1.2 Camagni Roberto_Economia Urbana_Libro completo.pdf

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  • Economa urbanaRoberto Camagni

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    Traduccin de Vittorio Galletto

    Universitat Autnoma de Barcelona

    Antoni BoschOeditor

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    Publicado por Antoni Bosch, editorManuel Girona, 61 - 08034 BarcelonaTeL (+34) 932060730 - Fax (+34) 93 206 07 31E-mail: [email protected]//www.antonibosch.com

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    2005, Roberto Camagni de la edicin en castellano: Antoni Bosch, editor, S.A.

    ISBN: 84-95348-13-6Depsito legal: Z-236-2005

    Diseo de la cubierta: Compaa de DiseoImpresin: INO Reproducciones, S.A.

    Impreso en EspaaPrinted in Spain

    No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su incorporacin a un sistemainformtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier medio, sea ste electrnico,mecnico, reprogrfico, gramofnico u otro, sin el permiso previo y por escrito de los titularesdel copyright.

  • CONTENIDO

    Presentacin

    Prlogo

    Los smbolos

    Prefacio

    XIII

    XVII

    XIX

    XXI

    Introduccin 11. "Una ciudad es una ciudad" 12. La ciudad y las representaciones de la ciudad 33. Aglomeracin y divisin del trabajo: la contradiccin ciudad/campo 64. Produccin y distribucin de la renta: la ciudad

    como espacio relacional 105. La ciudad como sistema: mecnico o evolutivo 136. Informacin y transaccin: las redes de ciudades 157. El plan del volumen 19

    1. El principio de aglomeracin (o de la sinergia) 211.1. El principio de aglomeracin 211.2. Las economas de escala y las reas de mercado 24

    1.2.1. El rea de mercado de la empresa 241.2.2. La curva de demanda espacial 261.2.3. El equilibrio de mercado y la localizacin de la empresa 29

    1.3. Las economas de localizacin y de urbanizacin 311.3.1. Las economas de localizacin 321.3.2. Las economas de urbanizacin 341.3.3. Las economas urbanas disfrutadas por las familias 37

    1.4. Economas y deseconomas: existe una dimensin ptimade la ciudad? 38

  • VIII / CONTENIDO

    1.5. Las economas urbanas de tipo dinmico1.5.1. El nacimiento de nuevas empresas y la hiptesis

    de la incubadora1.5.2. Los nuevos productos y su ciclo de vida1.5.3. La innovacin

    45

    454649

    2. El principio de accesibilidad (o de la competencia espacial) 512.1. El principio de accesibilidad 512.2. El modelo de Von Thnen 532.3. La localizacin urbana de las actividades productivas 562.4. La localizacin urbana de las actividades residenciales 612.5. Hacia un modelo de equilibrio general 64

    2.5.1. Localizaciones productivas y residenciales 642.5.2. El equilibrio con muchas ciudades 702.5.3. Algunas consideraciones crticas 72

    2.6. La estructura en crculos concntricos de las ciudades 75

    3. El principio de interaccin espacial (o de la demandade movilidad y de contactos) 793.1. La interaccin espacial 793.2. El concepto de gravitacin y de potencial economicoespacial 80

    3.2.1. El modelo gravitatorio 803.2.2. El concepto de "potencial" economicoespacial

    o de "accesibilidad generalizada" 833.3. Los fundamentos tericos del modelo gravitatorio 84

    3.3.1. La analoga termodinmica y el principio de entropa 853.4. Interaccin, demanda de transporte y localizacin 90

    3.4.1. Interaccin y movilidad 903.4.2. Interaccin y localizacin 923.4.3. Localizacin y deslocalizacin industrial 95

    4. El principio de jerarqua (o del orden de las ciudades) 974.1. El principio de jerarqua 974.2. El modelo de Christal1er y Losch 98

    4.2.1. El enfoque geogrfico: Christal1er 984.2.2. El enfoque econmico: Losch 102

    4.3. Consideraciones crticas 1074.3.1. Validez relativa de los dos modelos 1074.3.2. Lmites 109

  • 4.4. La evolucin de la jerarqua y las redes de ciudades4.4.1. Aplicaciones del modelo de jerarqua4.4.2. Evolucin de la jerarqua urbana4.4.3. El modelo de esttica comparada de Parr4.4.4. De la jerarqua a las redes de ciudades

    4.5. La distribucin de las dimensiones urbanas:la regla rango-dimensin (rank-size rule)

    4.6. Jerarqua, dependencia, dominacin territorial

    CONTENIDO / IX

    112112116118121

    128131

    5. El principio de competitividad (o de la base de exportacin) 1375.1. La base econmica urbana 1375.2. Los modelos 140

    5.2.1. El modelo de la base urbana de H. Hoyt 1405.2.2. El modelo con variables retardadas de Czamanski 1425.2.3. El modelo keynesiano export-Ied 143

    5.3. El anlisis input-output 1445.4. Valoraciones crticas sobre los modelos de base econmica

    y el papel de las actividades de servicios 1495.4.1. La estimacin de las exportaciones urbanas 1495.4.2. Lmites al principio de la base econmica urbana 1505.4.3. El anlisis shift-share 1525.4.4. El papel de los servicios 155

    5.5. Los modelos generales de desarrollo urbano y uso del suelo 1575.5.1. El modelo de Lowry 1585.5.2. Algunos refinamientos sucesivos 161

    6. La renta del suelo urbano 1636.1. Para una teora general de la renta del suelo urbano 1636.2. Condiciones econmicas para la formacin de una renta 1656.3. Los determinantes genticos de la renta del suelo 173

    6.3.1. Fertilidad y posicin 1736.3.2. Algunas consideraciones de equidad y de bienestar social 177

    6.4. La doble naturaleza de la renta del suelo urbano 1806.4.1. La renta diferencial urbana 1826.4.2. La renta de monopolio 1846.4.3. La renta absoluta 185

    6.5. Hacia una teorizacin dinmica 193

  • x / CONTENIDO

    7. El desarrollo urbano sostenible: conceptos y fundamentospara un programa de investigacin 1997.1. Las razones de un programa de investigacin 1997.2. La relevancia del tema y su especificidad 2007.3. Qu definicin de desarrollo sostenible 2057.4. El desarrollo urbano sostenible 2137.5. Desarrollo urbano sostenible y forma de la ciudad:

    el anlisis estructural 2217.6. Algunas conclusiones 228

    8. Los fundamentos de las polticas de desarrollo regionaly de planificacin urbana hoy 2298.1. Introduccin: las polticas territoriales en una era de globalizacin 2298.2. Globalizacin y territorio 233

    8.2.1. Globalizacin y localismo 2338.2.2. La acumulatividad de la produccin de conocimiento 235

    8.3. El concepto de competitividad territorial 2388.3.1. La competitividad territorial: "obsesin"

    o justa preocupacin? 2388.3.2. Ventaja absoluta y venta comparativa 2458.3.3. Las fuentes de la competitividad territorial 251

    8.4. Las razones econmicas de las polticas de desarrolloterritorial, regional y urbano 255

    8.5. Las razones econmicas de la planificacin territorial 2628.6. La evolucin de las estrategias de intervencin territorial 265

    8.6.1. Evoluciones y convergencias 2658.6.2. Nuevos objetivos y nuevos paradigmas 2708.6.3. Un nuevo instrumento de governmzce:

    la planificacin estratgica 2728.7. Conclusiones 276

    Bibliografa 279

    ndice analtico 301

  • PRESENTACIN

    Este texto va dirigido a un muy amplio colectivo de personas interesadas por el fen-meno urbano en su vertiente econmica. Setrata de uno de los primeros estudios sis-temticos sobre economa urbana publicados en lengua castellana pensado paraatender la demanda de formacin econmico-territorial, tanto de estudiantes de eco-noma y urbanismo como de un amplio conjunto de estudiantes y profesionales delfenmeno urbano: agentes de desarrollo local, eclogos, gegrafos, ingenieros, poli-tlogos, socilogos, as como alcaldes y responsables polticos municipales.

    Su autor, el profesor Roberto Camagni, catedrtico de economa urbana delPolitecnico di Milano, ha construido un texto especfico que aborda los principiosfundamentales de la economa urbana de una manera innovadora, y que incorporaadems dos captulos finales sobre sendas cuestiones de singular importancia parael desarrollo local: la sostenibilidad urbana y la competitividad territorial. Su lec-tura y estudio permitir al lector asentar una slida base que le facilitar com-prender la ciudad en su dimensin econmica y social, y como artefacto complejoy cambiante.

    Camagni parte de una visin histrica, no determinista, de la ciudad. FernandBraudel uno de sus autores de referencia ha dejado escrito que "la ville est mou-vement". Y as la concibe Camagni, un cientfico social que entiende la ciudadcomo algo ms que el soporte de la actividad econmica. Es el mbito de la inte-raccin humana, el lugar por antonomasia en el que se desarrolla la "civilizacin".Por ello sostiene que es necesario dotarse de un enfoque especfico, que parte depostulados generales procedentes de economistas clsicos como Adam Smith,David Ricardo o Karl Marx y que se enriquece con la aportacin de economistasdel siglo XXcomo Edgar Hoover, William Alonso, Walter Isard, Alan W. Evans oPeter Nijkamp. Su propuesta es en cierto sentido eclctica, como debe ser en unbuen manual de economa, integrando lo ms apropiado a los efectos de la for-macin de un lector culto o de un estudiante en formacin que necesita asentar losprincipios, los conceptos y los trminos fundamentales.

    Tiene adems una raz muy especfica en las teoras del comercio internacio-nal y en particular en el pensamiento de Bertil Ohlin, que integra en su clebre

  • XIV / PRESENTACIN

    investigacin el estudio del comercio internacional con el del comercio interre-gional. Y de esta raz surgir una de sus propuestas ms atrayentes. SostieneCamagni -que es as mismo especialista en el campo del comercio internacional-que en la nueva era que conocemos con el nombre de "globalizacin" no slo com-piten las empresas: compiten las ciudades. Entra en controversia con Paul Krug-man al afirmar que ms all de las ventajas comparativas "ricardianas" existenventajas absolutas que, si fallan, pueden dar al traste con la base econmica de lasciudades. Un mensaje profundo de hondas repercusiones en el diseo de estrate-gias econmicas y territoriales.

    El texto incorpora sutilmente los conocimientos cientficos de uno de los cient-ficos sociales europeos con mayor impacto internacional. Porque Camagni es en pri-mera instancia un investigador. Ha sido profesor en Universidades tan prestigiosascomo la Sorbona de Pars o la de California en Santa Cruz, publicando asiduamenteen las ms prestigiosas revistas internacionales como Urban Studies, Rvued'cono-mieRgionale et Urbaine, Regional Science and Urban Economics, Giornale degli Econo-misti, y tambin en lengua espaola como Investigaciones Regionales e incluso en cata-ln en la Revista Econmica de Catalunya. Pero es tambin impulsor de grupos deinvestigacin y al mismo tiempo asesor cientfico de instancias gubernamentales,regionales y locales. Es presidente del Groupe de Recherche Europen sur lesMilieux Innovateurs (GREMI) que agrupa veinte equipos de investigacin europeosy norteamericanos. Ha impulsado la principal escuela de economa urbana italianaen el Politecnico di Milano que cuenta con economistas tan destacados como RobertaCapello. Ha sido presidente de la asociacin Italiana de Ciencia Regional, y presideen la actualidad la Asociacin Europea de Ciencia Regional.

    Su labor cientfica se ha orientado tambin hacia el diseo de polticas econ-micas urbanas. Ha influido decisivamente en la nueva estrategia urbana europea,en el diseo de las polticas urbanas del gabinete italiano de Romano Prodi, y haparticipado como consultor cientfico de numerosos planes territoriales urbanos yplanes estratgicos (a menudo con Maria Cristina Gibelli) en Lombarda, Veneto,Sevilla, Madrid y Turn, este ltimo en colaboracin con Pasqual Maragall, y en elreciente nuevo programa de Barcelona como ciudad del conocimiento. Argu-mentos como el de la importancia del aprendizaje colectivo en el milieu local, lanueva estrategia basada en la nocin de red de ciudades o la interpretacin deldesarrollo sostenible en clave no slo ambiental sino tambin econmica y socialtienen en los trabajos de Roberto Camagni una fuente fundamental.

    El texto que tiene el lector en sus manos est influido por esta trayectoria cien-tfica y vital tan singular. El profesor Camagni participa de la idea de que la eco-noma urbana tiene el privilegio de abordar el fenmeno de la civilizacin en suconcrecin espacial. La visin propuesta es en cierto sentido holstica. No se tratatanto de comprender una pequea rama del rbol de la ciencia econmica, com-

  • PRESENTACIN / XV

    plementaria yen cierto sentido prescindible en la formacin avanzada de un cien-tfico social, como de analizar el proceso econmico en movimiento en su espaciode referencia, el espacio urbano. La economa urbana sera as una atalaya privi-legiada para comprender el proceso econmico y sus consecuencias sociales.

    Enlaza as con el proceder de uno de los cientficos ms relevantes del pensa-miento universal del siglo XIX, Ildefonso Cerda, autor de la monumental "TeoraGeneral de la Urbanizacin", en la que se configura el urbanismo como disciplina,y sobre la que se define uno de los planes generales de mayor incidencia en la his-toria urbana hispanoamericana, el Plan de Reforma y Ensanche de Barcelona de1859. El ingeniero Cerda integra en su anlisis "fsico" de la ciudad contenidos eco-nmicos y sociales. Tanto Cerda como Camagni sostienen que el mercado noresuelve por s mismo los problemas urbanos. La ciudad debe anticiparse en sudesarrollo, integrando en su diseo estratgico los nuevos problemas (los deriva-dos de la revolucin industrial en el siglo XIX, los derivados de la nueva era de laglobalizacin hoy), las innovaciones tecnolgicas ms relevantes (el ferrocarril olos telgrafos entonces, las TIC o las nuevas tecnologas aeroespaciales y ferro-viarias hoy), las nuevos instrumentos de intervencin (los planes de reforma yensanche entonces, los planes estratgicos y las nuevas polticas basadas en lanocin de red hoy). La ciudad razonablemente compacta propuesta por Camagni,que aprovecha las nuevas tecnologas para activar relaciones de red, que tiene lasostenibilidad y el policentrismo como divisas, enlaza con la ciudad de Cerdaquien tena un lema ms propio del siglo XXI que del siglo XIX: "rurizad lourbano: urbanizad lo rural... Replete terram".

    La magnitud de los problemas urbanos de principios del siglo XXIes compa-rable en muchos casos, y en especial en Amrica Latina, con la de los problemasurbanos en tiempos de Cerda. El enorme encarecimiento del suelo y la vivienda enEspaa, o el rpido y a menudo desordenado crecimiento de tantas ciudades lati-noamericanas son ejemplos de la gravedad de las patologas urbanas existentes. Elprecio medio de una vivienda en Madrid o en Barcelona ha alcanzado los350.000 Y an se encuentran economistas "arbitristas" que creen que el fen-meno se resuelve ampliando indiscriminadamente la oferta de suelo urbano en lasperiferias de nuestras ciudades. En Amrica Latina, y con datos del Centro Lati-noamericano de Demografa de la CEPAL, el nmero de ciudades con ms de20.000 habitantes se ha multiplicado por cinco desde 1950 y la poblacin urbanaalcanza ya un 75% del total. En pocos mbitos del planeta como el hispanoame-ricano son tan agudos los problemas de naturaleza urbana. Sorprende la escasezde textos sobre economa urbana y, en general, la insuficiencia de los estudios quetengan como objeto la problemtica urbana. En pocas ocasiones se asistir a undcalage tan importante entre la magnitud de los problemas a abordar y la escasezde diagnsticos y de polticas especficas de naturaleza econmica urbana.

  • XVI/PREsENTACIN

    Desde hace tiempo, en el marco del grupo de investigacin sobre EconomaUrbana de la Universitat Autnoma de Barcelona, echbamos en falta el disponerde un manual en lengua castellana que atendiera las necesidades docentes y quefuera apropiado para el anlisis de la realidad urbana europea e hispanoameri-cana, objeto de distintas investigaciones desde principios de los aos noventa. Latraduccin y edicin ha contado con el apoyo de la Diputacin de Barcelona, unainstitucin de base local muy sensible a estas cuestiones y avanzada en Europa enel diseo de estrategias de red. Creemos que puede contribuir a despertar el inte-rs en Espaa y en Amrica Latina por una disciplina como es la Economa Urbanapara la que se augura un gran porvenir en un mundo globalizado basado en ciu-dades y metrpolis, como es el que se configura para el siglo XXI.

    [oan Trulln,Profesor de Economa y Poltica Urbana

    Universitat Autnoma de BarcelonaSecretario General de Industria

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    PRLOGO

    El lector tiene en sus manos un libro de iniciacin a los principios que gobiernanla economa de la ciudad y a las interpretaciones mas relevantes que ha dado elpensamiento econmico sobre el desarrollo urbano.

    Se trata, por lo tanto, de un libro de gran actualidad ya que, desde mediadosde los aos ochenta, ha crecido el inters por conocer cmo y por qu crecen y sedesarrollan las ciudades. El aumento de las desigualdades en la distribucin de larenta, el empleo y el bienestar ha desencadenado una preocupacin creciente entrelos estudiosos, los administradores pblicos y los ciudadanos por las cuestionesrelacionadas con el desarrollo economico. Pero, en Europa la sensibilidad es toda-va mayor que en otros lugares, debido a que a medida que el proceso de inte-gracin econmica se dinamiza, se advierten efectos muy diferentes entre las ciu-dades y regiones de la Unin.

    Una de las cuestiones centrales que plantea la integracin econmica europeaes conocer los factores que facilitan los procesos de desarrollo econmico de lasciudades de la Unin y explicar por qu unas ciudades se desarrollan ms y mejorque otras. En las ltimas dcadas, se ha producido una discusin importante sobrela dinmica econmica de los territorios, que ha llevado a reconocer que el creci-miento econmico y las transformaciones sociales de los pases los impulsan lasciudades que son capaces de catalizar las innovaciones y liderar los procesos decambio productivo e institucional.

    El libro del profesor Roberto Camagni nos conduce al ncleo central de la ciu-dad llevndonos por los principios y las interpretaciones que permiten compren-der y analizar el desarrollo urbano. El libro, por lo tanto, plantea una teora eco-nmica espacial, con la rigurosidad que ello merece, pero sin olvidar que losconceptos y modelos hablan de una "realidad viva de las fuerzas econmicas ysociales" y de la sostenibilidad y continuidad de los procesos de desarrollo.

    Sorprende la claridad y la elegancia con la que el texto discurre por los prin-cipios a travs de los que se articula la economa urbana. De forma sencilla va res-pondiendo a preguntas bsicas como Por qu existen las ciudades? Cmo sedesarrollan las ciudades? Dnde se localizan las actividades y los servicios en la

  • XVIII / PRLOGO

    ciudad? Cmo se generan las rentas y plusvalas urbanas? Cmo se establecenlas relaciones entre los actores econmicos y sociales dentro de la ciudad? Cmose organiza el sistema de ciudades a nivel internacional? A travs de las respues-tas a estas y otras preguntas el profesor Camagni nos conduce por las interpreta-ciones que explican la dinmica econmica de las ciudades y, por lo tanto, el desa-rrollo econmico de las regiones y pases.

    Economa urbana es un excelente libro de texto que recoge las ideas de los gran-des pensadores econmicos, antiguos y modernos, que se sintieron atrados poresa gran construccin humana que es la ciudad. Presenta a la ciudad como unespacio en el que suceden los fenmenos econmicos y la entiende como un terri-torio vivo cuyos actores econmicos y sociales toman las decisiones que guan losprocesos de desarrollo.

    Roberto Camagni expone en el libro buena parte de las ideas que ha ido reco-giendo durante su vida profesional. Presenta el pensamiento de los maestros de lasgeneraciones precedentes como Walter Isard y Philippe Aydalot, junto al de lasnuevas generaciones que l conoce de primera mano como presidente de la Aso-ciacin Europea de Ciencia Regional. Pero tambin incorpora el conocimientodirecto de la realidad histrica y poltica que le han proporcionado sus activida-des como consultor de la OCDE, de la Unin Europea y de ciudades europeas yamericanas, y como gestor pblico cuando era Jefe del Departamento de AsuntosUrbanos en la Presidencia del Consejo de la Repblica Italiana, bajo el gobierno deRomano Prodi.

    El libro supera la vieja tradicin de que los libros de texto necesariamente hande ser una reunin de principios y teoremas escritos en lenguaje profesional parainiciados en el tema, e interpreta y analiza la ciudad con un lenguaje directo quefacilita el descubrimiento de los secretos de la economa urbana. Ampla as elcrculo de lectores estimulando el inters de principiantes y especialistas y de todosaquellos que se interesan por el territorio, la economa y las ciencias regionales.

    El autor, con esta aportacin, al mismo tiempo que satisface la curiosidad porlas respuestas a las preguntas bsicas del desarrollo econmico de las ciudades,siembra el inters por la investigacin sobre el desarrollo urbano al plantear nue-vas cuestiones a medida que va desgranando cada uno de los principios de la eco-noma urbana. Estoy deseando volver a leer el libro cuando Antoni Bosch lo pongaen las libreras.

    Antonio Vzquez Barquero,Catedrtico de Economa

    Madrid, 13 de junio de 2003

  • Los SMBOLOS

    En este volumen se ha intentado, en lo posible, mantener inalterados en los dis-tintos captulos los smbolos utilizados para las diferentes variables y evitar que unmismo smbolo signifique cosas distintas en partes distintas de la exposicin (apesar de que existen, en las distintas disciplinas que se ocupan del espacio urbano,algunas simbologas ahora ya consolidadas que no se han querido abandonar).

    Aa

    Bee

    e,

    CijDsEGhKIi, jLMn

    OpP7t

    q ==r

    progreso tcnico; compras/ventas intermediasreabeneficiosconsumos totales/costes totales/coste total de transportepropensin media o marginal al consumo / coste mediocoste marginalcoste/tiempo de transporte entre i y jdemanda/destinos de los desplazamientosdistanciaexportacionesgasto o consumo pblicosvolumen de trficocapitalinversionessectores productivos; zonas de origen y de destino de los desplazamientostrabajo, ocupacinimportacionestasa de crecimiento natural de la poblacinoferta/orgenes de los desplazamientospreciopoblacinproductividad (Y/L)densidad demogrfica unitariarenta unitaria

  • xx / Los SMBOLOS

    R renta totalS ahorros propensin media o marginal al ahorro

    tiempoT coste unitario de transporteT tierraTj interaccin espacialV ingreso total (X . Px)w salario unitarioW masa salarial totalX produccin y output (fsico); valor de la producciny producto o renta (ingreso)z tasa de beneficio unitarioZ beneficios totalesUna barra situada encima de una variable indica que dicha variable est definidaexgenamente.

  • PREFACIO

    La ciudad es un fenmeno tan evidente, tan connatural a nuestra propia historiay civilizacin, que pocos han sentido la necesidad de analizarla en cuanto fen-meno econmico especfico y forma permanente de organizacin del trabajo social.

    La tradicional negligencia de los economistas por los aspectos espaciales se haconvertido en ignorancia por la cultura corriente. El hombre de la calle, pero desa-fortunadamente tambin el hombre culto, no sabe situar disciplinarmente la eco-noma urbana: economa de los servicios urbanos?, economa de los espacios ver-des pblicos?

    Pero incluso la disciplina que ms directamente se ocupa de la ciudad, almenos desde el punto de vista normativo, el urbanismo, no parece haber alcan-zado plenamente el objetivo natural de construir un cuerpo doctrinal de principiosy de teoremas sobre el cual basar el anlisis y la intervencin, y se encuentra cadavez ms frecuentemente debilitada por extenuantes diatribas nominalsticas, uobligada a frecuentes evasiones extradisciplinares.

    Por lo que se refiere a los economstas, me parece que cabe registrar hasta hoy,en los pases del sur de Europa, una relativa falta de xito en la insercin de la eco-noma espacial entre las disciplinas econmicas mainstream, a pesar de que cadavez ms a menudo esta inclusin sea evocada por cuantos ven prevalecer los ele-mentos de oferta sobre los de demanda en la generacin de la "riqueza de lasnaciones", y los elementos territoriales locales plasmar las capacidades dinmcasde desarrollo de las economas nacionales.

    Por otra parte, es consolador el crecimiento de la comunidad internacional deinvestigadores que, estimulada por la obra apasionada de Walter Isard, se ha reu-nido desde inicios de los aos cincuenta alrededor de la Regional Science Asso-ciation, y que celebra este ao su cincuenta aniversario, as como el entusiasmo, elfervor del debate interdisciplinar y la creciente curiosidad intelectual que hancaracterizado los primeros decenios de vida de la Asociacin Espaola de CienciaRegional.

    Gracias a este esfuerzo notable que las ciencias regionales estn hoy cum-pliendo, no faltan intentos especficamente disciplinares de analizar el fenmeno

  • XXII / PREFACIO

    ciudad. Disponemos hoy de coherentes tratados de geografa urbana y de re-flexiones generales sobre la economa de la planificacin urbana. Tenemos inten-tos ambiciosos de interpretacin de la multiplicidad de los fenmenos urbanos atravs de un nico principio organizador, un principio de interaccin espacial (queconsidera la ciudad como un sistema de unidades territoriales que interactanentre ellas) o un principio de accesibilidad (como en la llamada new urban econo-mies, la economa de la ciudad monocntrica). Tenemos investigaciones que inten-tan reducir la complejidad del fenmeno mediante la imposicin de un mtodo ode un punto de vista especfico: mtodos de optimizacin, mtodos de anlisisdinmico tomados en prstamo de la macroeconoma o de la biologa. Tenemos,por ltimo, intentos enciclopdicos, a menudo acrticos, similares a diccionarios deeconoma regional y urbana, o intentos avanzados de presentar la frontera de lareflexin.

    Naturalmente, de todas estas aproximaciones hay mucho que aprender, peroparece clara, o al menos me ha parecido clara a m, la oportunidad y la necesidadde una aproximacin diferente: una aproximacin que recoja y presente, de formasistemtica aunque eclctica, los principios y los modelos tericos fundamentales de laeconoma de la ciudad.

    Se ha tratado de un trabajo emprendido con humildad y con determinacin,seguramente con pasin creciente; un trabajo de anlisis de textos de los padres fun-dadores, de bsqueda de intuiciones analticas en las pginas de los grandes eco-nomistas clsicos, de valoracin y de sistematizacin, de interpretacin y unificacin.

    En este trabajo, me ha parecido fundamental la aportacin de la mejor doctrinay del debate ms avanzado que se ha desarrollado en los pases del sur de Europa.Respecto a la mayor tradicin anglosajona, esta aportacin se caracteriza por unafuerte atencin a los problemas emergentes -como el de la crisis y del posteriorretomo al desarrollo de las grandes ciudades, de las transformaciones estructuralesque las han caracterizado en respuesta a los procesos de desindustrializacin, eltema de la competitividad y de la capacidad de atraccin internacional de las ciu-dades, los fenmenos de sinergia interna basados en valores y cdigos de com-portamiento y cognitivos compartidos-, una atencin que no se ha convertido endescriptivismo local sino que, al contrario, ha estimulado la utilizacin creativa demodelos tericos consolidados y la propuesta de nuevos marcos conceptuales.Pensamos en la teorizacin de las "redes de ciudades" como modelo de organi-zacin territorial complementario al tradicional modelo jerrquico, o a la inter-pretacin de la ciudad como milieu innovador. Esta aportacin en particular hatenido reconocimiento formal en mbito internacional con la asignacin de la pre-sidencia de la European Regional Science Association a investigadores del sur deEuropa: a Juan Ramn Cuadrado Roura a mediados de los aos noventa y al autorde este volumen para el periodo 2003-2006.

  • PREFACIO / XXIII

    Se ha querido presentar un texto de teora econmica-espacial y, por tanto, nose ha querido hacer ms denso el tratamiento con descripciones de la estructura yde la dinmica histrica de la ciudad (descripciones por lo dems fcilmente loca-lizables en otra parte). Se ha querido presentar un texto de principios y, por tanto,los elementos normativos, de intervencin en mbito urbano, han sido explcita-mente excluidos (pero s se ha incluido un anlisis de los fundamentos tericos delas polticas urbanas y territoriales). Se ha querido analizar el conjunto de losmodelos tericos y de interpretacin de la naturaleza, la estructura y la dinmicaurbana, pero no se ha querido entrar en los detalles tcnicos de la operativa dedichos modelos, de su estimacin economtrica o calibracin, de su utilizacinpara la previsin o la intervencin.

    A pesar de estos lmites que me he impuesto explcitamente, la materia pre-sentada no se presenta ni abstracta, ni rida, ni intil para orientar la intervencinsobre la realidad. Detrs de los conceptos y de los modelos se mueve una realidadviva de fuerzas econmicas y sociales, de conflictos entre clases, un conjunto de pro-cesos de construccin y morfognesis del espacio urbano. y, por otra parte, cual-quier intervencin racional de planificacin slo puede basarse en la comprensinprofunda de las lgicas de estructuracin y movimiento de la realidad urbana.

    El intento de este volumen es eminentemente didctico: el de contribuir a laformacin de una cultura difusa sobre los fundamentos de la economa del espa-cio. El nivel de dificultad analtica se puede considerar intermedio. Algunas for-malizaciones en esta materia son irrenunciables. Se ha optado, no obstante, por pri-vilegiar, donde ha sido posible, una presentacin geomtrica y reducir ladescripcin analtica-matemtica de los modelos.

    El lenguaje es naturalmente el del economista, y una mejor comprensin de losconceptos correspondientes implica un conocimiento, al menos superficial, demicroeconoma y de macroeconoma. De todas formas, siempre se ha buscadoobviar eventuales carencias en este tipo de preparacin mediante breves presen-taciones en notas de los conceptos principales utilizados.

    La bibliografa, si bien abundante, no quiere ser en absoluto exhaustiva de lamateria; est adaptada al objetivo didctico del volumen.

    Esta edicin espaola presenta diferencias significativas respecto al texto ori-ginal italiano, Economia urbana: principi e modelli ieorici, publicado por La Nuova Ita-lia, hoy Carocci Editare, en 1992, y tambin respecto a la versin abreviada publi-cada posteriormente por el mismo editor (Principidi economia urbanae ierritoriale,1993 y reimpresiones siguientes). Por una parte, se ha optado por hacer un textosobre los principios fundamentales de la economa urbana, renunciando a las pro-fundizaciones tericas y de modelizacin; por tanto, se han incluido todos los cap-tulos de la primera parte del volumen dedicada precisamente a los "principios",

  • XXIV / PREFACIO

    y tambin el captulo sobre la teora de la renta del suelo urbano. Para los otrostemas y, en particular, para la parte ms avanzada del volumen sobre los modelosdinmicos, evolutivos y de autoorganizacin del espacio urbano, se remite a lostextos italianos y eventualmente a la edicin francesa del volumen original (Prin-cipes et modeles de l'conomie urbaine, Economica, Pars, 1996).

    Por otra parte, se ha querido aadir dos captulos que abordan dos tem-ticas de fuerte actualidad, siempre con una aproximacin de carcter terico: elde la sostenibilidad urbana -de su definicin conceptual, diferente de la que serefiere a los ambientes naturales, y de su conjugacin con las temticas que se encuen-tran a caballo entre forma urbana y funciones urbanas- y el de la justificacinterica de las polticas urbanas y territoriales. Este ltimo captulo no afronta di-rectamente el tema de los instrumentos de intervencin, sino que ms bien abor-da las razones por las cuales tales polticas aparecen como indispensables en laactualidad -frente a claros casos de "fallo de mercado"-, as como las filosofas defondo y la evolucin de las modalidades y de los mbitos de intervencin de laspolticas espaciales, desde inicios de los aos cincuenta hasta las perspectivasactuales.

    El texto reelabora trabajos diversos: para el primer tema, una contribucin apa-recida en un volumen cuidado por m sobre Economia e pianificazione della ciitasos-tenibile, n Mulino, Bolonia, 1996. Para el segundo tema, diferentes artculos todosellos fruto de un doble encargo recibido de la OCDE de Pars, cuya huella se puedeencontrar en una contribucin aparecida en Territorial Outlook, OCDE, 1991("Policies for spatial development") y en el artculo "Razones, principios y cues-tiones para la poltica de desarrollo espacial en una era de globalizacin, locali-zacin y trabajo en red", en J. Subirats (ed.), Redes, territorios y gobierno, Diputacide Barcelona, Barcelona, 2002.

    Sobre estas temticas, que tocan de cerca el bienestar colectivo y la calidad devida del ciudadano moderno, he tenido oportunidad de traducir mis reflexionesen indicaciones de policy y en proyectos concretos durante mi experiencia comoJefe del Departamento para las reas Urbanas de la Presidencia del Consejo deMinistros en Roma, durante el Gobierno Prodi, y en el curso de una larga colabo-racin con la Comisin Europea y el Comit de Desarrollo Espacial (desde dife-rentes cargos: como experto de la Comisin, como representante italiano y comoexperto de varios ministerios italianos) para la elaboracin de las estrategias dedesarrollo del espacio europeo y de las acciones en mbito urbano, presentadas enel documento Estrategia Territorial Europea de 1999.

    Con motivo de esta traduccin del manual al castellano, me siento en la obli-gacin de dar las gracias a algunos colegas espaoles que han credo en esta ini-ciativa. En primer lugar, a [oan Trulln, queridsimo amigo y estimado colega dela Universitat Autnoma de Barcelona, sin cuya labor este volumen no habra vis-

  • fLACSO - tilOllOlecaPREFACIO / XXV

    to la luz: deseo darle las gracias por haber sugerido esta forma editorial, msadecuada a las exigencias del ambiente universitario de lengua espaola, porhaber velado amistosamente a lo largo de todo el proceso organizativo de la publi-cacin y por su aprecio a mi trabajo en el campo de la economa territorial; desdehace aos mantenemos una intensa actividad de intercambio de reflexiones te-ricas, en particular sobre los temas de la competitividad y de la organizacin enred de las grandes reas metropolitanas, de valoracin de experiencias de polti-cas de desarrollo local y de colaboracin en la formacin de nuevas generacionesde investigadores. Su capacidad de traducir modelos tericos abstractos enamplios proyectos de investigacin emprica y en estrategias territoriales concre-tas ha tenido una fuerte influencia sobre la evolucin de mi pensamiento.

    En segundo lugar, deseo dar las gracias a otro amigo y colega desde hace tiem-po, Antonio Vzquez Barquero de la Universidad Autnoma de Madrid, con quiendesde hace tiempo colaboro en la construccin de un modelo interpretativo del de-sarrollo local basado en las sinergias territoriales y los efectos de milieu en el interiorde una dinmica red internacional de investigadores, el GREMI-Groupe de RechercheEuropen sur les Milieux Irmovateurs-. Siempre he apreciado su capacidad para unirentre ellas la teora de los distritos locales, la teora del desarrollo regional y las es-trategias de organizacin de los centros urbanos en el desarrollo territorial, una sn-tesis pendiente an de ser plenamente realizada, de la cual se encuentran huellas enel ltimo captulo del volumen. A ambos amigos, que han querido presentar este tra-bajo mo al pblico de lengua espaola, va mi profunda y cordial gratitud.

    Finalmente, deseo dar las gracias a Vittorio Galletto, joven estudioso de eco-noma territorial que ha realizado esta atenta y competente traduccin del origi-nal italiano. En la esperanza de que el inters que ha demostrado por la materiahaya podido aliviar su esfuerzo, y augurndole poder continuar desarrollando suactividad, no ya de traductor, sino de investigador y de autor en nuestro campo deinvestigacin, deseo con la ocasin hacerle llegar, con mi agradecimiento ms sin-cero, un fuerte abrazo.

    Queda un agradecimiento obligado a aquellos economistas, no slo de mate-rias territoriales, que inicialmente me han empujado a realizar este manual, PaoloCosta y Vittorio Valli en particular; a Philippe Aydalot y Rick Gordon, amigos ycolegas que prematuramente nos han dejado, que me han permitido disfrutar bre-ves pero fructferos periodos de estudio en sus universidades -Paris 1 Panthon-Sorbonne y University of California Santa Cruz- durante la fase de construccindel manual; a los colegas que han cuidado la edicin francesa, contribuyendo a sudifusin internacional, Pierre-Henri Derycke y Alain Sallez; a los docentes, no sloeconomistas, que han utilizado el manual para sus cursos universitarios y que mehan hecho llegar, junto a su aprecio, sus sugerencias de mejora.

  • XXVI/PREFACIO

    Por ltimo, un recuerdo afectuoso y grato va, adems, a mis maestros, Inno-cenzo Gasparini, inolvidable rector de la Universit Bocconi, que me inici en losestudios territoriales, Walter Isard, David Boyce y Steve Putman que enseaban enla University of Pennsylvania cuando estudi all en el lejano 1976-77.

    Roberto CamagniMiln, octubre de 2003

  • INTRODUCCIN

    1 "Una ciudad es una ciudad"

    Quisiera iniciar mi reflexin sobre la ciudad a partir de esta proposicin de Fer-nand Braudel, que encierra y sintetiza el espritu de este trabajo. Est claro que noes una definicin, sino ms bien un programa de investigacin: afirma la legiti-midad de un proceso de generalizacin, que parte de la constatacin de la exis-tencia histrica y geogrfica de las ciudades para llegar a la consideracin de la ciu-dad como totalidad significante y a su teorizacin como entidad socioeconmicaautnoma.

    De la ciudad como entidad social especfica mucho se ha escrito y se ha dis-cutido, pero no existe una teorizacin aceptada. Por una parte, tenemos los defen-sores firmes de este programa, como el mismo Braudel, que lo ha realizado en esegran fresco de cuatro siglos de historia (urbana) que es Capitalisme et civilisationmaterielle? o tambin como los socilogos Hoselitz y Hillery o el historiadormarxista Maurice Dobb.

    Por otra parte, en una posicin central, tenemos algunos grandes padres delpensamiento poltico y sociolgico que han sido tentados por esta generalizacin,como Marx, Weber, Sombart, pero que se han detenido un escaln ms abajo, teo-rizando clasificaciones y taxonomas de ciudades.

    Por ltimo, en decidida oposicin a cualquier posibilidad de teorizacin,incluso limitada a categoras histricas tales como la ciudad preindustrial de Sjo-berg o la ciudad medieval occidental de Weber, se encuentran los muchos culti-vadores de la especificidad, que siempre han tenido vida fcil oponiendo a todointento de generalizacin la paradoja "Nueva York == Tombuct?".'

    Por el lado de los economistas, y de la posibilidad de considerar la ciudadcomo entidad econmica especfica, existe desde hace ya treinta aos un corpus cre-ciente de teoras que hacen referencia a su estructura interna y a sus formas de fun-

    1 Vase Braudel (1979).2 Vase Abrams (1978).

  • 2 / ECONOMA URBANA

    cionamiento. El economista trabaja de forma natural en un nivel de abstraccinms elevado que el gegrafo o el socilogo, y la operacin, si bien no exenta deriesgos de generalidad o de superficialidad, se ha revelado en este caso ms fcily aceptable.

    No obstante, a pesar de que la urban economics se haya convertido en una dis-ciplina acadmica a todos los efectos, si mirarnos bien en la abundante literaturano encontrarnos (o encontrarnos solo raramente o de forma parcial) una repre-sentacin de la ciudad corno categora econmica autnoma. La urban economics essobre todo una economa de la ciudad, una aplicacin de los principios de la econo-ma al objeto ciudad, ms que un anlisis, podramos decir, de lo urbano cornoparadigma interpretativo de la realidad, corno modelo original de organizacin delas actividades econmicas y del trabajo social.

    Este hecho, y a mi parecer este lmite, proviene de un defecto de origen de ladisciplina econmica: la infravaloracin de las variables espaciales y de las formasde localizacin de las actividades en el territorio.

    Slo algunos progenitores, corno William Petty, Richard Cantillon y AdamSmith han escrito ensayos sobre la ciudad o han elevado la ciudad a la dignidadde captulo autnomo en sus tratados. Slo raramente (entre los padres fundado-res lo han hecho Marx y Marshall) la tierra urbana ha sido considerada y teorizadaen su especificidad de forma separada a los otros factores de produccin. Y la grany potencialmente frtil intuicin marxiana -del joven Marx de la Ideologa alemana yen parte ya de los Manuscritos econmico-filosficos de 1844- sobre la divisin entretrabajo intelectual y trabajo manual y sobre la contradiccin entre ciudad y campocorno motores de la historia} es rpidamente dejada de lado y perdida en la re-flexin sucesiva, en primer lugar por obra del mismo Marx -el Marx maduro deEl Capital y del materialismo histrico- y sucesivamente, por obra de los otros eco-nomistas que de dicha contradiccin aceptarn la primitiva versin smithiana, quela consideraba un simple caso de divisin funcional del trabajo.

    y, sin embargo, desde hace tiempo los historiadores nos han advertido de lapersistencia del fenmeno de la ciudad en todas las pocas y en todos los contex-tos geogrficos; nos han indicado cmo la aparicin de las ciudades se puede rela-

    3 Vase Marx y Engels (1967): "La divisin del trabajo se convierte en divisin real slo a partir delmomento en el que hay una divisin entre el trabajo material y el trabajo espiritual" (p. 21); "la divi-sin del trabajo [es] una de las fuerzas principales de toda la historia transcurrida hasta ahora" (p. 36);"la mayor divisin del trabajo material e intelectual es la separacin entre ciudad y campo. [...j. El anta-gonismo entre ciudad y campo... es la mayor expresin de la subordinacin del individuo a la divisindel trabajo, a una determinada actividad que le es impuesta; subordinacin que hace de uno el lim-tado animal ciudadano, del otro el limitado animal del campo, y que renueva cada da el antagonismoentre sus intereses" (pp. 40-41). Ya en los Manuscritos hay indicaciones relevantes sobre la "relacin deltrabajo alienado con el desarrollo histrico de la humanidad", una relacin que preexiste y determinael "movimiento de la propiedad". Vase Marx (1968), pp. 82-85.

  • Introduccin / 3

    cionar con el nacimiento mismo de la civilizacin; nos han sugerido cmo las ciu-dades han sido siempre la sede privilegiada y natural de las funciones superiores,de las funciones estratgicas y de mando: cultura, religin, defensa, industria(cuando esta ltima fue la funcin de punta), terciario directivo, informacin,gobierno. Cmo se puede considerar que todo esto no influya, aunque slo sea entrminos superficiales y banalmente econmicos, sobre las leyes de organizacinde la sociedad?

    y algunos grandes filsofos como Hegel nos han indicado sin sombra de dudala ciudad y su opuesto, el campo, como los dos arquetipos de organizacin social,los dos momentos o fundamentos ideales del estado: la primera en cuanto "sedede la reflexin replegada sobre s misma y autorrealizada" y, por tanto, de los"individuos que aseguran su conservacin a travs de una relacin con otras per-sonas jurdicas", y la segunda en cuanto "sede de la vida tica, que se fundamentasobre la naturaleza, o sea, de la familia"."

    Grandes socilogos como Max Weber nos han transmitido emblemticamenteel antiguo dicho alemn "el aire de la ciudad nos hace libres" ("Stadtluft machtJrei"},5 para indicar, ms all de una validez literal durante la poca medieval (elsiervo de la gleba que consegua entrar en la ciudad era libre), una atmsferaurbana particularmente adecuada para el despliegue de la subjetividad y de lavoluntad individual.

    Cmo pensar que todo esto sea irrelevante tratndose de desarrollo econ-mico y social, de conflictos distributivos, de capacidad empresarial y de innova-cin?

    Por tanto, el paso de la ciudad como simple objeto de investigacin econmicaa categora econmico-espacial autnoma constituye un problema abierto, unahiptesis estimulante y un programa de investigacin vlido; este volumenquiere ser, entre otras cosas, una contribucin en esta direccin, sin necesariamenteimplicar directamente una respuesta afirmativa al problema planteado y sin tenerla ambicin de presentar una teora orgnica.

    2 La ciudad y las representaciones de la ciudad

    En un proceso de generalizacin y de abstraccin como el que se ha supuesto, ladificultad est, naturalmente, en el hecho de que la ciudad pierde toda su mate-rialidad histrica para convertirse en otra cosa: para convertirse en representacin,en metfora.

    4 Vase Hegel (1963) p. 257.s Vase Weber (1950) p. 36.

  • 4 I ECONOMA URBANA

    "La ciudad es una nocin-pantalla: a travs de ella se dicen otras cosas, quese llaman capitalismo, territorio, estado, infraestructura colectiva. El razona-miento sobre la ciudad no habla de la ciudad: por debajo de esta forma vacase desarrolla la historia. Tampoco nosotros hemos escapado de este desprecioyen nuestro caso hablamos de "ciudad" para referirnos a relaciones socialesde produccin, fuerzas productivas, capital y tambin estado"."

    En Braudel este proceso de identificacin-representacin es clarsimo: "EnOccident, capitalisme et ville, au fond, cefut la mme chose", Pero es precisamente deestas representaciones, que persisten y esconden interpretaciones precisas, que loseconomistas han sido particularmente avaros y, de esta manera, han abierto elcamino a un reduccionismo superficial que, para "quedarse con los pies enel suelo" ha banalizado gran parte del enfoque econmico de la ciudad.

    Uno se queda perplejo, por ejemplo, ante los resultados tericos de la as lla-mada new urban economics, a los cuales han contribuido incluso prestigiosos eco-nomistas "ortodoxos", y tambin se siente reacio a aceptar la idea de que unmodelo de ciudad monocntrica, organizado como un campamento de caravanassobre la base de un solo principio organizador, el principio de accesibilidad, agotetodo cuanto el economista puede decir de relevante sobre la ciudad a partir de susespecficos instrumentos disciplinares."

    La idea de encontrar un principio unificador para la interpretacin de los fen-menos no es naturalmente peregrina o inusual en la historia de la ciencia, ni selimita, para permanecer en el mbito urbano, solamente a los economistas; los ana-listas de sistemas ven, por ejemplo, en el principio de interaccin espacial dichoprincipio unificador. Pero, probablemente, esta analoga metodolgica con las cien-cias exactas no se adecua a una ciencia social como es y debe ser la economaurbana y, por tanto, la complejidad del fenmeno ciudad no puede ser recogida,aunque sea en el mbito de las simples relaciones econmicas, sino es mediante laintegracin coherente de distintos principios.

    El hecho de que la economa no haya desarrollado una representacin fuertey coherente de la ciudad, si bien por una parte tiene la desventaja de quitar al estu-dioso algunas certezas y algunos puntos firmes, presenta, por otra parte, nume-rosas ventajas.

    En primer lugar, la de poder utilizar la economa como mtodo de investiga-cin y de anlisis ms que como un corpus disciplinar cerrado de axiomas y teo-remas. En este contexto la ciudad puede ser estudiada de forma amplia como fen-meno relevante desde el punto de vista de la produccin y de la distribucin de larenta: no slo, por tanto, desde el punto de vista de la eficiencia asignativa de

    b Vase Fourquet y Murard (1973), p. 36.7 Este enfoque est tratado en el captulo 2 de este volumen.

  • Introduccin I 5

    la escuela neoclsica, sino tambin desde el punto de vista clsico de la "natura-leza y las causas de la riqueza", de las relaciones de complementariedad pero tam-bin de conflictividad entre clases sociales, as como desde el moderno punto devista de la capacidad innovadora y de la eficiencia dinmica. Como se ve, el pro-grama es amplio, y excluye slo el punto de vista esttico y gran parte, aunque notodo, del punto de vista de la forma (y de la psicologa de la forma) urbana.

    En segundo lugar, la falta de una representacin globalizadora y aceptadatiene la ventaja de estimular al investigador a descubrir fragmentos de reflexinterica en los textos de los grandes padres de la economa y de las ciencias terri-toriales, a la bsqueda de los principios genticos y de las leyes de movimiento deese complejo microcosmos que es la ciudad.

    En tercer lugar, permite utilizar crticamente las representaciones y las met-foras elaboradas en el interior de otras aproximaciones disciplinares que han asu-mido ms directamente el deber de la interpretacin de la ciudad; y una utilizacincrtica significa juzgar la validez heurstica de las respectivas aproximaciones yparadigmas (naturalmente en el interior de la especificidad del enfoque econ-mico), ampliar y reforzar los paradigmas mismos, adquirir intuiciones analticaso incluso slo preanalticas.

    El economista se encuentra particularmente cmodo en el interior de metfo-ras funcionalistas: la ciudad como sistema organizado y con una finalidad, la ciu-dad-mquina. Encontramos estas representaciones sobre todo en el interior de latradicin marxista, en la idea del mismo Marx de una ciudad-mercado del trabajoindustrial, en la idea de Manuel Castells de una ciudad-espacio del consumo y dela reproduccin de la fuerza de trabajo, en la metfora de la ciudad-fbrica o en laidea ms general de Allen Scott de una ciudad-espacio de la produccin."

    No obstante, estas representaciones, adems de identificar aspectos slo par-ciales de la naturaleza de la ciudad, presentan un profundo riesgo: al no estar basa-das en un vnculo fuerte, necesario y bidireccional entre forma espacial (la ciudad)y funcin, y al remitir a relaciones tan generales que trascienden del nivel del espa-cio fsico, tienen el peligro de hacer de la ciudad el simple escenario, casual y pasa-jero, de sucesos o relaciones estructurales consideradas ms profundas (la lucha declases, por ejemplo) o el simple contenedor espacial de una realidad sociolgica:la ciudad como escenificacin de la historia. Llegados a este punto, sera muylgico y ms coherente negar relevancia terica a las variables espaciales, comohan hecho durante un tiempo algunos representantes del marxismo ortodoxo ame-ricano." una eleccin que anulara, no obstante, nuestro explcito programa deinvestigacin (y el de todos los cientficos regionales).

    K Vase Magnaghi, et al. (1970), Castells (1974), Scott (1988). Vase, por ejemplo, Markusen (1980).

  • 6 I ECONOMA URBANA

    Ms slidas parecen otras representaciones funcionalistas: la weberiana de laciudad-mercado, basada en un atento anlisis de la ciudad medieval en los albo-res del capitalismo, aunque hoy reductiva e insuficiente, pero de todas formas ade-cuada para interpretar una de las funciones esenciales de la ciudad, la de lugar deintercambio (de bienes, de servicios, de informacin); o la braudeliana de la ciu-dad-transformador elctrico y catalizador de lo nuevo, bien adaptada para incor-porar la creciente moda de reflexiones neoschumpeterianas.

    Menos connaturales al economista pero tambin relevantes son las metforasorganicistas, propuestas sobre todo por los tericos de la forma y la morfognesisurbana: la ciudad como organismo autnomo, que obedece a sus propias leyesinternas, polo de subjetividad territorial. De la metfora biolgica de la ciudadcomo organismo viviente de Lewis Mumford, a la metfora ciberntica de la vilIe-machine informationneIle de Fourquet y Murard," encontramos una serie de suges-tiones relevantes que abren el camino al estudio de las formas de funcionamientointerno de la ciudad y de los principios de asignacin espacial de los recursos.

    3 Aglomeracin y divisin del trabajo: la contradiccin ciudad/campo

    Intentemos pues, recorriendo las diversas representaciones de la ciudad, construiruna imagen compuesta, eclctica, que pueda satisfacer las exigencias del econo-mista, partiendo desde las visiones ms simples y directas hasta llegar a las mscomplejas y abstractas, y acercando a las visiones estticas, fotogrficas, las visio-nes dinmicas, en mayor medida preocupadas en recoger, ms que una estructura,una ley de movimiento (figura 1).

    Asumamos, para empezar, el punto de vista del viajante desinformado, o delastronauta. La ciudad se presenta ante sus ojos como una aglomeracin de acti-vidades, un espacio claramente delimitado por una neta ruptura en la densidad deuso del suelo respecto a la del espacio que lo rodea. Al poder verificar en el espa-cio total y en el tiempo dicha persistencia y uniformidad, el viajante estara natu-ralmente llevado a conjeturar la existencia de alguna fuerza, de alguna ventaja, queha empujado al hombre hacia dicho comportamiento localizativo: la proximidad,deducira, es una forma eficiente de organizacin de las relaciones entre los hom-bres.

    Lo confortara la autoridad de Platn y de Aristteles. El primero, en la Rep-blica, ve en la multiplicidad de necesidades y en la eficiencia de un proceso deespecializacin y divisin del trabajo la gnesis de la ciudad. El segundo, en la Pol-tica, partiendo de estas mismas reflexiones, concluye: "o yap av{}porroc; rrOAl"tlKV

    10 Vase Murnford (1938), Fourquet y Murard (1973), pp. 18-20.

  • RAes: . c~;i)t()tec2Introduccin / 7

    Represen- Represen- Represen- Represen-taciones taciones Relaciones Relaciones taciones taciones

    dinmicas estticas estticas dinmicas

    Ciclo H H Ciudad comod .d Aglome- Inter- superacineVI a .. bi del tiempo yrb raaon cam 10

    U ano del espacio

    Ciudadcomo

    lugar de 1nnovac

    ~ Creciente abstraccin y desterritorializacinParadigmas interpretativos (relaciones-representaciones)

    Figura 1. Las funciones y las representaciones de la ciudad.

    ~Wov", "el hombre es por naturaleza un animal social", y su sociabilidad se iden-tifica, incluso semnticamente, con su "urbanidad" (nA.u:; = ciudad)."

    Observado de cerca el fenmeno, el viajante notara que la ciudad se distingueno slo morfolgicamente de la no-ciudad (densidad, prevaleciencia del ambienteconstruido), sino que se distingue tambin funcionalmente: las actividades que enella se desarrollan, de lo ms diversas, tienen en comn el hecho de que no estndirigidas a la explotacin directa del suelo. Estas ltimas son, en cambio, tipicasdel espacio exterior, de la no-ciudad, del "campo". La idea de la gran capacidadde difusin de la divisin del trabajo, en particular entre la ciudad y el campo, seimpondra casi automticamente, y esta vez la autoridad de Adam Smith confor-tara al viajante sobre la racionalidad y eficiencia de dicha forma de organizacinfuncional del trabajo social.

    Dado que incluso aquellos que no trabajan directamente la tierra debennutrirse de los frutos de la tierra, emergera como corolario de la precedente afir-macin una importante condicin para la existencia misma de la ciudad: para quealguien pueda vivir sin trabajar la tierra, es necesario que el nivel de productivi-

    11 Vase Platn (1990), pp. 57-60; Aristteles (1991), p. 6.

  • 8 / ECONOMA URBANA

    dad de la agricultura sea tal que garantice un excedente superior de cuanto esnecesario para la subsistencia de los trabajadores agrcolas.

    Es sta una condicin de la mxima importancia analtica, ya que explica laaparicin histrica de la ciudad en todas las civilizaciones en un momento deter-minado del desarrollo de las fuerzas productivas de la agricultura, y el potentedesarrollo de la urbanizacin simultneamente a algunos relevantes saltos tecno-lgicos en los mtodos de cultivo. Pinsese solamente, por ejemplo, en el desa-rrollo prodigioso de las ciudades occidentales que se produce a partir del siglo XI,que fue posible gracias a la difusin coetnea de algunas innovaciones radicalesen la agricultura como fueron el arado pesado, la rotacin trienal y la sustitucindel buey por el caballo (a su vez permitida por las innovaciones en los sistemas deherradura y albarda), una fuente de energa de entre el 50 y el 100% ms eficienteen trminos de relacin coste/capacidad de trabajo."

    La ciudad encuentra pues su principio de identificacin no tanto en una carac-terstica especfica, hecho que la hara uno de entre los muchos fenmenos de lainfinita variedad de la realidad, sino ms bien en una oposicin, en una relacindialctica con un espacio complementario; ciudad y campo, ciudad y no-ciudad,se convierten en dos categoras que juntas agotan la totalidad del espacio, dospolos de una relacin que bien se puede considerar estructurante, en sentido tantoesttico como dinmico, de la sociedad humana.

    En este sentido, otros dos problemas merecen una adecuada atencin: cmotiene lugar la transferencia del excedente agrcola a la ciudad, y sobre la base dequ principio se atribuye la especializacin funcional entre ciudad y campo.

    La transferencia del excedente agrcola puede tener lugar sobre la base de tresmecanismos alternativos:

    - a travs de un acto de fuerza y de dominio, como es el caso de los impues-tos sobre el producto agrcola exigidos en trminos reales;

    - a travs de la fijacin coercitiva de los precios relativos (trminos de inter-cambio) entre productos de la ciudad y productos del campo, como en elcaso de una economa colectivizada; o, por ltimo,

    - a travs del mercado, que fija los precios respectivamente de los bienes y delos factores de produccin sobre la base de un modelo de competencia.

    El tercer mecanismo, el ms relevante en economa, aparentemente no asumeel carcter coercitivo de los dos primeros y, por tanto, no implica un principio desubordinacin de un elemento de la dicotoma espacial respecto el otro: los preciosrelativos de los bienes se fijaran sobre la base de algn criterio objetivo (costes re-lativos, escasez, utilidad relativa) y lo mismo ocurrira para la fijacin de la cuota

    12 Vase White (1962), parte II (La revolucin agraria de la Alta Edad Media).

  • Introduccin / 9

    de la produccin agrcola que va a parar al propietario terrateniente (y que, por logeneral, es gastada en la ciudad). En realidad, de las pginas del mismo AdamSmith emerge claramente un elemento que aleja los trminos de intercambio entreciudad y campo de una relacin meramente competitiva: la mayor posibilidad delos productores urbanos (industriales) de ponerse de acuerdo para crear elemen-tos de monopolio y aumentar los precios en perjuicio de los productores rurales(agrcolas), en mayor medida fraccionados y con menores posibilidades de agre-gacin.13

    Por tanto, un elemento de dominacin emerge tambin en el interior de rela-ciones puramente funcionales y de mercado -como aquellas tomadas en consi-deracin por Smith en su anlisis de la divisin del trabajo- y nace directamentede una caracterstica intrnseca de la ciudad: la aglomeracin, la proximidad, lafacilidad de interaccin, la rpida circulacin de la informacin.

    Pero esta caracterstica es central tambin en la definicin de las funciones queson asignadas a la ciudad en el interior de la divisin social del trabajo: ese ele-mento de eficiencia en la organizacin social, que ms arriba hemos visto que sederiva de la aglomeracin, resulta ser particularmente visible para las actividadesque se caracterizan por presentar una alta intensidad de informacin, como son lasfunciones directivas, las funciones de gobierno, las funciones en las cuales preci-samente el control de la informacin permite la creacin de rentas monopolsticas.En estas funciones la ciudad desarrolla intrnscamente una ventaja comparativarespecto a la no-ciudad, de manera que histricamente se atribuye dichas funcio-nes situndose en una posicin de control territorial.

    En palabras de Marcel Roncayolo, la ciudad ya no es slo, en trminos geo-graficofuncionales, "el dispositivo topogrfico y social que permite la mejor efi-cacia en el encuentro y el intercambio entre los hombres", sino que, en trminos derelaciones jerrquicas, la ciudad "se presenta, en diversos grados, como el lugar apartir del cual se establece un control territorial" .14

    13 Vase Smith (1977), pp. 124-6. La misma funcin tenan las corporaciones, de las artes liberalesy de los oficios, en las ciudades medievales: "El gobierno de las ciudades gremiales estaba en manosde los comerciantes y artesanos, y ellos estaban interesados en evitar la saturacin del mercado. comodecan usualmente, con los productos de sus actividades, cuando en realidad lo que hacan era man-tenerlo desabastecido. Cada oficio estaba interesado en establecer reglamentos con este objetivo... y con-senta fcilmente que cualquier otro hiciera lo mismo. [".] De esta manera, cada categora perda poruna parte lo que ganaba por la otra, y en los negocios que haca con las dems, en el interior de la ciu-dad, ninguna era perjudicada. Pero con los intercambios conel campotodosobtenanun gran beneficio y sonestos intercambios losque constituyen el comercio quesostieney enriquece a cada ciudad" [la cursiva es nues-tra] (p. 124). "Los habitantes de la ciudad, al estar agrupados en un mismo sitio, pueden fcilmente aso-ciarse entre ellos. [.,,] Los habitantes del campo, dispersos como estn en sitios distantes, no puedenagruparse fcilmente" (pp. 125-6).

    14 Vase Roncayolo (1990), pp. 27 Y29. Este trabajo fue preparado para el trmino "Ciudad" de laEnciclopedia Einaudi,1978. Vase. en este volumen, el apartado 4.6 y Camagni (1992c, apartado 10.5.2).

  • 10 / ECONOMA URBANA

    As pues, de esta manera se demuestra la equivalencia entre divisin social deltrabajo (entre trabajo manual y trabajo intelectual) y "contradiccin" ciudad/campoen sentido marxiano." La ciudad, polo fuerte de la contradiccin, concentra poderterritorial y se identifica con l. Tal poder, en trminos econmicos, significa (ypuede ser estudiado como) el control de los precios relativos entre los bienes pro-ducidos por la ciudad y por el campo" y, por esta va, el control sobre la distri-bucin territorial de la renta; en segundo lugar, dicho poder significa discrecio-nalidad sobre la eleccin de las tcnicas y sobre el ritmo de introduccin delprogreso tecnolgico, elementos que a su vez influyen sobre la distribucin de larenta entre los factores de produccin.

    Complementarios a este planteamiento del anlisis, pero dirigidas a la dimen-sin de la demanda, son las reflexiones neomalthusianas sobre la naturaleza vis-tosa e hiperconsumista del modelo de vida urbano. Consumos vistosos, privadosy pblicos, son de hecho la contrapartida del poder de control, y de mercado, dela ciudad, modos de "realizacin" de su excedente. Derroche y ostentacin comocomponentes de la naturaleza de la ciudad son puestos en evidencia sobre todopor las reflexiones filosficas de gran parte del romanticismo antiurbano, de Rous-seau a Bataille hasta la metfora de la ciudad-hipermercado de Baudrillard, no sinun fundamento econmico, como hemos visto.

    4 Produccin y distribucin de la renta:la ciudad como espacio relacional

    De cuanto se ha dicho hasta ahora emerge la utilidad de un enfoque especficopara la ciudad en clave estrictamente econmica, esto es, desde el punto de vistade la produccin y de la distribucin de la renta."

    En este sentido, la ciudad se presenta como lugar privilegiado en tres impor-tantes acepciones: como espacio de localizacin de actividades especficas; comoespacio de control sobre la divisin del trabajo social; como espacio de controlsobre la distribucin de la renta.

    15 Yaen Platn encontramos una extraordinaria intuicin sobre el papel imperialista de la ciudadsobre el campo, basada en elementos puramente econmicos. En su pensamiento, hasta que la ciudadpermanece anclada a las necesidades primarias, y permanece "sana", practica la especializacin, laexportacin y el intercambio con el campo; cuando en cambio, con el pasar del tiempo, la ciudad "seinflama" orientndose hacia las necesidades secundarias y desarrollando todo el espectro de las fun-ciones no directamente productivas, desde la sanidad hasta la justicia, el arte y los loisir-funciones noexportables y demandadas slo en la ciudad- tendr la necesidad de un ms vasto hinterland para ali-mentar a su creciente poblacin. Y en consecuencia "har la guerra". Vase Platn (1990), pp. 62-3.

    16 Eseste tambin un tema que Platn, en La Repblica, se plantea en trminos clarsimos, pero parael cual no sabe, naturalmente, encontrar una solucin analtica; Platn, 1990, p. 60.

    17 Vase el segundo radio del abanico de la figura 1, empezando por la izquierda.

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    Sobre esta ltima dimensin ya hemos hablado." Sobre la primera y lasegunda es necesario aadir alguna consideracin. Las actividades que se locali-zan en la ciudad encuentran su mercado en parte en la misma ciudad pero en partetambin en el campo, con cuyos productos son intercambiadas. Por tanto, las acti-vidades urbanas deben ser, al menos en parte, complementarias a las actividadesrurales y deben ser producidas con una ventaja comparativa (ya que en otro caso,el campo las llevara a cabo directamente).

    Entre las actividades tpicamente complementarias y tpicamente urbanasencontramos en todas las pocas no slo las actividades de direccin de alto nivel(las actividades de gobierno y las actividades militares, por ejemplo), sino sobretodo las actividades que pueden garantizar a la produccin rural un continuo pro-ceso de innovacin, En el siglo pasado, cuando las mayores innovaciones agrco-las e hidrulicas que tenan lugar en Lombarda nacan de las investigaciones lle-vadas a cabo por los ingenieros milaneses, Carla Cattaneo poda defender conrazn la paradoja de que "la mejor agricultura se hace en la ciudad"." Hoy en da,cuando es sobre todo la industria difusa la que caracteriza la produccin delcampo, el sector terciario urbano desarrolla la misma funcin de garantizar pro-greso tcnico e innovacin (tecnolgica, comercial, financiera) a la produccinindustrial "rural".

    Llegados a este punto nos podramos preguntar, aunque fuera en trminospuramente acadmicos, qu ser de la mencionada contradiccin entre ciudad ycampo en un futuro en el cual, gracias a la progresiva homogeneizacin de lasremuneraciones en el territorio y gracias al desarrollo difuso de las telecomuni-caciones, la misma cantidad de informacin y la misma capacidad para su utili-zacin econmica estarn disponibles en cualquier punto del territorio.

    Ms all de la puntualizacin de que, en cualquier caso, se tratara de unfuturo muy lejano, es lcito prever una especie de "venganza" del campo, o de laperiferia, en oposicin a la "tirana" de la ciudad." Efectivamente, la formacin depotentes lobby agrcolas ya ha compensado ampliamente el poder urbano en todoslos pases avanzados, particularmente en Europa, lo que ha permitido, por ejem-plo, la fijacin de precios de monopolio sostenidos por el sector pblico para los

    1H El problema distributivo y de los precios relativos ciudad/campo no es desafortunadamente untema que haya recibido la atencin que se merece dentro de la economa urbana. Vase, en este volu-men, el captulo 6 sobre la renta urbana.

    tv La ventaja que se deriva para el campo de la existencia de la ciudad estaba perfectamente clarapara Adam Smith. l vea histricamente tres ventajas: la ciudad ofrece "un mercado grande y pre-parado" a los productos del campo, pone a disposicin una "riqueza" que se invierte en tierras, quede otra forma permaneceran sin cultivar, y en su mejora y, por ltimo, introduce en el campo "el ordeny el buen gobierno, y con ellos la libertad y la seguridad de los individuos", Vase Smith (1977),pp. 401-2.

    20 El trmino "tirana" es usado precisamente en esta acepcin por Braudel (1977), p. 35 de la edi-cin italiana; vase tambin Camagni (1986).

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    productos agrcolas; por otra parte, una creciente capacidad de tratamiento aut-nomo de la informacin tecnolgica y de mercado por parte de la industria difusaha permitido desde hace tiempo la obtencin de grandes beneficios extraordinarios.

    De todas formas, la contradiccin no est destinada a desaparecer, sino slo adesplazarse hacia otros niveles: a un nivel ms elevado, en el cual la ciudad sumi-nistrara servicios destinados a necesidades de carcter superior (por ejemplo,necesidades estticas o de conocimiento ms que de simple informacin), o a unnivel ms amplio, de conflicto entre centro y periferia a nivel internacional (recor-demos la profeca de Mao: "nuestros campos asediarn vuestras ciudades").

    El espacio econmico, pues, articulado sobre la dicotoma topologicogeogr-fica ciudad/campo, se convierte en un espacio de relaciones, funcionales y jerr-quicas al mismo tiempo. Las relaciones economicofuncionales, dirigidas a la mejorasignacin de los recursos, implican siempre un elemento de dominacin y, porotra parte, el control territorial no puede nunca fundamentarse sobre meras rela-ciones de poder, sino que debe apoyarse sobre una funcionalidad reconocida yaceptada.

    La ciudad, lugar de la divisin del trabajo, se ha convertido, por tanto, tambinen el lugar de la desigualdad y el conflicto. En todas las pocas los conflictos terri-toriales han sido conflictos sobre la distribucin de la renta entre las clases socia-les y entre la ciudad y el campo, que se han iniciado a partir de cambios histricosen sus respectivas funciones: las revueltas campesinas en los albores de la eramoderna contra una estructura feudal limitada al ejercicio del poder coercitivo; lasbatallas sobre las corn laws en la Inglaterra de principios del siglo XVIII, aparen-temente centradas en un problema tcnico como la importacin de trigo y, en rea-lidad, dirigidas a reducir el impacto de la renta del suelo agrcola sobre el nivel delos beneficios; y, bien mirado, incluso las mismas luchas estudiantiles de 1968 consus eslganes sobre la "imaginacin al poder", que hacan explcito, anticipndoloen parte, el paso de la ciudad fordista de las grandes familias industriales y delproletariado urbano a la ciudad metaindustrial de la informacin, de las tecnolo-gas avanzadas, de las finanzas y de la cultura.

    Si se observa a la ciudad desde esta ptica, como espacio a la vez de relacio-nes funcionales-productivas y de relaciones jerarquicodistributivas, se puede supe-rar la aparente dicotoma, observada por muchos historiadores y cercana a algu-nas ideas de Weber y de Pirenne, entre una ciudad tradicional, lugar de residencia,de consumo de la renta y de ejercicio del poder, y una ciudad moderna, que aportanuevas ideas, nuevas tecnologas, nuevos modelos culturales." En realidad, la ciu-dad desarrolla al mismo tiempo ambos papeles, en un continuo proceso histricoen el cual la ciudad acoge a los agentes de lo nuevo, remunera sus servicios cre-ndoles un espacio en la distribucin de la renta, incorpora los procesos de re-

    " Vase RedEield y Singer (1954), Roncayolo (1990), pp. 74-75.

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    troaccin econmicos y sociales, pone en evidencia las consiguientes contradic-ciones y crea las condiciones para un sucesivo nuevo orden.

    La consideracin de la funcin innovadora, adems de la hiptesis de unmovimiento dialctico como motor de la historia urbana, nos conducen a repre-sentaciones de tipo dinmico. Por una parte, encontramos la idea de una sucesinde estados o de regmenes relacionados con los grandes cambios histricos o tec-nolgicos: los hperciclos braudelianos (de aproximadamente 200 aos), los cicloslargos de Kondratief ligados a la aparicin de nuevos paradigmas tecnoeconmi-cos, los ciclos de urbanizacin/desurbanizacin del reciente anlisis de Van denBerg y Klaassen (no especificados en sentido temporal sino slo descubiertosempricamente en los ltimos 40 aos).

    Por otra parte, en sentido ms propiamente econmico, podemos imaginar unproceso cclico de desarrollo y declive de la ciudad, que se puede formalizar demanera similar a los modelos ecolgicos de Volterra-Lotka, en los cuales la funcininnovadora de la ciudad genera beneficios (schumpeterianos) y desarrollo, perotambin un crecimiento de la renta urbana, que a su vez reduce la tasa de benefi-cio y la ventaja comparativa de la ciudad, induciendo el declive."

    5 La ciudad como sistema: mecnico o evolutivo

    Si la ciudad constituye el polo de un sistema de relaciones que afectan al espacioglobal, de la misma manera la ciudad puede ser representada como un sistema com-plejo de relaciones internas entre los elementos o las partes individuales, que cons-tituyen sus leyes de funcionamiento y sus caractersticas estructurales.i"

    Las relaciones pueden ser de carcter microeconmico, como en los modelosde demanda espacial, o relaciones ms generales de causa-efecto como en elmodelo de dinmica urbana de Forrester o, en trminos an ms abstractos ygenerales, simples interacciones a distancia, como en los modelos de demanda detransporte y land use.

    Dentro de esta ltima categora recaen las familias ms relevantes de modelosde interpretacin de la estructura interna de la ciudad, basados en el principio deaccesibilidad, de interaccin espacial gravitatoria y, al menos en parte, de jerar-qua." Dichos modelos permiten interpretar un amplio espectro de fenmenos,que abarcan desde la estructura de las localizaciones de especficas actividadeshasta su rea de mercado, desde el origen y destino de los flujos de transportehasta sus especficos recorridos internos en la ciudad, desde la distancia hasta ladimensin relativa de los centros de una jerarqua urbana.

    21 Vase Camagni (1992c), cap. 11.23 Vase Meier (1962), Mela (1985), Diappi (1987), Bertuglia (1991).24 Vanse los captulos 2-4.

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    La representacin de la ciudad que emerge a partir de estos enfoques tienereferencias y analogas con otras ciencias: encontramos de hecho una clara met-fora mecnica en la concepcin de la ciudad como sistema de flujos (similares a losde una red hdrica) o como campo de fuerzas gravitatorias; encontramos unaexplcita metfora termodinmica en la concepcin de la ciudad como sistemaestocstico, interpretable a travs del concepto de entropa (un concepto igual-mente utilizado en la mecnica estadstica y en la teora de la informacinj."

    El economista se desenvuelve, por lo general, bastante cmodo en estembito, gracias a las hiptesis de optimizacin (o de mxima probabilidad) en lasque se basan los respectivos modelos; no obstante, el economista se esfuerza siem-pre en superar la simple metfora mecanicista e intenta interpretar las relacionesde atraccin y repulsin en trminos de utilidades individuales y de valores.Mediante el uso de las funciones "duales" en los modelos de asignacin ptima,est en condiciones de, por ejemplo, poner en evidencia los "precios sombra" o losvalores implcitos de las distintas porciones de suelo urbano que tienen su origenen las preferencias localizativas de los sujetos econmicos, abriendo el caminohacia una profundizacin de la teora de la renta urbana."

    Emerge en este caso, y de forma completamente evidente, la estrecha relacinlgica y econmica que existe entre localizaciones, residenciales y productivas,renta del suelo, demanda de interaccin y transporte, congestin de la red de tr-fico: lejos de ser fenmenos diferentes, estudiados con distintos enfoques disci-plinarios por parte del urbanista, del transportista, del economista, todos ellosresultan ser diferentes caras de la misma moneda constituida por el sistema deinteracciones intraurbanas."

    y an permaneciendo en este mismo mbito de representaciones de la ciudad,se presenta un autntico salto cualitativo en el momento en que pasamos de unavisin esttica, prevaleciente en los aos sesenta, a una visin dinmica del sistemaurbano, prevaleciente en los aos ochenta. Con una metfora que deriva clara-mente de la biologa, el sistema urbano es representado como un sistema vivo yevolutivo, en el cual la adaptacin del sistema al ambiente da lugar a procesos cre-ativos y morfogenticos. Evolucin y mutacin son procesos que dan lugar al naci-miento de nuevas formas y nuevas funciones, las cuales no son ni implcitas ni pre-visibles a partir de la base de la estructura preexistente.

    25 Vase el tercer radio, por la izquierda, en la figura lo'" Vase el captulo 6."Importantes a este propsito son las bonitas palabras, autobiogrficas, de Solow: "One of the plea-

    sures of being an economic ihcorist is the discoueru that SOIlU' new aspect of social lije, superficially quite diffe-rent from the explicii hagg/ing of the marketplace, will actual/y yie/d to the method of economic theory. 1 canremember enjoying that feeling when / first began to think aboui the geography of economic activity inside a city,md its codeterminnticn along unth ihe palian of renis, transportation flows, and congestion"; Solow (1981).

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    Como una clara derivacin de la teora de la autoorganizacin de los sistemasdinmicos lejos del equilibrio de Prigogine, y utilizando una modelizacin deri-vada de la teora de la interaccin biolgica y de la teora de las catstrofes de RenThom," nace, si bien hoy todava se encuentra en su infancia, una teora evolutivade la ciudad, fcilmente integrable, por una parte, con la teora matemtica de lasbifurcaciones y de los procesos sinergticos y, por la otra, con la teora schumpe-teriana de la innovacin.r"

    En biologa, las caractersticas generales y necesarias de un sistema vivientevienen dadas por las siguientes: apertura, organizacin jerrquica en muchos nive-les, finalidad y diversidad. El sistema est abierto hacia su entorno, del cualobtiene la energa y la informacin necesarias para su autorreproduccin; estinternamente organizado en mltiples niveles, de manera que asegura una relativaautonoma a sus elementos; la autorreproduccin constituye su finalidad, eimplica un nivel mnimo de diversidad y variedad, necesarias para adaptarse a lasfluctuaciones del entorno exteriorr"

    Como se puede observar fcilmente, se trata de caractersticas fcilmenteextensibles al sistema ciudad, excepto la de la finalidad que sigue siendo un pro-blema no resuelto. Por una parte, de hecho, indicar genricamente la supervivenciacomo la teleologa de la ciudad, puede parecer o demasiado vago o poco creble.Por otra parte, precisamente para responder a esta debilidad conceptual, ha sidopropuesta la nocin de "sistema hipointegrado", esto es, un sistema con una fina-lidad ambigua que deja una gran autonoma a las relaciones entre los subsiste-mas:" la finalidad no estara en este caso definida en sentido absoluto, sino que loestara en sentido especfico y relativo en el tiempo y en el espacio. Esta interesantesolucin abre el camino a un posible debate sobre las especficas formas histricasde la ciudad, a la bsqueda de una capacidad de autorreproduccin y de com-portamiento intencional que para algunos est ausente en la ciudad moderna.

    6 Informacin y transaccin: las redes de ciudades

    Procediendo hacia niveles de abstraccin ms elevados, encontramos la metforaciberntica de la teora de la informacin: la ciudad es considerada como un sis-tema de optimizacin de flujos de comunicacin o de mensajes, independiente-mente del contenido de los mensajes mismos. Seal, ruido, redundancia, entropa,orden/desorden, complejidad son conceptos desarrollados de diversas formas por

    2" Vase Prigogine (1979) y (1985), Varela (1979), Thom (1972), Marchand (1983).29 Vase Camagni (1992c), apartado 10.1 y cap. 11.30 Vase Laborit (1974), Passet (1979), Lung (1987).31 Vase Ciborra, el al. (1977).

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    parte de tericos de mltiples disciplinas referidos a la informacin" y diversa-mente aplicados a la estructura urbana.

    Ms all de la fuerte atraccin que siempre suscita el ejercicio de la analoga,estos conceptos parecen haber dado los mejores frutos en trminos heursticos, almenos en economa urbana, solo cuando han sido filtrados a travs de otros enfo-ques disciplinares: el concepto de entropa a travs de la mecnica estadstica y elconcepto de orden/desorden a travs de la qumica-fsica de los procesos irre-versibles de Prgogine."

    En forma anloga, dejan a uno algo escptico los intentos, aunque tambinatractivos y sugestivos, de extender la misma metfora a un mbito dinmico, enel cual se define la ciudad como machine informationnelle, una mquina que se cons-truye y se reproduce a s misma "fabricando su propio programa", "una mquinasignificante que no significa nada pero que rene y conecta entre ellas todas lascadenas productivas, institucionales y cientficas"."

    El lmite que el economista ve en estas abstracciones es el de infravalorar lafinalidad de los flujos de informacin que se desarrollan en la ciudad y entre lasciudades. La ciudad de la informacin se convierte en un simple sistema de sea-les, de forma parecida a lo que le ocurre en la ciudad-autopista de los Amori diffi-cili de Italo Cal vino, donde los pensamientos, los sentimientos y las decisiones delos individuos colapsan y se simplifican en simples sucesiones de seales lumi-nosas, en sencillos trazados de luces de entrada y de salida.

    Por el contrario, distinguiendo los dos grandes mbitos de la comunicacininterpersonal, no econmica, y de la comunicacin entre unidades econmicas, setrata, en el primer caso, no tanto de flujos de informacin sino de intercambios designificados, que pertenecen a la esfera de la utilidad individual. En el segundocaso, ms relevante desde el punto de vista de este volumen, se trata de flujos quetienen como fin la transaccin econmica -la cual puede ser una transaccin orga-nizativa, cooperativa o de mercado en funcin de que se desarrolle respectiva-mente en el interior de una jerarqua, como puede ser una empresa o una institu-cin, entre los socios de un proyecto comn o entre agentes annimos que efectanintercambios-, flujos que, en consecuencia, tienen que ver con actividades de con-trol, cooperacin y coordinacin (y no de simple comunicacin!informacin).

    Pero entonces elementos como la eficiencia, la rentabilidad y el poder, queparecan desaparecer en el interior de una metfora puramente informtica, vuel-ven una vez ms a constituir las variables explicativas bsicas para comprender elfenmeno ciudad.

    32 Vase Shannon y Weaver (1949), Atlan (1972), Webber (1979), Diappi (1987), Batty (1989)." Vase el captulo 3.34 Vase Fourquet y Murard (1973), p. 28.

  • Introduccin / 17

    Procediendo de esta manera es posible redescubrir, en el mbito de cada ciu-dad (o distrito industrial), la funcin de la proximidad y el origen de la aglome-racin en la reduccin de los costes de transaccin. De la misma forma, a nivel delsistema urbano total, es posible teorizar el papel de la ciudad como nodo de unared transterritorial de relaciones y de transacciones, facilitadas por la existencia deredes fsicas de transporte y comunicacin.

    Llegamos aqu al mximo nivel de abstraccin y de desterritorializacin com-patible con un enfoque econmico de la ciudad." Esta ltima se convierte de hechoen un nodo o un punto sobre un circuito de relaciones econmicas, un nodo y uncircuito que mantienen con el espacio una relacin distinta de la tradicional, ana-lizado por la geografa y por la geografa urbana.

    El espacio-territorio y el espacio-distancia son superados; la friccin espacialaniquilada; todas las referencias de carcter"areal" pierden valor, desde el con-cepto de rea de mercado hasta el de gravitacin. El espacio continuo, medible enuna dimensin como distancia o en dos dimensiones como potencial, es susti-tuido por un espacio dicotmico, identificado por la alternativa estar-no estar "enred".

    El arquetipo de la ciudad-feria, de la ciudad comercial o financiera pura, his-tricamente realizado en nuestras repblicas marineras o en las ciudades del Rena-cimiento -simples bases operativas segn el anlisis de Pirenne, faltas de una baseterritorial, demogrfica y productiva- se opone lgicamente (y se sustituyehistricamente a travs de la aparicin de nuevas funciones y de nuevas clasessociales) al arquetipo de la ciudad administrativa, de la ciudad-sede del poderterritorial; a la ciudad medieval, que vive solamente en funcin de una comple-mentariedad estricta con el campo que la rodea, en una condicin de autarqua res-pecto al mundo exterior. A un principio de organizacin espacial que podemosllamar "territorial", bien sintetizado por el modelo gravitatorio y por el modelojerrquico de Christaller, se aade un principio de organizacin "en red", funda-mentado sobre relaciones selectivas, tendencialmente no jerrquicas entre centrosdispuestos de forma no sistemtica sobre el territorio."

    Es posible, llegados a este punto, teorizar las "redes de ciudades" (rseaux devil/es) como aquellos sistemas de relaciones y de flujos entre centros urbanos que

    35 "Se trata de un fenmeno de red puesto que la ciudad est fundamentalmente en relacin conotras ciudades. La ciudad representa un umbral de desterritorializacin, ya que es necesario que cual-quier material sea suficientemente desterrtorializado para entrar en la red, someterse a la polarizacin,seguir el circuito de recodificacin urbana y viaria. El mximo nivel de desterritorializacin aparece enla tendencia de las ciudades comerciales y maritimas a separarse de la tierra que las rodea, del campo(Atenas, Cartago, Venecia ...)". Deleuze y Guattari (1980), p. 539.

    '" Vase el captulo 4. Hemos dicho que el segundo principio de organizacin "se aproxima" al tra-dicional: con esto queremos reafirmar que dicho principio se superpone pero no sustituye al primero,sino, ms bien, entra con este ltimo en una relacin dialctica.

  • 18 I ECONOMA URBANA

    tienen justificacin econmica en la consecucin de economas de complementa-riedad o de sinergia para los centros urbanos de los que estn formados. Puedenser clasificadas como redes de primer tipo aquellas que configuran un proceso dedivisin espacial del trabajo (las ciudades del Randstad holands, el sistemaurbano policntrico de la regin del Vneto); pertenecen, en cambio, al segundotipo las redes entre ciudades que desarrollan funciones similares, como las ciu-dades financieras, las ciudades direccionales mundiales, las ciudades de arte reu-nidas en itinerarios tursticos, o las ciudades que cooperan explcitamente en gran-des proyectos de infraestructuras. 37

    Si la organizacin en red de los centros constituye un paradigma distinto deorganizacin espacial con respecto al modelo jerrquico christalleriano en unmbito interurbano, sus manifestaciones pueden ser recogidas tambin en un m-bito intraurbano. Cada vez son ms visibles en el interior de las grandes reasmetropolitanas occidentales tendencias -espontneas pero tambin explcita-mente guiadas por las instituciones de planificacin- de organizacin policntrica,fundadas sobre una recuperacin de especificidades, funcionales y simblicas, delos subpolos individuales, en franca oposicin a las tendencias homogeneizantesdel modelo tradicional centro-periferia, expresin del crecimiento difuso y rpidode la ciudad.

    Con anterioridad, hemos aadido al paradigma reticular una caracterstica dedesterritorializacin: flujos de relaciones y de informaciones financieras, comer-ciales, diplomticas entre centros lejanos, que se desarrollan a travs de canales pri-vilegiados y eficientes (pinsese no slo en las modernas redes telemticas, sinotambin en los primeros servicios regulares de correos internacionales puestos enmarcha por los mercaderes y los banqueros italianos y hanseticos, con una baseestrictamente corporativa, a partir del siglo XIV) testimonian un esfuerzo explcitode superacin de la barrera espacial que tiene en la ciudad su eje natural. Pero laciudad se proyecta contemporneamente en el tiempo, conservando en susmonumentos, museos, bibliotecas y bases de datos la memoria de relaciones pasa-das y prefigurando el futuro a travs de los procesos de innovacin y de las curio-sidades incesantes que sabe alimentar.

    Podemos terminar, pues, con la ms abstracta de las representaciones de la ciu-dad, aquella que la ve como el dispositivo de superacin al mismo tiempo delespacio y del tiempo."

    'O Vase Dernatteis (1990) y (1991); Carnagni (1992a); Trulln y Boix (2001).)ti "Nous dfinissonslaCit comme cequi permetde oaincreensemblele temps et l'espace, done tout cequi

    nous limite, rien moinsdonequ'une russite philosophique promthenne. On concoit alorsquclie inquieteleCiel,qui est dii", Dagognet (1984), p. 62, citado en Ansay y Schoonbrodt (1989), p. 221.

  • fl.ACSlI - riil1lllneCcIntroduccin 119

    7 El plan del volumen

    Este volumen est organizado ideahnente en dos partes. En los seis primeros cap-tulos se presentan uno tras otro los grandes principios econmicos de organizacindel espacio urbano y una teorizacin completa y coherente de la renta urbana.

    Los grandes principios de organizacin territorial, qu