona suele limitar excesivamente la capa-cidad para imaginar otras opciones), 2) no es fcil convencer a lamayora de que realmente hay otras alternativas posibles y viables,3) tampoco es fcil llevarlo a la praxis, y 4) a pesar de que es muchas

    2 Anbal Quijano. El fantasma del desarrollo en Amrica Latina, en:Re-vista de Economa y Ciencias Sociales:2000.

    3 Vase ms detalle en Herbert Marcuse.El hombre unidimensional. Ensa-yo sobre la ideologa de la sociedad industrial avanzada, Joaqun Mortiz,Mxico DF: 1965.

    veces minusvalorado y/u olvidado, es mucho menos fcil continuarprolongadamente llevando a cabo esa otra propuesta social, econ-mica y poltica, siempre con el apoyo de la mayora. Son estas lasfases que se deben atravesar para consolidar un cambio de poca:no solo es cuestin de tener capacidad para cumplir exitosamentecon una primera etapa en la que s se puede obtener el apoyopopular, sino que el objetivo histrico es que ese respaldo inicialdeje de ser efmero y espordico para que acabe siendo el verda-dero msculo vigoroso sobre el cual iniciar la segunda fase, y ashasta llegar a que el proceso de cambio sea irreversible, y no hayamarcha atrs porque ni la mayora social lo desee, ni la nueva hege-mona constituyente permita que la hegemona constituida tengacapacidad para revertir todo lo conseguido.

    Son fases de un nuevo ciclo histrico y poltico que vienen atra-vesando algunos pases en la regin, algunos habiendo cumplidocasi a rajatablas con cada uno los requisitos en cada una de ellas yotros, tal vez, en una versin lightapelando a un posibilismo rela-tivo. Pero de una manera u otra, con las especificidades de cadauno es indudable que en Amrica Latina, en diferentes pases, sehan producido cambios significativos que han permitido contra-rrestar la propuesta neoliberal inaugurada en aquel Consenso deWashington (acuado en 1989 por el economista John Williamson,pero que vena comandado desde finales de los setenta y princi-pios de los ochenta por Margaret Thatcher y Ronald Reagan; y con

    previas experiencias piloto como la dictadura de Pinochet en Chiley la dictadura cvico-militar en Argentina). El nuevo sentido comnexistente en algunos pases de la regin, con efecto (parcial) decontagio sobre los otros, es una muestra inequvoca de que, ademsde haberse resistido a la hegemona neoliberal, se ha conseguidoconsolidar un cambio de poca que va ms all de un ciclo electoralfavorable.

    Se trata de un nuevo ciclo poltico abierto en muchos pases deAmrica Latina, que en los casos de Venezuela, Bolivia y Ecuador secristaliz en procesos constituyentes que culminaron en la elabo-racin de un nuevo pacto social; esto es, una nueva Constitucin.

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    Nuevas reglas de convivencia para un nuevo tiempo que se abra,poniendo punto y final a la poca neoliberal. Son tres escenariosque difieren del resto precisamente por este aspecto central: noaceptaron ninguna refundacin que no fuera edificada sobre lasbases de un nuevo contrato social, econmico y poltico, sellado porla nueva mayora ciudadana. Venezuela, Bolivia y Ecuador consti-tuyen realmente la mxima expresin de este cambio de poca enAmrica Latina, lo cual no quiere decir que no haya habido casoscomo, particularmente, el argentino o el uruguayo tambin elcaso paraguayo hasta la destitucin de Fernando Lugo y quizstambin (aunque en menor medida) Brasil, que no sean ejemplosde procesos polticos que estn participando muy activamente eneste nuevo cambio de poca abierto en la regin. Pero son los casosespecficos de Venezuela, Bolivia y Ecuador los que ms han avan-zado, tanto en el cierre de la poca neoliberal como en la inaugu-racin de otra poca totalmente diferente, que adems marca elrumbo a otro horizonte estratgico. Venezuela con su SocialismoBolivariano del siglo xxi, Bolivia con su Socialismo Comunitariodel Vivir Bien, y Ecuador con su Socialismo del Buen Vivir, marcanun destino superador del capitalismo, interpelndolo desde susentraas, desde sus propias races, proponiendo un trnsito que vams all de una poca simplemente postneoliberal.

    Es por esta razn que este libro se centra en esos tres pasesy no en otros, a pesar de que sin duda hay otros escenarios donde

    el proceso de cambio ha sido notable y ha inaugurado una pocaque no podra ser encorsetada desde ningn prisma neoliberal. Elcaso argentino es, seguramente, el ms simblico en este sentidoy por ello se apelar a l en muchos aspectos para mostrar cmotambin se ha logrado fundar un cambio de poca, a pesar de nohaber habido una refundacin constitucional. Tambin el caso deBrasil ameritara estar presente a lo largo del texto (tanto por loque representan los cambios adentro, pero fundamentalmente porla influencia que tiene fronteras afuera) y, seguramente, lo mismopara el caso de Uruguay, pero el propsito de este libro es real-mente presentar una caracterizacin de los cambios ms notorios y

    significativos que se han producido en Amrica Latina, en aquelloslugares donde los procesos polticos han supuesto un verdaderopunto de inflexin, una ruptura con lo que vena sucediendo, almismo tiempo que han logrado avanzar desde un nuevo paradigmaconstitucional, marcndose as nuevos desafos estratgicos en loeconmico, en lo poltico y en lo social. Esto no resta importancia alresto de procesos, ni pretende competir con ellos. No se trata aqu,como muchas veces se plantea, de discutir como si todo anlisisdebiera circunscribirse a una carrera de caballos entre los unos ylos otros; no es riguroso realizar ciertas comparaciones (odiosas)ignorando las divergencias entre cada caso.

    Es cuestin de explicar por qu el libro centra mayoritaria-mente su atencin en estos tres pases y no en el resto, pero sin queello signifique que para tener una panormica integral, amplia yrigurosa, se debera considerar tambin a esos otros pases quetambin han sido capaces de poner en jaque al modelo impe-rante. Tambin sera preciso hurgar al interior de otros pases queaparentemente han cambiado poco (o mejor dicho, se han movidoms como se pretenda desde afuera, desde los poderes econmicosdominantes), para observar qu es lo que se est tambaleando enesos pactos firmados por arriba, descuidando lo que le pasa a lamayora de abajo. Es, sin duda, necesario y urgente afrontar todaslas aristas de este complejo entramado que realmente es AmricaLatina. Este ensayo es solamente un primer acercamiento, con el

    objetivo de poner encima de la mesa cmo se caracteriza y proble-matiza esta particular Amrica Latina en movimiento-disputa; queha sido capaz de dejar atrs las dcadas neoliberales perdidas, afavor de unos aos que han supuesto una dcada ganada para lamayora social. Han sido, estos ltimos, unos aos que conformanla primera fase de una poca ganada, de este cambio de poca quenaci con el siglo xxi.

    A partir de aqu, el desafo es no quedarse paralizado, vana-glorindose con halagos y virtudes propias y caractersticas deesta dcada ganada para Venezuela, Bolivia y Ecuador, y tambinpara Argentina y Brasil y Uruguay. No se trata de pesimismos

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    paralizantes (ese todo est mal que esteriliza cualquier procesode cambio), pero tampoco de exceso de triunfalismo en retrospec-tiva. El gran reto es dar un paso ms, un nuevo salto adelante paraafrontar lo que resta por venir: los nuevos objetivos estratgicos ehistricos para identificar las nuevas adversidades coyunturales(tanto adentro como afuera); de qu viento a favor se dispone, culesson las nuevas demandas de la mayora social para as encontrarlas respuestas, cmo se puede lograr irreversibilidad de todo loconquistado, cules son las actuales y futuras contradicciones ytensiones para que sigan constituyendo la base-motor creativa delproceso de cambio. Son muchas las dimensiones impostergablesque deben encararse para seguir de cerca rigurosamente el futurode esta Amrica Latina en disputa.

    Despus de las dcadas perdidas, lleg una dcada ganadacomo parte de un cambio de poca y, a partir de ahora, los prximosaos constituyen una dcada en disputa, una nueva pugna en tornoal sentido comn de la siguiente etapa en este actual ciclo polticoampliado de transformaciones sociales y econmicas que tienelugar en el continente.

    Esa secuencia presentada grficamente a modo de dcadas,perdidas-ganadas-en disputa, constituye la base sobre la que seordena este libro. No es posible discutir prospectivamente acercade los ejes disputados en la regin sin antes conocer cul fue laestructura de dominacin neoliberal caracterstica de las dcadas

    perdidas, pero tampoco es apropiado profundizar sobre la disputasin haber ahondado en la dcada ganada, como punto de partidadel cambio de poca en Amrica Latina. No se trata de presentar loscaptulos como si estos fuesen compartimentos estancos. El objetivoes precisamente lo contrario: presentar cada etapa a partir de undilogo fluido con las otras, porque solo as se pueden complejizarlas interpretaciones sobre la disputa abierta en Amrica Latina,fortaleciendo la argumentacin y la fundamentacin del anlisis entorno a las mltiples dimensiones en las que esta se libra.

    El captulo siguiente representa este primer momento anal-tico: las dcadas perdidas en Amrica Latina en la poca neoliberal.

    Saber de dnde se viene y cmo funcionaba estructural y orgnica-mente el modelo neoliberal en la regin, y muy especialmente enlos tres pases que son objeto de mxima atencin, se convierte enasunto prioritario para iniciar este recorrido geogrfico, histrico ygeopoltico. La intencin no es nicamente presentar cules fueronlos efectos devastadores de las polticas neoliberales en AmricaLatina; adems de ello, es importante conocer en detalle cmo se fueimplementando la matriz dominante neoliberal y en qu principiosrectores se bas la nueva propuesta econmica-organizadora delcapitalismo para esa casa4llamada Amrica Latina a partir de losaos ochenta. Desentraar qu es lo que realmente existe detrsdel declogo de Washington es imprescindible para comprendertodo lo que avanz el neoliberalismo y cmo lleg a ser en muchosmomentos concebido como un orden econmico y poltico irrever-sible. Resulta preciso conocer en profundidad al neoliberalismo,ms all de un simple recetario. Se trata de comprender el neolibe-ralismo como ese orden hegemnico capaz de consolidar el meta-bolismo social del capital, esto es, capaz de fundar y sostener undeterminado conjunto de relaciones y reacciones laborales, comer-ciales, productivas, financieras y sociales (y tambin culturales),ocurridas al interior de un patrn econmico siempre a favor deunos pocos, en detrimento de una mayora.

    Es tan vigorosa la concepcin mundializadora de esta propuestahegemnica neoliberal, que es obligado describir analticamente

    los hilos de la interdependencia de Amrica Latina con el centrode gravedad del capitalismo global. Todo ello abona la comprensinacerca de por qu los efectos sobre la poblacin latinoamericanafueron, como ya es de sobra conocido, dcadas perdidas que bienpodran haberse llamado de cualquier otra forma; dcadas sufridas,dcadas arrancadas, dcadas en la que se expropiaron la soberanay el derecho a disfrutar de una vida digna para la mayora popular

    4 El trmino economa, en su origen etimolgico, proviene del griego oi-konomia: oikos, hogar, y nemein, administracin. La economa, desde estapremisa bsica, ha de responder precisamente a esa esencia: cmo or-ganizar la casa.

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    en cada pas. El endeudamiento y empobrecimiento social masivoconforman un pasado que no conviene olvidar, a pesar de que elpresente y el futuro vayan marcando otros novedosos desafos.

    Ni Estado de Bienestar ni Estado de bienestar en miniatura: elneoliberalismo hizo desaparecer la seguridad jurdica que debagarantizar los derechos sociales de la mayora ciudadana, a favorde una seguridad jurdica en materia de tratados bilaterales deinversin, de tratados de libre comercio que fueron en detrimentodel bien comn y en favor del enriquecimiento de unos pocos.Fue ese el punto de partida y no otro cualquiera el marco de noconvivencia en el que emergieron nuevas propuestas que canali-zaron esas demandas; aparecieron movimientos e instrumentosque transformaron el desencanto en esperanza. Amrica Latinase configur, como afirma Emir Sader5, en el eslabn ms dbil dela cadena mundial neoliberal, y ello es un hecho fundacional quemarca y condiciona la prisa con la que se fueron articulando inicial-mente aquellos procesos de cambio que buscaban, como fuere,enterrar la larga y sufrida noche neoliberal.

    El captulo segundo se dedica a presentar lo que ha signifi-cado la dcada ganada, como fase inicial de un cambio de pocaen Amrica Latina, concentrando la atencin en lo acontecido enlos tres pases-eje del anlisis: Venezuela, Bolivia y Ecuador, sindar la espalda a otros casos que tambin suscitan inters paracomprender ms ampliamente lo que supone este ciclo poltico de

    transformaciones en toda la regin. Cualquier radiografa analticade este perodo ha de iniciarse inexorablemente por una primeraetapa de irrupcin popular-plebeya, nacional-popular, que inter-pela y cuestiona en su totalidad al modelo vigente en esos aos. Nosera posible comprender esta dcada ganada, si no es atendiendoa este sujeto movilizador como ese nuevo topo, con potencia y capa-cidad emancipadora.

    5 Emir Sader.El nuevo topo: los caminos de la izquierda latinoamericana,Editorial Siglo XXI, Buenos Aires: 2009.

    Con ese precedente, emergen los liderazgos de Hugo Chvez enVenezuela, el de Evo Morales en Bolivia y el de Rafael Correa enEcuador; tambin el de Nstor Kirchner en Argentina, el de Lulada Silva en Brasil, el de Pepe Mujica en Uruguay y el de Lugo enParaguay. Son procesos que no surgen de la nada ni de ningn labo-ratorio. Son propuestas constituyentes para los casos de Venezuela,Bolivia y Ecuador con el objetivo de refundarse; de renovar el pactosocial, econmico y poltico, incluyendo a la mayora; de reapro-piarse de todo lo que haba sido expropiado por el neoliberalismo,de recuperar la soberana controlando la riqueza estratgica exis-tente en cada pas, de abandonar la insercin subordinada y depen-diente en el sistema-mundo.

    Es otro paradigma que resurge para saldar, en una primeraetapa y de la forma ms urgente posible, la deuda social heredadaque afectaba injustamente a cada ciudadano en su vida ms coti-diana. No haba paciencia que soportase las pauprrimas condi-ciones en las que viva la mayora social. Esta coyuntura adversaera el primer obstculo para saltar porque a partir de ah se podrapensar en las transformaciones estructurales y estratgicas nece-sarias para sostener este proceso de cambio en el futuro. Es porello que el captulo describe y repasa cmo se lograron en Vene-zuela, Bolivia y Ecuador, en tiempo rcord, avances sociales sinparangn en la historia de cada pas. Se recorre paso a paso aquelloque supone hoy una dcada ganada en lo econmico, en lo social

    y tambin en lo poltico, y que ha permitido consolidar un cambiode poca en Amrica Latina. No solo ha habido avances sociales enmateria de salud, educacin, vivienda, servicios bsicos, empleo ysalario real, desnutricin y natalidad, etc., tambin se ha avanzadoen cambios estructurales muy considerables en diferentes mbitosde la poltica econmica. De hecho, la consolidacin de nuevosespacios de integracin en Amrica Latina (ALBA, Unasur, Celacy un nuevo Mercosur), con mayor grado de independencia de lospases centrales, as como las nuevas alianzas geoestratgicas conotros polos geoeconmicos, son un pilar fundamental del nuevocambio de poca para esos pases, pero tambin ha supuesto un

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    Amrica Latina en disputa Alfredo Serrano Mancilla INTRODUCCIN

    gran influjo en el resto de pases en el modo de concebir el nuevoparadigma geopoltico.

    El ltimo captulo es tal vez el ms desafiante y novedoso enrelacin con los anteriores en tanto que procura abrir, a modo deaperitivo, un debate a futuro exhibiendo los ejes de disputa enAmrica Latina para los prximos aos. Es un primer intento dedeterminacin de una suerte de declogo en disputa en AmricaLatina, esto es, dibujar los principales nudos gordianos que s o sse deben afrontar en los prximos aos. Si el cambio de poca es talpor las sustanciales modificaciones que se han producido, entoncesser primordial realizar un sano ejercicio de inventario para iden-tificar aquello que ya no es igual a lo de antes y, en consecuencia,surgirn seguramente exigencias y demandas de las mayoras,nuevos temas en discusin, en tensin, nuevas y viejas contradic-ciones, sean al interior del bloque o derivadas de la confrontacincon el exterior. Son nuevos desafos que aparecen tanto por errorespropios, como por la necesidad de revisiones de los cimientos, opor reacomodos precisados para reequilibrar desfases y desequi-librios ocasionados por el mismo proceso de cambio. Estas son lasclaves para discutir acerca de la viabilidad y la sostenibilidad deeste cambio de poca; la irreversibilidad ser ms efectiva en tantosea posible enfrentar los prximos aos en disputa, acertando en laidentificacin de las nuevas tensiones y contradicciones surgidas alcalor de la propia dinmica del vertiginoso proceso de cambio. Pero,

    adems, hay un mundo ah afuera que ha dejado de ser el mismo deantes, geopoltica y geoeconmicamente.

    Ms vale tarde que nunca porque va siendo hora de actualizarese oportuno debate que abri Garca Linera en relacin con lascontradicciones creativas de los procesos de cambio. Esto fue hechohace unos aos, cuando tal vez algunos procesos an no habantenido el tiempo necesario para consolidar suficientemente elnuevo proyecto hegemnico y, por tanto, sin perspectiva temporalamplia para saber con exactitud qu tipo de tensiones se debanafrontar como prioritarias, como aquellas que podran ser deno-minadas de primer orden. Es, por tanto, momento oportuno para

    aprovechar la ventana que se qued entreabierta despus de esosplanteamientos, y as seguir contribuyendo al debate en relacin conla reformulacin de cules son actualmente las nuevas tensiones,al calor de lo que se vive hoy en da en la regin latinoamericana,siempre teniendo en cuenta el cambiante contexto geoeconmicoy geopoltico. El objetivo es fijar la mirada en la agenda abierta endisputa para los prximos aos en Amrica Latina a partir de lascontradicciones, tanto aquellas que surjan al interior de los procesosde cambio como las que sean fruto de confrontacin con otrosmodelos antagnicos an vigentes en el continente y fuera de l.

    Es preciso preguntarse por la relacin dinmica entre aquelloque se desea conservar como irreversible y todo lo que an restapor revertir, por las posibilidades de gestionar exitosamente lasurgencias de la coyuntura sin perder de vista las transforma-ciones estructurales; por la gestin estatal como nuevo tempo dela poltica; por la disputa por la nueva renta en destino y el papeldel rentismo importador en esta pugna; por la dimensin produc-tiva como centralidad econmica estratgica para estos aos; porla dialctica entre las posibilidades reales de distribucin (desdelas races) y el camino exclusivo de las polticas redistributivas;por cmo conciliar el plano nacional con el supranacional; por ladisputa geoeconmica mundial que plantea un punto de bifur-cacin entre la subordinacin atlntica y la insercin bricsiana, ycmo esta ltima tambin tiene sus ventajas e inconvenientes; por

    cmo debe afrontarse la confrontacin con una nueva otredad: lanueva derecha regional y mundial; y por ltimo, preguntarse porel nuevo relato apropiado para una nueva poca (acorde con loscambios respectivos). Los prximos captulos invitan a discutireste movimiento: de las dcadas perdidas a la dcada ganada y, enadelante, la dcada en disputa.

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    Captulo 1. Era neoliberal: el tiempo delas dcadas perdidas

    Emergencia y consolidacin del neoliberalismo

    como paradigma hegemnico a nivel mundial

    Durante los aos setenta, el sistema capitalista comenz amostrar sntomas de ralentizacin y agotamiento respecto a suproceso de acumulacin. La tasa de ganancia del capital en lospases centrales fue desacelerndose, hasta llegar a estancarse.El establishment poltico y econmico dominante respondi deinmediato buscando culpables, con un nico objetivo: encontrar el

    nuevo orden econmico para los prximos aos, poniendo punto yfinal al modelo keynesiano que haba venido imponindose paragestionar el capitalismo de forma global desde el fin de la SegundaGuerra Mundial. Conjuntamente y sin fisuras, la poltica en lospases centrales, los organismos financieros internacionales y lateora econmica hegemnica alertaron en esos aos setenta sobrela necesidad de otro mundo posible, que deba tener la responsabi-lidad de hacer renacer al capitalismo con ms fuerza y vigor, y conms solidez para que volviera a hacer crecer la tasa de ganancia enforma sostenible para las siguientes dcadas. Ello exigi una nuevaforma de organizar la casa-mundo econmica y polticamente; se

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    Amrica Latina en disputa Alfredo Serrano Mancilla CAPTULO I

    trataba de una reconfiguracin del nuevo orden global del capita-lismo, de tal forma que se asignaran renovadas funciones utilitariasy diferenciadas para cada uno de los actores que participan en estejuego-mundo.

    La guerra fra segua como teln de fondo en esos aos, aunquecon menor intensidad que en las dcadas previas6. Todo parecaindicar que la disputa entre ambos bloques se decantaba progresi-vamente a favor del capitalismo y en detrimento del campo socia-lista, quien continuaba perdiendo fuerza y aliados. Pero a pesarde que el enfrentamiento en clave geopoltica segua vigente, elcapitalismo desde los pases centrales estaba ms preocupado,en primera instancia, por reorganizarse en su seno para luegopoder iniciar una ofensiva que le permitiera lograr, definitiva-mente, que los pases no alineados ni a un lado ni al otro acabaransiendo aliados o, mejor dicho, alineados segn el orden capitalistamundial. De esta forma, el objetivo era desmembrar progresiva-mente el campo socialista hasta terminar con la Unin Sovitica,que no pasaba por su mejor momento econmico.

    En esta pugna, la discusin por el modelo econmico que debapredominar y dominar no fue una cuestin balad. Cul deberaser el modelo de acumulacin capitalista para los prximos aos?He aqu una de las principales cuestiones de fondo de ese momentohistrico en plena disputa. En la bsqueda de culpables para lacrisis, el Estado se llev casi toda la responsabilidad y, en vez de

    discutir acerca de qu Estado era necesario para salir adelante, elplanteamiento eran tan maniqueo como irresponsable: si el Estado(supuestamente) no funciona, entonces es preciso eliminarlo oreducirlo a la mnima expresin (solo suficiente para garantizar elorden capitalista que se pretendi implementar). La idea fue real-mente acabar con el rol protagnico que haba tenido el Estado en

    6 Ello no quiere decir que la tensin hubiese terminado, porque an per-sistan situaciones complejas, como cuando Estados Unidos no acept eltriunfo del Partido Comunista afgano en 1978 y deton una guerra civil.

    las polticas keynesianas y transitar hacia un modelo donde eso quellaman mercado7jugara un papel cada vez ms preponderante.8

    Aunque en muchas ocasiones se ha explicado la llegada de estenuevo modelo econmico con base exclusiva en la dicotoma entreEstado/mercado, la nueva organizacin de la casa-mundo abord elnuevo reto mucho ms integralmente. Se llev a cabo una rediscu-sin completa del modelo y se realizaron propuestas determinadaspara cada uno de los aspectos que el capital exiga para que todoestuviera bien ordenado, permitiendo nuevamente un repuntesostenible de la tasa de ganancia. Se redefinieron los roles y tareaspara todos los pases insertados, subordinadamente, en el sistemacapitalista. Para que se entienda an ms, simplemente, los pasescentrales precisaron que a partir de entonces la periferia fueradependiente no solo a una velocidad la comercial, sino tambina mltiples velocidades: por la va productiva, tecnolgica y finan-ciera; todo ello sin olvidar la necesidad de seguir construyendo ladependencia epistemolgica que facilitara, de esta manera, cons-truir una verdadera hegemona cultural y acadmica.

    De esta forma, volvieron muchas de las ideas del liberalismo,pero tan rejuvenecidas y actualizadas y con tantos matices, queincluso se constituiran en un nuevo paradigma en s mismas, muydiferente al corpus de ideas de donde procedan; porque el neolibe-ralismo no es ni siquiera una nueva versin del liberalismo, es unaecuacin econmica y poltica propia, con caractersticas nicas,

    que se convirti en la nueva frmula hegemnica de gestionar elcapitalismo. Muchos autores siguen empecinados en hablar delneoliberalismo como una corriente poltica que parte del libera-lismo. Esto podra ser aceptado en el momento de su nacimiento,a fines de los setenta, pero despus de haberlo visto evolucionar

    7 Las explicaciones en torno al eufemismo que usa la hegemona neolibe-ral sobre el trmino mercado se darn en prximas lneas.

    8 As, muchos autores defendieron por aquel entonces que el Estado deBienestar haba llegado a su estadio de agotamiento. Por ejemplo, VitoTanzi. El papel del Estado y la calidad del sector pblico, Revista de laCepal:2000.

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    se puede afirmar rotundamente que es un paradigma econmico-poltico en s mismo, que se asienta sobre concepciones filosficaspropias de este nuevo momento histrico de finales de siglo xx.

    El neoliberalismo fue (y sigue siendo) la llave mgica paraordenar el mundo capitalista, subordinando al ser humano y a lanaturaleza a merced de la tasa de ganancia del capital privado.Ante tal desafo, el sistema capitalista procedi a disear un planestratgico de largo aliento, estableciendo nuevos meta-objetivos yobjetivos especficos, acompaados de un nuevo lenguaje para unrenovado y moderno relato que facilitase la implementacin de lasmedidas necesarias en materia de polticas econmicas. Adems,fue necesaria una arquitectura institucional internacional quefuncionara como gran garante de este nuevo proyecto hegemnico;es por ello que donde an haba mucho por hacer apareceran lasnuevas instituciones y, en otros casos, se trat de afianzar las insti-tuciones existentes, encaminndolas a los nuevos retos y desafos.

    Mucho se ha hablado de neoliberalismo desde uno u otro puntode vista poltico y acadmico, a favor y en contra de sus principiosy sus polticas econmicas, de sus diagnsticos y sus recetas. Justa-mente, una gran victoria de esta estructura dominante ha sido elser discutido desde su propio plano, a partir de visiones maniqueas,como si todo se tratara de una variable dicotmica de s o no, detodo o nada, como si no se pudiera discutir con matices sobre laveracidad de los supuestos sobre los que se construyen sus propios

    modelos, sobre los efectos y variables que nunca son consideradospor tratarse de temas sociales que no deben ser objeto del debateeconmico, etc. Justamente, para evitar caer en esta trampa anal-tica, en las prximas lneas se presentan en forma resumida, perorigurosamente, las principales bases estructurales del neolibera-lismo, que son el sostn de este nuevo orden econmico mundialhegemnico, instaurado para la gestin global del sistema capita-lista. Sin conocer bien cmo funciona el neoliberalismo, metablicay orgnicamente, es imposible luego entender sus consecuen-cias y su responsabilidad en las dcadas perdidas en AmricaLatina. El conocimiento sobre la caracterizacin estructural del

    neoliberalismo y, por tanto, cmo opera en clave estructural, esun prerrequisito fundamental para posteriormente comprenderpor qu fue tan complicado disputar su irreversibilidad y porqu, adems, a pesar de la dcada ganada del cambio de poca enAmrica Latina, en el sigloxxitodava perduran ciertos retales nomarginales de esta hegemona que impide, muchas veces, mayoresavances a favor de la mayora social.

    Anclaje en la Teora Econmica Neoclsica

    El neoliberalismo se ancla en el paradigma terico de laeconoma neoclsica, conformado a fines del siglo xix y princi-pios del xx y, partiendo de este, disea las polticas econmicas queconvienen al capitalismo para revitalizar el proceso de acumula-cin y concentracin anhelado, virtuoso para el capital privado yvicioso para las mayoras populares. Hay que tener este punto clarocomo el cristal: no es que la economa neoclsica sugiera tal o cualcosa, sino que es al revs: es la poltica, los objetivos polticos losque se ponen encima de la mesa, y luego es la economa neocl-sica la que logra sustentarlo con base en hiptesis marcianas quenada tienen que ver con la realidad. La esencia neoclsica facilitaesta secuencia esta forma de actuar porque siempre parte dereducir la realidad a los supuestos que le interesan para demostrarel resultado que se ha propuesto demostrar. La teora econmica

    neoclsica no sirve, no vale, porque inventa un objeto de investiga-cin, porque provoca la reduccin del objeto de la ciencia econ-mica. Son muchos los ejemplos con los que se puede mostrar cmose trata de una economa del fraude9en que se engaa desde lashiptesis, pero que, adems, abusa de un aparataje instrumentalmetodolgico, siempre cuantitativo, para presentarse como estudiotcnico y, por tanto, neutral. Ah est el otro punto fuerte del neoli-beralismo: siempre presentar los anlisis para lograr un objetivo

    9 Como dira John Kenneth Galbraith. La economa del fraude inocente,Crtica, Barcelona: 1984.

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    disfrazado como algo de ndole tcnico y neutral, es decir, postpo-ltico. Este aspecto es fundamental para comprender que no hayciencia econmica ni herramienta metodolgica neutral ni fuera delos confines polticos. Sin embargo, despus de repetirlo hasta lasaciedad, el neoliberalismo logr en sus albores posicionarse comouna propuesta tecnocrtica, siempre objetivando a su manera cual-quier subjetividad posible y tratando de situarse imparcialmente,mostrndose indiferente frente a las parcialidades de la historia.

    De esta manera el neoliberalismo, con la economa neoclsicacomo bandera, pretenda desplazar la disputa poltica por unadisputa entre expertos, en la que el pueblo no tuviera nada quedecir, acallndolo frente a las grandes sentencias de un grupo detcnicos muy cualificados que sabran qu hacer para que las cosasfueran mejor para todos. Lo que no decan es que esa tcnica estabaal servicio de un inters poltico determinado, que responda a ladesigual correlacin de fuerzas econmicas imperante en el mundocapitalista. El neoliberalismo usa la teora neoclsica para conse-guir un desplazamiento de eje poltico por uno exclusivamentetcnico, permitiendo, as, excluir a las mayoras del debate poltico;todo ello es posible porque realmente s hay una sintona absolutaentre la teora econmica neoclsica y el neoliberalismo, al partir(ambos) de un mismo contenido en trminos de filosofa poltica.Esa unidad se puede observar en cmo coinciden en relacin con:1) el individuo como sujeto de estudio y poltica, es decir, en la visin

    antropocntrica del mundo, 2) la existencia de una visin coloniza-dora de la racionalidad suprema que permitir homogeneizar cual-quier heterogeneidad subjetiva y cultural, 3) la mercantilizacindel objeto de estudio econmico (todo lo que no sea susceptible deser mercantilizado no es de inters de esta nueva economa), y 4)la superioridad del valor de cambio en el mercado por encima delvalor de uso. Son estas y otras coincidencias las que explican porqu hay que entender el neoliberalismo entendiendo la economaneoclsica.

    Con relato y lenguaje

    Aunque la economa preponderante lo trata formalmente condesprecio, el lenguaje es parte de la economa, porque la economadesde su etimologa organizar la casa es poltica. Gracias allenguaje, las polticas econmicas se justifican y tambin se hacenms atractivas y digeribles. Para ello, el neoliberalismo us unabatera de trminos, casi todos en tono muy positivo, buscando queno generaran rechazo. Fueron muchas las expresiones que permi-tieron al neoliberalismo un lenguaje propio, embaucador, capazde enredarse en una narrativa muy sagaz y convincente, que erafundamental para servir como intermediario entre los tcnicos yel pueblo. La ecuacin perfecta: la poltica quedaba relegada aun plano invisible porque era este lenguaje, de publicidad (puromarketing), el que se ocupara de narrar aquello que las mayorasdeseaban escuchar, y luego eran otros, los expertos tecnocrticos,quienes se dedicaban a escribir la letra pequea de cada una de laspolticas econmicas a implementar.

    Por ejemplo, en el neoliberalismo, el trmino modernidadse utiliz como pretexto para norteizar a todo el sur cuando setrataba de la periferia, porque, a quin no le convence la ideade ser ms moderno? S, seguramente algunos diran no, pero lamayora popular estara dispuesta a aceptar cualquier cosa por serms modernos despus de siglos en los que el mito de lo moderno

    vino inoculado desde el Norte, como parte de un patrn de domi-nacin econmica y cultural. As, con este trmino se permitieronmodificar, por ejemplo, buena parte del Estado, reformulando surol para convertirlo en garante de los postulados e intereses econ-micos del bloque dominante.

    En el caso de las polticas econmicas, estas venan bajola proclama de programas de ajuste y planes de estabiliza-cin. Comenzar por ajustar es aceptar una etapa previa: que haydesajuste. Y nuevamente, a quin le gusta estar desajustado? Lomismo si hablamos del vocablo estabilidad. Tambin subyace unacondicin aceptada porque da calma y sosiego. Lo que no se llegaba

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    nunca a decir en un primer momento es qu se ajustaba y a quse quera dar estabilidad. De hecho, nunca se estabilizaron unascondiciones salariales favorables y se ajust la tasa de ganancia,sino que lo que sucedi fue todo lo contrario: el ajuste era sobre elser humano y la estabilidad para el capital o, dicho de otro modo, loque se vino con el neoliberalismo fueron programas de desajuste ydesestabilizacin para los seres humanos.

    Otra palabra bien empleada por el neoliberalismo fue el consenso,ms concretamente en referencia al Consenso de Washington, comoreceta de las polticas econmicas fundamentales del neolibe-ralismo para la mayora de pases de Amrica Latina. Realmente,este llamado consenso fue el mayor de los disensos porque nuncaestuvieron de acuerdo con l la mayora de los pueblos, sino quefue un pacto entre muy pocos: algunos organismos internacionalesbajo el auspicio de Estados Unidos, con la anuencia de las litesgobernantes, acostumbradas a ejercer el poder subordinadas aintereses forneos. Se dio por vlido como consenso el documentoWhat Washington means by policy reform (Lo que quiere decirWashington con reformar orientaciones polticas), de Williamson10,porque el lenguaje supo imponer su habilidad frente a una realidadque distaba mucho de ser el contenido de ese significante.

    Otro trmino muy recurrente para el neoliberalismo y parala economa neoclsica es el de libertad econmica. Este s queviene del liberalismo y su revolucin liberal burguesa en Francia.

    La libertad fue la palabra que condicionaba a cada una de las pol-ticas econmicas: libre comercio, liberalizacin financiera, libremercado, etc. Quin podra cuestionar que algo fuera libre? Nadie,pero s hay que aclarar que la premisa de libertad est subordi-nada a una condicin previa an ms importante; en otras pala-bras, de qu sirve ser libre para comer, si no tienes qu comer?

    10 Elaborado tambin en un documento como trabajo para una conferenciaorganizada por el Institute for International Economics, al que pertenece

    John Williamson (John Williamson. What Washington means by poli-cy reform, en: John Williamson, (ed.), Latin American adjustment: howmuch has happened, Institute for International Economics, Washington:1990).

    Es trascendental ser libre para elegir qu comer, siempre y cuando,previamente, se haya solventado el problema de disponer de losrecursos necesarios para poder elegir qu comer; por ello, el neoli-beralismo manipul constantemente el sentido de la libertad parallegar a una situacin solo deseada para aquellos que han resueltola etapa previa, es decir, disponer de las condiciones materialespara ejercer esa libertad en lo econmico.

    Estos son solamente algunos ejemplos de los eufemismos utili-zados por el neoliberalismo para no decir lo que realmente hacen.Con ellos, y con una estrategia meditica afinadsima, el neolibe-ralismo fue construyendo su propio idioma, su propio relato, supropia narrativa, con capacidad de ir creando un sentido comn depoca, base fundamental para consolidar su hegemona.

    Economa de (libre) mercado

    Conviene aclarar, desde un inicio, que el trmino mercado desdeel neoliberalismo es siempre utilizado como eufemismo parano decir verdaderamente que esa institucin de intercambio debienes y servicios es un lugar donde solo hay pocas empresas quetienen todo el poder econmico. El mercado realmente escondela estructura econmica detrs de cada lugar de intercambio, y lallamada economa de mercado es una suerte de adaptacin deldarwinismo en materia econmica y social: un slvese quien pueda,

    una suerte de ley del ms fuerte pero que se da con condicionesde partida desiguales, despus de que unos pudieran entrenar enlas mejores condiciones y otros no tuvieran ni para comer. Cuandose habla de economa de mercado se pretende mostrar una foto-grafa de un instante determinado, en esttico, a partir del cual,sin historia ni pasado, se determinan las condiciones de preciodel bien en cuestin. Y esto es vlido para comprar cualquier biensuntuario, as como tambin para los bienes ms bsicos para elser humano y para los que constituyen derechos sociales. Todo hade ser mercantilizado, incluso la fuerza de trabajo (cuestin quese ver en un siguiente punto). La economa de mercado es una

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    apuesta por la mercantilizacin de todo lo que es intercambiable.Con esta defensa, el neoliberalismo pretenda ampliar el abanicode negocios posibles para que el capital privado pudiera participar,lucrndose a partir de transacciones en cualquier materia, sea envivienda, salud, educacin, acceso a servicios bsicos (agua, luz,gas), etc.

    Realmente, el mercado neoliberal es la anttesis del verdaderomercado en el que concurren muchas empresas, que da como resul-tado un precio a partir de esa competencia infinita. La economade (libre) mercado del neoliberalismo es sencillamente la formaencubierta de ejercer un poder econmico determinante, paraestablecer condiciones de intercambio favorables para el capitalconcentrado en pocas corporaciones. El mercado es la ms inge-niosa manera de hacernos creer que hay una mano invisible queregula las condiciones finales de precio en cualquier intercambioeconmico de bien o servicio. Aunque parezca mentira, esto an seexplica en las aulas de muchas universidades que dicen ser muyprestigiosas. As, el neoliberalismo despersonaliz la gran disputade economa poltica existente en cada intercambio; con ello, laeconoma de (libre) mercado pretendi siempre apartar a la pujadistributiva de la controversia econmica.

    El papel del Estado

    La discusin acerca del rol del Estado es el centro de gravitacindel neoliberalismo y, por ende, de los abordajes tericos y metodo-lgicos de la economa neoclsica. El neoliberalismo logr instalarun falso debate entre Estado s-Estado no, y dejar de lado el verda-dero debate en torno a qu Estado se quiere, al servicio de quin,en beneficio de qu modelo econmico, favoreciendo qu patrnde acumulacin. El neoliberalismo retom decididamente el tpicodel liberalismo clsico: laissez faire, laissez passer dejar hacer,dejar pasar para hacer especial referencia a la desaparicin delEstado en la economa. Pero esta dicotoma es falsa porque el neoli-beralismo jams se plante la desaparicin del Estado, en tanto

    este era necesario como guardin de la nueva poltica econmicay sus consiguientes firmas de adhesin a tratados internacionalesen materia comercial, financiera y de inversiones; se necesitaba,adems, un Estado asegurador ante cualquier riesgo de impagode la deuda pblica a los acreedores internacionales. Ntese,en este punto, que en Amrica Latina, esta deuda pblica fue engran medida ocasionada como mecanismo de transferencia derecursos hacia sectores privados, a pesar de que estos no habancumplido sus responsabilidades econmicas en materia de desa-rrollo industrial.

    En concreto, el Estado con el neoliberalismo no deba evapo-rarse sino reducirse, relocalizarse, pero sin perder la autoridad parapoder comenzar controladamente un perodo de privatizaciones dederechos sociales bsicos (educacin, sanidad, vivienda, pensiones,etc.) y sectores estratgicos (petrleo, otros sectores energticoscomo la electricidad, recursos naturales como el agua, etc.). El capi-talismo, por tanto, gozara entonces de nuevos sectores econmicosen los cuales imponer su lgica mercantilista y comercial, pudiendoobtener adicionales tasas de ganancia. Se abran nuevas posibili-dades que ampliaran mercados para que el capital pudiera diver-sificar sus negocios, acumulando a una mayor velocidad. Todo ellose hara bajo el nombre de la modernizacin del Estado, como eufe-mismo para ocultar que comenzara un largo camino de privatiza-ciones de sectores econmicos muy rentables en tanto constituan

    piezas fundamentales en la economa, con una demanda cautiva enel caso de los servicios pblicos.

    Hay que aclarar esto: no se trat de privatizar lo que no funcio-naba, sino que en la mayora de las ocasiones se realiz una privati-zacin de muchos sectores con alto nivel de rentabilidad econmica.Este proceso de privatizacin fue en realidad el vaciamiento de lossectores estratgicos en la mayora de pases de Amrica Latina,que comenzaba a transitar por la larga noche neoliberal. En loscasos de la mercantilizacin de derechos sociales, esto suponaconceder al capitalismo la posibilidad de subordinarlos a la tasa

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    de ganancia; la prioridad era el beneficio empresarial frente a esederecho social.

    As, se hablaba de ajuste para implementar una polticade reduccin de inversin social e inversin pblica, gracias a laprivatizacin de los sectores estratgicos y la prdida de derechossociales. Sin embargo, lo que no se deca es que la despatrimonia-lizacin pblica por venta de activos pblicos importantes, vincu-lados a sectores energticos y estratgicos, generaba un ingreso acorto plazo (por los ingresos de la venta) mejorando as las cuentaspblicas, pero una prdida de ingresos pblicos en el largo plazoporque en el futuro no habra empresas pblicas. Pan para hoy,hambre para maana. Esta poltica de reduccin del gasto pblicoperjudicaba claramente a aquellos que necesitaban de polticasque compensaran las injusticias heredadas de dcadas y siglospasados; ms que una poltica de ajuste, fue una poltica de exclu-sin, desajuste y desestabilizacin debido a una deuda social queira creciendo enormemente. El neoliberalismo impuso que laspolticas del Estado en educacin, sanidad, vivienda, fueran consi-deradas de gasto pblico y no como una inversin social, una claramuestra de su concepcin poltica respecto a garantizar estos dere-chos sociales.

    La otra gran disputa del neoliberalismo, en relacin con elEstado, fue la nueva poltica fiscal. La nueva corriente poltica yeconmica deseaba poner punto final al modelo keynesiano, y

    tambin a ciertas teoras de Hacienda Pblica (neoclsicas, nomarxistas ni institucionalistas) que entendan que el Estado habade participar siempre y cuando existieran fallas del mercado. Losimpuestos son el mecanismo que permite precisamente disponerde los ingresos pblicos necesarios a partir de la propia riqueza deun pas, para luego llevar a cabo polticas sociales y de inversinen sectores estratgicos. En este punto, el neoliberalismo lo tenafcil porque siempre es ms cmodo convencer a las mayoras parano pagar impuestos, pero esta comodidad lleva aparejada la inco-modidad de no disfrutar, en muchos casos, de los bienes bsicosy tener garantizado el acceso a todos los derechos sociales. El

    neoliberalismo se encarg de hacer propaganda en contra de losimpuestos presentndolos como una carga fiscal, como una priva-cin de libertad.11

    El supervit o equilibrio presupuestario fue el otro gran dogmaneoliberal en esta materia. Era la mejor forma de amputar al Estadola potestad de ser rector de la planificacin econmica, o de la capa-cidad de intervenir y reaccionar frente a situaciones desfavorables.Adems, este dogma tena que aplicarse ao a ao en cada ejerciciofiscal, sin considerar que el horizonte temporal podra ser supe-rior. En oposicin al modelo keynesiano de controlar las cuentaspresupuestarias de forma plurianual, el neoliberalismo exiga quecada ao las cuentas pblicas fueran equilibradas contablemente,aunque esto ocasionara desequilibrios sociales. Con esta maniobrase diferenciaba el sector pblico de la manera en que operan lamayora de las familias o incluso el sector empresarial, quienescontemplan asumir un nivel de endeudamiento anual, siempre ycuando haya capacidad para generar ingresos en los siguientesaos. Por el contrario, el neoliberalismo convirti el dficit en unproblema, cuando en realidad este no es tal si hay capacidad degenerar riqueza suficiente, para ir obteniendo ingresos pblicosque sigan pagando los desfases presupuestarios necesarios pararealizar la inversin estratgica requerida, segn la deuda social yeconmica heredada.

    El neoliberalismo, por lo tanto, lograba hablar de austeridad

    fiscal para conseguir su objetivo real: no permitir que el Estadoparticipara en la economa, salvo en aquellos temas que s requerael capital privado: garantizar el pago de la deuda pblica, firmartratados internacionales, ejecutar privatizaciones de sectoresestratgicos y garantizar las regulaciones pertinentes a favor delcapitalismo corporativo. Este ltimo punto ha sido muy confun-dido cuando se han enumerado los principios del neoliberalismo,porque muchas veces se dice que neoliberalismo es sinnimo de

    11 Visto as por los ms ultraneoliberales que heredaban la tradicin purams liberal sobre este aspecto.

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    desregulacin y eso no es cierto, de ningn modo. El neolibera-lismo apost a que el Estado siguiera siendo un ente regulador quepermitiera, justamente, que los capitales tuvieran seguridad jur-dica para asegurarse una fructfera tasa de ganancia.

    Con relacin al Comercio Internacional

    La nueva era neoliberal requera, para el capital privado, unmayor expansionismo hacia nuevos mercados sin barreras aran-celarias ni paraarancelarias; el capital necesitaba ms territorio.La mundializacin de la economa deseaba acelerarse para tran-sitar hacia una mayor globalizacin econmica capitalista. El modode acumulacin capitalista tena que resolver una de sus contra-dicciones sistmicas mediante la ampliacin de las fronteras deposibilidades de consumo: se necesitaban consumidores por todoel mundo; se requeran patrones de consumo del Norte por todoslos Sures. Amrica Latina, con una importante poblacin y dondeun largo proceso de colonizacin cultural haba dado significa-tivos resultados, era el lugar ideal para expandir mercados en labsqueda del nuevo dorado de consumidores. Para ello, el redu-cido proteccionismo habra de ser sustituido por tratados de librecomercio que evitaran regulaciones para corregir asimetras entrelos pases firmantes. Los acuerdos de libre comercio son la mejorforma de abusar del poder monopolista de unos pases frente a

    otros o, mejor dicho, de algunas transnacionales sobre algunospases perifricos. La defensa neoliberal de los tratados de librecomercio centra toda su atencin, pretendidamente, en la discu-sin sobre aranceles de uno y otro lado, sin atender a los verdaderosfactores econmicos fundamentales que determinan los efectossociales sobre la poblacin.

    Las polticas comerciales han evolucionado mucho desde suetapa inicial. Las polticas comerciales en los pases centrales delsistema capitalista haban optado desde haca tiempo por concen-trarse en otras modalidades de proteccionismo, abusando de suposicin dominante respecto a la periferia. Este proteccionismo

    no requera de aranceles, sino de ingeniera comercial en otrosmbitos. Fueron muchas las polticas comerciales en ese camino,pero se podran destacar dos grandes grupos: 1) barreras paraaran-celarias hacia afuera, y 2) polticas proteccionistas hacia adentro.Sobre el primer punto hay que destacar que desde ese momentoel neoliberalismo comenz a desarrollar un conjunto de normassanitarias y fitosanitarias, que funcionan a partir de un trajinadoprincipio precautorio y de certificados de calidad exigidos a losproductos externos, a partir de labernticas metodologas unila-terales por parte de los pases centrales. Estas barreras no aran-celarias, desde hace aos, son polticas mucho ms efectivas paraobstaculizar el ingreso de productos perifricos sin la necesidad detener que aumentar aranceles.

    Sobre el segundo punto, tambin la posicin dominante delos pases centrales sobre la periferia se comenz a ejercer conmucha fuerza despus de la Segunda Guerra Mundial con unaintensa poltica de subsidios a la produccin y a sus exportacionesde productos primarios. El mejor ejemplo de esto es lo que sucedaen Europa, cuando surgi la Poltica Agrcola Comn, en 1962, conla excusa de la soberana alimentaria, y se comenz a subsidiara los productores de alimentos, haciendo as que su costo real deproduccin se redujera mucho, lo que le permita competir afueraen condiciones mucho ms favorables que las que generaban loscostos de produccin de los pases perifricos, a pesar de que estos

    tenan bajos salarios. Esta poltica, en muchas ocasiones, llega hastael punto perverso de otorgar subsidios por encima incluso del costode produccin, permitiendo as establecer precios predatorios (eldenominado dumping), poniendo, en consecuencia, un gran obstculoa la entrada competitiva de los productos latinoamericanos al terri-torio europeo, o ayudando a la entrada de productos europeos aAmrica Latina.

    El neoliberalismo, en materia de comercio internacional,mostraba entonces su trastorno bipolar y su hipocresa, exigiendolibre comercio afuera al mismo tiempo que protega adentro a suscapitales privados nacionales, mediante polticas econmicas que

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    usaban precisamente al sector pblico como actor central pararegular va medidas paraarancelarias o subsidiar produccinnacional. Para asegurarse de que el mundo capitalista asumiera lasreglas y las trampas del libre comercio, se necesitaba de una nuevaarquitectura institucional. Por tal razn, en 1986, en una reunindel GATT12, se aprob el comienzo de la creacin de un nuevoorganismo internacional, sincronizado con la nueva era neoliberaldel comercio mundial capitalista. El GATT quedaba viejo para lasnuevas pretensiones13. Las negociaciones para disponer de esteorganismo, conocidas como la Ronda de Uruguay, tardaron ochoaos hasta consolidarse la Organizacin Mundial del Comercio(OMC), que desde entonces se convertira en el ente regulador afavor del libre comercio, asegurndose primordialmente que laperiferia tena que estar insertada en los pases centrales medianteesos candados.

    El fenmeno de la financiarizacin

    El neoliberalismo rpidamente entendi que el comercio no erauna cuestin exclusivamente de intercambio material de bienesy servicios, sino que haba otros sectores an por descubrir, paraque el capitalismo pudiera reactivar su acumulacin sin necesidadde depender nicamente de forjar la dependencia comercial. Elcapitalismo mercantil en su primera etapa y el industrial durante

    el ltimo siglo haban sido generosos con el proceso de acumula-cin, pero eran insuficientes en la nueva era para la reproduccindel capitalismo con independencia de una base material. Comosiempre, tan ingenioso, el capitalismo en su etapa neoliberal se

    12 Acuerdo General de Aranceles y Comercio, por sus siglas en ingls.

    13 Por ejemplo, el GATT era incompetente para el libre comercio porquesu artculo xixpermita que un pas miembro impusiera medidas paraproteger sus industrias, siempre y cuando hubiera comprobado que lasimportaciones causaban dao a una industria especfica (Gustavo delCastillo. El proteccionismo estadounidense en la era de Reagan, Co-mercio Exterior: 1987).

    reinventa no solo en las nuevas reglas para ordenar la casa, sinotambin en el objeto de transaccin.

    Para ello, el capitalismo industrial dio paso a la emergencia dela financiarizacin de la economa; esto es, la base de intercambiopodra partir del mundo financiero sin necesidad de seguir imbri-cada por una base material equivalente. La apuesta, de all en ms,era que las rentas de naturaleza financiera pudieran incrementarsustancialmente su proporcin dentro de la renta nacional, muypor encima de la industrial. La financiarizacin es, en definitiva, elaumento de la importancia del capital financiero que se traduce enel creciente protagonismo econmico y poltico de los agentes quelo representan y, por tanto, en el incremento de su capacidad paraimponer sus intereses.

    As, con esta nueva estrategia de largo plazo, el capitalismoneoliberal se garantizaba el destino del exceso de liquidez de lospetrodlares, no padecer ms la crisis del fordismo, sortear la cadade la productividad del capitalismo industrial (en parte por agota-miento tecnolgico), y no tener que pelear en la puja distributivacon los trabajadores, puesto que el nuevo sector, el financiero, no esprecisamente intensivo en mano de obra, sino que ms bien pres-cinde de ella.Esto ltimo supona una gran ventaja a favor del capi-talismo neoliberal, financiarizado en relacin con el resto de lasmodalidades de acumulacin capitalista.

    Al analizar el neoliberalismo, no es posible no relacionarlo

    estrechamente con este fenmeno de la financiarizacin. A partirde esta mxima, el programa econmico neoliberal comienza adisear un nuevo marco macroeconmico para que el capital finan-ciero sea ms protagnico que el Estado y que el capital indus-trial. La nueva arquitectura institucional ser elaborada a favordel mundo financiero, de los accionistas y acreedores de la deudafinanciera, y tambin en busca del control de la inflacin para evitarque esta mermara el capital.

    El neoliberalismo, adems, se caracteriz desde su inicio porel fomento de la apertura financiera para desconectar la relacinentre ahorro e inversin nacional, porque a partir de ese momento

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    el capital podra volar de un lugar a otro como quisiera, sin pagarpeaje alguno y con viento a favor, gracias a regulaciones a sumedida. No es cierto que se desregul el mercado financiero; porel contrario, lo que se hizo fue regular para garantizar la mximaseguridad jurdica para su tasa de ganancia.

    El mito de la Inversin Extranjera Directa (IED)

    La Inversin Extranjera Directa es una va mediante la cualse abren las barreras para que el capital extranjero se introduzcaen otro pas y pueda quedarse presentndose como inversinel tiempo que estime rentable, sin ningn tipo de compromiso dereinversin de utilidades netas. Se trata, en definitiva, de una buenamanera de extranjerizar el control de empresas de capital nacional,esto es, un trasvase de poder hacia el extranjero ocasionando unaprdida de importancia del capital nacional en favor del transna-cional.

    Esta IED no siempre es productiva ni est asociada con elmbito industrial; no siempre va en sintona con la planificacinestratgica del desarrollo nacional ni con los objetivos econmicosde un pas; no siempre es regulada por la legislacin nacional deacogida, sino que trae consigo su propia jurisdiccin. Este aspectoes realmente la gran trampa de este formato de inversin venidode afuera, porque el pas receptor no solo importa capital, sino

    que acaba importando legislacin extranjera, con la consiguienteprdida de soberana que esto conlleva. Para ello, el neoliberalismoemple otro eufemismo, el de la seguridad jurdica, que refieresencillamente a que las leyes nacionales de acogida no sirven parael tratamiento jurdico de la inversin extranjera. Para el neolibera-lismo solo hay seguridad jurdica cuando: 1) la legislacin nacionalse reforma para acomodarse a los principios internacionales deregulacin jurdica de inversiones o, 2) cuando directamente seacepta la legislacin de afuera como propia a partir de tratadosinternacionales.

    Justamente para asegurar que la inversin extranjera directa

    tuviese trato extranjero y no nacional, el neoliberalismo trajo

    consigo dos artilugios, nuevamente presentados como tcnicos, pero

    que conllevaban un gran trasfondo poltico. El primero fue la puesta

    en valor del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias rela-

    tivas a Inversiones (Ciadi), una institucin del Banco Mundial con

    sede en Washington (Estados Unidos) que, a pesar de haber estado

    en vigencia desde 1966, en los aos del auge del neoliberalismo se

    convirti en el rbitro internacional que dirime cada vez que surge

    un conflicto entre la inversin extranjera y la legislacin nacional.

    El segundo fueron los Tratados Bilaterales de Inversin (TBI), que

    constituyen el ncleo de la seguridad jurdica. Un TBI es un contrato

    entre pases, que permite regular las inversiones extranjeras entre

    los mismos de forma aislada en relacin con la legislacin nacional.

    Con esto, la inversin extranjera se asegura de tener un limbo jur-

    dico propio, que nada tiene que ver con la legislacin nacional. Estos

    TBI se centraron en establecer regulaciones impositivas favora-

    bles, exentas de muchos impuestos, sin ningn tipo de obstculo

    en su entrada y salida y, especialmente, permitan que hubiese una

    mxima facilidad para el envo de utilidades netas (obtenidas a

    partir de la inversin) como remesa a las casas matrices.

    Con el paso del tiempo, y dado el escaso compromiso de rein-vertir utilidades en la empresa adquirida y participada, la trans-nacional iba remitiendo las utilidades a su casa matriz en su pas

    de origen y, por lo tanto, en trminos netos, era previsible que lasalida de capital mediante este mecanismo fuera muy superior a laentrada que se haba producido en un primer momento en calidadde IED. As, la inversin extranjera directa pasaba de ser unafrmula para atraer inversiones a considerarse un mecanismo defuga de capitales.

    Fragmentacin geogrfica de la produccin mundial

    El neoliberalismo tambin modific la planificacin productiva a

    escala mundial, en pos de un rgimen ms cmodo y rentable para el

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    capital industrial en esta nueva era de la financiarizacin. El sistemafordista comenz a ser desplazado por un rgimen de acumulacinflexible, asentado en la irrupcin de un nuevo paradigmatecnolgico (dominado por la electrnica, la biotecnologa, lainformtica y las comunicaciones). La liberalizacin comercial yfinanciera facilitaba una mayor deslocalizacin productiva, quepermita cambiar geogrficamente la forma de producir en elmundo.

    El neoliberalismo dispuso que la produccin industrial ya nodeba estar concentrada en un pas, sino que se podra usar todo elmundo capitalista para producir a escala global. Lo importante eraque la transnacional controlara todo el proceso productivo, aunqueeste se diera en diferentes territorios. De esta manera, en esta etapalos capitales comenzaron a migrar desde las naciones centraleshacia aquellas zonas de la periferia que ofrecan mano de obrabarata y/o diversos incentivos econmicos (subsidios a la exporta-cin, exenciones impositivas, zonas francas). Los pases centralesse quedaron con las actividades de mayor valor agregado, las msintensivas en conocimiento y, por el contrario, las que requeranmayor mano de obra migraron hacia los pases perifricos. Estanueva etapa de encadenamientos productivos mundiales tambinse explica por la reduccin de los impuestos aduaneros, bajada delcosto de los transportes y de las telecomunicaciones, el auge detecnologas, la movilidad del capital y de los factores de produccin,

    como asimismo la proliferacin de los acuerdos bilaterales y multi-laterales de libre comercio.

    Los encadenamientos productivos ya no eran nacionales,sino que pasaban a una dimensin transnacional. A partir de esemomento, se puede hablar de la importancia, en la era neoliberal,de las Cadenas Globales de Valor (CGV) como concepto asociado atransformaciones productivas de la poca. La nueva configuracinse caracteriza por una fragmentacin geogrfica de la produccinmundial. Ahora la fbrica no estaba en un pas, sino que existaninfinitas fbricas desagregadas, para una o ms fases de la cadenade produccin, repartidas por el mundo. En tal sentido, el imperio

    del capitalismo no se circunscriba a su dimensin comercial,financiera o de inversiones, sino que tambin el mbito produc-tivo pasara a ser rehn de ese expansionismo sin fronteras paraque la acumulacin capitalista pudiera optimizar todo el territoriomundial. Se pasaba del made in USA, a una mercadera made in theworld.14

    Con este reordenamiento productivo a escala mundial, de trn-sito de lo nacional a lo transnacional, tambin se modifican lasrelaciones geopolticas y geoeconmicas. Los patrones de depen-dencia no solo se volvern caractersticos de los vnculos comer-ciales y financieros, sino tambin de un entramado productivocada vez ms globalizado. El principal desafo para los pases endesarrollo era insertarse en los eslabones ms avanzados de esascadenas para poder apropiarse del mayor valor agregado posible,pero esto no ser nunca factible porque es el capital privado trans-nacional quien controlar toda la cadena de valor global, con inde-pendencia del lugar donde se produzca cada parte del productofinal. Los pases industrializados apostaban al capitalismo finan-ciero y tecnolgico y, por ende, comenzaban a defender un procesode sustitucin de industrializacin que delegaban a la periferia,gracias al control de sus transnacionales.

    El neoliberalismo conceda, as, un nuevo rol a la periferia paraque pudiera no industrializarse, pero s participar en el procesomundial de industrializacin. Esto cambi significativamente el

    modo de acumulacin capitalista configurado desde el origen de laRevolucin industrial. A partir de los aos ochenta, algunos pasesde la periferia capitalista se incorporaran a este proceso produc-tivo mundial, no solo como exportadores de materias primas,sino esta vez con un patrn productivo con bajo valor agregado,

    14 El ejemplo ms recurrente en manuales de economa es el de la mue-ca Barbie, un producto diseado por Mattel en California, con una es-tructura plstica elaborada en Taiwn, un cabello de nailon producidoen Japn, vestidos de algodn originarios de China, moldes y pigmentosfabricados en Estados Unidos, ensamblada en Indonesia y Malasia, so-metida en California a control de calidad, y distribuida y comerciada pordiversas empresas en todos los rincones del mundo.

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    mejorando mnimamente sus trminos de intercambio y, muchasveces, mejorando tambin el saldo de su balanza comercial.

    Flexibilizacin laboral

    La fuerza de trabajo es otro factor clave que debe atender elcapitalismo en su nueva tarea de reorganizacin de su casa bajola clave neoliberal. Siempre que hubo una reduccin en la tasa deganancia, la respuesta del capital fue compensarla de forma inmi-nente por la va laboral, con reduccin de salarios o por despido.El neoliberalismo no iba a cambiar esa forma de resolver la pujadistributiva, pero la alterara parcialmente.

    Para ello, el neoliberalismo comenz hablando de flexplota-cin con el objetivo de disponer de la mxima flexibilidad en lagestin de las condiciones laborales, para lograr una sosteniblerigidez de los beneficios empresariales. Jams se habl de flexibi-lidad con relacin a la tasa de ganancia; esta solo era circunscrita ala fuerza laboral, que s deba ser elstica para que la acumulacincapitalista siguiera su ritmo.

    La financiarizacin y la reconfiguracin productiva permitanque el neoliberalismo diseara nuevas formas de reorganizar eltrabajo. Los mtodos tayloristas o fordistas seguan prevaleciendoen la produccin industrial, a partir de entonces ms concentradaen la periferia. Sobre este tejido laboral se aceleraba el proceso de

    segmentacin del mercado laboral; cuanto ms dividido fuera elcolectivo laboral gracias a individualizadas condiciones contrac-tuales pactadas con los trabajadores, menos opciones haba paraque estos se unieran en demandas comunes, porque sencillamenteno las haba. Esta suerte de balcanizacin en lo laboral permitauna negociacin asimtrica desfavorable para el trabajador, quevea as mermado su poder de negociacin de las condiciones labo-rales frente a la empresa. La flexibilizacin fue el proceso por elcual los salarios se tenan que ajustar a cualquier antojo de la tasade ganancia. La subordinacin del salario a la acumulacin capi-talista es lo que el neoliberalismo llam flexibilizar. Se tenan que

    preparar las legislaciones para evitar nuevamente una confronta-cin entre la fuerza trabajadora y el capital, que pusiera en riesgo lasalud de la tasa de ganancia.

    En la nueva periferia industrializada el trabajador se inser-taba en una divisin internacional del trabajo en sectores econ-micos de bajo valor agregado y, por tanto, la productividad laboralera baja, y as su salario. Desde ese momento, el capitalismo en suversin neoliberal dise una gran cantidad de nuevas modali-dades de contratos que precarizan la fuerza de trabajo; aparecenlos contratos por horas15, segn la necesidad voltil del capital; sereforma la legislacin laboral, abriendo nuevas posibilidades en lasque el despido es procedente.

    Sumado a esto, la Organizacin Internacional de Trabajo 16

    en el ao 1982, a partir de una especie de malabarismo jurdico,permiti que se considere ocupado aquella persona que hubieratrabajado al menos una hora en su ltima semana de referencia.As se contabilizan cifras macroeconmicas muy saludables parala economa dominante, pero que desvirtan la esencia bsica dela fuerza de trabajo. Ese nuevo mercado laboral, digno para unospocos y empobrecedor para la mayora, se export con particulari-dades tambin desde los pases centrales hacia la periferia, lo quecontribuy a que el neoliberalismo dejara de ser un sistema cual-quiera para ser el hegemnico en todas las dimensiones posibles dela economa, de la poltica y de la sociedad.

    Desarrollo Humano y Sostenible

    El neoliberalismo afront la dificultad de tener que revivir unparadigma muy criticado, despus de su fracaso en el mbito socialy ambiental. El desarrollo, a secas, no podra seguir erigindoseen la bandera de las dcadas pasadas, puesto que los resultados

    15 Aparecen los contratos parciales y temporales.

    16 Es una organizacin dependiente de Naciones Unidas, nacida en el ao1919.

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    en materia social y ambiental no eran aceptados ni desde adentrodel propio sistema. Para ello, las organizaciones internacionalesdeban proponer alguna reforma (invisible) del paradigma desa-rrollista, que sin acabar con l pudiera seguir nucleando todas lasexpectativas para las mayoras. Era inadmisible defender que eldesarrollismo haba triunfado en plenitud, porque este siemprehaba sido desigual y nunca pudo evitar las cifras pauprrimas encuestiones sociales. Incluso en los pases centrales comenzaron,desde el propio seno de la corriente principal (economa neocl -sica), a cuestionar las tasas de pobreza y desigualdad, por ejemplo,con los trabajos de Atkinson, Sen y Townsend, en Reino Unido,y luego replicados para el resto de pases de Europa y EstadosUnidos17. Supona una dificultad seguir hablando de desarrollo enmedio de crecientes protestas, al mismo tiempo que muchos estu-dios iban apareciendo para llamar la atencin sobre las cifras deempobrecimiento salarial y de desigualdad del ingreso. Siempredentro del mainstreamde la economa, esta nueva corriente tericay metodolgica que pas a llamarse Economa de la Desigualdady de la Pobreza, comandada, entre otros, por Amartya Sen18 ponaen jaque al propio sistema, mostrando empricamente que habapobreza y desigualdad en los pases centrales, y no desde teorasmarxistas o contrahegemnicas.

    Esta corriente propuesta tena serias limitaciones: 1) el carcternegativo de los objetivos estudiados: desigualdad y pobreza en

    vez de igualdad y riqueza; 2) el uso de la igualdad en lugar de laequidad; 3) el orden de dicho sintagma nominal, de tal manera que

    17 Anthony Atkinson. Poverty in Britain and the Reform of Social security,University Press, Cambridge: 1970a; Anthony Atkinson. On the measu-rement of Inequality,Journal of Economic Theory:1970b; Amartya Sen.On Economic Inequality, Clarendon Press, Oxford: 1973; Amartya Sen.Poverty: An Ordinal Approach to Measurement, Econometrica: 1976;Amartya Sen. Sobre la desigualdad econmica,Editorial Crtica, Barce-lona: 1979; Peter Townsend. A plan to help the low paid: the reform ofearned income relief,Poverty: Journal of the Child Poverty Action Group:1971.

    18 Quien luego fuera premio Nobel de Economa en el ao 1998.

    se relega a un segundo trmino a la desigualdad (en vez de decir laequidad de la economa), y 4) dejaba fuera del anlisis la acumula-cin originaria y todo aquello que fuera riqueza; solo se centrabaen el ingreso salarial cuando eso hace que se deje de considerartoda la desigualdad existente en trminos de riqueza y patrimonio,que no necesariamente es renta salarial. Sin embargo, a pesar delas infinitas limitaciones que tiene este nuevo tpico econmico(en la economa neoclsica), era capaz de interpelar al proclamadoxito del desarrollo, que no era suficiente para garantizar sosteni-blemente niveles bajos de desigualdad y pobreza ni en los pasescentrales.

    Frente a esto, el paradigma desarrollista hegemnico tenatambin que reinventarse para evitar cualquier reconocimientoexpreso del fracaso del mismo. Lo ms fcil fue la adjetivacindel trmino: de desarrollo a desarrollo humano. Con esta etiquetase pretenda humanizar al desarrollo, ponerle rostro humano aun paradigma que hasta el momento solo se haba concentradoen el crecer econmicamente, para que la acumulacin capita-lista siguiera siendo sostenible en el tiempo. Entonces, desde losprimeros aos del neoliberalismo se comienza a correr en la direc-cin de la bsqueda de un nuevo desarrollo, pero sin salirse de loesencial de lo viejo. La solucin fue, y sigue siendo, el trmino deDesarrollo Humano como nueva meta social.

    As, el neoliberalismo favoreci la creacin de la idea de una

    suerte de capitalismo bueno, que busca resolver el conflicto dejusticia social, de equidad, de tensin distributiva, mediante el logrodel Desarrollo Humano. Este nuevo trmino es coetneo con elneoliberalismo y nace de la mano de, justamente, el hombre quehaba denunciado los elevados ndices de desigualdad y pobrezaen los pases centrales: de Amartya Sen, quien comienza a trabajaren el concepto durante la dcada inicial de los ochenta. Luego, apartir del ao 1990, el trmino Desarrollo Humano tom especialrelevancia debido al Informe de Desarrollo Humano redactado porel Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

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    A partir de entonces, abusando del reduccionismo cuantita-tivo derivado de la economa neoclsica, nace el ndice de Desa-rrollo Humano (IDH), que se calcula a partir de PIB, esperanzade vida y tasa de alfabetismo. Este ndice se calcula a partir delvalor promedio (en PIB per cpita, en esperanza de vida), denos-tando as cualquier perspectiva distributiva. El desarrollo, estavez con apellido humano, apuesta por un Estado que debe pensaren la bondad del mercado como resolucin de problemas, lo cualse explica porque nunca se desmarc del neoliberalismo comomodelo de acumulacin capitalista.

    Pero el problema no solo haba sido de ndole humano y socialen las dcadas de oro del capitalismo, sino que tambin sobrevinola preocupacin ambiental, siempre vista desde la ptica de ladependencia del capitalismo por el medio ambiente como insumoproductivo. Esa crisis medioambiental era la crisis del capitalismodependiente de recursos naturales en manos de otros pases peri-fricos ms soberanos, que se reapropiaban de los mismos y losvendan, pero con nuevas condiciones y a precios ms elevados.La guerra de Yom Kipur en 1973 de Israel contra algunos pasespetroleros rabes, en un primer momento, y luego la denominadacrisis del petrleo de 1979 por la guerra entre Irn e Irak19, volvia generar incertidumbre en la provisin del petrleo y una consi-guiente subida de los precios del mismo.

    Hasta el capitalismo haba dado la espalda a las discusiones

    explcitas en torno a la importancia de los recursos naturales enel modelo de acumulacin. El informe Meadows haba alertadoya sobre esto20 y ahora, nuevamente, en este nuevo momento

    19 Esa guerra tiene lugar en el momento en que la revolucin islmica iranacaba con el rgimen del sah y desea acabar tambin con la relacin im-perialista de los Estados Unidos. Esto no gust nada a los norteamerica-nos, y menos porque an prevaleca como teln de fondo una guerra fraen la que la Unin Sovitica se vea como el principal aliado del nuevoIrn.

    20 En el ao 1968, en Roma, se reunieron cientficos, investigadores y pol-ticos, preocupados por los cambios medioambientales que estaban afec-tando a la sociedad y al planeta. Se funda el Club de Roma, precursor

    de organizar la casa, el nacimiento del neoliberalismo tambinrequera de un capitalismo verde que pusiera el otro lado de la caraa su voracidad por consumir naturaleza. Por todo ello, el conceptode desarrollo se acomod sobre el trmino de sostenibilidad; apartir de entonces, el desarrollo iba a poseer otro calificativo, elde sostenible. Una nueva adjetivacin que permita justamenteresponder desde el sistema capitalista a otra demanda importante:la medioambiental.

    El desarrollo sostenible incorpora el aspecto intergeneracionala travs de la cuestin ambiental, pero siempre vinculante a lamirada del consumo bajo un modelo capitalista: poner en peligroa generaciones futuras por consumir muchos recursos naturaleshoy; que el consumo actual pueda poner en peligro al consumode maana. A partir de este trmino, el neoliberalismo resuelve elproblema de justicia ambiental promoviendo programas de respon-sabilidad ambiental, de reciclaje, de los mercados de emisin, demejoras tecnolgicas, pero nunca poniendo al medio ambiente enel marco de un sistema holstico, integral, que coevoluciona conel resto de sistemas (econmicos, culturales, polticos); o ms alldel sentido crematstico (monetario), o considerndolo un recursoestratgico y no una simple mercanca (commodity). En sntesis,con ese hbrido, de desarrollo humano y desarrollo sostenible, elneoliberalismo sortea la decadencia del paradigma desarrollistay lo reinventa a partir de dos nuevos adjetivos que responden a

    la justicia social y ambiental, pero siempre interpretado desde laestructura de acumulacin capitalista.

    En definitiva, la verdadera propuesta del neoliberalismo sonestos diez puntos expuestos y no aquel que se denomin Dec-logo de Washington. El declogo de verdad nada tena que vercon el declogo de mentira que se esconda en estos diez manda-mientos: 1) disciplina presupuestaria, 2) racionalidad en el gasto

    del desarrollo del Informe Meadows presentado por Dennis Meadowsy editado en Estados Unidos en el ao 1972, con el objetivo claro de in-vestigar sobre la problemtica ambiental: es la primera vez que se plas-ma la grave crisis ecolgica que afecta al planeta.

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    pblico, 3) reforma impositiva, 4) liberalizacin financiera, 5) pol-tica cambiaria competitiva, 6) liberalizacin del comercio interna-cional, 7) eliminacin de las barreras a las inversiones extranjerasdirectas, 8) modernizacin del Estado, 9) desregulacin de losmercados, y 10) proteccin de la propiedad privada.

    Esta nueva propuesta poltica y econmica haba comenzado atomar forma en las reuniones que se venan dando a mediados delos setenta entre el Fondo Monetario Internacional (FMI), el BancoMundial (BM) y la Reserva Federal norteamericana, para resolverla cada de la tasa de ganancia que pona en peligro el ritmo deacumulacin capitalista. Sin embargo, se usaron otras coartadaspara crear la necesidad de una nueva forma de organizar la casadel capitalismo con el fin de disimular ese verdadero objetivo: recu-perar la tasa de ganancia en forma sostenible y, lo que fue muchoms importante, que esto se hiciera en forma irreversible, sin posi-bilidad de dar marcha atrs.

    Una de las coartadas fue la inflacin galopante, que realmenteafectaba al capital financiero internacional emergente a inicios dela dcada de los ochenta. Si la preocupacin hubiese sido el poderadquisitivo de los trabajadores, la solucin inmediata hubiera sidovelar por la mejora de los salarios en lugar de buscar obsesiva-mente que no subieran los precios. Pero los precios definitivamenteperjudican el valor real del capital financiero; la inflacin nuncafue cuestionada como resultado de un tema de disputa distri-

    butiva ni de economa poltica. Era preferible eclipsar el debateacerca de quines son los formadores de precios. Toda la atencinse concentr por la va de la demanda, esto es: 1) con menos gastopblico, 2) con restriccin monetarista (que redujera el dinero encirculacin hacindolo ms costoso, aumentando la tasa de intersy, por tanto, reduciendo la inflacin), y 3) sin aumentos salarialesque encareciesen los costes de produccin ni que presionaran a losprecios por una mayor disposicin a consumir.

    La otra gran coartada fue la deuda que se haba venido gene-rando en buena parte del mundo, a favor de la banca privadamundial. La verdadera razn de esta deuda financiera en la

    mayora de pases de la periferia y, muy especialmente, en AmricaLatina se puede sintetizar en el mecanismo siguiente: el Estadoasuma prstamos financieros procedentes del exterior, con altocosto, para llevar a cabo un proceso de industrializacin que ni eraplanificado ni contaba con las condiciones de partida adecuadaspara ello; luego, el Estado delegaba en cierto sector privado estatarea y, entonces, volva a prestar los recursos financieros a favor dedicho sector privado, pero a coste cero o a muy bajo coste, o inclusosin obligacin de retorno. En la mayora de los casos, estas empresasprivadas no tenan incentivos ni inters, ni el know-howsuficientepara acometer tal labor y, por tanto, nunca se llevaba a cabo la indus-trializacin prevista, pero en cambio s se haba producido unatransferencia de recursos a favor de cierta lite privada nacional,generndose as un endeudamiento pblico externo innecesario eimproductivo.

    Esta poltica supona un negocio perfecto a favor de unos pocosque reciban prstamos sin necesidad de devolverlos, debido a quela obligacin quedaba en forma de deuda pblica. Este sistema deendeudamiento ilegtimo, en forma de deuda externa, fue definiti-vamente usado como chantaje